Departamento de Antropología Social e Historia de América y África UNIVERSIDAD DE BARCELONA Programa de doctorado: “Antropología Social y Cultural” PROCESOS MIGRATORIOS E INTEGRACIÓN SOCIO-LABORAL DE LOS INMIGRANTES RUMANOS EN CATALUÑA. Para optar al título de Doctor en Antropología Social Doctorando: Miguel Pajares Alonso Director de la tesis doctoral: Manuel Delgado Ruiz Índice AGRADECIMIENTOS 7 INTRODUCCIÓN 9 PRIMERA PARTE. MARCO TEÓRICO Y METODOLOGÍA CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO 15 El proceso migratorio y la red social. 15 La inserción laboral. 20 Proceso de acomodación e integración social. 26 El estado de la cuestión a nivel académico. Estudios previos relativos a la inmigración rumana en Cataluña. 34 CAPÍTULO 2. METODOLOGÍA Y ASPECTOS TERMINOLÓGICOS. 39 Metodología. 39 Aspectos terminológicos. 46 SEGUNDA PARTE. APROXIMACIÓN INTRODUCTORIA A LA INMIGRACIÓN DEL ESTE Y RUMANA EN PARTICULAR CAPÍTULO 3. LAS MIGRACIONES DE LA EUROPA DEL ESTE 55 Migraciones Este-Oeste anteriores a los años ochenta. 55 Las migraciones Este-Oeste de los ochenta. 60 Transición al capitalismo de los países de la Europa del Este y migraciones de los años noventa. 64 Movimientos migratorios de tipo “étnico”. 72 Solicitantes de asilo. 76 Migraciones internas en la Europa del Este. 79 Migraciones temporales. 83 Migraciones de tránsito y migración irregular. 85 Tráfico y trata de personas. 88 Las migraciones de los años dos mil hasta el presente 95 CAPÍTULO 4. LA ACTUAL INMIGRACIÓN RUMANA Y DE OTROS PAÍSES DE LA EUROPA DEL ESTE 101 La ampliación de la UE en 2004 y la continuidad de los movimientos migratorios procedentes de la Europa del Este. 101 Rumania, Bulgaria, Ucrania y Rusia, como principales países de origen. 108 Transición al capitalismo y migraciones en Rumania.- 114 La actual situación económica en Rumania. 121 La inmigración recibida en España procedente de la Europa del Este. 127 Evolución de la inmigración rumana en España y Cataluña. 137 TERCERA PARTE. INMIGRACIÓN RUMANA EN CATALUÑA. PROCESOS MIGRATORIOS CAPÍTULO 5. PROCESO MIGRATORIO 153 Quiénes emigran y por qué. Su situación en el país de origen. 153 Por qué vienen a España. El papel de las redes sociales. 167 Las condiciones del trayecto. El papel de las agencias de viaje. 189 La red social en el apoyo a la acomodación en destino. 204 Las remesas y las conexiones entre origen y destino. 213 La idea del retorno. 217 CAPÍTULO 6. LA INMIGRACIÓN DE GITANOS RUMANOS 223 Una segregación secular. 223 La situación actual de los gitanos en Rumania. 227 La migración gitana. 235 Gitanos rumanos en Cataluña. Sus características. 238 Proceso de asentamiento de los gitanos rumanos en Cataluña. 243 Mito y realidad de las mafias gitanas rumanas. 248 Los gitanos rumanos de Sant Roc. 253 4 La actividad laboral de los gitanos rumanos. 260 El pentecostalismo gitano. 264 Los músicos. 269 CUARTA PARTE. INTEGRACIÓN SOCIO-LABORAL CAPÍTULO 7. LA INSERCIÓN LABORAL Inmigración irregular de trabajadores rumanos y su inserción en la economía sumergida. 277 277 El acceso de los inmigrantes rumanos al trabajo. La importancia de las redes sociales. 288 El paso de la economía sumergida al trabajo reglado. Regularización. 295 Inmigración laboral por vías legales: la contratación de rumanos en origen. 300 Nivel de inserción laboral. Principales sectores laborales. 318 Tipo de trabajos que realizan y sus condiciones laborales. 329 Trabajadores cualificados. Utilidad de su formación en nuestro sistema productivo. 339 Trabajadoras del sexo. 348 CAPÍTULO 8. INTEGRACIÓN SOCIAL 359 Introducción. Marco de integración que ofrece la sociedad receptora. 359 Proceso de acomodación. 364 El acceso a los servicios públicos. 384 Inserción en el tejido social. 394 El factor religioso. 405 Otros aspectos culturales 410 RESULTADOS Y CONCLUSIONES 417 BIBLIOGRAFÍA 439 INFORMANTES. 453 5 AGRADECIMIENTOS Supongo que la lectura de una tesis doctoral es para cualquier persona un paso importante en su trayectoria académica. En mi caso lo es, aunque mi trayectoria ha estado fundamentalmente marcada por la intervención social. Intervención e investigación han ido muy unidas a lo largo de los muchos años que llevo vinculado a todo lo relacionado con la inmigración. Por esto, a la hora de señalar a las personas a las que debo estar agradecido por haberme facilitado que llegara hasta aquí, hasta el momento de presentar una tesis doctoral, tropiezo con el hecho de que son incontables. Lo que he llegado a saber sobre el complejo tema de la inmigración es mucha la gente que me lo ha enseñado. En primer lugar, los compañeros y compañeras de las entidades sociales en las que he participado activamente, a través de los debates que ahí hemos hecho, del análisis de los casos prácticos, de la necesidad de dar solución a problemas que afectaban a personas concretas. Ésa quizás haya sido mi principal escuela. Y en segundo lugar las muchas personas del mundo académico (que a menudo también participan en las entidades sociales) con las que he coincidido en debates, leído sus libros y artículos, conversado. En ambos grupos, además, hay personas con las que he tenido un contacto más estrecho y a las que estoy especialmente agradecido por su amistad y por todo lo que me han enseñado. Esta investigación, además, requería que alguien me facilitase el contacto con un buen número de personas inmigradas procedentes de Rumania y de otros países de la Europa del Este, y eso lo han hecho, principalmente, algunas personas vinculadas a la actividad asociativa: rumanas inmigradas que han pasado por las dificultades que, en general, pasan todas las personas inmigradas, pero que tienen la suficiente generosidad como para dedicar parte de su tiempo y sus esfuerzos a la acción social. Por el tiempo que a mí me han dedicado, la información que me han dado y los contactos que me han facilitado les estoy muy agradecido. Como se lo estoy también a todas las personas que me han concedido entrevistas. Pero esta tesis quizás no hubiera llegado a concluirse sin el empuje que me ha ido dando el director de la misma, Manuel Delgado. Involucrado como estoy, como estamos todos, en la actividad cotidiana, siempre con tiempo insuficiente para acabar las cosas, tal vez esta investigación se hubiese ido prolongando en el tiempo, de no haber sido por el “cómo va eso” que de tanto en tanto me llegaba de él, por sus comentarios sobre lo que iba haciendo, y por sus consejos sobre cómo continuar. Su preocupación por que yo avanzase con este trabajo ha sido real, y también ha sido muy importante la labor que ha hecho proporcionándome instrumentos para realizar un tipo de investigación que no tenía las características de lo que ya estaba habituado a hacer. Su “lo tienes hecho” no era verdad, pero ha sido el empuje que me ha llevado a hacerlo. Y ahora se lo agradezco muy sinceramente. 8 INTRODUCCIÓN El objeto de estudio de la presente tesis es la inmigración rumana, su proceso migratorio y su proceso de asentamiento en la sociedad receptora, que, en el marco de esta investigación, es Cataluña. Las protagonistas son las personas que han emigrado de Rumania y se han instalado en Cataluña, llegando a componer una población que, en el segundo semestre de 2005, cuando se concluía esta investigación, era ya numéricamente significativa, pero habiéndola engrosado en un plazo históricamente muy corto, que ni siquiera abarca una década. La primera observación que cabe hacer es que aquí se estudia algo sucedido en un período de tiempo muy breve y, además, muy reciente: la inmigración rumana en Cataluña (al igual que en España) constituye, precisamente, uno de los grupos (según origen) que más crece en las fechas más cercanas, y que más seguía creciendo en el momento en el que se cerraba esta investigación. El principal interés de este estudio, como de cualquier otro estudio de inmigración hecho desde la antropología social o desde otras disciplinas, está en que el conocimiento que aporta tiene relevancia en los actuales procesos sociales y políticos. Y si el conocimiento tiene relevancia es, entre otras cosas, porque también la tiene, y muy grande, el desconocimiento. En las sociedades del Occidente europeo vivimos una etapa en la que la inmigración se ha convertido en uno de los principales asuntos de interés público: genera debates y construcción de discurso por doquier; justifica actitudes sociales y conflictos en los más diversos ámbitos; sirve de excusa para propuestas políticas de todos los colores, pero a menudo para las propuestas más retrógradas; etc. 9 Pero lo importante es que la inmigración se maneja, en muchas de esas situaciones, sin conocer bien sus causas, ni los derechos que la amparan, ni los problemas reales o los beneficios que comporta; es decir, sin conocer con profundidad los procesos que contiene. La inmigración está generando leyes, políticas fronterizas, políticas urbanísticas o políticas sociales, que a menudo no responden al conocimiento profundo del fenómeno, y que atienden, más bien, a la necesidad de dar respuestas a las actitudes sociales y discursos públicos que van surgiendo en torno a este asunto; actitudes y discursos que, por otra parte, tampoco responden al conocimiento del mismo. De ahí que desde diversas disciplinas académicas se haya producido una eclosión de trabajos de investigación, que tratan de aportar cierta luz a algo ya instalado de lleno en las dinámicas públicas sin que el conocimiento haya comenzado a guiarlas. Éste es un estudio más, de los muchos que se están haciendo sobre la inmigración, que abarca una parcela de la misma, y que pretende servir, como los demás, para que el conocimiento se filtre entre los procesos cotidianos sociales o políticos relacionados con el asunto. Buena parte de esos estudios se han hecho desde la antropología social y desde la sociología, y muchos tienen por objeto diversos grupos inmigrados distinguidos en función de su origen. Lógicamente, los grupos que fueron apareciendo antes han ido acaparando más la atención de los investigadores y las investigadoras: magrebíes, latinoamericanos, senegambianos, filipinos, chinos, etc., han protagonizado ya un conjunto muy significativo de estudios. La inmigración procedente de la Europa del Este es, quizás, la menos estudiada de entre las procedencias más importantes que tenemos en Cataluña (y en España), lo que, sin duda, se justifica por su muy reciente aparición. Pero el abrupto crecimiento que ha tenido en pocos años, la convierte en merecedora de su estudio al mismo nivel que las demás. Y de las distintas procedencias de la Europa del Este, la inmigración rumana es, concretamente, a la que más se refieren estos comentarios, ya que sus dimensiones están muy por encima de las de cualquier otro país de la zona. 10 Que haya sido menos estudiada no impide (más bien favorece) que sobre ella circulen cierto número de mitos, o ideas preconcebidas, entre la población de la sociedad receptora. Algunos nacen de la más profunda ignorancia de los hechos. Por ejemplo, buena parte de nuestra población cree (así lo he ido comprobando mientras hacía la investigación) que la inmigración rumana que tenemos es, básicamente, la de gitanos rumanos, y que apenas si hay muchas más personas que no sean de la etnia gitana. Si en lugar de rumanos, nos referimos más ampliamente a los inmigrantes del Este, aparece otro mito ampliamente instalado: el que los conecta con “las mafias” o la delincuencia organizada. Una identificación parecida a la que están sufriendo los musulmanes con el terrorismo, la están sufriendo los del Este con la delincuencia organizada. Aparte de esos estereotipos, están circulando otros supuestos (que pueden no ser negativos) más merecedores de estudio. Uno muy importante es el que identifica a los inmigrantes del Este como trabajadores muy cualificados; algo que, de ser cierto, tendrá gran influencia en nuestro mercado laboral y en los procesos migratorios futuros. Pero, sean cuales sean los supuestos que circulan, el interés de la investigación va más allá de ellos. Su punto de partida son algunos interrogantes e hipótesis de trabajo, que no son muy diferentes de los que podrían hacerse para el estudio de la inmigración de cualquier otro origen, pero que tienen algunas especificidades para el caso de la inmigración rumana. Las hipótesis formuladas y la metodología de trabajo se explican a continuación, en la primera parte de este texto (los dos primeros capítulos). Antes cabe, quizás, concluir la introducción comentando como ha llegado el autor a esta tesis. No ha sido a través de un proceso universitario, ya que mi formación en ese ámbito se remonta a más de 20 años atrás y tiene poco que ver con el tema que ahora me ocupa. Me introduje en el tema de la inmigración, a través de la actividad antirracista, en 1991, y en poco tiempo comencé a trabajar en ello a plena dedicación. Mi implicación en el análisis teórico de las migraciones ha venido precedida, como ya comenté en los agradecimientos, de 11 una fuerte vinculación a la actividad práctica y vindicativa. Fui, durante unos años, responsable de una red de oficinas de atención a inmigrantes, y he ido participando en un incontable número de foros, reuniones con las asociaciones de inmigrantes, etc. Ahí he ido aprendiendo cómo afectaban a la vida de las personas determinadas actuaciones políticas, determinas leyes, determinadas actitudes sociales, etc. Muy pronto comenzó a articularse mi actividad civil con el análisis teórico, apareciendo mi primer libro en 1998. Tal derivación no dejó de estar en ningún momento determinada por el compromiso sindical y político directo, pero me fue orientado a desarrollar progresivamente conexiones con el mundo académico, y es a partir de ellas que acometí la realización de la investigación que ahora presento a fin de obtener el título de doctor, destinada a conocer desde la perspectiva antropológica una inmigración como la rumana, acaso la que más está creciendo y una de las menos estudiadas. 12 PRIMERA PARTE MARCO TEÓRICO Y METODOLOGÍA 13 CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO El proceso migratorio y la red social. Como mostraré, la inmigración rumana ha pasado de ser apenas perceptible a finales de la década de los noventa, a ser el tercer grupo de población inmigrada en España y el cuarto en Cataluña en 2005. Esto, por sí mismo, genera ciertas preguntas. ¿Por qué llega esta inmigración en estos momentos y con estas dimensiones? ¿Qué importancia tiene, para que esto ocurra, lo que pasa en Rumania? ¿Qué importancia tiene lo que pasa en España, en nuestro mercado laboral, en nuestra sociedad? ¿Qué importancia tiene la red social entre los rumanos en un proceso migratorio tan acelerado? La hipótesis de trabajo es que los emigrantes tienen unas razones para salir de su país, pero si se dirigen a otro país concreto es por razones intrínsecas de éste; y si lo hacen a determinado ritmo es, además, por las facilidades que les otorga su red social. A partir de aquí, la investigación se centrará, primero, en lo que está sucediendo en Rumania, o más bien, en cómo lo perciben los rumanos inmigrados: cómo es la situación económica que ellos han vivido; con qué salarios; con qué índices de desempleo; en el marco de qué estructuras sociales; con qué grado de libertad; etc. En otras palabras, a qué circunstancias se remiten para explicar las razones de su salida de aquel país. En segundo lugar se estudiará por qué vienen a España, o por qué vienen a Cataluña (otra hipótesis es que a Cataluña vienen por lo mismo por lo que vienen a otras partes de España). Qué información tienen allí de lo que pasa 15 aquí; quién o qué está facilitando la elección de España como destino; etc. Y junto a estos aspectos, la investigación se centrará en el análisis de la red social y el papel que juega en el proceso migratorio. Se requiere averiguar qué características específicas tiene la red social que conforman los rumanos inmigrados en Cataluña; qué dimensiones o alcance tiene; cómo facilita el proceso migratorio y la acomodación en destino. El marco teórico que guía este análisis indica que los flujos migratorios responden a un sistema global en el que existen unas causas generales que favorecen las migraciones, que se dan tanto en los países de origen como en los de destino. En los países de origen éstas son, básicamente, las de tipo económico, los conflictos bélicos y las condiciones de libertad; mientras que en los de destino están más relacionadas con las necesidades de su mercado laboral, aunque también tienen que ver con las condiciones de libertad y otros aspectos. Pero hay además otras causas más concretas, de tipo social, que permiten acabar de explicar por qué los migrantes se dirigen a donde lo hacen. Como causa general de los actuales movimientos migratorios está sin duda la globalización económica, con la extensión de un mismo sistema capitalista a casi todos los rincones de la Tierra. El capitalismo ha ido modernizando las formas de producción en los llamados países del llamado Tercer Mundo, destruyendo sistemas tradicionales, creando excedentes de mano de obra, y provocando movimientos migratorios sin precedentes; movimientos que se han dado principalmente entre las zonas rurales y las grandes ciudades dentro de cada Estado, pero también han sobrepasado los límites de los Estados. Una parte de estos movimientos de población se han dirigido hacia los países ricos, movidos no sólo por las causas económicas que hemos señalado, sino también por causas culturales derivadas de la globalización económica: el modelo económico de los países pobres no es sino la traslación allí del modelo de los centros desarrollados, lo que lleva a que los trabajadores de aquellos países se sientan atraídos por los lugares en los que es posible alcanzar un nivel de consumo que ya en su país es una aspiración generalizada, aunque sólo unos pocos lo disfrutan (Portes y Böröcz, 1998: 46). 16 Entre los análisis sobre causas de las migraciones se ha hablado de los factores de expulsión del país de origen (pobreza, falta de oportunidades laborales, etc.) y los de atracción del país de destino (mayores oportunidades laborales, mejores ingresos salariales, mayor libertad, etc.). En términos generales, los factores de expulsión se acentuaron en los años setenta y sobre todo en los ochenta del pasado siglo, dado el empobrecimiento que sufrieron los países con menor desarrollo económico, provocado sobre todo por las condiciones en las que el sistema capitalista penetró en esos países (estructuras productivas decididas por los centros capitalistas, condiciones desiguales de intercambio comercial, endeudamiento externo, etc.). Tales condiciones económicas han venido acompañadas de un muy escaso avance, y muchas veces retroceso, de las condiciones de libertad, e incluso de conflictos bélicos. Esto, que dibuja el marco general, ha tenido sus particularidades en zonas geográficas concretas, y, por lo que se refiere a la Europa del Este, ha de tenerse en cuenta que los factores de expulsión estuvieron mediatizados por las restricciones a la libertad de circulación existentes, hasta 1989, en los países del llamado bloque socialista. Hay también, como se ha apuntado, factores de atracción. Y lo cierto es que, fuera de los medios académicos, tales factores aparecen poco en las explicaciones acerca de los procesos migratorios. Se habla mucho de la necesidad que tienen los inmigrantes de salir de su país de origen; se habla de si podemos acoger a mayor o menor número de ellos (como si la clave del asunto fuese que se los está ayudando); pero se habla poco de lo mal que le irían las cosas a los países receptores si la inmigración no hubiese acudido a resolver algunos de sus problemas estructurales. Lo cierto es que hay factores de atracción, relacionados sobre todo con la estructura del mercado laboral (a la que luego me referiré), que explican por qué los migrantes se dirigen a unos países determinados. Pero tales factores, tanto los de atracción como los de expulsión, no pueden explicar por sí solos esos flujos, ya que si los de expulsión fuesen los que determinan la emigración, todos los países pobres estarían emitiendo migrantes por igual, o proporcionalmente a su pobreza, cosa que no es así; y si 17 los de atracción determinasen la inmigración, también los países ricos estarían recibiendo inmigrantes en proporción a su riqueza, cosa que tampoco ocurre. Nada más lejos de la realidad la idea de que el interés por migrar a los países ricos está generalizado en todos los países pobres. Los países emisores de flujos significativos de emigración son unos muy concretos; ni son todos los países pobres, ni siempre son los más pobres. Y dentro de cada uno de esos países emisores, las personas que migran tampoco suelen ser las más pobres; existen procesos familiares y colectivos de selección de los migrantes que llevan a que la opción de migrar se plantee sólo para una parte de la población y no sea precisamente para quienes están en peores condiciones económicas o peor preparados laboral o profesionalmente. Por tanto las migraciones no pueden explicarse sólo por las diferencias económicas, sino que existen causas de tipo social que acaban siendo las que permiten el mantenimiento de los flujos. Un aspecto importante es la forma de cómo se inició el flujo migratorio. En muchos casos fue la relación colonial la que abrió el cauce: la metrópoli o antigua metrópoli necesitaba mano de obra; la antigua colonia estaba sobrada de ella y existían las relaciones y cauces de transporte que permitían cierto movimiento de población; los migrantes, además, conocían el país al que se dirigían mejor que cualquier otro, dada la influencia cultural generada por el vínculo colonial, y conocían el idioma de la metrópoli, algo realmente importante para atreverse a la aventura migratoria. Los migrantes, por otra parte, se dirigen mejor a la antigua metrópoli porque es allí donde esperan encontrar una comunidad de su origen mayor que en cualquier otro país. Las relaciones postcoloniales, sin embargo, sólo explican una parte de los movimientos migratorios de importancia que ha habido. En Europa es precisamente Alemania, que no tuvo colonias, el país con mayor número de residentes extranjeros, sean inmigrantes laborales o refugiados. En este caso, la falta de relaciones coloniales fue suplida, primero por una política de ir en busca de los trabajadores migrantes a países cercanos (sobre todo del sur de Europa, destacando Turquía), y después por una política de asilo más 18 generosa que la de otros países europeos. Alemania, por otra parte, ha seguido ejerciendo una atracción importante para los migrantes de países cercanos, como los de la Europa del Este; y, en general, ha ofrecido unas posibilidades de empleo mayores que las de otros países europeos. Como resultado de los procesos migratorios iniciales, se crean unas dinámicas que tienden al mantenimiento de los flujos. Aquellas poblaciones que enviaron a los primeros emigrantes, ven cómo las familias de éstos reciben remesas de dinero; se generan ciertas formas de dependencia económica, y se desarrollan ciertos vínculos con el lugar donde se hallan los que migraron. El conjunto de vínculos entre la población del lugar de origen y el colectivo emigrado en el lugar de destino da lugar a una estructura de red que favorece la continuidad de la emisión de migrantes (Castles, 2004: 153-154). La red ayuda a decidir el lugar de destino y la forma de llegar a él, reduce los obstáculos de la migración y da cierto apoyo para salir adelante cuando se ha llegado al punto de destino. A veces, junto a esa estructura reticular de relaciones familiares y comunitarias se desarrollan también las organizaciones ilegales de tráfico de personas, que contribuyen a consolidar las redes y los canales migratorios. La estructura de red favorece la continuidad de la migración, aun cuando en el país receptor hayan cambiado las condiciones que provocaron los primeros flujos de inmigración. Aunque las posibilidades de encontrar empleo sean mucho menores, y aunque los empleos que encuentran los inmigrantes están sobre todo en segmentos laborales mal pagados, el flujo migratorio puede continuar durante un tiempo, porque está favorecido por los vínculos económicos, sociales y culturales que se han desarrollado entre el lugar de origen y el de destino. Se ha creado lo que se ha llamado una cultura de migración (Massey, Arango y otros, 1998: 243) que explica el hecho de que los migrantes de ciertos países procedan, en su mayoría, de unas pocas ciudades concretas, mientras el resto del país apenas produce emigración, y que sean unos países determinados los que mantienen los volúmenes más importantes de emisión de migrantes. Los efectos de las redes, respecto a los países de destino, llevan muchas veces a que los migrantes no se repartan por igual entre los distintos Estados (si hablamos de los que se están dirigiendo a la 19 Unión Europea), sino que, dependiendo de cuál sea su origen, se dirigen preferentemente a unos destinos determinados, siguiendo ciertas tendencias que sólo cambian gradualmente. La existencia de esos canales migratorios, que conectan países de origen con países de destino, se combina con otro fenómeno que también caracteriza a los movimientos migratorios de las últimas décadas: el incremento, tanto en el número de países que se consideran emisores, como en el número de países que se consideran receptores. Stalquer (2000: 7) señala que entre 1970 y 1990 el número de países emisores en el mundo pasó de 29 a 55, y un aumento parecido se produjo en el de receptores, que pasó de 39 a 67 en ese mismo período. Este crecimiento de los países que intervienen en los flujos migratorios ha sido ampliamente mencionado para señalar la creciente diversidad de orígenes de la inmigración que recibimos en Europa, y en tal crecimiento hay que incluir la aparición de los países de la Europa del Este como emisores en la década de los noventa. La inserción laboral. La inserción de los inmigrantes rumanos en nuestro mercado laboral genera otras preguntas. ¿En qué sectores y en qué condiciones acceden los rumanos al trabajo? ¿Es cierto que tienen buenos niveles de cualificación? Y, si lo es, ¿se trata de una inmigración que se esté canalizando hacia los trabajos cualificados? ¿Que papel juega su red social para el acceso al mercado laboral? Una hipótesis de trabajo es que los rumanos se están insertando en el mercado laboral de forma muy parecida a como los están haciendo los inmigrantes de cualquier otro origen. Otra hipótesis de trabajo es que la red social es un componente imprescindible para acceder al trabajo, especialmente cuando se accede desde la irregularidad y, por tanto, en la economía sumergida. A partir de aquí han de investigarse las especificidades de la inserción laboral de los rumanos: la forma en la que interviene su red social; la 20 medida en la que están accediendo a los trabajos cualificados; las condiciones; etc. El marco teórico del que se parte en el análisis de la inserción laboral, además de lo ya señalado sobre las redes sociales, incluye una visión, acerca de las migraciones de tipo laboral, que parte de esta idea central: los migrantes van allá donde hay trabajo para ellos. Este es un principio general, reiteradamente señalado desde la sociología y la antropología, pero que, como se ha apuntado antes, a menudo se olvida en otros ámbitos cuando se buscan los porqués de los procesos migratorios y se diseñan políticas al respecto. La premisa teórica que enmarca esta investigación es la siguiente: para dar con las causas que explican la inserción de inmigrantes en un mercado laboral, los aspectos principales del análisis no se obtienen indagando sobre los inmigrantes, sino que se obtienen indagando sobre las características de ese mercado laboral. La inmigración laboral extranjera llega a España en los años noventa (aunque en los ochenta ya había comenzado modestamente), y más especialmente a finales de los noventa y los años dos mil. ¿Por qué precisamente en estos momentos? Hay un crecimiento económico producido a partir de mediados de los ochenta cuyas características nos dan las claves sobre el desarrollo de la inmigración laboral. Hay que destacar, en primer lugar, el fuerte crecimiento del sector servicios. “Entre 1985 y 1995… por cada cien empleados, los trabajadores en la agricultura disminuyeron de 23 a 9, los de la industria de 27 a 21, mientras los de los servicios pasaron de 40 a 60… Las nuevas colocaciones se producen principalmente en el sector servicios, en el que crecen simultáneamente las ocupaciones que exigen mayor (titulados en general) y menor cualificación (hostelería, servicios domésticos, limpiezas, etc.), con mayor fuerza que las que se sitúan en el escalón intermedio (administrativos, sector financiero, etc.)” (Colectivo Ioé, 1999: 102). Este crecimiento del sector servicios tiene una característica muy relacionada con la demanda de inmigración: la necesidad de mano de obra poco cualificada. Mientras en el sector industrial el desarrollo tecnológico genera descenso en las necesidades de mano de obra, en el sector servicios, o más bien en 21 determinadas partes del mismo, eso no es así, la mano de obra sigue necesitándose de forma extensiva y no se requiere que sea muy cualificada. Relacionado también con el sector servicios, pero con una parcela muy específica de este sector, está la demanda que se ha producido de mano de obra para el servicio doméstico, demanda que también se explica por cambios intrínsecos de nuestro mercado laboral, concretamente el incremento, experimentado en las últimas décadas, de la inserción de la mujer (española) a este mercado. La carencia de prestaciones públicas suficientes para favorecer tal incorporación ha contribuido al desarrollo de una demanda laboral de trabajadoras domésticas en condiciones de mano de obra barata que ha sido satisfecha por mujeres inmigradas. Y aquí podemos añadir otro aspecto relacionado con el anterior, que es la necesidad que se ha generado de mano de obra para la atención a personas mayores. Esto tiene que ver con el envejecimiento de nuestra población, con la evolución de nuestra estructura familiar y con la mencionada incorporación de la mujer al mercado laboral, pero también ha contribuido a aumentar la demanda de trabajadoras domésticas. El auge del sector de la construcción ha sido otro elemento clave. Constituido en motor de nuestra economía, la construcción ha tenido un crecimiento constante; y las características del sector han favorecido una fuerte absorción de mano de obra inmigrada. Los procesos de subcontratación han permitido, además, que la inmigración irregular haya sido fácilmente inserida, posibilitando así un proceso inmigratorio que en el que la irregularidad ha sido la primera estación para la mayoría de sus protagonistas (Colectivo Ioé, 1998: 82). Estos rasgos de la evolución de nuestra economía y nuestro mercado laboral vienen acompañados de una determinada evolución socio-demográfica que acaba explicando el hecho de que sea la mano de obra inmigrada la que satisfaga las necesidades de determinados segmentos del mercado laboral. Al proceso de envejecimiento de la población que he mencionado, y que está ampliamente estudiado (Cabré y Pérez, 1995; Fernández Cordón, 2001), hay que añadir algo que ha resultado determinante para nuestro mercado laboral 22 en las últimas décadas: el hecho de que cada año se incorporan menos jóvenes al mercado laboral y cada vez lo hacen con más formación. En el caso de Cataluña, un estudio de Mañé y Oliver (2001) señala que entre 2000 y 2010 habrá un descenso de población entre los 16 y los 24 años de más de 220.000 personas. Este número de personas corresponde al 30 % de las que había en Cataluña entre las edades mencionadas al comienzo de la década. Es decir, el volumen de gente que se está incorporando al mercado laboral al acabar su etapa estudiantil es cada vez menor. Pero, a ello hay que añadir que está cada vez más formada, por lo que sus expectativas en cuanto al tipo de trabajo a realizar no son las del peonaje y otros trabajos de poca cualificación y escaso prestigio. Preferirán aguantar situaciones de desempleo antes que acudir a ese tipo de trabajos. Esto nos habla de una segmentación del mercado laboral que constituye un factor clave en la explicación de los procesos migratorios. Frente a las teorías económicas neoclásicas, que veían el mercado laboral bajo las estrictas reglas de la competencia en la oferta y en la demanda, en los años setenta surgió la idea de la segmentación del mismo. Comenzó hablándose de un dualismo entre un mercado primario y otro secundario. En el primario encontraríamos salarios altos, buenas condiciones laborales, estabilidad, posibilidades de promoción…, mientras que en el secundario lo que habría son salarios bajos, trabajos duros, malas condiciones laborales, inestabilidad, pocas posibilidades de promoción… La teoría de la segmentación lo que nos dice es que los trabajadores que compiten dentro del mercado primario apenas se comunican con el secundario, es decir, no acuden al secundario en búsqueda de empleo; mientras que los que compiten en el secundario tienen también muy pocas posibilidades de saltar al primario (Solé y Parella, 2001: 31). La segmentación va más allá dando lugar a varias compartimentaciones, más o menos estancas, del mercado laboral, tanto dentro del mercado primario como dentro del secundario (Pajares, 2002: 18). Esta segmentación conduce a situaciones en las que puede producirse escasez de mano de obra en unos sectores del mercado laboral, mientras en otros hay desempleo; es decir, no se compensan esas carencias porque los 23 trabajadores no son intercambiables (González Ferrer, 2002: 139); como tampoco se produce nivelación competitiva de los salarios (Herranz, 2000: 133). En un país, por tanto, puede convivir una tasa de desempleo alta con una demanda creciente de mano de obra inmigrada, como realmente ha ocurrido en España. Hay otros desajustes que inciden en la misma dirección. El mencionado estudio de Mañé y Oliver (2001) nos dice que en el caso de Cataluña hay un problema de déficits en la formación profesional (algo extensible a toda España) que lleva a que también se produzcan carencias de mano de obra para trabajos cualificados, lo que explica que “en nuestra economía convivan niveles de paro relativamente elevados y, simultáneamente, tensiones intensas en determinados mercados (torneros, fresadores, ebanistas, cocineros, camareros u operarios especializados de la construcción)”. Además, el mercado laboral ha evolucionado, en las últimas décadas, hacia el deterioro de las condiciones laborales en determinados aspectos y determinados sectores. Deterioro que encaja bien con la utilización de una mano de obra inmigrada que tiene inferior capacidad de protección y reivindicación. Cabe destacar dos aspectos de este deterioro o proceso de desregulación del mercado laboral: el crecimiento de la inestabilidad en la contratación y el auge de la descentralización y subcontratación empresarial. La inestabilidad es cada vez mayor, habiendo llegado a que uno de cada tres contratos es ya de tipo temporal.1 Y la descentralización empresarial está llevando a que los trabajadores dependan de empresas cada vez más pequeñas, donde el nivel de organización sindical es muy pobre, y donde los empresarios pueden imponer condiciones laborales peores. Esta descentralización adquiere dimensiones gigantescas en el sector de la construcción, pero es también importante en el sector servicios. En este último ha aparecido un nuevo tipo de empresas, llamadas “empresas de servicios”, que hacen cualquier cosa que otros les contrate. El resultado es que lo que 1 De acuerdo con la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de 2004, de 14.076.000 asalariados que había en España, 9.684.000 (el 68,8 %) tenían contrato indefinido, y 4.392.600 (el 31,2 %) lo tenían temporal. 24 antes hacían empresas más o menos grandes, ahora lo hace un conjunto de empresas pequeñas, con el correspondiente empeoramiento de las condiciones laborales. Todo lo dicho hasta aquí dibuja un mercado laboral que, en un contexto de crecimiento económico, ha mostrado una clara necesidad de mano de obra inmigrada, sin la cual tal crecimiento habría tenido serios problemas. Pero esta mano de obra ha entrado de forma irregular porque la dinámica económica señalada ha coincidido con una política de inmigración restrictiva. Tal política sigue las tendencias internacionales que al respecto se han impuesto en las últimas décadas: liberalización respecto a los mercados y proteccionismo respecto a los movimientos de trabajadores (Abad, 2003: 316). Las políticas restrictivas han generado instrumentos normativos dirigidos a dificultar la entrada legal de inmigrantes, instrumentos justificados por el principio de la preferencia nacional en el empleo, o lo que Álvarez Dorronsoro ha denunciado como “principio del egoísmo nacional” (1994: 222) Pero junto a la política de inmigración restrictiva (sobre la que luego volveré a hablar), hay otro aspecto que tiene una importancia clave para explicar, no ya por qué se produce la inmigración que se ha producido, sino por qué de la forma en que lo ha hecho (utilizando vías irregulares por las que han pasado la mayoría de los inmigrantes que hay en España). Ese aspecto es el volumen de economía sumergida que tenemos. Distintos autores han resaltado su importancia como factor de atracción de la inmigración irregular (Malgenisi, 1998: 18; Baganha y Reyneri, 2001: 140). Las estimaciones hechas a inicios de la presente década, cuando se inicia un salto importante en el crecimiento de nuestro flujo inmigratorio, acerca de la economía sumergida existente en España, la situaban entre un 21 y un 26 % de nuestro producto interior bruto, uno de los porcentajes más altos de Europa, sólo superado por Italia, Hungría y Grecia (Scheneider y Enste, 2000). Hay que resaltar que nuestra economía sumergida ha tenido un crecimiento constante en las últimas décadas, crecimiento que se estaba produciendo ya antes de que tuviésemos inmigración de forma significativa. Angel Alañón y Miguel 25 Gómez (2003), utilizando un enfoque monetario, hacen una estimación del porcentaje de la economía sumergida con origen fiscal en relación con la economía real, llegando a la conclusión de que en los 20 años que van desde 1980 hasta 2000 creció un 5 %. Estos autores estiman que en el año 2000 la economía sumergida era del 20,9 %, cuando 20 años antes era del 15,5 %. En definitiva, hay una estructura económica, con un fuerte crecimiento del sector servicios y un retroceso en el crecimiento de la población activa autóctona, que ha atraído la inmigración; hay un proceso de desregulación del mercado laboral que ha permitido sacar un mayor provecho económico de esa inmigración imponiéndola condiciones laborales más bajas; y hay una economía sumergida suficientemente importante como canalizar esa inmigración por vías irregulares. Nuestra economía y nuestro mercado laboral han sido factores determinantes del proceso migratorio y de la forma de inserción laboral de los inmigrantes. Proceso de acomodación e integración social. La primera acomodación de los inmigrantes rumanos y el proceso de integración que se va produciendo entre ellos y la sociedad receptora contienen aspectos importantes de la investigación desarrollada. En ese proceso se incluye su acceso a condiciones de legalidad (la autorización de residencia), su acceso a los servicios públicos (el empadronamiento, la atención sanitaria, la escolarización), su acceso a las diversas formas de participación (asociacionismo propio, acceso a entidades de la sociedad receptora), etc. El marco teórico del que parte esta investigación contempla la integración, básicamente, como un proceso de equiparación entre la población inmigrada y la receptora: equiparación de derechos, de acceso a la igualdad de oportunidades y de trato; equiparación en cuanto a posibilidades de acceso a los servicios, a los espacios públicos, a los cauces de participación que ofrece la sociedad. En este proceso el aspecto más importante lo constituye la eliminación de las desventajas que los inmigrantes tienen de partida. 26 La integración tiene una dimensión social que requiere reajustes de posiciones, adaptación a nuevos contextos. Y es aquí donde resulta pertinente decir que no se trata de una integración de las personas inmigradas en la sociedad receptora, sino de una integración entre aquellas y ésta; una integración que, como ha señalado Giménez (2003: 77), “es al menos cosa de dos: quien acaba de llegar o está en proceso de asentamiento y quien ya está instalado”. Las preguntas que de ahí se desprenden se refieren a aspectos como el acceso que los rumanos están teniendo a los servicios, o su relación con las entidades de la sociedad receptora. Nuevamente esto se relaciona con el tipo de red social que componen. Partimos de la hipótesis de que cuando la red social es fuerte y extensa, la relación puede tener un componente más comunitario, es decir, las personas inmigradas de un origen concreto actuarán como colectivo en algunos aspectos; mientras que cuando la red social es reducida y débil se relacionarán como individuos con todos los ámbitos de la sociedad receptora. La investigación aborda el análisis del acceso de los rumanos a esos ámbitos, las relaciones que están estableciendo, y el peso que en ello tiene la conformación de la red social. El marco general desde el que se estudia la integración parte de la premisa de que la sociedad receptora contiene importantes elementos de exclusión que se están oponiendo a la integración. El primero de ellos es la forma como recibe los flujos de inmigración, obligándolos a circular por vías irregulares. Los países de la Europa Occidental cerraron, a mediados de los años setenta del pasado siglo, sus fronteras a la inmigración laboral con el argumento de que ya no se necesitarían más inmigrantes. Uno tras otro fueron estableciendo leyes restrictivas que hacían muy difícil la entrada legal de la persona que quería venir a trabajar a estos países. Ésta política restrictiva, que en algunos países se llamó incluso de “inmigración cero”, se mantiene todavía, aunque se han ido introduciendo matices importantes (sobre todo, por lo que se refiere a la admisión de trabajadores cualificados). Se trata de una política basada en una concepción general sobre la inmigración en la que ésta no constituye un derecho. Como ha señalado Sutcliffe, “al no estar recogida en la lista de 27 derechos humanos reconocidos, la inmigración casi carece de normas de un discurso legítimo. El que un ministro o ministra diga que aboga por la inmigración cero no es en modo alguno ilegítimo con respecto a cualquier documento relativo a los derechos humanos” (1995: 20). Las fórmulas para restringir la entrada que tienen los distintos países europeos varían ligeramente, pero son coincidentes en sus aspectos básicos. Lo más común es que el inmigrante laboral (o el aspirante a migrar) deba disponer de una oferta previa de empleo y con ella solicitar el visado de entrada desde su país de origen. Esa oferta de empleo pasa por el tamiz de la preferencia nacional en el empleo que establecen todas las legislaciones de extranjería, es decir, el criterio general es que no deben darse visados para ofertas de sectores laborales en los que hay nacionales como demandantes de empleo. La aplicación del sistema de preferencia nacional (que después se ha convertido, en los países de la Unión Europea, en preferencia comunitaria), unido a la dificultad que tiene la canalización del flujo de ofertas de empleo hacia los países de origen y a todos los obstáculos burocráticos que lo acompañan, ha dado como resultado el bloqueo de las posibilidades de entrada legal para la inmigración laboral. Así, en España, lo que en realidad ha funcionado es que los inmigrantes entran irregularmente y una vez aquí tratan de regularizar su situación, lo que consiguen al cabo de cierto tiempo (normalmente varios años); entre tanto van trabajando, pero sin posibilidades de contratación legal y expuestos, por tanto, a la sobreexplotación de ciertos empresarios bien predispuestos a aprovechar las condiciones de indefensión de esos trabajadores. El hecho es que el derecho a inmigrar, además de no estar reconocido en los textos, ha sufrido un fuerte retroceso en la visión social que domina en torno a este tema, lo que ha venido al carro de unas políticas de inmigración en las que evitar la entrada de inmigrantes se ha señalado cada vez más como su objetivo central. Las políticas restrictivas, cuando no sólo no han impedido la entrada de inmigrantes, sino que se han dado en un contexto de aumento de la inmigración, han generado un discurso antiinmigración que ha invadido todas 28 las esferas de la política. Lo que está constantemente en el discurso es la necesidad de controlar o evitar la entrada de inmigrantes, dando lugar a lo que se ha denominado un “marco institucional de la discriminación” generador de exclusión económica y social de los inmigrantes (Solé y Parella, 2001: 29). Este discurso se compone de diversos tópicos como el riesgo de vernos invadidos por inmigrantes, la amenaza que ello supone a “nuestra cultura” e identidad, a nuestro sistema de protección social, etc. (Contreras, 2003: 28-34). Algunos aspectos de dicho discurso han llegado a resultar muy convincentes y han logrado que la inmigración aparezca constantemente como algo que constituye una amenaza para la sociedad (Santamaría, 2002: 120). Pero todo lo señalado se da paralelamente al hecho de que la sociedad receptora haya ido asumiendo, de mejor o peor grado, la idea de que el destino de buena parte de las personas inmigradas es quedarse y acabar integrándose con esta sociedad. Esta aceptación de la perspectiva de integración es compartida también por los propios inmigrantes. De Lucas señala que “en Europa… la voluntad de las minorías por acelerar el proceso de integración es cada vez mayor: crece la presencia de esas minorías en el mundo cultural, aumenta su nivel de profesionalidad (ya no se identifican sólo con la mano de obra no cualificada) y su participación ciudadana: así en Francia, una parte muy considerable de los beurs está inscrita en listas electorales” (De Lucas, 1994: 44). Para las personas inmigradas la perspectiva de integración no excluye las relaciones que se establecen entre ellos, o entre ellos y sus países de origen. Como señala Rosa Aparicio, la posibilidad de viajes rápidos y baratos y el uso barato y masivo del teléfono ha reducido la lejanía del país de origen. “Este trasiego de viajes y conferencias telefónicas ha dado lugar, desde el punto de vista descriptivo, a un nuevo tipo de conducta migratoria: el de marcharse sin irse del todo. O más exactamente el de marcharse físicamente sin irse socialmente, puesto que se mantienen innumerables lazos persona a persona entre el inmigrante y los grupos sociales de los que proviene” (Aparicio, 2001: 15). Se habla de transmigrantes, como lo ha hecho Martínez Veiga (1997: 66) siguiendo a otros autores, para referirse a aquellos que mantienen relaciones 29 múltiples en ambos lados, el lugar de origen y el de recepción; o de comunidades transnacionales, para referirse a grupos establecidos en dos o más países que generan actividades significativas (Castles, 2004: 160); o de campo migratorio, para definir el “sistema espacial organizado en torno a los flujos migratorios, y en el que se establecen vínculos complejos entre los polos… un espacio de relación dinámico en la medida en que perdura en el tiempo, cambiante, por tanto, de forma que refleja los grados de vitalidad del conjunto de relaciones entretejidas por los flujos migratorios” (Parramón, 1996: 19-20). El concepto de integración tiene una ya larga trayectoria en el debate teórico (Blanco, 1993: 155-190; Solé y otros, 2002: 11-24), y va unido a cierta diversidad de posturas acerca de su validez y significado. Se habla de los límites de la integración; de la relación que ésta tiene con la asimilación cultural; de los cambios que exige en la sociedad receptora; etc. Se le confieren distintas dimensiones: legal, sociológica, individual, etc., y en función de ellas se le aplican diversas definiciones. Así, Olavide (2000: 172) define la integración como “la participación individual en la estructura de una sociedad, que permite a su vez acceder a posiciones valoradas en el plano económico y social”; Gil Andújar (1996: 131) pone el énfasis en esta participación, señalando que “si aceptamos la integración como el proceso o resultado de componer y unificar partes de un todo, ésta debe de contribuir a que el colectivo inmigrante se sienta activo y participe de la vida social, económica, laboral y cultural del país de acogida”. Definiciones como éstas no contradicen (son más bien complementarias) la señalada, al inicio de este apartado, como concepción que enmarca esta investigación. La apuesta por la integración aparece en las políticas migratorias de la Europa Occidental en unos países antes que en otros, y en algunos hace décadas que se hizo efectiva, pero en estos momentos ha cobrado una fuerza muy notable. En los ámbitos institucionales ahora se habla de la inmigración como de algo inevitable y necesario para el futuro de Europa; se dice que no hay desarrollo sostenible, ni económico ni demográfico, sin una aportación constante de población por medio de la inmigración. Y, a partir de ahí, se teme que si no se 30 formulan y ejecutan políticas para favorecer la integración, los riegos de conflictividad y fractura social serán crecientes. En Cataluña, como en España y en Europa, se ha ido creando un marco político en torno al tema de la integración, dentro del cual se están desarrollando un conjunto muy importante de prácticas y actuaciones institucionales y sociales. En algunos países este marco comienza a dibujarse en los años setenta y ochenta del pasado siglo, pero, en general, no es hasta los noventa cuando se generalizan las políticas y actuaciones sobre integración. En España aparecen posiciones y programas en los noventa, pero su generalización, entre los diversos niveles institucionales, se ha producido en la presente década. En torno a 2004 el debate sobre la integración de los inmigrantes cobró una fuerza inusitada en distintos países europeos, lo que coincidió con los pasos dados por las instituciones comunitarias para incluir la integración en las políticas de inmigración. Para señalar algunos de los elementos más importantes de este marco sobre integración, aquí comentaré los que se dan a escala europea y española, y en el último capítulo de esta investigación comentaré los que se dan en Cataluña. La Comisión Europea presentó, en mayo de 2003, su Comunicación sobre Inmigración, integración y empleo, que fue el primer documento comunitario dedicado íntegramente al tema de la integración de los inmigrantes. En dicho documento se habla de integración desde una perspectiva cívica, relacionándola, sobre todo con los derechos. Se apuesta por un “enfoque progresivo”: los derechos deben ser crecientes. Se dice que la integración es un “proceso en doble dirección”: derechos y obligaciones tanto para los inmigrantes como para la sociedad receptora. Se señala la inserción laboral como el aspecto central de la integración (planteando algunos objetivos, como reducir la diferencia en la tasa de desempleo entre nacionales e inmigrantes; posibilitar la movilidad dentro de la UE; facilitar el reconocimiento de las cualificaciones; intercambiar experiencias y buenas prácticas de promoción del empleo; etc.). Se dice también que la integración debe incluir la diversidad cultural, la ciudadanía y la participación política. Pero aún no se da el paso de dedicar a este asunto mayores recursos: sobre financiación lo único que se 31 hace es invitar a que se dé más importancia a la integración en los programas ya existentes (EQUAL, FER…) y abrir una nueva línea para “proyectos piloto sobre integración de los inmigrantes”, para el período 2003-2006, dotada con 12 millones de euros para los tres años. Siguiendo en este ámbito comunitario, destaca la dimensión que se dio a la integración en el Programa de La Haya aprobado a finales de 2004 por el Consejo Europeo. Este programa pretende ser el marco para el desarrollo de la política europea de inmigración (y otros temas) para el período 2005-2009, y en él la integración aparece con un desarrollo que no había tenido hasta el momento. Se definen 11 principios sobre los que deben sustentarse las políticas en este terreno: 1) La integración es un proceso bidireccional. 2) Implica el respeto a los valores básicos de la UE. 3) El empleo es el aspecto determinante (se señala la importancia del reconocimiento de las cualificaciones, el acceso a la formación y la promoción del acceso a un empleo). 4) Conocimiento del idioma, la historia y las instituciones de la sociedad de acogida (se habla de los programas formativos en estos aspectos). 5) La educación como aspecto fundamental. 6) Acceso igualitario a las instituciones y a los bienes y servicios (se pone mucho énfasis en que se aplique la normativa antidiscriminatoria). 7) Interacción frecuente entre inmigrantes y sociedad receptora (diálogo intercultural; convivencia vecinal con la mejora de los barrios…). 8) Libertad de práctica de la religión. 9) Participación en el proceso democrático (se dice que es bueno para la integración, y que los inmigrantes deben participar en las elecciones “siempre que sea posible”). 10) Las Administraciones Públicas deben desarrollar programas y medidas concretas. 11) Han de establecerse mecanismos de evaluación par observar los avances que se producen. Estos niveles de definición auguran un desarrollo de las políticas de integración en toda Europa mayor del que se había producido en las últimas décadas; y de hecho, la Comisión Europea presentó, a mediados de 2005, la propuesta de creación de tres fondos nuevos sobre inmigración (además del ya existente Fondo Europeo para Refugiados), entre los que destaca uno para la integración (los otros dos son para control de las fronteras y para retorno de inmigrantes 32 irregulares). El fondo para la integración se puso en cuestión por razones competenciales, pero con independencia de su resultado final, lo que parece asentado es que la Unión Europea o los Estados miembros van a dedicar a este asunto mayores recursos de los dedicados hasta el momento. Por lo que se refiere al Estado español, la política de integración parece cobrar cierto impulso a partir del inicio, en 2005, de la elaboración de un plan estatal al respecto. Antes se habían dado pasos, pero apenas habían pasado de ser políticas de intenciones. La integración social de los inmigrantes aparece por primera vez en el debate parlamentario en 1991, y en 1993 se produjo un giro importante, pasando a ser un objetivo explícito de la política de inmigración. Al año siguiente se aprobó el Plan para la Integración Social de los Inmigrantes, que tenía tres ejes básicos: cooperación para el desarrollo con los países emisores de inmigrantes, control de flujos (contingentes, control de fronteras) e integración social. Inmediatamente después se creó el Foro para la Integración Social de los Inmigrantes y se inició la creación del Observatorio Permanente de la Inmigración. Estos pasos no vinieron acompañados de los recursos que hubiesen requerido. Tampoco hubo recursos después, cuando el Gobierno español elaboró el Programa (o Plan) GRECO (Programa global de regulación y coordinación de la extranjería y la inmigración en España) tras las reformas de la ley de extranjería (leyes 4/2000 y 8/2000) Éste fue un plan que careció por completo de los indicadores, las propuestas, los recursos y los planteamientos necesarios para favorecer la integración. Con el cambio de gobierno producido tras las elecciones del 14 de marzo de 2004, se creó la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, pasando las competencias sobre inmigración del Ministerio del Interior al de Trabajo y Asuntos Sociales. Con ello se ponía de manifiesto que la perspectiva del orden público podría no ser ya el eje central de la política de inmigración como lo había sido en los años anteriores, y que la integración adquiría mayor relevancia. Esto se reafirmaba, además, con la creación de la Dirección General de Integración de los Inmigrantes y el inicio de la elaboración de un plan estatal en esta materia. 33 Este marco político se completa con los planes desarrollados por las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. En 2005 ya eran muchas las CCAA que los tenían, aunque la mayoría había comenzado esta política entre 2001 y 2003. Los Ayuntamientos no eran tantos, comparativamente, y también se trata, en general, de planes muy recientes. En el capítulo que en esta investigación se dedica a la integración, hay un apartado introductorio en el que se comentan algunos de los planes elaborados en Cataluña. El estado de la cuestión a nivel académico. Estudios previos relativos a la inmigración rumana en Cataluña. El marco teórico en el que se inscribe esta tesis, se compone por lo señalado en los apartados precedentes, más el conjunto de referencias bibliográficas que se utilizan a lo largo de la misma. Pero quiero referirme ahora a los estudios de los que he partido relativos al tema específico de esta investigación: la inmigración rumana en Cataluña. Como señalé más atrás, este colectivo es quizás el menos estudiado, proporcionalmente a la importancia que ha adquirido, y las principales referencias que he encontrado se centran en otras Comunidades Autónomas del Estado español, o son estudios hechos desde el lugar de origen referidos a las migraciones internacionales protagonizadas por rumanos, o son estudios más generales en los que los rumanos aparecen entre otros colectivos. De los estudios más específicos hechos sobre rumanos en España, algunos se refieren a todos los rumanos y otros a los gitanos rumanos. Destaco, en primer lugar, los estudios realizados en la Comunidad de Madrid y en el País Valencià. Arango y otros autores (2001) desarrollaron una investigación sobre la inmigración extranjera en Coslada (Comunidad de Madrid) centrada básicamente en la rumana. Tal investigación nos introduce en la evolución de la inmigración rumana y sus pautas de asentamiento, profundizando en aspectos como su estrategia para el acceso a la vivienda, su 34 proceso de inserción laboral, la importancia de la red social, etc. Suárez (2004) dirigió otro estudio específico sobre la inmigración rumana centrado en la recibida en la Comunidad de Madrid y en Castelló (País Valencià). En este caso se analizan tres grupos de rumanos: los adventistas, los ortodoxos y los gitanos, se estudia su proceso migratorio y las particularidades de cada grupo, así como su asentamiento, con especial atención al acceso a la vivienda, el acceso al trabajo y el papel de la red social. Viruela (2003) (2004) ha realizado estudios sobre la inmigración de la Europa del Este, principalmente rumana, en el País Valencià. También ha analizado el papel de la red social, centrándose en un lugar como Castelló en el que los primeros rumanos que se instalaron eran adventistas y tenían un alto sentido de comunidad. En su trabajo también encontramos el análisis del papel de la red social en el acceso al empleo de los rumanos. Acerca de los gitanos rumanos hay algunos estudios que también debo destacar. En primer lugar, los que se refieren a Cataluña, marco geográfico específico de esta tesis. La entidad de servicios Vincle ha investigado (2002) acerca del proceso inmigratorio de gitanos rumanos en Cataluña, especialmente en Barcelona, tanto por lo que se refiere a sus itinerarios de asentamiento, como a sus características comunitarias, sus actividades laborales y su problemática social. Grietens (2005) también ha centrado su estudio sobre los gitanos de la Europa del Este en Barcelona, prestando especial atención al acceso de los menores al sistema educativo. Fuera ya de Cataluña hay otras investigaciones que cabe mencionar. Macías (2005) analiza los inicios de la inmigración de gitanos rumanos en España, apuntando a su condición de solicitantes de asilo, y sitúa la importancia que tiene la discriminación que sufren para explicar las características de su proceso migratorio y del tipo de inserción social que tienen aquí. Sánchez (1999) realizó la investigación social y epidemiológica en el desmantelado poblado de Malmea (Madrid), profundizando en aspectos culturales. Gamella y Beluschi (2004) estudiaron un conjunto de aspectos antropológicos de los gitanos rumanos realizando trabajo de campo en Andalucía. 35 Hay investigaciones que sin ser sobre inmigración rumana la incluyen como parte de la población inmigrada que se estudia. Tal es el caso de los recientes estudios de Aparicio y Tornos (2005) sobre redes sociales y su papel en el proceso migratorio, en el acceso al trabajo, etc., en los que uno de los colectivos estudiados es el rumano. Así es también en el estudio de Nadal (2005) sobre extranjeros escolarizados en Cataluña, o en los informes de CERES (Pajares, 2005) sobre inserción laboral de la población inmigrada también en Cataluña. Los estudios de campo que ahora se están haciendo (como uno del Colectivo IOE al que todavía no tuve acceso) incluyen lógicamente al colectivo rumano como uno de los más importantes, por lo que en los próximos años habrá bastante más información sobre el mismo. Otra parte de la documentación académica que ha precedido a esta tesis es la que estudia los movimientos migratorios internacionales producidos desde Rumania o desde la Europa del Este. Se han tenido en cuenta estudios sobre los flujos procedentes del Este, como los de Chesnais (1991), Hönekopp (1997), Codagnone (1998), Koser (1998), Zayonchkovskaya (2000), Okólski (2000), Florina Nedelcu (2001). Algunas investigaciones se refieren a los flujos que emite un país concreto, y de las referidas a Rumania puedo mencionar las de Kupiszewski (y otros, 1997), Sandu (2002), Serban (2002), Ovidiu Laurian (2002), Lazaroiu (2003). Otras se refieren a Bulgaria, como las de Gächter (2002), Guentcheva (y otros, 2003); a Polonia, como las de Iglicka (2003), Korys (2004); o Hungría, como la de Tóth (2003). También hay estudios, situados en el marco de los anteriores, pero referidos específicamente a gitanos, como los de Reyniers (1995), Voiculescu (2002), o los informes del ECRI, como el de Rumania (2002) o el de Bulgaria (2004). Algunas investigaciones analizan el proceso de ampliación de la Unión Europea y su incidencia en los flujos migratorios procedentes de la Europa del Este, como las de Arango (2003), Dustman (2003), Korys (2003), Tornos (2004), Ferrero Turrión (2005). Hay otras que analizan las tendencias de las migraciones internacionales que se producen en Europa, y que también nos dan información sobre las que proceden de la Europa del Este, como las de Salt (2000) (2002). Y, por último, quiero mencionar otras, también tenidas en 36 cuenta, que se refieren al tráfico y trata de personas, como las de Lazaroiu y Alexandru (2003), Zimmerman (2003-a) (2003-b) y los informes de la Organización Internacional de Migraciones (2001). Todos los autores mencionados aparecen, en uno u otro momento, como referencia, a lo largo de esta tesis. Sus estudios constituyen el punto de partida de la misma (junto con el resto de referencias que ya no son específicas sobre la inmigración rumana), y establecen el estado de la cuestión de la investigación sobre la inmigración rumana en Cataluña en el momento en el que la tesis ha sido elaborada. 37 CAPÍTULO 2. METODOLOGÍA Y ASPECTOS TERMINOLÓGICOS. Metodología. El trabajo de campo, el análisis de las fuentes bibliográficas y el análisis de las fuentes estadísticas son los elementos básicos de esta investigación. El objeto, como se ha apuntado, es la inmigración rumana en Cataluña. Sin embargo, la investigación ni está limitada exclusivamente a los rumanos, ni está limitada exclusivamente a Cataluña. Junto con la inmigración rumana se ha estudiado, aunque con mucha menor profundidad, también la ucraniana y la rusa; y, en determinados momentos, además de analizar lo que pasa en Cataluña se analiza lo que pasa en el conjunto del Estado español. De la inmigración procedente de la Europa del Este, el grupo principal, en Cataluña, es el rumano, después lo es el ucraniano y después el ruso. En España, después del rumano lo es el búlgaro, pero éste es un grupo poco importante (numéricamente) en Cataluña. Así, lo que se ha hecho ha sido tener también en cuenta a ucranianos y rusos, de forma que parte del trabajo de campo ha sido realizado con personas de estos dos colectivos. El objetivo ha sido enmarcar la inmigración rumana en el conjunto de toda la inmigración procedente de la Europa del Este, ya que toda ella tiene ciertas características comunes, se ha producido en el mismo período, tiene que ver con unos procesos políticos desarrollados al unísono en toda la zona, tiene unas tipologías que, en algunos aspectos, son comunes, etc. Y, además de dar esta visión más global, ello también ha permitido hacer algunos análisis comparativos entre los tres grupos. Este criterio se ha aplicado, no sólo para la realización del trabajo de campo, sino también para el análisis de las fuentes bibliográficas y estadísticas, si bien la inmigración rumana ha ocupado la mayor parte del interés en ese análisis. Por lo que al marco territorial se refiere, aunque se ha centrado en Cataluña, se ha tenido muy en cuenta, como he señalado, el marco estatal. Pero he de decir que esto se ha hecho básicamente para el análisis de las fuentes estadísticas, mientras que el trabajo de campo sí se ha reducido al marco territorial catalán. También creo importante señalar que ésta no es una investigación bifocal, realizada a medias entre el lugar de origen y el lugar de destino de la migración, como lo son buena parte de los trabajos sobre los procesos migratorios provistos desde la antropología. En este caso el trabajo de campo ha sido hecho, básicamente, en el lugar de destino, si bien una pequeña parte del mismo se ha realizado en una provincia del Sur de Rumania. En el estudio se incluyen muchas referencias al origen, a los motivos por los que se abandona el lugar de origen, a las relaciones y redes sociales establecidas entre origen y destino, etc., pero son cosas extraídas, principalmente, del trabajo de campo hecho en destino. Se ha llevado a cabo una indagación exhaustiva de los materiales bibliográficos y hemerográficos disponibles sobre los flujos migratorios procedentes de Europa Oriental, incluyendo algunos obtenidos de la red de Internet. Las referencias de investigadores de la zona de origen (Rumania u otros países del Este) son, en general, publicaciones de organizaciones internacionales, como el Consejo de Europa, la Organización Internacional de Migraciones o la Organización Internacional del Trabajo, o publicaciones de revistas especializadas. Las fuentes estadísticas son de ámbito internacional, español o catalán. Las de ámbito internacional han sido el Banco Mundial, la OCDE (su informe SOPEMI), Naciones Unidas, la Organización Internacional de Migraciones y la Organización Internacional del Trabajo. Por lo que se refiere a las fuentes de 40 ámbito estatal, se han utilizado los datos sobre residentes que da el Observatorio Permanente de la Inmigración (de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración), los datos del padrón que da el Instituto Nacional de Estadística, y los datos de altas en la Seguridad Social. En Cataluña se han utilizado, además, datos del Servei Català de la Salut y datos de los padrones locales. Por lo que se refiere a la temporalidad de los datos, he de decir que, cuando se ha pretendido mostrar los más actuales, los utilizados han sido los de enero de 2005 (en algunos apartados se utilizan datos de Seguridad Social que son de meses posteriores del mismo año). El trabajo de campo realizado se ha basado en entrevistas en profundidad. Describiré, en primer lugar, la muestra de informantes. Se ha entrevistado a 41 rumanos inmigrados (40 que viven en Cataluña y uno en Madrid) y a otros 10 que viven en Rumania, a nueve ucranianos inmigrados y a 11 rusos inmigrados (los de estos dos grupos, todos viviendo en Cataluña). Además, se ha entrevistado a 32 españoles con diferentes responsabilidades que luego describiré (ese número no incluye a los sindicalistas entrevistados para otra investigación2 de los que también se ha obtenido información para ésta). Los rumanos entrevistados en Cataluña residen en diversas partes de ésta. Como se explicará, algunas partes de la investigación se han centrado en Barcelona, Castelldefels y la comarca de El Montsià, por lo que hay más informantes de estas zonas. También son numerosos los de Badalona, y también los hay de Cerdanyola, Terrassa, El Prat, Santa Coloma, Lloret y Lleida. No hay esta diversidad de puntos de residencia entre los ucranianos y los rusos entrevistados: todos ellos residen en Barcelona, salvo uno que reside en Lleida. Por lo que se refiere a la ciudad o provincia de procedencia del país de origen, la de los rumanos está explicada en el capítulo tercero, pero aquí señalo que son de muy diversas partes de Rumania. También son diversas las ciudades de procedencias de los ucranianos y los rusos. 2 Pajares, M. 2005. La inserción laboral de las personas inmigradas en Cataluña. Informe 2005. Barcelona, CERES. 41 La dedicación laboral de los rumanos entrevistados varía según se trate de hombres o de mujeres. Se ha entrevistado a 26 hombres y 15 mujeres. De los 26 hombres, el grupo más numeroso ha sido el de peones de la construcción (nueve); después lo ha sido el de especialistas de diversas empresas (soldadores, chapistas, montadores…: seis); y los demás se reparten entre dos empresarios, un agente de empresa de transferencias, dos músicos, un profesor, un cura ortodoxo, un pastor evangelista y dos dirigentes de asociaciones gitanas. De las 15 mujeres rumanas entrevistadas, cuatro trabajaban en el servicio doméstico; cuatro lo hacían como empleadas en diversos establecimientos; había una empresaria, una autónoma dedicada a la música y una trabajadora del sexo; y, finalmente, había cuatro con diversas responsabilidades relacionadas con la inmigración: dos mediadoras interculturales, una asesora de inmigración y una responsable de asociación. Las dedicaciones laborales de los ucranianos y rusos entrevistados también varían mucho según se trate de hombres o mujeres. Entre los dos grupos se ha entrevistado a nueve hombres y 11 mujeres. De los nueve hombres, siete trabajaban de peones de la construcción, uno en una fábrica y otro era empresario. De las 11 mujeres, cinco trabajaban como autónomas, cuatro en el servicio doméstico, y de las otras dos, una era profesora y otra mediadora intercultural. De los españoles entrevistados, todos ellos catalanes, 12 eran responsables municipales de los lugares en los que se ha hecho el trabajo de campo, y de ellos, seis estaban dedicados específicamente al tema de la inmigración. Otros siete eran responsables de organizaciones patronales. Uno lo era de la Subdelegación del Gobierno de Barcelona. De los 11 restantes, había dos responsables de centros de enseñanza, un agente inmobiliario, una trabajadora sexual, una dueña de un hotel en el que se hace trabajo sexual, un párroco, un trabajador de ETT, una profesora, dos dirigentes de entidades gitanas y dos sindicalistas. Como señalé, hay otro grupo de sindicalistas que entrevisté para 42 otro estudio (Pajares, 2004), que aquí no incluyo, pero que también han aportado información utilizada en esta investigación. Los informantes, cuando son inmigrados, son descritos en el texto por las iniciales de su nombre, seguidas de una indicación de su actividad. Cuando son españoles, lo único que se pone es la responsabilidad que tienen. La elección de la muestra no responde a criterio estadístico alguno. Como corresponde a la vocación etnográfica que orienta el presente trabajo, responde a la imbricación del investigador con la realidad humana con la que se ha ido encontrando en su propio proceso de indagación. Para seleccionar las personas rumanas a entrevistar el punto de partida han sido las que ocupan cierta posición de liderazgo: responsables de asociaciones, mediadores interculturales y líderes religiosos principalmente. Estas personas han sido las primeras en ser entrevistadas, y las que me han ido abriendo el camino para entrevistar a otras de menor “relevancia” –en el sentido de no imbuidas de ningún sentido de la representatividad a la hora de brindar su punto de vista–, así como para acceder a algunos de los españoles con cuyo testimonio se ha contado, concretamente aquellos que tienen responsabilidades relacionadas con la inmigración. Sí he tratado, sin embargo, de que en la captación de nuevas entrevistas con inmigrantes rumanos se diese cierta diversidad: de género, de adscripción religiosa, de tipo de trabajo, de lugar de vivienda, etc. También he buscado mayor número de entrevistas en las tres zonas geográficas, ya mencionadas, en las que he centrado algunas partes de la investigación. Pero fuera de esto, la selección de informantes finalmente obtenida es la que se ha ido construyendo en la medida en que se establecían los nexos entre el investigador y el colectivo a conocer. Las entrevistas siguen una técnica cualitativa. El punto de partida ha sido un guión, que no ha sido el mismo para todas las entrevistas, y menos aún cuando los entrevistados han sido españoles. En general, el guión de las entrevistas a inmigrantes contenía un conjunto de aspectos que trataban de abarcar todo el proceso migratorio: la decisión de emigrar, la forma de hacerlo, los apoyos que encuentran, las condiciones del trayecto, la acogida en destino, el acceso al 43 trabajo, la integración social… Pero el carácter abierto de la entrevista ha llevado a que cada informante aportase más información sobre unos aspectos que sobre otros; en algunos casos el grueso de la entrevista ha girado sobre aspectos muy concretos, si bien a todos los entrevistados se les han hecho unas cuantas preguntas básicas. La aparición de los comentarios de los informantes a lo largo del texto se produce relatando aquello que ha resultado más relevante. Puede ser que un informante aparezca en un solo relato, aún cuando haya respondido a muchas más preguntas. En todo caso, sus respuestas también han sido tenidas en cuenta cuando se hacen afirmaciones sobre opiniones generalizadas de los informantes. Algunos aparecen con más frecuencia a lo largo del texto: suele coincidir con personas que han sido entrevistadas varias veces, lo que, a su vez, coincide con aquellas que tienen dedicaciones relacionadas con la inmigración (responsables de asociaciones, mediadores interculturales, etc.) Por supuesto, el investigador no ignora el carácter subjetivo de las respuestas que se dan, cuando a una persona se le interroga sobre su historia de vida. De hecho, tales respuestas nos hablan de la interpretación que esa persona hace de los acontecimientos, de aquello que le ha producido mayor interés o cree que le ha afectado más, sin que ello refleje necesariamente el desarrollo verídico de los hechos. Pero, al fin y al cabo, toda descripción autobiográfica peca de lo mismo, en mayor o menor medida, y, por otra parte, lo propio de una investigación antropológica es reflejar lo que los sujetos investigados dicen de sí mismos. En todo caso, lo que aquí se ha hecho ha sido tener muy en cuenta aquello sobre lo que se producían coincidencias generalizadas entre los informantes, aceptándolo como más veraz, mientras que otras cosas se han dejado en forma más interrogante. El trabajo de campo no se ha reducido a las entrevistas. Se han hecho visitas a barrios, pisos, locales de asociaciones, etc. Se ha acudido a celebraciones religiosas (tanto ortodoxas como evangelistas), incluyendo un bautizo masivo de pentecostales; se ha hecho una visita a la frontera española con Francia en 44 el momento en el que más rumanos se estaba devolviendo; etc. A lo que cabe añadir los lugares visitados en Rumania. El período de tiempo en el que se ha realizado el trabajo de campo ha sido de dos años, entre el verano de 2003 y el de 2005. En algunas partes del texto señalo el momento en el que el entrevistado me aportó la información comentada, si es que resulta relevante. Cuando los informantes han sido entrevistados varias veces, la fecha que suelo señalar es la de la última entrevista. Sobre la estructura del texto, cabe señalar que los dos capítulos que siguen a esta primera parte sobre el marco teórico y metodológico, que son el capítulo tercero y el cuarto, son de naturaleza introductoria. En ellos se analizan de forma general las migraciones de la Europa del Este, y sirven para contextualizar los capítulos siguientes, que ya se centran en el estudio social y antropológico de esas migraciones, y particularmente de las recibidas en Cataluña. En esos dos capítulos hay muy pocas referencias al trabajo de campo realizado, y, en cambio, hay muchas a las fuentes bibliográficas y estadísticas utilizadas. Podría decirse, por tanto, que el trabajo antropológico, propiamente dicho, comienza con el capítulo quinto. Hay un capítulo dedicado a los gitanos rumanos. Se ha hecho así porque la migración de éstos, las características de su red social y las características de su proceso de asentamiento, tienen diferencias significativas respecto al resto de la migración rumana, y he considerado que ello los hacía merecedores de un análisis diferenciado. A este capítulo dedicado a los gitanos rumanos, se le ha dado un carácter integral: en él se abordan casi todos los aspectos que sobre el resto de la inmigración rumana se tratan en los demás capítulos. Ello se ha hecho así para que no quedase excesivamente dispersa la investigación realizada sobre dicho colectivo. 45 Aspectos terminológicos. Concluyo este capítulo comentando el uso que he hecho de algunos términos que pudieran ser controvertidos, o que no todos los autores utilizan de la misma forma. Lo que aquí se entiende por Europa del Este. Cuando se habla de “inmigración procedente de la Europa del Este”, todo el mundo, aquí, sabe, más o menos, a que inmigración nos referimos. Inmediatamente se piensa en polacos, rumanos, rusos, serbios, etc. Pero si el Este quiere definirse con rigor las cosas dejan de estar tan claras. ¿Polonia es Europa del Este? En realidad no; Polonia es Europa Central. Al igual que Hungría, la República Checa y otros. Estos países pasaron a ser definidos como del Este debido a la gran división de Europa que se mantuvo a los largo de toda la Guerra Fría: la Europa del Este eran los países del llamado bloque socialista. Pero esa división ya no existe, y, además, ocho de aquellos países socialistas, precisamente los de la Europa Central, están hoy dentro de la Unión Europea. Así es que cada vez tiene menos sentido que todos ellos sigan siendo definidos como Europa del Este. Siguiendo ese criterio, los polacos que tenemos en Cataluña serían inmigración procedente de la Europa Central, los rusos y ucranianos serían inmigración procedente de la Europa del Este, y los rumanos estarían en un terreno menos definido, aunque también podrían ser considerados procedentes de la Europa del Este. Sin embargo, cuando hablamos de inmigración procedente del Este, y lo hacemos desde Cataluña, es lógico que además de los rusos, los ucranianos y los rumanos incluyamos a los polacos y a todos los que estaban tras la línea divisoria impuesta por la Guerra Fría. En primer lugar, porque para nosotros, que estamos en el extremo Oeste de Europa es una inmigración que nos viene del Este, y, en segundo lugar, porque existe un contexto y unas circunstancias 46 históricas comunes que vinculan la inmigración procedente de Polonia con la procedente de Rumania y la procedente de Rusia o de Ucrania (por citar los países más significativos). Son migraciones que tienen el mismo punto de arranque (la desarticulación del bloque socialista), que se producen en la misma etapa y que las componen personas con algunas características comunes. En la bibliografía he encontrado las dos opciones. Algunos hablan de “migraciones procedentes de la Europa Central y del Este”, y otros, refiriéndose exactamente a las mismas, hablan de “migraciones procedentes de la Europa del Este”. Por mi parte he optado por la segunda fórmula. En parte por lo dicho en el párrafo anterior, pero también porque aquí tenemos una inmigración procedente de Alemania bastante numerosa, que en esta investigación no me interesa en absoluto, y no querría que pareciese incluida en la misma por utilizar el término Europa Central y del Este. Así es que mi Europa del Este, a efectos de esta investigación, es toda la que procede de países que hasta 1989 estuvieron incluidos en el bloque socialista. Emigrantes, migrantes o inmigrantes. Para nombrar a las mismas personas, a veces utilizo el término emigrantes, otras veces migrantes y otras inmigrantes, dependiendo del punto desde el que esté haciendo la observación. Si estoy hablando de los rumanos que salen de Rumania (por ejemplo, para explicar por qué salen, cómo, etc.) los nombro como emigrantes. Si estoy hablando de los rumanos que se instalan en Cataluña, o en cualquier otra parte, y los veo desde la sociedad receptora, los nombro como inmigrantes. Esto implica que cuando digo, en cualquier párrafo, “los emigrantes rumanos”, no me estaré refiriendo a los que tenemos en Cataluña o en España, sino a los que han salido de su país y pueden estar en cualquier parte del mundo. Mientras que si digo “los inmigrantes rumanos”, sí estaré refiriéndome a los que tenemos aquí. 47 El término migrantes lo utilizo cuando la observación no se hace ni desde la sociedad de salida ni desde la sociedad de llegada. Hay muchos momentos en los que me refiero a estas personas en sus procesos migratorios, especialmente en la transición entre la salida y la llegada, y ahí los nombro como migrantes. Aclarado esto, cabría otra discusión de tipo terminológico al respecto. Los términos emigrante y migrante no plantean mucho problema teórico, porque se refieren a situaciones transitorias y se usan también con sentido transitorio. Pero el término inmigrante está siendo utilizado con un abuso bastante pernicioso. Se llama inmigrantes a personas que llevan mucho tiempo instaladas en la sociedad receptora, pero siguen cargando con esa definición por el hecho de proceder de otros países. En mi caso, para no abusar de ese término, utilizo a veces otro, “personas inmigradas”, que hace referencia a algo que hicieron en el pasado (inmigrar). Mientras ser inmigrante es sinónimo de estar inmigrando (presente), ser inmigrado es sinónimo de haber inmigrado (pasado). Quizás con ello tampoco resuelvo demasiado el problema que se genera con el abuso de estos términos, y que se traduce en estigma para esas personas, pero en una tesis sobre inmigración no es posible prescindir de ellos. Catalanes o españoles. En el texto hay muchos momentos en los que tengo que establecer distinciones entre las personas inmigradas y las autóctonas, y he de nombrarlas de alguna manera. A veces, los mismos términos que acabo de utilizar son suficientes, pero otras veces no. En algunos casos defino a las personas inmigradas como extranjeras, porque lo que quiero resaltar es que se trata de personas que no tienen la nacionalidad española, algo que resulta pertinente, por ejemplo, cuando manejamos los datos de las estadísticas oficiales, que hablan de residentes extranjeros, precisamente para distinguirlos de la población que tiene nacionalidad española. 48 Eso no requiere mayor explicación, pero lo que sí puede requerirla son los términos que en distintos momentos utilizo para nombrar a las personas autóctonas, sobre todo cuando me estoy refiriendo a las personas autóctonas que viven, vivimos, en Cataluña. La cuestión es cómo referirme a ellas, como catalanas o como españolas. Muchas veces me refiero a ellas como españolas, y eso es lo que quiero explicar. Al nombrarlas como españolas lo que estoy señalando es que tienen la nacionalidad española, algo que las distingue de las otras personas que no la tienen y que también viven en Cataluña. Tener o no tener la nacionalidad española comporta muchas diferencias de status legal y de otros aspectos que son muy importantes en una tesis relativa a la inmigración. La cuestión es, por qué no nombrarlas como catalanas, en lugar de nombrarlas como españolas. Y la respuesta está en el uso que hacemos en Cataluña del término catalán. Se es catalán cuando se tiene vecindad en Cataluña. Comenzó diciéndose que “es catalán todo el que vive y trabaja en Cataluña”, y luego el Estatuto de Autonomía (el de Sau) sentenció que la catalanidad se adquiere por vecindad. Pues bien, siguiendo esta línea de razonamiento, catalanas también son las personas inmigradas que no tienen nacionalidad española. Los marroquíes, los latinoamericanos, los rumanos, etc. que residen establemente en Cataluña son también catalanes, aunque no tengan la nacionalidad española. Se puede objetar que lo que realmente dice el Estatuto de Autonomía es que catalán es la persona con nacionalidad española que tiene vecindad en Cataluña. Pero esta es una definición que ya se debería haber cambiado, porque responde a un contexto histórico (finales de los ochenta) en el que apenas había inmigración extranjera en Cataluña. En cualquier caso, el actual Pla de Ciutadania i Immigració de la Generalitat de Cataluña define como catalanes a los extranjeros que tienen residencia en Cataluña. Y casi todos los planteamientos políticos que aquí se formulan respecto a la inmigración parten de la idea de que catalanes lo somos todos: los que tienen ancestros y apellidos más ligados a Cataluña, los que descienden de migraciones 49 producidas en momentos más o menos alejados en el tiempo y los que proceden de las migraciones más recientes. Siendo eso así, lo que no sería correcto es hacer una frase que dijese, por ejemplo, “los rumanos tienen, en tal sector, una tasa de ocupación mayor que los catalanes”, ya que esos rumanos a los que me refiero también son catalanes, porque estoy hablando de rumanos que residen aquí. Si quiero distinguir su tasa de ocupación de la de la población autóctona de nacionalidad española, tengo que utilizar para esta última el término españoles. En síntesis, podríamos decirlo de esta manera: en Cataluña, aparte de los turistas, sólo hay catalanes, que, a determinados efectos, pueden dividirse en españoles y extranjeros, o en autóctonos e inmigrados. Aclarado esto, añadiré que lo que en realidad suelo hacer a lo largo del texto con mayor frecuencia es hablar de inmigrantes y autóctonos, o población inmigrada y de población autóctona. Aunque ello tampoco queda exento de cuestionamiento teórico; porque… ¿cuándo se deja de ser inmigrado para pasar a ser autóctono? El uso que yo doy a esos términos es el siguiente: hablo de personas inmigradas para referirme a las de procedencia extranjera llegadas en las últimas décadas, y hablo de autóctonas para referirme al resto de la población (que coincide con la población catalana de nacionalidad española) Gitanos o romá. Como se apuntó, hay un capítulo enteramente dedicado a los gitanos rumanos, que son una parte de la inmigración rumana que tenemos, y creo necesario explicar por qué he utilizado el término gitanos, cuando hay investigadores que están señalando que debería utilizarse otro término, como romá (o rrom, en la caligrafía propia), que es como ellos mismos se definen a escala internacional. Ciertamente en los textos escritos en inglés, elaborados por las organizaciones internacionales, se usa poco el término gipsy, que sería el específico de la 50 lengua inglesa, y se habla de ellos como los Roma, utilizando un término que no procede del inglés sino del romanés. Siguiendo esta regla, en los textos en castellano, también habría que dejar de hablar de gitanos y pasar a llamarlos romá. Pero para ello, habría que empezar por aclarar cómo se llaman a sí mismos los gitanos (o romá) españoles. Y aquí parece que no hay dudas de ningún tipo: se llaman gitanos. Incluso en los marcos más oficiales ése es el término al uso. Por ejemplo, en Cataluña la federación de asociaciones que tienen constituidas se denomina Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña. Y parece claro que lo que no hemos de hacer los payos (ni siquiera los investigadores) es decirles a los gitanos españoles que tienen que empezar a llamarse de otra manera porque con ello les ayudamos a descubrir sus esencias. Cabría llamar gitanos a los gitanos españoles y llamar romá a los gitanos que nos llegan de la Europa del Este, pero con ello estaríamos introduciendo una brecha en su unidad étnica, y ésta sí sería bien exógena (fruto de las taxonomías impuestas por los investigadores payos). Los gitanos, a pesar de su enorme diversidad interna, se definen a sí mismos como una misma etnia o un mismo pueblo a escala internacional, y por tanto, el término utilizado para los españoles es válido para los de cualquier otra procedencia. Así, siendo gitano un término correcto en la lengua castellana (en la que está escrita esta tesis), y siendo también el término con el que se definen a sí mismos los gitanos españoles, no parece que haya que cambiarlo para hablar de los gitanos de cualquier otra procedencia. Sólo habría una razón para cambiar el término: considerarlo despectivo. Es posible que, en el fondo, las reticencias al uso de este término se deban a ese prejuicio. Pero creo importante afirmar que gitano no es, en absoluto, para ellos un término despectivo. Los gitanos hablan del “orgullo gitano” y utilizan expresiones similares precisamente para decir que quieren que se los reconozca como gitanos sin que ello comporte prejuicios de superioridad con relación a los demás y sin que tengan que esconder su filiación gitana en ningún momento. Me recuerda esto al empeño de los negros catalanes porque 51 se los llame negros, y no se utilicen expresiones como “morenos”, tan al uso entre los blancos de algunas zonas de Cataluña (como El Maresme). Concluiré diciendo que he preguntado a algunos gitanos rumanos si se sienten a gusto con el término gitano y no me ha sido fácil que entendiesen el sentido de la pregunta. Ellos saben que el término gitano es el que se usa para los españoles de su etnia, y por tanto no les produce ninguna extrañeza que se use también para ellos. Alguno me ha dicho: “Si soy gitano, por qué me ha de molestar que me llamen gitano”. 52 SEGUNDA PARTE APROXIMACIÓN INTRODUCTORIA A LA INMIGRACIÓN DEL ESTE Y RUMANA EN PARTICULAR CAPÍTULO 3. LAS MIGRACIONES DE LA EUROPA DEL ESTE Migraciones Este-Oeste anteriores a los años ochenta. Este capítulo y el siguiente son de naturaleza introductoria, como ya he señalado, y en ellos lo único que pretendo hacer es una contextualización histórica de lo que es el objeto de esta investigación: la inmigración rumana recibida en Cataluña. Esta inmigración se produce en un marco más global de movimientos migratorios que tienen unas dinámicas y unas motivaciones que son específicas del actual momento histórico. Así, lo que aquí haré es exponer las dinámicas y motivaciones de las migraciones protagonizadas en las últimas décadas por las poblaciones de la Europa del Este, como primer paso para introducirme en la investigación de las que han tenido como origen Rumania y como destino Cataluña. La migración entre Rumania y Cataluña es una migración Este-Oeste y es sólo una pequeña parte de las migraciones que han tenido esta orientación. Pero hay que comenzar señalando que las migraciones protagonizadas por personas originarias de los países de la Europa del Este no han sido sólo migraciones hacia el Oeste. Han tenido también mucha importancia las migraciones entre los mismos países del Este, y en este capítulo también hablaré de ellas. No obstante, lo que tiene mayor interés para esta investigación es el flujo migratorio Este-Oeste, y quiero comenzar con algunas referencias a las características generales del mismo. 55 Movimientos migratorios desde la Europa del Este hacia el Oeste se vienen produciendo desde el siglo XIX, tanto hacia el Oeste de Europa como hacia Norteamérica. Hasta principios del siglo XX los mayores flujos migratorios se dirigen al continente americano, especialmente a EEUU, mientras que a partir de la Primera Guerra Mundial la Europa Occidental se convierte también en destino prioritario. Después de la Segunda Guerra Mundial los países de la Europa del Este quedan integrados en el llamado bloque socialista, y una de las características de las políticas de sus gobiernos será la de restringir la salida de sus ciudadanos hacia países del opuesto bloque capitalista. Habrá importantes movimientos migratorios internos, dentro del bloque socialista, pero la salida hacia los países occidentales se hará muy difícil y los movimientos migratorios Este-Oeste quedarán muy limitados. Las restricciones a la libertad de movimientos que imponen los gobiernos del bloque socialista tienen, no obstante, importantes excepciones. Por ejemplo, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial en Bulgaria se protagonizaron movimientos masivos de salida de personas cuyo “origen étnico”3 no era búlgaro. Concretamente salieron gentes de origen turco, checo, eslovaco, armenio, ruso y serbio, además de judíos; muchas de ellas iban a países del bloque socialista, pero no así los turcos ni los judíos, y precisamente los turcos fueron los más numerosos (Guentcheva y otros, 2003: 11). Volveré a referirme a estos movimientos migratorios en el apartado que dedico a las migraciones de “tipo étnico”. Lo general, no obstante, es que durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial los ciudadanos de los países de la Europa del Este tengan grandes dificultades para emigrar hacia países occidentales, lo cual no impide que se vaya produciendo cierto flujo de salidas, realizadas en muchos casos de 3 Se observará que empleo el calificativo “étnico” entrecomillándolo sistemáticamente. El significado que ese término asume tanto para el lenguaje ordinario como para el administrativo, como una especie de denominación de origen para la discriminación positiva o negativa de ciertas personas, obliga a ese tratamiento que sirve para advertir que aquí se está empleando “étnico” en un sentido y con un valor distintos de los que la antropología suele atribuirle. 56 forma clandestina. Por su parte, los países de la Europa Occidental se convierten en países de asilo, ya que todos ellos forman parte de la Convención de Ginebra sobre refugiados subscrita en 1951, cuyo principal objetivo es precisamente el de dar asilo político a las personas que salen huyendo de países a los que se define como totalitarios. En este contexto a las personas procedentes de la Europa del Este (el bloque socialista) se las recibe como refugiadas. Son bien recibidas y no se impone ninguna restricción a su establecimiento en los países de la Europa Occidental. A lo largo de todo el período de Guerra Fría se va produciendo cierto flujo de personas hacia la Europa Occidental, pero es la Alemania Federal el país que concentra el grueso de este flujo, especialmente por el gran número de personas de la Alemania del Este que va recibiendo. Antes de la construcción del muro ya habían pasado unos cuatro millones de personas de la Alemania del Este a la del Oeste, y otro millón pasó después (Chesnais, 1991: 10). Así pues, las migraciones Este-Oeste han sido un fenómeno continuado, aunque sus características hayan sido muy diferentes de unos momentos a otros. En España hay una inmigración muy particular de rumanos tras la Segunda Guerra Mundial. Se trata de unas 10.000 personas que habían pertenecido a organizaciones de extrema derecha y huyen de la Rumania comunista inmediatamente después de la guerra. Mucho después, ya en los años setenta, se produciría una segunda inmigración compuesta por familiares de aquellos que habían venido antes, autorizados a salir por el gobierno rumano. Parece importante tener en cuenta el contexto europeo en el que se producen las migraciones Este-Oeste tras la Segunda Guerra Mundial. Las migraciones que recibe la Europa Occidental, vistas en términos generales (no sólo las procedentes del Este), tienen un período específico, que va de 1950 a 1973, en el que lo que predomina son los flujos de tipo laboral. Los países ricos de la Europa Occidental necesitan mano de obra para la reconstrucción post-bélica y hacen políticas específicas de reclutamiento para lograrla. Lo característico de esta etapa será que las migraciones están principalmente provocadas por los países receptores, que hacen cuanto resulta necesario para reclutar 57 trabajadores de otros países, promoviendo convenios con ellos, ofreciendo la contratación desde el país de origen, etc. Si en los procesos migratorios siempre intervienen factores de atracción, del país de destino, y factores de expulsión, del país de origen, en ese período los determinantes son los factores de atracción. Los primeros países en aportar esa mano de obra son los de la Europa Meridional: Portugal, España, Italia, Grecia y Turquía; aunque enseguida se sumarán otros países no europeos pero también cercanos, como Argelia o Marruecos, y otros más lejanos, como las ex colonias británicas. Alemania es el principal país receptor: inicia su política inmigratoria en 1954, y llega a establecer convenios de inmigración con Italia, España, Yugoslavia, Grecia, Portugal, Turquía, Marruecos y Túnez, entre otros. Entre 1960 y 1973 llegan a Alemania unos 18,5 millones de personas, de las que 4,7 millones se instalan de forma estable (Hönekopp, 1997). El Reino Unido busca los inmigrantes en sus antiguas colonias (del Caribe, del subcontinente indio y de África), ofreciéndoles concesiones importantes para potenciar los flujos migratorios (como las facilidades para la obtención de la nacionalidad, establecidas por la nueva Ley de Nacionalidad de 1948, que se otorgan a los ciudadanos de países de la Commonwealth que entran en el Reino Unido para trabajar y residir de forma estable). Francia, que ya desde el siglo XIX era país de inmigración, amplía su política inmigratoria inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial; en 1945 establece las Ordenanzas (normativa de inmigración) y crea la Oficina Nacional de Inmigración; sus inmigrados proceden de Portugal, Italia y España, pero también de las colonias, principalmente del Magreb. Entre 1946 y 1977 cerca de dos millones y medio de trabajadores extranjeros obtuvieron permiso legal en Francia (Ramos, 1993: 95). Otros países, como los del Benelux o Suiza, recibirán también flujos importantes de inmigración en ese período. Pero la crisis económica producida a principios de los setenta (especialmente en 1973) llevará a los gobiernos centroeuropeos a la conclusión de que no 58 necesitan más inmigración. Con esa crisis se inicia la etapa caracterizada por las políticas de rechazo a la entrada de inmigrantes. Los flujos de inmigración ciertamente se reducen –principalmente en los años ochenta- aunque ello no es sólo resultado de las políticas restrictivas, sino también de que decrece el interés por dirigirse a unos países en los que ya no hay tantas facilidades para encontrar trabajo, y, sobre todo, de que los países receptores dejan de hacer las acciones de reclutamiento de trabajadores que hicieron en la etapa anterior. Por otra parte, se produce un cambio importante en las características de los flujos migratorios: los países de la Europa Meridional dejan de ser los principales proveedores de emigrantes, debido a que el desarrollo económico que ya han alcanzado en ese momento los ha equilibrado con el resto de la Europa Occidental; y serán otros países no europeos los que proporcionarán la inmigración que va a seguir recibiendo Europa. Entre 1973 y 1989 los flujos de inmigración son muy moderados, pero se mantienen, porque a pesar de la crisis de los setenta y del creciente desempleo, existen sectores de la producción que buscan mano de obra barata y sigue habiendo oferta de trabajo para inmigrantes. En este contexto, la inmigración procedente de la Europa del Este tuvo una importancia escasa frente a otros flujos migratorios, especialmente en el período anterior a 1973 en el que los países receptores hicieron políticas de reclutamiento de mano de obra. Las restricciones a la inmigración impuestas a partir de 1973 tampoco afectaron mucho a la procedente del Este puesto que, como ya he señalado, de ahí no venía mucha inmigración y a quienes venían se los recibía como refugiados. No obstante, hubo también migraciones laborales procedentes de algunos países del Este. En los años setenta y ochenta hubo ya una emigración laboral en Rumania que estuvo legalmente organizada. Se trató de trabajadores temporales que iban a países con los que el Estado rumano había realizado convenio a tal efecto. Los países de destino fueron, principalmente, algunos árabes, como Libia, Irak, Irán, Egipto y Siria, y también la República Federal Alemana y Rusia. Se trató, sobre todo, de trabajadores temporales para el 59 sector de la construcción que salían de Rumania con el contrato de trabajo ya firmado (Serban y Grigoras, 2002: 97) Las migraciones Este-Oeste de los ochenta. En los ochenta todos los países de la Europa Occidental tienen ya políticas restrictivas a la inmigración. Los gobiernos establecieron estas políticas a partir del convencimiento de que el mercado laboral europeo no necesitaría ya los flujos de mano de obra que caracterizaron al período anterior. Y, ciertamente, el sector industrial, que era el que había necesitado más mano de obra inmigrada antes de 1973, ya no necesitaría tanta después, no sólo por la crisis económica, sino también porque el desarrollo tecnológico reduciría estas necesidades. Pero lo que los gobiernos no supieron ver en aquel momento era el fuerte desarrollo que iba a tener el sector servicios en las dos últimas décadas del siglo XX. Este sector volvería a protagonizar una demanda de mano de obra inmigrada a la que ya no responderían los gobiernos con políticas de reclutamiento, sino que mantendrían las políticas restrictivas iniciadas en los setenta. A partir de 1985, con la reactivación de la economía, crece, en toda Europa Occidental, la demanda de mano de obra y los flujos inmigratorios se reactivan, aunque sin modificarse de forma significativa hasta 1989. En los años ochenta la inmigración que entra por cauces legales es, sobre todo, de reagrupación familiar, pero comienza ya a producirse una inmigración irregular que resulta de la contradicción, ya señalada en el capítulo sobre marco teórico, que se produce entre un mercado laboral que demanda mano de obra y unas políticas de inmigración que impiden su entrada. El crecimiento en los datos sobre residentes extranjeros (en situación legal) en los países de la Europa Occidental es escaso en los años ochenta. Alemania, por ejemplo, que en 1980 tenía 4.453.000 residentes extranjeros, pasa a tener 4.489.000 en 1988, es decir, apenas se produce variación; Bélgica, pasa de 60 886.000 en 1981 a 881.000 en 1989; Francia pasa de 3.442.000 residentes en 1975 a 3.607.000 en 1990; etc. Los incrementos son poco apreciables, salvo por lo que se refiere a los nuevos países de inmigración (Italia y España, sobre todo), que en esos años empiezan a notar la presencia de inmigrantes. La insignificancia de esos crecimientos en los datos de residentes extranjeros no quiere decir que no se produjese inmigración. Ésta siguió produciéndose, pero los datos no crecían porque en algunos casos, como el alemán, las entradas se compensaban con las salidas, y en otros, también se compensaban con las nacionalizaciones.4 Además, los inmigrantes irregulares no computaban en las estadísticas. Por lo que se refiere a la inmigración procedente de la Europa del Este, hay que señalar que siguió teniendo poca importancia, respecto a la que se recibía procedente de otras zonas del mundo, pero en los años ochenta comenzó a ser significativa. Se trató de unos movimientos migratorios protagonizados concretamente por polacos y rumanos, y los principales países destino fueron Alemania y los EEUU. Buena parte de los movimientos migratorios Este-Oeste que hay en los ochenta y los noventa son los denominados de tipo “étnico”. Los mayores de este tipo son los compuestos por las personas que se han dirigido a Alemania (procedentes principalmente de la Europa del Este, aunque también de otros lugares) diciendo que son “alemanes de origen”, es decir, que sus ancestros eran alemanes. Haré un apartado específico sobre las migraciones “étnicas”, pero quiero señalar ya aquí que en cualquier análisis de los datos migratorios, especialmente si se refieren a la inmigración recibida en Alemania, debe tenerse en cuenta este aspecto, ya que Alemania no incluye en sus estadísticas de inmigración a estos “alemanes étnicos”, o aussiedler, porque les otorga de inmediato la nacionalidad alemana. 4 Cuando un residente extranjero se nacionaliza sale de las estadísticas relativas a extranjeros. En aquellos países, como Francia, Bélgica, Holanda, etc., en los que se favorecen las nacionalizaciones, hay un aumento de población inmigrada mayor del que reflejan las estadísticas sobre residentes extranjeros. En los casos en los que la estadística no aumenta, hay que considerar que ha habido una entrada de residentes extranjeros similar al número de 61 Los polacos protagonizan los movimientos migratorios Este-Oeste más tempranos de la década de los ochenta, dirigiéndose básicamente a Alemania. En 1981, antes de que el Estado polaco decretase la ley marcial en diciembre de ese año, se produjo la emigración hacia Alemania de unos 46.000 polacos “étnicamente” alemanes y unos 93.000 no alemanes (Hönekopp, 1997). Entre 1982 y 1985 la emigración se reduce, pero sigue produciéndose, y vuelve a aumentar de forma importante en 1986. Entre 1980 y 1989 unos 300.000 polacos fueron autorizados por su gobierno a emigrar, pero se estima que otros 500.000 lo hicieron clandestinamente. Los polacos se dirigieron en un 60 % a Alemania y en un 10 % a los EEUU (SOPEMI, 2000: 61). Tabla 1. Emigración de rumanos Total Hombres Mujeres 1986 26.509 13.173 13.336 1987 29.168 13.954 15.214 1988 37.298 18.814 18.484 1989 41.363 20.384 20.979 1990 96.929 46.335 50.594 1991 44.160 21.211 22.949 1992 31.152 16.085 15.067 1993 18.446 8.751 9.695 1994 17.146 7.886 9.260 1995 25.675 11.478 14.197 1996 21.526 10.079 11.447 Países con mayor número de inmigrantes rumanos Y número de rumanos recibidos en cada país Alemania USA Austria Israel Hungría 13.804 2.685 1.705 1.376 1.184 Alemania USA Israel Austria Hungría 15.377 3.435 1.694 1.430 1.262 Alemania Hungría USA Austria Israel 13.943 10.529 3.063 1.544 1.483 Alemania Hungría USA Austria Israel 17.378 11.163 3.583 1.500 1.486 Alemania Hungría USA Austria Canadá 66.121 10.635 4.924 3.459 1.894 Alemania USA Austria Hungría Canadá 20.001 5.770 4.630 4.427 1.661 Alemania Hungría Austria USA Canadá 13.813 4.726 3.282 2.100 1.591 Alemania Hungría Canadá Austria USA 6.874 3.674 1.926 1.296 1.245 Alemania Hungría Italia Canadá Austria 6.880 1.779 1.580 1.523 1.256 Alemania Hungría USA Canadá Austria 9.010 2.509 2.292 2.286 2.276 Alemania USA Francia Canadá Italia 6.467 3.181 2.181 2.123 1.640 Fuente: Organización Internacional del Trabajo. Los rumanos son el otro grupo que ya en los ochenta protagoniza migraciones significativas. Las estadísticas de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) hablan de la salida de unos 30.000 rumanos por año en esa década, como vemos en la tabla 1 (la tabla que aporta la OIT no da datos anteriores a 1986). Ahí se ve también qué países fueron lo principales lugares de destino de personas que se han nacionalizado. 62 esa emigración rumana, siendo, año tras año, Alemania el primero de ellos, y siendo también destinos preferentes Hungría, Estados Unidos y Austria. Entre 1980 y 1989, según el Ministerio del Interior rumano, unos 300.000 rumanos emigraron, dirigiéndose principalmente a Alemania, Hungría y los EEUU (SOPEMI, 2000: 62) Las migraciones de rumanos en los ochenta algo tienen que ver con la crisis económica que se produce en el país, debida al interés del Gobierno de Ceausescu en la devolución total de los préstamos del Fondo Monetario Internacional, tratando, como ha señalado Ovidiu (2002), de lograr la “plena independencia económica”. Otro factor que explica ese mayor protagonismo de los rumanos en las migraciones Este-Oeste de los ochenta es una relativa permisividad del gobierno rumano para la salida de sus ciudadanos. Éstos tenían dificultades para salir del país, como las tenían los nacionales de los demás países del bloque socialista, pero el gobierno rumano fue más permisivo, como demostró firmando convenios migratorios con otros Estados. Los convenios firmados por el gobierno rumano con Alemania y con Israel, para autorizar la migración de “alemanes étnicos” y de judíos respectivamente, constituyeron el principal cauce de salida de rumanos para establecerse de forma permanente en los mencionados países antes de 1989. Además, funcionaron los convenios de intercambio de trabajadores, a los que ya me he referido en el apartado anterior, como cauce para migraciones temporales. Lazaroiu (2003: 6) hace mención a seis formas de movilidad internacional de los rumanos anteriores a 1989: dos de ellas son las que acabo de mencionar: la migración “étnica” y la migración temporal de tipo laboral sustentada en los convenios bilaterales; las otras cuatro son: la salida clandestina de disidentes políticos (contrarios al régimen comunista), las migraciones breves de corta distancia realizadas en las zonas fronterizas (generalmente para actividades de comercio a pequeña escala), el turismo (bastante restringido) y la salida de estudiantes para hacer sus estudios en el extranjero (también muy restringida a los hijos de la élite del partido comunista) 63 Por su parte, los países receptores de la Europa Occidental (especialmente Alemania) tenían ya, como he señalado antes, políticas restrictivas a la inmigración, pero hasta la caída del Muro de Berlín en 1989 las personas procedentes del bloque socialista tenían una consideración distinta a la que se daba al resto de los inmigrantes y estaban poco afectadas por las restricciones. Éste es uno de los aspectos más importantes que cambiará a partir de 1989. Transición al capitalismo de los países de la Europa del Este y migraciones de los años noventa. Las migraciones procedentes de la Europa del Este tienen, en el año 1989, una situación de inflexión por varios motivos. Cabe destacar dos: el fuerte incremento de los flujos migratorios, y el hecho de que las restricciones a la migración dejen de venir del país emisor y pasen a venir del receptor. Hasta 1989 los países de la Europa Occidental, que estaban ya aplicando políticas restrictivas a la inmigración, no se habían preocupado demasiado de la que podía proceder de la Europa del Este, ya que del control de las salidas se ocupaban los propios países del Este. Pero con el desmoronamiento de los regímenes comunistas y la eliminación de las restricciones que los propios Estados imponían a la salida de sus ciudadanos, en la Europa Occidental se temió que millones de personas optasen por la emigración, especialmente personas de la antigua Unión Soviética. No sería así, pero, ciertamente, el derrumbe de los sistemas de “socialismo real” y, sobre todo, los sucesivos conflictos bélicos por los que pasa la antigua Yugoslavia, generarán un incremento importante en el flujo migratorio EsteOeste. El número de residentes extracomunitarios establecidos en los países de la Europa Occidental, particularmente en los países de la entonces Comunidad Económica Europea, da un salto significativo entre 1989 y 1993. Los datos del informe del SOPEMI5 indican que el total de extranjeros que 5 Sistema de Observación Permanente de las Migraciones, de la OCDE. 64 residían en 1989, en estos países era de unos 13.600.000, mientras que en 1994 había pasado a ser de 17.800.000 (SOPEMI 1998: 224). Si nos fijamos en los datos posteriores podemos ver que el mayor crecimiento se produjo antes de 1994, ya que el número de residentes en 2002 era de 20.500.000. Lo que me interesa resaltar, a efectos de esta investigación, es que en ese período que va de 1989 a 1993, en el que el crecimiento migratorio es fuerte, las migraciones procedentes de la Europa del Este tienen un protagonismo que no habían tenido hasta el momento. A la Europa Occidental siguen llegando migrantes de distintas partes del mundo, pero el crecimiento de esos años se debe en buena medida a los que proceden del Este. La OCDE señala que en el año 1989 la Europa del Este se convirtió en una nueva área mundial de migraciones (SOPEMI 1998: 47, 224) Realmente los flujos procedentes del Este no fueron tan masivos como se había temido en el primer momento. La OCDE lo dice así: “contrariamente a ciertas previsiones alarmistas, la apertura de fronteras en la Europa del Este que sucedió a los cambios políticos de finales de los ochenta, no dio como resultado movimientos masivos de población hacia los países de la OCDE” (SOPEMI, 1998: 47). Pero que no fuesen masivos no quiere decir que no tuviesen importancia. La tuvieron especialmente entre 1989 y 1994, ya que después disminuyeron notablemente. Alemania es, en ese período, el principal receptor. Entre 1988 y 1995 el número de residentes extranjeros en Alemania se incrementa en 2,7 millones, cuyas principales procedencias son la ex Yugoslavia y Turquía. Si nos fijamos sólo en las procedencias de la Europa del Este, hay que decir que la ex Yugoslavia destaca de forma contundente: en aquel momento (1995) había en Alemania unos 800.000 yugoslavos, 316.000 bosnios y 185.000 croatas. El siguiente país de origen en importancia era Polonia con unos 280.000 residentes (SOPEMI, 1998: 252). Así, en Alemania, en 1995, tenemos aproximadamente 1.300.000 yugoslavos o ex yugoslavos y unos 830.000 residentes que proceden de otros países de la Europa del Este, lo que constituye el 30 % de toda la población inmigrada con residencia en Alemania. 