COMISIÓN 214: ESTADO Y ECONOMÍA PONENCIA: "EL 'BIEN COMÚN' EN LA NACIÓN Y EN LA COMUNIDAD UNIVERSAL: OBJETO Y FIN DEL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO" AUTORAS: LILIA E. VICO DE CALDERÓN. Profesora de Filosofía. Facultad de Humanidades "TERESA DE ÁVILA" de Paraná. LILIA MARÍA DEL CARMEN CALDERÓN VICO DE DELLA SAVIA. Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales - Abogada. Profesora de la Sub Sede Paraná de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina "SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES". INTRODUCCIÓN. En TERTIO MILLENIO ADVENIENTE (Num. 51) se insiste, por el Santo Padre, en este nuestro mundo marcado por tantos conflictos, en el COMPROMISO POR LA JUSTICIA Y POR LA PAZ. Desde la perspectiva de la ciencia jurídica, más concretamente desde el Derecho Positivo y especificando aún más: desde el Derecho Internacional Privado, cabe reflexionar nuevamente acerca del mismo en el próximo milenio. El bien “común” en la nación y en la comunidad universal y la pseudo división entre un derecho mercantil de carácter trasnacional que so color de un nuevo “orden mundial” da las espaldas a la humanidad integral del hombre que es el eje vertebral de los pueblos y las culturas y, a su vez, impregnado de secularización plantea un sistema neutral de composición de conflictos entre leyes positivas que igualmente invalidan tal visión. Se ha enseñado que el Derecho es Ordinatio rationis ad bonum commune ab eo qui curam communitatis habet promulgata”; el orden justo de la convivencia humana y, más específicamente el Derecho positivo, el que establece la autoridad competente para el bien común que participa del Derecho Natural y éste a su vez se encuentra en íntima vinculación con la Ley Eterna. Que existe un orden positivo que rige la vida de las naciones entre sí, aún cuando la subjetividad de las mismas es el corolario lógico de la noción de persona humana que crea tales comunidades y en definitiva debe regir en todo el orbe para el bien de la persona humana con las características de inmutabilidad en el tiempo y en el espacio; en lo que hace justamente a esta naturaleza cultural del hombre, pero sin desconocer las particularidades de cada una de las culturas como patrimonio de los pueblos que a su vez responden a los rasgos físicos, las costumbres y las tradiciones más ricas en orden a una cabal comprensión del término cultura. El corte o ruptura que impusieron tanto el iluminismo racionalista a ultranza como el empirismo sensista y el historicismo fenomenista y pragmático, despojando a la creatura de su auténtica dignidad y de la vida a la que tiene derecho se tradujo en exclusivismo de las normas positivas creadas por el ser humano o, mejor aún por uno cuantos que se atribuían a sí mismos las cualidades -para esto-, en nombre de una superestructura denominada “Estado”. La idea de negar la libertad y responsabilidad a la persona trasladando la noción de subjetividad a ese y, por ende al regular las relaciones entre tales sujetos siempre con sujeción a la aquiescencia de las autoridades y so-color del bien común al que debe estar sometido la persona siendo que es exactamente a la inversa “el bien común está por y para la persona” desdibujaron por completo al Jusnaturalismo de base universal por cuanto éste coloca a la persona en el vértice de la pirámide y como “señor de sí mismo y administrador del orbe que le fuera confiado”. Representa el gran desafío para el docente en Derecho Internacional Privado, el investigar si este nuevo orden universal por encima de las particularidades de los diferentes Estados y, por ende por sobre las diversas culturas nacionales puede ser logrado como un orden normativo que reglamenta el tráfico internacional de las personas para una convivencia universal en orden a la VERDAD y la PAZ cuanto a la solución de los conflictos entre los particulares que no encubra por ende, la posibilidad de que el logro de un tal orden universal traiga aparejada la problemática de la transculturación o la “contra cultura”. Por último desde la dimensión específica del Derecho Internacional Privado lo que conlleva la problemática de la diferenciación del DERECHO INTERNACIONAL GENERAL y sus ramas: DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO y DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO. En el ámbito del primero a una previa distinción entre DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Y DERECHO “DE GENTES” ya que así han referido los Santos Padres a los fines de la auténtica ordenación de las relaciones internacionales. En el ámbito del segundo si la universalidad que se pretende a través de este NUEVO ORDEN MUNDIAL lo es solamente de forma fragmentada y basado en una JURISPRUDENCIA DE INTERESES, que vendría a considerar la cuestión comercial entre los diferentes países que tiene un contenido marcadamente económico y pretende imponer la UNIFORMIDAD que es lo contrario a lo que pretende el Derecho Internacional Privado que, apoyado en los valores JUSTICIA y SEGURIDAD no considera a la humanidad como una MASA HOMOGÉNEA sino al ser irrepetible, al espíritu encarnado en cada hombre por su vocación de sociabilidad culturalmente situado en una comunidad estatal signada por el elemento cultural diverso de las demás que debe venir presidido entonces por la solidaridad en orden al bien común universal. CAPÍTULO PRIMERO. EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO: DENOMINACION. 1.- Derecho y Justicia. La justicia como objeto del Derecho. Clases de justicia. 