ARTÍCULOS Enfermedad de los edemas Cuadro clínico y lesional y fisiopatología Guy-Pierre Martineau1, Nadia Amenna-Bernard2, Agnès Waret-Szkuta1 Resumen Summary La enfermedad de los edemas es una enfermedad presente y en la actualidad es también una enfermedad reemergente. El objetivo aquí no es escribir otra revisión sobre el tema, sino vincular los hallazgos fisiopatológicos relacionados con la enfermedad y sus consecuencias, con la finalidad de que el profesional que se enfrenta a esta enfermedad pueda tomar las mejores decisiones. Estos nuevos hallazgos relacionados con la enfermedad de los edemas son importantes. La enfermedad de los edemas es una enfermedad paradójica y también es una enfermedad paradigmática. De hecho, esta patología debe considerarse como un “simple” accidente pero a menudo aparece en forma de “repetición accidental” que afecta a los mejores lechones de la explotación a pesar de las numerosas medidas que se ponen en marcha lo antes posible. Dichas medidas son conocidas por todos los profesionales. Edema disease: a paradigmatic and paradoxal disease Palabras clave: enfermedad de los edemas, reemergente, colonización. Key words: edema disease, re-emerging, colonization. Edema disease is a current disease and definitely a re-emerging disease today. The objective here is not to write another review on the subject as many already exist. We aim at linking physiopathological findings related to the disease and their consequences in order for the practitioner that faces the disease to be able to take the best decisions. New findings related to edema disease are major from our point of view which justifies the need to report them to swine practitioners. Edema disease is a paradoxal disease and is also a paradigmatic disease. Indeed many ideas related to it should be questioned as the fact that mainly healthiest piglets are affected or that the colonization is limited to the intestine. Contacto con el autor: 1Escuela Nacional de Veterinaria de Toulouse (Francia) - 2Jefa del servicio de Diagnóstico Veterinario - Laboratorio de Desarrollo y Análisis 22 - Ploufragan (Francia) L a enfermedad de los edemas es una patología de total actualidad. En 2001, Evelyn DeanNystrom y Denise Bartels-Morozov (Centro Nacional de Enfermedades Animales, NADC) plantearon la siguiente cuestión: “Enfermedad de los edemas: ¿un problema reemergente?” para comprobar si realmente la enfermedad de los edemas era una patología emergente. Diez años más tarde, el signo de interrogación debería eliminarse: la enfermedad de los edemas es ahora una patología reemergente. El propósito de este artículo no es realizar un compendio sobre la enfermedad 22 n SUIS Nº 97 Mayo 2013 de los edemas, puesto que ya existen (por ejemplo, el de Gyles y Fairbrother, 2006 y, más recientemente, el de Fairbrother en la última edición de “Diseases of Swine”, 2012). Se trata de trazar un vínculo entre el conocimiento microbiológico y las consecuencias operativas que el profesional encuentra frente a esta enfermedad. La enfermedad de los edemas es, como nos la presenta Michel Morin (patólogo de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Montreal en St-Hyancinthe, Quebec, Canadá), un “simple accidente” digestivo, pero con importantes consecuencias, ya que también es a menu- do una “repetición accidental” que afecta casi siempre (no siempre como veremos a continuación) a los lechones que mejores rendimientos presentan de la explotación. El veterinario está bajo presión. Por eso es necesario revisar el planteamiento de la enfermedad y descubrir las nuevas piezas del puzle que permitirán tener una imagen más precisa y más operativa de esta enfermedad. Las últimas novedades observadas en torno a la enfermedad de los edemas nos parecen importantes y justifican que dediquemos este artículo a los profesionales del sector. ARTÍCULOS La enfermedad de los edemas está llena de paradojas, como el efecto de los antibióticos, que es el centro de preocupación tanto en medicina humana como en veterinaria. También es una enfermedad paradigmática, ya que mostraremos numerosos argumentos (ideas) que deben ponerse en duda. Incluido el hecho de que sólo afecta a los mejores lechones de la explotación o que la colonización se limita al intestino. En la primera parte realizaremos un recordatorio de los síntomas y de las lesiones características. En la segunda parte, analizaremos la fisiopatología de la enfermedad de los edemas. Y en la tercera y última parte (que constiruirá un artículo independiente en el