LA REVOLUCIÓN FRANCESA DESARROLLO ORÍGENES LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS: D entro del continente europeo, la Revolución se inició en Francia, donde la realidad política y económica no respondía a las demandas sociales. La coyuntura agravó todos estos problemas: la GUERRA DE LOS SIETE AÑOS (1756-1763) disparó los gastos en un momento en que los ingresos disminuyeron a consecuencia de las malas cosechas. Solo a base de préstamos privados, a un interés elevado, el estado francés resistió la situación temporalmente. Le colapso financiero llevó a varios ministros de hacienda del rey Luis XVI a la misma conclusión: se hacía necesario que los estamentos privilegiados colaborasen en el pago de impuestos, algo que no consiguieron debido a la oposición de la nobleza. Incluso una asamblea de notables, convocada al efecto, se consideró incompetente para decidir sobre esta cuestión. Las protestas de los nobles y del clero no tardaron en aparecer. Sus pretensiones fueron más lejos y pidieron al rey la celebración de los ESTADOS GENERALES, única institución que, según ellos, tenía potestad de imponer gravámenes. Luis XVI y Brienne, ministro de Hacienda, se opusieron a dicha reunión por considerarla un instrumento en manos de la nobleza contra las reformas. Sin embargo, la paralización de la política francesa, acuciada por las deudas, determinó la convocatoria para 1788. LOS ESTADOS GENERALES (agosto 1788-1789) Tras la convocatoria de los Estados Generales, cada estamento procedió a la elección de sus representantes y a la elaboración de los CUADERNOS DE QUEJAS, documentos que reflejaban sus aspiraciones, protestas y peticiones. En el período comprendido entre la convocatoria y la inauguración de los Estados Generales se planteó la cuestión del sistema de voto. Los privilegiados defendían la fórmula tradicional, estos es, cada estamento, un voto; por su parte, el estado llano, imbuido del espíritu de la Ilustración, propuso el voto individual al considerar que sus diputados representarían a la inmensa mayoría de Francia puesto que eran tantos como los de la nobleza y el clero juntos. El rey se inclinó por la opción de los privilegiados. Los Estados Generales se inauguraron en Versalles de 5 de mayo de 1789. Las cuestiones de procedimiento (reuniones conjuntas y voto individual) planteadas por el Tercer Estado volquearon el desarrollo de las sesiones. Al no alcanzar un acuerdo, sus representantes optaron por constituirse en Asamblea Nacional y, acompañados por algunos miembros de los estamentos privilegiados, realizaron el Juramento del juego de Pelota, por el cual se reconocieron como únicos representantes del pueblo y se comprometieron a no separase hasta haber proporcionado a Francia un Constitución. Por este motivo esta asamblea es también llamada constituyente. En el campo estalló la GRANDE PEUR (Movimiento de agitación por el que los campesinos asaltaron las casas de los señores y quemaron sus archivos, movidos por rumores que decían de estos que estaban dispuestos a “restablecer el orden”, o gran miedo y la situación se complicó. En París se produjeron motines debidos a la falta de pan y a los rumores de concentración de tropas mercenarias dispuestas a disolver la Asamblea. En esas circunstancias se produjo, el 14 de julio de 1789, el ASALTO A LA BASTILLA, fortaleza en la que se encarcelaba a los presos políticos y todo un símbolo de opresión del absolutismo real. Tras estos acontecimientos Luis XVI cambio de actitud y pidió a los representantes de los estamentos privilegiados que se incorporasen a la Asamblea. LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (JULIO 1789-SEPTIEMBRE 1791) Recién formada la Asamblea Nacional Constituyente se concretaron los cuatro grupos políticos que la integraban: Fuldenses, que se definían como monárquicos constitucionalistas Girondinos o republicanos moderados. Jacobinos, radicales y centralistas Demócratas, que defendían el sufragio universal La actividad de la Asamblea, en medio de entusiasmo popular, se ocupó de dos tareas: 1. APLICACIÓN DE MEDIDAS REFORMISTAS: entre las que destacaron la abolición de los privilegios señoriales y feudales, la creación de una contribución directa y universal, la unificación administrativa y del código penal, y la elaboración de la constitución civil del clero. Además, dispuso la emisión de asignados, pagarés con tierras de la Iglesia como garantía, y normas a favor de la libertad económica. 2. APROBACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1791 que incorporó como preámbulo la Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, auténtico programa del movimiento liberal europeo. También estableció la división de poderes: la Corona ejercería el poder ejecutivo; el poder legislativo recaería en una asamblea legislativa única; y el poder judicial quedaría en manos de jueces elegidos por el pueblo con carácter temporal. Se estableció el SUFRAGIO CENSITARIO E INDIRECTO. También se fijó la confirmación ministerial de las decisiones reales. La iniciativa legal correspondió a la asamblea y el corno conservo el derecho al veto. Mientras la ASAMBLEA CONSTITUYENTE desarrollaba su trabajo, Luis XVI se amoldó a sus decisiones, pero previsible que se suscitaran problemas. Así ocurrió al votarse la CONSTITUCIÓN CIVIL DEL CLERO, ley que convertía a los sacerdotes en funcionarios y que produjo una escisión entre quienes la aceptaban, como clérigos constitucionales, y quienes la rechazaban, clérigos refractarios. El monarca se negó a firmarla y huyo en busca de apoyo exterior. Fue descubierto en VARENNES, obligado a regresar a París y retenido en el palacio de las tullerias. Se produjo así la ruptura entre el rey y la Revolución. A pesar de ello, la constitución de septiembre de 1791 aceptó a luis XVI como rey y le confirió importantes poderes al frente del ejecutivo. LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (OCTUBRE DE 1791- AGOSTO 1792) LA CONVENCIÓN NACIONAL (1792 – OCTUBRE 1795) Aprobada la Constitución, se disolvió la Asamblea Constituyente y se celebraron elecciones que dieron paso a la Asamblea Legislativa. La convención se inició con un espectacular triunfo militar sobre los prusianos en vlamy, lo que alejó el frente de la ciudad de París. A pesar de los graves y numerosos problemas internos, el verdadero peligro procedía del exterior: las monarquías absolutas europeas, a ver al rey retenido, se sintieron amenazadas y el conflicto internacional se hizo inevitable. La Asamblea declaró la guerra a Austria a instancia de los girondinos, que la calificaron como “GUERRA DE LOS PATRIOTAS CONTRA LOS REYES”. Prusia aprobó a Austria y las hostilidades se generalizaron. La situación se agravó el 10 de agosto de 1792, cuando el ejército prusiano cerca de París, se produjo una insurrección popular la de los SANS-CULOTTES, que forzó la destitución y el encarcelamiento de Luis XVI. Significó la caída de la monarquía, la proclamación de la república y un paso más en la escalada revolucionaria. Se convocaron elecciones para constituir una nueva asamblea mediante sufragio universal masculino: LA CONVENCIÓN. Conjurado el peligro, la Convención vivió en enfrenamientos internos entre los republicanos más moderados (los girondinos) y los hurpos más exaltados, dirigidos por maximilian Robesperre y llamados la “montaña” por ubicarse en la parte alta de la Asamblea. Esos se hicieron con el control de c Convención e impusieron medidas más radicales En enero de 1793 se procedió a juzgar a Luis XVI que fue condenado muerte y guillotinado el 21 del mismo mes. La ejecución del monarca agravó aún más la situación dentro y fuera de Francia: en el exterior se reanudó la guerra contra la Convención, en el interior estallaron revueltas realistas, algunas de extrema gravedad como la Vendée, protagonizada por los campesinos de la región del Loira. Con Robespierre como hombre fuerte se crearon los comités de Salud Pública y el de Seguridad Nacional, que pusieron en práctica medidas radicales: 1. Establecimiento de tribunales especiales para reservar el orden republicano, que dieron paso a la etapa del TERROR. Victimas de ellos fueron los miembros de la familia real y un elevado número de personal ,e n ocasiones por meras sospechas. 2. Adopción de levas masivas y creación de un cuerpo de oficiales proclives al régimen republicano. Con ello se denominó la Vendée y se frenaron las amenazas exteriores. 3. Imposición de leyes reguladoras de la económica, como la LEY DEL MÁXIMUM, que sin embargo, provocaron efectos contrarios y agravaron más la caótica situación 4. Puesta en marcha de medidas antirreligiosas, como la introducción del culto a la diosa Razón y la implantación del CALENDARIO REPUBLICANO FRANCÉS. La culminación de esta policita fue la CONSTITUCIÓN DE 1793, que nunca llegó a entrar en vigor pero que recogía ideas como la república, el sufragio universal masculino y los derechos sociales tales como el derecho a la alimentación de los pobres, la instrucción y al trabajo. EL DIRECTORIO (OCTUBRE 1795- NOVIEMBRE 1799) El 27 de julio de 1794 se produjo un golpe de estado de carácter conservador contra los excesos de la convención. Robesperre y sus seguidores cayeron victimas de sus propios procedimientos: fueron condenados a muerte y ejecutados. La burguesía conservadora recupero el poder y sobrevino el llamado “terror blanco”. Así fue como comenzó el DIRECTORIO, nueva etapa en la que se elaboró la CONSTITUCIÓN DE 1795, más restrictiva en derechos y libertades que las anteriores. El DIRECTORIO tuvo que hacer frente a continuas amenazas exteriores y a insurrecciones e intentos de golpe de estado, realistas o revolucionarios , como la CONJURA DE LOS IGUALES promovida por GRACO BABEUF que pretendía la igualdad social. La sociedad, cansada de tanta agitación política, pedía la consolidación de los logros revolucionarios y estabilidad. El directorio, incapaz de dar respuestas a tales demandas, fue cada vez más dependiente del ejército, tanto en las luchas exteriores como en los conflictos internos. EL CONSULADO (NOVIEMBRE 1799 – 1804) El golpe de estado de 18 de diciembre de 1799, encabezado por NAPOLEÓN BONAPARTE, acabo con el directorio. Se estableció un CONSULADO, gobierno de tres cónsules, basado en la nueva CONSTITUCIÓN DE 1799, que concentró los poderes ejecutivo y legislativo en el primer cónsul. Napoleón designado para dicho cargo, comenzó entonces su ascenso hacia el Imperio.