DE HISTORIA
NATURAL.
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claridad, en el dibujo h e suprimido dos líneas de piedras ó de ramaje que deben tenderse á uno y otro lado del lazo, formando
u n a suerte de callejón, á ñ n de que el animal tenga necesariamente que meterse por el aro dé alambre; para inducirle á e n trar en ese callejón, no h a y sino echar por el suelo, á ambos lados,
algunos pedacitos de cebo.
El llamado «lazo francés» (ñg. 4. ), a u n q u e más complicado, r e sulta mucho más seguro, siempre que se prepare con cierto esmea
Fig.
3 "—Lazo d e a l a m b r e .
F i g . 4."—Lazo f r a n c é s .
ro. También se trata de u n a r a m a flexible sosteniendo u n lazo,
pero éste no necesita ser de alambre; puede hacerse de b r a m a n t e
grueso ó de cerda, y en vez de colgar en el aire, se tiende bien
abierto sobre u n círculo de estaquillas iguales clavadas en el
suelo y cada u n a con u n a muesca en su extremo superior para recibir el lazo. La r a m a se dobla hacia abajo con a y u d a de un cordelillo atado á u n palito colocado oblicuamente con sus extremos
encajados en u n a s muescas hechas en dos palos de desigual longitud y unidos entre sí en forma de cruz por u n clavo ó un tornillo. El más corto de estos palos se clava en el suelo y sirve de
soporte al más largo, el cual puede girar á modo de palanca y
lleva en un extremo hincado el cebo, de modo que caiga dentro del
círculo de palitos. N i u g ú u a n i m a l puede tocar el cebo sin pasar
la cabeza por el lazo, de modo que al tocarlo, como forzosamente
ha de mover el palo horizontal, y esto basta para q u e la r a m a r e cobre su n a t u r a l posición, el efecto del n u d o corredizo es seguro.
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