próximo número de Suis), se propondrán los tres escenarios epidemiológicos más característicos obtenidos como resultado de los numerosos casos clínicos investigados durante los últimos quince años. Concluiremos con los avances en materia de control, sobre todo los relativos a la vacunación. RECORDATORIO DEL CUADRO CLÍNICO Y LESIONAL Los profesionales del sector porcino conocen bien los signos clínicos. De modo que en este ámbito solamente insistiremos sobre el hecho de que estos signos clínicos son prácticamente indistinguibles en una meningitis causada por Streptococcus suis o por Haemophilus parasuis, sin tener en cuenta que en este último se aprecia una temperatura rectal por encima de 40 °C. Por ello, es necesario tomar la temperatura de un lechón con signos de meningitis (figura 1a) que pueden reflejar una enfermedad de los edemas (figura 1b) o una meningitis bacteriana (figura 1c). Los animales afectados suelen ser los mejores del lote, a una edad “x” (veremos más adelante que la precisión es importante) o tocados a los “y” días o semanas tras el destete (figura 2a). Si bien la mortalidad afecta con frecuencia a los lechones buenos, hay que insistir en que no siempre ocurre así. En un próximo artículo veremos que los lechones mediocres también pueden sufrir la enfermedad del edema, un hecho que habrá que explicar. Por ello no habría que descartar esta patología ante la vista de un lechón simplemente porque no es un ejemplar “bueno” (figura 2b). A veces se dan casos en la maternidad (aunque son raros) y en animales más mayores, sobre todo al principio del cebo. Los casos que se dan antes de las tres semanas de edad Figura 1a. Síntomas de meningitis (movimiento de pedaleo, opistótonos como se aprecia en este lechón) no siempre significan “meningitis”. La toma de la temperatura permite orientar el diagnóstico ya que, en caso de meningitis, la temperatura rectal suele ser superior a 40 ºC. En este caso se confirmó un episodio de enfermedad de los edemas. Figura 1b. Las lesiones histológicas son diferentes: en la enfermedad de los edemas, las meninges sufren un edema importante. Cuando los animales mueren demasiado rápido no hay casi ninguna lesión vascular, en este caso, no hay vasculitis. Figura 1c. En la meningitis bacteriana, las meninges son el foco de una infiltración de polimorfonucleares. SUIS Nº 97 Mayo 2013 n 23 ARTÍCULOS Figura 2a. En general, todos los libros describen que esta enfermedad afecta a los mejores cerdos. El fallecimiento de un buen lechón es una fuente de frustración para el productor. Figura 2b. Aunque a menudo la mortalidad afecta a los mejores lechones, no siempre es el caso. Los animales peores también pueden verse afectados por la enfermedad de los edemas. Por ello a simple vista no se debe excluir esta enfermedad con el argumento de que el animal afectado no es un “buen” lechón. Figura 3. Se observa edema palpebral en uno de los dos lechones. Se diagnosticó enfermedad de los edemas en los dos animales, pero sólo uno mostró un marcado edema palpebral. En el animal de la derecha, puede que el edema se absorbiera después de su muerte o que no estuviera presente. Es un rasgo característico de la enfermedad de los edemas. 24 n SUIS Nº 97 Mayo 2013 son muy raros, porque los receptores de las adhesinas F18 del colibacilo responsable de la enfermedad de los edemas no están presentes antes de esa edad. Ya antes de la necropsia, el edema parpebral tiene un importante papel diagnóstico (figura 3). Por otra parte, se puede observar fácilmente un edema subcutáneo de la cara, especialmente en el hocico, debido a que entre el hueso y la piel sólo está el tejido conectivo subcutáneo (figura 4a). Una vez realizada la apertura abdominal, a menudo se puede ver edema de los ganglios mesentéricos (figuras 4b, 4c y 4d) y del mesocolon (figuras 4e y 4f). En la apertura de las cavidades puede aparecer líquido seroso a nivel pleural, peritoneal y, eventualmente, es posible encontrar un ligero edema de pulmón. El líquido que rezuma es a menudo algo gelatinoso y en contadas ocasiones ligeramente hemorrágico (figura 4c). No siempre es fácil observar el edema en los ganglios linfáticos mesentéricos (figura 4c), incluso si son indicativos de la enfermedad. Generalmente, los ganglios linfáticos mesentéricos se encuentran hipertrofiados. El estómago suele estar lleno de comida, mientras que el intestino delgado está vacío. Los animales que mueren después de una fase clínica prolongada o incluso los que fallecen a las 24 horas, casi no muestran edema