65 Hay que añadir que en estos datos no se incluye a los “alemanes étnicos” que en ese período también migraron a Alemania, que fueron otros 1,8 millones (Hönekopp, 1997) y que procedieron principalmente de la Europa del Este. En torno a 1992-1993 se inicia el descenso de esos flujos migratorios. “En Alemania, que probablemente recibe entre tres cuartas y dos terceras partes de todos los emigrantes de la Europa del Este que llegan a la Unión Europea, la inmigración neta en el caso de los polacos (la fuente nacional de emigrantes más importante de la región) ha disminuido progresivamente desde 1990, en el caso de los húngaros desde 1992 y en el caso de los búlgaros y rumanos desde 1993, mientras que en el caso de los ciudadanos de la Federación Rusa ha permanecido relativamente estable” (Okólski, 2000: 79). Las oportunidades de empleo descienden en Alemania a partir de 1992 por el fuerte incremento del paro que ese año se produce, lo que también puede explicar el descenso del flujo inmigratorio posterior. En la segunda mitad de la década de los noventa los datos sobre residentes extranjeros cambian poco en los principales países receptores. A finales de esa década, dejando aparte las migraciones de yugoslavos de las que luego volveré a hablar, el colectivo del Este más numeroso en los países de la Europa Occidental son los polacos, muy concentrados en Alemania (donde el número de residentes polacos se mantiene en unos 280.000), y con cierta presencia en Francia (unos 50.000), en Italia (unos 38.000) y en Austria (unos 20.000). La emigración producida en Polonia ha tenido la característica de cierta estabilidad en su ritmo: empezó ya en la década de los ochenta y se mantuvo en la de los noventa, sin que su aumento después de 1989 fuese importante; el número de personas que emigraron entre 1991 y 1995 fue similar al de las que habían emigrado entre 1986 y 1990 (SOPEMI, 2000: 67) Por lo que se refiere a la emigración que sale de Rumania, también Alemania es su principal destino en la década de los noventa, tratándose de una emigración muy concentrada en el período que va de 1990 a 1992. Hönekopp (1997) dice que los residentes rumanos en 1989 eran 21.101 en Alemania, en 1990 ya se triplican y en 1992 alcanzan el número de 167.327, pero a partir de 66 ese año su número va descendiendo. Estos son datos de residentes, que no incluyen los de las personas que adquieren la nacionalidad alemana por tratarse de “alemanes étnicos”. Los datos del SOPEMI (1998: 241) indican que la migración neta de rumanos a Alemania es importante en 1990, 1991 y 1992, años en los que restando las salidas de las entradas queda una inmigración neta de unas 150.000 personas. A partir de 1993 sigue produciéndose inmigración de rumanos en Alemania, pero se compensa ya con los retornos, de manera que apenas hay inmigración neta. En 1997 el número de rumanos que tenían residencia en Alemania no llegaba a 100.000. La emigración rumana, además de dirigirse a Alemania, se dirige también a otros países, destacando Hungría, Austria e Italia (existe, además, otros destinos preferentes fuera de Europa que son los EEUU y Canadá). A finales de la década de los noventa, esos son los países en los que los datos sobre residentes rumanos son más significativos. Volveré sobre esto en el capítulo siguiente, en un apartado específico sobre transición al capitalismo y migraciones en Rumania. La emigración que sale de Bulgaria también da un salto importante en 1989 (con la emigración estimada de 218.000 personas sólo en ese año), pero se irá reduciendo en los años posteriores. A partir de 1993 la salida de emigrantes casi se compensa con la entrada de retornados y el saldo migratorio de Bulgaria pasa a ser muy reducido. Bulgaria es uno de los países del Este en los que el retorno adquiere mayor importancia a partir de 1993. El destino principal de los emigrantes búlgaros en el período que va de 1989 a 1993 no es Alemania, como ocurre con otros países del Este, sino Turquía. Una estimación de Gächter (2002: 6) dice que entre 1989 y los primeros años de los noventa migraron 344.000 personas de Bulgaria a Turquía. El segundo destino en importancia será Alemania, donde se dirigieron otros 124.000, pero fue más bien a mediados de los noventa. En el apartado siguiente comentaré la característica “étnica” de algunos flujos migratorios, entre los que están los producidos entre Bulgaria y Turquía. 67 La estadística de la emigración búlgara, de acuerdo con los datos fronterizos que se manejan, tiene un pico muy pronunciado en 1989, es también grande en 1990, pero es ya menor en los años siguientes. Cada año siguen emigrando entre 50 y 60 mil personas, pero bajan los datos sobre residentes búlgaros en los países receptores porque otros van retornando. En esos años de emigración moderada, entre 1992 y 2001, la emigración total búlgara es de unas 177.000 personas (Guentcheva y otros, 2003: 5). Los destinos de la emigración búlgara van cambiando en los distintos momentos: entre 1989 y 1991 el destino fue Turquía, a donde se dirigió más del 90 % de la emigración que se produjo; en 1992 y 1993 los destinos son más variados, destacando Canadá, EEUU, Polonia, Turquía, Checoslovaquia y Grecia. Es en 1995 y 1996 cuando Alemania se convierte ya en el principal destino, seguido de Austria, la República Checa y Grecia. La emigración neta de búlgaros entre 1989 y 2000 se estima en torno a las 600.000 personas, pero la recibida por los países de la Europa Occidental, o mejor dicho, por los de la Unión Europea (de los 15, anterior a mayo de 2004), ha sido bastante reducida, y ha estado muy compensada con los retornos. A finales de esa década, el único país de la Europa Occidental en el que el número de residentes búlgaros es significativo, de acuerdo con las estadísticas oficiales, es Alemania, donde son unos 35.000 (SOPEMI, 1999: 61); aunque también se ha mantenido cierto flujo migratorio hacia Austria, país con el que Bulgaria tiene relaciones económicas y comerciales más estrechas (SOPEMI, 2000: 62). No obstante, siempre ha de tenerse en cuenta que apenas hay datos sobre los emigrantes que están en situación irregular en los países de destino. Algunos autores han señalado que cuando los búlgaros con residencia legal en Alemania eran esos 35.000 antes mencionados, el número real de búlgaros viviendo allí se estimaba en 300.000, aunque la mitad de ellos hubiesen llegado a Alemania antes de 1989 (Guentcheva y otros, 2003: 19) A finales de la década de los noventa aparecerán otros destinos para la emigración búlgara que son Italia y España, que junto con Grecia se convertirán en los más “populares” (los datos sobre estos nuevos movimientos migratorios los comento en otro apartado). 68 Cabe añadir aquí que Ucrania, Rusia y los demás países de la antigua URSS apenas aportan migrantes a la Europa Occidental en la década de los noventa. Solamente son remarcables los aproximadamente 50.000 residentes de la antigua URSS que había en Alemania al final de esa década (SOPEMI, 1999: 61). Las políticas restrictivas a la inmigración, que en estos años ya se aplicaban también a las migraciones procedentes del Este, explican en parte la contención de los flujos a partir de 1993, aunque ello también se explica porque la preferencia de los emigrantes es ir hacia países cercanos de la propia región, o porque hacen la opción de la emigración temporal. Precisamente Alemania protagoniza flujos importantes de inmigración temporal desde finales de los ochenta, en los que los principales actores son trabajadores de la Europa del Este, principalmente polacos pero también de otros países Para hacernos una idea clara sobre la magnitud de la inmigración recibida de la Europa del Este desde 1989 es muy importante separar la que ha procedido de la ex Yugoslavia de la procedente del resto de países; ya que una cosa son las causas que han empujado al conjunto de países de la Europa del Este a emitir determinado número de emigrantes y otra las sucesivas guerras por las que en pocos años pasó la ex Yugoslavia. Es conveniente separar claramente los datos relativos a la emigración yugoslava, porque sin las guerras producidas en esta región la magnitud de los datos globales sobre movimientos migratorios habría sido muy diferente. Los movimientos migratorios producidos por las guerras de la ex Yugoslavia son movimientos de refugiados y, por tanto, no pueden ser considerados migración laboral. Se estima que esas sucesivas guerras dieron lugar a unos cinco millones de refugiados (Koser y Lutz 1998: 1), de los que, claro está, sólo una parte se convirtió en residentes en países de la UE, ya que otra parte se ubicó en zonas que no eran la suya de origen pero estaban situadas dentro de la misma ex Yugoslavia, y otra parte retornó a su zona de origen. El momento en el que los desplazamientos tuvieron mayor importancia fue a finales de 69 1993, cuando 4,2 millones de personas estaban siendo atendidas por el ACNUR, la mayoría de ellas en Bosnia Herzegovina (Salt y Clark, 2000: 67). La antigua Yugoslavia es, después de Turquía, el origen que mayor población inmigrada ha aportado a la Unión Europea. Alemania ha sido el país que mayor número de personas procedentes de la antigua Yugoslavia ha recibido (en torno a 1.200.000), por detrás está Suiza (unas 300.000), Austria (200.000), Italia (unas 70.000) y Francia (unas 50.000) (SOPEMI, 1999: 61; SOPEMI 2001: 69-71). Lo que teníamos, por tanto, a finales de la década de los noventa, era una inmigración yugoslava que destacaba fuertemente por encima de la de cualquier otro país del Este. El país que le seguía, en el ranking de emisores de emigración, era Polonia (básicamente por los 280.000 residentes polacos que había en Alemania), mientras que los demás países del Este daban ya cifras muy inferiores. Al final de la década de los noventa vuelve a producirse un movimiento importante de personas procedentes de la antigua Yugoslavia, concretamente procedentes de Kosovo. A finales de 1998 se habían percibido ya las consecuencias del conflicto de Kosovo, produciéndose un flujo significativo de refugiados, sobre todo hacia Austria e Italia. Pero los flujos masivos llegarían en marzo, abril y mayo de 1999, cuando se produjeron los bombardeos de la OTAN, y el ejército y los paramilitares serbios desataron una campaña criminal de grandes dimensiones contra la población albanokosovar. La llamada limpieza étnica volvió a alcanzar los niveles que había tenido en la guerra de Bosnia, pero esta vez la huida (y la expulsión) de la población se desarrolló con enorme rapidez, dando lugar a unos flujos de refugiados sin precedentes en Europa. Estos flujos tuvieron, no obstante, un carácter muy temporal, ya que la vuelta de los albanokosovares se inició inmediatamente después de la salida del ejército serbio de Kosovo. El éxodo posterior, tanto de la minoría serbia como de la minoría gitana, tratadas por los paramilitares albanokosovares con la misma brutalidad racista con la que antes se había tratado a la población albanokosovar, produjo también refugiados (más de 150.000); pero como los serbios se dirigieron principalmente a Serbia, ese movimiento de población apenas tuvo repercusión sobre otros países europeos. Tampoco los medios de 70 comunicación occidentales mostraron por tales movimientos el interés que habían mostrado antes de la huida de albanokosovares, como si ni los serbios ni los gitanos mereciesen tal atención. Así pues, si dejamos aparte esos movimientos migratorios generados por las guerras de la ex Yugoslavia y nos centramos en el resto de países de la Europa del Este, lo que resulta son unos flujos migratorios que no son de gran magnitud. Pero esa magnitud se nos muestra aún más moderada si, una vez desagregada la inmigración yugoslava, hacemos un nuevo ejercicio de desagregación distinguiendo entre las dos principales causas de las que se puede hablar respecto a la emigración de la Europa del Este: las económicas y las que se ha dado en denominar de “tipo étnico”. Existe una clara tendencia en nuestro tiempo a explicar las migraciones por las causas económicas. Se supone que la migración se produce por las diferencias en el nivel de vida existentes entre el país de origen y el de destino. El desempleo, los bajos salarios, la falta de perspectivas laborales, etc. que se producen en el país de origen suelen presentarse como los motores de la migración. En el caso de las migraciones europeas producidas de la Europa del Este a la Europa Occidental a partir de 1989, existen ciertamente causas económicas identificables, pero buena parte de los flujos migratorios han sido protagonizados por personas que decían dirigirse al país de sus ancestros, o al país en el que se hablaba su idioma materno, o al país que consideraban su patria. Estos flujos, que se han denominado de tipo “étnico”, no pueden ser perdidos de vista en un estudio sobre las migraciones del Este. A ellos me voy a referir enseguida, aunque antes quiero puntualizar que las causas económicas también han sido importantes. La caída de los regímenes comunistas de los países de la Europa del Este y el inicio de su transición al capitalismo generó una recesión económica que trajo consigo el desempleo y un fuerte descenso en el nivel de vida de la población. La privatización de las empresas conllevó el cierre de muchas de ellas, 71 produciéndose una pérdida muy rápida de gran número de puestos de trabajo. “Entre 1990 y 1993 todos los países de la Europa del Este introdujeron programas de estabilización que incluían medidas como la aplicación de duras políticas monetarias y fiscales y el control de los salarios. Además hubo reformas estructurales, incluyendo la liberalización de los precios, la libertad de movimientos para el capital extranjero, y la privatización y reestructuración de las empresas estatales” (Dustmann, 2003: 14) En los años noventa ha existido un abismo entre el nivel de vida en la Europa del Este y el nivel en la Europa Occidental. El desempleo ha sido y es mayor en los países de la Europa del Este, pero no ha sido el aspecto más destacado; más importantes han sido las diferencias en el nivel salarial y, sobre todo, en la capacidad adquisitiva de los salarios. En el capítulo siguiente trataré de profundizar un poco sobre la situación económica de algunos de estos países, especialmente de Rumania. Así es que, causas económicas las ha habido y han sido importantes, pero no explican por sí solas las migraciones producidas. En todos los procesos migratorios intervienen otras motivaciones que tienen que ver con las redes sociales, las conexiones entre origen y destino, etc., y es en este orden de motivaciones en el que se inscribe la importancia que ha tenido el llamado aspecto “étnico” en los flujos migratorios de la Europa del Este. Movimientos migratorios de tipo “étnico”. Utilizo aquí el término étnico en el sentido que se le da en buena parte de la bibliografía y las estadísticas que he consultado: cuando en un país hay un sector de su población que habla una lengua distinta de la oficial o mayoritaria, y que sus ancestros proceden de otro país, se le define como grupo étnico. Así, los ciudadanos búlgaros cuyo idioma es el turco y cuyos ancestros procedían de Turquía, se los denomina como “etnia turca” de Bulgaria. Pero también se usa el término para referirse a grupos de población que ya no conservan el 72 idioma de sus ancestros, pero que se les supone una procedencia específica. Es el caso de los ciudadanos rusos y de otros países cuyos ancestros eran alemanes, a los que se define como “alemanes étnicos” aunque no sepan hablar alemán. Dado que así es como se utilizan los términos en buena parte de la documentación oficial, me referiré a las migraciones “étnicas” sin tomar en consideración la discusión propiamente antropológica sobre el término, ni las definiciones provistas desde la disciplina. Muchas de las personas establecidas en Alemania en las últimas décadas son “alemanes étnicos” procedentes de Polonia, Hungría, Rumania y los países de la antigua URSS. Pero también ha habido migraciones hacia Hungría de “húngaros” procedentes de Rumania y la República Eslovaca; hacia Polonia de “polacos” procedentes de Ucrania, Kazajstán y Rusia; hacia Rusia de “rusos” procedentes de los países bálticos; hacia Finlandia de “finlandeses” procedentes de Rusia y Estonia; hacia Grecia de “griegos” procedentes de Albania y Rusia; hacia Turquía de “turcos” procedentes de Bulgaria (SOPEMI, 1999: 60). En la medida en la que se han ido revitalizando, en la Europa del Este, los nacionalismos esencialistas, las minorías han buscado seguridad en los países de origen de sus ancestros, y ello ha provocado unos movimientos muy superiores a los que se habrían dado si sólo hubiesen intervenido causas económicas. Alemania es el principal protagonista, como país receptor, de estas migraciones “étnicas”. En las tres décadas anteriores a 1980 ya había recibido un millón de aussiedler, procedentes principalmente de Polonia y la antigua URSS. En la década de los ochenta recibió otro millón, que también procedía principalmente de Polonia, de la antigua URSS y de Rumania. Y ya en la última década del siglo XX recibió unos dos millones, siendo entonces la antigua URSS el principal origen, aunque también lo fueron Rumania y Polonia (SOPEMI, 2000: 63). En total son unos cuatro millones de personas que, como ya he señalado, no cuentan en los datos de residentes extranjeros porque se les concede con facilidad la nacionalidad alemana. Es una inmigración bien recibida, por más que su “alemanidad” se remonte a lejanos antepasados y que 73 muchos de sus integrantes hayan perdido las raíces culturales alemanas, incluyendo el idioma. La inmigración de aussiedler en Alemania desciende en la segunda mitad de la década de los noventa. Mientras en los primeros años de esa década entraban más de 200.000 al año, al final de la década no llegaban a 100.000 (SOPEMI 2002: 79). Se trata de unos movimientos migratorios que, por así decirlo, no pueden dar ya mucho más de sí. Tienden a agotarse por su propia naturaleza. Como punto de origen, el que más importancia ha tenido en estos movimientos migratorios ha sido Rusia. Precisamente la inmigración recibida en la Europa Occidental procedente de Rusia, ha tenido, en buena medida, características de “migración étnica”. Se trata de judíos, de personas de origen alemán o de personas de origen griego, que se han dirigido a los países que en cada caso consideran su patria histórica (Codagnone, 1998: 42). De estos tres grupos, el más numeroso ha sido el de “alemanes étnicos” que han emigrado a Alemania. Este tipo de emigración salida de Rusia creció a partir de 1989, aunque no fue más que la continuación de una migración que ya se venía produciendo en las décadas anteriores. Rumania ha sido origen de migraciones de tipo “étnico” también importantes. Los rumanos de “etnia germana” han ido a Alemania; el número de los que lo han hecho varía según las fuentes consultadas: unos dicen, manejando estadísticas oficiales, que entre 1984 y 1994 emigraron a Alemania 246.300 personas (Kupiszewki y otros, 1997: 10); pero Ovidiu (2002: 10) habla de 650.000 hasta el año 2001. En lo que sí coinciden estos autores es en que ahora apenas quedan rumanos de “etnia germana” en Rumania. Otras migraciones étnicas importantes salidas de Rumania han sido las de personas de “etnia húngara” que han ido a Hungría y la de judíos que han ido a Israel. A principios de los noventa, los movimientos de emigración más importantes de Rumania son los de “alemanes étnicos” y los de judíos, y cuando ya apenas quedaban ni “alemanes” ni judíos, pasaron a serlo los de “húngaros étnicos” y los de gitanos. Hungría ha recibido, desde 1990, unas 100.000 personas 74 “étnicamente húngaras” procedentes sobre todo de Rumania, pero también de Eslovaquia y de Ucrania (SOPEMI 2001: 69) Bulgaria, como se ha ido mostrando, también ha sido punto de origen de este tipo de migraciones. Tras la Segunda Guerra Mundial sale gente de diversas pertenencias étnicas, pero el grupo más numeroso son los “turcos”. Tras unas negociaciones realizadas entre el gobierno búlgaro y el turco en 1950, salieron unos 150.000 “turcos” de Bulgaria, y posteriormente, en un nuevo período de permisividad entre 1968 y 1978, otros 110.000. Pero es en 1989, en los últimos meses de vida del régimen comunista, cuando se produce el mayo éxodo de “turcos” de Bulgaria. En ese año se hace un nuevo intento, por parte del gobierno comunista, de obligar a que las personas con nombres turcos los cambien adoptando nombres búlgaros, lo que provoca el éxodo de unas 360.000 personas, de las que vuelven 120.000 el mismo año tras la derogación de ese decreto que se produce inmediatamente después de la caída del régimen comunista (Guentcheva y otros, 2003: 14). Ya señalé que entre 1989 y los años posteriores se calcula que emigraron a Turquía unos 344.000 búlgaros de “etnia turca”. Esta emigración continuó, y como dato añadiré que en el año 2000 unos 61.000 búlgaros de “etnia turca” emigraron a Turquía (SOPEMI 2002: 82)6 Desagregar los movimientos migratorios que han tenido naturaleza “étnica” es útil, como decía en el apartado anterior, para hacernos una idea más clara de las dimensiones de los flujos migratorios procedentes de la Europa del Este. Si 6 En relación con los usos oficiales que recibe el concepto de etnicidad, cabe destacar que en Bulgaria existe la Agencia Estatal para los Búlgaros en el Extranjero, cuya función es la de dar vida y atención a lo que llaman la “comunidad búlgara en el extranjero”. Pues bien, esta Agencia tiene identificados tres grupos como componentes de esa “comunidad”: los búlgaros de la diáspora histórica que emigraron antes del siglo XX, los búlgaros de las emigraciones más recientes y los que no eran de “etnia búlgara” pero también han emigrado desde Bulgaria. Este tercer grupo, compuesto por personas que cuando vivían en Bulgaria no se consideraban étnicamente búlgaras (por ejemplo las que fueron a Turquía), es, sin embargo, incluido en esa macro “comunidad búlgara en el extranjero” porque, según la Agencia, tienen identidad búlgara. Lo que la Agencia dice es que fueron ciudadanos búlgaros, hablan búlgaro y tienen identidad socio-cultural búlgara (Guentcheva y otros, 2003: 18). Curioso galimatías al que nos conducen esas definiciones de etnicidad que separan radicalmente a grupos de población por el hecho de que sus ancestros tuviesen orígenes diferenciados: resulta que quienes se fueron de Bulgaria por tener una identidad cultural que no era búlgara, han pasado luego a formar parte de la “comunidad búlgara en el extranjero” porque lo que tienen es identidad cultural búlgara. 75 a los flujos totales le restamos los “étnicos” y restamos también los generados por las guerras de la ex Yugoslavia, lo que queda son unas migraciones muy moderadas. En el último apartado de este capítulo volveré sobre las migraciones del Este más recientes, en las que se han producido algunos cambios de tendencia, pero vistas estas migraciones en todo el período que va desde 1989 hasta el presente, puede afirmarse que el hecho de que en España hayamos recibido un flujo de rumanos (también ucranianos, búlgaros y rusos) de una forma un tanto abrupta en los últimos años no es representativo de las tendencias generales; es más bien un fenómeno particular sobre el que han de buscarse las causas específicas. Podemos, además, desagregar un poco más los movimientos migratorios EsteOeste producidos después de 1989, lo que nos lleva a analizar por separado otro grupo de migrantes: los solicitantes de asilo. Solicitantes de asilo. Una parte de la inmigración recibida desde 1989 procedente de los países de la Europa del Este llega como solicitantes de asilo. Alemania ha recibido, desde 1989, unas 270.000 solicitudes de asilo de rumanos y unas 81.000 de búlgaros, la mayor parte de ellas antes de 1993, año en el que se iniciaron las restricciones al asilo en muchos países de la Unión Europea (SOPEMI 2001: 70). Francia recibió, en ese período, unas 32.000 solicitudes de asilo de rumanos (SOPEMI, 2000: 62). Por supuesto también ha habido muchos yugoslavos que han solicitado asilo, pero en este caso lo más numeroso no son los solicitantes de asilo sino los refugiados atendidos por el ACNUR o por medio de programas de protección temporal. Desde mediados de los noventa las solicitudes de asilo de personas procedentes de los países del Este descienden notablemente, ya que el establecimiento formal de las democracias a partir de 1990 en estos países, por defectuosas que éstas sean, comporta que no sean considerados países 76 cuyos ciudadanos puedan requerir asilo. No obstante, ello no detiene del todo la recepción de solicitantes de asilo de tales países, especialmente cuando las personas proceden de zonas en conflicto, como lo son algunas de las zonas que integran el territorio ruso. Por otra parte, los gitanos siguieron siendo algunos años más un grupo susceptible de asilo debido a su especial situación de discriminación. En los países de la Europa Occidental comienza a introducirse, a partir de 1992, el concepto de país de origen seguro, cuyo significado es que sus ciudadanos no pueden alegar persecución política, y junto a ese concepto se introducen los procedimientos rápidos de análisis de las solicitudes de asilo. Cuando una persona procede de un país considerado seguro se da a su solicitud de asilo la consideración de “manifiestamente infundada”, lo que permite su devolución o expulsión rápida tras un análisis superficial de su caso. Todos los países de la Europa del Este han sido considerados seguros desde principios o mediados de los noventa por parte de los países de la Europa Occidental, lo que ha permitido, no sólo rechazar las solicitudes de asilo, sino hacerlo de forma inmediata para evitar que los solicitantes se instalen en el país en el que han presentado la solicitud. Esto no quiere decir que no se haya producido cierto número de solicitudes admitidas a trámite, pero su volumen descendió drásticamente a partir de 1992. Aún así, a finales de la década de los noventa seguía habiendo cierto flujo de personas procedentes de países de la Europa del Este que solicitaban asilo en países de la Europa Occidental. El SOPEMI (2001:232) señala que “aunque el ACNUR, tras haber observado que los standard mínimos de derechos humanos se respetaban en Rumania, había dejado de considerar a este país como emisor de refugiados en 1997, el número de solicitudes de asilo presentadas por rumanos en 1999 creció ligeramente respecto a las de 1998, situándose en algo más de 9.400. Mientras la proporción de las solicitudes presentadas en Francia descendió, crecieron las presentadas en el Reino Unido y en Irlanda”. En los años 2000 y 2001 se observan, incluso, algunos aumentos en el número de solicitantes de asilo procedentes de la Europa del Este. En Bélgica crece el número de rusos que lo solicitan; en Suecia crece el 77 número de bosnios; en Noruega crece el número de croatas, bosnios y rusos (SOPEMI 2002: 83). Los datos de 2002 sobre solicitantes de asilo indican que la Federación Rusa y la República Federal Yugoslava seguían siendo países de los que procede cierto número de las personas que presentan su solicitud en países como: Alemania (6.700 yugoslavos y 4.100 rusos), Austria (4.700 yugoslavos y 2.200 rusos) y otros como Francia, Bélgica y Reino Unido. Pero aparecen también, aunque en número muy inferior, solicitantes de asilo de Ucrania e incluso de Rumania. Concretamente hubo 1.200 rumanos que solicitaron asilo en el Reino Unido en ese año 2002 (SOPEMI 2003: 330-334) Tabla 2. Refugiados emitidos por los países indicados. País de origen Bosnia Serbia y Montenegro Croacia Rusia Ucrania Polonia Rumania Bulgaria Número de refugiados 300.006 296.612 230.189 96.407 94.157 15.211 11.145 2.567 Fuente: ACNUR.7 En la tabla 2 puede verse el número de refugiados que, de acuerdo con el ACNUR, había a finales de 2003, cuya procedencia eran los países de la Europa del Este seleccionados. Como ya sabíamos es la ex Yugoslavia la que proporciona el mayor número de ellos, pero el número sigue siendo importante en los casos de Rusia y Ucrania. Los refugiados ucranianos están en su mayor parte en Alemania (53.502) y en EEUU (28.967). En esta tabla se observa que quedan pocos refugiados rumanos y menos aún búlgaros; pero esto no quiere decir que no siga habiendo gente de estas procedencias que solicita asilo en otros países. 7 Ver: http://www.unhcr.ch/cgi-bin/texis/vtx/statistics (última consulta: nov. 2005) 78 Migraciones internas en la Europa del Este. En esta investigación lo que interesa son los movimientos migratorios del Este hacia el Oeste, porque el objeto último de la misma es la migración de rumanos hacia Cataluña, pero en esta parte introductoria, en la que trato de dar una visión general de las migraciones protagonizadas por personas de la Europa del Este, es necesario decir que tales migraciones no se limitan a los flujos Este-Oeste. Bien al contrario, se trata de movimientos migratorios bastante más complejos, que incluyen importantes movimientos internos. Tanto Rusia como otros países de la Europa del Este son receptores de inmigración. Para resumir la complejidad de los movimientos migratorios que afectan a la Europa del Este los autores Salt y Clark (2002: 68) hablan de cinco tipos de flujo: - migración de trabajadores temporales hacia occidente - flujos de trabajadores intra-regionales, sobre todo, ucranianos, bielorrusos, rumanos y rusos hacia la República Checa, Hungría y Polonia - entrada de trabajadores, sobre todo cualificados, procedentes de la Europa Occidental, especialmente a la República Checa, Hungría y Polonia - migración de retorno, por ejemplo a Polonia, Bulgaria y Rumania - migraciones étnicas de Polonia, Rumania y la antigua Unión Soviética a Alemania, Israel y la antigua Unión Soviética. Rusia tuvo una importante inmigración “étnica” en los años noventa. De acuerdo con su Servicio Federal de Migraciones, entre 1992 y 1995 recibió más de un millón de personas, de origen étnico ruso, procedentes de otros Estados que habían formado parte de la antigua Unión Soviética. Estimaciones del ACNUR elevan esa cifra a más del doble. Pero esas migraciones continuaron en la segunda mitad de la década: el dato que aporta la OIM8 es que entre 1998 y 2000 787.000 personas migraron hacia Rusia, Ucrania y Bielorrusia desde otras ex repúblicas soviéticas. La OIM concluye que desde 1989 hasta la actualidad cinco millones de rusos han migrado a sus regiones de origen (o las 8 Organización Internacional para las Migraciones. 79 de sus ancestros), la mayoría de ellos (el 75 %) saliendo de Asia Central y del Cáucaso (OIM, 2003: 43). Esta inmigración ha sido considerada “étnica”, como decimos, pero algunos autores señalan que el factor económico ha tenido también gran importancia, ya que también ha inmigrado gente de otros orígenes “étnicos” y, además, no parece que la motivación étnica haya de tener gran importancia cuando se procede de otras repúblicas eslavas como Ucrania y Bielorrusia, países que están entre los que han aportado más inmigrantes a Rusia (Codagnone 1998: 46-51) Estas migraciones que afectan a Rusia desde que, en 1991, se convierte en Estado independiente no son, sin embargo, mayores que las que había en la década anterior; la diferencia está en que aquellas se producían dentro de un mismo Estado, la URSS, y las posteriores afectaban ya a varios Estados comportando cruce de fronteras. En 1991 se desmorona la URSS dando lugar a 15 Estados independientes, de los cuales, 12 se reagrupan en la Comunidad de Estados Independientes (creada en diciembre de 1991) y otros tres quedan al margen (los bálticos Lituania, Letonia y Estonia). Al comparar las migraciones internas que en los ochenta se producían en la antigua URSS, con las que se produjeron en los noventa dentro de la CEI, resulta que las segundas son menores que las primeras. A esta conclusión llega Zayonchkovskaya (2000: 93), señalando que migraciones se reducen considerablemente en todas las repúblicas, pero lo que antes eran movimientos de población de las zonas rurales, o las repúblicas rurales, a las urbanas, dentro de un mismo Estado, pasan a ser después migraciones entre Estados, lo que le da relevancia como movimientos migratorios. Una característica importante de los movimientos migratorios de los noventa que se han producido especialmente en Rusia, Bielorrusia y Ucrania es lo que Zayonchkovskaya (2000: 98) denomina la repatriación. Rusos, bielorrusos y ucranianos participaron en todos los procesos de expansión, primero del imperio ruso y después del sistema soviético, poblando todas las zonas no eslavas de la Unión Soviética, tanto las repúblicas bálticas como las asiáticas. 80 Esos pobladores y sus descendientes son los que han protagonizado los principales movimientos migratorios de los noventa en la medida en la que han optado por volver a su país de origen. Los rusos, particularmente, habían tenido una posición preeminente en las décadas anteriores, ocupando los mejores empleos, etc., y ahora veían como su situación se deterioraba frente a los nuevos poderes nacionales de las nuevas repúblicas; esto unido a que la mayor parte de los países de la CEI no aceptan la doble nacionalidad, empujó a muchos rusos a volver a lo que consideraban su patria. Aquí también han de tenerse en cuenta los conflictos armados, que han sido la causa de buena parte de los desplazamientos de población hacia Rusia y otras repúblicas de la antigua URSS en los noventa. A finales de 1997, el número de personas dependientes del ACNUR en esos países era de 3,4 millones, casi la mitad de ellas estaban en Rusia y una cuarta parte en Azerbaiyán (Zayonchkovskaya, 2000: 100) Ucrania ha vivido un proceso muy parecido al de Rusia, recibiendo importantes flujos de inmigración procedentes de otras zonas de la antigua URSS. Aparte de Rusia y de Ucrania, los principales países receptores de inmigración en la Europa del Este son la República Checa (donde los grupos inmigrados mayoritarios son los ucranianos y los eslovacos, pero recibe también flujos significativos de rusos y polacos), Hungría (donde el grupo mayoritario son los rumanos) y Polonia (donde los grupos mayoritarios son los ucranianos y los rusos) (SOPEMI 2001: 74). Esos son los cuatro países de la Europa del Este que ocupan el lugar de principales polos de atracción de las migraciones que se producen en la región, aunque también se recibe inmigración en Bulgaria (SOPEMI, 1998: 50). Así pues, la Europa del Este se ha convertido en zona de importantes movimientos migratorios, pero lo más remarcable es que la mayor parte de los emigrantes de estos países eligen otros de la misma región como destino. Okólski (2000: 83) divide los países de la región en dos grandes grupos: los 81 que actúan como grandes polos de atracción de las migraciones (la República Checa, Polonia, Rusia y Hungría) y los que actúan como zonas de distribución, bien sea de sus propios emigrantes o de otros que los transitan procediendo de otros países (Bielorrusia, Bulgaria, Moldavia, Rumania y Ucrania). Las estadísticas de la OIM señalan que Rusia es el segundo país del mundo, después de los Estados Unidos, entre los receptores netos de inmigración (antes que otros bien conocidos como Arabia Saudita, India, Canadá, Alemania, Francia o Australia). Y por lo que se refiere al stock de inmigrantes, en el año 2000, después de los Estados Unidos, el país que más residentes extranjeros tenía era Rusia, seguido de Alemania, de Ucrania y de Francia (OIM, 2003: 305). Así pues, lo que a los europeos occidentales nos parecen países emisores de migrantes, como Rusia o Ucrania, son en realidad países principalmente receptores. Si sólo nos fijamos en la emisión de migrantes, podemos decir que hay dos países que apenas los emiten, que son la República Checa y Hungría, y nueve países que los emiten de forma significativa, que son: Polonia, Rumania, Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Bulgaria, Croacia y Albania. De éstos, los dos que mayor número de emigrantes emiten son Rusia y Ucrania. Ahora bien, la mayoría de las personas que han emigrado de los nueve países mencionados se han dirigido a otros de la misma región, y sólo los polacos y los rumanos han mostrado clara preferencia por emigrar fuera de la región, hacia la Europa Occidental o hacia Norteamérica. De acuerdo con la OIM, en el año 2000, los doce países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) enviaron mayor porcentaje de emigrantes a otros países de la misma CEI que a países externos. El 85,4 % de la emigración neta que tuvo Rusia se dirigió a otros países de la región (es decir, de la CEI), y en de la emigración neta de Ucrania este porcentaje fue del 68,2 %. Para el resto de países de la CEI esos porcentajes se situaron entre el 70 y el 99 % 82 Migraciones temporales. Volviendo a las migraciones Este-Oeste, y habiendo visto sus limitadas dimensiones a partir de 1993, cabe resaltar ahora la importancia de las migraciones temporales, entendiendo por tales las que se producen por períodos breves (de meses), tras los cuales los migrantes vuelven a su lugar de origen. Si entre 1989 y 1993 las migraciones de establecimiento (las llamaré así para contraponerlas a las temporales) procedentes del Este tuvieron gran importancia, a partir de ese año serán mucho más importantes las temporales; mientras las primera descienden, las segundas se incrementan. Las de mayor dimensión serán las de los polacos que van a hacer trabajos de temporada a Alemania (SOPEMI 2001: 71). Los polacos fueron los primeros, ya desde los años setenta, en protagonizar esa forma de emigración. Se trataba de personas de las zonas rurales que ya no eran admitidas en las urbanas de la misma Polonia y optaban por incursiones cortas en otros países, sobre todo Alemania, para comerciar o hacer trabajos de corta duración. Estas migraciones temporales se convirtieron después en importantes también para los rumanos, los ucranianos y otros. La característica común es que las personas pasan la frontera como turistas, y hacen trabajos de forma irregular durante ciertos períodos volviendo a su país cuando éstos concluyen, de forma que sólo están fuera una parte del año. Es la migración incompleta, como la ha denominado Okólski (2000). Este autor señala que “una de las consecuencias del fenómeno es la prolongada precariedad de la situación económica, la vida familiar y el rol social de los migrantes. Impide que éstos alcancen cualquier tipo de integración en el país de acogida y, al mismo tiempo, en el caso de las personas provenientes de las zonas rurales, prolonga su condición social marginal en el país de origen, o en el caso de los habitantes de las zonas urbanas, contribuye a su marginación” (2000: 85). 83 Los datos oficiales de la Encuesta de la Fuerza de Trabajo que se hace en Polonia indican que, a lo largo de los años 90, los polacos que trabajaban fuera eran entre 130.000 y 200.000 cada año. Estos datos pueden estar bastante alejados de la realidad, pero lo interesante es que la Encuesta también informa de que la parte de esos trabajadores que están fuera de Polonia por períodos inferiores a 12 meses ha sido cada vez mayor (Korys, 2004: 20) Una encuesta hecha a finales de 1998 por la Organización Internacional para las Migraciones, realizada en once países de la Europa centro-oriental, demuestra que el interés de la población por emigrar de forma permanente hacia la Europa Occidental es escaso y que es muy improbable que lleguen a producirse movimientos migratorios masivos. La población muestra, en cambio, cierto interés por la migración temporal; es decir, tienen más disposición a abandonar su tierra cuando se trata de períodos breves para realizar trabajos temporales.9 Rumania es un país que está emitiendo migración de establecimiento o permanente, como lo veíamos en las estadísticas de residentes rumanos que hay en otros países (tabla 1), y, sin embargo, la migración temporal es también muy importante. Sandru (2002: 70) dice que más de un 20 % de la población rumana ha estado alguna vez en el extranjero después de 1989 y que casi un 35 % de las familias rumanas tienen algún miembro que ha pasado algún período fuera. Son también muy importantes los flujos de emigrantes temporales que salen de Bulgaria hacia distintos países. Gran número de ellos se dirige a Grecia en los meses de verano para recoger las naranjas, los limones, el tabaco y las aceitunas. 9 Migrations News Sheet febrero 1999. 84 Migraciones de tránsito y migración irregular. Los países de la Europa del Este se han convertido en países de tránsito. A algunos de ellos llega cierto volumen de personas procedentes de otros países de la región cuya intención es pasar a la Europa Occidental, pero además llega también gran número de personas con la misma intención cuya procedencia es de países más orientales. Los principales países de tránsito son Polonia y la República Checa para aquellos que quieren pasar a Alemania, Hungría para quienes quieren pasar a Austria, y Bulgaria para quienes quieren pasar a Grecia. Antes de llegar a esos países que han sido frontera con la Unión Europea (la de los 15 anterior a mayo de 2004), los migrantes han transitado también por Rusia, Ucrania y Bielorrusia, por lo que estos países también cuentan con un volumen importante de personas en tránsito. Estas migraciones de tránsito son, casi en su totalidad, de naturaleza irregular. Se incrementaron con la liberalización de las fronteras en los países de la Europa del Este que se produjo a partir de 1989, y se han beneficiado de la enorme extensión de esas fronteras y de la inexperiencia de esos países en el control de flujos migratorios. Parte de esas migraciones están apoyadas por organizaciones que se dedican al tráfico o la trata de personas, lo que incluye mano de obra, mujeres para la prostitución y menores, y que las llevan tanto a países de la Europa Occidental como a países de la Europa del Este. En el apartado siguiente entraré en los aspectos relacionados con el tráfico y la trata. Polonia es lugar de tránsito especialmente desde Ucrania y Bielorrusia, pero la procedencia de buena parte de las personas que pasan puede ser más lejana. A principios de los noventa, de acuerdo con los datos sobre las detenciones practicadas por la policía polaca, los países de procedencia mayoritarios de los detenidos en tránsito eran Rumania, Bangla Desh, Sri Lanka, Afganistán y Paquistán. Los orígenes cambiaron sustancialmente a lo largo de los noventa, y al final de la década los mayoritarios eran India, Irak, Afganistán, China y Vietnam. En su proceso de adhesión a la Unión Europea, y gracias a los fondos aportados por ésta (los PHARE), Polonia mejoró notablemente el control de sus fronteras. Korys (2003: 15) dice que entre 1997 y 2002 el cruce ilegal de 85 fronteras descendió en un 40 %, y que buena parte del tráfico de personas que pasaba por Polonia se trasladó a la República Checa y Eslovaquia. También Okólski (2000) dice que desde 1998 ha descendido el tráfico de personas a través de Polonia; este autor estima que en 1998 era de unas 30.000 personas al año. Rumania se convierte en país de tránsito a partir de 1990 para gente procedente de Asia, Oriente Medio y Turquía. Se trata de un país que está en medio, o muy cercano, respecto a las principales rutas de tránsito de personas, tanto la procedente de Rusia que pasa por Ucrania y Moldavia, como la del sur (la de Turquía), que puede dirigirse a los Balcanes, pero también se puede conectar con Rumania a través de Bulgaria. Los datos oficiales dicen que durante 2001 se hicieron 4.100 detenciones por migración irregular en Rumania; son datos que se aportan indicando los principales países de origen: 832 eran turcos, 494 chinos, 209 sirios, 175 iraníes, 168 iraquíes, 121 libaneses… (SOPEMI 2003: 260).10 Muchas de las personas de esas procedencias, que a lo largo de los años noventa y principios de los dos mil han transitado por Rumania, acabaron solicitando asilo en algún país de la Europa Occidental, cruzando primero la frontera con Hungría y pasando después a otro país de la Unión Europea. Ovidiu (2002) interrogó a algunas sobre el porqué de que no solicitasen asilo en Rumania y la respuesta fue más o menos siempre la misma: “Rumania es demasiado pobre como para darnos de comer a nosotros”. No obstante, hay cierto número de personas que piden asilo en Rumania; los países de procedencia de estos solicitantes son los mismos que en el resto de Europa: Afganistán, Irak, Bangla Desh, Pakistán, etc. En estas migraciones que podríamos llamar de largo recorrido, en las que se transita por varios países, cruzando fronteras de forma irregular, es en las que 10 Estas proporciones sólo son sobre detenciones, y han de verse con ciertas reservas a la hora de aceptadas como indicadores fiables de los principales orígenes de las migraciones de tránsito, ya que puede haber prejuicios racistas en la actuación policial. Tales prejuicios comportarían que las personas fenotípicamente más diferenciadas de los rumanos sufrirían mayor riesgo de detención. 86 más intervienen las organizaciones dedicadas al tráfico de personas. La documentación falsa es bastante habitual, y, en el caso de las migraciones que han transitado por Rumania desde 1990, era muy común que la gente, especialmente los turcos, portasen pasaportes griegos o búlgaros (los pasaportes búlgaros eran útiles porque desde Bulgaria se podía pasar a Grecia sin necesidad de visado). Por los documentos falsos se podía llega a pagar hasta 3.000 $ (Ovidiu, 2002) El refuerzo del control de fronteras que hizo Rumania a partir de principios de 2001, cumpliendo las exigencias de la Unión Europea para avanzar en su proceso de adhesión, redujo estas migraciones irregulares de tránsito. Rumania reforzó especialmente sus fronteras del nordeste, con Moldavia y Ucrania. Esfuerzos similares está haciendo Bulgaria, el otro país para el que la entrada en la Unión Europea se planteó inicialmente en 200711. Esto se refiere a las migraciones de tránsito que, en general, son de naturaleza irregular; pero la migración irregular es un fenómeno mucho más amplio, sobre todo cuando aludimos a la que tiene que ver con la Europa del Este. Hay una migración irregular que en los países de la Europa del Este no es de tránsito ya que ellos son origen de la misma. Me refiero a todos los rumanos, polacos, ucranianos, búlgaros, etc., que han emigrado hacia la Europa Occidental por vías irregulares, es decir, sin cumplir los requisitos exigidos por las legislaciones de los países de destino. Sobre esta inmigración llegada a la Europa Occidental no hay, como es lógico, datos estadísticos, pero se sabe (y más adelante lo mostraré respecto a los rumanos en Cataluña) que tiene dimensiones significativas y que tiene gran importancia para la provisión de mano de obra flexible y barata a toda la Europa Occidental. La migración irregular Este-Oeste utiliza fundamentalmente la cobertura del turismo, lo que la diferencia de otras formas de migración irregular como la que procede del norte de Africa utilizando pateras. Las personas procedentes del 11 En abril de 2005 Rumania y Bulgaria firmaron el acuerdo de adhesión con la Unión Europea. El acuerdo se mantuvo en los términos que ya estaban previstos: el ingreso en la Unión se realizaría el uno de enero de 2007 si se cumplían todas las exigencias marcadas por la Unión 87 Este, al ingresar como turistas, hacen una entrada que es legal (a diferencia de quienes entran con una patera), aunque al quedarse y trabajar se convierten en inmigrantes en situación irregular. Aquí no desarrollo más este asunto porque lo hago en capítulos posteriores, pero sí cabe señalar que Rumania es el país de la Europa del Este que genera mayor número de inmigrantes irregulares. En Alemania los rumanos son el grupo mayoritario en la relación de detenciones en frontera por inmigración ilegal (SOPEMI 2003: 83); y en España, de acuerdo con los datos de la entonces Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración (Balance 2003), en el año 2003, Rumania fue el país de origen del que más personas fueron repatriadas (devueltas en frontera). Concretamente se repatriaron 32.306 rumanos, la tercera parte del total de las personas repatriadas de ese año. En 2004 esta proporción aumentó: de 121.062 repatriaciones, 58.883 fueron rumanos, según datos de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración. Tráfico y trata de personas. Un aspecto parcial, pero importante, de los procesos irregulares de emigración es el tráfico y trata de personas. Digo parcial porque, como mostraré más adelante, la mayor parte de los inmigrantes no vienen traídos por ninguna organización ilegal; pero hay una parte que sí viene de esa forma, sometida a las condiciones que imponen las organizaciones que trafican o tratan con seres humanos. Y ello es realmente importante, porque independientemente de su volumen, las víctimas pueden padecer situaciones muy graves. Conviene, de entrada, definir los términos tráfico y trata, ya que en más de una fuente bibliográfica consultada se observa una utilización incorrecta de ambos (sobre todo del término tráfico), quizás influida por el hecho de que “tráfico”, en Europea. Si no se cumplían satisfactoriamente podía replantearse la fecha. 88 castellano, no se corresponde con “trafficking” en inglés. De acuerdo con la Convención de Naciones Unidas contra el Crimen Transnacional Organizado, firmada en Palermo en diciembre de 2000, y en vigor desde septiembre de 2003, y de acuerdo también con el uso de los términos que hace la Organización Internacional de Migraciones, se define como tráfico (en inglés, smuggling) el transporte ilegal de personas, organizado y realizado con fines lucrativos, comportando cruce ilegal de fronteras. La trata (en inglés trafficking) es el comercio con las personas. La trata comporta pérdida de libertad y de autonomía de las víctimas, sometimiento y explotación en favor de los tratantes, dando como resultado una situación cercana a la esclavitud. Las víctimas de trata pueden ser sometidas a compra-venta, a explotación laboral o a explotación sexual. El traficante sólo mantiene un control relativo sobre sus víctimas mientras las transporta; el tratante va más allá, porque después de transportadas las vende, o las sigue controlando con restricción de su libertad en el trabajo o en el prostíbulo. Los tratantes pueden trabajar en cadena: unos reclutar, transportar y vender, y otros comprar y explotar.12 Así pues, hay tres niveles que terminológicamente deberían distinguirse bien, cosa que no siempre se hace. El primero es la migración irregular, que incluye todas las migraciones que se hacen sin el cumplimiento de los requisitos legales de los países receptores, tanto si están apoyadas por organizaciones dedicadas a ello, como si los migrantes actúan por su cuenta sin mayores apoyos que los de su familia o su red social. El segundo es el tráfico, que corresponde sólo a una parte de las migraciones irregulares (cuando los migrantes cuentan con el apoyo de algún tipo de organización que se lucra con ello). Y el tercero, el de mayor gravedad, es la trata, que corresponde a otra 12 La Convención de Naciones Unidas contra el Crimen Transnacional Organizado cuenta con un Protocolo suplementario sobre prevención, supresión y castigo de la trata de personas, especialmente mujeres y niños (en vigor desde diciembre de 2003), que define la trata de esta manera: “Es trata de personas el reclutamiento, transporte, transferencia, cruce de fronteras, con los objetivos de comerciar con ellas o utilizarlas por la fuerza u otras formas de coerción (fraude, engaño, abuso de poder, aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad, pago u obtención de beneficios para ejercer el control sobre la persona comprando su consentimiento) para su explotación. La explotación incluye, como mínimo, la explotación de la prostitución, el trabajo forzado, los servicios forzados, la utilización para la extracción de órganos, la esclavitud y las prácticas similares a la esclavitud”. 89 parte de las migraciones irregulares en las que se dan las características señaladas en el párrafo anterior. Distinguir el tráfico de la simple migración irregular no es fácil. Cuando una persona decide emigrar, y lo hace sin los permisos correspondientes, pero ayudada por sus familiares o su red social de amigos o conocidos, que le facilitan la información necesaria, la acogen en destino y la ayudan en la búsqueda de empleo, estamos ante un caso de migración irregular sin más. Esas ayudas familiares o sociales, aunque no sean desinteresadas, no pueden considerarse tráfico de personas (volveré sobre estos aspectos más adelante, al hablar sobre las redes sociales). Pero cuando la persona que emigra, paga una cantidad abusiva a un transportista, que se encargará de sortear los controles fronterizos, de pagar los correspondientes sobornos a los policías, etc., estamos ante una situación de tráfico. El problema es que buena parte de los casos reales son situaciones intermedias en las que no es fácil determinar si hay o no tráfico de personas. La información obtenida de las personas que han sido entrevistadas para esta investigación indica, como mostraré en el capítulo sobre los procesos migratorios, que en muchos casos la intervención de los traficantes es escasa pero existe. Tampoco es fácil distinguir cuándo hay trata de personas o solamente tráfico. Si el transportista se limita a hacer lo que se señala en el párrafo anterior, es tráfico; pero si además se ha encargado de reclutar a los migrantes, lo ha hecho con engaño, se los proporciona (cobrando) a un empresario en destino, etc., entonces es trata. Y aquí ocurre lo mismo que antes: hay gran número de situaciones intermedias en las que no es fácil discernir si hay trata o sólo tráfico. En muchos casos ha habido una negociación entre el migrante y su intermediario o facilitador en la que puede haber cierto grado de coerción o engaño por parte de este último, pero quizás no suficiente como para considerar que el migrante ha perdido su autonomía y es víctima de trata. Por otra parte, los canales del tráfico y las redes establecidas por los traficantes pueden utilizarse simultáneamente para casos de tráfico y casos de trata, con la diferencia de que, una vez llegados al punto de destino, los migrantes se 90 moverán por su cuenta, mientras que las víctimas de trata quedarán bajo sujeción de los tratantes (Lazaroiu y Alexandru, 2003: 12). Estas dificultades para distinguir entre la simple migración irregular, el tráfico y la trata, comportan que haya que poner en tela de juicio muchas de las informaciones estadísticas existentes. A menudo se dan las cifras del tráfico incluyendo toda la migración irregular; y otras veces se habla de trata incluyendo (sobre todo cuando se refiere a la prostitución) todo el tráfico y toda la migración irregular. Los datos más cuestionables son los de los Estados, ya que su fuerte tendencia a la criminalización de la migración irregular los lleva a verla siempre desde la perspectiva del tráfico y la trata, mientras que los más fiables son los de las organizaciones internacionales especializadas, como la OIM (Organización Internacional de Migraciones). En cualquier caso, lo que parece indudable es que el tráfico y trata de seres humanos es una parte significativa del fenómeno de la migración irregular en su conjunto. A modo de ejemplo se puede decir que sólo niños hay 1.200.000 que, de acuerdo con los datos de UNICEF, son sometidos a trata cada año.13 La OIM dedica buena parte de sus esfuerzos a analizar y combatir este fenómeno, y tiene situadas las principales regiones de tráfico y trata. La más importante es Asia/Pacífico, y las otras son África, Latinoamérica, EuropaOriental/Asia-Central, Rusia/Ucrania/Báltico, Balcanes/Europa-Central, y Europa-Occidental. Por lo que se refiere a la Europa del Este, que es el área que interesa en esta investigación, existen unos canales por los que transcurren tanto el tráfico como la trata que, en parte, son conocidos. Uno es el de los Balcanes, atravesando Bosnia Herzegovina y otros países hasta llegar a la Europa Central y a la Occidental. Por ahí pasan personas procedentes de Túnez, Turquía (especialmente kurdos), Irán, China, Bangla Desh e India (Salt, 2002: 38). Otro canal importante es el que atraviesa Rusia y Ucrania (o Bielorrusia), con personas procedentes de estos países y del Asia central. 13 OIM, septiembre 2003. 91 Los países de la Europa del Este son tanto origen del tráfico y la trata (cuando las víctimas son ciudadanos o ciudadanas de esos países) como zona de tránsito (cuando las víctimas pasan por esos países procedentes de otros más al Este). La variedad de situaciones respecto a la trata es descrita así por Okólski (2000: 83) refiriéndose a Polonia: “Hay casos de trata de menores de Ucrania y Rumania a Hungría con el objeto de prostituirlos, y de ciudadanos vietnamitas llevados a Polonia para ser empleados ilegalmente en empresas gestionadas por otros vietnamitas… La trata de emigrantes se está convirtiendo en una actividad ilegal sumamente rentable y, al mismo tiempo, bien organizada, que hace uso de tecnologías modernas (incluyendo equipos militares pesados) que recurre a relaciones internacionales entre organizaciones criminales y a los vínculos entre los delincuentes y los guardias fronterizos o la policía” Las personas que llegan a la Europa Occidental sometidas a situaciones de tráfico y trata pueden tener varios destinos, siendo los más importantes el trabajo sumergido en sectores como el agrícola, la construcción y otros, y, de forma muy destacada, la prostitución. El tráfico y trata de mujeres (y niños) para la prostitución ha sido mucho más estudiado que el tráfico y trata de trabajadores para otros sectores. La Comisión Europea ha estimado que anualmente entran unas 120.000 mujeres en la Europa Occidental por medio del tráfico o la trata. Hasta 1995 la mayor parte de estas mujeres procedían de Asia, Latinoamérica y África, pero en la segunda mitad de los noventa el grupo más numeroso pasó a ser el de las procedentes de la Europa del Este (Salt, 2002: 38). Cuando es trata las condiciones de violencia y privación de derechos son extremas (Zimmerman, 2003-b: 40-42) Los datos que se dan sobre tráfico y trata de mujeres para la prostitución dejan siempre la duda de si están incluyendo a todas las mujeres que migran para realizar trabajo sexual. No siempre se distingue las que lo hacen de forma autónoma (aunque estén ayudadas por algún tipo de agencia u organización), lo que constituye una forma de migración laboral, de las que son víctimas de engaño, comercio y explotación, lo que es estrictamente trata. La OIM, que 92 desde hace bastantes años viene realizando el análisis continuado sobre el fenómeno de las mujeres víctimas de trata, dice que no existen fuentes estadísticas que permitan dar datos fiables, aunque es buena conocedora de que el fenómeno es de gran magnitud. Los análisis que realiza la OIM suelen estar basados en sus datos sobre las mujeres que atiende en los centros que tiene situados en las zonas neurálgicas de este fenómeno. La OIM señala que Rumania es un importante punto de origen de las mujeres víctimas de trata, así como una importante zona de paso para las mujeres traídas de Moldavia y Ucrania, y llevadas a Bosnia, Serbia, Macedonia, Kosovo, Albania, Italia y Turquía. Las oficinas de la OIM en Europa asistieron, en 2001, a 908 personas, de las cuales el 40 % eran moldavas, el 26 % rumanas y el 14 % ucranianas. Muchas de ellas se habían puesto en manos de las organizaciones con la promesa de un trabajo distinto de la prostitución, y en un país distinto del que fueron encontradas.14 Otro estudio de la OIM muestra que en la trata de mujeres a través de los Balcanes hay cuatro procedencias de las que el número de víctimas es mayor: Moldavia, Albania, Rumania y Ucrania. Las rutas balcánicas con mayor volumen de trata son las de van de Ucrania y Moldavia a Rumania, de Rumania a Serbia, de Serbia a Albania y de Albania a Italia. El estudio señala que la primera razón por la que éstas son las vías principales de trata es que también lo son para el tráfico de migrantes, y apunta también como explicación la porosidad de las fronteras y el alto nivel de corrupción (e implicación en el tráfico y trata) de la policía, especialmente de la albanesa. De las mujeres víctimas de trata (no albanesas) que la OIM atendió en Albania en el año 2000, el 57 % eran moldavas, el 34 % rumanas y el resto ucranianas, rusas y búlgaras (OIM, 2001). Otro centro de atención puesto en marcha por la OIM con la ICMC (Comisión Católica Internacional de Migraciones) nos aporta datos de septiembre de 2003: el 43 % de las víctimas detectadas por ese centro son albanesas, el 22 % moldavas, el 15 % rumanas y el 7 % búlgaras.15 Bulgaria es otro importante país de origen y tránsito en el tráfico y trata de mujeres para la 14 15 OIM. Trata de Migrantes. Boletín trimestral. Núm. 26 septiembre 2002. OIM. Trata de Migrantes. Boletín trimestral. Núm. 28 diciembre 2003. 93 prostitución: a él llegan desde Rumania, y siguen la ruta balcánica o pasan directamente a Grecia y a Turquía. Algunas informaciones apuntan a que tanto en Rumania como en Bulgaria la acción policial ha comenzado a frenar recientemente las posibilidades del tránsito. En octubre de 2001 Bulgaria impuso la obligación de visado para la entrada de rusos y ucranianos, siguiendo las imposiciones que le hace la Unión Europea para su adhesión, y además incrementó las actuaciones policiales en materia de fronteras. Las estadísticas muestran unos datos que pueden ser indicativos de disminución del tráfico de mujeres: en 2000 fueron expulsadas 888 mujeres (rusas, ucranianas, moldavas…) que la policía interceptó en Bulgaria, en 2001 las expulsadas fueron 763, y en 2002 lo fueron 34. El gobierno búlgaro también creó, en diciembre de 1999, un “departamento contra el tráfico ilegal de ciudadanos búlgaros”, aunque en este caso su eficacia no ha sido probada, ya que en los años posteriores no dejó de crecer el número de mujeres búlgaras que eran recibidas en el país, expulsadas por otros países de la Europa Occidental (Guentcheva y otros, 2003: 45). Aunque me haya referido más en lo que acontece en Rumania y sus países limítrofes, porque son los que interesan en esta investigación, cabe señalar que el tráfico y la trata por otras rutas más al norte también es importante. Lituania es otro destacado punto de origen de la trata de mujeres, así como país de tránsito. Su principal destino es Alemania, donde las lituanas son, después de las rusas y bielorrusas, las que aportan mayor número de casos de trata detectados. Según la OIM, los métodos de reclutamiento de las mujeres lituanas y de los otros países bálticos se han ido sofisticando: de los anuncios en prensa se ha pasado a formas más personalizadas, en las que los traficantes establecen vínculos amistosos con las víctimas o con su entorno. Las investigaciones han detectado que, en muchos casos, los novios y amigos participan en el proceso de “contratación”.16 16 OIM. Trata de Migrantes. Boletín trimestral. Núm. 27 junio 2003. 94 Las migraciones de los años dos mil hasta el presente Me centraré, para acabar este capítulo, en las dimensiones actuales del movimiento migratorio Este-Oeste. Ya señalé que cuando se habla de migraciones se piensa sobre todo en las causas económicas que las provocan, es decir, las necesidades que las personas tienen de salir de su país para ganarse la vida, o las diferencias entre el nivel de vida del país de origen y el nivel del país receptor (salarios, capacidad adquisitiva de los mismos, desempleo, etc.), pero en el análisis de la inmigración recibida en la Europa Occidental, procedente de la Europa del Este, además de las causas económicas están los conflictos bélicos (especialmente los de la antigua Yugoslavia) y los movimientos de tipo “étnico”. En las dimensiones de los flujos migratorios que aquí se analizan estos dos últimos motivos han tenido más importancia que las causas económicas. Pero, precisamente uno de ellos ya ha desaparecido (las guerras de la antigua Yugoslavia) y el otro tiene cada vez menor importancia, porque prácticamente ya se han producido todos los movimientos de tipo “étnico” que cabía esperar. Observando las migraciones procedentes de la Europa del Este producidas desde 1989 hasta el momento actual podemos señalar tres etapas. La primera es la de comienzos de la década de los años noventa, que es cuando los flujos tuvieron mayor importancia. La segunda es la de la segunda mitad de esa década, cuando los países que recibieron mayor número de personas en la primera etapa (sobre todo Alemania) reciben ya flujos más moderados. Y la tercera es la de los años dos mil hasta el momento actual, etapa en la que los flujos globales siguen siendo moderados, pero cambian los países de destino, dirigiéndose esos flujos hacia la Europa Meridional que concentra buena parte de los mismos. En las dos primeras etapas, a lo largo de los años noventa, Alemania es el principal país receptor, seguido de Austria. Pero ya en la segunda etapa, segunda mitad de los noventa, en esos dos países apenas crecen los datos de inmigración procedente de la Europa del Este. Así, por lo que se refiere a las 95 personas procedentes de la ex Yugoslavia, Alemania tenía, en 1995, 1.288.800 residentes de esa procedencia, y en 2000 tenía 1.035.600; mientras que Austria tenía, en 1995, 329.500 y en 2000 tenía 341.600. Por lo que se refiere a los polacos, en el principal país receptor que es Alemania, había, en 1995, 276.700 residentes polacos, y en 2000 había 301.400 (SOPEMI, 2003: 329 y 332). Como vemos, el grueso de la inmigración recibida de esos orígenes se produce en la primera mitad de la década. En cambio, en Italia la inmigración es mayor después de la primera mitad de los noventa. Los rumanos eran 24.500 en 1995 y pasaron a ser 68.900 en 2000, y los albaneses eran 34.700 en 1995 y pasaron a ser 142.100 en 2000 (SOPEMI, 2003: 333). Italia se convierte en el segundo país de la Unión Europea receptor de inmigración procedente de la Europa del Este, pero lo hace en la segunda mitad de los noventa. Los datos relativos al año 2000, referidos a toda la inmigración procedente de la Europa del Este, incluyendo la de la antigua Yugoslavia y la de la antigua Unión Soviética, nos dicen que el principal país de la UE receptor es Alemania (en 2000 contaba con 1.450.000 personas de esas procedencias), seguido de Italia (que en ese mismo año 2000 contaba ya con 305.000 personas de esas procedencias) y de Austria (que contaba con 142.000) (SOPEMI 2002: 80).17 En Italia el grupo más importante era, en ese año, el procedente de Albania (142.100 residentes). Además de Italia, otros países de la Europa Meridional comienzan a ser receptores de la inmigración del Este en la segunda mitad de los noventa, apuntando con ello el cambio de tendencia que se consolidaría en la década de los dos mil. Así, los búlgaros, que, aparte de la migración “étnica” que habían protagonizado hacia Turquía, se habían dirigido principalmente hacia Alemania (también una parte a Austria) en la primera mitad de los noventa, en la segunda mitad se dirigen de forma significativa hacia Grecia (Gächter, 2002: 26). 17 En realidad, el segundo país europeo receptor era Suiza, que no lo hemos incluido por no ser de la UE. En este país la casi totalidad de las personas procedentes de la Europa Central y del Este venían de la antigua Yugoslavia: unas 336.000 en el año 2000 (SOPEMI, 2003: 80). 96 En los años dos mil Grecia se convierte en el principal receptor de búlgaros, pero también Italia ha adquirido ya importancia como destino de la emigración búlgara, y en torno a 2002 la adquirirá España. Una encuesta de la OIM hecha en 2001, en la que se hace la pregunta: “¿Si tuvieses intención de emigrar, a qué país te dirigirías?”, las respuestas muestran que muy pocos búlgaros piensan en España como destino para su emigración (en ese momento los países preferidos son Alemania, EEUU y Grecia). Pero a otra encuesta de septiembre de 2003, las respuestas dicen que España es el segundo país en las preferencias migratorias de los búlgaros (después de Grecia) (Guentcheva y otros, 2003: 24-26) A finales de los noventa y sobre todo en los años dos mil (tercera etapa que he señalado), además de Italia aparecen otros países, como Portugal y España, como receptores importantes de migraciones procedentes de la Europa del Este. Los rumanos, que son los que mayor número de migrantes aportan, optan por migrar a estos países de la Europa meridional, pero lo mismo hacen los búlgaros y los ucranianos. Los rumanos que yo he entrevistado dicen que cuando la gente hablaba en Rumania sobre la posibilidad de emigrar, el país de referencia fue primero Alemania (además de EEUU), después pasó a ser Italia y ahora es España. Los ucranianos entrevistados también dicen que se produjo un orden claro en la aparición de posibles nuevos destinos para la emigración: primero apareció Italia, después Portugal y por último España. Los ucranianos comienzan a venir a España de forma apreciable en 1999-2000 y aumentan de forma rápida en los años siguientes. En estos años y los posteriores los destinos preferidos por los ucranianos (referidos sólo a la Europa Occidental) son Italia, Portugal y España. Todos los ucranianos que he entrevistado recuerdan que el primer destino preferente había sido Alemania, pero que las restricciones que impuso este país a partir de 1993 y las dificultades para encontrar allí trabajo cuando no se tiene la documentación en regla (a partir de aquí los papeles), hicieron que las preferencias girasen hacia la Europa Meridional. A Portugal comenzaron a ir antes que a España, pero las malas condiciones laborales a las que están sometidos en este país hicieron que cambiase su destino prioritario y en los últimos años la migración a España 97 ha adquirido una importancia mucho mayor que la migración a Portugal. Incluso hay ucranianos que se están desplazando de Portugal a España. Italia se había convertido en el destino preferido de la emigración rumana cuando, en 1996-1997, se produce un nuevo deterioro de la situación económica en Rumania (de la que hablaré en el capítulo siguiente). La consecuencia de ello es un nuevo impulso a la emigración, pero la desconfianza de que Italia fuese a acoger a mucha más gente lleva a buscar nuevos destinos. Es a partir de ahí cuando empiezan a hacer la opción de migrar a España, país con similitudes importantes respecto a Italia, especialmente el hecho de tener una lengua latina, como la tienen los rumanos. No obstante Italia seguirá siendo un destino importante de la emigración rumana. A finales de 2002, de acuerdo con el Dossier estadístico de Caritas Roma de 2003, los rumanos son el tercer grupo en importancia numérica en Italia: el primero son los marroquíes, con 173.000 residentes, el segundo los albaneses, con 169.000, y el tercero los rumanos, con 96.000 (he redondeado los números). En Portugal la inmigración que las estadísticas habían mostrado, hasta el año 2001, procedía básicamente de los países de habla portuguesa (Angola, Cabo Verde, Brasil y Guinea-Bissau), pero en enero de 2001 entró en vigor una nueva ley de inmigración que permitía la regularización de todos los inmigrantes que hallándose en situación irregular pudiesen demostrar que contaban con un contrato de trabajo. En este año se presentaron unas 100.000 propuestas de regularización de las que más de la mitad eran de personas procedentes de la Europa del Este, especialmente de Ucrania (Salt, 2002:23). Así es como comenzó a manifestarse la importancia de esta inmigración en Portugal; después de esto, el gobierno portugués inició los trámites para establecer acuerdos de inmigración con algunos países, entre ellos Ucrania, Bulgaria y Rumania. Pero, finalmente, España, seguida de Italia, acabará siendo (entre los países de la Europa Occidental) el destino principal de las migraciones del Este, acogiendo a las migraciones que se mantienen más activas, especialmente la 98 de rumanos, la de búlgaros y la de ucranianos. La excepción pueden ser los polacos que siguen yendo a Alemania (aunque el volumen de este flujo es muy inferior al de los rumanos, los ucranianos y los búlgaros que están viniendo a España). Esto, no obstante, son estimaciones hechas a partir de los datos disponibles, pero algunos ucranianos entrevistados me han advertido que si pudiesen contarse bien los migrantes irregulares podríamos encontrarnos con que Italia seguía siendo en principal país receptor de ucranianos. Nadie duda, sin embargo, de que España es ahora el principal país receptor de rumanos. Como epílogo de este capítulo introductorio cabría decir que la inmigración que ha recibido y está recibiendo la Europa Occidental, procedente de la Europa del Este, es muy moderada, pero también que resulta lógico que en España esto no se vea así, ya que nos hemos convertido en el destino de buena parte de esa inmigración. En el siguiente quiero desarrollar más el marco introductorio de esta investigación, ahondando en las razones por las cuales los emisores son unos países determinados y no otros, y aportando los datos sobre la inmigración del Este que estamos recibiendo en España y en Cataluña. 99 CAPÍTULO 4. LA ACTUAL INMIGRACIÓN RUMANA Y DE OTROS PAÍSES DE LA EUROPA DEL ESTE La ampliación de la UE en 2004 y la continuidad de los movimientos migratorios procedentes de la Europa del Este. La entrada en la Unión Europea de ocho países de la Europa del Este (Polonia, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia, que entraron junto a los mediterráneos Chipre y Malta), producida en mayo de 2004, representó un cambio de perspectiva para ellos por lo que se refiere al hecho migratorio. De este conjunto de países, el único que había sido emisor significativo de migraciones era Polonia, y nada indicaba que los demás, una vez dentro de la Unión Europea, fuesen a emitir más migraciones que antes. Aún así se vieron sometidos a unas prevenciones que comentaré a continuación. Los movimientos de población en el interior de la Unión Europea no se consideran ya migraciones; en la jerga comunitaria se habla de movilidad evitando el término migración. La normativa comunitaria, por otra parte, establece, para todos los ciudadanos de la Unión, el derecho a la libre circulación de personas y a la libre circulación de trabajadores. Se entiende que la libre circulación no es sólo la libertad para viajar, es la libertad para establecerse en otro país de la Unión, trabajar en él, ejercer una profesión con el título obtenido en el país de origen, y este tipo de cosas. 101 La libertad para viajar por el interior de la Unión es un aspecto de menor enjundia, pero es el primero que se concede a los ciudadanos de determinados países. Así, para los ciudadanos de los países del Este que habían de entrar en la UE, se concedió ese derecho de viaje antes de que se produjese tal entrada, como también se ha concedido a los ciudadanos de Rumania y Bulgaria, varios años antes de que vaya a producirse la entrada en la Unión de estos países. Esa libertad de viaje se concreta en la supresión de la necesidad de solicitar el visado de turismo. En 1991 comenzó a eximirse de la obligación del visado a algunos países de los que después se adherirían a la UE, y el uno de enero de 2002 se dio el último paso en este sentido suprimiendo la necesidad de visado turístico para los ciudadanos rumanos y búlgaros. Pero una cosa es poder viajar y otra poder establecerse y trabajar en el país al que se llega, y el derecho comunitario a la libre circulación se refiere a lo segundo. Lo normal habría sido que en mayo de 2004, cuando entraron en la Unión Europea los ocho países mencionados, sus ciudadanos hubiesen adquirido el derecho a la libre circulación. No fue así, ya que se les aplicó una moratoria que tiene las siguientes características: se aplica por un período inicial de dos años que puede prolongarse durante otros tres; pasados esos cinco años, cada Estado tiene la posibilidad de prolongar la moratoria por dos años más, aunque lo que se espera es que eso ya no ocurra o sea muy excepcional. La moratoria fue exigida por Alemania, ante el temor de que los ciudadanos de esos países se desplazasen masivamente en busca de trabajo a Alemania y a otros Estados de la Unión en el momento en el que pasasen a ser miembros de ésta. Sin embargo, un estudio del Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), presentado en abril de 2001, establecía la previsión del desplazamiento de unas 335.000 personas de los nuevos países admitidos a los que ya eran miembros de la UE, durante el primer año de la ampliación, y muchas menos en los años siguientes. De éstas, 220.000 se dirigirían a Alemania, y se trataría, en buena medida, de trabajadores cualificados (SOPEMI 2001: 72). 102 Dustmann hizo un repaso de los diferentes estudios que se habían realizado sobre previsiones de migraciones Este-Oeste en el interior de la UE ampliada, es decir, migraciones desde los ocho países de la Europa del Este que se han incorporado en 2004 hacia los 15 que ya estaban. Los estudios basados en parámetros económicos anunciaban unos flujos migratorios que estaban entre las 70.000 y las 260.000 personas por año, con un total para el período de los 10 años siguientes (2005-2015) que podría suponer la emigración de entre 1 y 1,5 millones de personas (Dustmann, 2003: 31-32). Los estudios basados en encuestas llegaban a una conclusión similar; el estudio más amplio de este tipo, realizado por la OIM en 1998, concluyó que la previsión era de una emigración de algo más de un millón de personas en 10 años (Dustmann, 2003: 40). Estos estudios basados en encuestas lo que mostraban, además, era un interés muy escaso por la emigración de carácter permanente, y mayor interés, en cambio, por la temporal o estacionaria. Si se hubiesen tenido en cuenta estos estudios no habría habido necesidad de establecer moratoria alguna a la libre circulación; pero pesaron más los miedos que tan presentes están en la Europa Occidental cuando se aborda el tema de las migraciones. Los mismos miedos que años antes habían conducido a imponer la misma moratoria a Grecia, a España y a Portugal. Grecia entró en la CEE en 1981 y se le aplicó una moratoria de seis años. España y Portugal entraron en 1986 y la moratoria que se les aplicó fue de siete años (reducida después a 6). No tardó en demostrarse que los ciudadanos de estos países no vivían ansiosos por ejercer el derecho comunitario a la libre circulación (Tornos, 2004: 240-242). No obstante, hay que advertir que la emigración de españoles y portugueses que se produjo después de 1986 hacia los otros países de la Comunidad Económica Europea sirve de ejemplo, pero sólo relativamente, ya que las diferencias en el nivel de vida entre los países que están dentro y los que entran es ahora mayor que entonces. Aún así, es conveniente resaltar que entonces se temieron movimientos masivos de población (de españoles y portugueses) hacia los otros países de la CEE y, en cambio, lo que se produjo fue más bien lo contrario. El stock de españoles residiendo en los otros países 103 fue, en 1991 (cuando concluyó lo moratoria a la libre circulación), menor del que era en 1986, y siguió descendiendo en los años siguientes,18 y en cambio lo que se produjo fue un aumento considerable de personas de otros países de la CEE que vivieron a residir a España (especialmente a nuestras costas). Quedó, en definitiva, muy claro que las restricciones a la libre circulación de trabajadores fueron, en aquel caso, completamente innecesarias. Hay razones por las que no cabía ni cabe prever flujos migratorios importantes entre los países adheridos a la Unión Europea en 2004 y los 15 que estaban antes; las primeras son las que se refieren a la mejora de la situación económica de los primeros. Las previsiones económicas para esos ocho países del Este son buenas. No se está produciendo un desmoronamiento amplio de empresas causado por su entrada en competencia con las empresas occidentales, ya que la adaptación a esa competencia, según afirma Leila Kardouche,19 se había ido produciendo con anterioridad. Esta autora señala que los fondos estructurales harán posible un desarrollo de infraestructuras que favorecerán el crecimiento de los beneficios empresariales, y cabe prever que habrá unos niveles elevados del crecimiento del PIB y una aceleración de la productividad. En un contexto así de crecimiento, aunque durante bastantes años siga habiendo diferencias salariales importantes con los países vecinos (sobre todo con Alemania y Austria), no se producirán migraciones hacia ellos. La estructura demográfica es otra razón que permite prever escasos movimientos de población. En los países del Este se ha producido un descenso de la natalidad similar al de la Europa Occidental; con el mismo proceso de envejecimiento de la población y el mismo descenso en la incorporación anual de jóvenes al mercado laboral. En la tabla 3 vemos las revisiones de Naciones Unidas sobre la evolución de la población entre 2005 y 2015; en ella están seleccionados cuatro países del Este y tres de los que ya estaban en la UE, para ver las diferencias entre ambos grupos. Lo que puede observarse es que 18 En 1986 había 495.000 españoles en la CEE de los 12; en 1991 había 474.000, y en 1997 había 470.000 (Dustmann, 2003: 44). 19 Leila Kardouche es gestora del fondo Schroder ISF Emerging Europe. Ver Cinco Días (2-32004). 104 el descenso de población es similar, como también es similar el descenso en el porcentaje de población joven (entre 15 y 25 años). Tabla 3. Datos y previsiones sobre población. Datos año 2005 Polonia Hungría Eslovaquia Lituania Población 38.530.000 10.098.000 5.401.000 3.431.000 % entre 15-25 años 16,3 12,8 15,8 15,7 Previsión año 2010 Población 38.359.000 9.961.000 5.400.000 3.358.000 % entre 15-25 años 14,0 12,4 14,2 15,6 Previsión año 2015 Población 38.110.000 9.802.000 5.385.000 3.288.000 % entre 15-25 años 11,7 11,4 12,0 12,6 España 43.064.000 12,0 43.993.000 9,8 44.372.000 9,2 Italia 58.093.000 10.2 58.176.000 9,8 57.818.000 9,7 Alemania 82.689.000 11,8 82.701.000 11,5 82.513.000 10,7 Fuente: Elaboración propia. Datos de La División de Población de Naciones Unidas.20 Polonia, que ha sido, de los nuevos miembros de la UE, el único país que en los últimos tiempos ha emitido emigrantes de forma importante, se está convirtiendo, como pasó con España en los años ochenta, en un país de inmigración. La prueba de ello es que el gobierno polaco esté planteándose ya la política de inmigración con parámetros muy similares a los de los otros países de la Unión Europea. Incluso antes de entrar en la UE, había comenzado, según Iglicka (2003), a abordar aspectos como la necesidad de regularizar el status del gran número de inmigrantes irregulares que hay en Polonia (que pueden ser unos 500.000 de acuerdo con el Ministerio de Economía, según dice ese autor); o la necesidad de hacer una política hábil para atraer especialistas cualificados de otros países (aspecto, este último, que está muy presente en las últimas reformas de las leyes de inmigración de países como Alemania, Reino Unido, Austria, etc.). Polonia comienza a verse a sí mismo como país de inmigración. Iglicka afirma lo siguiente: “Aunque Polonia es todavía un país de emigración neta, las tendencias surgidas en los años noventa se parecen mucho a las que surgieron en los países del Sur de Europa en los setenta, antes de que se transformasen de países de emigración a países de inmigración”. Y habla 20 Ver http://esa.un.org/unpp/index.asp?panel=3 (última consulta: noviembre 2005). 105 también de la gran cantidad de inmigrantes que están entrando en Polonia para realizar trabajos mal pagados que no quieren hacer los polacos, algo que nos recuerda mucho la situación típica de los países de inmigración, y que sugiere que si los polacos no quieren hacer en su país ese tipo de trabajos cada vez habrá menos que los querrán hacer en otros países. Todo apunta, en definitiva, a que la Europa Occidental no va a poder contar con muchos inmigrantes procedentes de Polonia. Si esto es así en el caso de Polonia, mucho más lo es en el de Hungría, República Checa, Eslovaquia, etc. países que ya no estaban emitiendo movimientos migratorios significativos hacia la Europa Occidental. Hungría y la República Checa son los países que, con algo más de 10 millones de habitantes cada uno, siguen en población a Polonia (que con más de 38 millones de habitantes aporta por sí sola casi la mitad de la población de los diez países que entraron en la Unión Europea en mayo de 2004) y, por tanto, son los que pueden interesar más en el análisis de los movimientos migratorios. En el caso de Hungría, lo que tenemos es, como con Polonia, un país que ya es de inmigración, más que de emigración. En enero de 2002 ya tenía 116.429 residentes extranjeros, y la mayoría de ellos procedían de otros países de la Europa del Este (Rumania, Yugoslavia, Ucrania, Eslovaquia, Rusia, Polonia y Croacia), aunque también había una parte procedente de la Europa Occidental. Hungría también ha ido planteándose su política migratoria como país de inmigración y ha hecho diversas leyes al respecto a lo largo de los años noventa y lo que va de la presente década. La más importante es la Ley sobre Entrada y Residencia de Extranjeros en Hungría, de 2001. Tiene, además convenios bilaterales de tipo laboral con distintos países, tanto de la Europa del Este como de la del Oeste, cuyo objetivo es regular los movimientos para trabajos de temporada. En unos casos sirven, sobre todo, para regular la entrada de trabajadores, como el que tiene con Rumania; mientras que en otros sirven más para regular la salida, como los que tiene con Alemania, Austria, Holanda y otros. Pero un recuento realizado en 2001, de permisos de 106 trabajo dados a húngaros en los principales países occidentales receptores, da ya en ese año un número menor que el de permisos de trabajo dados a extranjeros en Hungría (Tóth, 2003) La República Checa tiene también convenios laborales bilaterales con diversos países: varios con países de la Europa del Este y uno con un país occidental, que es Alemania. El convenio con Alemania establece una cuota anual máxima de 1.400 plazas para trabajos de temporada, pero en los últimos años esa cuota sólo ha sido utilizada por los checos en un 50 %, lo que denota un reducido interés por la emigración. En cambio son mucho mayores las cifras de extranjeros que entran en la República Checa por los convenios bilaterales que tiene con Ucrania, Rusia, Polonia, Bulgaria, Mongolia y Vietnam. Especialmente importante es el flujo de ucranianos: en 2002 ya había 39.005 ucranianos con permiso otorgado por medio del convenio bilateral (Meduna, 2003) Todos los países que entraron en la Unión Europea en 2004 han ido adaptándose en los últimos años a los estándares europeos sobre control de fronteras. Los primeros en hacerlo fueron Polonia, la República Checa y Hungría, pero los demás siguieron la misma senda. Éste fue uno de los requerimientos más importantes de la Unión para su adhesión, lo que indica que sus políticas, en este terreno, se hacen en clave de territorio de inmigración y no de emigración. Como concluía Arango (2003), en un estudio publicado antes de la ampliación, los temores existentes en la Europa de los quince a flujos migratorios importantes procedentes de los países que entraban en 2004 (temores que motivaron la moratoria a la libre circulación de sus ciudadanos) eran infundados. Un año después de la ampliación ha quedado bastante claro que este análisis era certero, y que ya no cabe esperar inmigración de esos países. Así pues, para encontrar el origen de los inmigrantes que vamos a seguir teniendo en la Europa comunitaria, procedentes de esa hemos de irnos un poco más hacia el Este. 107 zona geográfica, Rumania, Bulgaria, Ucrania y Rusia, como principales países de origen. Y yéndonos más hacia el Este encontramos los nuevos países que son frontera con la Unión Europea. Puede hablarse de la inmigración del meridiano 28, ya que éste atraviesa países como Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Rumania y Bulgaria. Dentro de este grupo hay una importante particularidad y es que Rumania y Bulgaria están en proceso de adhesión a la Unión Europea.21 ¿En qué medida los países que son emisores lo van a seguir siendo? Las dimensiones de sus flujos de emigración dependen de factores como la situación económica de esos países, su estructura demográfica, el papel de las redes sociales, etc. Algunos de estos factores inciden a favor de la continuidad de los flujos; aunque otros, como la estructura demográfica, nos indican que los flujos podrían irse reduciendo. Tabla 4. Renta per capita en dólares. 1999 760 1.450 1.580 1.760 4.270 Ucrania Bulgaria Rumania Rusia Polonia España Alemania Reino Unido 14.720 25.730 24.140 22 Fuente: Elaboración propia. Datos del Banco Mundial. 2003 770 2.130 2.260 2.610 5.280 17.040 25.720 28.320 La situación económica de esos países favorece la emigración, sobre todo por la distancia existente entre su nivel de vida y el de la Europa Occidental. Los datos del Banco Mundial sobre renta per capita, presentados en la tabla 4, hablan por sí solos de esa distancia cuando observamos los referidos a 2003. Pero al comparar los datos de 2003 con los que había cuatro años antes (en 1999), como también se hace en la tabla, se ve una evolución al alza que se 21 22 Ver nota 11. Ver http://www.worldbank.org/data/countrydata/countrydata.html (última consulta: ago. 2005). 108 está produciendo en los países del Este. En todos menos en Ucrania, cuya renta per capita no se incrementa. Si las migraciones dependiesen sólo de la situación económica, cabría esperar mayores flujos de inmigración de Ucrania que de los demás países. Por lo que se refiere al crecimiento económico cabe decir que en países como Rusia, Ucrania, Rumania y Bulgaria hubo unos años de descenso del Producto Interior Bruto (tras las transformaciones que se inician en 1989), pero que en los últimos tiempos se ha iniciado un crecimiento que ha sido continuado. En Rumania el crecimiento se inicia en 2000 y es mayor en 2001 y 2002; en Bulgaria se inicia en 1998. El desempleo es siempre un aspecto económico a tener muy en cuenta cuando se analizan las perspectivas de las migraciones. Sin embargo los datos disponibles sobre estos países indican ratios muy distintos. En Rumania es bajo: en 2001 era, según la Comisión Europea, del 6,4 % (Comisión Europea, 2002: 37), y según Naciones Unidas del 7,3 %. Pero en cambio es muy alto en Bulgaria: en 2001 era, según la Comisión Europea, del 18,3 % (Comisión Europea, 2002: 8), y según Naciones Unidas del 19,4 %. Los datos que aporta Naciones Unidas están en la tabla 5, en la que también se ve que los índices de desempleo de Ucrania y de Rusia no son muy altos y están, además, estabilizados. Tabla 5. Desempleo 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 8,0 6,7 6,0 6,3 6,8 7,1 7,3 Rumania 15,7 14,2 14,4 14,1 15,7 16,3 19,4 Bulgaria 5,6 7,6 8,9 11,3 11,9 11,7 11,1 Ucrania 9,5 9,7 11,8 13,2 12,6 9,8 8,9 Rusia Fuente: Elaboración Propia. Datos de la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas.23 Más adelante volveré sobre los índices de desempleo de Rumania, de los que mostraré datos más actuales y por provincias, pero adelanto que en 2004 el índice para todo el país era del 7,7 %, por tanto muy parecido al de años anteriores. También se verá, en el capítulo siguiente, que las personas de 109 origen rumano que he entrevistado confirman que el desempleo no es el aspecto determinante que les movió a la emigración. Cuando se comenta el desempleo es interesante también observar los índices de actividad, ya que puede haber un desempleo encubierto cuando hay mucha población que ni siguiera se ha planteado trabajar y que, por tanto, no se considera activa y no engrosa la tasa de desempleo.24 En la tabla 6 se pueden ver las tasas de actividad de un conjunto de países, lo que permite hacer comparaciones en ellos, y de dos fechas concretas, lo que permite ver la evolución. También he añadido el porcentaje de mujeres en la población activa ya que éste es otro índice de desarrollo. Tabla 6. Tasas de actividad Tasas de actividad --------------1995-------------Total Mujeres Hombres Dinamarca Alemania Grecia Irlanda Italia Holanda España Suecia Reino Unido Albania Rep. Checa Hungría Polonia Moldavia Eslovenia Rusia Ucrania Bulgaria Rumania Tasas de actividad % de mujeres en la ---------------2001-------------poblac trabajadora 1995 2001 Total Mujeres Hombres Algunos Estados de la Unión Europea (antes de la ampliación de 2004) 77,8 72,3 83,2 78,2 73,8 82,5 46,0 58,5 48,2 69,7 57,2 48,8 66,3 42,8 49,7 36,1 64,7 48,7 37,6 60,9 38,1 52,7 39,1 66,9 59,1 47,5 70,9 37,7 46,7 33,1 61,3 48,0 36,0 60,9 36,9 57,9 47,2 68,9 62,0 52,9 71,3 41,5 49,0 36,2 62,7 52,8 40,3 66,2 38,3 78,2 76,0 80,3 78,4 76,2 80,4 47,8 60,3 51,3 69,9 61,1 53,0 69,5 43,8 Algunos Estados de la Europa del Este 60,1 47,5 73,6 55,6 44,3 67,8 40,8 61,5 52,3 71,4 59,9 51,3 69,1 44,2 48,2 40,3 57,1 53,3 45,6 61,7 44,2 57,3 50,6 64,5 56,3 49,5 63,8 46,0 ... ... ... 59,3 55,8 63,2 ... 58,7 52,1 65,8 57,8 51,3 64,6 46,2 55,2 48,4 63,3 54,2 48,3 61,1 47,4 68,7 64,9 73,1 56,9 50,7 64,4 49,9 52,2 47,9 56,8 50,7 46,5 55,2 47,3 67,2 60,4 74,4 62,2 55,7 69,2 46,3 46,7 44,0 40,2 40,9 38,9 43,5 39,1 47,8 44,6 41,3 44,3 44,4 46,0 50,1 45,8 48,3 48,6 47,4 46,2 Fuente: Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas.25 Lo que se aprecia en la tabla 6 es que no hay diferencias significativas entre las tasas de actividad de los países de la Unión Europea (la de los 15, antes de la 23 Ver http://www.unece.org/stats/trends/ (última consulta: agosto 2005). La población activa se compone por todas las personas que trabajan, más las que quieren trabajar pero no pueden hacerlo (los parados). La inactiva la componen las personas que no trabajan ni buscan trabajo. 25 Ver http://www.unece.org/stats/trends/ (última consulta: agosto 2005). 24 110 ampliación) y los de la Europa del Este. Es más, la tasa de actividad de Rumania está entre las más altas de Europa, sólo superada por la de Dinamarca y la de Suecia. Aunque llama la atención que mientras en los países occidentales las tasas de actividad han tendido a crecer entre 1995 y 2001, en los orientales ha ocurrido lo contrario. Por lo que se refiere al porcentaje de mujeres entre la población trabajadora, lo que encontramos es, también, que los países del Este tienen incluso porcentajes mayores. Tabla 7. Datos y previsiones sobre población. Datos año 2005 Rumania Ucrania Bulgaria Rusia Población 21.711.000 46.481.000 7.726.000 143.202.000 % entre 15-25 años 15,3 15,8 13,7 17,0 Previsión año 2010 Población 21.287.000 44.128.000 7.446.000 140.028.000 % entre 15-25 años 13,6 14,6 12,3 14,3 Previsión año 2015 Población 20.871.000 41.849.000 7.156.000 136.696.000 % entre 15-25 años 10,9 11,5 10,0 10,9 España 43.064.000 12,0 43.993.000 9,8 44.372.000 9,2 Italia 58.093.000 10.2 58.176.000 9,8 57.818.000 9,7 Alemania 82.689.000 11,8 82.701.000 11,5 82.513.000 10,7 Fuente: Elaboración propia. Datos de La División de Población de Naciones Unidas.26 Respecto a la estructura demográfica, hay que tener en cuenta que el descenso en las tasas de natalidad, en los países de la Europa del Este, se produjo de forma bastante similar y paralela al producido en los países de la Europa Occidental. En el apartado anterior aparecían los datos referidos a países del Este que entraron en 2004 en la UE, y aquí se ofrecen (tabla 7) los referidos a los países de los que trata este apartado, observándose que Rusia, Ucrania, Bulgaria y Rumania tienen tendencias similares al descenso demográfico. Ello significa que la actual incorporación de jóvenes al mercado laboral también desciende en estos países de la Europa del Este, y, por tanto, el volumen de personas que pueden ser candidatos a la emigración, si sólo fuese por los factores demográficos, no debería tener elevadas dimensiones. Según los datos de población de Naciones Unidas, el porcentaje de población comprendida entre los 15 y los 25 años que había en los países de la Europa 26 Ver http://esa.un.org/unpp/index.asp?panel=3 (última consulta: agosto 2005). 111 del Este en el año 2005 era mayor al de los países de la Europa Occidental. Pero las previsiones que hay en la Europa Occidental de descenso de ese porcentaje en los próximos años se acentúan en la Europa del Este, generando una tendencia a la equiparación de los mismos. En la tabla 7 vemos esos datos en cuatro países de la Europa del Este y en tres de la Europa Occidental que nos sirven de comparación. La evolución demográfica en Rumania apunta hacia un descenso de la población, como ocurre en la Europa Occidental. Según el Ministerio de Información rumano, la población en 2001 era menor que en 1990 (en unas 800.000 personas), y el porcentaje de mayores de 60 años había aumentado, mientras que había disminuido el de menores de 15 (Romania 2002: 139-140) Los datos sobre tasas de fecundidad (número de hijos por mujer) apuntan en la misma dirección. Las tasas en Rumania (1,3), en Ucrania (1,2), en Bulgaria (1,2) y en Rusia (1,3), están al nivel de las más bajas en los países de la Europa Occidental, por ejemplo las de España (1,3) y Alemania (1,3), de acuerdo con los datos del Banco Mundial referidos al año 2003.27 Son tasas que, por otra parte, han ido decreciendo desde principios de los noventa; la de Rumania era del 1,5 en 1992 y ha bajado hasta el 1,3. Lo que tenemos, en definitiva, son cuatro países con flujos de emigración activos, Rumania, Ucrania, Rusia y Bulgaria, pero con unas realidades económicas y demográficas que apuntan más hacia el descenso que hacia el aumento en la emisión de migrantes. Esto no quiere decir que tal descenso haya de producirse de inmediato, ni de la misma forma en los cuatro países. Por lo que se refiere a Rusia expliqué más atrás que es ya, y cada vez más, país de inmigración y no de emigración; los emigrantes que emitirá estarán dentro de las proporciones de los que emiten todos los países de inmigración (también los países más ricos del mundo emiten emigrantes) 27 Ver http://www.worldbank.org/data/countrydata/countrydata.html (última consulta: agosto 2005). 112 Los países de emigración seguirán siendo, durante unos años, Rumania, Bulgaria y Ucrania, pero, en los casos de Rumania y Bulgaria, la emigración será cada vez más moderada, porque su proceso de adhesión a la Unión Europea está comportando ya transformaciones económicas importantes en ellos. Las encuestas de la OIM apuntan en la misma dirección: el interés por emigrar en Rumania y Bulgaria es decreciente, aunque parece que por ahora lo es más en Bulgaria que en Rumania. La OIM hizo en Bulgaria dos encuestas, una en 1996 y otra en 2001, y constató que en la segunda fecha el interés por emigrar era mucho menor (Guentcheva y otros, 2003: 27). Rumania y Bulgaria son ahora países de fuerte emigración, especialmente el primero, pero también están recibiendo inmigración. La que se recibe en Rumania aún no tiene un volumen importante pero está en crecimiento y previsiblemente será considerable tras su entrada en la Unión Europea. Ahora, según los datos del censo de 2002, los colectivos inmigrados más importantes son el chino, el alemán, el griego, el italiano y el moldavo (Lazaroiu, 2003: 16) Capítulo aparte merece Ucrania. Por un lado, este país ha tenido, al menos hasta las últimas elecciones presidenciales (finales de 2004), una situación política marcada por el mantenimiento en el poder de la misma burocracia que lo había ostentado en la etapa comunista. Ucrania es el país de la Europa del Este (junto con Bielorrusia) en el que menos evolución política se había producido. Por otro lado es, como ya comenté, el país con la renta per capita menor de la zona (su rpc es una tercera parte de la rpc de Rusia), y que ha tenido el menor crecimiento en los últimos tiempos. Un país que, además, no tiene las ayudas de la UE que tienen los que están en vías de adhesión (Rumania y Bulgaria). Un país, por último, de casi 50 millones de habitantes. Es posible que cuando ya no recibamos inmigrantes de ningún otro país de la Europa del Este, los sigamos recibiendo de Ucrania, y por bastante tiempo. Pero el objeto principal de esta investigación es la inmigración rumana, y hay que explicar por qué Rumania ha tenido una emigración tan activa, y por qué tal emigración no ha disminuido en los últimos años. Los dos siguientes apartados están dedicados a analizar la situación de este país. 113 Transición al capitalismo y migraciones en Rumania.La violenta caída del régimen de Ceaucescu (en diciembre de 1989) y el inicio de la transición al capitalismo fue, en Rumania, un proceso especialmente traumático, produciendo cambios profundos en la sociedad y dando lugar a uno de los casos de mayor empobrecimiento de la Europa del Este. Rumania ya era, durante la vigencia de los regímenes comunistas, unos de los países del Este con menor desarrollo económico, por lo que sus defensas para la transición al capitalismo eran menores. Rumania, junto con Bulgaria, son los países de la Europa del Este en los que la transición al capitalismo ha generado mayor miserabilización. Como señala Viruela (2003: 189), en estos países “la situación es más grave que en países de América Latina, como Brasil, Colombia o Ecuador…, y a causa de la inflación, la capacidad adquisitiva de los salarios ha experimentado una reducción impresionante, en Rumania se estima en un 50 % en el período 1990-1997”. También Ferrero (2005: 11) resalta que el empobrecimiento de estos países fue muy importante en la década de los noventa, a lo largo de la cual, el valor de los bienes y servicios producidos disminuyó, según esta autora, al menos en un cuarto del total. La privatización de empresas en Rumania no se inició, de forma significativa, hasta 1993, y se hizo comenzando por las pequeñas. Las grandes compañías se privatizan entre 1996 y 1999. El proceso de privatización lo dirige la APAPS (Autoridad para la Privatización y la Gestión de las Empresas Estatales), que periódicamente ha ido publicando listas con decenas o centenares de empresas para la venta. En 1998 se habían privatizado ya 5.155 empresas (194 grandes, 1.080 medianas y 3.881 pequeñas). El sector privado ya constituía el 64,5 % del Producto Interior Bruto en el año 2000, aunque visto por sectores de actividad ese porcentaje variaba considerablemente: mientras en la agricultura y la construcción estaba en torno al 90 %, en la industria 114 bajaba al 55’7 %. El Ministerio de Información rumano explicaba esta baja tasa de privatización de la industria diciendo que hay muchas empresas con pérdidas económicas que resultan poco atractivas para los inversores privados (Romania 2002: 192) Todo el proceso de privatización vino acompañado de la pérdida de un enorme número de puestos de trabajo. Entre 1990 y 1994 se destruyen 1.716.000 empleos, lo que constituía el 20 % del empleo existente a la sazón. El 50 % de esos empleos destruidos era del sector industrial (Florina Nedelcu, 2001: 3). El Ministerio de Información rumano sitúa la cifra de puestos de trabajo perdidos sólo en la industria en 1.250.000, para el período que va entre 1990 y 1998 (Romania 2002: 153) La pérdida de puestos de trabajo constituye un importante factor en el empuje que tienen los flujos de emigración en los años noventa. Esto es especialmente relevante a partir de 1996, año en el que se inicia una etapa de mayor deterioro de la situación económica que da nuevos impulsos a los flujos de emigración. En ese año cambió el gobierno dando entrada a uno cristianodemócrata que dio un fuerte impulso a la liberalización económica y a la aplicación de las recomendaciones del FMI. La acción del nuevo gobierno generó el cierre de gran número de empresas y un fuerte descenso de la población ocupada. 1997 es el año de mayores pérdidas de puestos de trabajo, que el Ministerio de Información rumano cifra en unos 500.000. En ese año se produce la mayor reestructuración de grandes empresas del Estado (Romania 2002: 154). Pero quizás lo más importante, es que después de 1996 se produce también un fuerte descenso de los salarios. Los salarios más bajos que antes de 1996 se situaban en torno a los 200 € al mes, al final de la década estaban en torno a unos 100 €. Comentaré con más amplitud este aspecto en el siguiente apartado, ya que en la actualidad la situación de los salarios sigue siendo la misma. En 1999 se da un paso más en esa misma dirección de pérdida de puestos de trabajo con el cierre de muchas minas que estaban ocupando a gran número 115 de trabajadores. En ese momento se genera un fuerte conflicto social, produciéndose la conocida marcha de los mineros sobre Bucarest en la que interviene el ejército. Un efecto llamativo de este proceso de pérdida de puestos de trabajo en la industria y la minería es el incremento de la población empleada en la agricultura. Entre 1990 y 2000 ésta creció en unas 500.000 personas, llegando a constituir cerca del 40 % del conjunto de la población empleada. Este crecimiento se produjo mientras la producción agrícola descendía, es decir, que se trata de un proceso de involución hacia formas de trabajo menos productivas causado por la urgencia de encontrar puestos de trabajo (Romania 2002: 154). Las migraciones internas en Rumania, a lo largo de los años noventa, evolucionaron como sigue. En 1990 los que se dirigían desde las zonas rurales a las urbanas eran el 70 % del conjunto de los migrantes internos, y sólo un 3,5 % lo hacían desde las zonas urbanas a las rurales. En los años sucesivos el primer porcentaje fue descendiendo y el segundo creciendo, hasta que en 2000 los que migraban del campo a la ciudad sólo eran el 19,5 % y los que lo hacían de la ciudad al campo eran el 33,8 % (Sandru, 2002: 90). Otros autores han hecho mención a esto dando datos similares: “El flujo de las zonas rurales a las urbanas era, en 1990, el 70 % de los movimientos internos, y pasó a ser el 30,4 % en 1994. En este período se desarrolló un nuevo fenómeno, la migración de las zonas urbanas a las rurales, que en 1990 era el 3,5 % de los movimientos internos y pasó a ser el 18,4 % en 1994” (Kupiszewski y otros, 1997: 7). Como se ve, estos movimientos de las zonas urbanas a las rurales comenzaron al inicio de los noventa (en 1994 eran el 18,4 de los movimientos) y continuaron a lo largo de toda la década (en 2000 eran el 33,8 %). La afluencia de población a los trabajos agrícolas pudo producirse, como explica Réka Bros,28 por las características específicas que en Rumania había tenido el proceso de privatización de las explotaciones agrarias. A diferencia de 28 Paper inédito. Réka Bors es investigadora de la Universidad Szent Istvan de Gödöllö (Hungría). 116 otros países ex socialistas, la privatización se hizo devolviendo buena parte de las tierras a sus antiguos dueños o a sus descendientes, de tal forma que se generaron muchos minifundios. Mucha gente llegó a tener pequeñas explotaciones en las que pudo refugiarse al producirse la pérdida de puestos de trabajo en la industria. Las migraciones que se han producido de las ciudades a las zonas rurales, entre 1989 y 2000, han sido calificadas por Sandru (2002: 65) como “migraciones reversas”, señalando que no se trata de un proceso de desarrollo de los pueblos aproximándose a las ciudades, sino que se trata de una migración de supervivencia provocada por la decaída urbano-industrial. Paralelamente a este proceso migratorio, se produce un incremento en la proporción de población ocupada que se dedica a la agricultura, pasando de ser el 28,2 % en 1990 (Kupiszewski y otros, 1997: 56) a ser el 40% al final de la década, como se ha apuntado atrás. La emigración rumana hacia el extranjero producida a partir de 1989 pasa por diversas etapas. En 1990 los principales movimientos de salida al extranjero son los que protagonizan los pequeños comerciantes que se mueven por los países fronterizos o cercanos, tales como Turquía, Polonia, Hungría o Yugoslavia, haciendo operaciones de compra-venta durante períodos cortos (Lazaroiu, 2003: 12). Inmediatamente después comienza una emigración de tipo laboral protagonizada por personas que ya salen libremente de su país y que, por tanto, es distinta a la de la década de los ochenta (ésta se había basado en la migración temporal por convenios bilaterales de intercambio de trabajadores y en la salida autorizada de “alemanes étnicos” y judíos principalmente). Alemania, como señalé el capítulo anterior, es el principal destino de las migraciones rumanas debido al elevado volumen de “alemanes étnicos” que recibe (antes y después de 1989). Según Ovidiu (2002: 10), en 2002 había en Alemania 650.000 personas de “etnia germana” procedentes de Rumania. Pero a Alemania no fueron sólo los rumanos germanos, fueron también otros que no obtenían la nacionalidad alemana y, por tanto, aparecían en las estadísticas de 117 residentes. Ya señalé que en 1992 había unos 150.000 residentes rumanos, aunque este número había ido descendiendo a lo largo de los noventa. Esos emigrantes rumanos procedían principalmente de las provincias en las que había habido comunidades sajonas más numerosas (Sibiu, Brasov y Timis), porque su emigración se veía facilitada por las relaciones de amistad con los “alemanes étnicos” que habían emigrado primero (Lazaroiu, 2003: 12). Los datos más actuales sobre residentes extranjeros en Alemania, dados por el Ministerio del Interior alemán,29 dicen a 1 de enero de 2004 había 89.104 residentes rumanos (aunque otras fuentes los sitúan por encima de 150.00030). Estamos por tanto ante un claro declive de la migración entre Rumania y Alemania, ya que la llegada de “alemanes étnicos” está prácticamente agotada, y el establecimiento de residentes no ha hecho otra cosa más que disminuir. Alemania, no obstante, ha seguido siendo un destino importante de las migraciones de temporada, porque se ha mantenido el acuerdo bilateral de intercambio de trabajadores entre el Gobierno alemán y el rumano. Al respecto hay dos fórmulas de migración temporal: una es para trabajadores de temporada cuya estancia no puede exceder de tres meses y la otra es para “trabajadores invitados” cuya estancia puede llegar hasta 18 meses. Ovidiu (2002: 10) dice que en 2001 Alemania dio entrada a unos 16.000 trabajadores rumanos de temporada y a otros 500 trabajadores invitados. Además, muchos rumanos han ido a Alemania aprovechando su programa de captación de informáticos. Israel fue otro destino importante de las migraciones “étnicas” rumanas por el flujo de judíos que recibió antes de 1989 y en los primeros años de la década de los noventa. También en este caso se produce una emigración de rumanos que no son judíos, pero que siguen los pasos de éstos porque habían tenido algún tipo de relación con ellos. El gobierno de Israel, por su parte, potenció la inmigración de rumanos como forma de reemplazar a los trabajadores 29 30 Ver: http://www.zuwanderung.de/english/1_statistik.html (última consulta: noviembre 2005) Ver: http://en.wikipedia.org/wiki/Romanians (última consulta: noviembre 2005) 118 palestinos, aunque a finales de los noventa introdujo restricciones a esta inmigración (Lazaroiu, 2003: 12). Otros destinos de la emigración rumana son Francia, Hungría, Turquía, Italia y finalmente España. Italia se convierte a finales de los noventa en el principal destino de la emigración rumana del momento. Como vimos, en 2003 había unos 96.000 rumanos en el país según Caritas-Roma. Estos eran los que tenían residencia legal, pero los sindicalistas rumanos que yo entrevisté en Bucarest a mediados de 2004 hablaban de que habría más de 200.000 rumanos en situación irregular en Italia. Los rumanos que van a Italia proceden principalmente de la región de Moldavia (o Moldova, región rumana que no ha de confundirse con la República de Moldavia, Estado vecino), y según Lazaroiu (2003), ello puede tener que ver con el hecho de que ésa sea una región de mayoría católica, aunque este autor indica que seguramente tiene más que ver con el hecho de que allí hubiese habido importantes inversiones italianas después de 1990, creando una relación que favoreció la elección de Italia como país de destino para muchos emigrantes. O, como dice ese autor, el trabajo sigue la misma ruta que el capital, pero en direcciones opuestas: los emigrantes aprovechan en Italia los conocimientos, las relaciones y la información que han obtenido por la presencia de los inversores italianos en Rumania. No obstante, esto no lo explica todo, porque también hay mucha inmigración rumana en Italia que no procede de la región de Moldavia. Una forma de emigración rumana que tiene gran importancia es lo que diversos autores denominan como migración circular. Es una migración de naturaleza temporal, basada en el objetivo de aprovechar los tres meses que un ciudadano rumano puede estar en un país del espacio Schengen sin necesidad de visado. Los rumanos salen, realizan trabajos temporales y vuelven antes de que acaben los tres meses. Lazaroiu (2003:18) habla de reemplazamiento laboral, refiriéndose al hecho de que hay trabajos en los que se van sucediendo los rumanos por turnos de menos de tres meses; es decir, puestos de trabajo estables con trabajadores rotativos. Para entender este proceso hay que tener en cuenta que el Estado rumano sanciona a quienes están fuera del país más de tres meses (si salieron como turistas) impidiéndoles hacer nuevas salidas. 