Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario La lectura compartida en el ámbito universitario1 Prof. Lucía Natale (UNGS) [email protected] [email protected] Introducción En su libro Los intelectuales en la Edad Media, el historiador Jacques Le Goff describe algunos aspectos de la vida en las universidades en la etapa de su formación. Al referirse a los ejercicios propios de las clases, señala: “la base es el comentario de textos, la lectio, un análisis en profundidad que parte del análisis gramatical que da la letra (littera), se eleva a la explicación lógica que suministra el sentido (sensus) y termina en la exégesis que revela el contenido de ciencia y de pensamiento (sententia).” (1985:92). En relación con los programas, hace notar que estaban constituidos por la nómina de las obras de las autoridades que los estudiantes debían leer. Esto nos sugiere que la lectura cumplía un rol central en la formación de los estudiantes y que el análisis de los textos era el eje central de las acciones de enseñanza. Esta situación, lamentablemente, ha cambiado. Se sabe que en las aulas universitarias no se destina el tiempo necesario para leer las fuentes y, aunque no siempre se establezca como una consecuencia de lo anterior, se repite constantemente que los estudiantes manifiestan dificultades para comprender y producir textos escritos. En este trabajo, que se enmarca en la investigación“Alfabetización avanzada en el contexto de cursos de pre-grado universitario: Criterios teóricos y diseño didáctico” desarrollada en la Universidad Nacional de General Sarmiento bajo la dirección de la Prof. Moyano, se presenta una propuesta didáctica para el tratamiento de los textos académicos en el ciclo de pre-grado universitario, tomando como base la lectura compartida entre el profesor y los alumnos. Este tipo de actividad, que se puede adaptar a todos los niveles educativos, consiste en una lectura guiada por el profesor. Mientras va leyendo el texto, el docente realiza cortes, pausas para hacer comentarios, plantear preguntas, establecer relaciones, destacar conceptos y también para marcar formas 1 Presentación en el panel “Lectura, escritura y nuevas formas discursivas en el marco de la construcción de una didáctica de la lengua materna”. Jornadas Internacionales de Educación Lingüística 2005 "Las Lenguas y las Prácticas Sociales de Comprensión y Producción. Secretaría de Extensión Universitaria, Facultad de Ciencias de la Administración de Concordia (U.N.E.R.). Concordia, Entre Ríos, 18 al 20 de agosto de 2005. 1 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario lingüísticas usadas por los autores. Con el tiempo, a través de las sucesivas sesiones de lectura compartida, los estudiantes comienzan a internalizar la práctica y pueden desarrollarla de manera independiente. Es posible que esta estrategia didáctica sea implementada por docentes de ciclos educativos anteriores al universitario y probablemente también se utilice en algunas clases del ciclo superior, sin embargo, suele destinarse con exclusividad a la aclaración de conceptos o a la reconstrucción del contenido. Si bien esto es positivo y necesario, la estrategia puede ampliarse y enriquecerse para ayudar a los alumnos a aprender otros aspectos discursivos y para iniciarlos en nuevas esferas de actividad. La lectura compartida puede cumplir entonces diferentes funciones. Entre otras, permite que los estudiantes universitarios: se acerquen a los conceptos y teorías de los distintos campos disciplinares a través de la mediación del profesor. Reconozcan las relaciones que se establecen a través del lenguaje entre los miembros de la comunidad académica. Analicen junto al profesor los recursos discursivos utilizados en la escritura de los géneros académicos, por lo que se propician al mismo tiempo mejores producciones en ese contexto. Comiencen apropiarse de esos géneros y a insertarse e interactuar en ese ámbito. En síntesis, la lectura compartida permite que los estudiantes se constituyan como sujetos universitarios (Amaya, 2005). Marco teórico El marco teórico que sirve de apoyo a este trabajo es el de la Lingüística Sistémico Funcional (LSF), que ofrece herramientas no solo para el análisis del discurso sino también para su enseñanza. Uno de sus supuestos fundamentales postula que existe una interrelación, una interdependencia entre texto y contexto. El texto permite inferir el contexto e, inversamente, dado un determinado contexto, es posible predecir algunas características del texto. Por eso, para poder actuar en un contexto social determinado, es imprescindible saber utilizar el lenguaje de acuerdo con pautas ya establecidas por la cultura. 