demo - Opositas.com

Anuncio
BLOQUE I:
TEMA 1
EL DERECHO ADMINISTRATIVO. FUENTES Y JERARQUÍA
DE LAS NORMAS. EL ACTO ADMINISTRATIVO:
CONCEPTO, CLASES, ELEMENTOS. EFICACIA Y VALIDEZ
DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS. REVISIÓN
ANULACIÓN Y REVOCACIÓN.
LEGISLACIÓN
•
•
Constitución Española, de 27 de diciembre de 1978.
(completar)
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
1
1. EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y SUS FUENTES. LA LEY
Y EL REGLAMENTO ................................................................................ 3
1.1. Introducción .................................................................................................... 3
1.2. La jerarquía de las fuentes............................................................................... 4
1.3. El procedimiento legislativo ordinario.......................................................... 14
1.4. El derecho comunitario ................................................................................. 15
1.5. La costumbre y los precedentes o prácticas administrativas......................... 16
1.6. Los principios generales del derecho ............................................................ 17
1.7. La jurisprudencia........................................................................................... 15
2. EL ACTO ADMINISTRATIVO ........................................................... 18
2.1. El acto administrativo: concepto, clases y elementos ................................... 18
2.2. Eficacia y validez de los actos....................................................................... 23
2.3. Nulidad y anulabilidad de los actos administrativos....................................... 24
2.4. Revisión, anulación y revocación de los actos administrativos ...................... 26
2.5. Notificación de actos administrativos ............................................................. 28
2.6. Cómputo de plazos .......................................................................................... 30
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
2
1.- EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y SUS FUENTES. LA LEY Y EL
REGLAMENTO
1.1. INTRODUCCIÓN
Concepto
La Real Academia Española define el Derecho como el conjunto de principios y
normas, expresivos de una idea de justicia y de orden, que regulan las relaciones humanas en
toda sociedad y cuya observancia puede ser impuesta de manera coactiva.
Tal y como señala el constitucionalista Ignacio de Otto la expresión fuentes del
derecho alude, como indica el significado común del término fuentes, a aquello de lo que el
Derecho procede, al origen de las normas jurídicas.
Partiendo del reconocimiento de la dificultad que existe para definir qué son las
fuentes del derecho ya que este procede de numerosos factores, actores o procedimientos
distintos, se puede diferenciar entre fuentes materiales (suscitadas por las distintas fuerzas
sociales que impulsan la creación de normas y de pautas de conducta que llevan a configurar
un sistema normativo difuso) y fuentes formales (que emanan de un órgano determinado,
están sometidas a un procedimiento concreto y postulan un sistema normativo escrito).
Clases
En el ordenamiento jurídico español, según el artículo 1.1 del Código Civil (en
adelante Cc), son fuentes del derecho la ley, la costumbre y los principios generales del
derecho.
En el Derecho Administrativo, caracterizado por una gran complejidad y contingencia,
predomina el concepto de fuente escrita y asimismo se consagra la existencia de una
pluralidad de fuentes que estructuran un sistema unitario: así la Constitución Española de
1978 declara en el artículo 103.1 que la Administración Pública se somete a "la Ley y al
Derecho". Esto es: el Derecho Administrativo está compuesto por varias fuentes de Derecho,
y no sólo por la Ley. De lo anterior se suele concluir que en el ámbito del Derecho
Administrativo pueden diferenciarse, esquemáticamente, las siguientes fuentes productoras de
Derecho:
1. Fuentes directas:
- Escritas: la Constitución y las leyes, entendidas éstas en un sentido amplio, que incluye toda
norma escrita: leyes, reglamentos, normas del Derecho Comunitario...
- No escritas: la costumbre y los principios generales del Derecho.
2. Fuentes indirectas:
- Los Tratados Internacionales (aunque hoy muchos autores los califican como fuentes
directas, a la luz de los arts. 10.2 y 96 CE), la Jurisprudencia y la Doctrina científica.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
3
1.2. LA JERARQUÍA DE LAS FUENTES
La relación entre las diferentes fuentes del Derecho está basada en gran medida,
aunque no exclusivamente, en el principio de jerarquía, consagrado por la Constitución en su
artículo 9.3, junto a los de legalidad, publicidad de las normas e irretroactividad de las
disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, entre otros
principios.
La jerarquía de las fuentes determina el orden de aplicación al caso concreto (sólo en
ausencia de fuente superior se aplica la inferior). Además, determina la invalidez de la norma
inferior que contradiga lo dispuesto por la superior (artículo 1.2 del Cc).
El Cc consagra la primacía de la norma escrita, sobre las otras fuentes directas, al
establecer que “la costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable” (1.3) y que “los
principios generales del derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre”(1.4).
A su vez, dentro del concepto genérico de norma escrita se incluye la Constitución,
norma suprema del ordenamiento jurídico, a la que se subordina la Ley en sus diversas
formas.
Dentro de la Ley no existe una gradación jerárquica entre las diferentes clases de
normas con este rango. Las relaciones entre Ley estatal y Ley autonómica o entre Ley
ordinaria y Orgánica derivan del principio de competencia. Todas se sitúan en un mismo nivel
jerárquico.
Finalmente el Reglamento se subordina jerárquicamente a la Ley, y dentro de la
genérica categoría sí existe a su vez una gradación jerárquica, como se verá.
Otros principios que, junto al de jerarquía, determinan las relaciones entre las
diferentes fuentes del ordenamiento son los de competencia (cada tipo de fuente formal emana
de una concreta fuente material y puede regular un ámbito material determinado), ley
posterior (artículo 2.2 del Cc: “Las leyes sólo se derogan por otras posteriores”) y reserva de
ley.
Fuentes escritas
¾ La Constitución
La Constitución es la primera norma del ordenamiento jurídico, que aprueba el poder
constituyente y de la que dimana todo otro poder, que aparece así ordenado por ella y
sometido a sus disposiciones. A diferencia de aquel Poder constituyente, los demás son meros
poderes constituidos. La Constitución se sobrepone a los ciudadanos, a todos los Poderes
Públicos y, por tanto, a todas las normas de cualquier naturaleza que de estos dimanen. La
STC 101/1983, de 18 de noviembre estableció que la sujeción a la Constitución es una
consecuencia obligada de su carácter de norma suprema.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
4
En cuanto norma, la Constitución goza de una posición de supremacía normativa en un
doble plano: material y formal. La supremacía formal implica que la Constitución no puede
ser modificada ni derogada por ninguna otra norma. La supremacía material significa que la
Constitución despliega los efectos propios de cualquier otra norma: debe ser cumplida por sus
destinatarios (ciudadanos y Poderes Públicos) y aplicada por los Tribunales de Justicia; y
deroga las normas anteriores que se opongan a sus disposiciones y determina la invalidez, por
vicio de inconstitucionalidad, de cualquier norma o acto producidos con posterioridad a su
entrada en vigor.
Conviene tener presente, en todo caso, que la Constitución, lejos de ser un mero
catálogo de principios de no inmediata vinculación y de no inmediato cumplimiento hasta que
sean objeto de desarrollo por vía legal, es una norma jurídica ( STC 16/1982, de 28 de abril).
¾ La Ley
a) Concepto y caracteres
Es una norma escrita emanada del Parlamento como expresión de un mandato
soberano.
Después de la Constitución, tiene el mayor rango prevaleciendo sobre cualquier otra
norma jurídica escrita.
Pueden considerarse caracteres de las Leyes los siguientes:
a) La supremacía: se sitúa en la posición más elevada en el sistema normativo y sus mandatos
han de ser modificados o alterados en virtud de actos de idéntica naturaleza.
b) Su elaboración por los Parlamentos, lo que nos lleva al concepto formal de Ley.
c) Su contenido general.
d) La fuerza de la Ley: su carácter irresistible, que implica no la imposibilidad de discutir su
contenido (por ejemplo ante el Tribunal Constitucional) sino la imposibilidad de negarse a su
aplicación o cumplimiento.
e) El valor de la Ley: su enjuiciamiento en exclusiva ante el Tribunal Constitucional.
b) La reserva de Ley
Significa el establecimiento constitucional de una serie de materias que solo pueden
ser reguladas por una norma con rango de Ley, materias en las que el Reglamento no puede
entrar a regular. Algunos ejemplos son el artículo 98.4 o el 103.3. Así, “los reglamentos no
podrán regular materias objeto de reserva de Ley, ni infringir normas con dicho rango.
Además, sin perjuicio de su función de desarrollo o colaboración con respecto a la Ley, no
podrán tipificar delitos, faltas o infracciones administrativas, establecer penas o sanciones, así
como tributos, cánones u otras cargas o prestaciones personales o patrimoniales de carácter
público” (art. 23.2 de la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno, en adelante, LG).
c) Tipos de Leyes
Se pueden identificar varios tipos de leyes estatales, atendiendo a diferentes criterios.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
5
• Las leyes estatales pueden agruparse esencialmente como leyes ordinarias y leyes orgánicas.
Aquéllas constituyen el tipo residual general de las leyes que no son orgánicas, por lo que nos
limitaremos al análisis de éstas. La ley orgánica se define por su procedimiento de aprobación
y por las materias reservadas a su regulación.
Son Leyes orgánicas, de acuerdo con el artículo 81 de la Constitución Española (en
adelante CE), “las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades
públicas, las que aprueben los Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general y las
demás previstas en la Constitución”.
