UNIVERSIDAD DE LA SERENA FACULTADAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES “LA ECONOMÍA EN EL BAJO IMPERIO ROMANO, SIGLOS III – IV D.C.” JORGE SANHUEZA AVILÉS Profesor de Estado en Historia y Geografía. Tema: EL MUNDO OCCIDENTAL CRISTIANO DEL MEDIOEVO. 2002 INDICE INDICE. 2 INTRODUCCIÓN. 3 1° EL MARCO: CRISIS MONETARIA Y ECONÓMICA. 5 2° EL CAPITAL Y LA INDUSTRIA: LA POBLACIÓN. 7 3° EL COMERCIO. 13 4° LA AGRICULTURA. 15 5° LA AGRICULTURA: LAS CLASES RURALES. 16 CONCLUSIÓN. 17 BIBLIOGRAFÍA. 20 2 INTRODUCCIÓN Ya a mediados del siglo II d.C. comienza a producirse un fenómeno de en la economía del Imperio Romano, caracterizado visiblemente por un retroceso en el sistema monetario, o sea la devaluación de la moneda de oro. Lo que esto indicaba realmente, era que se estaban produciendo cambios profundos al interior de la economía del Impero. Un estancamiento generalizado de la producción industrial, comercial y de la agricultura. Ferdinad Lot, al igual que nosotros, se planteo la siguiente interrogante, ¿cómo el mundo romano, económicamente próspero hacia finales de la República y durante los dos primeros siglos del Imperio, se haya arruinado tan irremediablemente? Este autor cree que la tormenta del siglo III 1, en plano político, provoco espantosas perturbaciones en régimen monetario que mantenía el Imperio romano. En la actualidad, este espectáculo parecería sorprendente, puesto que nosotros estamos acostumbrados a la prosperidad. Una guerra, por ejemplo, interrumpiría esa prosperidad, pero sabemos que pasado un tiempo determinado, más o menos largo, volverán nuevamente los negocios, por consiguiente la producción no se detendrá. Esto se debe a que nosotros vivimos en un sistema capitalista de carácter neoliberal. Régimen en cual todas las fuerzas de la sociedad tienden a la producción de valores que se vierten en los mercados cada vez más exigidos. En el presente informe bibliográfico revisaremos algunos textos que no ayudarán a detallar algunos de los antecedentes que produjeron éste retroceso económico. En ese sentido adelantaremos que varios de los autores citados coinciden en afirmar que: en la antigüedad no se vivió un sistema capitalista en el sentido moderno. Puesto que el capital acumulado por Roma durante la República y el primer periodo del Imperio, no se abría invertido ni en la industria ni en el comercio y malamente en la agricultura. La finalidad en este trabajo es exponer y analizar estas opiniones. Haciendo énfasis en temas como la crisis monetaria que sufrió el imperio a partir del siglo II, la decadente situación industrial que se vivió en el bajo imperio, en relación con la población, la situación del comercio y la agricultura. Consideramos éstas áreas del que hacer humano y no otras (el arte romano del periodo) por dos motivos: 1° debido a que son justamente las que marcaran la tendencia, política, económica y social en que se moverá el periodo siguiente en la historia, la Edad Media (Alta Edad Media). Creemos que sin éstos antecedentes, difícilmente lograremos adentrarnos en el entendimiento de este periodo, tan fundamental para la consolidación de nuestra cultura cristiano occidental. 2° El otro motivo, tiene que ver, con una visión personal más contemporánea y crítica hacía la realidad económica y social vivida por nuestro país en la actualidad. Creo que, paralelamente a lo que sucedía en Bajo Imperio Romano, son estas mismas actividades (industria, comercio, agricultura), modificadas obviamente, a través de los siglos por los agentes introducidos por la modernidad, siguen siendo pilares para el desarrollo del mundo moderno. 1 Lot, hace referencia al comienzo de las Invasiones Bárbaras que se acentuarán en los siglos posteriores, desestabilizando la política exterior del Imperio Romano y su hegemonía en el área. 3 Lamentablemente, al igual que durante la bajo Imperio Romano, en la actualidad existen problemas muy parecidos, en algunos aspectos, y que tienen que ver justamente con éstas áreas del desarrollo humano. Estos problemas se relacionan con el campesinado rural, el comercio y la industria en manos de un sector reducido de la población, y amplio segmento de población inculta. Ambos elementos conjugan en la presente realización. 1° EL MARCO. CRISIS MONETARIA Y ECONÓMICA. El Imperio romano, a partir de la segunda mitad del siglo II, comienza a sufrir una perturbación económica que se agudiza hacia finales del siglo III. Este hecho produjo graves consecuencias políticas y sociales de primer orden, según Ferdinand Lot, es una preparación para la Edad Media. Las señales más evidentes de esta regresión nos las ofrecen las alteraciones de las monedas y el trastorno a los precios. A fines de la República romana, la economía monetaria había sucedido hacía mucho tiempo a la economía natural o doméstica, en la cual los valores de cambio o no existían o estaban en proceso de formación. Las propiedades sé autoabastecían, los productos naturales se consumían en el mismo lugar. A los más se intercambiaban productos como: vino por aceite, si la propiedad no producía bastante aceituna. El mundo mediterráneo ya había salido de esa etapa (los helénicos hacái, del siglo V y la Italia hacia el siglo III). Julio Cesar, había instaurado el oro, como regulador de los valores: Habían instaurado, como diríamos hoy el patrón oro. La acuñación de oro y plata fue abundante siendo el valor del oro 12 veces él de la plata. “A medida que se avanza en el siglo III, comienza a precipitarse la caída. La única moneda en circulación es el “antoninianus”, creado por Caracalla. El peso es irregular y la acuñación es detestable”.2 En este momento la moneda es de plomo o de cobre recubierta por tenue capa de plata, es una moneda plateada, Inútil intento Aureliano remediar esta situación. En cambio Diocleciano tuvo más éxito en restablecer la buena moneda: en el año 296 vuelve a acuñar la moneda de plata en razón de 96 por libra romana. Constantino terminó por acabar esta reforma, se acuño en oro, pero en forma escasa. En cuanto a la tentativa de Diocleciano de instituir un máximo para los precios de los alimentos, salarios, objetos usuales (año 311), tuvo muy diferente fortuna: El fracaso fue total y Constantino retiró el edicto. Según lo expresado por León Homo: "Diocleciano comenzó una severa política de control de la producción y precios. Dispuso atar a los individuos a sus tradicionales 2 Fedinadt Lot, "EL FIN DEL NUNDO ANTIGUO Y EL COMIENZO DE LA EDAD MEDIA". Traducción de José Amoros Barra, Editorial Hispano Americana, México. Pág., 49. 