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Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos 2016-2017
IMPLEMENTACIÓN DE ACUERDOS DE MANERA INMEDIATA, GARANTÍAS AL
DERECHO CONSTITUCIONAL A LA PAZ Y RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS
La CCALCP advirtió desde antes de avalarse el plebiscito, que el condicionamiento del
Gobierno de utilizar este mecanismo para la refrendación de los acuerdos entre Gobierno
y FARC-EP, podría convertirse en la “trampa mortal” de una de las más importantes
iniciativas de Paz impulsada en los últimos tiempos. Desde aquel momento, se previó que
someter la refrendación de estos acuerdos vía plebiscito, era dejar al azar una posibilidad
real de materializar el derecho constitucional a la Paz, pues como ha quedado en plena
evidencia, se utilizó y se manoseó la oposición a un acuerdo histórico, que permite a
Colombia avanzar en la superación de la guerra, como una forma de potencializar
candidaturas presidenciales, ratificar acciones que impiden garantías de No repetición y
afianzar y radicalizar la permanencia de modelos guerreristas, posturas fascistas, sexistas,
homofóbicas, e irrespetuosas de los Derechos Humanos.
Ante la incertidumbre y grave riesgo que hoy enfrenta el país ahora agravada por el reciente
anuncio del presidente Juan Manuel Santos de mantener el cese de hostilidades hasta el
31 de octubre, situación provocada por los y las responsables de tal manipulación y
desinformación, desde la CCALCP reiteramos y seguimos sosteniendo de manera
categórica que la respuesta no puede ser otra que exigir y defender las potestades
constitucionales que permiten hacer efectivo el derecho fundamental a la PAZ que se vio
representado en el acuerdo firmado entre las partes el pasado 26 de septiembre de 2016.
Tales razones jurídicas y políticas fueron presentadas por la CCALCP en la intervención
ante la Corte Constitucional frente al juicio de constitucionalidad realizado al Proyecto de
Ley por medio del cual se regulaba el plebiscito para la refrendación del acuerdo final para
la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera,1 en donde la
CCALCP solicitó la inexequibilidad del mismo.
En dicha intervención, elaborada por la CCALCP y presentada conjuntamente con la
Escuela de Derecho de la Universidad Industrial de Santander – UIS a través de seis puntos
argumentativos se plantearon las razones jurídicas por las que era inadmisible e
inconstitucional someter a una votación electoral el derecho fundamental a la Paz. A su vez,
se señalaron las diversas normas constitucionales que facultan plenamente al Presidente
para el Conservar en todo el territorio el orden público y convenir y ratificar tratados y
acuerdos de paz. Concluyó el escrito afirmando que la: “profunda desinformación en que
llegaría el pueblo al plebiscito, sumado a campañas de engaño y de manipulación, puede
conducir a que dicho mecanismo sea mediatizado y convertido en la TRAMPA MORTAL
DEL ACUERDO FINAL.”
Someter la posibilidad de la implementación de un Acuerdo final para la terminación del
conflicto y la construcción de una paz estable y duradera a una aprobación electoral, es una
decisión desproporcional que pone en vilo y sacrifica el deber/fin constitucional que tiene el
Estado de asegurar la Paz. Iniciando desde el preámbulo de la Carta Política de 1991, y a
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Intervención Corte Constitucional
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través de todo el texto constitucional se encuentran una serie de disposiciones
constitucionales que mandan a efectivizar la PAZ como un principio, fin, derecho y deber
que debe hacerse posible.
Ahora bien, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha considerado que: “El principio de
dignidad humana y el derecho a la paz no sólo imponen el deber de prevenir la guerra sino
que, en caso de un conflicto inevitable, obligan al Estado a morigerar sus efectos. En este
sentido, se ha reconocido que en relación con los conflictos armados, el primer deber del
Estado “es prevenir su advenimiento, para lo cual debe establecer mecanismos que
permitan que los diversos conflictos sociales tengan espacios sociales e institucionales para
su pacífica resolución”.
El Presidente tiene la función de preservar el orden público, y de la misma manera, en que
por la vía de la fuerza y del monopolio de las armas, tiene el deber de proteger a los
habitantes del territorio Colombiano, también lo tiene, para tomar decisiones que impliquen
el restablecimiento del orden público y firmar acuerdos que conlleven a la consecución de
la PAZ. En otras palabras, el Presidente de la República no solo esta investido de todas las
facultades constitucionales, sino que incluso está en el deber y obligación constitucional
de adoptar diferentes medidas y decisiones con el fin de obtener y mantener la paz, entre
esas, firmar acuerdos con los actores alzados en armas, tal y como se ha realizado
históricamente en los procesos anteriores en el país.
El plebiscito como imposición de implementación de los acuerdos no se puede convertir en
un riesgoso precedente, donde se avale que los derechos fundamentales pueden
condicionarse a decisiones de mayorías. Menos aún ante los inminentes peligros y
afectaciones que se han dado en menos de tres días frente al no inicio de implementación
de los Acuerdos. Estamos a tiempo de generar todas las acciones necesarias y urgentes
tanto legales, de movilización, de incidencia, de respaldo que permitan avanzar en esta
gran iniciativa de PAZ ya firmada.
Por lo anterior:
1. Solicitamos al Presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, que haga
uso de todas sus potestades constitucionales y cumpla con su mandato constitucional de
hacer efectivo el derecho a la PAZ y los derechos humanos, y en consecuencia adopten las
medidas que sean necesarias para dar lugar a la implementación de los acuerdos suscritos
con las FARC-EP.
2. Hacemos un llamado a la Corte Constitucional, a que frente a la situación de
incertidumbre jurídica y política generada por el No cumplimiento de los Acuerdos suscritos
entre Gobierno y FARC-EP, generen las decisiones y aclaraciones necesarias dirigidas al
Presidente de la República a atender no solo a lo prescrito en el ordenamiento interno, sino
en los tratados internacionales de obligatorio cumplimiento en donde se ha comprometido,
entre otras cosas, a respetar los derechos humanos.
3. Pedimos a toda la ciudadanía colombiana en general y al movimiento social y de
derechos humanos a respaldar con acciones de movilización, incidencia, acciones jurídicas,
de visibilización, la defensa del derecho constitucional a la PAZ.
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4. A la comunidad internacional acompañar y rodear al movimiento social y de derechos
humanos, para que se adopten todas las medidas que eviten mayores violaciones a los
ddhh derivadas de la perpetuación de la guerra, y ahora de un intento de desestabilización
social y político.
Una vez más, la CCALCP emprende y se suma a todas las iniciativas legales y legitimas
que permitan a Colombia lograr su tan anhelado e inaplazable sueño de un país en PAZ.
Elaborado
Corporación Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez
5 de Octubre de 2016
Bucaramanga
@ccalcp
www.ccalcp.org
[email protected]
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