2 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario En esta línea teórica, el contexto puede dividirse en tres niveles o estratos de diferente grado de abstracción. En orden decreciente, ellos son: el ideológico, el de cultura o de género y el de situación o de registro. Para este trabajo importan especialmente los dos últimos. El contexto cultural es el que le da sentido a las actividades que se desarrollan y los géneros son entendidos como procesos sociales que se llevan a cabo a través del lenguaje. Según Martin, “Los géneros son la manera de hacer las cosas cuando el lenguaje es usado para ello” (1985 : 248). En ellos, los hablantes se interrelacionan como miembros de su cultura en situaciones particulares. El análisis del contexto de situación o de registro se lleva a cabo a partir de tres variables: el campo, tenor y modo de la interacción. El campo está vinculado con el tópico, es decir con aquello a lo que se refiere el lenguaje, el foco de la actividad que se está llevando a cabo. El tenor está dado por la relación establecida entre los hablantes en el discurso, por lo que puede decirse que una situación es formal o informal. El modo está relacionado con el rol que el lenguaje juega en la situación, si solo acompaña el evento que se está llevando a cabo, como en un juego de cartas, o bien lo constituye por completo, como en el caso de los géneros académicos. Aprender a usar el lenguaje de acuerdo con pautas de uso en situaciones específicas implica aprender a actuar en una mayor cantidad y diversidad de situaciones. Pero es necesario señalar que en la LSF se entiende que para que existan tales aprendizajes es necesaria la intervención de un profesor que guíe a sus alumnos en la deconstrucción y en la re-construcción de géneros representativos de una cultura determinada. En este sentido, en cuanto a la propuesta didáctica que se explicita en los trabajos de distintos autores sistémicos, la LSF reconoce los aportes de L. S. Vigotsky y otros autores que se encuadran en un marco socio-constructivo de la enseñanza y el aprendizaje. En lo que sigue, se relacionarán estos conceptos con actividades que pueden llevarse a la práctica en el aula para favorecer el aprendizaje de las disciplinas científicas junto con el de los modos de transmitir los conocimientos en el medio académico. En primer lugar, se hará referencia a la lectura compartida como un medio para comprender la situación comunicativa, y luego, al contexto de cultura o de género. 3 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario Leer para comprender el contexto de la situación en que se desarrolla la actividad En este apartado interesa particularmente el análisis del lenguaje que presentan los textos para poder comprender el contexto de situación de los géneros académicos. Observar en estos textos el campo, el tenor y el modo, es decir qué se hace o de qué se habla en la universidad, de qué manera se interrelacionan los hablantes y de qué manera se lleva a cabo la interacción, resulta necesario para todos los estudiantes, pero especialmente para aquellos provenientes de poblaciones desfavorecidas, que no suelen contar con familiares que hayan seguido estudios superiores. Un porcentaje importante cree que sólo es un ámbito en el que se imparte educación, pero no lo asocian con la investigación, tal como surgió en una encuesta que se realizó en la Universidad de General Sarmiento. A continuación, se desarrollan algunas maneras en que el campo, el tenor y el modo de los géneros académicos pueden tratarse en el aula. Leer para comprender el campo disciplinar El campo particular en que se desarrolla la situación de comunicación tiene repercusiones directas en el lenguaje, que se reconocen a través del léxico empleado en el texto. El mismo puede ser más o menos técnico, ser especializado o utilizado en conversaciones cotidianas, según el grado de conocimiento presupuesto entre los hablantes. Los tecnicismos pueden ser sustantivos, verbos, e incluso siglas que representan, por ejemplo, un proceso o los distintos elementos de una misma categoría. Un ejemplo de nuestro campo puede ser la que representa las distintas partes del artículo científico: IMRD. Los conceptos de un campo se organizan en taxonomías que, según el nivel de conocimientos que se intercambia, pueden ser más o menos complejas, con más o menos subcategorías. Así, el grado de conocimiento que aparece en los textos académicos puede ser caracterizado como de un alto nivel técnico, con una gran cantidad de categorías y subcategorías. Por esto, el nivel de dificultad que los mismos presentan para una persona que no conoce el campo de actividad, como es un ingresante universitario, puede llegar a ser insuperable si no se le proveen de ayudas para poder sortearlas en el momento de la lectura. Es necesario entonces que en numerosas ocasiones el docente lea en