Mercenarios latinos en ejércitos privados

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Mercenarios latinos en ejércitos privados
Los ejércitos regulares son cada vez más escasos en los conflictos bélicos y han sido
reemplazados por empresas militares privadas que aportan mercenarios y armamento de
última tecnología, afirma el investigador alemán Rolf Uesseler, en un ensayo de reciente
edición. "La cantidad de soldados privados aumenta vertiginosamente y casi nunca se
sabe para quién combaten, ni quién les paga, ni quién los ha enviado al lugar de la
guerra", señala el periodista. Uesseler menciona que periódicos de "Chile, Argentina,
Colombia y El Salvador publicaron que miembros de las unidades especiales
involucradas en serios crímenes de violaciones a los derechos humanos durante las
dictaduras militares o a través de escuadrones de la muerte y agrupaciones paramilitares,
se encuentran al servicio de empresas militares norteamericanas". Gary Jackson,
manager de la empresa Blackwater, contratada por el gobierno estadounidense de
George Bush, reconoció "haber reclutado miembros de las fuerzas armadas del régimen
de (Augusto) Pinochet" para enviar a Iraq. El ensayo también menciona que Derek W
Adgey, condenado por actividades terroristas en Irlanda del Norte, ha sido reclutado por
la empresa ArmorGroup para operaciones en Iraq. El autor aporta una lista de empresas
militares privadas que figuran en Internet y que suman alrededor de sesenta, en su
mayoría radicadas en Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero, lo más grave, es que en el
ámbito internacional se carecen de "reglas jurídicas que regulen" sus operaciones y "es
imposible demandar a las empresas militares privadas y sus empleados por violación de
los códigos penales", advierte Uesseler quien agregó que la presencia de esas empresas
en escenarios bélicos "socava la convención de Ginebra". ANSA Tomado de Granma
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Los mercenarios de Blackwater se alistan para cuatro nuevas guerras
En grabaciones secretas obtenidas esta semana por el investigador estadounidense
Jeremy Scahill, el presidente de la conocida empresa de mercenarios reveló planes para
ejecutar guerras clandestinas en varios países del mundo. En las grabaciones, Erik
Prince, fundador y presidente de Blackwater, explica que enviaría mercenarios para
luchar contra “terroristas” en Nigeria, Yemen, Somalia y Arabia Saudita. El periodista
norteamericano Jeremy Scahill, autor de Blackwater: el auge del ejército mercenario
más poderoso del mundo, obtuvo esta semana grabaciones en las cuales el presidente de
la conocida empresa de mercenarios revela planes para ejecutar guerras clandestinas en
varios países del mundo. En las grabaciones, Erik Prince, fundador y presidente de
Blackwater, explicaba que enviaría mercenarios armados, con el visto bueno del
gobierno de los Estados Unidos, para luchar contra “terroristas” en Nigeria, Yemen,
Somalia y Arabia Saudita. El objetivo de esas misiones sería combatir la influencia de
Irán en la región y, en el caso de Nigeria, "salvar" el petróleo que se pierde por los
continuos atentados de la insurgencia nigeriana. Prince, un fundamentalista cristiano de
40 años que fue miembro del equipo de operaciones especiales de la armada de los
Estados Unidos, fundó la firma de seguridad Blackwater en 1997. La empresa fue una
importante contribuyente de las campañas del Partido Republicano y Price, un protegido
del ex presidente George Bush padre. El 2 de marzo de 2009 Prince anunció que
abandonaba su puesto de director general de Blackwater. La decisión, adoptada a raíz
del descrédito de la empresa por varias operaciones sucias desarrolladas en Irak, en
realidad fue una mascarada: Blackwater cambió de nombre (ahora se llama Xe
Services), pero sigue siendo la contratista privada más importante del Departamento de
Estado de los Estados Unidos. Cerca del 90% de sus beneficios actuales proceden de los
contratos con el gobierno norteamericano. En el reciente artículo de Scahill, Prince
también revela información sobre las operaciones clandestinas que su firma está
conduciendo a través de cuatro bases de “operaciones de avanzada” controladas por
Blackwater en Afganistán. “Nosotros construimos cuatro bases militares, las equipamos
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y las manejamos”, dijo Prince. Una de las cuatro bases operadas por Blackwater, la FOB
Lonestar, está a menos de 10 kilómetros de la frontera con Pakistán, lo que enorgullese a
Price. “¿Quién más ha podido construir una base de operaciones de avanzada cerca de la
ruta de infiltración de los talibanes?” preguntó al auditorio donde disertaba. Permitir a
particulares operar “bases militares” en un país extranjero en el contexto de una guerra
