LA POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS Enrique Cárdenas* RESUMEN Dentro de lo que se ha llamado "populismo económico" en la bibliografía reciente, este artículo analiza el comportamiento e intencionalidad de la política macroeconómica en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-1940). El resultado de esta investigación contradice la visión historiográfica tradicional, la cual establece que las políticas fiscal y monetaria durante ese periodo fueron eminentemente expansionistas, con el fin de financiar el programa económico y social del presidente Cárdenas. Sin embargo, en este estudio se analiza el comportamiento de la política macroeconómica y su efecto en la evolución de la economía, y se demuestra que el gobierno cardenisla no fue propiamente expansionista en cuanto a la política fiscal, pues el déficit fue muy pequeño, y la expansión relativa de la política monetaria no sólo fue causada por el banco central, sino también por los bancos comerciales y el público mismo. Por otra parte, se destaca la propia disciplina fiscal que ejerció el gobierno y la reacción macroeconómica ante fiuctuaciones externas, particularmente la crisis de 1938. ABSTRACT Within the recently called "economic populism" iheoretical framework, this article analyses the behaviour and puqjose of Lázaro Cárdenas' economic policy during bis presidcnlial term (1934-1940). Tlie result of this research is in opposition to the convenlional wisdoin which states tliat monetary and fiscal policy vk-as essentially expansionary in order to finance Cárdenas' economic and social program. Ilowever, this study considers the behaviour ofMexico's macroeconomic ¡jolicy and its impact in the economy as a wliolc, and it is shown that neither Cárdenas' fiscal ñor monetary policies were expansionary: the fiscal déficit was very low and the relative expansión of monetaiy policy was caused by the central bank as well as the commercial banks and the public in general. Moreover, it is clear that the government exercised fiscal discipline and a sound countercyclical economic ])ol¡cy during the crisis of 1938. * Departamento de Economía, Universidad de las Américas-Puehla. Agradezco los comentarios y sugerencias de Carlos Bazdresch y Santiago Levi a versiones anteriores de este trabajo, así como a Luis Felijie López por su ajwyo en algunas parles de la investigación. Naturalmente la responsabilidad final del contenido es del autor. 675 676 EL TRIMESTRE ECONóMICO INTRODUCCIóN En los recientes años se ha revisado la experiencia de diversos países en la América Latina durante periodos denominados populistas, debido a la aguda crisis económica por la que ha pasado la región durante los pasados diez años.' En estos trabajos se ha argumentado que uno de los elementos que ocasionaron beneficios temporales para una población se ha debido específicamente a políticas económicas expansionistas, caracterizadas por el ejercicio del gasto público deficitario, y con un destino eminentemente social de diversos tipos. El excesivo gasto social responde por lo general a presiones políticas y sociales que demandan atención a necesidades muchias veces ancestrales que no han sido satisfechas. Este gasto excesivo se financia por medio de emisión monetaria o endeudamiento externo, lo cual permite impulsar de manera positiva la actividad económica en el corto plazo, con un efecto favorable en el empleo, pero con finales efectos inflacionarios. Tarde o temprano, la economía sufre un proceso inflacionario que eleva aún más el ingreso nominal y por tanto las importaciones, con un tipo de cambio fijo. Este se sobrevalúa, lo que multiplica aún más la demanda de divisas y la presión sobre la balanza de pagos. El país tiene que obtener ingresos de capital mediante endeudamiento o inversión extranjera, o bien recunir a la reserva del banco central para financiar los déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos. Una vez que esto ocurre, la economía entra en crisis externa que trae consigo una devaluación del tipo de cambio, con el consecuente deterioro de la calidad de vida de la población, al encarecerse las importaciones y realimentar el proceso inflacionario que está en marcha. La escasez de divisas y su alto precio, dada la dependencia del aparato productivo de importaciones de materias primas y de bienes de capital, que es común en una economía de desarrollo, genera una contracción de la oferta agregada y por tanto una recesión económica con el consecuente deterioro del salario real en particular, y de los niveles de bienestar de la población en general (Doinbusch y Edwards, 1991a). En ocasiones, y esto depende naturalmente de muchos otros factores, ^ En mayo de 1990, el National Burean of Ecmioinic Kesearcti y el Banco Intcramericano de Desarrollo patrocinaron una conferencia organizada por los profesores Rudiger Donibusch y Sebastián Edwards acerca del populismo económico en la América Litina, en donde se analizaron los casos de varios países de la región en los («asiidos cincuenta años (Dornl)usch y Edwards, 1991). POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS 677 el deterioro del bienestar posdevaluatorio contrarresta los efectos positivos de la expansión inicial. Más aún, el proceso inflacionario que es desatado requiere, tarde o temprano, ajustes fiscales que alimentan los efectos contraccionistas macroeconómicos y a menudo terminan por crear una recesión profunda. Si bien es cierto que la descripción anterior es una simplificación quizá excesiva, me parece que también es cierto que contiene los principales elementos que explican las consecuencias de una política macroeconómica expansionisla, deficitaria en exceso, en un contexto de dependencia tecnológica y de un sector exportador débil y poco diversificado. En efecto, si a la política interna se agregan factores externos tales como una recesión que repercute en la demanda de las exportaciones, o bien un cambio significativo de los términos de intercambio, la situación económica interna será afectada significativamente, aligerando presiones en la balanza de pagos si el factor externo es favorable, o empeorando aún más la situación si ese efecto es desfavorable. Naturalmente, las razones por las que un gobierno puede iniciar políticas expansionistas deficitarias son en general de índole social y política. La tentación que tiene un gobierno de satisfacer