CARTAS AL DIRECTOR Sobre la vigilia y el sueño Ricardo Hodelín-Tablada a, Calixto Machado b a Servicio de Neurocirugía. Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Saturnino Lora. Santiago de Cuba. b Departamento de Neurofisiología. Instituto de Neurología y Neurocirugía Prof. Dr. Rafael Estrada González. La Habana, Cuba. Correspondencia: Dr. Ricardo Hodelín Tablada. Calle 4.ª, n.º 652, entre L y M. Reparto: Sueño. CP 90900. Santiago de Cuba, Cuba. E-mail: [email protected] Aceptado: 12.07.10. Cómo citar este artículo: Hodelín-Tablada R, Machado C. Sobre la vigilia y el sueño [carta]. Rev Neurol 2010; 51: 766-7. © 2010 Revista de Neurología Hemos leído el artículo de Pablo Torterolo y Giancarlo Vanini sobre la generación y el mantenimiento de la vigilia [1] y quisiéramos hacer algunos comentarios. En el orden de la historiografía médica, si bien es cierto que el trabajo publicado en 1949 por Moruzzi y Magoun, como se destaca, es considerado uno de los más influyentes en este campo de estudio, consideramos justo mencionar a otros destacados científicos que también aportaron en esta área. Muchos años antes, en 1886, Horsley [2], filósofo y primer neurocirujano de Inglaterra, aseguró que el nivel de conciencia se relacionaba con la integridad y funcionalidad de la corteza cerebral y estableció que el neopallidum diferenciaba al hombre de los animales inferiores. Por su parte, Kretschmer [3], neurólogo y psiquiatra alemán, defendió en 1940 que, según los resultados de sus investigaciones, la corteza no era necesaria para que aparecieran la alerta y los ciclos sueño-vigilia. Basados en las opiniones de la época, diferentes estudiosos de las neurociencias llegaron a creer que la conciencia era exclusivamente una función de la corteza cerebral y que su deterioro representaba un grave daño cortical. El desarrollo alcanzado por la neurocirugía en el tratamiento de la epilepsia hacia mediados del siglo pasado, y las experiencias neuroquirúrgicas con anestesia local, pusieron de relieve que áreas considerables de la corteza podrían ser lesionadas sin que ello explicara un estado de alteración de la conciencia. Experimentos en animales evidenciaron la participación de los núcleos grises de la base, diencéfalo y tallo encefálico en la preservación de la conciencia. En 1942, Penfield, neurociruja- 766 no canadiense, inauguró el Instituto Neurológico de Montreal. Desde allí realizó importantes aportaciones a la cirugía de la epilepsia y en 1947, conjuntamente con Erickson y Jasper, afirmó categóricamente que el asiento de la conciencia se situaba en el diencéfalo [4]. Luego apareció el trabajo de Moruzzi y Magoun, ya señalado, donde se demostró en modelos experimentales que los mecanismos de alerta y despertar tenían sus bases anatómicas en lo que después se denominó sistema reticular activador ascendente. Coincidimos con los autores cuando señalan que los sistemas activadores no sólo se encuentran en la formación reticulada del tronco encefálico, sino que incluyen regiones específicas del hipotálamo posterior y el cerebro basal anterior. En una investigación que realizamos de 37 pacientes en estado vegetativo persistente, el 91,89% tenía en los hallazgos anatomopatológicos necrosis del tálamo, sin embargo se respetaba el hipotálamo. Como es conocido, estos pacientes tienen ciclos sueño-vigilia, lo que podría explicarse por la integridad del hipotálamo como parte de estos sistemas activadores. Las últimas décadas han sido muy fructíferas en la tarea de descifrar los circuitos, los neurotransmisores y las sustancias moduladoras implicadas en la regulación del ciclo sueño-vigilia, y se ha descubierto el papel de nuevas sustancias neuromoduladoras como la orexina o hipocretina señalada por los autores. Llama nuestra atención el hecho de que no se mencionan otras de estas sustancias muy estudiadas recientemente como son el óxido nítrico y la melatonina. ¿Será que los autores no consideran que hay evidencias científicas suficientes para tenerlas en cuenta? El óxido nítrico es una sustancia gaseosa liberada por varios grupos neuronales esenciales en el control del estado encefálico global, en su mayoría involucrados en la excitación neuronal durante las transiciones