Familia y escuela: Dos mundos que deben encontrarse CONTENIDO Revista de la Confederación Interamericana de Educación Católica - CIEC Calle 78 # 12-16 Oficina 101. PBX: 3003380 Ext. 114 Bogotá D. C., Colombia [email protected] [email protected] www.ciec.edu.co Directora Sor Alba Arreaga Rivas, HdlC Editor Oscar Armando Pérez Sayago Consejo editorial Hno. Alexandro Aldape, F. M. S. Editorial 4 Sor Alba Arreaga Rivas, HDLC Familia y escuela: Dos mundos que deben encontrarse 6 P. Ángel Astorgano Ruiz. Secretario general. OIEC. México Fray Walter Loáisiga González, O. F. M. Costa Rica P. José Alberto Cuello de la Cruz, S. D. B. República Dominicana Fray Mauricio Galeano Rojas, O. P. Colombia Pbro. Lic. Alberto Agustín Bustamante Argentina P. Ángel Astorgano, S. D. B. Bélgica Oscar Armando Pérez Sayago Colombia Edición Departamento Editorial Grupo Santillana Colombia Solución pacífica de conflictos en la escuela y en la familia Ab. Judith Marcela Garzón Rojas. De la información a la comunicación de la comunidad educativa católica 42 Hugo Moreno Romero. 56 La iglesia y la familia frente al desafío educativo 76 Las ideas expresadas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores. EDITORIAL Relación familia y escuela Sor Alba Arreaga Rivas. HDLC Secretaria General CIEC E n este número de EDUCACION HOY, hemos focalizado nuestra atención en la relación familia-escuela. Nuestros articulistas han tratado de discernir los retos y los desafíos, a los que nos sentimos llamados a responder, a partir de las múltiples realidades y las circunstancias que la afectan en una u otra forma. Hoy más que nunca estamos convencidos de que el futuro de nuestros pueblos está en manos de esas dos instituciones fundamentales que son la familia y la escuela, pues solo ellas tienen la posibilidad de formar a las nuevas generaciones para un nuevo modo de ser hombre, mujer, ciudadano o pueblo. Por tanto, es importante subrayar que cada vez más la familia y la escuela deben madurar juntas, en un único proyecto de formación de la persona. La familia ha sido, es y debe seguir siendo el lugar privilegiado y natural de educación; ella es la primera escuela para la vida. La escuela y la familia están llamadas a recorrer juntas un itinerario educativo que forje la mente, el corazón y el alma de las nuevas generaciones, desde una propuesta actualizada de las bienaventuranzas de Cristo como fundamento de los valores y los ideales de la persona. Queremos sentir que la Iglesia es cada vez más familia y que la familia y la escuela son cada vez más Iglesia. La vivencia de la fe y de los valores comienza en el hogar y se complementa en la escuela de inspiración cristiana, haciendo de cada escuela que evangeliza una casa que acoge y un patio donde encontrar amigos. La familia y la escuela son dos espacios privilegiados de generación y transmisión de valores, espacios que interactúan entre sí y nos dan garantía de una auténtica educación liberadora. Hay que resaltar y reconocer en la familia el papel socializador preferente, como HVSDFLRHQHOTXHVHHGXFDFRQXQD¿QDOLGDGLPSOtFLWDRH[SOtFLWDDDSUHQGHUSDUDOD vida. Los padres son —lo reconozcan o no— los educadores fundamentales de sus hijos y no enseñan solo hábitos, destrezas o habilidades, enseñan sobre todo un estilo concre- 4 EDUCACIÓNHOY to de vivir, de interpretar y afrontar la vida en la que adquiere todo su valor la fuerza del ejemplo y del testimonio de la propia vida. La tarea más delicada y tal vez la más difícil y que reviste mayor importancia que KD\VREUHOD7LHUUDHVODGHORVSDGUHVSRUTXHDO¿Q\DOFDERODEDWDOODGH¿QLWLYDSRU la supervivencia humana no se va a librar en el campo de la economía, ni en el de la política o la cultura, sino en el de los valores. Y los valores se adquieren, primero y sobre todo, en el seno de la familia; es allí donde se aprende a respetar al prójimo, a uno mismo y a la naturaleza. El rol de los padres y las madres es principalmente formar, con amor y prudencia, hombres y mujeres cabales, personas éticas, morales, sólidas psicológica y espiritualmente para que puedan afrontar los difíciles retos de este siglo. En un bien logrado verso, Andrés Eloy Blanco, poeta venezolano, ilustra esta realidad: “cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos del mundo”. El desarrollo de los auténticos valores solo es posible cuando la familia se convierte en sitio de diálogo, de compromiso y de encuentro afectivo, es decir, cuando se hace KRJDU3RUHVRQRVHLQVLVWLUiVX¿FLHQWHPHQWHHQTXHODHGXFDFLyQLQWHJUDOGHORVQLxRV y los jóvenes no se logrará con consejos verbales, imposiciones, prohibiciones y normas sino que se va logrando sobre todo por contagio, por vivencia, por ósmosis moral en un DPELHQWHSRVLWLYRHQHOTXHORVYDORUHVVHUHVSLUDQFRPRXQR[tJHQRSHUPDQHQWH /DFLUFXQVWDQFLDTXHYLYLPRVFRPRSXHEORVQRVH[LJHXQDVSULRULGDGHVODVROLGDridad, la libertad, la responsabilidad, la participación, el trabajo, la justicia y la paz. Y uno que reviste capital importancia: la utopía y la esperanza, valga decir la vida, como dice el Papa Francisco: “no es posible una familia sin soñar”. &RPRHVFXHODFDWyOLFD\HQ¿GHOLGDGD-HV~V0DHVWUR\SRU¿GHOLGDGDOKRPEUHGHbemos trabajar arduamente por la familia para que ella sea un espacio de encuentro, de ternura y de crecimiento; no mañana, hoy mismo, pues como decía Santa Luisa de 0DULOODF³la vida es corta. Nunca tendremos bastante tiempo para alegrar el corazón de quienes hacen con nosotros la difícil travesía”. EDUCACIÓNHOY 5