necesidades sociales básicas mediante el gasto público financiado con la máquina de hacer dinero es siempre grande. La teoría keynesiana que surgió como consecuencia de la gran depresión de los años treinta, en ocasiones mal interpretada y llevada al extremo en décadas posteriores por varios gobiernos latinoamericanos, parecía avalar una política expansionisla deficitaria, casi ilimitada, para ocupar a miles de personas que se encontraban sin empleo, no tanto por un problema cíclico macroeconómico, sino más bien por problemas estructurales como la falta de capital y otros factores de la producción. Muchos gobiernos latinoamericanos posteriores a la gran depresión de los años treinta intentaron repetidamente, por muy diversas razones y circunstancias, estimular la actividad económica por medio del gasto público. En muchas ocasiones, por el deseo o incluso la necesidad de estimular el crecimiento económico para proporcionar oportunidades de empleo a grupos crecientes de la población, diversos gobiernos cedían a la tentación de emitir dinero para lograr estos objetivos, sintiéndose avalados teóricamente por el pensamiento de corte keynesiano, y dados los excedentes de recursos naturales con que se contaba. 678 EL TRIMESTRE ECONÓMICO Por otra parte, se habla de un gobierno "populista" cuando éste distribuye recursos entre los sectores menos favorecidos de la población, o cuando se beneficia a grupos específicos que lo apoyan políticamente, y cuando el gasto se realiza en grupos o sectores de baja productividad económica. La acepción de este término también ha hecho hincapié en los gobiernos que en un periodo específico destinan fondos excesivos a proyectos poco productivos económicamente, y sin prestar mayor atención, al menos en apariencia, a un excesivo déficit fiscal y de balanza de pagos. El gasto en sectores poco productivos, sea por fines políticos o sociales, finalmente repercute en reducciones de la productividad general del país. En la medida que estos gastos son financiados con impuestos o deuda se tendrá una redistribución de ingresos de un grupo a otro, y las repercusiones macroeconómicas serán más de mediano plazo: si se financian con impuestos el efecto será netamente redistributivo, mientras que si se financian con deuda las futuras generaciones tendrán que cubrir esos gastos mediante impuestos futuros. Sin embargo, si los gastos adicionales son financiados con impresión de dinero, el efecto macroeconómico será prácticamente inmediato, con todas las repercusiones inflacionarias, redistributivas hacia los sectores más protegidos, y de distorsión de precios relativos. Tradicionalmente se ha considerado que el gobierno del general Lázaro Cárdenas (1934-1940) fue de corte "populista" en varios sentidos. Por un lado, su programa de reparto agrario fue el más amplio en todo el periodo posrevolucionario, repartiendo más de 20 millones de hectáreas durante su administración y afectando grandes propiedades. Por otro lado, se dice que el gobierno cardenista destinó una gran proporción del gasto público hacia los sectores de la población más desprotegidos en los renglones de salubridad pública y educación, lo cual no es por completo cierto pues el gasto en estos rubros apenas aumentó entre 1935 y 1940 (Solís, 1980, pp. 108-114). Finalmente, se habla de que Lázaro Cárdenas ejerció fuertes déficit fiscales, que cubrió con impresión de billetes, para financiar estos proyectos y los de infraestructura económica destinados a apoyar a la clase trabajadora y al campesinado (DeBeers, 1953, p. 22, y Solís, 1980, p. 118). Es decir, se considera en general que el gobierno de Lázaro Cárdenas, de manera similar al de Franklin D. Roosevelt en los Estados Unidos, aligeró los POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS 679 efectos recesivos de la economía ejerciendo un fuerte déficit fiscal financiado de modo inflacionario, y destinando la mayor parle del gasto público a proyectos sociales. Me parece que esta hipótesis tradicional contiene elementos verídicos pero no es del todo correcta. A lo largo de las siguientes páginas se analiza la política económica del gobierno del general Lázaro Cárdenas, considerando primero el marco institucional de la política económica. Después se analiza propiamente el desarrollo de la economía y la serie de medidas de política gubernamental que muestran la intencionalidad real del gobierno, donde se puede apreciar que si bien se dio una política expansionista deficitaria, ésta fue de montos modestos y en buena medida obligada por las circunstancias. Finalmente, se señalan algunas conclusiones relativas a la política económica de Cárdenas. I. EL MARCO INSTITUCIONAL DE LA POLÍTICA ECONÓMICA Al inicio de la década de los años treinta, el gobierno apenas había obtenido algunos de los instrumentos de política económica necesarios para tener una influencia efectiva en el ámbito económico. En cuanto a la política monetaria, el Banco de México —que había sido fundado en 1925— apenas había hecho valer su poder monopólico de emisión de billetes a partir de 1932. De hecho, los billetes gubernamentales no fueron aceptados por el público^ desde un inicio, debido a que la gente todavía conservaba la triste memoria de la época revolucionaria cuando el gobierno en turno y las facciones rebeldes emitieron billetes en exceso y crearon un caos financiero (Cárdenas y Manns, 1989). No obstante, hacia fines de 1931, como consecuencia de la grave restricción monetaria causada por la gran depresión que incluso llegó a provocar la reaparición del trueque en algunas zonas del país, el Banco de México autorizó la emisión de billetes con respaldo en plata en lugar de oro, por lo que el público, sediento de medios de pago, comenzó a aceptar nuevamente los billetes del banco central después de casi 20 años de desconfianza. Por otra parte, a partir de 1932 la mayoría de los bancos comerciales ^ La cantidad de Ijillctes en jjoder del púljlico era de unos 100 mil i)esos, lo que significalja una ínfima fracción de la oferta monetaria. 