2 Recurrimos a la filosofía para podemos desentrañar aquello que es la justicia. PIEPER nos dice que si el acto de justicia consiste en dar a cada uno lo suyo, esto presupone algo que le precede: la justicia presupone entonces al Derecho y el Derecho es una noción hasta tal punto radical y primaria que no se deja reducir a ninguna otra anterior y de la cual pueda ser derivada. El débito de un sujeto hacia otro sujeto se funda en la naturaleza misma del ser a quien es debido y ello es porque el hombre es persona, vale decir un ser espiritual que es un todo en sí, que existe por sí y para sí y en vista de su propia perfección y por ello es que, si no se reconoce la personalidad del hombre en su íntegra realidad desaparece toda posibilidad de determinar el derecho y la justicia 1 y SANTO TOMÁS ya había enseñado que el distintivo peculiar de la virtud de la justicia es que tiene por misión ordenar al hombre en lo que dice relación al otro hombre 2. La definición clásica de justicia como virtud nos da la inclinación natural del ser humano y de cada ser humano, a dar a cada uno “quod suum est” y como imperativo de la razón práctica conlleva la amistad universal, la caridad, por la cual cada ser humano se realiza y desarrolla en LIBERTAD. Hasta aquí hemos tratado de esbozar una cuestión sobre la que más tarde habremos de volver: el Derecho y la justicia y si esta última es objeto del Derecho o éste el fundamento de la justicia. De todos modos no se nos escapa que hasta aquí se ha señalado sin mayor explicitación la noción del “derecho en sentido subjetivo” y la noción de justicia y una relación de alteridad. Pero no se agotan -ni mucho menos-, las nociones de justicia y de Derecho y siguiendo la doctrina de la Escolástica, podemos decir en un sentido objetivo Derecho es la «ordenación de la razón, en vista del bien común, promulgada por aquel que está al frente de la comunidad» Igualmente que existen tres especies de justicia 3 según sean los sujetos obligados: Justicia conmutativa: regula los intercambios entre los particulares, las contrataciones entre particulares, con criterio de igualdad entre las prestaciones (ordinatio partium ad partes). Justicia legal: los sujetos obligados son los súbditos respecto del Estado que legisla las cargas en orden al bien común. Responde al ordenamiento de las partes respecto del todo. De los distintos miembros para con el todo: ordenatio partium ad totum: "La ley no es solamente la ley escrita que definen la vida social y que constituyen el saber vivir, o más ampliamente la sabiduría y no es solamente la ley positiva sino la ley moral. .....la justicia legal es virtud especial en su esencia, en cuanto mira al bien común como objeto propio ".Justicia distributiva: en ella el sujeto obligado es el gobernante, rigiendo el criterio de proporcionalidad y equidad ordinatio toius ad partes cuyo 1 PIEPER, Joseph; LAS VIRTUDES FUNDAMENTALES, Rialp, Madrid. SANTO TOMÁS; “SUMA TEOLÓGICA”, Vol. VIII, 2-2q.57, págs.199 á 201, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos. 3 IDEM. 2 3 objeto consiste en el ordenamiento del todo a las partes " regulando la relación de los miembros para con toda la sociedad 4. Así un análisis desde la ciencia jurídica acerca de la existencia de un orden común que supere la diversidad y los particularismos nacionales no solamente habrá de referirse de modo positivizado, reduccionista y parcializado de la verdad, a un conjunto de normas, a sus métodos de construcción, sino que ab initio deberá consultar en una fuente más orientadora y omnicomprensiva del ser humano: La Filosofía que cumplirá aquí su rol preponderante desde el punto de vista tanto instrumental (del rol a cumplir en el ámbito de la concreción de esta investigación), como de su horizonte al alba del Tercer Milenio respondiendo al desafío ya que resultan no pocos quienes han reducido el manantial de la sabiduría a lo meramente fenoménico, descriptivo, nominalista y positivista, fruto de un racionalismo extremo y reduccionista del hombre. En tal sentido se puede sostener que el Derecho positivo tiene por objeto establecer un orden justo de las relaciones humanas lo que es, desde el punto de vista filosófico, el objeto de la virtud moral de la justicia y, en esa medida, el orden jurídico se integra en el orden moral, puesto que contribuye a precisar la rectitud de un cierto tipo de comportamientos. La cuestión medular de las distintas y variadas culturas vienen a constituirse a los fines del Derecho del Derecho Internacional Privado como la prescripción de normas universales (si ello fuera posible) que en orden a la ley natural deben ser respetadas o mantenidas, no pudiéndose invocar al efecto ni tan solo la TOLERANCIA como se ha sostenido respecto a nuestra disciplina (Derecho Internacional Privado) y a su vez polarizadamente, para -so pretexto- de una pretendida uniformidad saltar por algunas particularidades culturales nacionales o regionales. Si pensamos una naturaleza humana universal (aún cuando concebida en sentido estricto), el corolario lógico es que la ley natural es universal (la misma y válida en el espacio y la misma inmutabilidad en el tiempo). Existe entonces una identidad entre ley natural y ley moral y una justa autonomía de la razón pero que no implica la creación, por parte de la misma razón, de los valores y de las normas morales. Si esta autonomía implicase una “libertad creadora de las normas morales, según las contingencias históricas o las diversas sociedades y culturas, tal pretendida autonomía contradiría la enseñanza de la Iglesia sobre la verdad del hombre”. Las reglas morales fundamentales de la vida social o normas de Derecho Natural comportan unas exigencias determinadas a las que deben atenerse tanto los poderes públicos como los ciudadanos motivo por el cual, sólo una moral que reconozca normas válidas siempre y para todos, sin ninguna excepción, puede garantizar el fundamento 4 IBÍDEM. 4 ético de la convivencia social, tanto nacional como internacional han sostenido nuestros Santos Padres. 2.