INTELIGENCIA EMOCIONAL En pleno siglo XXI el conocimiento y las redes de información son accesibles al instante para gran parte de la población, los sistemas de transporte han avanzado tanto que podemos cambiar de continente en pocas horas, ya se habla de viajes turísticos a la Luna, y gran parte de las enfermedades son curables o por lo menos tratables. Como vemos la mayoría de las áreas del saber avanzan a pasos de gigante, pero hay algo de lo que nos estamos olvidando de nuestro atudesarrollo y conocimiento propio. Cada vez más nos estamos olvidando de nuestra parte más humana y todo lo que gira en torno a ellas emociones, sentimientos etc... Quizá por haberse atribuido todas estas facetas erróneamente a la parte débil del ser humano, con todo lo que ello conlleva. Vivimos en una sociedad donde se valora sobremanera la rapidez, la eficiencia y la competitividad y todo lo demás se infravalora. Llevamos décadas con éste esfuerzo crónico por “obtener” cosas y “triunfar” lo más rápido posible, y es ahora cuando empezamos a prestar atención a sus consecuencias: trastornos de ansiedad, enfermedades psicosomáticas, enfermedades cardiovasculares, problemas de pareja, familiares, con los amigos, insatisfacción crónica, depresión... Pero actualmente voces en todo el mundo comienzan a reclamar atención a lo que jamás deberíamos haber dejado de lado a nuestra parte más humana. Es en este punto donde diversos autores Gardner, Salovey y Mayers, Goleman, Berrocal y Ramos hacen incapié en otra inteligencia que difícilmente creímos posible: La Inteligencia Emocional (I.E.). La inteligencia emocional se ha definido como: <<la habilidad para procesar la información emocional incluyendo la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones, habilidad para generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y la habilidad para regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional e intelectual>> ¿En qué puede ayudarnos la I.E.? En un primer momento todas estas competencías podrían paliar gran parte de nuestros problemas de estrés, ansiedad y afecciones psicosomáticas. También se ha demostrado en estudios longitudinales (a lo largo del tiempo) como la inteligencia emocional es mejor predictor del desarrollo profesional que la inteligencia general o clásica. A nivel profesional desarrollando estas competencias emocionales, lograriamos aumentar también nuestro desempeño y clima laboral. Finalmente y como quizá la parte más importante podemos incrementar la calidad de nuestras relaciones humanas, con familiares, amigos pareja, vecinos e incluso con las personas de nuestro entorno habitual, revirtiendo todo esto en un aumento de nuestra satisfacción y realización personal. Sergio Navazo Algora Psicólogo Master en Ansiedad y Estrés (Publicado en la revista de Jubilados de telefónica) BIBLIOGRAFÍA 1. Goleman, D. (1995): Inteligencia emocional. Ed. Kairos. 2. Gardner, H. (1983). Frames of Mind: The theory of multiple intelligences. New York: Basics Books. 3. Salovey, P., Mayer, J. D. (1990) Emotional Intelligence, Imagination, Cognition, and Personality. 4. Fernandez Berrocal ,P., Ramos Diaz, N. (2001). Corazones Inteligentes. Ed. Kairos.