en el estudio macroscópico. Algunos lechones pueden presentar lesiones de malacia o necrosis bilateral y simétrica del tronco cerebral y de los ganglios basales de la médula espinal en diferentes niveles (figuras 5a y 5b). Se pueden observar otras lesiones del sistema nervioso central (figura 5c). En el estudio microscópico la lesión principal sigue siendo el edema, pobre en proteínas, que contiene pocos glóbulos rojos y células inflamatorias (figura 6a). La observación de las lesiones microscópicas en el encéfalo es importante y recomendamos tomar muestras de cerebro de todos los animales muertos de los que clínicamente sospechamos enfermedad de los edemas. De hecho, no siempre es fácil realizar una necropsia el día que el ganadero constata la muerte del animal. Además, ésta puede ayudar a diferenciar dos enfermedades que circulan simultáneamente en la misma granja: enfermedad de los edemas y meningitis bacteriana. Las lesiones vasculares pueden ser invisibles en los lechones que mueren repen- ARTÍCULOS Figura 4a. El edema subcutáneo en la frente es la primera información disponible en la necropsia de un cerdo que se sospecha que sufre la enfermedad de los edemas. Hay que tener en cuenta que el edema desaparece rápidamente después de la muerte. Figura 4b. Edema periganglionar muy marcado. Se observa el aspecto edematoso del meso y de la porción del intestino (a la derecha). Figura 4c. Primer plano de un ganglio mesentérico. Se observa mejor el aspecto gelatinoso periganglionar. Figura 4d. Imagen histopatológica del edema periganglionar (x250 aumentos). Figura 4e. El edema del mesocolon es muy visible a nivel del colon espiral. Figura 4f. Se puede observar el edema de la submucosa en la apertura del colon espiral como un engrosamiento. SUIS Nº 97 Mayo 2013 n 25 ARTÍCULOS Figura 5a. Necrosis neuronal y edema asociado (o secundario) a las lesiones vasculares en el área de la malacia (x100 aumentos). Figura 5b. Detalle de la figura anterior. Lesiones vasculares en la zona de malacia: necrosis de los miocitos de la túnica media (flecha grande), ligera infiltración por leucocitos mononucleares perivasculares (flecha pequeña) y aspecto reactivo de las células endoteliales (punta de flecha) (x200 aumentos). Figura 5c. Corteza cerebral. Dilatación de los espacios Virchow-Robin por pérdida de líquido debido a la angiopatía (x200 aumentos). 26 n SUIS Nº 97 Mayo 2013 tinamente. Las arteriolas y las arterias pequeñas son las más afectadas por la toxina que “ataca” su endotelio (figuras 6a, 6b, 6c y 6d). De hecho, la toxina (Stx2e) se une a los glóbulos rojos y, por lo tanto, estará en continuo contacto con el endotelio vascular. Cuando hay toxinas, las lesiones vasculares son las mismas que en las angiopatías y aparecen cuando el curso de la enfermedad es largo: vacuolización de las células endoteliales, edema, hemorragia, necrosis de los miocitos y degeneración hialina de la túnica media. Los signos nerviosos se asocian con lesiones vasculares que causan edema e isquemia de los tejidos. También son la consecuencia del edema que dilata los espacios de Virchow-Robin de las meninges. La inflamación o la trombosis no son en ningún momento elementos evidentes de angiopatía. FISIOPATOLOGÍA La fisiopatología de la enfermedad de los edemas no se conoce bien. En 2008, Serna y Boedeker escribieron en su artículo Patogénesis y tratamiento de la infección por Escherichia coli productor de toxina Shiga: “El mecanismo subyacente a la colonización intestinal por STEC (tanto en personas como en animales) aún se conoce poco”. En 2012, John Fairbrother, una de las mayores referencias en cuestión de colibacilosis, escribió, en la última edición del libro Diseases of swine (2012): “la información sobre la fisiopatología de la enfermedad de los edemas es escasa”. Sin embargo, tenemos nueva información respecto a la unión a la mucosa, la multiplicación y la producción de toxina Stx2e de los colibacilos responsables. Éstas constituyen las primeras etapas de la enfermedad y permiten comprender mejor su fisiopatología. Recordemos que los colibacilos implicados suelen denominarse con diversos acrónimos sinónimos: ■■ VTEC = Vero-Toxinogenic E. coli; E. coli verotoxigénico. ■■ STEC = Shiga-Toxigenic E. coli, E. coli productor de toxina shiga. ■■ EDEC = Edema Disease E. coli, E. coli de la enfermedad de los edemas. El término “verotoxigénico” se asocia al test citotóxico de las células vero con Stx2e. El término “toxina Shiga” se basa en la relación con la toxina de Shigella ARTÍCULOS