es violatorio del Convenio de Ginebra y las leyes internacionales que regulan los
conflictos armados. No obstante, Washington no ha suspendido las operaciones. Desde
2002, las agencias de Washington han hecho contratos superiores a los 2.000 millones
de dólares con Blackwater y Xe. En Irak, la compañía de Prince goza de impunidad
absoluta, dado que los mercenarios que la integran no pueden ser juzgados, según el
decreto firmado por el entonces procónsul Paul Bremen, al que los miembros de
Blackwater protegían personalmente. En diciembre de 2006, un miembro de Blackwater
que estaba ebrio mató a un guardia del vicepresidente iraquí Adil Abd-al-Mahdi. En
menos de 36 horas, el Departamento de Estado lo sacó de Irak, recomendando que la
empresa de Prince pagara 250.000 dólares y pidiera disculpas a la familia del guardia. Al
final, sólo les hicieron llegar 15.000 dólares. El servicio diplomático del Departamento
de Estado afirmó que si se pagaba más dinero no faltarían los iraquíes "que se quisieran
hacer matar" para cobrar recompensas de esa magnitud. Según un reportaje del canal de
noticias MSNBC basado en declaraciones de dos empleados de Blackwater ante la Corte
Federal norteamericana, la firma utilizó prostitución infantil en su complejo de la
fortificada Zona Verde de Bagdad. Los testigos añadieron que los niños fueron
implicados en actos sexuales con miembros de Blackwater a cambio de un dólar, y Erick
Prince, el dueño de la firma, "no logró detener el uso de prostitutas, incluyendo la
prostitución infantil, por parte de sus hombres". En otras declaraciones a los miembros
de la Corte, quedó expuesto el hecho de que la CIA contrató a Blackwater para un
programa secreto de asesinatos políticos. Pese a que la Casa Blanca ha venido
sosteniendo que no tenía operaciones en Pakistán, en la grabación de las palabras de
Prince obtenidas por Scahill, el presidente de Blackwater afirmó que estaba realizando
operaciones secretas en ese país, con el financiamiento del Pentágono y la CIA, como
parte de la “guerra contra el terrorismo”. Prince, que no ha ocultado en el pasado su
furibunda islamofobia, asegura que Blackwater está ejecutando activamente un plan
“maestro” para organizar una rebelión chiita en la región. “No van a poder lograr
resolver el problema (de Irán) con soldados uniformados. Es demasiado sensible. El
sector privado, en cambio puede operar allá con huellas casi invisibles”, dijo Prince,
agregando que el uso de contratistas privados para conducir esas operaciones contra Irán
sería mucho más económico que una guerra tradicional. En el encuentro, calificó a los
milicianos que luchan contra los Estados Unidos en Afganistán, Irak y Pakistán como
"bárbaros salidos de las alcantarillas". En su discurso, que fue pronunciado el 14 de
enero en la Universidad de Michigan ante un auditorio integrado mayoritariamente por
empresarios de la industria armamentística, militares en actividad y veteranos, en varias
oportunidades usó términos peyorativos hacia los militares afganos que está entrenando
su compañía, diciendo que Blackwater tenía que enseñar incluso "Introducción al uso
del water closs". En el caso de Nigeria, país rico en petróleo y gas, Prince también
propuso la utilización de contratistas privados armados. Dijo que los grupos guerrilleros
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en el país han logrado disminuir dramáticamente la producción de hidrocarburos y alegó
que los rebeldes roban medio millón de barriles de crudo por día. Prince no hizo
mención a la oposición no violenta de poblaciones indígenas a la extracción de petróleo
y la contaminación, ni se mencionaron los notorios abusos a los derechos humanos
cometidos por corporaciones multinacionales del petróleo en Nigeria, que han
provocado gran parte de la resistencia. La explotación petrolera de la multinacional
angloholandesa Shell en el delta del Níger ha sido denunciada en incontables
oportunidades. A pesar de que multitud de leyes y resoluciones judiciales, locales e
internacionales, han exigido a Shell el cese de sus actividades contaminantes en la zona,
la complicidad del gobierno y de las instituciones internacionales ha permitido a la
compañía petrolera continuar con su actividad. Shell, además, ha sido acusada de
financiar grupos paramilitares a los que se les atribuye la muerte de cientos de activistas
sociales que pedían el cese de las operaciones de la compañía en el país. El escenario no
podía ser más propicio para que Blackwater (o más correctamente Xe Services) haga los
negocios sucios que propone Prince. Ricardo López Dusil: Director periodístico de
elcorresponsal.com. El artículo completo de Jeremy Scahill, en inglés, puede leerse en
las páginas de la revista The Nation (Nueva York, Estados Unidos). Tomado de
Rebelión
FUENTE: http://estavoz.blogspot.com/
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