REPTILES II PERSPECTIVA HISTORICA DE LA CRIANZA DE LOS REPTILES Y SU INTERÉS DESDE UN PUNTO DE VISTA VETERINARIO Si se echa un vistazo a la historia, analizando lo que ha sido la cria de animales en cautividad, observamos que dentro de ellos, los reptiles han existido desde hace miles de años. Mucho antes de la era cristiana, los antiguos egipcios y más tarde los romanos y los griegos, empezaron a capturar y criar reptiles. Durante la Edad Media e inmediatamente después los zoos, especialmente los europeos, aumentan su interés por los reptiles. De hecho, muchas colecciones privadas comenzaron con una ó más serpientes y/o camaleones, y acabaron siendo con los años auténticas colecciones zoológicas. Un ejemplo de ello es el reptilario creado por Luis XIV en el botánico denominado “Menagerie du Jardin des Plantes”, en 1794, institución que todavía existe hoy. La colección empezó con dos pitones y tres caimanes, y llegó a ser una auténtica muestra de diferentes clases de reptiles. Existen casos similares en Inglaterra, Alemania y Austria. La herpetología comienza a existir como una disciplina formal a finales del siglo XVIII, floreciendo rápidamente en Europa y Norteamérica durante el siglo XIX y principios del XX. Mucho de este progreso se haya amenazado en la actualidad debido a la gran cantidad de especies que se enfrentan a un proceso de extinción. Por ello, se ha comenzado desde muchos frentes programas encaminados a la cría y a la conservación de animales menos comunes ó en peligro de extinción. Para mantener las especies, muchas veces se recurre a la hibridación interespecífica, ya que en la actualidad se trata de evitar los cruces endógenos dentro de la misma línea (entre padres e hijos, hermanos, etc). Hasta la mitad de los años 60, el concepto de medicina veterinaria como tal no fue aplicado a los reptiles. Así, se comenzó tímidamente a finales de los 60-principios de los 70, con publicaciones acerca de enfermedades de los reptiles y su tratamiento. De ahí se avanzó hasta que a mediados de los 80 ya existían en el mercado numerosos libros referidos al cuidado y cría de los reptiles, así como a otros aspectos como cirugía, fisiología reproductiva, comportamiento, anatomía y morfología ó patología. LOS REPTILES COMO ANIMALES DE COMPAÑÍA Hay muchos reptiles que están incluidos en una lista confeccionada por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro (CITES), de manera que ya no pueden ser importados ó comercializados sin una documentación especial. De esta manera, las personas que tengan en su poder animales indocumentados, amenazados ó en peligro de extinción pueden ser multados con cantidades muy altas. Sin embargo, se pueden conseguir permisos especiales para aquellos casos en los que la experiencia y las instalaciones adecuadas permitan asegurar la cría en cautividad de algunas de estas especies. Dado que cada vez hay más gente que decide tener a estos animales en sus casas como mascotas, hay gobiernos que han decidido la obligatoriedad de tener ciertos permisos para ello, ya que hay serpientes del grupo de las “constrictors”, capaces de matar a una persona. De hecho se han reportado algunos casos en niños que han tenido accidentes con ofidios. Como norma general, el incipiente “herpetologista” debe de empezar a decidirse por un reptil autóctono de su propio entorno geográfico. En la mayoría de los países europeos y también en Norte América, es posible encontrar pequeñas serpientes, lagartos insectívoros y quelonios terrestres ó semiacuáticos. Por lo tanto, no es preciso inclinarse por animales más exóticos, con necesidades especiales de temperatura, luz, etc., ya que en muchos casos, los animales se encuentran a miles de kilómetros de su entorno natural, incluso con un microclima determinado. Los reptiles que se encuentran en cautividad y que no tienen unas condiciones adecuadas, por ejemplo de temperatura, pueden no llegar a manifestar inmediatamente signos externos de enfermedad. Comienzan por dejar de comer, se encuentran apáticos, no tienen interés por otros individuos de distinto sexo que están en estado reproductivo, etc. A esto se le llama “síndrome de maladaptación”. Lo mismo ocurre con aquellos animales que no tienen suficiente agua a su disposición ó no están bien