Figura 6a. Degeneración y vacuolización endotelial y placa de degeneración fibrinoide segmentaria de la media (flecha). Figura 6b. Ganglio linfático mesentérico. Necrosis fibrinoide de la pared vascular. Figura 6c. Ganglio linfático mesentérico con degeneración fibrinoïde (flecha) (x400 aumentos). Figura 6d. Encéfalo. Necrosis fibrinoide de la pared vascular. (sinónimo de Stx2a = toxina shiga 2a), que en el hombre se asocia con una enfermedad muy grave. La disentería bacilar es una enfermedad infecciosa humana de origen bacteriano. Está causada por uno de los diferentes tipos de la bacteria Shigella, que se llama así en honor del bacteriólogo japonés Kivoshi Shiga, que la descubrío en 1897. Esta enfermedad se caracteriza por una gastroenteritis aguda muy grave, en la que las heces se acompañan habitualmente de sangre y mocos causados por abscesos de las paredes intestinales debidos a la invasión bacteriana. Shigella dysenteriae de tipo 1 se ha hecho cada vez más resistente a los medicamentos. Las shigelas forman parte de la familia Enterobacteriaceae. Existe otro STEC importante en medicina humana, el “famoso” O157:H7”, que es realmente el colibacilo más estudiado. Los mecanismos moleculres que provocan la colonización todavía son hoy objeto de numerosas investigaciones. 28 n SUIS Nº 97 Mayo 2013 El título de una revisión reciente así lo demuestra: Mecanismos moleculares que median la coloniczación de las cepas de Escherichia coli que producen toxina Shiga (Farfan y Torres, 2012). Aunque el riesgo zoonótico se relaciona sobre todo con los bovinos, hay que tener en cuenta que el cerdo también está implicado en transmisiones a personas, como ocurrió en 2011 en Ontario, Canadá (Trotz-Williams et al., 2012). En cuanto al colibacilo porcino, en 2007 se publicó una información microbiológica exhaustiva en Alemania, que describe 283 cepas de STEC (figura 7). Otro estudio, realizado en Estados Unidos, reparte los patovares según los antígenos somáticos (ver tabla de la página siguiente). Los STEC suelen pertenecer a los grupos O141 y O139 (a veces también a los grupos O138), pero este antígeno O no afecta al poder patógeno; simplemente se utiliza para identificar las cepas (ver tabla de la página siguiente). La adhesión: los pili o fimbria Cómo hemos recordado, la adhesión es la etapa inicial de la infección y merece que nos detengamos. La adhesion se hace mediante pili o fimbrias. Aunque es probable que existan otros factores de adhesión, las fimbrias F18 tienen un papel fundamental. Las F18 no se expresan in vitro, y existen diversos tipos, como las F18ab o las F18ac. Dado que las F18 no se expresan in vitro, se ha desarrollado un método diagnóstico basado en los antígenos somáticos (tabla). Los receptores intestinales para F18 aparecen sobre las tres semanas de edad. Para David Francis (South Dakota State University, comunicación personal, 2008), sería una de las razones de la lenta colonización: a las 3-4 semanas todavía no son operativos todos los receptores. Sin embargo, esto no explica por qué parece darse una colonización lenta incluso en cerdos adultos (Cox, 2012, figura 8). Después de ocho semanas, se desarrolla resistencia tanto para F4 como para F18 ARTÍCULOS Figura 7. Patovariedades y factores de virulencia de 283 cepas de STEC. Figura 8. Esta imagen compara la colonización por las ETEC clásicas F4 (A) y las STEC F18 (B). Como puede verse, los dos colibacilos no presentan la misma intensidad de colonización (Fuente: Cox, 2012). A - Excreción fecal F4+ ETEC STEC F18- 700 STEC F18+Stx2e 600 500 STEC ETEC F18+ Stx2e Sta Stb LT (Francis, 2004); dicha resistencia no está relacionada con la desaparición de los receptores. Se asocia con un mecanismo similar al producido por 987P (Dean, 1990). Sin embargo, ya se han descrito casos de enfermedad de los edemas en cerdos de 10 semanas. La adhesión está mediada por una enzima, codificada en dos formas. La a-1,2 fucosiltransferasa (FUT1 y FUT2) se expresan en el intestino delgado de los lechones. Estas dos enzimas están codificadas por genes situados en la banda q11 del cromosoma 6 porcino (SSC6q11). El polimorfismo del FUT1 influye en la adhesión de E. coli F18+ en la mucosa intestinal. Este polimorfismo de la proteína se expresa a nivel molecular por dos sustituciones de aminoácidos en la posición 103 (alanina versus treonina) y en la posición 286 (arginina versus ácido glutámico). Se ha demostrado que los animales resistentes a E. coli F18+ son homocigotos para la mutación de la posición 103 que conlleva