680 EL TRIMESTRE ECONÓMICO tuvieron que asociarse con el Banco de México y por tanto depositar reservas como encaje legal. Con la Ley Monetaria de 1936 la asociación de todos los bancos con el Banco de México se hizo obligatoria y se establecieron los mecanismos para facilitar los cambios del encaje legal como instrumento de control monetario. No obstante, el control final de la oferta monetaria se dio cuando los aumentos en el precio internacional de la plata hicieron que el peso de plata valiera más como mercancía que como moneda, por lo que se desmonetizó en abril de 1935 para dar plena entrada a los billetes del Banco de México como moneda fiduciaria de curso legal. Un año mas tarde, con la estabilización del precio internacional de la plata, se reinició la acuñación de monedas de plata pero a bajos niveles (Cárdenas, 1987, pp. 82-84). Hasta antes de 1936, el Banco de México fue una institución completamente independiente de la Secretaría de Hacienda, pero tenía la capacidad legal de otorgar crédito directo al gobierno federal hasta por 5% del promedio de los ingresos fiscales de los tres años previos. Es decir, el Banco de México no tenía la obligación de emitir dinero y entregárselo a la Secretaría de Hacienda ya fuera por medio de un crédito directo o mediante la compra de bonos públicos (Toires Gaytán, 1980, pp. 248-249). Después de una fuerte controversia entre el entonces director del Banco de México, Luis Montes de Oca, y el Secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, que culminó con la sumisión virtual del banco central ante la Secretaría de Hacienda, el gobierno duplicó la línea de crédito al gobierno en 1936. Así, en agosto de 1936 se decretó una nueva Ley Monetaria y una nueva Ley Orgánica del Banco de México mediante la cual el crédito disponible con que podía contar el gobierno federal aumentaba de 5 a 10% de los ingresos fiscales anuales promedio de los tres años anteriores (Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1958, p. 273). Mediante una reforma posterior, en diciembre de 1938, un año después de que las autoridades monetarias tuvieran que excederse significativamente en el límite de crédito al gobierno, se permitió que éste pidiera prestados recursos al Banco de México dentro de ciertos límites más bien laxos a cambio de bonos gubernamentales, lo que abrió por primera vez las puertas a un déficit presupuestal significativo que podía ser financiado por impresión de dinero, para estimular la actividad económica y hacer frente a demandas sociales que no POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS 681 podrían satisfacerse de otra manera.* Así, se canceló el sobregiro existente en 1940, y todo el crédito otorgado anteriormente se documentó con la emisión de bonos gubernamentales que documentaron la deuda interna. En relación con la política fiscal, el establecimiento del impuesto sobre la renta de 1926 y el crecimiento de la actividad industrial habían permitido que, finalmente, los impuestos a la actividad económica interna se equipararan con los relacionados con el sector externo a principios de la administración cardenista, cuando tradicionalmente estos últimos habían sido siempre los más importantes. Así, entre 1934 y 1936, los impuestos a la explotación de los recursos naturales más los impuestos a las importaciones y a las exportaciones constituían 40% de los impuestos totales; el impuesto a la renta representaba 12%, mientras que los impuestos a la industria significaban 27% de la recaudación impositiva en ese mismo periodo (Nacional Financiera, 1978, pp. 355-356). Es decir, la política fiscal continuaba dependiendo de manera significativa de las fluctuaciones externas, aunque en un grado muy inferior al observado apenas una década antes, cuando los impuestos relacionados con el sector externo representaban 55 por ciento. Por su parte, el tipo de cambio se había estabilizado finalmente en noviembre de 1933, después de haber sufrido una depreciación nominal de 67% y una depreciación real de 53% desde 1929 hasta esa fecha. Este hecho hizo evidente que, si bien era deseable mantener un tipo de cambio fijo para buscar la estabilidad interna, no se estaba en la posición de mantener el tipo de cambio fijo aun a costa de contraer la economía como había sucedido durante la crisis de la gran depresión. De esta manera, el gobierno realmente tenía entonces mucho más margen de maniobra en el campo de la política económica que apenas unos años antes, en dos aspectos fundamentales: el control de la política monetaria y la posibilidad de ajustar el tipo de cambio en caso necesario.* 3 Esla emisión de lx)iios tenía la finalidad de facilitar la operación de la corriente de caja anual, y su monto estaha limitado al valor probable de los ingresos ármales del propio gobierno (Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1958, pp. 311-312). * Desde luego, el gobierno tenía la |X>sibilidad técnica de ajusfar el tipo de cambio, pero desde la refonna monetaria de 1905 en laque se adoptó oficialmente el patrón oro, se liabía negado a hacerlo sistemáticamente por lo que de hecho, durante todo ese tiempo, se había tenido que confonnar con aceptar pasivamente los vaivenes del mercado. 682 EL TRIMESTRE ECONÓMICO II. EL COMPORTAMIENTO GENERAL DE L.\ ECONOMÍA Cuando Lázaro Cárdenas loma posesión como Presidente de México en diciembre de 1934, la economía está en la etapa ascendente del ciclo económico, después de los años más difíciles de la gran depresión. La crisis de Wall Street que se inicia en octubre de 1929 se difunde al resto del mundo con rapidez, mediante la contracción económica de los Estados Unidos y la depresión de los precios de bienes agropecuarios y materias primas. El mecanismo de trasmisión de la crisis hacia México se expresa primero como una fuerte reducción de la demanda y de los precios de las exportaciones mexicanas. Entre 1929 y 1932 el valor de las exportaciones expresado en dólares se redujo 23% en promedio anual, mientras que su poder de compra" disminuyó 16% anualmente durante el mismo periodo (cuadro 1). CUADRO 1. Crisis y recuperación (Tasii media de crcciinieiilo íiiuial; |jorccnt¿ije) PIB real Valor agregado industrial" Poder de compra de exportaciones Oferta monetaria real Gasto público real Ingreso público real ¡929-1932 1932-1936 -6.3 -10.5 -22.8 -13.8 -3.1 -7.9 8.3 17.1 16.1 10.2 12.6 11.1 FUENTE: Cárdenas (1987), cuadros 4.1, ALl, A1.3, Al.12, A2.6, A4.9. " Incluye a los sectores de miuiufactunis, conslnicción y energía eléctrica. A su vez, la contracción externa trajo consigo la reducción del superávit comercial y, por tanto, la disminución de las reservas internacionales del país, que disminuyeron 53% entre 1929 y 1931, año en que el país abandonó el patrón oro (Cárdenas, 1987, p. 34). Naturalmente, al disminuir la base monetaria también se contrajo la cantidad de dinero en circulación, con el efecto negativo correspondiente en la demanda agregada. Finalmente, la crisis del sector externo tuvo otra grave consecuen5 El poder de compra de las exportaciones, o la capacidad para importar, se define como el volumen ex(x>rlado multiplicado por los términos de intercambio. POLíTICA ECONóMICA EN LA éPOCA DE CáRDENAS 683 cia: los ingresos fiscales también se redujeron de manera significativa, debido a que éstos dependían en casi la mitad de los impuestos generados por las transacciones con el exterior. Los impuestos totales se redujeron 18% en términos nominales entre 1929 y 1931 y 7.9% real en promedio anual de 1929 a 1932. Ello contrajo simultáneamente los egresos, -3.1% en promedio anual en términos reales, pues el gobierno no tenía posibilidades de ejercer un déficit. Naturalmente, el efecto en la demanda agregada fue también contraccionista. El único factor que trabajó en sentido contrario fue la depreciación del tipo de cambio, pesos de plata por dólar, que comenzó a ocurrir con cierta fuerza desde 1929 hasta noviembre de 1933, cuando el gobierno logró fijarlo después de una depreciación nominal de 67% y una depreciación real de 25% en ese periodo (Cárdenas, 1987, cuadro A2.2 y A4.10).'^ Es natural, entonces, que el producto interno bruto disminuyera drásticamente como consecuencia de la crisis externa. Entre 1929 y 1932, el producto real del país disminuyó 6.3% en promedio anual, situándose 21% por debajo del nivel de 1928. El sector industrial sufrió aún más el golpe de la crisis, pues su valor agregado real disminuyó 10.5% en promedio anual entre 1929 y 1932 (cuadro 1). El abandono de las políticas monetaria y cambiaria ortodoxas, que en principio se había decretado en julio de 1931 al retirarse oficialmente el patrón oro, y el inicio subsecuente de impresión de dinero con respaldo de plata en lugar de oro a fines de ese año, incidió de manera positiva en la economía que se encontraba en estado de crisis por una restricción monetaria extrema. Además, se reinició la acuñación de monedas de plata en marzo de 1932, después de cinco años de suspensión. Por otra parte, el nuevo ministro de Hacienda, Alberto J. Pañi, logró expandir el gasto público más allá de las posibilidades que le daba la recaudación fiscal, gracias a las ganancias de señorazgo en la acuñación de monedas de plata que se obtuvieron por la caída abrupta del precio internacional de la plata' (Cárdenas, 1987, pp. 93-95). '' Si bien el lipo de cambio oficial estaba sujeto al patrón oro, el hecho que la mayor |)ar1e de las transacciones comerciales se siguieran realizando en |)esos plata desde tiempos inmemoriales colocaba en realidad a México en un sistema bimetálico, dc|)cnd¡enlede los precios relativos internacionales del oro y de la plata. "' Al disminuir dráslicajneiite el precio intern¿icioMal de la plata, el valor intrínseco del |)eso fue menor que su valor nonunal. Por ello, al acuñar nuevas monedas de plata a partir de 1932, el gobierno OIJIUVO una ganancia de señorazgo (pie fue de 33 unllones de pesos en 1932, 23 millones 684 EL TRIMESTRE ECONÓMICO Aunado a estas políticas expansionislas, la recuperación del sector exportador a partir de 1933, por los incrementos del precio de la plata, le permitió a México salir de la crisis aun antes de que ello ocurriera en los Estados Unidos (Cárdenas, 1984, pp. 230-231). Los precios, que habían caído 19% entre 1929 y 1932, comenzaron de nuevo a crecer gradualmente a partir de 1933.® El sector industrial reaccionó rápidamente a la creciente demanda. Además, la depreciación real del tipo de cambio y el deterioro de los términos de intercambio con el exterior reorientaron un segmento de la demanda interna del exterior hacia el interior de la economía. Entonces se inició un fuerte proceso de sustitución de importaciones, que de hecho contribuyó con 37% del crecimiento de la demanda industrial durante la década. El resto se debió al mercado interno, mientras que la demanda externa apenas creció levemente (Cárdenas, 1987, p, 113). Por su parte, el sector agropecuario dependía casi exclusivamente de las condiciones climáticas, las cuales fueron favorables durante los primeros años de la década de los treinta, lo que desde luego contribuyó a la recuperación económica. Así, entre 1932 y 1934, el producto interno bruto real creció casi 19%, mientras que los precios también se recuperaban. En estas circunstancias, con una economía que salía de la depresión, Lázaro Cárdenas inició su gobierno. La expansión de la oferta monetaria desempeñó un papel importante en el crecimiento de la economía durante los primeros años de la administración cardenista. Mientras que la oferta monetaria real aumentó a una tasa de 10.2% en promedio anual de 1932 a 1936 el PIB creció a una tasa real promedio de 8.4%, en parte como resultado de la creciente monetización de la economía, y debido a que los precios reaccionaron con cierto rezago. No obstante, para abril de 1936, se inicia un fuerte proceso inflacionario que alcanza una tasa de 25.9% en junio de 1937, cuando empieza una gradual disminución que culmina en el verano de 1938 con una inflación anualizada de 2.5% aproximadamente (Cárdenas, 1987, cuadro A 1.12 y A2.6). en 1933, y 8 millones en 1934. En 1932, la ganancia de señorazgo significó un déficit de 1.09% del producto, mientras que en 1933 esa cifra fue de 0.65% (Cárdenas, 1987, p. 94). ^ Esle había sido un problema grave que, incluso, el propio Plan Sexenal, elai>orado por el Partido Nacional Revolucionario incorjwrado por Cárdenas, señalaba como uno de sus objetivos aumentar ligeramente los precios para mejorar la situación de los |)roductorcs (Leopoldo Solís, 1980, p. 117). POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS 685 Por SU parte, la recuperación del sector externo impulsó la demanda agregada revirtiendo los factores externos que habían causado la crisis de la gran depresión. En realidad, los términos de intercambio aumentaron 11.5% en promedio anual a partir de 1931 y hasta 1934, cuando iniciaron un descenso gradual permaneciendo por debajo de su nivel de 1929 durante el resto de la década. Ello, aunado a una política fiscal moderadamente deficitaria y a la política monetaria expansionista antes mencionada, generaron un crecimiento acelerado