No hay una superioridad jerárquica de las Leyes orgánicas sobre las ordinarias. El
Tribunal Constitucional ha llegado a decir, en Sentencia de 6 de noviembre de 1986, que "las
leyes orgánicas y ordinarias no se sitúan, propiamente, en distintos planos jerárquicos". La
relación entre ambas se basa más bien en el principio de competencia: cada una regula las
materias que le son propias.
Por lo que se refiere al procedimiento de aprobación, se abre con la expresa
calificación de tal carácter que pueda expresar la Mesa del Congreso a los proyectos o
proposiciones correspondientes. Por lo demás el procedimiento no difiere del ordinario, pero
la aprobación, modificación o derogación de estas leyes exige el voto favorable de la mayoría
absoluta del Congreso, en una votación final sobre el conjunto del texto de la ley (art.81 CE).
• Tipos especiales de leyes estatales derivadas del Estado Autonómico
- Estatutos de Autonomía: Son leyes orgánicas que tienen el doble carácter de norma estatal y
autonómica, pues en su elaboración intervienen ambas voluntades. El artículo 147.1 de la
Constitución establece que "los Estatutos serán la norma institucional básica de la Comunidad
Autónoma y el Estado los reconocerá y amparará como parte integrante de su Ordenamiento
Jurídico". Además, para ser modificados requieren unos quórum reforzado y, en su caso, un
referéndum (en el supuesto de las Comunidades que accedieron a la autonomía por la vía del
artículo 151 de la Constitución).
La Constitución (artículo 147.2) establece, además, un contenido mínimo o necesario
de los Estatutos:
- La denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica.
- La delimitación de su territorio.
- La denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias.
- Las competencias asumidas dentro del marco establecido en la Constitución y las bases para
el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas.
- Legislación básica: Se encuentra prevista en el artículo 149.1 de la Constitución, que
establece que el Estado podrá dictar normas básicas o reguladoras de las bases sobre
determinadas materias (así, Seguridad Social, protección del medio ambiente...). Las
Comunidades Autónomas deberán respetar estas bases en su desarrollo ya que son reflejo del
orden de distribución constitucional de competencias entre el Estado y las Comunidades
Autónomas. Son Leyes que pretenden fijar un régimen jurídico uniforme y de vigencia
general. Responden, en definitiva, a una compartición de la competencia legislativa entre el
Estado y las Comunidades Autónomas.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
6
- Leyes marco, leyes de transferencia o delegación y leyes de armonización:
Vienen a completar o cerrar el sistema de distribución de competencias previsto por la
Constitución. Se regulan en el Artículo 150:
“1. Las Cortes Generales, en materias de competencia estatal, podrán atribuir a todas o a
alguna de las Comunidades Autónomas la facultad de dictar, para sí mismas, normas
legislativas en el marco de los principios, bases y directrices fijados por una ley estatal. Sin
perjuicio de la competencia de los Tribunales, en cada ley marco se establecerá la modalidad
del control de las Cortes Generales sobre estas normas legislativas de las Comunidades
Autónomas.
2. El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley
orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia
naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. La ley preverá en cada caso la
correspondiente transferencia de medios financieros, así como las formas de control que se
reserve el Estado.
3. El Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las
disposiciones normativas de las Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias
atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el interés general. Corresponde a las
Cortes Generales, por mayoría absoluta de cada Cámara, la apreciación de esta necesidad.”
- Leyes de las Comunidades Autónomas: se trata de la máxima expresión de la autonomía
política y no solo administrativa que la Constitución reconoce a las Comunidades Autónomas.
La potestad legislativa de las Comunidades Autónomas, está reconocida indirectamente por la
Constitución, por ejemplo en los artículos 152.1 y 153.a), cuando habla de la "Asamblea
Legislativa" de la Comunidad Autónoma y cuando remite al Tribunal Constitucional el
control de la "constitucionalidad de sus disposiciones normativas con fuerza de Ley".
La relación con las leyes estatales no es de jerarquía, sino que cada una debe regular
unas materias determinadas, en función del reparto constitucional de competencias entre
ambas instancias y lo previsto en cada Estatuto de Autonomía.
En el nivel autonómico se reproduce la existencia de Leyes ordinarias estatales: de
Pleno; de Comisión; de Presupuestos; de Acompañamiento; de iniciativa legislativa popular.
Y figuras más o menos equivalentes: los Reglamentos Parlamentarios de las Asambleas
Legislativas.
• Atendiendo al procedimiento de elaboración, se puede distingue entre leyes de Pleno y de
Comisión, previstas éstas últimas en el artículo 75:
“2. Las Cámaras podrán delegar en las Comisiones Legislativas Permanentes la aprobación de
proyectos o proposiciones de Ley. El Pleno podrá, no obstante, recabar en cualquier momento
el debate y votación de cualquier proyecto o proposición de Ley que haya sido objeto de esta
delegación.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
7
3. Quedan exceptuados de lo dispuesto en el apartado anterior la reforma constitucional, las
cuestiones internacionales, las Leyes orgánicas y de bases y los Presupuestos Generales del
Estado.”
El procedimiento ordinario de elaboración de las leyes se regula, fundamentalmente,
en el Capítulo Segundo del Título III de la Constitución, y se desarrolla en los Reglamentos
del Congreso y el Senado.
• La Ley anual de Presupuestos Generales del Estado
Son Leyes que tienen un procedimiento específico de tramitación, una duración
limitada de vigencia temporal y una materia concreta a tratar: ingresos y gastos.
Las especialidades de procedimiento y contenido de esta Ley se regulan en el artículo
134 de la Constitución.
¾ Disposiciones del Ejecutivo con fuerza de Ley
• Los Decretos-leyes
Se trata de disposiciones legislativas provisionales que el Gobierno puede dictar en
caso de extraordinaria y urgente necesidad (art. 86 CE).
La apreciación de tal necesidad corresponde, en primer lugar, al propio Gobierno, pero
posteriormente será valorada por el Parlamento y en caso de existir el correspondiente
recurso, también por el Tribunal Constitucional.
El Decreto–Ley no puede afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del
Estado, a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I, al
régimen de las Comunidades Autónomas, ni al Derecho electoral general.
Los Decretos-leyes deberán ser inmediatamente sometidos a debate y votación de
totalidad al Congreso de los Diputados, convocado al efecto si no estuviere reunido, en el
plazo de los treinta días siguientes a su promulgación. El Congreso habrá de pronunciarse
expresamente dentro de dicho plazo sobre su convalidación o derogación, para lo cual el
Reglamento establecerá un procedimiento especial y sumario.
Durante el plazo establecido en el apartado anterior, las Cortes podrán tramitarlos
como proyectos de ley por el procedimiento de urgencia.
• Los Decretos Legislativos
Son también normas del Poder Ejecutivo con valor de ley, en este caso resultado de la
colaboración en la producción normativa entre el Parlamento y el Gobierno. Se elaboran
siempre sobre la base de una previa delegación parlamentaria en el Gobierno, que tiene su
ámbito natural en el campo de la legislación compleja. El Parlamento se limita a establecer las
pautas que deben desarrollarse por el Gobierno al aprobar estas normas. La delegación
legislativa tiene el límite de no poder comprender materias incluidas en el ámbito material de
las leyes orgánicas (art.82.1 C.E). Así este artículo determina:
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
8
“La delegación legislativa deberá otorgarse mediante una ley de bases cuando su objeto sea la
formación de textos articulados o por una ley ordinaria cuando se trate de refundir varios
textos legales en uno solo” (82.2).
“La delegación legislativa habrá de otorgarse al Gobierno de forma expresa para materia
concreta y con fijación del plazo para su ejercicio. La delegación se agota por el uso que de
ella haga el Gobierno mediante la publicación de la norma correspondiente. No podrá
entenderse concedida de modo implícito o por tiempo indeterminado. Tampoco podrá
permitir la subdelegación a autoridades distintas del propio Gobierno” (82.3).
“Las leyes de bases delimitarán con precisión el objeto y alcance de la delegación legislativa y
los principios y criterios que han de seguirse en su ejercicio” (82.4). El artículo 83 impone dos
límites a su contenido. Así, no pueden:
a) Autorizar la modificación de la propia ley de bases.
b) Facultar para dictar normas con carácter retroactivo.
“La autorización para refundir textos legales determinará el ámbito normativo a que se refiere
el contenido de la delegación, especificando si se circunscribe a la mera formulación de un
texto único o si se incluye la de regularizar, aclarar y armonizar los textos legales que han de
ser refundidos” (82.5).
Sin perjuicio de la competencia propia de los Tribunales, las leyes de delegación
podrán establecer en cada caso fórmulas adicionales de control (82.6).
Finalmente, el artículo 84 establece que “cuando una proposición de Ley o una
enmienda fuere contraria a una delegación legislativa en vigor, el Gobierno está facultado
para oponerse a su tramitación. En tal supuesto, podrá presentarse una proposición de Ley
para la derogación total o parcial de la Ley de delegación”.
¾ El Reglamento
• Concepto
Reglamentos son las normas que aprueban el Gobierno y la Administración Pública.
Tienen siempre valor subordinado a la Constitución y a las leyes y normas con valor
de ley. Esta es precisamente la consecuencia que impone en el sistema de fuentes “el imperio
de la ley” que caracteriza el Estado de Derecho.