entre sueño y vigilia y entre sueño no REM y REM [5]. Este gas es un colaborador habitual de la acetilcolina, así pues en el sistema activador ambas sustancias se localizan en las terminales procedentes del segmento mesopontino y estimulan las neuronas de proyección talámica [6]. Respecto al hipotálamo, el óxido nítrico actúa conjuntamente con la acetilcolina y la melatonina en la modulación de la actividad del núcleo supraquiasmático; este papel sobre el corazón del control circadia- no resalta la importancia de este gas en el ciclo sueño-vigilia [5]. La melatonina, por su parte, es una de las moléculas reguladoras más primitivas y representa un sistema sincronizador endógeno universal para el resto de los ritmos endocrinos y no endocrinos, como el ritmo sueño-vigilia [7]. Conocida como la hormona de la oscuridad, debido a su producción nocturna, hoy se acepta que en condiciones normales la relación de fase entre el ritmo circadiano endógeno de melatonina y el ciclo sueño-vigilia es tal que permite el mantenimiento durante toda la fase de vigilia de una función neurobiológica adecuada [7,8]. Torterolo y Vanini destacan el clásico trabajo de Plum y Posner, donde se define que son dos los componentes fisiológicos que gobiernan el comportamiento consciente. Años después, el propio Plum [9] describió tres componentes al subdividir el contenido en dos niveles. En esta clasificación se mantiene el despertar (capacidad) como primer nivel. El segundo nivel permite regular la conciencia en base a la función afectiva, la atención, la integración cognitiva, la energía psíquica; que depende de la integridad del sistema límbico, e incluye el hipotálamo, la amígdala, el cíngulo y el área septal. El tercer nivel, justificado por Plum como nivel cerebral, está formado por el resto de los hemisferios cerebrales, el tálamo y los ganglios basales. Este nivel se relaciona con los procedimientos más complejos de la percepción, la orientación con respecto a sí mismo y al medio, la actividad motora y el planeamiento conductual. La memoria puede ser afectada por lesiones del segundo o tercer nivel. Muy acertadamente se señala en el artículo que el contenido se refiere al circuito talamocortical necesario para generar la actividad cognitiva y se plantea que una afectación del contenido de la vigilia es característica de lesiones corticales difusas, y se apunta un ejemplo al que se podría añadir el caso de los que están en estado vegetativo persistente, pacientes que no tienen relación con el medio pero duermen y despiertan y deben ser considerados como vivos. Así lo hemos defendido en otros trabajos [10-14]. En estos enfermos el contenido de la conciencia está ausente, mientras que la capacidad (despertar) está preservada, por eso son capaces de despertar pero no tienen actividad cognitiva. La investigación que hemos realizado, a la cual nos referimos anteriormente, evidenció que www.neurologia.com Rev Neurol 2010; 51 (12) CARTAS AL DIRECTOR el 91,89% presentaba necrosis del tálamo y el 87,87%, necrosis laminar de la corteza. Estos hallazgos anatomopatológicos son característicos del estado vegetativo persistente, donde la corteza cerebral está desconectada del mundo externo, por eso los enfermos no son capaces de relacionarse con el medio. Kinney y Samuels [15] han propuesto denominarlo locked out syn­ drome (síndrome de exclusión). Torterolo y Vanini contribuyen a esclarecer la polémica, muy debatida en los últimos años, de que las transiciones entre los ciclos sueño-vigilia son activas, es decir, están inducidas por el complicado engranaje que existe entre varias regiones subcorticales y no se deben, como se creía en un principio, a cambios pasivos inducidos, por ejemplo, por el agotamiento o la recuperación de la actividad nerviosa. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Torterolo P, Vanini G. Nuevos conceptos sobre la generación y el mantenimiento de la vigilia. Rev Neurol 2010; 50: 747-58. Horsley V. The cerebral cortex. Lancet 1886; 2: 1211-24. Kretschmer E. Das appallisches syndromes. Zeitschift für Neurologie 1940; 169: 576-9. Penfield W, Erickson TC, Jasper HA. Epilepsy and cerebral localization. ARNMD 1947; 24: 252-9. Mariño J, Cudeiro J. ¿Cómo se despierta el cerebro? El soplo del óxido nítrico. Rev Neurol 2006; 42: 535-41. Mariño J, Cudiero J. 