del producto. Entre 1934 y 1937 el PIB real aumentó 20%, mientras que el valor agregado industrial creció aún más rápidamente. De hecho, el proceso de sustitución de importaciones convirtió al sector industrial en el motor de la economía durante la década de los treinta, por primera vez en la historia del país. Esta expansión económica comenzó a ejercer una presión creciente en la balanza de pagos, por lo que en 1937 las exportaciones sólo fueron superiores a las importaciones en 45%, mientras que solamente dos años antes esa cifra había sido 85%, por lo que se observaba un superávit 23% mayor en 1935 que en 1937. Este delerioro, aunado a la recesión estadunidense de 1937, puso fin a la expansión a principios de 1938, al ocurrir una crisis en la balanza de pagos y la consecuente devaluación del peso, que coincidió con la expropiación de la industria petrolera. El origen de esta crisis fue analizado por Víctor Urquidi desde 1946, cuando afirmó que el exceso de crédito del Banco de México al gobierno federal en los meses previos' había debilitado la posición del peso mexicano y propiciado la devaluación en marzo de 1938 (Urquidi, 1946, pp. 436-450). Esta aseveración, a su vez, implicaría que el exceso de crédito interno habría financiado el déficit fiscal. Sin duda, su apreciación es correcta pues, en efecto, durante 1937 el Banco de México otorgó crédito al gobierno federal por 89.3 millones de pesos en exceso del límite legal, lo que entonces equivalía a 18% de la base monetaria (Banco de México, 1938, p. 28). Sin embargo, realmente el ' En su informe de esc año, el Banco de México señala que "l^s créditos en cuestión se concedieron en la expresa inteligencia de que serían excejx'ionales y transitorios", y que se habrían de rembolsar en los primeros meses de 1938. Además, ahí se señala que se había firmado un convenio en noviembre de 1937 que establecía que el gobierno no acudiría nuevamente al Banco mientras |>ermaneciera excedido en el monto autorizado por la ley (Banco de México, 1938, página 28). 686 EL TRIMESTRE ECONÓMICO proceso inflacionario se había iniciado desde antes, de modo que de 1935 a 1937 el costo de la vida en México relativo al de Estados Unidos había crecido 16.5% y un año después llegó a 36%, lo que rápidamente sobrevaluó el tipo de cambio. Tomando 1933 como año base, el tipo de cambio real prácticamente estaba en su mismo nivel en marzo de 1937. Sin embargo, a partir de entonces se inició un proceso de sobrevaluación del tipo de cambio que alcanzó el 21.9% para marzo de 1938, mes en que se realizó la depreciación del peso (véase Cárdenas, 1987, A4.10). La sobrevaluación y el apoyo del presidente Cárdenas a los sindicatos y a otras políticas reformistas suscitaron cambio de pesos por dólares y fugas de capital. Hubo retiro de fondos bancarios, algunos de los cuales se cambiaron por dólares. Los saldos de las cuentas de cheques se redujeron 30% entre junio de 1937 y marzo de 1938 y la reserva del Banco de México también se vio fuertemente mermada, pues cayó 56.3% entre diciembre de 1937 y diciembre de 1938 (Cárdenas, 1987, pp. 62-64). Naturalmente, la sobrevaluación del peso desalentaba las exportaciones y promovía las importaciones lo que, junto con el retiro de fondos del sistema bancario y por consiguiente la reducción de la reserva del Banco de México, debilitó mucho la balanza de pagos desde mediados de 1937 y durante el primer semestre de 1938. La recesión estadunidense de 1937-1938 también contribuyó signiTicativamente al debilitamiento del peso. El PNB de Estados Unidos descendió 5.1% en 1938 mientras que el valor de las exportaciones mexicanas valuadas en dólares empezó a desacelerarse desde los últimos meses de 1937, cayendo 56.5% entre julio de ese año y mayo de 1938. A su vez, los términos de intercambio también sufrieron un fuerte deterioro en 1938, 23.5%, que es una reducción anual aún más aguda que la experimentada durante la gran depresión. Debido a la drástica reducción de las importaciones de mercancías, a lo que contribuyó un impuesto especial a las importaciones decretado el primero de enero de 1938, aunque fue pequeño en monto, el superávit comercial apenas disminuyó en poco menos de 1.5%. Es decir, la contracción de las exportaciones fue contrarrestada con una disminución equivalente de las importaciones. No obstante, el poder de compra de las exportaciones se redujo 22.2% en 1938 (véase cuadro 5 más adelante). POLíTICA ECONóMICA EN LA éPOCA DE CáRDENAS 687 El deterioro de la balanza de pagos significó una reducción de 58 millones de dólares en la reserva internacional entre febrero de 1937 y febrero de 1938, llegando a un nivel de sólo 30.3 millones de dólares. Cuando el gobierno nacionalizó la industria petrolera el 18 de marzo decidió también dejar flotar el tipo de cambio, que se depreció inmediatamente de 3.60 pesos por dólar a 4.29 un mes después y 4.95 en julio de ese año, cuando prácticamente se estabilizó. El efecto externo fue significativo, y de hecho más severo que la misma gran depresión, pero el gobierno logró contrarrestarlo con efectividad. De hecho, el producto interno disminuyó su ritmo de crecimiento, de más de 6% en los tres años previos en promedio a sólo 1.6% en 1938. Más aún, la recuperación de la economía fue rápida, en parte por la misma recuperación de la economía estadunidense, que creció 8.6% en 1939, y por las políticas fiscal y monetaria expansionistas que llevó a cabo el gobierno.'" Para 1939 la economía se estabilizó, la balanza de pagos recuperó una posición relativamente estable, y volvió a crecer de manera rápida. En verdad, si bien el golpe de la crisis fue severo, su corta duración y la efectividad de la política hizo posible que la recuperación fuera casi inmediata. La incertidumbre que acompañó al cambio de gobierno en 1940, aunada a la situación incierta por el inicio de las hostilidades de la segunda Guerra Mundial en Europa, marcó el último año del gobierno cardenista. III. LA INTENCIONALIDAD DE LA POLíTICA ECONóMICA Una vez que el gobierno adquirió y utilizó los instrumentos de política económica, por cierto con mucho éxito durante la crisis de 1938, resulta interesante ahora investigar la intencionalidad de la política cardenista. Por un lado, se analiza con cierto detalle la política monetaria y la política fiscal, el monto y destino de esta última y la manera como se financió. Por el otro, se