4 ocupaciones y prohibió que las abandonaran. Ello dio lugar a las clases profesionales y restringió la libertad de las clases no terratenientes, la consecuencia fue como de costumbre una polarización de clases económicas, los latifundistas se hicieron cada vez más ricos, mientras crecía el pauperismo de la clase trabajadora. Este fenómeno caracterizó la fisonomía del Bajo Imperio y se trasmitió a los estados occidentales de la temprana edad media”. A despecho de estas medidas, persistía el malestar en la sociedad del mundo romano, cediendo cada vez más espacio a la economía natural o doméstica. Constantino reglamentó en menores detalles la percepción de los impuestos en especie y su transporte a los almacenes públicos. En el año 363, Juliano tuvo que ordenar que en la Campania se efectuase la percepción en dinero. Además según la naturaleza y los productos del país, los contribuyentes estaban sometidos a requisiciones de subsistencias alimenticias (cellaria): pan, vino, aceite, vinagre, tocino, forraje, madera, prendas de equipo, tejidos, vajillas, animales, de tiro, (caballos o mulas). En el caso de que la administración creyera ventajosa la conversión de estas prestaciones en dinero, podía exigirla. Lamentablemente, las prestaciones de servicio terminaban en servidumbre de todo género, por la necesidad de transportar el producto del impuesto y de las requisiciones hasta los géneros y almacenes del Estado. André Aymar, dice al respecto: “Hay que pensar que el Estado estaba dispuesto a todo para el mantenimiento y la entrega de la producción indispensable a la vida general, sin embargo ninguna duda de su orientación autoritaria de su política, sus exacciones, sus riquezas, sus compras y sus encargos tienen prioridad absoluta.” 3 Después de la crisis del siglo III d. C. ningún cuerpo administrativo funcionaba correctamente, los emperadores de los últimos siglos se vestían de púrpura y ordenaban a sus súbditos postrarse frente a ellos. La ley imponía a toda organización social, ya sean aldeas, colegios, gremios y familias, la obligación de pagar o servir por ellos y además la ley prohibía abandonar el lugar de residencia. Robert López, opina que: “Los poderosos encontraron una coyuntura para eludir las ordenes, los menos fuertes fueron aplastados, y los miserables fueron borrados de las listas de los contribuyentes. Sin embargo el estado no soltaba la presa.” 4 3 4 Cruzet, en “Historia Universal” Andre Aymar, Pág.591 Robert López, “Historia Universal”, Pág.17 5 León Homo, coincide con Montesquie, en esta materia: " El elemento salido del servicio voluntario presenta garantías, recae en los bárbaros, su modo de obligación con el Estado es muy complejo, comprende dos cosas la obligación individual y la colectiva convenio concluso con el estado romano. Belicosos por naturaleza estos bárbaros son buenos soldados y recorren una brillante carrera pueden llegar a los puestos más altos, como Estilicon en el 400” 5. Una opinión muy parecida es la que tiene León Homo, dice: "En 357 d.C en la batalla decisiva de Estrasburgo, Juliano no puede reunir más de 13 mil hombres y en el 406 Estilicon no dispondrá, con más de 30 mil, esta penuria resulta evidente. La falta de hombres y la despoblación. Las reformas del siglo IV no han podido curar, dos causas: una financiera, otra administrativa, la financiera el reclutamiento obligatorio que hiere a la propiedad inmueble, el emperador prefiere sustituirlo, por un impuesto en dinero, sin embargo el estado dedica el dinero percibido a otros usos, el ejército se encuentra desguarnecido. Causa administrativas las prevaricaciones de los altos funcionarios, que aumentan los efectivos teóricamente para beneficiarse con los sueldos y indemnizaciones” 6. Para Ferdinad Lot, las consecuencias ineludibles de un sistema que solo permite recompensar los servicios pagando en especie y reparto de tierras, conducen necesariamente al régimen feudal o a otro análogo. En todos los estados en que este régimen se manifiesta, se le ve coexistir con la economía doméstica y desaparecer o atenuarse, con las transformaciones económicas. Ferdinad Lot, al igual que nosotros, se planteo la siguiente interrogante, ¿cómo el mundo romano, económicamente próspero hacia finales de la República y durante los dos primeros siglos del Imperio, se haya arruinado tan irremediablemente? Según, el mismo Lot, la tormenta del siglo III terrible políticamente y el régimen monetario sufrió espantosas perturbaciones. Cabe destacar el aporte realizado por Aureliano, Diocleciano y Constantino, que reasentaron al mundo romano, refundiendo la administración, perfeccionando el sistema financiero y restableciendo la moneda. Sin embargo, nada pudo detener la ruina de los siglos IV y V. En la actualidad, este espectáculo parecería sorprendente, puesto que nosotros estamos acostumbrados a la prosperidad. Una guerra, por ejemplo, interrumpiría esa prosperidad, pero sabemos que pasado un tiempo determinado, más o menos largo, volverán nuevamente los negocios y la producción de riqueza no se detendrá. Esto se debe a que 5 6 Homo, León. “LA NUEVA HISTORIA DE ROMA” Pág. 408. Homo, León. “LA NUEVA HISTORIA DE ROMA” Pág. 407. 6 nosotros vivimos en un sistema capitalista. Régimen en cual todas las fuerzas de la sociedad tienden a la producción de valores que se vierten en los mercados cada vez más exigidos. Ferdinad Lot, cree que en la antigüedad no se vivió un sistema capitalista en el sentido moderno. Puesto que el capital no se abría invertido ni en la industria ni en el comercio. 2° EL CAPITAL Y LA INDUSTRIA. LA POBLACIÓN. Desde muy temprano en la historia romana, el oficio se separó de la familia, de la economía domestica, para ponerse al servicio de lo público. La especialización del oficio y la división del trabajo se produjo desde el siglo III y II antes de nuestra era. Y los oficios, se constituían a veces en colegios, se agrupaban en ciertas calles. El ciudadano encontraba hornos para comprar pan, puestos donde servían pescado frito, posadas, peluquerías, tiendas de confecciones para vestirse. Pero esto, según Lot, no implica una industria capitalista en términos de producción. Argumenta, que hasta hoy podemos encontrar: “tapices de Persia, jarrones de la China, fabricados para ser enviados a los más remotos países, estos son confeccionados en los talleres familiares, y estos no es de ningún modo economía verdaderamente capitalista” 7. Existen sí, algunos productos de lujo, que implicar una verdadera división del trabajo, y que solo son fabricados para ser llevados al mercado, a menudo lejano. Para Fedinand Lot, el capital - dinero tan abundante, a fines de la República