De conformidad con el principio de legalidad, la actividad de la Administración debe
basarse en la atribución previa de una potestad. En este sentido, los reglamentos son la
manifestación del ejercicio de la potestad reglamentaria. En nuestro ordenamiento, la
atribución de potestad reglamentaria al Gobierno se contiene en el artículo 97 CE y también,
implícitamente, se le atribuye a la Administración Pública en los artículos 106.1 y 153.c) CE,
que otorgan a los tribunales el control de los reglamentos estatales y autonómicos,
respectivamente.-
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
9
Ahora bien, la potestad reglamentaria tiene una doble atribución en la Administración
del Estado. La potestad reglamentaria general o externa, con efectos plenos fuera del ámbito
doméstico se atribuye al Gobierno, no a la Administración que de él depende porque es
estrictamente gubernativa (SANTAMARÍA). Los demás órganos de la Administración sólo
tienen potestad reglamentaria interna.
Los reglamentos son verdaderas normas que deben ser publicadas y conservan una
vigencia indefinida en tanto no se modifiquen o deroguen por otras normas de igual o superior
rango. En este sentido se diferencian radicalmente de los simples actos administrativos.
• Clases
- Por el sujeto productor pueden distinguirse los reglamentos estatales, autonómicos y
locales (consecuencia de la autonomía constitucionalmente garantizada también a Municipios
y Provincias). Dentro de ellos, también se producen diferencias según el órgano concreto del
que emanan: así, en el Estado existen Reales Decretos del Presidente del Gobierno, del
Consejo de Ministros y Ordenes Ministeriales. En las Comunidades Autónomas se producen
diferenciaciones similares. En las Corporaciones Locales hay Ordenanzas de la Corporación y
Bandos del Alcalde...
- Jurídicos o Normativos y Administrativos u Organizativos: los primeros regulan
relaciones ad extram, con efectos jurídicos para los ciudadanos. Los segundos regulan la
relación de la Administración con sus propios servidores y las cuestiones organizativas
internas.
- Atendiendo a las relaciones intraordinamentales entre ley y reglamento, en el
ordenamiento jurídico español, éstos pueden dividirse en las siguientes clases:
-- Reglamentos Ejecutivos: desarrollan una ley, generalmente por atribución expresa
de la potestad reglamentaria por la propia ley desarrollada.
-- Reglamentos Independientes: no desarrollan ninguna ley, sino que, en virtud de la
potestad general reglamentaria que atribuye la Constitución o las leyes a las Administraciones
Publicas, regulan materias no incluidas en la reserva de ley. Tales materias quedan referidas
en la práctica a cuestiones organizativas y relaciones especiales de sujeción.
-- Reglamentos de necesidad: se adoptan en materias propias de Ley formal, lo que se
justifica en una necesidad de carácter extraordinario. Ejemplo de ellos sería lo dispuesto para
casos se emergencia por la legislación de Régimen de Local y las situaciones excepcionales
previstas en el artículo 116 de la CE, desarrollado por la LO de 1 de junio de 1981. Por su
carácter excepcional, una vez desaparecida la causa, el reglamento deja de tener vigencia, sin
necesidad de que sea derogado.
-- No existen reglamentos autónomos en el ordenamiento español. Se denomina así a
los reglamentos que regulan materias reservadas precisamente a normas con dicho rango.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
10
• Límites y procedimiento
Por lo que se refiere a la competencia, es el Gobierno, conforme al artículo 97 CE, el
órgano que cuenta con la competencia general para el ejercicio de la potestad reglamentaria.
Los reglamentos que aprueba el Gobierno se denominan Reales Decretos, al ser sancionados
por el Rey, y son refrendados por el Ministro que corresponda.
El art. 23.3 de la LG señala que “los reglamentos se ajustarán a las siguientes normas
de competencia y jerarquía:
1. Disposiciones aprobadas por Real Decreto del Presidente del Gobierno o del Consejo de
Ministros.
2. Disposiciones aprobadas por Orden Ministerial.
Ningún reglamento podrá vulnerar preceptos de otro de jerarquía superior”. Es decir,
que la relación entre los Reales Decretos del Presidente y los del Consejo de Ministros no es
jerárquica, sino de competencia, teniendo cada uno su propio ámbito, según el reparto de
competencias entre ambos órganos del Gobierno. En cambio las Ordenes de los Ministros
están jerárquicamente subordinadas a los anteriores.
El procedimiento de elaboración de los reglamentos estatales se regula en el artículo
24 LG. Se exige en todo caso informe de la Secretaría General Técnica, sin perjuicio del
dictamen del Consejo de Estado cuando sea preceptivo. Asimismo, debe evacuarse siempre
un informe de impacto por razón de género. Deben ser publicados en el Boletín Oficial del
Estado.
• Control
Los vicios de que adolezcan los Reglamentos se controlan a través de la vía penal (art.
506 del Código Penal) y la inaplicación por los tribunales ordinarios (art. 6 LOPJ). En vía
administrativa, no cabe recurso más que indirecto (art. 107.3 LRJPAC) y revisión de oficio
(102 LRJPAC). Ulteriormente son susceptibles de control a través del recurso contencioso
administrativo y la cuestión de ilegalidad (arts 25 y siguientes LJCA). Por último son
controlables por vía constitucional, mediante el Recurso de Amparo (53.2 y 161.1.b CE) y los
conflictos de competencia (161.1.c y 161.2).
Fuentes no escritas
¾ La Costumbre
El artículo 1.3 del Cc declara que "la costumbre sólo regirá en defecto de Ley
aplicable, siempre que no sea contraria a la moral y al orden público y que resulte probada".
Se trata, pues, de una fuente subsidiaria de primer grado que actúa en defecto de Ley.
En virtud del principio de legalidad, que obliga a la Administración no puede actuar
sino con base en una potestad previamente atribuida por una norma y conforme a ella, la
costumbre tiene un papel muy limitado en el Derecho Administrativo, puesto que la
Administración Pública no puede apartarse en su conducta de la norma previa y no puede
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
11
contribuir a crear costumbres extra legem. Además, en ningún caso la costumbre puede
regular materias de reserva de ley; así no caben costumbres que tengan carácter sancionador
(STC 26/ 1994, de 27 de enero).
El precedente administrativo puede definirse como la forma reiterada de aplicar una
norma por la Administración. El precedente no puede considerarse como costumbre ya que no
obliga por sí mismo a la Administración a actuar siempre de igual modo. La cuestión es si la
adopción de un criterio por la Administración Pública para un caso concreto vincula a ésta
para resolver casos semejantes, o puede, por el contrario, apartarse del precedente. Cuando la
norma permite actuar en dos sentidos igualmente válidos, la discriminación singular a un
administrado podría determinar su invalidez, en base al principio de igualdad. Pero el cambio
de criterio, por si mismo, no es determinante de invalidez.
El ordenamiento español (artículo 54.1.c) LRJPAC), que la Administración puede
apartarse del precedente pero motivando el acto administrativo correspondiente. Obviamente,
no vincula a la Administración el precedente ilegal.
¾ Los Principios generales del Derecho
El artículo 1.4 del Cc establece que "los principios generales del Derecho se aplicarán
en defecto de Ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del Ordenamiento
Jurídico". Son, pues, los principios generales del Derecho fuente subsidiaria de segundo grado
(en defecto de Ley o costumbre). Pero también son criterios inspiradores del Ordenamiento
Jurídico. Su inclusión entre las fuentes del Derecho Administrativo resulta del artículo 9 CE.
Respecto de los principios constitucionalizados, el TC ha destacado tanto su fuerza
normativa como su consecuente efecto derogatorio respecto de las normas preconstitucionales
que se opusieron a los principios recogidos en la Constitución. ( STC de 2 de febrero de
1981).
Las fuentes indirectas
¾ La Jurisprudencia
El Cc (artículo 1.6) establece que "la jurisprudencia complementará el Ordenamiento
Jurídico con la doctrina que de modo reiterado establezca el Tribunal Supremo al interpretar y
aplicar la Ley, la costumbre y los principios generales del Derecho". No propiamente fuente
de Derecho, pero sí tiene un papel complementario del Ordenamiento Jurídico ciertamente
relevante.Y es que a través del precedente judicial y de la interpretación de las normas por los
jueces la jurisprudencia ha desempeñado un papel creador del Derecho Administrativo y ha
sido una de las claves de su evolución.
Conviene destacar, por otra parte, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (el
artículo 164.1 de la Constitución refiere que las Sentencias del Tribunal Constitucional que
"declaren la inconstitucionalidad de una Ley o de una norma con fuerza de Ley tienen plenos
efectos frente a todos"). Hoy también se apunta por parte de la doctrina que la jurisprudencia
emanada del Tribunal de Justicia de la Unión Europea es fuente del derecho.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
12
¾ Los Tratados internacionales
Los Tratados Internacionales son fuente indirecta del Derecho Administrativo en el
sentido de que forman parte del Ordenamiento Jurídico una vez que son publicados
oficialmente en España (artículo 1.5 Cc). Pero desde el momento que se produce la
publicación, despliegan todos sus efectos como el resto de fuentes directas y se relacionan con
estas de acuerdo con los mismos principios arriba descritos. Por eso en la actualidad parte de
la doctrina considera que son auténtica fuente directa del ordenamiento jurídico.
Especialmente a la luz del artículo 96 de la CE, que establece la recepción automática: “Los
Tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España,
formarán parte del ordenamiento interno”.
La Constitución distingue tres tipos:
• Aquellos por los que se atribuye a una organización o institución internacional el ejercicio
de competencias derivadas de la Constitución, cuya autorización exige ley orgánica (artículo
93).