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Sobre la vigilia y el sueño [réplica]. Rev Neurol 2010; 51: 767-8. © 2010 Revista de Neurología Hemos leído con agrado la carta de HodelínTablada y Machado referida a nuestro trabajo [1]. Los doctores aportan datos y conceptos sobre la vigilia, el sueño, la conciencia y patologías que la afectan, temas tan complejos como fascinantes. Nuestra revisión se centró en la fisiología de los sistemas activadores y su papel en el mantenimiento de la vigilia. Dada la inquietud de los colegas, nos interesa dar una breve opinión sobre el papel del óxido nítrico (ON) y la melatonina en relación con la vigilia y el sueño. Con respecto al ON, mencionar los trabajos excelentes de Mariño y Cudiero, que sugieren un rol activador del ON. Sin embargo, numerosos trabajos en los que se refirió que inhibieron o activaron la neurotransmisión nitrérgica en diversas áreas del sistema nervioso central, demuestran que el ON también participa en la generación del sueño. En este sentido, la inyección intracerebroventricular del precursor de ON, L-arginina, produce un aumento del sueño lento en ratas [2]. Efectos similares se han visto con el empleo de dadores de ON en ratas [3,4] y gatos [5]. Otros estudios han mostrado que inhibidores de ON sintetasa (que disminuye la liberación de ON) producen una disminución del sueño [4,6,7] y atenúan el ‘rebote’ homeos­ tático de sueño que sigue a su privación [8]. Además, se ha observado que neuronas que contienen ON sintetasa en la corteza cerebral se activan durante el sueño [9]. Por último, la liberación de ON aumenta durante la vigilia o el sueño según la región donde ésta se estudia [10]. Concluimos que la evidencia actual indica que el ON participa junto con otros neurotrans- misores clásicos en el control tanto de la vigilia como del sueño. Por lo tanto, el ON promueve la vigilia o el sueño según la red neural que se esté estudiando. Por lo antedicho, si bien coincidimos con Hodelín-Tablada y Machado en que el ON, en regiones cerebrales determinadas, promueve la generación y el mantenimiento de la vigilia, no debemos generalizar y considerar al ON como una sustancia activadora. Con respecto a la melatonina, aunque muchos datos la sugieren como reguladora del sueño, estudios en ratas pinealectomizadas (por lo tanto, sin melatonina) demuestran claramente que la melatonina fisiológicamente liberada no es necesaria para la generación del sueño [11]. Sin embargo, su función moduladora sobre el sueño ha determinado que ésta o análogos sintéticos de ella se utilicen para el tratamiento de trastornos de sueño relacionados con alteraciones de los ritmos circadianos y para algunos tipos de insomnio. Dado que el concepto de sistema reticular activador nace con el trabajo de Moruzzi y Magoun (1949), éste fue el punto de partida nuestro trabajo. Hodelín-Tablada y Machado comienzan su carta explicando resultados de estudios previos a 1949 y resultados propios que complementan nuestro trabajo. A su vez, nuestros colegas hacen importantes comentarios sobre el complejo tema de la neurobiología de la conciencia. En nuestro trabajo no profundizamos sobre este tema, pero intentamos dejar claro que para presentar funciones cognitivas adecuadas durante la vigila es necesario un funcionamiento de los sistemas activadores correcto que ‘activan’, valga la redundancia, el sistema talamocortical. La anestesiología se ha sumado recientemente a las disciplinas dedicadas a intentar desvelar el misterio de la conciencia. El potencial de dicha especialidad médica se basa en el abundante y sistemático uso de drogas que suprimen la conciencia de forma reversible. Investigaciones provenientes de este campo han demostrado la importancia de la integración temporal de la actividad neuronal entre cortezas de asociación, así como, aunque todavía controvertido, el papel del tálamo en el mantenimiento de las funciones cognitivas [12-14]. De todas formas, los sustratos neuronales responsables de los distintos aspectos o niveles de conciencia continúa siendo un punto de controversia entre los especialistas del tema. 767