- Derecho Natural y Derecho Positivo. “Derecho” y “Derecho Internacional” – Diversidad cultural. Desde el punto de vista jurídico y más específicamente del Derecho Internacional Privado como regulador de la vida internacional de las personas la cuestión se complica por cuanto cada nación posee su propia organización jurídica sea en forma de Derecho escrito y ordenados en códigos como los países de tradición romanista o bien de usos, costumbres que se han ido traspasando como herencia de los pueblos, de generación en generación (corriente germánica); o bien finalmente los precedentes jurisprudenciales en los que “judge makes law”. En cualquiera de estos sistemas se está abordando implícitamente, la diferenciación cultural de gran influencia (como que participa de la naturaleza de la “naturaleza humana” al momento de traducir las máximas universales de Derecho Natural o los principios de la moral universal a la situación particular histórico-social de cada pueblo concretada en unas normas positivas (lo que no implique que aceptemos un derecho positivo que consagre principios que dimanan de una moral “situacional” que rechazamos). Si no reconocemos la existencia de un orden justo que precede ontológicamente a toda ley positiva esta debería interpretarse, cumplirse y, en consecuencia –toda su dinámica- nada más y con los mismos límites que ella se impone y no existiría instancia crítica susceptible de ponerlo en tela de juicio ni aún en nombre de la idea misma del hombre con lo que estaríamos en la situación de sumisión (sino de esclavitud) al derecho positivo. La crisis del Derecho de Gentes encontró su fundamento en el empirismo positivista al ponerse énfasis por esta corriente, en la no coerción en la falta de sanción jurídico-social por falta del reconocimiento de una autoridad suprema legisferante y sancionadora con poder para condenar y que tal condena terrenal pudiera ser cumplida. Ahora bien: encierra trágicamente al hombre en un círculo sin salida: ¿Con fundamento en qué o en quién adquiere autoridad o poder la autoridad para legislar sin ningún límite por encima de ella misma? ¿De dónde deviene su “perfección”?. Es en el Derecho Internacional donde se pone de relieve la existencia innegable del derecho natural ya que si éste no existiese y solamente se considerara Derecho al que fuera puramente positivo, debería ser impuesto por una autoridad internacional capaz de exigir su observancia bajo pena de sanciones lo cual como señala JITTA no existe y tampoco existe en nuestros días a pesar de la de la creciente interdependencia de las naciones. Sin embargo el Derecho Internacional General que se desbroza en el Derecho Internacional Público y el Derecho Internacional Privado existen a pesar de que, -como hemos de observar-, es aún en nuestros 5 días, en el seno de ambos, donde se producen los mayores debates en torno a la noción de si se trata de normas jurídico-positivas con fuerza jurígena (positiva) en el marco exclusivamente estatal y contemplando y regulando la vida internacional de las personas a través de las fronteras, desde este ámbito, o en una tendencia denominada humanitaria considerando al ser humano incardinado en una comunidad universal regida por valores igualmente universales. No obstante la existencia de una pluralidad de culturas, la naturaleza humana es única y a la vez universal y todos los hombres se encuentran incardinados en una única y misma gran comunidad, y miembros a la vez de las naciones. CAPÍTULO SEGUNDO: OBJETO DEL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO. 1.- Derecho Internacional Privado y diversidad cultural. El Derecho Internacional Privado como el orden jurídico de la vida humana en el universo plasma la Ley Natural (Moral) debe ordenar las conductas necesarias para el desarrollo hasta llegar a la plenitud del ser humano en el tiempo y en la historia. En la CONSTITUCION PASTORAL SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL (Capítulo II) titulado EL SANO FOMENTO DEL PROGRESO CULTURAL Num. 53 se explicita en el CONCILIO VATICANO II que lo propio de la persona humana es el no llegar a la verdadera plenitud humana si no es por medio de la cultura cultivando los bienes y los valores naturales. Hacer referencia entonces a la cultura y a la pluralidad de culturas implica que a lo largo del tiempo y en el espacio se producen estilos de vida en común diversos que encuentran su origen en la distinta manera de trabajar, de comportarse, de establecer leyes e instituciones jurídicas, de desarrollar las ciencias y las artes formando parte del patrimonio propio de cada comunidad humana en un momento histórico determinado de cada nación. Si bien se reconoce la autonomía del ser humano en la elaboración de la cultura es a todas luces necesario que se resguarde en todo momento la moral, los derechos de la persona y de la sociedad, particular o mundial, dentro de los límites del bien común en el universo. A las autoridades de los diferentes países se les indica que no son competentes para determinar el carácter propio de cada cultura pero sí deben fomentar las condiciones y los medios para promover la vida cultural entre todos aun dentro de las minorías de alguna nación. Ahora bien: grandes interrogantes se plantean a la hora de dar respuesta acerca de los presupuestos del Derecho Internacional Privado Positivo, de su objeto y de sus fines (esto en el orden sustancial), sin perjuicio de aquellos que se formulan en el ámbito formal metodológico. 2.- El Derecho Internacional Privado: “¿rama del Derecho Internacional General”? . La singularidad y pluralidad de las culturas fundamento del “Derecho de las Naciones” (Derecho Internacional Público). 6 El Documento del Consejo Pontificio para la Cultura expresa que el fundamento de los derechos de las naciones es la persona humana considerados a nivel específico de la vida comunitaria y, por ende, dada la pluralidad cultural se producen exigencias que en un método dialéctico podríamos considera como exigencias de particularidad - exigencias de universalidad. La doctrina enseña que el Derecho de Gentes Jus gentium, surgió al extenderse la dominación romana a pueblos de la más variada ascendencia, atemperando esta creación pretoriana, el rigor del Jus civile y contribuyendo a mejorar el status juridico de todas las personas que no gozaban de la plenitud del Iex civitatis aparece en la historia política de Roma, íntimamente vinculada a la existencia de un Estado único, absorbente y ecuménico, más allá de cuyas fronteras detrás de la cual vivían los bárbaros. Es –empero-, en la Edad Media en que aparece la comunidad internacional como República de naciones cristianas con la preeminencia y vínculo de cohesión por la fe la Iglesia Católica que llamaba a las “treguas de Dios” (idea del descanso dominical) que interrumpían las luchas armadas al oficio más humilde y rutinario; a la “Paz de Dios” que prevenía contra los males de guerra. Con la doctrina del “bellum justum” cobra un auge extraordinario el arbitraje y se establece convencional o consuetudinariamente, ciertas normas intemacionles que