subraya la flexibilidad de la política cambiaria que tanto contrasta con la experiencia de la gran depresión. Con el fin de analizar la intencionalidad de la política monetaria, el cuadro 2 muestra los componentes y las fuentes del crecimiento de "^ En lii sigiiiciile sección se analiza con más detalle esle lieclio qne fue de mucha imporlancia. EL TRIMESTRE ECONÓMICO 688 CUADRO 2. Componentes y fuentes de crecimiento de la oferta monetaria Saldos Oferta monetaria (M) Base monetaria (//)" Reservas (/?) Monedas (C)' Depósitos (D) b = D/R p = D/C Multiplicador monetario 1939 1934 1935 1936 1937 1938 1940 468.60 515.60 627.40 664.40 736.20 882.10 1 060.30 375.92 96.64 279.25 189.35 1.96 0.68 453.35 135.76 317.60 198.00 1.46 0.62 555.37 148.19 407.18 220.22 1.49 0.54 563.22 105.45 457.77 206.63 1.96 0.45 635.44 123.05 512.39 223.81 1.82 O.'M 714.12 116.06 598.06 284.04 2.45 0.47 881.69 220.07 661.62 398.68 1.81 0.60 1.25 1.14 1.13 1.18 1.16 1.24 Corüribiición al creciniieiuo de M (porcei■Uaje) Base monetaria (//)" b=D/R p=D/C Multiplicador monetario FUENTE: 152.29 ^6.61 -6.35 195.95 -88.44 -14.00 103.42 3.07 -5.82 24.50 115.03 -25.95 117.57 -13.90 -2.69 64.56 28.41 4.11 114.56 -30.06 22.38 1.20 Balances del Banco de México, 1934 a 1940, y Cárdenas, 1987, cuadro A2.6. a/f+ C. " Incluye monedas y billetes. "^ Se obtuvo mediante nini = 1 + K/K + r, en donde K = C/D y r = R/D. la oferta monetaria. En él se puede apreciar que en los años de 1934 a 1936 la base monetaria contribuyó con más de 100% del crecimiento de la oferta. Ello significa que el Banco de México, cuando logró que se aceptaran sus billetes, y posteriorinente con la desmonetización de la plata en 1935, expandió enormemente la base monetaria para lubricar de circulante la economía que venía de una situación de aguda restricción monetaria. Naturalmente, eso contribuyó al crecimiento de los precios a partir de mediados de 1936. Sin embargo, esta tendencia se rompió en 1937 cuando el Banco de México restringió la base monetaria, probablemente cuando se dio cuenta que la inflación estaba acelerándose, pero la oferta de dinero nominal continuó su crecimiento ya que los bancos tenían una fuerte demanda de crédito, por lo que recurrieron a sus reservas para hacer POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉI'OCA DE CÁRDENAS 689 crecer el crédito interno. Para 1938, por las razones ya expuestas, el Banco de México otorgó un crédito adicional al gobierno por arriba del límite legal que hizo nuevamente crecer la oferta monetaria en términos reales, aun cuando las reservas internacionales estaban disminuyendo la base. Los dos últimos años de la década experimentaron un rápido crecimiento de la oferta de dinero que continuó monetizando la economía. De hecho, mientras que el PIB real creció a una tasa media anual de 5.6% entre 1932 y 1940, la oferta de dinero en términos reales aumentó 8.7% anualmente en el mismo periodo; es decir, la economía se estaba monetizando. En cuanto a la política fiscal, a lo largo de toda su administración, el presidente Cárdenas siempre estimó un presupuesto equilibrado o un déficit imperceptible (Santillán López y Rosas Figueroa, 1962, p, 223). Seguramente el público no estaba preparado para aceptar de principio unas finanzas públicas deficitarias, y por tanto "desordenadas", que hicieran regresar nuevamente el proceso inflacionario que tan amargo recuerdo había dejado desde los tiempos de la Revolución Mexicana. De hecho, la idea de que en tiempos de depresión económica una posible expansión fiscal deficitaria sería benéfica no era ampliamente aceptada entre el público nacional, aunque pudiera ser que la experiencia de la gran depresión y los escritos keynesianos le dieran al gobierno mayor certidumbre de que los beneficios no sólo eran deseables sino también factibles. Así, durante el gobierno cardenisla, el déficit fiscal estimado al inicio del año no sobrepasó el 0.1% del PID o los 2 millones de pesos, cuando los gastos presupuestados fueron de alrededor de 100 millones. Sin embargo, el déficit efectivo, que realmente ocurrió, fue superior a esa cifra, llegando a un máximo de 66 millones de pesos, o 1.14% del PIB, en 1938. El crecimiento de la economía al inicio del periodo cardenista hizo recuperar también los ingresos públicos, que crecieron 21% por arriba de su estimación original en 1934 y 13% en 1935. Ello generó superávit fiscales cuando originalmente se había planeado tener presupuestos equilibrados, a pesar de aumentos ligeros en los gastos superiores a lo previsto originalmente (cuadro 3). Si bien en 1935, el primer año de la gestión del presidente Cárdenas, las finanzas públicas mostraron un superávit de 12 millones, que 690 EL TRIMESTRE ECONÓMICO CUADRO 3. Finanzas públicas (Millones de peso;0 lugre:sos 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 FUENTE: Egresos Superávit o• déficit (-) Presupuesto Ejercick> Presupuesto Ejercicio Presupuesto Ejercicio 294 300 210 215 243 276 285 331 431 445 44B 289 256 212 223 295 313 385 451 438 566 577 294 299 215 216 243 276 287 333 431 446 449 279 226 212 246 265 301 406 479 504 582 604 0 1 -5 -1 0 0 -2 -2 0 -1 -1 10 30 0 -22 30 12 -21 -28 -66 -15 -27 Cárdenas (1987), p. 90. equivalía a 4% del gasto realizado, los cineo años subsiguientes de su administración fueron marcados por déficit fiscales efectivos pero no muy elevados. En 1936 y 1937, el déficit constituyó aproximadamente el 5% del gasto realizado, mientras que en 1939 fue mucho menor, de menos de 1%, y en 1940 alcanzó nuevamente poco más de 5%. Al comparar estas cifras con el crecimiento del producto nacional, se puede observar que no son significativas en términos de su tamaño en relación con el mayor volumen de transacciones de la economía (cuadro 4). El año que sí es notoriamente atípico fue 1938, y merece un análisis más detallado. En ese año, el déficit fiscal efectivo fue de 66 millones de pesos, que equivalió a alrededor de 13% del gasto realizado. Como ya se mencionó, 1938 fue un año de crisis de balanza de pagos que hizo disminuir las exportaciones y el nivel de actividad económica. De hecho, la caída súbita de las exportaciones y de las importaciones provocaron que los ingresos fiscales se contrajeran abruptamente. Mientras que en los dos años previos los ingresos fiscales efectivos sobrepasaron en más de 35% las estimaciones originales, en 1938 sólo fueron 1.6% mayores lo que se había previsto. De la misma manera, el volumen de gastos efectivos en 1936 y 1937 fue 43% promedio superior a las estimaciones originales. Sin embargo. 