Niños tiranos e intolerantes: un mal en aumento

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Niños tiranos e intolerantes: un mal
en aumento
Foto: THINKSTOCK
Que una persona quiera imponer su voluntad a toda costa, y que adopte una actitud poco tolerante en la vida
sin respetar a los demás, es algo que desquicia a cualquiera. Si queremos que nuestros hijos no sean
unos niños tiranos e intolerantes, tenemos que empezar ahora por hacerles ver la importancia de ser
tolerantes y respetuosos, además de enseñarles a enfrentarse con los "niños mandones y chantajistas".
Los niños tiranos e intolerantes son aquellos que buscan en todo momento imponer su voluntad, son niños
mandones que quieren mandar a los demás, interrumpir las conversaciones de mayores y compañeros, que se
cree que lo suyo es lo mejor y que su opinión es la única que vale. Además, chantajea a sus compañeros y
critica y humilla a otros niños, incluso a los adultos. Los niños tiranos e intolerantes tienen poca capacidad de
manejar la frustración y a medida que pasa el tiempo es más difícil retroceder y se convierte en un problema
quizá irresoluble.
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Un 5% de los niños de Primaria son
considerados tiranos
Diferentes estudios han alertado que los niños que crecen con comportamientos intolerantes y tiranos, llegan a
agredir incluso a sus propios padres, tanto psicológica como físicamente. En España, un 5% de alumnos en
Primaria son considerados como tiranos e intolerantes, y en torno al 2,5% en Secundaria. Alrededor del 30 por
ciento de los compañeros han sido víctimas de sus extorsiones.
Hay niños que lo exigen todo, que lo quieren ya, niños que imponen su voluntad, sin respetar a los demás.
"Niños intolerantes, con muy poca capacidad de manejar la frustración", añade Francisco Javier Quintero
Gutiérrez del Álamo, especialista en psiquiatría.
El perfil de los padres de los niños tiranos e
intolerantes
¿Por qué es un niño así? Algunos especialistas apuntan a que tienen padres sobreprotectores con el único
objetivo de que su hijo no sufra nunca y para ello, le darán todo aquello que pida, aunque no sea conveniente
dárselo. Otras veces son niños carentes de afecto y comprensión por parte de su familia. Esto les frustra de tal
manera que para sobrellevar su problema, necesitan imponerse a compañeros y amigos.
Muchas veces los niños también crecen viendo las actitudes intolerantes de sus padres, que exponen sus ideas
racistas y dictatoriales: "Los inmigrantes son todos una panda de vagos"; "A los gitanos ni agua" etc... Hay
que hablar con los niños sin emitir juicios de valor y sin sembrar odios que incentiven la discriminación.
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Niños tiranos e intolerantes, un mal en aumento
Las escuelas de padres, los pediatras y psiquiatras se enfrentan a un mal de esta sociedad que parece ir en
alza. "El niño mandón empieza a decir no, a reclamar su nivel de autonomía a los dos años, o incluso antes",
señala el doctor Gutiérrez Casares. "Entonces la pelea con el adulto es casi un juego, pero los padres deben
saber controlar esas rabietas de sus hijos. Hay que ignorarlas. Si les haces caso, el tirano evoluciona y espera
que el sistema social le haga caso igual que se lo hacen sus padres", apunta el especialista.
A veces, no siempre, el "niño difícil" en casa también lo es en el colegio. Rosario Ortega Ruiz, catedrática de
Psicología de la Universidad de Córdoba, rastrea desde hace diez años la violencia en las escuelas infantiles
españolas. "Hace poco más de una década que los investigadores empezaron a ocuparse de este tipo de niños
violentos, abusones. Algunos de ellos, cuando llegan a la escuela están fuera de control. Son déspotas que
mandan ("tú no juegas"), exigen ("dame tu dinero"), amenazan ("si se lo dices a la profesora te pegamos")",
recuerda la catedrática.
Premios y castigos: la educación de los niños
tiranos
Los especialistas y psiquiatras aconsejan que se pongan límites al niño y no dejarle que se los salte por
ninguna causa. Hay que hacerle entender que se les quiere, pero que no gusta el comportamiento que tiene.
También señalan que cuando se den estas situaciones, se pongan castigos razonables pero sobre todo, que se
les premie y elogie cuando corrigen su comportamiento. De lo que se trata es poner metas para conseguir que
sea un niño que escuche, respete y acepte la voluntad y la opinión de los demás.
Lo que nunca hay que perder de vista es que nuestros hijos tienen que crecer con límites por su bien. En
muchas ocasiones tenemos que ganar el pulso, aguantar su pataleta. Otras veces, les tenemos que enseñar
nuestra tolerancia, es decir, ceder en algo si creemos que no le perjudica, por ejemplo, ver ese programa de
televisión o permitirle ponerse esos pantalones que a nosotros nos horroriza.
Están todavía en una edad (siete a doce años) en la que podemos reconducir su conducta. Primero, con
nuestro comportamiento: no podemos darles todo lo que pide, deben aprender a escuchar, a respetar el turno
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de los demás, y deben ver en nosotros también que respetamos a aquellas personas que no piensan o no son
como nosotros. Segundo, hacerles ver que no ganan más amigos imponiendo su voluntad y criticando a los
que no son como él, sino que por el contrario, se crearán más enemigos y solo conseguirán gente a su
alrededor por puro miedo o por puro interés.
Víctima de un niño tirano
¿Qué hacer si nuestro hijo es víctima de las extorsiones y chantajes de un tirano? Lo primero de todo, no
debemos olvidar que nuestro hijo tiene miedo. "Si se lo dices al profe o a tus padres, te pegamos". Por eso,
hay que actuar con cautela. Recordemos también que todavía están en una edad manejable. No son
adolescentes.
Podemos establecer un plan de acción:
1. Nuestro hijo debe buscar otros amigos e ignorar al extorsionista. Que se una con otros que
también son víctimas del tirano y sin pagarle con la misma moneda (no se arreglaría nada). La mejor defensa
es la ignorancia.
2. Ante un posible peligro debe avisar al profesor, no vaya a ser que por no ser "chivato" venga a casa
con "la pierna rota".
3. Los padres debemos hablar con el profesor, para pensar las posibles soluciones. El sistema de tutoría
personal con el tirano y con la víctima por separado es siempre positivo.
4. Los padres del niño tirano tienen que conocer la actitud de su hijo. Necesitan ayuda tanto ellos
como su hijo. Una buena comunicación entre profesores o psicólogos, padres y el niño intolerante es vital para
conocer el origen, las causas y llegar a soluciones.
Marta Márquez
Asesoramiento: Rosario Ortega Ruiz, catedrática de Psicología de la Universidad de Córdoba
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