eran observadas por los soberanos en sus relaciones mutuas quebrantada luego por la reforma y las consiguientes luchas confesionales 5. El advenimiento de la Edad Moderna produce la escición entre Los DIOS Y EL HOMBRE CREATURA SUYA HECHA A SU IMAGEN Y SEMEJANZA sufriendo grave crisis el Derecho de Gentes, irguiéndose por el contrario el Estado absoluto, con poderes omnímodos y momento en el cual el mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar la cooperación entre los Estados, estimular el respeto a los derechos fundamentales del hombre pero no centrando su efectiva atención en el hombre sino en el ciudadano, lo que se advierte en la los grandes teólogos españoles del siglo XVI vaticinaron la confraternidad de todos los pueblos y así: ....... “Los hombres -decía forjarán sus espadas y las convertirán azadas, ninguna nación se levantará contra las demás ni se preparará para guerra. SAN AGUSTÍN había sostenido que la paz era norma de las relaciones internacionales que sólo el príncipe tenía derecho a declarar la guerra, debiendo mostrarse humano en todos los casos y no olvidar que el fin de la guerra es siempre la paz. Sus ideas al igual que las de San Isidoro de Sevilla fueron retomadas por Santo Tomás de Aquino para sentar la doctrina de la guerra justa6. Francisco de Vitoria (1480-1546) (Dominico de Alava) y Domingo Soto (1496-1560) empero, establecen una clara distinción entre el 5 VERDROSS, A.,; Derecho internacional público, trad. de A. Truyol y Serra, pág. 39, Madrid, 1955. 6 SAN AGUSTÍN; “DE CIVITATE....” 7 Derecho natural y el Derecho de gentes -incluyendo este último en el positivo aún cuando profesando una concepción universalista de la humanidad corno sociedad superior y universal. Estas ideas de universalidad y de interdependencia inspiran más tarde, en forma todavía más nítida, al jesuita español Francisco Suárez (1548-1617) este conocido pasaje de su monumental obra: “El género humano aunque dividido en varios pueblos y reinos, siempre tiene alguna unidad, no sólo específica, sino también cuasipolítica y moral, que indica el precepto natural del mutuo amor y de la misericordia que se extiende a todos, aún a los extraños y de cualquier nación. Por lo cual, aunque cada ciudad perfecta, república o reino, sea así una comunidad perfecta y compuesta de sus miembros, no obstante cualquiera de ellas es también miembro de algún modo de este universo, en cuanto pertenece al género humano; pues nunca aquellas comunidades son aisladamente de tal modo suficientes para sí, que no necesiten de alguna mutua ayuda y sociedad y comunicación... Por esta razón, pues, necesitan de algún Derecho por el cual sean dirigidas y ordenadas rectamente en este género de comunidad y sociedad" 7. En Num. 200 de la Encíclica MATER ET MAGISTRA de S. S. JUAN XXIII SOBRE EL RECIENTE DESARROLLO DE LA CUESTIÓN SOCIAL A LA LUZ DE LA DOCTRINA CRISTIANA bajo el título COLABORACIÓN EN EL PLANO MUNDIAL- DIMENSIÓN MUNDIAL DE LOS PROBLEMAS HUMANOS MÁS IMPORTANTES expresa que existe una interdependencia en las relaciones entre los distintos países en razón de los adelantos científicos y técnicos, en todos los aspectos de la convivencia humana, se han estrechado mucho más en estos últimos años por lo que la interdependencia de los pueblos se hace cada vez mayor, lo cual implica también otra referencia al Derecho Internacional Público como regulador de las relaciones entre los Estados pero, a pesar de la necesidad de la existencia de un orden jurídico positivo internacional “falta el reconocimiento común de un orden moral objetivo” pero su origen no se debe a una “conciencia del o de los Estados, sino que se encuentra en el mismo ser humano” 8 En la Encíclica que lleva por título el más dulce mensaje a la tierra y a todos sus habitantes: PACEM IN TERRIS que el Papa Bueno establece en una enérgica exhortación, un verdadero cuerpo de principios de Derecho Natural a plasmar en el Derecho Internacional positivo y a cumplirse en la civitas terrena y que por tanto, no les es lícito en forma alguna prescindir de la ley natural, a la que están sometidos, ya que ésta se identifica con la propia ley moral; es absurdo pensar que los hombres, por el mero hecho de gobernar un Estado, puedan verse obligados a renunciar a su condición humana (Num. 81 ); En la ordenación de las relaciones internacionales la autoridad debe ejercerse de forma que promueva el bien común de todos ya que para esto precisamente se ha establecido (Num.84);Entre las exigencias fundamentales del bien común hay que colocar necesariamente el 7 8 HIRSCHBERGER, J.; Ob. cit. Encíclica MATER ET MAGISTRA, Num.201. 8 principio del reconocimiento del orden moral y de la inviolabilidad de sus preceptos; (Num. 85); El nuevo orden que todos los pueblos anhelan ha de alzarse sobre la roca indestructible e inmutable de la ley moral, manifestada por el mismo Creador mediante el orden natural y esculpida por El en los corazones de los hombres con caracteres indelebles. Como faro resplandeciente, la ley moral, debe, con los rayos de sus principios, dirigir la ruta de la actividad de los hombres y de los Estados, los cuales habrán de seguir sus amonestadoras, saludables y provechosas indicaciones ...... (Num.85); JITTA –refiriéndose al Derecho Internacional Privado y su relación con el “Derecho de Gentes” , hace hincapié en la diferencia sustancial que existe entre el primero (D. I. Pr.) desde una concepción que denomina humanitaria y en orden a una metodología de elaboración, o de construcción que denomina universal. En esta última se da un substractum sociológico: La existencia de una sociedad jurídica que abarca todo el género humano 9. Una metodología de regulación de esa vida de la sociedad jurídica universal en la que gravita no un solo Estado sino desde una perspectiva amplia de la sociedad de los Estados que tienen un deber común que es el de asegurar la aplicación del Derecho privado mediante reglas que se aplican a las relaciones de jurídicas que surgen en el seno de la humanidad 10. Expresará así: “Si fuera completa la organización política de toda la humanidad, si existiese algún poder humano supremo encargado de velar por los intereses generales del universo, la legislación civil y la