691 POLíTICA ECONóMICA EN LA EI'OCA DE CáRDENAS CUADRO 4. Superávit o déficit efectivo como porcentaje del PIB 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 FUENTE: 0.47 -0.35 -0.32 0.25 1.00 0.23 0.75 -1.09 -1.29 0.56 0.16 -0.42 -0.51 -1.14 -0.11 -0.57 Cárdenas (1987), p. 94. en el año de la crisis, el gasto efectivo sólo fue 17% superior a lo previsto. Es decir, el gobierno, al darse cuenta que sus ingresos no estaban aumentando como en los años anteriores, decidió disminuir su ritmo de gasto para evitar un déficit excesivo, que tendría que financiar con emisión de dinero (cuadro 5). CUADRO 5. Finanzas públicas: Diferencia entre presupuesto y ejercicio Ingresos Egresos Superávit o déficit (—) 37 100 120 7 121 129 25 119 146 73 136 155 12 -19 -26 -66 -15 -26 1935 1936 1937 1938 1939 1940 FUENTE: Misma del cuadro 3. Así, mientras que en 1938 se estimaba tener un presupuesto equilibrado, el déficit efectivo alcanzó los 66 millones de pesos, 1.1% del PIB que excedió notablemente cualquier otro déficit experimentado hasta entonces. No obstante, este déficit, y la manera como fue finan- 692 EL TRIMESTRE ECONÓMICO ciado, desempeñó un papel relevante para contrarrestar los efectos recesivos de la crisis de 1938. De hecho, el gobierno de Cárdenas fue muy exitoso para contrarrestar el choque de la recesión externa. Hasta marzo de 1938 el gobierno federal no recibió créditos importantes del Banco de México, pero sí a partir de la nacionalización de la industria petrolera. La deuda gubernamental con el gobierno creció de 122.7 a 180.1 millones de pesos durante 1938, que es una cifra cercana al monto del déficit fiscal correspondiente. Es decir, prácticamente todo el déficit fiscal de 1938 fue financiado con crédito primario otorgado por el Banco de México (Banco de México, 1939, p. 28). En efecto, ello permitió que la oferta monetaria no sólo no se redujera por la disminución de los depósitos bancarios convertidos a dólares —los cuales sí repercutieron en la reserva internacional — sino que de hecho aumentara 10.8% entre diciembre de 1937 y el mismo mes de 1938. Es evidente que esto último coadyuvó a que la economía no cayera en una recesión más profunda. Más aún, se puede argumentar con certeza que el gobierno cardenista fue sumamente exitoso en contrarrestar la caída en la demanda agregada causada por el debilitamiento del sector exportador y por el deterioro de la situación interna. De hecho, como demuestro en otro trabajo (Cárdenas, 1987, pp. 63-64), a pesar de que la crisis extema de 1938 fue por lo menos similar en dureza a la ocunida durante la gran depresión, el efecto en la producción fue significativamente menos dañino en 1938 que unos años antes. De hecho, a pesar de que el poder de compra de las exportaciones se redujo de manera similar, y a que las reservas intemacionales cayeron más abruptamente en 1938 que durante la gran depresión, el PIB y el producto industrial crecieron 1.6 y 4.0% en 1938 respectivamente, mientras que durante la gran depresión el PIB cayó 6.3% entre 1929 y 1932, y el producto industrial disminuyó 10.5% durante ese mismo periodo. Por su parte, mientras que la oferta monetaria se redujo 18.4% entre 1929 y 1931, en 1938 aumentó 10.8%, que se reflejó en un déficit fiscal de 66 millones de pesos, equivalente a 13% del gasto realizado ese año. En el periodo 1930-1931 las finanzas públicas mostraron un superávit de 10 y 30 millones de pesos, respectivamente, lo que equivalió en el segundo año a 13% del gasto público. Ello contrasta con el déficit de 66 millones observado en 1938. Por tanto, puede afirmarse que el gobierno desem- POLÍTICA ECONÓMICA KN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS 693 peñó un papel central llevando a cabo una política anticíclica tanto monetaria como fiscal que benefició nolablemenle la economía (cuadro 6). CUADRO 6. Comparación de la gran depresión y la recesión de 1937-1938 (Porcciitajo) Gran dí'jjresiún'^ Exportaciones Términos de intercanilsio Poder de compra de las expoi lacioiies Reservas internacionales Oferta monetaria Producción (PIB) Valor agregado industrial Superávit fiscal efectivo'" -29.5 -15.3^ -22.8 -31.7^ -18.4'' -6.3 -10.5 0.48 Recesión de 1937-1938^ -25.2 -23.5 -22.2 -56.3 10.8 1.6 4.0 -1.14 FlENTE: Cárdenas (1987), p\>. 64 y 94. * 1929-1932 lasa promedio nriiial de cambio. bTasa de eaml)io 1937-1938. ■^ Tasa de cambio promedio aiuial de 1929-1932. La razón es (|i]e estas varialjles alcanzaron su valor más bajo en 1931. Las cifras de 1929-1932 son -7..5 para los téniiÍMo.s de intercambio y —8.6% para las reservas. " Si el valor de 1929-1931 hubiera sido computado, cuando MI alcanzó el valor más reducido, el resultado habría sido mayor en términos absolutos: -25.4 por ciento. ^ Porcentaje del PIB. Una vez restablecida ciei4a estabilidad para el segundo semestre de 1938, y a pesar de fluctuaciones especulativas del tipo de cambio como consecuencia de la negativa del gobierno estadunidense para comprar plata mexicana como represalia por la expropiación petrolera, el gobierno cardenisla mantuvo niveles de déficit presupuestarios muy controlados. Es decir, el gobierno se abstuvo de ejercer déficit importantes en 1939 ) 1940, a pesar de que tenía todo el poder para hacerlo. Este hecho contrasta de manera notable con la creencia generalizada de que Lázaro Cárdenas fue un presidente que ejerció fuertes déficit fiscales, financiados con emisión de dinero y que marcó el inicio de un periodo prolongado de finanzas públicas deficitarias, con un fuerte efecto inflacionario." Más aijn, la política fiscal cardenista fue más " Véase por ejemplo Solís (1970), |)]). 108-122, iiuien caracteriza al periodo comprendido entre 19.35 y 1954 como uno de "crecimiento con iaflaciéai", en contraste con el llamado "desarrollo estabilizador" que llega desde 195.5 hasta 1970. 