Por esta vía se produjo la incorporación de España a las Comunidades Europeas, de lo
que deriva la existencia del Derecho Comunitario, cuyas normas , por virtud de esa cesión de
soberanía, gozan de primacía en el ordenamiento interno de los Estados miembros. Se puede
distinguir en este ordenamiento un Derecho originario (los Tratados Constitutivos) y de un
derecho derivado, dentro del cual destacan normas de aplicación directa (los Reglamentos) y
las que necesitan un acto de transposición (Directivas).
• Los que requieren la previa autorización de las Cortes Generales para la prestación del
consentimiento del Estado (94.1 CE). Son los siguientes:
a. Tratados de carácter político.
b. Tratados o convenios de carácter militar.
c. Tratados o convenios que afecten a la integridad territorial del Estado o a los derechos y
deberes fundamentales establecidos en el Título primero.
d. Tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda Pública.
e. Tratados o convenios que supongan modificación o derogación de alguna Ley o exijan
medidas legislativas para su ejecución.
• Los restantes Tratados o convenios, de cuya conclusión “el Congreso y el Senado serán
inmediatamente informados” (94.2)
Por lo que se refiere a su posición en el sistema de fuentes, el artículo 95 CE señala
que “la celebración de un Tratado internacional que contenga estipulaciones contrarias a la
Constitución exigirá la previa revisión constitucional”. Los Tratados se subordinan por tanto a
la Constitución y, en todo caso, cabe el control de constitucionalidad de los mismos (art.27
LOTC).
En cuanto a su relación con la Ley, el artículo 96 establece que “sus disposiciones solo
podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios Tratados
o de acuerdo con las normas generales del Derecho Internacional”. Parece que se afirma así su
primacía respecto a la Ley, si bien un importante sector de la doctrina considera que no se da
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
13
tal primacía , sino que la cuestión es de competencia, en términos similares a los señalados
respecto a los diferentes tipos de leyes y sus relaciones.
1.3. EL PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO ORDINARIO
Se regula en el Título III, Capítulo II de la Constitución española de 1978 (artículos
del 81 al 92).
El procedimiento se inicia con la iniciativa o presentación de proyectos o
proposiciones de ley antes las Cámaras.
-
La iniciativa legislativa puede ser ejercida por:
El Gobierno.
Se concreta en los proyectos de ley. Una vez aprobados por el Consejo de Ministros,
se remiten al Congreso de los Diputados, acompañados de una exposición de motivos y de los
antecedentes necesarios, para que éste pueda pronunciarse sobre ellos (artículos 87 y 88 de la
Constitución)
El Congreso de los Diputados y del Senado.
Se ejercita por medio de una proposición de ley que puede ser impulsada por los grupos
parlamentarios o individualmente por 15 Diputados o 20 Senadores (artículo 87 de la
Constitución).
Las Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas.
Se realiza remitiendo a la Mesa del Congreso de los Diputados una proposición de ley y
designando a tres de sus miembros como representantes para que se encarguen de su defensa
(artículo 87.2 Constitución).
-
El Pueblo.
Conocida como “iniciativa legislativa popular”. Se encuentra regulada por Ley
Orgánica 3/1984, de 28 de marzo. Para su ejercicio se exige un mínimo de 500.000 firmas
acreditadas, y no procede en materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter
internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia (artículo 87.3 de la Constitución).
Una vez ejercida la iniciativa, si se trata de una proposición de ley, la Mesa de la
Cámara la remitirá al Gobierno para que pueda oponerse a su tramitación, para pasar después
al Pleno de la Cámara, que se pronunciará sobre su toma en consideración. Este trámite no se
aplica a los proyectos de ley.
Tras la iniciativa tiene lugar la aprobación por el Congreso de los Diputados,
siguiendo los trámites siguientes:
Toma en consideración
Publicación
Presentación de enmiendas
Informe de una ponencia sobre el proyecto
Debate y votación artículo por artículo
Elaboración de un dictamen por la Comisión
Debate y votación final en el Pleno
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
14
Para que los proyectos sean aprobados basta la mayoría simple, es decir, más votos a
favor que en contra, cualquiera que sea el número de abstenciones, salvo que la Constitución
exija una mayoría cualificada.
Si el Senado ha introducido enmiendas o ha puesto su veto el proyecto se devuelve al
Congreso para su nueva consideración. Si se trata de enmiendas, el Congreso se pronunciará
sobre ellas, admitiéndolas o no por mayoría simple. Si se trata de veto, el proyecto habrá de
someterse a ratificación, que requerirá mayoría absoluta o, una vez transcurridos dos meses,
mayoría simple.
El procedimiento legislativo concluye con la sanción por parte del Rey, en
cumplimiento del artículo 91 de la Constitución de 1978 que señala que “el Rey sancionará,
en el plazo de quince días, las leyes aprobadas por las Cortes Generales, y las promulgará y
ordenará su inmediata publicación”, que deberá hacerse en el BOE, según establece el artículo
2.1 Código Civil.
1.4.- EL DERECHO COMUNITARIO
Las características del sistema jurídico comunitario son:
El ordenamiento comunitario es autónomo e independiente de los ordenamientos de
los Estados miembros.
Tiene fuentes propias de producción del Derecho.
Se integra en el Derecho interno a través de una relación vertical.
Las normas comunitarias que cumplen determinados requisitos tienen eficacia
inmediata en el ordenamiento interno de los Estados miembros.
En el Derecho comunitario, existe un nivel de fuentes primarias, que hacen el papel de
constitución, y que son los tratados y demás actos posteriores que los han modificado o
completado y que se integran en ellos.
También se integran en este primer nivel los elementos normativos que han
completado los tratados, entre ellos protocolos como los que han establecido el Estatuto del
Tribunal de Justicia de la Comunidad o el Estatuto de la Banca Europea para las inversiones.
También se integran en este nivel los tratados de adhesión de los Estados no
fundadores. Cada uno de ellos ha sido aprobado según la normativa constitucional de cada
Estado.
Los tratados comunitarios contienen dos tipos de normas: las de alcance general, que
reconocen derechos a los particulares, y otras que agotan su eficacia en las relaciones entre los
Estados miembros o entre éstos y las instituciones comunitarias. El Tribunal de Justicia de las
Comunidades ha ido definiendo las condiciones y requisitos que deben reunir las
disposiciones de los tratados que tendrán esta eficacia normativa directa y cuáles carecerán de
ella.
En cuanto a las fuentes de segundo nivel, que son las que se fundamentan en las
anteriores, el Tratado de la Comunidad Europea, clasifica en cinco los actos que pueden ser
emitidos por las instituciones europeas: reglamentos, directivas, decisiones, recomendaciones
y dictámenes.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
15
El reglamento tendrá un alcance general. Será obligatorio en todos sus elementos y
directamente aplicable en cada Estado miembro.
La directiva sólo obliga a los Estados miembros en cuanto al resultado que debe
conseguirse, dejando a los mismos la elección de la forma y los medios.
La decisión será obligatoria en todos sus elementos para todos sus destinatarios.
Las recomendaciones y los dictámenes, se señala que no serán vinculantes.
1.5.- LA COSTUMBRE Y LOS PRECEDENTES O PRÁCTICAS
ADMINISTRATIVAS
Un Derecho positivista, integrado por normas escritas de origen burocrático y
producto de una actividad reflexiva, como es el Derecho administrativo, es lógico que oponga
resistencia a la admisión de la costumbre como fuente jurídica caracterizada por dos
elementos de origen social: un uso o comportamiento reiterado y uniforme y la convicción de
su obligatoriedad jurídica.
En Derecho español, la regulación general del artículo 1 del Código Civil reconoce la
costumbre como fuente del Derecho aunque tiene un valor limitado de fuente del Derecho
administrativo.
En efecto, la admisión de la costumbre secundum legem, ( según la ley) incluyendo en
este término todas las normas escritas, y el rechazo de la costumbre contra legem, ( contra la
ley) es algo que está fuera de toda duda a la vista del art. 1.3 Código Civil, que cita a la
costumbre después de la ley y antes de los principios generales del Derecho: “la costumbre
(…) regirá en defecto de ley aplicable…”.
Su aceptación como fuente del derecho administrativo está avalada, además por la
circunstancia de que la propia legislación administrativa invoca la costumbre para regular
determinadas materias como son, entre otras: el régimen municipal de Concejo abierto; el
régimen de aprovechamiento y disfrute de los bienes comunales; el régimen de determinados
tipos de caza o los criterios para determinar la propiedad de las piezas, la organización y
funcionamiento de los Jurados y Tribunales de riego, como el Tribunal de las Aguas de
Valencia.
Por su parte, la práctica supone una reiteración en la aplicación de un determinado
criterio en varios casos anteriores, mientras que el precedente puede ser simplemente la forma
en que se resolvió con anterioridad un único asunto, análogo a otro pendiente de resolución.
Ambos se distinguen de la costumbre en que:
Se trata de reglas deducidas del comportamiento de la Administración sin intervención
de los administrados, cuya conducta es aquí irrelevante.
La práctica o el precedente no tienen porqué estar avalados como la costumbre por un
cierto grado de reiteración o antigüedad, bastando un sólo comportamiento en el caso del
precedente.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
16
Tanto las prácticas como los precedentes administrativos tienen una importancia real
en la vida administrativa, hasta el punto que la Administración está obligada a motivar
aquellas resoluciones “que se aparten del criterio seguido en actuaciones precedentes”.
