Patología Barotraumática A. Olea González y A. Pujante Escudero En el medio subacuático el buceador está constantemente sometido a cambios de presión que se asocian con cambios de volumen del gas respirado. Estos cambios dan lugar al barotráuma. Las cavidades aéreas se deben ajusfar a estos cambios de presión y volumen. Las cavidades colapsables no tendrán problemas pero las rígidas deben permitir la entrada y salida del aire para evitar la aparición de congestión y posterior sangrado que compensaría la situación de vacío relativo. BAROTRAUMA INTESTINAL Producido por el gas que queda retenido en el tracto digestivo. Al ser un órgano con gran elasticidad normalmente no aparecen problemas, pero los buceadores neófitos pueden tragar gran cantidad de aire durante la inmersión. Durante el ascenso se produce la expansión del gas pudiendo ocasionar dolores cólicos, e incluso dificultad respiratoria. BAROTRAUMA DENTAL O AERODONTALGIA Aunque no es frecuente puede aparecer dolor dental causado por los cambios de presión y puede ser importante. Si aparece debe acudir a la consulta del dentista. BAROTRAUMA DE OÍDO MEDIO El barotráuma de oído medio es el problema médico más frecuente en buceo. Es el resultado de una equilibración inadecuada de las presiones entre las cavidades aéreas del oído medio y el ambiente. Aparece con mayor frecuencia durante el descenso o compresión cuando la presión en el oído medio es relativamente negativa con respecto a la ambiental. Con un tímpano íntegro la única vía para la equilibración adecuada de la presión es a través de la Trompa de Eustaquio. El ostium nasofaríngeo de éste conducto está normalmente cerrado, y se abre con la deglución, a través de los músculos tensor y elevador del velo del paladar. Durante los cambios bruscos de presión que ocurren en el buceo, puede fallar la apertura del ostium si el buceador no realiza las maniobras activas de deglución o existe inflamación local. Al incrementarse la diferencia de presión, la apertura del ostium es más difícil debido a que la mucosa faríngea lo obstruye. A una profundidad de 0,8 metros se alcanza una diferencia de presión de 60 mmHg entre el oído medio y el oído interno y ambiente, pudiendo notar sensación de ocupación y dolor. Si solo está implicado un oído puede aparecer sensación vertiginosa. Si continua el descenso hasta 1,2 metros la diferencia de presión será de 90 mmHg. La Trompa de Eustaquio se bloquea y no se puede abrir voluntariamente. La membrana timpánica se rompe al alcanzar una diferencia de presión de 100- 500 mmHg, equivalente a una profundidad de 1,3 a 5,3 metros. Una maniobra de Valsalva forzada puede dar lugar a un aumento en la diferencia de presión ya existente entre el oído medio y el oído interno pudiendo producirse la rotura de la ventana redonda u oval con salida de perilinfa y lesión del oído interno. Con la equilibración inadecuada de la presión en oído medio durante el descenso, el buceador puede notar ligeros acúfonos. Siempre está presente una hipoacusia de transmisión, pero con frecuencia no se aprecia durante la inmersión. La rotura timpánica se precede de un fuerte dolor. Las disfünciones nasales previas a la inmersión con obstrucción y congestión o supuración, o ambos, incrementan las posibilidades de malfúncionamiento tubárico y de barotráuma de oído interno o medio. Sin embargo, la ausencia de sintomatología nasal previa a la inmersión no excluye la posibilidad de tal barotráuma. La aparición de barotráuma también depende de la velocidad del descenso. Los cambios patológicos durante el barotráuma de oído medio incluyen edema y hemorragias en la mucosa del oído medio más inflamación y colección de líquido seroso o sangre, o ambos, en el oído medio. La perforación timpánica, si existe, puede ser evidente o ser pequeña y oculta. Sangre en el conducto auditivo externo indicaría que hay perforación timpánica. Ocasionalmente los signos de barotráuma de oído medio son mínimos o no se ven con el examen otoscópico inicial, y en las siguientes 24 horas se desarrolla signos obvios de presión negativa en oído medio con retracción e inflamación timpánica y/o derrame en oído medio. El mejor tratamiento para el barotráuma de oído medio es precaución y prevención. Se debe realizar un adecuado examen ORL haciendo énfasis en la función tubárica y nasal. Se debe prestar una atención particular a aquellos sujetos con antecedentes de enfermedad nasal o de oído medio. Las infecciones de oído medio frecuentes, la historia de cirugía del oído medio, la presencia de perforación timpánica actual o ya resuelta, y la existencia de colesteatoma, son sugerentes de un mal funcionamiento tubárico en condiciones normales. Es posible que dichos individuos no sean capaces de tolerar los cambios de presión que se producen en el buceo. Otros factores importantes para la prevención de los barotráumas de oído medio y de oído interno incluyen evitar la inmersión en presencia de enfermedad inflamatoria nasal significativa, no continuar el descenso sin compensar adecuadamente los oídos cada medio metro, enlenteciendo la velocidad de descenso, y evitando realizar maniobra de Valsalva en el fondo. Una vez que se