IES “Alagón” (Coria) Dpto. de Latín LA FÁBULA. FEDRO Este género literario nace en Grecia como reacción a la poesía de tono elevado y solemne y está destinada a aquellos sectores del pueblo carentes de grandes pretensiones literarias. En efecto, frente a la épica, que refleja el lado noble, aristocrático y heroico de la vida, protagonizada por héroes y dioses, los personajes de la fábula son hombres vulgares, insignificantes y, sobre todo, animales. La Fábula transporta a sus oyentes o lectores a un mundo fantástico, en el que hablan los animales e incluso los seres inanimados. Fábulas y otras creaciones populares, generalmente anónimas, proceden de los más diversos países y se transmiten por mercaderes y esclavos. La leyenda cuenta que un esclavo frigio, llamado Esopo, imaginó en época remota unos cuentos morales, cuyos protagonistas eran los animales. Es posible que Esopo no haya existido nunca, pero las fábulas que se le atribuían circulaban de boca en boca por todo el mundo griego. En su conjunto, las fábulas de Esopo constituyen una especie de reivindicación satírica del pueblo más humilde frente a los privilegiados, que suelen aparecer en ellas vistos desde el ángulo más grotesco. Este espíritu se acentúa más aún en el fabulista latino Fedro. FEDRO Esclavo , como Esopo, había nacido en Macedonia. Vino muy joven a Roma como esclavo de Augusto, que lo manumitió en consideración a su cultura. Probablemente se dedicó a maestro de escuela y el hecho de que en ésta se hiciera aprender a los niños fábulas esópicas, pudo haber influido en el nacimiento de su vocación poética. Se enorgullecía de haber sido el primer poeta latino en intentar el género esópico, lamentando que Esopo le hubiera impedido ser el primero en sentido absoluto. Escribió cinco libros de fábulas, conocidas con el nombre de Fabulae Aesopiae: los dos primeros compuestos y probablemente publicados en época de Tiberio (31 d.C.), el tercero corresponde ya a la época de Calígula (37-41 d.C.), los otros dos al final de sus días (c.a. el 69). Comprenden 93 composiciones. 1 IES “Alagón” (Coria) Dpto. de Latín Las primeras fábulas de Fedro, es decir, las comprendidas en los libros I y II , se atienen más a Esopo: “El lobo y el cordero”, “La zorra y el cuervo”, “El asno y el león”, “El pavo y la corneja”, “Las ranas y el buey”, etc. Luego va ampliando gradualmente el horizonte de sus modelos griegos. El espíritu reivindicativo atrajo a Fedro a este tipo de literatura, que surge en los umbrales del Imperio, cuando ya no se podía expresar con entera libertad lo que se pensaba. Por eso, hará hablar a los animales, portadores de la opinión callada de una gran mayoría silenciosa, privada de su antigua consistencia política, ausente de toda participación real, e incluso ilusoria, en la administración del Estado y cada vez más segregada de la alta sociedad de la época imperial. Fedro, plebeyo y poeta de la plebe, aparece por ello sin conexión alguna con el resto de los poetas de su tiempo. El tema de la opresión del débil por el poderoso (por ej. “Las ranas que pidieron rey”) es en él algo obsesivo y se refleja no sólo en la moraleja del final de cada obra, sino a lo largo de las mismas. Su espíritu satírico está en él tan arraigado que le priva la mayor parte de las veces de la serenidad y la claridad de visión necesarias a la verdadera poesía. Sin embargo, cada fábula es una imagen plástica de eficaz contenido práctico y moral, que presenta a lo vivo escenas inolvidables de personas y animales, como la del tímido cordero ante el lobo, la del ciervo que contempla en la fuente su frondosa cornamenta, etc. Prescindiendo de las fábulas más logradas, el conjunto ofrece cierta aridez, razón principal del escaso favor de que gozaron entre sus contemporáneos. Están escritas en senarios yámbicos, no muy espontáneos, pero cuidadosamente elaborados, en un lenguaje bastante puro, expresado con sencillez, propiedad y concisión. 2