y principios del Imperio -, no es llevado o se lleva muy poco, a la industria, y aquí radica la diferencia más profunda entre la economía romana y la economía moderna o contemporánea. La explicación, a por qué el capital no es invertido en la industria, se debe a que encuentra resistencia de parte de la economía doméstica. Ésta se encontraba profundamente arraigada en las costumbres: cada quinta tenía sus propios molinos abrazo, sus hornos, sus chacras para las necesidades agrícolas, también poseen sus propios talleres textiles y de confección confiados a las mujeres de los esclavos. La aristocracia tenía sus bordadores, doradores, orfebres, escultores, pintores, arquitectos, cinceladores, peluqueros esclavos o expertos. A diferencia de este panorama, el capitalismo moderno ha conseguido pulverizar, por lo menos en la Europa occidental, industria doméstica, utilizando los progresos de la técnica. Es un hecho significativo que la técnica de los oficios no llegase a un progreso apreciable entre los romanos. Hay que destacar que el entorpecimiento de la invención que se manifiesta en todos los rasgos de la actividad humana (arte, ciencia, tecnología, filosofía) se acrecentó durante el siglo II y III d.C. Ante la ausencia de perfeccionamiento técnico, el capital no fue extraído por la industria; por su parte el espíritu de invención, no se vio animado por la perspectiva del 7 Fedinadt Lot, "EL FIN DEL NUNDO ANTIGUO Y EL COMIENZO DE LA EDAD MEDIA". Traducción de José Amoros Barra, Editorial Hispano Americana, México. Pág. 56. 7 provecho que le podía aportar el capital si se dedicaba a perfeccionar la técnica industrial. Estas acciones y reacciones recíprocas del espíritu de invención y del capitalismo, muy manifiestas en la Europa del siglo XVIII e incluso antes, no existieron en el mundo romano. Pero queda una interrogante, pudo, el comercio de esclavos, a falta de maquinarias, atraer a los capitales, según Ferdinad Lot, sí, en un momento dado, hubo en Roma grandes empresas montadas con esclavos. También hubo contratistas, capitalistas, que creyeron que podían hacer excelentes negocios aprovechando el trabajo de los esclavos adiestrados en la práctica de un oficio. Pero al poco tiempo se dieron cuenta de que su oficio se presentó como poco rentable, debido a que: en primer lugar había que comprar a un esclavo, luego había que tenerlo en su casa para enseñarle el oficio, y en caso de crisis hay que mantener al esclavo aún cuando este no produzca nada, por poco que esto cueste. A esto hay que agregar, la capacidad de su trabajo y su rendimiento, que son muy inferiores al de un hombre libre8. Y el margen de ganancia es tan pequeño que el provecho del industrial desaparece casi por completo (hasta el siglo II, el mantenimiento de esclavos es por vanidad, por ostentación, más que por ventajas apreciables). Finalmente, como el señor, quiere utilizar al esclavo para todo tipo de trabajo, no puede llevar la división del trabajo demasiado lejos. La economía capitalista se revela así como profundamente anticapitalista. Podríamos argumentar, que, a lo mejor, esta industria hubiera tenido fruto en la producción agrícola, León Homo, nos dice algo al respecto, “Sin embargo a partir del siglo I. se había hecho más difícil proporcionarse de esclavos, ello se debía a la Pax romana obra de Augusto, los prisioneros de guerra eran ya escasos, los terratenientes no podían ya dedicarse a la cría de esclavos"9. Otra de las condiciones para la constitución de una industria floreciente, es el de disponer de abundantes salidas para los productos en que la venta sea constante. Es decir, que la densidad de población debe ser bastante elevada: Un mercado. Autores del siglo XVI y XVII, sé forjaron una idea fantástica de la riqueza del imperio Romano y de su población. Montesquieu expone en el siglo XVIII, que la población de su época no es ni la décima parte de la del imperio romano. Los ingleses, Hume, Gibon, comienzan a reaccionar ante tan insensatas concepciones. Sin embargo Gibon llega a la cifra aproximada de 120 millones. Julio Beloch, utilizando los muy escasos fragmentos y textos de los ciudadanos del mundo antiguo, llega una cifra, tomando en cuenta la distribución de los cereales en Roma, y la relación entre estos datos y los de la superficie de las comarcas, aprovecha también los descubrimientos de la ciencia de la estadística moderna, en cuanto a la correspondencia numérica entre los dos sexos, los niños los adultos y los ancianos en un 8 Así, pues el trabajo libre no sufre demasiado la competencia del trajo servil, aunque Guiraud, afirma lo contrario. Tampoco la plebe, ha pedido nunca la expulsión de los esclavos. “El obrero libre se quejaba, no de falta de trabajo, sino de estar obligado a trabajar, de no ser tan rico como el terrateniente”. “La cuestión social, en la antigüedad no fue la lucha del trabajo libre y el trabajo servil, sino la lucha entre los terratenientes y los que no tenían tierra” (Salvioli y Schmoller). 9 Homo, León, “LA NUEVA HISTORIA DE ROMA” Pág. 408. 8 estado dado. Beloch, llegó a resultados muy diferentes. Según él, el mundo romano, a la muerte de Augusto, no había aumentado, su territorio, (salvo por la Bretaña y la Dacia por un tiempo), contaba entonces con alrededor de 50 millones de habitantes, que se repartían en una superficie de 3.339.500 km2. Esto arroja solamente una cifra de 16 habitantes por km2. Según Lot, por más que se quieran relativisar estas cifras, no que queda más que admitir que la densidad poblacional, en el Imperio Romano es muy baja, por consiguiente, una población tan diseminada no podría sostener una gran industria. Polibio dice, en el 124 d. C: -”No hemos sufrido guerras prolongadas ni epidemias, y sin embargo las ciudades están desiertas y las tierras estériles, porque nos faltan hijos”. Se ama el demasiado el dinero y las comodidades, y muy poco el trabajo. Por consecuencia, no se desea el matrimonio, y, si se llega a él, se procura no tener más que uno o dos hijos, a fin de educarlos en el lujo y dejarle una sustanciosa herencia”. Para el siglo II, d.C la situación no ha mejorado: Plutarco (muerto hacia el 140), declara a la Grecia de su tiempo incapaz de armar a 3000 hombres. La población y la prosperidad de Grecia habían emigrado a Egipto, probablemente lo mismo había ocurrido en Macedonia. Según Beloch, La misma Italia no debía estar muy poblada10. El lacio y la etruria meridional eran desiertos; lo mismo sucedía con el valle del Arno. La espina dorsal del Apeninos, ha sido siempre país de pastores, con una muy débil población. La Campania rica y fértil, era