la aparición de una treonina para la proteína FUT1. Podemos poner en evidencia esta mutación puntual identificado la secuencia de nucleótidos (una 106 E. coli/g de heces 300 200 100 0 2 3 4 5 6 7 Días posinfección 9 10 11 Días posinfección B - Excreción fecal F18+ VTEC 700 600 500 400 106 E. coli/g de heces Distribución de 283 cepas de STEC. 127 de ellas provenían de cerdos con enfermedad de los edemas y 149 de cerdos diarreicos (Barth, comunicación personal, 2008). Se aprecia que existen patovares Stx2e+, pero F18-. Según Stephanie Barth hay casos de enfermedad de los edemas asociada con cepas F18 negativas, de momento sin que de momento se haya podido identificar ninguna nueva fimbria. Muchas cepas son realmente quimeras, ya que tienen al mismo tiempo el gen para Stx2e y para las enterotoxinas LT, STa y STb; por tanto son STEC y ETEC (E. coli enterotoxigénicas). 400 300 200 100 0 2 3 4 5 guanina en lugar de una adenina en la posición 307). En efecto, utilizando una PCR-RFLP, somos capaces de detectar los animales resistentes (Lee et al., 2002). Las investigaciones recientes de Alexa et al. (2011), en la República Checa, sólo mostraron un 2,8% de de animales resistentes del total de 248 lechones testados, de ocho líneas diferentes. PIC elaboró y aprobó un test de selección asistida y genotipado (citado por Francis, 2004). Hoy en día, las nuevas técnicas de genotipado permiten el desarrollo de métodos más rápidos y menos caros (Kreuse et al., 2013). Si bien hay cepas F18+ pero Stx2e- (Francis, 2004; Fairbrother, 2012), particularmente interesantes de cara a la vacunación, también existen cepas F18pero Stx2e+ (figura 7). Como hemos mencionado anteriormente, el F18 es el factor de adhesión más conocido, pero probablemente no es el único. De modo que un 6 7 8 Distribución según los antígenos O Antígeno O Nº total de aislados 0138 18 0139 66 0141 121 0147 11 0149 1 0157 3 No conocido 63 Total 283 La identificación de la cepa por el antígeno O (antígeno somático) es más fácil. Hay que destacar que dominan dos serotipos, el 0141 seguido del 0139, pero prácticamente un cuarto de las cepas no pertenecen a un tipo O conocido. SUIS Nº 97 Mayo 2013 n 29 ARTÍCULOS resultado F18 negativo no significa necesariamente que no es un STEC. Por ejemplo, sólo el 50% de las 60 cepas que producen únicamente Stx2e son F18+ (Cheng et al., 2005). Sólo tiene interés diagnóstico la producción de Stx2e. En el caso de cepas “mixtas” (VTEC/ETEC) también producen enterotoxinas, LT, STa, STb y otras. De todos estos datos hay que recordar que la presencia del receptor para la adhesina F18 está controlada por un gen dominante y los heterocigotos son susceptibles de ser colonizados. Las fimbrias F18 existen bajo dos formas: F18ab y F18ac, con un antígeno común (“a”) y un antígeno distinto (“b” y “c”). Las STEC que son también ETEC (sobre todo O138 y O141) son portadoras de fimbrias F18ac, mientras que las cepas únicamente STEC son portadoras en su gran mayoría de fimbrias F18ab (sobre todo O139). Las cepas aisladas en caso de diarreas en el destete pero sin que haya enfermedad de los edemas son portadoras de F18ac o de F4 (K88). Estas cepas F18ac se adhieren bien in vitro a la superficie vellosa de los enterocitos, al contrario que las cepa F18ab. De forma general, consideramos que las cepas F18+ no se adhieren tanto a los enterocitos como las F4, de modo que sus mecanismos son diferentes. La colonización En 2006, Fairbrother y Gyles escribieron: “Las E. coli que causan síndrome de adelgazamiento y/o enfermedad de los edemas penetran en los animales mediante ingestión y cuando alcanzan un número suficiente, colonizan el epitelio del intestino delgado mediante adhesinas fimbriales específicas. Estas bacterias proliferan rápidamente para alcanzar una gran cantidad, del orden de 109 desde el yeyuno medio al íleon. El grado de colonización determina si la infección provoca enfermedad.” En 2008, uno de los autores (Guy-Pierre Martineau) preguntó a Carlon Gyles: “¿La colonización se limita al intestino delgado o puede producirse también en el intestino grueso?”