administración de justicia formarían parte de sus atribuciones” 11. Pero, a renglón seguido reconoce que esto no existe, que puede entenderse definitivamente aplazada 12 y que en el estado actual de las cosas, lo único que existen son los Estados cuyo fin es el bien común de cada uno de los pueblos que los componen y que se encuentran vinculados entre sí por relaciones jurídicas que pertenecen al Derecho de Gentes 13 .Aún así no pueden existir por la propia naturaleza de este estado de cosas normas estatales de validez universal, por lo que no hay base positiva preestablecida sino solamente principios normativos generales en virtud de acuerdos tácitos 14. La “ley uniforme” sería la regla de Derecho Positivo análoga (sino idéntica) pero elaborada por las autoridades de diferentes países, que es lo que ocurrió incluso en las relaciones entre sujetos con anterioridad a la formación de los Estados y que siguió en vigencia a posteriori del surgimiento de éstos, también ocurre lo mismo cuando todos los Estados estaban ya organizados, y expresaba entonces tal ley uniforme, una “identidad de la convicción jurídica de dos ó más 9 10 11 12 13 14 JITTA, J. ; Ob. Cit., Cap.IV, pág.230. IDEM. IBÍDEM, págs. 230-231. IBÍDEM; pág.231. IBÍDEM; pág.233. IBÍDEM. 9 Estados. Cuando son semejantes las condiciones de vida jurídica de dos o más naciones, o cuando éstas han adquirido una convicción idéntica en cuanto al fin social de determinadas instituciones jurídicas, es natural que esas instituciones sean reguladas de manera idéntica en ambos Derechos nacionales 15. La segunda vía sería para JITTA, la de los tratados que resultan convenciones entre los Estados, análogos a las convenciones que realizan los particulares 16 . No ignora el nacimiento de un nuevo orden jurídico uniforme supranacional, pero tampoco pasa por alto el entorno o dato social en el que se ha producido así como los conflictos a que puede dar lugar y, sostiene: “La especie de uniformidad que creemos debe rechazarse es la obtenida artificialmente, no por efecto de una convicción jurídica común de los Estados, sino por virtud de hábiles transacciones. La diversidad de leyes no siempre es arbitraria: frecuentemente, a lo menos, tiene su razón de ser en las variedades del estado social; y en tal caso la asimilación de aquellas no debe preceder, sino acompañar o seguir, a la de las costumbres. No precediendo de este modo, se impondrán a un Estado leyes que no convengan a su organización social y que, por tanto, habrán de ser tan defectuosamente aplicadas que las aparentes ventajas de la uniformidad desaparecerán como la nieve en primavera.. La uniformidad de las leyes no ha de improvisarse .. No se sigue de aquí que intentemos aplazar ad calendas groecas el reinado de la uniformidad, pero si creemos que su marcha no debe ser más rápida que la de la civilización, y que debe, ni dar vestidos de igual medida a pueblos que no tienen la misma talla, ni proveer de trabillas a pueblos que no usan pantalones ..... Por el contrario, si la convicción jurídica común ha adquirido tal desarrollo que sea posible regular en toda su extensión una relación jurídica sin transigir respecto a cuestiones capitales, y constituyendo un Derecho que responda a las necesidades sociales de todos los Estados, entonces las reglas universales deben tener por base la uniformidad del Derecho” 17. Todas estas cuestiones se trasladan necesariamente al Derecho Internacional Internacional Privado y los problemas inherentes a los acuerdos o convenios internacionales globalizados sobre los derechos de propiedad industrial (patentes, propiedad científica, literaria y artística, marcas, diseños de fábrica y otros).Constituye uno de los ámbitos del Derecho Internacional Privado que resulta álgido en la actualidad puesto que, a la inversa de lo que se ha pautado de modo orientativo e integral en la Constitución, son grandes organismos mundiales que promueven por sí las inversiones en los diferentes países y también existen normas oriundas de Tratados obtenidos por la necesidad y otras por un desconocimiento de la base humanista y teológica que debe inspirar la economía, que favorecen en una 15 16 17 JITTA, J.; Ob.ciy., pág. 257. IDEM. RIGAUX F.; “Derecho.....”, pág.80. 10 “jurisprudencia de intereses” al “inversor” so pretexto del riesgo de éste, ignorando riesgos mayores para comunidades enteras. Si adoptamos la idea inicial de Rigaux en cuanto a que el nacimiento de un espacio trasnacional daría lugar a una nueva rama del Derecho Trasnacional podemos observar que el autor prefiere hablar de ese último: Trasnational Law, que capta en particular las relaciones económicas internacionales y la influencia que continúa en aumento de las que denomina “empresas multinacionales” o “trasnacionales” con el que pretende expresar un doble fenómeno: La más amplia difusión geográfica de las diversas sucursales o filiales de estas empresas; y La deslocalización de las prerrogativas ligadas al derecho a controlar estas empresas, derecho que en sí mismo resulta apartado del derecho de propiedad clásico” . De allí que –sostiene también-, el cuadro tradicional de los diversos derechos estatales y las técnicas puestas en práctica por la doctrina clásica del Derecho Internacional Privado no han tomado en cuenta el dinamismo y la inventiva de las nuevas fuerzas económicas que aquellas se han organizado independientemente de los diversos poderes estatales 18. La reflexión que sigue ante la aparición de una nueva rama del Derecho que Rigaux denomina trasnacional, es obviamente de carácter igualmente preliminar: ¿Cuál es la naturaleza, el objeto y los métodos del Derecho Internacional Privado?.