voz alta el texto y, ante un término que se presupone 4 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario conocido por los lectores, pero que puede no serlo para los estudiantes, aclare el significado del mismo, explique qué diferentes acepciones puede tener según las corrientes teóricas, haga hincapié en la que se considera en el texto leído, y realice una revisión de la evolución del concepto en distintas épocas y corrientes. Si se permite la comparación, el profesor actúa en esos momentos como una especie de hipervínculo, una ventana que se abre en la página del texto para iluminar los significados del léxico específico. Presenta algo así como una entrada de diccionario especializado para que los estudiantes puedan continuar el proceso de comprensión . Pero además de esto, el docente tendrá que tener en cuenta que los conceptos científicos se organizan en sistemas, por lo cual, es aconsejable ubicarlos en una red, aclarar diferencias entre los que se encuentran en un mismo nivel, encontrar oposiciones, mostrar las taxonomías. En síntesis, construir el campo e identificar entre todos la porción que se está trabajando y la relación con el resto. Pero esto no significa que sea la del docente la única voz que deba escucharse. También es necesario que en la clase se recojan aportes y preguntas de los estudiantes, y que se desarrollen interacciones entre docentes y estudiantes con el objeto de negociar el campo de significados, osea, establecer acuerdos acerca de qué se entenderá por un concepto dado en ese marco. Esta negociación puede ser también realizada en momentos previos a la lectura propiamente dicha. El docente puede guiar la exploración del texto y, a partir de él, rescatar los conocimientos previos y experiencias de los estudiantes acerca del tópico, anotar también los interrogantes, con el objetivo de instalar propósitos para la actividad de lectura. Leer para comprender de qué manera se posicionan los autores en relación con sus interlocutores Como ya se dijo, la variable tenor del registro tiene que ver con la relación entre los hablantes, que puede ser formal o informal. Las situaciones formales se caracterizan por una relación desigual entre los participantes, por baja frecuencia de contacto entre los hablantes y por bajo nivel de afectividad entre ellos. En el ámbito académico, la mayoría de los textos que se producen y circulan, incluso los orales, son de carácter formal. Se construye en ellos una distancia tanto entre los participantes de la interacción como entre el autor y los significados que construye para darles un matiz de objetividad, la ficción de objetividad que Swales (1990) atribuye a este discurso. 5 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario Efectivamente, el lenguaje que en ellos se utiliza tiende a mostrarse neutral, con baja frecuencia de palabras con carga valorativa. Asimismo, las afirmaciones fuertes suelen atenuarse. En todo caso, cuando hay que expresar valoraciones o realizar aserciones que se distancian de lo generalmente aceptado en la disciplina, se toman en cuenta recaudos y se usan distintos recursos para moderarlas y para restringir la negociación. Ejemplos de estas restricciones son la introducción de la referencia a los resultados de la investigación o a referencias bibliográficas en posición temática con valor interpersonal (Moyano, 2004, 2005). La falta de reconocimiento de estos rasgos del tenor por parte de los alumnos tiene repercusiones en sus prácticas de lectura y escritura. Los alumnos que llegan a la UNGS no suelen haber tenido suficientes experiencias en ámbitos formales más allá de la escuela. Sus expresiones lo demuestran a través del uso a veces excesivo de elementos lexicales con carga valorativa en las producciones escritas (“Este importantísimo autor”, “la gran importancia”) y por el empleo de slang en sus conversaciones, incluso con el profesor. Muchas veces ocurre que no llegan a percibir matices en las modalizaciones y toman como reales procesos expresados mediante verbos en modo subjuntivo o potencial, o asumen como afirmaciones del autor las referencias a otros. Por eso, detenerse durante la lectura en los elementos lexicales que marcan valoraciones o afirmaciones de manera atenuada y plantear como pregunta qué es lo que en realidad se quiere decir y por qué no se plantea de modo directo puede ayudar a los estudiantes a comprender de qué manera se relacionan los sujetos de un mismo campo. Por otra parte, ayudar a los estudiantes a observar de qué manera, con qué recursos, los participantes en la interacción validan sus saberes para poder posicionarse como iguales ante colegas, los prepara no solo para su desempeño como estudiantes, sino también como futuros profesionales. Por tanto, resulta conveniente reflexionar en conjunto acerca de las funciones que en este sentido cumplen las citas bibliográficas y de autoridad en un texto, para qué es necesario incluir datos empíricos en un paper, así como el valor inestimable que tiene para un sujeto el manejo de recursos de escritura generales y específicos para el ámbito, como la habilidad para argumentar. Sin duda, esto los ayudará a conocer el contexto en que han comenzado a desarrollar actividades y a insertarse paulatinamente en un campo. 