la región más popular de Italia, pero su extensión era insignificante (1000 km2). Según Pindaro, Sicilia era el granero de Roma. Sin embargo el interior estaba abandonado a los pastores, existían allí grandes bosques hoy desaparecidos. En la actualidad, e incluso en la Edad Media, la parte más poblada de la península es el valle del Po, en donde la densidad de población sube a cifras significativas, pero, esta región estuvo por largo tiempo habitada por los galos y por esta razón solamente conoció una agricultura muy atrasada. Incluso en tiempos de Augusto, los llanos del Po estaban cubiertos de marismas y de bosques; Las marismas de Parma no comenzaron a ser desecadas sino en el 109 a. C, a mediados del siglo I, aún se extendían desde Módena a Bolonia, y la Vía Emilia se había construido sobre terraplenes. En las bocas del río y de sus afluentes desde Rávena hasta Adria, sólo había lodazales. En la Cisalpina, se habían establecido colonias romanas, sin embargo, en la lista de las cuidadas hecha en los tiempos de Augusto, las regiones del Centro y Sur (I-VII siglos) comprendían 350 municipios, y las regiones del Norte (VIII-XI), solamente 82. Nada de grandes ciudades: sólo Padua tenía cierta importancia. A pesar de los desmontes y de los trabajos de saneamiento, hechos durante el imperio, sólo desde fines del siglo III en el IV es cuando Milán, insignificante en tiempos de Augusto, llegó a ser la segunda cuidad de Italia. En fin, la más importante de las ciudades era Roma. Las evaluaciones propuestas por los eruditos del siglo XVI y XVII son simplemente absurdas. Es muy difícil creer que, incluso 10 Cree, que la Italia peninsular, no haya tenido más de 7 u 8 millones de habitantes bajo Augusto, o sea, la mitad de la cifra adelantada por H. Nissen. 9 en la época de su máxima extinción, Roma pudiese exceder la cifra de medio millón de habitantes. Justo Lipcio, le atribuye 4 millones de habitantes; Isaac Vossius, 14 millones. Otras evaluaciones van de 1 a 2 millones. Beloch, rebaja esta cifra a 800 mil; Eduardo Meyer a 700 mil; esto es aún demasiado. Sin embargo, Dureau de la Malle ha demostrado que la única base segura debe ser buscada en una relación entre la superficie (conocida) y la población (desconocida). Según Lot, la Roma de Aureliano se extendía sobre 1230 hectáreas, y encerraba muchos espacios vacíos y no puede haber estado más poblada que la Roma del siglo XX (538.000 habitantes, en 1901), que cubre un espacio más considerable (1411 hectáreas). Cabe preguntase ahora, si era Roma efectivamente un mercado. La respuesta que nos entrega Ferdinad Lot es sí, en cierto sentido; e incluso un mercado mundial como lo diríamos ahora. Según Friedlaerder, todos los productos naturales o manufacturados, afluían allí. Pero en cambio Roma no vendía nada, porque nada producía. La población, era mantenida en una semi-ociocidad por las distribuciones de víveres y la abundancia exagerada de los espectáculos, producía muy poco. "Roma, que hacía venir todo de las provincias, sólo reembolsaba con el dinero de los impuestos, es decir, con las cosas que las provincias les entregaba. Su pretendido comercio no era más que una expoliación directa"11. Lot afirma que la ciudad era improductiva comparándola con un pulpo, ya que todo lo producían las provincias y Roma solamente distribuía los productos. Considera también que Constantinopla hereda los mismos vicios de la antigua capital en una primera etapa. Para Lot, lo que más asemeja a una ciudad moderna es Alejandría y en cierta medida Antioquía. Extendida sobre 5 Km. y medio de largo y 2 de ancho cubre una superficie de 920 hectáreas, poblada tal vez por unos 300 mil habitantes, pero agrega que hay que tomar con cautela los datos antiguos y modernos y que es probable que la antigua Alejandría no tuviera una población superior o igual a la moderna. Lo que si debemos considerar es que desciende de una de las regiones más densamente pobladas del mundo antiguo, Egipto, y que llegó a contar con 7.5 millones de habitantes. En términos generales las ciudades estaban muy poco pobladas. Ejemplo de ello son; En los tiempos de máxima prosperidad del imperio, las ciudades de la Galia, como Nimes, Tolosa, Autun, Tréveris, jamás pudieron tener más de 50.000 habitantes, y no tenían más que unas 200 o 300 hectáreas de superficie. Las ciudades célebres como, Marsella, Milán, Verona, Aquilea o Nápoles siempre fueron pequeñas a esto se suma las consecuencias de los desastres del siglo III y de la despoblación resultante, las ciudades debieron concentrarse a y ocuparon solamente la cuarta parte y menos, tal es caso de Autun (10 hectáreas en lugar de 200), Burdeos, Nantes, Rouen, Troyes, en la Galia. En Italia, Verona tiene 900 metros de perímetro, Pavía es una muy pequeña ciudad, Milán y Turín no cubren un espacio considerable y lo mismo es todas partes12. Ciudades tan pequeñas solamente pueden encerrar una escasa población. Las mayores, con la superficie de un campamento romano, no alcanzan a tener más de 6000 habitantes. 11 12 Salvioli, Pág. 159, tomo IV. H. Nissen y Adrien Blanchet. 10 Pero no solamente la población es poco densa; también su poder adquisitivo es muy bajo. El hombre antiguo, a no ser que viva en opulencia tiene pocas necesidades. Su alimentación es simple frugal. Las clases inferiores se alimentan de pan y tortas de trigo. Los otros cereales se despreciaban, de legumbres. El uso de la carne estaba poco extendido, excepto el cerdo y el cabrito. La manteca era un alimento de bárbaros, y se prefería el aceite, según Marquardt, se bebía poco vino, el mismo ejército disponía de el sólo en días de alternos. En estas condiciones el comercio de alimentación no podía ser muy floreciente. Lo mismo ocurría en el orden del vestuario. El indumento era sencillo y rara vez renovado. Nada de verdadera lencería13. De éste modo la industria textil no se desarrolla. Según Lot no conseguirá salir de los talleres domésticos hasta que se extienda más el comercio de la lana, y cuando la camisa, de origen germánico, cese de ser una prenda del vestido para convertirse en verdadera ropa blanca o lencería; es decir, que estas transformaciones solo se producirán en una época avanzada de la historia de la Edad Media. Habitación, calefacción, iluminación, quedarán estacionadas. La población de las grandes ciudades vivía hacinada en inmuebles de renta, divididos en pisos independientes los unos de los otros. Eran residencias sin nada casi nada de calefacción, incluso en invierno, salvo los braseros. Para la iluminación, una rudimentaria lámpara de aceite con una simple mecha nadando en aceite. El