¿a qué edad el bebe cambia de postura y se mantiene sentado

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¿A QUÉ EDAD EL BEBE CAMBIA DE POSTURA Y SE MANTIENE
SENTADO?
En el cuarto mes, el bebé dispone ya de cierto dominio de su cuerpo. Sentado
con apoyo, sostiene la cabeza erguida y mejoran notablemente las reacciones
de equilibrio al cambiarle de posición.
Durante el quinto mes descubre el volteo, es decir, la capacidad de darse la
vuelta por sí mismo. Cuando está tumbado sobre la espalda, gira hacia los
lados, difícilmente consigue ponerse boca abajo, pero en esta última postura si
puede dar la vuelta.
El tono de los músculos de la columna cervical, dorsal y lumbar se van
fortaleciendo, al igual que los glúteos y estos logros permiten que se mantenga
sentado, primero con apoyo y, poco a poco, de forma más independiente.
Ahora pasa gran parte del tiempo estirado y levanta la cabeza para ver mejor
los objetos o las personas de su entorno. Además de jugar con las manos,
comienza a jugar con sus pies. Boca abajo estira los brazos y las piernas
moviéndose como si nadara. Con esta edad, el bebé colabora gustoso cuando
se le agarra para sentarse, aunque en esta posición aún necesita apoyo, pero
las reacciones de equilibrio al cambio de postura continúan mejorando. Todos
estos cambios facilitan que se amplíe su campo de visión y varíen las
situaciones de observación.
A lo largo del sexto mes, cuando está tumbado sobre la espalda levanta la
cabeza con facilidad y juega con las manos y los pies, patalea y cambia de
postura para coger juguetes o variar su campo de visión. Un porcentaje
elevado de bebés consiguen pequeños desplazamientos hacia delante o hacia
atrás cuando están tumbados sobre el vientre, en esta posición realizan
movimientos como si estuvieran nadando, balanceándose sobre el vientre
mientras estiran y levantan del suelo los brazos y las piernas.
El bebé de seis meses cada vez aguanta más tiempo sentado y precisa poco o
ningún apoyo. Colocándole de pie soporta parte de su peso, dobla y estira las
rodillas y balancea el cuerpo.
Con siete meses, el niño prefiere estar tumbado boca abajo, con el pecho
levantado y la cabeza erguida. En esta postura puede girar y ponerse boca
arriba si lo desea. También puede manipular un objeto con cada mano, elegir
un tercer objeto que observa y soltar uno de los que tiene agarrados para
alcanzarlo.
Superados los siete meses, en ocasiones, cuando está sentado, coloca las
piernas debajo de la tripa, postura que sienta la base de lo que será el gateo,
junto con el intento de arrastrarse sobre el abdomen hacia delante o hacia
atrás. Es posible que se sujete sobre las manos y rodillas con el estómago
levantado. En esta posición se balancea pero es muy difícil que consiga
desplazarse gateando. Ahora ya cambia de postura con facilidad porque su
equilibrio es más estable. Se mantiene sentado sin apoyo durante largos
períodos de tiempo, encorvando la espalda y con los brazos hacia delante.
Estos logros le permiten mayor independencia y liberan un poquito a los padres
porque el bebé es capaz de pasar algunos ratos jugando solo. El dominio de la
postura de sentado facilita una nueva perspectiva para conocer y dominar
mejor su entorno porque permite que el bebé utilice las manos en la
exploración de los objetos. También favorece la mayor implicación de la vista y
el oído durante la manipulación, disminuyendo progresivamente la intervención
de la boca cuando experimenta con las características de las cosas.
Pero, ¿A qué edad conviene sentar al bebé? Hay que ir poco a poco, sin
prisas. A los cuatro meses, incluso antes, se puede sentar al bebé con apoyo
en la espalda, por ejemplo, colocando almohadas en la espalda. Al principio, el
período de tiempo para esta postura debe ser muy corto, e ir aumentándolo
progresivamente si el bebé se siente complacido. Aunque el niño esté tranquilo
sentado en su sillita, debemos evitar que pase mucho tiempo en esta posición
porque los músculos de su espalda aún no están fortalecidos para mantener
esta postura durante un período muy largo.
Cuando observemos que empieza a mantener el equilibrio, podemos disminuir
la cantidad de apoyo en la espalda, sentándolo correctamente sobre los glúteos
y colocando sus piernas abiertas en forma de V. No necesitamos preocuparnos
por el momento en el que debemos retirar el apoyo de la espalda porque, a
medida que el niño adquiere la independencia suficiente, ejercita y fortalece los
músculos de la espalda y la separa del apoyo.
Marisol Justo
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