Moral y ética ciudadana

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CENTRO DE ESTUDIOS DE BACHILLERATO
“Aguascalientes” 6/1
OLIMPIADA DE FILOSOFÍA “JOSÉ VASCONCELOS”
Moral y ética ciudadana
Jorge Luis Rodríguez Santoyo
Septiembre de 2012
Moral y ética ciudadana
El presente ensayo tiene como propósito dar a conocer la realidad actual que
enfrenta nuestra sociedad en cuanto a su actuar. La forma de comportamiento
de los individuos ha ido cambiando radicalmente en el transcurso de los años,
teniendo una errónea idea del significado de la moral y la ética. Por tal motivo,
es importante resaltar el verdadero significado de estos dos conceptos, que son
la base fundamental para fomentar en los ciudadanos una cultura de valores
con el fin de tener un mejor México.
José Vasconcelos comentó: “La cultura engendra progreso y sin ella no
cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”. Con esta cita, nos
preguntamos: ¿qué es moral y ética?
La moral, en su sentido etimológico, significa costumbre, y de esa
manera se refiere a las costumbres que cada pueblo y sociedad tiene; en su
significado real, algunos filósofos, como Aristóteles, Tomás de Aquino,
Sócrates, la definen como una característica o un aspecto que tiene el acto
humano, en cuanto a que está de acuerdo con las normas o criterios morales.
Asimismo, la ética es una disciplina filosófica que estudia los actos humanos en
cuanto a su bondad o maldad moral.
En el transcurso del tiempo hemos observado en nuestra sociedad un
cambio totalmente radical en el ambiente cultural de nuestra vida cotidiana,
donde los códigos morales y éticos tal pareciera que se van quedando en lo
más profundo de las personas. Nuestra percepción de la moral, es decir, de
nuestras acciones, han ido tomando un rumbo erróneo, ya que tratamos de
buscar una “justificación” de nuestros actos (ética) cuando sabemos que para
lograr un fin lo hacemos sin importar el daño que podemos causarle a los
demás.
Enfocándonos en la realidad social de hoy en día, nos atrevemos a
cuestionarnos: ¿qué significado tendrá para nuestra ciudadanía las palabras
moral y ética, cuando en nuestro vocabulario parecieran no existir? De esta
manera, la familia, en lugar de fomentar la moral y la ética, se convierten en la
simulación de padres que simulan ser padres e hijos que simulan ser hijos,
dando paso a la debilidad de nuestra sociedad promoviendo una conducta
sumamente antimoral; de lo anterior surgen otras preguntas: ¿esto es lo que
esperamos de nuestros padres?, ¿es realmente lo que espera el país de sus
ciudadanos?, ¿estarán cumpliendo las instituciones educativas su principal
función de educar a las y los jóvenes de nuestro país en un ambiente lleno de
valores morales?
Las instituciones educativas, tratando de satisfacer las necesidades
actuales de la sociedad, requieren desarrollar en las y los estudiantes las
competencias genéricas que les ayuden a fomentar la ética y la moral, como
participar con una conciencia cívica y ética en la vida de su comunidad, región,
México y el mundo; y mantener una actitud respetuosa hacia la interculturalidad
y la diversidad de creencias, valores, ideas y prácticas sociales; esto permitirá
que los egresados y egresadas actúen con una conciencia cívica, moral y ética,
contribuyendo al fortalecimiento de esta sociedad que día a día va careciendo
de valores y generando una desvalorización del ser humano.
Culpamos a los sistemas de gobierno de la situación actual que vive el
país, pero ¿qué estamos haciendo nosotros como sociedad para mejorar
nuestro entorno, si no somos capaces de poner en práctica nuestros más
elementales principios morales? Es alarmante ver cómo no somos capaces de
dar un saludo respetuoso cuando amanece, pues nos levantamos con una
actitud apática todas las mañanas viendo la vida color negro; así confundimos
el término amar al prójimo por odiar al prójimo.
Tristemente esta ausencia de moral y ética en nuestra sociedad nos ha
llevado a cambiar nuestra concepción sobre nuestro lábaro patrio, pues hoy en
día tal pareciera que el significado que tenemos sobre él es: el verde un México
cien por ciento materialista, el blanco pareciera ser una gruesa tela que nos
cubre los ojos ante la impunidad y la corrupción, y el rojo simbolizando el odio,
la rivalidad y la sangre que se derrama por ese afán de grandeza; y el águila,
representando la grandeza de las personas que no dejan que este país avance,
dando la impresión de que el progreso genera riqueza, pero la riqueza genera
miseria moral, lo cual nos da la respuesta a las problemáticas que aquejan a
nuestra sociedad haciéndola incompetente, que no se puede comparar con las
sociedades de otros países menos desarrollados que el nuestro.
Se nos critica de ser una sociedad “nini” y claro que lo somos, pero
dándole otro enfoque a su significado: ¡ni ilusiones, ni oportunidades, ni
esperanzas!, y cómo soñar si a las y los jóvenes no se nos permite soñar
porque despertamos el sueño de otros.
Finalizaremos con una cita de Melchor Ocampo, mencionada por José
Vasconcelos en uno de sus discursos dirigido a los maestros: “¿Hasta cuándo
llegará el día en que dejemos de admirar al hombre que mata para empezar a
admirar al hombre que enseña?” De esta manera, es vergonzante que un
narcotraficante sea un ejemplo a seguir para nuestra juventud, donde los
verdaderos héroes han quedado en el olvido y sus ideales pareciera que se los
llevo el viento.
Los exhortamos a que con humildad derribemos la barda que nos separa
del humanismo, la barda del odio, la incomprensión y la desigualdad, pero sin
derribar la barda de las ideas; pugnemos para que el hombre trabaje por la paz
viendo por él y por el prójimo.
***
Tan fácil que sería la existencia si nos respetásemos los unos a los otros,
luchando por el progreso de este país, ya que ni la persona más honesta que
llegue al poder podrá cambiar a México si no existe un cambio en la forma de
pensar y actuar de cada uno de nosotros. Por ejemplo, hace doscientos años,
Benito Juárez, hombre con origen humilde y ansias de progreso y grandeza
moral, arengó: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al
derecho ajeno es la paz”. De esta manera, rompamos con las cadenas que nos
atan a un mundo apático: hijos no condicionemos el amor de nuestros padres y
padres no compren el amor de sus hijos; proporciónenos las herramientas para
salir hacia adelante, pero las herramientas verdaderas que representa la
familia.
Sistemas de gobierno, instituciones educativas, familias, trabajemos de
la mano con igualdad, fortaleciendo nuestra sociedad de una manera que se
pueda comunicar con el mundo, llevando los ideales de tantos personajes que
derramaron la sangre por este hermoso país que anhela un cambio verdadero
de sus individuos, pero sobre todo hay que luchar por liberar a nuestra niñez y
juventud de la frontera que impide el amor a su patria porque no representamos
el futuro de México, si no que somos el llamado del presente que a diario nos
dice: “Mexicanos al grito de guerra”.
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