¿Qué estilo de dirección predomina en nuestra escuela? Dr. C. Elisa F. Herrera Orúe. Investigadora. ICCP-Cuba [email protected] Dr. C. Julio Cerezal Mezquita. Subdirector del ICCP. Secretario General Internacional de la Asociación de Educadores Latinoamericanos y Caribeños [email protected] RESUMEN: Se asume un concepto de estilo donde se precisan como dimensiones las cualidades personales del directivo, las relaciones humanas que se establecen con los subordinados y las formas que se emplean en el proceso de dirección; no se absolutiza ni lo personológico, ni lo técnico, sino que se concibe como un proceso continuo de formación y de interacción dialéctica, en el cual intervienen diversos factores. Finalmente, se presenta una clasificación de los estilos de dirección, que se mueven desde el que presenta rasgos de centralización y ciertos niveles de participación hasta el democrático participativo, lo que permite hacer un análisis del estilo que predomina en nuestra escuela. Palabras claves: Estilo de dirección; modos de actuación. ABSTRACT: Assumes a style where the personal qualities of managerial relationships established with subordinates and forms used in the management process is required as dimensions concept; not absolutiza or the personológico, or technical, but conceived as an ongoing process of training and dialectical interaction, which involves several factors. Finally, presents a classification of styles of direction, which move from the presented features of centralization and certain levels of participation to the participatory democracy, which allows analysis of style predominates in our school Key words: Style of direction; performance ways. “… Como jefes del hogar, los directores de colegio tienen el derecho de administrar libremente, y reglamentar conforme a su opinión, cuando esta opinión no corrompe las fuerzas naturales, no violenta la dignidad de sus administrados, no tiende afligir con esclavitudes y opresiones autoritarias voluntades nacidas para el cultivo de la 1 libertad”. A pesar de que todos los seres humanos poseen cualidades universales que los identifican y diferencian de los otros seres vivos, tienen otras cualidades particulares y singulares que los hacen diferentes entre sí como son sus necesidades, motivos, intereses, conocimientos, experiencias y formas de comportamiento, entre otras. Si además, esas personalidades diferentes se unen para desempeñar un tipo determinado de actividad laboral, entonces para lograr el éxito, es necesaria una “dirección” orientada a tratar de conciliar esas diferencias singulares, en busca de una meta común. Surge entonces la diferencia entre “quién dirige” y “cómo dirige”; entre el jefe que “ordena y manda”, que dice: qué hacer, cómo hacer y para cuándo debe ser realizada la tarea y el jefe que se convierte en el “líder del grupo” que cohesiona e integra las cualidades, similitud de intereses y todo rodeado de un buen ambiente de trabajo. Todo lo anterior apunta a un concepto que constituye el “objeto” de nuestra atención el “estilo de dirección”. El “estilo” se ubica en el campo subjetivo del proceso directivo y se vincula -como muchos autores y especialistas refieren-, al arte de dirigir, o sea al modo, a la forma que utiliza el directivo para realizar la actividad de dirección. 1 José Martí, Obras Completas, T. 6, p. 202. 1 El análisis de la literatura muestra que en las nuevas concepciones de dirección, una consideración esencial está referida a la necesidad de un profundo cambio en el “estilo de dirección” que se emplea en las organizaciones e instituciones para lograr niveles crecientes de participación de los involucrados. En el caso particular de la esfera educacional, un cambio en el estilo de dirección no puede realizarse al margen de la característica esencial que tiene la dirección en el ámbito escolar, donde todo el proceso directivo se ejecuta con y sobre factores humanos. “Se interactúa con el ser humano en una doble condición: Como recurso del proceso y como resultado o producto logrado”. 2 Esta característica de la dirección escolar otorga un lugar esencial a las relaciones interpersonales y al estilo que utilice el directivo para influir sobre el personal tanto de la institución, como fuera de ella. En consecuencia, el factor humano se potencia extraordinariamente en el proceso de dirección escolar, por lo que demanda como necesidad, aspirar a un estilo de dirección democrático y participativo, el cual supone una mayor implicación e intervención de los alumnos, maestros, otros trabajadores, padres de familia y comunidad, en la solución de los problemas y decisiones, lo que propicia la elevación del nivel de compromiso, contribución, responsabilidad y motivación, que facilite su aplicación creadora en la concepción y proyección estratégica del trabajo de la escuela, donde el alumno se convierta en el centro de atención, en el protagonista de su propia formación. El estilo de