produce el barotráuma del oído medio, lo primero debe ser descartar la posible alteración del oído interno que sugiere posible rotura de la ventana oval o redonda o barotráuma del oído interno. La hipoacusia de percepción o el fuerte tinnitus o vértigo importante sugieren lesión del oído interno. Las maniobras que se pueden realizar para equilibran presiones pueden ser: deglución, bostezo, desplazar la mandíbula hacia adelante, Frenzel, Toynbee. Estas son unas maniobras seguras al contrario que la maniobra de Valsalva. Una vez descartada la lesión del oído interno, el tratamiento en principio depende del grado de lesión y, en particular, de la presencia o ausencia de perforación timpánica. En la Tabla 1 se contempla la clasificación de Haines y Harris según el grado de lesión. Grado 1 Síntomas Otoscopía Dificultad de compensar Tímpano congestivo a nivel del mango del martillo Otalgias 2 3 Acúfenos Todo el tímpano congestivo Dificultad de compensar Tímpano muy congestivo con sufusiones hemorrágicas Otalgias Acúfenos 4 Vértigo a veces Tímpano muy congestivo con sufusiones hemorrágicas Hemotímpano Dificultad de compensar 5 Otalgias, acúfenos Perforación timpánica Vértigo, otorragia Hemorragia Salida de aire Tabla 1. Clasificación de Haines y Harris Para el tratamiento se puede clasificar en tres grupos: 1. Sin signos otoscópicos pero con sintomatología.- Estos individuos deben evitar posteriores inmersiones hasta que desaparezca toda la sintomatología nasal preexistente, y el individuo pueda autoinsuflar con facilidad ambos oídos en superficie. Se pueden emplear instilaciones de vasoconstrictor nasal. También la administración por vía sistémica de preparados descongestivos o antihistamínicos, debiendo advertir de los efectos sedativos de los antihistamínicos y los efectos adrenergicos indeseables de los componentes descongestivos. 2. Con sintomatología y signos otoscópicos pero con tímpano íntegro.- Deben evitar la inmersión hasta la completa resolución de los signos otoscópicos y ambos oídos se puedan autoinsuflar fácilmente en superficie. También se puede emplear instilaciones nasales y descongestivos y antihistamínicos por vía sistémica. Se recurrirá al tratamiento antibiótico únicamente se la infección respiratoria lo justifica. Si el dolor es importante recurrir a analgésicos sistémicos. 3. Con sintomatología y signos otoscópicos que incluyen perforación timpánica.- Se deben tratar de forma similar al grupo 2 pero están contraindicadas las gotas otológicas. Si en 2 semanas no se resuelve con el tratamiento apropiado se le debe remitir al especialista en ORL. Afortunadamente la mayoría de las perforaciones se resuelven espontáneamente sin necesidad de reparación quirúrgica (timpanoplastia). Si durante el ascenso no se equilibran presiones, puede aparecer una presión positiva relativa en el oído medio, pero no es frecuente ya que la Trompa de Eustaquio se abre sin dificultad en respuesta a una presión positiva en oído medio. Se ha descrito un vértigo transitorio secundario a una equilibración de presiones asimétrica durante el ascenso. Este fenómeno llamado vértigo alternobárico se produce al incrementarse la presión en uno de los dos oídos durante el ascenso dando lugar a una estimulación vestibular asimétrica. Muchos de los individuos que sufrieron este vértigo tuvieron problemas para equilibrar presiones en uno de sus oídos durante el ascenso. Este vértigo desaparece parando el ascenso y aumentando nuevamente la profundidad. El vértigo que aparece en inmersión puede ser muy peligroso debido a la desorientación espacial acompañada de nauseas y vómitos que puede ser fatal. El mejor tratamiento es la prevención. BAROTRÁUMA DE OÍDO INTERNO Denominado así por Edmonds en 1972 se ha relacionado con roturas de las ventanas laberínticas. Para explicar tales roturas se han postulado dos mecanismos: Mecanismo explosivo.- Al no compensar adecuadamente el oído medio durante el descenso, la presión en éste se negativiza con respecto a la intralaberíntica y ambiental. Un esfuerzo o una maniobra de Valsalva incrementan la diferencia de presión al transmitirse el incremento de la presión de intracraneal al oído interno. Esto puede dar lugar a rotura de la ventana redonda u oval. Mecanismo implosivo.- Una maniobra de Valsalva brusca da lugar a un rápido aumento de la presión en el oído medio con rotura de las ventanas laberínticas. La mayoría de los casos descritos en buceo se refieren a rotura de la ventana redonda. Todo buceador que experimente vértigo persistente con o sin hipoacusia y/o tinnitus tras inmersión en la cual es improbable la enfermedad descompresiva, es posible que sufra barotráuma de oído interno y no se le debe aplicar un tratamiento de recompresión ya que esto sometería al paciente a los mismos cambios de presión que originó la lesión; en lugar de esto debe permanecer en cama con la cabeza elevada evitando las maniobras que aumenten la presión intracraneal, siendo el especialista en ORL quien dictará las medidas terapéuticas. En principio, lo mejor puede ser un tratamiento conservador, reservándose la cirugía para los casos que no mejoren en 4-5 días o empeoran tras 24-48 horas.