mobiliario era muy simple: una cama ( caballete y sobre el los colchones), cofres, mesas y sillas, el ciudadano vive lo menos posible en su tabaco; cuando ha terminado su trabajo, si es que trabaja, se va a pasear a la calle, bajo los pórticos, en el foro, frecuenta los circos el teatro, las termas, en donde toma frecuentes baños. Para Lot, la psicología del hombre antigua era diferente a la nuestra. Tiene pocas necesidades; una gran estabilidad de gustos. Apenas existía la moda y su influencia se ejercía solo sobre las clases superiores y no sobre el conjunto de la sociedad, como en la actualidad. Además los cambios se daban con gran lentitud. Vestidos, inmuebles, habitaciones, objetos de arte todo en general tenía tendencia a estereotiparse en formas casi inmutables. De aquí el carácter monótono, enojoso, de la civilización romana. Esta simplicidad de la vida, ausencia de necesidades, de comodidad, es lo más desfavorable que pueda existir para el desarrollo de la industria. Verdad es que el mundo romano contaba con enormes riquezas, en comparación con las de la Edad Media y comienzos de la época moderna. Pero en la vida corriente, los ricos, incluso en la ciudad, vivían de los productos de sus dominios rurales y no adquirían casi nada. Se hace sí, una excepción para los productos de lujo, que se hacían venir de las cuatro partes del mundo. Pero la economía moderna nos ha enseñado que el lujo, solamente interesa a un número reducido de personas, y es absolutamente insuficiente para mantener una industria floreciente. La industria prospera, en las sociedades en que la riqueza se reparte en un gran número de personas, y que por graduaciones sucesivas va desde el más rico al más pobre. Cuanto más está dividida la riqueza, tanto más aumenta el consumo, y, por consecuencia la producción. Lamentablemente, la realidad Romana nos muestra nada o casi nada de lo anterior. Salvo en algunas ciudades de oriente. Poco o nada de clase media. La ciudad de Roma es prácticamente una ciudad de mendigos y los seguirá siendo hasta casi la época contemporánea. 13 Un pasaje de San Agustín, indica que de ningún modo existía verdadera lencería. 11 Pero también existe una observación demasiado importante. La ciudad moderna vive ante todo, de la Industria y del comercio: ahí radica su función propia. En la ciudad antigua no ocurre necesariamente lo mismo: ante todo es la sede del Estado. La gente de buena cuna vive del producto de sus tierras, la industria y el comercio pueden florecer por añadidura; pero no es ésta la función primordial de la ciudad. Ella no protege al territorio vecino, para fecundarlo y enriquecerlo, para civilizarlo, reproduciendo una expresión moderna es tentacular. No son pues, las ciudades centros industriales, ligados por intereses de competencia. De éste modo no existe una verdadera burguesía industrial en la antigüedad, porque no hay una verdadera industria, ni grande ni mediana. No llamaremos grandes industrias, la las montadas por el Estado, para el aprovisionamiento de las provincias ni del ejercito. Los almacenes generales de la Ostía, las 250 enormes panaderías de Roma, las fabricas de armas del ejercito y de tapices imperiales, implicaban necesariamente mucha mano de obra y grandes capitales. Pero esto no es la gran industria: estos establecimientos se limitaban a almacenar los productos extraídos de las provincias, para luego ser distribuidos entre la población romana. Las otras estaban destinadas a producir para el emperador y la corte, pero no a un público. Esto también se desarrollo en otros pueblos de la antigüedad, Egipto. En la Francia del siglo XVII hubo también grandes talleres para del rey. Un fenómeno característico del bajo imperio, es también la obligatoriedad de los gremios, contrario a la libre empresa. Y que se fue consolidando desde el siglo III y comienzos del IV. Esta concernía a las asociaciones profesionales que estaban destinadas a los servicios públicos. Durante éste periodo se persiguió la obligatoriedad para el individuo de participar en el colegio profesional, que a su vez estaba obligado con el Estado. Así los trabajadores, los artesanos, los empresarios quedaron vinculados al oficio y a la prestación de servicios para el estado y las ciudades, llegando incluso a tener carácter hereditario14. León Homo, en su libro, "La nueva historia de Roma", hace un análisis de los acontecimientos que precipitan la caída del imperio, y agrega al respecto de los oficios hereditarios: - “EL ejercito romano del siglo V presenta una fachada imponente 175 legiones. En el aspecto militar como en los demás vive la realidad irremediable del Imperio. El ejercito a pesar de los esfuerzos, persiste en los emperadores del siglo IV, Constantino, Valentiniano, Teodosio en primera línea, padece una doble crisis de calidad y cantidad para engrosar efectivos. Dioclesiano ha logrado un sistema nuevo. Especie de servicio obligatorio que recae en los hijos de los soldados y en la propiedad inmueble". 15 14 Francisco De Martino, “HISTORIA ECONÓMICA DE LA ROMA ANTIGUA”. Tomo II, Pág. 533 - 534, Editorial Espasa Calpe, 1985. Madrid, España. 15 Homo, León,“LA NUEVA HISTORIA DE ROMA” PAG 407. 12 3° EL COMERCIO. A diferencia de la industria, el comercio ocupa un lugar mucho más importante en la psicología de las personas de la Antigüedad y de la Edad Media. En los tiempos modernos, aún los países más ricos, a la cabeza del régimen capitalista, han comenzado como países comerciantes (holandeses del siglo XVII, e ingleses del siglo XVIII, ante todo son comisionistas)16. La unificación del mediterráneo bajo Roma, sin duda que trajo beneficios para el progreso del comercio. Sin embargo, Ferdinad Lot, piensa que, aunque verdaderamente el comercio gozó de una mayor consideración que la industria, por parte del pueblo romano, éste nunca adquirió gran importancia. El mundo romano producía poco, transportaba poco y vendía poco. (Al sur, tropezaba con los desiertos, al norte, con los bárbaros, al este , con la civilización Persa, retrasada económicamente, las relaciones con la India y con la China, eran casi desconocidas), por consiguiente, al no haber una industria nacional, el comercio no se puede basar en el transporte de una industria extranjera, en ese sentido el comercio solo podía dedicarse a transportar productos de lujo, cuyo elevado costo permitía recuperar los gastos de transporte, pero hay que recordar que el comercio de lujo es improductivo, ya que su venta es caprichosa, y el comercio de la gran industria necesariamente implica una venta de productos masivos. La navegación no puede prosperar, transportando productos de lujo, ni siquiera productos de Oriente, como la púrpura, la seda o las especies. Fácilmente se comprende que la balanza es desfavorable para la economía romana que paga en numerario y no vendía casi nada en forma de mercancía. De éste modo el oro y la plata se vertían sobre las naciones de oriente. 