119 Lo que los rumanos logran con esta migración circular es no caer en la ilegalidad frente a su Estado, aunque en el país receptor el trabajo que realizan es de tipo irregular porque han entrado como turistas. Sobre esto volveré más adelante. Esta migración circular tiene mayores dimensiones con Hungría y Alemania, y se da también con otros países más cercanos a Rumania, pero no quita ninguna importancia a la migración irregular que no es circular, es decir, aquella que excede los tres meses y se mantiene por períodos mucho más largos, (tras haber hecho igualmente una salida supuestamente turística) Sobre las dimensiones globales de la emigración rumana podemos hacernos una idea por medio de algunas estadísticas disponibles. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística rumano, una encuesta de abril de 2003 indicaba que el 13 % de las familias tenían en ese momento a alguien en el extranjero, lo que suponía una proyección de más de 950.000 personas (incluyendo, claro está, las migraciones circulares y otras formas de migración temporal). Otra fuente señala que en octubre de 2002 el 6 % de la población (unas 1.300.000 personas) había estado alguna vez trabajando en el extranjero (Lazaroiu, 2003: 18) Las fuentes manejadas nos permiten hacernos una idea de las dimensiones de los flujos migratorios rumanos, pero no conocerlos con precisión. Carecemos, sobre todo, de estadísticas hechas en Rumania. Los datos oficiales de emigración que se manejan allí concuerdan poco con los que se obtienen por otras fuentes, y no parece que éste sea un asunto que vaya a corregirse de inmediato. Como señala Lazaroiu (2003: 11), en el último censo realizado en Rumania, en 2002, no se incluyó ninguna pregunta acerca de la migración al extranjero, ni cualquier otra cosa que permitiese obtener información precisa al respecto; de la misma forma que el Banco Nacional Rumano no hace referencia, ni estudio estadístico alguno, a los 1.200 millones de dólares que se reciben al año, por cauces bancarios, procedentes de las remesas enviadas por los emigrantes (el dato es de 2002; informaciones posteriores los han 120 situado en torno a los 2.000 millones). Es decir, no parece que el conocimiento de la importancia real de la emigración esté en la agenda política rumana. La actual situación económica en Rumania. La situación económica rumana, así como la búlgara, viene en cierto modo marcada por su condición de países en proceso de adhesión a la Unión Europea. Esta condición comporta importantes ayudas por parte de la Unión Europea y un esfuerzo considerable de estos países por adaptarse a los estándares de la Unión, cosas ambas que favorecen el desarrollo económico. Cierta mejora de la situación económica en Rumania se hizo apreciable en 2001, tras el cambio de gobierno que sucedió a las elecciones de noviembre de 2000. En el año 2001 el Producto Interior Bruto creció en un 5,3 % y su desempleo descendió por debajo del 7 %. Sin embargo, en 2002 la Comisión Europea señaló que no cabía esperar una mejora sustancial de la economía rumana si no se producían cambios estructurales importantes (Comisión Europea, 2002:36). El desempleo en Rumania no es, como ya señalé, muy elevado. Hasta principios de 2004 se había movido en torno al 7 %, pero en mayo de 2005 ya había bajado al 5,5 %. Sin embargo es más alto en unas provincias31 que en otras: las que tienen un índice mayor de desempleo son Hunedoara (11,2 %), Mehedinti (10,3 %), Galati (19,2 %), Brasov (8,9 %) e Ialomita (8,7 %); y las que tienen un índice menor son Bihor (2,1 %), Timis (2,3 %), Satu Mare (2,8 %), Arad (3,1 %), Ilfov (3,2 %) y Bucarest (2,7 %).32 Al situar estos nombres en el mapa presentado en la figura 1, se observa que precisamente las provincias 31 Rumania se divide en 41 unidades administrativas, denominadas en rumano judete, a las que he llamado provincias, aunque también se podría traducir como regiones. En realidad son 40, más la ciudad de Bucarest. Estas unidades administrativas son como nuestras provincias, pero tienen una característica que las equipara a nuestras Comunidades Autónomas, y es que tienen un gobierno elegido por sufragio universal. Ver figura 1. 32 Fuente: Instituto Nacional de Estadística de Rumania. http://www.insse.ro/indexe.htm (última consulta: agosto 2005). 121 de menor índice de desempleo son las del oeste, cercanas a la frontera con Hungría, junto con Bucarest y la provincia contigua (Ilfov). Como vemos, los índices de desempleo de las zonas que lo tienen bajo son realmente muy bajos, es decir, son zonas de pleno empleo, si los datos oficiales son ciertos. Figura 1. Rumania por provincias No obstante, distintas fuentes señalan que el desempleo es mayor de lo que dicen los datos oficiales. Así lo afirman los sindicalistas que entrevisté en Rumania a mediados de 2004. También Réka Bors, de la Universidad Szent Istvan de Gödöllö (Hungría), dice que hay personas a las que allí se da la condición de empleados, mientras en otros países aparecerían como desempleados, por ejemplo aquellos que pierden el empleo en la fábrica pero cuenta con una pequeña parcela de tierra que trabajan.33 Por lo que se refiere a las prestaciones por desempleo, cabe decir que, de acuerdo con el Ministerio de Información Pública, en diciembre de 2001, 33 Paper inédito. 122 cuando había 826.900 parados registrados, las ayudas al desempleo las estaban percibiendo aproximadamente las dos terceras partes de esos parados registrados en aquel momento (Romania 2002: 234). Las opiniones que he recabado en Rumania entrevistando a sindicalistas indican que los desempleados que no cobran subsidio son el 70 %. Pero, más allá de las discrepancias que haya sobre el número de parados y el de beneficiarios de prestación, lo que parece claro es que el desempleo no es el elemento determinante de la situación económica, ni lo que explica la magnitud de la emigración rumana. Hay otro aspecto que sí lo es: el nivel de vida. Aunque la mayoría de la población activa trabaje, el nivel de vida es muy bajo. En el año 2000 el 44,5 % de la población estaba por debajo del índice de pobreza. Por lo que se refiere a los salarios, se pueden dar los datos oficiales del salario medio. En mayo de 2005, según el Instituto Nacional de Estadísticas de Rumania, el salario medio bruto era de unos 254 € (941 lei34), lo que suponía un salario limpio de unos 194 € (720 lei).35 Pero los salarios de muchos sectores laborales estaban bastante por debajo de esos datos. A mediados de 2004, las personas que entrevisté en Rumania, me hablaron de salarios que podían estar entre 100 y 150 euros mensuales. También hablaron de salarios bastante más bajos (40 euros, etc.) en algunos sectores. En la industria, el salario medio era más bajo que el medio global. Antes de seguir comentando los salarios, conviene introducir otra información: los precios de muchas cosas son muy parecidos a los precios que tenemos en España. Coches, gasolina y muchas otras cosas tienen precios similares, algo más bajos, pero no mucho más. Tomar una cerveza o un café en un bar vale poco menos que aquí. Sin duda, habrá circuitos de alimentos y ropa en los que los precios son muy inferiores, pero los precios de los supermercados o las tiendas de ropa no son muy distintos de los que tenemos en España. Esta es la 34 Los lei que aquí señalo son ya lei-greu, o lei-fuertes. Desde el uno de julio de 2005 los nuevos lei tienen un valor 10.000 veces superior a los anteriores. 35 Fuente: Instituto Nacional de Estadística de Rumania. http://www.insse.ro/indexe.htm (última 123 clave de su bajo nivel de vida: unos salarios que pueden ser aproximadamente la décima parte de los salarios que tenemos en España y unos precios que son algo más bajos pero no muy distantes de los nuestros. Volviendo a los salarios. En mis entrevistas con miembros del sindicato rumano CNSLR (Confederación Nacional de Sindicatos Libres de Rumania) que es el sindicato mayoritario, realizadas a mediados de 2004, estos señalaban que no todos los trabajadores cobran el salario mínimo establecido por la ley, que era de 76 € (280 lei –de los actuales-, según un decreto de un de enero de 2004). Particularmente, en el textil había salarios más bajos. En este sector había muchos trabajadores haciendo jornadas de unas 12 horas por un salario real de 170 lei, unos 46 euros mensuales. ¿Qué pasa en las muchas empresas de capital extranjero que se han ido instalando en los últimos años en Rumania? Hay, por ejemplo, mucha inversión italiana en el textil; zonas enteras donde las empresas del textil y otras son italianas. Y hay también empresas de capital alemán, austriaco, japonés, turco, etc. Pues bien, lo que los sindicalistas de la CNSLR señalan es que estas empresas pagan los mismos salarios que las de capital rumano. Mencionando a las empresas italianas del textil, dicen que se aprovechan de la situación y pagan esos mismos salarios, a veces por debajo del mínimo legal. Dicen también que son empresas sin presencia sindical y que han logrado imponer una situación de prohibición de los sindicatos en el interior de las mismas. Y añaden que los empresarios hacen cierta labor monopolista poniéndose todos de acuerdo para que nadie aumente los niveles salariales. En Zimnicea (provincia de Teleorman, al sur de Rumania) puede hablar con trabajadores de una empresa del textil de capital italiano que me comentaron que trabajaban entre 10 y 12 horas diarias recibiendo un salario de unos 50 euros al mes (julio de 2004). En la jornada laboral sólo contaban con 15 minutos de descanso para una comida. La mayor parte eran mujeres y, según consulta: agosto 2005). 124 decían, algo muy común era que acabasen enfermas como consecuencia de las condiciones laborales que sufrían. Para los próximos años, con la perspectiva de la entrada de Rumania en la Unión Europea, se esperan mayores inversiones de capital extranjero. Pero su impacto sobre los salarios se ve con cierto escepticismo. Los sindicalistas piensan que el capital extranjero va a seguir tratando de aprovecharse durante el mayor tiempo posible de la mano de obra barata y bien cualificada de Rumania. Aunque también se supone que una mejora general de la economía revertirá directamente en la mejora del mercado laboral. Está habiendo, por otra parte, cierto número de mejoras en la legislación laboral, como el salario mínimo, las garantías laborales, las medidas contra el cierre de empresas, etc. Hay sectores con salarios algo mayores. En la industria del petróleo están en torno a 300 euros y en el sector bancario en torno a 700 euros. Pero en sectores tan importantes como el metalúrgico están entre los 100 y los 200 euros al mes, y en otros muchos sectores no alcanzan los 100 euros al mes. Es significativo el nivel salarial de los profesores del sistema educativo, entre otras cosas porque son un colectivo muy numeroso: los que tienen muchos años de antigüedad alcanzaban, a mediados de 2004, salarios de unos 170 euros, pero los salarios más bajos estaban entre 70 y 80 euros. Las estrategias de subsistencia, con estos salarios, son diversas. Los sindicalistas de la enseñanza me explicaron que muchos profesores hacen dos trabajos. En general, todos los profesores que trabajan en los centros universitarios privados lo hacen también en centros públicos. Otra forma de subsistencia de la que se habla es combinar el trabajo asalariado con la explotación de algún pequeño terreno agrícola. Otros combinan el trabajo en una empresa con el de “taxista” con su coche particular. Etc. Cabe comentar que los horarios laborales de Rumania facilitan estas opciones: en general se hace la jornada continuada por la mañana quedando libre el resto del día. A mediados de 2004 la inflación se había estabilizado, por lo que la bajada real de los salarios en relación con los precios que se había venido produciendo 125 anteriormente ya apenas se producía. En los dos últimos años el salario real sólo había bajado un 3 %. Cabe suponer que la mejora de la situación económica vendrá de la mano de la mejora de las infraestructuras y de la inversión. La inversión extranjera está creciendo; ya he mencionado que la italiana tiene bastante importancia; es también importante la inversión alemana y la austríaca en la zona de Transilvania, la más occidental, y se trata de una inversión que conlleva niveles tecnológicos avanzados. Hay inversión francesa en la agricultura y la industria automovilística. El crecimiento económico es apreciable en los últimos años. Por ejemplo, aunque los trabajadores agrícolas siguen siendo el 37,7 % (en 2003) de la fuerza de trabajo, el porcentaje que la agricultura representa en el Producto Interior Bruto es del 11,2 %, cuando en 1996 era del 20,1 %, lo que significa que hay otros sectores en crecimiento.36 Los esfuerzos que se están haciendo para la entrada en la Unión Europea, desde el cambio de gobierno producido en noviembre de 2004, son notables. Por ejemplo, parece estarse librando ya una fuerte batalla contra la corrupción, lo que constituía una de las principales exigencias de la Unión (junto con la reforma del sistema jurídico y otras) Aunque no voy a detenerme sobre la situación económica de los otros países de la zona, sí diré que por lo que se refiere a los niveles salariales la situación es muy parecida a la de Rumania. Los rusos que he entrevistado hablan de salarios parecidos a los rumanos, y los ucranianos y búlgaros hablan de salarios incluso más bajos. En Ucrania los más bajos están entre 35 y 50 euros al mes, y los medios están en torno a los 100 euros. En cambio los precios se acercan cada vez más a los occidentales, de forma que, como me comenta Leonila B., ucraniana que vive en Barcelona, buena parte de la población ucraniana no puede hacer allí otra cosa más que subsistir. Según Yaroslav G., miembro de una organización antirracista ucraniana, en las zonas urbanas e industriales el salario más generalizado está en torno a los 100 euros, pero 36 Réka Bors. Paper inédito. 126 baja a los 60 en las zonas agrarias. Intercambié información con una mujer que trabajaba para una revista en Kiev y estaba cobrando 80 € al mes. Lo que los ucranianos me han dicho es que la ropa es cara, tanto como aquí; lo único que está más equilibrado con el nivel salarial son los precios de la comida. También afirman que las parejas jóvenes no pueden comprar piso; su precio lo hace inaccesible para los trabajadores, pero además los intereses que se cobran por las hipotecas son muy altos. Leonila B. también resalta el hecho de que la sanidad ucraniana, que fue pública en la etapa comunista, se ha privatizado y ahora ha de pagarse, lo que priva de ella a buena parte de la población. Estos aspectos explican en parte las migraciones, aunque en el caso de Ucrania hay que añadir otro elemento importante que la ha favorecido: el accidente de Chernovil, que empobreció de forma drástica toda la zona colindante. Aquella zona ha ido quedando despoblada y sus habitantes han formado parte de los flujos migratorios dirigidos tanto hacia occidente como hacia otros países del área. La inmigración recibida en España procedente de la Europa del Este. En este apartado voy a detenerme ya sobre los datos disponibles de personas inmigradas en España procedentes de la Europa del Este, observando tanto los datos que a mediados de 2005 eran más recientes, como su evolución en los últimos años. Dos son las fuentes básicas: la que nos habla de personas con residencia legal que aporta el Observatorio Permanente de la Inmigración, perteneciente a la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales)37 y la que nos habla de empadronados en los municipios españoles aportada por el Instituto Nacional de Estadística. La 37 Desde mediados de 2004 quien da los datos es la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración que está en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, pero hasta entonces lo hacía Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración que estaba en el Ministerio del Interior. Los datos que yo utilizo en esta investigación, al ser de varios años, proceden de ambas fuentes. Pero en las dos etapas quien ha trabajado las estadísticas ha sido el Observatorio Permanente de la Inmigración, que pasó de un Ministerio al otro, por lo que, en realidad, la fuente es la misma. 127 diferencia entre ambas es fundamental, ya que la segunda incluye tanto a las personas con residencia legal como a las que se hallan en situación irregular, y da, por tanto, cifras mucho más altas que la primera. Interesan más, como es lógico, los datos del padrón, pero también es importante compararlos con los de residentes legales. Comenzaré por comentar los datos sobre personas de la Europa del Este con residencia legal en España. A uno de enero de 2005 había aproximadamente 205.000 residentes de esa procedencia, incluyendo Polonia y otros países de la Europa del Este que ya eran miembros de la Unión Europea.38 Ello constituía el 10,4 % del total de residentes extranjeros. Los rumanos eran el grupo más numeroso de la Europa del Este, aproximadamente la mitad del total, con sus 83.372 residentes que pueden verse en la tabla 8. Tabla 8. Personas con residencia legal en España de las nacionalidades señaladas. 1 de % enero de crecim 2005 . en 2004 83.372 52,5 1 de enero de 1999 1 de enero de 2000 1 de enero de 2001 1 de enero de 2002 1 de enero de 2003 1 de enero de 2004 Rumania 3.543 5.082 10.983 24.856 33.705 54.688 Bulgaria 2.336 3.013 5.244 9.953 15.495 24.369 32.244 32,3 Ucrania 599 1.077 3.537 9.104 14.861 21.579 27.461 27,3 Polonia 6.651 6.517 8.143 11.342 12.817 15.814 23.617 49,3 Rusia 2.251 3.055 4.835 7.543 9.448 12.087 14.233 17,8 719.647 801.329 895.720 1.109.060 1.324.001 1.647.011 1.977.291 20,1 Total extranjeros Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración). A lo largo de 2005 se produjo una regularización que se tradujo en un incremento notable de los datos de residentes (el número de residentes rumanos pasó a ser más del doble de los que había en enero, y los de los demás países crecieron también, aunque no tanto), pero los resultados de esa 38 El dato que ahí aporto no es exacto porque lo que encontramos en las fuentes estadísticas no son datos agrupados de la Europa del Este a la que yo me estoy refiriendo. Aparecen datos agrupados bajo el epígrafe “resto de Europa”, incluyendo ahí todos los países que no son de la Unión Europea. Pero en la Europa del Este a la que me estoy refiriendo hay países que ya están en la Unión Europea, como Polonia; y, por otra parte, en la agrupación que se hace bajo el epígrafe “resto de Europa” hay países que ni son de la UE ni son del Este. Teniendo esto en cuenta he hecho sumas y restas con datos disponibles y resulta ese dato aproximado de 128 regularización los comentaré más adelante. Aquí lo que quiero destacar es la evolución de los datos en los últimos seis o siete años. En la tabla 8 se observa que hasta 1999 los residentes de la Europa del Este eran muy poco numerosos, y que es a partir de 2001 cuando su crecimiento es mayor. Los polacos, que hasta 1999 constituían el grupo más numeroso vieron como en los años siguientes su crecimiento se ralentizaba en comparación con el de los otros grupos. En 2004 los polacos tienen un crecimiento fuerte que cabe atribuir a que su entrada en la Unión Europea sirvió, a pesar de la moratoria, para regularizar a muchos de los que se hallaban en situación irregular. Otro grupo que también ha tenido un crecimiento paulatino ha sido el de los rusos. En cambio, desde 2001 los rumanos crecen fuertemente y también lo hacen, aunque no en la misma proporción, los búlgaros y los ucranianos. A lo largo de 2004 el conjunto de la inmigración del Este con residencia legal creció significativamente. Según los datos aportados por el Observatorio Permanente de la Inmigración, la inmigración del Este creció en un 33 %.39 Viendo los datos que aporta el OPI por países, se observa que los inmigrantes del Este son, junto con los procedentes de algunos países latinoamericanos (Ecuador, Colombia y Argentina), los que más han crecido en los últimos años y particularmente en 2003 y 2004. En 2003 los porcentajes de crecimiento de Rumania (62,25 %) y Bulgaria (57,27 %) se situaron por encima de los latinoamericanos que más crecieron: Argentina (55,16 %), Ecuador (51,16 %) y Colombia (50,85 %).40 Y en 2004 Rumania volvió a dar el mayor porcentaje de crecimiento (52,5 %), seguido de Bulgaria (32,3 %), estando también por encima de los otros colectivos que más crecieron: Argentina (29,6 %), China (28,2 %) y Colombia (27,8 %).41 Así pues, por lo que se refiere a residentes 205.000 residentes. 39 Este porcentaje sale cuando se tienen en cuenta todos los países a los que me estoy refiriendo como Europa del Este, incluyendo los que entraron en la Unión Europea en 2004, ya que, a lo largo de 2004 pasan de 154.000 residentes (a uno de enero) a 205.000 residentes (a 31 de diciembre). Si, en cambio, sólo tenemos en cuenta los países que no son miembros de la Unión, podemos decir que la inmigración del Este creció en un 38,5 % (pasando de 121.944 a 168.900 residentes). 40 Balance 2003 de la Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración. Ministerio del Interior y del INE. 41 Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración). 129 legales, el mayor crecimiento en los últimos años lo han tenido los procedentes de la Europa del Este, y muy particularmente lo rumanos. Yendo ya a los datos del padrón municipal que, como he dicho, son de magnitud muy superior pues incluyen también a los inmigrantes sin residencia legal, lo que observamos es que a uno de enero de 2005 las personas de la Europa del Este que viven en España son 618.120.42 La enorme diferencia que hay entre este dato y el de residentes legales de la misma procedencia (205.000) lo que nos indica es que el porcentaje de personas en situación irregular era muy elevado. Luego comentaré este aspecto. Tabla 9. Personas empadronadas en España de las nacionalidades señaladas 1 de enero de 2001 1 de enero de 2002 1 de enero de 2003 1 de enero de 2004 1 de enero de 2005 Rumania 31.641 67.279 % crec. en 2001 112,6 137.347 % crec. en 2002 104,1 207.960 % crec. en 2003 51,4 314.349 % crec. en 2004 51,2 Bulgaria 12.035 29.741 147,1 52.838 77,7 69.854 32,2 91.339 30,8 Ucrania 10.318 26.278 154,7 42.098 60,2 52.748 25,3 65.096 23,4 Polonia 13.469 18.818 39,7 24.897 32,3 27862 11,9 35.962 29,1 Rusia 10.047 16.789 67,1 23.748 41,4 28451 19,8 35.942 26,3 Otros 18.109 52.343 189,0 67.657 29,3 64.650 -4,4 88.093 36,3 Total Este Eur 95.619 211.248 120,9 348.585 65,0 451.525 29,5 618.120 36,9 1.370.657 1.977.944 44,3 2.664.168 34,7 3.034.326 13,9 3.691.547 21,7 Total empadr. extranjeros Fuente: Elaboración propia. Datos del INE Veamos primero los datos recientes sobre empadronados por países, y su crecimiento en los años 2002, 2003 y 2004. En la tabla 9 se aprecia que a lo largo de 2002 la inmigración del Este creció en un 65,0 %, muy por encima de la media del conjunto de la inmigración que lo hizo en un 34,7 %; en 2003 creció en un 29,5 %, mientras que el conjunto de la inmigración lo hizo en un 13,9 %; y en 2004 creció en un 36,9 %, cuando el conjunto de la inmigración lo hizo en un 21,7 %. En esos tres últimos años la inmigración del Este ha crecido por encima de la media, pero especialmente lo ha hecho la inmigración 42 Sigo incluyendo Polonia y otros países de la Europa del Este que ya eran miembros de la Unión Europea. 130 rumana, que ha crecido por encima de todos los demás grupos, algo que observábamos también con los datos sobre residentes legales. Es interesante constatar que aunque los datos sobre residentes legales y los datos sobre empadronados son de muy diferente magnitud, el crecimiento que han tenido en los últimos años ha sido importante en ambos casos. Pero, en el caso de los procedentes de la Europa del Este, los crecimientos no han sido iguales, como se observa en la tabla 10. A lo largo de 2001 hubo un crecimiento fuerte tanto de residentes como de empadronados (en términos porcentuales); en 2002 crecieron mucho más los empadronados que los residentes, mientras que a lo largo de 2003 los empadronados crecieron menos que los residentes legales, y a lo largo de 2004 se equilibraron los porcentajes de crecimiento. Tabla 10. Crecimientos comparados entre personas con residencia legal y personas empadronadas, de los orígenes indicados. % crecim. en % crecim. en % crecim. en % crecim. en 2001 2002 2003 2004 Residen Empadr Residen Empadr Residen Empadr Residen Empadr tes onados tes onados tes onados tes onados Rumania 126,3 112,6 35,6 104,1 62,3 51,4 52,5 51,2 Bulgaria 89,8 147,1 55,7 77,7 57,3 32,2 32,3 30,8 Ucrania 157,4 154,7 63,2 60,2 45,2 25,3 27,3 23,4 Polonia 39,3 39,7 13,0 32,3 23,4 11,9 49,3 29,1 Rusia 56,0 67,1 25,3 41,4 27,9 19,8 17,8 26,3 Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) y del INE. El crecimiento de empadronados podría indicar que están entrando más personas en el país, ya que empadronarse es lo primero que pueden hacer; mientras que la adquisición de la residencia legal es algo que la mayoría hacen cuando ya llevan un tiempo en España (salvo los que entran por contratación en origen, pero éstos sólo son una pequeña minoría). Si esto es así, podemos decir que los años 2001 y 2002 fueron años de fuerte crecimiento porcentual de la entrada de inmigrantes del Este, mientras que en 2003 y 2004 este crecimiento disminuyó (aunque en términos absolutos el aumento de 131 empadronados haya seguido siendo importante). Podría considerarse que el hecho de que el uno de enero de 2002 dejase de ser necesario el visado para venir (como turista) desde Rumania y desde Bulgaria ha influido en esta dinámica, pero ello no explicaría el crecimiento que hubo en 2001, ni el hecho de que los ritmos de crecimiento hayan sido similares en los casos de la inmigración ucraniana y la rusa, cuando para estos países sigue siendo obligatorio el visado. Siguiendo con los datos sobre empadronados, podemos saber donde están esas personas de la Europa del Este, para lo que hemos de recurrir a la explotación estadística del INE que sólo nos da la información por Comunidades Autónomas y provincias. Tabla 11. Personas empadronadas en España, por comunidades autónomas, de las nacionalidades señaladas, a uno de enero de 2005. Total Total Eur Rumania Ucrania Bulgaria Polonia Rusia Extranj. del Este 416.582 57.916 25.901 8.748 5.040 1.883 6.835 Aragón 96.202 32.027 24.417 1.787 2.818 1.152 585 Asturias 26.680 3.490 1.201 486 245 589 296 Baleares 154.866 13.316 3.590 1.009 4.129 1.137 808 Canarias 219.941 9.719 2.065 567 1.324 773 1.068 Cantabria 20.502 4.221 1.601 651 445 111 413 Andalucía Castilla y León 90.161 27.675 7.924 845 15.808 1.287 556 Cast.-La Mancha 113.797 46.279 34.208 3.644 4.995 1.037 540 Cataluña 795.767 90.458 39.091 11.303 7.495 4.584 10.270 Com. Valenciana 572.853 127.009 59.771 13.109 19.973 4.041 8.716 Extremadura 24.956 3.017 2.049 253 192 102 145 Galicia 69.017 4.305 1.673 371 359 169 455 Madrid 766.673 160.268 95.644 15.051 21.646 17.707 3.088 Murcia 164.412 15.876 3.436 5.176 3.135 650 1.059 Navarra 49.547 7.134 1.945 880 2.754 318 337 País Vasco 72.767 7.705 4.245 854 502 340 541 Rioja (La) 30.992 7.682 5.580 361 478 80 229 Ceuta 2.959 16 7 0 1 1 0 Melilla 2.873 7 1 1 0 1 1 3.691.547 618.120 314.349 65.096 91.339 35.962 35.942 Total España Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE). 132 En la tabla 11 pueden verse los datos de los empadronados de los cinco países de la Europa del Este de los que hay mayor inmigración en España (Rumania, Bulgaria, Ucrania, Polonia y Rusia). Madrid es la Comunidad en la que se produce una mayor concentración de inmigrantes procedentes del Este (aproximadamente la cuarta parte del total), seguida por el País Valencià y Cataluña. Por detrás siguen Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y Castilla y León. No obstante, como se ve en la tabla 11, están presentes en todas las Comunidades. Proporcionalmente a la población extranjera total empadronada es importante su presencia en Castilla-La Mancha, donde la inmigración del Este es el 40 % de la población total inmigrada. Por países de origen, todos tienen mayor concentración numérica en Madrid, salvo los rusos, que se concentran más en Cataluña y en el País Valencià. Los rumanos tienen mayor concentración en Madrid y el País Valencià, seguidas de Cataluña y Castilla-La Mancha. Los búlgaros se concentran más en Madrid, el País Valencià y Castilla y León. Proporcionalmente a la población total es muy significativa la presencia de búlgaros en Castilla y León. Los ucranianos están más presentes en Madrid, el País Valencià y Cataluña. Tabla 12. Personas empadronadas, de las nacionalidades indicadas, en las provincias seleccionadas. Se seleccionan aquellas en las que hay más de 7.000 rumanos, o más de 3.000 búlgaros, o más de 3.000 ucranianos (a uno de enero de 2005). Rumania Bulgaria Ucrania Polonia Rusia 1.768 1.185 172 2.156 Almería 10.779 3.393 1.946 703 2.443 Málaga 4.558 1.711 1.198 569 497 Zaragoza 18.960 3.590 1.009 1.137 808 Baleares 4.129 715 70 880 31 Segovia 4.671 1.929 170 91 105 Valladolid 5.056 722 621 71 82 Ciudad Real 7.945 922 695 399 156 Toledo 13.240 3.069 6.052 Barcelona 15.873 3.819 5.822 1.243 2.045 410 474 Lleida 7.017 1.353 1.530 590 1.217 Tarragona 11.237 1.909 6.662 Alicante 12.175 6.652 6.712 637 893 477 378 Castellón 28.702 1.655 1.676 Valencia 18.894 12.684 5.504 17.707 3.088 Madrid 95.644 21.646 15.051 3.436 650 1.059 Murcia 3.135 5.176 Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE). 133 En la tabla 12 están los datos de las provincias en las que hay mayor población del Este. A los rumanos voy a referirme con más detalle en el apartado próximo. Aquí cabe resaltar que los búlgaros destacan en las provincias castellanas de Segovia y Valladolid y en las provincias valencianas de Valencia y Alicante (aparte de Madrid, que es donde su número es mayor). Los ucranianos también están en Madrid, en mayor número que en otros sitios, pero se puede resaltar su presencia numérica en las provincias de Valencia y Alicante y en la de Barcelona, así como en la provincia andaluza de Málaga. Visto cómo se reparten los inmigrantes del Este entre las distintas Comunidades y Provincias, interesa ahora comparar los datos sobre empadronados con los datos sobre residentes legales. Decía antes que la diferencia entre empadronados y residentes indica el grado de irregularidad existente. Pero se impone cierta reflexión previa sobre si los datos del padrón municipal reflejan bien la realidad de las personas inmigradas presentes en los municipios españoles. ¿Son fiables los datos del padrón cuando se refieren a extranjeros? ¿Se empadronan todos los inmigrantes? El interés de los inmigrantes por empadronarse creció con la ley 4/2000, debido a que comenzó a depender de ello el acceso a algunas prestaciones, especialmente la atención sanitaria (algo que no se modificó con la ley 8/2000 ni la 14/2003). Además, la regularización por arraigo, introducida en aquella ley, impulsaba también el empadronamiento como forma de demostrar la fecha desde la que el inmigrante se hallaba en España. En los años siguientes parece que los inmigrantes en situación irregular se han empadronado mayoritariamente. Pero la ley 14/2003, en vigor desde finales de 2003, representó un frenazo a esto, debido a que introdujo la posibilidad de que los datos del padrón sean utilizados por la policía. Además, hay algunas circunstancias que restan fiabilidad a los datos de padrón cuando se refieren a extranjeros. Cuando un español se cambia de municipio y se empadrona en el nuevo se le pregunta de qué municipio viene para darle de baja en él; en el caso de los extranjeros también se hace, pero, con ellos se practica mucho lo que se llama “empadronamiento por omisión”, que supone 134 dar por supuesto que no estaba empadronado antes en ningún sitio.43 En muchos casos es así pero en otros no, y si se empadrona por omisión a alguien que estaba ya empadronado en otro lugar quedará inscrito en los dos padrones. Hay, por otra parte, problemas con la grafía de los nombres de las personas. De modo que, cuando se envía la baja al municipio anterior puede producirse algún problema de variación en el nombre que lleve a que tal baja no se realice, sobre todo en el caso de los inmigrantes en situación irregular que no cuentan con un NIE (número de identificación de extranjero). Otro problema es que el tiempo que pasa entre el alta en un municipio y la baja en el anterior es bastante prolongado. Ello es así también para los españoles, de forma que los datos de padrón siempre están un poco inflados porque hay gente inscrita en dos municipios, pero en el caso de los extranjeros el problema se agrava porque su movilidad es mayor. Hay que tener en cuenta, además, que los Ayuntamientos se resisten bastante a hacer bajas porque ello les puede suponer merma en la recepción de fondos del Estado. Todo ello obliga a utilizar con ciertas reservas los datos del padrón, como señala Recolons, haciendo un análisis más amplio del que se ha hecho aquí acerca de la validez de esta fuente (2005: 50-51). Son datos que sirven como una aproximación a la realidad, pero no permiten concretar las cosas de forma exhaustiva. Dicho esto, paso a comentar las tablas en las que se comparan ambas fuentes de datos (residentes y empadronados). La primera de ellas, la tabla 13, se refiere a las personas procedentes de Rumania. En ella vemos que el 73,5 % de los rumanos, a uno de enero de 2005 (poco antes de iniciarse el proceso de normalización producido en este año) estaban potencialmente en situación irregular. Esta tasa de irregularidad potencial está muy por encima de la del conjunto de la población inmigrada, que en la misma fecha era del 46,4 %. De las seis comunidades autónomas en las que hay más rumanos, vemos que las 43 El término “empadronamiento por omisión” fue utilizado con un significado diferente durante el proceso de regularización que se desarrollo entre el siete de febrero y el siete de mayo de 2005. Se habló de “empadronamiento por omisión” para referirse al “empadronamiento retroactivo” que los ayuntamientos podían hacer a aquellas personas que pudiesen demostrar presencia en el municipio antes del siete de agosto de 2004, condición puesta para la regularización. Pero, en realidad, el término “empadronamiento por omisión” ya venía utilizándose con el significado que arriba está indicado: dar por supuesto que la persona que se 135 tasas de irregularidad eran mayores en Andalucía, el País Valencià, Castilla-La Mancha y Madrid, mientras que eran menores en Cataluña y Aragón. Tabla 13. Comparación entre personas con residencia legal y personas empadronadas procedentes de Rumania, a uno de enero de 2005, por CCAA. Empadronad. Residentes Diferencia Tasa irregul. 314.349 83.372 230.977 73,5 TOTAL 25.901 5.695 20.206 78,0 Andalucía 24.417 7.418 16.999 69,6 Aragón 1.201 190 1.011 84,2 Asturias 3.590 922 2.668 74,3 Baleares 2.065 618 1.447 70,1 Canarias 1.601 645 956 59,7 Cantabria 34.208 8.197 26.011 76,0 Cast - La Mancha 7.924 2.859 5.065 63,9 Castilla y León 39.091 14.388 24.703 63,2 Cataluña 59.771 13.984 45.787 76,6 Com. Valenciana 2.049 194 1.855 90,5 Extremadura 1.673 482 1.191 71,2 Galicia 95.644 24.095 71.549 74,8 Madrid 3.436 686 2.750 80,0 Murcia 1.945 637 1.308 67,2 Navarra 4.245 895 3.350 78,9 País Vasco 5.580 1.356 4.224 75,7 La Rioja Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración y del INE. Tabla 14. Comparación entre personas con residencia legal y personas empadronadas, procedentes de Bulgaria, a uno de enero de 2005, por CCAA. Empadr. Residentes Diferencia Tasa irreg. 91.339 32.244 59.095 64,7 TOTAL 5.040 1.411 3.629 72,0 Andalucía 2.818 1.110 1.708 60,6 Aragón 245 71 174 71,0 Asturias 4.129 1.469 2.660 64,4 Baleares 1.324 436 888 67,1 Canarias 445 223 222 49,9 Cantabria 4.995 1.597 3.398 68,0 Castilla - La Mancha 15.808 7.585 8.223 52,0 Castilla y León 7.495 3.233 4.262 56,9 Cataluña 19.973 4.812 15.161 75,9 Com. Valenciana 192 57 135 70,3 Extremadura 359 181 178 49,6 Galicia 21.646 7.838 13.808 63,8 Madrid 3.135 639 2.496 79,6 Murcia 2.754 1.211 1.543 56,0 Navarra 502 160 342 68,1 País Vasco 478 187 291 60,9 La Rioja Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración y del INE. empadrona no lo estaba antes en ningún otro municipio español. 136 En el caso de la inmigración procedente de Bulgaria (tabla 14) la tasa potencial de irregularidad es también alta, pero más baja que la rumana. De las seis comunidades autónomas donde hay más búlgaros, la mayor tasa potencial de irregularidad la tiene el País Valencià, seguida de Andalucía, mientras que donde esa tasa es menor es Castilla y León y en Cataluña. Tabla 15. Comparación entre personas con residencia legal y personas empadronadas, procedentes de Ucrania, a uno de enero de 2005, por CCAA Empadr. Residentes Diferencia Tasa irreg. 65.096 27.461 37.635 57,8 TOTAL 8.748 2.247 6.501 74,3 Andalucía 1.787 965 822 46,0 Aragón 486 284 202 41,6 Asturias 1.009 503 506 50,1 Baleares 567 286 281 49,6 Canarias 651 490 161 24,7 Cantabria 3.644 1.612 2.032 55,8 Castill- La Mancha 845 613 232 27,5 Castilla y León 11.303 6.506 4.797 42,4 Cataluña 13.109 4.781 8.328 63,5 Com. Valenciana 253 91 162 64,0 Extremadura 371 183 188 50,7 Galicia 15.051 5.697 9.354 62,1 Madrid 5.176 2.223 2.953 57,1 Murcia 880 453 427 48,5 Navarra 854 331 523 61,2 País Vasco 361 184 177 49,0 La Rioja Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) y del INE. Por lo que se refiere a los ucranianos (tabla 15), cabe decir que su tasa de irregularidad potencial es la más baja de los tres colectivos comentados. De las seis comunidades autónomas donde hay más ucranianos, las tasas de irregularidad más altas se dan en Andalucía, el País Valencià y Madrid, mientras que la más baja se da en Cataluña. Evolución de la inmigración rumana en España y Cataluña. Me refiero ya sólo a la inmigración rumana, para ver su ritmo de llegada, a España y Cataluña, y los datos disponibles sobre su actual realidad. Cabe 137 señalar el año 1995 como el de inicio de esta inmigración de forma significativa, porque los rumanos que habían venido antes eran muy pocos. Aunque si hablamos de inmigración significativa, podríamos incluso señalar el año 1999 como el de inicio, ya que hasta ese año fue poco apreciable dentro del conjunto de la inmigración que España estaba recibiendo. Antes de esas fechas ya habían venido algunos rumanos a Cataluña. En el capítulo tercero mencioné una emigración que se produce en Rumania después de la Segunda Guerra Mundial, cuya naturaleza es muy específica, ya que se trata de personas que pertenecieron a las organizaciones de extrema derecha o anticomunistas que huyeron de la Rumania comunista. Es una migración con destino a España, compuesta por unas diez mil personas, de las que dos o tres mil se instalaron en Cataluña. Aurel B., cura de la iglesia ortodoxa de la Gran Via de Barcelona, que llegó aquí procedente de Rumania en 2001, contactó con algunas de esas personas, y dice que de aquellos dos o tres mil no quedan vivos muchos más de un centenar. Hay una segunda migración hacia España producida tras la Primavera de Praga del 68. Entonces Ceaucescu se opuso a la invasión soviética de Checoslovaquia y se ganó la simpatía de los países occidentales. Como resultado de la mejora de sus relaciones con la Europa Occidental permitió la salida de cierto número de personas. Aurel B. también contactó con algunas de ellas al llegar a Barcelona y dice que se trata básicamente de profesionales; entre ellas hay médicos, profesores, músicos del Liceo, etc. Pero, como decía, lo que podemos denominar la actual inmigración rumana es la que empieza a llegar en torno a 1995. Ésta tiene dos ciudades iniciales de destino, que son Coslada (Madrid) y Castellón de la Plana. Otro punto de entrada de aquellos años es Almería, al menos para la inmigración procedente de Teleorman (provincia del sur de Rumania), según resaltan Serban y Grigoras (2002: 101), quienes hablan de Madrid y Almería como principales puertos de entrada. El estudio de Serban y Grigoras sobre la emigración de Dobrotesti (municipio de la provincia de Teleorman) nos permite conocer que uno de los primeros canales migratorios que se establecen entre Rumania y 138 España es el que se produce entre ese municipio y las provincias españolas mencionadas, tratándose, además, de personas pertenecientes a la religión adventista que es minoritaria en Rumania. Tal canal ya estaba establecido a finales de los noventa, y a principios de los dos mil esos autores afirman “que el número de habitantes [de aquel municipio rumano] que han ido a España es mucho mayor que a los demás países, y que la emigración a España no tiene un carácter esporádico, como lo tiene la emigración a Alemania, Italia, Israel, Turquía y Chipre. Los viajes a España, iniciados en 1995, son ya un rasgo permanente de la emigración en el municipio” (2002: 98). El salto importante en la dimensión migratoria se da entre 1999 y 2000, y aumentaría aún más en 2001 y en 2002 (el uno de enero de este año se elimina la necesidad de solicitar visado para venir a España en viajes de turismo). Madrid es la provincia en la que más se concentran, especialmente en Coslada, Alcalá de Henares y Arganda del Rey. Los rumanos empadronados en la provincia de Madrid, en 1999, eran 870, y en 2000 pasaron a ser 4.888. El salto es importante, pero aún lo es más el crecimiento posterior, ya que a uno de enero de 2003 los rumanos empadronados en la provincia de Madrid eran 47.442, y a uno de enero de 2005 eran 95.644 Por detrás de Madrid, la Comunidad Autónoma en la que se ha ido produciendo una mayor concentración de Rumanos es el País Valencià, donde, a uno de enero de 2005, los empadronados eran 59.771 (tabla 11). Estos se reparten entre las tres provincias valencianas, pero su concentración en Castellón de la Plana merece especial mención, ya que no siendo ésta una provincia de las de mayor número de habitantes, es la segunda de España en número de rumanos, y, por supuesto, la primera en proporción de rumanos respecto a su población. En esta provincia se produce además un hecho curioso, y es que hay muy pocos búlgaros y ucranianos; éstos son numerosos en el conjunto del País Valencià (como se ve en la tabla 12), pero están en las otras dos provincias. Es decir, parece como si la concentración de rumanos en Castellón hubiese impedido la de los otros dos colectivos. 139 Las otras Comunidades Autónomas donde se han concentrado más los rumanos son, en primer lugar, Cataluña y Castilla-La Mancha, y en número algo inferior, Andalucía y Aragón (tabla 11). Volviendo a la tabla 12 para ver los datos por provincias, cabría decir que si esta investigación hubiese tenido como marco territorial el conjunto del Estado español, las provincias elegidas para desarrollarla podrían haber sido Madrid, Castellón de la Plana, Zaragoza, Barcelona y Toledo. Estas son las provincias (además de Valencia) con mayor número de rumanos empadronados, y también son las que cuentan con mayor número de rumanos con residencia legal. Por lo que se refiere al ritmo de crecimiento de rumanos en los últimos años en el conjunto del Estado español, ya señalé que se ha mantenido un incremento continuo, tanto de empadronados como de personas con residencia legal. Pero, como ya dije respecto al conjunto de la inmigración del Este, los ritmos de crecimiento de empadronados y residentes no han ido del todo parejos: en 2001 crecieron mucho, tanto los residentes (en un 126,3 %) como los empadronados (en un 112,6 %). Al año siguiente, en 2002, crecieron mucho más los empadronados (en un 104,1 %) que los residentes legales (que lo hicieron en un 35,6 %), lo que indica que el ritmo de entrada fue mayor que el de legalización administrativa y que, por tanto, se incrementó la irregularidad. Después, en 2003, crecieron menos los empadronados (en un 51,4 %) que los residentes (que lo hicieron en un 62,3 %), lo que supuso mejora de la legalidad administrativa, y en 2004 se igualaron ambos crecimientos (en torno al 52 %). Este ritmo de crecimiento de la inmigración rumana es el más alto de todos los colectivos (de las distintas procedencias de todo el mundo) que tienen un número destacado de personas viviendo en España. En cuanto a empadronados, en los últimos años los rumanos han crecido más que ningún otro colectivo, si bien en 2004 su porcentaje de crecimiento (un 51,2 %) quedó por detrás del de los bolivianos (que crecieron en un 85 %). Y, en cuanto a personas con residencia legal, el mayor porcentaje de crecimiento lo dan los rumanos, también en 2004. En este año crecieron en un 52,5 %, seguidos de los búlgaros (que crecieron en un 32,3 %) y de los argentinos (29,6 %) y de los chinos (28,2 %). 140 El fuerte ritmo de crecimiento de los rumanos está suponiendo que cada año aventajen en número a más colectivos. A uno de enero de 2003 el colectivo rumano era, numéricamente, el quinto grupo en toda España, de acuerdo con los datos de padrón. A uno de enero de 2004 era ya el cuarto grupo, y a uno de enero de 2005 era el tercer grupo, sólo aventajado por el colectivo marroquí y por el ecuatoriano. A uno de enero de 2005 había ya cuatro las comunidades autónomas en las que los rumanos eran el colectivo más numeroso: Aragón, Castilla-La Mancha, el País Valencià y La Rioja; y también lo eran en 10 provincias: Huesca, Teruel, Zaragoza, Burgos, Albacete, Cuenca, Ciudad Real, Guadalajara, Toledo y Castellón de la Plana. Había, además, otras 11 provincias en las que eran el segundo colectivo (Almería, Córdoba, Granada, Huelva, Valladolid, Lleida, Tarragona, Valencia, Badajoz, Murcia y Madrid).44 Todo ello da una idea clara de que la inmigración rumana es, en estos últimos años, la más activa. Pero, además, cabe tener en cuenta que de los otros dos colectivos que numéricamente están por delante del colectivo rumano, el marroquí crece muy moderadamente y el ecuatoriano no crece apenas nada desde hace dos años (a lo largo de 2004 los empadronados ecuatorianos sólo crecieron en un 3,4 %). Por otra parte, lo que también nos muestran los datos es que la inmigración rumana se está repartiendo por toda la geografía española. Se ha convertido en la más numerosa en provincias en las que hasta hace poco apenas había inmigración, al tiempo que es también muy importante en otras de mucha inmigración como Madrid. Entrando ya en los datos de Cataluña, lo primero a señalar es que aquí los rumanos eran, a principios de 2005, el 4,9 % de la población extranjera. Se trata de una proporción menor a la que tienen en España, donde eran el 8,5 % de los extranjeros, en ambos casos de acuerdo con los datos del padrón de uno de enero de 2005. Lo mismo se observa, aunque con porcentajes distintos, 44 Datos del INE. 141 cuando lo que comparamos son datos de residentes legales, como se ve en la tabla 16. Tabla 16. Porcentajes de residentes y empadronados rumanos en España y Cataluña, a uno de enero de 2005 Porcentaje de rumanos Total respecto del total de Rumanos extranjeros extranjeros Residentes legales en España 83.372 1.977.291 4,2 % Residentes legales en Cataluña 14.388 462.046 3,1 % 314.349 3.691.547 8,5 % 39.091 795.767 4,9 % Empadronados en España Empadronados en Cataluña Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) y del INE. Mientras los rumanos son, en España, el tercer grupo por número de empadronados (a uno de enero de 2005), en Cataluña son el 4º (por detrás de marroquíes, ecuatorianos y colombianos). Y por lo que se refiere a personas con residencia legal, los rumanos son el sexto grupo en Cataluña (por detrás de los marroquíes, los ecuatorianos, los chinos, los peruanos y los colombianos). Tabla 17. Crecimiento comparado, entre España y Cataluña, del número de rumanos empadronados. En España En Cataluña Crecimiento, a lo largo de 2002 104,2 % 131,5 % Crecimiento, a lo largo de 2003 51,4 % 62,0 % Crecimiento, a lo largo de 2004 51,2 % 60,3 % Fuente: Elaboración propia. Datos del INE. Ahora bien, aunque los rumanos están en menor proporción en Cataluña que en España, su ritmo de crecimiento está siendo mayor en Cataluña, como 142 puede verse en la tabla 17. Aquí el número de rumanos empadronados ha pasado, en tres años, de 6.504, que había el uno de enero de 2002, a 39.091 que había el uno de enero de 2005. La distribución de los rumanos en las cuatro provincias de Cataluña puede verse también con los datos de residentes legales y con los datos de empadronados. La tabla 18 nos muestra que los rumanos están distribuidos por las cuatro provincias, pero, proporcionalmente al conjunto de los extranjeros, destacan más en Lleida y Tarragona. Volvemos a encontrarnos aquí con esta característica de dispersión territorial de la inmigración rumana. Tabla 18. Residentes y empadronados rumanos en Cataluña a uno de enero de 2005 Barcelona Girona Lleida Tarragona Cataluña Con residencia legal Residentes rumanos Total residentes extranjeros % de rumanos 5.036 1.548 4.235 3.569 14.388 314.753 64.931 32.858 49.504 462.046 1,6 2,4 12,9 7,2 3,1 Empadronados Empadronados rumanos Total empadronados extranjeros % de rumanos 15.873 4.964 7.017 11.237 39.091 567.655 99.974 44.654 83.484 795.767 2,8 5,0 15,7 13,5 4,9 Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) y del INE. Veamos en qué municipios catalanes se encuentran más concentrados los rumanos. La mejor forma de verlo sería acceder a los datos del padrón municipal de los Ayuntamientos, pero los datos disponibles sobre los municipios, cuando estoy cerrando esta investigación, son los de uno de enero de 2004. Para adentrarme en los datos a uno de enero de 2005 he recurrido a otra fuente: la que aporta el Servei Català de la Salut sobre personas 143 extranjeras que cuentan con extensión de cobertura sanitaria. Lo que esto significa es que tienen una cobertura sanitaria que no procede de altas en Seguridad Social, y por tanto, de forma generalizada corresponderá con personas que se hallan en situación irregular. Para obtener este tipo de tarjeta sanitaria es necesario estar empadronado, pero no todos los empadronados la tienen, ya que no se obtiene automáticamente al empadronarse sino que debe ser solicitada por el interesado. Esta fuente de datos, por tanto, no nos dice cuantos rumanos hay en cada municipio, pero, como luego explicaré, sí nos da una idea sobre los municipios en los que hay más rumanos. A uno de enero de 2005 había en Cataluña 299.943 personas extranjeras con extensión de cobertura sanitaria, de acuerdo con las estadísticas del Servei Català de la Salut. Un dato que concuerda bastante bien con el número de personas en situación irregular que se deduce de restar los residentes legales de los empadronados (333.721).45 De ellas, 18.385 eran rumanas, constituyendo el cuarto grupo por número de personas con extensión de cobertura sanitaria, por detrás de los marroquíes (50.260), los ecuatorianos (48.334) y los colombianos (20.992) En la tabla 19 muestro cómo se distribuían por provincias esos 18.385 rumanos con extensión de cobertura sanitaria, así como los municipios de Cataluña en los que había más de 100. En esta tabla aparecen 37 municipios, pero he de decir que los he seleccionado de la estadística Servei Català de la Salut, en la que aparecen 460 municipios en los que hay rumanos en esa situación, lo que una vez más nos habla de la dispersión de la inmigración rumana. He de aclarar que, aunque esta estadística se refiere a rumanos que se hallan en situación irregular, los municipios que se mencionan no tienen porqué coincidir exactamente los que mayor número de irregulares tengan, ya que habrá lugares en los que haya muchos irregulares que no se han 45 Esta coincidencia con dos fuentes de datos tan claramente diferenciadas indica que en enero de 2005, antes de que se iniciase el proceso de normalización (regularización) producido en este año, el número de inmigrantes en situación irregular en Cataluña podía estar en torno a los 300.000, y, por tanto, la regularización no alcanzó ni al 50 %. 144 empadronado, y lugares en los que haya muchos empadronados irregulares que no han solicitado la tarjeta sanitaria. Tabla 19. Municipios con mayor número de rumanos con extensión de cobertura sanitaria en Cataluña, a uno de enero de 2005 (seleccionados los municipios con más de 100 rumanos en esa situación). PROVINCIA BARCELONA Badalona Barcelona Castelldefels Granollers L’Hospitalet de Llobregat Igualada Manresa Mollet del Vallès El Prat de Llobregat Ripollet Sabadell Santa Coloma de Gramenet Terrassa Vilanova i la Geltrú PROVINCIA GIRONA Blanes Figueres Girona Lloret de Mar Palafrugell PROVINCIA LLEIDA Balaguer Cervera Lleida Mollerussa PROVINCIA TARRAGONA Alcanar L’ametlla de Mar L’arboç Cambrils La Sénia Gandesa El Perelló Reus Sant Carles de la Ràpita Tarragona Tortosa Ulldecona Valls Deltebre Camarles Salou TOTAL CATALUÑA Rumanos con extensión cobertura 7.589 387 2.102 299 105 414 132 221 118 111 124 453 233 112 344 2.613 123 192 362 266 213 2.263 317 120 516 141 5.920 404 110 133 114 521 167 106 762 329 634 257 356 105 177 102 229 18.385 Población total (enero 2004) 5.117.885 214.874 1.578.546 53.964 56.456 250.536 35.195 68.505 50.691 63.148 33.605 193.338 116.503 189.212 59.409 636.198 37.032 83.531 26.557 19.813 19.813 385.092 14.540 8.564 119.935 11.087 674.144 8.868 6.032 4.164 24.604 5.735 2.882 2.282 96.642 12.594 123.584 31.979 6.056 22.237 10.757 3.101 18.238 6.813.319 Fuente: Elaboración propia. Datos del Servei Català de la Salut y del INE. 145 Proporción 0,1 0,2 0,1 0,6 0,2 0,2 0,4 0,3 0,2 0,2 0,4 0,2 0,2 0,1 0,6 0,4 0,3 0,2 1,4 1,3 1,1 0,6 2,2 1,4 0,4 1,3 0,9 4,6 1,8 3,2 0,5 9,1 5,8 4,6 0,8 2,6 0,5 0,8 5,9 0,5 1,6 3,3 1,3 0,3 Pero dicho esto, creo que sí se puede aventurar que los municipios que aparecen en la tabla 19 coincidirán bastante bien con los que tienen más rumanos en situación irregular; y, teniendo en cuenta que la irregularidad era la situación de la mayoría de los rumanos en enero de 2005, puede también aventurarse que coincidirán relativamente bien con los que tienen más población rumana. Para confirmar esto, he consultado los datos sobre empadronados rumanos en los municipios catalanes, aunque referidos a enero de 2004, ya que, como he dicho antes, los de enero de 2005 no estaban aún disponibles en el momento de la consulta, y puedo decir que la coincidencia entre los municipios señalados en la tabla 19 y los que en 2004 tenían mayor número de rumanos es prácticamente total. Por tanto, aunque no se puede asegurar que esos municipios fuesen los que en 2005 tuviesen mayor número de rumanos, sí se puede suponer que la realidad será muy parecida a lo aquí señalado. En la tabla 19 está añadida, además, la población del municipio, para averiguar la importancia proporcional que los rumanos tienen en la misma, lo que se muestra con una última columna de porcentajes. El único interés que tiene esa columna es el de ordenar los municipios en los que los rumanos pueden estar en mayor proporción respecto a la población total, pero esos porcentajes no tienen ningún otro valor, ya que los rumanos que en esa tabla aparecen no son todos los que hay en los municipios (sólo son los que tienen extensión de cobertura sanitaria). Además, los datos de la columna sobre población total son los del padrón del uno de enero de 2004 (aunque la población total de los municipios cambia poco de un año a otro), lo que también quita precisión a los porcentajes de la última columna. Una vez señalados los municipios de Cataluña en los que hay una mayor concentración de población rumana, he elegido algunos de ellos para desarrollar el trabajo de campo de esta investigación. En la tabla 19 se observa que en la provincia de Barcelona, aparte de la capital (por los números absolutos), cabría centrar la atención en Castelldefels y en Vilanova i la Geltrú. 146 En la provincia de Girona el interés podría centrarse en Lloret. En la de Lleida en Balaguer, Cervera y Mollerusa. Y en la de Tarragona sería donde encontraríamos mayor número de municipios en los que la proporción de rumanos los situaría como objeto del interés de este estudio. Finalmente he optado por realizar el trabajo de campo principalmente en Barcelona, en Castelldefels y en la comarca de El Montsià (que agrupa a la mayoría de los municipios de la provincia de Tarragona que aparecen en la tabla 19), aunque también he hecho parte del mismo en otros municipios. En Barcelona ciudad, a uno de enero de 2005, de acuerdo con los datos del padrón municipal, los rumanos eran 4.049 (a lo largo de 2004 habían crecido en un 31,3 %).46 En este municipio aún no son uno de los grupos más importantes (concretamente son la 14ª nacionalidad por número de empadronados entre los no comunitarios), pero sí uno de los que crecen más rápidamente.47 La consulta realizada sobre los datos del padrón municipal de Castelldefels la confirma como una de las ciudades en las que puede centrarse esta investigación. Castelldefels tenía, a uno de enero de 2005, 57.389 habitantes, y un total de extranjeros empadronados de 10.903, es decir, el 19 % de la población. En ese total de extranjeros había 101 nacionalidades distintas; las 10 primeras son las que aparecen en la tabla 20, y entre ellas vemos que los rumanos son el segundo grupo en cuanto a número de empadronados. Los 986 rumanos que figuran en la tabla 20 constituyen un dato bien distinto de los 299 que, en la misma fecha, tenían cobertura sanitaria estando en situación irregular (tabla 19). Ello nos sitúa ante la posibilidad de que muchos de los que se hallaban en situación irregular y estaban empadronados podrían no tener 46 Datos en: http://www.bcn.es/estadistica/catala/dades/inf/est/pobest/index.htm (última consulta: noviembre 2005) 47 A modo comparativo puede señalarse que, a uno de enero de 2005, los rumanos empadronados en la ciudad de Madrid eran 30.252, y eran allí la 3ª nacionalidad no comunitaria por número de empadronados. Su crecimiento en 2004 había sido del 42 %, dato muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que los otros dos grupos con mayor número de empadronados en Madrid, los ecuatorianos y los colombianos, en ese año ya no habían crecido. Los datos están en: http://www.munimadrid.es/estadistica/ (última consulta: noviembre 2005) 147 resuelta la cobertura sanitaria.48 Volveré sobre este aspecto en el último capítulo. Tabla 20. Extranjeros empadronados en Castelldefels a uno de enero de 2005 (los 10 orígenes con más empadronados). País de nacimiento Empadronados Argentina 1.477 Rumania 986 Italia 958 Francia 779 Alemania 728 Uruguay 694 Marruecos 685 Colombia 659 Ecuador 385 Brasil 358 Total extranjeros 10.903 Fuente: Padrón municipal Los datos de la provincia de Tarragona, vistos en la tabla 19, nos muestran un conjunto de municipios en los que la población rumana es importante, pero lo más significativo es que buena parte de ellos pertenecen a la misma comarca: El Montsià, la comarca más meridional de Cataluña. Ahí están La Sènia, Ulldecona, Alcanar y Sant Carles de la Rápita, municipios situados, a su vez, en la zona más meridional de la comarca, la más cercana a Castellón de la Plana. Al acudir a la fuente principal de datos de población que es el padrón municipal, lo que puede verse es que se confirma plenamente el interés de la comarca de El Montsià en esta investigación sobre inmigración rumana en Cataluña. A uno de enero de 2005, los rumanos son el primer colectivo de inmigrantes en la 48 En realidad no podemos saber cuántos eran los que no tenían cobertura sanitaria, ya que a los 299 que, estando en situación irregular, sí tenían cobertura sanitaria, hay que añadir los que estaban en situación legal (que tenían la cobertura sanitaria por su alta en la Seguridad Social), más los que, estando también en situación irregular, tenían ya solicitada la tarjeta sanitaria pero aún estaba en trámite. En este último caso, no figuraban en la estadística de tarjetas sanitarias, pero ya podían recibir atención sanitaria. 148 comarca (3.425 personas), seguido por los marroquíes (1.375 personas), y por los ecuatorianos (903 personas). Tabla 21. Datos de población de la comarca de El Montsià, según el padrón a uno de enero de 2005. Total población Población extranjera Rumanos Amposta (la capital) 18.842 2.334 365 Sant Carles de la R. 13.234 1.831 712 Alcanar 9.339 1.759 684 Ulldecona 6.547 1.635 622 La Sènia 6.115 1.167 912 64.864 9.874 3.425 Total Comarca Fuente. Elaboración propia. Datos del Consell Comarcal de El Montsià. En la tabla 21 puede verse que el número de rumanos ya es importante en Amposta, la capital de la comarca, pero aún lo es más en los otros cuatro municipios. En relación con la población total del municipio, lo más destacado es la proporción de rumanos que hay en La Sènia, donde son el 15 % de la población. Éste es el municipio de Cataluña con mayor porcentaje de rumanos entre su población. 149 TERCERA PARTE INMIGRACIÓN RUMANA EN CATALUÑA. PROCESOS MIGRATORIOS 151 CAPÍTULO 5. PROCESO MIGRATORIO Quiénes emigran y por qué. Su situación en el país de origen. Las zonas de procedencia de los rumanos que han emigrado, su distribución por sexo, sus edades, su nivel de estudios, el tipo de trabajo que realizaban allí, los ingresos que tenían, y otros aspectos de este tipo, nos permiten adentrarnos en el conocimiento de quiénes son los emigrantes que salen de Rumania (o los inmigrantes que nos han venido a Cataluña). Abordaré en este apartado algunos de esos aspectos, sobre todo los relacionados con la situación que tenían en el país de origen. En relación con las zonas de procedencia parece que la emigración rumana no presenta la característica de una localización homogénea en origen, a la manera como ocurre en el caso de otras migraciones, como la china, que en su mayor parte procede de una misma provincia, Zhejiang, provincia costera situada al Este de la China, o la paquistaní, que mayoritariamente procede de la región de Punjab y, sobre todo, de la ciudad de Gujrat. La emigración rumana está saliendo de todas las provincias y más o menos en la misma proporción entre las zonas rurales y las urbanas. Así lo afirma Marcela T., presidenta de la asociación de rumanos en Cataluña ASOCROM, señalando que entre sus asociados y los que visitan la asociación hay gente de todas las provincias rumanas. Los demás entrevistados manifiestan la misma opinión, aunque algunos resaltan más unas provincias rumanas que otras como zonas de procedencia. 153 También se menciona alguna localidad pequeña de la que la mayor parte de su población está en España, como es el caso de Feldru, municipio de unos 8.000 habitantes, de la provincia de Bristrita, en el norte de Rumania, que tiene más población aquí que allí. Las personas entrevistas para esta investigación, sin que el lugar de procedencia fuese un motivo utilizado para seleccionarlas, resultaron ser de lugares muy variados de Rumania. El grupo más numeroso de ellas son las procedentes de Bucarest; por detrás siguen en número las procedentes de varias provincias de Transilvania (Cluj, Alba y Brasov), situadas en el centro de Rumania; después vienen las procedentes de varias provincias del Sur (Teleorman, Olt y Dolj); después las de varias provincias del Oeste (Timis y Bhior); y, por último, también hay algunas de una provincias del Sudeste (Buzau y Ialomita). De las provincias del Norte sólo hay una persona entre los entrevistados, de Suceava, pero en la comarca de El Montsià me comentaron que había bastantes inmigrantes de esas provincias. Sobre la procedencia más rural o más urbana de la emigración rumana, Lazaroiu (2003: 40) señala que el número de emigrantes procedentes de las zonas rurales es similar al de los que proceden de las zonas urbanas, algo que se ve en la tabla 22 (que se muestra más adelante), en la que figura el porcentaje de emigrantes que salen de las grandes ciudades (52 %) Hay, no obstante, algunas provincias en las que la emigración es mayor. Sandru (2002: 88) señala que las provincias que emiten más emigrantes no son las de mayor pobreza, sino más bien lo contrario. En mi investigación esto parece confirmarse ya que Bucarest y las provincias situadas más al Oeste aparecen con mayor frecuencia, no sólo como lugar de origen de los entrevistados, sino también en los comentarios que ellos hacen sobre el lugar de origen de la mayoría de los rumanos que están en Cataluña. Precisamente las zonas de mayor desarrollo económico son la capital, Bucarest, y el Oeste, más cercano a la frontera con Hungría. 154 A pesar de que, como ya señalé, los rumanos están muy distribuidos por toda la geografía catalana, y de que proceden de los puntos más diversos de la geografía rumana, se dan algunas correspondencias, en el sentido de que en algunos municipios catalanes se concentra mayor número de personas procedentes de determinados municipios o provincias de Rumania. En Castelldefels hay cierta concentración de personas que proceden de Alba Iulia (y, en menor medida, de Cluj Napoca); en La Sènia la mayoría proceden de Bihor; en Arbùcies buena parte de los rumanos proceden de algunos municipios del norte de Moldavia. Estas correspondencias se daban más al inicio de la inmigración rumana (entre 1999 y 2002) ya que en los últimos años se ha incrementado mucho la diversificación de puntos de origen y de destino. Son correspondencias que también han sido observadas por otros autores fuera de Cataluña: Viruela, por ejemplo, señala que “entre los rumanos que viven en Castelló hay una destacada representación de Targoviste, a pocos kilómetros de Bucarest” (2004: 240) Por lo que se refiere a la distribución por sexo, puede decirse que emigran tanto los hombres como las mujeres, aunque en una proporción algo mayor de los primeros. No dispongo de datos del conjunto de la emigración rumana, pero, de la inmigración que tenemos en España, el 41,1 % son mujeres y el 58,8 % son hombres.49 Cuando los que emigran son parte de parejas formadas en Rumania, suele cumplirse una regla que no se da en todos pero sí en muchos procesos migratorios: que los hombres salen antes que las mujeres. Esto es lo más común, pero también se da el hecho de que salga antes la mujer. En el apartado siguiente volveré sobre este aspecto al comentar los procesos de reagrupación familiar. En cualquier caso, en la distribución por sexo de la inmigración rumana que hay en España se está produciendo una clara tendencia al equilibrio: si en 2005 las mujeres eran el 41,1 %, tan sólo un año antes eran el 38,0 %,50 lo que supone una subida de tres puntos porcentuales en un año. Teniendo en cuenta 49 Datos de marzo de 2005 del Observatorio Permanente de la Inmigración. Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración. 50 Anuario Estadístico de Extranjería 2003 (2004: 176). 155 que la inmigración rumana es muy reciente, puede decirse que la tendencia al equilibrio está siendo muy rápida. Por lo que se refiere a la edad me limitaré a señalar que la media de edad de los residentes rumanos que hay en España es de 30 años (Anuario Estadístico de Extranjería 2003, 2004: 176), siendo de 29 años la de las mujeres y de 31 años la de los hombres. Entro ya en los aspectos que se refieren a la situación que tenían los inmigrantes en el país de origen y los motivos que los llevaron a emigrar. Aclaro, de entrada, que aquí voy a referirme sólo al sector mayoritario de la inmigración rumana, que son los no gitanos. A los gitanos rumanos les dedico un capítulo aparte (el siguiente), debido, como ya dije en el capítulo sobre metodología, a que los procesos migratorios de ambos grupos son bastante diferentes. Pero, una aclaración más, no todos los gitanos rumanos que han emigrado lo han hecho siguiendo las pautas que se presentan como específicas de ellos. Ello quiere decir que hay inmigrantes gitanos que están siguiendo aquí los itinerarios de los demás rumanos (no gitanos), que trabajan en las mismas cosas (construcción, etc.), que visten más o menos como ellos y que, por tanto, no son distinguibles a primera vista del resto de los inmigrantes rumanos. Pues bien, estos gitanos pueden estar perfectamente incluidos en lo que trato en este capítulo; mientras que el capítulo siguiente a quienes se dedica es a los gitanos “distinguibles”, es decir, a los que están siguiendo pautas y trayectorias singulares y distintas del resto de los inmigrantes rumanos. En los actuales procesos migratorios la motivación económica aparece siempre como la determinante: la necesidad de trabajo; de un trabajo mejor pagado que los que hay en el país de origen, que permita enviar dinero a la familia, etc. Los motivos económicos son, sin duda, de gran importancia para explicar las migraciones de tipo laboral y concretamente la que estamos recibiendo de Rumania. Pero existen otros motivos que, según los entrevistados, acaban siendo igualmente determinantes para explicar la toma de una decisión tan difícil y compleja como es la de emigrar. En las entrevistas que he realizado, 156 me han hablado de necesidad de buscar entornos sociales de mayor libertad, de menos corrupción, etc. Me han hablado de que la idea de la emigración está sobrevalorada entre los jóvenes, es decir, de dinámicas, en las localidades de origen, por las que emigrar se convierte en la salida mejor valorada, etc. En este apartado voy a repasar estos aspectos, tratando de aproximarme a las características de las personas que optan por la emigración. La motivación económica. Me referiré, en primer lugar, a los motivos económicos, que parecen hallarse en la base de la opción migratoria, según lo que transmiten los inmigrantes rumanos en las entrevistas que he realizado, y lo que se afirma en otras investigaciones consultadas. Muchos autores han hablado de las variaciones que se producen en la probabilidad de la migración, en función de factores económicos tanto del país de origen como del de destino. Comentando la teoría del capital humano, Carrasco señala estas variables: los salarios y las oportunidades de empleo en el país de origen, los salarios y las oportunidades de empleo en el país de destino, y los costes del trayecto. Esta autora dice que “a) una mejora en las oportunidades de empleo y salario disponibles en el país de destino aumentarán las ganancias netas de emigrar y, por tanto, aumentará también la probabilidad de hacerlo; b) una mejora en las ganancias esperadas en el país de origen reducirá las ganancias netas de emigrar y, por tanto, disminuirá la probabilidad de hacerlo, y c) un aumento en los costes del traslado reducirá las ganancias netas de emigrar y, por tanto, reducirá la propensión a emigrar” (Carrasco, 2003: 97) En el caso de la inmigración rumana, ya señalé que no es el desempleo el aspecto más destacado por los propios informantes, sino que lo es el bajo nivel salarial existente en aquel país. El perfil del inmigrante rumano no es el de alguien que se encontraba en situación de desempleo, sino el de alguien que trabajaba, pero con un salario que apenas permitía la subsistencia, o el de alguien a punto de insertarse en el mercado laboral, pero que no quería hacerlo en aquellas condiciones. 157 Tabla 22. Rasgos sociológicos de la emigración rumana. % entre los emigrantes Hombres 71 18-35 años de edad 45 Nivel alto de estudios 57 Trabajadores cualificados antes de 1989 35 Desempleados 14 Trabajadores cualificados actualmente 22 Étnicamente húngaros 14 Procedentes de grandes ciudades 52 Neo-protestantes 4 Católicos 9 Fuente: (Lazaroiu, 2003: 23) El Instituto Nacional de Estadística rumano, en una encuesta de junio de 2003, daba algunos parámetros sobre las personas que se hallaban trabajando en el extranjero. Lazaroiu (2003: 23) aporta los datos de esa encuesta como aparecen en la tabla 22. Aquí se reproduce la tabla completa hecha por el autor, pero lo que se quiere resaltar es el dato de que los que se hallaban desempleados en el momento de emigrar sólo eran el 14 %. A la pregunta de por qué emigraste, lo primero que comentan los rumanos que he entrevistado es la diferencia salarial existente entre Rumania y España. Los salarios que en España obtienen les permiten poco ahorro, pero ese ahorro es suficiente para mantener allí a la familia. Quienes pueden ahorrar más hablan de la perspectiva de comprar después en Rumania un coche, un piso, etc., algo que ahorrando allí no podrían comprar de ninguna manera. Por ejemplo, Francisco S., trabajador de la construcción de Terrassa, dice que en Rumania tenía trabajo, pero que, además de que allí se cobra muy poco, el trabajo es muy inseguro. Ion C., otro trabajador de la construcción, dice que ya trabajaba en Bucarest (a pesar de su juventud, pues sólo tiene 23 años), y lo hacía también en la construcción, pero decidió emigrar por lo poco que allí ganaba. ¿Qué trabajos hacían en Rumania antes de emigrar? Los primeros rumanos que llegaron a Madrid eran adventistas y tenían experiencia de trabajo en el 158 sector de la construcción. Los adventistas no trabajan en sábado y en Rumania se han ido insertando en profesiones que les permiten descansar ese día de la semana (sólo el domingo ha sido día de descanso semanal para muchos trabajadores en ese país). Esto los ha llevado a las actividades empresariales, como el comercio y la construcción, que sí les permitían descansar en sábado (Serban y Grigoras, 2002: 116). Un estudio dirigido por Liliana Suárez (referenciado en la bibliografía como inédito) también señala que los inmigrantes de la minoría adventista tenían, en Rumania, mejores trabajos, en general, que los inmigrantes de religión ortodoxa, apuntando a la posibilidad de que la influencia de la situación laboral como motivo de la migración fuese menor en el caso de los adventistas que en el de los demás. Aunque, en cualquier caso, éste es un grupo específico que aparece de forma destacada en la primera inmigración rumana que aquí llega, pero pierde importancia después. En la medida en que la inmigración rumana en España ha crecido y se ha diversificado, encontramos trabajadores procedentes de distintos sectores. Muchos trabajaban allí en la construcción, pero también hay muchos procedentes del metal; hay conductores, trabajadores procedentes del textil, de la agricultura, etc. Hay trabajadores del sector agrícola que han visto cómo su situación se deterioraba gravemente llegando a no poder mantenerse de su trabajo en el campo. Otros son los trabajadores de las industrias y las minas que han ido cerrándose, algunos quedándose en paro y otros encontrando trabajos en las condiciones que he comentado. Entre los rumanos que tenemos en España, podemos encontrar muchos con experiencia en trabajos especializados, por ejemplo del metal. Es bastante común que así sea entre quienes tienen mayor edad (en torno a los 40 años). Ésta es la situación de algunos de los entrevistados: Ioan G. (46 años) trabajaba como soldador y montador en Rumania. Se vino para mejorar su situación económica. También Marcu M. (40 años) era soldador y ganaba 150 euros al mes (en 2003), que es mejor salario que muchos de los que se cobran en Rumania, pero su mujer no podía trabajar y ese dinero no le permitía mantener una la familia en la que además de la pareja había dos hijas. Filip F., 159 de 34 años, que también tiene mujer y dos hijas, trabajaba de chofer cobrando también unos 150 euros al mes (en 2004), y se vino por el mismo motivo. Una parte de la inmigración rumana la componen profesionales (informáticos, economistas, ingenieros industriales, etc.). Algunos de los entrevistados apuntan a que los profesionales pueden ser la mitad de las personas que han emigrado (a los distintos destinos); y la tabla que vimos antes, relativa a una encuesta del Instituto Nacional de Estadística rumano, dice que el 57 % de los trabajadores que están en el extranjero tienen un nivel alto de estudios. Pero también coinciden todos los entrevistados en señalar que esos profesionales prefieren destinos como Norteamérica, Alemania, etc., y por tanto su proporción es inferior en la inmigración recibida en España. Otra parte de los que emigran son los que acaban sus estudios y, por tanto, no tienen experiencia profesional. Algunos emigran sin haberlos acabado, con la intención de acabarlos en el país de destino, cosa que no suele ocurrir normalmente. Anton C., profesor de una universidad de Bucarest, me explica que muchos de los estudiantes que tienen intención de emigrar, optan por esperarse en Rumania a acabar sus estudios, ya que allí son gratuitos cuando se hacen en las universidades públicas. La emigración, en esos casos, se produce una vez acabados los estudios. Entre los rumanos se confirma lo que se sabe de otros procesos migratorios: que, en general, quienes emigran no son los más pobres. El grupo de mujeres mencionado en el capítulo anterior, trabajadoras de una empresa textil de Zimnicea, con las que pude hablar durante mi estancia en Rumania en el verano de 2004, que cobraban un salario de 50 euros al mes por jornadas laborales de entre 10 y 12 horas diarias en pésimas condiciones, no hablaban de la emigración como salida a esa situación. Tampoco son candidatos a emigrar quienes viven en barrios depauperados, especialmente los gitanos, de los que hablaré en el siguiente capítulo (hay gitanos que emigran, pero ésta no es una opción generalizada entre ellos). La opinión de Mirela B., que inmigró hace varios años a Cataluña y ahora trabaja como mediadora intercultural en estrecho contacto con otros inmigrantes rumanos, es que la mayoría de los que 160 emigran son personas que quieren mejorar la situación económica familiar, salir de las estrecheces que allí sufren, pero no son las más pobres. Francisco S., rumano que trabaja en la construcción en Terrassa, también opina que los jóvenes que están viniendo no tienen una situación pésima, de extrema pobreza, pero que no pueden permitirse cosas como comprar un piso, y allí se ven condenados a vivir permanentemente con los padres. Estas motivaciones económicas para la migración son comunes en los otros países de la Europa del Este de los que España está recibiendo inmigración. En Bulgaria, una encuesta hecha por la OIM en 2001 dice que el 90 % de los que manifestaban deseo de emigrar lo justificaban por razones económicas: “mejorar las condiciones de vida” era la respuesta mayoritaria. Guentcheva (y otros, 2003: 39) dice que ello refleja la situación económica de Bulgaria, tanto por los bajos salarios como por el hecho de que el mercado laboral búlgaro no pueda acomodar a muchos de los profesionales de alta cualificación que allí hay. De los que manifestaban deseo de emigrar, el 35 % eran profesionales de alta cualificación. También entre los ucranianos que he entrevistado se manifiesta esta realidad. Andry K., ucraniano y asesor de inmigración en Lleida, que por su trabajo se halla en contacto con muchos compatriotas, dice que aquí vienen tanto los que allí tenían trabajo como los que no lo tenían. En Ucrania hay más desempleo que en Rumania, pero el problema principal no es ése, es que el trabajo es muy inestable y que los salarios son, como he comentado más atrás, más bajos aún que los de Rumania. La estrechez económica afecta a aspectos que en los países del Este se consideran vitales. El nivel de estudios de la gente en Ucrania es alto, y lo que todos quieren es dar un nivel similar a sus hijos, pero ahora resulta que los salarios que se ingresan en la familia no permiten que los hijos puedan continuar los estudios, y esto se ha convertido en otro motivo para la migración. Leonila B., ucraniana que lleva varios años en Cataluña, dice que buena parte de los que han venido lo han hecho para poder enviar un dinero con el que sus hijos puedan continuar los estudios. 161 Este tipo de motivación económica también la he encontrado entre los rusos que he entrevistado. Un buen ejemplo es el de un joven matrimonio que entrevisté en febrero de 2004, cuando estaban recién llegados a Barcelona: Vadim trabajaba de soldador en una fábrica de Vologrado y, a pesar de tener un buen nivel de cualificación, estaba ganando el equivalente de 60 € al mes. Sveta trabajaba en una fábrica de productos químicos y también ganaba 60 €, haciendo un trabajo duro y por turnos. Ellos me dijeron que una persona que gana 60 €, lo que le queda para comer y vestir, después de pagar los gastos fijos mínimos, no es más de 10 €. No obstante, también señalan que las cosas parecen estar mejorando, especialmente en Moscú, que se ha convertido en un polo de crecimiento económico muy importante. Así pues, las motivaciones económicas aparecen claramente implicadas en la decisión de emigrar de las personas procedentes de Rumania y de los demás países de la Europa del Este, pero no son las únicas. Hay otros aspectos que parecen tener también gran importancia, como son los que tienen que ver con la libertad y los modos de vida, los que tienen que ver con la “cultura migratoria” que se desarrolla y, sobre todo, los que tienen que ver con las redes sociales que se han ido formando entre las zonas de origen y las de destino. Más libertad y menos corrupción. Comenzaré por comentar lo relativo a la libertad y formas de vida. Los primeros rumanos que vinieron a Coslada (Madrid) eran, como ya he señalado, adventistas. Éstos constituyen una pequeña minoría religiosa en Rumania pero, en su caso, la pertenencia religiosa constituyó un factor importante para la emigración. Más atrás se hizo notar que las dificultades que tenían en Rumania para hacer la fiesta semanal en sábado y las facilidades que tendrían en España para eso también fue uno de los motivos favorecedores de la migración. Algunos hablan también de la “tolerancia española” hacia las comunidades religiosas minoritarias (Sandru, 2002: 87) 162 Ése es un caso específico, pero la necesidad de mayor libertad va mucho más allá de lo que se refiere a las prácticas religiosas. Abarca, sobre todo, los aspectos relacionados con el ejercicio de los derechos básicos, y que éste no se halle mediatizado por la corrupción, por límites en la libertad de expresión, por la carencia de servicios públicos dignos, etc. Casi todos los rumanos entrevistados me han hablado de la corrupción que impera en su país, aunque, como mostraré a continuación, lo han hecho de manera distinta a los ucranianos y los rusos. La corrupción a la que se refieren los rumanos es la que tiene que ver con “la mordida” que muchos funcionarios públicos reclaman para prestar un servicio. Diana D., representante del movimiento asociativo rumano en Cataluña, explica que en Rumania ha sido habitual que muchos médicos de la sanidad pública reclamasen el soborno no ya para atenderte bien, sino simplemente para atenderte. Y eso mismo han hecho muchos otros funcionarios de otros servicios públicos. También explica que quienes tienen negocios sobornan a inspectores y otros funcionarios para evitar impuestos u otros pagos. Una empresaria rumana, que en Cataluña tiene una empresa relacionada con la industria del mueble, tenía ya otra empresa de muebles en Rumania y dice que optó por emigrar precisamente por la corrupción existente (aún cuando aquí tuvo que comenzar su andadura laboral trabajando durante más de un año de camarera). Afirma que estaba harta de tener que ir pagando soborno a todo el mundo para que el negocio pudiese funcionar. Exportaba muebles y tenía que ir pagando a cada policía, cada inspector de aduana, cada inspector de trabajo, etc., que se iba tropezando por el camino; cualquier papel que necesitase tenía que ir precedido de soborno si lo quería a su tiempo. Dice que muchos empresarios rumanos tiran la toalla y emigran precisamente por este motivo. He de añadir que tras el cambio de gobierno producido con las elecciones de noviembre de 2004 aparecieron algunos indicios de que la corrupción remitía en Rumania. Parece que el actual gobierno está desarrollando una campaña amplia contra ella, y algunos rumanos dicen que los resultados ya se están notando en el comportamiento de los policías y de determinados funcionarios. 163 En Ucrania las cosas están peor. Cuando los ucranianos hablan de corrupción pueden referirse a aspectos más graves que los mencionados por los rumanos. Svitlana tenía un kiosco de tabaco, y explica que los impuestos que tenía que pagar eran muy altos; pero además tenía que pagar a la mafia que operaba en la zona en la que ella tenía el negocio. Constantemente era sometida a reclamaciones de pagos por las mafias que “protegían” la zona, y a veces tenía reclamaciones de varias mafias que competían entre sí. Finalmente se enfrentó a esa situación rechazando el pago y denunciándolo a la policía pero no consiguió ninguna mejora. Ella dice que enfrentarse a los mafiosos siempre es arriesgado, y al final el negocio se le vino abajo y optó por la emigración. Ivan tenía un negocio de compra-venta de coches. Compraba coches usados en la Europa Occidental y los vendía en Ucrania. El negocio también se vino abajo como consecuencia del clima mafioso y la falta de legalidad que rodea el mundo de los negocios en este país. El resultado de todo ello es que se cierran muchos negocios, lo que supone que las personas que los llevaban pueden convertirse en candidatos a la migración. Los ucranianos a los que he entrevistado dicen que huir de la corrupción es uno de los motivos que empuja a muchas personas a emigrar, especialmente a quienes han tenido pequeños negocios en Ucrania. Svitlana concluye que entre los años 1995-1997 buena parte de la emigración ucraniana estuvo motivada por la conjunción de tres factores: la elevada magnitud de los impuestos que han de pagar los pequeños negocios, el clima de corrupción generalizada y de dominio de las mafias. Por tales motivos emigró buen número de profesionales y pequeños empresarios. Dice que las mafias estaban instaladas por todos los barrios; controlaban las tiendas, los transportes, etc.; competían entre sí y había muchas reyertas y muertes; protagonizaban muchos robos, además del cobro de sus “impuestos”. Por otra parte, la corrupción afectaba a todas las actividades; todo se compraba (títulos, documentos, servicios médicos que debían ser gratuitos, etc.). En los últimos años se han producido algunos cambios en Ucrania, sobre todo por lo que se 164 refiere al dominio de las mafias. Lo que se ha logrado es que la policía se haya impuesto sobre ellas, pero la corrupción sigue siendo muy alta. Entre los rusos también aparecen claramente explicados estos motivos para la migración. Dana B. afirma que antes de Putin en Rusia había un sistema económico en el que las mafias tenían un peso enorme. Se daban unos sistemas de “protección” de tipo mafioso: quien tenía un negocio podía buscar la protección del KGB o de una mafia externa al Estado, en ambos casos pagando soborno, pero estaba perdido si no se acogía a una de las dos opciones. Putin parece haber acabado con las mafias externas al Estado, pero la corrupción y los sobornos siguen funcionando a todos los niveles; la diferencia es que éste es ahora un sistema centrado en el Estado y controlado por el mismo. Vadim y Sveta dicen que emigraron no sólo por los bajos salarios (descritos más atrás), sino también para huir del clima socio-político ruso. Afirman que allí la burocracia y la corrupción están omnipresentes en todos los espacios de la vida. Para cualquier gestión se ha de dar dinero bajo mano si quieres que te la hagan bien. También ellos resaltan que cuando acudes a la sanidad pública has de dar dinero a los médicos para que te atiendan. La “cultura migratoria”. Volviendo a Rumania, he de añadir que entre los motivos para la emigración que se presentan como más importantes y generalizados, hay que hablar de la “cultura migratoria” a la que se aludía en el capítulo dedicado a definir el marco teórico; una cultura que se desarrolla en aquellas zonas en las que la emigración se impone como una de las opciones posibles para prosperar o mejorar la situación económica; convirtiéndose, además, en una opción colectiva, en una aspiración que, sobre todo, afecta a los jóvenes, y que va aparejada a la idea de mejora y de prosperidad. Así se explica el hecho de que los migrantes de ciertos países procedan, en su mayoría, de unas pocas 165 ciudades concretas, mientras el resto del país apenas produce emigración, y que sean unos países determinados (y no otros del mismo área geográfica) los que mantienen los volúmenes más importantes de emisión de migrantes. Pero en el caso de Rumania, a diferencia de otros, la cultura migratoria abarca prácticamente todo su territorio. Aurel P., empresario entrevistado en Rumania, me comentó que por todo el país te encuentras gente que opta por la emigración, se obsesiona con esta idea y ya no busca ni acepta otras opciones. En opinión de este profesional, que reside en Zimnicea (Teleorman), la idea de emigrar puede convertirse en algo irracional que impida a la gente buscar otras salidas que podría encontrar en el propio país. En esa misma ciudad hablé con una mujer que tenía un buen trabajo, con un sueldo muy por encima de la media, y sin embargo aspiraba fervientemente a emigrar para España, lo que se debía al enorme peso que ha adquirido en la zona la idea de la emigración a España como forma de prosperar. La “cultura migratoria” puede tener raíces en una zona basadas en la tradición de movilidad de sus habitantes. En el estudio que Servan y Grigoras (2002) realizaron, a mediados de 2001, en el municipio de Dobrotesti, en la sureña provincia de Teleorman, comprobaron que la migración a España de parte de la población de dicho municipio tenía mucho que ver con la tradición de movilidad que en él se daba, tradición que se había concretado no sólo en la emigración, sino también en los viajes de comercio, pastoreo, etc. Se trataba de un municipio en el que las salidas temporales a otras provincias rumanas o al extranjero se habían practicado a gran escala, es decir, sus habitantes ya tenían “cultura migratoria”. Un último aspecto a comentar es si entre las razones de la emigración está el hecho de que ésta se haya convertido en una estrategia de tipo familiar. Se sabe que ello ocurre en los procesos migratorios de muchos orígenes, y que, en tales casos, la emigración de un miembro joven de la familia es algo decidido por la familia en pleno. Me refiero a la emigración como estrategia familiar, no para los casos en los que el emigrante es el marido y padre de una familia (o la madre), que son muy numerosos, sino para los casos en los que la 166 familia decide que un miembro, uno de los hijos, se vaya para aportar recursos al resto de los miembros. En el caso de la emigración rumana éste no es un aspecto que aparezca en la bibliografía que he consultado, ni que se haya encontrado en las entrevistas realizadas. Sandru (2002: 81) dice que el atractivo económico de la emigración influye más sobre los jóvenes que se prestan a ella, pero que sus padres son reticentes. Por qué vienen a España. El papel de las redes sociales. En el apartado anterior se reflexiona sobre los motivos iniciales que tienen los rumanos para optar por la emigración. Pero eso sólo hace referencia a los motivos que tienen para salir de su país; es necesario, además, indagar sobre los que tienen para dirigirse al país que eligen como destino. Es decir, cabe también preguntarse por qué han venido a España y por qué lo han hecho de manera especial en estos últimos años. España se convierte en opción migratoria a finales de los noventa. Por estas fechas la emigración es ya una de las salidas que en cualquier parte de Rumania se considera como superación de las dificultades que allí se padecen. Pero la emigración a Austria, Alemania o Francia es cada vez más difícil. Italia se ha convertido en opción preferente. ¿Por qué? ¿Cuál es el aspecto que distingue Italia de los otros países mencionados? Probablemente el más importante es el nivel de su economía sumergida. Esto, que los ha llevado primero a Italia, los lleva después a España. Una de las primeras cosas que responden las personas que he entrevistado es que vinieron a España porque sabían que aquí encontrarían trabajo. Todos recuerdan que diez años atrás la opción migratoria era dirigirse a Alemania, o a Norteamérica, o a otros países europeos como Austria y Francia; y para los profesionales de mayor cualificación esos países siguen siendo, como dije más atrás, una opción posible en la actualidad. Pero para el grueso de la emigración que está saliendo de Rumania desde finales de los noventa ya no lo es. Y no lo 167 es porque se trata de emigración irregular y ésta sólo puede dirigirse a países con alta tasa de economía sumergida. Así lo explica, por ejemplo, Ioan N., que en 1999 había emigrado a Alemania porque tenía allí a una hermana, pero ni con la ayuda de un familiar tan directo puedo quedarse porque no encontró trabajo; dice que allí se ponen multas muy fuertes a las empresas que tienen a gente “sin papeles” y que es difícil encontrar trabajo. En cambio, en España trabajó desde el primer momento. Cuando países como Alemania y Austria adoptan, a partir de 1993, posturas más restrictivas hacia la inmigración (endureciendo, sobre todo, la normativa de asilo), la opción que queda es la migración irregular, pero las posibilidades de encontrar trabajo migrando de esa forma dependen de la economía sumergida que haya. Y esta parece la principal razón por lo que la emigración rumana comienza a dirigirse, a mediados de los noventa, a Italia, y continúa después dirigiéndose a España. El hecho es que aquí encuentran trabajo inmigrando irregularmente, cosa que, como señalan los rumanos que he entrevistado, es mucho más difícil en otros países europeos Pero hay más motivos que se aducen por parte de los entrevistados. La proximidad del idioma es un factor importante que también explica su opción por la migración a España. Muchos comentan que tener una lengua latina ha intervenido en esta elección; algunos incluso hablan de que las telenovelas latinoamericanas que allí son muy populares fueron su primera aproximación al castellano. Otros resaltan el gran número de palabras iguales que hay entre el catalán y el rumano, aunque esto es algo de lo que se enteraron cuando ya estaban aquí. Cristina L., también señala que nuestra cultura mediterránea es un factor atrayente, y Diana D. habla de la mayor amabilidad y facilidad de hacer amigos que se encuentra aquí respecto a la zona centroeuropea. Pero, más allá de estos motivos, que justifican las decisiones iniciales por las que se abrieron los canales migratorios entre Rumania y España, hay otros aspectos a tener en cuenta para poder explicar las dimensiones de los flujos: el papel de las redes sociales, el papel de algunos agentes de intermediación y la información que circula sobre España en Rumania. 168 La red social. Lo que muchos inmigrantes rumanos dicen, después de explicar por qué salieron de Rumania, es que vinieron a España porque aquí había otros rumanos (familiares, conocidos…) que habían venido antes. Nos encontramos aquí con lo que se sabe de todos los procesos migratorios: la enorme importancia que en ellos tiene la red social. Ésta se compone de todo un conjunto de relaciones, entre miembros de la misma familia, vecinos de la misma localidad, fieles de la misma confesión religiosa o simplemente conocidos, que sirven para obtener las ayudas que han de permitir sortear los obstáculos de la migración. En su estudio sobre las redes sociales, Aparicio y Tornos (2005: 64) señalan que un 59,8 % de los rumanos entrevistados por ellos dicen tener parientes en España, porcentaje que da la medida de la importancia que tiene la red social, a pesar de que los rumanos no constituyen el colectivo en el que el referido porcentaje es más alto (los ecuatorianos que dicen tener familiares en España son el 90 %, y los chinos el 72,6 % de los entrevistados). Lo primero que aporta la red social es la información sobre los canales y formas para emigrar, las posibilidades de trabajo, etc. Luego comentaré la información que circula por Rumania sobre España. Pero lo más sustancioso que aportará la red social son las ayudas económicas necesarias para emigrar y las ayudas materiales para la acomodación en destino. Y es aquí donde encontramos que la red social no es igual para todos los colectivos, ni para todas las personas del mismo origen. En las migraciones, en general, hay casos en los que se establecen formas de ayuda mutua sólo por el hecho de proceder del mismo origen nacional o étnico, o por tener la misma procedencia religiosa; mientras que en otros casos la ayuda sólo está garantizada por los miembros de la propia familia. ¿Cómo es la red social de los rumanos que hemos recibido en España? 169 Los vínculos con los que se teje la red son muy variados: el familiar, el de amistad, el étnico (en el caso de los rumanos éste sólo afecta a los que son gitanos), el de vecindad, el de religión, el nacional, etc.; pero no todos tienen la misma fuerza. El vínculo familiar es, obviamente, un vínculo fuerte que garantiza la ayuda mutua; pero para la mayoría de los migrantes rumanos aquí se acaban los vínculos fuertes de la red social. Tener el mismo origen nacional o local le sirve al migrante rumano para que otros le pasen ciertas informaciones, pero no para obtener ayudas más sustanciales. Hay colectivos inmigrados de otros orígenes, como es el caso de los senegaleses o el de los paquistaníes, en los que los vínculos étnico y nacional son más fuertes: se pueden ayudar unos a otros por el sólo hecho de ser del mismo origen; pero este no es el caso de la inmigración rumana ni de la de otros países de la Europa del Este. Los rumanos que yo he entrevistado, al igual que los ucranianos, me han hablado, básicamente, de la ayuda prestada o recibida de sus familiares. En las entrevistas han dejado muy claro que sólo pueden esperar ayudas sustanciales de los familiares o de personas con las que tienen una amistad muy sólida. Hay otro vínculo, el religioso, que no es igual para todos los rumanos. La religión de origen de la mayoría de los rumanos que aquí han inmigrado es la ortodoxa, pero también los hay de las distintas minorías religiosas, especialmente de dos cultos protestantes: los adventistas y los pentecostales. Sandru (2002: 82) hace referencia a la red social de apoyo a la emigración que tienen los adventistas, al menos en las provincias del sur, Teleorman y Olt. De la provincia de Olt, cuya capital es Slatina, ha venido cierto número de personas a España, inicialmente a Coslada (Madrid), y ello se ha producido gracias al apoyo mutuo entre miembros de la iglesia adventista, aunque ese apoyo ha trascendido los límites de esa comunidad religiosa, ya que de él se han beneficiado también los ortodoxos y otros. No obstante, Sandru señala que más importante que el vínculo religioso es la amistad y el vínculo familiar, es decir, que en realidad las redes de apoyo se dan entre conocidos, amigos y familiares, aunque se vean reforzadas por el aspecto religioso. Incluso en el caso de los miembros de la iglesia adventista, la red de apoyo es más sociofamiliar que religiosa (Sandru, 2002: 88) 170 Algo parecido encontramos en el estudio de Serban y Grigoras sobre la emigración de un municipio de Teleorman. Estos autores dicen que los primeros que vienen a España, en 1990, son dos hermanos pertenecientes a la iglesia adventista, y que a partir de 1995 comienza a venir más gente pero siguen siendo de esa misma comunidad religiosa. Es a partir de 1999 cuando los ortodoxos comienzan a venir a España de forma numerosa (2002: 99) La pertenencia a una comunidad religiosa minoritaria fortalece los vínculos sociales entre sus miembros, y, dada la importancia que la red social tiene en los procesos migratorios, es comprensible que entre los adventistas rumanos se diesen los apoyos mutuos que explican su importancia en la primera fase de la inmigración rumana en España. Entre los ortodoxos, en cambio, que en Rumania son la gran mayoría de la población, la pertenencia religiosa no supone ninguna ayuda en el procedo migratorio. Más adelante seguiré desarrollando el análisis sobre las características de la red social que componen los rumanos, y, a menudo, volveré a hacer referencia a su debilidad; pero no ha de perderse de vista que tal referencia siempre se hará para el sector mayoritario, los ortodoxos. La red social de los adventistas ha sido observada en Coslada, ciudad de la Comunidad de Madrid que constituyó uno de los primeros lugares de llegada de los rumanos, y se ha manifestado como una red en la que destacan “la solidaridad y la robustez de los lazos comunitarios” (Arango y otros, 2001: 50). Algo parecido se ha observado en Castelló, donde también “la comunidad adventista ha tenido un destacado protagonismo en el origen y desarrollo de la cadena migratoria” (Viruela, 2004: 242). Parece claro que la pertenencia a una minoría religiosa genera un ligamen que modifica las características de la red social, y ello se verá en otros apartados al mostrar ciertas diferencias que aparecen entre comportamientos observados en Cataluña, en esta investigación, y comportamientos observados en Coslada y Castelló por los autores mencionados. 171 Pero, además, hay que tener en cuenta que en los últimos años ha aparecido una nueva minoría religiosa: los pentecostales, que ya son mucho más numerosos que los adventistas entre la inmigración que está viniendo de Rumania. La corriente pentecostal es la que está teniendo un crecimiento más fuerte en Rumania, y ahora es ya la comunidad religiosa más importante dentro del mundo protestante.51 Al tratarse de otra confesión religiosa minoritaria, y además evangelista, lo que cabe esperar es que la red social de los pentecostales sea del tipo de la que se da entre los adventistas, es decir, una red que trasciende los límites de la familia, y que es más fuerte que la existente entre la mayoría ortodoxa. En Cataluña, además de la comunidad pentecostal formada por gitanos rumanos, hay otras comunidades pentecostales, en varios municipios, formadas por rumanos no gitanos; de ellas la más importante es la de Castelldefels. Entre los entrevistados de este municipio se percibe que las relaciones entre ellos y la ayuda mutua que se prestan es mayor que en otros lugares de Cataluña. No obstante, Ioan Cr., el pastor pentecostal de Castelldefels, afirma que tales ayudas no van dirigidas a aumentar el flujo inmigratorio; y que quienes se ayudan entre sí son los familiares y amigos, sin que sea decisiva la pertenencia religiosa. Pero lo cierto es que Castelldefels es una localidad en la que, como mostré más atrás, se ha producido un fuerte incremento de la inmigración rumana, y este crecimiento tiene dos particularidades: la primera es el hecho de que buena parte de esa inmigración procede de una ciudad concreta de Rumania que es Alba Iulia, y la segunda es que muchos proceden de la comunidad pentecostal de aquella ciudad. Ello apunta a que los pentecostales de Alba Iulia salen de allí para dirigirse a Castelldefels, donde encuentran una comunidad de acogida de su misma confesión; lo que hace suponer que la red social entre los pentecostales es más fuerte que la existente entre los ortodoxos, aunque también entre los primeros el vínculo familiar y de amistad sea más importante. Los entrevistados ortodoxos a los que he preguntado sobre esta cuestión están convencidos de que los evangelistas se ayudan mucho entre sí. 51 Hablaré más sobre esta confesión religiosa, tanto en el capítulo sobre la inmigración gitana, como en el apartado sobre la importancia de la religión en el proceso de integración social. 172 La cadena migratoria y la reagrupación familiar. Así pues, en el caso de los rumanos la red social que facilita la emigración, y que les lleva a elegir España como destino, es la que forman los familiares y amigos, con la excepción de los que pertenecen a confesiones religiosas minoritarias, en cuyo caso la red social también se forma con los correligionarios (y la excepción también de los gitanos, de los que hablaré en el siguiente capítulo). La importancia del vínculo familiar es creciente debido a que al ser cada vez mayor la población rumana que tenemos en España, son también mayores las posibilidades de contar con un familiar o amigo cercano que hay migrado antes. Lo que yo he encontrado es, sobre todo, gente que me ha dicho que cuando optaron por migrar ya tenían aquí un familiar o un amigo. También en Rumania me dieron esa explicación: hay mucha gente que tiene familia en España, y es esta gente la que más piensa en emigrar y la que tiene más posibilidades de hacerlo. Este encadenamiento de los procesos migratorios por eslabones familiares o de amistad ha quedado muy claro en la mayor parte de las entrevistas que he realizado. Pero la cadena puede ser más corta o más larga, y en las entrevistas han aparecido ambas situaciones. A continuación expondré algunos ejemplos y señalaré las características de la reagrupación familiar. Después de que Ioan Cr. se instalase en Castelldefels, en 1999, llegó su hermana, después el marido de ésta, después fueron llegando hasta siete hermanos del mencionado marido, después sus respectivas mujeres e hijos, y entre tanto, algunos amigos. Un amigo de Ioan que llegó porque él estaba aquí, tiene también ahora seis hermanos en Castelldefels con sus respectivas familias. Ioan N., vino a España en 2000 porque tenía un amigo en Calatayud, después de haberlo intentado en Alemania, donde tenía una hermana; ahora vive en Castelldefels, donde llegó a finales de 2003 después de un período en 173 Extremadura, porque también aquí tenía un amigo. Ya instalado en Castelldefels vino su esposa y sus hijos, y más recientemente ha hecho venir a su hermano, cuando se enteró de que una empresa necesitaba un albañil. Vasile S. había llegado a España en 1999 y trabajó 10 meses en una granja de Talavera de la Reina. Entre tanto vino su hijo que también trabajó unos meses en la granja. Ambos se vinieron a Castelldefels porque Vasile tenía aquí un conocido. Y, como en los casos anteriores, después han ido llegando la esposa, otra hija, un hermano, la familia del hermano y otros conocidos del mismo municipio de origen. Algunos han venido directamente desde Rumania, y otros lo han hecho de otras ciudades españolas en las que han estado antes. Tal es el caso de unos amigos de Vasile, Elena E. y su marido, que estuvieron dos años y medio en Salamanca antes de venir a Castelldefels a mediados de 2004. Ion I., músico gitano, vino a finales de 2002 porque su hermano ya estaba aquí desde 2001. Después de Ion vinieron sus hijos, sus hijas, los maridos de sus hijas, los nietos y otros parientes, instalándose la mayoría en Badalona. No vinieron todos juntos, sino que han ido viniendo de forma escalonada, y aún quedan allí familiares que seguramente vendrán más adelante. La reagrupación familiar, es decir, del núcleo familiar, es parte de este mismo proceso, pero es interesante conocer la secuencia de esta reagrupación. La forma de migración familiar más común entre los rumanos comporta que uno de los cónyuges haya inmigrado primero y después lo haga el otro, solo o con los hijos si lo hay. Así lo afirma Cristina L., trabajadora de una empresa dedicada a las remesas bancarias (Money Gram) y, por tanto, en continuo contacto con otros rumanos, quien también señala que lo menos común es que emigre la pareja junta, especialmente cuando tiene hijos. Cuando la pareja no viene junta, lo más común es que el cónyuge que lo hace primero sea el marido. Serban y Grigoras (2002: 111) señalan, en su estudio sobre los emigrantes de la provincia de Teleorman, que generalmente los que emigran inicialmente son los hombres, y que las mujeres emigran para 174 acompañar después a sus maridos. Marcela C., presidenta de la asociación de rumanos en Cataluña, dice que en principio lo más común era que viniese primero el esposo, pero progresivamente ha ido adquiriendo mayor peso la opción de que primero venga la esposa, aunque, en conjunto, son más los casos en los que el hombre ha sido el primero en emigrar. El hecho de que, en general, vengan antes los hombres que las mujeres se debe a varios motivos, pero uno muy importante es que saben que aquí los hombres (trabajando en la construcción, etc.) van a ganar más dinero que las mujeres (trabajando en el servicio doméstico). El coste económico de la emigración, del que luego hablaré, se compensa peor con el dinero que se gana en el servicio doméstico. Pero también se da la situación contraria: la mujer viene antes porque sabe que, aunque va a ganar menos, va a encontrar más pronto el trabajo. Así lo explica Marcela C., y ese fue el caso de Mioara M., que vino un año antes que su marido, y la razón que da es precisamente ésa: la información que tenían en Rumania indicaba que a ella le sería más fácil encontrar trabajo de inmediato. El momento en el que se realiza esta reagrupación, en el caso de los rumanos, no viene determinado por el hecho de que el marido (si es él quien vino primero) haya logrado la residencia legal; lo que lo determina es el trabajo. La familia viene cuando el marido (o la mujer) lleva ya un tiempo trabajando, ha ahorrado ya algún dinero, y puede afrontar la reagrupación con las mínimas condiciones (de vivienda, etc.) necesarias. Cristina L., dice que esto es lo que explica que haya muchas familias completas “sin papeles”. Petru V., que trabaja en la construcción en Barcelona, es uno de esos casos: En 2003 vino solo y estuvo un tiempo enviando dinero a su familia. Pero cuando consideró que iba a tener cierta estabilidad en el trabajo vinieron ya su mujer y sus dos hijos (un chico y una chica). Lo hicieron como él, de forma irregular, y así seguían todos acabado el proceso de normalización de 2005, ya que no consiguió regularizarse en dicho proceso. Su hijo trabaja con él en la construcción y tampoco pudo beneficiarse del proceso de normalización (sobre el tema de la regularización volveré en el capítulo séptimo). 