Por tanto, la Administración puede desvincularse de su práctica o precedente al
resolver un nuevo y análogo asunto con sólo cumplir la carga de la motivación, pero ello
implicará la exposición de razones objetivas que expliquen y justifiquen el cambio de
conducta; de lo contrario, la Administración estará vinculada por su anterior comportamiento
so pena de incurrir en una discriminación atentatoria al principio de igualdad de los
administrados.
1.6.- LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO
Para algunos autores, los principios generales del Derecho se identifican con los
principios del Derecho natural; para otros no son más que los principios informadores del
Derecho positivo, es decir, el arco de bóveda del ordenamiento jurídico; para otros,
finalmente, serían ambas cosas a la vez, como parece desprenderse del artículo 1.4 Código
Civil cuando señala que “los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto de ley o
costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico”.
Además el Derecho administrativo español cuenta con un reconocimiento ya clásico
de esta fuente en la Exposición de Motivos de la L.J.C.A. de 1956.
La Constitución recoge todos los que se entienden por principios generales del
Derecho en otros sistemas, como la regulación de derechos fundamentales y libertades
públicas del Titulo I, o los principios de irretroactividad, de igualdad, mérito y capacidad para
el acceso a la función pública, de responsabilidad patrimonial de las administraciones
públicas, etc.
1.7.- LA JURISPRUDENCIA
Los Jueces y Tribunales se ven impulsados a seguir los criterios interpretativos
sentados por los órganos judiciales superiores por razón de coherencia o para evitar la
revocación de sus fallos. Además, la observancia del precedente judicial es una conducta
jurídicamente exigible en virtud del principio constitucional de igualdad, que prohíbe que dos
o más supuestos de hecho sustancialmente iguales sean resueltos de forma injustificadamente
dispar, como ha reiterado el Tribunal Constitucional.
Es en la reforma del Código Civil de 1973 74 donde ya se menciona a la
jurisprudencia para, aún sin reconocerla directamente el valor de fuente del Derecho, sólo se
establece que “complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo
reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los
principios generales del Derecho” (artículo 1.6)
Dicho precepto hay que entenderlo ahora en el contexto de la Constitución de 1978,
que ofrece la realidad de una Justicia constitucional por encima del propio Tribunal Supremo.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
17
Existen además otras dos fuentes de doctrina jurisprudencial que son fruto de nuestra
integración europea: de una parte, la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derecho
Humanos y, de otro lado, son vinculantes también para los Tribunales y autoridades españolas
las decisiones del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea.
2.- EL ACTO ADMINISTRATIVO. CONCEPTO. ELEMENTOS. CLASES. LA
VALIDEZ DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS; NULIDAD Y ANULABILIDAD.
REVISIÓN, ANULACIÓN Y REVOCACIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS
NOTIFICACION DE LOS ATOS ADMINISTRATIVOS. CÓMPUTO DE PLAZOS.
2.1.- EL ACTO ADMINISTRATIVO: CONCEPTO, CLASES Y ELEMENTOS
Concepto y requisitos
El acto administrativo puede ser conceptuado como una decisión unilateral ejecutoria
de la Administración, en la que se concreta el ejercicio de una potestad administrativa.
Zanobini lo definió como “cualquier declaración de voluntad, deseo, conocimiento o juicio,
realizada por un sujeto de la Administración Pública en el ejercicio de una potestad
administrativa”.
Ahora bien, no debe confundirse acto administrativo con el modo de manifestación de
la entera actividad administrativa, por lo que debe depurarse su concepto al objeto de
diferenciarlo de otros actos jurídicos de la Administración, como los reglamentos, los
contratos o los actos que se someten al derecho privado. En este sentido, pueden señalarse los
siguientes requisitos:
1. El acto es un acto jurídico, y no una mera ejecución material, que supone en la mayor parte
de los casos una declaración de voluntad de la Administración Pública, pero también de
simple conocimiento (p.ej, un certificado) o juicio (p.ej, un informe).
2. El acto procede de un órgano administrativo integrado en una Administración Pública. De
aquí se excluyen los contratos o convenios que son consecuencia de un acuerdo de voluntades
en el que concurren la Administración y los particulares.
Tampoco son actos administrativos, aunque sí actos jurídicos sometidos a Derecho
Administrativo, los actos de los administrados en las relaciones con la Administración
Pública.
También pueden excluirse los actos materialmente administrativos realizados por los
órganos integrantes de los poderes judicial y legislativo, que son actos instrumentales,
dirigidos, en última instancia al ejercicio de las funciones legislativa y judicial.
3. El acto se dicta en ejercicio de una potestad administrativa distinta de la reglamentaria y de
la de dirección política del Gobierno (art. 97 CE), aunque ello no implica la exención de
control judicial de los reglamentos y los actos políticos del Gobierno.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
18
Se somete al Derecho Administrativo: también se excluyen, por tanto, todos aquellos
actos producto del ejercicio de potestades no sujetas al Derecho Administrativo sino al
Derecho Privado.
Clases.
Existen muchas clasificaciones doctrinales. Entre ellas, se pueden señalar las
siguientes:
a) Actos definitivos y actos de trámite: Dentro del procedimiento administrativo se producen
muchos pasos conducentes a obtener el acto final. Esos pasos intermedios suelen dar lugar a
actos de trámite. El final es el acto definitivo, que se plasma en la Resolución. Actos de
trámite, como ejemplo, son informes, dictámenes, actos de prueba, propuestas de resolución.
En principio, sólo los definitivos son objeto de control y posible revisión, excepto los
actos de trámite que determinen la imposibilidad de continuar un procedimiento o produzcan
indefensión Por ejemplo, la lista de aprobados de un ejercicio de una oposición. (Artículo
37.1 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa -LJCA- y 107.1 de la LRJPAC).
b) Actos que agotan la vía administrativa (o que causan estado) y los que no: Los primeros
sólo son susceptibles de recurso contencioso-administrativo (sin perjuicio del recurso de
reposición y el extraordinario de revisión), mientras que frente a los segundos es posible
interponer recurso administrativo ante el órgano superior del que dictó el acto (alzada).
Los que agotan la vía administrativa se relacionan en el artículo 109 de la LRJ PAC y
la disposición adicional decimoquinta de la Ley 6/1997, de 14 de abril, de Funcionamiento y
Organización de la Administración General del Estado (LOFAGE).
c) Actos discrecionales y actos reglados: Son los que responden a las potestades del mismo
nombre. La distinción se aborda en el último epígrafe del tema.
d) Actos firmes y consentidos y actos confirmatorios: Los primeros son aquellos actos que por
el transcurso de los plazos establecidos ya no son susceptibles de impugnación, aunque lo
pudieron ser en su momento.
En este sentido, el artículo 28 de la LJCA señala que “no es admisible el recurso
contencioso-administrativo respecto de los actos que sean reproducción de otros anteriores
definitivos y firmes y los confirmatorios de actos consentidos por no haber sido recurridos en
tiempo y forma”.
e) Actos favorables y de gravamen: Actos favorables son los que amplían la esfera jurídica de
los ciudadanos y los de gravamen los que la restringen.
Los favorables se identifican con los actos declarativos de derechos, por ejemplo
admisiones, concesiones, autorizaciones, aprobaciones, dispensas, etc. Son irrevocables y
excepcionalmente pueden tener efectos retroactivos, siempre que en la fecha a que se
retrotraen sus efectos se diesen las condiciones establecidas para otorgar dicho acto y éste no
suponga lesión para otras personas (art. 57 LRJPAC)
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
19
Los actos de gravamen son los que restringen la libertad o derechos de los individuos
o les imponen sanciones. Exigen un rango mayor en la habilitación normativa, deben ser
motivados y son irretroactivos (artículo 9.3 de la CE). Constituyen ejemplos las órdenes,
expropiaciones, confiscaciones, sanciones.
f) Actos unilaterales, bilaterales o plurales: Según que los interesados sean uno, dos o varios.
También se denominan actos singulares o generales. A estos últimos se refieren los
artículo 33, 34 y 59.6 de la LRJPAC.
Ejemplo típico de los plurales son un concurso u oposición. De acto bilateral, una
expropiación forzosa. Y de unilateral, el reconocimiento de un trienio.
g) Actos expresos y presuntos: Por el modo en que se exterioriza la resolución, el acto puede
ser expreso, cuando se formaliza por escrito u oralmente y presunto cuando no se emite
resolución alguna y entra en juego el silencio administrativo.
A estos efectos se recuerda que el artículo 42 de la LRJPAC, establece la obligación
de resolver de la Administración de modo expreso, es decir que la Administración debe dictar
una resolución, formalizada en un documento escrito que debe ser notificado personalmente a
los interesados, bajo sanción de responsabilidad del órgano administrativo en caso de no
hacerlo así.
Elementos del acto administrativo
Están contenidos en el artículo 53 de la LRJPAC:
1. Los actos administrativos que dicten las Administraciones Públicas, bien de oficio o a
instancia de interesado, se producirán por el órgano competente, ajustándose al procedimiento
establecido.
2. El contenido de los actos se ajustará a lo dispuesto por el ordenamiento jurídico y será
determinado y adecuado a los fines de aquellos".
• Sujetos
El sujeto activo es siempre una Administración Pública que actúa a través de sus
órganos, que tienen como titulares a personas físicas (funcionarios o personal al servicio de
las Administraciones).