17 Contrariamente a lo, manifestado por los griegos del periodo ateniense y luego helenístico, el romano no se mostró proclive a al tráfico, según Montesquieu, - ”mostraba muy poco interés por el comercio”18. Los mercaderes italianos, se hallan diseminados por toda la Galia y el oriente, al final de la república romana y principios del imperio, pero ellos no eran ciertamente romanos, sino más bien italianos de las ciudades del sur, de éste modo el trafico se convierte en el monopolio de los orientales, sobre todo sirios y judíos, desde el reinado de Tiberio y así será también luego de la desaparición del imperio, durante la dinastía merovingia. En al navegación los romanos tampoco tuvieron un rol importante: las tripulaciones de los barcos eran griegas , ilirias, o egipcias. 16 P. Mantoux, “LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL”, pág. 6-7. Muchos historiadores y economistas (E. Meyer. Nissen, Grupp, Strehl, Salvioli), han visto en este hecho una explicación de la rarefacción del numerario que se hace sentir a partir del siglo II, y han pretendido buscar una explicación de la crisis económica de siglo III, esto es una exageración. El comercio con extremo oriente era demasiado débil para buscar un efecto tan considerable. Nota de Ferdinad Lot. 18 Montesquieu, “EL ESPIRITU DE LAS LEYES”, tomo I,pag. 247: “los romanos se jactaban de despreciar el comercio, pequeño negocio estaba equiparado con las profesiones infames”. Goldchmidt, pag 59. Hace notar que el comercio y la industria no son consideradas profesiones respetables. 17 13 Las clase elevadas de la sociedad romana (clase senatorial y ecuestre) fueron apartadas del comercio por las mismas leyes, para evitar perjuicios, y aunque fueron ávidas de dinero, no poseían un espíritu de empresarios capitalistas. 19 Lot, cree que se equivocaron, el derecho comercial romano se perfeccionó. A imitación de oriente y de Egipto, existieron sociedades encomanditas, sociedades por acciones, se conocía el seguro marítimo, tal vez una especie de letra de cambio (permutario). Los bancos desempeñaron un gran rol. Estos tenían cuentas de ahorro y de cuentas corrientes. Pero lo cierto es que existe un abismo entre un argentarius romano, quién no es más que un cambista y joyero, y el banquero moderno de grandes negocios, cuyo crédito vivifica la industria y el comercio actual. López, coincide con Lot, en esta materia, y agrega: -“El comercio con el exterior del que se sospechaba que habría las puertas al espionaje o al contrabando, era vigilado y limitado, en cuanto al comercio interior no tenia acceso a operaciones tan fructíferas, en grandes cantidades de cereales, el propio estado aseguraba tales operaciones merced a los tributos en especie, o bien las reservaba a los monopolios.”20 Resulta imposible acumular riquezas en la artesanía producto de la inexistencia de materiales y técnicas, esto limitaba sus beneficios, otro factor de la imposibilidad de hacer riqueza, es la competencia de los artesanos que impedía subir los precios a los artesanos libres. A la luz de los antecedentes, se ve que los romanos del Imperio, conocieron los que se llama economía fiduicuaria21. Pero esto no quiere decir que hubieran llegado a la etapa de la economía verdaderamente capitalista. Carlos Marx, demostró que la economía fiduciaria es una nexo a la economía capitalista y que ésta, aunque preceda necesariamente a la economía capitalista , es en absoluto , diferente orgánicamente. 4° LA AGRICULTURA. Algunos historiadores opinan que, los capitales, no invertidos, ni en industria, ni en el comercio, se invirtieron en latifundios trabajados por esclavos. Es cierto, que hacia fines de la República hubo esfuerzos por emplear grandes capitales en la agricultura. Para un hombre humilde, que se había ocupado en el comercio, la única forma de limpiar ese pasado tan vergonzoso, era precisamente invirtiendo su dinero en la compra de algún pequeño terreno. Según Cicerón -” el pequeño comercio se sórdido, pero el mercader que se retira, y emplea su fortuna en la agricultura es digno de elogio” 22. Las costumbres, la legislación, la misma moda, todo empujaba a invertir el capital en la adquisición de haciendas rurales y la explotación de grandes haciendas. 19 Salvioli, pág. 237 - 247, tomo IV. Robert Lopez, pág. 19. 21 La economía fiduiciaris existe cuando gran parte de los intercambios , se hacen a crédito, y cuando el papel de crédito sirve de sustituto a la moneda. Nota de Salvioli. pág. 5 y 264. 22 Cicerón, “LOS OFICIOS”, tomo II, pág. 231. 20 14 Pero contrariamente a los esfuerzos, la explotación capitalista de tierras, terminó en un rotundo fracaso. Por una parte, la explotación por medio de esclavos, no solamente inmoviliza los capitales, sino que exige, al menos dos condiciones para ser remuneradora: un suelo rico y grandes núcleos urbanos próximos. Las tierras más fértiles de Italia y de la Galia, estuvieron durante mucho tiempo sin cultivar. Ausente de conocimientos científicos, falto de ganado mayor, la mayor parte del suelo se agotaba rápidamente, sobre con el sistema de rotación bienal de cultivos. Las ciudades tenían muy poco poder adquisitivo, en su mayor parte, como hemos visto, eran pequeñas y poco pobladas, y lo que es peor distantes unas de otras23, condiciones que son pésimas para el desarrollo de mercados provechosos. Queda roma, que era abastecida por la ANNONA de África y de Sicilia. Los latifundios entran en la economía doméstica. Anuncian y se preparan para la economía feudal, pero de ninguna forma para la economía capitalista. En ese sentido; Robert López cree que, en el Imperio Romano la agricultura, salvo algunas provincias como Egipto, su producción seguía siendo deficitaria, a pesar de las técnicas utilizados por agrónomos italianos. Para él, los animales contribuían poco para la alimentación y las labores del campo. Y agrega; -“Para poder extender sus cultivos, los campesinos se veían obligados en convertir las montañas en barriales, a regar las tierras áridas, y a desecar los pantanos. En cuanto al ganado, preferían restringir a los pequeños animales que podían alimentarse fácilmente con lo que no podían aprovechar las personas, y arrancar del suelo con el sudor de su frente un sustento mínimo.”24 Siguiendo el planteamiento