175 Los que había mencionado antes, como los de Vasile S., Ioan N., o Ioan C., son todos ellos casos en los que la reagrupación familiar se ha producido antes de que los primeros en migrar tuviesen el permiso de residencia. Lo que opinan los entrevistados es que esto es lo generalizado, es decir que la reagrupación hecha siguiendo los trámites legales ha sido muy minoritaria. En conjunto pude decirse que la reagrupación de las familias, entre la inmigración rumana, ha alcanzado un nivel muy alto. Ferrero (2005: 32) resalta el “carácter familiar” de esta inmigración y llama la atención sobre el crecimiento del porcentaje de menores escolarizados (refiriéndose al curso 2002-2003) que hay entre los rumanos con residencia legal. En el último capítulo se aportan los datos de rumanos escolarizados en Cataluña. Pero, como ya se ha ido poniendo en evidencia, la cadena migratoria no sólo implica al núcleo familiar, sino también a hermanos, parientes amigos y conocidos. En muchos casos el grupo de parientes que se han ido facilitando la migración es bastante reducido. Pero hay lugares de Cataluña en los que los rumanos instalados están conectados por cadenas bastante largas. Las cadenas más largas las he encontrado entre los entrevistados en Castelldefels y en la comarca de El Montsià. Ya se apuntó que en El Montsià los rumanos son el principal colectivo de inmigración. Ioan P. llegó en 1999 al municipio de La Sènia, siendo de los primeros en hacerlo. Él procedía de Beius, un pequeño municipio (unos 5.000 habitantes) de la provincia de Bihor, en Transilvania, y hoy la mayoría de los 912 rumanos que en enero de 2005 estaban empadronados en La Sènia proceden de aquel municipio. Con Ioan vino su mujer y su cuñado, después vinieron otros hermanos de la mujer, después otros amigos y otros familiares de los que iban viniendo. Él dice que casi todos los rumanos que hay en La Sènia ya se conocían antes en Rumania. En otro municipio de la comarca de El Montsià, en Sant Carles de la Ràpita, encontramos algo parecido. Marienela S., también fue de las primeras en llegar 176 a la comarca, y también procedía de un municipio de Transilvania. En enero de 2005 había 712 rumanos empadronados en Sant Carles, y ella dice que la mayoría proceden de los mismos municipios de Transilvania y que han ido viniendo por conexiones familiares. Así ha ocurrido también en Castelldefels. Antes señalé algunos ejemplos de cadenas familiares que se han ido produciendo, pero, más allá de lo que dicen esos ejemplos, lo cierto es que la mayoría del millar de rumanos que están empadronados en el municipio proceden de Alba Iulia, y en menor medida de Cluj Napoca. Cuando he preguntado a los entrevistados por qué se han concentrado en Castelldefels, la única respuesta que me han dado es que se han ido trayendo unos a otros. No es que en ese municipio haya mucho trabajo para ellos (de hecho, muchos de los que viven ahí trabajan en otros municipios), es simplemente que han ido donde ya tenían amigos o familiares, aunque, probablemente, las posibilidades de encontrar vivienda que ha ofrecido el municipio hayan sido también determinantes. El hecho de que la red social que ha facilitado la migración de los rumanos de Castelldefels constituya una cadena con bastantes eslabones, puede tener que ver con que muchos de los que la componen son pentecostales. Pero este no es el caso de los rumanos de La Sènia, ni de Sant Carles de la Ràpita, donde la mayoría son ortodoxos. También son mayoritariamente ortodoxos los 200 rumanos que viven en Arbúcies (municipio barcelonés de unos 6.000 habitantes), y la mayoría proceden de unos municipios del norte de Moldavia. Por tanto, no podemos concluir que las cadenas migratorias más largas estén ensambladas por la pertenencia a una minoría religiosa. Por otra parte, el hecho de que un persona hay emigrado componiendo un eslabón de una cadena larga no quiere decir que cuente con un red social fuerte y extensa, ya que, a menudo, su red social sólo estará compuesta por los eslabones más cercanos de esa cadena. Sobre la fortaleza o debilidad de la red social volveré más adelante. 177 Por lo que se refiere a los inmigrantes procedentes de otros países de la Europa del Este, puede decirse que también se aprecia la importancia que tiene la red socio-familiar en su proceso migratorio. En Bulgaria, la OIM compara el resultado de dos encuestas, una realizada en 1996 y otra en 2001, observando que en la primera los que respondían que sus familiares eran quienes les habían dado la información para decidir a qué país emigrar eran el 36 % de los encuestados, mientras que en la segunda (la de 2001) ya eran el 50 % (Guentcheva y otros, 2003: 42) También entre los ucranianos he encontrado la explicación de que han venido porque aquí ya estaban otros que eran familiares o amigos. Algunos de los que habían venido antes de 1991 (gente que, por ejemplo, venía en giras artísticas y se quedaba) sirvieron de polo de atracción para otros. Svitlana vino a Barcelona porque tenía una amiga aquí, una bailarina que había venido a actuar, años atrás, y se había quedado. Leonila B. vino en 1998 a España porque su hija ya estaba aquí. La hija había venido porque había conocido a algunos españoles que habían ido a Odesa a estudiar ruso. Los hermanos gemelos Anatoliy y Mykola, de 21 años, vinieron porque un tío lejano suyo ya estaba aquí. Hay una primera inmigración de ucranianos (y también rusos) que tiene que ver con los viajes turísticos (cruceros por el Mediterráneo y otros) de finales de los noventa. Se trataba realmente de turistas, pero, como señala Dana B., ucraniana que trabajó varios años en una agencia de turismo de Barcelona, no todos los que venían a hacer turismo eran ricos, venían muchos trabajadores porque los viajes eran baratos; y algunos de aquellos turistas ya comenzaron a quedarse, convirtiéndose después en polo de atracción para otras muchas personas. Y lo mismo he encontrado entre los rusos que he entrevistado. Vadim y Sveta vinieron a Barcelona porque la madre de él ya estaba aquí. También han venido otros amigos de la madre. Ella fue el inicio de esa cadena: trabajaba en Moscú en el servicio doméstico para una familia rusa rica que se trasladó a vivir a la Costa Brava y se la trajeron con ella. Después aquí siguió haciendo otros 178 trabajos y se emparejó con un autóctono. La mejora de su situación fue lo que le permitió ayudar a los familiares que han ido viniendo después. Otro caso fue el de Igor P., que vino hace tres años porque tenía aquí a un hermano de su esposa que había venido hace cinco años. A mediados de 2004 aún estaba “sin papeles” y trabajaba en la construcción, pero ya se había traído a su esposa y su hija (de ocho años) La red social entre los rusos tiene alguna particularidad digna de mención. En estos momentos hay un considerable número de rusos ricos que se han instalado en España, en los barrios altos de nuestras ciudades, como Pedralbes (Barcelona), y en las ciudades costeras. Estos rusos ricos están haciendo venir a muchas chicas rusas para trabajar en el servicio doméstico en sus casas, chicas que captan a través de sus parientes y amigos que siguen viviendo en Rusia. Se trata, en este caso, de una migración de mujeres que vienen a trabajar en casas de gente que conocen, directamente o a través de algún intermediario, lo que constituye una forma específica de red social. Tal fue el caso de Natalia D., que vino en 1999 a trabajar a la casa de una rusa con la que había estudiado en su adolescencia. Ella dice que ha ido conociendo a gran número de chicas que han venido de esa misma forma. Sobre las condiciones laborales en las que estas jóvenes se encuentran hablaré en el capítulo dedicado a la inserción laboral. Otros factores. Las agencias de colocación. La red social explica muchas decisiones migratorias, pero no todas. No todos los rumanos que han venido en los últimos años a España tenían ya aquí a amigos o familiares. También he entrevistado a gente que no contaba con ningún tipo de red social; y Diana D., representante del movimiento asociativo rumano en Cataluña, dice que no son pocos los que vienen de esa manera. ¿Cuál es la causa de que esté viniendo gente sin red social? En el caso de la 179 inmigración rumana, así como la ucraniana, hay que tener en cuenta la labor desarrollada por las “agencias de viaje” y las “agencias de colocación”, especialmente por estas últimas, también llamadas “empresas de trabajo en el extranjero” dedicadas al reclutamiento de migrantes. Hay una parte de la inmigración rumana que viene atraída por la labor de captación que desarrollan esas agencias, y es ahí donde encontramos mucha gente sin red social. De las agencias de viaje hablaré más en el apartado siguiente, en el que abordaré las características del trayecto migratorio. Aquí voy centrarme en el papel de las agencias de colocación, o de trabajo en el extranjero. Éstas agencias habían proliferado con el envío de trabajadores a países como Israel, Irak, etc., y siguieron aumentando con el crecimiento de los flujos migratorios desde mediados de los noventa; pero cuando más han crecido ha sido a partir de enero de 2002, cuando desapareció el visado turístico con los países del espacio Schengen. La persona que ha pensado en emigrar puede dirigirse a una de estas agencias, a las que contactará por lo que ha leído en un anuncio de prensa o por lo que le ha dicho un conocido. Una vez allí, le hablarán de las posibilidades de trabajo en España y le pedirán una suma de entre 500 y 1.200 € para proporcionarle los contactos necesarios. Unos inmigrantes rumanos que entrevisté en octubre de 2004 en Barcelona, y que formaban parte de un grupo de 20 recién llegados (y trabajando en situación irregular en la construcción del nuevo edificio de Aguas de Barcelona, la Torre Agbar), me dijeron que habían pagado 1.100 € cada uno a la agencia rumana de colocación (sobre este caso daré más información en el capítulo sobre la inserción laboral). Las agencias buscan las ofertas de empleo a través de los más diversos canales que ya existen entre Rumania y España, pero algo bastante común es desplazar “agentes” para tratar aquí con empresarios o con otra gente que pueda tener conexiones con el mercado laboral. Una rumana que no mencionaré, me explicó que había recibido la visita de esos agentes y le habían propuesto ir al 50 % en el negocio, de manera que cobraría unos 500 € por cada oferta de trabajo que pudiese trasladar a Rumania. 180 Los trabajos que ofrecen estas agencias suelen ser ciertos, existen realmente, pero muchas veces son inconsistentes, es decir, que cuando el migrante llega aquí el trabajo ya no existe o no es como se lo habían pintado. En general, la información que dan las agencias sobre los trabajos es, según Cristina L., de muy baja calidad, o dicho de otra forma, es información bastante engañosa. Por otra parte, lo que la agencia le resuelve al migrante es bastante poco. Según Diana D., ellos vienen pensando que la agencia ya les ha resuelto todo el tema de papeles, alojamiento, etc., y aquí se encuentran con que no es así. En muchos casos, el inmigrante trabajará, pero lo hará en situación irregular (como es el caso de los 20 rumanos empleados en la construcción de la Torre Agbar). También hay agencias que son del todo fraudulentas. Simona S., pasó por una de ellas antes de venir a España en marzo de 2002. Ella es enfermera y leyó un anuncio en la prensa de Bucarest (ciudad en la que vivía) ofreciendo trabajo de enfermeras en España. Se dirigió con otras dos amigas, también enfermeras, a la dirección que aparecía en el anuncio, que resultó ser un piso, y una vez allí, preguntando por el trabajo y sus características, llegaron a la conclusión de que todo era mentira. En su caso, no fueron timadas, pero ella cree que otras personas sí lo son. La proporción de los inmigrantes que nos llegan debido a la acción de estas agencias no es muy grande. Son muchos más los que vienen por su cuenta, sin pagar a ninguna agencia de colocación. Pero la importancia propagandística de estas agencias para promover los deseos migratorios sí es grande. La idea que difunden sobre la posibilidad de trabajar en España tiene efectos que van mucho más allá de los casos que ellos gestionan. La información. El otro aspecto importante que tiene que ver con las motivaciones existentes para elegir España como destino, es la información que circula en Rumania 181 sobre la realidad de aquí. Servan y Grigoras ya señalaban hace unos años (2002: 109) que la información necesaria para emigrar a España era algo que circula plenamente entre la población de Dobrotesti: cómo ir, el dinero que se necesita, las posibilidades de trabajo en España. Esto aparece claramente en las entrevistas que he realizado; Diana D. dice que esa información es muy abundante; Octavian M, señala que durante el proceso de regularización llevado a cabo en España en 2005, la prensa rumana estuvo dando información continuada sobre condiciones requeridas, aspectos legales, etc. En este punto resulta interesante saber si, en el caso de los rumanos, ocurre como en el caso de los marroquíes y otros, en que una de las causas del interés por emigrar es que los que lo han hecho antes transmiten una imagen distorsionada, por idílica, de su situación del país de destino. Es sabido que muchos emigrantes, aunque estén pasando situaciones penosas en el país receptor, no las explican cuando visitan su país de origen, y lo que hacen, en cambio, es transmitir la idea de que han logrado lo que se proponían al emigrar, es decir, mejorar su estatus y su nivel de vida. En el caso de los rumanos parece que no se produce esta transmisión de imágenes distorsionadas sobre la situación que padecen en el país de destino. La opinión de Anton C., profesor en una universidad de Bucarest al que entrevisté allí, es que la gente explica lo que le pasa, y si lo están pasando mal en el país al que emigraron lo cuentan así. También Aurel P. (entrevistado igualmente en Rumania) dice que la gente sabe que las condiciones de trabajo en España son duras, pero priorizan el hecho de que los salarios son muy superiores. Por otra parte, muchos de los que emigran tenían condiciones laborales igualmente duras en Rumania. En cambio otros rumanos que he entrevistado aquí me han dicho que parte de la información que circula en Rumania sobre la realidad en España es engañosa. Cristina L. señala que algunos de los que vuelven dan una información poco veraz sobre las posibilidades de trabajo. Pero todos coinciden en que el engaño mayor lo hacen las agencias: hay anuncios en la prensa sobre trabajo en España que sí presentan una situación idílica. 182 Los anuncios en la prensa son un destacado mecanismo de captación de personas para venir a España. Pueden ser de varios tipos. Los más “legales” son los que ponen las mencionadas agencias dedicadas al reclutamiento de trabajadores que manejan ofertas de empleo reales de empresas españolas. Pero también los hay de agencias de viaje que hablan de “trabajo en España” sin proporcionar otra cosa más que el viaje. Junto a estos, también hay anuncios que básicamente buscan chicas para ejercer la prostitución, aunque obviamente no se diga de forma clara. A menudo no es fácil distinguir unos anuncios de otros. Octavian M., rumano que trabaja como profesor en la UAB, hizo, a petición mía, un repaso de los anuncios que se encontraban por Internet en idioma rumano en marzo de 2005 y encontró gran variedad de ofertas. Unos se dirigían a la captación de mujeres, utilizando términos de lo más variado, como “damas de compañía” y otros. Ese tipo de anuncios tenía como destino, en su mayoría, la costa valenciana (Benidorm, etc.). Otros anuncios hablaban de trabajo para albañiles, carpinteros, conductores, etc.; también había para cuidado de niños y para limpieza. Encontró también alguno para informáticos. Los anuncios, en general, hablaban de salarios entre 1.000 y 1.200 euros, pero sin decir si eran limpios o brutos. Y el contacto que se daba se limitaba a una dirección postal en alguna ciudad rumana. ¿Qué información de la que circula por Rumania ha sido más determinante para que en lo últimos años se haya hecho la opción preferente de venir a España? La respuesta de Cristina L. sintetiza lo que también otros entrevistados me han dicho: “La permisividad en España es mayor que en Alemania u otros países”. A la pregunta de a qué se refiere esa permisividad, se resaltan dos aspectos: el primero tiene que ver con el acceso al trabajo, es decir, en España es posible acceder a la economía sumergida sin mayores problemas; el segundo tiene que ver con las actuaciones de la policía, refiriéndose a que aquí piden menos “los papeles” por la calle, y que cuando detectan un irregular “no le multan ni le hacen nada”. Así pues, lo que distingue a países como España e Italia de otros como Alemania, y que ha convertido a 183 los primeros en preferentes para la emigración rumana, es el elevado volumen de nuestra economía sumergida. Lo que los rumanos saben es que viniendo aquí de forma irregular van a encontrar trabajo. La información sobre las posibilidades de regularización, o de obtener papeles, en España parece haber tenido alguna importancia en torno al año 2000. Diana D. señala que las regularizaciones que sucedieron a las reformas de la Ley de Extranjería en 2000 y 2001 tuvieron cierta divulgación en Rumania y favorecieron la opción migratoria hacia España. Sin embargo, no fue así en el proceso de normalización (regularización) de principios de 2005, durante el cual la llegada de rumanos disminuyó notablemente por el aumento de los controles fronterizos (volveré sobre ello más adelante). En otros países del Este de los que estamos recibiendo inmigración circula una información parecida. Dana B. dice que España tiene muy buena fama en Ucrania. Esta buena fama consiste, entre otras cosas, en suponer que aquí hay más tolerancia que en otros países europeos, que no se piden “los papeles” por la calle y que hay menos control. Pero el aspecto que más circula es que aquí se puede trabajar fácilmente “sin papeles”. Parte de esta información se transmite por gente que ha emigrado, pero otra parte la transmiten las agencias de viaje. También en Ucrania, según señala Svitlana, hubo un momento en el que la información sobre la regularización tuvo cierta importancia para incentivar el flujo migratorio con España: en 1999 circuló la información de que aquí se iba a hacer una nueva ley y se produciría una regularización, y entre 1999 y 2000 vino bastante gente por este motivo. No obstante la inmigración ucraniana ha crecido más después de aquello, cuando ya no había regularizaciones (hasta la que hubo a principios de 2005), por lo que cabe suponer que la importancia de la información que circula sobre las regularizaciones es relativa. En el caso de la inmigración que recibimos de Rusia, también he encontrado la existencia de una información que por allí circula sobre las buenas posibilidades de trabajo que hay en España aún no teniendo “papeles”. Vladin y Sveta me dijeron, por otra parte, que hay además información circulando por 184 allí sobre otros aspectos: que el nivel de vida en España es más alto que en Rusia; que el clima es mejor; que aquí no hay la corrupción que hay en Rusia, y que la gente es amable y tolerante. Ellos dicen que lo que invita a la migración no es sólo la suposición de que se encontrará trabajo sino todas esas cosas en conjunto. Irina, una joven del Cáucaso Norte que cuando yo entrevisté estaba “sin papeles” y sin trabajo, dice que la información que allí circula sobre España da una imagen más positiva de lo que ella ha encontrado aquí. Ella allí trabajaba y estudiaba, pero quiso “ver otras cosas” y le resultó atractiva la imagen de España que le transmitían. Otros motivos para migrar a España. Hay otros motivos más específicos y que explican la migración a España de algunas personas, aunque el número de quienes vienen por tales motivos no sea muy importante. Existe una migración de tipo sanitario: hay rumanos que vienen sabiendo que al empadronarse aquí tendrán asistencia sanitaria gratuita aunque se encuentren en situación irregular. En el servicio que Cruz Roja tiene en el SAIER52 de Barcelona han atendido casos de esta naturaleza. Como ejemplos mencionan el de un matrimonio que había venido, en 2005, con sus dos hijas, una de las cuales tenía parálisis cerebral, para que ésta fuese atendida, y el de una mujer que, por las mismas fechas, había venido con leucemia. Pero estos casos, en el conjunto de la inmigración rumana, son absolutamente anecdóticos (por lo que se refiere a la importancia numérica de los que migran). También se puede mencionar la venida de niños con enfermedades graves gestionada por la asociación ACAIR (Associació Catalana de Ajuda a la Infància Romanesa). Ésta es una asociación dirigida por Amador Roig, párroco del puerto de Barcelona y persona muy relacionada con Rumania, que ha traído ya a más de 100 niños para ser atendidos por enfermedades graves pero curables. En algunos casos, con los niños han acabado viniendo algunos 52 Servicio de Atención a Inmigrantes Extranjeros y Refugiados. Ayuntamiento de Barcelona. 185 familiares, convirtiéndose en casos de migración, aunque numéricamente son también puramente anecdóticos. Este tipo de inmigración sanitaria también está protagonizada por personas procedentes de otros países de la Europa del Este. Cabe mencionar la de jóvenes rusos drogodependientes que han venido con una propuesta de desintoxicación, aunque éste es un caso distinto ya que no vienen buscando la asistencia sanitaria gratuita. El proceso comienza en Rusia cuando ellos o sus padres son informados de que en España podrían entrar en un centro de desintoxicación; en muchos casos los padres tienen dinero y están dispuestos a pagar lo que se les pide. Así vienen a España a centros como los que tiene “Nueva Frontera” (organización de confesión evangélica) y pasan en ellos cierto tiempo en el que algunos consiguen desengancharse, como fue el caso de Olga O., la joven que me informó acerca de esta realidad. Al salir de esos centros algunos se vuelven a Rusia, con muchas posibilidades de volver a caer en la drogadicción. Otros se quedan en España en situación irregular, para trabajar en bares, construcción, servicio doméstico, etc. Pero éste sólo es un ejemplo de la variedad de motivos que pueden encontrarse en las decisiones migratorias. Otro ejemplo de tal variedad nos lo aportan las agencias matrimoniales. Existe una inmigración ucraniana generada por tales agencias, que se dedican a captar chicas allí para establecer matrimonios con hombres de aquí. Según Svitlana S., líder de una asociación de ucranianos en Barcelona, suele tratarse de agencias españolas que tienen sucursales en Ucrania, aunque también hay agencias ucranianas. Ella dice que hay agencias más serias, que actúan dentro de la legalidad y sin engaño, y otras en las que el engaño es la base de su actuación. Tuvo ocasión de conocer una de estas últimas y comprobó que muchas veces las mujeres venían con una idea muy equivocada del tipo de hombre con el que se iban a casar. La forma de elección que tenían los hombres era, en unos casos, por medio de viajes organizados en los que les presentaban a las mujeres de allí, y en otros por catálogo, de forma que (como en el ejemplo que luego pondré) no siempre hay contacto previo al matrimonio. 186 Por lo que se refiere a las mujeres, según Svitlana, si optan por acudir a las agencias matrimoniales no es sólo por emigrar a un país occidental como España, sino que también es por lo que esperan de esa opción matrimonial en sí misma. Ella dice que en Ucrania hay mucha desesperación entre los jóvenes por las pobres expectativas laborales que tienen, y que ello hace que muchos chicos beban demasiado, lo que, a su vez, provoca que muchas chicas piensen en buscar pareja fuera de su entorno. Así pues, las chicas ucranianas que se casan por agencia esperan realmente que el matrimonio funcione, lo que quiere decir que no es propiamente un “matrimonio de conveniencia”, en el que sólo se busca su funcionalidad migratoria. Tal explicación concuerda con el hecho de que, según parece, muchos de estos matrimonios estén funcionando razonablemente bien. Entrevisté a los responsables de la agencia matrimonial “Tamara” ubicada en Granollers, que funciona desde 2003.53 Me dijeron que ya han logrado 30 matrimonios entre hombres de aquí y mujeres de Ucrania, de los que sólo tres se han deshecho al poco tiempo de la boda. Y, según su información, la ruptura en estos casos se ha debido a problemas de los maridos, no a que las mujeres ucranianas hayan querido deshacer el matrimonio cuando ya habían obtenido la residencia en España. Según los responsables de esta agencia, las mujeres lo que buscan es un marido, no tanto la emigración. El concepto de “matrimonio de conveniencia”, tal como se aplica en este contexto, es otro de los mitos o prejuicios relacionados con las migraciones que hay que deconstruir. El prejuicio sirve para desprestigiar esta opción, inferiorizar a sus protagonistas más vulnerables, las mujeres, y convertirlas en asunto de orden público, sospechosas de ser transgresoras de la ley que deben ser escrutadas policialmente a cada paso que dan. El mito, en este caso, tiene sus efectos más inmediatos en la restricción que esas mujeres sufren de un derecho básico: el derecho al divorcio. 53 Su web es: www.amtamara.com (última consulta: noviembre 2005) 187 Efectivamente, aunque muchos de esos matrimonios funcionan, como he dicho, razonablemente bien, hay otros que no. Los principales problemas surgen cuando las mujeres han sido engañadas sobre el tipo de hombre con el que se casaban. En la asociación ucraniana de Barcelona atendieron a una mujer ucraniana que se había casado con un español deficiente mental. El matrimonio se había realizado por poderes y ella no había conocido al marido hasta después de casada, y no fue hasta entonces cuando supo de la situación mental del mismo. La elección de la esposa había sido hecha, en realidad, por la familia del marido, y precisamente le habían elegido a ella porque es médico, y lo que la familia buscaba era alguien que hiciese al mismo tiempo las veces de esposa y de enfermera. No todos los casos son tan extremos, pero sí hay muchos en los que lo que la esposa se encuentra nada tiene que ver con lo que le habían ofrecido. En casos así muchas mujeres optan por la separación, pero con ella pueden perder la residencia, de acuerdo con lo que establece nuestra legislación de extranjería. Es aquí donde el hecho de que sean sospechosas de “matrimonio de conveniencia” les impide ejercer con libertad su derecho al divorcio. Cuando las agencias son más serias las mujeres tienen una información sobre el futuro marido que, aunque es escasa, al menos no es engañosa. La mencionada agencia “Tamara” tiene la siguiente forma de actuación: atiende a los hombres en su oficina de Granollers, mostrándoles su catálogo de fotografías y datos personales de las mujeres que han acudido a la oficina que tienen en Kherson (Ucrania). El hombre hace una primera elección, tras la cual se inicia una etapa de correspondencia entre el hombre y la mujer con la que comienzan a conocerse. Después la agencia organiza viajes con grupos de 10 ó 12 hombres para que pasen unos 12 días en Ucrania y las parejas que se están formando entren en contacto personal. El resultado, según la agencia, es que en la mayor parte de los casos, cuando el hombre vuelve a España, tras ese viaje, inicia de inmediato los trámites para la boda. Las bodas se hacen todas en Ucrania, porque, según él, para las mujeres es importante que su familia y su entorno compruebe que no vienen “de cualquier manera” a España. Son bodas con todos los requisitos que la tradición ordena por lo que se refiere a los ritos y la fiesta. 188 Como esa agencia que trabaja con Ucrania, hay otras que lo hacen con Rusia. En Barcelona hay unas 10 ó 12 agencias dedicadas a casar mujeres de Rusia y Ucrania con hombres de aquí. Ello constituye, por tanto, un canal migratorio específico, aunque el número de mujeres que lo integran es relativamente poco importante. Las condiciones del trayecto. El papel de las agencias de viaje. El trayecto migratorio es muy distinto según cuáles sean las condiciones legales en las que la migración se realiza. La inmigración de rumanos en España ha sido, hasta el momento, mayoritariamente irregular. Pero esto no quiere decir que la entrada en España de los rumanos sea irregular, bien al contrario, la entrada es actualmente legal, ya que la forma más generalizada de migración consiste en venir como turistas (entrada legal) y quedarse después a vivir y trabajar (inmigración irregular). El uno de enero de 2002 se establece la supresión de la necesidad de visado para viajar desde Rumania a un país del espacio Schengen y, por tanto, queda suprimido el visado con España (lo mismo sucedió con Bulgaria en esa misma fecha). Conviene aclarar que lo que se suprimió fue el visado turístico, no el visado para venir a residir y trabajar a España.54 Pero al suprimir el visado turístico, toda persona que sale de Rumania y entra en España está haciendo, en principio, una entrada legal. 54 Los convenios de supresión de visados que España tiene suscritos con otros países son todos relativos al visado de turismo, o, lo que es lo mismo, al visado que permite una estancia inferior a tres meses. En ningún caso se suprime el visado para residir, salvo con el resto de países de la Unión Europea. La persona que entra sin visado, porque hay tratado de supresión de visados con su país, puede estar aquí hasta tres meses, pero ni puede trabajar ni puede prolongar después la estancia (existe sólo la posibilidad de solicitar una prolongación de tres meses más). Por tanto quien quiere venir a trabajar, aunque proceda de un país con el que hay tratado de supresión de visados, sí ha de solicitar el visado, que será uno específico que le va a permitir residir y trabajar en España. 189 Esto no era así antes del uno de enero de 2002, y era entonces cuando una parte de los rumanos que venían a España entraban de forma ilegal. Para venir como turistas se necesitaba el visado de turismo y había quienes entraban sin él (entrada ilegal) y otros que entraban con él habiéndolo obtenido en Rumania (entrada legal aunque se convirtiese luego en inmigración irregular). El visado de turismo podía obtenerse, bien a través de la gestión de una agencia de viajes, o bien por medio de una carta de invitación que algún español o residente en España hiciese a la persona que quería venir. Es importante aclarar que el visado que a muchos rumanos les había permitido venir a España no necesariamente había sido expedido por el consulado español en Bucarest; muchos habían sido dados por otros consulados europeos del espacio Schengen. Las cartas de invitación utilizadas podían proceder también de residentes en otros países europeos. Y, por tanto, las sospechas de corrupción en los consulados, inducidas por lo que voy a explicar a continuación, no necesariamente han de referirse al consulado español. La “compra” del visado. El visado que se obtenía, hasta enero de 2002, a través de las agencias de viaje (dejo ahora de lado el que se obtenía por medio de las cartas de invitación) costaba dinero. Sobre el coste del visado hay abundante información, y hay también mucha coincidencia en que se situaba entre 1.000 y 1.500 dólares. Sandru (2002: 80) dice que en el año 2000 el visado se obtenía apuntándose a un viaje “turístico” o comprándolo en el mercado negro, pudiendo costar unos 1.200 dólares. Entre las personas que yo he entrevistado, las que habían venido en 2001 o antes todas habían comprado el visado. Elena E. (residente en Castelldefels) vino en 2002 y ya no lo compró, pero su marido había venido en 2001 y había pagado 2.000 dólares. Violeta S. pagó, también en 2001, 1.300 dólares. Su madre, que vino en el mismo año, pagó la misma cantidad. El precio del visado, según Liliana L., también variaba dependiendo de la duración del mismo; por 190 ejemplo, se hacían unos visados para negocios de seis meses que resultaban más caros que los de visita de tres meses; y éstos eran más caros que los de un mes. El término al uso era “comprar el visado” (Serban y Grigoras, 2002: 99) lo que nos indica que existía una “venta de visados” en la que, además de los intermediarios, podían estar implicados miembros de los consulados. Los intermediarios eran personas que actuaban por su cuenta (mercado negro) o agencias de viaje legalmente constituidas. Si ya la compra de visados a través de las agencias, nos hace pensar que existían conexiones en los consulados de tipo corrupto, su compra en el mercado negro no nos deja ninguna duda al respecto, porque el visado comprado en el mercado negro también salía de un consulado. El visado comprado a través de las agencias era más barato que el comprado en el mercado negro. Las agencias de viaje en cuestión son principalmente empresas surgidas para satisfacer la demanda planteada por la emigración que, además de tramitar la “compra del visado”, organizaban el viaje. La carta de invitación era, como he señalado, la otra opción para obtener el visado. Quienes podían contar con una carta real (no comprada) se ahorraban los costes del otro sistema, siempre y cuando ellos mismo realizasen los trámites. Dana D. y su novio vinieron en 1999; ella tenía una prima en Alemania que le hizo la carta de invitación; con ella solicitaron el visado en el consulado alemán, pero se vinieron para España (primero a Madrid y enseguida a Castelldefels). En su caso los visados no les costaron nada. Pero parece un caso poco común, porque la mayoría de los emigrantes rumanos se ponían en manos de las agencias. El viaje sin visado. Los obstáculos que se han de sortear. La supresión del visado de turismo para los rumanos era un paso que en un momento u otro debía darse, debido a que Rumania es un país que está en vías de entrar en la Unión Europea. Con esta supresión, producida el uno de 191 enero de 2002, venir a España se hizo más fácil. Los emigrantes siguieron viniendo como turistas, pero a partir de esa fecha bastaba ya con comprar el billete (de autobús generalmente) de ida y vuelta, que les podía costar hasta 300 € (el precio va variando, como luego comentaré), y disponer de 500 € en metálico, que era el dinero que debían mostrar a la policía española, en el caso de que ser interceptados por ella, para hacer creíble su condición de turistas. La posibilidad de entrar legalmente sin visado no ha impedido que la policía española haya negado la entrada a muchos rumanos y haya expulsado a otros muchos. Cuando la policía detecta que no se trata de turistas reales los devuelve en frontera, algo que puede detectar, entre otras cosas, por el dinero que llevan o por el tipo de transporte en el que vengan. Pero aún viniendo con la cantidad de dinero requerida, muchos rumanos son devueltos en frontera por el hecho de que “no tienen pinta de turistas”. Ya se indicó más atrás que a lo largo de 2003 los rumanos fueron el colectivo que sufrió mayor número de repatriaciones: de un total de 92.679 personas repatriadas ese año, 32.306 fueron rumanas. Por detrás de Rumania siguió Marruecos en número de repatriaciones con un total de 24.146, y los siguientes en este ranking fueron Bulgaria (con 8.266) y Ecuador (con 6.476).55 En 2004 aún aumentó el número y la proporción de los rumanos en las repatriaciones: su total fue de 121.062 y, de ellas, los rumanos eran 58.883, es decir, casi el 50 %.56 En realidad, lo que afecta a los rumanos no son tanto las expulsiones (que se han de ejecutar realizando previamente un expediente y un decreto de expulsión individualizado), como las devoluciones en frontera. En 2004 los rumanos expulsados fueron 2.957 y los devueltos en frontera fueron 55.926. Las devoluciones en frontera se ejecutan, por lo que se refiere a los rumanos, en los Pirineos, en virtud del acuerdo de readmisión que existe entre España y Francia. 55 Fuente: Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración. Perteneciente, hasta 2004, al Ministerio del Interior. 56 Fuente: Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales). 192 Pero lo cierto es que el hecho de que una persona sea devuelta en la frontera no quiere decir que sea realmente repatriada, ni que por ello vea impedida su entrada en España. Algo que ha venido sucediendo es que los autocares que son devueltos en La Junquera paran en la primera gasolinera de Francia, y allí hay gente haciendo un negocio bastante rentable que consiste en introducir personas en España trayéndolas en coches con matrícula española, a las que dejan en la primera gasolinera española o en la localidad de La Junquera. Desde ahí podrán continuar viaje gracias a familiares o amigos que tienen en Barcelona, Castellón, etc., que los irán a recoger, o bien utilizando transporte público. Hasta principios de 2005, los propietarios de esos coches cobraban 100 euros por persona, pero el precio se incrementó durante el proceso de regularización de 2005, debido a que la policía era más estricta con los autocares de rumanos y devolvía mayor proporción de ellos en la frontera. Puedo hacer la descripción de unos hechos de los que fui testigo presencial, producidos el día 25 de marzo de 2005 (a mediados del proceso de regularización). Un joven rumano de 31 años, venía en un autocar de “Adriana Touristik” (empresa rumana) que había salido de Rumania el 22 de marzo, y al que la policía española obligó a dar la vuelta en la frontera de La Junquera. El autocar había tardado tres días hasta llegar a la frontera española, pasando por Hungría, Austria, Italia y Francia. En Italia había dejado a 10 ó 12 personas y llegaba a la frontera española con 25, de las que sólo cuatro tenían permiso de residencia en España. La policía española dice que las restantes 21 personas no pueden entrar y el autocar se da la vuelta con todos sus pasajeros (incluidos los que tenían residencia en España, ya que aún siendo autorizados a entrar, lo que no podían era continuar el viaje a pié), pero se detiene en la primera gasolinera de Francia: Le Village Catalan. Eso había ocurrido a las siete de la mañana, y a las dos de la tarde hacen un nuevo intento de cruzar la frontera contando con que ha cambiado ya el turno de los policías y pueden tener más suerte. No la tienen y vuelven a la mencionada gasolinera.57 57 En el caso de que hacer varios intentos de entrada sea algo habitual, cosa que no he podido comprobar, estaríamos ante el hecho de que los datos de devueltos en frontera que cada año 193 Entre tanto, el mencionado rumano ha llamado a su hermana, que vive en Barcelona y está tramitando su propia regularización, y ésta acude en coche, con un amigo español, para encontrarse con el hermano en Le Village Catalan. A mí se me presenta la posibilidad de acompañarlos en el trayecto de ida y vuelta y lo hago. Llegados a la gasolinera de Le Village Catalan somos testigos del alegre encuentro entre los dos hermanos, pero también de la desesperada situación del resto de los pasajeros. Los responsables del autocar dicen que se vuelven otra vez hacia España, pero ahora sólo con los cuatro que tienen permiso de residencia. El resto ha de quedarse en la gasolinera francesa. Por allí ha aparecido un “pasante” que va a llevarse a seis de ellos en su coche, cobrándoles 150 € a cada uno. Los cruzará la frontera y los dejará en la localidad de La Junquera, y desde allí tendrán que continuar con transporte público. Habían pagado 300 € por el autocar, pero el viaje acabará costándoles unos 500 si es hasta Barcelona, y más si es a Castellón o a Madrid. No quedaba claro si los demás iban a poder contar con la posibilidad de ser pasados de esa forma, pero parecía que había el problema de que muchos no tenían dinero para esos nuevos desembolsos que la situación exigía. Los responsables del autocar dijeron que volverían desde España al día siguiente y se llevarían para Rumania a los que aún estuviesen esperando en la gasolinera. Ello comportaría estar de vuelta en Rumania, habiendo pasado unos siete días en el autocar, una noche a la intemperie, y habiendo perdido al menos 300 €, cantidad nada despreciable en la economía de los rumanos. Desconozco cuántos volvieron a Rumania y cuántos fueron pasados hasta La Junquera. Nosotros volvimos sin tropiezos a Barcelona, con aquel joven al que su hermana ya había encontrado trabajo en la construcción a través de otro rumano. El martes siguiente tenía que empezar a trabajar. Esto ocurría en medio del proceso de regularización (hecho entre el siete de febrero y el siete de mayo de 2005), pero la información que he recibido de distintas personas indica que el volumen de rumanos que han ido entrando en da el Ministerio del Interior estarían inflados, ya que se cuenta a las mismas personas varias veces. 194 España durante dicho proceso ha sido muy inferior al de antes. Los controles policiales hicieron su efecto y el número de vehículos procedentes de Rumania cayó en picado. Ioan Cr, el ya mencionado pastor evangelista rumano de Castelldefels, me dijo (en abril, durante el proceso de regularización) que conocía una empresa de Zalau (noroeste de Rumania) que tenía un autocar y varias furgonetas, haciendo viajes constantes a España, y por esas fechas había dejado de hacerlos y tenía los vehículos parados. Dijo también que según su información, eso mismo estaba pasando con la mayoría de las empresas pequeñas, y que sólo las grandes líneas seguían haciendo viajes. Octavian M. me explicó que, por esas fechas, la prensa rumana estaba dando mucha información sobre las dificultades que se estaban produciendo para ir a España. Tuvo gran difusión un incidente producido a comienzos de marzo en el que fueron devueltos de una sola vez un considerable número de autocares a los que escoltó la policía francesa para asegurarse de que hacían el viaje de vuelta. Al apuntar esta tendencia general no estoy afirmando que se cortase del todo el flujo de inmigración irregular. Alguna se seguía produciendo, e incluso se desarrollaron nuevas tácticas para ello. Señalaré a modo de ejemplo que (según la información que recibí finalizada ya la regularización) algunos de los autocares que salían de Rumania con dirección a España eran cambiados en Hungría por autocares con matrícula húngara, que cruzaban con mayor facilidad la frontera española. Las exigencias impuestas a los viajeros (turistas o supuestos turistas) para no frustrar la conclusión de su viaje no vienen sólo de parte del país receptor (en el caso que nos ocupa, España). Existe otro condicionante que impone el propio Estado rumano. Con la supresión del visado de turismo para entrar en el espacio Schengen al gobierno rumano se le exigió una labor de control de la salida de sus ciudadanos, y, desde entonces, la policía rumana de frontera exige que los que salen (como turistas) cuenten con las correspondientes reservas turísticas, o cartas de invitación de familiares, además de 100 euros para cada uno de los días que estarán fuera. En realidad, esto es así desde 195 principios de 2001 (un año antes de la supresión de los visados de turismo para el espacio Schengen), cuando Rumania ya tenía la presión de La Unión Europea para mejorar el control de sus fronteras. Lo que se estableció entonces fue una mayor profesionalización de la policía de fronteras, acabando con la situación anterior en la que buena parte del control de las fronteras rumanas estaba en manos del ejército y recaía en soldados del servicio militar obligatorio. Y, además, entró en vigor la orden del Ministerio del Interior por la que el rumano que salía del país, en viaje de turismo, debía llevar encima 100 euros por cada día que fuese a estar fuera (con un mínimo de 500 euros), salvo si el viaje era a Turquía, en cuyo caso había de llevar 50 euros por día (Ovidiu, 2000). Otra medida implantada en 2001 fue el cambio del modelo de pasaporte, imponiendo uno con fotografía escaneada más difícil de falsificar que el anterior. Así pues, los viajeros han de llevar un dinero, que primero deberán mostrar a la policía rumana y después a la española. Vuelvo enseguida sobre este aspecto, pero antes he de señalar quién hace el transporte. En estos últimos años han proliferado las agencias que organizan los viajes y las líneas de autocares. Por lo que se refiere a las agencias de viaje, según Anton C., profesor en una universidad de Bucarest, algunas de las que están operando ya existían, pero hay muchas otras que se han creado al calor del negocio de la emigración. La misma opinión tiene Diana D., representante del movimiento asociativo rumano en Cataluña, y otros muchos de los que he entrevistado. Y por lo que se refiere a las líneas de autocares, también hay de todo: hay líneas completamente legales que se limitan a vender el billete a los viajeros y transportarlos (tanto empresas españolas como rumanas), y hay también lo que los rumanos llaman empresas “pirata”. Estas últimas utilizan furgonetas con no más de una docena de asientos, y pueden no ser empresas legales, es decir, empresas que no cuentan con la licencia de actividad adecuada. Pero también pueden ser empresas con licencia de transporte, a las que los rumanos llaman “piratas” porque hacen todas las trampas necesarias para introducir a sus pasajeros en España. 196 ¿Por qué siguen existiendo líneas “pirata” si el viaje es legal? Esto se explica en parte porque no todo el mundo está igualmente informado de las cosas, y las agencias dedicadas a la captación de viajeros pueden conducirlos hacia esas empresas “pirata”, pero el motivo más concreto del que me han hablado es que en muchos casos prestan los 500 € que cada viajero ha de mostrar en alguna de las fronteras. Cristina L. dice que normalmente es el propio conductor del autocar el que presta el dinero en los momentos necesarios y lo recupera inmediatamente después. También me han informado de que las empresas “pirata” buscan recorridos en los que es más difícil que la policía intercepte el vehículo. Ioan C. vino, a principios de 2004, con una agencia “pirata” que le cobró 250 euros por el viaje. Otras personas me han hablado de 300 euros, 350 euros, aunque a finales de 2004 los precios parecían haber bajado un poco, ya que algunos me hablaron de 180 euros. Éste es el precio de las líneas regulares, y es el que pagó Filip F., que vino en octubre de 2004 con Euroline, una empresa legal que viaja tres veces por semana entre Rumania y Barcelona. En 2005, durante el proceso de regularización, los precios subieron, pero volvieron a estabilizarse en torno a 170 euros. Filip F. sufrió un incidente que según me han señalado es bastante común en estos viajes. El autocar no entró en Barcelona sino que lo dejó a 37 Km. No sabe dónde, pero sabe la distancia porque tuvo que coger un taxi para venir a Barcelona. Ese día el autocar sólo llevaba dos personas que tuviesen como destino Barcelona y el conductor optó por no entrar y dirigirse directamente a otro destino para el que llevaba más gente. Sobre este tema lo que los entrevistados me han dicho es que se trata de una práctica bastante habitual; me explicaron el caso de una mujer con avanzado embarazo a la que el autocar dejó a 150 Km. de Barcelona haciéndola creer que ya estaba aquí. En este caso no se trataba de una línea legal de autocares sino de una empresa “pirata”. La mujer resolvió su situación conectando con el marido (que estaba en Barcelona porque había inmigrado antes), quien acudió en su busca con un coche prestado. 197 Pero no sólo las empresas “pirata” pueden dejar a los viajeros en lugares apartados de la ciudad; algunos entrevistados me han señalado que Euroline, una de las compañías que más viajeros transporta entre Rumania y España, lo hace a menudo con los viajeros que vienen a Barcelona. Cuando el destino último de los autocares es Madrid, y transportan a pocos viajeros que han de parar en Barcelona, optan por no entrar a la ciudad y dejan a esos viajeros en cualquier otro sitio. Lo malo es que eso es algo de lo que éstos no han sido avisados antes, y creen haber bajado en Barcelona cuando no es así. Hay otro aspecto del viaje que conviene señalar, que es la existencia de formas de corrupción protagonizadas por la policía rumana de la frontera. Una de las obligaciones de los policías es sellar el pasaporte con la fecha de salida, para que a la vuelta se pueda ver que realmente se ha tratado de un viaje turístico. Lo que se hace a la vuelta es sellar la entrada, de forma que si una persona hubiese pasado varios meses o años fuera y volviese, tendría problemas para salir de nuevo, ya que su pasaporte indicaría que el viaje anterior no había sido de turismo. La sanción que las autoridades rumanas imponen es la retirada del pasaporte o la imposición de una prohibición de salida por un período de cinco años. Pues bien, una práctica que, según mis informantes, ha sido bastante habitual es la de pagar al policía de la frontera, en cantidades que van ente 50 y 250 €, para que no selle el pasaporte o pase por alto la duración de la estancia en el extranjero. Estos pagos, según varios entrevistados, también se han de hacer a veces a policías húngaros e, incluso, austriacos. A mediados de 2005 se produjo un giro importante. De repente, pareció acabarse con la aceptación de sobornos por parte de los policías rumanos, y todos los que volvían habiendo superado los tres meses de estancia en el extranjero eran sancionados con el sello en el pasaporte de prohibición de nueva salida (por cinco años), e incluso con la retirada del mismo. Además, para salir de Rumania se establecieron normas más estrictas. La nueva situación fue consecuencia de la conjunción de dos aspectos de la política del nuevo gobierno rumano (salido de las elecciones de noviembre de 2004): la lucha contra la corrupción y la necesidad de evitar la pérdida de fuerza de trabajo juvenil que se estaba produciendo por la emigración. 198 Un último aspecto que quiero tocar, relacionado con el trayecto es su coste. Emigrar cuesta dinero, y en el caso de los rumanos costaba más cuando tenían que comprar el visado, pero ahora también cuesta. Lo mínimo que se necesita son los 200 € del viaje más el dinero que necesitarán para subsistir aquí hasta que encuentren trabajo. Este dinero a menudo son los 500 € que han de traer para mostrar a la policía de frontera. Pero si, además, el migrante ha venido por mediación de una agencia de colocación, habrá pagado en torno a otros 1.000 €. Aurel B., el ya presentado párroco rumano de la iglesia ortodoxa de la Gran Via de Barcelona, dice que muchos vienen con algo de dinero para sostenerse en tanto no encuentran trabajo, y que está en torno a 1.500 €. En definitiva, un dinero que en Rumania es mucho dinero. ¿De dónde sale ese dinero? Lo que Diana D. afirma es que algunos toman dinero prestado de los familiares, o venden cosas, o hipotecan su vivienda, en el caso de quienes la tienen en propiedad. Pagar mensualmente esa hipoteca será después la principal obsesión de los inmigrantes, y estarán dispuestos a aguantar aquí penalidades muy superiores a las que tenían en su lugar de origen antes de volver y ver que además del fracaso migratorio pierden el piso. Aurel B. me informa de que además de la venta de coches y otras cosas, lo más importante es el endeudamiento entre unos y otros. Hay un endeudamiento respecto a los familiares que quedaron allí, y también lo hay respecto a los que están ya aquí. Este segundo viene de que quienes migraron antes pueden enviar dinero para que otros emigren después. En cualquier caso, son deudas que raramente quedan sin pagar; en el período inicial que sucede a la migración buena parte de los ingresos del trabajo son para devolver estas deudas. Las agencias de viaje en la migración ucraniana. Dejo aquí el tema del trayecto de los rumanos, y quiero hacer referencia a las condiciones del trayecto de los inmigrantes que estamos recibiendo procedentes de Ucrania. Me extenderé un poco en ello porque creo que tiene 199 interés por el parecido que tienen tales condiciones con las que tenían los rumanos antes de que se beneficiasen de la supresión de visado. Los ucranianos, para venir a España, siguen necesitando el visado de turismo que han de obtener en el consulado español o en el de cualquier otro país del espacio Schengen. Si hay una inmigración en la que el papel de las agencias de viaje es del todo determinante, esa es la ucraniana. Tales agencias comenzaron su andadura con viajes de turismo, pero luego el turismo se convirtió en emigración. Hasta finales de los noventa era muy fácil conseguir el visado de turista. Los primeros turistas se interesaban mucho por las posibilidades que aquí había para obtener trabajo, para acceder a los permisos, etc. Dana B., trabajadora ucraniana de una agencia de viajes de Barcelona, dice que aquellos turistas que iban viniendo en la primera mitad de los noventa comenzaron a difundir información sobre Italia, Portugal y España, y ello fue lo que generó interés por emigrar a estos países, algo que empezó a adquirir importancia a mediados de los noventa. Svitlana S., dirigente de una asociación de ucranianos en Barcelona, me indica que a partir de 1996 surgieron muchas agencias nuevas disfrazadas de agencias de turismo, pero su razón real de existencia son las posibilidades de organizar la emigración. Algunas de estas agencias son del todo fraudulentas, porque cobran al interesado por organizarle el viaje pero no lo hacen (le dicen después que se le ha denegado el visado o simplemente desaparecen para no tener que dar explicaciones a nadie). Pero la mayoría de las nuevas “agencias de turismo” consiguen los visados turísticos y organizan los viajes.58 Las agencias (que allí las llaman organizaciones, como me señala Yaroslav G., miembro de la Asociación Legal de Estudiantes de Kiev) captan a los “viajeros” de diversas formas, pero principalmente poniendo anuncios en la prensa. Hasta no hace mucho tiempo el precio establecido para organizar la migración de una persona estaba en torno a los 1.000 dólares, aunque esa cantidad variaba en 58 La misma informante me dice que también existen las agencias de viaje serias que no tramitan los visados si no están seguras de que se trata de turistas de verdad. 200 función de si hay un trabajo a la espera en el punto de destino y del tipo de trabajo. Pero ese precio ha subido en la medida en que se han endurecido las posibilidades de obtención del visado. El importe del que más me han hablado distintos entrevistados está entre 1.000 y 1.500 dólares, pero también me han dicho que a finales de 2004 ya había agencias que pedían 3.000 dólares (o 2.500 euros, porque ya se ha empezado a poner el precio en euros). Los hermanos Anatoliy T. y Mykola T., vinieron, como ya he dicho antes, en verano de 2003, porque tenían un tío lejano suyo en Barcelona, pero para venir se dirigieron a una agencia de viajes de Ternopol, la ciudad en la que vivían, situada al oeste de Ucrania. El precio que la agencia les cobró por todo el paquete (viaje y visado) fue de 5.500 euros para los dos, y la información que la agencia les dio es que 4.000 eran para pagar los visados, es decir, a 2.000 euros por visado. Ellos consiguieron ese dinero endeudándose con buen número de familiares y así se vinieron para Barcelona. Más adelante, en el capítulo sobre inserción laboral, explicaré las cosas por las que después tuvieron que pasar. Lo que queda claro en las entrevistas que he realizado es que la parte mayor del pago que se le hace a la agencia es para conseguir el visado. Ello nos permite pensar en la existencia de corrupción en los consulados. El consulado español de Kiev daba con bastante facilidad los visados hasta que se produjo un cambio en los responsables consulares a principios de 2003 y la obtención del visado se hizo más difícil. Pero no tengo evidencias de que aquella “generosidad” en la concesión de visados se debiese a prácticas de corrupción. Por otra parte, como ya se ha apuntado, la corrupción relacionada con la emigración que viene a España no tiene porqué estar en el consulado español. De hecho, como me indica Svitlana, una parte de los “turistas” que vienen a España han obtenido los visados en los consulados de otros países del espacio Schengen. El visado que la agencia de viajes dio a los hermanos Anatoliy y Mykola era del consulado alemán, pero con él se vinieron directamente a España. 201 Algunas agencias ni siquiera venden el viaje al emigrante: le venden sólo el visado. Daré la explicación que Dana B., ucraniana que trabajó en una agencia de viajes, me aportó sobre el significado de esto. Primero hay que tener en cuenta que para obtener el visado en el consulado español, el supuesto turista ha de parecer que lo es, lo que comporta disponer de un billete de avión de ida y vuelta y del dinero que gastará en España. El billete de avión resulta necesario porque si el viaje se hace en autocar no tiene credibilidad como viaje turístico. Como muchos emigrantes quieren viajar en autocar para reducir costes, lo que hacen es comprar aparte los billetes del autocar y dirigirse después a la agencia para comprar el visado. La agencia lo que hará es solicitar el visado, para esa persona, presentando en el consulado unos billetes de avión falsos (unos billetes que inicialmente son verdaderos pero luego se cancelan porque no van a ser utilizados). La agencia presenta, además, una reserva de hotel en España, porque para obtener el visado de turista en el consulado español no basta con presentar los billetes de avión, se necesita también la reserva del hotel. Lo que hacen esas agencias es pedir a otras agencias de viaje españolas la reserva del hotel y cancelarla más tarde, consiguiendo así un documento de reserva de hotel que podrán presentar para la solicitud del visado. De esta forma lo que realmente vende la agencia al supuesto turista es sólo y exclusivamente el visado. Según Svitlana S., dirigente de una asociación de ucranianos en Barcelona, las agencias dedicadas sólo a la venta de los visados surgen, sobre todo, entre 1998 y 1999. En unos casos venden sólo el visado, en otro venden el visado más el billete de autocar. Lo que cobran depende de que además den otro servicio en destino, que es el de aportar al emigrante algún contacto para que le facilite trabajo. Ella me habla también de un precio que puede oscilar entre 1.000 y 2.000 dólares dependiendo del conjunto de servicios. La actividad de estas agencias a menudo es descarada, porque ponen anuncios en la prensa “para trabajo en España” cuando se supone que son agencias de turismo. A veces los anuncios se refieren concretamente a la prostitución: “para trabajar en España en clubes de lujo”. 202 Desde principios de 2003 el consulado español en Kiev está denegando muchas solicitudes de visado turístico y ha acentuado los controles para asegurarse de que los turistas lo son de verdad. Ello ha frenado la actuación de ese tipo de agencias, pero la actividad se mantiene porque, como ya he dicho, los visados también son obtenidos en los consulados de otros países del espacio Schengen. Añadiré que la eficacia de las “agencias de viaje” en su captación de migrantes se beneficia de la actuación de otras empresas o entidades, como las agencias de colocación o las empresas dedicadas al traslado de las remesas de dinero, generando entre todas un clima favorable a la opción migratoria. Por ejemplo, la Western Union y otras empresas difunden guías en Ucrania, en las que figuran los lugares de habla rusa o ucraniana en los que los migrantes ucranianos pueden encontrar apoyo en distintas ciudades europeas. La asociación de ucranianos de Barcelona recibe con frecuencia la visita de inmigrantes recién llegados que han visto su dirección en una de esas guías. Si he querido resaltar aquí la importancia del papel de las “agencias de viaje”, que la tiene en el caso de la inmigración rumana y la tiene mucho más en el caso de la ucraniana, es por la relación que ello tiene con la red social. Precisamente, lo que está permitiendo que venga gente sin red social es la labor de esas agencias. Esto no quiere decir que todos los que vienen habiendo contactado con una agencia no tengan red social aquí; no tiene por que ser así, pues aunque tengan familiares y amigos en destino, pueden necesitar a la agencia para organizar el viaje, especialmente los ucranianos que la necesitan para la compra del visado. Pero también hay muchas personas que se lanzan a la aventura migratoria tras haber visto un anuncio en la prensa y haber contactado con una de esas agencias, personas que pueden no tener ningún conocido en destino. La opinión de Andry K., ucraniano y asesor de inmigración en Lleida, es que entre la inmigración ucraniana puede haber un 40 % de gente que ha venido sin contactos familiares o sociales; lo que Svitlana S. dice al respecto es que puede ser un 25 %. 203 La red social en el apoyo a la acomodación en destino. La red social, además de facilitar los apoyos mostrados en el apartado anterior para el trayecto migratorio, también facilita, a buena parte de los migrantes, los medios para la acomodación en destino. En el caso de los rumanos, estos apoyos provienen principalmente de familiares o amigos; aunque la red social de apoyo puede ampliarse a los correligionarios (si se trata de adventistas y pentecostales), o puede ser de naturaleza étnica, cuando se trata de gitanos (lo que se estudiará en el capítulo siguiente). La importancia que para cada persona tiene el apoyo de familiares y amigos en el lugar de destino varía, de la misma forma que era variable el apoyo que le daban para la realización del trayecto. Entre los rumanos que yo he entrevistado hay diferencias notables; hay personas que han migrado contando con un apoyo fuerte en destino, pero también las hay que lo han hecho con apoyos débiles, o incluso sin apoyos. Las preguntas que me hacía, y sobre las que intentaba obtener respuesta, eran, ¿Quién los espera, y cómo, en el momento de la llegada? ¿Dónde se alojan? ¿Cómo encuentran trabajo? Aquí me centraré más en las respuestas a las dos primeras preguntas, ya que lo relativo al trabajo se aborda en otro capítulo. La acomodación de los recién llegados. En la forma de acogida pueden establecerse distintos niveles. El primero de ellos se refiere a las personas que cuentan aquí, a su llegada, con miembros de su núcleo familiar. En ese caso los esperarán en la parada del autocar, los alojarán en el piso familiar y les facilitarán todos los medios y contactos de los que dispongan para encontrar trabajo. Si el recién llegado es un familiar pero no pertenece a la familia nuclear (el hermano de uno de los cónyuges, por ejemplo), quizás tenga que acabar buscándose una habitación en otra vivienda, 204 pero estará con la familia hasta que encuentre trabajo y encuentre la nueva vivienda. Otro nivel de acogida corresponde a los casos en los que el recién llegado viene con el contacto de un pariente más lejano o de un amigo. En tales casos, el resultado puede ser similar al anterior, de forma que estará un tiempo en el piso del amigo, quien será su primer enlace para empezar a buscar trabajo o buscar después otra vivienda si es preciso. Pero, también es bastante común entre los rumanos venir teniendo aquí algún amigo y luego no encontrar el apoyo esperado, lo que nos llevaría a hablar situaciones de red social extremadamente débil. Éste fue el caso de Simona S., que se vino a España en marzo de 2002 porque tenía una amiga en Benicasim (Castellón). Al llegar, lo primero que comprobó fue que su amiga trabajaba en el servicio doméstico y que para ella no habría tampoco otra opción distinta al servicio doméstico, aunque su amiga le había contado que trabajaba en un restaurante y que también ella tendría ese tipo de posibilidades laborales. Simona optó por irse a Barcelona sin conocer a nadie en esta ciudad. Aquí estuvo viendo en un hostal, gastándose los ahorros, hasta que encontró, dos meses después, un trabajo de atención a una persona mayor como interna en una casa. Ella dice que su caso es bastante normal, es decir, que viene poca gente que no conozca absolutamente a nadie aquí, pero son muchos los rumanos que no encuentran la ayuda esperada de los conocidos a los que acuden al llegar. En esta categorización que estoy haciendo de la acogida, relacionada con la mayor o menor fortaleza de la red social con la que se cuenta, otro nivel es el de los recién llegados que no conocen a nadie aquí, y solamente portan algunas direcciones a las que acudir o algunos teléfonos de contactos difusos que alguien les ha dado. Muchos llegan con la dirección en Barcelona de la asociación de rumanos ASOCROM, o el teléfono de su presidenta, Marcela C.; otros con la de alguna oficina de asesoramiento a inmigrantes, o con el teléfono de Diana D., rumana que durante un tiempo atendió de forma voluntaria la oficina de asesoramiento a inmigrantes de UGT. Otros lo que traen es la 205 dirección de la iglesia ortodoxa de Barcelona (en la Gran Via) o el teléfono de su párroco. Las direcciones se las ha podido dar alguien en Rumania, o las han obtenido por Internet, o por la revista “Român în Lume” que se hace en Madrid. Pero también es habitual, según los entrevistados, que los contactos sean obtenidos en el propio viaje de autocar, que por su duración (un mínimo de dos días) ofrece muchas posibilidades en este terreno. Quines facilitan las direcciones pueden ser otros pasajeros o el mismo conductor del autocar. La asociación de rumanos, ASOCROM, ha funcionado para muchos como punto de llegada y, en cierto modo, de acogida. Su local sólo se abre los domingos por la mañana, así es que los recién llegados pueden tener que esperar algunos días hasta contactar con la asociación. La asociación no les da trabajo ni alojamiento, aunque sí puede transmitirles alguna información sobre alojamientos y ofertas de empleo. Algunas personas vinculadas al movimiento asociativo juegan un papel más destacado en la red social. Es el caso de las mencionadas Diana D., a la que acuden muchos recién llegados porque otros les dieron su teléfono o forma de contactarla, o Marcela C., presidenta de ASOCROM. Diana explica que una vez hecho el contacto, ella llama a otra gente para ver si pueden facilitar alojamiento al recién llegado, así como trabajo. Muchos de los que reciben estos requerimientos de Diana acceden a atenderlos porque antes fueron ayudados por ella, cuando ellos mismos habían sido recién llegados. Así se produce una cadena cuya existencia se debe básicamente al activismo de algunas personas vinculadas al movimiento asociativo. Atrás hice ya una mención a Filip F., un recién llegado (noviembre 2004) procedente de Alexandría (Teleorman) que vino a Barcelona porque aquí tenía un primo. Era este familiar, en principio, quien le tenía que proporcionar el alojamiento y la ayuda necesaria para encontrar trabajo. Pero al llegar resultó que el primo no estaba y el recurso siguiente fue contactar con Diana D., de quién dicho primo le había dado el teléfono. Ésta le consiguió alojamiento 206 llamando a otra gente. De no haber contado con este segundo recurso, su opción habría sido acudir a un lugar de encuentro de rumanos, como el que comento a continuación. Lo que actualmente está funcionando como principal punto de contacto para los recién llegados, que vienen sin apoyos familiares, es la iglesia ortodoxa de Gran Via 406 (cerca de la Plaza de España de Barcelona) . En realidad es una iglesia católica, en la que se ha cedido una sala a los ortodoxos rumanos; sala a la que se accede por una entrada lateral. El párroco rumano, Aurel B., juega un papel parecido al de las representantes del movimiento asociativo mencionadas antes. Muchos de los recién llegados se dirigen a él en busca de ayuda cuando necesitan alojamiento o están buscando trabajo. Él, según me informa, acude a sus conocidos o feligreses, y así ha encontrado trabajo y alojamiento para un gran número de personas. Lo que me explican en las entrevistas es que sólo así, gracias a la intermediación de alguien de prestigio, los rumanos que están aquí instalados pueden hacer algo como meter en su casa a un extraño tan sólo por el hecho de que también sea rumano y recién llegado. Esta explicación pone en evidencia que este colectivo no tiene vínculos comunitarios fuertes. Los rumanos se ayudan unos a otros si son de la familia o conocidos, y sólo lo hacen con desconocidos en los casos excepcionales que estoy señalando. Una labor parecida a la del cura ortodoxo Aurel B., pero a menor escala, la realiza Ioan Cr., el pastor pentecostal de Catelldefels. En esta iglesia se hacen colectas para los más necesitados, de forma que cuando llegan nuevas familias, pueden recibir algunas ayudas económicas de la iglesia. Además, el pastor puede preguntar quién dispone de alguna habitación libre para los recién llegados, lo que facilita enormemente las posibilidades de alojamiento. El último nivel al que me quiero referir, en la categorización de la acogida, es el correspondiente a las personas que llega aquí sin ni siquiera contar con algún contacto. Parece que no son pocas las que llegan de esta manera, precisamente por causa de la labor que realizan las agencias de viaje y las 207 empresas que funcionan en Rumania “para el reclutamiento de trabajadores”. Cristina L., rumana que trabaja en Money Gram en Madrid, dice que es muy frecuente la llegada de personas, en los autocares que acaban el trayecto en “el parque de los rumanos” de Coslada, o en la estación de autobuses “Méndez Álvaro” de Madrid, que al bajar del autobús se quedan allí con las maletas, durante horas o días, sin saber muy bien qué hacer. Alguien les había dicho que al llegar les esperarían para ofrecerles trabajo y alojamiento, pero no fue así. He encontrado casos de absoluta carencia de red social. Ioan C., joven de 23 años, vino desde Bucarest con un amigo, a principios de 2004, comprando los billetes de autobús y sin conocer a nadie, ni saber apenas nada sobre España. El autobús los dejó en Bellaterra sin que esa hubiese sido la opción elegida por ellos, que apenas sabían ni dónde estaban. El primer contacto lo tuvieron con un empleado de gasolinera (latinoamericano), que los envió a Sabadell. Allí durmieron dos noches en dependencias policiales y fueron remitidos al SCAI (servicio municipal para la inmigración) por la policía, lo que les sirvió para acabar acogidos en la casa de acogida que Drapaires d’Emmaús tiene en Sabadell. La carencia de red social en el momento de la llegada también puede producirse por el hecho de que quien se suponía que tenía que acoger al recién llegado no lo hace. Varios entrevistados me han hablado de que estas situaciones son bastante comunes: el inmigrante llega con el número de teléfono del que lo ha de acoger pero se encuentra con que nadie responde a sus llamadas. Marcela C., presidenta de la asociación de rumanos, dice que son muchos los que se quedan en la calle al llegar a Barcelona, durmiendo en los alrededores de la estación de Sants, hasta que encuentran un locutorio y contactan con algún rumano, y alguien les dice que vayan a la asociación o a la parroquia ortodoxa de Gran Via (cosa que en ambos casos sólo pueden hacer el domingo por la mañana). Ella señala que cuando se dieron mayor número de casos de esta naturaleza fue en el año 2002. 208 Tras el primer momento de la acomodación. Más allá de este primer momento de la acomodación, la red social sigue jugando un papel destacado en los pasos siguientes que van dando los inmigrantes. Hay dos aspectos clave: el primero es encontrar trabajo, y el segundo es encontrar una nueva vivienda, en el caso de que el primer alojamiento haya sido provisional. Diana D. dice que se puede tardar de uno a dos meses en encontrar las primeras faenas por horas e inestables, y que pueden tardar varios meses en encontrar un trabajo completo y más estable. Cristina L. también afirma que el trabajo puede tardar en encontrarse; que es muy normal estar sin trabajo de uno a seis meses (en su caso, las referencias son de Madrid). En ese período funciona la ayuda de familiares que el recién llegado tiene aquí, pero también se dan situaciones en las que requiere que le envíen dinero desde Rumania; en tales casos el perjuicio es grande porque su situación de endeudamiento se agrava. Para buscar el trabajo o un nuevo alojamiento los contactos inmediatos del recién llegado son las personas que lo han acogido, pero algo muy utilizado es acudir a algún lugar habitual de reunión de rumanos. En Barcelona ese lugar es la mencionada iglesia ortodoxa de la Gran Via. Allí van muchos rumanos, incluso aunque no sean practicantes religiosos. Unos entran al servicio religioso y otros se quedan en la parte exterior, o pasan un rato dentro y otro fuera, ya que el servicio ortodoxo dura varias horas. Los domingos que he acudido al lugar, he podido ver, a lo largo de la mañana, numerosos grupos de gente charlando en el exterior de la iglesia. Los entrevistados me han indicado que en esos grupos a menudo se intercambia información, se facilitan los trabajos, se alquilan habitaciones o camas para alojamiento, etc. Hay incluso un tablón de anuncios en la entrada, que inicialmente era usado por los responsables de la iglesia católica, pero que ahora está ocupado por anuncios en idioma rumano sobre empleo y alojamientos. Además, el mismo párroco ortodoxo, Aurel B., como comenté antes, actúa de intermediario con mucha frecuencia para procurar alojamiento o trabajo para muchos de los rumanos que acuden a la iglesia con esas necesidades. 209 Sobre el alquiler de habitaciones hay que aclarar una cosa. En general los rumanos empiezan su andadura migratoria compartiendo los pisos e incluso las habitaciones. Quienes reciben la ayuda de un familiar o un compañero que los acomoda en su casa pagarán la habitación, pero generalmente no se trata de un negocio de quien lo cobra, sino más bien de una forma de compartir gastos. Quien tiene un piso alquilado querrá que alguien más lo comparta para hacer soportable el pago del alquiler. Muchos prefieren compartir el piso sólo con familiares o conocidos, pero también hay quienes lo comparten con desconocidos, por la mediación que antes he mencionado, o simplemente porque necesitan compartir los gastos con quien sea. He tratado de aclarar en qué medida hay negocio, o sólo un medio de compartir gastos, en las prácticas de realquiler de habitaciones entre los rumanos. Diana D. dice que no conoce casos en los que haya gente que ha hecho de eso su modus vivendi, dedicándose al alquiler de habitaciones como negocio. Con ella coincide Aurel B., que además me informa de que el precio que suele cobrarse por una habitación está en torno a 150 €. También el rumano Constantín S., empresario de agencia de viajes en Barcelona, dice que no cree que haya rumanos dedicados al negocio del alquiler de habitaciones (en cambio, conoce a algunos cubanos y algunos paquistaníes que sí se dedican a eso). Esta información dada acerca de los rumanos es distinta de la que me han dado respecto a la inmigración ucraniana, entre la que sí hay algunas personas que negocian con ese asunto, como mostraré después. No obstante, también me han comentado que aunque el alquiler de habitaciones no sea un modus vivendi entre los rumanos, lo que muchos sí buscan es el máximo beneficio de la situación, estableciendo precios que algunas personas consideran abusivos. Simona S., estuvo viviendo inicialmente en habitaciones alquiladas a otros rumanos, y dice que cuando han venido allegados suyos de Rumania no los ha ubicado en pisos de rumanos, sino que ha buscado pisos de latinoamericanos porque cree que se aprovechan menos de los recién llegados. 210 La red social de apoyo a la acomodación entre los ucranianos. Concluyo este apartado con algo de información sobre la inmigración ucraniana, por lo que se refiere al apoyo de la red social para su acomodación. De entrada, no ha de olvidarse que los ucranianos siguen necesitando el visado, lo siguen comprando, y, por tanto, su endeudamiento para realizar la migración es mayor que el de los rumanos. La familia y los amigos los ha ayudado, primero en el lugar de origen, para obtener el dinero necesario para emigrar, por lo que se han endeudado con ellos y tendrán que ir remitiendo dinero a su país para ir saldando las deudas. Según Leonila B., también hay muchos que no se han endeudado porque han vendido su piso u otras cosas. Una vez aquí, el apoyo que los ucranianos reciben de sus familiares y amigos es similar al de los rumanos; pero ya mostré que la carencia de red social entre los ucranianos es mayor debido a que también es mayor el papel que juegan las agencias de viaje en el flujo migratorio. Esto quiere decir que los ucranianos dependerán más del mercado de compraventa de alojamientos y contactos para el empleo. Los recién llegados que vienen sin red social comienzan su periplo cuando encuentran a alguien que habla ruso o ucraniano. En algunos casos, esta persona les ayudará, incluso dándoles alojamiento, pero en otros muchos casos lo que les dará es la información de dónde pueden encontrarse con otros ucranianos. La Plaza de Cataluña de Barcelona y los locutorios son los lugares de contacto por excelencia. En la Plaza de Cataluña se encuentran los ucranianos los domingos por la mañana. Allí pueden compartir unas horas de charla con otros compatriotas, pero también pueden encontrar alojamientos, ofertas de empleo, ropa y otras cosas. Algunos de los recién llegados pueden hallar allí la solución a sus necesidades más inmediatas. Son también muy importantes los locutorios, como lugares donde se transmite todo tipo de información y se venden contactos para alojamientos, ofertas de empleo, etc. Ludmila L., propietaria de un locutorio en el Raval de Barcelona, me muestra el tablón de anuncios que hay en su local, en el que pueden verse 211 todo tipo de anuncios en castellano y en ruso. Dice que son más los anuncios de alojamiento, y que los que se refieren a trabajo son casi siempre de gente que lo busca. A esos puntos de contacto no van sólo los recién llegados sino todos los que necesitan alojamiento o trabajo. Inicialmente, lo que se ofrecía en esos lugares era fiable; los contactos de empleo eran reales e incluso el vendedor del contacto acompañaba al comprador, hacía de traductor, etc. Pero ahora hay de todo y hay mucho timo. El vendedor del contacto de empleo, una vez hecha la venta, no se ocupa de más, y a veces el contacto no es real. Svitlana S., presienta de la asociación de ucranianos de Barcelona, me dice que el precio de un contacto de empleo está más o menos en la mitad del sueldo de un mes que se supone que el comprador del contacto obtendrá; mientras que el precio de los alojamientos puede oscilar en torno a los 150 ó 200 euros mensuales por habitación o cama. Algunos testimonios hablan del negocio del alquiler de habitaciones o camas entre los rusos y ucranianos. Los hermanos ucranianos Anatoliy y Mykola pagaban, a principios de 2005, 300 euros por una habitación a una familia también ucraniana, pero me comentaron que sabían de otros ucranianos que estaban en pisos en los que todos los inquilinos están subarrendados, es decir, pisos alquilados por algún ucraniano para subarrendar todas las habitaciones. La rusa Natalia D., cuando abandonó el servicio doméstico interno y hubo de buscar vivienda, se fue con otra amiga rusa a un piso de la calle Muntaner de Barcelona que compartieron con 15 ecuatorianos. Ellas ocupaban una habitación de espurias dimensiones pagando 150 euros al mes cada una (esto era en 2001). En su caso, pagaba a un ecuatoriano, pero también dice que son muchos los rusos que tienen pisos para alquilar por camas. Esto, en cambio, no me lo ha dicho ningún rumano. Los locutorios, según los ucranianos entrevistados, se han convertido en el lugar de contacto por excelencia y juegan un papel decisivo en la primera acomodación. Para muchos es ahí donde se produce el primer contacto, como fue el caso de Ivan I., quien, cuando lo entrevisté en febrero de 2004, llevaba 212 dos años trabajando en la construcción y “sin papeles”, y había establecido su primer contacto con otros ucranianos al llegar aquí a partir de que los oyó hablar en ruso a la puerta de un locutorio. La información transmitida, tanto por los entrevistados rumanos como por los ucranianos, indica que los locutorios juegan, para los segundos, un papel más destacado de contacto que para los primeros. Las remesas y las conexiones entre origen y destino. Las remesas de los emigrantes son un factor de conexión muy importante entre origen y destino, no sólo porque cada familia que las recibe está basando su economía, o parte de ella, en tales remesas, sino porque toda la estructura socioeconómica de la zona se vuelve dependiente de ellas. No obstante, en el caso de Rumania, no he encontrado información sobre ciudades en la que la dependencia de las remesas sea determinante para la economía de la ciudad; quizás porque la emisión de emigrantes se está produciendo por todo el país. Cabría la excepción de algunos pequeños municipios, como el mencionado Feldru, del que ha emigrado la mayor parte de su población. Ciertamente, en las localidades en las que la emigración sea mayor, también lo será la importancia de las remesas. Según Lazaroiu (2003: 40), hay unos cuantos municipios en los que más del 30 % de su población está trabajando en el extranjero. En tales municipios se espera que las remesas acabarán formando parte de la inversión en infraestructuras y de la creación de nuevos negocios En su conjunto, las remesas de los emigrantes constituyen un elemento de gran importancia económica en Rumania. En los últimos años no han dejado de crecer y son la solución para satisfacer las necesidades básicas de buena parte de la población. Ovidiu (2002) señala que no sólo sirven para que la gente compre coches, sirven también para que muchas familias vuelvan a enviar a sus hijos a la escuela, porque gracias a las remesas pueden comprarles ropa, libros, etc., y sirven, en general, para mejorar los standards de vida de mucha gente. 213 Los datos oficiales indican que en 2002 las remesas llegadas a Rumania constituyeron 1.200 millones de dólares. Ése fue el montante del dinero que se transfirió por vía bancaria, pero se sabe que los canales de transferencia son muy variados. Una encuesta de abril de 2003 señala que 930.000 familias rumanas se beneficiaban en ese momento de las transferencias de los emigrantes y que el montante de las mismas estaba por encima de los 2.000 millones de dólares anuales, lo que en aquel momento constituía el doble de la inversión extranjera (Lazaroiu, 2003: 39). Este autor dice que el dinero enviado por los emigrantes se gasta principalmente en productos de consumo, tanto de corta duración (comida, ropa…), como de larga (coche, vivienda…), y que, de momento, se invierte poco en la puesta en marcha de nuevos negocios.59 Con esto coinciden Diana D., Marcela T., Liliana L., y otros rumanos entrevistados, afirmando que el dinero de las remesas se gasta en el consumo inmediato. Alguno me ha señalado también que un destino importante del dinero enviado es en el pago de la hipoteca (de aquellos que para emigrar hipotecaron el piso, o que después han comprado uno con una hipoteca); pero coinciden en que, de momento, se invierte muy poco en negocios. Cierta información sobre las remesas, desde el punto de vista de quienes las envían, los inmigrantes, me la aportó Critina L., que trabaja en una oficina de Money Gram de Madrid. Ella dice que lo que envían los rumanos son cantidades que oscilan entre 100 y 300 euros al mes, y que lo hacen a sus familiares más directos. Especialmente lo hace el marido que ha dejado allí a la esposa y a los hijos, aunque también se envía dinero a los padres. Diana D. coincide también en que el dinero se envía a los familiares más directos, no a otros parientes, y que las cantidades, en general, no superan los 300 € al mes. Daniel D. es agente de Money Gram en Barcelona, y me explica que ésta es la entidad financiera más utilizada por los rumanos para el envío de dinero a sus 59 Unos datos muy parecidos son los relativos a Bulgaria. Con una población que es la mitad de la de Rumania, recibió en 2002 unos 500 millones de dólares, lo que, como en el caso de Rumania, era más del doble de la inversión extranjera (Guentcheva y otros, 2003: 7). 214 familias. En Cataluña no tiene oficinas, pero trabaja a través de los locutorios. Él dice que sólo en la ciudad de Barcelona hay más de 30 locutorios desde los que se puede enviar dinero a través de Money Gram. Daniel se dedica a repartir publicidad de la empresa en los sitios en los que hay rumanos. Reparte también “Român în Lume”, la mencionada revista para la inmigración rumana que se edita en Madrid y que en parte se financia con la publicidad de Money Gram.60 Daniel afirma que los rumanos son muy constantes en el envío de dinero, y me habla de cantidades similares a las señaladas antes. Añadiré que rusos y ucranianos se comportan de forma parecida en este aspecto. Natalia D., rusa que ya lleva seis años en Cataluña (en 2005), envía unos 200 euros al mes a su hermana, el familiar más cercano que tiene en su país, y dice que casi todos los rusos que ella conoce envían algo. Los que tienen familia más directa, entre 300 y 500 euros al mes. Otros entrevistados me han dicho que ya no envían dinero porque tienen aquí a todo su núcleo familiar, pero afirman que los demás sí lo hacen y en cantidades como las mencionadas. Más allá del tema de las remesas, existen otras formas de conexión entre quienes están aquí y los familiares que siguen teniendo allí. Precisamente, una clara especificidad de la inmigración rumana que tenemos en Cataluña (y en España) es la facilidad del contacto directo entre los familiares que viven en los dos extremos, origen y destino. De las principales poblaciones inmigradas que hay en España, ninguna otra tiene las facilidades que tiene la rumana para desplazarse entre origen y destino, o a la inversa, para visitar a la familia; o al menos así fue hasta las restricciones impuestas a mediados de 2005. Los rumanos están relativamente cerca y no necesitan visado, algo que no ocurre con ningún otro grupo de nuestra inmigración (me refiero a los grupos más importantes); los marroquíes, que son los más cercanos geográficamente, necesitan visado, y los latinoamericanos tienen un coste de viaje muy superior al de los rumanos. 60 Money Gram subvenciona también otras revistas de la inmigración, como “Primera Plana”, de la inmigración latinoamericana, y otra que se hace totalmente en lengua árabe. En cambio, Western Union, empresa financiera en competencia con la anterior, está subvencionando otras 215 Los viajes que hacen las líneas de autocares, que funcionan con regularidad y mucha frecuencia, no traen sólo a personas que vienen por primera vez con la intención de inmigrar en España; según los entrevistados, en estos viajes vienen muchos que ya estaban aquí pero se fueron unos días a visitar a sus familiares, y vienen otros que simplemente quieren visitar a los familiares que tienen aquí. Este último grupo lo forman personas que no son emigrantes camuflados como turistas, sino que son realmente gente que está de viaje, sin intención de quedarse, y que se volverán en el mismo autocar después de unos días de estancia con la familia que tienen aquí. A mediados de 2005 se redujo mucho el número de este tipo de viajeros por las mencionadas restricciones en frontera. Como es obvio, la cantidad de gente que viene de visita está limitada por las dificultades económicas que tienen las familias. No todas pueden permitirse la compra de unos billetes de autocar que cuestan, como ya comenté, unos 200 €; para muchas, ese es precisamente el dinero que mensualmente reciben del familiar emigrado para sostenerse allí. Y muchos de los inmigrantes que están aquí tampoco pueden gastarse ese dinero, porque es precisamente el que han de enviar a sus familiares de allí. Pero hay cierta proporción de gente que sí puede permitírselo, y eso es lo que explica que los autocares también lleven gente cuando van de España a Rumania. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que hasta la regularización de 2005 tres de cada cuatro rumanos se hallaba en situación irregular, lo que desincentivaba mucho la decisión de ir por unos días a Rumania ante la posibilidad de tener problemas para volver a España. Cabe suponer que, en la medida en la que crezca la proporción de rumanos en situación legal en España, también aumentará la posibilidad de que sean ellos quienes protagonicen los viajes de visita familiar entre origen y destino. A ello contribuirá el hecho de que en 2005 naciese una línea aérea de bajo coste entre Barcelona y Bucarest. revistas, como “Estación Mir”, de la inmigración rusa. 216 Existen, obviamente, otras muchas formas de conexión entre los inmigrantes y sus familiares que siguen en el lugar de origen. Los medios modernos, y particularmente Internet, han facilitado enormemente la comunicación. Como señala Rosa Aparicio, la posibilidad de viajes rápidos y baratos y el uso barato y masivo del teléfono ha reducido la lejanía del país de origen (Aparicio, 2001: 15). La idea del retorno. El retorno es una idea fuerte en todos los procesos migratorios, tanto por parte de las sociedades receptoras, que a menudo ven a los inmigrantes como residentes temporales o “trabajadores invitados”, como por parte de los propios migrantes, que se plantean la migración como una etapa transitoria tras la cual volverán al lugar de origen habiendo mejorado su situación. Las sociedades receptoras de la Europa Occidental, incluida la española, han ido asumiendo que el destino de los inmigrantes es el de quedarse y componer, junto con los autóctonos, las bases de la sociedad del futuro, y en la medida en la que han ido haciéndose conscientes de esto, se ha ido dando importancia a la integración social y se han ido poniendo en marcha políticas específicas al respecto. Y con todo ello se ha ido difuminando la idea de la temporalidad de la presencia de población inmigrada. Pero en este apartado lo que quiero abordar no es el punto de vista de la sociedad receptora (la integración social la trato en otro capítulo), sino el de los inmigrantes, es decir, cómo se plantean la temporalidad de la migración y el retorno los propios inmigrantes, y en particular los rumanos. La idea del retorno forma parte del propio proceso migratorio. Por ejemplo, hay casos en los que migra un miembro de la familia, dejando a los otros (esposa/o e hijos) en origen, a los que enviará las remesas, y con los que espera reunirse acabada la experiencia migratoria, es decir, cuando retorne. En esa situación el retorno se ve como el momento de la reunificación familiar (en origen), pero lo que muy probablemente ocurrirá es que ese retorno no se logre ver en el 217 horizonte temporal y lo que se haga es la reunificación de la familia en destino: la migración de toda la familia. En tal situación el retorno se verá como el momento en el que todos volverán a su lugar de origen tras haber logrado la mejora económica que se habían propuesto. Habrá otros casos en los que el migrante no responde de una familia y el retorno será para él menos apremiante, pero la idea del retorno está siempre implícita en la primera etapa del proceso migratorio. Lo que ocurre después ya es harina de otro costal. El migrante no logra ahorrar todo lo que resulta necesario para volver al país de origen en buenas condiciones; se ha traído a toda su familia y se han acomodado más o menos bien en el lugar que los recibió; los hijos se han escolarizado y van estableciendo un conjunto de relaciones con la sociedad receptora; pronto son más de aquí que de allí y se resisten a cualquier planteamiento de retorno; y por si todo eso no fuese suficiente, lo que suele ocurrir, además, es que la situación en el país de origen no ha mejorado y los motivos que tuvieron para emigrar siguen plenamente vigentes. Como señala Giménez (2003: 117), “hay un antes y un después de la reagrupación familiar, …por la transformación del proyecto migratorio y porque, entre otras cosas, se suele postergar sine die la expectativa del retorno a corto plazo”. Así es como, en muchos casos, lo que fue un proyecto de migración que incluía el retorno, acaba convirtiéndose en el establecimiento permanente en la sociedad receptora. Pero esto es lo que está pasando, en general, con todas las migraciones contemporáneas; ¿qué particularidades tiene, respecto a la idea del retorno, la inmigración rumana que tenemos en Cataluña? También los rumanos han salido de su país con la idea de volver. Así me lo confirma Antón C., profesor de una Universidad de Bucarest y relacionado con la defensa de los derechos humanos, asegurando que todos salen del país con la idea clara de volver cuando hayan ganado algún dinero. Así lo confirma también la bibliografía consultada; por ejemplo, Sandru (2002: 85) señala que la idea del retorno está presente y que cuando los migrantes son jóvenes solteros, los que más presionan para el retorno son los padres. Y así me lo confirman los rumanos que he entrevistado aquí. Tanto Diana D. como Marcela 218 C., representantes del asociacionismo rumano en Cataluña, dicen que la idea del retorno está muy presente. Cornel C., músico rumano que vive en Badalona, lo expresaba mostrando absoluta seguridad en que dentro de dos o tres años él y toda su familia se habrán vuelto ya a Rumania. Esta afirmación la acompañaba de expresiones indicativas de que para ellos lo que aquí tienen es un entorno hostil: “Éste no es mi país”. “Aquí no tenemos libertad; en cualquier momento nos puede parar la policía”. Expresiones de este tipo no las he encontrado en otros rumanos, pero sí la idea de que están en un país que no es el suyo. Pero, ¿qué grado de consistencia tiene esta idea? ¿Responde a un proyecto claro o es una idea difusa? Aquí es importante señalar que los rumanos confían poco en la mejora de la situación económica de su país. Han visto que las ayudas de la Unión Europea y la activación económica no ha tenido incidencia sobre sus salarios y no esperan cambios a corto plazo es este terreno. Aurel P., entrevistado en Rumania, dice que si bien el retorno es una idea firme entre los emigrantes, el retorno inmediato no lo es. Se van con la idea de retornar, pero no confían mucho en poder hacerlo en breve plazo, y asumen desde el principio que el retorno puede ir para largo, lo que quita consistencia a la idea misma del retorno. La escasa fuerza del planteamiento de retorno se muestra, en opinión de Aurel, en el hecho de que muchos de los rumanos que han emigrado no se vuelven a Rumania aunque lo estén pasando muy mal en su lugar de destino; prefieren mantenerse allí a la espera de que su situación cambie en cualquier momento, porque encuentren trabajo, porque se produzca una regularización, etc. De los rumanos aquí entrevistados, los únicos que me han hablado del retorno como algo a corto plazo han sido los músicos. Los demás dicen que “ya se verá”, y algunos afirman que ya no quieren volver. Especialmente, entre los entrevistados en Castelldefels es entre quienes he encontrado menos consistencia en la idea del retorno. Algunos lo descartan por completo. Violeta S. vive en Castelldefels con toda su familia. Ella lleva cuatro años en España y su padre y su hermano llevan seis; además tiene aquí a su madre, varios tíos, 219 etc. Dice que ya no le gusta la forma de ser de la gente de Rumania, y que cuando van allí de vacaciones no encuentran su sitio. Afirma que ninguno de su familia piensa en retornar. Con respuestas más o menos claras, lo detectado en el trabajo de campo es que el retorno, entre los rumanos, no se perfila como una estrategia concluyente, no es el proyecto de futuro que envuelve sus actos concretos. Ello es coincidente con la conclusión de la mencionada investigación sobre los rumanos de Coslada (C. A. de Madrid), señalando que “la mayor parte de las personas entrevistadas presenta proyectos de futuro que incluyen la estancia indefinida que se perfila como una estancia permanente en España” (Arango y otros, 2001: 142). Existe, no obstante, cierto grado de retorno. Pero acercarnos al análisis sobre la proporción en la que se produce el retorno, o el tiempo que pasa antes de que se produzca, no es fácil porque la inmigración rumana en España es muy reciente. Serban y Grigoras (2002: 107), a la vista de los retornados en Dobrotesti (provincia de Teleorman), dicen que no encontraron a nadie que hubiese retornado sin, al menos, haber recuperado (ahorrando) el dinero que habían invertido en la emigración. Señalan también que la primera vuelta a Rumania que hacen muchos emigrantes es después de haber conseguido la residencia en España, cuando ya van a poder viajar, ir y volver, sin problemas. Lo más generalizado es que los emigrantes retornen al cabo de cierto tiempo (dos años o algo así), especialmente si ya tienen el permiso de residencia en España, pero después de pasar una temporada en Rumania vuelvan a España. A menudo, en esta segunda vuelta van acompañados de alguien más, sobre todo cuando tienen familiares de primer grado (esposa/o, hijos…), lo que supone que más que una situación de retorno, lo que se ha dado es otra de consolidación de la emigración. El retorno de tipo más definitivo es, de momento, escaso. Cristina L., empleada de Money Gram en Madrid, dice que el retorno en el que pensaba el inmigrante, basado en volver a su país de origen cuando hubiese ahorrado el dinero suficiente para establecerse allí, apenas se produce. Cristina añade que 220 lo que sí se está produciendo es el retorno de gente desengañada, gente que no encuentra trabajo y acaba viviendo una situación desesperada, o gente que no encuentra lo que venía buscando. Los rumanos que yo he entrevistado, tanto aquí como en Rumania, coinciden en la idea de que aún pasarán varios años antes de que se produzca un retorno significativo. En buena medida esta opinión viene determinada por otra que ya he señalado, su falta de confianza en una mejora inmediata de la situación económica y el nivel de vida de la gente en su país. Pero esta opinión responde a una realidad que es posible que cambie en un futuro no muy lejano, sobre todo cuando se produzca la entrada de Rumania en la Unión Europea, porque ello provocará cambios acelerados en su situación económica. Ello puede conducir a que dentro de unos años el retorno a Rumania tenga las dimensiones que tuvo el retorno a España, en los años ochenta, de la emigración que había salido en los sesenta. Por lo que se refiere a otros países de la Europa del Este, parece que hay ya más retorno de rusos. Según Ilia I., propietario de una tienda de libros y otros objetos rusos, muchos de sus amigos se han vuelto ya, lo que él atribuye a las nuevas posibilidades laborales que están surgiendo en Moscú y otras grandes ciudades rusas. Dice que quienes procedían de esas ciudades se vuelven con facilidad. Entre los ucranianos nadie me ha hablado de un retorno a corto plazo. 221 CAPÍTULO 6. LA INMIGRACIÓN DE GITANOS RUMANOS Una segregación secular. Este capítulo está dedicado por entero a los gitanos rumanos, pero antes de entrar en las características de su proceso migratorio, que lógicamente es el aspecto de mayor interés en esta investigación, he creído conveniente dedicar dos apartados a analizar su especial situación de discriminación, porque en su caso es parte intrínseca de sus movimientos migratorios y de cualquier otro aspecto de su vida. Este primer apartado será de tipo más general e histórico, y el siguiente se centrará en la situación concreta que los gitanos tienen actualmente en Rumania. Los gitanos constituyen la minoría étnica más importante en Europa, con unos ocho o nueve millones de miembros (las dos terceras partes de los gitanos que hay en el mundo). Su historia es poco conocida, primero porque ni siquiera ellos mismos han estado interesados en ella, en la medida en que han vivido siempre (o cuanto menos en los últimos siglos) apartados de labores de estudio o investigación, pero, sobre todo, porque los historiadores no se han interesado por ellos hasta fechas muy recientes. Hoy se sabe que proceden de una diáspora que se inició en el norte de la India por el siglo X; las fechas no están claras, como tampoco lo están los motivos de la diáspora, ni tantas otras cosas de la historia de los gitanos. Esa procedencia india es algo que ahora se conoce bien a partir de los estudios lingüísticos del romanés, pero hasta el siglo XX había sido desconocida; más bien se les atribuía procedencia egipcia (el 223 término gitano, como los términos ingleses gipsy o gypsy, proceden de “egipciano”). De esta misma forma, otros aspectos de su historia, aquellos que nos hablan de la represión que han sufrido como pueblo, han sido también ampliamente desconocidos. Poco se ha dicho, por ejemplo, del largo período de esclavismo que los gitanos han vivido en el Este de Europa, especialmente en Rumania (el país de Europa con mayor número de gitanos: actualmente, como comentaré en el apartado siguiente, hay allí unos dos millones y medio). La llegada de los gitanos al Este de Europa, tras su migración de la India, se sitúa entre el siglo XI y el XII. Isabel Fonseca, investigadora norteamericana, señala que hay pruebas de la presencia de gitanos en los principados rumanos ya en el siglo XII (Fonseca 1997: 130). Su primera zona de expansión son los Balcanes, pero después llegan hasta las regiones más occidentales de Europa. A España llegaron en el año 1425. El aspecto de su historia que aquí quiero resaltar es el largo período de esclavitud por el que pasan en la Europa del Este, ya que de los gitanos rumanos estamos tratando. El inicio de la esclavitud gitana no está claro, pero, como explica Fonseca (1997: 223), se desarrolló ampliamente a partir del siglo XV en los principados rumanos, con importaciones masivas de gitanos como esclavos, y se prolongó durante más de 400 años (hasta 1856). Los gitanos, a diferencia de los siervos, se compraban y vendían, como individuos, por grupos o en masa, se heredaban, y eran un preciado valor para quien poseía buen número de ellos. El término gitano se asoció con el de esclavo, usando ambos indistintamente, hasta el punto de que a esclavos no gitanos también se los llamaba gitanos. La ignorancia sobre ese período de esclavitud es, como señala Fonseca, asombrosa, incluso entre los gitanos (más aún, entre los mismos gitanos rumanos), pero sobre todo entre los historiadores. En un programa cultural de TVE (emitido el 9-1-98), en el que se quería dar una visión rigurosamente histórica (así se pretendía) sobre el príncipe Vlad Tepes (“Drácula”), no se mencionó a los gitanos, a pesar de que su padre, Vlad Dracul, fue el primer importador en masa de gitanos como esclavos. Puede aceptarse que cuando se hable de Drácula, desde la ficción, se centre la atención en los vampiros, pero parece inaceptable que se pretenda hablar 224 sobre el personaje histórico y no se mencione su importancia clave en el inicio del esclavismo gitano. La historia de los gitanos tiene otros muchos momentos sobre los que su olvido es una ignominia. Y no hemos de ir muy lejos, ya que en España, como se sabe bien, contamos con una portentosa historia de atrocidades perpetradas para lograr la asimilación cultural del pueblo gitano. Ya desde la primera Pragmática, promulgada por los Reyes Católicos en 1499, se ven situados en la disyuntiva de la asimilación o la expulsión. Después de ésta vendrían otras (1633, 1749, etc.), y, con ellas, los castigos como la expulsión, la cárcel, el exilio separado de hombres y mujeres, la separación de los hijos, etc.; siempre exigiéndoles la renuncia a sus costumbres, el abandono de sus jefes, el sometimiento a los señores o nobles, la realización de oficios reconocidos en la época, la dispersión entre los payos, etc. (San Román 1994: 18 a 22). Los gitanos españoles, a lo largo de quinientos años, han pasado por distintas etapas en las que los métodos utilizados para lograr su asimilación han sido variados, pero casi siempre profundamente represivos. Pero esto es algo que ha sucedido por toda Europa. Si bién la esclavitud masiva sólo se produjo en el Este de Europa, la represión fue denominador común en todos los países europeos. Durante los siglos XV, XVI y XVII todos los países adoptaron leyes antigitanas. Se ahorcaba y se reprimía masivamente a los gitanos; se prohibía comerciar con ellos; se los marcaba a hierro; se los expulsaba; se les quitaban los hijos, etc. “En 1725 se decretó la horca en Prusia para todos los gitanos de más de 18 años sin necesidad de juicio” (Fonseca 1997: 295, 296). En otros casos se les imponía la asimilación prohibiéndoles sus trabajos y costumbres. Y más reciente que todo eso está el Holocausto gitano, del que, hasta hace muy poco tiempo, apenas se había hecho mención. En los juicios de Nuremberg el asesinato masivo de gitanos en los campos nazis no se tuvo en cuenta, ni se llamó a declarar a ningún gitano. De la bibliografía del Holocausto están prácticamente ausentes; y ello a pesar de que los gitanos estuvieron entre los primeros en sufrir las cámaras de gas. Los gitanos ya habían sufrido 225 detención e internamiento en guetos en Alemania antes de que los nazis llegasen al poder. En las leyes nazis de Nuremberg de 1935 fueron señalados, junto a los judíos, como portadores de sangre extraña; y después sufrieron pérdida de nacionalidad, esterilización, deportación, etc., hasta que en 1941 se inició la política nazi de exterminio, que numéricamente afectó mucho más a los judíos, pero que supuso el asesinato de más de 250.000 gitanos. Lo significativo es que la caída del nazismo no trajo, para los gitanos, un cambio tan radical como para los judíos o para el resto de la población; Fonseca explica (1997: 351) que algunos de los que habían participado como represores de gitanos durante el período nazi, siguieron trabajando para la policía en la Alemania Federal como especialistas en “cuestiones gitanas”; y es que para la Europa democrática que sucedió al nazismo, la represión de los gitanos siguió siendo algo tan natural como lo había sido siempre (Pajares, 1999: 107). Pero he de volver a Rumania, donde la larga historia de esclavismo marca de forma más contundente que cualquier otra cosa la situación que arrastran los gitanos hasta nuestros días. Durante la etapa de gobierno comunista, hasta 1989, los gitanos sufrieron discriminación y segregación, pero estas situaciones no se reconocían oficialmente y se guardaban las formas, evitando así situaciones graves de violencia; pero esto cambiaría radicalmente tras la revolución de 1989. Siguiendo a Fonseca (1997: 182) nos adentramos en la etapa posrevolucionaria, en la que se producirá un cambio espectacular en la situación de los gitanos por la fuerte escalada que padecerán de odio y violencia hacia ellos. Esta autora describe así los primeros momentos de la revolución: “Ha habido más de treinta y cinco ataques contra poblados gitanos en Rumania, principalmente en las zonas rurales remotas y principalmente en forma de incendios y palizas, aunque también han sido asesinados algunos gitanos y han quedado lisiados algunos niños. Istvan Varga, por ejemplo, un niño de tres años de Transilvania, murió quemado en un almiar”. Fonseca sigue explicando que los ataques empezaron casi inmediatamente después de la revolución y que cobraron impulso rápidamente, produciendo un efecto dominó que se expandió por toda Rumania. 226 En esos primeros años, tras la revolución de 1989, los gitanos sufrieron una violencia extrema en Rumania. Después las cosas se calmaron, pero hubo otros aspectos que tuvieron tanta importancia como la violencia racista. Tanto los sindicalistas que entrevisté en Bucarest, como un dirigente gitano, me informaron de que durante el proceso de transición a la economía capitalista que sucedió a la revolución, los gitanos volvieron a ser los más perjudicados, porque fueron los primeros en ser despedidos de las empresas en la medida en que éstas se privatizaban y hacían ajustes de plantilla. Los gitanos fueron los primeros en quedarse sin trabajo, algo que para ellos tenía si cabe mayor gravedad, ya que tampoco podían refugiarse en la agricultura porque jamás habían sido propietarios de tierras. Históricamente han estado segregados de la propiedad de la tierra y así siguen; lo más que pueden hacer es acudir como jornaleros a trabajos de temporada o de días, y eso fue lo que muchos hicieron al perder el trabajo en las fábricas. La otra opción que algunos gitanos se plantearon después de 1989 fue la emigración. Las persecuciones y la pérdida de empleos se combinaron para dar fuerza a la opción migratoria. La situación actual de los gitanos en Rumania. Comenzaré este apartado comentando un poco las cifras, porque hay algo en ellas que tiene cierta significación antropológica. Las estimaciones que se manejan sobre el número de personas que componen la población gitana de Rumania lo sitúan entre los dos y los tres millones, es decir, algo más del 10 % de la población total del país. Fonseca (1997) habla de 2,5 millones; la OIM hace unas estimaciones que sitúan el número de gitanos en unos 2.000.000 (IOM 2003: 44),61 y los dirigentes gitanos rumanos que he entrevistado hablan de tres millones. Sin embargo, los datos oficiales nada tienen que ver con los 61 Las estimaciones de la OIM, además de los 2.000.000 de gitanos rumanos, hablan de unos 800.000 en Bulgaria, unos 600.000 en Hungría y unos 500.000en Eslovaquia. 227 anteriores. Según el Ministerio de Información Rumano, los gitanos son el 2,5 % de la población, es decir, unos 560.000 (Romania 2002: 22). Las diferencias entre los datos oficiales y otras fuentes tienen bastante que ver con el hecho de que los datos oficiales salen de un censo que se elabora basándose en la filiación étnica que la gente declara. El censo en Rumania contiene preguntas sobre filiación étnica y religiosa, y así se determina la magnitud de las minorías (gitana, húngara, alemana, etc.), así como las proporciones de las distintas filiaciones religiosas. Pero en el caso de los gitanos, a diferencia de lo que ocurre con otras minorías, se sabe que son muchos los que no declaran su filiación gitana en el censo. Un estudio sobre las comunidades gitanas existentes en el municipio de Sangeorgiu (municipio de unos 8.000 habitantes, provincia de Mures, en la región de Transilvania), debido a Voiculescu, nos dice que los que figuraban como gitanos en el censo de 1992 en dicho municipio eran 500, pero había además otros 807 gitanos que figuraban como húngaros y otros 49 que figuraban como rumanos. Esa autora también señala que, en el municipio estudiado, los gitanos que viven en las zonas de mayoría húngara,62 cuya filiación religiosa es católica-reformada, son más propensos a declarar su filiación étnica como húngara; mientras que los que viven en las zonas de mayoría rumana, de religión mayoritariamente ortodoxa, son más propensos a declararse a sí mismos como gitanos. O dicho de otra forma, la capacidad asimilacionista de los barrios húngaros es mayor (Voiculescu, 2002: 85) Situaciones como las de ese municipio dan cierta idea de que la población gitana es muy superior a la que figura en el censo; pero además nos indican que la inverosimilitud de las cifras oficiales puede deberse, más que a un intento de esconder el número de gitanos por parte de las autoridades, al intento de asimilación por parte de los propios gitanos. 62 En la región de Transilvania la minoría húngara es muy importante. Muchos municipios cuentan con zonas habitadas casi exclusivamente por personas de filiación étnica húngara, donde el idioma dominante es el húngaro, y zonas habitadas por rumanos, donde el idioma es el rumano, y coexistiendo con ambos grupos se hallan los gitanos. 