. Gyles respondió: “Nunca he conseguido obtener colonización en cerdos desafiados oralmente con cepas de E. coli de la enfermedad de los edemas. Sin embargo, Willy Smith lo consiguió, pero sólo cuando utilizó cerdos que se sabía que eran sensibles. En este caso obtuvo la colonización de los intestinos delgado y grueso”. Por lo tanto, esta “colonización” es objeto de opiniones divergentes y de numerosas investigaciones en medicina humana (Hu et al., 2013). En medicina veterinaria, los trabajos recientes de Cox (2012) demuestran que es mucho más débil que la asociada con F4 (figura 8). Es interesante relatar una pequeña parte de la reproducción experimental de Lucie Konstantinova et al. (2008), llevada a cabo en cerdos destetados a los 28 días (en los que se comprobó que tenían el receptor para F18). Estos lechones se infectaron por vía oral con un cultivo de STEC (2 × 1011 UFC) al día siguiente del destete, y se les administró alimento complementado con la misma dosis durante los tres días siguientes. Salvo en un lechón (1/22, ver figura 9, no se demostró colonización ni en la histología ni mediante microscopía electrónica. Sus observaciones confirmaron también que el ETEC se encuentra en el moco, no adherido a los enterocitos (diferente de F4). De todos modos, las ETEC se multiplican en el intestino, cómo demostraron tanto Cox (2012, figura 8) como Konstantinova et al. (2007, figura 10). Después de una semana, es decir, cuando suelen aparecer los síntomas, la excreción fecal ya es muy débil. ¿Cómo explicar el intervalo entre el factor desencadenante de la colonización y los síntomas (5-7 días después) como un parámetro esencial que el técnico debe considerar? Experimentalmente, John Fairbrother reprodujo diarreas con cepas F18+ sólo 1-3 días después de la inoculación (frente a 6-24 horas para las cepas F4+) (Fairbrother, comunicación personal, 2008). Veremos en el apartado siguiente que no parece haber relación entre la colonización y la producción de Stx2e, lo cual resulta paradójico. La toxinas: Stx2e Figura 9. Microfotografía en microscopía de barrido de una colonización por una cepa STEC O139 en la experiencia de Konstantinova y sus colaboradores (2007). Fuente: Pavel Alexa, comunicación personal, 2008. En este caso, hay una colonización, pero se trata del único lechón entre 22 que la sufrió. Además esta colonización tan masiva no existía en el resto del intestino. 30 n SUIS Nº 97 Mayo 2013 En todos los artículos sobre la enfermedad de los edemas solemos hallar la misma sigla: Stx2e (antes denominada citotoxina, lo cual describe bien sus características). Hay dos familias de toxina shiga o Stx: Stx1 y Stx2. Hay diversas Stx2, entre ellas la Stx2e. Parece que en los colibacilos porcinos sólo está la Stx2e. Es posible reproducir la enfermedad administrando la Stx2e por vía intravenosa a dosis de 3 ng/kg (0,000003 mg/kg), que producirá una toxina tres veces más tóxica que la toxina botulínica, al menos para la rata (Kolf-Clauw, comunicación personal, 2013). Cuando se inyecta por vía intravenosa, los signos clínicos aparecen entre 7-28 horas después de la administración (MacLeod et al., 1991). ARTÍCULOS Punto importante: la Stx no se secreta La Stx no se secreta, sino que la bacteria debe lisarse para que la toxina se libere. En el caso de E. coli, el hecho no es exclusivo para dicha toxina. Sucede lo mismo para las cepas F4+LT+ de la toxina LT. La toxina LT no se secreta pero permanece unida a la membrana: en este caso, hay un contacto estrecho entre el ETEC y los enterocitos. En cambio, las toxinas STa y STb (las cepas F18 son a menudo STa+STb+) son secretadas y difunden. Smith y Halls (1968) publicaron una hipótesis según la cual habría un paso muy escaso de la toxina Stx2e a través de la barrera intestinal. Cuarenta años más tarde, todavía no se sabe mucho acerca de la absorción de la forma activa de Stx2e (Gyles, 1994). Sin embargo, datos recientes permiten proponer una nueva hipótesis. Habría que retomar la experiencia de Lucie Konstantinova et al. (2008). La base de este estudio es la observación según la cual es fácil aislar los colibacilos responsables de la enfermedad de los edemas a partir de los ganglios mesentéricos (Salajka y Salajkova, 1987). Esta colonización de los ganglios mesentéricos no es una novedad, ya que, en 1987, Salajka y Salajkova participaron de esta observación, aunque en checo, y la transmitió después el profesor Pavel Alexa (26 de septiembre de 2008). En Francia, Hervé Morvan (LDA22) cita este aislamiento de los nódulos mesentéricos de forma rutinaria. Por eso hemos insistido en la importancia de los ganglios mesentéricos en la primera parte del artículo. Podría sorprender la importancia que concedemos a este aislamiento a partir de ganglios mesentéricos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se menciona en el artículo principal, ya citado (Fairbrother y Gyles, 2006). De hecho, ellos escribían: “El examen bacteriológico del intestino