Reportaje La Vía de la Plata

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La Vía de la Plata, ruta gastronómica
Por María Sainz
Hoy, la vía de la plata
sirve a miles de peregrinos
para emprender el viaje del
Camino de Santiago desde la
zona sur de la Península y a
muchos viajeros como ruta
cultural y de turismo rural,
pero lo cierto es que, además,
constituye un eje vertebrador
de la cultura gastronómica
del país lo cual han sabido
aprovechar los paradores de
varias localidades que buscan
fomentar el turismo a través de
la cocina más típica de la zona.
Los orígenes de la Vía de la
Plata son inciertos, pero cada
vez más estudiosos coinciden
al afirmar que desde el siglo VII
a. C. ya existía una primera ruta
utilizada por los tartesios para
comerciar con los pueblos del
norte de la Península Ibérica.
Pero es en la época romana
cuando esta ruta alcanza
su mejor momento. Con los
emperadores Trajano y Adriano,
ambos de origen español, la vía
de la Plata comenzó a ganar
importancia como calzada
que servía de unión entre
Emerita Augusta y Astutrica
Augusta, actuales Mérida y
Astorga, para enlazar con otras
calzadas romanas y constituir
un puente
comercial y de
unión entre el Cantábrico y la
zona sur de la Península Ibérica.
EL LEGADO CULINARIO
Ya desde que los romanos
habitaran la Península Ibérica,
la zona que recorre la Vía de
la Plata había gozado de gran
valor gastronómico, fomentada
por los numerosos intercambios
culturales que se producían
en ella, gracias al comercio,
la trashumancia y los viajes.
La cultura gastronómica de los
romanos era muy rica tanto
en el ámbito culinario como
en el social. Realizaban tres
importantes comidas al día: el
lentaculum, que correspondería
al desayuno, el prandium,
una especie de almuerzo que
tomaban en la calle o en su lugar
de trabajo, y la vesperna, la cena
y comida más importante del día
y que solía durar varias horas
además de hacerse en compañía
de
familiares
o
amigos.
Los alimentos e ingredientes
utilizados por los romanos en
su cocina reflejan claramente la
influencia que han ejercido en la
gastronomía de la Vía de la Plata:
aceitunas, queso de oveja, carne
Mérida, cudad de comienzo de la Vía de la
Plata
EL NOMBRE DE LA VÍA
A pesar de su alusión al metal, la etimología de la Vía de
la Plata no hace referencia a ello sino que se trata de una
adaptación de su nombre original al castellano actual.
Aunque su origen etimológico es aún incierto, se cree con
bastante firmeza que proviene de la palabra de origen
árabe BaLaTa, que significaría losa, ladrillo (enlosado).
de cerdo y trigo eran los más
utilizados. Uno de los platos que
más se comían eran las sopas
de vino y pan, que sigue siendo
uno de los más elaborados
y consumidos en la zona
extremeña de la Vía de la Plata.
Así mismo, la importancia del
vino y de las uvas era enorme,
lo cual se ve reflejado en la
herencia gastronómica actual,
en la que el vino acompaña de
manera habitual las comidas y
las viñas son cultivos típicos en
Extremadura y Castilla y León.
En cuanto a los dulces, se usaba
la miel, el queso, las nueces
y frutas como ingredientes
más habituales, lo cual por
supuesto tiene su reflejo en la
repostería actual de la Vía de
la Plata, dando lugar a dulces
donde la miel y, sobre todo,
el trigo son fundamentales.
LA VÍA DE LA PLATA COMO
DESTINO GASTRONÓMICO
El legado cultural-gastronómico
que los romanos han dejado en
la Penínsiula Ibérica así como
la importancia del buen comer,
también heredada de la antigua
civilización
que
celebraba
enormes banquetes y entendía
las comidas como un acto social,
no han pasado desapercibidos
para los paradores y casas
rurales de la Vía de la Plata que
han querido sacar el máximo
partido al turismo gastronómico,
cada vez más en auge.
Por supuesto, la influencia
de la antigua calzada de
la Vía de la Plata está
presente en el jamón, icono y
uno
de
los
mejores
representantes de la cocina
española. El jamón de León
tiene una clara influencia en
el salmantino que acaba por
llegar a Extremadura y Huelva
donde se pueden degustar
los mejores, de bellota y
criados en plena naturaleza,
así como los correspondientes
embutidos que suponen uno
de los reclamos turísticos
más importantes de España,
junto con el aceite de oliva.
El otro gran abanderado de
la gastronomía de la Vía de
la Plata es el queso: el Morcín
de Asturias, la Torta del Casar
en Extremadura, o el Queso
Zamorano son solo algunos
de los más famosos y de los
más atractivos para el paladar.
También siguen presentes
los guisos romanos
y los
platos de cuchara, desde la
fabada asturiana hasta las
migas extremeñas, pasando
por numerosos platos de
garbanzos
elaborados
de
maneras tan diversas como
localidades recorren la antigua
calzada. Desde el dibujante
Gustave Doré hasta el escritor
norteamericano James Michener
se vieron seducidos por los
guisos de la Vía de la Plata
y, al igual que ellos, muchos
otros viajeros, peregrinos y
turistas,
siguen
dejándose
embaucar por un buen puchero.
La esencia romana se puede
descubrir de igual manera en
los postres, donde la evolución
es clara pero los ingredientes
básicos siguen manteniéndose
fieles a los gustos romanos.
El migoteo o los sapos
extremeños, hechos a base de
leche y pan, aúnan dos de los
alimentos fundamentales de
la dieta romana, al igual
que los buñelos, que nada
CÁCERES, CAPITAL
GASTRONÓMICA
Cáceres ha sido nombrada
capital gastronómica del
año 2015. Gracias a sus
doce
denominaciones
de origen, la ciudad
extremeña ha conseguido
el título que entrega
anualmente la Federación
Española de Hostelería.
Desde el jamón ibérico
hasta el aceite de oliva,
pasando por sus quesos
y sus cerezas le han
permitido alzarse como
ganadora por encima de
sus competidoras.
tienen que ver con los de viento,
más famosos, redondos y
rellenos. Las flores extremeñas
y la rosca de miélago emplean
de nuevo el trigo, esta vez
combinado con la miel, uno de los
ingredientes
dulces
más
apreciados en los siglos I y II d.C.
ya que en esa época aún no existía
el azúcar en la Península Ibérica.
La oferta gastronómica es
interminable, tanto en platos
salados como en dulces, y la
gestión de ella que hacen los
paradores y casas rurales está
comenzando a suponer un fuerte
impulso para el turismo en estas
zonas, de las más pobres del país.
Una de las campañas más
destacadas es la que organiza
Paradores, celebrando diferentes
muestras gastronómicas donde
se pueden degustar los platos
romanos y comprobar de primera
mano la enorme influencia
de éstos en los actuales.
Otro gran evento es Floralia,
una
fiesta
celebrada
en
Cáparra anualmente en la
que los habitantes se visten
como romanos, hacen juegos,
luchas de gladiadores y, por
supuesto,
cocinan
platos
completamente romanos. Los
más destacables son los postres,
elaborados completamente sin
azúcar, utilizando la miel como
único edulcorante, evitando así
cualquier posible anacronismo.
Gijón, localidad de la Ruta de la Plata
Sapos, postre típico de Cáceres elaborado a base de pan y leche
Huesillos, dulce típico de la zona extremeña de la Ruta de la Plata
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