alimentados, ya que muestran unos signos parecidos. Los reptiles pueden pasar largos periodos de tiempo sin comida, pero son muy sensibles a la carencia de agua ó a las temperaturas inadecuadas. Cualquiera que sea la especie elegida para ser criada en cautividad, hay que recordar siempre que el mero hecho de la cautividad implica que los animales dependen exclusivamente de los cuidadores, sobre todo en cuanto a sus necesidades de agua, alimento, limpieza, etc. Otra de las cosas importantes a tener en cuenta cuando se tienen una serie de animales y se decide ampliar la colección es que se excluya el riesgo de parásitos y de enfermedades transmisibles. Por ello, es conveniente someter a los animales nuevos a un periodo de aislamiento de 6 semanas, mínimo, que debe de ser estrictamente respetado. Durante este tiempo, se deben de hacer análisis sistemáticos de heces y de sangre, para detectar la presencia de parásitos u otros agentes patógenos. Hay especies de reptiles que tienen que estar en jaulas separadas, ya que incluso hay casos en los que unos pueden ser predadores de los otros. Además, deben de evitar en todo momento situaciones de superpoblación. CARACTERISTICAS Y REQUERIMIENTOS BASICOS REPTILES ACUATICOS Un aspecto fundamental para tener éxito en la cría y el mejor manejo de estos animales, es prestar atención prioritaria a la calidad del agua. Los restos de alimentos y heces son un medio excelente para la aparición de microorganismos patógenos de muchos tipos. Para ello, se emplean diversas soluciones como son: La inclusión en el acuarium de “basureros biológicos” como pueden ser ciertos tipos de gusanos, peces ó moluscos bivalvos. También hay ciertos tipos de algas que cumplen con este papel, ya que los restos de nitrógeno que se producen a partir de los reptiles acuáticos son incorporados al propio metabolismo del alga. Esta modalidad de las algas puede presentar ciertas ventajas, ya que los gusanos acuáticos, moluscos, etc. pueden ser hospedadores intermedios para ciertos tipos de parásitos. Mejorar al máximo el sistema de filtración del agua. En este sentido, ningún medio, incluyendo una ó más luces ultravioleta, es capaz de crear un ambiente totalmente libre de microorganismos. REPTILES ARBOREOS Para criar en cautividad estos animales, es fundamental preparar ramas limpias y completamente libres de resina de cualquier árbol tipo el cerezo, el manzano, el peral, el melocotonero, etc. Este elemento resulta importantísimo para la mayor parte de las iguanas, camaleones, boas, pitones, etc. Muchos de estos reptiles pueden permanecer en el exterior ó a temperatura ambiente cuando el tiempo es templado. Sobre todo, hay determinados tipos de camaleones que son perfectos para ello. Sin embargo, hay que tener en cuenta que son muy sensibles a los cambios de temperatura, y que por ejemplo, hacia el mediodía, si se prevé que la temperatura va a subir por encima de los 32º, hay que intentar resguardar al animal de la luz directa del sol (por ejemplo, hay que poner el terrario a la sombra ó añadirle alguna sombra adicional). Incluso las duchas, dos veces al día, están muy recomendadas. Igualmente se pueden remojar las ramas que pongamos dentro del terrario, para evitar que se resequen, contribuyendo así a mejorar la humedad ambiental. Se han descrito casos en los que animales habitualmente dóciles, adoptan actitudes agresivas tras ser expuestos a la luz del sol natural, sin filtrar. Con frecuencia, estas exposiciones suponen un estímulo fuerte del apetito, sobre todo en el caso de algunos quelonios terrestres y lagartos, especialmente en aquellos que normalmente no gozan de buenas condiciones de luz y humedad. REPTILES TERRESTRES Hay especies de este tipo cuyo terrario debe de estar provisto de arena para permitirles esconderse haciendo agujeros, ó por el contrario, tomar el sol. Hay otros que regulan su propia temperatura con el cuerpo inclinado, para formar el ángulo indicado con la luz artificial ó natural, y de esta forma absorber al máximo la energía radiante. Incluso en algunos casos, los pigmentos contenidos en los cromatóforos de la dermis, son uno de los medios principales de termorregulación. Estos pigmentos especializados se expanden ó se contraen de acuerdo con las necesidades puntuales