6 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario Leer para aprender a escribir textos académicos Otra de las variables del registro que tienen un impacto en el lenguaje utilizado en los textos es el modo, noción que se refiere al papel que el mismo desempeña en la acción que se está llevando a cabo. Muchas acciones, como la gran mayoría de las que se realizan en el ámbito académico, están constituidas por el lenguaje, especialmente el escrito. Esto implica que entre los interlocutores existe una distancia tanto en lo espacial como en lo interpersonal, así como en lo experiencial. En general, en este contexto, el discurso hace referencia a eventos, fenómenos o conceptos abstractos o lejanos en el tiempo; se usa más bien para reflexionar sobre la experiencia. El modo escrito en que se llevan a cabo estos procesos sociales se refleja en el nivel léxico gramatical a través de distintos recursos. El lenguaje, y más aún en el utilizado en situaciones como la que nos ocupa, se caracteriza porque presenta ideas abstractas, razones, causas, en oraciones densas. La densidad léxica es alta; hay una mayor cantidad de palabras con contenido por oración que en el lenguaje oral. Se utilizan nominalizaciones, sustantivos que reemplazan a verbos y conjunciones. Existe también una desangentivación en el discurso, es decir, se omite marcar quiénes son los participantes en las acciones porque importan más los procesos. Un ejemplo puede servir para aclarar estas cuestiones: 3.5.2 Las técnicas Las técnicas destinadas a la enseñanza de la escritura y que conocemos implican una cristalización de los papeles; el aprendizaje se realiza por obra de la repetición de series de elementos modelos, en general en forma aislada y luego en la eventual forma ligada. Numerosos hallazgos nos documentan sobre la fase del aprendizaje en el mundo antiguo. Cardona, G. R., (1981 ), Antropología de la escritura, Barcelona, Gedisa, 1994. Pág. 108. Enseñanza, escritura, cristalización, aprendizaje, repetición son solo algunas de las nominalizaciones que aparecen en este breve fragmento. Dicen mucho, pero también dejan de lado cuestiones que escapan a la comprensión de los estudiantes. ¿Quiénes enseñaban las técnicas? ¿A quiénes? ¿Cómo? ¿Dónde? Precisamente, la ventaja de este tipo de recursos es que permiten “empacar” la información, dar gran cantidad de información en poco espacio. Pero para un estudiante, esto puede ser una dificultad seria en la lectura. Ante estos obstáculos, el docente puede contribuir a la construcción de sentidos “desempacando” las nominalizaciones, explicitando las referencias que se presuponen, 7 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario completando la información, pero también instalando preguntas que generen un espacio para la intervención de los estudiantes. Otra estrategia posible es pedir a los estudiantes que reformulen aquellos fragmentos densos y que amplíen el texto que están leyendo a partir de saberes adquiridos en lecturas previas. También puede ser necesario que se repongan los participantes de los eventos que se omiten en el discurso para poder recomponer el contenido experiencial del texto y las relaciones existentes entre los eventos. En pocas palabras, se trata de hacer entre todos un poco más “concreto” el lenguaje abstracto. Leer para conocer los géneros Como ya se dijo, el contexto de género o de cultura es más abstracto que el de registro, que se acaba de analizar. Ahora bien, ¿qué es un género para la LSF? Según Martin, “un género es una actividad dividida en pasos o estamentos, orientada a una meta, con un propósito definido, en el que los hablantes se relacionan como miembros de nuestra cultura” (1984:25). En cada cultura, la realización de una actividad implica la realización de pasos que pueden no ser necesarios en otra. Por ejemplo, la compraventa en Occidente no requiere del regateo, cosa que sí ocurre en Oriente. En el ámbito académico, la comunicación de los resultados de una investigación se hace a través de distintos géneros, como artículos científicos o de comunicaciones orales en un congreso, por ejemplo. Entonces, si se quiere ayudar a los estudiantes a moverse en este nuevo ámbito, es necesario guiarlos en la reflexión sobre los pasos o estamentos de estos géneros para que puedan