228 Entrando ya en la situación actual de los gitanos en Rumania, hay que decir que tiene diferencias importantes respecto a la situación que se dio a principios de los noventa. El proceso de adhesión de Rumania a la Unión Europea ha supuesto que el gobierno rumano haya tenido que afrontar el problema de la segregación y discriminación de los gitanos, ya que ésta ha sido una de las exigencias de la Unión Europea. Ello supone que deba desarrollarse la acción antidiscriminatoria, tanto en el terreno legislativo como en los planes de actuación del gobierno. El informe sobre Rumania de la ECRI (la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia perteneciente al Consejo de Europa) de junio de 2001, dice que en este país se han desarrollado recientemente un conjunto de actuaciones contra el racismo y la discriminación, que incluyen la adopción de legislación antidiscriminatoria, el desarrollo de actuaciones dirigidas a mejorar la situación de la comunidad gitana y medidas para mejorar el comportamiento de la policía frente a las minorías. La ECRI dice que tales medidas demuestran que hay un reconocimiento, por parte de las autoridades, de que existe un problema de racismo, lo cuál ya ha sido un paso adelante. Pero también señala que la legislación aprobada es escasa, que se hace poco por cambiar los estereotipos de la opinión pública y los medios de comunicación hacia los gitanos, y que la situación de desventaja de éstos se mantiene en muchos terrenos (ECRI, 2002: 2) En el año 2000 se crearon algunos organismos relacionados con la lucha contra el racismo. Con el objetivo de prevenir y penalizar la discriminación se creó el Consejo Nacional para el Combate contra el Racismo, aunque dos años después de su creación la ECRI advirtió de que las funciones y composición de ese organismo aún no estaban claras (ECRI, 2002: 6). También se creó el Departamento para las Relaciones Interétnicas, bajo la presidencia del Primer Ministro y con representación de la Oficina Nacional Gitana, la minoría húngara y la minoría alemana. En 2001 se puso en marcha un programa gubernamental para desarrollar en 10 años denominado Estrategia Nacional para la Mejora de las Condiciones de los Gitanos. En este mismo año se creó la Federación de 229 Asociaciones Gitanas, agrupando inicialmente a las cinco asociaciones más importantes que había en Rumania. La discriminación de los gitanos persiste en muchos terrenos. En la educación se observa un alto índice de abstencionismo escolar de los niños gitanos. Además, la ECRI ha informado de que hay profesores que se niegan a admitir gitanos en sus clases con el argumento de que bajan el nivel del conjunto, y otros que los ubican en las últimas filas de la clase y les dan un trato claramente diferenciado (ECRI, 2002: 9). No obstante, un informe de 2004 de la Oficina Europea de Información Gitana,63 en el que se advierte de que la discriminación de los gitanos en Rumania sigue siendo muy fuerte, señala que en el terreno de la educación se ha corregido de forma muy importante la segregación y se ha mejorado la integración escolar de los niños y niñas gitanas.64 En el terreno del empleo encontramos que el índice de desempleo de los gitanos es mucho más alto que el del conjunto de la población, y que los trabajos que realizan son, en general, los de más bajo nivel. La ECRI señala, además, que, a pesar de estar ya prohibido, siguen apareciendo en la prensa anuncios de trabajo que dicen que se abstengan los gitanos, y que esos anuncios a veces se ven también en las oficinas de la agencia nacional de empleo. También informa de que cuando los gitanos van a buscar empleo a esas oficinas, a menudo no son atendidos y son derivados a las ONG gitanas para que los atiendan. Como aspecto positivo, la ECRI señala que se están haciendo cursos de formación ocupacional para gitanos, si bien lo que se requiere para combatir la discriminación institucionalizada existente es mucho más que eso (ECRI, 2002: 10) Un ejemplo de hasta dónde llega la discriminación de los gitanos está en el problema que tienen aquellos que no se hallan en posesión de tarjeta de 63 European Roma Information Office es una ONG con sede en Bruselas dedicada a la promoción de los derechos del pueblo gitano. http://www.erionet.org/ (última consulta: noviembre 2005) 64 Ver: http://www.erionet.org/Romania2004.html (última consulta: noviembre 2005) 230 identidad.65 A éstos no se les da acceso a las ayudas sociales, ni a las de vivienda, ni a la sanidad; y, según informaba la ECRI, el alcalde de Bucarest había anunciado la expulsión de su ciudad de los gitanos que se encontrasen en esta situación. Por lo que se refiere al comportamiento de la policía, se ha informado de la existencia de frecuentes batidas policiales, sin autorización, en los barrios gitanos, llevándose a las comisarías incluso a niños para su interrogatorio. Tales actuaciones quedan impunes y, por otra parte, son divulgadas por los medios de comunicación como actuaciones contra el crimen, en lugar de ser denunciadas como actos racistas (ECRI, 2002: 12). También la Oficina Europea de Información Gitana, en el informe antes mencionado de 2004, hace referencia al uso excesivo de violencia por parte de la policía, incluso con uso ilegal de las armas de fuego. Aunque aquí me estoy centrando en la situación de los gitanos rumanos, cabe añadir que la situación de los gitanos en Bulgaria no es muy diferente. En un informe de la ECRI más reciente que el hecho sobre Rumania, esta organización dice que en Bulgaria se mantienen los estereotipos, prejuicios y discriminación contra los gitanos, que contra ellos hay un desproporcionado uso de las armas de fuego por parte de la policía, que siguen viviendo en barrios degradados, que sus niveles de desempleo son muy altos y que los niños gitanos sufren discriminación en las escuelas (ECRI, 2004: 2) En Rumania, al igual que ha ocurrido en Bulgaria, se ha hecho ya la transposición de las directivas antidiscriminatorias de la Unión Europea.66 En 65 Recordemos que en España había también, en épocas anteriores, muchos gitanos sin DNI. El artículo 13 del Tratado de Amsterdam (en vigor desde mayo de 1999) abrió las puertas para la legislación europea contra la discriminación. La Comisión Europea elaboró dos directivas, una para combatir la discriminación en el mundo laboral, y la otra para combatir la discriminación racial en todos los ámbitos. La primera queda limitada al mundo del trabajo, tanto por lo que se refiere a acceso al trabajo como a condiciones laborales y acceso a la formación profesional, pero no se refiere sólo a la discriminación racial, sino que abarca la de discapacidad, orientación sexual, edad y pertenencia religiosa. En esta directiva se incluye tanto la discriminación directa como la indirecta, diciendo que esta última existe cuando “una disposición o práctica aparentemente neutras pueda ocasionar una desventaja particular a personas con una religión o convicción, con una discapacidad, de una edad, o con una orientación sexual determinadas, salvo que dicha disposición pueda justificarse objetivamente 66 231 Bulgaria se hizo más tarde, en septiembre de 2003, mientras que en Rumania el primer paso se había dado en agosto de 2000, con la ordenanza “Prevención y Castigo de Todas las Formas de Discriminación” y la creación, como ya hemos comentado, del Consejo Nacional para el Combate contra el Racismo. A finales de 2002, en Rumania, se mejoró la legislación para acabar de adaptarla a las directivas, y comenzó ha hacerse operativo el mencionado Consejo. También es remarcable el hecho de que en cada uno de los 41 gobiernos provinciales que hay en Rumania, hay un asesor para la problemática de los gitanos. Además, como me comenta mi informante R. R., dirigente gitano, también hay asesores en 160 Ayuntamientos. Ello no impide que los gitanos sigan estando profundamente discriminados, pero hay que reconocer que en el plano estrictamente institucional se han dado pasos muy importantes para combatir la discriminación. con una finalidad legítima”. Habla también del acoso, como comportamiento que vaya contra la dignidad de la persona. Y establece la posibilidad de desarrollar la acción positiva con todos los grupos discriminados. El modelo o las bases de esta directiva se toman de lo que ya se ha establecido contra la discriminación por sexo en el mundo laboral. Se pretende, además, que la carga de la prueba se reparta entre el trabajador o trabajadora que denuncia discriminación y la empresa denunciada; es decir, ésta deberá también probar que no está discriminando, o que tiene una política correcta contra la discriminación, para no ser penalizada; sin embargo, tal reparto de la carga de la prueba no se aplicará a los procedimientos penales. También obliga a dar protección adecuada a las personas denunciantes, y dar capacidad a los agentes sociales para intervenir en las denuncias. Esta directiva entró en vigor el dos de diciembre de 2000 y su transposición a las leyes nacionales debía estar hecha antes del dos de diciembre de 2003. La otra directiva se refiere más específicamente a la discriminación racial, pero ya no sólo en el mundo laboral, sino también en otros ámbitos sociales. Trata de combatir la discriminación en la educación, en el acceso a los servicios sociales, en la protección social, en el acceso a los bienes y servicios o la oferta de los mismos, en la participación en las organizaciones sindicales, empresariales y profesionales y el acceso a sus prestaciones, etc. Por lo que se refiere al trabajo, combate la discriminación racial en el acceso al empleo, en la orientación y formación profesional, y en las condiciones de trabajo. Esta directiva permite, como la otra, desarrollar la acción positiva “para prevenir o compensar las desventajas que afectan a las personas de un origen racial o étnico concreto”. Establece también el reparto de la carga de la prueba “cuando los hechos permitan presumir la existencia de discriminación”, pero igualmente dice que ello no se aplicará a los procedimientos penales. Exige a los Estados que establezcan protección contra las represalias que puedan sufrir los denunciantes. Establece, además, la creación de organismos independientes para recoger y tramitar las denuncias y para desarrollar estudios o investigaciones sobre discriminación racial y publicar informes. Esta directiva está en vigor desde julio de 2000, y su aplicación (como también de la anteriormente mencionada) debía haber dado lugar a unos cambios legislativos que, en muchos países europeos, se habían venido reclamando durante años, por parte de los movimientos sociales, sin resultados concretos hasta el momento. La aplicación de la directiva contra la discriminación racial, por parte de los Estados miembros, debió haberse hecho antes del 19 de julio de 2003. En España la transposición de ambas se hizo en diciembre de 2003, más tarde que en Bulgaria y Rumania. 232 La situación actual de los gitanos en Rumania, de acuerdo con la información que recibí allí y con lo que pude ver, sigue determinada por la marginación, aunque no todos los gitanos se hallan en la misma situación. En Rumania hay gitanos en todos los estamentos sociales. Hay gitanos que tienen negocios y viven holgadamente, hay gitanos trabajando en las fábricas y muchas otras empresas y viven más o menos como los no gitanos, hay gitanos viviendo en los barrios mezclados con los no gitanos, etc. Pero hay también muchos gitanos viviendo en barrios segregados y en situación de marginalidad. En la provincia de Teleorman, provincia del sur muy agrícola, hay muchos gitanos trabajando en el campo. La información que recibí es que cobrar entre uno y dos euros por hora trabajada es una de las situaciones más generalizada entre ellos. Esto podría acabar siendo un sueldo “normal” en Rumania si trabajasen todos los días, pero no es así. El trabajo es estrictamente por horas y sólo se los llama cuando se los necesita. Esta forma de trabajo está muy concentrada en los gitanos. Lo peor para ellos viene en los períodos en los que no hay trabajo en el campo. Los más marginados viven en barrios de absoluta degradación. Pude visitar el barrio de Rudarie, de la ciudad de Alexandria (provincia de Teleorman). Se trata de un barrio de chabolas donde viven unas 4.000 personas en condiciones miserables. Curiosamente, aunque para la sociedad local se trata de un barrio gitano, parece que en este caso sus habitantes no son gitanos: ellos mismos dicen no serlo y no hablan romanés, pero, en cualquier caso, son gitanos para el resto de la sociedad. R. R., dirigente gitano de la provincia de Teleorman que me acompañó en la visita a aquel barrio, me informó de que como ése hay otros muchos barrios gitanos en muchas ciudades rumanas. Buena parte de la comunidad gitana rumana vive de las ayudas sociales que recibe, que no son estrictamente ayudas, ya que se dan a cambio de trabajo. Puede entrevistar al alcalde de Alexandria, quien me informó de que en esta ciudad hay unos 1.200 gitanos recibiendo esas ayudas. Concretamente se les dan 25 euros diarios a cambio de determinados trabajos, tales como la limpieza 233 de los bordes de las calzadas. Yo pude ver grupos de gitanos (hombres, mujeres y niños) haciendo ese trabajo en distintos puntos de la ciudad y las carreteras adyacentes; probablemente no todos cobraban la ayuda, sino que algunos (los niños seguramente) ayudaban a los que la cobraban. En la provincia de Teleorman, a la que pertenece Alexandria, hay unos 11.000 gitanos recibiendo tales ayudas, y en el conjunto de Rumania hay unos 300.000, según la información que me dio el mencionado alcalde. El gobierno rumano gasta unos 50 millones de euros al año en ese tipo de ayudas. Como parte del sistema de exclusión hay que considerar también los estereotipos vigentes acerca de los gitanos. Los rumanos siguen mostrando en las encuestas fuertes estereotipos frente a ellos. A la pregunta de “a quién no querrías tener como vecino”, los rumanos responden en un 48 % (como primer grupo) a los gitanos. Y, así mismo, opinan, en un 64 %, que no se debería dejar salir al extranjero a los gitanos por la mala imagen que dan de los rumanos. En muchas de las entrevistas que yo he realizado entre los rumanos que forman parte de la inmigración que tenemos en Cataluña he podido comprobar que hacen comentarios racistas sobre los gitanos con enorme naturalidad. Este no es el caso de los rumanos vinculados al movimiento asociativo o a actividades sociales, pero entre los demás, he encontrado expresiones como: “Los gitanos rumanos se vienen a España porque no les gusta el frío; aquí se lo pasan fenomenal”. “Allí hacían lo mismo que aquí, robar”. “Pueden romper un bazo a un niño para utilizarlo en la mendicidad”. “Créeme, un gitano siempre tratará de aprovecharse de ti”. “Lo único que saben hacer es robar”. Etc. Como algo casi de tipo anecdótico mencionaré que hay una historieta sobre los gitanos rumanos que se ha repetido en diversas ocasiones entrevistando a inmigrantes rumanos Es aquella sobre unos gitanos rumanos que cazaron los cisnes de un parque de Viena para comérselos. Y he de añadir que consultando bibliografía he encontrado que dicha historia circula por toda Europa desde principios de los años noventa, pero a mí todos me la han 234 contado como algo que acabase de suceder y que constituye un ejemplo claro de “cómo son” los gitanos. La migración gitana. Los flujos importantes de emigración de gitanos rumanos se produjeron, como ocurrió con la emigración de rumanos en general, a partir de 1989. Pero algunos países, como Francia, Alemania y otros, habían registrado la llegada de gitanos rumanos desde principios de los años ochenta que migraban en condición de refugiados. Según Reyniers (1995), en Francia hubo dos momentos en los que la llegada de gitanos rumanos fue numerosa: el primero entre 1980 y 1981, y el segundo entre 1987 y 1988. Había habido también otras migraciones de gitanos rumanos que eran de corta distancia y que tenían que ver con sus prácticas económicas. Debe tenerse en cuenta que los gitanos en Rumania componen distintas comunidades y que entre ellas hay importantes diferencias. Hay comunidades gitanas que hablan el romanés como primera lengua, mientras que otras apenas lo conocen y utilizan el húngaro o el rumano. Hay comunidades cuya economía se ha basado mucho en el comercio y tienen una capacidad migratoria mayor, mientras que otras han desarrollado sus trabajos principalmente en la agricultura y la construcción, y otras incluso han conservado su tradición artesanal. La tradición migratoria de los gitanos rumanos comienza con sus viajes a Hungría, donde unos van para comerciar y otros para hacer trabajos temporales en la agricultura (Voiculescu, 2002) Pero los mayores flujos se producen a partir de 1989, sobre todo en 1990, teniendo en buena medida la condición de flujos de solicitantes de asilo. Reyniers (1995) describe así algunos de los movimientos de gitanos rumanos que se producen entre mayo y agosto de ese año: “En mayo de 1990 unos 700 refugiados rumanos, la mayoría gitanos, fueron ubicados en barracas en Berlín Este, y otros 2.000, también gitanos en su mayoría, en un campamento 235 cercano a la estación de Dresden. En julio, 5.750 gitanos rumanos solicitaron asilo en la República Federal Alemana. En el mismo mes, 1.400 gitanos fueron acomodados en el centro de recepción de Lebach. En agosto, varios cientos de rumanos (gitanos de Transilvania la mayoría) fueron retenidos en la frontera alemana con Checoslovaquia”. Austria, Alemania, Bélgica, Francia y otros países de la Europa Occidental han ido recibiendo grupos más o menos numerosos de gitanos rumanos desde 1990. Ha habido numerosas expulsiones de grupos gitanos, y en otros casos estos se mantienen en los países mencionados. La emigración de gitanos rumanos hacia España es más reciente y ha venido acompañando al resto de la inmigración rumana. La inmigración significativa de gitanos rumanos en España se inicia en 1998, aunque algunos habían venido ya antes. Macías (2005: 93) explica que los que llegaron a principios de los noventa eran principalmente solicitantes de asilo, y que entre 1994 y 1997 los rumanos (sobre todo gitanos) llegaron a constituir el principal grupo de los solicitantes de asilo que hubo en España (lo cual no implica que fuesen muchos, ya que el número de solicitantes de asilo en nuestro país siempre ha sido muy pequeño). Pero cuando, a finales de los noventa, crece significativamente el flujo de entrada de gitanos rumanos, lo hace atendiendo a los mismos signos de atracción ya comentados que guían al resto de los rumanos, lo que no impide que la inmigración gitana rumana tenga una especificidad que en esta investigación ha merecido la elaboración de este capítulo. Sobre esta especificidad, lo primero que conviene aclarar es a qué gitanos nos estamos refiriendo cuando en ellos observamos rasgos concretos en sus procesos migratorios. Y a tal efecto conviene hacer las siguientes distinciones. Hay gitanos que se encuentran aquí confundidos entre el resto de los rumanos, haciendo los mismos trabajos que los demás, vistiendo y viviendo como ellos, y que, por tanto, no son distinguibles de sus compatriotas. Son gitanos, pero en Rumania no formaban parte del sector de gitanos más apegado a ciertas tradiciones, y sus formas de vida eran ya allí parecidas a las de la población 236 mayoritaria. Cuando han emigrado lo han hecho siguiendo las pautas que he mostrado en el capítulo anterior respecto a los demás rumanos. Tales gitanos no son los que motivan la elaboración de este capítulo, ya que quedan encuadrados en lo planteado a lo largo de la investigación dentro del conjunto de la inmigración rumana. Hay otros gitanos rumanos que pertenecen a lo que podríamos llamar el grupo de los músicos; a los que tampoco nos sería fácil distinguir de los demás rumanos, si no fuese porque nos los encontramos tocando instrumentos musicales en la calle o en el metro. No se los distingue por sus formas de vestir: sus mujeres visten al estilo occidental. No proceden de unas ciudades muy concretas, como ocurre con los otros gitanos a los que me voy a referir a continuación, sino que proceden de los puntos más diversos de Rumania. Muchos de ellos no forman parte de las comunidades que en Rumania son más conservadoras de las tradiciones gitanas, y ni siquiera hablan romanés. El otro grupo, el más conocido y seguramente el más numeroso, es el que podríamos llamar el de los gitanos distinguibles; que son los que se dedican a la venta de “La Farola” o a la práctica de la mendicidad, y que visten de forma específica, especialmente las mujeres. Son gitanos que proceden de comunidades concretas de Rumania y que aquí conservan sus tradiciones y ciertas estructuras comunitarias. Una aclaración más que conviene hacer es que la partición que he hecho entre los músicos y los del grupo mayoritario al que he llamado los gitanos distinguibles no es estricta. Dentro de este grupo mayoritario también hay músicos. Pero lo importante es tener en cuenta que muchos de los músicos que tocan en nuestras ciudades no pertenecen a ese grupo. Los gitanos rumanos que pertenecen al grupo distinguible son los que nos permiten hablar de especificidad de la migración gitana rumana y, por tanto, los que motivan la elaboración de un capítulo específico en esta investigación. Es a éstos a los que dedico los siguientes apartados, salvo uno pequeño dedicado a los músicos. 237 Para adentrarnos en la especificidad de la inmigración gitana rumana hay que empezar señalando que los gitanos más marginados no tienen, en general, capacidad para emigrar. Es bien sabido, y aquí ya se ha apuntado, que en cualquiera de las sociedades en las que la emigración es un componente importante no son los más pobres los que emigran. Así ocurre también en Rumania. Los gitanos que viven en barrios marginados y en situaciones de absoluta pobreza no se plantean la opción migratoria como salida de tal situación. En esto coincidieron todas las personas que entrevisté en Teleorman. Los barrios gitanos marginales que visité en esta provincia no eran lugares de los que estuviesen saliendo emigrantes. Emigran los gitanos pertenecientes a determinados grupos que ya tienen establecidos ciertos canales migratorios. Barrios gitanos hay en gran número de ciudades rumanas, pero sólo de algunas de ellas están saliendo migrantes. Enseguida mostraré que buena parte de los gitanos rumanos que tenemos aquí proceden de una única ciudad, situada en la parte sur-oriental de Rumania. Gitanos rumanos en Cataluña. Sus características. Reitero que voy a referirme sólo a los gitanos rumanos a los que en el apartado anterior he llamado distinguibles. A esos gitanos que se dedican principalmente a la venta de “La Farola” (lo que en realidad es mendicidad), o la limpieza de parabrisas y la venta de pañuelos de papel, que a veces también hacen pequeños robos, que visten de forma específica (las mujeres y las niñas) y que tienen ciertas formas de organización comunitaria. Cabría hacer una primera aproximación a su importancia numérica, aunque sólo sea para situar su proporción en el conjunto de la inmigración rumana. En el Secretariado Pastoral Gitano creen que pueden ser más de 3.000 en la provincia de Barcelona, y algunos más en el conjunto de Cataluña. Algunos responsables institucionales de los que he entrevistado señalan un número menor. Otros me han hablado de un número más alto, pero cuando he 238 preguntado en los municipios en los que me habían dicho que estaban, lo que he encontrado en varios de ellos es que estaban pero ya no están. En algunos momentos se me ha dado información sobre gitanos rumanos ubicados en algunos lugares y después he comprobado que no eran rumanos sino galaicoportugueses. La estimación más elaborada que he encontrado la hace el estudio de la Fundació Bofill, que repasa barrio por barrio, en Barcelona y Badalona, el posible número de gitanos rumanos, estableciéndolo en un máximo de 1.100 para estas dos ciudades (Grietens, 2005: 49). Los datos que en esa investigación se dan sobre algunos barrios coinciden con la información que yo he recibido, tanto de los gitanos rumanos como de algunos profesionales municipales. En consecuencia, dudo mucho de que en toda Cataluña los gitanos rumanos sobrepasen el número de 2.000, teniendo en cuenta que se concentran básicamente en Badalona y Barcelona. En cualquier caso, es pertinente señalar que en el conjunto de la inmigración rumana, los gitanos no son más del 5 % de la misma (teniendo en cuenta los datos que aporté en el capítulo cuarto). Las ciudades rumanas de las que proceden los gitanos son varias, pero destaca Tandarei como principal lugar de procedencia, aunque los hay también de Murgeni, de Galati, de Bucarest y de otras localidades. A diferencia del resto de la inmigración rumana, que procede de todos los puntos de Rumania, los gitanos proceden sólo de algunos puntos, lo que demuestra el carácter comunitario de la migración, ya que responde a canales migratorios generados por las redes sociales. Tandarei es una pequeña ciudad de la provincia de Ialomita, situada al sudeste de Rumania. Tiene unos 15.000 habitantes de los que casi la mitad son gitanos. Partes importantes de la ciudad están habitadas únicamente por gitanos, lo que implica un importante nivel de aislamiento respecto al resto de la población rumana. Las condiciones de vida de los gitanos son muy deficientes; con alto nivel de analfabetismo y gran escasez de servicios escolares, sanitarios y de todo tipo. 239 En adelante hablaré del grupo de Tandarei para mencionar a los gitanos a los que estoy haciendo referencia, pero quiero aclarar que en este grupo se incluyen familias procedentes de otras localidades. Tandarei es la localidad de procedencia de la mayoría de ellos, pero también es un signo que utilizan para identificarse aquí; a veces dicen ser gitanos de Tandarei, aunque en realidad no viviesen allí, para indicar que pertenecen a ese grupo, al que algunos definen como tsinderen. Tandarei es, por tanto, no sólo el origen de la mayoría de ellos, sino también una marca de parentesco, y aquí se utiliza con este significado. Conviene aclarar, no obstante, que aunque ésta es la red de parentesco más importante en Cataluña, no es la única red de gitanos rumanos inmigrados que hay en España. Entre los gitanos que viven en Rumania hay muchas subdivisiones, tanto de tipo cultural como de estatus social, pero la mayoría de los que han inmigrado a Cataluña (y a España), al proceder del mismo lugar, pertenecen al mismo grupo cultural. Los de Tandarei son conservadores de sus costumbres y hablan romanés. La forma de vestir, especialmente en el caso de las mujeres y las niñas que visten faldas hasta los pies, blusas específicas, etc., es una de las tradiciones que conservan. Los hombres (y también las mujeres) “visten” dientes de oro como expresión de que las cosas les van bien. También conservan con bastante rigor ciertas prácticas patriarcales como el casamiento acordado por los padres, en el que las niñas llegan al matrimonio en torno a los 13 años. Las niñas pasan a tener la consideración de mujer a los 11 años; a esa edad se les viste ya hasta los pies y puede acordarse su matrimonio. El futuro marido, o sus padres, han de pagar una dote a los padres de la niña. El importe varía mucho en función del nivel adquisitivo de las familias, y no se paga lo mismo aquí que en Rumania. Cuando me comentaban esto en una vivienda de Sant Roc (Badalona), se acababa de producir aquí el matrimonio de unos allegados de mis interlocutores y el novio había pagado 4.000 euros a los padres de la novia. Las mujeres tienen un rol importante, reproductivo y productivo, como también ocurre en la tradición gitana española. Además de cuidar de los hijos y la casa 240 pueden ser las encargadas de realizar las tareas que permiten obtener los ingresos económicos. En la mendicidad intervienen mucho más las mujeres que los hombres, pero esto no es estricto, tanto por el hecho de que hay hombres haciendo algunos trabajos (en la construcción, en la carga y descarga, etc.), como por el hecho de que también hay algunos hombres en la mendicidad. Luego volveré sobre los aspectos relacionados con la inserción laboral. Las chicas que vemos por las calles de Barcelona vendiendo “La Farola” (en realidad mendigando) con bebés en los brazos no son ningún montaje teatral, no llevan bebés prestados, como a veces se comenta. En realidad son sus hijos, que ya los tienen a los 13 ó 14 años. Tampoco tiene ninguna base real el mito de que esos bebés están drogados, lo que sería algo que chocaría frontalmente con la consideración que la familia gitana da a los bebés. Más bien se trata de una idea que pertenece a la mitología que siempre se genera en torno a grupos que resultan “extraños” en la sociedad. Una responsable de los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona me comentó que en un momento dado (en 2002), ante la difusión de la idea de que los niños o bebés con los que mendigaban las gitanas rumanas podían estar drogados, la policía municipal hizo una intervención, acompañada por servicios sanitarios, en la que se analizó la situación de cierto número de esos niños y no se detectó ningún caso de esa naturaleza. También se ha dicho que los bebés son objeto de compra-venta. Nada de eso aparece cuando se observa la composición de las familias, que, eso sí, son familias extensas y en el cuidado de los bebés pueden intervenir varias personas. Un trabajador social de Badalona me comentó que si algo de eso fuese cierto (hablando del tráfico de bebés) sería inexplicable el sufrimiento familiar que él observó en un caso en el que se quitó la custodia de un bebé a una familia.67 67 La mitología desarrollada en torno a estos aspectos ha contado con el suficiente pábulo periodístico como para dotarla de mayor credibilidad. Como ejemplo, resulta de interés reproducir algunas frases de un artículo de Pilar Rahola del ocho de septiembre de 2002 [reproducido en el anexo del estudio de Vincle (2002)]: “…Porque detrás de estas mujeres” [la autora se está refiriendo a las gitanas rumanas 241 El idioma que estos gitanos hablan es el romanés. Precisamente pertenecen al grupo que, en Rumania, mejor conserva el romanés. Se da la circunstancia de que muchos de ellos tienen ya dificultades para hablar rumano, sobre todo los más jóvenes que llevan ya mucho tiempo fuera de Rumania. Buena parte de ellos tampoco hablan castellano (y menos aún catalán). Pero hay otros que sí lo hablan, aunque, en general, bastante deficientemente. Los miembros de una familia que vive en mi barrio (entorno de la conocida calle Escudellers del centro de Barcelona), llevan cinco años aquí y hablan el castellano de forma muy desigual: mientras los padres lo hablan bastante mal, los hijos lo hablan mejor. Un aspecto cultural al que dan mucha importancia es el duelo. Cuando alguno de su grupo muere, todos acuden a acompañar a la familia en el duelo; y además, es muy importante que sea enterrado en Rumania. Simona S., mediadora intercultural rumana en el Hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona, medió en el caso de una niña gitana con leucemia y comprobó la gran actividad familiar que se produjo para que la niña volviese a Rumania antes de morir y asegurarse de que sería enterrada allí. Otro aspecto cultural de los gitanos rumanos que hay en Cataluña, que hace unos años no hubiese merecido muchos comentarios en una investigación como ésta, pero que ahora está teniendo una importancia creciente, es el religioso. Su importancia estriba en el auge del pentecostalismo entre este colectivo, y los cambios que de ello se puedan derivar en cuanto a comportamientos y reformulación de sus relaciones internas. A ello dedico un apartado específico en este capítulo. que mendigan con niños, e invitando a que no se les dé limosna] “hay auténticas mafias organizadas que han encontrado en la limosna una fuente segura de ingresos. Porque a menudo los niños son alquilados en un tráfico de criaturas. Porque mayoritariamente son drogados para garantizar su inmovilidad. ¿No les sorprende que sean niños tan quietos? Es un negocio que mueve mucho dinero, aunque parta de la marginación y el hambre. Porque la mayoría de estos niños acaban sufriendo lesiones cerebrales graves y todo tipo de malformaciones…” 242 Proceso de asentamiento de los gitanos rumanos en Cataluña. ¿Cómo han llegado hasta aquí los gitanos rumanos de este grupo concreto al que me estoy refiriendo? Las trayectorias migratorias de los que han llegado a Cataluña son diversas: unos han venido directamente desde Rumania, mientras otros lo han hecho pasando antes por otras partes de España. Parte de ellos también han estado en otros países europeos. Los primeros que llegan a Cataluña, entre los años 2000 y 2001, vienen de Madrid o de Valencia, después de haber pasado allí uno o dos años. Un estudio de la entidad Vincle señala que los primeros gitanos rumanos que vienen a España llegan a Madrid en 1998, y son los que formaron el campamento en un descampado de Malmea en el que llegó a haber, en 1999, unas 500 personas (Vincle, 2002: 25-27). Un estudio epidemiológico hecho en ese campamento por María Jesús Sánchez (1999) dice que eran 200 niños y 350 adultos. A principios de julio de 1999, siendo Ministro del Interior Mayor Oreja, y siendo alcalde de Madrid Álvarez del Manzano, se produce una actuación de desalojo de aquel campamento, que los sindicatos, las ONG y la oposición calificaron con términos como “limpieza étnica”, en la que los 550 chabolistas pasaron, de la noche a la mañana, a encontrarse sin techo y tener que deambular por la ciudad. Parte de ellos fueron realojados después y otra parte inició su la marcha hacia el Levante, especialmente a Alicante y Valencia. Después también a Barcelona. En Madrid se mantiene una población de gitanos rumanos que puede ser numéricamente algo superior a la de Cataluña, ya que, si bien muchos han ido saliendo de allí para ir a otras partes de España (como Cataluña), también han llegado otros procedentes de Rumania. La mayoría sigue siendo de Tandarei, aunque organizaciones como ACCEM,68 que en Madrid trabajan con gitanos rumanos, señalan que a lo largo de 2005 han llegado otros gitanos, de otras procedencias y con características distintas.69 68 69 Asociación Comisión Católica Española de Migraciones. Estos últimos vienen con planteamientos más similares a los del resto de la inmigración 243 A mediados de 2005 había en Madrid distintos asentamientos o zonas en las que vivían los gitanos rumanos. Por un lado había cuatro campamentos gestionados por ONG (dos por Cruz Roja y otros dos por ACCEM) en los que habían sido ubicados parte de los desalojados de Malmea. Su población era de unas 100 personas por campamento. La información que ACCEM me ha aportado indica que en estos campamentos los niños están escolarizados, los más pequeños en guardería y con los adultos se ha ido haciendo un trabajo que ha incluido su inserción en el mercado laboral. Pero en Madrid también hay otros núcleos de gitanos rumanos, unos ubicados en pisos y otros en asentamientos chabolistas; por ejemplo, en Getafe viven unas 50 familias en pisos, y en Valdemingómez viven unas 90 familias en chabolas (hay también chabolismo en Tetuán, Carabanchel…).70 A Cataluña llegan los primeros gitanos rumanos en torno al año 2000 y proceden, como he dicho antes, de Madrid. De allí venían las primeras familias que se instalaron en el barrio de Sant Roc (Badalona) entre 2000 y 2002. De Madrid procede también la familia que he mencionado, que vive cerca de la calle Escudellers de Barcelona, compuesta por un matrimonio, cinco hijos, varios nietos y algunos hermanos del marido. Llevan aquí cinco años y vinieron desde Tandarei, pasando antes un tiempo en Madrid. Otros, como el dirigente Gheorghe C. y su familia, que a Barcelona también vino desde Madrid, han tenido una trayectoria migratoria más larga, pasando por Alemania, Italia, etc., antes de entrar en España. Según la opinión de una responsable de la Generalitat que ha intervenido con este colectivo, la salida de Madrid y Valencia para instalarse en Cataluña tiene que ver, al menos en parte, con el diferente tratamiento que reciben por parte de las autoridades. Por ejemplo, en Madrid y Valencia, las niñas y niños rumana (buscan trabajo, etc.), aunque parte de ellos también ha necesitado atención social y ha acudido a los servicios de ACCEM. 70 Algunas de las zonas de chabolismo en las que hoy hay gitanos rumanos tienen larga tradición; por ejemplo, en Valdemingómez ha habido gitanos españoles, gitanos galaicoportugueses y otros, por tratarse de una cañada real en la que el asentamiento tiene pocas barreras legales. Actualmente, además de los gitanos rumanos hay otros grupos de inmigrantes. Se trata de una zona cercana a un vertedero que ya ha comportado incluso 244 detectados mendigando eran tratados por la Fiscalía como menores en situación de desamparo, lo que podía suponer su internamiento y separación de las familias. En cambio, en Cataluña, la Fiscalía de Menores considera que tal situación de desamparo no existe, puesto que viven aquí con sus familias, y lo que hace es recabar la actuación de servicios sociales en favor de los menores, pero no los interna sino que los entrega a la familia.71 Algunos entrevistados también me han señalado que la presión policial que recibieron en Madrid y Valencia ha sido muy superior a la que reciben en Cataluña. Después de los primeros grupos que llegan procedentes de Madrid y Valencia, la mayoría de los que han ido viniendo a Cataluña proceden directamente de Rumania (de Tandarei principalmente, como he dicho). No los trae nadie. Vienen por su cuenta. Eso sí, hay transportistas (que también pueden ser gitanos) haciendo buen negocio con ellos; pero esto es algo que no los diferencia demasiado de los demás rumanos. Cornel C., músico vinculado a una familia gitana, me explica que vienen en pequeñas furgonetas; que los que vienen no dependen del transportista más que por el hecho de haber contratado su servicio; y que la diferencia principal con los demás rumanos está en que los gitanos tienen que pagar más mordida a algunos de los policías de frontera con los que tropiezan, o que son más fácilmente obligados a dar la vuelta por la policía.72 denuncias contra el Ayuntamiento de Madrid ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. 71 El objetivo principal con el que se realiza la actuación de servicios sociales es la escolarización del menor, cosa que, según la responsable de la Generalitat, a veces se consigue, pero otras muchas veces no. En el siguiente apartado comentaré algunos aspectos sobre la escolarización de los niños y niñas gitanos rumanos. Una técnica de servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona, responsable de uno de los centros de Nou Barris, me informa de que el requerimiento de intervención que hace la Fiscalía a los servicios sociales llega por escrito, y ello obliga a esos servicios a personarse en el domicilio de la familia para ver cuáles son sus necesidades y, especialmente, para ofrecer la escolarización de los menores. De los resultados de esa actuación están obligados a remitir un informe a la Fiscalía. Esta responsable de servicios sociales me indica que el nivel de éxitos en la intervención es escaso. Sólo algunas veces consiguen la escolarización. 72 Su autonomía en la decisión de emigrar es una regla general que puede tener algunas excepciones. En algunos momentos han aparecido informaciones policiales dando cuenta de la desarticulación de bandas delictivas dedicadas a traer gitanos rumanos lisiados y explotarlos en la mendicidad. Tales casos son importantes por la gravedad de las situaciones por las que pueden pasar algunas de sus víctimas, pero no son representativos de la realidad migratoria de la mayoría de los gitanos rumanos. En otro apartado comentaré algunos aspectos sobre las conexiones con la delincuencia organizada. 245 Al llegar a Cataluña (o, más concretamente, a Barcelona y los municipios del área metropolitana) se han ido concentrando en algunos barrios. Esta concentración se ha producido por medio del alquiler de pisos, pero también ha habido campamentos de barraquismo. El campamento de mayor envergadura fue el que se formó, en torno a 2002, en el recinto de la antigua fábrica Azulete que había en la calle Agricultura del barrio del Poble Nou (en la ciudad de Barcelona), recinto de unos 10.000 metros cuadrados. En este campamento, compuesto por barracas y rulotes, llegó a haber unas 300 personas, pero de ellas sólo una parte eran gitanos rumanos. Muchos eran gitanos galaicoportugueses y había también gente de otros orígenes. El Ayuntamiento de Barcelona les hizo saber, a principios de 2004 (en vísperas del Forum Universal de las Culturas, cuyo recinto no estaba muy alejado de allí) que el campamento iba a ser desmantelado. En esos momentos ya sólo quedaban 170 personas en el mismo, de las que unas 100 eran gitanos rumanos y el resto gitanos galaico-portugueses. El campamento se desmanteló el 23 de febrero de 2004, cuando en él quedaban sólo 15 personas. Las demás se habían ido en las semanas anteriores ante la inminencia de la acción municipal. Entidades como la Associació Quart Món y la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña, criticaron la actuación del Ayuntamiento señalando que no había aportado solución alguna a las familias que allí vivían. Pero lo cierto es que esas familias se habían ido, y, en el caso de los gitanos rumanos, se habían ubicado en pisos de alquiler. La carencia de acción institucional hizo que su acceso a los pisos de alquiler se produjese a precios elevados, como luego comentaré. Los municipios en los que se ubicaron fueron Badalona, Santa Coloma, Montcada y otros, pero el grupo más numeroso se fue instalando en el barrio de Sant Roc de Badalona. Otro espacio desalojado por las mismas fechas (concretamente el nueve de febrero de 2004) fueron las casernas de Sant Andreu (también en la ciudad de Barcelona), en las que había llegado a haber más de 500 personas, aunque el día del desalojo sólo quedaban unas 60. En este caso, los rumanos eran sólo una pequeña parte de los que allí había. En el desalojo hubo un dispositivo que 246 consistió en alojar en pensiones, durante un par de semanas, a los desalojados. La Cruz Roja realojó a 44 personas de las que sólo unos pocos eran gitanos rumanos. Gheorghe M. y Gheorghe C., dos gitanos rumanos que después acabaron viviendo en Sant Roc, eran parte del grupo que salió por esas fechas de las casernas; a ellos se les dio un billete de autobús para acudir a la cosecha de Albacete. Estuvieron un tiempo trabajando (de forma irregular ya que no tenían papeles) en diversas cosechas, en Albacete y Valencia, y a su vuelta a Cataluña alquilaron pisos en el barrio de Sant Roc de Badalona. También hubo campamentos en otros municipios, como Rubí o Sant Cugat, pero paralelamente se fueron ubicando en pisos y en 2005 ya no quedaba ningún campamento de barracas o caravanas. Actualmente están concentrados en determinados barrios del área metropolitana de Barcelona. El grupo más numeroso está en el barrio de Sant Roc (Badalona), pero también están en el barrio de La Salut (también en Badalona), en el barrio de Besòs Mar (Sant Adrià del Besòs), en el barrio de Santa Rosa (Santa Coloma), en el barrio de Collblanch (L’Hospitalet de Llobregat) y en algunos otros puntos de estas y otras ciudades. En la ciudad de Barcelona están en varios distritos (en Ciutat Vella, en Horta-Guinardó, en Sant Martí, en Sant Andreu, en Nou Barris...). Para profundizar más en este proceso de asentamiento, me centraré luego en el barrio de Sant Roc de Badalona, pero aquí quiero mencionar el caso específico de las familias que viven el Horta-Guinardó (Barcelona), por ser un caso en el que su asentamiento ha tenido un seguimiento continuado por parte de los servicios sociales municipales. Ahí viven unos 40 gitanos rumanos que componen seis núcleos familiares, aunque habitan, todos ellos, en sólo tres pisos. Los primeros llegaron en 2001 procedentes de Madrid y ya se dirigieron a los servicios sociales en busca de escolarización para sus niños y niñas. Los trabajadores de los servicios sociales se tomaron muy en serio el seguimiento de estas familias desde el principio. La responsable me informa de que en los primeros momentos la relación fue difícil porque la desconfianza de los gitanos era notable, pero eso fue cambiando con el trabajo continuado de 247 que fueron objeto. Ahora todos los niños y niñas están escolarizados y sus hábitos de higiene y participación escolar son buenos. La mayor parte de los mayores asisten con regularidad a la escuela de adultos y a reuniones semanales (el lunes por la tarde) en las que se van tratando temas como el trabajo, la salud, etc. En sus viviendas el hacinamiento es muy grande, pero las mantienen en buenas condiciones de orden y limpieza. Se hace prevención para evitar nuevos embarazos de las chicas más jóvenes con resultados bastante buenos. También señala que el vínculo de este grupo con los servicios sociales está consolidado en el terreno participativo, y ya no reciben ayudas económicas. El cambio importante se produjo a partir de que vencieron la desconfianza. Lo que estos gitanos dicen ahora es que haber encontrado a alguien que los escuche y los acepte ha sido muy importante para ellos. Mito y realidad de las mafias gitanas rumanas. La emigración gitana tiene la mencionada especificidad comunitaria que la distingue de la del resto de rumanos: está protagonizada por grupos de personas que viajan juntas, grupos a los que suele denominarse clanes o familias en sentido amplio. Además de viajar juntas, proceden de lugares concretos de los que han ido saliendo otras familias pertenecientes al mismo grupo, y se dirigen a los sitios en los que esas familias se han instalado. Todo ello comporta que la migración gitana tenga un componente organizativo que no encontramos en los demás rumanos (salvo en el caso de adventistas y pentecostales, que también han desarrollado ciertas prácticas de ayuda mutua de tipo comunitario). Ese componente organizativo de la emigración gitana ha sido traducido a la opinión pública como “la dependencia de los gitanos de las mafias organizadas”. Existe la idea de que “la mafia” lo organiza todo y los trae para colocarlos en distintas ciudades y distintas esquinas donde mendigar o robar, 248 que el dinero de la mendicidad va a parar a los bolsillos de los capos mafiosos, y que viven en absoluta situación de dependencia de las mafias. Luego mostraré que ciertamente hay componentes delictivos en algunas de las actuaciones que determinados gitanos rumanos protagonizan, pero, antes de referirme a ellos, creo conveniente hacer algunas apreciaciones sobre el uso y abuso del término “mafia” cuando se relaciona con las migraciones en general. En las sociedades receptoras de inmigración, como la nuestra, están ampliamente divulgados ciertos estereotipos que atribuyen a las mafias todo lo que tiene que ver con los procesos migratorios. Lo que a menudo son redes migratorias suelen ser identificadas como redes mafiosas. Las redes migratorias han sido estudiadas por muchos autores y autoras resaltando su importancia en la explicación de los procesos migratorios, y en el capítulo anterior también mostré la importancia que tienen en la migración de rumanos. Las redes son ese conjunto de relaciones que se establecen entre el lugar de origen y el de destino de la migración, que permiten la superación de las dificultades y los costes que ésta comporta. A través de tales relaciones se obtiene la información necesaria sobre el lugar de destino, los apoyos para realizar el trayecto, el dinero necesario, e incluso a veces el empleo cuando ya se ha llegado al punto de destino. Esto se ha visto claramente en el capítulo anterior. Las redes migratorias son de muchos tipos. A menudo están simplemente compuestas por familiares (dentro de un concepto amplio de familia) o paisanos de un mismo lugar de origen; otras veces intervienen también determinadas agencias de viajes; y otras veces tienen un componente criminal, bien sea porque están interviniendo ilegalmente determinados funcionarios de los consulados y la policía (de una y otra parte), o bien porque la red la forman ciertas organizaciones criminales que pueden estar también vinculadas al tráfico de armas o de drogas. Es decir, existe una parte, pero sólo una parte, de las redes migratorias que pueden ser calificadas de delictivas, o que tienen ese componente que la opinión pública traduce como mafioso. 249 Una red compuesta sólo por familiares o paisanos no siempre es altruista, a menudo existen unas relaciones económicas que la sostienen (los migrantes adquieren unas deudas que han de pagar después), pero ello no nos permite calificarlas de mafiosas, y mucho menos sin conocer en profundidad la naturaleza de esas relaciones económicas (que en todo caso, si las calificásemos de mafiosas, no lo serían más que la mayor parte de las relaciones económicas establecidas en la economía capitalista). Cabe únicamente hablar de mafias cuando la red la manejan organizaciones criminales.73 Pero aquí he de volver a insistir en que, siendo este un tema de gran importancia, porque tales organizaciones manejan un volumen de negocio gigantesco, no es el canal utilizado por la mayor parte de las personas que han migrado en las últimas décadas hacia los países europeos. A esas organizaciones criminales hay que darles la importancia que merecen desde el punto de vista del orden público y la justicia, pero están muy lejos de ser las que controlan el grueso de los flujos migratorios. Cuando se califica de mafiosas a todas las redes migratorias se incurre en una perniciosa simplificación, cuyas consecuencias son: por un lado, el abandono del análisis serio de las redes y los procesos migratorios, y por otro, la estigmatización de todos los migrantes como personas vinculadas de alguna manera al crimen organizado. Dicho lo anterior, continúo con la inmigración de gitanos rumanos que tenemos en Cataluña. Entre los gitanos a los que en estos apartados me estoy refiriendo hay algunos, especialmente los adolescentes, que hacen pequeños robos (móviles, etc.) y, por tanto, cabe preguntarse sobre el nivel de sus estructuras delictivas para explicar o deconstruir su supuesta vinculación a las supuestas mafias. 73 Aunque en este caso, tampoco el término “mafia” es, en estricto sensu, el más adecuado, ya que tal término se refiere a una forma de organización criminal muy concreta, en la que, junto a la dependencia jerárquica, hay formas específicas de protección como si todos los miembros formasen parte de la misma familia. Estas son características de las tradicionales mafias italianas, pero no lo son de las organizaciones criminales que intervienen en el tráfico o trata de personas. 250 Comenzaré señalando que en Rumania existen formas de organización lideradas por gitanos que se han hecho muy ricos. Pude ver en algunas ciudades rumanas las casas-palacio de estos gitanos ricos. Hay calles compuestas por este tipo de casas a ambos lados, unas ya construidas y otras en construcción. La proliferación de estos palacetes es un fenómeno de la última década. El enriquecimiento rápido de determinados líderes gitanos se ha interpretado como el resultado de que son “los capos de las mafias”, que reciben dinero de la mendicidad que sus parientes practican por toda Europa, y que controlan las redes de la mendicidad, de la prostitución y del tráfico de armas. En Rumania recibí alguna información sobre el control de algunos flujos de prostitución por parte de estos gitanos; también de la vinculación de algunos con el tráfico de armas; pero no he encontrado referencias fiables que indiquen control sobre la mendicidad. Quizás también haya algo de esto, pero averiguarlo requeriría llevar la investigación a puntos a los que yo no he llegado. Lo que sí he de añadir es que el enriquecimiento de esos gitanos parece que, más que con esas cosas, tiene que ver con las prácticas de capitalismo desregulado que se impusieron en Rumania a principios de los noventa. Muchas de esas fortunas se hicieron con el desmantelamiento de las fábricas, iniciado en torno a 1993: algunos gitanos, que ya eran especialistas en el manejo de la chatarra, compraron todo lo que había en las fábricas que se cerraban para revenderlo como chatarra. Al menos una parte de ellos es así como lograron su poder económico. Hay gitanos rumanos, de los que han inmigrado a Cataluña, claramente implicados en actividades delictivas. En 2004 la policía desmanteló un grupo organizado que se dedicaba a la falsificación de documentos (visados, pasaportes, etc.). Pero éstos no pasan de ser grupos específicos de delincuentes, que no han de ser identificados con el conjunto de la inmigración gitana rumana que tenemos en Cataluña. En su caso, las actividades delictivas que realizan no están vinculadas a las actividades de subsistencia de los demás gitanos rumanos. 251 También hay algunos individuos cuya actividad delictiva está más vinculada al proceso migratorio de algunos grupos de gitanos rumanos. Varias fuentes me han señalado que en Barcelona viven dos o tres individuos, situados en un nivel alto en la estructura de linaje de los gitanos de Tandarei, que hacen intermediación con algunas empresas agrícolas de Albacete y el País Valencià, trayendo cada verano varios cientos de gitanos de Tandarei para las recogidas agrícolas. La mayor parte de estos trabajadores se vuelven a Rumania acabadas las cosechas. En los veranos de 2003 y 2004 esos trabajadores estaban cobrando 10 euros diarios y quienes se llevaban la parte del león eran los intermediarios. Estos individuos, y sus familiares de Tandarei, organizan el reclutamiento y transporte de los trabajadores aprovechando su alta posición en la jerarquía de aquella comunidad. Su actividad “mafiosa” se concreta también en el tipo de préstamos que hacen a otros gitanos de Tandarei (y de otros) sitios para emigrar. Es un dinero que se ha devolver doblando la cantidad al cabo de muy poco tiempo, y si no se devuelve en ese momento la cantidad se multiplica. Un gitano que no mencionaré me dijo que él, por 390 dólares que recibió prestados en 2001 para venir, acabó pagando cerca de 4.000. Parece que los mencionados individuos han facilitado de esta manera la venida a Barcelona (o área metropolitana) de algunos de los gitanos rumanos que viven aquí. Otra forma de extorsión de la que me han hablado, practicada por esos individuos con algunos de los de su grupo, está relacionada con el alquiler de los pisos, concretamente realquilándolos a precios abusivos. Algunas familias gitanas viven en pisos que han alquilado a esos individuos, pero ello no es algo que afecte a la mayoría de las familias gitanas rumanas que hay en el área metropolitana de Barcelona. Estas formas de extorsión conllevan el hecho de que parte del dinero que algunos gitanos están recogiendo con la mendicidad vaya a parar a los bolsillos de los mencionados individuos. Pero esto es distinto de la mítica idea de que alguien está esperando a que los mendigos acaben de mendigar para 252 recogerles el dinero, es decir, que los mendigos dependen de otros que los organizan, los distribuyen por la ciudad, los traen, los llevan y se quedan con el dinero. Yo no he encontrado ninguna referencia que permita suponer que eso está pasando. Es decir, los individuos sobre los que he obtenido alguna información que los vincula más claramente a la delincuencia, y que más se parecen a eso que suele denominarse como “capos de las mafias”, de donde parece que sacan más dinero es de los préstamos que hacen a otros gitanos, de la intermediación con empresas agrícolas y de la intermediación en el alquiler de pisos. Y las víctimas no son todos los gitanos rumanos que vemos en nuestras ciudades, sino sólo algunos de ellos, y también aquellos que vienen a trabajar en algunas cosechas (y se vuelven después a Rumania). Como puede verse, más que de mafias hay que hablar de algunos delincuentes muy concretos y de algunas situaciones de dependencia de ellos. Pero esto está muy lejos de explicar el conjunto de las relaciones, los procesos migratorios, los vínculos y las formas de vida de los gitanos rumanos que aquí tenemos. Para abordar estos aspectos se requiere el uso de parámetros como la marginalidad, la exclusión, el funcionamiento comunitario entre ellos, pero poco averiguaremos manejando sólo el concepto de mafia. Los gitanos rumanos de Sant Roc. Para un análisis más específico de las condiciones de la inmigración gitana rumana nos situaremos en el barrio en el que mayor concentración de este grupo se ha producido en toda Cataluña: el barrio de Sant Roc de Badalona. Las primeras familias de gitanos rumanos que se instalan en Sant Roc hacen su aparición entre 2000 y 2002. El responsable del servicio de atención primaria del barrio (Ayuntamiento de Badalona), dice que primero aparecieron tres ó cuatro familias, más bien bastante numerosas (de hasta 20 personas) y después fueron llegando otras, pero esas primeras familias no se detectaron 253 por los servicios sociales hasta finales de 2002. Después van llegando otras vinculadas en sentido comunitario a las primeras, pero el mayor crecimiento se produce en el año 2004 (tanto por los que proceden del campamento del Poble Nou, mencionado más atrás, como por los que llegan directamente desde Rumania). Los datos del padrón de 2005 hablan de unos 800 rumanos en Badalona, sin distinguir si son gitanos o no, pero el mencionado responsable del servicio de atención primaria calcula que en Sant Roc podía haber (a mediados de 2005) cerca de 500 gitanos rumanos. Esta importante concentración en Sant Roc, barrio de unos 16.000 habitantes, puede explicarse por algunas características de este barrio, pero parece que sobre todo por una: las posibilidades que ofrece de encontrar vivienda a gente en situación irregular. Sant Roc es un barrio en el que abundan los bloques construidos en la etapa de la gran inmigración española (años sesenta). Se trata de bloques de viviendas de no más de 50 ó 60 metros cuadrados. A partir de 1966 comenzó a producirse en el barrio cierta concentración de gitanos españoles, debido a que allí ubicaron a buena parte de los que procedían del desmantelamiento de Somorrostro74 y del Camp de la Bota. En aquel tiempo Sant Roc se convirtió en un barrio marginal y hubo serios problemas con la droga en los años setenta y principios de los ochenta. El barrio mejoró ostensiblemente con la llegada de los Ayuntamientos democráticos. Pero no todos los payos estaban a gusto con la concentración de gitanos (españoles) que se había producido, y además se trataba de pisos muy pequeños y bloques de escasa belleza (por decirlo de alguna manera), por lo que se daban las condiciones adecuadas para ser abandonados cuando los payos fueron mejorando su nivel de vida, y, sobre todo, cuando aparecieron los inmigrantes dispuestos a pagar alquileres altos por pisos malos. 74 Somorrostro fue el barrio gitano más grande de Cataluña en la primera mitad del siglo XX, ubicado en las playas contiguas a la Barceloneta. De él salieron la Chunga, Carmen Amaya, la Debla, la Singla y Juan de la Vara. Fue desmantelado el 23 de junio de 1966, y parte de sus habitantes fueron ubicados en Sant Roc, unos en pisos y otros en barracones construidos a tal efecto (ver: Emilio Cerreruela y otros autores, 2001: 21-45). A modo de curiosidad, y aunque no venga a cuento con esta investigación, quiero añadir que la palabra Somorrostro no la he encontrado en ninguno de los diccionarios que he consultado, lo que sigue dando cuenta del 254 Así, muchos bloques han ido siendo abandonados por los españoles (payos) y sus pisos se han ido alquilando a los inmigrantes (magrebíes, paquistaníes, chinos, rumanos…). Los precios que los inmigrantes pagan por los alquileres no se corresponden con la mala calidad de las viviendas; en 2005 se estaban pagando alquileres en torno a los 700 euros, parecidos a los de cualquier otro piso pequeño de mejores zonas, lo que nos indica que los propietarios sacan buen provecho de las dificultades que los inmigrantes tienen para competir con normalidad en el mercado de alquiler. Pero la concentración de gitanos rumanos se debe, sobre todo, a que han podido alquilar los pisos sin tener residencia legal. Más adelante mostraré que lo más común en el alquiler de viviendas a inmigrantes es que sean alquiladas a personas con papeles, lo que lleva a que quienes no tienen papeles tengan que alquilar habitaciones a los que sí los tienen. Es decir, lo que en general tenemos es: arrendatarios “con papeles” y subarrendatarios “sin papeles”. Como los gitanos rumanos vienen componiendo familias numerosas, no pueden limitarse a alquilar habitaciones a otros inmigrantes (que, por otra parte, no querrían que viviesen con ellos), y la solución a este dilema les exige buscar arrendadores que no se paren en esas pequeñeces legales. Uno de los lugares en los que han encontrado mayor número de arrendadores con esa disposición ha sido el barrio de Sant Roc. En parte, ello es así porque los propietarios de buena parte de los pisos que están alquilando los gitanos rumanos son paquistaníes. Éstos han comprado bastantes pisos en los últimos años y muchos de ellos los tienen alquilados a los gitanos rumanos. Un trabajador social me comentó que los problemas que se dieron en el barrio, en el verano de 2004, entre los gitanos rumanos y los paquistaníes, no se debieron tanto (como dijeron los medios de comunicación) a que los niños rumanos robaban en las tiendas de los paquistaníes, como a las fricciones entre los dos grupos por los elevados precios de los alquileres. desprecio de la cultura oficial por el mundo gitano. 255 Una familia rumana que visité varias veces estaba pagando 700 euros por un piso de 56 metros cuadrados. Cuando llegaron a ese piso, en 2004, los dueños eran españoles, pero ya estaba arrendado a un paquistaní que se lo subarrendaba a ellos. En 2005 el paquistaní ya era dueño del piso. Pueden existir también otros motivos que hayan favorecido la concentración de gitanos rumanos en Sant Roc. Un trabajador social, un responsable del Ayuntamiento y algún gitano rumano han coincidido al mencionar el hecho de que el barrio cuenta con espacios abiertos (entre los bloques) adecuados para hacer vida de en la calle, y que esto es algo que encaja bien con las preferencias de los gitanos rumanos. Esto ya constituyó un aspecto favorable para la concentración de los gitanos españoles en el barrio desde mediados de los sesenta, ya que está entre las tradiciones gitanas el uso del espacio externo para las tertulias familiares (algo que se sostiene también por razones prácticas, ya que los pisos son pequeños y las familias numerosas). Y, de hecho, siguen siendo los gitanos españoles los que más ocupan los espacios públicos en el barrio, sacando, a los espacios situados entre los bloques, las sillas, los juguetes de los niños, etc. (al menos ésta es la impresión visual que yo he tenido en los días en los que he visitado el barrio). Pero también lo están haciendo los gitanos rumanos, y éste ha sido precisamente uno de los motivos de conflicto entre ambos colectivos en algunos momentos: la disputa por el espacio público. En las viviendas ocupadas por gitanos rumanos en Sant Roc hay un hacinamiento considerable. Datos del padrón municipal de Badalona de 2005 dicen que hay 14 viviendas en las que están empadronadas más de 20 personas rumanas; 12 viviendas en las que hay de 15 a 19 personas empadronadas; y 65 viviendas en las que hay de ocho a 14 personas empadronadas. No obstante, el hacinamiento no es tan grande como estos datos indican, porque muchos de los empadronados ya no viven en esas viviendas. Los responsables municipales me comentaron que la policía municipal ha hecho algunas actuaciones, visitando pisos para ver el número de personas que los habitan, y a veces han comprobado que no son ni la tercera parte de los que están empadronados en el piso. 256 Este hacinamiento coincide con el que los gitanos rumanos tienen en otras partes del Área Metropolitana de Barcelona. El mencionado estudio de Vincle, referido a gitanos rumanos en la ciudad de Barcelona, habla de viviendas en las que había entre ocho y 18 personas; en general éstas no pertenecían a una sola familia, sino que podía haber de dos a cuatro familias por vivienda (Vincle, 2002: 46) Los gitanos rumanos que no pertenecen a este grupo, al que he llamado distinguible, también sufren hacinamiento, pero no llega a los extremos antes mencionados. Cornel C. y su familia de músicos vivían, en 2005, en un piso de Sant Roc de 55 metros cuadrados siendo siete adultos y dos niños. También en Sant Roc vive Gheorghe M., en un piso de unos 50 metros cuadrados, ocupado por cuatro rumanos (él, su mujer, su hija y su yerno), más tres indios, más dos paquistaníes (un matrimonio que son los dueños del piso). Éste es un caso de mezcla de procedencias, pero ello parece posible precisamente porque Gheorghe M. y su familia, aunque son gitanos, no pertenecen al grupo de los de Tandarei. La relación entre los gitanos rumanos y los gitanos autóctonos en el barrio ha sido mala desde el primer momento. Como he mencionado antes, uno de los motivos de conflicto ha sido que los primeros han comenzado a ocupar espacios públicos que habitualmente ocupaban los segundos. Pero lo que un dirigente gitano (autóctono) me ha señalado es que los autóctonos tienen formas de vida muy diferentes de las de los gitanos rumanos: entre los gitanos autóctonos los adolescentes, en general, estudian (las chicas también), no roban, los adultos trabajan, etc., y la aparición de los gitanos rumanos los ha retrotraído a su pasado de hace varias décadas. Para comentar otros aspectos, como el uso que hacen los gitanos rumanos de los servicios sociales, o la escolarización de los niños, comenzaré señalando que, aunque la mayoría estén en situación irregular, sí están empadronados. En esto se diferencian del resto de la inmigración rumana, en la que encontramos a muchas personas que, llevando hasta dos años en España, a 257 finales de 2004 aún no estaban empadronadas (hablaré de esto más adelante). Los gitanos rumanos se empadronaban pronto, probablemente porque venían con hijos pequeños, pero también porque al tener una red social fuerte se enteraban enseguida de la conveniencia del empadronamiento (especialmente para la atención sanitaria de los menores) Pero, a pesar de estar empadronados, los gitanos rumanos de Sant Roc usan los servicios de atención primaria muy escasamente. Su responsable dice que apenas acuden a ellos a por ayudas. Únicamente han atendido a algunas madres jóvenes para interrupción de embarazo o para ayudas de lactancia (la leche y los pañales). No están recibiendo ayudas para vivienda, ni de ningún otro tipo. Tampoco están siendo objeto de ningún programa específico de integración por parte del Ayuntamiento de Badalona. Los responsables del Ayuntamiento me expresaron sus reticencias a dedicar recursos para algún programa de este tipo, “porque no sabemos si desaparecerán del barrio de la noche a la mañana” (en referencia al nomadismo que se les supone a los gitanos) La concentración vecinal se corresponde también con concentración escolar. En Sant Roc, muchos de los niños gitanos rumanos están concentrados en el colegio Lestonnac, que es un colegio religioso concertado. Curiosamente, en el barrio hay otros dos centros públicos pero en ellos no hay niños gitanos rumanos. Ello se debe, principalmente, a las características del colegio Lestonnac. El colegio Lestonnac surge de la acción de unas monjas en el barrio allá por los años 60, que empiezan a dar clases a los niños marginales que nadie se había preocupado por escolarizar. Años después se crea el colegio y se convierte en concertado. En este colegio los niños gitanos autóctonos llegaron a ser el 97 % del alumnado; era el colegio de los gitanos y a muy pocos padres payos se les ocurría llevar allí a sus hijos. Hoy los gitanos (autóctonos) siguen siendo el 65 % del alumnado, y con ellos están los paquistaníes, los sudamericanos y los gitanos rumanos, entre otros. 258 El nivel de escolarización de los niños gitanos rumanos es bajo. Son muchos los que no van a la escuela. El director del colegio dice que en el barrio hay muchos de esos niños a los que sus padres preinscriben pero luego no los llevan al colegio, y otros que ni siquiera se han preinscrito. Entre los que están escolarizados el nivel de absentismo también es elevado. Sin embargo, la acción institucional para corregir esta situación es muy pobre. El derecho de estos niños a la escolarización no está generando la actuación que merecería por parte de las autoridades públicas.75 El director del colegio también señala que hay unas cuantas familias gitanas rumanas que se preocupan por la escolarización de los niños y, en tales casos, no hay abstencionismo y el rendimiento escolar es bueno. Coincide con familias para las que la opción laboral no es la mendicidad. Por el contrario, cuando la actividad laboral es la mendicidad, la contribución de los niños y niñas es importante para la familia, y, aunque los padres manifiesten una postura en favor de la escolarización de sus hijos (eso es lo que algunos entrevistados me han transmitido a mí), acaba pesando más la tentación de que sigan realizando actividades de mendicidad. Esta escasa escolarización parece tener relación con la poca importancia que tradicionalmente los gitanos han dado a la educación. En el caso de los gitanos españoles se han producido ya importantes cambios al respecto; pero los gitanos rumanos están manifestando aquí y ahora este rasgo cultural. Hay una ONG, La Formiga, a la que llegan jóvenes gitanos rumanos enviados por la Direcció General de Justícia Juvenil (Departament de Justícia) para que realicen cursos de castellano. Se trata de la pena que les imponen los jueces por haber cometido delitos menores (robo de móviles, por ejemplo), y, por tanto, están obligados a seguir esos cursos (de unas 60 horas). La información que me transmitió la profesora que los atiende es que la mayor parte de los alumnos que por ahí han pasado no habían estado escolarizados antes, que 75 El estudio de la Fundació Bofill, mencionado más atrás, señala que en el municipio de Barcelona la escolarización es mejor que la que yo he encontrado en el barrio de Sant Roc de Badalona. Hace mención a la información obtenida de los servicios sociales de Barcelona, para decir que casi la totalidad de los menores en edad escolar de primaria están escolarizados (Grietens, 2005: 82). 259 para ellos la educación tiene escaso valor y que les cuesta mucho progresar en el aprendizaje. La actividad laboral de los gitanos rumanos. Su actividad laboral más visible es la venta de “La Farola”. En su caso, lo que hacen, más que vender la revista, es mendigar. Algunos sí llevan revistas para vender, pero otros simplemente la enseñan y piden limosna. Es una actividad desarrollada principalmente por las mujeres, aunque también por algunos hombres. Sobre las actividades de los hombres, la información que he recibido indica que es más variada: en algunos casos no hacen nada, en otros hacen cosas parecidas a la venta de “La Farola” (venta de pañuelos, limpieza de parabrisas, etc.), en otros trabajan esporádicamente, especialmente en la agricultura, y en algún caso trabajan en la construcción o en otros sectores. Pero, fuera de la mendicidad, su inserción laboral es muy reducida. Para la venta de “La Farola” hay un local de distribución en Barcelona (en el barrio de Gràcia) al que acuden los gitanos rumanos, como también lo hacen los españoles o portugueses vinculados a esta actividad. “La Farola” es una revista que va saliendo sin una regularidad precisa (una o dos veces al mes), que cuesta dos euros, de los que 1,20 son para el vendedor. A los vendedores se les hace un carné que muchos gitanos rumanos tienen. Según un distribuidor de Barcelona, entre los vendedores de “La Farola” no todos actúan de la misma manera: muchos la venden realmente, especialmente los españoles y los portugueses, pero otros la utilizan para mendigar. Es claramente observable, por las calles de Barcelona, que muchos gitanos rumanos llevan un ejemplar de la revista para enseñarlo, pero en realidad están mendigando. ¿Con qué otras formas de actividad laboral cuentan los gitanos rumanos de este grupo? Estos se habían dedicado en Rumania a ciertos oficios y al comercio, aunque la pérdida de posibilidades en esos terrenos los había 260 llevado al trabajo agrícola y a dedicaciones esporádicas (limpieza de carreteras, etc.). Con esa tradición, parece, y ellos así lo afirman, que la agricultura es el sector en el que aquí podrían insertarse con mayor facilidad, si se les facilitasen las cosas. Algunos ya habían participado, entre 2003 y 2004, en las campañas agrícolas de Albacete, Valencia, Castellón, etc., pero en 2005 parecían muy estancados en la opción de la mendicidad. Gheorghe M. estuvo en varias campañas en 2003 trabajando para una de las grandes empresas agrícolas del Levante, pero como fue con la mediación de un intermediario, todo lo que él cobraba eran 10 euros por día, y tuvo que dormir algunas noches a la intemperie y otras en situaciones de extremo hacinamiento. Lo que él vio allí fue que gitanos rumanos de los instalados en España había muy pocos, y, en cambio, había muchos de los que venían sólo para las cosechas y se volvían después a Rumania. He encontrado algunas referencias más de participación en trabajos agrícolas de los gitanos rumanos que viven en el área metropolitana de Barcelona, especialmente en las cosechas del Levante. La responsable de los servicios sociales de Nou Barris (Ayuntamiento de Barcelona) dice que del grupo de gitanos rumanos que hay en su zona, algunos hombres se desplazan en verano al País Valencià para trabajar en algunas cosechas. El hecho es que la mayoría se están dedicando a la mendicidad, y aquí surge una duda razonable: si otros inmigrantes en situación irregular están trabajando en la construcción y en otros empleos, ellos también podrían hacerlo. Quizás no están predispuestos a ello, porque la mendicidad les resulta mejor opción. O quizás no pueden hacerlo porque no han establecido las redes sociales de acceso al trabajo irregular. En el siguiente capítulo hablaré del trabajo irregular, y mostraré que sin red social no es fácil acceder a él: uno accede a un trabajo irregular porque otro, que ya está en la empresa, hace la labor de intermediación. 261 Los gitanos rumanos tienen red social (más que los demás inmigrantes rumanos), pero no es de tipo laboral. Las únicas formas de conexión de este grupo con el mercado laboral de las que yo he tenido referencia son aquellas que controlan algunos delincuentes (intermediarios conectados con empresarios españoles a los que proveen de mano de obra barata); pero lo que no tienen es el familiar o el amigo que ya está en una empresa y luego los introduce a ellos. Sobre su deseo de cambiar este estado de cosas, puedo decir que los padres de la familia que vive en el entorno de la calle Escudellers de Barcelona me han insistido mucho en que les ayude a encontrar trabajo para el padre y para el hijo mayor Stan (de 19 años). Tal insistencia me ha parecido que dejaba claro que su preferencia es la de trabajar en lugar de mendigar. Se trata, además, de una familia con permisos de trabajo y residencia en regla, y que, sin embargo, no encuentran empleo. Acompañé a Stan al servicio de bolsa de empleo que tiene en Barcelona la Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiat (CCAR-CEAR). Él me explicó que había hecho distintos trabajos esporádicamente, como carga y descarga en Mercabarna, o peonaje en la construcción, pero siempre por períodos muy breves. Se trataba de un chico de 19 años que hablaba mal el castellano (y supongo que peor el catalán) y, sin embargo, llevaba siete años en España y decía que sí había estado escolarizado. Obviamente, si lo había estado, había sido con un fuerte nivel de abstencionismo. Pero Stan también me explicó que tenía parientes trabajando de forma estable en Mercabarna y en otros lugares, lo que constituía una referencia de que hay gitanos rumanos de ese grupo insertados en el mercado laboral. El seguimiento que hice de las gestiones que realizó CCAR-CEAR para encontrar trabajo a Stan, y la información que me aportó esta entidad sobre otros casos en los que habían intervenido para la inserción laboral de personas del mismo colectivo, dejaban claro que dicho colectivo tiene dificultades específicas para su inserción laboral. Stan fue canalizado hacia algunas entrevistas de trabajo pero 262 no las superó, y lo cierto es que unos meses después de iniciadas las gestiones de CCAR-CEAR este joven seguía sin trabajar. Esto coincide con el estudio de Vincle en el que se señalan fuertes dificultades para el acceso de las personas de este colectivo a trabajos ordinarios: poca formación; escasa experiencia laboral (de trabajos estables y regulares) traída de su lugar de origen; poco conocimiento de los idiomas de la sociedad receptora; etc. El estudio también hace referencia a un estilo de vida basado en la supervivencia cotidiana, que los lleva a realizar unas actividades con las que pueden sacar algún dinero para vivir al día, pero los predispone poco para realizar todo el itinerario necesario para encontrar empleos ordinarios. Ello se ha traducido muy a menudo en poca continuidad por su parte en el seguimiento de las actuaciones iniciadas por servicios sociales para encontrarles trabajo (Vincle, 2002: 90-97, 121) Sin embargo, las experiencias desarrolladas en Madrid demuestran que es posible su inserción en el mercado laboral. En los cuatro campamentos de Madrid gestionados por ONG desde 1999, en los que, como dije atrás, viven unos 400 gitanos rumanos, la mendicidad ha ido dejando de ser su actividad económica. Los hombres se han ido insertando, sobre todo, en la construcción, y las mujeres en el servicio doméstico. Una responsable de ACCEM me informaba de que las mujeres se visten de forma más occidental para ir a trabajar (al servicio doméstico) y luego se vuelven a poner sus ropas tradicionales cuando vuelven al campamento. La labor de las ONG ha incluido la tramitación de sus autorizaciones de trabajo y residencia. Pero un trabajo como el realizado por las ONG en Madrid aún no se ha hecho en Cataluña, y aquí es muy reducida la inserción de los gitanos rumanos en el mercado laboral. Está claro que por un lado tienen dificultades para esa inserción y, por otro lado, escasa predisposición. Pero también hay claros indicios de que su predisposición está creciendo, probablemente al ritmo en el que está disminuyendo el dinero diario que recogen mendigando. Gheorghe C., y otros gitanos que lo acompañaban en una de las entrevistas que le hice, me decía que lo que ahora recogen vendiendo “La Farola” es mucho menos de lo 263 que recogían hace cuatro años, y que lo que ellos querrían es encontrar otros trabajos. Pero no parece que por el momento haya perspectivas claras para ello. Todo esto hace referencia a los gitanos del grupo mayoritariamente procedente de Tandarei. Ya he señalado que hay otros gitanos rumanos cuyas características los acercan más al resto de la inmigración rumana que la los gitanos de Tandarei, y sus pautas de inserción laboral son similares a las del resto de los rumanos. El análisis de las mismas queda, por tanto, incluido en los que desarrollaré en el capítulo quinto. Según ACCEM, los gitanos que últimamente han ido llegando a Madrid no pertenecientes al grupo de Tandarei ni siquiera se plantean la opción de la mendicidad y de inmediato buscan trabajo en el mercado laboral. En Cataluña ocurre lo mismo: un dirigente de la Unió Romaní dice que hay gitanos rumanos trabajando como conductores de camiones, en el peonaje de la construcción y en la agricultura. Gheorghe M., que como he mencionado antes comenzó trabajando en las cosechas agrícolas, después ha trabajado en la construcción en Barcelona, y conoce algunos gitanos más que trabajan en el mismo sector; pero dice que ninguno es de los del grupo de Tandarei. El pentecostalismo gitano. En Rumania, además de la mayoría ortodoxa y de la minoría católica, hay diversas minorías protestantes que son principalmente evangélicas.76 Entre los 76 El cristianismo evangelista nace en los EEUU y ahora es allí la religión dominante, pero, además, su expansión por todo el mundo ha sido muy importante. No es una Iglesia, sino gran número de ellas, y tiene sus raíces en las diversas Iglesias protestantes tradicionales (baptistas, metodistas, presbiterianos, episcopalianos…). En la génesis del evangelismo encontramos un cristianismo de masas, vulgar y democrático que se desarrolla desde finales del siglo XVIII en los EEUU, promovido por predicadores que se esfuerzan por devolver la religiosidad al país frente al racionalismo y al laicismo revolucionario que se expandía ya entonces. En 1790 hay toda una generación de predicadores que da lugar al Segundo Gran Despertar; se trataba de “predicadores escasamente instruidos, que hablaban de modo 264 evangélicos los más numerosos son los pentecostales, aunque también son relativamente importantes los adventistas del séptimo día, los baptistas y los pertenecientes a la Asamblea de Hermanos. Los pentecostales son los que tienen mayor crecimiento, y, de acuerdo con Ioan C., el pastor evangelista de Castelldefels, puede haber más de un millón de pentecostales en Rumania. Se trata, según su opinión, de una de las comunidades pentecostales más importantes de Europa. Entre ese millón de pentecostales puede haber, según Ioan C., en torno a un 10 % de gitanos, lo que supone una proporción similar a la que tiene la población gitana dentro de la población rumana. Pero otra fuente (R. R., dirigente gitano) me señala que los pentecostales son muchos más y que los gitanos se han convertido masivamente a esta religión. Los pentecostales surgen en los Estados Unidos entre finales del siglo XIX,77 en un contexto de gran fragmentación del mundo cristiano protestante en el que en muchas de las congregaciones protestantes se habían desarrollado fuertes posiciones de tipo fundamentalista. Los pentecostales no son, en principio, fundamentalistas; si bien es cierto que hacen una lectura literal de la Biblia, como todos los movimientos fundamentalistas del protestantismo, a ellos más que los dogmas les interesaban las expresiones de la religiosidad, y crean unas prácticas religiosas desinhibidas en las que se canta, la gente se abraza, se ríe y se llega a situaciones de éxtasis. Uno de sus fundadores, William Joseph Seymour, era hijo de esclavos y muchos de los primeros fieles son afroamericanos; pero en pocos años el movimiento pentecostal se extendió por todos los Estados Unidos (tanto entre los negros como entre los blancos) y por más de 50 países. Era un movimiento contrario al racismo dominante y que daba gran importancia al amor y la compasión, en marcado contraste con la discriminación que practicaba el cristianismo fundamentalista; aunque estas bases no impidieron que ya en los años 80 surgiesen líderes pentecostales de esa tendencia (Armstrong, 2004: 235-239 y 439). De acuerdo con el Holy Spirit comprensible a la gente sencilla, que no eran recatados ni decorosos, sino ruidosos, tumultuosos y sumamente emocionales” (Armstrong, 2004: 129). Ese Segundo Gran Despertar dejó una impronta de individualismo, populismo y antiintelectualismo que permanece en la actual cultura norteamericana. A mediados del siglo XIX el evangelismo, que inicialmente había quedado confinado a las clases más pobres e incultas, se ha expandido ya entre las clases medias, y después constituiría la columna vertebral del Partido Republicano (Armstrong, 2004: 134). 265 Research Centre, los pentecostales son hoy el grupo protestante más numeroso, con más de 200 millones de seguidores en el mundo.78 Entre los gitanos rumanos que han inmigrado a Cataluña, el grupo religioso pentecostal ha ido creciendo a un ritmo importante. Según sus líderes, a mediados de 2005 contaba ya con unos 400 fieles. Sus celebraciones se venían realizando en un local del barrio de Sant Roc de Badalona en el que apenas cabían 70 personas muy apretadas, lo que conllevaba que estuviesen también en la calle y en un parque adyacente. Los organizadores de la celebración religiosa hacían serios esfuerzos por evitar que los vecinos fuesen molestados, a pesar de lo cual había continuas quejas. Por lo que yo vi, puedo decir que los motivos de queja no son mayores que los que podría provocar la concentración de personas en la cola de un cine, o la salida de un colegio, con la diferencia de que la cola de un cine y la salida de un colegio no activan los prejuicios racistas de nadie. Pero las quejas llevaron al cierre del local, en julio de 2004, promovido por el Ayuntamiento de Badalona y realizado por los Mossos d’Escuadra. Los gitanos pentecostales se quedaron sin opción alguna para realizar sus celebraciones religiosas e iniciaron, a partir de ahí, un peregrinaje institucional para lograr un nuevo local. Acercándose la navidad de 2004 solicitaron al Ayuntamiento de Badalona un local para celebrarla, algo que parece tener gran importancia para este grupo religioso. La respuesta fue negativa, pero lo significativo es que no la recibieron hasta el 23 de diciembre, cuando obviamente no tenía ya opción para realizar ninguna otra gestión. A finales de 2005 todavía continuaban realizando la celebración religiosa dominical al aire libre, en una plaza del barrio de Sant Roc. Sus pastores pentecostales son también gitanos, aunque en algunas celebraciones religiosas específicas cuentan con pastores que no lo son. Fui invitado a asistir a un bautizo que se celebró, en verano de 2004, en la playa de 77 Proceden de la corriente metodista del protestantismo. Ver: http://www.oru.edu/university/library/holyspirit/pentorg1.html (última consulta: noviembre 2005) 78 266 Sant Adrià del Besòs. Allí se hallaban unas 300 personas, de las que unas 30 iban a bautizarse e iban vestidas de blanco. El bautizo se realizó por inmersión, con mucha música, muchas oraciones y muchos aplausos. Al fondo se veían las construcciones del Fòrum, en pleno funcionamiento a la sazón, ofreciendo un contraste entre dos realidades de la diversidad cultural, una marginada y otra sobrerrepresentada, que invitaba a la reflexión. La pertenencia de los gitanos rumanos a la confesión pentecostal no viene de antiguo, y, de hecho, es aquí donde este movimiento está creciendo en adeptos entre las gentes de esa comunidad. En este aspecto, los gitanos rumanos que tenemos en Cataluña no son distintos de los gitanos españoles, entre los que la afiliación evangélica ha crecido también de forma explosiva. Por los gitanos españoles ya conocíamos la Iglesia Evangélica de Filadelfia, que es una iglesia pentecostal. El pentecostalismo gitano tiene su nacimiento en Europa alrededor de 1950 y se extiende en España a finales de los 60. Como ha explicado Lucas Samper (2002), la expansión del pentecostalismo entre los gitanos españoles fue explosiva en los años 80, y ha llegado a contar con más de 500 locales y 2.500 pastores. Este autor señala que los pentecostales tienen ciertas características que han favorecido la afiliación de los gitanos, como, por ejemplo, una forma de organización que rechaza la jerarquía y la autoridad sacerdotal, en la que la condición de pastor se adquiere a través de las cualidades carismáticas de los candidatos (novicios), y en la que el órgano que posee la máxima autoridad está constituido por un grupo de ancianos que dictan las pautas generales a seguir. También Manuela Cantón (en su estudio sobre el evangelismo pentecostal entre los gitanos españoles) dice que el pentecostalismo tiene características que lo hacen atractivo para los gitanos: “la sencillez doctrinal, su descentralización organizativa, la autonomía de las iglesias locales, el carácter participativo de sus cultos y su gran capacidad de adaptación a contextos culturales muy diversos” (Cantón, 2004: 76) Esa fuerza con la que esta corriente religiosa se extendió entre los gitanos españoles es la misma con la que se extiende entre los gitanos rumanos que 267 ahora tenemos en España. Pero, de momento se trata de dos procesos inconexos. Los evangelistas rumanos no se relacionan con los españoles, ni utilizan sus capillas, ni son atendidos por sus pastores. El proselitismo evangelista entre los gitanos rumanos no lo hacen los pastores evangelistas gitanos españoles. Una de las primeras cosas de las que me hablaron los gitanos rumanos fue de la poca atención, e incluso rechazo, que recibían de los gitanos españoles, y cuando les pregunté por la posibilidad de que realizasen los oficios religiosos en las capillas de los gitanos españoles (de la Iglesia Filadelfia), ya que ellos (los rumanos) tenían serios problemas para disponer de un local adecuado, lo que me contestaron fue que no contaban con recibir ayuda alguna de los gitanos españoles. Es posible que el auge del pentecostalismo entre los gitanos rumanos que tenemos en Cataluña acabe teniendo incidencia sobre su inserción laboral y otros aspectos, ya que la mendicidad, y más aún otras cosas como la realización de pequeños robos, encaja mal con la ética protestante. Manuela Cantón habla de cómo los componentes o características de este movimiento religioso han modificado ciertos rasgos de las formas de vida de los gitanos españoles. Dice: “Nos referimos, por ejemplo, al rechazo del recurso a la violencia y a las venganzas familiares, predicado desde las nuevas agrupaciones religiosas; a la intensa lucha contra la venta y el consumo entre los gitanos de cualquier tipo de droga...”; aspectos que esta autora relaciona con la doctrina religiosa, señalando que “las coordenadas éticas promovidas por el pentecostalismo gitano defienden la honestidad en el trabajo, la evitación del despilfarro, la prohibición expresa del hurto y el engaño, del gasto en alcohol, tabaco...” (Cantón, 2004: 20-22). Será interesante estudiar cómo el pentecostalismo acaba modificando rasgos como los señalados en los apartados anteriores sobre los gitanos rumanos: si mejora su interés por la escolarización de los niños; si reduce el hurto entre los adolescentes; si modifica sus prácticas económicas incorporando una visión menos inmediatista que los lleve a invertir tiempo y esfuerzos en su incorporación al mercado laboral; etc. A este respecto, R. R., dirigente gitano rumano no vinculado a ninguna corriente religiosa y nada simpatizante del 268 evangelismo, dice que la adscripción pentecostal puede ser positiva para sacar de la marginalidad a los gitanos rumanos que hay en Cataluña. Pero lo cierto es que a finales de 2005 aún no se percibían estas transformaciones. Quizás era demasiado pronto para ello. Los músicos. Entre los gitanos rumanos que hay en Cataluña no pertenecientes a ese colectivo del que he hablado en los apartados anteriores, un grupo sobre el que cabe un análisis específico son los músicos que tocan por diversos lugares de Barcelona y otras ciudades. Aunque, hay que advertir de que no todos los gitanos músicos que vemos por aquí proceden de Rumania, también hay muchos procedentes de Bulgaria. Una parte de los gitanos rumanos músicos que hay en Barcelona están ya estabilizados aquí. Pero también hay muchos que pasan aquí sólo períodos de menos de tres meses, lo que supone que la población sea bastante cambiante. Hasta finales de 2004 eran muchos los que estaban constantemente yendo y viniendo de Rumania, pasando, como digo, períodos cortos en Cataluña, pero el incremento de los controles fronterizos que se produjo en 2005 desincentivó esta migración circular: muchos de los que venían dejaron de venir, y otros se instalaron aquí. Algunos de los que están estabilizados viven también en el barrio de Sant Roc de Badalona, pero se relacionan poco con los otros gitanos rumanos del grupo mayoritario. Fui invitado a la vivienda de una familia de músicos, en uno de los muchos días en los que se reúnen para compartir unas horas entre amigos y familiares. En un piso del barrio de Sant Roc, de unos 50 metros cuadrados, encontré reunidas a unas 40 personas (incluyendo los niños). La habitación en la que se concentraba “la fiesta” no tenía más de seis metros cuadrados y allí estábamos unas 25 personas bebiendo, comiendo y charlando. En un momento dado sacaron los instrumentos e interpretaron varias canciones. Daniela D. cantaba 269 y tres músicos la acompañaban, componiendo un grupo que a mí me pareció de gran calidad. Allí volví en más ocasiones y comprobé que su disposición a sacar los instrumentos y ponerse a tocar y cantar es muy alta. La música que interpretan es la rumana tradicional y la gitana rumana tradicional, aunque cuando tocan en el metro y en los trenes interpretan canciones del folclore andaluz y otras que aquí son conocidas, porque, según dicen, con esas canciones la gente da más dinero. Lo que he encontrado entre estos músicos ha sido hombres y mujeres que, por su forma de vestir y su aspecto, en nada se parecen a los gitanos rumanos que vemos por la calle vendiendo “La Farola”. Las mujeres visten perfectamente adaptadas a la moda que llamamos actual, y las casadas pueden ser jóvenes pero no niñas. Esas familias de músicos también son gitanas, pero no forman parte de los sectores gitanos que en Rumania se distinguen por ser más conservadores. Además, se van emparentando con personas que no son gitanas, cosa que no ocurre en el otro grupo. Se llaman a sí mismos gitanos rumanizados.79 En esa familia, con la que más me he relacionado, hay varias personas dedicadas a la música, haciéndola por el metro, los trenes y los bares turísticos. Pero también hay algunos que trabajaban por cuenta ajena (en la construcción). La música es aquí su principal opción laboral, pero no era así en Rumania, donde, al menos para algunos de ellos, la música era un complemento o una afición, pero tenían otra actividad laboral. Les pregunté si los demás músicos rumanos que hay por Barcelona tenían otras profesiones en Rumania y la respuesta que me dieron es que la mayoría 79 Esta expresión merece ser comentada, porque en Cataluña, o en España, no se nos ocurriría decir que un sector de los gitanos autóctonos está “españolizado”. La diferencia está en que aquí hemos llegado a asimilar que los gitanos también son españoles (aunque todavía haya un sector de la población que no lo haya hecho), mientras que en Rumania no es así. Allí a los gitanos se les llama gitanos y a los payos se les llama rumanos. Un gitano puede decir de otra persona algo así: “ese no es gitano, es rumano”. Allí no cuentan con ningún equivalente de la palabra payo. Ello constituye otro ejemplo del nivel de racismo social que existe hacia los 270 de ellos no, es decir que allí también se dedicaban a la música. En Rumania es muy tradicional que en los restaurantes y en todas las fiestas, bodas y demás eventos haya músicos, lo que ha llevado a que sea bastante numerosa la población dedicada a esta actividad. También es habitual que el músico sea gitano, porque ésta es una actividad en la que los gitanos han destacado (R. R., líder gitano, afirma que los gitanos dedicados a la música son allí más respetados que los demás gitanos). Con los problemas económicos de los años noventa muchos músicos perdieron posibilidades de trabajo y optaron por la migración. En Barcelona y entorno, según me explicaron, había, a mediados de 2005, unos 100 músicos gitanos rumanos con sus familias, aunque el dato es muy difícil de estimar, porque se trata de una población muy fluctuante, en la que, como he dicho, muchos han estado constantemente yendo y viniendo de Rumania. No proceden de una sola ciudad rumana, como es el caso de los que venden “La Farola” que mayoritariamente proceden de Tandarei, sino que proceden de distintos puntos del país, y aunque se relacionan entre ellos no componen un clan. El idioma en el que hablan entre sí es el rumano (a diferencia de los otros gitanos rumanos que hablan romanés), lo que también es síntoma de que en Rumania están más asimilados. Se trata de personas con un nivel formativo similar al de los demás rumanos (los no gitanos), lo que también las diferencia de los gitanos del otro grupo. Viven del dinero que recogen tocando en el metro, en los trenes, etc., y dicen que durante los meses de frió pasan cierta escasez económica, pero con el buen tiempo recogen mucho más. 30 euros en un día es una cantidad que consideran un buen resultado; muchos días no pasan de 10 euros. En el metro, los trenes y los bares turísticos compiten con otros inmigrantes que también hacen música: bolivianos, ecuatorianos, portugueses, etc. Dicen que el terreno gitanos, a los que ni siquiera se reconoce como nacionales. 271 está ahora bastante saturado y que hace tres o cuatro años se recogía mucho más dinero. Entre los músicos hay cierta autoorganización para el desarrollo del trabajo. Hay unas estaciones de metro o de ferrocarril que son las de partida; por ejemplo, en cada una de las líneas del metro de Barcelona hay una estación que lo es; a esos puntos van llegando desde primera hora de la mañana, y, por el mismo orden en el que llegan, van subiéndose a los trenes. Esto supone que si llegan 10 ó 12 músicos a la vez, alguno tenga que esperar hasta media hora o más para subir a su tren. Le pregunté a Costel C. (el informante que me explicó esto) si se respetaba bien esta regla, y me dijo que los músicos sí la respetan, aún siendo de diferentes orígenes nacionales, pero junto a los músicos llegan también los mendigos (los de Tandarei) que, en principio, deberían respetar también el orden de llegada, y muchas veces no lo hacen. A veces el mendigo se va caminando hasta la estación siguiente y se sube desde allí al tren. Costel C. dice que en algunas ocasiones se encontraba con que iba tocando por los vagones del metro y casi nadie le daba dinero; no entendía qué era lo que pasaba, hasta que en el vagón de delante veía a un gitano rumano (del grupo de Tandarei) pidiendo limosna. Según él, cuando alguien ha ido recogiendo ya limosna es muy difícil que otro recoja después dinero por su música. El hostigamiento por parte de los empleados de seguridad del metro o por parte de los revisores de los trenes es el mayor problema con el que se encuentran. Ellos salen del metro a la primera indicación de los empleados de seguridad, sin discusión alguna, y a veces invierten la mayor parte de su tiempo de trabajo saliendo y volviendo a entrar en distintas estaciones. Por lo que se refiere a la situación administrativa de los músicos rumanos, diré que cuando comencé a hablar con ellos, a finales de 2004, estaban en situación irregular; pero ha habido una parte ellos que se ha beneficiado de la regularización, especialmente las mujeres con ofertas de servicio doméstico. Esta posibilidad se ha hecho más factible por el hecho de que muchos de ellos estaban empadronados desde hacía tiempo (requisito requerido para la 272 regularización), especialmente quienes habían venido con niños, ya que el empadronamiento es la condición para obtener la tarjeta sanitaria. 273 CUARTA PARTE INTEGRACIÓN SOCIO-LABORAL 275 CAPÍTULO 7. LA INSERCIÓN LABORAL Inmigración irregular de trabajadores rumanos y su inserción en la economía sumergida. A partir de aquí vuelvo a referirme a la inmigración rumana mayoritaria, dejando ya aparte a la minoría gitana. En lo que se dice en éste y en el siguiente capítulo pueden verse incluidos aquellos gitanos rumanos que tienen pautas migratorias, de inserción laboral y de integración social, que no se distinguen del resto de los rumanos, pero no aquellos que en el capítulo anterior hemos estudiado por sus rasgos propios. Este capítulo sobre la inserción laboral de los inmigrantes rumanos ha de comenzar, necesariamente, con un apartado sobre la inmigración irregular, porque así ha sido la inserción laboral: la mayoría de los rumanos que trabajan en Cataluña (como en el conjunto de España) han hecho la inmigración de forma irregular y han comenzado su andadura laboral en la economía sumergida. He señalado más atrás que la comparación entre los datos de rumanos con residencia legal y los datos de rumanos empadronados nos lleva a la conclusión de que, hasta la regularización de 2005, tres de cada cuatro rumanos se hallaban en situación irregular. A esto hay que añadir que de los que ya tenían residencia legal, buena parte de ellos la habían obtenido después de una etapa de irregularidad; de forma que, como voy a mostrar en este capítulo, los que han comenzado su inserción laboral desde la legalidad son una pequeña minoría. 277 En un apartado posterior voy a hablar de las vías legales que existen para la inmigración laboral y de su utilización. Expondré las funciones del ya mencionado organismo rumano llamado Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo, dedicado a la selección de trabajadores que podrán venir legalmente a España (y otros países), y veremos que sólo una pequeña parte de las personas que nos vienen han pasado por tal organismo. Indagué en Rumania sobre el conocimiento que la gente tiene acerca de esa Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo (perteneciente al Ministerio de Trabajo) y pude comprobar que es escaso. Tal Oficina está en Bucarest, y a ella acude gente de la capital y su entorno, pero la inmigración rumana que estamos recibiendo procede de toda Rumania. La mayor parte de la gente que ha hecho la opción de emigrar ni siquiera sabe de su existencia. Elige, para emigrar, la vía que le resulta accesible. En unos casos será a través de la agencia de viajes de la que ha recibido cierta información, en otros casos será la del familiar que ha emigrado antes y le dice que se venga, para lo que se limitará a comprar el billete del autocar. En la mayor parte de los casos, la información recibida le llevará a hacer el viaje en condición de turista, lo que equivale a una emigración irregular. Habrá también casos en los que el inmigrante habrá contactado con alguna agencia de selección de trabajadores que le tramitará la emigración con oferta de empleo y visado para trabajar. En tales casos se tratará de emigración legal, al igual que ocurre cuando eso mismo es realizado por la Oficina antes mencionada; pero también se dan muchos casos (mostraré alguno) en los que venir por medio de esas agencias no impide que la inmigración sea irregular. Las vías legales de emigración desde Rumania a España, además de ser bastante desconocidas, están desprestigiadas. Lazaroiu y Alexandru (2003: 42) señalan que mucha gente entrevistada para su estudio decía haber visto en los medios de comunicación reportajes sobre tráfico y corrupción protagonizado por las agencias encargadas de enviar trabajadores al extranjeros; otras personas decían conocer casos de personas que habían firmado el contrato en Rumania y luego no se había cumplido por parte de la empresa; otras decían que las agencias les pedían mucho dinero; etc. Estos autores concluían que el 278 Ministerio de Trabajo (la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo) no es visto por casi nadie como una agencia válida para facilitar la migración. La proporción de gente que viene a trabajar a España siguiendo los procedimientos legales está, por otra parte, en relación directa con la cantidad de ofertas de empleo que llegan a Rumania. El hecho es que la mayor parte de las empresas o empleadores españoles que hoy están dando trabajo a algún rumano, ni se les había pasado por la cabeza enviar antes una oferta de empleo a Rumania. Es decir, el número de ofertas de empleo que llegan allí es muy inferior a la capacidad de ocupación que tiene nuestro mercado laboral, y por supuesto, muy inferior al número de personas que quieren venir a España. Sobre ese flujo de ofertas de empleo hablaré en otro apartado dedicado a la contratación en origen. El porcentaje de personas rumanas que han inmigrado en España sin contar con una oferta de empleo previa y haciendo su entrada como turistas puede estar por encima del 90 % (al menos hasta 2005).80 Sin embargo, la migración irregular no es una opción bien valorada por los rumanos. Las personas que yo he entrevistado manifiestan claramente un deseo fuerte de utilizar o haber utilizado vías legales, y dicen que si han utilizado las irregulares es porque no han visto otra posibilidad. En Rumania dicen que hacer las cosas fuera de los cauces legales es algo que no va con su forma de ser, con sus hábitos, con su idea sobre el orden. Hay gente que ha estado cierto tiempo en situación irregular en España, se ha vuelto a Rumania y ahora está a la espera de alguna oportunidad que le permita volver a España de forma legal. Antón C, profesor en Bucarest y miembro de una entidad de derechos humanos, vaticina que la inmigración irregular descenderá rápidamente en 80 Éste es el porcentaje que manejan los responsables de la asociación de rumanos en Cataluña, y coincide, además, con los datos generales a vista de pájaro: el 75 % de los rumanos estaba, antes de la regularización, en situación irregular; y en el otro 25 % están quienes vinieron legalmente (con oferta de empleo previa) y quienes inmigraron irregularmente pero después regularizaron su situación. Las personas dedicadas al asesoramiento a inmigrantes saben que son bastantes más los segundos que los primeros. Una práctica muy habitual hasta cierto momento fue la de presentar aquí la solicitud por la vía del régimen general y volver después a Rumania a por el visado de trabajo, lo que servía para que muchos que estaban en situación irregular pudiesen regularizarse. 279 cuanto se cumplan algunas condiciones: que se divulguen y se hagan creíbles las vías legales de migración, y que comience a percibirse la recuperación económica en Rumania. Además, dice, también ayudará el hecho de que cada vez habrá más emigrantes que retornen y que expliquen en Rumania las dificultades con las que se han encontrado en España. Pero hasta ahora la inmigración irregular ha sido la ordinaria. Los rumanos que inmigran de forma irregular acceden al trabajo y tienen una tasa de ocupación alta, como ocurre con el conjunto de la inmigración irregular que se recibe en España (Carvajal, 2004: 34); pero, naturalmente, se insertan en la economía sumergida. La estrecha relación existente entre inmigración irregular y economía sumergida puede adoptar formas diversas. Hay situaciones que se caracterizan por un traslado irregular que tiene ya un destino laboral más o menos definido; mientras que en otros casos no hay conexión entre el traslado y la posterior inserción laboral, salvo por el hecho de que se hará en la economía sumergida, es decir, situaciones en las que el inmigrante comienza a buscar el trabajo después de haber llegado a España. Los casos en los que los inmigrantes son trasladados con un destino laboral predeterminado en la economía sumergida, son los que más se parecen a la definición de tráfico, o incluso de trata, de trabajadores. En Teleorman recibí información sobre algunos casos específicos que comento a continuación. En la localidad de Turnu-Mugurele (provincia de Teleorman) había un transportista con 15 minibuses que trasladaba a España unas 200 personas semanales. Sus clientes (inmigrantes) eran reclutados principalmente a través de anuncios, tanto en los medios de comunicación locales, como en Internet. Cobraba 300 euros por el viaje, pero, además, ofrecía la opción de venir con trabajo predeterminado. Quienes acordaban esta opción debían hacer unos pagos adicionales cuya cuantía no logré aclarar. Ese transportista tenía contactos en Barcelona y en Valencia para la obtención de los empleos. Quienes me informaron de esto, estimaban que los “agentes” de este transportista en Barcelona habían intermediado ya para el empleo de unos 3.000 rumanos, siempre, obviamente, en la economía sumergida. 280 R. R., dirigente gitano, había hablado con gente que, en el verano de 2003, había hecho labor de intermediación en el País Valencià, dirigida a encontrar trabajo sumergido para rumanos en las campañas agrícolas (la recogida de los cítricos se hace en el otoño-invierno). La información que le dieron es que habían encontrado trabajo para unas 1.000 personas que fueron traídas directamente desde Rumania de forma irregular, y trabajaron en la recogida de la naranja entre los meses de octubre y noviembre. De la información recibida también se deducía que hay empresas españolas muy bien predispuestas a sacar provecho de todo esto, aplicando condiciones laborales por debajo de las legales. Un caso paradigmático, porque se trata de inmigración irregular realizada con la mediación de una agencia rumana de colocación, y con el asentimiento de empresas españolas de la construcción, es el de un grupo de rumanos que trabajaron en la construcción de la Torre Agbar, el edificio nuevo de Aguas de Barcelona, a los que puede entrevistar en septiembre de 2004. En Rumania habían sido captados, según los papeles que me mostraron, por una agencia de colocación denominada SC Dalia Prodcom SRL ubicada en Bucarest. Se trata de una empresa rumano-italiana, con oficina también en Milán, cuya principal actividad había sido el envío de trabajadores a Italia. El grupo de trabajadores al que me estoy refiriendo eran 20, pero los entrevistados me dijeron que junto a ellos habían seleccionado a otros 68 que habían ido a parar a otras empresas de Barcelona. Parece que se trata de una agencia de colocación cuya actividad se había centrado en Italia y ahora se centra en España (o en ambos países). Los 20 trabajadores que yo conocí habían pagado, cada uno de ellos, 1.100 € a la agencia para que los colocase en España, y creían que venían legalmente, es decir, que la agencia les tramitaba los permisos pertinentes. Ellos eran de Pitesti (a 105 km. de Bucarest), y, sin embargo, fueron reclutados en Bucarest, lo que plantea una pregunta interesante: ¿Cómo conecta la gente con las agencias de colocación y más cuando están en ciudades distintas? En este caso la respuesta es que lo hicieron a través de un intermediario. Ellos me comentaron que hay anuncios en la prensa local puestos por los intermediarios, 281 y que lo que ellos vieron fue un anuncio para trabajo en Italia; después contactaron con el intermediario y éste los envió a la oficina de Bucarest, y lo que allí les ofrecieron fue trabajo en Barcelona. También me dijeron que la comisión que les cobró ese intermediario fueron 50 € por persona. Por lo que se refiere a los pagos que hicieron, además del pago al intermediario, dieron 500 € a la agencia y dejaron 600 en deuda, que serían cobrados por la agencia descontándolos del primer sueldo en España. Vinieron por su cuenta en autocar, con la empresa Lucitrust, desde Pitesti hasta Barcelona pagando 130 € por un billete de ida y vuelta. Y aquí los estaba esperando un representante de la empresa Permasteelisa España SA, de la que, por cierto, pude ver grandes pancartas con su nombre en la fachada del edificio de la Torre Agbar en construcción. Los colocaron en unos alojamientos de la avenida General Mitre, e inmediatamente empezaron a trabajar. Su primera sorpresa fue que lo que recibieron como único documento para todo (de identificación, para trabajar y para vivir en Barcelona) fue la fotocopia plastificada de su propio pasaporte, con un sello de la mencionada empresa estampado sobre la fotocopia. ¿Por qué la empresa pone su sello en un documento tan escandalosamente fraudulento? La respuesta que me dieron es que se necesita algo así para entrar en la obra, dado que son muchas las personas que allí trabajaban para distintas empresas. Pero a esa respuesta cabría añadir la confianza de impunidad que tiene la empresa cuando hace una cosa así. Las condiciones de trabajo de las que les había hablado la agencia de Bucarest eran entre seis y ocho euros por hora dependiendo de la categoría. Lo que aquí estaban cobrando eran 4,8 € por hora todos ellos. La jornada de trabajo iba de las 7.30 a las 18.30 con una hora para comer, y para los que hacían el turno de noche iba de las 19.00 a las 7.00. Las horas extras (dos en cada turno) se cobraban como las demás. Ellos recibían las órdenes de trabajo de otros dos rumanos que ya estaban allí (probablemente estos sí con permiso de trabajo) y que pertenecían a Permasteelisa España SA (o esto suponían ellos, aunque muy fácilmente podían pertenecer a una subcontrata) 282 Cuando yo los entrevisté ya sabían que los habían engañado, que no tenían permiso de trabajo, y que se tenían que volver a Rumania antes de que cumpliese el plazo de tres meses desde su llegada. Contaban con una vaga promesa de que desde Rumania volverían a llevárselos a otros destinos, quizás Italia, y que, por tanto, lo invertido (1.280 €) no se había perdido del todo. Pero, de hecho, ni siquiera sabían si acabarían cobrando lo trabajado aquí. Ya llevaban más de mes y medio y sólo habían cobrado 245 €, porque les habían descontado los 600 que debían a la agencia, más otros 74 por el mono de trabajo, y además les habían dicho que todo los demás lo cobrarían al final. Esto es lo que les preocupaba pues temían que la premura por volver a Rumania antes de que concluyesen los tres meses les impediría hacer ningún tipo de reclamación si finalmente no les pagaban. Les pregunté si no conocían la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo (del Ministerio de Trabajo rumano), y por qué no habían intentado hacer la migración de forma legal a través de esta Oficina, a lo que me respondieron que sí la conocían, pero que también sabían que si te apuntas en su lista tardarás más de dos años en recibir alguna respuesta. En realidad no tenían ninguna confianza en ella y eso es lo que les había llevado a acudir a las agencias privadas. También les invité a denunciar su situación a través de los sindicatos, pero no tenían predisposición a ello. Inmigrar irregularmente por medio de una inserción laboral en la economía sumergida es la primera fase migratoria de la mayoría de los rumanos que hay en España, pero esta fase ha podido durar varios años en buena parte de los casos. Tres años de irregularidad y trabajo sumergido fueron los que pasó Ioan N. Expondré su caso porque, además, él pasó por varios sectores laborales, y sirve como ejemplo de que la irregularidad se extiende por distintos sectores. Mencioné antes a Ioan N. para informar de que había venido a España en 2000 porque tenía un amigo en Calatayud. Pues bien, allí trabajó un tiempo en la agricultura pasando por diversos trabajos, entre los que estuvo podar árboles y recoger piedras del campo, hasta que se quedó en el paro. 283 En abril de 2001 otro rumano le da el teléfono de una mujer, también rumana, abogada (según supone), que vive en Madrid y se dedica a proporcionar rumanos para diversas empresas. Esta mujer, que responde al nombre de Adriana, lo envía a la fresa de Huelva, previo pago de 30.000 pts. por la gestión. Allí trabajó para Doñana 2000, empresa conocida por sus abusos, alguno de los cuales pudo sufrir en carne propia: él, junto a otros más de 100 trabajadores, rumanos y ucranianos en su mayoría y todos en situación irregular, se quedaron sin cobrar la última paga porque la empresa pagó con cheques sin fondos. Encontró después un trabajo como chofer para conducir un trailer, con el que incluso hacía salidas fuera de España. El otro chofer tenía papeles, pero no deja de resultar sorprendente que en un trabajo de estas características pueda haber trabajadores en situación irregular. La trayectoria laboral de Ioan N. tuvo su continuidad en la economía sumergida con otros trabajos, principalmente agrícolas y también en la construcción, y finalmente consiguió el permiso de trabajo y residencia en 2002. La historia de Ioan N. también nos acerca a uno de los más vastos espacios de economía sumergida que ha habido en España: la agricultura del País Valencià. En la recogida de la naranja trabajó para otro rumano, al que llamaban Adrián, que tenía gran número de trabajadores rumanos bajo su tutela repartidos por todo el País Valencià. Según Ioan, mantenía una estructura jerárquica en la que había unos cuantos rumanos que eran los jefes de cuadrilla y que, según supone, tenían papeles, mientras que el resto no los tenían. El jefe de cuadrilla que él tuvo contaba con tres coches para traer y llevar a la gente de su cuadrilla. Lo que nos descubre esta información es la existencia de una especie de submercado de trabajo compuesto por rumanos (como hay otros submercados compuestos por trabajadores de otros orígenes), en el que uno encuentra trabajo porque se lo da otro rumano; trabaja para él y es él quien le paga; y, además, entra a formar parte de una estructura jerárquica en la que todos son rumanos, y la mayoría en situación irregular. Seguramente todos ellos están 284 finalmente trabajando para un empresario español, pero eso es algo de lo que la mayoría ni se entera ni le interesa, porque al estar en situación irregular su relación laboral es con quien le paga. La trayectoria por la economía sumergida que siguen otros inmigrantes de la Europa del Este es similar a la de los rumanos, pasando, en general, por situaciones de explotación fuertes y por frecuentes cambios de empleo. Igor P., checheno, quien, cuando lo entrevisté en marzo 2004, llevaba tres años en Cataluña en situación irregular, comenzó trabajando en una fábrica de cartón de la Barceloneta y después ha ido haciendo trabajos, principalmente en la construcción. En aquella fábrica entró también su esposa; habían venido juntos (con su hija de ocho años), y otro ruso les había facilitado el contacto para ese empleo. Se trataba de una empresa de 20 trabajadores de los que 15 eran del Este; los niveles de explotación eran draconianos: ellos cobraban 300 euros al mes entre los dos. En este tipo de trabajos hay mucha rotación, porque la gente sale en cuanto encuentra cualquier otra cosa. Igor trabajó después en una empresa de limpieza cobrando cuatro euros por hora. También ha hecho trabajos para empresas de informática, del tipo de reciclar ordenadores viejos (él es informático de profesión), pero en estas empresas, según afirma, es más difícil trabajar “sin papeles”. La esposa de Igor P. trabajaba ya (cuando los entrevisté) en el servicio doméstico a siete euros/hora, y él había realizado sus últimos trabajos en la construcción. En el penúltimo hacía 10 horas por día trabajando los siete días de la semana y cobraba 1.200 euros al mes. En enero de 2004 lo despidieron sin pagarle el último mes ni el finiquito. La empresa hizo lo mismo con otros siete trabajadores del Este. Se trataba de una empresa de dos socios, uno español y otro ruso, dedicada a la reparación de edificios. Lo que hicieron los socios fue disolver la empresa en el mismo momento en el que el trabajo de una obra se concluyó. Cabe añadir que tales empresarios no quisieron nunca arreglar los papeles de sus trabajadores, es decir, preferían que se mantuviesen en situación irregular. 