¿Debe perseguir el bien común de los seres humanos incardinados en un orden no ya estatal sino universal?. ¿Es lo mismo universal que global?. El autor excluye el tratamiento de aquellas cuestiones de una reglamentación de tal natural (D.I.Pr.) porque considera no corresponde en un Tratado de Derecho Internacional Privado remitiendo el tratamiento de estas cuestiones en forma independiente al denominado Derecho Trasnacional o también denominado Derecho Económico, con lo que admite tácitamente una postura de neto corte economicista y global. Continúa señalando que para emprender esta tarea es necesario subrayar la insuficiencia de las fuentes del Derecho estatal frente al actual desarrollo de las relaciones económicas internacionales que tiene dos aspectos principales: 1) La materia regulada en virtud de la diversificación de las actividades tecnológicas y prácticas contractuales tan novedosas a las que el Derecho estatal no ha podido brindarles más que la libertad de contratar o sea la denominada “autonomía de la voluntad” y 2) la estructura del poder económico que hace que tales sociedades se den una autorregulación a la que se subordinan los distintos Estados19. No obstante no coincidimos con la idea de que exista una insuficiencia del Derecho Internacional Privado en relación con los 18 19 RIGAUX, F. ; Ob. Cit. IDEM. 11 sujetos y el mentado poder económico, por cuanto éstos tienen correctivos y aún el Derecho Internacional Privado permite la aplicación de tales correctivos cuando la política estatal se encuentra orientada en fines y valores comprometidos (piénsese al respecto en las nociones de orden público y fraude a la ley). Podría argumentarse que ésta no resulta suficiente atento los poderes en juego y las inventivas de estos poderosos gigantes de la economía pero no se puede desconocer que con este escollo se encuentran todas las ramas del Derecho: si a través de normas positivas se trata de ordenar normativamente una convivencia pacífica, no es menos cierto que no por ello van a existir (y existen) atentados contra tal convivencia pacífica y no por ello ha de desconocerse la existencia del Derecho. No obstante también debemos señalar siguiendo al autor que el término privado alude a los sujetos del Derecho Internacional: los particulares en situación de igualdad, de lo que precisamente no se trata en estas cuestiones. Igualmente debemos reconocer que la autonomía de la voluntad ha sido el caldo de cultivo para el ejercicio de numerosos abusos. Pero es al mismo tiempo que el Derecho Internacional Privado provee límites a la mentada autonomía; vb.gr. en un pluralismo metodológico las normas internas espacialmente delimitadas o normas de aplicación inmediata. El hecho de que se apliquen o no por las autoridades de los diferentes países y que éstos muchas veces se encuentran en la gran disyuntiva o en situaciones de inferioridad, sí es cuestión de un ideario o también muchas veces llamado o justificado bajo la cuestión de la necesidad política de los Estados. Por lo que también constituye un punto crucial la expresión de Aguilar Navarro en cuanto a que el Derecho Internacional Privado “.... supone una política legislativa guiada por consideraciones sociales entre las cuales el servicio de la persona humana y la solidaridad entre los hombres tienen un puesto preeminente 20. Empero debemos reflexionar acerca de si la obsesión respecto de la estructura vertebral representada por el objeto formal del Derecho Internacional Privado, su metodología y las fuentes de sus fuentes no obscurecen la misión de éste: reguladora de la vida humana en relación; vida en la cual se entretejen materias y problemas de diversa naturaleza. Organismos internacionales como U.N.C.I.T.R.A.L. vienen trabajando para lograr la denominada "unificación" espontánea y unilateral de los ordenamientos positivos: compraventa de mercaderías, el transporte, los títulos valores, el comercio electrónico, los pagos externos a través o por intermedio de las entidades financieras. Pero la pregunta que surge casi obvia es que si en materia de la regulación del comercio internacional, reconociendo la pluralidad 20 AGUILAR NAVARRO, M.; Ob. cit.,pág. 145. 12 cultural y sus múltiples y variadas expresiones así como el desequilibrio existente a nivel económico y específicamente mercantil, no se produce una suerte de “violencia” para uniformar lo no uniformable, en contra del bien común que debe presidir la labor de las autoridades de los países. 4.- Metodos de elaboración de las normas de Derecho Internacional Privado y los “intereses” (policy) subyacentes. Los valores trascedentes al ordenamiento jurídico internacional. El quid estriba en qué hay de esta uniformidad para el hombre, para todo el hombre, para todos los hombres. La metodología normativa que se sigue es sustancial, de reglamentación directa de puntuales cuestiones internacionales pero a la que mucho le queda por recorrer si se desea por el contrario hacer referencia a un Derecho Internacional Privado, como sistema normativo encaminado a la justa regulación de la vida internacional de las personas; a la armonización y a la coordinación de las diferentes culturas. Van Hecke introduce la cuestión del sustancialismo, esto es la elaboración de normas sustanciales internacionales aplicables directamente a las relaciones jurídicas internacionales y que en su funcionamiento también serían normas de aplicación inmediata, habiéndose ya conocido en la Edad Media 21. El Derecho Internacional Privado necesariamente debe comprender en forma integrada la dimensión fáctica: soporte sociológico; la dimensión normativa positiva: en su naturaleza dual: fuente auténticamente internacional: el Tratado; fuente interna: los mecanismos de incorporación al Derecho estatal y las normas de Derecho internacional privado de fuente interna; y Axiológica: Derecho Natural que resulta inherente y orienta al Derecho Internacional Privado positivo; aún cuando en el momento presente debemos expresar que este último, bien que se considere su objeto, la regulación del tráfico jurídico internacional con elementos extranjeros relevantes 22 la relación jurídica 23 o simplemente las cuestiones (issues) de Derecho Internacional Privado, han de referir a realidades humanas con toda la trascendencia de la naturaleza humana universal, captadas normológicamente en categorías jurídicas. ¿Pero que características reúne tal situación jurídica, relación jurídica, casos jusprivatistas o issues (temas-cuestiones) de Derecho Internacional Privado?. A su vez falta precisar aún la influencia o elemento axiológico fundamental en el Derecho Internacional Privado. Se analizan en centros académicos la cuestión del Derecho Internacional Privado como el sistema normativo cuyo objeto es el 21 VAN HECKE, G. Ch.; Curso cit., págs.452 á pág.474. MIAJA DE LA MUELA, Adolfo; "DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO. INTRODUCCION Y PARTE GENERAL – I -" 9ºEd. revisada, Atlas, Madrid, 1985, pág.27. 