de López, los romanos no supieron aprovechar una agricultura a mayor escala y con mejores técnicas, en nuevas provincias como en la Gran Bretaña o la Galia Cisalpina, para poder conseguir excedentes de producción para el abastecimiento, se conformaron con cultivar en pequeños huertos, sin embargo los grandes propietarios acumularon excedentes y si los hubiesen puesto en circulación a manera de comercio habría sanado esta enferma economía, no obstante esto no ocurrió. López, coincide con otros autores, en que, no solo esta medida hubiese salvado la economía ya que el imperio restringía el comercio, una ley del siglo V prohibía a los nobles, a los ricos y a los altos funcionarios las operaciones comerciales, con el objeto de que plebeyos pudieran vender y comprar fácilmente. En estos latifundios viven los colonos, que de ninguna forma son granjeros en el sentido moderno, ni subcapitalistas que posean ganado o instrumentos de laboreo. Solamente posee sus brazos y su familia, para ayudarlo en las labores del campo. Esto nos explica la facilidad que tiene para incorporase a la propiedad como ciervo de la gleba. Esta división en lotes, de la propiedad, asignados a colonos es lo más contrario que existe a la explotación de régimen capitalista, ya que gran propiedad no es sinónimo de explotación en grande. 23 Según Thünen, más allá de cierta distancia, las dificultades de transporte absorben, cuando menos el beneficio. 24 Robert López, pág. 18 15 5° LA AGRICULTURA: LAS CLASES RURALES. Grimbert, dice que al igual que todos los pueblos de la antigüedad, la sociedad de roma dependía de la institución de la esclavitud. La actividad política y cultural de los hombres libres solo era posible, por que un número considerable de esclavos no gozaban de libertad y eran tratados como animales. Sin embargo a partir del siglo I d.C se había hecho mas difícil proporcionarse de esclavos, ello se debía a la pax romana, que fue una obra de Augusto , los prisioneros de guerra eran ya escasos, los terratenientes no podían ya dedicarse a la cría de esclavos. Según Homo, la esclavitud perdió su significación, en éste periodo, como elemento constitutivo de la sociedad. Los efectos de esta notable revolución social, en el terreno de la agricultura fue sustituir la mano de obra de los esclavos ; los grandes terratenientes comenzaron a ceder en rentas sus tierras a hombres libres , a campesinos pobres , prisioneros de guerra y libertos. Entre las condiciones , el propietario recibía un tercio de la cosecha , y en época de recolección el arrendatario se obliga a trabajar ciertos números de días en los campos de los propietarios.25 En el Bajo Imperio. El señor (dominus) , si bien reserva los pastos y bosques, explota solamente una parte de las tierras de labor , la menor, viñas y prados. La parte mayor es explotada por arrendatarios hereditarios, los colonos. En retribución reciben ello y sus familias el promedio de la producción llamado "manso". Este nunca pertenece a un solo individuo, esta constituido por trozos de tierra y prados situados en los diversos suelos del dominio (villa, fundus), lo que permite la votación trienal. Los colonos tienen derecho al disfrute del bosque, de donde toman la leña y envían a pacer a sus puercos. Como contrapartida a estas concesiones, quedan obligados a pagar rentas en dinero y, más frecuentemente, en especie, y sobre todo a prestaciones personales: los colonos están obligados a pagar rentas en dinero y más frecuentemente en especies, pero por sobre todo a prestaciones personales: los colonos están obligados a determinados servicios, entre ellos a trabajar la propiedad del señor (mansus indominicatus). Según Homo, -"El impuesto pesa agobiadamente y agrava la miseria general el pequeño propietario para sustraerse de ella , prefiere disminuir el rendimiento de su propiedad , cuando cansado de luchar , no se coloca bajo la protección del rico hacendado vecino no huye de su tierra" 26. Los esclavos muy reducidos en número, no habrían bastado, para hacer productivo el "manso señorial". Los colonos ejecutan los acarreos, llevan los mensajes a pie o a caballo, etc. Esta institución del "colonato" se fue tornando ventajosa tanto para el propietario como para el campesino. Al campesino le garantiza de por vida, la del y de su familia, la posesión, ya que no la propiedad, de una tierra de extensión media de 21 a 15 hectáreas: la costumbre no permite aumentar la renta y los servicios que le incumben. Al propietario le asegura, a 25 26 Carl Grimbert, “HISTORA UNIVERSAL”, Vol. VII, pág. 192. Homo, León, “LA NUEVA HISTORIA DE ROMA” pág. 407. 16 falta de grandes rentas, servicios apreciables y mano de obra gratuita. La instalación fue juzgada tan provechosa que se extendió a los esclavos (mancipia servil). Cabe destacar que en las regiones romanas las tierras de arrendadas a colonos continuaron siendo muy superiores numéricamente. En las regiones germánicas, los predios de siervos de "lites" o "lides" se encuentran en mayor proporción. Los siervos deben servicios más frecuentes: la mitad de la semana (3 de los 6 laborales) esta consagrada a los requerimientos del señor. El colono en lo que respecta a ley, continua siendo considerado un hombre libre y su posesión por mucho tiempo seguirá siendo calificada de ingenua. Pero según Ferdinand Lot , esta es una ficción que no engaña a nadie. Es un hombre libre que no puede salir del predio ni disponer de él, tampoco puede buscar una mujer fuera de él , esta sujeto al predio a perpetuidad. "Así, esta clase, sobre la cual descansa toda sociedad, es profundamente menospreciada; no desempeña ningún papel en el Estado, ni siquiera es admitida en el honor de llevar las armas, debe en lugar de esto , pagar el "hostilitium", en especie o en dinero" 27. Lot agrega que, en lo que respecta a las técnicas agrícolas, no hay un avance, salvo en la incorporación del molino de agua. Que era conocido desde fines de la república romana, pero como simple curiosidad. Su empleo no parece haberse extendido sino hasta los siglos IV ó V de nuestra era. En la época merovingia, era ya de uso corriente. CONCLUSIONES 1 A partir de la segunda mitad del siglo II ,El Imperio romano, , comienza a sufrir una perturbación económica que se agudiza hacia finales del siglo III. Este hecho produjo graves consecuencias políticas y sociales de primer orden, es una preparación para la Edad Media. Las alteraciones de las monedas y el trastorno a los precios son las señales más evidentes de esta regresión. Las propiedades se autoabastecían, los productos naturales se consumían en el mismo lugar, a lo más se intercambiaban productos. 