285 La trayectoria laboral de Anatoliy T. y Mykola T., los dos hermanos gemelos ucranianos de 21 años, de los que ya he dicho que vinieron en verano de 2003 después de pagar 5.500 euros (entre los dos) a la “agencia de viajes” que les vendió el visado y el billete de autocar, es digna de ser explicada como ejemplo de la brutal explotación que pueden llegar a sufrir los inmigrantes en las redes de la economía sumergida. Los explotadores, en su caso, han sido ucranianos y españoles. Vinieron a Barcelona porque aquí tenían un pariente lejano y éste fue el primero que les dio trabajo. El susodicho, además de una tienda de alimentación en la Barceloneta, tenía una empresa de rehabilitación de pisos, y aquí es donde puso a trabajar a los dos hermanos. Trabajaban 14 horas diarias los siete días de la semana, en el interior de los pisos que restauraban. El salario prometido por su pariente, el empresario, era de 30 euros por día para cada uno. Pero, en realidad, no les daba el dinero, porque éste debía ser enviado a Ucrania para pagar la deuda por ellos contraída (5.500 euros). El motivo es que los familiares que allí les habían prestado el dinero sabían que los chicos venían a trabajar para este pariente, y esperaban que él mismo les solventase la deuda. Anatoliy y Mykola estaban de acuerdo con ello, pero el problema vino cuando vieron que después de los primeros 1.000 euros enviados por el pariente, tras el primer mes de trabajo, éste ya no quiso enviar nada más. A ellos les había dado unos 200 euros para subsistir, y la suma de ambas cantidades fue todo lo que el empresario desembolsó. Trabajaron con él durante cuatro meses, en los que ni volvió a darles dinero ni envió nada más a su familia. Subsistían como podían, buscando incluso comida en la basura. En muchos momentos se planteaban abandonar a su pariente y buscar otro trabajo, pero no lo hacían porque aquel les decía que si se iban no cobrarían nada; y, como la deuda era cada vez mayor, aguantaban con la esperanza de que la acabase saldando. Tenían, además, la presión de la familia que les había prestado dinero en Ucrania: su madre los llamaba manifestándoles la gravedad de la situación, las apelaciones que sufría de quienes habían prestado el dinero; pero ellos explicaban que era el pariente quién tenía que enviar el dinero, porque a ellos 286 no se lo daba. Hasta que definitivamente se fueron porque no pudieron aguantar más. Tres meses de trabajo no cobrado por dos personas podríamos estimarlo en unos 10.000 euros robados a estos dos chicos. Ellos explican, además, que con su pariente trabajaban otras 10 ó 12 personas del Este, y creen que estaban en situaciones parecidas a las que ellos sufrían. Después de abandonar a ese pariente, encontraron, a través de otro ucraniano, un trabajo en la construcción en Santa Coloma que duró unos siete meses. Cobraban 40 euros al día cada uno, y ello les permitió devolver ya la mayor parte de la deuda. Acabado ese trabajo, y tras dos semanas de paro, se pusieron a trabajar para un moldavo, que a su vez trabajaba para una empresa de construcción de Sabadell (probablemente se trataba de una subcontrata). Como la de Sabadell era una empresa grande y quería aparentar que no tenía trabajadores “sin papeles”, el moldavo les hizo unos papeles falsos para que los llevasen encima. Pero acabado el trabajo ni les pagó el finiquito ni el último mes. Ellos dicen que les dejó una deuda de 3.000 euros, pero la deuda es mayor si se cuenta también el finiquito. Su siguiente trabajo volvió a ser de rehabilitación de pisos para un empresario español. Rehabilitaron, durante seis meses, un piso en la calle Aragón de Barcelona, en condiciones de mucha humedad, cobrando 60 euros diarios cada uno. Uno de ellos se puso muy enfermo y no cobró nada mientras estuvo en cama. Cuando ese piso estuvo restaurado, el empresario les dijo que ya no los necesitaba y también dejó de pagarles el último mes (y, por supuesto, el finiquito), por lo que ellos dicen que éste también les dejó una deuda de unos 3.000 euros. Pero los puso en contacto con otro empresario (también español) y les hizo creer que esa deuda se la pagarían después. Trabajaron durante nueve meses con la nueva empresa en los que rehabilitaron varios pisos. Estando con esta empresa se produjo el “proceso de normalización” decretado por el Gobierno que duró del siete de febrero al siete de mayo de 2005. Los dos hermanos, que cumplían el requisito de estar empadronados y de contar con el certificado de penales, pidieron a la empresa que les hiciese la regularización. La respuesta de la empresa fue que se lo 287 haría a cambio de un pago de 1.500 euros por persona. Ellos accedieron, pero no tuvieron seguridad de que la empresa presentaba la solicitud. Finalmente, establecieron contacto con CCOO y el sindicato los asesoró para poner una denuncia criminal contra la empresa. La regularización, en su caso, vino, no por el proceso de normalización, sino por lo que la normativa de extranjería establece sobre obtención del permiso de residencia por colaboración con la justicia. Los abusos que han sufrido estos dos hermanos ucranianos no se diferencian demasiado de los que sufren, en el sector de la construcción, muchos rumanos (y de otros orígenes) cuando se encuentran en situación irregular. Dejar de cobrar el último mes y el finiquito, cuando la obra se acaba, es bastante habitual, según la información que he recibido de los sindicalistas del sector. Otras prácticas, como el salario pactado, en el que se fija una cantidad por determinado número de horas diarias de trabajo, cantidad que resultará inferior a lo que correspondería por tales horas según convenio, se realizan también con los que tienen papeles, aunque el salario de los que no los tienen suele ser inferior; pero dejar de pagarles el último mes es una práctica que se realiza específicamente con los inmigrantes “sin papeles”. El acceso de los inmigrantes rumanos al trabajo. La importancia de las redes sociales. Una característica general de la emigración rumana es que se inserta en trabajos por cuenta ajena. Los hay que un tiempo después de haber emigrado montan un negocio, pero muy pocos migran con la intención de hacerlo desde un primer momento, o de trabajar por cuenta propia. En el apartado sobre el tipo de trabajos que realizan comentaré también lo que se refiere a la inserción en trabajos por cuenta propia, pero lo general, como mostraré, es el trabajo por cuenta ajena. Esto es algo que diferencia radicalmente a los rumanos de los emigrantes chinos, paquistaníes, argentinos u otros, para los que el trabajo por cuenta propia es la intención inicial de buena parte de los que emigran. 288 Dado que la vía ordinaria de inmigración ha sido la irregular, y que la inserción laboral inicial ha sido, en la mayor parte de los casos, en la economía sumergida, lo que quiero abordar en este apartado es cómo se produce esa primera inserción laboral; por qué vías acceden a los primeros trabajos. Hay una primera distinción a hacer, entre los hombres y las mujeres. Los sectores laborales a los que mayoritariamente acceden unos y otras son distintos: mientras que el sector principal para los hombres es la construcción, para las mujeres lo es el servicio doméstico, aunque tanto unos como otras también están en la hostelería, servicios de limpieza y otros sectores. Pero esa distinción también afecta a la forma de encontrar trabajo. Para las mujeres, el acceso al servicio doméstico se logra, principalmente, gracias al boca a boca. Unas van comunicando a otras las ofertas que aparecen. Simona S., por ejemplo, que ahora trabaja como mediadora intercultural en un hospital, comenzó en el servicio doméstico, habiendo llegado a Barcelona sin conocer a nadie aquí. Su primer paso fue contactar con la asociación de rumanos, a la que localizó por Internet; allí conoció a otras rumanas y una de ellas, tras dos meses de estancia en Barcelona sin trabajo, le facilitó el contacto que le permitió comenzar a trabajar. También hay agencias que colocan a las inmigrantes en el servicio doméstico, pero las rumanas las utilizan poco. De nuevo, Aurel B., el cura rumano de la iglesia ortodoxa de la Gran Via de Barcelona, es una de las personas que más intermediación hace para encontrar trabajo a los rumanos, y en el caso de las mujeres se lo encuentra en el servicio doméstico. Pues bien, él dice que no conoce casos de rumanas que hayan acudido a las agencias de colocación para trabajar en este sector. Lo que sí hace Aurel es enviarlas a determinadas entidades de la Iglesia católica que cuentan con bolsas de empleo; cuando las mujeres tienen papeles las envía a Cáritas, y cuando no los tienen las envía a otra entidad religiosa que las puede colocar aunque no los tengan. Él por su parte también actúa de intermediario (como bolsa de empleo) y dice que en el último año había colocado a unas 70 rumanas en el servicio doméstico. 289 El acceso al servicio doméstico de las rusas sigue las mismas pautas. Pero, en este caso, hay una parte de ellas que acceden al trabajo por una vía que ya mencioné más atrás: hay muchas que vienen a trabajar a casas de otros rusos ricos que viven aquí. En este caso, el trabajo lo han encontrado antes de salir de su país, ya que fueron captadas por familiares o amigos de esos rusos ricos para venir directamente a trabajar en sus casas. En general, el acceso a los trabajos (tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres) tiene un primer condicionante que es el grado de apoyo socio-familiar que el inmigrante tiene al llegar. En primer lugar por el mayor o menor apremio que sufren para encontrar trabajo. Quienes vienen a juntarse con un miembro de la misma unidad familiar (esposos, hijos, hermanos…) tienen menos presión para encontrar un trabajo rápido. Pero quienes no lo tienen, o los apoyos socio-familiares con los que cuentan son más débiles, están emplazados a encontrar un trabajo rápido porque el dinero que traen es insuficiente para estar mucho tiempo sin trabajar (Serban y Grigoras, 2002: 101) Pero la red socio-familiar condiciona, sobre todo, por el hecho de que es la vía principal para encontrar el empleo. La práctica de acceder al empleo a través de otro rumano que había llegado antes es muy frecuente. No se trata sólo de intermediación para conectar con los empleadores, se trata también de que muchos rumanos recién llegados se emplean ayudando a otros rumanos. Esto se da, especialmente, en el sector de la construcción, en el que un rumano puede ser subcontratista para realizar determinados trabajos y “emplea” en ellos otros rumanos. Gheorghe M., que a mediados de 2005 todavía se hallaba en situación irregular, dice que él ha trabajado bastante tiempo en la construcción, empleado por otros rumanos, que, a su vez, trabajaban para empresarios españoles. Él afirma que esos intermediarios se quedaban con parte del sueldo que a él le correspondía, y que esto es algo bastante generalizado. Los autores Serban y Grigoras, en su estudio relacionado con el sector de la construcción 290 (2002: 102), también afirman que trabajar para otro trabajador que actúa de intermediario es algo habitual. La otra forma de intermediación es la que simplemente actúa conectando al trabajador con el empresario. Un rumano que inmigra de forma irregular encuentra un trabajo porque otro rumano lo introduce en la empresa. La mejor prueba de esta regla general me la dio un inmigrante al que entrevisté, que había venido sin conocer aquí a ningún otro rumano. Ioan C., un joven de 23 años que en Bucarest era ya trabajador de la construcción, me explicó que había estado tres meses recorriendo obras en busca de trabajo y en todas le decían que sin permiso de trabajo no podían darle trabajo. Esta respuesta que le daban me sorprendió, ya que la construcción es, junto con el servicio doméstico y la hostelería, uno de los sectores en los que hay más trabajo sumergido de gente “sin papeles”, por lo que no se entendían muy bien los escrúpulos que le habían manifestado en todas las obras por las que había pasado. Pero él me decía, además, que sabía de otros rumanos que les había pasado exactamente lo mismo. Pregunté sobre ello a responsables de la asociación de rumanos de Cataluña, y la respuesta resultó muy clara y concluyente. Los inmigrantes en situación irregular no acceden a los trabajos presentándose por su cuenta en las empresas (obras de la construcción o cualquier otra empresa), acceden a través de otros que los introducen. La red social tiene, por tanto, gran importancia en el acceso al trabajo sumergido. La red social que permite el acceso al trabajo puede ser muy simple. Los rumanos, como mostré en el capítulo quinto, no tienen una red social fuerte (salvo los gitanos y los grupos religiosos minoritarios, adventistas y pentecostales) y esto se refleja también en la utilización que hacen de la red para encontrar trabajo. A menudo, sus contactos se reducen a muy pocas personas, aunque pueden llegar a más yendo a la iglesia o a la asociación (y en algunos casos a los locutorios). También hay casos en los que ni siquiera tienen ese nivel de contactos: Petru V. se dirigió a un locutorio al llegar a Barcelona (no conocía a nadie) y allí encontró alojamiento en casa de un indio. 291 Fue este mismo indio quién le presentó a un empresario en la construcción, y, a partir de ahí fue conociendo a otros empresarios porque unos se ceden a otros los trabajadores. El caso de Petru nos muestra otra forma de acceso a los trabajos que no requiere la existencia de una red social formadas por personas del mismo origen. Se encuentra un trabajo porque se es introducido por el empresario del trabajo anterior. Petru dice que así ha conocido a más de 10 empresarios de la construcción y que todos ellos le darían trabajo de nuevo en cualquier momento. Él se considera buen profesional y dice que no ha tenido dificultades para que le hayan ido dando trabajo, aunque en el momento en que lo entrevisté (junio de 2005) estaba empezando a tenerlas por seguir estando en situación irregular, ya que los empresarios, según él, tenían más miedo a la Inspección de Trabajo. Volviendo sobre esa modalidad de utilización de la red social para el acceso al trabajo, basada en “trabajar para otro compatriota”, he de decir que la he encontrado tanto con rumanos como con otros inmigrantes de la Europa del Este. Por ejemplo, Ivan I., un ucraniano que cuando lo entrevisté (febrero de 2004) llevaba dos años en España en situación irregular, trabajaba para un ruso en el sector de la construcción y juntos se dedicaban a hacer reparaciones de pisos. A Ivan y su compañero los encargos de trabajo les llegan a través de conocidos, lo que quiere decir que también en ese aspecto es importante la red social. Igor P., del que he hablado antes, afirmaba que todos los trabajos por los que ha pasado los ha conseguido a través de contactos de otros rusos, tanto su primer trabajo en una fábrica de cartón, como sus diversos trabajos en la construcción, y que en alguno de estos trabajos quien le pagaba era el ruso que se lo había dado. Ambos me han dicho, además, que cuando trabajan para otros compatriotas, es decir, que cuando quien les paga es un compatriota, cobran menos que cuando tratan directamente con el empresario español. A esta misma conclusión también llegaron Serban y Grigoras (2002: 105), señalando que quienes trabajan para otros rumanos ganan salarios inferiores a los que trabajan para españoles. 292 ¿Cómo se establecen las conexiones de esa red que sirve para acceder a los trabajos?. En el caso de los familiares o amigos la conexión es inmediata. El que está aquí, trabajando en una empresa, y se entera de que hace falta más personal, se lo dice a su cónyuge, o su hermano, o su amigo, y al patrón, para introducirlos en la empresa. En muchos casos tal familiar o amigo estará ya aquí y su acceso al trabajo será inmediato, mientras que en otros estará todavía en Rumania y ese será el momento en el que se producirá su migración con la ventaja de que vendrá (de forma irregular) para empezar a trabajar nada más llegar (de forma sumergida). Pero también son importantes las conexiones que se establecen acudiendo al lugar específico donde se transmite y se negocia con información de empleo. Hay lugares resaltados por la bibliografía, como la “plaza de los rumanos” en Coslada (Madrid). Allí se habla del “parque rumano” para referirse a una zona en la que van a ver si son “contratados” por empleadores. A menudo tanto los trabajadores como los empleadores son rumanos, ya que es el sector de la construcción el principal destino de esos trabajadores y en él ese procedimiento es viable gracias a las subcontrataciones (Serban y Grigoras, 2002: 102). El lugar principal de transmisión de información sobre empleo en Barcelona es, como ya he señalado, la iglesia ortodoxa de Gran Via. Ya se explicó que a sus puertas hay, durante toda la mañana del domingo, grupos de rumanos charlando e intercambiando información, así como un tablón de anuncios donde se exhiben textos a mano, en rumano, ofreciendo o demandando empleos, habitaciones, etc. La asociación de rumanos, ASOCROM, también sirve de lugar para reparto de ofertas de empleo. Su presidenta, Marcela C., señala que son muchas las ofertas de trabajo que ha ido comunicando a quienes lo demandaban en la asociación. Los ucranianos y los rusos encuentran el trabajo por las mismas vías. Todos señalan que los recién llegados dependen de otros para encontrar el primer empleo, sea trabajando para ellos, o sea porque les proporcionan el contacto con la empresa. Éstos se han referido, más que los rumanos, al cobro de los 293 intermediarios que proporcionan las ofertas de empleo. Un recién llegado, como Vadim V., que cuando lo entrevisté aún no tenía trabajo, me habló de 300 € como la cantidad que se cobra por proporcionar un contacto de empleo, cantidad que para él constituía un handicap. Algunos ucranianos me han hablado también de ese mismo precio. También Ilia I., el ruso ya mencionado que es propietario de una tienda en Barcelona, dice que hay un mercado significativo de ofertas de trabajo. En los locutorios pueden verse anuncios que dicen “compro trabajo” o “vendo trabajo”. Lo que ocurre, según él, es que cuando uno está trabajando y encuentra otro trabajo que le interesa más, “vende” el anterior. También “venden” su trabajo quienes deciden volverse a su país. A la pregunta de cómo se puede vender un trabajo, la respuesta es que primero se habla con el empleador, y se le dice: “yo me voy a ir, pero tengo un amigo de toda confianza que puede sustituirme”; y si la respuesta es positiva el trabajo ya se puede poner a la venta. Lo que suele cobrarse, según Ilia, es media mensualidad. El acceso al primer trabajo de un inmigrante en situación irregular, incluso a través de la red social, no siempre es fácil. Uno de los comentarios que me han hecho diversos entrevistados es que pueden tardar un tiempo en encontrarlo, y que el conocimiento o desconocimiento del idioma81 es un aspecto importante. Irina I., una joven rusa que llevaba ocho meses en España cuando la entrevisté (febrero de 2004), me dijo que sin saber el idioma no es fácil encontrar trabajo en el servicio doméstico, sector en el que ella buscaba. De hecho aún no lo había encontrado y estaba pensando ya en volverse para Rusia. Ivan I., el ucraniano al que he mencionado antes, señala que tuvo alguna posibilidad de trabajar como conductor de camiones, pero el desconocimiento del castellano se lo impidió. Por su parte, Svitlana S., la responsable de la asociación de ucranianos, me dice que el conocimiento del castellano facilita enormemente el acceso a cualquier trabajo. 81 Dan por supuesto que se refieren al castellano, ya que el conocimiento del catalán sólo se lo plantean algunos a posteriori (comentaré este tema en otro capítulo). 294 El paso de la economía sumergida al trabajo reglado. Regularización. El primer paso para saltar de la economía sumergida a la reglada es regularizar la situación legal. Sin permiso de trabajo y residencia no se puede acceder a un contrato de trabajo. Luego mostraré los datos de inserción laboral reglada que nos proporciona la Seguridad Social, pero adelanto que en enero de 2005 había 9.971 rumanos en alta laboral en Cataluña, constituyendo el 6º país del que había más extranjeros (en España eran 63.926 y constituían el 4º país del que había más extranjeros en alta laboral). De ese total de rumanos en alta laboral, una parte han inmigrado legalmente a través de la contratación en origen, y, en tal caso, su acceso a la economía reglada ha sido desde el primer momento; pero hay otra parte (la mayoría, como mostraré) que han regularizado su situación después de un periodo de irregularidad y de trabajo en la economía sumergida. ¿Cómo lograban regularizar su situación? Enseguida hablaré del proceso de regularización (llamado de normalización) producido entre febrero y mayo de 2005, pero ahora quiero referirme a cómo lo habían logrado antes, teniendo en cuenta que la mayoría de los casi 10.000 rumanos que estaban de alta en Seguridad Social en Cataluña, en enero de 2005, habían pasado antes por la irregularidad. Una parte de ellos se habían beneficiado de los procesos de regularización que había habido antes (en 2000 y 2001), pero la mayoría lo había logrado fuera de los procesos de regularización. El procedimiento es lo que en normativa de extranjería se llama régimen general, que hasta 2002 había funcionado como válvula de escape para ir regularizando la situación de parte de los inmigrantes que se hallaban en situación irregular: el empresario hacía la oferta de empleo y, si la respuesta de la Administración era positiva, el trabajador se iba a su país y se presentaba en el consulado español para pedir el visado de entrada para trabajo (en el consulado tenían la notificación de que esa solicitud de trabajo había sido respondida positivamente). 295 Este sistema ha funcionado con Rumania incluso mejor que con otros países, quizás porque el coste del viaje no es tan alto como el de los asiáticos o el de los latinoamericanos, o quizás porque en las oficinas de extranjeros (Subdelegaciones del Gobierno) han sino más favorables a las solicitudes de los inmigrantes de la Europa del Este que de otros países (como Marruecos). Lo cierto es que muchos de los rumanos que en enero de 2005 estaban en situación legal habían obtenido así su autorización de residencia y trabajo. Otros lo habían logrado por reagrupación familiar y otros por arraigo. La aplicación que se hacía del arraigo antes de 2004 requería que el solicitante llevase tres años en España, tuviese familiares de primer grado y una oferta de empleo. No cuento con los datos, pero la opinión de los asesores sindicales de inmigración, a los que he consultado, es que los regularizados por arraigo han sido una minoría.82 Entre febrero y mayo de 2005 se produjo el proceso de regularización, que tanto por el número de solicitudes presentadas (691.655), como por las resueltas favorablemente (un 83 % hacia finales de 2005) ha sido el mayor que se ha realizado en España. Los rumanos fueron el segundo grupo, detrás de los ecuatorianos, por número de solicitudes presentadas. Concretamente hubo 118.298 rumanos que presentaron solicitud (en toda España). Aunque en el conjunto del Estado fueron el segundo grupo, hubo 20 provincias en las que fueron el primero. Hacia finales de 2005 las autorizaciones positivas de la regularización eran casi 573.000, de las que 95.830 eran de rumanos. El resultado efectivo de la regularización se dejaba ver también en los datos de la Seguridad Social: si el uno de enero de 2005 los rumanos en alta laboral en Seguridad Social eran 63.926, a uno de diciembre del mismo año habían pasado a ser 160.847 (no todas las nuevas altas procedían de la regularización, pero sí la mayoría); lo que supuso un crecimiento del 151,6 %. Ningún otro colectivo, de los que en 82 Desde agosto de 2005 está en vigor otra normativa de arraigo: el arraigo laboral exige demostrar que se lleva dos años en España y uno trabajando, y el arraigo social demostrar tres años en España. 296 España hay mayor número de inmigrantes, tuvo un crecimiento porcentual tan alto.83 En Cataluña también se observaba que la regularización hacía crecer el número de altas en la Seguridad Social de los rumanos. Si en enero de 2005 los rumanos en alta laboral eran 9.971, a principios de diciembre ya eran 21.129, es decir, habían crecido en un 111,9 %. Este crecimiento, en Cataluña, fue similar al de los ecuatorianos (éstos crecieron en un 109,6 %), siendo ambos los dos colectivos que tuvieron un mayor crecimiento porcentual (la media de crecimiento en Seguridad Social para el conjunto de extranjeros fue, en Cataluña, del 48 % en ese período de enero a diciembre). Estos datos no dejaban de todo resuelto, a finales de 2005, el volumen de irregularidad que, entre los rumanos, había a principios de año en Cataluña, cuando eran casi 40.000 los rumanos empadronados, de los que menos de 15.000 tenían residencia legal, según los datos de enero de 2005 que mostré en el capítulo cuarto. En ese mismo capítulo se vio que en enero de 2005 había 18.385 rumanos con extensión de cobertura sanitaria, lo que quiere decir que al menos había esas personas en situación irregular. Es decir, la población rumana en situación irregular podía estar entre 20.000 y 25.000 personas en esta Comunidad. Los regularizados están en torno a la mitad; aunque si se añaden los familiares dependientes (especialmente los hijos menores) que un año después podrán regularizarse, esa proporción subirá. Parece claro, por tanto, que aunque la regularización mejoró mucho las cosas, queda una proporción significativa de rumanos en situación irregular. En ello coinciden tanto estos datos como lo observado en el trabajo de campo. ¿Por qué no pudieron regularizarse todos? Los rumanos han tenido, como también otros colectivos, dificultades concretas para empadronarse que luego les han impedido optar por la regularización. Hablaré más sobre el empadronamiento en otro capítulo, pero adelanto que muchos rumanos han sufrido un filtro procedente de los titulares del alquiler de los pisos en los que 83 Ver http://www.tt.mtas.es/periodico/seguridadsocial/200512/afi_extr_nov05.pdf (última consulta: noviembre 2005) 297 se han ubicado. Los que se han instalado en pisos alquilados por otros, pagando el subarriendo de una habitación, cuando han pedido a los titulares del alquiler que los acompañasen para ser empadronados se han encontrado con dos tipos de dificultad: en unos casos ha sido que el titular del alquiler les pedía mucho dinero, y en otros que simplemente no quería empadronarlos por miedo a que se supiese que en su casa había mucha gente. Además, entre los rumanos se da un fenómeno bastante específico. Son muchos los que han estado constantemente yendo y viniendo para no incurrir en una situación de ilegalidad respecto a su país. Venían, trabajaban durante un período inferior a tres meses y se volvían, repitiendo el ciclo sucesivamente. Con ello creían que no hacían nada ilegal porque estaban fuera de Rumania menos de los tres meses permitidos. Pero esto ha venido acompañado del interés por no dejar demasiada constancia de que estaban aquí, por lo que muchos tampoco se han empadronado. El resultado ha sido que buena parte de los rumanos que se encontraban ya en España antes de agosto de 2004 (requisito establecido para la regularización) no estaban empadronados.84 Petru V. trabaja en la construcción para una empresa de Barcelona cuya plantilla está compuesta por tres españoles y 18 rumanos. Estos últimos se hallaban todos en situación irregular antes del proceso de normalización, y acabado este proceso la empresa sólo había presentado solicitud de regularización para tres de ellos. Para el resto, según Petru, no se pudo presentar solicitud porque no estaban empadronados. Él mismo se había empadronado en septiembre de 2004, cuando se empezó a hablar de que el empadronamiento sería requisito para la regularización, pero ya no llegó a tiempo de cumplir tal requisito. También Costel C. se empadronó en septiembre, a pasar de que, como Petru, llevaba en Barcelona unos dos años trabajando en la construcción; y tampoco 84 Algunos se beneficiaron del empadronamiento por omisión. En la ciudad de Barcelona se emitieron 109 certificados de empadronamiento por omisión a rumanos (de un total de 3.971 certificados emitidos para el conjunto de nacionalidades). Esos 109 certificados se sumaron a los 1.268 que ya se habían dado a rumanos que ya estaban empadronados antes de ocho de agosto de 2004. 298 él pudo aprovechar el proceso de normalización para regularizarse. Ambos señalan que son muchos los rumanos a los que les ha pasado lo mismo. En junio de 2005 Petru estaba trabajando para otra empresa de la construcción y de cinco rumanos que trabajaban con él sólo uno se había presentado al proceso de regularización. En ese proceso los rumanos se encontraron, como todos los demás inmigrantes que estaban en situación irregular, con que hubo empresarios que no quisieron facilitarles la regularización. Costel C. afirma que conoce muchos casos en los que las empresas decían a los trabajadores que ya se lo estaban haciendo, pero acabado el proceso se enteraban de que, en realidad, no habían hecho nada. En su caso carecía del requisito del empadronamiento, pero, según dice, la empresa para la que estaba trabajando en el momento de la normalización “no quería ni oír hablar de ese tema”. Gheorghe M. también señala que ha habido muchas empresas que no han querido regularizar a sus trabajadores. En su caso tuvo más suerte: la empresa de construcción para la que trabajaba no había querido presentarle la solicitud, pero a principios de mayo, cuando ya se acababa en proceso de regularización, entró a trabajar para otra empresa y ésta sí se la presentó. Mioara M. vive con su marido y otras dos parejas rumanas en un piso de Santa Coloma. Ella cumplía con el requisito del empadronamiento, pero no encontró un empleador que quiera hacerle la solicitud. Su marido también cumplía con el empadronamiento, pero el empresario de la construcción para el que trabajaba le dijo que ya había hecho la solicitud para algunos y no podía hacerla para todos; en su empresa hubo unos cuantos que quedaron como él. Ella también dice que conocen a bastantes rumanos que no se han beneficiado de la regularización. Estos testimonios concuerdan con lo que se deduce de la comparación de datos hecha más arriba, según la cual el número de rumanos que, tras el proceso de normalización, podía seguir en situación irregular es importante. Las posibilidades que, a partir de ahí, han quedado para seguir regularizándose 299 son escasas. Las vías del arraigo social y el arraigo laboral contenidas en el reglamento de extranjería no son vías que puedan utilizarse masivamente.85 Inmigración laboral por vías legales: la contratación de rumanos en origen. Se define como migración laboral de tipo legal la que se produce cuando el inmigrante entra en el país de destino cumpliendo los requisitos legales, lo que, según la mayor parte de las legislaciones de inmigración, comporta contar con una oferta de empleo (o contrato, o precontrato) antes de salir de su país, y haber obtenido el visado de entrada en el país de destino. Cabe insistir en que para trabajar en cualquier país de la Europa Occidental se requiere entrar con visado, ya que la supresión de visados, de la que por ejemplo disfrutan los rumanos desde el uno de enero de 2002, sólo se refiere a los de turismo. La migración laboral realizada a partir de contar con la oferta de empleo y el visado es la legal, pero, como mostraré en este apartado, no está exenta de abusos e irregularidades. El término legal se lo aplico, por tanto, atendiendo sólo al hecho de que cumple con los principales requisitos legales, pero las irregularidades para obtener la oferta de empleo y para obtener el visado pueden ser muy amplias. 85 Los artículos del Reglamento de extranjería que permiten la regularización por arraigo entraron en vigor 8 de agosto de 2005. Dos son las posibilidades que ofrecían: arraigo laboral, para la que se ha de demostrar que se llevan dos años en España y uno trabajando, y arraigo social, para la que se ha de demostrar que se llevan tres años en España; aunque en ambas se ha de contar con contrato de trabajo. Se trata de vías de difícil acceso. Para el arraigo laboral no es nada fácil demostrar que uno ha estado un año trabajando cuando lo ha hecho en la economía sumergida. Y, para el arraigo social, tampoco es fácil demostrar que uno lleva tres años en España. Hay que tener en cuenta que los posibles beneficiarios del arraigo social son personas que ya estaban aquí durante el proceso de regularización producido de febrero a mayo, y que no se regularizaron porque no lograron reunir los documentos necesarios. Y precisamente lo que no lograron, en muchos casos, fueron los documentos que les permitiese demostrar que se hallaban en España en agosto de 2004. Muchos se empadronaron a finales de 2004 (cuando se comenzó a hablar de la regularización), y, si no tienen otros medios de prueba, no será sino hasta 2007 cuando puedan regularizarse por esta vía. 300 En Rumania, desde principios de los años noventa, proliferaron las compañías privadas dedicadas al reclutamiento de trabajadores para otras empresas de países extranjeros. Su función era de intermediación: reclutaban los trabajadores contando con ofertas de empleo de empresas extranjeras, hacían los trámites de emigración y llevaban los trabajadores al lugar de destino. Inicialmente la mayoría de estas compañías se montaron para reclutar trabajadores para Israel, pero pronto comenzaron a trabajar para otros destinos (Lazaroiu, 2003: 42). Convenios bilaterales. El reclutamiento de trabajadores se vio favorecido por los convenios bilaterales de intercambio de trabajadores que el Estado rumano fue suscribiendo con otros Estados. Los primeros y más importantes fueron los suscritos con Alemania e Israel, pero después han seguido otros, y uno de los últimos ha sido el firmado con España. Aunque se denominan convenios de intercambio de trabajadores, en realidad, para Rumania son convenios de envío de trabajadores, mientras que para España (ahora) es un convenio de recepción de trabajadores. Tabla 23. Acuerdos bilaterales de intercambio de trabajadores vigentes en Rumania País Contenido Vigente desde Alemania Trabajadores invitados 25-7-1992 Alemania Trabajadores temporeros 13-9-1999 Suiza Trabajadores en prácticas 3-7-2000 Hungría Trabajadores temporeros y en prácticas 19-4-2001 Luxemburgo Trabajadores en prácticas 16-8-2201 España Trabajadores temporeros, en prácticas y estables 9-7-2003 Fuente: OIT Migration Survey 2003 301 España no sólo tiene un convenio de este tipo con Rumania. En el año 2005, tenía convenios con siete países,86 algunos suscritos muy recientemente. Estos países son: Colombia, Ecuador, Marruecos, Polonia, República Dominicana, Rumania y Bulgaria.87 El último había sido el firmado con Bulgaria en diciembre de 2003. El contenido común de esos convenios dice que las autoridades españolas señalarán, basándose en las necesidades de nuestro mercado laboral, contingentes de trabajadores que deben ser allí reclutados. El reclutamiento lo hacen las autoridades del otro país y la selección posterior pueden hacerla también ellas, o las autoridades españolas, o a través de comisiones conjuntas (la fórmula es distinta en cada convenio). Son convenios muy dirigidos (aunque literalmente no en todos sea así) a organizar flujos de trabajadores temporeros, y tienen cláusulas bastante específicas sobre el retorno cuando el trabajo se concluye. La eficacia de estos convenios, para la regulación del flujo ha sido, hasta la aprobación del nuevo reglamento de extranjería (diciembre 2004), bastante escasa88 (Pajares, 2005a: 59). 86 Me refiero aquí a los convenios de regulación de flujos migratorios en los que se incluyen disposiciones para la aceptación de trabajadores del otro país. Hay, además, otros acuerdos cuya función es básicamente la colaboración en el control de las fronteras y la readmisión de los expulsados. Este último aspecto ha desatado un fuerte interés en los países receptores ya que poder expulsar a los irregulares se considera una parte esencial de la política migratoria; y para que una expulsión pueda realizarse se requiere, entre otras cosas, que el país de origen acepte al expulsado, cosa que no es fácil porque dicho país no saca ningún provecho de ello (a los países de emigración les interesa mantener a sus emigrantes fuera por las remesas de dinero que envían). Así surgieron los acuerdos de readmisión que esos países firmaban a cambio de ciertas contrapartidas. A lo largo de los años noventa estos acuerdos, o las cláusulas de readmisión incluidas en acuerdos de otro tipo, como en los de cooperación para el desarrollo, estuvieron muy presentes en las relaciones bilaterales entre los países de la Europa comunitaria y los países de origen de la inmigración. Estos últimos se han resistido, y se resisten, a aceptar los acuerdos de readmisión, pero muchos los han ido aceptando sometidos al chantaje que implica ver condicionadas a este asunto las ayudas al desarrollo. Cuando España trataba de hacer algún acuerdo sobre inmigración con otro país (por ejemplo Marruecos), era a eso a lo que básicamente se refería: readmisión de los expulsados y control de sus fronteras. Es lo que, tanto España como los demás países comunitarios, llaman “lucha contra la inmigración ilegal”, en la que quieren implicar a los países de origen. Sin embargo, lo que todavía no había sido planteado era cómo desarrollar la inmigración legal, y eso es lo que se ha pretendido con los nuevos convenios migratorios, firmados todos ellos ya en los años dos mil. 87 Hay otros, como los firmados con Guinea Bissau (7 de febrero de 2003) o con Mauritania (1 de julio de 2003), pero su naturaleza está más relacionada con el control de las fronteras. 88 La prueba de ello es que uno de los convenios de los que más se esperaba, que fue el de Ecuador, sólo permitió la migración de varios cientos de personas durante un período en el que, en cambio, se produjo la inmigración irregular de muchos miles. A veces se ha puesto como ejemplo de buen funcionamiento de estos convenios el contingente de mujeres polacas 302 El convenio entre España y Rumania se firma el 23 de enero de 2002, pero no entra en vigor hasta el 11 de diciembre de ese mismo año.89 Habla de trabajadores estables, trabajadores de temporada y trabajadores en prácticas (para formación profesional). Como en otros convenios, el sistema consiste en que España comunica a Rumania las ofertas de empleo, y este país hace la preselección, para finalmente hacer la selección por parte de una comisión bipartita. Los trabajadores seleccionados firman allí el contrato y el Consulado español les otorga el visado para venir a España. En el caso de los trabajadores de temporada, también firman un compromiso de retorno a la conclusión del contrato; compromiso que de no ser cumplido inhabilita al trabajador para toda contratación futura. Por su parte, Rumania, además de contar con esos convenios cuyo objeto es el reclutamiento de trabajadores para otros países, cuenta con unos servicios públicos dedicados a la emigración laboral. Lazaroiu (2003: 50) menciona tres: El Departamento para los Acuerdos Bilaterales (perteneciente al Ministerio de Exteriores), cuya función es, como se deduce de su nombre, negociar estos acuerdos o convenios; la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo (perteneciente al Ministerio de Trabajo y Protección Social), que realiza una labor de mediación en el reclutamiento de trabajadores; y la Agencia Nacional de la Fuerza de Trabajo (también perteneciente al Ministerio de Trabajo y Protección Social), cuya función es, sobre todo, el control de las agencias privadas dedicadas al reclutamiento de trabajadores. El organismo que más nos interesa en este análisis es la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo, ubicada en el centro de Bucarest. Interviene en el reclutamiento de trabajadores para los distintos países con los que Rumania mantiene convenios, y concretamente con España lo hace desde (el primer contingente numeroso de trabajadores que migró a España tras la firma de los primeros convenios) a principios de 2002 para la campaña de la fresa de Huelva; pero precisamente este caso lo que prueba es más bien lo contrario, ya que vinieron antes de que el convenio con su país estuviese en vigor, el cual fue firmado el 21 de mayo de 2002. 89 BOE 3 de diciembre 2002, núm. 289, [pág. 42170] 303 2002. En mi visita a esta Oficina90 se me informó de que cuenta con una base de datos abierta a cualquier rumano que aspire a emigrar, y que cuando reciben la demanda de trabajadores (de un país u otro) hacen la labor de tratar de casar la demanda con la oferta que tienen. El contingente. El reclutamiento que han realizado para España está directamente vinculado con nuestro contingente. El contingente se estableció, por primera vez en 1993, con el objeto de definir el número de personas que anualmente podrían venir a trabajar a nuestro país. Entre 1993 y 1999 (salvo en 1996 que no hubo) funcionó deforma parecida, establecido en unas 30.000 plazas anuales, caracterizándose por ser una fórmula de regularización de quienes ya habían entrado de forma irregular, más que una vía de entrada legal. A partir de 2002, en cambio, el contingente ya no ha podido ser utilizado para regularizar a personas que se hallan aquí en situación irregular, ya que su sistema de selección de trabajadores obligaba a que éstos se hallen en su país de origen. Ésta fue la opción implantada en el nuevo contexto de política de inmigración que el gobierno a la sazón desarrolló a partir de 2001, tratando de imponer mayores restricciones que las que habían existido hasta el año 2000. Arango ha señalado que esa nueva política cosechó un clamoroso fracaso, pues coincidió con el mayor aumento, jamás conocido, de las tasas de irregularidad, al tiempo que se producía un fuerte crecimiento en el número de extranjeros con autorización de residencia y trabajo (2005: 2). Pero, por lo que se refiere a los contingentes, lo cierto es que a partir de ese momento, han estado estrechamente relacionados con la contratación en origen y, por tanto, lo que en este apartado interesa es ver cómo ha funcionado ese nuevo modelo de contingente que se inaugura en 2002 y que se ha mantenido en los años posteriores.91 90 Julio 2004. El contingente de 2002 se estableció después de un proceso muy deficiente para la determinación del número de plazas que debía contener, quedando fijadas en 32.079 (dos 91 304 Cuando reciben en Rumania la demanda del contingente español, además de echar mano de su base de datos, hacen publicidad a través de los medios de comunicación y los tablones de anuncios de distintos lugares. Así hacen una primera selección de personas que será sometida después a una comisión mixta entre las autoridades rumanas y los empleadores españoles para el reclutamiento definitivo. Las agencias o compañías privadas rumanas que se dedican a reclutar trabajadores para empresas extranjeras mantienen una queja constante frente a la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo, porque dicen que les hace la competencia; pero la respuesta oficial es que esta Oficina fue creada precisamente para limitar los abusos que se cometían por parte de las agencias privadas. Aún así, he de decir que en Bucarest, algunas de las personas que entrevisté me dijeron que en el reclutamiento realizado por dicha Oficina también ha habido favoritismo; algo de lo que también me han hablado algunos de los rumanos entrevistados aquí. Respecto al número concreto de inmigrantes que han venido a España a través de este sistema legal, la información concreta que me fue aportada en la propia Oficina fue que en 2002 habían sido reclutados unos 2.400 trabajadores para España (principalmente para la agricultura, la industria alimenticia y la construcción), mientras que en 2003 ya se reclutaron unos 16.400 trabajadores. La mayoría de estos últimos fueron para la agricultura (unos 10.000), y el resto para la hostelería, la industria alimenticia y la construcción. Después me fueron facilitados los datos de 2004: por esa vía habían venido a España 10.485 trabajadores (7.028 hombres y 3.457 mujeres). Los principales terceras partes para temporeros), Pero, además, quedó establecido que las solicitudes concretas sólo podían ser hechas por parte de las organizaciones empresariales, y que tales solicitudes no podían ser nominativas ya que la selección de los trabajadores iba a hacerse en los países de origen. Los empresarios debían adaptarse a la selección que allí se hiciese, lo que, unido a la perspectiva de una larga espera hasta que el trabajador estuviese aquí, hizo que apenas se formularan solicitudes. El de 2003 fue formulado de manera muy parecida; las solicitudes seguían sin poder ser nominativas, aunque se incluyó la posibilidad de que lo fuesen en algunos casos particulares. El contingente para 2004 siguió el mismo proceso de elaboración, sin cambios significativos respecto a los anteriores (Pajares, 2005-a: 59-60). 305 sectores laborales habían sido la agricultura, la hostelería, la construcción, el metal y los servicios. Siempre para contratos inferiores a un año.92 El procedimiento utilizado en 2002, 2003 y 2004 fue el siguiente. Las solicitudes de trabajadores planteadas por empresas españolas eran recogidas por las organizaciones empresariales y eran enviadas por éstas a la antigua DGOM (Dirección General de Ordenamiento de las Migraciones93). La DGOM las distribuía entre los consulados españoles de los países con los que hay convenio, pero Polonia y Rumania fueron, en esos años, los principales beneficiarios. En esos países de origen, hay, como señalé más atrás, un primer reclutamiento de trabajadores del que se encarga el propio país, y en el caso de Rumania lo hace la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo. A partir de ahí se fijan unas fechas para que la antes DGOM y ahora DGI (Dirección General de Inmigración), acompañada de las empresas u organizaciones empresariales que hayan optado por acudir a la selección, se encuentre con los trabajadores preseleccionados y haga la selección definitiva, de acuerdo con los currículos que presenten, con los resultados de las entrevistas y con las pruebas que a veces se realizan. Como he dicho antes, el problema que plantea este sistema es que el reclutamiento inicial que hacen las autoridades del país de origen es muy poco transparente. No se sabe con qué criterio seleccionan, y es ahí donde pueden producirse las situaciones de favoritismo de las que me han hablado los inmigrantes entrevistados. 92 La fuente de estos datos es la propia Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo. Los de 2002 y 2003 me fueron proporcionados en la visita que realicé, y los de 2004 posteriormente. Con esos datos me fue facilitado también el número de trabajadores venidos con contrato en origen que no había pasado por la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo, sino que habían sido captados por las agencias de colocación que habían solicitado directamente el visado en el consulado español, tratándose de 20.445 trabajadores. Éstos no entran por la vía del contingente, sino por la del régimen general. En las páginas posteriores aclaro la diferencia. 93 Con el cambio de Gobierno producido tras las elecciones del 14 de marzo de 2004, cambian las Direcciones Generales que intervienen en inmigración. Las funciones de la antigua Dirección General de Ordenamiento de las Migraciones son asumidas por la nueva Dirección General de Inmigración. 306 Quienes más han utilizado este procedimiento han sido las organizaciones agrarias. La información que me ha facilitado la Unió de Pagesos es que esta organización trata de dar al proceso el mayor grado posible de legalidad. Cuando participa en estos actos de selección de trabajadores, les entrega un documento donde se indican las condiciones laborales y en el que se hace constar la situación de cada trabajador (experiencia laboral, edad, situación familiar…). Los seleccionados firman unos precontratos que el agregado laboral del consulado español ha de sellar. Hecho esto el siguiente paso es que el consulado tramite el visado. En los meses previos al inicio de las campañas agrícolas el consulado español de Bucarest tramita unos 50 visados diarios, lo que permite ir organizando los viajes en autocar de forma escalonada. En el caso de los que vienen a las campañas agrícolas catalanas, quien programa y gestiona esos viajes es la Unió de Pagesos, dirigiendo ya los autocares a los municipios de destino de acuerdo con las necesidades que se van produciendo de mano de obra. Decía antes que la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo de Rumania interviene en el reclutamiento de trabajadores para España en función de la demanda que viene definida por nuestro contingente. Conviene aclarar que la contratación en origen no se hace sólo mediante el contingente, sino que también se hace por medio del llamado régimen general. El régimen general. He de comenzar aclarando el concepto de régimen general diferenciado del de contingente. Mientras éste último es un cupo anual limitado y referido a unos sectores laborales concretos, el régimen general es un mecanismo ordinario, establecido por la ley de extranjería, por el que se puede solicitar para cualquier persona, de cualquier país y en cualquier momento, un permiso nuevo (inicial). Su procedimiento es el siguiente: una empresa o empleador hace una oferta de empleo a un trabajador, que puede ser de cualquier origen nacional, presenta la solicitud de permiso para él y, si la respuesta es positiva, 307 el trabajador podrá venir a España, siempre que haya solicitado y le hayan concedido el visado de entrada. El régimen general está sometido a la preferencia nacional en el empleo, lo que significa que para obtener el permiso de entrada para un trabajador se requiere un informe de los servicios de empleo en el que se diga que ese puesto de trabajo no puede ser cubierto por un nacional. Esto es lo que le diferencia del contingente, ya que, en este último, tal informe no es necesario, puesto que previamente se han fijado los sectores laborales teniendo en cuenta la situación del empleo. El régimen general es una vía siempre abierta, pero resulta también poco accesible, primero, porque ese informe de los servicios de empleo ha venido retrasando enormemente la posibilidad de contratar a un extranjero, y segundo, porque es muy discrecional. Aun así, no hay que perderlo de vista ya que la mayor parte de los nuevos permisos que se van dando no proceden del contingente sino del régimen general. El régimen general ha servido tanto para regularizar a una parte de las personas que se hallaban aquí en situación irregular, como para permitir la entrada legal de algunas viniendo desde sus países de origen. Las que se hallaban aquí se han visto obligadas a volver a su país a recoger el visado de entrada. Las que han venido directamente desde el país de origen (con visado para trabajar) es porque les ha llegado allí la oferta de empleo, cosa que ha sido bastante minoritaria pero ha ido produciéndose. Esas ofertas han llegado a sus destinatarios tanto porque los familiares que tenían aquí han logrado la oferta para ellos, como por empresas que han ido a otros países a reclutar trabajadores. Lo que me interesa destacar es que, mientras la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo de Rumania sólo interviene en nuestra demanda de trabajadores planteada a través del contingente, las agencias privadas pueden gestionar esta misma demanda por medio del régimen general, sin que, por tanto, esté limitada por los números clausus del contingente. Es decir, hay una forma legal de reclutamiento de trabajadores que, en el caso de Rumania, está gestionada por la mencionada Oficina, que viene determinada por el 308 contingente y que funciona desde 2002, y otra forma de reclutamiento, también legal, que es gestionada por agencias o empresas privadas y que se tramita por el régimen general. La utilización del régimen general para la contratación en origen es anterior al contingente de 2002. Quienes hicieron contratación en origen, sobre todo en 2001, fueron las organizaciones agrarias y las ETT (empresas de trabajo temporal), aunque también la hicieron otras empresas. Algunas ETT llegaron a convertirse en empresas de inmigración, ya que toda su actividad estaba centrada en esto. La importación de mano de obra por parte de las organizaciones patronales y las empresas. Las organizaciones agrarias comenzaron a hacer contratación en origen para trabajos de temporada en 1999, cuando la Unió de Pagesos de Cataluña realizó la primera experiencia de importación de mano de obra de otro país, concretamente de Colombia, de donde trajo unas 35 personas para la campaña agrícola de aquel año. En 2000 esta misma organización agraria trajo unos 150 trabajadores de Colombia y unas 100 trabajadores de Marruecos. A partir de 2002 las organizaciones agrarias, tanto la Unió de Pagesos como las de fuera de Cataluña (concretamente ASAJA-CEOE) realizan la contratación en origen a través del contingente, lo que coincide con el inicio de la contratación en la Europa del Este.94 Cataluña es también pionera en la importación legal de mano de obra para otras empresas, tanto del metal, como del textil, la construcción etc., y Rumania ha sido, junto con Polonia, orígenes preferidos para esta acción. Se ha tratado, sobre todo, de la captación de mano de obra cualificada, factor que 94 En 2002, por vía del contingente, la Unió de Pagesos trajo de Rumania unos 500 trabajadores. Este volumen aumenta en 2003, cuando trae unos 900 trabajadores de Rumania (además de unos 500 de Colombia y unos 150 de Marruecos). Fuera de Cataluña también se ha producido contratación en origen para campañas agrícolas. En 2002 ASAJA (CEOE) trajo, también por vía del contingente, unas 7.000 mujeres polacas y rumanas para la recogida de la 309 precisamente ha determinado que las empresas fijasen su mirada en la Europa del Este. He entrevistado a responsables de las organizaciones patronales catalanas que han intervenido en actuaciones de contratación en origen, concretamente la CECOT, PIMEC-SEFES y la UPM; aunque no han sido estas organizaciones las que más gente han traído, sino las ETT. Cuando la CECOT, en torno a 1998, comienza a detectar falta de mano de obra cualificada para empleos, como tintoreros o tejedores en el textil, caldereros o soldadores en el metal, etc., empieza a gestionar su importación desde los países de la Europa del Este. Establecen acuerdos con empresas de selección de trabajadores ubicadas en los países de origen, no sólo en los del Este, sino también en otros (concretamente en Egipto, Argentina, Ecuador, Colombia, Rumania, Polonia y Ucrania), y comienzan a traer trabajadores (pocos inicialmente), gestionando sus permisos por la vía del régimen general. La lentitud de la Administración en la realización de los trámites de visado y concesión de los permisos hace que estas primeras experiencias de importación legal de mano de obra no sean muy positivas. La cosa mejora a partir de 2002, cuando la CECOT centra sus esfuerzos en Rumania y Polonia y empieza a utilizar la vía del contingente para el reclutamiento de trabajadores. En 2002 trajo a unos 50 trabajadores de estos países, en 2003 a unos 200, y en 2004 a unos 100. En estos últimos años la selección se centró en Polonia, ya que su experiencia del año anterior en Rumania no había resultado muy positiva. Quien inició esta labor sólo con los países del Este desde el principio fue PIMEC-SEFES, primero con Polonia (en 2002), y después (en 2003) con Rumania. La UPM, en cambio, no ha participado en operaciones de selección de trabajadores en origen. Pero, como decía antes, hay una contratación en origen que está gestionada directamente por algunas empresas y que se hace principalmente en los países de la Europa del Este, lo que comenzó en torno a 1999-2000 (tramitándose, insisto, a través del régimen general). Este es el caso Ros Roca, empresa de Lleida, una de las pioneras, que ha traído trabajadores de Ucrania y Rumania; fresa en Huelva, y en 2003 repitió trayendo cerca de 12.000 310 o el de Corporación Alimentaria de Guissona (Lleida), que, a mediados de 2004, tenía una cuarta parte de su plantilla compuesta por personas inmigradas (unas 700), la mayoría ucranianas y rumanas. Otras empresas han recibido esa mano de obra por medio de la labor de reclutamiento realizada por las empresas de trabajo temporal (ETT). Por ejemplo, en Lleida hubo una proliferación importante de ETT que adquirieron relevancia en la selección de trabajadores en origen para algunas industrias, sobre todo en el sector cárnico. Sólo en Tàrrega había siete ETT en 2002, en una zona en la que el paro está en torno al 3 % y que, por tanto, no hay mano de obra nacional para ser movida por este tipo de empresas. En Barcelona, una ETT que ha jugado un papel importante ha sido Barna Work,95 que ha traído gente de los países del Este para distintas empresas, destacando la industria metalúrgica. El papel de las ETT en este terreno disminuyó a partir de 2002, al establecerse el nuevo modelo de contingente, ya que el reclutamiento que antes hacían las ETT lo podían hacer ahora las propias empresas o las organizaciones patronales. Aún así, a mediados de 2005 Barna Work seguía trayendo trabajadores rumanos (y seguía teniendo delegación en Bucarest). Esas ETT pueden utilizar intermediarios en Rumania para el reclutamiento de los trabajadores. Vasile V. leyó, en 2001, un anuncio en la prensa de Bucarest que decía que hacían falta pintores, planchistas, soldadores, etc., para trabajar en España. Se presentó en la dirección que indicaba el anuncio y así inició su proceso migratorio. La empresa que se anunciaba actuaba como agencia de colocación, trabajando entonces para Barna Work. Ellos le consiguieron un visado en el consulado español, presentando una oferta de empleo de tres meses de duración hecha por Barna Work (aunque al llegar a Barcelona el contrato que le hizo esa empresa fue de nueve meses). Como vemos, la contratación en origen, como vía legal de inmigración laboral, está siendo muy protagonizada por los países de la Europa del Este, especialmente Polonia, Rumania y Ucrania, aunque con este último no hay 95 Su web: http://www.ambientum.com/catalegs/100000870/00180_p2.htm (última consulta: noviembre 2005) 311 convenio (hay que aclarar que la mayor parte de la contratación en origen que se está haciendo se hace con países con los que hay convenio migratorio, pero la ley no exige que esto sea así; cuando se tramita por régimen general puede hacerse con cualquier país, ya que los convenios sólo condicionan la tramitación del contingente). Los últimos datos de los que he dispuesto sobre rumanos contratados en origen a través de empresas de colocación (por la vía del régimen general) son los de 2004: en ese año se dieron 20.445 visados por parte del consulado español en Bucarest para venir a trabajar a España (además de los 10.485 visados que se dieron por el contingente).96 La mayoría de esos visados siempre es para trabajos temporales y, por tanto, su incidencia sobre el número de residentes estables es pequeña. Aunque Rumania es el país de la Europa del Este en el que la contratación en origen está siendo más efectiva, también ha sido importante en Polonia. En este país también hay una oficina del Ministerio de Trabajo para esta función. La preselección de trabajadores la hacen sólo entre los desempleados, por lo que buena parte de los candidatos son mayores de 45 años. Esa oficina fija días para la selección y, al igual que ocurre en Rumania, en esa selección entran en competencia las empresas de distintos países. Polonia ha sido, hasta el momento, el país preferido por la CECOT, a diferencia de otras organizaciones patronales que se han inclinado por Rumania. La CECOT ha encontrado allí gente con mayor formación profesional y, sobre todo, mayor experiencia de haber trabajado en otros países. Cabe tener en cuenta que la experiencia migratoria de Polonia es muy elevada. No obstante, entre la patronal existe la sospecha que Polonia se ha agotado como país para la selección en origen de trabajadores cualificados, en parte porque los más cualificados se van a Alemania y en parte porque su pertenencia a la Unión Europea está favoreciendo un rápido desarrollo del país que reducirá el interés migratorio. Así pues, este proceso continuará básicamente en Rumania y en Ucrania. 96 La fuente de estos datos es la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo. Esta Oficina sólo interviene en los visados que se dan por el contingente, pero disponía también de los otros datos y me los proporcionó. 312 Como buena parte de la contratación en origen que se realiza es para trabajos de temporada (principalmente agrícolas), cabe preguntarse si las personas que vienen se vuelven a su país una vez acabado el contrato. La respuesta que yo he obtenido a esta pregunta, tanto la dada por las organizaciones patronales como por los rumanos entrevistados, es que mayoritariamente se vuelven. Lo hacen porque con ello tienen muchas posibilidades de ser seleccionados para posteriores contratos de temporada. Con lo visto hasta aquí se puede abordar otro aspecto de la cuestión: la importancia relativa de estos procesos legales dentro del conjunto de la inmigración rumana en España. O dicho de otra forma, qué proporción de los inmigrantes rumanos que se establecen en España nos está viniendo por vías legales. La respuesta es inmediata: una pequeña proporción. Hay que tener en cuenta que el componente mayoritario de la contratación en origen son los trabajos de temporada, por lo que no podemos contarlos como inmigración estable. Los permisos de temporada no dan derecho al permiso de residencia y trabajo inicial,97 y el trabajador debe volverse a su país al acabar el contrato. Por tanto, lo que no puede hacerse es comparar los visados para trabajo dados en el consulado español de Rumania con el crecimiento de rumanos establecidos en España. Recordemos que en 2004 los visados dados en ese consulado fueron 30.930 (10.485 por contingente y 20.445 por régimen general), pero de ellos sólo una pequeña parte eran para trabajo estable, y se supone que la mayoría se volvió a su país al acabar el trabajo. El crecimiento real de rumanos establecidos en España durante el año 2004 puede verse por distintas estadísticas. Los rumanos con residencia legal crecieron en 28.484 personas,98 pero dado que la proporción estimada de irregularidad en el caso de los rumanos era en ese momento del 75 %, podemos dar por sentado que la población rumana establecida en España creció en un número bastante superior a aquel. Recurriendo a los datos del padrón, fueron 106.389 los rumanos que se establecieron en España a lo largo 97 El permiso inicial de naturaleza estable es el “b-inicial”, que tiene un año de vigencia y puede renovarse. Los permisos para trabajos de temporada, en cambio, no pueden renovarse. 98 Pasaron de 54.484 a 83.372 313 de 2004. Así, a pesar de estar viendo los números a grosso modo, cabe deducir que la gran mayoría de los inmigrantes laborales rumanos no utilizaron canales legales de inmigración. Desde 2005, con el reglamento de extranjería aprobado a finales de 2004, se mantienen las dos posibilidades que había de inmigración legal. La primera es la que se canaliza como contingente, que consiste en ofertas genéricas (estables o de temporada) para las que tiene que haber un proceso de selección de los trabajadores hecho en Rumania, en el que interviene la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo. Y la segunda es la que se canaliza como régimen general, que consiste en ofertas nominativas (estables o de temporada), para las que la empresa que ofrece el trabajo ha de conocer al trabajador (o al menos referirse a un trabajador concreto), y donde quienes jugarán el papel principal serán las agencias privadas de colocación rumanas.99 No todo es legalidad en la contratación en origen. Otro aspecto de la cuestión es que la contratación en origen, aún tratándose de inmigración legal, no está exenta de irregularidades. La contratación en origen comporta una forma más legal de acceder al mercado laboral español que el venir como turista e insertase después en la economía sumergida, pero no por ello se eliminan los riesgos de explotación y abusos por parte de los 99 El reglamento de extranjería vigente en 2005 establece varias vías para la canalización legal del flujo de inmigración laboral por lo que se refiere a los trabajos por cuenta ajena: • Contratación en origen para trabajos estables mediante ofertas nominativas, sometidas al tamiz de la situación nacional de empleo (Título IV, Capítulo 2º, Sección 1ª). La empresa o empleador puede hacer una oferta de trabajo, a una persona específica que se halle en su país de origen, siempre que sea para un trabajo de difícil cobertura. A tal efecto, el Servicio Público de Empleo dispondrá de un “catálogo de ocupaciones de difícil cobertura”. • Contratación en origen para trabajos de temporada, para los que sólo se permite una estancia temporal con obligación de vuelta al país de origen (Título IV, Capítulo 2º, Sección 2ª) • Contratación en origen para trabajos estables mediante ofertas genéricas, gestionadas a través del contingente (Título V). Al ser ofertas genéricas requieren procesos de selección en el país de origen. Estos procesos se harán en los países de origen con los que existe acuerdo de regulación de flujos migratorios. Habrá un cupo de trabajos estables y otro de trabajos de temporada. • Visados de entrada para búsqueda de empleo en los sectores de actividad que se definan al respecto, también gestionados a través del contingente y, por tanto, con selección en origen (Título V). 314 empresarios. Explicaré algunos casos, comenzando por el de Ioan G., trabajador del metal (soldador y montador) de 46 años. Ioan G. vino en febrero de 2000 haciendo su entrada de forma legal con una oferta de empleo de una empresa a la que llamaré Talleres P. de Ripollet (Barcelona). La obtención de tal oferta se dio por vías sinuosas: el patrón de la empresa rumana en la que trabajaba, le dice que si quiere ir a España contacte con otra empresa, llamada Lizal, que según parece se dedica a hacer de intermediadora para las ofertas de empleo de empresas españolas. Lizal le hizo todos los trámites (solicitud del visado, etc.) para venir, y el coste para él, incluyendo el viaje, fueron unos 800 euros. Parte de ese dinero lo cobró Lizal directamente de la empresa en la que trabajaba Ioan, es decir, esta empresa se lo descontó del sueldo y liquidación. A las dos semanas de estar trabajando aquí, con Talleres P., ya tenía el permiso de trabajo (b inicial), pero a los seis meses fue despedido con la promesa de que le volverían a hacer otra oferta de empleo. Ioan se volvió a Rumania a la espera de esa nueva oferta. Ésta tardó más de un año, pero llegó, aunque no para trabajar en Talleres P., sino para trabajar en otra empresa a la que llamaré J. Metal de Mataró, relacionada con la primera. Ioan volvió a entrar legalmente y trabajó tres semanas con J. Metal, antes de que fuese reclamado por Talleres P., donde ha estado trabajando desde julio de 2002 hasta mayo de 2004. Lo relevante del caso son dos cosas. La primera son las condiciones laborales: ha trabajado con contratos de temporada sin cobrar pagas extras y haciendo un enorme número de horas extraordinarias (trabajaba también los fines de semana). Y la segunda es que esto es lo que la empresa hace con todos sus trabajadores: se trata de una empresa con una plantilla de unos 70 trabajadores, en la que todos son rumanos y continuamente van rotando con contratos temporales. La plantilla está cambiando constantemente, pero manteniendo su número y siempre con trabajadores rumanos. El empresario es español, pero el jefe de personal es rumano, y es éste el encargado de hacer cuantas operaciones sean necesarias para mantener esa situación. Una de las 315 irregularidades más importante es que siempre cobran una cantidad inferior a lo que dice la hoja de nómina que firman. Los trabajadores rumanos de esta empresa han venido con contratación en origen, es decir, de forma legal, y, aunque los incumplimientos y abusos laborales son flagrantes, todos tienen contrato y alta en Seguridad Social. La mayoría de esos trabajadores han sido captados en Bucarest por un intermediario que es familia del jefe de personal de la empresa. Se dice que tal intermediario cobra unos 1.000 euros a cada trabajador que recluta. Esta labor de intermediación que se realiza entre el jefe de personal de Talleres P. y su familiar en Rumania, la están haciendo no sólo para la mencionada empresa sino también para otras. Los trabajadores son seleccionados preferentemente entre gente que ya ha estado en España y ha tenido permiso previo (lo que facilita los trámites por guisa de nuestra normativa de extranjería). Según Ioan hay otras empresas que, además de incluir rumanos en su plantilla por estas vías de la contratación en origen, cuentan también con rumanos en situación irregular. Las que él conoce son empresas del metal dedicadas al montaje o a hacer trabajos para empresas automovilísticas. Según mi entrevistado, el mencionado jefe de personal de Talleres P. desarrolla una gama de actividades bastante amplia en este terreno. Además de lo dicho, controla también el alojamiento de los trabajadores; cobra 125 euros a cada uno, ubicando a ocho ó 10 personas en cada piso (dos ó tres personas por habitación), y ese dinero se lo descuenta del salario. Su hermano tiene otra empresa del metal en Canovellas, con unos 25 trabajadores (rumanos), todos ellos cedidos por Talleres P. Según Ioan el salario en esta empresa no es malo, ya que cobran unos 1.800 euros, pero están trabajando los siete días de la semana con jornadas de 11 horas diarias. En el caso de Ioan hay que añadir un lamentable final: tuvo un accidente laboral en febrero de 2004 por el que perdió un dedo y le quedó la mano en muy malas condiciones. La mutua SAT no tardó en darle el alta a pesar de que su mano, aun después (cuando yo lo entrevisté en junio), seguía en muy malas 316 condiciones. A continuación la empresa lo despidió porque en esas condiciones no podía trabajar bien, pero con una carta de despido en la que eso no se hacía constar, sino que se argumentaba por “la finalización de los trabajos inherentes a su puesto de trabajo”. Todo lo dicho sobre este caso, además de proceder del testimonio directo de la entrevista, está relatado en la denuncia realizada por el interesado tras haber acudido a UGT en busca de asesoramiento. Otro caso que da cuenta de una importante irregularidad que se produce es el de Constantin C. Él vino a España en el segundo trimestre de 2004, reclutado en Bucarest (donde vivía) en la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo y por el procedimiento del contingente. La empresa para la que había sido reclutado era de Castellón y del sector de la construcción y su oferta de trabajo era como albañil. Su entrada, por tanto, fue legal, con un visado para trabajo, y desde el primer momento comenzó a trabajar con la empresa en cuestión. La irregularidad se produce por el hecho de que esa empresa, una vez tiene al trabajador aquí, prescinde de continuar los trámites legales, no le informa de que necesita recoger su tarjeta de residencia, y no le hace contrato ni le da de alta en la Seguridad Social. Y no sólo eso, además le paga bastante menos de lo que constaba en la oferta que había llegado a Rumania: allí se hablaba de 6,5 euros por hora y aquí pasó a cobrar 4,3 euros por hora. Algunos entrevistados me han dicho que son bastantes las empresas que traen a la gente de forma legal, por el contingente o contratación en origen, pero una vez aquí actúan como esa empresa de Castellón, y los trabajadores acaban quedando en situación irregular. En el caso de Constantin, de lo que informa es que como él vinieron otros 17 trabajadores para la misma empresa, y que algunos se volvieron a Rumania al ver que no se cumplían los acuerdos que allí habían firmado y que las condiciones laborales eran muy duras. Él ha estado trabajando 12 horas diarias, seis días por semana, y cobrando todas las horas al mismo precio. El final de esta situación vino cuando llama al consulado rumano de Barcelona, explica lo que le está pasando, el consulado llama a la empresa para interesarse por el caso, y la empresa lo despide de forma fulminante. 317 Otros casos de contratación en origen discurren con menos penalidades. Marcu M. vino en 2001 traído por la ya mencionada ETT Barna Work, que lo colocó en una empresa del metal de Arbucies (Girona). Ahí trabajó nueve meses en condiciones laborales que él considera satisfactorias. Ese trabajo se acabó, pero encontró otro que le permitió renovar su permiso (el permiso con el que había venido era renovable100). Este segundo trabajo no le fue tan bien, porque precisamente lo encontró en la empresa de la que antes he hablado, Talleres P.; pero después encontró otro en otra empresa del metal, donde sus condiciones laborales son parecidas a las de la primera empresa en la que trabajó. En todas ellas ha trabajado de soldador. Una persona a la que entrevisté en marzo de 2005, que había estado empleada en Barna Work, me explicó que las quejas de los trabajadores, en los años en los que Barna Work había traído a más personas desde Rumania (en torno al año 2000), eran numerosas. Los trabajadores se quejaban de que lo que ganaban aquí era mucho menos de lo que en la oficina de Barna Work de Bucarest les habían dicho que cobrarían. Las quejas aumentaban cuando se enteraban de que la empresa en la que trabajaban pagaba por ellos mucho más de lo que ellos realmente percibían.101 Mi informador/a me explicó que una de las respuestas que obtenían ante esas quejas era la amenaza de ser devueltos inmediatamente a su país. Nivel de inserción laboral. Principales sectores laborales. La principal fuente de datos sobre inserción laboral son las altas en Seguridad Social, pero se trata de unos datos que sólo nos hablan de la inserción laboral 100 A las personas que vienen por contratación en origen se les puede conceder un permiso temporal que no es renovable, en cuyo caso deben volverse a su país cuando acaba el trabajo, o uno que sí es renovable. El renovable se define como b-inicial, y da derecho a los posteriores permisos (renovados primero y permanente al final) siempre que se cuente con trabajo. 101 El funcionamiento ordinario de una ETT consiste en ubicar a sus trabajadores en otras empresas, las cuales pagan por ellos a la ETT, y es ésta la que paga el salario a los trabajadores. 318 reglada, dejando fuera a todas las personas que trabajan sin estar de alta en la Seguridad Social. En el caso de los trabajadores extranjeros el porcentaje de quienes se hallan en la economía sumergida es muy alto, pero particularmente lo es, como ya he ido mostrando, en el caso de los rumanos. Aún así, el análisis de los datos de Seguridad Social nos aporta elementos de interés para esta investigación. Tabla 24. Crecimiento en las altas en Seguridad Social de los principales colectivos inmigrados en Cataluña Enero 2003 Enero 2004 Enero 2005 Crecim. (%) Crecim. (%) UNIÓN EUROPEA* 38.512 44.709 16,1 51.538 15,3 RESTO EUROPA 11.185 13.868 24,0 20.035 44,5 Rumania 4.741 6.093 28,5 9.971 63,6 Ucrania 2.849 3.341 17,3 4.165 24,7 AFRICA 58.316 66.741 14,4 75.721 13,5 Gambia 3.620 3.993 10,3 4.448 11,4 Marruecos 43.877 49.355 12,5 55.484 12,4 Senegal 2.307 2.922 26,7 3.520 20,5 LATINOAMÉRICA 54.271 64.416 18,7 82.378 27,9 Argentina 4.055 5.821 43,6 8.245 41,6 Colombia 8.634 9.961 15,4 13.206 32,6 Cuba 2.407 2.627 9,1 3.042 15,8 Ecuador 17.452 20.059 14,9 24.351 21,4 Perú 9.506 11.687 22,9 14.570 24,7 Rep. Dominicana 4.236 4.658 10,0 5.420 16,4 NORTEAMERICA 1.087 1.192 9,7 1.240 4,0 ASIA 21.294 24.383 14,5 29.832 22,3 China 7.776 8.747 12,5 11.699 33,7 Filipinas 3.797 3.962 4,3 4.321 9,1 India 1.632 2.027 24,2 2.430 19,9 Pakistan 5.230 6.527 24,8 7.752 18,8 OCEANIA 166 186 12,0 180 -3,2 Total: 184.954 215.696 16,6 261.449 21,2 Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) (*) En el epígrafe “Unión Europea” están incluidos los 25 países miembros en todas las columnas. Hay que señalar, de entrada, que los rumanos, en cuanto a número de altas en Seguridad Social en Cataluña están muy por debajo de los marroquíes, como lo están también de algunos colectivos de países latinoamericanos, pero son el colectivo que más ha crecido en altas en los últimos tres años. A lo largo de 2003 creció, como se ve en la tabla 24, en un 28,5 %, siendo el que más creció después del colectivo argentino; ha lo largo de 2004 creció en un 63,6 %, muy por encima de todos los demás; y hacia finales de 2005, con el proceso de regularización por medio, había crecido, como se mostró más atrás, en un 111,9 %, siendo también el que más creció. 319 En el conjunto del Estado español el colectivo rumano fue también el de mayor porcentaje de crecimiento en altas laborales. A principios de 2004 los que estaban de alta en Seguridad Social eran 46.253, y a principios de 2005 alcanzaron el número de 63.926, con un crecimiento del 38,2 %, no superado por ningún otro colectivo. Hacia finales de 2005 (noviembre), tras la regularización, eran ya 160.847 los rumanos en alta laboral, habiendo crecido, como ya se apuntó, en un 151,6 %, porcentaje tampoco superado por ningún otro colectivo. Los rumanos, por otra parte, tienen un nivel de ocupación muy elevado. Según los datos de enero de 2005 referidos al conjunto del Estado español, los rumanos en alta laboral eran el 87,4 % de los que contaban con residencia legal y tenían más de 16 años. Este porcentaje hay que verlo con muchas reservas, porque al comparar altas laborales con residentes mayores de 16 años se producen algunos errores derivados de lo siguiente: hay personas que han venido con permisos de temporada y están de alta en la Seguridad Social, pero no son residentes; hay estudiantes que trabajan y, por tanto, figuran como altas en Seguridad Social, pero tampoco son residentes; hay gente dada de alta en la Seguridad Social que no tiene permiso de trabajo y residencia;102 y hay gente que a 31 de diciembre se halla renovando su residencia y no aparece en la estadística de residentes pero sí en la de trabajadores (si es que en ese momento están de alta en Seguridad Social). Pero más allá de la precisión del porcentaje, lo que aquí quiero resaltar es que los rumanos son el colectivo para el que tal porcentaje es mayor, seguido de algunos colectivos latinoamericanos y de otros de la Europa del Este.103 Lo que parece claro es que los que cuentan con residencia legal tienen un nivel de ocupación muy alto. Sobre las personas en situación irregular no se pueden hacer estimaciones estadísticas, pero lo mostrado hasta aquí, en esta investigación, indica que su tasa de inserción laboral también es muy alta. 102 Muchas altas son gestionadas por empresas que están conectadas en red con la Seguridad Social y no siempre lo hacen correctamente. Inmigrantes que tienen un NIE pueden ser dados de alta aunque no tengan permiso de trabajo y residencia. 320 Para un análisis de los sectores laborales en los que se encuentran los rumanos que están en alta laboral podemos recurrir primero a la distribución por regímenes de Seguridad Social. Existe un régimen general y cinco regímenes especiales. Para hacernos una idea de la importancia de cada uno de ellos, cabe señalar cómo se distribuye el conjunto de la población trabajadora catalana: El 80,0 % de los trabajadores están en el régimen general; el 17,3 % están en el régimen de autónomos; el 1,4 % en el régimen agrario; y ya en los otros regímenes los porcentajes son residuales (1,1 % en el de empleados de hogar; 0,2 % en el de trabajadores del mar...)104 Los trabajadores inmigrados se distribuyen de forma distinta entre los regímenes de la Seguridad Social, aumentando la importancia del régimen agrario y del de empleados de hogar. Pero, lo que aquí interesa es la distribución que tienen los rumanos. En la tabla 25 se puede ver que los inmigrantes, en general, tienen un porcentaje de participación en el régimen general mayor que el conjunto de la población trabajadora, pero aún es mucho mayor en el caso de los rumanos. La concentración de éstos en el régimen general es tan alta que hace que su participación en los demás regímenes sea residual, salvo en el caso de régimen agrario, en el que participan en un porcentaje que es mayor que el del conjunto de los trabajadores inmigrados. Tabla 25. Distribución por regímenes de la Seguridad Social en Cataluña, en enero de 2005. Total Conjunto población trabajadora Conjunto trabajadores inmigrados Trabajadores rumanos General Autónomos Agrario Hogar % % % % 80,0 17,3 1,4 1,1 261.449 214.629 82,1 22.462 8,6 10.885 4,2 13.193 5,0 9.971 8.818 88,4 134 1,3 703 7,1 309 3,1 Fuente: Elaboración propia. Datos de las Estadísticas de la Seguridad Social y del OPI (no están incluidos los regímenes de Mar y de Minería y carbón, cuyos datos son residuales) 103 Ver Pajares, 2005-b Los porcentajes en el nivel del Estado español son diferentes: El 75,6 % de los trabajadores están en el régimen general; el 16,7 % están en el régimen de autónomos; el 6,1 % en el régimen agrario; el 1,1 % en el de empleados de hogar; y el 0,4 % en el de trabajadores del mar. Tanto estos porcentajes, como los dados arriba, están obtenidos de los datos que aporta el Boletín de Estadísticas Laborales. Ver: http://www.mtas.es/estadisticas/BEL/index.htm (última consulta: noviembre 2005) 104 321 El pequeño porcentaje de rumanos en el régimen de empleados de hogar que aparece en esta tabla, lo único que demuestra es que la gran mayoría de las mujeres rumanas que, en enero de 2005, estaban trabajando como empleadas de hogar, lo hacían en situación irregular, sin alta en Seguridad Social. El dato de 309 rumanos de alta en el régimen de empleados de hogar es ridículo, frente a una realidad en la que, sin duda, hay varios miles de mujeres rumanas haciendo ese trabajo. La información dada en los apartados anteriores, y la que aportaré luego, no me permite establecer datos y porcentajes concretos, pero sí deja claro que el servicio doméstico es el sector de inserción laboral inicial de la inmensa mayoría de las rumanas y que la proporción de las que se mantienen en él es alta. Pero hay otro aspecto reflejado en esas estadísticas que quiero abordar primero, y contrastarlo con el trabajo de campo realizado. Los datos de alta en Seguridad Social muestran lo poco que los rumanos están representados en el régimen de autónomos, lo que significa que no montan negocios propios, y que su inserción laboral es, casi en su totalidad, como asalariados. El 1,3 % de rumanos que aparece en el régimen de autónomos está muy distante del 8,6 % que aparece para el conjunto de trabajadores inmigrados de alta en la Seguridad Social, y más aún del 17,3 % que aparece para el conjunto de la población trabajadora. El trabajo por cuenta propia. Ioan P. tiene una pequeña empresa de colocación de pladur (sector de la construcción) en La Sènia, pero cree que es el único rumano que trabaja por cuenta propia en este municipio, en el que, como mostré, había 912 rumanos empadronados en enero de 2005 (constituyendo el 15 % de la población del municipio). Y sólo conoce otros tres empresarios rumanos en el resto de comarca de El Montsià (donde los rumanos empadronados eran 3.425 en la misma fecha). Ioan llegó en 1999 a la comarca, siendo de los primeros rumanos en hacerlo: cuando él llegó, con su esposa y su cuñado, sólo había 322 otras tres familias de rumanos en La Sènia. Por tanto, estamos ante alguien que ha pasado a trabajar por cuenta propia, pero siendo una de las personas más asentadas dentro del colectivo rumano. Simona S., que lleva tres años en Barcelona y está pensando en montar un negocio, dice que efectivamente, hay muy pocos rumanos trabajando por cuenta propia, y añade que no entiende por qué ocurre esto, ya que en Rumania la gente se muestra muy emprendedora y se montan pequeños negocios con facilidad. En su opinión aquí hay un problema de falta de información, y los rumanos no saben que hay ayudas y créditos para el autoempleo. He encontrado otros que después de inmigrar y de haber pasado por el trabajo por cuenta ajena se han ido introduciendo en el trabajo por cuenta propia. Este es el caso de una empresaria rumana entrevistada, que ya había sido empresaria en Rumania. Aquí empezó trabajando de camarera en 2001, primero “sin papeles” y después con ellos, pero, desde el principio tuvo la intención de montar su propio negocio. En 2002 montó una empresa de importación de madera para la industria del mueble (conocía este terreno porque su empresa en Rumania había sido de muebles) y le está funcionando bien. Dice que una de las razones por las que hay pocos empresarios rumanos es la dificultad existente para cambiar la autorización de trabajo, de cuenta ajena a cuenta propia. En su caso tuvo que buscarse un socio español para poder montar la empresa porque su permiso inicial era por cuenta ajena. Esta empresaria afirma que realmente hay pocos empresarios entre los inmigrantes rumanos, aunque ella conoce algunos que actúan en su mismo sector. Otros entrevistados me han dicho lo mismo; mencionan un restaurante rumano en Barcelona, alguna persona que hace trabajo de agencia de viajes, algunas que hacen importación de coches usados desde Alemania, y poco más. Constantin S. es propietario de una pequeña agencia que se dedica a los viajes con Rumania. Allí ya se dedicaba a los negocios antes de emigrar. Dice que 323 realmente hay muy pocos rumanos que aquí trabajen como autónomos. Señala, por ejemplo, que no hay ningún locutorio que esté regentado por un rumano (al menos que él conozca), aún cuando éste es un tipo de negocio que prácticamente sólo tiene empresarios inmigrados. Es posible que, aparte de los mencionados, haya otros rumanos comenzando a montar negocios o pensando en ello, y que dentro de un tiempo sean más los que trabajen por cuenta propia.105 Por ejemplo, la responsable de los servicios sociales de Horta-Guinardó (barrio de Barcelona) me habló de una rumana que lleva bastantes años en España, es protésica dental, y había ido a informarse para montar su propia empresa. Como éste puede haber otros muchos casos sobre los que no me ha llegado información, pero parece claro que, de momento, el trabajo por cuenta propia es muy minoritario entre la inmigración rumana. Esto coincide con los estudios de Lazaroiu (2003: 51), quien dice que sólo entre los emigrantes rumanos de etnia gitana o húngara se encuentran proporciones significativas de auto-empleo. Por tanto, la escasa opción de los emigrantes rumanos por el trabajo por cuenta propia puede ser algo que se está manifestando en otros puntos de Europa. ¿Por qué los inmigrantes rumanos no están montando negocios propios? Los entrevistados mencionaban cosas como la falta de información o la normativa de extranjería, pero puede tener también que ver con aspectos culturales y, 105 La pobreza de la opción empresarial o de trabajo autónomo entre los rumanos puede ir cambiando en la medida en que sea mayor el tiempo que lleven en España. De hecho, ningún colectivo inmigrado está exento de cambios por lo que se refiere al paso de trabajo asalariado a trabajo por cuenta propia. El ejemplo más contundente de ello nos lo da el colectivo chino, que ahora parece especialmente predispuesto al trabajo empresarial (restaurantes, etc.) y que así haya sido siempre, y, sin embargo, no lo fue en los inicios de su migración. Beltrán (2003: 120) explica que hasta mediados del siglo XX los inmigrantes chinos que había en Europa tenían ocupaciones variadas: eran marineros, vendedores ambulantes, jornaleros agrícolas, trabajadores de fábricas (sobre todo en Francia), etc. Una parte de ellos había montado casas de comida china, y posadas, para dar servicio a los propios chinos, y fue cuando los europeos comenzaron a entrar en esas casas de comida (en torno a 1950) cuando comenzó a producirse el cambio de tendencia en la ocupación principal de los chinos. Los restaurantes chinos parecen hoy algo intrínseco a la migración china, como si fuese una migración nacida para desarrollar esa actividad, y, sin embargo, no ha sido así. Ello nos advierte de que los cambios entre trabajo asalariado y trabajo por cuenta propia pueden producirse con cualquier colectivo cuando se dan circunstancias que lo favorecen. 324 especialmente, con las características de la red social de los rumanos. Hay colectivos, como el chino, el paquistaní o el senegalés, en los que la red social es más fuerte y funciona con mayor grado la ayuda mutua. Solé y Parella ponen de manifiesto la importancia de la red social para montar negocios, en aspectos como la obtención de la financiación; en su investigación comprobaron que el que se dejen dinero unos a otros es un aspecto clave (2005: 109) Cuando la capacidad para ayudarse unos a otros es mayor, también lo es la capacidad para montar negocios. Beltrán (2003: 133) dice que entre los chinos priman unas relaciones sociales basadas en los principios de reciprocidad y devolución. Entre ellos la ayuda mutua funciona así: yo te ayudo porque sé que tus principios culturales impedirán que te olvides de que te ayudé, cuando sea yo el que necesite tu ayuda o la devolución de lo que te he prestado. Cuando los inmigrantes proceden de sociedades en las que el individualismo está más instalado, la confianza en la reciprocidad y la devolución no forman parte de sus pautas culturales y la ayuda mutua es mucho más restringida. Entre los rumanos existe ayuda mutua, pero no la suficiente como para montar negocios. No es lo mismo ayudar a una persona dándole información sobre un empleo, o sobre un lugar de alojamiento, o sobre un servicio al que acudir para hacer unos trámites, que ayudarla prestándole el dinero que uno tiene. Creo, en definitiva, que la escasa proporción de rumanos en el trabajo por cuenta propia tiene que ver con la debilidad de su red social. Esta afirmación viene a corroborarse cuando aparece el caso contrario: un lugar donde los rumanos sí han ido montando negocios propios; y se corrobora precisamente porque ahí la red social es más fuerte. Esto es lo observado en Coslada (Arango y otros, 2001: 73, 78), donde el ligamen religioso de los adventistas (que incluye la obligación de ayudarse unos a tros) los dota de una red social más robusta y ello coincide con el desarrollo de negocios propios. No obstante, puede haber otras circunstanciales que estén interviniendo como causa de la escasa actividad por cuenta propia que desarrollan los rumanos en 325 Cataluña. Algo que, sin duda, también es importante es lo muy reciente que es la inmigración rumana; Solé y Parella (2005: 94-95) señalan, de acuerdo con los resultados de su encuesta, que el tiempo que tarda un inmigrante en montar un negocio puede oscilar entre dos y diez años, y que, entre tanto, han trabajado como asalariados. Es posible, por tanto, que más adelante empiecen a verse negocios montados por rumanos. El trabajo asalariado. Entrando ya en lo relativo al trabajo asalariado, que es el que ocupa a la gran mayoría de los rumanos (el 98,6 % de los que están en alta laboral en la Seguridad Social son asalariados), una primera observación que ya hacíamos, a la vista de la tabla 25, es lo poco representados que están en el régimen de empleados de hogar. Sólo el 3,1 % de los rumanos en alta en Seguridad Social están en ese régimen, cuando en el conjunto de los inmigrantes no comunitarios ese porcentaje es el 5,0 %. Pero, como ya dije, estos datos son de inserción laboral reglada, y, dado el elevado porcentaje de trabajadores rumanos que, a principios de 2005, se hallaban en situación irregular, los datos de Seguridad Social no reflejan la realidad existente, y mucho menos en el sector del servicio doméstico. De las entrevistas que he realizado se desprende con meridiana claridad que el servicio doméstico es el sector laboral de inserción inicial de las mujeres rumanas. Precisamente, hay unas diferencias entre la inserción de los hombres y la de las mujeres que vale la pena resaltar: mientras los hombres vienen, en cierta proporción, con especialidades profesionales de tipo industrial que aquí interesan a las empresas, las mujeres vienen con estudios de bachillerato, más que con formación profesional, y su formación no resulta tan interesante para las empresas. Ello tiene dos consecuencias: la primera es que tienen menos 326 posibilidades de inmigración por vía legal,106 y la segunda es que su principal sector de inserción laboral inicial es el servicio doméstico. Casi todas las mujeres que he entrevistado trabajaban o habían trabajado en el servicio doméstico. Las que no trabajaban en este sector, como Simona, mediadora intercultural, Dana, esteticista, Violeta, trabajadora de una empresa de pastelería, tienen en común haber pasado los primeros años en el servicio doméstico. En Castelldefels, la mayoría de las mujeres rumanas que viven en el municipio, según todas las personas que ahí he entrevistado, trabajan en el servicio doméstico; algunas lo hacen en el centro del municipio, pero otras muchas lo hacen en la zona residencial de la playa. También hay una parte de ellas que trabaja en la hostelería, pero generalmente ha pasado antes por una etapa de servicio doméstico. Los hombres tienen más diversificados sus sectores laborales de inserción. Ya se vio en la tabla 25 que el 7,1 % de los rumanos (sin especificar sexo) están en el régimen agrario de la Seguridad Social en Cataluña. Éste es un porcentaje que se halla por encima del que tiene el conjunto de la población inmigrada. Pero, las entrevistas realizadas han mostrado que la construcción es el principal sector de inserción para los hombres. Es el primer sector que mencionan cuando se les pregunta dónde trabajan los rumanos mayoritariamente, y es el sector en el que trabajaban la mayoría de los que yo he entrevistado. No obstante, entre los rumanos es también importante en trabajo en empresas del metal y de otros ramos. Hay muchos haciendo trabajos de electricistas, planchistas, montadores, etc. También es muy significativo el número de los que están trabajando como conductores de camiones. En Castelldefels, la mayoría de los hombres rumanos trabaja en la construcción, pero también hay muchos trabajando en empresas como 106 Aquí me refiero a inmigración estrictamente laboral, y por tanto no incluyo la de reagrupación familiar, en la que sí hay mujeres que hacen la migración por vía legal. 327 electricistas, soldadores, montadores, etc. En el polígono industrial que ocupa parte del municipio de Castelldefels, así como de El Prat, hay muchas empresas de diversos sectores en las que trabajan bastantes rumanos. En la comarca de El Montsià hay bastantes rumanos en la industria del mueble, concretamente en el municipio de La Sènia. En este municipio la industria del mueble da trabajo a unas 1.700 personas, de las que cerca de 300 son rumanas, según un empresario del sector al que entrevisté en abril de 2005. Más atrás comenté que la mayoría de los 912 rumanos que en enero de 2005 estaban empadronados en La Sènia procedían de Beus, un pequeño municipio de Transilvania; pues bien, se da la circunstancia de que en aquel municipio hay, según Ioan P. (uno de los primeros rumanos en llegar a La Sènia), una fábrica de muebles que agrupa a unos 2.000 trabajadores. Es posible que haya cierta conexión entre ese hecho y la fuerte presencia de rumanos en La Sènia, aunque el empresario que yo entrevisté lo pone en duda: dice que la mayoría de los que aquí trabajan en la industria del mueble no venían de Rumania con experiencia en este tipo de trabajo. Pero aparte de esta fuerte presencia en la industria del mueble, lo cierto es que en la comarca de El Montsià los sectores laborales en los que están los rumanos son diversos. Los primeros en llegar no se emplearon en la industria del mueble, sino que lo hicieron en la agricultura (incluso los que llegaron a La Sènia), y hoy sigue habiendo bastantes rumanos que trabajan en el sector agrícola. Son, sin embargo más los que trabajan en la construcción y en la hostelería, sobre todo en los municipios turísticos como Sant Carles de la Ràpita. También trabajan, especialmente las mujeres, en el servicio doméstico y cuidado de ancianos. Y hay bastantes trabajando en la industria, no sólo del mueble, sino también del metal y otras. La responsable de inmigración del Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita cree que la diversidad es notable, y que dependiendo de las características de cada municipio de la comarca, los rumanos están más en unos sectores o en otros. También la responsable del plan de inmigración de la comarca de El Montsià dice que en municipios como Alcanar hay más rumanos en la agricultura, en La 328 Sènia y Ulldecona hay más en la industria, y en los turísticos hay más en la construcción y la hostelería. Con ellas coincide Marienela S., responsable de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, pero ésta, además, dice que hay un significativo número de rumanos, hombres en este caso, trabajando como chóferes en las empresas de transporte de mercancías. Tipo de trabajos que realizan y sus condiciones laborales. Lo que quiero abordar en este apartado es lo relativo a las categorías (o tipo de trabajos) que tienen los rumanos en los sectores laborales en los que se hallan, así como las condiciones laborales en las que realizan esos trabajos. Para ello, comenzaré haciendo mención a las fuentes estadísticas y después expondré lo que ha puesto de relieve el trabajo de campo. Como fuentes estadísticas, las dos que más información aportan son el censo de población y viviendas y los datos de afiliación a la Seguridad Social. La información del censo es de gran interés, pero el problema que ahora tiene es que se refiere al año 2001,107 mientras que la de la Seguridad Social que estoy manejando en esta investigación es de enero de 2005. Con los datos del censo he confeccionado la tabla 26, en la que además de Rumania aparecen otros orígenes seleccionados a efectos comparativos. Si nos vamos a la categoría con mayor porcentaje, la que va con el epígrafe de “trabajadores no cualificados”, vemos que los de la Europa del Este están en un porcentaje (25,62 %) que es parecido al de los asiáticos, e inferior al de los africanos y los latinoamericanos, pero no muy inferior; y que el porcentaje de los rumanos en esta categoría (30,76 %) aún se asemeja más al de los inmigrantes de esos otros continentes. De modo que la presencia de los rumanos en los trabajos no cualificados, especialmente los de peonaje, sería muy parecida a la del resto de los inmigrantes no comunitarios. 107 El censo de población y viviendas se hace cada 10 años y el último es de 2001. 329 Tabla 26. Trabajadores extranjeros en Cataluña, por origen (algunos seleccionados) y por TOTAL Sudamérica Rumania 2,90% 2,32% 6,95% 2,13% 3,25% 6,12% 7,99% 23,78% 6,74% 4,29% 3,66% 11,02% 1,18% 6,62% 4,00% 3 - Técnicos y profesionales de apoyo 7,23% 16,37% 6,56% 6,38% 4,04% 10,33% 2,57% 7,25% 5,11% 4 - Empleados de tipo administrativo 5,57% 8,00% 5,69% 6,03% 3,63% 3,25% 6,52% 4,32% 13,36% 18,87% 12,86% 21,19% 28,19% 5 - Trabajadores de los servic. de restauración… y vendedores de comercios 6 - Trabajadores cualificados en la agricultura y en la pesca 7- Artesanos y trab. cualific. en industrias manufact., construcción, minería… 8 - Operadores de instalaciones y maquinaria, y montadores 9 - Trabajadores no cualificados TOTAL 17,43% 2,31% 12,74% 15,44% 17,52% 1,17% 3,33% 2,78% 4,13% 9,53% 0,70% 4,82% TOTAL Asia 4,24% TOTAL Africa 17,96% Rusia TOTAL Europa del Este 5,76% 1 - Dirección de las empresas y de las administraciones públicas 2 - Técnicos y profesionales científicos e intelectuales Bulgaria TOTAL Unión Europea TOTAL extranjeros categoría laboral 0,95% 1,35% 15,65% 17,45% 8,73% 19,15% 20,07% 21,98% 13,51% 26,05% 15,29% 9,80% 5,75% 13,18% 14,04% 16,09% 8,06% 9,14% 26,42% 5,44% 25,62% 25,99% 30,76% 22,84% 33,14% 30,84% 26,10% 148751 23737 8793 862 3144 6,26% 13,97% 1007 44518 48119 11361 Fuente. Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística, Censo 2001108 Si observamos las categorías intermedias (de la 4 a la 8) vemos que los rumanos tienen porcentajes relativamente altos en las categorías 7 y 8, es decir, en las de trabajadores cualificados de industria y construcción y en operadores de maquinaria y montaje (38 % entre ambas); pero no hay grandes diferencias con los demás orígenes. La otra fuente estadística es la de altas en Seguridad Social, sobre la que contamos con datos mucho más recientes. Esta fuente informa sobre lo que se denomina el grupo de cotización, expresión que hace referencia a la categoría en la que se hallan los trabajadores. Debe tenerse muy en cuenta que esas tablas se refieren a las categorías que se dan en el régimen general de la 330 Seguridad Social (se añade también el de la minería y el carbón, aunque éste es bastante residual), por tanto, no están incluidos los trabajadores agrícolas ni los empleados de hogar (a ello se debe que los totales de la última fila sean inferiores a los datos de altas en Seguridad Social que aparecían más atrás). Tabla 27. En alta laboral en el Régimen General (y de la minería y carbón) de la Seguridad Social en España, en enero de 2005, según grupo de cotización. Ingenieros y licenciados. % Ingenieros técnicos; peritos. % Jefes administrativ. y de taller. % Ayudantes no titulados % Oficiales administrativos. % Subalternos. % Auxiliares administrativos. % Oficiales de 1ª y 2ª. % Oficiales de 3ª y especialistas. % Peones. % Total trabajadores (Ambos sexos) 971.600 Total extranjeros Rumanos Hombres Mujeres 20.086 9.559 163 134 7,3 3,7 3,4 0,5 1,0 822.600 6.147 6.309 46 74 6,2 1,1 2,2 0,1 0,6 553.600 9.996 5.542 174 84 4,2 1,8 2,0 0,5 0,6 452.100 7.194 5.553 174 205 3,4 1,3 2,0 0,5 1,6 1.571.700 20.567 24.569 322 435 11,8 3,8 8,7 0,9 3,4 590.700 12.726 9.135 621 375 4,4 2,3 3,2 1,8 2,9 1.810.000 23.903 50.608 447 1.486 13,6 4,4 17,9 1,3 11,4 2.708.900 151.782 32.776 13.777 1.548 Hombres Mujeres 20,4 28,0 11,6 40,3 11,9 1.634.200 98.690 56.700 6.450 3.442 12,3 18,2 20,0 18,9 26,5 2.115.200 190.074 82.194 12.013 5.193 15,9 35,1 29,0 35,1 40,0 TOTAL 13.277.800 542.110 283.194 34.212 12.985 Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) La tabla 27 se refiere a los datos al nivel de España, y en ella he incluido los del conjunto de la población trabajadora para que sus porcentajes sirvan de referencia. Se observa que los trabajadores extranjeros están en mayores proporciones en las categorías bajas. La diferencia es muy notable en el caso de los peones, en el que tanto los hombres como las mujeres extranjeras tienen un porcentaje muy superior al del conjunto de la población. La categoría de peones incluye las últimas categorías de cualquier sector, aunque en unos casos se utilice el término peones y en otros se los llame ayudantes, o limpiadores, etc. Entre los extranjeros, el porcentaje de los hombres, en 108 Ver: http://www.ine.es/ (última consulta: noviembre 2005) 331 peones, es superior al de las mujeres, pero debe tenerse en cuenta que aquí no está incluido el servicio doméstico. Si hubiésemos podido incluirlo, el porcentaje de las mujeres en trabajos no cualificados sería, sin duda, superior al de los hombres (en trabajadores extranjeros, me refiero). Poniendo ya la atención en los rumanos, en la tabla de los datos de España, y comparando sus porcentajes con los del total de los trabajadores extranjeros, vemos que en la categoría de peones los hombres tienen el mismo porcentaje en ambos casos, pero las mujeres rumanas están, en el peonaje, en una proporción superior a la del conjunto de las trabajadoras extranjeras. Podemos decir que, en conjunto, los rumanos tienen una proporción ligeramente mayor en la categoría de peonaje. Al observar el resto de las categorías, lo que aparece es que los hombres rumanos destacan en la categoría de oficiales de 1ª y 2ª. Si ahora comparamos los porcentajes de los hombres rumanos con los de las mujeres rumanas, lo que se observa es que las mujeres están en mayor porcentaje en la categoría de auxiliares administrativos, pero, en conjunto, tienen un sesgo mayor que los hombres hacia las categorías más bajas. Algo que, además, se acentuaría al incluir el servicio doméstico. Yéndonos ya a la tabla 28, que contiene los datos de Cataluña, lo que se observa es que aquí aún destacan más los rumanos, sobre el conjunto de los trabajadores extranjeros, en la categoría de oficiales de 1ª y 2ª. Sumando los porcentajes de las dos filas de oficiales, tenemos que los rumanos están en esas categorías en un 63,2 %. No he incluido datos de otros colectivos (por origen), pero lo cierto es que no hay ninguno que llegue a ese porcentaje en las categorías de oficiales (Pajares, 2005-b: 85). Ahora bien, cuando se observan las categorías que están por encima de las de oficiales, vemos que los rumanos tienen ya una presencia muy reducida; la única excepción a esto es el porcentaje de mujeres en la categoría de auxiliares administrativos y en la de oficiales administrativos, que no es muy grande, pero tampoco es residual como en el caso de los hombres. 332 Tabla 28. En alta laboral en el Régimen General (y de la minería y carbón) de la Seguridad Social en Cataluña, en enero de 2005, según grupo de cotización. Ingenieros y licenciados % Ingenieros técnicos; peritos % Jefes administrativ. y de taller % Ayudantes no titulados % Oficiales administrativos % Subalternos % Auxiliares administrativos % Oficiales de 1ª y 2ª % Oficiales de 3ª y especialistas % Peones % Total extranjeros Hombres Mujeres 5.856 2.433 Rumanos Hombres Mujeres 30 27 4,0 3,6 0,5 1.756 1.568 11 1,2 3 1,2 2,3 0,2 0,1 2.676 1.424 28 17 0,7 1,8 2,1 0,4 2.015 1.365 30 38 1,4 2,0 0,5 1,6 6.263 6.903 68 95 4,3 10,1 1,0 4,1 2.833 2.216 59 46 1,9 3,2 0,9 2,0 6.430 12.300 79 270 4,4 18,0 1,2 11,6 33.220 5.733 2.843 228 22,7 8,4 43,9 9,8 26.664 13.414 1.250 712 18,2 19,6 19,3 30,5 58.169 20.879 2.082 897 39,8 30,6 32,1 38,4 TOTAL 146.316 68.318 6.483 2.335 Fuente: Elaboración propia. Datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) Aquí hay que recordar de nuevo que éstos son los datos sobre trabajadores que, por un lado, están en situación regular (con alta en Seguridad Social) y, por otro, se hallan en el régimen general. Si incluyésemos el servicio doméstico, pero además pudiésemos incluir a los que trabajan en situación irregular, no cabe duda que aumentarían considerablemente los porcentajes en las categorías más bajas, especialmente peonaje y empleados de hogar. Esto sucedería con todos los colectivos, pero especialmente con los que a principios de 2005 tenían mayor tasa de irregularidad, cual es el caso del colectivo rumano. Aceptando la estimación que se hacía más atrás de que tres de cada cuatro rumanos se hallaban en situación irregular, hemos de concluir que lo expuesto a partir de los datos de Seguridad Social sólo es representativo de la cuarta parte de los rumanos que tenemos, tanto en España como en Cataluña. Aún así, hay que reconocer que la presencia de rumanos en las categorías intermedias es significativa. El acceso a estas categorías se produce, sobre todo, cuando ya tienen regularizada su situación de residencia. Fancisco S., rumano que trabaja en la construcción en Terrassa, dice que muchos mejoran 333 la categoría cuando obtienen los papeles, y que aunque no mejoren de inmediato la categoría, muchos mejoran sus condiciones laborales, saliendo de las situaciones de explotación. También Mirela B., mediadora intercultural en La Segarra, dice que una parte de los rumanos que trabajan en la construcción lo hacen como albañiles, aunque se les reconoce más fácilmente la categoría cuando ya tienen papeles. El apartado siguiente lo dedico al tema de los trabajadores cualificados. Por lo que se refiere a las condiciones laborales, la pregunta pertinente es si las de los rumanos son inferiores a las de los españoles en los mismos trabajos. Y, si es así, ¿cómo lo aceptan? ¿Qué nivel de resistencia oponen a ello? Lo primero que quiero resaltar a este respecto es algo que me han señalado varios entrevistados: que los inmigrantes, en las primeras etapas de su estancia en el lugar de recepción, no comparan sus condiciones laborales con las de los autóctonos. La comparación que hacen, la dominante, es con las condiciones laborales que tenían en el país de origen. Lo importante para ellos es que aquí ganan 10 ó 15 veces más que allí y que si logran ahorrar algo ese dinero tendrá allí gran valor. Algunos afirman que la escasa comparación que hacen con las condiciones de los autóctonos está relacionada con su idea de retornar no tardando mucho al lugar de origen. Veamos cómo son las condiciones laborales en los sectores en que más concentrados están los rumanos y otros trabajadores de la Europa del Este. En el servicio doméstico las condiciones varían en función de si se trata de un trabajo fijo o si es por horas. En los trabajos fijos se puede vivir en la casa en la que se trabaja (como interna) o no. Hay más oferta de empleo como internas, y en este caso las condiciones laborales medias oscilan entre 500 y 700 euros al mes trabajando seis días a la semana; en ello coinciden todas las rumanas que he entrevistado. No es fácil comparar estas condiciones laborales con las de las autóctonas, porque no hay mujeres españolas en el servicio doméstico interno; pero lo que sí puedo decir es que, entre las inmigrantes filipinas, un salario de 900 euros se considera normal en este trabajo. 