23 JITTA, J.; Ob. Cit.; pág. 207 y sigs.. 13 22 conflicto de leyes en el espacio y en el tiempo, considerándoselo algo así como un Derecho de las leyes cuya débil naturaleza se va a poner de relieve no bien nos demos cuenta de que cada Estado rechace una sentencia extranjera, o desconozca la aplicación de una ley extranjera, en virtud de su propia lex fori o ley material interna, único ordenamiento que considera como tal, puesto que no existe un legislador universal y tampoco obtendrá sanción una tal actuación puesto que todos los Estados son soberanos pero cada uno dentro de sus propias jurisdicciones. Esto es también el corolario lógico de la consideración del Derecho solo como un conjunto de normas positivas sancionadas por una autoridad de un Estado y dotadas del poder de coacción para el supuesto de su violación o incumplimiento de tales preceptos. En otro orden se explica el Derecho Internacional Privado reducido a los datos sociales o a las cuestiones o problemas de la vida social a las que se aplica y así se propondrá desde el punto de vista metodológico normativo su modificación cuando no su total eliminación en razón de que la elección de una ley o de un Estado y su aplicación a la vida social de las personas resultan insuficientes. El nudo de la cuestión aparece nuevamente, fruto de la modernidad, como que el Derecho Internacional, cuya finalidad es la reglamentación de las relaciones internacionales venga presidido no ya por un orden superior, trascendente, sino como la resultante de un “negocio” al cual prestan su aquiescencia los distintos Estados que, a través de sus representantes, se sientan a la mesa de las negociaciones de los principios fundamentales que presiden el orden de las naciones y cuyo resultado no tendrá otra finalidad sino la de reglamentar la vida humana en relación a través de las fronteras. Igualmente se replantea la JUSTICIA: DAR A CADA UNO LO SUYO y, en consecuencia, a la controversia o, mejor aún, al conflicto de leyes, dar una solución que se viene a denominar “justa” cuando se congratula de haber localizado una relación humana en un determinado ordenamiento jurídico, desentendiéndose de la solución de fondo de la controversia que es la que protagonizan los particulares. Si estamos haciendo referencia a las PARTICULARIDADES DE LOS ESTADOS estamos también orientando nuestro foco hacia la diferenciación cultural pero concebida la cultura como se ha señalado más arriba. Si estamos haciendo referencia a un orden universal (no global) estamos igualmente adoptando la perspectiva de la justicia LEGAL, la justicia DISTRIBUTIVA que debe reinar en toda comunidad y también las obligaciones de los Estados y sus autoridades para que se realice esta virtud al servicio del ser humano integral (con la connotación – entre otras- de universalidad). JITTA 24 explica que LAURENT y muchos otros autores enseñaban que el Derecho Internacional Privado estaba esencialmente vinculado con el DERECHO DE GENTES que era un Derecho que 24 JITTA, J.; Ob. Cit; págs. 5 y sigs.; 38 y sigs.. 14 regía todas las naciones y sus relaciones entre sí, siendo superior a todas ellas. Pero si bien en un análisis histórico de los datos del problema acerca de la naturaleza del erecho Internacional Privado, en estricta referencia a la TENDENCIA HUMANITARIA, alude a que “El hombre es un ser esencial é instintivamente sociable. El Creador lo ha hecho de tal modo que no puede prescindir de sus semejantes. Si, en los tiempos primitivos, ha podido contentarse el hombre con relaciones limitadas á los miembros de su familia y el de su tribu, a medida que la civilización progresa el círculo de las relaciones sociales se ensancha de día en día y termina por abarcar á la humanidad toda ..... de ahí una tendencia que mueve al hombre á formar, con todos los demás hombres, una sociedad jurídica universal” 25. CONCLUSIÓN En realidad la cuestión metodológica en orden a la elaboración de normas positivas de Derecho Internacional Privado para regular la vida internacional de las personas hunde sus raíces en la cuestión ontológica, en lo que refiere a la naturaleza del Derecho Internacional Privado y en la que subsisten las corrientes que señaláramos al tratar la doctrina expuesta por JITTA, esto es las que podrían señalarse como opuestas o polarizadas: concepción publicista vs. concepción privatista. No podemos dejar de señalar que la asepsia que caracterizó el conflictualismo clásico, en un nuevo contexto histórico, político, económico y cultural, encontrase serias resistencias. Frente al conflictualismo clásico bajo cualquiera de las dos vertientes se ha levantado la corriente denominada substancialista que pretende en el ámbito metodológico de elaboración de las normas substituir el sistema indirecto por un sistema directo pero a la que se le ha criticado que, aún cuando existiere una completa, totalizadora regulación normativa de fuente internacional, sustantiva: régimen internacional sustancial idéntico (uniforme) en todos los países la interpretación de estas normas por autoridades de distintos países podría ocasionar un destrozo de la uniformidad producida a nivel internacional, lo cual torna necesario además un tribunal único en el mundo con autoridad sobre todos los tribunales de todos los países del mundo (de continuar existiendo éstos), que resolviese en última instancia los conflictos producidos. Observamos que en esta dimensión formalista, se nos presenta un Derecho Internacional Privado sinónimo del ya clásico Conflicto de Leyes lo que se encuentra vinculado también a la concepción publicista precitada; y no se capta en cambio la función preventiva de conflictos que pone sobre el tapete la cuestión ontológica del Derecho. Debemos analizar la moderna corriente sin tratar de equiparar la lex mercatoria medieval con la actual lex mercantoria y meditar acerca de los correctivos nacionales de que aquella se hará merecedora toda 25 JITTA, J.; Ob. Cit; Las negritas son nuestras. 