RESOLUCIÓN N.º 7: HONDURAS. Presentada por PEN Honduras y secundada por PEN Canadá La Asamblea de Delegados de PEN International, reunida en el marco del 81.° Congreso Mundial en la ciudad de Quebec, Canadá, del 13 al 16 de octubre de 2015 Desde el golpe de estado que depuso al presidente José Manuel Zelaya en junio de 2009, el gobierno de Honduras no ha abordado el agravamiento del clima de violencia e impunidad que se ha cobrado la vida de decenas de periodistas y defensores de derechos humanos. Es habitual que periodistas que informan sobre delincuencia organizada, corrupción gubernamental y otros temas delicados se enfrenten a violencia, a menudo con consecuencias letales, mientras que los responsables gozan de total impunidad. Numerosos escritores recurren a la autocensura para no exponerse al riesgo de violentas represalias debido a su trabajo. Los sucesivos gobiernos no han brindado protección adecuada a los medios de comunicación, a pesar de los compromisos en ese sentido expresados en el marco del primer Examen Periódico Universal (EPU) de Honduras ante la ONU, que tuvo lugar en noviembre de 2010. Desde entonces, al menos 36 periodistas han sido asesinados, incluidos varios que habían sido beneficiados con medidas de protección por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Nueve de estos homicidios se produjeron tan solo durante los primeros siete meses de este año, a pesar de que el gobierno hondureño reiteró las promesas de proteger a periodistas y defensores de derechos humanos durante el segundo EPU del país en mayo de 2015. Hasta la fecha, la investigación de los casos de 54 periodistas asesinados ha dado lugar solamente a cuatro condenas, lo cual equivale a una tasa de impunidad del 93 por ciento. La Asamblea de Delegados de PEN International solicita al gobierno hondureño: Adoptar todas las medidas necesarias para asegurar que los miembros de los medios de comunicación puedan llevar adelante su labor profesional de manera libre y ejercer el derecho a la libertad de expresión, reconocido en el artículo 72 de la Constitución hondureña y el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, ambos suscriptos y ratificados por Honduras. Implementar, tan pronto como sea posible, la Ley de Protección para las y los Defensores de Derechos Humanos, Periodistas, Comunicadores Sociales y Operadores de Justicia (Decreto N.º 34-2015), y asignar un presupuesto suficiente para asegurar su implementación con éxito. La versión definitiva de la legislación y las normas secundarias y protocolos operativos propuestos deberán ser acordados a través de un proceso transparente, participativo e inclusivo, con intervención de los distintos grupos beneficiarios y representantes de la sociedad civil. Formular protocolos especializados en el ámbito del Ministerio Público para la investigación oportuna de delitos contra periodistas, reconociendo prioridad a la identificación de vínculos con sus actividades profesionales, y asegurar recursos adecuados para la implementación. La ex Relatora especial para la libertad de expresión de la CIDH impartió programas de capacitación para posibilitar estas investigaciones, en ocasión de la presentación por PEN International, PEN Canadá y el Programa Internacional de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho en la Universidad de Toronto del informe Honduras: Periodismo a la sombra de la impunidad, en una audiencia de la CIDH mantenida en Washington en marzo de 2014. Asegurar que todos los fiscales, policías y otras autoridades responsables de investigar delitos contra periodistas tengan un conocimiento exhaustivo del trabajo periodístico y de temas de derechos humanos. Demostrar compromiso político asegurando el funcionamiento efectivo de todas las instituciones responsables de promover y proteger los derechos de periodistas, incluido el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), la Subsecretaría de Derechos Humanos y Justicia, el Fiscal Especial de Derechos Humanos y la división de protección de la Secretaría de Seguridad, asegurando que estas instituciones se comuniquen periódicamente para coordinar su labor; y que aporten el debido seguimiento en los casos de los que son responsables con el fin de proteger los derechos de los periodistas. Esta tarea tiene que ser visible a través de la publicación periódica de informes. • Despenalizar la difamación y regularla como un ilícito civil. • Revisar la Ley de Secretos Oficiales y Desclasificación de la Información Pública, para asegurar que no pueda usarse con el fin de restringir el derecho a la libertad de expresión, que incluye el derecho a recibir información. • Derogar la Ley Especial sobre Interceptación de Comunicaciones Privadas, y asegurar que se reconsideren todas las prácticas de vigilancia actuales para garantizar que sean acordes con estándares internacionales sobre el derecho a la privacidad y la libertad de expresión. • Suscribir y ratificar el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC). • Desarrollar e implementar una política nacional no discriminatoria, con fondos suficientes, para fomentar la formación, producción e investigación en el área de cultura y arte, consultando ampliamente a todos los sectores de la sociedad civil. • Fortalecer y acelerar una evaluación de las fuerzas policiales orientada a erradicar la corrupción, y prohibir que se asignen fuerzas militares a tareas de aplicación de la ley o acciones de seguridad nacional.