Este requisito de imputación a una Administración Pública, que engarza con el
requisito de la competencia, ha sido recogido por la Jurisprudencia para calificar como nulos
de pleno derecho por manifiesta incompetencia los actos que invaden las funciones
jurisdiccionales o legislativas atribuidas a otros poderes del Estado (Sentencia de 20 de mayo
de 1982).
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
20
El fundamento de la competencia de cada órgano, de su aptitud para dictar actos
administrativos, radica en la existencia de una potestad administrativa de la que aquellos actos
son su concreción. Esa potestad imputada a una Administración se distribuye entre los
órganos que la integran, atribuyendo a cada uno de ellos una porción de ella, una determinada
esfera de actuación.
La competencia es, pues, la medida de potestad que corresponde a cada órgano
(artículos 12 y siguientes de la LRJPAC). La extensión de la misma está en función del
territorio, de la materia y de la jerarquía. Además la competencia puede limitarse también
temporalmente.
Concretamente, el artículo 62.1.a) de la LRJPAC establece la nulidad de pleno
derecho de los actos “dictados por órgano manifiestamente incompetente por razón de la
materia o del territorio”. Y el artículo 67 (“Convalidación”) señala que “si el vicio consistiera
en incompetencia no determinante de nulidad, la convalidación podrá realizarse por el órgano
competente cuando sea superior jerárquico del que dictó el acto viciado”.
Por tanto, aunque no todos los vicios de incompetencia tiene los mismos efectos, para
que un órgano sea competente han de concurrir todos los requisitos citados: previa potestad,
materia, territorio, jerarquía y tiempo.
Por otro lado, en relación con los sujetos, también se requiere que los titulares del
órgano administrativo no estén incursos en causas de abstención y recusación previstas por la
ley para garantizar la objetividad de su actuación, excluyendo a quienes estén personalmente
relacionados con el caso que debe decidirse. La LPC se refiere a la abstención y a la
recusación en los artículos 28 y 29 respectivamente.
En cuanto a los sujetos pasivos son los interesados, regulados en los artículos 31 y
siguientes de la Ley, y que son aquellos que reciben los efectos, favorables o perjudiciales, del
acto administrativo.
• Objeto
a) El supuesto de hecho hace referencia a las circunstancias fácticas, a las que, al aplicarles
una norma, siguen una o varias consecuencias jurídicas.
La LRJPAC se refiere a ellos en el art. 80.1. "los hechos relevantes para la decisión de
un procedimiento podrán acreditarse por cualquier medio de prueba admisible en Derecho".
Por ejemplo, el presupuesto de hecho de una jubilación sería el que un funcionario
hubiera alcanzado la edad fijada por la norma para que aquella se produzca.
El de una oposición, el que hubiera plazas libres a cubrir en varios Departamento o
Unidades Administrativas.
b) El contenido debe ser: Posible (artículo 62.1.c), lícito (artículo 53.2. y 62.1 b) y
determinado (artículo 53.2). Si falta alguno de estos requisitos el acto puede ser nulo de pleno
derecho o anulable.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
21
c) En cuanto al fin dice la Ley: "el contenido de los actos será determinado y adecuado a los
fines de aquellos" (artículo 53.2). El fin es lo que se propone conseguir el órgano al dictar el
acto. Consecuentemente los móviles o fines han de ser siempre públicos, tendentes a
conseguir el interés general (Constitución: artículo 106.1).
Cuando una autoridad o funcionario pretende conseguir un fin privado estamos ante la
desviación de poder que dará lugar siempre a la anulabilidad del acto administrativo (artículo
63.1).
d) La causa: la doctrina no es unánime sobre el concepto de causa. Para alguno autores se
alude a las circunstancias que originan el acto y otros a la finalidad concreta por la que se
dicta, frente al fin genérico. Otros niegan incluso su existencia como elemento del acto. El
Tribunal Supremo ha identificado los motivos con la causa.
• Forma
Es el modo de manifestar el acto. Este siempre ha de realizarse siguiendo un
procedimiento determinado, lo que se verá con detalle en el Tema 2. La doctrina y la
jurisprudencia han venido distinguiendo entre formas de producción, de consignación y de
notificación.
a) La forma de producción (artículo 55 LRJPAC) tiene como regla general la exigencia de la
forma escrita, en contraste con los actos privados y asemejándose más a los actos judiciales.
Y ello es así porque los actos administrativos, van dirigidos a los ciudadanos, que
deben ser conscientes de su existencia, por eso deben notificarse o publicarse, porque crean
derechos o deberes para los particulares, con fuerza ejecutoria. Por ello la forma escrita es una
garantía.
No obstante, existen también actos administrativos orales (bandos de los Alcaldes,
órdenes policiales) o los que se adoptan por medio de signos o gestos como los de Tráfico.
Pero aun en los casos en que de ordinario se admite otra forma de producción la forma
escrita será inexcusable cuando una disposición expresa así lo establezca.
b) La distinción entre forma de producción y forma de constancia o consignación aparece en
el artículo 55 LRJPAC. Tratándose de actos que no precisan de su producción por escrito, su
constancia, sin embargo, pudiera exigir tal forma bien por no existir otra más adecuada para
ello (art. 55.1) bien por ser actos verbales para los que el artículo 55.2 exige específicamente
aquella forma.
En supuestos muy excepcionales, en especial los actos tácitos o los presuntos, es
posible una constancia no escrita de los actos.
c) En cuanto a la forma de la notificación, el artículo 59.1 de la LRJPAC prevé la notificación
por cualquier medio que permita tener constancia de su recepción.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
22
2.2 EFICACIA Y VALIDEZ DE LOS ACTOS
El artículo 57.1 de la LRJ PAC dice que "los actos se presumirán válidos y producirán
efectos desde la fecha en que se dicten". De la lectura de este artículo parece que coinciden
ambos momentos en el tiempo, cuando generalmente ocurre lo contrario.
El Tribunal Supremo ha distinguido más claramente los conceptos de validez y
eficacia: La validez supone la concurrencia en el acto de todos los elementos que lo integran y
tiene lugar desde el momento en que se dictan o se acuerdan (STS de 30 de mayo 79 y 27 de
mayo 83). La eficacia hace referencia a la producción temporal de efectos y puede hallarse
supeditada a la notificación, publicación o aprobación posterior del acto válido (STS de 31 de
enero 80).
El ordenamiento jurídico concede a la Administración Pública una serie de
prerrogativas, fundadas en los intereses públicos a los que sirve, que se manifiestan en la
naturaleza de los actos administrativos. Así:
- La presunción de validez. El artículo 57 señala: "los actos de las Administraciones Públicas
se presumirán válidos"... presunción que es "iuris tantum".
- La no suspensión de efectos del acto administrativo, como regla general que admite
excepciones. El artículo 111 LRJPAC establece como excepciones:
a) Que la ejecución pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación.
b) Que la impugnación se fundamente en alguna de las causas de nulidad de pleno derecho
previstas en el artículo 62.1 de esta Ley.
Puede producirse la demora de la eficacia “cuando así lo exija el contenido del acto o
esté supeditada a su notificación, publicación o aprobación superior”(57.2 LRJPAC).
En otros casos, lo que se produce es la retroacción de los efectos a un momento
anterior a aquel en que se produzcan los actos “cuando se dicten en sustitución de actos
anulados, y, asimismo, cuando produzcan efectos favorables al interesado, siempre que los
supuestos de hecho necesarios existieran ya en la fecha a que se retrotraiga la eficacia del acto
y ésta no lesione derechos o intereses legítimos de otras personas” (57.3 LRJPAC).
Por otra parte, la potestad de autotutela consiste en el privilegio por el cual la
Administración puede imponer la ejecución del acto a pesar de las reclamaciones presentadas
por los interesados sobre la validez o defectos que lo hacen ineficaz. A este respecto, el art. 56
LRJPAC (Ejecutividad) establece que “los actos de las Administraciones Públicas sujetos al
Derecho Administrativo serán ejecutivos con arreglo a lo dispuesto en esta Ley".
Este privilegio de ejecución está regulado más ampliamente en los artículos 93 y
siguientes de la Ley.
En el artículo 94 se habla de la ejecutoriedad.: "Los actos de las Administraciones
Públicas sujetos al Derecho Administrativo serán inmediatamente ejecutivos, salvo lo previsto
en el art. 111 y 138 y en aquellos casos en que una disposición establezca lo contrario o
necesiten de aprobación o autorización superior".
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
23
El artículo 96 se refiere a los medios de ejecución forzosa.
“1. La ejecución forzosa por las Administraciones Públicas se efectuará, respetando siempre
el principio de proporcionalidad, por los siguientes medios:
a) Apremio sobre el patrimonio.
b) Ejecución subsidiaria.
c) Multa coercitiva.
d) Compulsión sobre las personas.
2. Si fueran varios los medios de ejecución admisibles se elegirá el menos restrictivo de la
libertad individual.
3. Si fuese necesario entrar en el domicilio del afectado, las Administraciones Públicas
deberán obtener el consentimiento del mismo o, en su defecto, la oportuna autorización
judicial.”
En los artículos 97 a 100 se regula cada uno de estos medios de ejecución forzosa.
Finalmente, el artículo 101 prohíbe los interdictos “contra las actuaciones de los
órganos administrativos realizadas en materia de su competencia y de acuerdo con el
procedimiento
legalmente establecido”.
2.3 NULIDAD Y ANULABILIDAD DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS
En el ordenamiento administrativo los grados de invalidez son diferentes del Derecho
Privado y pueden esquematizarse del modo siguiente:
- Nulidad de pleno derecho (art. 62 de la LRJPAC).