dirección que se aspira es un gran reto para aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir una institución educativa, pues la práctica de la dirección escolar muestra lo difícil y complejo que resulta alcanzar ese ideal de estilo, aunque no es imposible. Las investigaciones más recientes, en el ámbito de la dirección escolar, evidencian que, a pesar de los intentos, aún persisten en nuestras escuelas rasgos muy fuertes de autoritarismo y centralización. El estilo ha devenido en un concepto muy utilizado, pero definido generalmente con vaguedad, el dominio de su definición precisa no es común. Un estudio de la literatura acerca de las definiciones del concepto Estilo revela la existencia de al menos dos posiciones básicas en la consideración de esta variable, según Casales (1992): Una primera posición para quienes el estilo constituye una técnica o un conjunto de métodos y procedimientos para obtener un resultado. Un ejemplo es la definición que ofrecer Boris Tristá (1990): “El estilo está constituido por el sistema de métodos y procedimientos que utiliza cada directivo para el desarrollo de sus tareas y la relación con sus subordinados, en la realización de sus funciones de dirección”. 3 Una segunda posición de especialistas para quienes el estilo se encuentra estrechamente vinculado con características de la personalidad. En esta segunda posición aparecen definiciones como las de O. Carnota (1981): “El estilo es la forma personal que imprime el directivo a su trabajo y que marca, por así decirlo, su manera de guiar a los subordinados y de conducirlos al cumplimiento de los objetivos”. 4 Pilar Rico Montero: Hacía el perfeccionamiento de la escuela primaria, p. 28. Boris Trista Pérez: El hombre, el Trabajo y la influencia del directivo, p. 15 4 Orlando Carnota Lauzán: Curso de administración para directivos, p. 163. 2 3 2 El estudio desarrollado de las posiciones que se asumen al conceptualizar el estilo de dirección y de las definiciones ofrecidas por diversos autores, se refuerza con la exploración realizada con especialistas de dirección y funcionarios de diferentes enseñanzas. Los resultados de esta exploración y la sistematización realizada sobre las posiciones asumidas así como las definiciones de estilos estudiadas tanto las de autores dedicados a la esfera de la Dirección y la Psicología, como las de los especialistas de la dirección escolar, nos permitió arribar a lo que puede considerarse una tercera posición. Una tercera posición de algunos especialistas e investigadores que aunque reconocen al estilo como una variable estrechamente relacionada con características de la personalidad, muestran la relación de dichas características, con los métodos y procedimientos que se emplean en la realización de las diferentes actividades. Esta tercera posición sintetiza las anteriores, en ella se revela como el conocimiento que posee el directivo de la teoría de dirección y de las técnicas y procedimientos se manifiesta externamente en su modo de actuación, el cual es matizado por sus cualidades personales y se concreta en el tacto, el esmero y el carácter humano con que establece las relaciones con sus subordinados. En la actualidad, tanto en el proceso de dirección en general, como en la dirección escolar, los estilos de dirección apuntan hacia un proceso activo, dinámico, de relación interdependiente que tiene como meta la eficiencia, eficacia y efectividad, el cambio y la innovación constante, para asumir los nuevos retos que la sociedad demanda. Estas reflexiones sirvieron de base para conformar la definición que se asume. En esta conceptualización se considera que: El estilo de dirección en la institución escolar se concibe como un proceso de interrelación dialéctica entre el directivo, su colectivo de trabajadores, alumnos y agentes educativos asociados que caracteriza un modo de actuación, en el que se reflejan las características de su personalidad y que de forma más estable, emplea el que dirige para conducir a sus subordinados hacia el cumplimiento del Fin y los objetivos de la Educación en su nivel de enseñanza, bajo la influencia de las condiciones de un determinado contexto. En este proceso continuo de interacción se distinguen con mayores influencias: cualidades personales del directivo, relaciones humanas que se establecen con los subordinados y las formas que se emplean en el proceso de dirección. Se considera necesario realizar algunas precisiones esenciales para una mejor comprensión de la definición como son: Proceso de interrelación dialéctica entre el directivo y los subordinados, dado en la relación sujeto-sujeto, donde ambos desarrollan un papel activo; así como en la relación que establece con otros factores tanto internos como externos a la institución escolar, lo que permite el reajuste de los modos de actuación. Nadie nace con un estilo de dirección determinado, éste se forma en un proceso de influencias de diversos factores, lo que permite su desarrollo y perfeccionamiento Los modos de actuación del directivo en la realización de la actividad. Modos de actuación que se conciben como “... la forma históricamente condicionada de manifestarse, y que está constituida por el conjunto de procedimientos, métodos y estilos para la comunicación y la actividad, los cuales revelan un determinado nivel de 3 desarrollo de sus habilidades y capacidades, así como de rutinas, esquemas y modelos de actuación profesional”. 