delgado y del colon suele producir casi siempre cultivos puros o casi puros de E. coli hemolítica.” Y añaden: “sin embargo, el número de bacterias puede disminuir en los casos más prolongados (Bertschinger y Pohlenz, 1983).” En 2012, John Fairbrother escribió: “Las cepas de EDEC pueden pasar del intestino a los nódulos linfoides mesentéricos y producir allí toxina Stx2e, de forma que proporcionan otro mecanimso para la absorción de toxinas en la sangre”. Sin embargo, es sorprendente que los trabajos de Konstantinova no se citen, ya que completan perfectamente el puzle de esta enfermedad de los edemas. Haremos hincapié en esta característica por sus consecuencias fisiopatológicas. En la experiencia de Konstantinova et al. (2007), se formaron dos grupos: 11 lechones en el grupo A recibieron una inyección diaria de una combinación de colistina-ampicilina (25.000 UI/kg). La cepa utilizada (O139: F18ab, Stx2e+) es sensible a la colistina y resistente a la ampicilina. Los 11 cerdos del grupo control (B) no fueron tratados. La hipótesis de este equipo fue que la colistina administrada por vía parenteral prevendría la colonización de los ganglios mesentéricos y que la enfermedad sólo se observaría en el lote B. Como se ha descrito anteriormente, y con la excepción de un solo lechón (de 22), no se demostró ninguna colonización ni en la histología ni en la microscopía electrónica. Por lo tanto, las ETEC se multiplican fácilmente en el intestino: la curva de excreción es interesante (como se explica en la figura 10) y, sobre todo, es similar en los dos grupos. De paso, esto confirma que la colistina administrada por vía parenteral no atraviesa la barrera intestinal. Los ganglios mesentéricos de todos los lechones del grupo B (no tratados) estaban colonizados por STEC. Figura 10. Cinética de excreción de STEC O139: F18ab, Stx2e+ (expresada en % de los colis identificados en la flora fecal) en el materiaf fecal un día después de una prueba de inoculación de tres días (Konstantinova et al., 2007). 110 100 90 80 70 STEC O139 (% sobre colis totales) 60 50 40 30 20 10 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Días tras la inoculación SUIS Nº 97 Mayo 2013 n 31 ARTÍCULOS Lechones grupo A Figura 11. Signos clínicos en los dos grupos experimentales. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Lechones grupo B 1 n Sanos n Enfermedad de los edemas n Muerte Días posinoculación Los 11 lechones del grupo A recibían una inyección diaria de una asociación colistina-ampicilina (25.000 UI/kg). La cepa que se utilizó (O139 : F18ab, Stx2e+) es sensible a la colistina y resistente a la ampicilina. Los 11 lechones del grupo control (B) se infectaron pero no recibieron tratamiento. La hipótesis inicial era que la colistina administrada por vía parenteral prevendría la colonización de los ganglios mesentéricos y que la enfermedad sólo se observaría en el lote B. La administración oral no reproduce la enfermedad (Waddell et al., 1996). Sin embargo, si se añade desoxicolato de sodio (sal biliar) a la sustancia inoculada administrada por vía oral, entonces la Stx2e atraviesa la barrera intestinal (Waddell y Gyles, 1995) y se reproduce la enfermedad. Esta asociación “sales biliares-Stx2e” refrenda la observación según la cual se da un aumento de la secreción de sales biliares tras la multiplicación bacteriana en el intestino delgado. Los autores sugirieron que esta secreción aumenta la permeabilidad intestinal. Destacan que un cambio de flora implica una acumulación de sales biliares que provoca un aumento de la permeabilidad a las macromoléculas. Una vez absorbida, la 32 n SUIS Nº 97 Mayo 2013 toxina Shiga (Shigatoxina Stx2e) se une a los glóbulos rojos de la sangre (el suero no tiene efecto). De esta forma, los endotielios de los vasos sanguíneos quedan expuestos de manera prolongada a la toxina, que sigue unida a los glóbulos rojos. La Stx2e produce una angiopatía degenerativa en las pequeñas arterias y en las arteriolas, lo que causará un edema (aumento de la permeabilidad). Los hechos se revelaron contrarios a la hipótesis inicial: no sólo la mortalidad fue mayor en el grupo A (grupo tratado preventivamente), sino que también los signos clínicos fueron más graves (figura 11). Hay que comparar este aumento de la mortalidad con las observaciones resul- tantes de la infección humana por E. coli O157:H7 (STEC), responsable del síndrome de uremia hemolítica (HUS, por sus siglas en inglés) y de la colitis hemorrágica. De hecho, en 2000, Wong et al. demostraron en un estudio prospectivo que los pacientes tratados con antibióticos tenían un 50% de riesgo de que la infección progresara hasta la etapa de HUS frente a sólo el 8% de los pacientes no tratados. La hipótesis de Konstantinova et al., es que las STEC lisadas por la colistina (antibiótico polipeptídico que lisa las membranas citoplasmáticas principalmente de las bacterias gramnegativas) liberan la toxina Stx2e, mientras que las bacterias han pasado la barrera intestinal. Esto podría expli- ARTÍCULOS Figura 12. Mortalidad posinoculación oral de 50 lechones con un STEC F18+Stx2e (Cornick et al., 2002). 