29 de septiembre de 2003, 2003-22 Boletín fiscal Contadores Públicos Autorizados y Consultores Miembro en Panamá de Grant Thornton International La recompra de las acciones en circulación... un aspecto técnico en el registro de la contabilidad con incidencias múltiples que muchos empresarios y contadores no tratan adecuadamente Como quiera que la mayoría de las empresas en Panamá mantiene su capital accionario dentro de un esquema familiar o la emisión de sus acciones se restringe a un grupo reducido de accionistas, es frecuente ver en nuestros medios la reducción de las acciones emitidas y en circulación, restando directamente el capital pagado. No todos los contadores interpretan correctamente el registro apropiado de esta transacción. El contenido de este boletín fiscal, al igual que los anteriores, es de tipo informativo y general sobre temas que nuestra firma considera pueden ser de interés para nuestros clientes y amigos. Bajo ningún concepto, el contenido de estos boletines debe ser considerado como una opinión formal de Grant Thornton Cheng y Asociados. +507/264-9511. El objetivo del contenido de este boletín es el de analizar los varios aspectos de la readquisición de las acciones emitidas y en circulación por la propia empresa emisora y los distintos aspectos que se deben tomar en consideración en los registros de contabilidad. Acciones en Tesorería: Para muchos contadores, cuando la empresa readquiere sus propias acciones, el correspondiente registro contable se reduce a un simple cargo a acciones en tesorería por el monto total pagado o se reduce directamente al capital pagado en acciones. En el mejor de los casos, en la descripción de la estructura de capital en los estados financieros, se reduce el número de acciones emitidas y en circulación. De hacer el registro de contabilidad en la forma aludida, no necesariamente refleja la realidad de la transacción. La sustancia de la transacción debe privar siembre sobre su forma: Traemos a colación este principio de contabilidad como base para el registro de las acciones readquiridas en cualesquiera empresas. Basado en este principio el valor pagado por la empresa para registrar la readquisición de sus acciones generalmente se puede catalogar entre una de las dos siguientes opciones: 1.- Acciones en Tesorería: Efectivamente esta cuenta patrimonial debe ser afectada si el fin ulterior de la recompra de las acciones es de volver a ponerlas en circulación dentro de un plazo previsible. En este caso, el valor pagado en la transacción se contabilizará íntegramente a la cuenta de acciones en tesorería que viene a ser una disminución al valor del patrimonio de la sociedad. Este ejemplo rara vez es aplicable en nuestro medio en donde la estructura corporativa de las empresas generalmente es cerrada. Sin embargo, en caso de las grandes empresas o compañías cuyas acciones están cotizadas en las bolsas de valores, es frecuente encontrarse con transacciones de esta índole. En este caso, cuando las acciones vuelvan a estar en circulación, se compensa la transacción ya sea con 29 de septiembre de 2003, 2003-22 una utilidad o pérdida entre el valor de readquisición y el valor de la reventa. 2.- Reducción del capital pagado y su correspondiente superávit: En caso de que la intención de la readquisición de las acciones es que las mismas no sean revendidas de inmediato o dentro de un plazo relativamente previsible, entonces el registro deberá afectar la cuenta de capital pagado por el mismo valor en que esas acciones fueron emitidas en su oportunidad y la diferencia, si la hubiera, será una afectación al superávit. Nunca sería admisible cargar la totalidad pagada contra el capital registrado, ya sea mayor o menor que el valor de la emisión; tampoco debe reflejarse con acciones en tesorería. También debemos advertir que, en caso de que las acciones sean sin valor nominal y no se pueda identificar plenamente el valor de emisión de las acciones a readquirir, se deberá utilizar como valor de readquisición por acción el promedio del valor de las acciones emitidas y en circulación al momento de la recompra. El segundo ejemplo es lo más usual en nuestro medio y generalmente resulta cuando un individuo o un grupo de accionistas decide comprar las acciones del otro socio o socios y utiliza la vía de la propia empresa. Es importante resaltar que en este segundo ejemplo, nunca se debe registrar las acciones readquiridas como acciones en tesorería, precisamente porque al momento de la recompra de las acciones, la intención no es volverlas a vender a terceros. Aquí prevalece la sustancia sobre la forma. Efectos tributarios para el vendedor de las acciones: Bien, en cualquiera de las dos exposiciones anteriores el vendedor de las acciones es afecto a un impuesto en la transacción, cuando el valor de la enajenación supera el costo original de adquisición para él. En este caso, está claro que existe una ganancia de capital sujeta al impuesto sobre la renta para el vendedor, excepto en los casos de acciones de las compañías registradas en la Comisión Nacional de Valores y transadas en la Bolsa de Valores, acciones de empresas con Registro Forestal, acciones de empresas panameñas con activos o actividades fuera del territorio fiscal panameño. Estas empresas tienen un tratamiento fiscal distinto. El segundo ejemplo planteado, o sea, cuando el exceso del valor de emisión se absorba con el superávit, se asemeja a una distribución de dividendos aunque, jurídicamente hablando no pareciera ser porque no hubo una equidad en la distribución con relación a los otros accionistas. Sea como fuera, el Fisco estará muy atento de una reducción del superávit vía accionista y no dejará de reclamar su participación en materia de impuestos. Como se podrá apreciar, en cualquiera de los casos, cuando hay una transacción de venta de acciones en donde está presente un exceso entre el valor de adquisición, independientemente del tiempo y el precio de venta, hay que satisfacer un impuesto. Ahora, si comparamos entre el impuesto sobre la renta y el impuesto sobre dividendos, siendo este último limitado al 10% y no es progresivo, entonces hemos de concluir que en la mayoría de los casos, sería menos oneroso hacer la transacción vía dividendos. No siempre nos vamos a encontrar con la situación ideal en donde el accionista vendedor está de acuerdo con el planteamiento anterior, sino con la intención del accionista de retirar la totalidad del valor de la venta, quedando entonces la empresa con la contingencia del impuesto que debió haber retenido. En este caso, se recomienda que la sociedad asuma el impuesto de dividendo haciendo una declaración de dividendos por un valor superior para que el neto (90%) sea equivalente al valor de la transacción. Siendo el contenido de este boletín un aspecto supremamente técnico de la contabilidad, se recomienda al lector que discuta con su asesor tributario antes de tomar una decisión final cuando se enfrenta con este tipo de dilema. 2