334 Simona S., que comenzó su andadura laboral en Barcelona cuidando a una anciana y haciendo labores domésticas, dice que lo peor es que la jornada laboral es de 24 horas, ya que has de estar siempre en la casa y a cualquier hora del día o de la noche pueden requerir tus servicios. Salvo el día de descanso semanal, el resto de la semana sólo puedes salir para ir al médico o hacer algunas gestiones. Las que trabajan por horas están en mejores condiciones. Pero también depende de que lo hagan por mediación de una agencia o lo hagan por su cuenta. Las que están por su cuenta cobran en torno a siete u ocho euros por hora, pero las que cobran de las agencias no suelen pasar de cinco euros por hora. Otras trabajadoras de la Europa del Este me han dicho algo parecido. Olga O., que cuando la entrevisté (marzo 2004) trabajaba en el servicio doméstico, se refiere a las mujeres rusas diciendo que las que están “sin papeles” como ella trabajan principalmente en este sector. Y hace mención a las condiciones laborales diciendo que ganan unos 600 euros al mes cuando trabajan fijas y saben un mínimo de castellano. Si no saben castellano ganan menos. Mencioné más atrás el caso de las rusas que vienen a trabajar en el servicio doméstico en casas de rusos ricos, habiendo sido captadas en Rusia a través de familiares o amigos de éstos. Haber contado con la oferta de empleo en origen no ha impedido que esas mujeres hayan realizado la migración de forma irregular como casi todas las demás. Pero aquí lo que quiero resaltar es lo relativo a sus condiciones laborales. Natalia D., que en Rusia trabajaba como profesora, vino en 1999 a trabajar a la casa de una rusa con la que había estudiado en su adolescencia. Creyó que sólo la requería para cuidar a sus hijos, pero resultó ser un trabajo de siete de la mañana a 12 de la noche los siete días de la semana. Su patrona no la dejaba salir de casa más que para pasear a los niños y hacía lo posible por que no se relacionase en absoluto con el exterior. Cobraba 300 euros al mes. 335 Natalia fue conociendo poco a poco a otras rusas que trabajaban en pisos de rusos gracias a que, cuando montaban fiestas, se llevaban a sus criadas, y dice que las condiciones laborales de las demás eran parecidas y en algunos casos muy inferiores (conoció a una que cobraba 100 euros al mes). Natalia trabaja ahora dando clases de ruso y como mediadora intercultural, pero dice que no cree que haya ninguna rusa de las que trabajan en casas de rusos que actualmente cobre más de 500 euros al mes. En el caso específico de las rusas que trabajan en casas de rusos su salida es difícil porque su relación con la sociedad autóctona es muy escasa; incluso es escasa su relación con otros rusos fuera de la familia en la que están. Natalia dice que intentó, por todos los medios buscar gente con la que relacionarse, y que al cabo de un tiempo conoció a una ucraniana que le habló de una iglesia ortodoxa donde se encuentran los rusos y ucranianos. Cuando empezó a relacionarse con otros rusos le aparecieron otras posibilidades laborales. Las primeras también en el servicio doméstico, pero después empezó a trabajar como profesora de ruso, trabajo que desarrolló en varias academias (incluida Brighton, cuya conocida quiebra la pilló de lleno). Estos trabajos le surgieron tras beneficiarse de la regularización de 2001. Los hombres rumanos (como también los ucranianos) están, como ya he señalado, mayoritariamente en la construcción, y hablan de un salario, para los que no tienen papeles, que está en torno a 800 euros al mes, trabajando 12 horas diarias, cinco días a la semana. Si trabajan también los sábados el salario sube algo más. Los que tienen autorización de trabajo y residencia disfrutan, en general, de mejores condiciones laborales. Un sector en el que hay tanto hombres como mujeres rumanas es la hostelería. En la hostelería de Sant Carles de la Ràpita y otros municipios de la comarca de El Montsià, es muy habitual que los trabajadores rumanos hayan firmado un contrato de cuatro horas diarias y estén trabajando ocho ó 10 (y esto se refiere a los que tienen papeles y pueden tener un contrato) 336 Hay sectores específicos en lugares concretos en los que también se han concentrado los rumanos, como la industria del mueble de La Sènia (comarca de El Montsià), de la que ya he hablado. La información que me dio Ioan P. sobre las condiciones laborales de los rumanos es que son claramente inferiores a las de los autóctonos. Él dice que los empresarios se aprovechan mucho de los rumanos: están trabajando 10 horas diarias o más, y cinco los sábados, y con ello el sueldo mensual puede llegar a 1.100 euros; la hora sale a cinco euros sin que las extras se paguen más caras. El empresario que entrevisté señalaba que los rumanos eran poco estables: cuando ya tenían papeles desaparecían con facilidad de las empresas. Lo que me llamó la atención fue que él no atribuyese esto a las bajas condiciones laborales, sino a una especie de facultad intrínseca de los rumanos: “la inestabilidad”. Marcu M., soldador del que ya he hablado y que vino por contratación en origen, dice que sus condiciones laborales son satisfactorias. Trabaja como soldador en una empresa del metal y su caso parece que está entre los que disfrutan de mejores condiciones. Sin embargo, aunque cobra las horas extras que hace, no se las cotizan como tales en la Seguridad Social; es oficial de primera y su salario se ajusta a lo que marca el convenio (los trabajadores españoles, en cambio, reciben, en su empresa, salarios que están por encima de lo que marca el convenio) Otros trabajadores de la Europa del Este siguen procesos muy similares y tienen condiciones laborales parecidas. Andry K., ucraniano y asesor de inmigración en Lleida, dice que los ucranianos vienen con un nivel formativo muy alto, pero que la gran mayoría comienza su andadura laboral aquí haciendo trabajos de peonaje (se refiere sólo a los hombres). Andry K. señala que en su zona hay una parte de los inmigrantes ucranianos que hacen trabajos cualificados, como mecánicos, electricistas, conductores, etc., pero sus condiciones laborales no son las mismas que las de los españoles. Dana B. ha trabajado varios años en una agencia de viajes en Barcelona. Los primeros dos años lo hizo estando en situación irregular y cobrando unos 750 € al mes. Cuando logró el permiso de residencia y trabajo le hicieron contrato fijo 337 y pasó a cobrar 840 € (con cuatro pagas extras). Pronto se dio cuenta de que era la que menos cobraba en toda la plantilla a pesar de tener responsabilidades superiores a las de otros trabajadores. Cuando dejó la empresa al nacer su hijo estuvo enseñando su trabajo a otra mujer, española, que la había de sustituir, y comprobó que el salario que habían asignado a la nueva trabajadora era bastante mayor que el que ella estaba cobrando. Algunos entrevistados han afirmado que los inmigrantes rumanos, y otros de la Europa del Este, se resignan con facilidad a hacer aquí trabajos que no corresponden con su cualificación, y ello es así no sólo porque saben lo que se espera de los inmigrantes, sino también porque algo parecido estaban haciendo en su lugar de origen. Allí, licenciados, ingenieros, músicos, etc., hacen cualquier cosa por ganar algún dinero; después del trabajo ordinario, los que lo tienen, salen a hacer de taxistas, de fontaneros o de cualquier cosa que se les ofrezca. Dana B. me señaló que cualquier mujer rusa sabe hacer todo tipo de bricolaje; arregla cualquier cosa sin necesidad de fontaneros o de cualquier otro profesional, y que tanto hombres como mujeres intentan ganarse algún dinero haciendo trabajos diversos. Esta trayectoria, reforzada a partir de 1989, hace de los inmigrantes de la Europa del Este inmigrantes como los demás, bien dispuestos a trabajar en lo que sea, independientemente de que el trabajo no se ajuste en absoluto con la formación que tienen. Ello no impide, lógicamente, que después de su inserción laboral inicial traten de encontrar trabajos de mayor cualificación. Teniendo en cuenta que, de los que están de alta en Seguridad Social, la mitad están en trabajos poco cualificados y la otra mitad en trabajos cualificados, cabe preguntarse si ha habido procesos migratorios diferenciados entre ambos grupos. Hay un trayecto migratorio común para la mayoría, que comienza con la inmigración irregular y la inserción en la economía sumergida en un trabajo inicial poco cualificado (peonaje para los hombres y servicio doméstico para las mujeres), y sigue con la obtención de los papeles y el acceso a un trabajo de mayor cualificación. Pero hay también una minoría que accede desde el primer momento a un trabajo cualificado; y coincide, en buena medida, con la 338 contratación en origen. En términos generales podríamos decir que la inmigración que se canaliza por vías más legales, a través de la contratación en origen, es la que va a los trabajos cualificados, y la que sigue vías más irregulares va inicialmente a los no cualificados, independientemente de que el nivel formativo sea similar en ambos casos. Trabajadores cualificados. Utilidad de su formación en nuestro sistema productivo. La inmigración rumana, y en general la de la Europa del Este, viene envuelta por el supuesto de que se trata de trabajadores muy formados. Ello genera interés y cierta predisposición a preferir esta inmigración frente a otras, como la marroquí o la asiática, e incluso a veces la latinoamericana. Este interés por unos trabajadores a los que se supone alto nivel de cualificación es bastante nuevo en España, ya que hasta hace bien poco lo único que se ofrecía a los nuevos inmigrantes eran los trabajos de la escala más baja, los más duros y peor pagados. Pero el asunto es de gran interés porque en toda la Europa Occidental se ha desatado la batalla por la captación de los trabajadores más cualificados. En torno al año 2000 comienza a plantearse, tanto por los gobiernos de algunos países europeos como en informes internacionales, la importancia de la inmigración cualificada y el interés por ella, hasta el punto de que ciertos países, con políticas muy restrictivas hacia la inmigración laboral, empiezan a plantearse la necesidad de cambiarlas. Lo que está ocurriendo es que hay un cambio en las necesidades europeas de inmigración laboral: mientras que en los años ochenta y noventa las necesidades estaban centradas en mano de obra no cualificada para ocupar aquellos puestos de trabajo a los que apenas acudían los autóctonos, en los últimos años se manifiesta también la escasez de mano de obra en otros 339 sectores y particularmente en algunas especialidades (especialistas industriales, ingenieros, informáticos, sanitarios, etc.). La OCDE se hace eco de esta nueva situación y en su informe anual sobre migraciones señala que fue entre 1999 y 2000 cuando comenzó a manifestarse esa tendencia de forma amplia (SOPEMI 2002: 13). Lo cierto es que esa necesidad de mano de obra cualificada provocó cierta crisis en las políticas vigentes, ya que mientras lo que se necesitaba eran trabajadores no cualificados valían las políticas restrictivas que los obligaba a entrar por vías irregulares convirtiéndolos en mano de obra barata, pero cuando se necesitan trabajadores cualificados han de entrar legalmente porque de otra forma no sirven (no es imaginable que en determinadas empresas haya ingenieros e informáticos en situación irregular). Los cambios en las normativas de inmigración laboral de algunos países europeos son altamente clarificadores sobre lo que estoy comentando. Alemania y el Reino Unido son, con sus reformas legales planteadas en 2002 (la de Alemania concluida en 2004) los países que con más decisión establecen canales de entrada para la inmigración cualificada. En Alemania se inició un importante debate sobre inmigración cuando el Gobierno estableció, en 2000, un cupo para informáticos; lo que condujo a una nueva ley de inmigración que, aunque se aprobó en 2002 no pudo entrar en vigor por un defecto de forma y volvió a aprobarse en 2004.109 La reforma legal hecha en el Reino Unido en 2002 aún fue más clara, planteando no sólo la necesidad de trabajadores cualificados, sino incluso la importancia de la competencia mundial que acabará produciéndose por la captación de éstos.110 En otros países europeos se han planteado cambios similares.111 109 En julio de 2001 se hizo público el informe solicitado por el Gobierno y preparado por un comité independiente (con participación del Parlamento alemán y de diversos expertos y presidido por Rita Süssmuth, ex presidenta del Parlamento), conocido como Informe Süssmuth, que señalaba la necesidad de abandonar las políticas de “inmigración cero” y reconocer que Alemania es país de inmigración, y proponía una entrada anual de 50.000 trabajadores de terceros países. A partir de ahí se elaboró la nueva ley de inmigración que contemplaba cierta apertura a la entrada de inmigración laboral, básicamente para trabajadores cualificados. 110 El Reino Unido puso en marcha su “Highly Skilled Migrant Programme” a principios de 2002. El Gobierno dijo claramente que el Reino Unido “compite con los demás países desarrollados en la captación de los mejores especialistas”. Esta frase es del Libro Blanco “Secure Borders, Safe Haven: Integration with Diversity in Modern Britian” presentado por el gobierno británico 340 Estamos, en definitiva, inmersos en un contexto en el que ya se compite internacionalmente por la captación de los trabajadores cualificados. Es en este contexto en el que se inserta la aparición, en 2002, de una política de inmigración en España en la que la contratación en origen ocupa un lugar destacado. Y es también en este contexto en el que se desata en algunos sectores laborales la preferencia por la inmigración procedente de los países de la Europa del Este.112 Esto nos obliga a indagar un poco más sobre la formación con la que vienen los inmigrantes rumanos que estamos recibiendo y su adaptación al sistema en febrero de 2002 (apartado 3.14 del Libro). En la nueva ley británica de inmigración de 2002 no se estableció limitación alguna (cupos) para la entrada de trabajadores de alta cualificación, y dichos trabajadores ni siquiera necesitan oferta de empleo previa para que se les conceda el permiso de trabajo (se trata de un permiso de entrada para búsqueda de empleo). El procedimiento consiste en que el aspirante presente sus cualificaciones y experiencia, si se le acepta se le da un permiso por un año para que busque trabajo y cuando lo encuentra se le da otro más largo que a los cuatro años se convierte en permanente. 111 Un sistema parecido al británico de captación de trabajadores cualificados se ha introducido también en Dinamarca, en Holanda y en Irlanda. En Holanda, el procedimiento acelerado de concesión del permiso se introdujo en 2001 sólo para los informáticos, mientras que en Irlanda se había introducido en 2000 para informáticos, profesionales de la construcción, ingenieros y personal sanitario. En Austria se produjo también un debate sobre inmigración en el que se manifestaron posturas favorables a una mayor apertura, como las propuestas del Ministerio del Interior, hechas públicas en abril de 2001, frente a otras, como las del FPÖ de Haider, mucho más restrictivas. Tras ese debate, el contingente que se estableció, en agosto de 2001, para el año 2002 se mantuvo la línea restrictiva de los años anteriores, pero además introdujo la exigencia de que los trabajadores que se admitan sean de alta cualificación, y ésta ha sido también la característica de los contingentes posteriores. En Francia la disposición oficial para aceptar trabajadores muy cualificados no es algo nuevo, pero se ha incrementado en los últimos años tras la introducción, en 1998, de un sistema ágil para la concesión del permiso de trabajo a estas personas. Por otra parte, son varios los países (Francia, Alemania, Noruega, el Reino Unido) que ya han regulado la posibilidad de que los estudiantes de terceros países se inserten en su mercado laboral al acabar los estudios, sin necesidad de tener que volver a su país de origen. 112 Un aspecto colateral que suele mencionarse cuando se analizan los niveles educativos de los migrantes es la preocupación de los países de origen por la pérdida de “cerebros”. Gächter (2002: 11), refiriéndose a la emigración búlgara dice que no hay razón para alarmarse por una situación problemática de pérdida de profesionales: “prácticamente la totalidad de la emigración producida en la segunda mitad de los noventa estaba formada por personas que no contaban con la educación terciaria [superior]”. Bulgaria es, por otra parte, uno de los países de la Europa del Este con mayor proporción de personas con educación superior (cercana al 20 %), por lo que la emigración de algunas de ellas no constituye una merma importante. Además, lo que se ha producido en los últimos años es una creciente captación de profesionales extranjeros que han migrado a Bulgaria, ya que el gobierno tiene una política selectiva en la concesión de los permisos de trabajo. Ese autor dice que más que pérdida de “cerebros” está habiendo ganancia. Y lo mismo señala al referirse a Polonia, afirmando que este país ha vivido en los últimos años “ganancia de cerebros”, por un proceso de inmigración en el que los permisos de residencia han sido dados preferentemente a personas con educación superior (Gächter, 2002: 20). Cabe suponer que la realidad rumana a este respecto no será muy 341 productivo catalán (o español). Al respecto de la formación de los rumanos, existe cierta coincidencia general en señalar que su nivel es alto (me refiero a los rumanos en general, no sólo a los migrantes). Así lo dicen los inmigrantes rumanos y sus empleadores a los que he entrevistado, y lo dicen los rumanos con los que hablé en Rumania. Ese nivel formativo procede de la etapa “socialista” en la que el nivel de exigencia era alto y la inserción educativa y universitaria también. Algunos sindicalistas rumanos me hablaron de cierta involución producida desde 1989,113 pero aún así se mantienen estándares bastante altos. Por lo que a esta investigación se refiere, interesa mucho hacer una distinción clara entre el nivel educativo (nivel de estudios) que tienen los rumanos y su experiencia profesional (la formación profesional que tienen quienes eran ya trabajadores antes de migrar y contaban con cierta especialización en actividades laborales concretas). Puede haber trabajos para los que se busque gente con cierto nivel de estudios y, en algunos casos, pueden resultar interesantes los jóvenes con cierto nivel educativo aunque no tengan experiencia laboral; pero lo que hasta el momento se ha manifestado más claramente es el interés de muchos empresarios por aquellos trabajadores que ya vienen con experiencia en ciertas especializaciones, sobre todo industriales. Haré primero unos comentarios sobre el nivel educativo de los jóvenes, antes de abordar el tema de la experiencia profesional. Lo generalizado es que los inmigrantes que recibimos tengan, al menos, el liceo (bachillerato) o la formación profesional. Según Aurel P. (empresario entrevistado en Rumania), el número de quienes eligen liceo es mayor que el de quienes eligen formación profesional, pero la proporción de estos últimos no es pequeña, y el nivel distante de la búlgara y la polaca. 113 La involución a la que se referían tiene que ver, según me dijeron, con la escasez del presupuesto. La información que me dio Sorin Stan, secretario general de la CNSLR-Fratia, es que el 95 % del presupuesto educativo se dedica a pagar los salarios de los enseñantes. Resaltó, por ejemplo, que había muy pocos ordenadores en las aulas. Esto ha venido acompañado de cierto proceso de privatización, concretamente de la enseñanza universitaria. En la enseñanza no universitaria no ha habido privatización, pero en la universitaria son privados aproximadamente el 50 % de los centros. En cualquier caso, lo que los sindicalistas sostienen es que la calidad de la enseñanza de los centros privados no es mayor que la de los públicos, y que en general se mantienen unos niveles educativos aceptables. 342 formativo con el que salen es alto.114 Entre los que acaban liceo y no continúan en la universidad hay muchos que hacen cursos formativos de tipo profesional: administrativos, informáticos, de comercio, turismo, etc. Es decir, pocos vienen sin al menos la enseñanza media concluida, pero a renglón seguido hay que añadir que no son muchos los que vienen con estudios universitarios. En esto coinciden todos los entrevistados. Por ejemplo, Cristina L. dice que el nivel educativo en Rumania es alto, pero los que han migrado a España no son los de mayor nivel. Aquí vienen muchos con liceo y otros con formación profesional (bien preparados para trabajos cualificados) pero pocos con estudios universitarios. Mirela B., mediadora intercultural en la Segarra, dice que el nivel de estudios de los inmigrantes rumanos no es muy alto, aunque el bachillerato o la formación profesional lo tienen casi todos. Francisco S. señala que pocos de los que han inmigrado a España tienen título universitario; él cree que los que emigran con título se van a EEUU, Canadá, etc. Diana D. afirma que, entre los hombres que han inmigrado a Cataluña, el porcentaje de los que tienen FP (formación profesional) es alto. Ella dice que en Rumania la FP es importante, está bien valorada, porque en las empresas no cogen a la gente sin el título de la especialidad para la que se ofrezca el trabajo. Los hombres vienen, muchos, con FP de albañiles, pintores, mecánicos, conductores, etc. En cambio, las mujeres vienen más con bachillerato (esta afirmación me la han hecho también otros entrevistados y ya la comenté antes). Pero coincide con los demás en que titulados universitarios (licenciados, ingenieros…) vienen muy pocos. Lo dicho hasta aquí sobre el nivel de estudios de los inmigrantes rumanos coincide, básicamente, con lo que nos aporta otra fuente estadística: el último 114 Las etapas escolares en Rumania son las siguientes: Escuela General (8 años): - De los seis a los 10 años: primaria. - De los 10 a los 14 años: secundaria. - Liceo (bachillerato): de 14 a 18 años (denominan bachillerato al examen final del liceo) - Formación Profesional: de 14 a 16 años (pasada la fp pueden iniciar liceo, pero la mayoría no lo hace) - Universidad: a partir de los 18 años. - 343 censo, realizado en 2001. En la tabla 29 se observa que el nivel de estudios de los rumanos que viven en Cataluña no es muy alto, pero lo interesante es compararlo con el nivel de otros colectivos. He incluido en esa tabla otros grupos, para hacer las correspondientes comparaciones, y puede verse que el nivel educativo de los rumanos está muy por encima del de los africanos, algo por encima del de los asiáticos, pero algo por debajo del de los sudamericanos. Dentro de la Europa del Este, los ucranianos y los rusos tienen un nivel educativo superior al de los rumanos. En conjunto, los de la Europa del Este tiene un nivel superior al de la totalidad de los extranjeros; como también es superior al de la totalidad de la población catalana.115 Tabla 29. Nivel de estudios, en porcentaje, de la población de más de 16 años en Cataluña Sin estudios Primer grado Segundo grado Tercer grado Población catalana 13,56 22,45 50,34 13,65 Total extranjeros 16,99 18,30 47,53 17,17 Unión Europea 3,91 9,52 51,41 35,15 Europa del Este 7,70 15,64 56,69 19,96 Rumania 10,43 18,83 60,37 10,39 Ucrania 6,87 14,66 55,39 23,09 Rusia 4,76 8,83 53,80 32,61 Africa 37,98 26,81 31,25 3,96 6,57 14,66 59,88 18,89 17,86 22,53 46,54 13,09 Sudamérica Asia Fuente. Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística, Censo 2001116 En la tabla 29 se observa que los rumanos tienen el porcentaje más alto en estudios de segundo grado, si bien en estudios universitarios su porcentaje es de los más bajos. Esto confirma que la mayoría viene con el bachillerato o la formación profesional, pero no con titulación universitaria. 115 Cuando se compara el nivel de estudios de la población inmigrada con el nivel de la población autóctona, no hay que perder de vista que la estructura de edades es diferente. Probablemente, si comparásemos el nivel de estudios de la población inmigrada entre los 16 y los 35 años, con el nivel de la población autóctona entre esas mismas edades, no resultaría mayor para la inmigrada. 344 Ahora bien, dentro de los estudios de segundo grado, interesa también saber la parte que corresponde a la formación profesional. Esto se ve en la tabla 30. Ahí se observa que tanto los rumanos como el resto de inmigrados de la Europa del Este, tienen estudios de formación profesional en un porcentaje más elevado que el resto de la inmigración, pero no mucho más elevado. Sólo el 12,58 % de los rumanos tiene formación profesional, un porcentaje que no parece responder a lo que se dice de ellos en algunos medios (aunque debe tenerse en cuenta que estos son datos del censo de 2001, y que después han venido muchos más rumanos de los que había antes, lo que podría haber supuesto cambios en esos porcentajes). Tabla 30. Porcentaje de población con estudios de formación profesional en Cataluña Con formación profesional (grado medio y superior) 11,36 Población catalana 8,25 Total extranjeros Unión Europea 12,48 Europa del Este 12,26 Rumania 12,58 Ucrania 12,38 Rusia 11,20 Africa 3,80 Sudamérica 9,92 Asia 6,47 Fuente. Elaboración propia a partir de datos del censo 2001 (INE)117 Dejo ya lo relativo al nivel educativo de los inmigrantes rumanos, para adentrarme en el otro aspecto que antes señalé como de mayor interés para las empresas catalanas: la experiencia laboral con la que vienen muchos de ellos en especialidades concretas, sobre todo en algunas de tipo industrial. El interés que hasta el momento se ha desatado en el sistema productivo catalán (y español) por los trabajadores del Este no es por lo titulados universitarios, sino por los especialistas de cualificación intermedia. 116 117 Ver: http://www.ine.es/ (última consulta: noviembre 2005) Ver: http://www.ine.es/ (última consulta: noviembre 2005) 345 En mis entrevistas con representantes de las organizaciones patronales catalanas, éstos mencionaban diversas especialidades para las que buscan personas de la Europa del Este. La representante de la CECOT, me habló de algunas especialidades del metal, como soldadores, caldereros, mecánicos ajustadores, matriceros y electricistas; otras de la construcción, como albañiles, ayudantes y encofradores; otras del sector de restauración, como cocineros, camareros y auxiliares de cocina; y otras en la madera, como ebanistas. Pero señaló que el metal es el sector que plantea mayor demanda. Estas son las especialidades que se piden a través del contingente, pero por el régimen general entran también muchos montadores y muchos chóferes. Pero cabe preguntarse por la proporción de rumanos que realmente están haciendo ese tipo de trabajos cualificados. Los rumanos que vienen por contratación en origen (para empresas que no sean agrarias) son, en su inmensa mayoría, trabajadores cualificados que vienen a ocupar puestos de trabajo también cualificados, porque, precisamente, la contratación en origen es eso lo que busca. Cuando la contratación en origen no está gestionada por las organizaciones patronales la explotación es mayor (como ya mostré), y es posible que esos trabajadores no tengan reconocida la categoría correspondiente al trabajo que desempeñan, pero no por ello deja de ser un trabajo cualificado. Este es el caso de muchas empresas de montaje que cuentan con montadores rumanos y no han hecho la contratación en origen a través de las organizaciones patronales. Pero, como ya he indicado, la contratación en origen es hoy una vía minoritaria que no puede compararse con la entrada irregular. Los inmigrantes en situación irregular no acceden a los trabajos cualificados, y su acceso posterior a estos trabajos se va produciendo, en general, cuando ya se han regularizado. La consecuencia es que la mayoría de los trabajadores rumanos que hay en Cataluña (como ocurre en España) no están haciendo trabajos cualificados. 346 La formación con la que vienen los rumanos, ¿es adecuada a las necesidades de las empresas? Una representante de PIMEC-SEFES118 dice, refiriéndose a los trabajadores del Este (no sólo a los rumanos), que su formación es buena para las necesidades que plantean muchas medianas empresas catalanas, especialmente en el sector metalúrgico. Otras representantes de la UPM119 que entrevisté tenían una opinión similar, y señalaron que el reclutamiento de especialistas que habían hecho en el Este daba buenos resultados. También compartía esa misma opinión la representante de la CECOT. Parece que la opinión que las empresas transmiten es que la formación de estos trabajadores es alta, y algo que también me dijeron es que a esos trabajadores se les van renovando los contratos. Otro aspecto que me señalaron las representantes de esas organizaciones patronales es que buena parte de los especialistas rumanos (así como otros del Este) contratados en origen han resultado ser personas mayores de 35 años. Lo cierto es que cuando se busca gente con experiencia laboral en determinadas especialidades, se ha de tener en cuenta que la industria rumana se ha reducido notablemente (ya comenté el proceso de cierre de muchas empresas rumanas producido en los noventa), lo que implica que muchos de los jóvenes que emigran o quieren emigrar ya no cuentan con la experiencia laboral con la que cuentan otros no tan jóvenes. Este interés de las empresas por especialistas del Este, ¿tiene perspectivas de crecimiento? Parece que hay una clara diferencia sobre la valoración que tiene la formación profesional en España y la que tiene en Rumania y los demás países del Este. Aquí cada vez son menos los jóvenes que quieren aprender un oficio. La representante de la CECOT me dice que cada año se abren cursos en el Vallès Occidental (Barcelona) de formación profesional, de acuerdo con las necesidades de especialistas que los gremios patronales van señalando (lo que quiere decir que encontrar trabajo después del curso está casi asegurado) y, sin embargo, los cursos no se completan. Y añade que la actitud de los 118 119 Organización patronal de la pequeña y mediana empresa de Cataluña. Unión Patronal Metalúrgica. 347 jóvenes hacia la formación profesional y el trabajo de especialista es bastante negativa. En cambio, esto no pasa, al menos de momento, en la Europa del Este. Allí hay, entre los jóvenes, mucho más interés por la formación profesional; ésta tiene mucho más prestigio que aquí. Ello puede significar que esos países sigan siendo, y lo sean cada vez más, cantera de especialistas para muchas empresas de aquí. Los que vayan viniendo en el futuro quizás tengan poca experiencia laboral (porque allí no habrán accedido a las empresas), pero aun así, es posible que sean del interés de nuestras empresas, al menos mientras no se corrijan los déficits que la formación profesional tiene en España. Trabajadoras del sexo. El trabajo sexual es una de las actividades laborales en las que se inserta un sector, aunque minoritario, de las rumanas inmigradas. Es, evidentemente, un sector peculiar, por la alegalidad y la estigmatización que lo envuelve, y requiere, por tanto, un análisis específico; aunque también aquí se han de abordar aspectos como el proceso migratorio, la forma de acceso al trabajo, las redes que lo facilitan, o las condiciones de trabajo; es decir, aspectos como los abordados para la inmigración que se dirige a otros sectores laborales. El análisis del proceso migratorio que siguen aquellas mujeres, cuya dedicación en el país de destino será el trabajo sexual, requiere someter a consideración el grado de autonomía que tienen en ese proceso; primero, porque tiende a darse por supuesto que no tienen ninguna; y, segundo, porque, aunque lo anterior no es cierto, lo que sí es cierto es que una parte de esas mujeres sufre situaciones de coerción y falta de autonomía. Efectivamente, uno de los estereotipos más extendidos es el de la total dependencia de las prostitutas inmigradas. Entre la población receptora existe la convicción de que todas esas mujeres son captadas por mafias en sus 348 lugares de origen y que vienen engañadas; que allí se les aseguró que venían para otro tipo de trabajo y que cuando han llegado aquí se han visto sorprendidas por la realidad, pero no han podido escapar de ella por estar sujetas a la dominación de la mafia. Estos estereotipos dominan también en los análisis oficiales y en otros muchos, y las estadísticas que se dan están impregnadas por ellos.120 En el capítulo tercero se dedicó un apartado a los aspectos relacionados con el tráfico y la trata de personas; se hizo hincapié en la necesidad de no confundir ambos conceptos y, sobre todo, de distinguirlos de la migración irregular (en la que a veces hay trata de personas, a veces tráfico, y la mayor parte de las veces ninguna de las dos cosas). Así, por lo que a la prostitución se refiere, hay que distinguir los casos en los que las mujeres vienen de forma autónoma para realizar trabajo sexual, lo que es migración laboral (aunque sea irregular), de los casos en los que son víctimas de engaño, coerción y explotación, lo que es trata de mujeres. Muchas serán, no obstante, situaciones intermedias, en las que la distinción entre inmigrar para hacer trabajo sexual por voluntad propia, o haber sido víctima de engaño o coerción, no será fácil de establecer. Pero tal distinción no sólo tropieza con el hecho de que haya muchas situaciones intermedias, tropieza principalmente con los conceptos estereotipados con los que son vistas todas las trabajadoras sexuales inmigradas. Estereotipos y estigmas que son los mismos que envuelven todo el trabajo sexual, pero que se acentúan cuando éste se realiza por inmigrantes. A ello se une la persecución policial que sufren las prostitutas inmigradas. Juliano muestra cómo el tratamiento de las trabajadoras sexuales ha empeorado en toda Europa a partir de que este trabajo lo han ocupado las inmigrantes: “En momentos en los que la mayoría de las personas dedicadas a esta actividad son inmigrantes extranjeras, los países con legislación más progresista, como es el caso de Holanda, las excluyen de la legalización, mientras que Italia y Francia reintroducen la clasificación del trabajo sexual en su conjunto como delito” (Juliano, 2004: 39). 120 En el capítulo tercero se comentó el hecho de que las estadísticas sobre tráfico de mujeres incluyen, a menudo, los datos sobre todas las trabajadoras sexuales inmigradas. 349 Así pues, indagar sobre el grado de autonomía de las trabajadoras del sexo rumanas no es un asunto fácil. Hay información que indica que una parte de ellas no tiene autonomía alguna, por tratarse de mujeres sometidas a prostitución forzada. La Organización Internacional de Migraciones (OIM) lleva tiempo combatiendo la trata de mujeres, y señala que los casos en los que han sido víctimas de trata y sometidas a prostitución forzada tienen casuísticas variadas. La OIM ha detectado tres formas principales de reclutamiento de estas mujeres (y niñas): la promesa de un trabajo bien pagado en el extranjero, la promesa de un matrimonio en un país occidental y el secuestro. Esta organización dice que mientras las rumanas, las moldavas y las ucranianas son las que sufren más casos de engaño, las albanesas son las que sufren más casos de secuestro (OIM, 2001). Sea como fuere, con engaño o con secuestro, esos son los casos de prostitución forzada. La Cruz Roja tiene en Barcelona (en el SAIER) un programa de atención a víctimas de explotación sexual. Las mujeres que llegan a ese servicio vienen enviadas por la policía, y han sido detectadas por ésta cuando ha realizado una actuación por haber recibido una denuncia o por el motivo que sea. En la Cruz Roja les proveen de atención médica y psicológica si la necesitan, y se les ofrece la posibilidad de volver a su país o de recibir ayuda para su inserción aquí. Las que llegan a la entidad no son muchas, en año y medio (hasta mediados de 2005) habían atendido a un total de 14 mujeres, pero de ellas 10 eran rumanas. Pero, como se va a ir mostrando, lo generalizado entre las trabajadoras del sexo rumanas no es la prostitución forzada. Lo generalizado es que hayan mantenido cierta capacidad de decisión cuando han optado por emigrar para hacer trabajo sexual; aunque ello no impide que muchas de ellas estén sufriendo coacción y explotación por parte de las personas que las animaron a dar ese paso, que las ayudaron a hacerlo y que después siguieron ejerciendo cierto control sobre ellas. 350 La antropóloga y miembro de LICIT121, Isabel Holgado, señala que las rumanas son precisamente uno de los colectivos entre los que se detectan mayores situaciones de coacción o explotación por parte de quienes les facilitan el viaje.122 Igualmente, Araya y Casino, como participantes en una investigación realizada en Barcelona por LICIT,123 concluyeron que las trabajadoras del sexo de la Europa del Este, junto con las subsaharianas, parecían estar más condicionadas por las deudas contraídas en los lugares de origen y por las redes de tráfico de personas, mientras que las magrebíes y las latinoamericanas disfrutaban de más autonomía. Señalaron, no obstante, que no había datos confrontados sobre redes de tráfico, y que en su investigación no se habían encontrado casos de dependencia de lo que suelen llamarse grupos organizados a escala internacional. Hay, por tanto, muchas situaciones de dependencia por coacción; pero, ¿de quién dependen las trabajadoras del sexo rumanas? En las entrevistas realizadas no he obtenido información alguna sobre dependencia de organizaciones importantes (crimen organizado); la información que aparece se refiere más bien a personas o familias (pequeñas redes) que ejercen cierto control y coacción sobre una o varias prostitutas. El proxeneta es a veces un amigo, a veces el novio, a veces una mujer más mayor, a veces una familia en la que cada miembro controla a una o varias prostitutas. Holgado señala que en muchos casos puede ser simplemente alguien que hizo un viaje a España, contactó con los clubes, y después volvió de Rumania acompañado por una o varias chicas. Otra informante, encargada de un hotel de la calle Sant Ramon de Barcelona, dice que hay chicas completamente autónomas, pero muchas tienen su chulo, aunque en algunos casos la proxeneta es una mujer que controla a varias de ellas. 121 Línea de Investigación y Cooperación con Inmigrantes Trabajadoras sexuales. Grupo multidisciplinar de la Universidad de Barcelona coordinado por Dolores Juliano. http://www.cles.formazione80.it/esp/licit.htm (última consulta: noviembre 2005) 122 Comunicación personal. 123 Proyecto Daphne, Comisión Europea. 2002-2004. Investigación: "Análisis de las violencias contra las mujeres migrantes en contexto de migraciones y tráfico en Europa". Coordinación general: Cabiria (Francia). Entidades participantes: MAIZ (Austria), Grisélidis (Suiza, Francia), Comitato per i Diritti Civilli delle prostitute (Italia), LICIT (España). 351 Una trabajadora sexual española (y activista de LICIT) entrevistada, dice que, aunque entre las rumanas que están haciendo trabajo sexual en Barcelona son pocas las que vinieron engañadas o forzadas a ello, sí se dan muchas situaciones de coacción. Aquellas chicas que se han puesto en manos de ciertos individuos o redes para emigrar han adquirido una deuda y una dependencia importante, y aquí serán controladas por quienes las han traído. Ella ha observado que llegan grupos de rumanas en los que hay algunas encargadas de controlar a las demás. Éstas son, dice ella, algo así como “las novias” de los proxenetas. Señala que cuando se habla de redes habría que distinguir entre dos tipos: la que puede calificarse enteramente de mafiosa y que esclaviza a las mujeres anulando por completo su libertad, y la que funciona sobre la base del acuerdo con las mujeres. Y afirma que este segundo tipo es el más extendido. En este caso, las mujeres han hecho la opción de ponerse en manos de la red o de un individuo concreto, pero han contraído una deuda que las someterá a ciertas formas de coerción. Quienes las han traído se aseguran que las trabajadoras paguen la deuda que han contraído con ellos, y una práctica muy habitual es quitarles el pasaporte. También les infringen amenazas, entre las que destacan las referidas a la familia de ellas que queda en Rumania (que dirán a su familia que está de prostituta, etc.). La información que recibí en Rumania era bastante coincidente con lo señalado hasta aquí. Preguntando sobre la mayor o menor autonomía que estas mujeres, mis informantes afirmaron que la mayoría hizo allí la opción de emigrar a España para trabajar en el sexo. La opinión de mis informantes puede describirse así: “la mayoría de las chicas saben a lo que van y emigran por decisión propia, pero siempre tienen algún contacto o algún apoyo”. Allí pude deducir que aunque una mujer opte libremente, y sin que medie engaño alguno, por emigrar para hacer trabajo sexual, dado lo estigmatizado que está este trabajo, la alegalidad que lo envuelve y la carencia de derechos de las trabajadoras del sexo, puede quedar finalmente en manos de gente que la extorsionará. La información que se me dio en Rumania es que existen redes organizadas dedicadas a canalizar a las chicas hacia los países de destino. En 352 la mayor parte de los casos se trata de pequeñas redes, pero en las ciudades grandes como Bucarest las chicas de cualquier barrio saben (o lo pueden averiguar fácilmente) con quien tienen que hablar si deciden emigrar para hacer trabajo sexual. Aunque en Rumania dicen que estas chicas “saben a lo que van”, también hablan de situaciones intermedias en las que las chicas probablemente tienen cierta idea de que van a acabar haciendo trabajo sexual, pero ello no aparece en el trato que hacen con los intermediarios. Un ejemplo de esto son los anuncios en prensa. En el capítulo quinto ya comenté que en la selección de anuncios que Octaviam M. hizo a petición mía, aparecían bastantes para la captación de chicas que utilizaban eufemismos como “damas de compañía” y otros. No obstante, la antropóloga Holgado señala que, en general, el engaño no está en el trabajo que se va a hacer, sino en las condiciones del mismo. Lo que la mayor parte de las trabajadoras del sexo no saben son las deplorables condiciones en las que muchas de ellas van a tener que trabajar, condiciones que no vienen sólo de la dependencia de los proxenetas, sino también del encriptamiento al que la sociedad somete al trabajo sexual. La Organización Mundial de la Salud señala una serie de factores que comportan coerción para muchas de las mujeres que hacen trabajo sexual en los países occidentales: muchas residen ilegalmente, lo que las hace sentirse en manos de sus empleadores; están en un sector informal de actividad, lo que las hace sentirse inseguras y sin derechos; se mueven o son movidas de una ciudad a otra, lo que les impide conectar con el entorno social; si son menores, tienen miedo de que se descubra su edad, lo que las hace desarrollar complicidad con sus empleadores; pueden tener fuertes deudas con sus captores o empleadores, lo que constituye una potente dependencia de la que no se ven capaces de escapar; etc. (Zimmerman, 2003-a). En consecuencia, situaciones de dependencia que al inicio del proceso migratorio podrían no ser muy acusadas, lo pueden acabar siendo por causa de las condiciones a las que está sometido este sector. 353 Hay también muchos casos en los que no hay dependencia, es decir, en los que las trabajadoras del sexo rumanas tienen plena autonomía (o al menos la autonomía que tienen los trabajadores de cualquier otro sector). En unos casos hicieron la migración ya con esa autonomía, y en otros la adquirieron cuando se desembarazaron aquí de sus proxenetas. Así lo afirma Irene S., una trabajadora del sexo procedente de Constanta (Este de Rumania), que aquí sólo cuenta con la ayuda de una hermana y una prima. Dice que conoce a varias que están como ella, aunque son más las que dependen de algún o alguna proxeneta. También la mencionada trabajadora sexual española y activista de LICIT afirma que las situaciones de coerción de las trabajadoras del sexo inmigradas van disminuyendo cuanto mayor es el tiempo que llevan aquí. Dice que buena parte de las chicas rumanas traídas por redes se acaban desembarazando de sus proxenetas. Según ella, eso lo hacen cuando van perdiendo el miedo porque se van relacionando con la sociedad receptora. Algunas incluso llegan a denunciarlos, especialmente cuando se sienten apoyadas por entidades como LICIT, Ambit Dona,124 etc. También afirma que cada vez es mayor el número de las que vienen por su cuenta. ¿Cómo es el proceso migratorio de las que vienen por su cuenta? Se dan dos situaciones principalmente; la primera es la de aquellas que ya estuvieron aquí (quizás traídas por una red o por alguien en la primera ocasión), se volvieron a Rumania y decidieron después regresar a España para seguir haciendo trabajo sexual. Y la segunda es la de aquellas que vienen porque tienen a una amiga que ya está aquí. De todas formas, según mi informante, venir ayudada por una amiga no quiere decir que no se vaya a sufrir cierto grado de extorsión; ella dice que son muchas las que así vienen y luego son extorsionadas por esa “amiga”, cuando las provee, a precios abusivos, de ropa, alojamiento, etc. 124 Ambit Dona: http://www.cles.formazione80.it/esp/ambit_dona.htm (última consulta: noviembre 2005) 354 Algo bastante generalizado, según la antropóloga Holgado, es depender de alguien de quien no sería muy difícil desvincularse, pero no se hace por el conjunto de factores que acompañan a las trabajadoras del sexo rumanas. En primer lugar los conceptos de rol entre hombre y mujer que manejan muchas de esas chicas, que les impide identificar la explotación y la violencia; en segundo lugar las condiciones de alegalidad en las que se ven obligadas a realizar el trabajo, la fuerte persecución policial que sufren y el desamparo que sienten, que les hace recurrir a la protección del proxeneta; y en tercer lugar su extrema juventud (buena parte de ellas no pasan de los 20 años), que acentúa los factores anteriores. Esto coincide con las características de estas trabajadoras vistas ya desde su lugar de partida. Un estudio hecho en 2003 para la OIM (Lazaroiu y Alexandru, 2003), identifica a las jóvenes rumanas que acaban haciendo trabajo sexual en la Europa Occidental como personas con un fuerte deseo de emigrar, de salir de su país para encontrar trabajos mejor pagados en el extranjero; chicas a las que no importa demasiado perder temporalmente el vínculo con sus padres y a las que tampoco les preocupa excesivamente romper las normas legales para emigrar. El prototipo es una chica de 15 a 25 años, que vive en cualquier parte de Rumania, pero sobre todo en ciudades de tamaño intermedio, cuyo nivel familiar de ingresos no es de los más bajos, que vive en contextos familiares o sociales con fuerte “cultura migratoria”, que ha dejado ya los estudios, que vive con sus padres pero con ganas de independizarse, que está dispuesta a asumir ciertos riesgos y que tiene cierta confianza en salir adelante por sí misma. Estas características las tiene, según el estudio, como mínimo un 10 % de las chicas rumanas entre las edades señaladas, y muchas más en las regiones de Transilvania y Moldavia.125 En Moldavia porque es una de las regiones más pobres de Rumania, y en Transilvania porque están establecidas importantes redes migratorias. Pero el estudio añade algo que parece relevante: esas chicas saben que sus posibilidades de trabajo en Rumania son inferiores a las 125 Aquí se hace referencia a la región rumana de Moldavia, no a la República de Moldavia. 355 de los chicos, y saben también que lo mismo ocurre en el extranjero. Esto puede ser un aspecto importante, porque indica que saben que sus posibilidades de trabajo en el extranjero están limitadas, y no ignoran que la prostitución es la más accesible. La presencia de rumanas haciendo trabajo sexual en Cataluña ha crecido como lo ha hecho el resto de la inmigración rumana. Según las activistas de LICIT, éste ha sido el grupo de mayor crecimiento en los últimos años. Uno de sus rasgos es el de estar repartidas por toda Cataluña, algo que coincide plenamente con lo observado para el conjunto de la inmigración rumana. Sus lugares de trabajo son también variados, la contratación de sus servicios la hacen tanto en los clubes como en las calles. En la ciudad de Barcelona, las que hacen la contratación en la calle, se ubican en espacios como la calle Sant Ramon del barrio del Raval, la ronda de Sant Antoni y otros. La evolución vivida por la prostitución de la calle Sant Ramon es representativa del proceso de los últimos años. La mencionada dueña de un hotel de esta calle señala que ésta era ya una importante zona de trabajo sexual cuando las trabajadoras eran españolas; en los años noventa, las magrebíes y las latinoamericanas se hicieron mayoritarias; y ya a partir de 2002 fue creciendo la presencia de rumanas. Ahora la gran mayoría de las trabajadoras del sexo de esta zona son rumanas. Una característica importante de este colectivo es su carácter fluctuante. Una parte de las trabajadoras del sexo rumanas llevan aquí cierto tiempo (con residencia legal o en situación irregular), pero son muchas las que vienen por períodos menores de tres meses. Ya se apuntó más atrás que hay rumanos que desarrollan esta migración circular, haciendo trabajos por menos de tres meses, volviendo a Rumania, y saliendo de nuevo después para otro período similar. Ello se hace para evitar estar en situación irregular, es decir, se mantienen estancias que se consideran de turismo, de forma que cuando se vuelve a entrar en Rumania se evita la prohibición de nueva salida que puede ser puesta en el pasaporte. Pues bien, si hay un sector en el que es más importante este tipo de pauta migratoria es el de las trabajadoras del sexo. 356 No obstante, parece que algunas migran con la intención de hacer así las cosas y luego no pueden. Este es el caso de Irene S., que, en agosto de 2005, llevaba ya más de un año en Barcelona (en situación irregular). Tiene una hija enferma en su país, para la que envía dinero mensualmente (unos 300 euros), y en su momento tuvo que optar entre hacer el viaje a Rumania o enviar el dinero para la hija, lo que le llevó a sobrepasar aquí el período de los tres meses. Ahora ya no se atreve a volver a Rumania por miedo a que le pongan en el pasaporte el sello de prohibición de salida, y no sabe cuando podrá volver a ver a su hija. Ella dice que situaciones parecidas las han pasado otras, pero que lo más común es que vayan y vuelvan sin sobrepasar aquí los tres meses. La legalidad de la estancia en Cataluña de la mayor parte de las trabajadoras del sexo rumanas viene determinada, en primer lugar, por lo señalado acerca de las estancias de “turismo”, y, en segundo lugar, por el escaso nivel de regularización de las que ya se han instalado aquí. En el proceso de regularización de 2005 las trabajadoras del sexo rumanas apenas pudieron optar a la regularización, ni siquiera las que estaban empadronadas antes de agosto de 2004. La única vía que tenían era aparecer como trabajadoras del servicio doméstico, pero, para ello, necesitaban contar con personas que les hiciesen la solicitud. La antropóloga Holgado señala que la escasa conexión de estas mujeres con la población autóctona ha llevado a que sean pocas las que hayan logrado que otras personas les hiciesen el favor de presentar la solicitud por servicio doméstico (la conexión que tienen con los clientes no es suficiente para esto). 357 CAPÍTULO 8. INTEGRACIÓN SOCIAL Introducción. Marco de integración que ofrece la sociedad receptora. El proyecto de retorno al país de origen, tan presente en los primeros momentos del proceso migratorio de casi todos los migrantes, va perdiendo, como ya mostré, fuerza con el paso del tiempo. En el caso de los rumanos, es posible que dentro de unos años se produzca un retorno significativo, pero eso sólo afectará a una parte de ellos, mientras que otra buena parte se verá instalada de forma permanente en esta sociedad. Pero, sean cuales sean las proporciones finales de retorno, lo cierto es que, según la información obtenida en esta investigación, los rumanos no están pensando ahora en una vuelta inmediata, y tratan de insertarse en esta sociedad mejorando su capacidad de competencia, su conocimiento del entorno, sus condiciones de vivienda, etc. La perspectiva de la integración es algo de lo que hablan con cierta normalidad. También la sociedad receptora tiene cada vez más asumido, de buena o mala gana, que el destino de los inmigrantes no es el de volverse a su país tras un breve período de trabajo en esta sociedad, y se habla cada vez con mayor resonancia de la integración como proyecto de futuro. En el capítulo dedicado al marco teórico se señaló que las políticas y planes sobre integración han ido creciendo en toda Europa, pero especialmente en 2004 cobraron un impulso considerable. Aunque también se apuntó que este impulso político todavía no se ha traducido en una dedicación de recursos a este tema acorde con las necesidades que plantea. 359 En el marco español sucede algo parecido. A finales de 2005 estaba en preparación el plan estatal sobre integración, pero aún no se había concluido. La novedad de ese año, respecto a los anteriores, fue una partida presupuestaria que el Estado dedicó (por primera vez) a apoyar las políticas de integración de las Comunidades Autónomas. Así las cosas, y por lo que a esta investigación concluida en 2005 se refiere, cabe decir que la integración que se haya podido producir con los inmigrantes en general y los rumanos en particular, no ha contado con grandes apoyos de programas estatales. El impulso que previsiblemente se dará a las políticas de integración es algo que tendrá resultados dentro de unos años, pero, por el momento, se puede decir que el marco europeo y el estatal no han aportado gran cosa a los procesos de integración. Veamos qué ofrece el marco autonómico y el local. En Cataluña es, precisamente en 2005, cuando se concluye la elaboración del plan 2005-2008 de la Generalitat de Catalunya: Pla de Ciutadania i Immigració. Hasta este momento la nota dominante había sido la escasez de políticas y programas para la integración de los inmigrantes, a pesar de que Cataluña fue la comunidad autónoma que hizo el primer plan interdepartamental de inmigración, ya en 1993. El plan de la Generalitat, vigente en los años anteriores, había sido el definido para el período 2001-2004. Se trató de un plan en el que se enunciaban 133 programas de actuación descritos de forma sucesiva, sin establecer relaciones entre ellos, sin señalar la distinta importancia de los mismos, sin definir extensión de cada uno, sin definir las prioridades del plan, ni establecer territorialización ni temporalización de las acciones. Lo que se explicaba era, en muchos casos, las actuaciones que ya se estaban desarrollando, y en otros, intenciones de futuro poco precisas. El plan, por otra parte, carecía de presupuesto, lo que comportaba que resultase aún más difícil saber las dimensiones que habían de tener las actuaciones, y más difícil aún evaluar sus resultados. No obstante, la Generalitat había venido desarrollando ciertas actuaciones que se inscriben en la perspectiva de favorecer la integración de la población inmigrada. Una de las más destacadas han sido los planes comarcales. A 360 través de ellos se han ejecutado algunos aspectos que aparecían en el plan aunque de forma indefinida. Sus actuaciones se han centrado en la mediación intercultural (17 mediadores contratados), la formación de los profesionales que se relacionan con la inmigración (108 cursos), la sensibilización de la población, la promoción de la participación de los inmigrantes y la puesta en marcha de algunas actuaciones de acogida para los recién llegados (entre las que destaca la promoción del empadronamiento, la mediación y los servicios de traducción). Uno de los 26 planes comarcales puestos en marcha por la Generalitat es el desarrollado en El Montsià, la comarca más meridional de Cataluña. Y, dado que ésta es una comarca en la que la inmigración rumana es importante, como mostré en capítulo segundo, y que he elegido para realizar parte del trabajo de campo de esta investigación, me detendré brevemente sobre las características de ese plan. El plan comarcal de El Montsià, se redefinió en 2005, de acuerdo con el nuevo marco que ofrecía el nuevo Pla de Ciutadania i Immigració de la Generalitat. Pero, hasta ese momento, se habían desarrollado un conjunto de actuaciones, entre las que cabe destacar las siguientes. En enseñanza se había dado un servicio de traducción en diferentes idiomas para facilitar la escolarización. En vivienda se había hecho distribución de unos dípticos en diferentes lenguas para informar sobre derechos y condiciones en el alquiler. En formación es donde se habían producido más actuaciones (cursos sobre inmigración para responsables políticos y técnicos, curso para la obtención del carné de conducir para inmigrantes, curso de formación de mediadores interculturales, varias jornadas sobre extranjería, etc.). En materia de sensibilización a la población autóctona se habían hecho algunas actuaciones ante los medios de comunicación, así como unos talleres de encuentro entre padres y madres (autóctonos e inmigrados) de los colegios, y unos talleres interculturales. En primera acogida de inmigrantes, se había distribuido una guía de recursos municipales y había un servicio de traducción. 361 Además del plan comarcal de inmigración, en El Montsià hay otros marcos institucionales de actuación. El Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita tiene un plan local y cuenta con una técnica municipal encargada del desarrollo del plan. En Ulldecona hay una concejalía específica de inmigración. Sobre políticas locales haré mención a dos municipios, el de Barcelona y el de Castelldefels, también elegidos para el trabajo de campo de esta investigación. Barcelona es un municipio con plan local de inmigración. El plan de Barcelona, denominado Pla Municipal d’Immigració, se pone en marcha en 2003 y viene acompañado de la creación de una Concejalía Delegada para su aplicación. Lo realizado desde el Ayuntamiento, sin embargo, ha sido escaso y ha tenido poco que ver con el plan. Su principal actividad había sido iniciada mucho antes de que tal plan fuese aprobado, y ha sido el mantenimiento de un centro desde el que se atiende a la inmigración en distintos aspectos. Se trata del Servicio de Atención a Inmigrantes Extranjeros y Refugiados (SAIER) creado en 1990 y que actualmente cuenta con la participación de ACSAR, CCOO, UGT, Cruz Roja y el Colegio de Abogados de Barcelona. Además del SAIER, en Barcelona existen otros servicios relacionados con la inmigración, como los servicios lingüísticos y de traducción, o los de menores no acompañados. Pero para la acogida de los inmigrantes y su integración con la sociedad receptora, tiene también gran importancia lo que hacen las entidades sociales, y parte de la actuación del Ayuntamiento se centra en el apoyo que brinda a esas entidades. Son muy activas entidades como Nou Barris Acull, Nous Veïns i Veïnes, Apropemnos, Tot Raval, etc. El Ayuntamiento tiene, además, un convenio con Cáritas en esta materia. Lo anterior tiene que ver con servicios o actuaciones específicas para las personas inmigradas, pero también es importante la atención que desde los servicios normalizados se da a estas personas. Las OAC (Oficinas de Atención al Ciudadano), de las que hay una por distrito en Barcelona, atienden para trámites que tanto pueden necesitar los inmigrantes como cualquier otra persona, y de ellos hay algunos que son bastante demandados por los inmigrantes, como el certificado de empadronamiento o el informe sobre la 362 vivienda (para la reagrupación familiar). También los Centros de servicios sociales están atendiendo a una proporción de inmigrantes cada vez mayor. En Barcelona hay 33 centros, en los que se da información, se tramitan ayudas para vivienda, becas de comedor para las escuelas, ayudas para menores, etc. Por tanto, el planteamiento de primera acogida que hay en Barcelona es que a los recién llegados con problemas muy específicos se los atienda en el SAIER (un servicio específico para inmigrantes), y a los demás, cuando requieran atención o ayudas sociales, se los atienda en la red normalizada de Centros de Servicios Sociales. Para que estos Centros puedan hacer su labor con los inmigrantes en condiciones similares a la que hacen con el resto de la población se ha creado un servicio de traducción y otro de mediación (éste concertado con Desenvolupament Comunitari), y, según me informó la responsable municipal, se tiene intención de seguir creando ese tipo de servicios de apoyo a la red normalizada. En el caso de Castelldefels, no hay un plan municipal definido en relación con la acogida e integración de la población inmigrada. Hay dos servicios que dan dos entidades distintas y que están financiados por el Ayuntamiento: el CITE (Centro de Información para Trabajadores Extranjeros), dedicado a la tramitación de los permisos y otros asuntos legales relacionados con la extranjería, y el POI (Programa Operativo para Inmigrantes), dedicado a la orientación e inserción laboral. El primero está concertado con Comisiones Obreras y el segundo con Cruz Roja. Los servicios ordinarios del Ayuntamiento de Castelldefels hacen algunas actividades en relación con el hecho de la inmigración. Por ejemplo, desde los Servicios de Promoción Económica se hacen cursos de catalán y castellano para inmigrantes. Pero no son muchos los recursos ni los medios que se dedican a este hecho. No hay, por ejemplo, ningún servicio de mediación, ni de traducción, ni hay actuaciones específicas para facilitar el acceso no discriminatorio de los inmigrantes a la vivienda, etc. No es uno de los Ayuntamientos que más recursos y acción política dedica a la inmigración, 363 aunque tiene constituida una Comisión de Inmigración compuesta por responsables de varios departamentos. Los apartados que vienen a continuación responden, principalmente, al trabajo de campo realizado en los municipios de Barcelona y Castelldefels, y en la comarca de El Montsià. Como señalé en la introducción metodológica, se han realizado entrevistas cualitativas, tanto a rumanos, como a responsables institucionales de los tres ámbitos territoriales. La información se completa con las entrevistas realizadas a otras personas que no pertenecen a esos lugares. Proceso de acomodación. El proceso de acomodación incluye, desde sus inicios, un conjunto de aspectos que transcurren en paralelo, aunque para cada persona concreta se vayan resolviendo unos antes que otros. Encontrar un alojamiento y encontrar trabajo son los que comportan las prioridades más inmediatas, pero es también muy importante empadronarse, obtener la tarjeta sanitaria (algo que ha de hacerse después del empadronamiento), encontrar centro escolar para los hijos cuando los hay, empezar a aprender el idioma (o uno de los idiomas) de la sociedad receptora, etc. Y, por supuesto, para quienes han inmigrado de forma irregular (la gran mayoría), es importante aprovechar las posibilidades de regularización que existan. He dejado para el siguiente apartado aquellos aspectos de la acomodación que comportan una relación más directa con los servicios públicos, como son la escolarización de los hijos, la atención sanitaria, el acceso a los servicios sociales y la utilización de los servicios de empleo; aspectos que, por otra parte, no se relacionan sólo con la primera etapa de acomodación sino también con todo el proceso de integración. Tanto en la primera fase de la acomodación como en todo el proceso posterior, encontrar trabajo, y que éste se dé en las mejores condiciones, es un tema clave, pero como a ello he dedicado todo el 364 capítulo anterior, aquí no lo abordaré más que en lo que tiene que ver con la utilización de los servicios de empleo. En otros apartados voy a tratar aspectos como son la inserción en el tejido social, el tema religioso, etc., que tienen que ver con todo el proceso de integración, aunque también pueden ser importantes desde la primera fase de acomodación. Quiero con esto dejar claro que este apartado titulado “los primeros pasos de acomodación” sólo abordo una parte de lo que pueden ser esos primeros pasos. Empadronamiento. Comenzaré hablando del empadronamiento, sin que ello signifique que tal cosa es la primera preocupación del inmigrante al llegar (bien al contrario, las primeras preocupaciones son el alojamiento y el trabajo). Pero conviene situarlo en la primera parte del análisis porque, para los inmigrantes que se encuentran en situación irregular, el empadronamiento es la puerta de acceso a algunos servicios muy importantes, como la atención sanitaria o la escolarización de los niños. En el capítulo anterior, cuando hablé de la regularización, ya señalé que a principios de 2005 había bastantes rumanos que no estaban empadronados o no lo habían hecho a tiempo para la regularización. Aquí quiero analizar el empadronamiento por lo que tiene de indicativo de la relación entre los inmigrantes rumanos y la sociedad receptora. Al indagar sobre las razones por las que muchos rumanos no se habían empadronado en los primeros momentos de su establecimiento en Cataluña, aparecen motivos como el desconocimiento de que pueden hacerlo aún estando en situación irregular, es decir, nadie les informó al respecto; en otros casos lo que aparece es el miedo, y en otros es que el inquilino de la vivienda en la que se encuentran no se lo facilita. Mencionaré algunos ejemplos de ello entre los rumanos que viven en Barcelona. Daniel P. llegó a Barcelona en septiembre de 2002 y no se 365 empadronó hasta agosto de 2004. Es decir, estuvo casi dos años sin empadronarse. En el año 2003 vinieron su mujer y su cuñado, los cuales tampoco se empadronaron hasta la misma fecha en la que lo hizo él. Inicialmente ninguno de los tres pudo beneficiarse de la regularización por haberse empadronado unos días después del siete a agosto establecido en los requisitos de la misma, aunque finalmente se beneficiaron del cambio hecho a última hora, cuando el Ministerio de Trabajo ofreció la posibilidad del empadronamiento “por omisión”. ¿Por qué no se habían empadronado antes? Daniel dice que los pocos que le hablaron del empadronamiento fue para desaconsejárselo, con el argumento de que era mejor que la policía no supiese dónde estaba. Él, su mujer y su cuñado han estado trabajando todo ese tiempo y se han relacionado sobre todo con españoles (muy poco con otros rumanos) que fueron quienes les aconsejaban no empadronarse. Daniel dice que en los últimos meses (yo lo entrevisté en marzo de 2005) había sabido de la existencia de muchos rumanos que han estado, como él, mucho tiempo sin empadronarse. Daniel D. (otro), el agente de Money Gram en Barcelona, que está aquí desde 2001 y sí estaba empadronado, pudo beneficiarse del proceso de regularización, pero me comenta a este respecto el caso de su novia, que no pudo beneficiarse del mismo. Ella vino en abril de 2004 y no se empadronó hasta noviembre, cuando ya se supo que estar empadronado serviría para obtener los papeles, aunque lo hizo demasiado tarde para cumplir el requisito. En este caso sabían perfectamente, desde el momento en el que ella llegó a Cataluña, que empadronarse era conveniente para obtener la tarjeta sanitaria; entonces, ¿por qué no se empadronó? La respuesta que Daniel da a esta pregunta pone en evidencia otra de las casuísticas que se han producido en torno a este asunto: no lo hizo por miedo a que la policía dispusiese de los datos de su domicilio. Ya estaba vigente la cuarta ley de extranjería que hemos tenido en España, la ley 14/2003, en la que se introdujo la posibilidad de que la policía hiciese uso de los datos del padrón, y Daniel dice que esto se comentaba entre los rumanos. 366 Costel C. también está aquí desde 2003 y se empadronó en septiembre de 2004, y también señala que conoce a otros rumanos en situación muy parecida. Él tiene familiares que sí se habían empadronado antes, como su hermana Daniela y su Cuñado Cornel, pero lo habían hecho porque tenían niños pequeños y necesitaban la tarjeta sanitaria. Así, el caso de Costel es el de alguien que sabía que se podía empadronar pero no lo hacía porque no daba importancia al asunto (“ya lo haré el día que necesite la tarjeta sanitaria”). Él y otros muchos comenzaron a ver su importancia cuando se empezó a hablar de que el empadronamiento sería requisito necesario para la regularización. Marcela C., la presidenta de la asociación de rumanos ASOCROM, dice que la información que reciben los rumanos sobre éste y otros asuntos es escasa. En la asociación sí se les ha dicho que les convenía empadronarse, pero por la asociación sólo pasa una minoría. En la misa de los domingos, según cree ella, nunca se ha dicho, porque la opción del párroco ortodoxo es la de centrarse en los asuntos espirituales; además, a la misa dominical también es una minoría la que acude. En el SAIER se dice, pero ahí van pocos rumanos, porque, según los entrevistados, los organismos oficiales les generan cierta desconfianza. Para informaciones como esa dependen mucho del boca a boca entre sus allegados. También he encontrado falta de información entre ucranianos y rusos que viven en Barcelona. Dana B. vivió seis años en Barcelona sin estar empadronada. No se enteró de que podía hacerlo hasta enero de 2003 y entonces se empadronó. Entre tanto estuvo pagando a una mutua para tener asistencia sanitaria. En su caso, también se relacionaba mucho con españoles, lo que para ella explica que no se hubiese enterado de que debía empadronarse. Supone que la gente que se relaciona más con compatriotas recibe antes la información de la posibilidad y conveniencia de empadronarse. Pero Dana cree que incluso entre los ucranianos y los rusos que se relacionan más entre sí hay muchos a los que no les llega esta información, y que antes de la regularización de 2005 muchos ni sabían lo del empadronamiento, ni que podían con ello tener acceso completo a la sanidad. 367 Natalia D., que como he comentado más atrás vino en 1999 a trabajar en una casa de rusos ricos en la zona alta de Barcelona, estuvo dos años sin empadronarse y sin tarjeta sanitaria. Nadie le informó de que podía tener esas cosas. En el caso de esas mujeres rusas que vienen a trabajar a casas de rusos la conexión con la sociedad receptora es mínima. Sus patronos, según Natalia, hacen lo posible para que no se relacionen, no quieren que se empadronen, ni que aprendan castellano (o catalán). A la vista de esta información, y dado que lo que trato de explicar es cómo se produce el proceso de integración y qué hacen las instituciones públicas para favorecerlo, la pregunta que surge es: ¿qué actuaciones se desarrollan desde las instituciones para que a los inmigrantes les llegue la información de su incumbencia, como es la conveniencia del empadronamiento? ¿Qué se hace a este respecto desde el Ayuntamiento de Barcelona? La información que me ha facilitado el responsable del Gabinete Técnico de Inmigración apunta a que este Ayuntamiento tiene una posición activa a favor del empadronamiento: distribuye una guía en diversos idiomas, en la que se explica la conveniencia de empadronarse, e informa de ello a través del SAIER y otros servicios. El problema es que esta información sólo llega cuando se tiene algún contacto con los servicios municipales, y son muchos los inmigrantes rumanos que tardan bastante tiempo en tener ese contacto. La responsable de uno de los centros de servicios sociales de Nou Barris dice que cuando algún rumano (como cualquier otro inmigrante) se acerca a los servicios sociales demandando algún tipo de ayuda, lo primero que se comprueba es si está empadronado, ya que ello es requisito para recibir ayudas, y, por tanto, si no lo está se le informa de cómo hacerlo. Aquí hay, por tanto, una labor informativa sobre este aspecto, pero sólo se realiza si antes el inmigrante ha tomado la iniciativa de acudir a los servicios sociales. En Castelldefels hay también rumanos que llevaban tiempo en el municipio y no se habían empadronado. Ioan C., pastor evangelista que lleva cinco años 368 viviendo en Catelldefels y, por tanto, es de los primeros rumanos que se asentaron en este municipio, dice que el empadronamiento de un recién llegado depende de que los que lo han acogido le informen, y no siempre lo hacen. Hay familias que tienen habitaciones subarrendadas a otros rumanos y prefieren que no se empadronen en su vivienda. El empadronamiento de los inmigrantes en Castelldefels no ha motivado ninguna campaña o promoción activa por parte del Ayuntamiento. Lo que sí se ha hecho, según el técnico de inmigración de este Ayuntamiento, es facilitarlo a quienes lo solicitaban: desde la Oficina de Atención al Ciudadano se ha informado y se ha facilitado el empadronamiento. En la comarca de El Montsià, las personas que he entrevistado creen que la mayoría de los rumanos están empadronados, pero también dicen que hay una buena parte que no lo está. Marienela S., responsable de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, cree que hay bastantes que no se habían empadronado por miedo a que la policía dispusiese de su domicilio. Con ella coincide la responsable de inmigración en el Ayuntamiento de Sant Carles, señalando que la ley 14/2003 hizo bastante daño en este aspecto. Pero en las entrevistas han aparecido también otros motivos: el Ayuntamiento de Amposta ha estado poniendo pegas al empadronamiento de los inmigrantes; cuando el inmigrante se empadronaba y pedía el certificado (para solicitar la tarjeta sanitaria o escolarizar a los niños) no se lo daban de inmediato y podían tardar hasta seis meses en dárselo. Quien me informó de esto está en una institución y afirma que la orden de hacer así las cosas venía de los responsables políticos.126 126 También me pasó copia de una carta en la que se daba cuenta que cómo una funcionaria del Ayuntamiento de Amposta se había negado, en junio de 2004, a empadronar a cuatro personas, un matrimonio y dos niños, porque el domicilio en el que estaban constaba con otras seis personas ya empadronadas. Tras otras gestiones, el Ayuntamiento aceptó empadronar a los menores para que pudiesen escolarizarse, pero no así al matrimonio. Como realmente vivían en esa casa, no tenían opción para empadronarse en otro sitio, hasta que unos amigos de Tortosa les “prestaron” su domicilio. El resultado fue que ese matrimonio, viviendo en Amposta, quedó empadronado en Tortosa, lo que suponía tener allí la asistencia sanitaria y los consiguientes problemas que ello les acarreaba. 369 Todos los entrevistados en El Montsià, empleados de las instituciones e inmigrantes rumanos, coinciden en señalar que desde las instituciones públicas no se tiene una posición activa para que los inmigrantes se empadronen. La técnica de inmigración de Sant Carles de la Ràpita afirma que la mayoría están empadronados, pero lo están porque se lo dicen unos a otros. Aunque señala que hay unos marcos institucionales que también lo favorecen: concretamente, cuando la gente va al médico o quiere llevar a sus niños al colegio, suelen recibir la información de que han de estar empadronados. También han coincidido varios entrevistados en que la movilidad de muchos rumanos, pasando temporadas aquí y temporadas en Rumania, no ha favorecido su empadronamiento. Acceso a la primera vivienda. La vivienda es, después del trabajo, el principal asunto al que el inmigrante se enfrenta, el mayor condicionante inicial de su bienestar y de su proceso de integración en la sociedad receptora. De las condiciones que la sociedad impone a las personas inmigradas para alcanzar la vivienda, dependen muchos de los procesos que estas personas seguirán en esta sociedad. Podrá haber una discriminación y unos abusos en los precios que condicionarán las posibilidades de los inmigrantes para acceder a otros bienes; podrá producirse una concentración vecinal que conducirá a situaciones de segregación o de gueto; podrán aparecer conflictos como los surgidos en algunos momentos en las periferias de algunas ciudades europeas; etc. Muchos investigadores han convenido en que el acceso a la vivienda (las condiciones de las viviendas a las que se accede, los barrios en los que se ubican, etc.) es uno de los aspectos claves de los procesos de integración. En el acceso a la vivienda de los inmigrantes rumanos hay distintas etapas. La primera de ellas es la que se produce en el momento de la llegada, ubicándose en la casa de un familiar o amigo, o en una habitación realquilada que ha encontrado acudiendo a algún lugar de concentración de rumanos. Esa primera ubicación será provisional en la mayor parte de los casos, y, por tanto, le 370 sucederán otras etapas como la de acceder a otra nueva vivienda compartida de forma estable, o alquilar una vivienda propia para la familia, o, incluso, comprar un piso. Cuando se trató el tema de la importancia de la red social en la acomodación del recién llegado (en el capítulo quinto), ya se vio que el primer alojamiento puede proporcionárselo alguien que lo está esperando, o puede lograrlo acudiendo (si por ejemplo está en Barcelona) a la iglesia ortodoxa, a la asociación ASOCROM o a un locutorio. Quienes llegan sin contar con red familiar obtendrán el alojamiento a través de los contactos que establecen en esos lugares, y es posible que paguen precios mayores o sufran situaciones de mayor hacinamiento. Pero en todos los casos, lo normal es que los recién llegados paguen un alquiler por la habitación que ocupan. También se apuntó ya que el alquiler de habitaciones entre rumanos es una forma de compartir gastos, más que un negocio. Es sabido que uno de los hechos que acompañan los procesos de inmigración es que ante la necesidad de vivienda, la falta de recursos y la discriminación en el alquiler, surgen los que se benefician de tales hechos montando un negocio de alquileres por habitaciones, o por camas, a veces compartidas (“camas calientes”). Sin embargo, entre los rumanos que yo he entrevistado nadie tenía conocimiento de que hubiese gente se dedicaba a alquilar pisos para subarrendarlos por habitaciones haciendo negocio con ello. En cambio, sí ha habido ucranianos y rusos que me han hablado de la existencia de ese fenómeno, como comenté más atrás. El subarriendo de una habitación es la única opción inicial por dos motivos, el primero es que ningún inmigrante recién llegado puede pagar por sí solo el alquiler de un piso, y el segundo es que al estar en situación irregular tampoco puede figurar como arrendatario.127 Comienzan a alquilar pisos en la medida en que van contando ya con los papeles y con recursos económicos. Aunque al alquilar un piso, muchos subarriendan de inmediato alguna habitación para reducir su coste. 127 En realidad, no hay ningún impedimento legal para que un inmigrante en situación irregular alquile un piso, ya que basta con que se identifique con un pasaporte. Pero en Barcelona, desde hace unos años, se ha extendido, entre las agencias inmobiliarias, la práctica de exigir la 371 Alquilar habitaciones en casas de familias ecuatorianas es bastante habitual entre los rumanos. Lo que se conjuga son dos situaciones que pueden complementarse: de un lado está la familia de ecuatorianos (a menudo con hijos) que ya tiene papeles y ha podido alquilar un piso, pero, para reducir costes, pone una habitación en subarriendo; y del otro está el rumano o rumana, que no tiene papeles y además está solo/a (sin la familia), por lo que le basta con una habitación. En muchos casos en lugar de un rumano son dos que comparten la misma habitación. Algunos entrevistados me han dicho que a los rumanos esto también les sirve para empezar a aprender castellano. Los locutorios son el medio por el que a veces se establece la conexión entre los ecuatorianos y los rumanos. Elena C. comenzó su andadura migratoria en Valencia, pero enseguida se vino a Barcelona (finales de 2004) porque una amiga le había dicho que tenía trabajo para ella. Tal amiga debía esperarla en la estación de autobuses, pero no lo hizo ni respondió después a las llamadas telefónicas. Elena no conocía a nadie más en Barcelona y pasó la primera noche en una pensión, pero al día siguiente se dirigió a un locutorio, donde encontró, entre los anuncios del tablón, a la familia de ecuatorianos con los que estuvo viviendo en los meses posteriores. En Castelldefels, sin embargo, no he encontrado testimonios que indicasen que los rumanos están subarrendando habitaciones en pisos alquilados por familias de otros orígenes; parece que en esta localidad lo habitual es que los rumanos se realquilen las habitaciones entre ellos. Los entrevistados coincidían en que una situación muy generalizada es que los titulares del arrendamiento (que pueden ser una familia con niños), reservan una habitación para realquilarla y que ello suponga una reducción de los gastos. Allí, además de la red social, está mediando una agencia inmobiliaria muy conectada con el colectivo rumano. El delegado de esta agencia me comentó que él ha tramitado gran número de alquileres, a lo que añadió que en el pago mensual del alquiler los rumanos son escrupulosamente cumplidores. residencia legal para realizar contratos de alquiler. 372 Los rumanos entrevistados en Barcelona y Castelldefels no creen que su colectivo esté sufriendo, en el alquiler de la vivienda, situaciones de discriminación racial como las que pueden estar padeciendo otros colectivos, (los marroquíes, los paquistaníes, etc.), en el sentido de ser rechazados en las agencias inmobiliarias por su condición de inmigrantes. Lo mismo opinan los rusos y los ucranianos. A ellos les alquilan los pisos con facilidad si tienen papeles y nómina; pero el problema que señalan es el desembolso inicial que les reclama la agencia; tal desembolso no resulta asequible para muchos de ellos. No obstante, en Barcelona muchos han sufrido un problema grave, protagonizado por agencias (algunas falsas y otras verdaderas) que se han dedicado a sacarles el dinero a cambio de información sobre el alquiler: les cobraban una cantidad, que ha estado en torno a los 250 euros, por darles información sobre pisos en alquiler, información que era del todo inservible en la mayor parte de los casos. Frente a esta estafa que han padecido cientos de inmigrantes en Barcelona, las instituciones públicas han hecho muy poco. Yo mismo busqué información para actuar en el caso de una familia rusa que había padecido esa estafa y la respuesta que obtuve en los servicios municipales de vivienda fue que nada se podía hacer. En la comarca de El Montsià me han hablado de claras situaciones de discriminación que afectan a todos los inmigrantes, incluidos los rumanos. Las agencias inmobiliarias también han estado cobrando ciertas cantidades antes de materializar los alquileres. Por otra parte, se están alquilando pisos y casas en muy mal estado a precios altos. El Consell Comarcal, dentro del plan de inmigración, ha creado una mesa de trabajo para abordar esta problemática. Además se ha hecho un folleto informativo sobre derechos de los arrendatarios, aunque se quejan de que algunos Ayuntamientos no han querido repartirlo. Y lo cierto es que los inmigrantes rumanos que entrevisté desconocían tales actuaciones. Ioan P., uno de los rumanos que lleva más tiempo en la comarca y que fue iniciador de la cadena migratoria en La Sènia, 373 dice que frente a los abusos de las inmobiliarias, lo que hacen los rumanos es buscar los pisos directamente, utilizando el boca a boca. Respecto a la concentración vecinal, lo que puedo decir es que los rumanos no optan por barrios específicos cuando buscan la vivienda, y, de hecho, no existe concentración de rumanos por barrios.128 En Barcelona los encontramos por todos los distritos, algo que también sucede con los rusos y los ucranianos. De acuerdo con el padrón de Barcelona de uno de enero de 2005, los rumanos están repartidos por todos los distritos de la ciudad.129 De los 4.049 rumanos que es esa fecha se hallaban empadronados en Barcelona, encontramos 584 en Sants-Montjuic; 504 en Sant Martí (sobre todo en Clot, Besòs y Verneda, barrios en los que, por otra parte, muchos de los rumanos que allí viven son gitanos); 483 en Nou Barris; 474 en Ciutat Vella (la mayoría en el Raval); 437 en Hora Guinardó; 419 en Eixample; etc. Como puede verse, no podrían estar más distribuidos por toda la ciudad. Tampoco en Castelldefels hay concentración vecinal. El técnico de inmigración del Ayuntamiento dice que hay mayor número de rumanos en los barrios más poblados, pero la población autóctona no percibe ninguna situación de concentración. Y lo mismo he de decir de la comarca de El Montsià: cuando traté de indagar sobre este aspecto algunos me hablaron de alguna situación de concentración de magrebíes, pero de ninguna de rumanos.130 Cabría, finalmente, tener en cuenta que hay muchas situaciones específicas en torno al acceso a la primera vivienda. Por ejemplo, los rumanos que vienen por contratación en origen pueden tener, en el momento de su llegada, la vivienda proveída por las empresas que los ha contratado. Este ha sido el caso de muchos de los que han ido trayendo las ETT; como también es el caso de los 128 En distintas ciudades españolas se dan claros ejemplos de aglomeración de inmigrantes en zonas urbanas concretas y según orígenes determinados, como ha puesto de manifiesto Martínez Veiga (1997-b: 27-64) 129 Datos del padrón de Barcelona: http://www.bcn.es/estadistica/catala/dades/inf/est/pobest/pobest05/pobest05.pdf (última consulta: noviembre 2005) 130 El estudio de Arango (y otros, 2001: 100) sí halla concentración vecinal de los rumanos en Coslada (C. A. de Madrid), lo que quiere decir que hay otras situaciones distintas de las que yo he observado en Cataluña. 374 que llegan a una de las empresas que en Cataluña ha importado más mano de obra de Rumania y de Ucrania: la Corporación Alimentaria de Guissona. Ésta es una empresa de unos 2.600 trabajadores, que, a mediados de 2004, contaba con unos 700 inmigrantes, de los que más de la mitad (unos 400) eran ucranianos; aunque en ese momento la empresa se estaba inclinando por la contratación de rumanos y éstos han sido después más numerosos. Pues bien, la empresa proporciona vivienda a los trabajadores que trae de esos países, y les cobra el correspondiente alquiler.131 Estos son ejemplos de situaciones en las que el primer alojamiento se logra por una vía distinta de la mediación de los familiares o amigos. La compra de vivienda. La etapa posterior al alquiler es la compra de una vivienda. Ésta es una aspiración muy clara de los rumanos. También lo es de los rusos y los ucranianos, que, según Dana B., consideran que el pago del alquiler es “tirar el dinero”. Parece que los inmigrantes procedentes de la Europa del Este son, en este aspecto, muy parecidos a los españoles, que somos en Europa los que más predisposición tenemos a la compra frente al alquiler. Según Aurel B., el cura ortodoxo, muchos rumanos emigraron con la intención de ahorrar algún dinero y comprarse un piso en Rumania. Es decir, la compra de un piso era una de las motivaciones de la migración. Tal aspiración de compra la han mantenido, pero han cambiado la ubicación: en lugar de hacer la compra en Rumania la están haciendo en Cataluña. Parece que, en la medida en que la pretensión inicial de retorno se va alargando y convirtiendo en permanencia, se va generando la opción de comprar aquí la vivienda. También están comprando piso en Cataluña muchas familias rumanas que antes han estado en otras partes de España. Se trata de gente que tiene la 131 Sindicalistas de la empresa entrevistados señalaron que los alquileres eran muy altos, ya que se trataba de viviendas de mala calidad y pequeñas, y los alquileres estaban entre 230 y 340 €. 375 autorización de trabajo y residencia, y que se vienen a Cataluña como opción de mejora. Uno de los argumentos que dan, según Aurel, es que esta zona se halla más cerca de Rumania que el lugar en el que estaban antes, y para los viajes en coche ello parece tener importancia. Aquí encuentran trabajo con facilidad al estar en situación legal. Aurel conoce a unos cuantos chóferes de camión que han venido de otras partes de España y han encontrado trabajo de inmediato. El piso no lo compran en las zonas más caras, como es lógico. Algunos lo compran en Hospitalet, Badalona, Terrassa, y otros en zonas más alejadas de Barcelona. Aurel conoce entre 60 y 80 familias rumanas que han comprado piso en el último año. Él es buen conocedor de esta realidad porque una de las tradiciones de los ortodoxos es hacer venir a un cura para que bendiga el piso cundo lo estrenan, y como “el cura de los rumanos” en Barcelona y provincia es él, a él le toca hacer esa labor. Vasile V. le hizo ir a su piso de Cerdanyola cuando lo compró, y sabe de otros rumanos, que viven por Cerdanyola o Ripollet, que también han comprado pisos y también fueron bendecidos por Aurel. Este ritmo de compras hay que valorarlo en relación con el tiempo que los rumanos llevan en Cataluña, porque se trata de uno de los colectivos de más reciente inmigración. Los datos del padrón de Barcelona, por ejemplo, dicen que, a uno de enero de 2005, el 30 % de los rumanos llevaba menos de un año en la ciudad, el 67,5 % llevaba entre uno y cinco años, y sólo el 2,3 % llevaba más de cinco años. A modo comparativo cabe señalar que para el conjunto de los extranjeros que viven en Barcelona, los que llevan más de cinco años son el 9 %. En Castelldefels la compra de pisos por parte de los rumanos tiene también notable importancia. El delegado de la inmobiliaria que más trata con inmigrantes rumanos me informó, a mediados de 2005, de que ya podía haber unas 140 familias que habían comprado piso. Sólo su agencia había gestionado unas 70 compras. A mí estos datos me parecieron muy elevados, pero él me aseguró que eran correctos. De serlo, significaría que cerca de 376 medio millar de personas estaría viviendo en pisos de propiedad, cuando los empadronados a principios de 2005 eran un millar (redondeando los datos). Si ello es cierto, no creo que tal proporción sea extrapolable a otros municipios, aunque he recibido otras informaciones que también indican que la compra tiene dimensiones importantes. Así es en algunos municipios de la comarca de El Montsià. Marienela S., líder de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, coincide en señalar que los rumanos consideran tirado el dinero del alquiler, y que si piensan en establecerse aquí enseguida se interesan por la compra. Otra cosa es que puedan hacerlo. Ella dice que en Sant Carles ya habrá unas 60 familias que han comprado. También Ioan P. dice que en La Sènia están comprando, pero pocos, de momento, porque tienen dificultades para que los bancos les hagan las hipotecas. Lo que parece claro, independientemente de las proporciones de compra que ya existan, es que ésta es una opción muy clara de los rumanos, y, por tanto, tal proporción puede incrementarse muy rápidamente en los próximos años. Acceso al conocimiento de los idiomas castellano y catalán. El conocimiento del idioma de la sociedad de acogida es uno de los principales aspectos para la integración. Sin el idioma es más difícil encontrar trabajo, no hay posibilidad de relacionarse con el entorno social, la autonomía de las personas es muy escasa, y no hay forma de aprovechar los medios que la sociedad ofrece en ningún terreno. En el trabajo, el conocimiento del idioma sirve, no sólo para encontrarlo antes, sino también, como han señalado Serban y Grigoras (2002: 105), para ganar mejores salarios. Todas las personas inmigradas saben lo importante que es el idioma, y todas, en general, tratan de aprenderlo lo antes posible. El caso de los rumanos es bastante particular porque su lengua es latina y les resulta bastante fácil aprender tanto el castellano como el catalán, aunque inicialmente opten por el primero. La relación de los rumanos con el idioma de 377 acogida comienza antes de iniciar el trayecto migratorio. Como ya expliqué, emigrar a España se ha convertido en su principal opción migratoria y ello hace que el castellano se haya vuelto un idioma muy popular en Rumania. Las telenovelas latinoamericanas son seguidas con mucho interés, como se apuntó más atrás. Octavian M., profesor de la UAB, dice que ello se debe no sólo al atractivo que las telenovelas tengan en sí, sino también a que ello conlleva iniciarse en el aprendizaje del castellano para quienes piensan en emigrar a España. Elena C. me explicó que hay un canal de telenovelas en castellano que funciona de manera continuada. Algunas entrevistadas también han señalado que a su llegada a Barcelona ya sabían algo de castellano gracias a las telenovelas. También hay gente que comienza en Rumania cursos de castellano. Octavian M. dice que en Timisoara, su ciudad natal, el British Council, está haciendo ahora, además de cursos de inglés, cursos de castellano con bastante éxito, y que conoce otras academias que también se han pasado al castellano como principal oferta. Él ha hecho una prospección por Internet y ha encontrado, sólo en Bucarest, 17 academias que enseñan castellano, y ha visto que ahora es difícil encontrar una academia de idiomas, de las que antes sólo enseñaban inglés, que no haya incluido también el castellano en su oferta. Todo ello tiene gran importancia para entender también la relación de los rumanos con el idioma catalán. El catalán es, según Octavian, completamente desconocido en Rumania. Es un idioma con el que la gente se encuentra sorpresivamente al llegar a Cataluña, lo que hace que tengan, en su primera etapa migratoria, una predisposición muy poco favorable al aprendizaje de este idioma. También Marcela C., presidenta de la asociación de rumanos de Cataluña, ASOCROM, dice que la existencia del catalán es totalmente desconocida para ellos antes de llegar aquí. Sin embargo, la superación de este distanciamiento inicial con respecto al catalán juega un papel primordial en el proceso de integración. La sociedad catalana concede gran importancia a este aspecto, algo que ha quedado reflejado en los trabajos de las ciencias sociales, habiéndose generado 378 “abundante producción de estudios socio-lingüísticos que buscan medir para cada grupo culturalmente diferenciado la distancia que falta para su plena integración cultural” (Provansal, 1997:11). Es esa importancia del catalán, como lengua de integración y prestigio social, lo que hace que algunos rumanos se planteen aprenderla cuando ya están más o menos asentados. Con el castellano muchos han dado esos primeros pasos antes de emigrar, pero lo generalizado es que lleguen sin el conocimiento mínimo como para empezar a defenderse en el trabajo y en el entorno social. El idioma lo aprenden aquí. ¿Cómo? He indagado sobre la asistencia a cursos de castellano por parte de los inmigrantes rumanos y en el único caso en el que me han hablado de buena asistencia ha sido por parte del presidente de la asociación de rumanos de Castelldefels. En 2005, esta asociación hacía cursos de ocho a nueve de la noche, y a mediados de año ya habían pasado unos 60 alumnos. Pero todas las demás informaciones que he recibido indican una asistencia a cursos muy escasa. Diana D., rumana que asesora sobre inmigración, dice que para interesarlos en los cursos se necesitarían cursos cortos, hechos sólo para rumanos y en horas compatibles con el trabajo, pero esto apenas existe. Mirela B., rumana que hace mediación intercultural en La Segarra, dice que en su comarca hay oferta de cursos pero los rumanos no se apuntan. Aurel B., el párroco ortodoxo, dice que en Barcelona sí hay rumanos que se apuntan a cursos de castellano, pero suele tratarse de gente que no está trabajando, y que cuando encuentran trabajo suelen dejar el curso. Los cursos que él conoce son los que proveen las parroquias (católicas). Marcela C. dice que la asociación comenzó a realizar cursos de castellano, pero se apuntó muy poca gente y lo dejaron. También me informa de que en el tablón de anuncios del local de la asociación hay publicidad de lugares en los que se hacen cursos, pero la gente no se interesa por ellos. Lo cierto, sin embargo, es que aprenden el castellano con bastante rapidez. Algunos de los que he entrevistado no llevaban ni un año en España y lo hablaban con notable fluidez y corrección, sin haber pasado por cursos de 379 ningún tipo. He podido observar que las mujeres aprenden el idioma (el castellano, en principio) antes que los hombres, y probablemente es por el hecho de que, en la primera etapa de la inmigración, las mujeres se relacionan más que los hombres con la población autóctona, debido a que mayoritariamente trabajan en el servicio doméstico. Los hombres trabajan en la construcción y otros trabajos en los que pueden estar rodeados de compatriotas y requerir menos el idioma. En el ámbito laboral el conocimiento del idioma es importante para entender las instrucciones y realizar las tareas encomendadas. Sin embargo, en opinión de las propias organizaciones patronales (PIMEC-SEFES y UPM), ello no constituye un problema insalvable. Lo que suele ocurrir es que en la misma empresa hay varios trabajadores del mismo país y basta con que uno entienda el idioma (castellano generalmente) para que pueda transmitir las instrucciones a los demás. De esta forma, con un trabajador haciendo de intérprete, están resolviendo muchas empresas este problema. Pero para muchos rumanos ello lleva a que tarden más en aprender el idioma. En las entrevistas que he realizado en la comarca de El Montsià aparece con claridad el dilema entre castellano y catalán. Los rumanos comienzan aprendiendo el castellano, incluso en los municipios de la comarca en los que toda la población autóctona es de habla catalana. ¿Cómo se explica esto? Los entrevistados hacen mención a esa predisposición hacia el castellano que traen desde Rumania, comentada más atrás, pero añaden otro motivo: los autóctonos, catalanoparlantes, cuando han de dirigirse a un rumano recién llegado lo hacen en castellano. Incluso cuando comprueban que no sabe nada o casi nada de castellano, persisten en utilizar esta lengua para entenderse con él, en lugar de empezar a introducirlo en el catalán. Marienela S., la responsable de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, dice que a ella le hubiese gustado aprender primero el catalán, porque se parece más al rumano, pero no ha podido hacerlo porque todo el mundo se dirige a ella en castellano. Un profesor del instituto de La Sènia me indicó que ello se debe a que ésa fue la pauta de comportamiento de los autóctonos con la inmigración 380 andaluza venida unas décadas atrás; es decir, los autóctonos actúan hoy ante un rumano como lo hicieron con los inmigrantes venidos antes. No obstante, en la comarca de El Montsià el interés de los rumanos por el catalán me ha parecido mayor que el que he observado en Barcelona y Castelldefels. Varios entrevistados de esa comarca me han señalado el mismo motivo: en las familias rumanas en las que hay niños escolarizados, éstos aprenden enseguida el catalán, con la particularidad de que lo aprenden mucho antes y mucho mejor que el castellano. Los padres se encuentran con que en la comunicación con sus hijos, aparte del rumano, podrían utilizar el catalán, y ello les hace interesarse más por este idioma. Pero, según la información recibida, parece que la pobreza de la acción institucional en la promoción del catalán es notable. En la comarca de El Montsià sólo he hallado referencias de unos cursillos de catalán hechos por el Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita, y de otro curso hecho por la organización de empresarios CEMS. En el Ayuntamiento de Ulldecona hay un plan específico de normalización lingüística. Por los cursos del Ayuntamiento de Sant Carles habrán pasado, según Marienala S., unas 30 ó 40 mujeres, pero se hacen en horario laboral y ello limita mucho la asistencia. Al curso mencionado de la organización empresarial se apuntaron otros 15 rumanos. El empresario al que entrevisté me reconoció que tras ese curso, hecho ya hace algún tiempo, no se intentó hacer ninguno más. Este empresario añade que muchos rumanos reciben las instrucciones de trabajo en catalán y las aprenden pronto, lo que para los empresarios parece ser suficiente, aunque el resto de la comunicación se haga en castellano. En la ciudad de Barcelona hay diversas iniciativas para la promoción del catalán, y por parte del Ayuntamiento se hace a través del Consorci de Normalització Lingüística. El Consorci hace cursos para los recién llegados captando los alumnos sobre todo a través del SAIER, y la información que aportan es que en 2005 los cursos estaban al completo y que no podían hacer ni siquiera publicidad porque no podrían atender las nuevas demandas. Se trata de unos cursos hechos con el nombre de Programa d’Acolliment 381 Lingüístic, en los que el grueso de los alumnos (más del 80 %) son latinoamericanos (especialmente de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Venezuela). De los 985 alumnos que tuvieron entre enero y junio de 2005, los rumanos fueron 40, es decir, aproximadamente el 4 %. Según el responsable del programa en el SAIER, los rumanos que han acudido a estos cursos de catalán son, generalmente, gente que lleva en Cataluña varios años y ya hablan castellano. Se ha encontrado con muchos casos en los que esas personas habían estado antes trabajando en comarcas de Lleida o en otros lugares de Cataluña y al instalarse en Barcelona se han interesado por esos cursos. También ha tenido algún caso en el que el recién llegado, sin saber aún castellano ni catalán, se ha apuntado al curso de catalán, pero esto, según él, es bastante excepcional. Entre los rumanos que yo he entrevistado sólo una estaba haciendo un curso de catalán. Es Violeta S., a la que mencioné en el capítulo quinto para decir que era una de las personas que más descartaban la idea del retorno a Rumania, y que afirmaba que en su familia nadie pensaba en retornar. Parece que es un caso en el que el interés por aprender el catalán está relacionado con la convicción de asentamiento en Cataluña. Pero he de añadir que también explicó que en la clase a la que iba la única rumana era ella, los demás eran españoles y latinoamericanos. La información transmitida por los ucranianos y los rusos en las entrevistas tiene similitudes y variaciones respecto a la transmitida por los rumanos. Entre los rusos y los ucranianos parece que se acentúa el problema de la tardanza en el aprendizaje del idioma, debida a que en los trabajos, sobre todo en los trabajos de los hombres, las instrucciones las reciben en ruso. Ivan I. es un ucraniano que está aquí desde 2002: siempre ha trabajado en el sector de la construcción y apenas habla nada de castellano. Como está “sin papeles” ha trabajado siempre para otros rusos o ucranianos; no se ha relacionado con españoles. Tampoco ha podido apuntar a cursos porque trabaja muchas horas y no tiene tiempo para otras cosas. 382 Igor P. es un ruso que habla castellano pero bastante deficientemente, a pesar de estar aquí desde 2001. Hizo un curso en el SAIER, porque la entidad con la que primero contactó fue ACSAR, que le tramitó una solicitud de asilo. Pero su castellano mejora muy lentamente porque desde que comenzó a trabajar (haciendo sobre todo trabajos en la construcción) lo está haciendo con otros rusos y, además, ya no ha tenido tiempo para hacer más cursos. Cuando llega a casa está cansado y lo único que trata de hacer es ver películas en castellano. No conoce la posibilidad de hacer cursos en fines de semana. Tampoco conoce que existan cursos gratuitos. Como en el caso de los rumanos, también entre rusos y ucranianos son las mujeres las que aprenden el castellano más pronto. Presumiblemente porque su principal sector laboral de inserción inicial también es el servicio doméstico, en el que sólo se relacionan con españoles (salvo en aquellos casos, explicados más atrás, de rusas trabajando en casas de otros rusos). Hay además situaciones específicas aparecidas en el trabajo de campo, como las de aquellas mujeres que vienen para casarse con un español: según los responsables de la agencia matrimonial “Tamara” de Granollers, estas mujeres, no tardan más de cinco ó seis meses en hablar castellano con fluidez. Sobre la carencia de cursos, también los rusos y los ucranianos la hacen constar. Dana B. dice que muy pocos de ellos sabrían dónde acudir para un curso gratuito. Ella lleva ocho años en Barcelona y puede considerarse una de las personas ucranianas que mejor conocen el entorno, y afirma que no hay cursos en horarios válidos para quienes trabajan. Irina I., rusa que se hallaba sin trabajo cuando la entrevisté, también afirma que no hay cursos adecuados: ella dedica dos horas a la semana a asistir a un curso montado por la iglesia ortodoxa (de la avenida Diagonal de Barcelona), y querría hacer más horas pero no sabe dónde. Natalia D. quiso aprender castellano desde que vino de Rusia en 1999, pero no encontró ningún curso ajustado a sus posibilidades de horario, ni siquiera cuando dejó el servicio doméstico interno y pasó a trabajar por horas. La posibilidad de acceder a un curso sólo le llegó cuando se echó novio, se fue a 383 vivir con él y dejó temporalmente el trabajo (cosa que se debió a unos problemas concretos de salud). Fue entonces cuando se inscribió, en 2001, en un curso de la Escuela Oficial de Idiomas de la Vall d’Hebron que se impartía de nueve a 11 de la mañana. Ésa fue la única etapa en la que para ella resultó factible acudir a un curso de idioma. El acceso a los servicios públicos. Los aspectos que se abordan en este apartado son algunos de los que tienen que ver con la interacción de los inmigrantes rumanos con los servicios públicos. Pero ha de verse como un apartado complementario del anterior, ya que un aspecto como el empadronamiento, visto en ese apartado, también forma parte de la relación con los servicios o las instituciones públicas. La agrupación de temas hecha entre estos dos apartados no tiene más valor que el de distinguir entre unos aspectos que intervienen más en el primer momento de la acogida, y otros que siguen siendo importantes cuando la persona inmigrada ya está asentada, pero incluso esta distinción debería ser muy matizada pues para cada persona la importancia de cada uno de estos aspectos puede presentarse en un momento distinto. Escolarización de los menores. El curso 2004-2005 se inició con 89.043 alumnos extranjeros en Cataluña, de los que 3.598 eran rumanos, siendo éstos el 5º grupo en importancia, después de los marroquíes, los ecuatorianos, los colombianos y los argentinos. Del conjunto de la Europa del Este el total de alumnos era de 9.077, siendo la zona geográfica de la que el crecimiento había sido mayor en los 3 últimos cursos (Nadal, 2005: 254-255). Los 3.598 alumnos rumanos eran parte del total de la población rumana empadronada en Cataluña que había en septiembre de 2004, dato no disponible, pero que ha de estar entre los 24.260 empadronados a principios de 2004 y los 39.091 empadronados a principios de 2005. 384 La carencia del dato de población empadronada que había en el momento de iniciarse el curso escolar no nos permite saber el porcentaje exacto que correspondía a los escolarizados, pero podemos aventurar que estaría en torno al 10 %. Este mismo porcentaje (aproximado) es el que corresponde a la población rumanos que en el padrón aparece entre 3 y 14 años, lo que nos hace suponer que los menores están escolarizados, al menos en su inmensa mayoría. La opinión de los rumanos entrevistados coincide con eso, pues señalan que los menores están escolarizados al cien por cien. Las personas entrevistadas que tenían hijos menores, o que conocían a otras que los tenían, hablan de una escolarización que se produce de inmediato y sin ninguna dificultad. Nadie me ha hablado de situaciones de concentración especial de rumanos en algún colegio, lo cual, por otra parte, es lógico ya que el número de alumnos rumanos en Cataluña todavía es poco significativo. La única queja que algún entrevistado ha transmitido es de concentración de inmigrantes en general. Por ejemplo, en la comarca de El Montsià todos los entrevistados coinciden en que la escolarización es inmediata y la integración escolar de los niños y niñas de familias rumanas es buena, pero en Sant Carles de la Ràpita se da una situación de concentración escolar (no de los rumanos sino de los inmigrantes en general): allí hay tres centros de primaria y sólo en uno se concentran los niños de familias inmigradas. La única particularidad destacable sobre la escolarización de los menores rumanos que ha aparecido en el trabajo de campo es la queja de los padres y las madres en relación con el nivel escolar de nuestros centros de enseñanza. Ellos dicen que el nivel en Rumania es mayor, y tienen la sensación de que sus hijos pierden el tiempo, especialmente cuando esos menores llegan aquí después de haber estado varios años escolarizados en Rumania. Sobre el aprendizaje del idioma escolar los entrevistados coinciden básicamente en que ello no constituye ningún problema para los menores 385 porque lo aprenden muy pronto. Sólo alguno ha señalado que el desconocimiento inicial del idioma debería tenerse más en cuenta por parte del profesorado, y que hay poco apoyo escolar para que este aprendizaje se realice rápidamente en los niños que llegan aquí en edades cercanas a la adolescencia. Atención sanitaria. Hay una atención sanitaria que cualquier persona puede recibir por vía de urgencias, pero para contar con asistencia médica plena debe de estar en disposición de la tarjeta sanitaria. Cuando un trabajador extranjero entra en el sistema de la Seguridad Social recibe la tarjeta; éste es el caso de las personas inmigradas con residencia legal que trabajan con contrato y son dadas de alta en la Seguridad Social. En este caso se incluyen además sus familiares. De todos ellos podemos decir que se hallan dentro del sistema de la Seguridad Social y por ello cuentan con tarjeta sanitaria. Pero, de acuerdo con la legislación de extranjería, también pueden tener tarjeta sanitaria y, por tanto, atención sanitaria plena, todas las personas inmigradas que se hallan en situación irregular, si satisfacen el requisito de estar empadronadas. Ahora bien, la tarjeta no se obtiene al empadronarse, sino que es necesario solicitarla expresamente, y no todos los que se empadronan se enteran de que han de solicitar la tarjeta sanitaria.132 Daniel P., estuvo dos años sin tarjeta, los mismos que estuvo en Barcelona sin empadronarse (más atrás comenté que llegó en septiembre de 2002 y se empadronó en agosto de 2004). En ese tiempo tuvo dos accidentes y fue atendido en los servicios de urgencia del Hospital del Mar de Barcelona. En uno de los accidentes le practicaron unos puntos que después tuvo que ir a que se los quitasen a un ambulatorio; entre medias hubo de ir a una oficina de la Seguridad Social a que le diesen un número de historia para poder ir a quitarse 132 En 2005 se planteó, por parte del Servei Català de la Salut, modificar este aspecto para que la entrega de la tarjeta sanitaria se produjese de forma automática tras el empadronamiento. 386 los puntos al ambulatorio. Pues bien, según su testimonio, en todos esos pasos nadie le dijo que le convenía empadronarse y solicitar la tarjeta sanitaria. El caso de Daniel es uno de tantos que pasan meses o años sin estar empadronados y sin tener la tarjeta sanitaria, pero, como dije antes, hay otros que no tienen la tarjeta sanitaria estando empadronados. ¿Cuántos? Me remitiré al ejemplo de una localidad, Castelldefels, para acercarme a la comparación entre el número de rumanos empadronados y el número de los que tienen tarjeta sanitaria. En otro capítulo me referí a los datos existentes sobre tarjetas sanitarias vigentes, dadas por extensión de cobertura sanitaria,133 que básicamente son las dadas a inmigrantes que están en situación irregular y empadronados. Este dato puede compararse con el número de empadronados, pero lo que no sabemos es cuántos empadronados tienen residencia legal y cuántos no la tienen, siendo sólo estos segundos los que hay que comparar con los que tienen ese tipo de tarjeta sanitaria (lo primeros estarán, en su mayoría, en el sistema de la Seguridad Social). Aún así, veamos los datos. En Castelldefels había, a uno de enero de 2005, 986 rumanos empadronados, y, las tarjetas sanitarias dadas por extensión de cobertura (a inmigrantes en situación irregular) eran 299. Suponiendo que pudiese aplicarse en Castelldefels el porcentaje de irregularidad que los rumanos tenían en Cataluña, los irregulares podrían ser entre 500 y 750. Aunque este dato variase notablemente, cabe suponer que había bastantes personas que, aún estando empadronadas, no tenían tarjeta sanitaria. 133 Ya se explicó que se llama “extensión de la cobertura sanitaria” a la que se otorga a las personas que no están incluidas en el Sistema de la Seguridad Social; tratándose básicamente de los inmigrantes en situación irregular. El Servei Català de la Salut cuenta con estadísticas sobre las personas que no son de nacionalidad española y que tienen tarjeta sanitaria por esta vía de extensión de la cobertura. Se trata de personas empadronadas (condición necesaria para adquirir la tarjeta), que no están dentro del sistema de la Seguridad Social, que no tienen recursos económicos y que han solicitado la tarjeta sanitaria. Todas esas condiciones han de cumplirse, es decir, la tarjeta se obtiene si se solicita, no basta con que el inmigrante se haya empadronado. 