6 5 4 3 2 Muerte 1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 Días posinoculación 16 de los 50 lechones murieron, el primero cuatro días después de la inoculación y la mayor parte de 5 a 7 días después de la inoculación. Los autores insisten en la discusión sobre que “no se conocen las razones del periodo latente variable de varios días entre la producción de Stx2e en el intestinto y la aparición de la enfermedad sistémica que se manifiesta con signos clínicos o necrosis vascular”. car porque los cerdos del grupo A padecen la enfermedad de forma más grave. Aunque la colonización de los ganglios mesentéricos por ETEC es importante en los lechones no tratados (grupo B), no se produce la liberación de la toxina de manera abrupta debido a que la pared bacteriana está intacta. Este agravamiento experimental posantibiótico se relaciona con otras muchas observaciones de los profesionales franceses de ganado porcino con los que hemos colaborado en casos clínicos de enfermedad de los edemas, que defienden que el problema es cada vez mayor en los animales tratados. Los autores checos señalan que desconocen la razón que explica el intervalo entre la producción de la toxina en el intestino y la aparición de los signos clínicos. Es interesante observar que en los resultados de esta reproducción experimental, no existe necesariamente una relación entre la colonización y la producción de Stx2e. Esta observación es comparable a la de Cornick et al. (2002) sobre los casos de síndrome urémico hemolítico en humanos, es decir, que el riesgo de desarrollar HUS es mayor cuando la concentración de Stx en las heces disminuye. Hay que tener en cuenta que en los seres humanos no sólo las Stx tienen efectos sistémicos específicos, sino que estas toxinas aumentan la capacidad de las STEC O157:H7 de colonizar el intestino. En el caso de la enfermedad de los edemas, los autores checos también plantean la hipótesis de que la lisis de las bacterias podría ser inducida por el sistema inmunitario. Si la infección humana causada por E. coli O157:H7 (STEC), responsable del síndrome urémico hemolítico y de la colitis ulcerosa puede servir de modelo, la enfermedad de los edemas también ha sido propuesta como un modelo para el estudio del STEC en el ser humano (Cornick et al., 2000). Creemos que es importante concluir esta sección con esta reproducción experimental de la enfermedad de los edemas llevada a cabo en 50 lechones infectados oralmente por ETEC (O139) y que permitirá iniciar la “hipótesis SOS” (figura 12). En la reproducción experimental se observaron signos clínicos en 16 de los 50 lechones infectados (de los cuales siete murieron muy pronto y nueve estaban gravemente afectados), mientras que 34 lechones permanecieron asintomáticos. Esta comparación entre lechones infectados enfermos e infectados sanos es particularmente interesante y lleva a los autores a afirmar que no existe relación entre la colonización y la producción de Stx2e De hecho, ahora sabemos que E. coli O157:H7 (STEC) está equipada con un sistema de respuesta SOS que se dispara cuando el ADN está dañado, como por ejemplo cuando resulta “agredido” por las quinolonas, y aumenta la producción de Stx y la lisis celular, y por lo tanto, la liberación de Stx. Los genes Stx de las STEC pueden estar codificados como un profago incorporado en el cromosoma bacteriano o en un plásmido. Por lo tanto, la inducción de estos fagos es determinante para la expresión de estos genes. Esta inducción es provocada por una señal bacteriana, un SOS (“respuesta bacteriana de SOS”), en sí causada por el daño de su ADN. Así que hay que destacar el efecto paradójico de los antibióticos, que resulta inexplicable. En un próximo artículo describiremos los posibles escenarios en los que puede darse la enfermedad de los edemas, así como las principales conclusiones y recomendaciones para el control de esta compleja patología. SUIS Nº 97 Mayo 2013 n 33