DESPEDIDA INESPERADA y después de aquellas palabras, tomados aún de la mano, comenzó a sentir un dolor en su corazón. En su mirada se notaba la más nostálgica de las despedidas. No era ella o él la razón de tan inesperada partida, eran las papas fritas, las tortas, las hamburguesas dobles y el tocino de sus cotidianos desayunos los que provocaban el más fatal de los dolores de aquella noche de octubre, su infarto. DAVID CERVANTES