5 Se expresa en la forma en que los directivos concretan las acciones que conforman el contenido de las funciones directivas. En este accionar se ponen de manifiesto las características de su personalidad. La forma estable que caracteriza los modos de actuación, (en el tiempo) refleja la manera regular con que el directivo lleva a cabo su labor de dirección. Se emplea este término ya que los estilos no se manifiestan de forma pura, no son fijos ni inmutables, lo que significa que para poder definir el estilo de un directivo se valora el que más predomina en su accionar. Las condiciones de determinado contexto se deben tener presentes para la realización de un análisis más objetivo y concreto del estilo de dirección, aspecto de una notable complejidad, en el cual intervienen múltiples factores. Es decir, es necesario valorar las condiciones tanto internas como externas a la institución escolar, así como los aspectos de orden material y también subjetivo que conforman el marco en el que se materializa el modo de actuar del directivo y que influyen en su proceder. Esto implica valorar el funcionamiento de la escuela como un sistema abierto. Como se puede apreciar, no se absolutiza ni lo personológico, ni lo técnico, sino que se concibe como un proceso continuo de formación y de interacción dialéctica, en el cual intervienen diversos factores. En tal sentido, se considera que el estilo tiene un carácter consciente e inconsciente. En el primer caso, porque el directivo actúa teniendo en cuenta las características de sus subordinados, el contenido del asunto de que se trate, los métodos y procedimientos que puede emplear, entre otros factores, y se puede decir que, en ocasiones, algunos de estos factores lo conducen a proceder de una forma que él no se ha propuesto, pero las condiciones existentes así lo exigen. En el segundo caso, porque hay modos de conducirse que se han esteriotipado tanto que se ejecutan espontáneamente. En ambos casos, es importante que el directivo tenga presente que el proceso de dirección es esencialmente humano, porque se dirigen personas. Debe tener agudeza para entender a sus subordinados, conocer sus sentimientos, estados de ánimo y aspiraciones, lo que permite ofrecer el tratamiento que cada uno merece y requiere. Quien dirige debe tener presente que es observado por todos, que de él aprenden las experiencias de dirección los miembros de su equipo, los directivos de las instancias inferiores y los trabajadores. El estilo del directivo, como regularidad suele irradiarse a toda la institución, de manera consciente o inconsciente, se genera lo que pudiera denominarse estilo colectivo de dirección. Esta influencia del estilo de dirección adquiere mayor relevancia en la escuela en la que todos desempeñan un proceso de dirección, desde la posición que ocupan, tanto en la organización de la vida interna del centro, como en la conducción del proceso de enseñanza aprendizaje (estilo pedagógico). Por ello, la definición que se propone aunque se centra más en la figura del director, puede ser aplicada al modo de actuación de cualquier directivo, en los diferentes niveles de la estructura, en la esfera de la Educación. Con el propósito de realizar una valoración cada vez más objetiva del estilo de dirección del directivo y tomando como base la definición dada, se considera de gran importancia, tener en cuenta los elementos siguientes: el nivel profesional y experiencia en dirección, las características del grupo y la influencia que ejerce la estructura de dirección de los niveles superiores. 5 Lisardo García Ramis y otros: Los retos del cambio educativo, p. 97. 4 CLASIFICACIÓN DE LOS ESTILOS DE DIRECCIÓN La literatura aborda una amplia gama de clasificaciones. Existen autores que definen varios tipos, otros se limitan a definir los extremos de ellos, otros prefieren no clasificar y definir algunos rasgos positivos y negativos. Como estilos de dirección tradicionales están: el carismático, patriarcal, autocrático y burocrático que surgieron en organizaciones de servicios y fueron adoptados más tarde en otras actividades. Posteriormente, se fueron introduciendo nuevos conceptos orientados hacia los rasgos del comportamiento. Del estudio de los diferentes autores y teorías, se asume que el democrático- participativo es la variante más eficiente de estilo de dirección para desarrollar en las instituciones educativas. Un estilo de dirección democrático-participativo, no se logra de