14 LATERCERA Sábado 12 de diciembre de 2015 FRENTE A FRENTE ¿Cuál es el legado de Douglas Tompkins? Sara Larraín Aldo Cerda Directora Chile Sustentable Director de ActionAbility Institute Un filántropo visionario Un particular modelo de conservación E STA SEMANA ha perdido la vida Douglas Tompkins, uno de los ambientalistas y filántropos más importantes de nuestro país y del mundo. Sólo consuela saber que nuestro amigo murió realizando un deporte que le apasionaba en la región que más amó y protegió: la Patagonia. El legado que deja Tompkins a Chile y a la sociedad chilena es inmenso en cuanto a la magnitud del patrimonio ambiental, pero también clave y profundo como legado cultural. El primero está constituido por cientos de miles de hectáreas de tierras, bosques y ecosistemas prístinos o restaurados entre las regiones de Los Lagos y Magallanes, que constituyen una decena de predios establecidos como áreas protegidas, entre los que destaca el Parque Pumalín, el Parque Patagonia y los parques Corcovado y Yendegaia, los dos últimos ya entregados al Estado chileno. El patrimonio natural y de infraestructura donado y por donar de sus fundaciones, constituyen el mayor legado económico que haya recibido el estado chileno en el curso de su historia como nación y ello deberá ser noblemente reconocido y agradecido, ojalá más temprano que tarde, puesto que en términos ambientales el valor de su legado es incalculable. Asimismo, el legado intangible de Douglas Tompkins es igualmente importante. Él logró con sus acciones y declaraciones, tensionar el debate existente en Chile sobre los modelos de desarrollo, la relación entre el dinero y medio ambiente y el paradigma de la relación entre el hombre y la naturaleza. Como inversionista extranjero, fue discriminado como sospechoso por comprar tierras para la conservación y no para la explotación y se inventó sobre él toda clase de insidias porque su dinero no era usado para el extractivismo minero, maderero o energético. Fue considerado por el establishment como una amenaza y objeto de sospecha ideológica, política y religiosa, por opinar sobre temas de amplia discusión internacional como la sobrepoblación, la no neutralidad de la tecnología, los límites del planeta y por dedicar gran superficie de tierras a la conservación. En un período incluso, fue víctima de hostigamiento por parte del Estado, pero su trabajo y la consistencia de sus proyectos durante dos décadas, abrieron una brecha definitiva en la noción dominante sobre el desarrollo y la naturaleza y cientos de chilenos se sumaron a establecer nuevas áreas protegidas. Actualmente ya existe en Chile una red de áreas protegidas privadas, evidenciándose el inicio de una cultura de conservación de la naturaleza más allá de lo que logra proteger el sistema público o lograron mantener las culturas indígenas. Esta cultura emergente de protección de la naturaleza, es y será clave, para atemperar el sesgo de mera explotación que impera en el paradigma extractivista del desarrollo dominante. En estos momentos en que el equipo, los amigos y la familia de Douglas Tompkins concluyen los ritos funerarios, queda en evidencia que los principales herederos del patrimonio y obras de Douglas Tompkins somos todos los chilenos y creo que ha llegado el momento de reconocerlo y agradecerlo. La iniciativa de ley de un conjunto de senadores para conceder a Tompkins la na- Su legado va más allá de un patrimonio natural. Él logró tensionar el debate sobre los modelos de desarrollo, la relación entre el dinero y medio ambiente y el paradigma de la relación entre hombre y naturaleza. cionalidad chilena es un buen comienzo, pero hoy principalmente, se requiere una robusta señal del Gobierno, en orden a reconocer y honrar el legado que Tompkins está haciendo a Chile, facilitando el traspaso de sus donaciones al Estado e integrando los terrenos fiscales aledaños, para constituir la gran ruta de parques nacionales entre Los Lagos y Tierra del Fuego, que este filántropo visionario empezó a construir como eje estructural del desarrollo del Chile Austral. Es ahora cuando la Presidenta Bachelet, en representación nuestra, debe abrirse a recibir el legado que nos dejó a todos los chilenos Douglas Tompkins. D OUGLAS Tompkins es un personaje imprescindible de la historia reciente del país. De haber llegado con el mismo ímpetu y motivaciones quince años después a Chile, él podría haber reconfigurado enteramente la discusión respecto al modelo de desarrollo del país, donde nuestra generación Millennial hubiera encontrado en él al mentor que necesitaba para su re-encantarse. Hoy sólo se conocen simplificaciones y estereotipos de sus propuestas, por lo que vale la pena analizar con espíritu crítico tres elementos significativos de su legado. 1) La transición a un mundo sustentable: Tompkins “walk the talk” en su defensa por el cambio de los modelos de consumo, uso de recursos y reducción de la huella ambiental del capitalismo. Desconfiaba de la tecnología y de la capacidad humana para resolver los problemas que ella misma había creado. Su visión de un mundo más sencillo y austero para equilibrar la relación con el medioambiente era atractiva y coherente, pero no se hacía cargo de cómo viabilizar esa propuesta para un mundo de siete mil millones de personas, muchas en condiciones de extrema pobreza. Incluso su rigidez en este campo lo alejó de la posibilidad de introducir innovaciones sustentables, particularmente en el caso de la energía, donde no sólo se opuso a proyectos controversiales como HidroAysén, sino a cualquier forma intensiva de generación, incluidas las ERNC. 2) El rol de la sociedad civil: Tompkins fue un mecenas significativo de las ONGs que trabajaban en temas de sustentabilidad ambiental. Su rol en el fortalecimiento de la sociedad civil probablemente fue una de las contribuciones más silenciosas y significativas de su legado, apostando no sólo a introducir temas nuevos, sino a profesionalizar el debate en el campo del derecho y la economía ecológica. Ese mismo rol levantó sospechas en diferentes sectores, que veían como una amenaza la emergencia de una forma de poder paralela y alejada de las estructuras tradicionales. Hoy el empoderamiento de la sociedad civil no ha seguido la lógica de institucionalización de las ONGs, sino la de la multiplicación de organizaciones creadas espontáneamente para la defensa de determinadas causas funcionando en red. La misma tecnología de la que él desconfiaba se transformó inesperadamente en una aliada poderosa del movimiento que él ayudó a fortalecer. 3) El rol de la filantropía en nuestra sociedad: Tompkins señaló en más de una ocasión que el empresariado chileno no era generoso, y a pesar de ser profundamente discrepante del modelo de desarrollo capitalista, le llamaba la atención que esa característica que se da en forma tan natural en EE.UU. –la filantropía como un complemento del funcionamiento del libre mercado-, en Chile no se hubiera importado. Pero esa no es la única diferencia. El modelo filantrópico americano ha evolucionado notablemente en la última década. La inversión en conser- Su visión de un mundo más austero era atractiva, pero no se hacía cargo de cómo viabilizar su propuesta a un mundo de siete mil millones de personas. Incluso, su rigidez lo alejó de introducir innovaciones sustentables. vación de la naturaleza, muy propia de los aportes en los ‘80s y ‘90, ha evolucionado a modelos como el de Bill Gates, que creó una fundación que aplica una lógica de eficiencia privada a la resolución de los más grandes desafíos de la humanidad y que cuenta con recursos cuantiosos, no sólo de su propia fortuna, sino también de otros billonarios no interesados en el family-branding. Lo importante es que su propuesta –al igual que la anunciada recientemente por Zuckerberg- apunta a complementar la fuerza de la innovación en el modelo capitalista en una lógica casi sincrética-, no a combatirlo.