387 Al hacer esa misma comparación en el municipio de Barcelona y en los municipios de la comarca de El Montsià, lo que resulta es que la diferencia entre los posibles empadronados que se hallen en situación irregular, y los que cuentan con tarjeta por extensión de cobertura sanitaria, no es tan grande. No he añadido aquí los datos de esos municipios porque ya están en el capítulo cuarto, pero sí señalaré que en el conjunto de Cataluña, a uno de enero de 2005, había 39.091 rumanos empadronados; de ellos 14.388 tenían residencia legal, y había, además, 18.385 que tenían la tarjeta sanitaria otorgada por extensión de cobertura (por estar en situación irregular).134 La suma de los dos últimos números no alcanzan al primero, por lo que podía haber un número significativo de personas que, estando empadronadas, no tenían tarjeta sanitaria. ¿Se promueve, por parte de las instituciones públicas, el acceso de los inmigrantes en situación irregular a la tarjeta sanitaria? ¿Difunden activamente la información necesaria? En Barcelona, el Ayuntamiento tiene una posición favorable a dicho acceso, según el responsable del Gabinete Técnico de Inmigración de este Ayuntamiento. También la responsable de uno de los centros de servicios sociales de Nou Barris señala que en su centro se informa a los inmigrantes de cómo solicitar la tarjeta, aunque ello sólo se hace con aquellos que han acudido al centro por algún motivo. Pero esta actividad informativa no parece suficiente para que todos los inmigrantes se enteren de su derecho a la tarjeta sanitaria. Para promover la solicitud de la tarjeta sanitaria en El Montsià se hicieron unos dípticos en varias lenguas. Los CAP de Ulldecona y La Sènia fueron los más activos en su distribución. Sin embargo, otros centros han puesto pegas para aceptar las solicitudes de tarjetas: según Marienela S., la responsable de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, mucha gente ha tenido que ir varias veces para conseguir la tarjeta. 134 Esos datos están en las tablas de capítulo cuarto. Las fuentes son el OPI, el INE y el Servei Català de la Salut. 388 El siguiente aspecto a comentar de la atención sanitaria se refiere ya a quienes la tienen cubierta (o sea a quienes tienen tarjeta). La cuestión puede plantearse así: ¿Hacen mucho uso los rumanos de los servicios sanitarios? Todas las respuestas que he obtenido coinciden en señalar que los rumanos sólo acuden al médico excepcionalmente. Mirela B., mediadora intercultural, dice que en lugar de ir al ambulatorio prefieren ir a una farmacia a que les vendan directamente algún medicamento, y que ésta es una pauta que se mantiene bastante tiempo (señala que los que llevan aquí dos años siguen actuando así). Una entrevistada me comentó que ella va mucho al médico porque, según dice, le gusta explicarle sus pequeños problemas, pero se considera un caso excepcional, y afirma que los inmigrantes rumanos van muy poco al médico. Conoció a un conductor de camión (compañero de su marido, que también trabaja de conductor), al que prácticamente tuvieron que llevar arrastras para dejarse visitar por un médico, y, sin embargo, resultó tener tuberculosis. Cuando ella llamó a la empresa para explicar la situación del conductor y decir que enviasen a otro a recoger el camión, se encontró con un empresario muy alterado y entendió por qué el trabajador no se atrevía a decir que estaba enfermo. Me he encontrado otras situaciones parecidas. Una rumana que trabajaba en el servicio doméstico estaba pasando, durante el período de regularización de 2005, por una enfermedad grave sin ir al médico para no tener que decírselo a su empleadora. Ésta le estaba tramitando la regularización, y la trabajadora temía que no acabase de hacerlo si cogía una baja (un descanso, en realidad, ya que no sería pagado). Distintos estudios han resaltado que los inmigrantes no conllevan un coste elevado para el sistema de la Seguridad Social porque tienen una media de edad bastante juvenil y es mucho más lo que cotizan que lo que gastan; pero queda la duda sobre si lo son los que se hallan en situación irregular, empleados en la economía sumergida, ya que no cotizan pero pueden gastar. Sin embargo, lo que aparece en el trabajo de campo realizado indica que el uso que los rumanos hacen de la Seguridad Social es muy reducido. 389 Un último aspecto a considerar es la opinión que los rumanos tienen del tipo de atención sanitaria que reciben. A este respecto, los entrevistados afirman, en general, que siempre han sido bien atendidos. En todo caso, sí cabe hacer mención a lo que señaló la responsable de inmigración del Ayuntamiento de Sant Carles de la Rápita. La comarca de El Montsià ha crecido en población debido a la inmigración (los extranjeros son ya el 15 % de su población total), pero tal crecimiento no se ha tenido en cuenta para replantear las plantillas de personal sanitario. El problema que ha aparecido en algunos lugares concretos es que con la misma plantilla ahora hay que atender a más población. Acceso a los servicios sociales. Para recibir determinadas ayudas de los servicios sociales se requiere tener residencia legal. Así es en el caso de las pensiones de inserción, de las ayudas al alquiler de vivienda, etc. Y, dado el elevado porcentaje de rumanos en situación irregular que había a principios de 2005, su capacidad para beneficiarse de esas ayudas era escasa. Hay otras para las que basta con estar empadronados que para ellos podrían ser más accesibles. El análisis de los rumanos como usuarios de los servicios sociales tiene interés por tratarse de un aspecto más de su proceso de integración, y también porque aporta elementos en el debate más general sobre la inmigración como beneficiaria de los servicios sociales. Giménez señala que, en la percepción sobre la inmigración, es importante el rechazo que sufre al ser observada desde el ángulo de su aprovechamiento de los recursos públicos (2002: 25) En Barcelona los centros municipales de servicios sociales están atendiendo a muchas familias inmigradas (aquí hablo en general, no sólo de rumanos) en aspectos como ayudas para la vivienda, pago de la beca de comedor para los niños, etc. La responsable municipal, señala que hay cierto porcentaje de inmigrantes que acuden a estas ayudas, pero apenas se dan casos crónicos, es decir, personas que se quedan estancadas por tiempo indefinido en la 390 recepción de ayudas. La mayor parte de casos crónicos que tienen los servicios sociales de Barcelona son personas autóctonas. La información que me facilitó la responsable de un centro de servicios sociales de Nou Barris (para los barrios Canyelles, Roquetes y Trinitat Nova) sobre atención a rumanos es que acuden poco a los servicios sociales. En algunos casos les han dado ropa y comida, y en otros casos sólo han acudido para informarse sobre acceso al empleo. También hay menores escolarizados a los que se ha financiado la beca de comedor. Ninguno de los rumanos que yo he entrevistado, de los que viven en Barcelona, ha acudido a los servicios sociales para ningún tipo de ayuda (salvo en el caso de las familias gitanas que viven en el barrio gótico). La responsable del servicio que Cruz Roja tiene en el SAIER dice que hay algún rumano recibiendo ayuda para el alquiler del piso, pero, en general, es un colectivo que recurre poco a ayudas sociales (el tipo de ayudas que da esta entidad son alimentos, vales para comedores públicos, alojamientos puntuales en pensiones, pago de alquileres hasta un máximo de tres meses…). En algún caso la ayuda otorgada a algún rumano ha sido pagarle el viaje porque estaba en una situación muy mala y deseaba volverse a Rumania. Pero todo esto son casos muy puntuales. Unas ayudas que llegan a cierto número de familias rumanas son los alimentos que reparte el Banco de Alimentos de Barcelona. Son distribuidos por la Cruz Roja, pero también se reparten a través de las entidades específicas, como, en el caso de los rumanos, la asociación ASOCROM. A mediados de 2005 había unas 30 familias beneficiándose periódicamente de los paquetes de alimentos que se repartían en la asociación. También los ucranianos me han hablado de esto, y en su caso el lugar de reparto es la iglesia ortodoxa a la que ellos acuden, la situada en la calle Aragón de Barcelona, donde repartían, a principios de 2005, paquetes de alimentos para unas 30 familias. En Castelldefels hay tres centros de servicios sociales a los que, según el técnico de inmigración del Ayuntamiento, acuden ya en buen número las 391 personas inmigradas, aunque desconoce si lo hacen los rumanos. Para atender a los inmigrantes no cuentan con ningún tipo de servicio específico, como los de mediación o traducción. En este municipio, tanto Ioan C., el pastor evangelista, como Vasile S., presidente de la Asociación de Rumanos de Castelldefels, dicen que los rumanos no acuden a los servicios sociales. Los datos que tiene el servicio de Cruz Roja de Castelldefels parecen confirmarlo: en la primera mitad de 2005 habían hecho el itinerario de atención del POI (Programa Operativo para Inmigrantes) con 72 inmigrantes, de los cuales sólo nueve eran rumanos. Además, los responsables del POI me comentaron que los nueve rumanos que habían atendido mostraban un perfil muy poco dependiente: en cuanto habían recibido la primera información, o la primera ayuda, comenzaban a moverse por su cuenta, a buscar el trabajo, etc. Y, en los casos en los que fueron enviados a empresas de la bolsa de empleo con la que cuenta el servicio, el resultado fue bueno. Por lo que se refiere a la comarca de El Montsià, la responsable de inmigración del Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita, señala que acuden poco a los servicios sociales pero, en cambio, hay familias recibiendo ayudas de la Cruz Roja. También la responsable del plan comarcal de inmigración de El Montsià, dice que hay familias rumanas recibiendo ayudas por tener menores de tres años. En conjunto, parece que se trata de un colectivo poco usuario de servicios sociales y poco dependiente de ayudas públicas. En algunos casos ni siquiera reciben ayudas a las que tienen derecho por desconocimiento de las mismas. Uno de los entrevistados, con residencia legal, se enteró de la ayuda que se da por hijos menores de tres años cuando el suyo ya tenía casi dos. Pero esto no sé si es algo generalizado ya que no he tenido referencias de más casos similares. 392 Acceso a los servicios de empleo. En el apartado sobre acceso de los inmigrantes rumanos al trabajo (en el capítulo anterior) quedó bien probada la importancia de la red social para la obtención del empleo. La ayuda que la red proporciona es de tipo informal: unos inmigrantes van poniendo a otros en contacto con las empresas o los empleadores, sin que medien apoyos de los servicios de empleo u otros medios institucionales. Esto es lo más general, pero también existe cierta proporción de inmigrantes rumanos que acceden al empleo ayudados por algunos medios institucionales. El estudio de Aparicio y Tornos sobre redes sociales nos indica que de los rumanos entrevistados por ellos, un 67,8 % había conseguido el empleo a través de familiares, amigos o conocidos, y un 32,2 % a través de instituciones y otros medios (2005: 86). Por tanto, aunque la vía institucional no sea la más importante, sí es de interés indagar sobre su utilización. Pero esto no quiere decir que sean muchos los que utilizan los servicios públicos de empleo, ya que en ese mismo estudio también se señala que las redes institucionalizadas que los inmigrantes utilizan son variadas: en el caso de los rumanos, sólo un 3,6 % de los entrevistados por esos autores dice haber obtenido el trabajo acudiendo al INEM; otro 3,6 % lo obtuvo a través de una ONG; un 2,4 % a través del Ayuntamiento; un 1,2 % por medio de una agencia de empleo (probablemente una ETT); y un 7,1 % por los anuncios en prensa.135 Esos porcentajes son aún más bajos en los otros colectivos entrevistados para ese estudio (chinos, ecuatorianos, marroquíes y senegaleses), lo que quiere decir que en esos otros colectivos es más alto el porcentaje de los que encuentran empleo a través de familiares y conocidos (2005: 101) Para saber el uso que los rumanos hacen de los servicios públicos de empleo en Cataluña, sería conveniente disponer de estadísticas del SOC (Servei d’Ocupació de Catalunya) sobre demandantes de empleo por nacionalidades. Pero, lamentablemente, la Generalitat no publica esta estadística, por lo que 135 Los rumanos entrevistados son de Madrid y Valencia, por tanto, esos porcentajes podrían ser distintos en Cataluña. 393 habrá que conformarse con los comentarios hechos por los entrevistados en el trabajo de campo; aunque, en un tema como éste, hubiese sido muy conveniente contrastarlos con la estadística. En Castelldefels los rumanos tienen muy poca presencia en los servicios de empleo. Ioan C. explica que la mayoría de los rumanos que viven en este municipio no pueden ir a las OTG (Oficines de Treball de la Generalitat) porque no tienen autorización de trabajo, y que los que lo tienen encuentran muy fácilmente trabajo sin acudir a ningún tipo de servicio de empleo. Respuestas parecidas he obtenido de otros entrevistados, tanto en Castelldefels como en Barcelona, aunque, dado el alto índice de irregularidad que tienen, tales respuestas no son muy indicativas; éste hubiese sido un asunto a preguntar buscando sólo rumanos con autorización de trabajo. Algunas instituciones tienen bolsas de empleo que son para toda la población, no específicamente para población inmigrada. El Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita tiene una y, según la técnica de inmigración municipal, hay algunos rumanos (con permiso de trabajo) que acuden a ella. Así, sin poder aportar conclusiones precisas, porque el trabajo de campo es insuficiente en este aspecto, y porque se carece de estadísticas, lo que sí puedo decir es que lo observado en el trabajo de campo de esta investigación concuerda bastante con la escasa utilización de los servicios de empleo por los rumanos que se señala en el mencionado estudio de Aparicio y Tornos. Inserción en el tejido social. El tejido social incluye muchas cosas. De hecho lo componen todas las relaciones o conexiones que se establecen en el espacio social. Lo que aquí interesa son aquellas en las que participan rumanos, y que incluyen tanto las que establecen entre ellos como las que establecen con el resto de la sociedad. Ya se trató lo relativo al papel de la red social tejida entre los 394 rumanos y su importancia en el proceso de acomodación. Lo que aquí quiero abordar es su participación en el tejido social más allá de las ayudas mutuas que se prestan en el proceso de acomodación. Y el primer aspecto a comentar es el tejido social que construyen entre ellos. ¿Son los rumanos una comunidad que está desarrollando una vida cultural propia y un conjunto de interacciones de tipo social? Veamos. He indagado sobre la posible existencia de fiestas o actividades que tengan que ver con la cultura de origen en las que participen los rumanos y lo que he encontrado es muy pobre. La respuesta de todos los entrevistados es que entre ellos sólo se juntan en pequeños grupos de familiares o amigos para comer o salir juntos, pero están muy poco interesados en reuniones masivas con otros rumanos. Aquí, no obstante, hay que establecer una excepción y es la reunión de los rumanos los domingos por la mañana en la misa ortodoxa. Algunos me han dicho que una de las razonas por las que van allí es por encontrarse con otros rumanos, lo que muestra cierto interés por relacionarse entre ellos. Pero ese interés no va más allá. No montan fiestas o actividades culturales que puedan constituir encuentros muy numerosos. ASOCROM y alguna otra asociación a la que luego me referiré organizan algunas actividades anuales, pero con no mucho público. Y cuando les he preguntado por qué no hacen más encuentros colectivos me han dicho que prefieren relacionarse más con los autóctonos y no tanto entre sí (me refiero, en todo lo que estoy diciendo aquí, al grupo mayoritario, el ortodoxo). Las fiestas propias en las que participan son las religiosas, especialmente la pascua ortodoxa, la navidad y Sant Jordi (su patrono). Aurel B., el cura al que me he referido de forma recurrente a lo largo del presente estudio, me ha informado de que ya hay grupos de jóvenes rumanos que empiezan a juntarse para hacer excursiones por Cataluña. Esto es todo lo que he encontrado referido a actividades hechas en grupo. Tampoco hay apenas bares o lugares de ocio en los que se junten los rumanos para oír su música o para bailarla. En Barcelona sólo he tenido información de un bar musical en el Puerto Olímpico al que suelen ir los rumanos y en el que se oye música rumana. Hay otro bar en la calle Provenza que también está 395 sirviendo de lugar de encuentro para algunos rumanos, y probablemente hay otros bares menos específicos en los que también se juntan grupos de rumanos. El empresario del bar de la calle Provenza montó una discoteca en el Prat del Llobregat anunciándola como lugar de encuentro para los rumanos. Asistí a su inauguración, en junio de 2005, y los únicos presentes resultaron ser los promotores, los camareros (rumanos) y los músicos (rumanos). Como público sólo estaba yo: no hubo ni un rumano que atendiese al reclamo de la publicidad, aunque ya se sabe que los inicios de cualquier negocio siempre son difíciles. El empresario confiaba en que en los siguientes fines de semana las cosas mejorarían, ya que, según me confirmó, no hay otros lugares de ocio específicos de rumanos. Le pregunté por la marcha de la discoteca unas semanas después y comentó que la había cerrado. Cuando se trata de familias, es decir, en los casos en los que ya está aquí el matrimonio y los hijos, lo que hacen es juntarse con alguna otra familia rumana de vez en cuando. Vasile V. y su esposa Cristina, que viven con su hijo de 11 años en Cerdanyola, se ven a menudo con otro matrimonio, pero su relación con los demás rumanos de Cerdanyola no va mucho más allá, aunque lo que sí hacen es ir a la misa ortodoxa de la iglesia de la Gran Via de Barcelona. De su relación con los catalanes están satisfechos, dicen que ha habido gente que les ha ayudado mucho, pero no es una relación que comporte actividad social conjunta. Otros rumanos de los que he entrevistado, concretamente los que viven aquí en familia, me han descrito el mismo modelo de relación: se ven de vez en cuando con otras familias, hacen la comida del domingo juntas, o cosas por el estilo, y eso parece bastarles. Así me han respondido, por ejemplo, Daniel P., que vive en Barcelona, Francisco S., que vive en Terrassa, Mirela B., mediadora intercultural del Consell Comarcal de la Segarra, la familia de Vasile S., de Castelldefels, etc. 396 En la comarca de El Montsià, a pesar de la fuerte concentración de rumanos en municipios de poca población, ocurre lo mismo. Marienela S., presidenta de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, dice que no hacen actividades colectivas, más allá de celebrar la pascua y la navidad cuando pueden. Ioan P., empresario rumano de La Sènia, dice que en los días festivos pueden juntarse dos o tres familias rumanas y salir de excursión o hacer cualquier otra cosa, pero no se juntan en grupos más numerosos. La única actividad colectiva que me menciona es la que hacen en la fiesta mayor de La Sènia: un día preparan comida rumana y ponen música rumana para todos los vecinos. Una actividad así me ha parecido excepcional, a la vista del resto de información recogida de todos los demás entrevistados. Este escaso interés por la realización de actividades conjuntas entre rumanos, observado en esta investigación, no coincide con lo observado en la investigación realizada por Arango sobre los rumanos en Coslada en 2001. Allí había más interrelación entre ellos, habían montado un coro vinculado a la asociación La Bufanda y organizaban conciertos; además, se juntaban en algunos bares, etc. (Arango y otros, 2001: 46). Pero la aparente contradicción se reduce cuando esto se relaciona con el hecho (ya apuntado) de que allí la red social es más fuerte debido al ligamen religioso que proporciona el hecho de que la mitad de los rumanos de Coslada eran, en aquel momento, de confesión adventista. El tejido asociativo de los rumanos en Cataluña se resiente de su poca predisposición a juntarse para la realización de actividades. La primera asociación que se constituye en Cataluña es ASOCROM (Associació Rumanesa de Catalunya). Nace en 1998, y en 2005 había entregado ya unos 1.000 carnés de socio, pero la realidad, explicada por su presidenta, Marcela C., es que a mediados de 2005 apenas había socios que pagasen la cuota. En más de un momento se habían planteado el cierre de la asociación por la escasa actitud participativa de los rumanos. ASOCROM está vinculada a la Federación de Asociaciones Rumanas de España, FEDROM, constituida en junio 2003. Esta federación la componen 11 397 asociaciones: la mayoría de la Comunidad de Madrid, aunque hay también dos de Castellón y una de Cataluña. En el entorno de las asociaciones rumanas de Madrid se edita la ya aludida revista, “Român în Lume” (“Rumanos por el mundo”), que cuenta con apoyo de la compañía Money Gram, dedicada a las transferencias de dinero.136 Cristina L., una de las responsables de la revista, me informó de que se distribuye por toda España, y, efectivamente, en el local de la asociación de Cataluña se distribuye periódicamente. La actividad de ASOCROM se realiza los domingos por la mañana, único día de la semana en el que se abre el local, atendiendo consultas de la gente, repartiendo la mencionada revista, repartiendo, como ya se apuntó, los alimentos que le llegan del Banco de Alimentos de Barcelona, y organizando las muy escasas actividades que hasta el momento han realizado. Como ejemplo de actividad asociativa puedo citar su participación en un encuentro de entidades de la inmigración, realizado a principios de 2005, en el que llevaron grupos de música y danza. Hay otras asociaciones de rumanos en Cataluña. Diana D. promovió la Asociación Nacional de Empresarios y Emprendedores Extranjeros, así como la Asociación Socio-cultural Gitano Rumana “Shatra”. Otras asociaciones tienen carácter más local, como una constituida en Arbúcies, otra en Castelldefels y otra en Sant Carles de la Ràpita. Ésta última, llamada Asociación Cultural Unirea, es, según su presidenta, Marinela S., la única asociación en la comarca de El Montsià. A principios de 2005 su estado era muy incipiente, no tenía local y no contaba con ayudas institucionales de ningún tipo. La de Arbúcies se denomina Associació Rumanesa de Arbúcies, cuenta con unos 50 miembros apuntados (de los aproximadamente 200 rumanos que viven en ese pequeño municipio), pero, según sus responsables, no pasan de 10 los 136 Las empresas de transferencia de dinero, como Money Gramm y Western Union, juegan un importante papel financiando actividades asociativas. Además de la revista, también financian las fiestas y encuentros asociativos. El primer encuentro de la Federación de Asociaciones Rumanas de España fue financiado por la Western Union. 398 que se reúnen los viernes (día en el que la asociación está abierta). Su actividad principal es una fiesta anual que hacen por navidad. La de Castelldefels se denomina ASORCAST, Asociación de Rumanos de Castelldefels, y se constituyó a finales de 2004. Tiene unos 160 socios y ofrece servicios como el asesoramiento jurídico, información sobre posibilidades de empleo e información sobre vivienda de alquiler o de compra; esto último en cooperación con una agencia inmobiliaria, cuyo propietario colabora con la asociación. A los socios se les proporciona un carné, que según el presidente, a veces les ha servido de identificación cuando han sido parados por la policía para comprobar si tenían documentación de residencia. El éxito afiliativo de la asociación de Castelldefels contrasta con las opiniones de las responsables de las otras asociaciones, que afirman que el desinterés de los rumanos por asociarse y participar en actividades colectivas es muy notable, y que las asociaciones son muy débiles. Algunos entrevistados de Castelldefels me han señalado que la perspectiva de la regularización que iba a realizarse en 2005, y el hecho de que la asociación ofreciese asesoramiento jurídico, influyó en la primera racha de adhesiones, en la que se lograron la mayoría de los socios. Las razones que los entrevistados me han dado sobre la debilidad asociativa son las siguientes. En primer lugar, me han hablado de ciertos handicaps que tienen que ver con la experiencia de vida de los rumanos en su país. El papel de control sobre la población que allí se ha ejercido desde la policía y las instituciones públicas ha llevado a generar una desconfianza profunda hacia éstas. Muchos rumanos temen que las asociaciones ejerzan aquí ese mismo control y desconfían de ellas, como desconfían de los servicios sociales y de cualquier institución pública. Sin embargo, esto no es del todo generalizable, ya que muchos otros también aprecian la labor que las asociaciones realizan en la fase de acogida, dando información, proporcionando contactos, tramitando documentación, etc. 399 Muchos entrevistados han resaltado el carácter individualista de los rumanos, como motivo de su debilidad asociativa. Gheorghe M. dice que no hay solidaridad entre los rumanos. Compara su realidad con la de los paquistaníes (grupo con el que los rumanos tienen mucho contacto para el alquiler de pisos y otros aspectos, como se mostró más atrás), diciendo que éstos sí se ayudan entre ellos, pero que los rumanos no lo hacen porque son muy individualistas. Violeta S., de Castelldefels, dice que los rumanos sólo se apuntan a una asociación si esperan sacar de ello algo muy tangible, y dice que en la asociación de Castelldefels se apuntaron los que no tenían papeles, pero quienes los tenían no quisieron saber nada. Además del calificativo de individualismo, algunos entrevistados han utilizado el de insolidaridad. Marcela C., presidenta de ASOCROM, dice que la ayuda mutua entre rumanos es escasa, salvo que formen parte del mismo grupo familiar, y que la ayuda está mediatizada por la desconfianza: los rumanos tienen miedo a verse engañados o timados por aquel compatriota al que antes han ayudado. En esta línea iba el comentario que me hicieron los responsables del servicio (el Programa Operativo para Inmigrantes) que tiene Cruz Roja en Castelldefels. Como dije más atrás, ahí habían atendido a nueve rumanos en la primera mitad de 2005, pero, según me explicaron, había cierta relación entre ellos, de tipo familiar o de amistad. Los responsables del servicio dicen que los inmigrantes se enteran de que tal servicio existe por el boca a boca, y añaden que ese medio funciona mucho mejor entre los marroquíes que entre los rumanos. Un marroquí se puede enterar de la existencia del servicio porque se lo dice otro, aunque no sea un familiar o persona muy cercana, y de esta forma se puede expandir la información; en cambio el círculo en el que se expande la información entre los rumanos es mucho más reducido: la que dispone un pequeño grupo de ellos que se relacionan entre sí puede morir ahí, sin que tenga vías de expansión entre los demás rumanos del municipio. También apareció algo de esto en las entrevistas realizadas sobre el trabajo sexual. Se mostró que la solidaridad o capacidad de ayuda mutua entre las 400 trabajadoras del sexo rumanas no es muy grande. La antropóloga Holgado señaló que algo que se hizo entre las latinoamericanas de la calle Sant Ramon, como es una bolsa de ayuda mutua para casos de necesidad, se intentó hacer también con las rumanas y no se logró. Reiteradamente los entrevistados me han señalado que los rumanos no tienen interés en juntarse con otros rumanos y prefieren relacionarse con la sociedad autóctona. El conjunto de la información recibida parece corroborar esta afirmación. Cabe preguntarse, a partir de esto, si su participación en entidades de la sociedad receptora es mayor que la de otros colectivos. Entro en ello a continuación. Participación en entidades y actividades de la sociedad receptora. ¿Están destacando los rumanos por una mayor interrelación personal con gente de la sociedad receptora? El ya mencionado estudio de Aparicio y Tornos sobre redes sociales (2005: 78) nos indica que los rumanos que dicen no tener ningún amigo español son el 80,4 % de los que esos autores encuestaron; porcentaje parecido al de los chinos, los ecuatorianos y los marroquíes (en el caso de los senegaleses ese porcentaje baja al 69,8 %) Entre los rumanos a los que yo he entrevistado, salvo los que tienen lideraje social y se mueven en el campo asociativo, los demás me han respondido negativamente a la pregunta de si participan en algún tipo de actividad asociativa. El mayor acercamiento a ello que he encontrado es la integración de los hijos en entidades deportivas. Mirela B., rumana que trabaja como mediadora intercultural del Consell Comarcal de la Segarra, dice que a través de los colegios de los hijos podría iniciarse esa relación, pero, de momento, es escasa; por ejemplo, nunca van a las excursiones que montan los colegios. En Castelldefels, los entrevistados me han dicho que su relación con entidades de la sociedad receptora es muy escasa. No participan en las AMPA, ni en las asociaciones de vecinos, ni en las culturales, ni en las deportivas, etc. Elena E. 401 es madre de un niño de seis años escolarizado en Castelldefels. Ella me comenta que se apunto a la AMPA del colegio pero no ha participado en ninguna reunión ni actividad. Como excepción diré que la asociación de rumanos de Castelldefels estaba creando, a mediados de 2005, un equipo de fútbol, con chicos rumanos, y con la intención de participar en la liga local, lo que constituiría una forma inicial de participación. Todos coinciden en señalar que los rumanos difícilmente tomarán la iniciativa de vincularse al tejido asociativo. En cambio, también señalan que cuando se les pide participar, lo hacen solícitos. La asociación de padres y madres de un colegio de minusválidos de Castelldefels solicitó a todos los padres colaboración para hacer gratuitamente unas mejoras en el local, y quienes se ofrecieron y lo hicieron fueron unos padres rumanos, y sólo ellos. En otra ocasión, el Ayuntamiento solicitó voluntarios para unos trabajos en la feria de muestras de Castelldefels, y destacó el número de rumanos que se presentaron. Estos son ejemplos que me mencionó el presidente de la asociación local de rumanos. En la comarca de El Montsià la participación de los rumanos en las AMPA es prácticamente nula. Sólo me hablaron de una rumana integrada en una AMPA del CEIP de Ulldecona. En las AMPA de La Sènia no hay rumanos; como tampoco los hay en las de Sant Carles de la Ràpita. En otros espacios participativos la situación es la misma. En el Esplai de Santa Carles de la Rápita hay muy pocos niños de familias rumanas, según la responsable de inmigración del municipio. En La Sènia hay dos escuelas de música y no hay rumanos en ellas. La excepción en este municipio es el club de ajedrez, en el que sí los hay y, según un profesor del instituto de esta localidad, son los que están salvando el club. Tampoco están los rumanos en las asociaciones deportivas de los municipios de la comarca, salvo en el caso del club de fútbol de Ulldecona. A la pregunta de por qué la participación de los rumanos en la vida asociativa de los municipios es tan pobre, la respuesta que he obtenido entre los entrevistados es que se hace muy poco para que eso sea de otra manera. No 402 parece casualidad que la mayor participación se esté dando en Ulldecona, donde hay una concejalía de inmigración y donde, según la responsable del plan comarcal de inmigración de El Montsià, desde el Ayuntamiento se ha trabajado más todo lo relativo a la acogida. Ella ha podido observar que la actitud acogedora de la población de Ulldecona es mayor que en otros municipios. En el conjunto de las entrevistas que he realizado en Cataluña (Barcelona, Castelldefels, El Montsià…) he percibido que los rumanos tienen cierto miedo a “su mala fama” entre los autóctonos; es decir, cierto complejo a no ser bien recibidos por los estereotipos que circulan sobre ellos. Algo que muchos me han dicho enseguida es que entre los rumanos hay mala gente pero no todos son así; incluso me ha parecido entender que me concedían la entrevista para que me diese cuenta de ello. ¿A qué mala fama se refieren? ¿Quién es la mala gente? Por un lado se refieren a los gitanos rumanos, cuya actividad laboral es la mendicidad, y por otro a los grupos de delincuentes que de vez en cuando aparecen en la prensa, robando en pisos, falsificando documentación, o en cosas de ese tipo. Violeta S. lo expresaba diciendo que tienen miedo a relacionarse con los autóctonos porque “saben que la opinión de los españoles sobre los rumanos es mala... que los españoles piensan que todos los rumanos se dedican a robar...” Y añadía, como ejemplo de la actitud de los rumanos, que su hermano no habla rumano por la calle (en Castelldefels) para que la gente no sepa que lo es.137 A mi me resultó sorprendente que esto estuviese pasando, ya que mis primeras conversaciones sobre los rumanos las mantuve con sindicalistas o con empresarios, es decir, con gente que conoce a los rumanos reales, los conoce como compañeros de trabajo o como empleados de su empresa. Y estas personas no confunden a los rumanos que conocen con los que salen en la prensa cuando la policía desarticula a una banda dedicada a robar en pisos. 137 Según Diana D., muchos rumanos se declaran italianos en determinados momentos por el mismo motivo 403 Pero después he comprobado que la gente no acostumbrada a tratar con rumanos sí tiene este prejuicio. En mi trabajo de investigación, me he encontrado con que mucha gente identifica la inmigración rumana con la inmigración gitana rumana, y que la palabra “rumanos” remite con facilidad a la palabra “mafias”. Cuando he comentado que hacía esta investigación, algunos de mis interlocutores se han referido enseguida a los mendigos gitanos, y en gran número de ocasiones he tenido que aclarar que ésos sólo son un pequeña parte de la inmigración rumana. Así es que esa sensación que los rumanos tienen de estar desprestigiados entre los autóctonos tiene una base real en los estereotipos que circulan; responde a los prejuicios de los segundos hacia los primeros, aunque también responde a los prejuicios de unos y otros hacia los gitanos. Un último aspecto a contemplar referido a la participación de los rumanos en las entidades asociativas de la sociedad receptora es la afiliación sindical. No cuento con datos de todos los sindicatos, pero de los que cuento se deduce que la afiliación sindical es escasa. Cabría preguntarse si desconfían de los sindicatos, pero no parece que ése sea el problema. Según Octavian M., profesor de la UAB, los sindicatos en Rumania son ahora organizaciones que la gente considera independientes, es decir, que ya se ha superado la etapa en las que podían ver a los sindicatos como parte del Estado. Esto supone que los inmigrantes rumanos no vienen con ideas preconcebidas erróneas sobre los sindicatos; saben lo que son y para qué sirven, al menos como lo pueden saber los trabajadores españoles. Algún sindicalista me ha dicho que los trabajadores procedentes de la Europa del Este rehuyen el contacto con los sindicatos porque saben lo que éstos van a plantearles: recortar la jornada laboral y reclamar mejores condiciones, algo que no es lo que esos trabajadores buscan. Pero esta afirmación es posible que se mueva más en el campo de los prejuicios que en el de las realidades comprobadas. Por su parte, Marinela S., líder de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, dice que la predisposición de los rumanos hacia los sindicatos es buena, pero que los sindicatos no se muestran interesados en 404 incluirlos. En la comarca de El Montsià, según ella, habría chóferes y otros trabajadores que se afiliarían de inmediato, pero nadie hace ningún tipo de labor sindical entre ellos. El factor religioso. Los rumanos son mayoritariamente ortodoxos. De acuerdo con el Ministerio de Información rumano los ortodoxos son el 86,7 % de la población, seguidos de los católicos que son el 4,7 %. Hay también protestantes evangelistas (3,9 %), grecocatólicos (0,9 %) y otros (Romania 2002: 22). Otra fuente Habla de 70 % ortodoxos, 3% católicos romanos, 3 % católicos uniatas, 6 % protestantes y 18 % no afiliados.138 El porcentaje de católicos es mayor en las zonas en las que la minoría húngara, y los protestantes evangelistas son el sector en mayor crecimiento. Los ortodoxos son el grupo mayoritario con notable diferencia sobre los demás, y a la hora de señalar el porcentaje de población que pertenece a este grupo se producen variaciones muy grandes en función del criterio utilizado. Si todos los bautizados se consideran pertenecientes al grupo el porcentaje será más alto que si se cuentan sólo quienes practican la religión; el problema es el mismo que si tratamos de decir qué porcentaje de la población española es católica. Entre los ortodoxos rumanos también se ha producido cierta pérdida de religiosidad, como ha ocurrido entre los católicos españoles en nuestro tiempo contemporáneo, aunque en menor proporción. Mis entrevistados coinciden en señalar que allí son algo más religiosos que aquí. Pero, además, lo que nadie deja de hacer es bautizar a sus hijos, porque allí, más aún que aquí, no se concibe la posibilidad de no bautizar al recién nacido. La pertenencia religiosa entre los ortodoxos no les dota de un vínculo comunitario fuerte. Y en su relación con los católicos no se producen 138 Ver www.romania.org (última consulta: noviembre 2005) 405 distanciamientos comunitaristas apreciables. Mirela B., mediadora intercultural, dice que en Rumania, cuando va a casarse un ortodoxo con un católico el único interrogante o comentario que se produce entre ellos es: “¿dónde nos vamos a casar, lo hacemos en tu iglesia o en la mía?” En las relaciones sociales entre católicos y ortodoxos la pertenencia a una u otra confesión no es algo a lo que se le conceda importancia. Una de las razones de que así sea es que parte de la población no es muy practicante, pero quizás la razón principal es que la religión ortodoxa siempre se ha caracterizado por cierta tolerancia. En la historia de esta religión no hay etapas de inquisición o cosas parecidas, y no tiene tradición de imponer sus preceptos por la fuerza. Diana D. me informa de que en las misas ortodoxas hay asistencia de muchos católicos de forma habitual; los católicos se hacen distinguir llevando una vela blanca, mientras que la vela que llevan los ortodoxos es marrón; pero lo significativo es que en las iglesias ortodoxas se venden también velas blancas para los católicos que quieran asistir a sus misas. La escasa religiosidad es también la realidad entre los inmigrantes rumanos que hay en España y son ortodoxos. Mirela B. dice que para la mayoría de ellos la religión sólo resulta importante en algunas fechas (Navidad…), y es entonces cuando, aquellos que no cuentan con la posibilidad de asistir a celebraciones ortodoxas, las echan más de menos. No obstante, Diana D. destaca que los inmigrantes se vuelven aquí más religiosos, buscando cierto refugio frente a las adversidades de proceso migratorio. Vasile V. y su esposa Cristina C. afirman que aquí se han vuelto más religiosos; dicen que se sienten solos y que piensan más en Dios. Hay iglesias ortodoxas en Barcelona a las que acuden los domingos inmigrantes procedentes de la Europa del Este. Los rumanos acuden a una, a otras los ucranianos, etc. Los ucranianos van, sobre todo, a una iglesia ortodoxa ubicada en Aragón 181, cuyo párroco es español, mientras que los rumanos acuden mayoritariamente a la que se halla en Gran Via 406. El edificio es una iglesia católica, pero tiene un local lateral que ha sido cedido a los 406 ortodoxos. El idioma que se utiliza en el oficio religioso es el rumano (aunque se van introduciendo frases en castellano). La cesión de ese local por parte de la parroquia católica tiene mucho que ver con las características de su párroco, Amador Roig. A él lo mencioné en el capítulo quinto, como persona muy vinculada a Rumania, que años atrás había colaborado con algunas autoridades de la iglesia ortodoxa rumana, y que dirige una ONG de ayuda a niños rumanos enfermos. El sacerdote ortodoxo que oficia la misa en la iglesia de Gran Via, Aurel B., fue enviado en 2001 a Barcelona por el Patriarcado de Rumania, cuando la comunidad rumana aquí empezaba a ser importante. El Patriarcado de Rumania tiene, fuera del país, dos metropolías una en Nuremberg para Alemania, Austria y otros países, y otra en París, para los países más occidentales y meridionales. La parroquia de Barcelona, como otras que hay en Cataluña (en Girona y en Tarragona) y en España, pertenecen a la de París. La Iglesia Ortodoxa Rumana no ha estado inscrita en el registro de entidades religiosas del Ministerio de Justicia español hasta mediados de 2004. A la iglesia de Gran Via acuden los domingos entre 300 y 400 rumanos, y no hay otras iglesias ortodoxas a las que vayan los rumanos que viven en Barcelona y su entorno (salvo unos pocos que llevan muchos años en Barcelona y acuden a la iglesia ortodoxa catalana ubicada en la calle Aragó). A las parroquias ortodoxas de Girona y Tarragona acuden unos 30 ó 40 fieles en cada una. Es, por tanto, la parroquia de Barcelona la que tiene mayor importancia para los rumanos, por las relaciones que ahí se establecen y las prácticas religiosas. Una parte de los que van son recién llegados, que, como ya mostré, acuden a la iglesia en busca de apoyo para obtener alojamiento o trabajo. Ello indica que la práctica religiosa es minoritaria; aunque es posible que haya muchos rumanos que ahora no acuden a la misa dominical, pero acudirían de tener una iglesia ortodoxa más cercana a su lugar de vivienda. 407 Por lo que se refiere a la importancia de la religión en el proceso de integración social de los rumanos, hay que decir que, en el caso de los ortodoxos, no parece que sea muy grande, salvo por el hecho de que juntarse el domingo por la mañana en la celebración de la misa sirve como punto de contacto entre ellos. Pero su pertenencia religiosa ni los acerca ni los aleja especialmente a la sociedad receptora. Esta sociedad no tiene hacia ellos los prejuicios que tiene hacia los musulmanes, y ellos, por su parte, están habituados a la convivencia entre los católicos y los ortodoxos, o entre todos ellos y los agnósticos, y la viven con normalidad. Pero además de la ortodoxa y la católica hay que otras religiones en Rumania, y creo que es en ellas en las que aparecen elementos de mayor interés para esta investigación. Concretamente, es el mundo protestante evangelista el que nos aporta esta mayor riqueza de elementos a considerar, porque es ahí donde la pertenencia religiosa comporta vínculos comunitarios más acusados. Ya hablé del pentecostalismo en el capítulo dedicado a los gitanos rumanos, pero he de añadir que este movimiento religioso tiene también numerosos seguidores entre los no gitanos. En Rumania hay dos ramas pentecostales, la Iglesia de Dios y la Asamblea de Dios. Los inmigrantes rumanos que hay en España y son pentecostales pertenecen principalmente a la primera. Ioan C., nuestro pastor evangelista, estima que en España hay unas 40 iglesias (comunidades) pentecostales rumanas, de las que sólo aproximadamente la cuarta parte son de gitanos rumanos. En Cataluña hay iglesias pentecostales rumanas en Barcelona, Castelldefels, Vilanova, Terrassa, Girona, Blanes, Berga, Banyoles, Lleida, Mollerussa, Tarragona y otros municipios. Según Ioan C, el número de miembros de cada una puede estar entre menos de un centenar y dos o tres centenares. Si ello es así, puede haber en torno a 2.000 pentecostales rumanos en Cataluña (de los que unos 400 son gitanos). Este pastor señala que la mayoría ya eran pentecostales antes de emigrar, aunque algunas conversiones nuevas van produciéndose también aquí. Añadiré que según Ioan C., sólo se financian por 408 medio de las colectas que hacen entre los fieles (así pagan los locales y otros gastos que puedan tener). En un oficio religioso, realizado en domingo por la mañana en Castelldefels, al que pude asistir (diciembre 2004), observé que había unas 120 personas, con un número más o menos parecido de hombres que de mujeres, con un presencia importante de jóvenes (en torno a los 20 años) y una media edad que estaría en torno a los treinta y pocos años. Los asistentes estaban muy atentos, “arreglados de domingo” y soportando un oficio que duraba entre dos y tres horas. El local religioso son los bajos de un edificio que, curiosamente, antes de ser alquilado por la iglesia evangelista había sido sede del partido comunista. ¿Qué importancia tiene la pertenencia religiosa de los pentecostales rumanos inmigrados en Cataluña para su integración con esta sociedad? Lo que afirma Ioan C., pastor evangelista de Castelldefels, y afirman también los pastores de Badalona con los que puede hablar (en este caso gitanos), es que ellos hablan sólo de Dios; se precian de que su religión está completamente apartada de la política y en sus sermones sólo les interesa lo espiritual. He indagado sobre si realizan actividades del tipo de las que hacen las asociaciones de inmigrantes que permitan relacionarlos con la sociedad de acogida, y lo que han señalado es que no las hacen. Realmente parece que sólo les interesa la parte espiritual, y dejan los asuntos de este mundo a la resolución de cada uno, por los que cabría deducir que esta pertenencia religiosa incide poco en los procesos de integración social. Pero queda el interrogante de si la ayuda mutua que se prestan entre ellos, al ser mayor que la que existe entre los ortodoxos, unida a la influencia que pueda tener la ética protestante sobre el trabajo y el esfuerzo, puede acabar generando una evolución distinta de su situación económica. Por ejemplo, será interesante observar si dentro de unos años este sector tiene mayor número de negocios montado. Pero, de momento, diferencias así no se han manifestado en el trabajo de campo de esta investigación. 409 En el caso particular del pastor Ioan C. hay cierta preocupación por la integración de sus feligreses y me señaló que hace cosas como traer, de vez en cuando, pastores evangelistas de habla castellana para que los fieles se interesen por el idioma, pero no hace ninguna otra actuación en esa dirección. Ya comenté en el capítulo quinto que esta pertenencia religiosa influye en el proceso migratorio, en la medida en que favorece la ayuda mutua para la realización del trayecto o la acogida a la llegada (por ejemplo, hacen colectas entre los fieles para ayudar a los más necesitados, que generalmente son los recién llegados, lo que supone una actuación en el proceso de acogida de algunas personas; en la iglesia de Castelldefels dedican a este asunto la colecta de un día al mes), pero no parece que intervenga mucho más en el proceso de integración social. Otros aspectos culturales En el trabajo de campo he tratado de indagar sobre aspectos culturales de los rumanos que tuviesen incidencia en su proceso de integración. Aquí me han interesado los aspectos específicos, dejando de lado las consideraciones más generales que en una sociedad receptora de inmigración como la nuestra, se hacen acerca de las “diferencias culturales”, reales y supuestas, a las que suele darse gran trascendencia cuando se habla de integración. La cultura se utiliza a menudo como justificación de las más diversas barreras que afectan a los inmigrantes, lo que los sitúa como culpables de las mismas, porque es su cultura precisamente la extraña. Tal justificación, como ha señalado Delgado, (1998: 171-183), suele servir para impedir a los diferentes integrarse plenamente en los sistemas sociales que los permitirían salir del rol y las condiciones reservadas para ellos. Como apunta este autor, “la clasificación – mejor si es “científica”- es, pues, la herramienta fundamental de la que se vale cualquier situación de dominio, pues los dominados reciben de ellos mismos la imagen de seres que han de ser realmente sometidos por causa de sus supuestas carencias, excesos o desviaciones que los apartan de la normalidad que aquellos que los dominan encarnan. La separación entre inmigrante y 410 nativo, o entre mayoría y minoría cultural, concretiza la más genérica separación entre lo normal y lo anormal” (Delgado, 2002). Aquí se parte, por tanto, de que indagando sobre los aspectos culturales no es donde encontraremos las explicaciones a las situaciones que viven las personas inmigradas, ni a los obstáculos en el proceso de integración. Pero, aunque su importancia sea escasa, puede haber aspectos culturales que tengan alguna incidencia en este proceso, y he querido indagar sobre ellos. He preguntado a los entrevistados si han encontrado aspectos culturales con los que hayan chocado, o les hayan sorprendido en algún sentido, y he de decir que las respuestas han sido muy pobres. A una entrevistada le sorprendió la variedad gastronómica que se encontró aquí, y le sorprendieron otras cosas, como el respeto a los horarios de comida, o la forma de empleo del tiempo libre. Se trataba de cosas que le sorprendían positivamente, pero que probablemente tenían que ver más con el nivel económico que con tradiciones culturales. Mirela B. señaló que le sorprendió el respeto con el que aquí las autoridades o los funcionarios públicos tratan a las personas; se extrañaba de recibir un trato respetuoso al que, al parecer, no están acostumbrados en Rumania. Otros entrevistados se han referido también a este aspecto. Más atrás hablé de los niveles de corrupción que se dan en Rumania, y cuando he preguntado por aspectos culturales diferenciados, muchas de las respuestas que he obtenido se han referido a esto, pero creo que la corrupción tiene que ver con los procesos políticos por los que ha pasado ese país, no con tradiciones culturales, ya que a nadie parece gustarle que eso sea así. Por tanto, he de decir que si hay aspectos culturales diferenciados que en algún sentido generen dificultades para la relación de los rumanos con la sociedad receptora, yo no los he encontrado. Creo que lo más importante es el individualismo del que muchos me han hablado, pero parece que es, más o menos, el mismo individualismo que impera en todo el mundo occidental. A la pregunta de si han tenido que esforzarse para adaptarse aquí a alguna cosa concreta, varios me han respondido que lo más duro ha sido adaptarse a los horarios laborales. En Rumania la jornada laboral es más continuada, y la 411 tarde queda libre a partir de una hora razonable. Los inmigrantes rumanos no entienden que tengan que emplearse dos horas en la comida y que la jornada acabe a las siete o las ocho de la tarde. Pero… ¿quién lo entiende? Aquí tampoco parece que estemos ante una diferencia cultural. Los ucranianos han sido un poco más explícitos hablándome de diferencias culturales. Svitlana dice que entre los ucranianos y los catalanes (o españoles) hay diferencias culturales importantes que a ellos les hacen sentirse mal en la primera fase de su establecimiento aquí. A la hora de definirlas, hace referencia a aspectos como el “bajo nivel cultural” de muchos de los autóctonos con los que ella ha tratado, o con los que tratan en general los inmigrantes. Dice que en Ucrania sólo los marginados tienen un nivel cultural tan bajo como el que aquí encuentra en mucha gente. Pero hace referencia también a otros aspectos que tienen que ver con cosas como la forma de expresarse, y parece que son esos aspectos los que le hicieron sentirse peor en su primera etapa de establecimiento en Cataluña. Dice que los autóctonos bromean y se ríen mucho, y que eso unido a la incomprensión inicial del idioma le provocaban la sensación de que siempre se estaban riendo de ella. También hace mención a que al hablar, los autóctonos cambian con frecuencia de tono y gesticulan mucho, lo que le producía la impresión de que estaban enfadados. En definitiva, no saber cuándo se estaban riendo de ella, o cuándo estaban enfadados con ella, le generaba un malestar considerable. Con menos precisión que Svitlana, otros ucranianos me han dicho cosas parecidas; especialmente repetitiva ha sido la referencia a que aquí la gente tiene un nivel cultural bajo. Como aspecto negativo de sí mismos, algunos se han referido a las prácticas que devienen de proceder de una sociedad con mucha corrupción. Dana B. dice que tanto rusos como ucranianos pecan de una desconfianza excesiva hacia los demás que viene de haber vivido en sociedades en las que domina el engaño y la corrupción. 412 Volviendo a los rumanos, hay aspectos culturales, como la comida y el folclore (especialmente la música) que generan cierta añoranza entre ellos; pero la información que he recibido, acerca de los esfuerzos que dedican en reproducir aquí sus hábitos culinarios es algo contradictoria. Mirela B., mediadora intercultural, dice que los rumanos hacen comidas propias cuando pueden pero con escasa frecuencia, y tampoco montan fiestas en las que pudiesen cocinar colectivamente. Marinela S., de la asociación de rumanos de Sant Carles de la Ràpita, dice que le gustaría organizar actividades culturales en las que mostrar a la gente de aquí su comida y su folclore, pero aún no ha tenido posibilidades para hacerlo. Sin embargo, las mujeres a las que entrevisté en Castelldefels me dijeron, todas ellas, que la comida que habitualmente hacen en casa está preparada al estilo rumano. La transmisión del idioma propio es otra práctica cultural significativa entre colectivos inmigrados. En el caso de los rumanos es algo que se hace en el seno de la familia, pero a lo que no dedican otros esfuerzos. No están organizando cursos de rumano para los menores. Lo que algunos entrevistados me han señalado es que los hijos lo aprenden con naturalidad en su casa, sin necesidad de acudir a cursos específicos. El gobierno rumano cuenta con el Departamento para los Rumanos en el Extranjero (ubicado en el Ministerio de Exteriores) que hace labor de apoyo al mantenimiento del idioma rumano entre las comunidades rumanas de otros países. Hay que señalar aquí que las comunidades de habla rumana no son sólo las formadas por la emigración, sino también otras procedentes de la diáspora histórica.139 Pues bien, yo no he encontrado ninguna referencia de actuaciones que se estén haciendo en Cataluña, ni en España, por parte de ese Departamento. Un aspecto cultural de interés es lo que tiene que ver con las defunciones. Quien primero me habló de ello fue Amador Roig, párroco del puerto de 139 El Ministerio de Información rumano da cuenta de que hay nueve millones de personas de habla rumana fuera de Rumania (la actual población del país es de 22,4 millones) (Romania 2002: 21) 413 Barcelona (católico y español, pero muy relacionado con los rumanos), comentándome la importancia que dan los rumanos a que sus muertos sean enterrados en Rumania. Parece que esto se relaciona con las tradiciones ortodoxas en las que el culto a los muertos tiene gran importancia: no está permitida la cremación, y la visita a los cementerios es muy frecuente. A los muertos se los recuerda haciendo, por ejemplo, la celebración al año de haberse muerto, celebración a la que acude gran número de familiares y vecinos. Amador, que como dije preside una ONG dedicada a traer niños de Rumania con enfermedades graves, ha tenido cinco casos de muerte entre esos niños, y en todos los casos los cadáveres han sido repatriados, a pesar del elevado coste económico que ello supone (unos 6.000 euros). De la importancia que para ellos tiene la repatriación de los cadáveres ya hablé refiriéndome a los gitanos rumanos, pero éste parece ser un aspecto cultural de todos los rumanos. Marcela C., presidenta de la asociación de rumanos ASOCROM, también señala que la repatriación de los cadáveres es importante para los inmigrantes rumanos, y que ya se ha hecho en varios casos. Dice que desde el punto de vista religioso no habría inconvenientes serios en ser enterrados en cementerios de aquí, puesto que son cementerios cristianos, pero la familia quiere tener cerca a sus difuntos. Esto hace suponer que, en la medida en que las familias inmigradas pierdan la perspectiva del retorno, al menos en algunos casos, preferirán que sus miembros difuntos sean enterrados aquí. Pero, en todo caso, esto sólo es una suposición mía. Como se ve, en el trabajo de campo realizado, aparecen algunos aspectos culturales que muestran cierta diferenciación entre la inmigración rumana y la sociedad receptora; algunos responden al modelo sociopolítico que ha dominado en Rumania, otros tienen raíces antropológicas más profundas. Pero lo que ha aparecido con mayor claridad son las similitudes culturales existentes. En Rumania, como en Cataluña, el modelo de familia es nuclear; la amplitud de la familia es la misma (el número de hijos por mujer es casi 414 idéntico); en la familia se produce simetría entre los hijos de ambos sexos (en la distribución de la herencia cuentan ambos por igual); el modelo familiar y el económico han conducido a un individualismo que es similar en ambas sociedades; el peso de la religión en las prácticas sociales es escaso también en ambas sociedades (y si el fervor religioso de los rumanos crece un poco aquí es por las condiciones de la inmigración); la relación hombre-mujer viene marcada, además de por el modelo familiar, por un avance del feminismo que no es muy diferente en ambas sociedades. Este tipo de cosas, que constituyen rasgos culturales importantes, no generan grandes diferenciaciones, y, en consecuencia, la interacción cultural entre población rumana inmigrada y sociedad receptora no parece que haya de tener especiales dificultades. 415 RESULTADOS Y CONCLUSIONES Los rumanos han hecho uso de la emigración como salida a las situaciones difíciles en diversos momentos históricos y sus destinos preferidos han sido los países occidentales. Las migraciones que se habían protagonizado por parte de las poblaciones de los distintos países de la Europa del Este, hasta finales de los años ochenta del pasado siglo, tenían como principal destino otros países de la misma zona; y, sin embargo, hubo dos países, Polonia y Rumania, desde los que el destino principal de la emigración, ya en los años ochenta (antes de la desarticulación del bloque socialista), fueron los países occidentales. En aquella década salieron unos 300.000 rumanos en dirección a países como Alemania, EEUU, Austria, Canadá, Israel o Hungría. Alemania siguió siendo el principal destino para los rumanos cuando se produjo un notable incremento de la emigración, tras la caída del régimen de Ceausescu en diciembre de 1989. Los mayores flujos de emigración rumana se producirían entre 1990 y 1992, y los destinos siguieron siendo los señalados en el párrafo anterior. Este incremento de la emigración de rumanos en los primeros años de la década de los noventa se enmarca en el aumento general que en esos años se produce de las migraciones que emiten los países de la Europa del Este. Tras esos primeros años que suceden al derrumbe del bloque socialista, las migraciones hacia la Europa Occidental desde esos países declinarán, entre otras razones porque en la naturaleza de las mismas habría causas específicas que conducían a ello. Las dos más importantes fueron los conflictos bélicos de 417 la ex Yugoslavia y los movimientos llamados “étnicos”, causas ambas que tendieron a agotarse entrando ya en la segunda mitad de los noventa. De todos los países de la Europa del Este, Polonia había sido, tanto en la década de los ochenta, como en la de los noventa, el que más emigración ha emitido hacia la Europa Occidental. Se ha tratado de una emigración producida a un ritmo más o menos constante, sin grandes puntas de incremento, que donde más residentes estables ha dejado ha sido en Alemania (unos 300.000). Los polacos llegan a España más tarde que a otros países de la Unión Europea, pero lo hacen antes (en número significativo) que los de ninguna otra procedencia del Este, y el crecimiento que aquí van teniendo es paulatino. Podemos decir que la emigración polaca ha seguido un proceso previsible, sin grandes giros, y que la que se ha dirigido a España no tiene particularidades importantes, es decir, que ha seguido dinámicas que concuerdan con la que ha tenido como destino otros países de la Europa Occidental. Eso es lo que no podemos decir de la migración rumana. En este apartado de conclusiones, el primer aspecto importante que cabe apuntar es que la inmigración rumana que tenemos en España constituye un fenómeno singular (sólo acompañado por la que ha recibido Italia, también en los años más recientes). A principios de 2005 el número de rumanos que había en España doblaba al de los que había en Alemania, el país que durante más tiempo había sido el principal destino de esa emigración. La emigración rumana, en las décadas de los ochenta y los noventa, había seguido dinámicas equiparables a las de otros países del Este, especialmente a la polaca; pero a finales de los noventa sufrirá un giro que supondrá, por un lado un incremento en el número de migrantes, y por otro la consolidación de un cambio radical en el destino: de haberlo sido Alemania (junto con Austria y otros países centroeuropeos, además de EEUU y Canadá), pasa a serlo primero Italia, y después, de forma contundente, España. Así, mientras el resto de países de la Unión Europea (salvo Italia) no registran ya, en los años dos mil, un incremento significativo de las migraciones procedentes de la Europa del Este, en España ocurrirá todo lo contrario, y ello estará causado, sobre 418 todo, por la inmigración rumana, aunque a esta singularidad contribuirá también la búlgara y, en menor medida, la ucraniana. Las razones por las que los rumanos se dirigen a España, en estos años y en estas dimensiones, han sido halladas, primero, en la evolución que se produce en la situación interna de Rumania desde mediados de los noventa; segundo, en el incremento de las dificultades para migrar a Alemania y otros países; tercero, en la situación interna española, especialmente por lo que hace a las características de su mercado laboral; y cuarto, en los efectos de la red social en los procesos migratorios. La supresión del visado de turismo entre Rumania y España (en realidad, los países Schengen), producida el uno de enero de 2002, facilitó las cosas (sobre todo, redujo costes) para quienes inmigraron después, pero la conclusión que se extrae del análisis de los datos realizado en el capítulo cuarto de este texto es que no fue un factor determinante de las dimensiones de esta inmigración. El mayor crecimiento porcentual de la misma se había producido precisamente el año anterior a la supresión del visado; lo que se produjo después fue la continuación de una tendencia que se había iniciado antes. Más importancia tiene lo que ha sucedido y sucede en Rumania. A partir de 1996 se producirá una fuerte acentuación de la distancia entre los salarios y el coste de las cosas. Aquí se han explicado los procesos de privatización de las empresas y reestructuración de la economía, iniciados en 1993, que conducirían a una situación que, en la segunda mitad de los noventa, se vuelve muy grave para la población rumana, y en los años dos mil se mantiene sin mejora apreciable. Una síntesis simplificada sobre tal situación podría hacerse diciendo que los precios no son muy distintos de los que tenemos en España, pero los salarios son 10 veces inferiores. A los bajos salarios se le unen otros condicionantes de la situación interna rumana, y uno muy destacado por los entrevistados en esta investigación es el agobiante clima de corrupción que allí se vive (que sólo avanzado el año 2005 pareció comenzar a remitir). El hecho de que constantemente se tenga que 419 estar pagando sobornos a los funcionarios, o a las personas que atienden los servicios públicos, ha sido resaltado como algo que ha intervenido notablemente en las decisiones migratorias (cabe añadir que este aspecto ha sido aún más resaltado por los ucranianos y los rusos entrevistados). Junto a esos aspectos objetivos de tanta gravedad, lo que aparece como determinante de la migración es la mayor o menor confianza que los rumanos tienen en que la situación pueda mejorar, y lo que el trabajo de campo realizado ha mostrado es que su confianza es mínima. En el año 2001 hubo algunas mejoras en la economía que sucedieron al cambio de gobierno que se acababa de producir, pero ello no se notó en los salarios; en 2005 también comenzó a notarse cierta mejora de la economía, pero ello es demasiado reciente para apreciar sus efectos; y lo cierto es que la mayoría de los rumanos entrevistados no confían en que se produzcan mejoras substanciales, ni siquiera cuando el país haya entrado en la Unión Europea. Un indicador de ello es que, si bien el retorno es algo que todos los rumanos inmigrados tienen en el horizonte, ninguno de los entrevistados lo considera como algo que pueda producirse a corto plazo; su acomodación en Cataluña (o en España) la ven, desde el primer momento, como algo que no será breve. Su situación objetiva en Rumania en la segunda mitad de los noventa, y su percepción de la misma, llevó a que la opción migratoria, que no era nueva para ellos, se acentuase en esos años. Pero el país al que predominantemente se habían dirigido antes, Alemania, les ponía ya muy difícil la migración; y lo mismo ocurría con Austria y otros destinos. En esos años, Italia se configura como destino principal, y después le sucede España. La elección de estos países meridionales tiene mucho que ver con dos aspectos interrelacionados: el primero es que son países con altos índices de economía sumergida, y el segundo es que la migración sólo ha podido realizarse por vías irregulares. La estrechez existente de los cauces legales de inmigración hubiese impedido flujos significativos en cualquier país de la Europa Occidental, pero cuando la economía sumergida permite acceder al trabajo sin haber realizado la inmigración por los cauces legales, la vía irregular 420 se convierte en una opción viable. La elevada tasa de inserción laboral que tienen los rumanos en España, mostrada en el capítulo séptimo, es prueba más que suficiente de dicha viabilidad. Nuestra elevada tasa de economía sumergida se ha conjugado, en los últimos tiempos, con un crecimiento notable en el que sectores como la construcción y el turismo han tenido un papel destacado. Sectores que siguen requiriendo de mano de obra de forma extensiva. En España, por tanto, se han dado las condiciones adecuadas para la absorción de la mano de obra que ha ido entrando, aún cuando ello se ha producido por vías irregulares. Pero a estas razones de carácter general, se unen unos procesos sociales que son los que finalmente empujan a cada persona a tomar la decisión de realizar el trayecto migratorio; y, a su vez, acaban de explicar el hecho de que España se haya convertido en el destino preferente de la emigración rumana. Quienes actúan como pioneros y abren los primeros canales migratorios, viniendo a España en la segunda mitad de los años noventa (más bien al final de la década), transmitirán una información y aportarán unas ayudas que facilitarán la continuación del flujo inmigratorio. Entre esos pioneros están los adventistas, cuya red social con otros adventistas españoles les facilita la migración hacia lugares como Castellón, Madrid o Almería. Pero también hay otros que vienen, en principio, a trabajar en el campo, o que son contratados por empresas de trabajo temporal, etc. La información más importante que transmiten los inmigrantes rumanos a su país es, como ya se ha dicho, que aquí se encuentra trabajo. Pero también se transmite información sobre las condiciones de vida, sobre la facilidad para aprender el idioma, etc. Entre los rumanos entrevistados para esta investigación hay plena coincidencia acerca de que la imagen de España que allí se ha ido difundiendo es positiva; coinciden en que allí se aprecia el hecho de que en ambos países haya lenguas latinas, que aquí no haya el clima de corrupción que allí se sufre; etc. Algunos han resaltado que nuestro “ambiente mediterráneo” les resulta mucho más próximo que el centroeuropeo. Pero, lo 421 importante, es que la información es muy abundante: España está de moda en Rumania; se ha convertido en algo próximo; está en los medios de comunicación; la gente se transmite información sobre gran número de aspectos relacionados con este país. Aquí cabe señalar que algo que se ha puesto de manifiesto en las entrevistas, realizadas a rumanos que viven en Cataluña, es que el marco conceptual que se maneja en Rumania hace referencia a España y no a Cataluña. Cataluña es una realidad que desconocen por completo antes de emigrar; aquí se encuentran con que hay un idioma que ellos no sabían ni que existía, cuando precisamente ya estaban empezando a aprender el castellano (viendo telenovelas latinoamericanas, o asistiendo a cursos, o manejando diccionarios). Cuando optan por venir a Barcelona, o a Lleida, o a La Sènia, están viniendo a España, y no parece que hasta el momento, el concepto de Cataluña haya sido un aspecto señalado entre la información que se transmite a Rumania. Más allá de la información sobre España que ha ido impregnando toda Rumania, en las decisiones migratorias tienen gran importancia las ayudas que unos a otros se prestan, facilitando contactos, dinero, acogida en destino, acceso al trabajo, etc. La red social es un elemento clave de todos los procesos migratorios y uno de los objetivos claros de esta investigación era averiguar las características de la red social que componen los inmigrantes rumanos. Iré apuntando distintos aspectos sobre la red social, pero una primera conclusión al respecto es que, para la mayoría de los rumanos inmigrados en Cataluña, se trata de una red de pocos nudos, o una red que a partir de los primeros nudos se debilita extraordinariamente. Se reduce a los familiares y los amigos más cercanos. Una expresión que reiteradamente han repetido los entrevistados es que “ningún rumano espera ayuda de otros rumanos si no son de su núcleo familiar o amigos muy íntimos”. A las preguntas sobre las conexiones con las que aquí cuentan, los inmigrantes rumanos (salvo los vinculados a actividades asociativas) suelen referirse a unos cuantos familiares y a algunos amigos cercanos, pero dicen no tener ninguna otra relación con más rumanos. 422 Esto, no obstante, requiere ser matizado. En primer lugar por las excepciones a esa regla que existen. Son excepciones los pertenecientes a las minorías religiosas (como los adventistas y los pentecostales, pero en Cataluña sobre todo estos últimos) y los pertenecientes a la minoría gitana, ya que en ambos casos la red social es más extensa. Por tanto, lo que se está afirmando corresponde a quienes no son gitanos, ni pertenecen a una minoría religiosa (es decir, son ortodoxos, que es el grupo confesional ampliamente mayoritario). En segundo lugar, la afirmación de que sólo hay relación y ayudas entre los más allegados se ha de matizar por la relación que se da entre los rumanos que acuden los domingos a la misa ortodoxa, ya que ahí se establecen vínculos característicos de la red social, como el intercambio de información, el alquiler de habitaciones, etc. Pero, teniendo en cuenta que los asistentes a misa, en las tres parroquias de la Iglesia Ortodoxa Rumana que hay en Cataluña, pueden estar entre los 400 y los 600 fieles, y que la población rumana empadronada está por encima de 40.000 personas, se puede decir que los vínculos que ahí se establecen sólo alcanzan a un pequeño porcentaje de esa población. Algo parecido se puede decir de las relaciones que se establecen entre los rumanos que participan, de alguna manera, en las asociaciones existentes, ya que éstos son aún muchos menos que los que acuden a las celebraciones religiosas. Y tampoco los locutorios son un medio que los rumanos estén utilizando mucho para establecer relaciones entre sí. Las características de la red social se ponen también en evidencia por el hecho de que los rumanos que han venido a Cataluña (o a España) son de todas partes de Rumania; así como por el hecho de que, una vez aquí, se distribuyen por toda la geografía catalana (o española). En aquellos casos en los que los inmigrantes de un determinado origen proceden, principalmente, de una única localidad o región, y se dirigen también a una localidad o un destino muy específico, lo que se pone de manifiesto es que ahí se ha tejido una red social extensa y sólida que está canalizando los migrantes entre aquel origen y aquel destino concretos. 423 Pero el caso de los rumanos es el opuesto, lo que corrobora el hecho de que estamos ante una red social que, vista en conjunto, está fragmentada en segmentos muy pequeños. Aunque, nuevamente, cabe matizar esta afirmación a la vista de algunos núcleos en los que la red social que vincula origen con destino es más extensa, como el caso de los procedentes de Beus que se han instalado en La Sènia, o el de los procedentes del Alba Iulia que se han instalado en Castelldefels (aunque muchos de estos últimos pertenecen a una comunidad pentecostal, lo que ya he situado como excepción a lo que estoy afirmando sobre la red social). La fragmentación de la red social tiene su extremo en el caso de los numerosos rumanos que han llegado a Cataluña sin apenas contar con ningún tipo de red social. La explicación de este hecho la he encontrado en lo siguiente: primero en lo antes señalado sobre la abundante información que circula en Rumania sobre España, que invita a la migración incluso a personas que no cuentan con apoyos en destino; y segundo, por el papel que están jugando las agencias de colocación y las agencias de viaje. Agencias de colocación de trabajadores en el extranjero las hay por toda Rumania. Habían jugado un papel destacado en el envío de trabajadores a Israel, a Irak, a Hungría, a Alemania, etc., y lo han seguido jugando en la canalización de trabajadores hacia Italia y España. La investigación ha mostrado que tales agencias pueden ser de tipos muy distintos: las hay que manejan ofertas de empleo reales de empresas en destino, pero también hay muchas que lo que hacen, básicamente, es timar a los usuarios, cobrando más de mil euros por una gestión que, al final, se reduce a facilitar el viaje a España. Las agencias envían, de esta forma, personas que no tienen familiares ni amigos en el lugar de destino. Pero más allá del número de personas que llegan por la gestión directa de alguna agencia, un efecto importante de las mismas es que actúan de multiplicadores de la imagen de que en España hay trabajo, poniendo anuncios en prensa y en Internet, lo que acentúa el efecto antes señalado de la información circulante. 424 Las agencias de viaje y empresas de autocares (o furgonetas) juegan también un papel destacado facilitando el transporte y divulgando información. Hay agencias, que los rumanos denominan “piratas”, dedicadas a captar viajeros y a facilitarles la migración prestándoles dinero, buscando itinerarios que permitan sortear los controles fronterizos, pasando esos controles con sobornos, etc. Pero también las agencias más legales distribuyen información favorecedora de la migración. Su labor también conduce a que muchas personas se decidan a hacer el viaje sin contar con apoyos; y en muchas ocasiones, las primeras informaciones que facilitarán a esas personas la acomodación en el lugar de destino, las reciben en el propio autocar, bien de otros viajeros o bien del conductor. Lo que a menudo se les proporciona, a quienes se dirigen a Barcelona, es la dirección de la iglesia ortodoxa o la de la asociación de rumanos ASOCROM. Cabe señalar aquí que la investigación ha puesto de manifiesto que el papel de las agencias de viaje es mucho más importante aún para la inmigración ucraniana que estamos recibiendo. Los ucranianos, a diferencia de los rumanos, siguen necesitando visado de turismo para venir, y es de eso de lo que se encargan las agencias, cobrando cantidades que están en torno a los dos mil dólares. La llegada de ucranianos a Cataluña carentes por completo de red social se explica, básicamente, por la labor de esas agencias. Dicho ya que hay rumanos que llegan sin red social por los motivos señalados, hay que señalar que la mayoría de ellos sí la tienen, aunque se trate de una red de corto alcance, de pocos nudos, como se ha apuntado. Esta red facilita el alojamiento, facilita información pertinente sobre temas legales y otros aspectos, y facilita el acceso al trabajo. El recién llegado se aloja en casa de los familiares que lo esperan, o le han buscado una habitación en casa de otros conocidos. Por la habitación pagará un alquiler (en realidad, un subarriendo) y se mantendrá en esa situación hasta que alquile un piso por su cuenta, cosa que, generalmente, no ocurre hasta no tener cierta estabilidad laboral y autorización de residencia. 425 La práctica de realquilarse habitaciones unos a otros es muy común entre los rumanos, pues, para quienes tienen los pisos alquilados, es una forma de reducir gastos. También quienes llegan sin apoyos familiares pueden encontrar una habitación subarrendada contactando con otros rumanos en la misa ortodoxa, o en la asociación, o en los locutorios. Este último medio también permite subarrendar la habitación en pisos alquilados por personas de otro origen, y, de hecho, hay buen número de rumanos compartiendo vivienda con ecuatorianos, en pisos alquilados por éstos. El acceso al trabajo, al menos al primer empleo, también se realiza a través de la red social. La gran mayoría de los rumanos comienzan su andadura laboral estando en situación irregular, y el trabajo lo obtienen gracias a que otros rumanos los introducen en las empresas o les proporcionan los contactos. A veces, el trabajador rumano que ya está empleado en la empresa hace las presentaciones entre el otro rumano y el encargado o empresario español, de forma que el nuevo trabajador establece la relación directa con el empleador; pero otras veces con quien establece la relación es con el mismo rumano que le ha introducido, siendo éste quien le pagará el salario. Estas situaciones de “rumanos trabajando para otros rumanos” (aunque estos últimos sean también asalariados y no empresarios) son frecuentes en el sector de la construcción. Algunas personas juegan un papel más destacado en la red social que permite a los rumanos acceder a los empleos. Tal es el caso del párroco ortodoxo o del pastor evangelista o de los dirigentes asociativos. Todos ellos han intermediado en gran número de ocasiones para proporcionar información sobre empleos a los recién llegados. Ésta es precisamente una de las labores que más han destacado en las entrevistas. Luego continuaré con las conclusiones que se desprenden de esta investigación en lo referido a la inserción laboral de los rumanos, pero este es buen momento para señalar las particularidades que tiene la red social compuesta por un grupo específico de ellos: los gitanos. 426 No hay especificidad en lo que se refiere al número de gitanos rumanos que han inmigrado en España; tampoco la hay en el hecho de que hayan elegido España como destino de sus migraciones de los últimos años. Eso responde a las causas que ya se han señalado para el conjunto de los rumanos. Dicho de otra forma: la inmigración de gitanos rumanos acompaña a la del resto de rumanos; está motivada por el interés general que se ha desarrollo en Rumania por España, y se produce en unas dimensiones perfectamente previsibles. En Cataluña los gitanos rumanos son aproximadamente el cinco por ciento de los rumanos inmigrados (en Rumania son el diez por ciento de la población). La especificidad está en la naturaleza de su red social y en lo que tiene que ver con su proceso migratorio. Ésta es una de las conclusiones que se extraen de esta investigación: que la red social de los gitanos rumanos es substancialmente diferente a la de los demás rumanos. De forma que lo dicho hasta el momento para los demás no sirve para ellos. Aunque, una vez más, he de señalar que lo que se acaba de apuntar se refiere al grupo de gitanos que tienen formas de vida diferenciadas, que son conservadores de sus tradiciones (lo que se puede distinguir por la vestimenta de las mujeres), y que, en Cataluña, han hecho de la mendicidad su principal actividad. Hay otros gitanos confundidos entre los demás rumanos, vistiendo como ellos, trabajando como ellos en la construcción, en el servicio doméstico, etc., cuyo proceso migratorio encaja con el del resto de los rumanos; y, por tanto, éstos no quedan incluidos en lo que se dice a continuación. Los gitanos a los que se refiere el análisis diferenciado hecho en el capítulo sexto provienen, en su mayoría, de una única localidad rumana de tan sólo 15.000 habitantes: Tandarei. No es ésta la única localidad de procedencia de los gitanos rumanos que hay en España, pero sí es la más destacada de los que hay en Cataluña. La procedencia de un origen tan concentrado señala, por sí mismo, que es una migración en red; no estamos, por tanto, ante una red fragmentada en múltiples trozos, de múltiples procedencias, como es la del resto de los rumanos. Ello, a su vez, pone de manifiesto que la emigración no es una opción generalizada para el grueso de la población gitana de Rumania; si lo fuese, habrían venido más y vendrían de lugares diversos. Una vez más 427 se cumple la regla de que no emigran los más pobres de cada origen; los gitanos en Rumania están, en términos generales, entre los más pobres y excluidos, y no se plantean la opción de emigrar. Sí lo hicieron, en calidad de refugiados, determinados grupos de gitanos, tras la revolución de 1989, dirigiéndose a Alemania, Austria, Francia, etc., huyendo de los pogromos que se organizaron contra ellos y del acentuamiento de la discriminación. Aquello ya había remitido a finales de los noventa, pero dejó abiertos algunos canales migratorios, y, de hecho, buena parte de los gitanos rumanos que primero se instalaron en España, habían estado antes en otros países, lo que hace pensar que alguna conexión tenían con aquellas primeras migraciones. Su forma de crecimiento en España también nos habla de un proceso en red. El primer grupo numeroso que aquí se instala lo hace en Madrid, y cuando una parte de este grupo se ve obligada a salir de allí, se dirige a Valencia y después a Cataluña y otros lugares. Los primeros que se instalan en Cataluña son del grupo que había estado en Madrid. Después van llegando nuevas familias de Rumania, pero proceden del mismo sitio y están conectadas con las que están aquí, es decir, se van produciendo ramificaciones, pero es identificable el tronco inicial. En su red social hay algunos componentes organizativos que comportan situaciones de extorsión. Son menores de lo que se supone entre la población receptora (los mitos en torno a los gitanos rumanos son numerosos), pero existen. Los que han aparecido en esta investigación se refieren a préstamos abusivos hechos por algunos líderes de su comunidad a quienes quieren emigrar; intermediación dolosa para el trabajo en explotaciones agrícolas del Levante; o intermediación igualmente dolosa para el alquiler de pisos en Barcelona. La red social de los gitanos les ha permitido acceder al alquiler de los pisos, y ha sido más eficaz que la de los demás rumanos en aspectos como el empadronamiento y el acceso a las tarjetas sanitarias. Al ser una red más 428 extensa y continua, les ha llegado bien la información sobre la conveniencia del empadronamiento (luego me referiré a este aspecto para los demás rumanos), aunque ello también está motivado por el hecho de que la migración la han hecho en familia, y en todas las familias gitanas hay menores, por lo que aprecian más la necesidad de la tarjeta sanitaria. Pero esta red no les ha facilitado el acceso al trabajo en Cataluña; es una red sin conexiones con el mercado laboral. Su principal opción laboral desde el principio fue la mendicidad, o la venta de “La Farola” (que la hacen más como mendicidad que como venta), y, aunque parte de los hombres han trabajado en campañas agrícolas y en otros trabajos esporádicos (carga y descarga, etc.), no han establecido vínculos estables con el mercado laboral; de forma que, cuando algunos realmente desean encontrar un empleo (cosa que ha empezado a suceder en la medida en que cada vez se recoge menos dinero en la mendicidad), se encuentran con que carecen de las conexiones necesarias para ello. Hay, no obstante, experiencias de inserción laboral (se han explicado algunas desarrolladas en Madrid, pero son menos las de Cataluña). Dejando ya a este grupo gitano específico y volviendo al grueso de la inmigración rumana, continuaré señalando algunas conclusiones relativas a su inserción laboral. Una inserción que para la inmensa mayoría de los rumanos ha pasado (y para muchos sigue pasando) por una etapa inicial de economía sumergida. Quienes no inician su andadura laboral en la economía sumergida son aquellos que han venido por contratación en origen, fórmula que precisamente ha tenido más importancia para las personas procedentes de la Europa del Este que para las procedentes de otros orígenes. En esta investigación se han analizado las distintas posibilidades de contratación en origen, los datos relacionados con ellas y las opiniones de los entrevistados al respecto, y la conclusión que se extrae es que la utilización de estas vías legales sólo ha incluido a una pequeña parte de la inmigración rumana que tenemos, y que incluso en su caso no todo ha sido legalidad. 429 Dos son las vías de la contratación en origen, el contingente y el régimen general (explicadas en el capítulo séptimo), pero en ambas la mayor parte de los visados de trabajo que se otorgan son para trabajos de temporada, que no dan derecho a la autorización de residencia, y que, por tanto, tienen una importancia reducida en el incremento de residentes legales. En este incremento tiene mayor importancia el volumen de personas que pasan un tiempo en situación irregular y después logran regularizarse (ellos y sus familiares) por las vías que aquí se han explicado. La contratación en origen que se hace utilizando el régimen general está, por otra parte, acompañada de situaciones en las que los derechos de los trabajadores no siempre quedan asegurados. A menudo intervienen las agencias rumanas “de empleo en el extranjero”, acordando unas condiciones con los trabajadores que luego no se cumplen en absoluto. Es la vía legal, porque los inmigrantes entran con visado para trabajar, pero no está exenta de irregularidades. El paso de estar en situación irregular a contar con la autorización de residencia y trabajo es un momento clave del proceso migratorio: muchas cosas cambian a partir de ahí. La regularización producida en 2005, por tanto, ha sido importante para la inmigración rumana (como para toda la demás). Pero la comparación de datos que aquí se ha hecho, referida a Cataluña, indica que quienes se han regularizado no habrán sido muchos más de la mitad de los que estaban en situación irregular antes de la regularización; y el trabajo de campo corrobora esa visión por la abundancia de testimonios que hablan de la gente que no ha podido aprovecharse de la regularización. También en este aspecto, algo ha tenido que ver la debilidad de la red social de la inmigración rumana. Muchos de los que no se han regularizado ha sido por causa de que no se hallaban empadronados antes del siete de agosto de 2004 (requisito establecido para acogerse a esta regularización), a pesar de que podían llevar uno, dos o más años en España. Lo que se ha puesto de manifiesto en esta investigación es que la información sobre la posibilidad, o la utilidad, del empadronamiento no les había llegado a todos, o les había llegado 430 cuando ya llevaban bastante tiempo aquí. Muchos se empadronaron en los últimos meses de 2004. Al indagar sobre los sectores laborales en los que se ha ido insertando la inmigración rumana, lo primero que se ha puesto en evidencia es su particular reducidísima proporción en la condición de trabajadores autónomos, algo mostrado tanto por los datos de la Seguridad Social como por las opiniones expresadas por los entrevistados. En su inmensa mayoría trabajan como asalariados y son muy pocos los rumanos que montan negocios propios o empresas. También aquí la debilidad de la red social interviene reduciendo las posibilidades de apoyarse unos a otros para establecer negocios (con la excepción, a la que debo hacer nuevamente mención, de quienes forman parte de grupos religiosos minoritarios, especialmente los adventistas). En el trabajo asalariado hay claras diferencias en cuanto a los sectores de inserción de los hombres y de las mujeres. Éstas, al menos en su etapa inicial, se insertan básicamente en el servicio doméstico, aunque se ha observado que buena parte de ellas van logrando después otros trabajos, empleadas en establecimientos comerciales, en la hostelería, etc. El sector de mayor inserción inicial de los hombres es la construcción, y trabajando como peones; pero también son muchos los que trabajan como especialistas en diversas empresas (especialmente del metal), conductores de camiones, etc. En la investigación aparece una clara contradicción entre lo que se extrae de los datos de la Seguridad Social, respecto al tipo de trabajos que hacen los rumanos, y lo que se extrae del trabajo de campo. Los datos de la Seguridad Social dicen que más de la mitad de los rumanos están haciendo trabajos cualificados, pero en el trabajo de campo lo que aparece, de forma contundente, son trabajos poco cualificados (peonaje, servicio doméstico, etc.). En realidad sólo es una contradicción aparente, que se explica por el hecho de que los datos de la Seguridad Social hablan de trabajadores en situación legal, que sólo eran, antes de la regularización de 2005, una tercera o una cuarta parte de los rumanos que se hallaban trabajando. Pero, a su vez, de ahí se 431 deduce que, en la medida en que adquieren la autorización de residencia y trabajo, los rumanos van mejorando su situación laboral. Su nivel formativo está incidiendo decisivamente en este proceso de mejora de los trabajos por los que van pasando. Lo primero que se ha observado es que la mayoría tienen una formación media, de bachillerato o formación profesional, pero muy pocos tienen formación superior. La proporción de éstos es inferior a la que tienen en Rumania, y los entrevistados han coincidido en que las personas con formación superior optan más por emigrar a otros países (Alemania, EEUU, etc.). La proporción de quienes vienen con formación profesional es mayor entre los hombres que entre las mujeres (éstas vienen más con bachillerato), lo que incide en el hecho de que sean más los hombres los que se colocan como especialistas en las empresas. El empleo de trabajadores cualificados rumanos (también polacos, etc.) ha ido creciendo entre las empresas catalanas. Las opiniones recabadas de la patronal en esta investigación indican que su nivel formativo se valora positivamente, que es adecuado para las necesidades de las empresas, y que las perspectivas son de que vaya creciendo este tipo de contratación. Como conclusión se puede señalar que el acceso de los rumanos a trabajos cualificados es una realidad existente, que además puede ir creciendo; pero que, de momento, son muchos más los que están haciendo trabajos poco cualificados, lo que no los diferencia mucho de otros sectores de inmigración. La integración social entre la inmigración rumana y la sociedad receptora ha sido estudiada de acuerdo con el marco teórico señalado en la introducción metodológica, según el cual se trata de una integración que ha de producirse entre ambos conjuntos, y su elemento principal es la equiparación (equiparación de derechos, acceso igualitario al empleo, a los servicios, etc.). Por tanto, la investigación se ha centrado en las relaciones que los rumanos establecen con aquellos medios que les facilitan la equiparación, y aquellos ámbitos o servicios a los que han de acceder en igualdad de condiciones, incluyendo las vías de participación social que hay a su alcance. De estos 432 ámbitos, quizás el más importante es el empleo, pero como eso ya se ha tratado, se entra ahora en otros que también se consideran importantes. Pero antes conviene hacer un pequeño apunte sobre la mayor o menor voluntad que tienen los rumanos de retorno inmediato, o a corto plazo, a su país de origen, ya que esa voluntad puede incidir en el proceso de integración. Una de las conclusiones de esta investigación es que tal voluntad existe, pero su perspectiva en el tiempo es muy difusa entre ellos. Más bien tienen cierta conciencia de que están aquí para quedarse, al menos un largo período de tiempo. Por tanto, en su caso, éste no es un aspecto que incida negativamente. Uno de los primeros pasos que las personas inmigradas han de dar, en su relación con las instituciones de la sociedad receptora es el empadronamiento en el municipio. Y otro que también importante es la solicitud de la tarjeta sanitaria. Cuando, además, se hallan en situación irregular, como es el caso de la gran mayoría de los rumanos en su primera etapa, son pasos que han de ir en ese orden, ya que el empadronamiento es la vía de acceso a la tarjeta sanitaria. Atrás se apuntó que no estar empadronados había supuesto, para muchos, no poder acogerse al proceso de regularización de 2005. Lo que ahora se resaltan son los motivos por los que no lo estaban, por la información que aportan sobre las conexiones de los rumanos inmigrados con la sociedad receptora. En el trabajo de campo han aparecido varios motivos, pero han destacado dos: que nadie les hubiese dicho que podían empadronarse (y que les interesaba hacerlo), y que tuvieron miedo a que la policía conociese su domicilio. La información sobre la posibilidad y la conveniencia del empadronamiento la reciben los rumanos por el boca a boca entre ellos, pero, como se ha señalado, la debilidad de su red social ha conllevado el hecho de que a muchos no les haya llegado esta información, o les haya llegado mal. Si los rumanos de su entorno inmediato no tienen claro este asunto, es posible que ya nadie se lo aclare. Y esto sirve tanto para la información sobre el empadronamiento, como para la información sobre la solicitud de la tarjeta sanitaria. También ha 433 aparecido el hecho de que una parte de los rumanos vivieron años aquí sin que nadie les dijese que podían solicitar la tarjeta sanitaria. Parte de los que viven en Barcelona se benefician de la información que se obtiene acudiendo a la misa ortodoxa de los domingos, o al local de la asociación, pero ya se ha apuntado que sólo una pequeña minoría asiste a esos lugares. Otra vía por la que les puede llegar la información es la difusión que hacen las instituciones públicas y las entidades; pero una de las cosas puestas de manifiesto por la investigación es que los rumanos acuden poco a los servicios sociales y a las entidades de ayuda. Siendo el acceso a la información un aspecto clave de la integración, cabe esperar de las instituciones públicas las actuaciones necesarias para que la información llegue a las personas inmigradas; y, de hecho, aquellas que cuentan con planes denominados “para la integración de los inmigrantes”, incluyen entre sus acciones la difusión de la información que los compete. Así aparece en las entrevistas hechas a responsables institucionales, en las que se han explicitado actuaciones desarrolladas para transmitir la información a las personas inmigradas. Pero en el trabajo de campo realizado entre los rumanos lo que se ha puesto de manifiesto es que todo eso a ellos no les llega, o les llega en una medida muy reducida. Sus comentarios denotan que algo sabían sobre esos asuntos para ellos importantes, pero nadie se lo había explicado con la veracidad y la amplitud conveniente. Al analizar cómo desarrollan el aprendizaje del idioma, el castellano o el catalán, se observa algo muy parecido. Desde las instituciones públicas se hacen algunas cosas en este terreno, pero los rumanos que han podido beneficiarse de alguna de ellas son muy pocos; el idioma (primero el castellano) lo aprenden sin ningún tipo de apoyo institucional. La conclusión que en esta investigación se extrae al respecto es que la información útil para el proceso de integración social se difunde a través de la 434 red social, y que cuando la red social no lo hace, o lo hace deficientemente, las instituciones públicas y los medios con los que cuenta la sociedad receptora se muestran incapaces de suplir tal deficiencia. Lo que se pone de manifiesto es que las actuaciones de las instituciones públicas son muy pobres, y sólo cuando se apoyan sobre la red social de los inmigrantes pueden llegar a ellos. Pero cuando la pobreza de las actuaciones públicas se conjuga, como ocurre en el caso de los rumanos, con una red social fragmentada, el resultado es el observado: que muchos no han dispuesto ni siquiera de aquellos elementos de información que más importancia podían tener para ellos. Tampoco aparecen, en la investigación, como receptores de actuaciones de las instituciones públicas en el tema de la vivienda. La información necesaria para acceder al primer alojamiento la han obtenido de otros rumanos, pero no han recibido información, ayuda u opciones de alquiler de ninguna institución. Los únicos signos que he encontrado de interacción con instituciones han sido los folletos editados por alguna para informar de los derechos de los arrendatarios, folletos que muy pocos rumanos parecen haber leído. Cuando los inmigrantes ya optan por el alquiler de una vivienda (ya tienen papeles y están en familia), las entidades de la sociedad receptora con las que interaccionan son las agencias inmobiliarias. En este terreno he encontrado alguna agencia muy relacionada con los rumanos, y he encontrado también abusos y engaños sufridos por ellos. Pero tampoco he visto que les lleguen los efectos de ningún tipo de actuación de las instituciones públicas (actuaciones que, por ejemplo, sirviesen para evitar abusos, evitar discriminación, facilitar información sobre viviendas en alquiler, etc.) Su participación en el mundo asociativo presenta particularidades que llevan a hablar de nuevo de la naturaleza de su red social. Por lo que se refiere a las asociaciones propias (creadas por y para los inmigrantes rumanos) lo evidenciado es que cuentan con muy pocos participantes; que son pocos los rumanos interesados en unirse con otros rumanos en un plano asociativo. También ha quedado claro que este desinterés va más allá, y que ni siquiera se interesan (en general) por participar en actividades colectivas con otros 435 rumanos, con la excepción de la pequeña parte de ellos que se encuentran en la misa ortodoxa de los domingos. El grueso de las relaciones que los rumanos están estableciendo entre sí en Cataluña se concreta en las reuniones de pequeños grupos que se desarrollan en el fin de semana; grupos que pueden ser de jóvenes, o de familias (dos o tres familias que hacen la comida del domingo juntas, o cosas así). Pero lo significativo es que hay una coincidencia muy grande entre los entrevistados al afirmar que los rumanos, en general, no quieren pasar de este nivel de relación, que no quieren hacer encuentros en grupos numerosos entre ellos. El resultado es que sus asociaciones, las pocas que hay, son muy débiles, y que apenas se conocen actividades colectivas protagonizadas por ellos. Afirman que prefieren relacionarse con los autóctonos. Pero otra de las conclusiones extraída de esta investigación es que tal preferencia no está comportando participación asociativa en el marco de las entidades de la sociedad receptora. Se ha observado que apenas participan en las asociaciones de padres y madres en los colegios a los que van sus hijos, que participan poco en entidades culturales o deportivas, y que también es escasa su afiliación sindical. De las razones que esgrimen destacan dos: su carácter individualista y la mala percepción que ellos tienen de lo que creen que es la opinión de los autóctonos sobre sí mismos. Creen que la opinión de los autóctonos sobre ellos es mala (hablan de la imagen que dan los delincuentes o los gitanos rumanos), y ello los retrae en su relación con ellos. Prefieren “pasar desapercibidos” (expresión que me han transmitido en repetidas ocasiones) y ello se traduce en escasa actividad participativa. En esta relación entre inmigración rumana y sociedad receptora, otro aspecto sobre el que se ha tratado de indagar en esta investigación es la influencia que en tal relación tienen los aspectos culturales, y la conclusión alcanzada es que influyen poco. Formar parte de una confesión religiosa que no es la mayoritaria de la sociedad receptora parece que, en su caso, no afecta en sus relaciones con ésta. La mayoría de los rumanos inmigrados son ortodoxos, pero su religiosidad no es muy superior a la del medio que aquí los envuelve, y están 436 muy acostumbrados a la buena relación entre ortodoxos y católicos. Por su parte, quienes pertenecen a la minoría pentecostal, tampoco relacionan demasiado su vínculo religioso con el conjunto de sus relaciones sociales (en sus celebraciones religiosas se habla poco de los asuntos de este mundo), salvo por el hecho de que su red social genera mayores lazos de ayuda mutua. Otros aspectos culturales tampoco están generando interacciones de mucho calado. Entre los rumanos se detectan aspectos que podrían resultar beneficiosos para la sociedad receptora, como por ejemplo, su interés por un mayor nivel educativo en las escuelas, o el mayor prestigio que la formación profesional tiene entre ellos, pero difícilmente un grupo inmigrado puede llegar a ser muy influyente en esos temas. Por otra parte, no están desarrollando iniciativas, como las de otros grupos inmigrados, capaces de aumentar la diversidad en nuestra sociedad (nuevos negocios, nueva oferta culinaria, nueva oferta musical, etc.). Si la interculturalidad se define como el encuentro, las interacciones y el mutuo enriquecimiento de gentes de distintas procedencias y con distintas pautas culturales, no parece que la inmigración rumana sea el mejor ejemplo con el que ilustrar el alcance que pueda tener. Así, si cupiese una pregunta genérica sobre el tipo de integración que se está produciendo entre la inmigración rumana y la sociedad receptora, habría que contestar que se parece mucho a la integración que se produce en el interior mismo de la sociedad receptora. Los rumanos participan poco en la vida asociativa, en las entidades sociales, pero en eso no se diferencian mucho de la mayoría de la población autóctona. Y, además, no están sustituyendo esa escasa participación con la constitución de comunidades propias; no se están relacionando como grupo con el resto de la sociedad. Más bien se sumergen en ella siguiendo un modelo individualista, que no es otro que el modelo dominante en esta sociedad. Su integración funciona en aspectos como la escolarización de los niños, y, cuando ya tienen autorización de residencia, en el acceso a trabajos de tipo medio. Y cabe suponer que funcionará mejor en la medida en que puedan ir accediendo a mejores trabajos, a mejores sueldos, a la compra de la vivienda, 437 etc. Podríamos concluir que es una integración que básicamente se produce de manera individualizada, sin que en ella aparezcan rasgos comunitarios importantes. 438 BIBLIOGRAFÍA ABAD MÁRQUEZ, Luis V. 2003. “Economía en red y políticas migratorias. ¿Hacia un mercado global de trabajo?”. En Migraciones, núm. 14, diciembre 2003, pp. 305-341. Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones. Madrid, Universidad de Comillas. ALAÑÓN, Angel y GÓMEZ, Miguel. 2003. Una evaluación del grado de incumplimiento fiscal para las provincias españolas. Madrid, Instituto de Estudios Fiscales. ÁLVAREZ DORRONSORO, Ignasi. 1994. “Estado-nación y ciudadanía en la Europa de la inmigración”. En Extranjeros en el Paraíso. Barcelona, Virus. APARICIO, Rosa. 2001. Convivir como tarea. Nuevas demandas de la sociología de las migraciones. 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Cura ortodoxo de la parroquia de la Gan Vía de Barcelona. Constantin C. Natural de Bucarest. Reside en Barcelona desde 2004. Trabaja como peón de la construcción. Constantin S. Natural de Bucarest. Reside en Barcelona. Trabaja como autónomo con agencia de viajes y otros negocios. Cornel C. Natural de Bucarest. Reside en Badalona. Trabaja como músico. Costel C. Natural de Buzau. Reside en Badalona desde 2003. Trabaja como peón de la construcción. Cristina C. Natural de Bucarest. Reside en Cerdanyola desde 2001. Trabaja en el servicio doméstico. Cristina L. Reside en Madrid. Trabaja en la empresa Money-Gram, dedicada a las transferencias bancarias. Participa en la revista “Român în Lume”. Dana D. Natural de Cluj Napoca. Reside en Castelldefels desde 2003. Trabaja como esteticista. 453 Daniel P. Natural de Craiova. Reside en Barcelona desde 2002. Trabaja de montador de aire acondicionado. Daniel D. Natural de Timisoara. Reside en Castelldefels. Trabaja como agente de Money Gram en Barcelona. Daniela D. Natural de Buzau. Reside en Badalona desde 2003. Trabaja como música. Diana D. Natural de Bucarest. Reside en Castelldefels (en España desde 1990). Asesora de inmigración. Presidenta de la Asociación Nacional de Empresarios y Emprendedores Extranjeros; y promotora de la Asociación Socio-cultural Gitano Rumana Shatra. Elena C. Natural de Bucarest. Reside en Barcelona desde 2004. Trabaja en el servicio doméstico. Elena E. Natural de Alba Iulia. Reside en Castelldefels desde 2003. Trabaja en el servicio doméstico. Filip F. Natural de Alexandria. Reside en Barcelona desde 2004. Sin trabajo en el momento de la entrevista (recién llegado). Francisco S. Reside en Terrassa desde 2003. Trabaja en la construcción. Gheorghe C. Natural de Tandarei. Reside en Badalona (en Cataluña desde 2002). Presidente de la Associació Catalana Romanesa TANDAREI. Gheorghe M. Natural de Bucarest. Reside en Badalona desde 2003. Trabaja en la construcción. Ioan C. Natural de Bucarest. Residente en Sabadell desde 2004. Trabajaba como peón en la construcción. 454 Ioan Cr. Natural de Alba Iulia. Pastor evangelista de Castelldefels (en España desde 1992). Trabaja haciendo instalaciones (aire acondicionado…). Ioan G. Natural de Brasov. Reside en Ripollet desde 2004. Trabaja como soldador y montador. Ioan N. Natural de Timisoara. Reside en Castelldefels (en España desde 2000). Trabaja como especialista. Ioan P. Natural de Beus. Reside en La Sènia desde 1999. Empresario: tiene una pequeña empresa de colocación de pladur. Ion M. Natural de Buzau. Reside en Badalona desde 2002. Trabaja como músico. Irene S. Natural de Constanza. Étnicamente turca y de religión musulmana. Reside en Barcelona desde principios de 2004. Trabaja en el sexo. Liliana L. Natural de Suceava. Reside en Lloret. Empresaria dedicada a la importación de madera y otros artículos de Rumania. Marcela C. Presidenta de ASOCROM (Associació Rumanesa de Catalunya). Marienela S. Natural de Mures. Reside en Sant Carles de la Ràpita desde 1999. Trabaja en una empresa de cosmética. Dirige la asociación de rumanos de Sant Carles: Associació Cultural UNIREA. Marcu M. Natural de Slatina. Reside en Badalona desde 2002. Trabaja como soldador. Mioara M. Natural de Bazau. Reside en Santa Coloma desde 2004. Trabaja en el servicio doméstico. 455 Mirela B. Reside en Lleida. Mediadora Intercultural del Consell Comarcal de la Segarra. Octavian M. Natural de Brasov. Reside en Cerdanyola. Profesor en la UAB. Petru V. Reside en Barcelona desde 2003. Trabaja como especialista en la construcción. R. R. Natural de Alexandria. Reside en Barcelona desde 2004. Simona S. Natural de Bucarest. Reside en El Prat. Trabaja en Barcelona como mediadora intercultural en el hospital de la Vall d’Hebrón. Vasile S. Natural de Cluj Napoca. Presidente de la Asociación de Rumanos de Castelldefels (ASORCAST). Vasile V. Natural de Bucarest. Reside en Cerdanyola desde 2001. Trabaja como chapista. Violeta S. Natural de Cluj Napoca. Reside en Castelldefels desde 2002. Trabaja en una empresa de pastelería. Grupo de tres rumanos entrevistados cuando trabajaban en el edificio en construcción de Aguas de Barcelona entre agosto y noviembre de 2004. Rumanos entrevistados en Rumania. Anton C. Vive en Bucarest. Profesor de Ciencias Políticas e Historia de la Universidad Ecológica de Bucarest. Aurel P. Vive en Zimnicea. Empresario. 456 Ion P. Vive en Alexandria. Sindicalista de la CNSLR-Fratia. Florela G. Vive en Zimnicea. Empresaria, con una panadería. Mioara P. Vive en Bucarest. Miembro del Youth Forum for European Integration de Rumania. Nadia C. Vive en Bucarest Responsable de servicio de la Oficina para la Migración de la Fuerza de Trabajo. Ubicada en Bucarest. Sorin S. Vive en Bucarest. Secretario General de la CNSLR-Fratia. Spiridon T. Vive en Alexandria. Sindicalista del sindicato de la enseñanza de la CNSLR-Fratia. Ucranianos inmigrados. Anatoliy T. Natural de Ternopol. Reside en Barcelona desde 2003. Trabaja de peón en la construcción. Andry K. Reside en Guissona. Asesor de inmigración (responsable CITE Guissona). Dana B. Natural de Odesa. Reside en Barcelona desde 1997. Trabajó en una agencia de viajes. Leonila B. Natural de Odesa. Reside en Barcelona desde 2001. Propietaria de una agencia matrimonial. 457 Ivan I. Natural de Usgorov. Reside en Barcelona desde 2002. Trabaja de peón en la construcción. Mykola T. Natural de Ternopol. Reside en Barcelona desde 2003. Trabaja de peón en la construcción. Svitlana S. Reside en Barcelona. Trabaja como autónoma. Presidenta del Centro Cultural Ucraniano en Cataluña. Grupo de dos peones de la construcción entrevistados en un local sindical de Barcelona Rusos inmigrados. Anastasia G. Residente en Barcelona desde 2003. Trabaja en una red de venta de productos de una empresa china. Anna A. Reside en Barcelona desde 2003. Trabaja en el servicio doméstico. Igor P. Natural de Grozny. Residente en Barcelona desde 2001. Trabaja en la construcción. Ilia I. Propietario de una tienda de libros, música y otros objetos rusos, ubicada en la calle Joaquín Costa. Irina I. Natural de Asetia. Reside en Barcelona desde 2003. Busca trabajo en el servicio doméstico. Ludmila L. Propietaria de un locutorio en el Raval de Barcelona. 458 Natalia D. Natural del Cáucaso Norte. Reside en Barcelona desde 1999. Trabaja como mediadora intercultural. Olga O. Reside en Barcelona desde. Trabaja en el servicio doméstico. Tatiana A. Reside en Barcelona, desde 1998. Profesora de ruso. Colabora en la iglesia ortodoxa de la calle Aragón de Barcelona. Vadim y Sveta. Naturales de Vologrado. Residen en Barcelona. Están recién llegados en 2004. Sin trabajo. Relación de responsables de diversas entidades o instituciones entrevistados. Representantes de UPM (Unió Patronal Metal-lúrgica) Representante de PIMEC-SEFES (patronal de la pequeña y mediana empresa) Representante de Unió de Pagesos Representantes de CECOT Representante de Delegación del Gobierno en Cataluña. Responsable del Gabinete Técnico de Inmigración del Ayuntamiento de Barcelona. Representante del Ayuntamiento de Barcelona. Sector Personales. Responsable del Centro de servicios sociales de Nou Barris. 459 de Servicios Responsable del Centro de servicios sociales de Horta-Guinardó Responsable del Servicio de Cruz Roja en el SAIER. Responsable del Programa d’Acolliment Lingüístic de Barcelona. Responsable del servicio de atención primaria del Ayuntamiento de Badalona. Representante del Ayuntamiento de Badalona. Responsable del colegio Lestonnac del barrio de Sant Roc (Badalona). Responsable del Programa Operativo para Inmigrantes, desarrollado por Cruz Roja en Castelldefels. Técnico municipal de Inmigración del Ayuntamiento de Castelldefels. Técnica municipal de inmigración del Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita. Responsable del Pla Comarcal d’Immigració de El Montsià. Profesor del instituto de La Sènia. Empresario del mueble de La Sènia. Miembro de la organización patronal CEMS. Delegado de la inmobiliaria Costa Mar de Castelldefels. Trabajadora sexual de Barcelona y activista de LICIT (Línea de Investigación y Cooperación con Inmigrantes Trabajadoras sexuales. Grupo multidisciplinar de la Universidad de Barcelona coordinado por Dolores Juliano). 460 Dueña de un hotel de la calle Sant Ramon de Barcelona. Colaboradora de LICIT. Trabajador de la ETT Barna Work Grupo de cuatro sindicalistas de una empresa de Guissona. Dirigente de la Unió Romaní. Representante del Secretariado Pastoral Gitano. Profesora de castellano de la entidad La Formiga (para cursos de castellano a los jóvenes gitanos rumanos que son obligados a ello por Justicia Juvenil). Párroco del puerto de Barcelona (y párroco de la iglesia de Gran Via 406 de Barcelona). 461