de absorción de radiaciones. La fuente de energía radiante puede ser luz del sol no filtrada, es decir, sin que pase a través de ningún cristal ó plástico. Normalmente se suele usar luz ultravioleta-B artificial, con una longitud de onda de entre 280 y 315 nanometros, ó bien la combinación de luces especiales para las plantas del terrario (con un expectro visible de entre 650 y 700 nanometros), en conjunción con luz ultravioleta negra, ya que la luz artificial que resulta ideal para el crecimiento de las plantas, resulta inadecuada para los reptiles. Por eso hay que suplementarla con luz ultravioleta negra. Cuando es necesario, se pueden emplear lámparas de infrarrojos como fuente de calor. Por supuesto, estas fuentes de calor deben de colocarse de tal manera que no provoquen quemaduras en los animales. Cuando se produce un sobrecalentamiento, los reptiles tienen la capacidad de adoptar un “modo compensatorio” de respiración, aunque su capacidad de tolerancia térmica es limitada. Habitualmente, los reptiles diurnos se autoregulan fácilmente. Cuando han alcanzado un grado de temperatura suficiente, ellos mismos evitan la exposición directa a las radiaciones, ó dejan la superficie a través de la cual están absorbiendo calor por conducción ó convección. Otros entran en el agua (siempre deben de tener un baño a su disposición) para bajar la temperatura corporal. Por ejemplo, una costumbre bien conocida de los cocodrilos es mantener la boca abierta mientras están tomando el sol ó inmediatamente después. Se ha pensado que ésto es para eliminar el exceso de calor. Para muchas especies de reptiles terrestres tropicales, es positivo el contar en el terrario con plantas que son similares a las que tienen en su ambiente natural. Aquellos que sin embargo proceden de bosques tropicales, deben de mantenerse en condiciones óptimas de humedad, sin llegar a estar mojados completamente. También es muy importante poner en los terrarios “accidentes” que permitan de alguna manera escalar a aquellos animales que, aunque no son verdaderamente arbóreos, suelen colocarse en superficies por encima del suelo. Por supuesto, hay que estar siempre muy pendientes del estado de las plantas, ya que los ácidos orgánicos que liberan durante su descomposición pueden dar lugar a materiales dañinos para los reptiles. Los quelonios terrestres pueden permanecer fuera, cuando el tiempo y la temperatura son apropiados, y cuando cuentan con algún lugar donde tener sombra, etc. En ocasiones, los “corrales artificiales”, hechos con un alambre circular que se ancla a la tierra, resultan ideales para tener a estos animales al aire libre, “pastando” hierba fresca. Este sistema puede ir moviéndose cada día, de acuerdo con las necesidades. MATERIALES APROPIADOS PARA LA “CAMA” Esto es un verdadero problema para los reptiles en cautividad, ya que debe de responder casi a las necesidades particulares de cada especie. Por ejemplo, hay que combinar el que sea absorbente y no-tóxico para el tracto gastrointestinal, en el caso en que el animal lo ingiera. Ello debe de primar sobre los elementos decorativos, que desde luego son menos importantes para la salud del animal. Algunos de los elementos y sustratos empleados para las “camas” son arena, piedras, humus, pequeños trozos de madera, arena de gato, etc. Muchos de estos materiales combinan la capacidad de absorción con la estética. Sin embargo, hay que tener cuidado con la “textura” ya que cuando en raras ocasiones, el animal los ingiere, pueden ser peligrosos no por su toxicidad, sino por dar lugar a una obstrucción intestinal. En resumen, no existe ningún material ideal en este sentido. Cuando se usa arena, grava, etc. en el terrario, hay que limpiar y desinfectar periódicamente, ya que los restos de heces y orina pueden dar lugar a un medio ideal para el crecimiento de organismos patógenos. Es muy importante incluir plantas, ya sean naturales ó artificiales. En este último caso, hay que tener cuidado ya que el animal puede confundirse e ingerir plásticos, lo que daría lugar a serios problemas. TERMORREGULACION Los reptiles son animales poiquilotermos: la temperatura de su cuerpo depende de factores externos y de factores fisiológicos. Los desplazamientos que hace un reptil durante el día obedecen