DEPORTE Del 3 al 9 de Septiempre de 2016 a unos poderosos Orioles de Baltimore que habían sido marcados sólidos favoritos. Obviamente, ¡tampoco me la perdí! Vea los siguientes detalles: En Guaymas, en la residencia de la familia Duarte, los chamacos del barrio escuchamos a través de las transmisiones radiales las series de 1959 a 1962; luego en Tijuana, aún en televisión en blanco y negro, disfruté en grande las del 64, 65 y 66. Y sí, ya con la modernidad de la TV, la cosa lucía más que distinta. Precisamente en octubre de 1969 estudiaba el tercer año de la Escuela Secundaria Técnica de la Universidad de Sonora (ESTUS) y a la vez formaba parte del equipo de ese plantel y de la selección juvenil de béisbol de Hermosillo. Había jugado béisbol “de llano” desde mi infancia en Guaymas hasta 1961-1962, continuando luego en Hermosillo y más tarde en Tijuana –entre 1964 y 1967– en donde, por cierto, mi maestro de sexto año de la “Gabino Barreda” un día me mandó llamar y muy serio me preguntó: ¿Qué vas a hacer cuando crezcas; serás pelotero o estudiarás alguna carrera…? ¡Gulp! Y es que todos los días me veía con la mochilita cargando mis “arreos” y desde el segundo piso del plantel observaba cómo me la llevaba jugando pelota en el parque de enfrente, el Independencia de mil recuerdos. En Tijuana jugué gran pelota con los Rayos de la Independencia, campeones unas dos-tres veces, a partir de la infantil mayor, luego Pony, Colt y Juvenil, siempre teniendo de compañero de equipo a Miguel Cabrera Ávila (+), excelente pitcher, quien luego sería medallista de oro en lanzamiento de jabalina con el equipo de México en Juegos Centroamericanos y del Caribe, además de Panamericanos. Incluso, aún sin tener la edad, un equipo llamado Indios, de Tercera Fuerza, me invitó a que me incorporara al equipo, sólo que ya en esos días estaba por retornar a Hermosillo de modo que tuve que regresar el bonito uniforme que lucí creo que una o dos jornadas. Era un uniforme, de franela, semejante al de los Indios de Cleveland –e incluso con el mismo logo–, y pues ya se imaginará como me “pesó” devolverlo. Ya en Hermosillo, fue otra cosa. El clásico de las hojas muertas Pero, si me permite, mejor déjeme contar lo sucedido en aquel año de www.inversionistasonora.com 29 1969 cuando el clásico otoñal entre Mets y Orioles que también fue algo por demás inolvidable: En efecto, la Serie Mundial de 1969 también fue muy especial y es que, fue el año que el hombre pisó por vez primera la Luna, además de que se celebraba a todo esplendor los primeros 100 años del béisbol de Ligas Mayores (1869-1969). Ese año del Centenario Babe Ruth fue nombrado como el pelotero Más Grande de Todos los Tiempos y, Joe DiMaggio, el Mejor en Vida, ganándole por escaso margen a Willie Mays, aún activo en ese momento. Y ya en el Clásico de octubre, los sorprendentes Mets derrotarían en cinco juegos a los oropéndolas que parecían invencibles con Boog Powell, Frank y Brooks Robinson, Paul Blair y la gran tercia de estelares Dave McNally (20-7), Jim Palmer (16-4) y Miguel Cuéllar (23-11), dirigidos por el magistral y belicoso Earl Weaver. Sin embargo Mets traía la magia y el encanto de la victoria, como ya lo había demostrado ante Bravos a los que previamente en la Nacional limpió en tres juegos en el play off para llegar al clásico otoñal. Ya en la serie, sorprenderían al mundo del béisbol con aquellos Tom Seaver (25-7 y 2.21 en su año de novato); Jerry Koosman (17 triunfos y subcampeón en efectividad del circuito con 2.99); Gary Gentry (1312); el cerrador Tug McGraw, y los bats de Cleon Jones, Don Clendenon, Ron Swoboda, Tommie Agee y Jerry Grote, dirigidos magistralmente por Gil Hodges.Aquellos “eternos perdedores”, de pronto, con sensacionales atrapadas de Swoboda, Jones y Agee, además de un béisbol de gran altura, habían sorprendido al mundo y particularmente a los expertos y apostadores. Algo inolvidable. ¿Usted vio y disfrutó aquellas grandes series…? Vendrían muchas más, pero por hoy en suficiente. Pase un bonito fin de semana… ¡ya de septiembre!