2 El estado comienza apagar en especias, la annona. Semejante sistema era perjudicial tanto para el contribuyente como para el Estado. El contribuyente debía invertir tiempo y fuerzas. El Estado sufría perdidas inevitables dentro de los almacenes, debido a robos y ocultaciones. Se considera que en transporte de especies, se perdía en el camino dos tercios de lo ingresado. 27 Ferdinad Lot, "EL FIN DEL NUNDO ANTIGUO Y EL COMIENZO DE LA EDAD MEDIA". traducción de José Barra, EDITORIAL HISPANO AMERICANA, MEXICO. pág., 322. 17 Estos ingresos en especies sirven para mantener los sueldos y las pagas a los magistrados, la annona y las manufacturas imperiales sirven para mantener a la corte y servirla. Los magistrados (gobernador), los condes, y todo el alto personal de la administración civil, tienen derecho a requisiciones, a guisa de honorarios. Médicos, arquitectos y profesores, viven de la annona , y prestan servicios al Estado. Lo más grave es el hecho de que los sueldos del ejercito son pagados en especies. La ausencia de numerario entrañando la desaparición del sueldo, lleva a preferir, por economía, a las tropas bárbaras en vez de las costosas legiones romanas, que utilizarán su propio armamento, combatirán bajo sus propios jefes, y a las que se retribuirá sus servicios con tierras. 3 Fedinand Lot, sostiene que el capital - dinero tan abundante, a fines de la República y principios del Imperio -, no es llevado o se lleva muy poco, a la industria, y aquí radica la diferencia más profunda entre la economía romana y la economía moderna o contemporánea. La explicación, se debe a que encuentra resistencia de parte de la economía doméstica, ésta se encontraba profundamente arraigada en las costumbres, cada quinta tenía sus propios molinos abrazo, sus hornos, sus chacras para las necesidades agrícolas, también posee sus propios talleres textiles y de confección confiados a las mujeres de los esclavos. A diferencia de este panorama, el capitalismo moderno ha conseguido pulverizar, por lo menos en la Europa occidental, industria doméstica , utilizando los progresos de la técnica. Es pues un hecho significativo que la técnica de los oficios no llegase a un progreso apreciable entre los romanos. Hay que destacar que el entorpecimiento de la invención que se manifiesta en todos los rasgos de la actividad humana (arte , ciencia , tecnología, filosofía) se acrecentó durante el siglo II y III d.C. 4 Parece ser que el comercio gozó de una mayor consideración que la industria, por parte del pueblo romano, éste nunca adquirió gran importancia. El mundo romano producía poco, transportaba poco y vendía poco. Fácilmente se comprende que la balanza es desfavorable para la economía romana que paga en numerario y no vendía casi nada en forma de mercancía. De éste modo el oro y la plata se vertían sobre las naciones de oriente. 5 Las clase elevadas de la sociedad romana ( clase senatorial y ecuestre) fueron apartadas del comercio por las mismas leyes, para evitar perjuicios, y aunque fueron ávidas de dinero, no poseían un espíritu de empresarios capitalistas. Los bancos desempeñaron un gran rol. Estos tenían cuentas de ahorro y de cuentas corrientes. Pero lo cierto es que existe un abismo entre un argentarius romano, quién no es más que un cambista y joyero, y el banquero moderno de grandes negocios, cuyo crédito vivifica la industria y el comercio actual. 18 6 Los romanos del Imperio, conocieron los que se llama economía fiduicuaria. Pero esto no quiere decir que hubieran llegado a la etapa de la economía verdaderamente capitalista. Carlos Marx, demostró que la economía fiduciaria es una nexo a la economía capitalista y que ésta, aunque preceda necesariamente a la economía capitalista ,es en absoluto , diferente orgánicamente. 7 Las costumbres, la legislación, la misma moda, todo empujaba a invertir el capital en la adquisición de haciendas rurales y la explotación de grandes haciendas. Pero contrariamente a los esfuerzos, la explotación capitalista de tierras, terminó en un rotundo fracaso. Por una parte, la explotación por medio de esclavos, no solamente inmoviliza los capitales, sino que exige, al menos dos condiciones para ser remuneradora: un suelo rico y grandes núcleos urbanos próximos. Ausente de conocimientos científicos, falto de ganado mayor, la mayor parte del suelo se agotaba rápidamente, sobre con el sistema de rotación bienal de cultivos. Las ciudades tenían muy poco poder adquisitivo, en su mayor parte, eran pequeñas y poco pobladas, y lo que es peor distantes unas de otras, condiciones que son pésimas para el desarrollo de mercados provechosos. Los latifundios entran en la economía doméstica. Anuncian y se preparan para la economía feudal. 8 En el Bajo Imperio. El señor (dominus), si bien reserva los pastos y bosques, explota solamente una parte de las tierras de labor, la menor, viñas y prados. La parte mayor es explotada por arrendatarios hereditarios, los colonos. En retribución reciben ello y sus familias el promedio de la producción llamado "manso". Este nunca pretense a un solo individuo, esta constituido por trozos de tierra y prados situados en los diversos suelos del dominio (villa, fundus), lo que permite la votación trienal. Los colonos tienen derecho al disfrute del bosque, de donde toman la leña y envían a pacer a sus puercos. Como contrapartida a estas concesiones, quedan obligados a pagar rentas en dinero y, más frecuentemente, en especie, y sobre todo a prestaciones personales: los colonos están obligados a pagar rentas en dinero y más frecuentemente en especies, pero por sobre todo a prestaciones personales: los colonos están obligados a determinados servicios, entre ellos a trabajar la propiedad del señor. 19 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA. 1º “LA NUEVA HISTORIA DE ROMA” HOMO, LEÓN. 2º "EL FIN DEL NUNDO ANTIGUO Y EL COMIENZO DE LA EDAD MEDIA". FERDINAD LOT TRADUCCIÓN DE JOSÉ BARRA, EDITORIAL HISPANO AMERICANA, MEXICO. 3º “LOS OFICIOS”, CICERÓN, TOMO II. 4º "HISTORIA UNIVERSAL”, ROBERT LÓPEZ. 5º “HISTORA UNIVERSAL”, VOL. VII CARL GRIMBERT. 6º “EL ESPIRITU DE LAS LEYES”, TOMO I, MONTESQUIEU. 7º “HISTORIA ECONÓMICA DE LA ROMA ANTIGUA”. TOMO II, EDITORIAL ESPASA CALPE, 1985. MADRID, ESPAÑA. 8º “LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL”, P. MANTOUX . 9º "HISTORIA SOCIAL Y ECONÓMICA DEDEL IMPERIO ROMANO", M. ROSTORZEFF, TRADUCCIÓN DE LUIS LÓPEZ, EDITORIAL ESPASA CALPE, MADRID ESPAÑA, 1937. 10º "COMPENDIO DE HISTORIA UNIVERSAL, LA ANTIGÜEDAD Y LA EDAD MEDIA", OSCAR SECCO ELLAURI. EDITORIAL KAPELUZ, BUENOS AIRES, ARGENTINA. 20