a su necesidad de alimentarse. Una víbora caza piezas grandes y al acecho. Por tanto, su actividad es mínima, aunque la energía que necesita para la digestión es grande. Una lagartija practica la caza activa y se alimenta de presas pequeñas, por lo que su consumo de energía para digerir es mínimo, aunque necesita de dicha energía para el movimiento. En cualquier caso, antes de poder desarrollar una caza activa, el reptil debe de calentarse para aumentar la temperatura de su cuerpo hasta un nivel óptimo. En las regiones de clima templado, hay periodos en el año en los que la temperatura del aire y del sustrato no alcanzan nunca los niveles óptimos. Es en este caso en el que el animal permanece en hibernación, a la espera de tiempos mejores. Existen para un reptil unos límites letales, llamados temperatura máxima y temperatura mínima, dentro de los cuales es posible la vida para el animal y fuera de los cuales muere. La temperatura óptima, diferente de una especie a otra, es aquella en la que el reptil se encuentra en las mejores condiciones; existe además una temperatura mínima y máxima voluntaria, en las que el animal puede vivir, aunque sus actividades quedan atenuadas. A la temperatura óptima se puede llegar de dos maneras: con la termorregulación ecológica, que se obtiene exponiendo el cuerpo al sol ó poniéndolo en contacto con el suelo y acumulando calor por conducción, y con la termorregulación fisiológica, relacionada con el metabolismo del individuo. Las radiaciones solares constituyen la fuente más importante para la acumulación de calor y de hecho, cubre el 80% de las necesidades. Por ejemplo, las lagartijas que viven a 4000 metros, consiguen elevar su temperatura casi 30ºC por encima de la temperatura ambiente, gracias únicamente a su exposición al sol. Cuando ni siquiera en zonas de sombra el animal consigue bajar su temperatura corporal, el animal abre la boca de par en par, y aumenta el ritmo de respiración para provocar la evaporación. El rango de temperatura ideal al que deben de ser mantenidos los reptiles en cautividad, depende de las especies y de su modo de vida. Por ejemplo, puede variar desde 23-30ºC, para las especies habituadas a vivir en lugares más frescos, hasta 25,539ºC, para aquellas especies adaptadas a vivir en climas desérticos. De cualquier forma, siempre hay un punto crítico de temperatura que nunca se debe de sobrepasar, ni en el límite mínimo ni en el máximo. Para calentar los terrarios, suelen utilizarse los siguientes métodos: Las “almohadillas eléctricas” que suelen utilizarse en la especie humana. Estos utensilios deben de colocarse por debajo del reptilario. En este caso, deben de hacerse si es posible pequeños agujeros para favorecer la ventilación y permitir la circulación del aire. Las lámparas de infrarrojos, aunque tienen el inconveniente de que si se ponen demasiado cerca pueden incluso quemar al animal. Además, son bastante caras, consumen energía y tienen una media de vida relativamente corta. Los calentadores eléctricos, aunque siempre deben de estar provistos de termostatos, para evitar que se eleve excesivamente la temperatura. Los calentadores de gas no están recomendados, ya que potencialmente pueden producir monóxido de carbono, que es tóxico. En aquellos lugares en que el clima lo permita, la energía solar puede ser una fuente de calor. Hay que tener en cuenta además que los utensilios que se encuentran dentro del terrario (rocas, árboles de adorno, etc), pueden retener el calor, y al liberarlo, producir un sobrecalentamiento. Ello se conoce con el nombre de “efecto green-house”, y hay que tenerlo en cuenta a la hora de que se produzcan temperaturas excesivas. Cuando la luz es adecuada, la mayoría de los reptiles son capaces de sintetizar su propia vitamina D. Cuando ésto no ocurre, las dietas deben de llevar un suplemento en esta vitamina. Sin embargo, las serpientes, al ingerir sus comidas enteras, sin masticar, obtienen un aporte suficiente de vitamina D de los tejidos de los animales que comen. HUMEDAD Naturalmente, el grado de humedad que requieren los reptiles en cautividad depende de las especies, ya que no es lo mismo los que proceden de ambientes tropicales, que aquellos cuyo hábitat natural está en el desierto. Además, los recién