- Anulabilidad (art, 63 de la LRJPAC).
- Irregularidades no invalidantes (arts. 63.2 y 63.3 LRJPAC).
Como cuestión previa, se puede añadir, con la mayoría de la doctrina, el concepto de
inexistencia de acto, esto es, de actuaciones de la Administración sin relevancia jurídica
alguna, por carecer siquiera de un mínimo de apariencia jurídica que haga necesario
reaccionar contra ellas. Parte de la doctrina prefiere hablar de actos de contenido imposible,
reconducibles, pues, a la categoría de la nulidad de pleno derecho.
• Nulidad de pleno derecho
El vicio de nulidad presenta las siguientes características: es estable, original,
permanente y no susceptible de sanación. Afecta, pues, al acto desde su origen, por lo que
cuando se declara la nulidad cesan los efectos retroactivamente. La acción de nulidad no tiene
un plazo limitado, como después se verá. La sentencia de nulidad es, por lo dicho, declarativa
y no constitutiva, pues el acto no produjo efectos, y tiene además efectos “erga omnes”.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
24
Los actos nulos de pleno derecho son los que enumera el artículo 62 de la LRJPAC:
a) Los que lesionen los derechos y libertades susceptibles de amparo constitucional.
b) Los dictados por órgano manifiestamente incompetente por razón de la materia o del
territorio.
c) Los que tengan un contenido imposible.
d) Los que sean constitutivos de infracción penal o se dicten como consecuencia de ésta.
e) Los dictados prescindiendo total y absolutamente de procedimiento legalmente establecido
o de las normas que contienen las reglas esenciales para la formación de la voluntad de los
órganos colegiados.
f) Los actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídico por los que se adquieren
facultades o derechos cuando se carezca de los requisitos esenciales para su adquisición.
g) Cualquier otro que se establezca expresamente en una disposición de rango legal. En
cambio, en el caso de las disposiciones administrativas, la nulidad es la regla general: son
nulas “las que vulneren la Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de
rango superior, las que regulen materias reservadas a la Ley, y las que establezcan la
retroactividad de disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos
individuales” (62.2).
Los actos nulos no pueden convalidarse. Tampoco el consentimiento del afectado
puede sanar el acto; la falta de impugnación en plazo del acto nulo no hace a éste inatacable.
En el artículo 102 LRJPAC, que después se analiza, se establece una auténtica acción
de nulidad, ejercitable sin limitación de plazo por el interesado.
• Anulabilidad
Según el artículo 63 de la LRJPAC son anulables "los actos de la Administración que
incurran en cualquier infracción del ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder".
La anulabilidad debe considerarse una técnica configurada en beneficio del
administrado afectado por el acto viciado, al que se reconoce la posibilidad de reaccionar
contra los actos, solicitando se declare su invalidez. Si no reacciona mediante la impugnación
en plazo del acto, éste se entiende purgado en aras de la seguridad jurídica.
El plazo para interponer recurso administrativo en este caso es muy breve si se
compara con lo que ocurre en el ámbito jurídico privado: un mes frente actos expresos y tres
si son presuntos, transcurrido el cual el acto deviene consentido y firme. Es un plazo, además,
de caducidad y no de prescripción. La sentencia de anulabilidad es constitutiva y produce
efectos solo desde que aquélla se dicta.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
25
Por otra parte, el artículo 63 continúa señalando que:
“2. El defecto de forma sólo determinará la anulabilidad cuando el acto carezca de los
requisitos formales indispensables para alcanzar su fin o dé lugar a la indefensión de los
interesados.
3. La realización de actuaciones administrativas fuera del tiempo establecido para ellas sólo
implicará la anulabilidad del acto cuando así lo imponga la naturaleza del término o plazo”.
Se trata en ambos caso de actos irregulares a los que el ordenamiento concede, sin
embargo, validez. Se habla en ocasiones, en este sentido, de Irregularidades no invalidantes,
como categoría específica de vicios de los actos administrativos.
Por último, en los artículo 64 a 67 LRJPAC regulan la transmisibilidad, la conversión
de actos viciados, la conservación de actos y trámites y la convalidación, posible solo respecto
de actos anulables.
2.4 REVISIÓN, ANULACIÓN Y REVOCACIÓN DE LOS ACTOS
ADMINISTRATIVOS
A.-La revisión de oficio
Los actos administrativos que contengan los vicios hasta ahora expuestos pueden ser
revisados en sede administrativa judicial. En el primer caso, pueden revisarse por
interposición de un recurso administrativo por parte de los interesados o bien de oficio por la
propia Administración autora del acto.
A este segundo caso se dedica el Capítulo I del Título VIII de la LRJPAC, bajo la
rúbrica “Revisión de oficio”. Dentro de ella se incluye:
- La revisión de actos nulos (que es específicamente a la que se alude normalmente con la
referida expresión) (artículo 102).
- La de actos anulables favorables al interesado, respecto de los cuales la Administración tiene
que acudir a los Tribunales para lograr la anulación (103).
- La revocación de actos desfavorables (105.1).
- La rectificación de errores materiales, de hecho o aritméticos (105.2).
El artículo 106 establece unos límites generales a las facultades de revisión: “no
podrán ser ejercitadas cuando por prescripción de acciones, por el tiempo transcurrido o por
otras circunstancias, su ejercicio resulte contrario a la equidad, a la buena fe, al derecho de los
particulares o a las leyes”.
Además, el artículo 104 señala que “iniciado el procedimiento de revisión de oficio, el
órgano competente para resolver podrá suspender la ejecución del acto, cuando ésta pudiera
causar perjuicios de imposible o difícil reparación”.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
26
La revisión de disposiciones y actos nulos
Así, respecto de los actos firmes que, de acuerdo con el artículo 62.1 LRJPAC,
contengan un vicio de nulidad, el artículo 102 señala que las Administraciones Públicas
declararán de oficio su nulidad, sin que exista plazo alguno, y tanto por iniciativa propia como
a solicitud del interesado. Se exige dictamen previo del Consejo de Estado u órgano
consultivo equivalente de la Comunidad Autónoma que, además, frente a la regla general del
carácter no vinculante de estos dictámenes, habrá de ser favorable.
De igual modo (102.2), y con el mismo requisito, se prevé la declaración de nulidad de
disposiciones administrativas en los supuestos previstos en el artículo 62.2, aunque en este
caso no se admite a solicitud de interesado, en coherencia con el artículo 107.3, según el cual
no cabe el recurso administrativo contra los reglamentos.
Por lo que se refiere a los órganos competentes, la LOFAGE los concreta para el
ámbito de la Administración del Estado en su disposición adicional decimosexta.
Procede la inadmisión a trámite de las solicitudes de revisión, sin necesidad de recabar
el dictamen arriba señalado “cuando las mismas no se basen en alguna de las causas de
nulidad del artículo 62 o carezcan manifiestamente de fundamento, así como en el supuesto
de que se hubieran desestimado en cuanto al fondo otras solicitudes sustancialmente
iguales”(102.3).
Se prevé, por otra parte, la posibilidad de que se determinen las indemnizaciones que
proceda reconocer a los interesados (102.4).
Finalmente, “cuando el procedimiento se hubiera iniciado de oficio, el transcurso del
plazo de tres meses desde su inicio sin dictarse resolución producirá la caducidad del mismo.
Si el procedimiento se hubiera iniciado a solicitud de interesado, se podrá entender la
misma desestimada por silencio administrativo” (102.5).
Declaración de lesividad de actos anulables
En el caso de actos favorables para los interesados que sean anulables, el artículo 103
LRJPAC, exige a las Administraciones Públicas, para obtener su anulación, impugnarlos ante
la Jurisdicción Contencioso-administrativa, previa declaración de lesividad para el interés
público.
Para tal declaración de lesividad se establece un plazo de cuatro años desde que se
dictó el acto y se exige la previa audiencia de cuantos aparezcan como interesados (103.2).
“Transcurrido el plazo de seis meses desde la iniciación del procedimiento sin que se
hubiera declarado la lesividad, se producirá la caducidad del mismo” (103.3).
Corresponde adoptar la declaración de lesividad al órgano competente en la materia si
el acto proviniera de la Administración General del Estado o de las Comunidades Autónomas,
y al Pleno u órgano colegiado superior, en el caso de las Entidades Locales (103.4 y 5).
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
27
Revocación de actos
Las Administraciones Públicas pueden revocar en cualquier momento sus actos de
gravamen o desfavorables. El artículo 105.1 LRJPAC exige únicamente que “tal revocación
no constituya dispensa o exención no permitida por las leyes, o sea contraria al principio de
igualdad, al interés público o al ordenamiento jurídico”.
Rectificación de errores
Según el artículo 105.2, “las Administraciones Públicas podrán, asimismo, rectificar
en cualquier momento, de oficio o a instancia de los interesados, los errores materiales, de
hecho o aritméticos existentes en sus actos”.
Al respecto, el Tribunal Supremo ha señalado (STS de 28-IX-1992, entre otras), que el
error debe ser ostensible, manifiesto e indiscutible, sin necesidad de mayores razonamientos
ni de acudir a interpretaciones de normas jurídicas. No puede dar lugar a cambiar el sentido
sustantivo del acto y se debe aplicar con criterio restrictivo.
2.5 NOTIFICACIÓN DE ACTOS ADMINISTRATIVOS.Se notificarán a los interesados las resoluciones y actos administrativos que afecten a
sus derechos e intereses, en los términos previstos en el artículo siguiente.