forma inmediata, sino que transita por el uso de diferentes modelos que pueden estar condicionados, entre otros, por las características del contexto, el nivel de preparación y estabilidad de los directores en el cargo, el sistema de relaciones de la propia escuela, tanto internas, como externas, así como el nivel de influencia que ejercen las estructuras de dirección superiores. En correspondencia con estos puntos de vista y a partir del estudio de las clasificaciones de los estilos de dirección de varios autores, se describen las características fundamentales de cuatro estilos que pueden estar presentes en el proceso de tránsito hacia el ideal de una tendencia democrática – participativa, los cuales se presentan a continuación: Democrático participativo: Estilo de dirección donde se manifiestan muy buenas relaciones de comunicación con todos, tanto de manera ascendente como descendente Los métodos y procedimientos que se emplean se caracterizan por la persuasión y el convencimiento. Se revelan altos niveles de participación de todos los factores, fundamentalmente del alumno. La toma de decisiones tiene un carácter colectivo. Con tendencia al compromiso y a la implicación: Este estilo constituye un paso previo al democrático participativo, en el que se revela una mayor preocupación por las relaciones. La comunicación en general, es buena, aunque no se logra un buen nivel de comunicación ascendente con la familia y la comunidad. Se incrementa el nivel de participación de los subordinados. La persuasión y el convencimiento tienen una mayor presencia. Se amplían los niveles de participación con espacios de consulta, generalmente, se tienen en cuenta los criterios y opiniones dadas en la toma de decisiones, lo que fomenta el compromiso y la implicación. Con tendencia consultiva: Este estilo representa un peldaño del movimiento de lo más centralizado hacia formas un poco más participativas, aunque se muestra interés por el cumplimiento de las tareas, hay cierta preocupación por las relaciones entre todos. Se revelan algunos niveles de comunicación ascendente en la medida que se les consulta a los subordinados. La persuasión y el convencimiento presentan niveles bajos Se estimula la participación de todos, aunque en ocasiones se utilizan formas centralizadas. Las decisiones son consultadas, pero la dirección finalmente decide. Con rasgos de centralización y ciertos niveles de participación: En este tipo de estilo interesa solamente el cumplimiento de las tareas. Presenta bajos niveles de comunicación. Es pobre la presencia de la persuasión y el convencimiento, predominando métodos y procedimientos caracterizados por el ordeno y mando. 5 Limitada la participación de los subordinados y las decisiones son tomadas, casi siempre por el director. Esta clasificación permite, de forma más objetiva y dialéctica, apreciar el movimiento en la utilización de los estilos y caracterizar él o los modelos actuantes presentes en los centros educativos, como lógico proceso de transformación por el que deberán transitar las instituciones, a fin de acercarse progresivamente al estilo de dirección escolar que se aspira. En general, un análisis dialéctico de la utilización de los estilos de dirección, conduce a afirmar que no se dan de forma pura, no son fijos ni inmutables, ni la existencia de rasgos de un tipo es excluyente de la presencia o características de otros, pues lo que se da es una combinación de ellos, pero con predominio de algunos rasgos específicos de un determinado tipo. No existe un estilo óptimo, la efectividad de cada estilo depende de la situación en la que está insertado el directivo y las características del grupo. De acuerdo con esto un mismo estilo puede ser efectivo en una situación, pero inefectivo en otras. Numerosas investigaciones sociológicas demuestran que un buen tipo de estilo es aquel que logra el equilibrio necesario entre una buena relación sujeto-sujeto y el cumplimiento más eficaz de los objetivos del sistema. Con esta información podemos entonces reflexionar y responder a la pregunta que encierra el título de este artículo: ¿qué estilo de dirección predomina en nuestra escuela? Bibliografía ÁLVAREZ, MANUEL: Diagnóstico de los estilos de dirección. Departamento de Formación. Comunidad de Madrid. Organización y Gestión Educativa, 2000. BALL, S: Micropolítica de la escuela: hacia una teoría de la organización escolar. Ediciones Piados, Madrid, 1989. CARNOTA LAUZÁN, ORLANDO: El estilo de dirección/ Orlando Carnota Lauzán pp. 4374. En Teoría y práctica de la dirección socialista. Ministerio de Educación Superior. La Habana, 1987. CASALES, FERNÁNDEZ JULIO CÉSAR: Papel del estilo de dirección en el funcionamiento grupal. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencias Psicológicas. La Habana, 1992. Universidad de la Habana. Facultad de Psicología. Departamento de Psicología Social y del Trabajo. 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