leerlos o escucharlos con mayor provecho y también para guiarlos en su escritura. Habitualmente, se les suele decir que una monografía, por ejemplo, tiene una introducción, desarrollo, conclusión y bibliografía. Sin embargo, la sola enumeración de los componentes no resulta suficiente. Es necesario explicitar los criterios funcionales de cada uno de ellos, es decir, marcar qué función cumple cada una de estos pasos y de qué manera se realizan a través de los elementos léxico-gramaticales, los tipos de palabras y estructuras utilizadas en cada uno de ellos. La lectura compartida de un texto que funcione como modelo genérico puede ser la ocasión para mostrar y analizar los recursos lingüísticos utilizados. De este modo, no solo se estaría ayudando a los estudiantes a encontrar rápidamente objetivos, metodología, hipótesis, datos y conclusiones, entre otras cuestiones, sino también se propiciaría una mejora sustancial en sus propios escritos. 8 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario El análisis de los géneros a partir de un modelo recibe en esta línea teórica el nombre de deconstrucción. Este concepto no debe entenderse como el tradicional análisis de la estructura de un texto, sino como una lectura que implique reflexionar sobre la estructura genérica y su realización lingüística a fin de hacer evidentes los distintos significados posibles en el texto, los ideacionales, interpersonales y textuales. Posteriormente, el docente puede asumir también la tarea de la construcción conjunta de un texto elaborado entre todos, o al menos de algunas de los estamentos. Conclusiones Como se ha visto, la lectura compartida entre el docente y los estudiantes en las aulas universitarias puede aportar no sólo un acercamiento a los conceptos disciplinares, sino también a los modos en que se desenvuelven los participantes en eventos sociales en esos contextos específicos, a las maneras en que se usa en lenguaje y en que se llevan a cabo las acciones. Sin duda este tipo de intervención pedagógica propicia un mejor desempeño de los sujetos en su nuevo ámbito de actividad. Esta perspectiva requiere de parte de los profesores no sólo un amplio dominio de la disciplina, como se ha entendido tradicionalmente en el medio universitario, sino, además, una sensibilidad a los aspectos lingüísticos y una valoración del rol que el lenguaje cumple en la actividad social y asumir que no es un mero instrumento de comunicación: es el elemento constitutivo de las acciones que se llevan a cabo en el ámbito académico. Por otro lado, pensar en llevar adelante la lectura compartida implica repensar el modo de intervención para la enseñanza. Supone abandonar un modelo tradicional en el que el docente es el depositario del saber para dar lugar a una concepción que valora la interacción para la construcción conjunta de los significados que se desprenden de los textos. Finalmente, es necesario plantear también la necesidad de reformular algunos aspectos de la formación docente para, por fin, incluir las prácticas de lectura y escritura como contenidos disciplinares. 9 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario Referencias bibliográficas Amaya, O., 2005, “Construcción del rol social de estudiante: interacción en la construcción de la subjetividad como pasaje de la heteronomía a la autonomía cognitiva”, ponencia presentada en el Segundo Coloquio Argentino de la IADA, La Plata, 11-13 de mayo de 2005. Eggins, S. 1994. An introduction to systemic functional linguistics. 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El léxico especializado, los contenidos propios de disciplinas, la relación distante que se establece entre los hablantes, las convenciones propias de los géneros académicos e incluso la construcción compleja de las cláusulas son solo algunos de los aspectos que funcionan como obstáculos. Por otra parte, los profesores destinan una escasa cantidad de tiempo a la 10 Lucía Natale, 2005 Lectura compartida en el ámbito universitario lectura en las clases, porque presuponen que los estudiantes ya han desarrollado las habilidades de comprensión necesarias para su abordaje y porque, en general, no han sido preparados para ayudar a los alumnos en este tipo de tareas, entre otras razones. En este trabajo se describen distintas funciones de la lectura compartida y la interacción a partir del texto entre el profesor y los alumnos en las clases para que estos últimos puedan progresivamente lograr autonomía en la tarea. Sobre esta base, se presenta una propuesta didáctica para la enseñanza de la comprensión de los textos académicos que se apoya en los aportes de la Lingüística Sistémico Funcional, que ofrece tanto herramientas para el análisis discursivo como para la enseñanza de la lectura y la escritura. 11