nacidos necesitan un mayor grado de humedad relativa. Se puede ayudar a conseguir y mantener la humedad óptima de las siguientes formas: Mediante sprays de agua. Mediante recipientes de agua, que periódicamente se va evaporando. Con humidificadores. Con plantas naturales, que al respirar excretan vapor de agua. FOTOPERIODO El fotoperiodo se define como el ciclo de luz-oscuridad al que un organismo es expuesto durante un periodo de 24 horas. Por supuesto, el fotoperiodo que es ideal para unas especies, resulta intolerable para otras. El estudio del fotoperiodo de los reptiles ha sido objeto de investigación durante años. Ello tiene mucho que ver con el denominado “tercer ojo”, que tiene mucho que ver con la glándula pineal, y con la función de ésta en el conjunto del encéfalo. Este detalle exclusivo de estas especies animales será estudiado en el apartado de los Organos de los Sentidos. Se sabe que para que estos animales de reproduzcan en cautividad, su fotoperiodo debe de ser modificado. Así, por ejemplo, un fotoperiodo de 11-13 horas para las especies tropicales, correspondería a los meses de invierno fríos y secos; mientras que un fotoperiodo de 9-16 horas sería apropiado para la primavera-verano. En cuanto a la hibernación, es un periodo en el que se reducen las activididades fisiológicas, y baja al mínimo el metabolismo, lo que comporta una respiración débil y una reducción del ritmo cardiaco. Se interrumpe la alimentación poco antes de iniciarse la hibernación; de hecho, unos días antes de la misma cesa la producción de jugos gástricos. Si el animal comiese después de dicho cese, el alimento fermentaría y provocaría su muerte. La hibernación se produce individual ó colectivamente, ya que en USA se descubrió una madriguera con 260 serpentes, pertenecientes a tres géneros distintos. En las regiones muy cálidas se da también la estivación ó letargo veraniego. No existe una opinión unánime sobre si es necesaria en aquellos animales que se encuentran en cautividad y que hibernan normalmente. Tampoco se sabe cual es el mejor método para inducir la hibernación, el periodo de duración, y su efecto sobre la reproducción y sobre otros factores como el sistema inmunitario. Lo que es cierto es que la mayoría de los reptiles (no todos) entran expontáneamente en un periodo de adormecimiento ó torpeza durante el cual la actividad metabólica está sensiblemente disminuida. Cuando previo a la hibernación los animales presentan algún proceso infeccioso del tipo que sea, la hibernación debe de posponerse hasta que el animal se encuentre en condiciones óptimas. Cuando la hibernación es inducida, los animales deben de tener acceso a alimentos ricos en nutrientes digestibles. Esto es particularmente importante en las tortugas herbívoras terrestres, y algunas de las acuáticas ó semiacuáticas, ya que generalmente hibernan 5-6 meses al año. En ocasiones, se recomienda preparar recipientes especiales denominados “hibernáculos” ó “hibernatorios”. Pueden ser incluso tiras de papel de periódico en las que el animal puede prácticamente “enterrarse”. Al principio, el animal debe de ser inspeccionado cada día, aunque nunca se debe de molestar ó intentar despertar a los animales. La temperatura en estos recipientes debe de ser más baja de lo habitual (llegando incluso hasta los 10ºC). Uno de los errores que suele cometerse con los reptiles en cautividad es el de inducir un estado de semitorpeza, en lugar de hibernación en sí misma. De esta forma, el organismo almacena glicógeno y grasa como fuentes de energía, que son catabolizados muy rápidamente, pero el animal está demasiado torpe para comer ó para digerir. El animal puede incluso entrar en un estado de desnutrición discreta, en que infecciones menores ú otros procesos secundarios pueden llegar a producir problemas serios, ya que su respuesta celular e inmune no es normal. La duración de la hibernación varía con las condiciones ambientales, particularmente la temperatura, aunque suele durar desde mediado de otoño hasta la primavera. Es una práctica habitual en algunos reptiles, particularmente las tortugas, darles un baño de aproximadamente 30 minutos, una vez que han sido retiradas del hibernáculo. Este baño induce a los animales a beber y a orinar. Así, en aproximadamente