Toda notificación deberá ser cursada dentro del plazo de diez días a partir de la fecha
en que el acto haya sido dictado, y deberá contener el texto íntegro de la resolución, con
indicación de si es o no definitivo en la vía administrativa, la expresión de los recursos que
procedan, órgano ante el que hubieran de presentarse y plazo para interponerlos, sin perjuicio
de que los interesados puedan ejercitar, en su caso, cualquier otro que estimen procedente,
Las notificaciones que conteniendo el texto íntegro del acto omitiesen alguno de los
demás requisitos previstos en el apartado anterior surtirán efecto a partir de la fecha en que el
interesado realice actuaciones que supongan el conocimiento del contenido y alcance de la
resolución o acto objeto de la notificación o resolución, o interponga cualquier recurso que
proceda.
Sin perjuicio de lo establecido en el apartado anterior, y a los solos efectos de entender
cumplida la obligación de notificar dentro del plazo máximo de duración de los
procedimientos, será suficiente la notificación que contenga cuando menos el texto íntegro de
la resolución, así como el intento de notificación debidamente acreditado.
Práctica de la notificación.
Las notificaciones se practicarán por cualquier medio que permita tener constancia de
la recepción por el interesado o su representante, así como de la fecha, la identidad y el
contenido del acto notificado.
La acreditación de la notificación efectuada se incorporará al expediente.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
28
En los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, la notificación se practicará
en el lugar que éste haya señalado a tal efecto en la solicitud. Cuando ello no fuera posible, en
cualquier lugar adecuado a tal fin, y por cualquier medio autorizado por la Ley.
Cuando la notificación se practique en el domicilio del interesado, de no hallarse
presente éste en el momento de entregarse la notificación podrá hacerse cargo de la misma
cualquier persona que se encuentre en el domicilio y haga constar su identidad. Si nadie
pudiera hacerse cargo de la notificación, se hará constar esta circunstancia en el expediente,
junto con el día y la hora en que se intentó la notificación, intento que se repetirá por una sola
vez y en una hora distinta dentro de los tres días siguientes.
Para que la notificación se practique utilizando medios telemáticos se requerirá que el
interesado haya señalado dicho medio como preferente o consentido expresamente su
utilización, identificando además la dirección electrónica correspondiente, que deberá cumplir
con los requisitos reglamentariamente establecidos. En estos casos, la notificación se
entenderá practicada a todos los efectos legales en el momento en que se produzca el acceso a
su contenido en la dirección electrónica. Cuando, existiendo constancia de la recepción de la
notificación en la dirección electrónica, transcurrieran diez días naturales sin que se acceda a
su contenido, se entenderá que la notificación ha sido rechazada con los efectos previstos en
el siguiente apartado, salvo que de oficio o a instancia del destinatario se compruebe la
imposibilidad técnica o material del acceso.
Cuando el interesado o su representante rechace la notificación de una actuación
administrativa, se hará constar en el expediente, especificándose las circunstancias del intento
de notificación y se tendrá por efectuado el trámite siguiéndose el procedimiento.
Cuando los interesados en un procedimiento sean desconocidos, se ignore el lugar de
la notificación o el medio correspondiente, o bien, intentada la notificación, no se hubiese
podido practicar, la notificación se hará por medio de anuncios en el tablón de edictos del
Ayuntamiento en su último domicilio, en el Boletín Oficial del Estado, de la Comunidad
Autónoma o de la Provincia, según cual sea la Administración de la que se proceda el acto a
notificar, y el ámbito territorial del órgano que lo dictó.
En el caso de que el último domicilio conocido radicara en un país extranjero, la
notificación se efectuará mediante su publicación en el tablón de anuncios del Consulado o
Sección Consular de la Embajada correspondiente.
Las Administraciones públicas podrán establecer otras formas de notificación
complementarias a través de los restantes medios de difusión, que no excluirán la obligación
de notificar conforme a los dos párrafos anteriores.
La publicación, en los términos del artículo siguiente, sustituirá a la notificación
surtiendo sus mismos efectos en los siguientes casos:
a.
Cuando el acto tenga por destinatario a una pluralidad indeterminada de personas o
cuando la Administración estime que la notificación efectuada a un solo interesado es
insuficiente para garantizar la notificación a todos, siendo, en este último caso, adicional a la
notificación efectuada.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
29
b.
Cuando se trata de actos integrantes de un procedimiento selectivo o de concurrencia
competitiva de cualquier tipo. En este caso, la convocatoria del procedimiento deberá indicar
el tablón de anuncios o medios de comunicación donde se efectuarán las sucesivas
publicaciones, careciendo de validez las que se lleven a cabo en lugares distintos.
Publicación.
Los actos administrativos serán objeto de publicación cuando así lo establezcan las
normas reguladoras de cada procedimiento o cuando lo aconsejen razones de interés público
apreciadas por el órgano competente.
La publicación de un acto deberá contener los mismos elementos antes enumerados
respecto de las notificaciones. En los supuestos de publicaciones de actos que contengan
elementos comunes, podrán publicarse de forma conjunta los aspectos coincidentes,
especificándose solamente los aspectos individuales de cada acto.
Indicación de notificaciones y publicaciones.
Si el órgano competente apreciase que la notificación por medio de anuncios o la
publicación de un acto lesiona derechos o intereses legítimos, se limitará a publicar en el
diario oficial que corresponda una somera indicación del contenido del acto y del lugar donde
los interesados podrán comparecer, en el plazo que se establezca, para conocimiento del
contenido íntegro del mencionado acto y constancia de tal conocimiento.
2.6 CÓMPUTO DE PLAZOSLos términos y plazos establecidos en ésta u otras Leyes obligan a las autoridades y
personal al servicio de las Administraciones Públicas competentes para la tramitación de los
asuntos, así como a los interesados en los mismos.
Siempre que por Ley o normativa comunitaria europea no se exprese otra cosa, cuando
los plazos se señalen por días, se entiende que éstos son hábiles, excluyéndose del cómputo
los domingos y los declarados festivos.
Cuando los plazos se señalen por días naturales, se hará constar esta circunstancia en
las correspondientes notificaciones.
Si el plazo se fija en meses o años, éstos se computarán a partir del día siguiente a
aquel en que tenga lugar la notificación o publicación del acto de que se trate, o desde el
siguiente a aquel en que se produzca la estimación o desestimación por silencio
administrativo. Si en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente a aquel en que
comienza el cómputo, se entenderá que el plazo expira el último día del mes.
Cuando el último día del plazo sea inhábil, se entenderá prorrogado al primer día hábil
siguiente.
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
30
Los plazos expresados en días se contarán a partir del día siguiente a aquel en que
tenga lugar la notificación o publicación del acto de que se trate, o desde el siguiente a aquel
en que se produzca la estimación o la desestimación por silencio administrativo.
Cuando un día fuese hábil en el municipio o Comunidad Autónoma en que residiese el
interesado, e inhábil en la sede del órgano administrativo, o a la inversa, se considerará
inhábil en todo caso.
La declaración de un día como hábil o inhábil a efectos de cómputo de plazos no
determina por sí sola el funcionamiento de los centros de trabajo de las Administraciones
públicas, la organización del tiempo de trabajo ni el acceso de los ciudadanos a los registros.
La Administración General del Estado y las Administraciones de las Comunidades
Autónomas, con sujeción al calendario laboral oficial, fijarán, en su respectivo ámbito, el
calendario de días inhábiles a efectos de cómputos de plazos. El calendario aprobado por las
Comunidades Autónomas comprenderá los días inhábiles de las Entidades que integran la
Administración Local correspondiente a su ámbito territorial, a las que será de aplicación.
Dicho calendario deberá publicarse antes del comienzo de cada año en el diario oficial
que corresponda y en otros medios de difusión que garanticen su conocimiento por los
ciudadanos.
Ampliación.
La Administración, salvo precepto en contrario, podrá conceder de oficio o a petición
de los interesados, una ampliación de los plazos establecidos, que no exceda de la mitad de
los mismos, si las circunstancias lo aconsejan y con ello no se perjudican derechos de tercero.
El acuerdo de ampliación deberá ser notificado a los interesados.
La ampliación de los plazos por el tiempo máximo permitido se aplicará en todo caso
a los procedimientos tramitados por las misiones diplomáticas y oficinas consulares, así como
a aquellos que, tramitándose en el interior, exijan cumplimentar algún trámite en el extranjero
o en los que intervengan interesados residentes fuera de España.
Tanto la petición de los interesados como la decisión sobre la ampliación deberán
producirse, en todo caso, antes del vencimiento del plazo de que se trate. En ningún caso
podrá ser objeto de ampliación un plazo ya vencido. Los acuerdos sobre ampliación de plazos
o sobre su denegación no serán susceptibles de recursos.
Tramitación de urgencia.
Cuando razones de interés público lo aconsejen se podrá acordar, de oficio o a petición
del interesado, la aplicación al procedimiento de la tramitación de urgencia, por la cual se
reducirán a la mitad los plazos establecidos para el procedimiento ordinario, salvo los
relativos a la presentación de solicitudes y recursos.
No cabrá recurso alguno contra el acuerdo que declare la aplicación de la tramitación
de urgencia al procedimiento.
FIN DEL TEMA
Opositas Andujar, S.L. Avda. Puerta de Madrid 15, pasaje. Andujar.
©
31
Descargar