694 EL TRIMESTRE ECONÓMICO moderada que la llevada a cabo por el presidente Roosevelt después de la gran depresión, con el ISew Deal. En los Estados Unidos el déricit fiscal promedio entre 1925 y 1940 fue de 3.2 del PlB, y mucho mayor en la segunda parle de la década de los años treinta. Finalmente, el destino del gasto gubernamental también es importante para analizar qué tan "populista" fue la política fiscal. De acuerdo con la clasificación del gasto público de James Wilkie, en el periodo 1925-1940 se dio un marcado cambio cualitativo, principalmente por la estabilidad política que se alcanzó durante la década de los años treinta, comparada con el periodo posrevolucionario. Así, el gasto administrativo y militar disminuyó significativamente su participación en el gasto público de 66% en 1924-1926 a sólo 44.2% al final de la década de los años treinta. Los recursos adicionales se destinaron tanto a gasto social como a gasto económico, en aproximadamente la misma proporción. El gasto en educación y salud, principalmente, pasó de 9.8 a 19.3% durante esc mismo periodo. Por su parle, el gasto económico realizado en construcción de infraeslruclura caminera, de riego y de ferrocarriles también aumentó de 24.1 a 36.4%. Es decir, el gasto administrativo y militar liberado se ejerció tanto en gasto social como económico (Wilkie, 1978, pp. 131, 162 y 191). Por su parte, la política cambiaría del periodo cardenista fue relativamente flexible. Mientras la balanza de pagos se mantuvo en un equilibrio relativo, el tipo de cambio fue fijo. Pero al entrar en crisis la balanza de pagos a partir de mediados de 1937, el gobierno cardenista no dudó en devaluar la moneda para evitar la merma excesiva de las reservas internacionales y modificar así los precios relativos para contraiTcstar la crisis externa. El gobierno había antepuesto el desarrollo interno del país a la estabilidad del tipo de cambio, tal y como había hecho Alberto J. Pañi en 1932. CONCLUSIONES El gobierno del presidente Cárdenas durante la segunda mitad de los años treinta fue sumamente afortunado, y está muy lejos de lo que recientemente se ha dado en llamar "populismo económico". Por un lado, si bien la política monetaria fue expansiva, su manejo fue plenamente dirigido a lubricar la economía de manera amplia por la convic- POLíTICA ECONóMICA EN LA éPOCA UE CáRDENAS 695 ción de que era necesario aumentar el nivel de precios. Sin embargo, cuando el gobierno se dio cuenta de que la inflación estaba rebasando los límites deseados, inmediatamente intentó reducirla base monetaria para controlar el crecimiento de los precios. Es decir, esta política no se utilizó para financiar el déficit público, con excepción del año 1938. Por su parle, la política fiscal, aunque fue moderadamente expansionista, se utilizó sobre todo para contrarrestar la recesión externa y la salida de capitales generados por el conllicto petrolero. De hecho, el gobierno fue sumamente exitoso en esta tarea pues logró hacer que el producto nacional en términos reales aumentara a una tasa promedio anual de 4.5% entre 1934 y 1940, a pesar de los estragos de la recesión de 1938. Es más, la política monetaria evitó que en esc año el producto no sólo no disminuyera, sino que incluso pudiese avanzar aunque a un ritmo lento. El déficit fiscal de ese año fue financiado con crédito del Banco de México, es decir, con impresión de dinero, que si bien fue en parte la causa del debilitamiento del tipo de cambio al generar su sobrevaluación a partir del segundo semestre de 1937, permitió un nivel de demanda agregada suficiente para sostener el pn)duc;to industrial y el producto nacional. Naturalmente, la balanza de pagos sufrió en el proceso pues el volumen de comercio se redujo en 1938 y las reservas internacionales del Banco de México también se contrajeron. A este proceso se sumó un impuesto extraordinario a las importaciones, lo que coadyuvó a su control y por ende a que el superávit comercial no disminuyera significativamente. Cabe destacar, sin embargo, que la expansión fiscal del gobierno cardenista en 1938 puede caracterizarse casi como no deseada o accidental, pues en realidad su intención no era realizar amplios déficit fiscales para contrarrestar la recesión económica, como queda de manifiesto en la reducción del gasto público en el segundo semestre de 1938, cuando el gobierno advirtió que sus ingresos fiscales no estaban aumentando como lo liabían hecho en los dos años anteriores. Más bien, el gobierno estaba plenamente consciente de que excesos en el gasto público muy por encima de sus ingresos no eran benéficos para la economía. Por ello, los años de 1939 y 1940 no presentan déficit significativos, a pesar de que el gobierno tenía lodos los instrumentos necesarios para realizarlos. 696 EL TRIMESTRE ECONÓMICO En efecto, ya para 1939 el déricit fiscal prácticamente se eliminó, y la emisión de dinero también se contuvo. Un año mucho más inestable y difícil fue 1940, por el conflicto de la segunda Guerra Mundial y las consecuencias de la misma expropiación petrolera. El tipo de cambio no se logró estabilizar sino hasta fmes de 1940, después de más de dos años de flotación. A lo largo de su periodo presidencial, y aun en los momentos más difíciles de 1938, Lázaro Cárdenas mantuvo unas finanzas públicas bastante sanas, fue exitoso en su gestión anticíclica, aunque de manera más bien accidental que premeditada, y aumentó considerablemente la inversión pública en el ámbito económico, además del social. En términos reales, el gasto público total aumentó 47.9%, lo que le dio al presidente Cárdenas amplios recursos para realizar este tipo de obras sin incurrir en fuertes déficit gracias a los ingresos públicos que alcanzaron cifras muy por erriba de las observadas en años anteriores como consecuencia de la expansión económica general. No obstante, es necesario destacar que no hubo un cambio cuantitativo de importancia en la composición del producto pues el gasto público, como porcentaje del producto interno bnjto, apenas aumentó de 7.0 a 7.7% entre 1935 y 1940. Por otra parte, es igualmente necesario señalar que el presidente Cárdenas fue el primero en utilizar los instrumentos de política económica, con moderación, para minimizar las ñuctuaeiones macroeconómicas externas. Abril de 1993 REFERENCIAS BIBLIOGRáFICAS Banco de México (1938), Decimasexla asamblea general ordinaria de accionistas, México. (1939), Decinuisé¡)linia asamblea general ordinaria de accionistas, México. Cárdenas, E., y C. Manns (1989), "Inflación y eslal)¡lización monetaria en México durante la Revolución", EL TRIMESTRE ECONÓMICO, vol. LVI, núm. 221. (1984), "The Great Depression and Induslrialization: The Case of México", K.Thorp, Latin America in ihe 1930's. 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