dos semanas, los animales tienen un apetito superior al normal, empiezan a mostrar actividad sexual como consecuencia de que sus órganos sexuales comienzan a prepararse para el celo y la producción de espermatozoides y óvulos. MANEJO . Hay que tener en cuenta que estos animales deben de ser cogidos lo mínimo posible, y cuando sea absolutamente necesario, ya que el problema es que se les puede causar daño involuntario al no poder calcular la presión que se ejerce con la mano. Otro problema es que presentan en el occipital un solo cóndilo, por lo que es fácil romperles ó dislocarles el cuello, con el consiguiente daño en la médula espinal. El manejo de estos animales puede llevarse a cabo de la siguiente manera: Mediante cajas ó bolsas en las que el animal entre voluntariamente. Lazos corredizos. Ganchos. Especie de “tenazas”. Por ejemplo, puede meterse a las serpientes que son muy activas en tubos de plástico rígidos, con agujeros situados estratégicamente. Cuando el tratamiento requerido es diario, el animal puede permanecer ahí por días sin ningún peligro. Estos tubos no están recomendados para serpientes muy potentes, ya que pueden doblar el tubo y morder a la persona. Dosis de anestesia muy suaves (subanestesia) ó incluso anestesia total. En el caso de las tortugas, la inmovilización de los miembros, ya que no pueden escapar moviendo la cabeza ó el cuello. METODOS DE IDENTIFICACIÓN PERMANENTE DE REPTILES Son muchos los métodos que actualmente existen para la identificación de reptiles. Entre ellos destacamos: Para tortugas, un trozo de tarjeta plastificada, chapa, etc. con los datos, dirección, teléfono, etc., sujeta al caparazón mediante una resina. También objetos “punzantes” luminescentes. Por el implante de agujas electrónicas. Se colocan mediante un trócar y tienen el tamaño de un grano de arroz. La existencia de estas agujas puede ser leída mediante el aparato apropiado. Tanto el número de identificación como el código, aparecen en la pantalla del módulo correspondiente. LOS REPTILES EXPERIMENTACIÓN COMO ANIMALES DE En este sentido, los reptiles están experimentando un cierto auge, ya que por su modo de reproducción, su capacidad de regulación de la temperatura ó su sistema cardiovascular simple, resultan ideales para ciertas investigaciones biomédicas. La capacidad de respuesta de su sistema inmune y la prolongada vida media de sus eritrocitos supone un interés adicional. Hay que tener en cuenta que algunas fracciones purificadas de veneno de serpiente están siendo utilizadas en la clínica para tratar enfermedades específicas, y otras están siendo investigadas por sus posibles propiedades “anti-tumorales” ó incluso analgésicas. METODOS CLÍNICOS La mayoría de los métodos rutinarios de exploración física y de diagnóstico son aplicables a los reptiles. El uso del termómetro rectal está limitado por la naturaleza poiquiloterma ó heteroterma de estos animales. Aunque algunos han demostrado su capacidad para mostrar una discreta pirexia ante al infección, lo normal es que esta reacción sea demasiado leve para poder ser detectada con el termómetro. El estetoscopio es utilizado para evaluar la función pulmonar, particularmente en los quelonios, tuataras y grandes lagartos. Es de menos valor diagnóstico en las serpientes. Normalmente se suele aplicar una pieza de algodón húmedo para evitar ruidos de fondo que pueden confundirse con patológicos. Para provocar que algunas serpientes abran la boca, se utilizan una serie de espátulas de cocina con los bordes romos. Son útiles y baratas, y además resultan cómodas para limpiar y desinfectar. También el martillo de percusión es útil para explorar los reflejos neuromusculares, sobre todo en los grandes reptiles, así como los campos pulmonares. En los pequeños reptiles suelen utilizarse pinzas de diferentes tamaños para explorar por ejemplo el reflejo patelar u otros tipos de reflejos. También el oftalmoscopio y el electrocardiógrafo se utilizan al igual que se hace en los vertebrados superiores. Como complemento a la exploración física convencional, resultan extraordinariamente útiles los análisis hematológicos y bioquímicos. Incluso se utilizan los test de tiras de papel ó de plástico para investigar las funciones renal, hepática ó pancreática.