15 vez que una controversia se plantee ante los tribunales nacionales. Siguiendo tal orden de ideas, Aguilar Navarro sostendrá lo contrario. Reconocemos por ende que, desde el elemento sociológico o fáctico del Derecho Internacional Privado aparecen nuevas formas de concreción del mismo que han recibido el beneplácito a través de la autonomía de la voluntad desde el pasado siglo, pero que, igualmente encuentran su contención en las “policies” estatales y la noción del orden público internacional. Pero asimismo y aún autorizando la integración del elemento fáctico con el elemento normativo, no se sigue de allí, de forma tajante e indiscriminada que la lex mercatoria ha de sustituir otras formas de concreción del mundo jurídico, ni menos aún desplazarlas. A la pregunta acerca de si lo integra o –por el contrario-, se encuentra comprendido dentro del Derecho Internacional Privado una respuesta negativa aparece hoy desautorizada, al igual que la respuesta afirmativa en sentido excluyente de las demás formas de ordenación del tráfico internacional. Se produce en la actualidad el fenómeno de la integración de los países en diferentes grados hasta llegar a la fusión de los mismos y dando origen a lo que se denomina el Derecho Comunitario. Como ha señalado Aguilar Navarro respecto de la supranacionalidad que requiere este último, como base y prueba o justificativo de su validez , en la actualidad el supranacionalismo es una realidad positiva, está afianzada en textos, instituciones, etc. (europeos) y operará que motor de transformación de los términos en que está planteado el Derecho Internacional Privado en razón de la real aproximación de los sistemas jurídicos de los Estados miembros en las comunidades supranacionales lo cual es vehículo seguro de un nuevo derecho común y camino amplio hacia formas de unificación de armonía 26 . Entendemos por nuestra parte que es, justamente por la misma problematicidad ontológica y soporte sociológico del Derecho Internacional Privado, así como por los valores inherentes al Derecho Internacional Privado Positivo, que cabría emprender la tarea cuanto menos de aproximación entre ambos: en la génesis de todo proceso de integración así como el cauce jurídico de la misma, late el Derecho Internacional. Si se entiende entonces como nota común a todo el Derecho, (inclusive el Derecho Comunitario y el Derecho Uniforme), la ordenación de una vida en relación inmersa en la comunidad internacional en miras al logro de principios, fines y valores ínsitos al Derecho, -dejando momentáneamente al margen las fuentes de producción, métodos y técnicas normativas-, siguiendo la tesis de que el Derecho Internacional Privado aspira a una reglamentación pacífica de la vida en relación de los seres humanos incardinados en la comunidad universal, en la que es dable admitir intereses en conflicto: de los particulares, de los Estados y de la comunidad internacional, 26 AGUILAR NAVARRO, Mariano; "Ensayo.....", Pág.11. 16 luego, dejando a salvo las diferencias metodológico-normativas, cabría reflexionar acerca de la inserción bajo el título “Régimen Internacional”, de las normas del Derecho Comunitario, sobre todo en las formas o estadios más avanzados del proceso de integración, donde aún actualmente, hay plena cabida del Derecho Internacional Privado. Por otra parte la reflexión que efectúa Aguilar Navarro con cita a Evrigenis nos plantea el interrogante acerca del bien común "nacional” ¿vs? Bien común "internacional" sobre todo en el ámbito del Derecho Internacional Privado mercantil, por cuanto se pudiera haber llegado ya al punto culminante de carácter económico; bástenos señalar con Salvatore que: “La terrible situación de pobreza que viven muchos países en desarrollo junto con las cada vez más profundas desigualdades internacionales en el nivel de vida,plantean serios interrogantes a la economía internacional. Jamás podrá afirmarse que opera a la perfección -mucho menos con equidad- un sistema económico internacional que ha distribuído los beneficios obtenidos del comercio internacional y de la especialización en forma tan inequitativa; un mundo donde millones de seres humanos mueren de hambre no es sólo inaceptable desde una perspectiva ética,sino que es imposible esperar que sea pacífico y tranquilo”27. Se evoca la necesidad de reconocer y recordar la dimensión ética trascendente en la vida del Derecho. Los Códigos de Conducta a los que también refieren las organizaciones internacionales estan destinados a regir el comportamiento de las multinacionales incorporado en un solo instrumento jurídico que luego ha de ser adoptado por los Estados a través de sus mecanismos institucionales 28(vuelve a destacarse la antinomina “internacionalismo vs. nacionalismo”). La dimensión axiológica, y los intereses y políticas estatales no han de quedar al margen en la conformación del sistema normativo de Derecho Internacional Privado. En éste, el valor JUSTICIA parece centrarse en la problemática que señalábamos al comienzo: justicia en la elección de un ordenamiento con fuerza centrípeta para regir el caso o sea la denominada justicia indirecta o formal o técnica que se desentiende – como en el pasado siglo- de las conductas que corresponde realizar en forma directa en las relaciones internacionales entre los particulares. Lo que hizo levantar su voz a los partidarios de la metodología sustancial a través del método de creación por el legislador en orden a los valores previsiblidad y una única solución del caso en todo el mundo, sin perjuicio de que ésta solo puede ser viable a nivel convencional en tanto y en cuanto exista entre los países que emprenden la tarea unificadora principios de justicia comunes 29. SALVATORE, Dominick; “Economía Internacional”4º De. Mc Graw Hill, 1995, págs.1112. 28 AGUILAR NAVARRO, Mariano; ob. cit., pág.131. 29 FERNANDEZ ROZAS y SANCHEZ LORENZO; Ob. cit. 27 17 He aquí el gran dilema de nuestro tiempo: Si aspiramos a un orden universal por encima de las particularidades o singularidades de los diferentes países y regiones:¿No estaremos propiciando el desconocimiento de las particularidades de culturas ancianas y ricas portadoras de importantes valores morales en aras de una uniformidad que no homogeneiza sino masifica?;¿Este pretendido orden superior universal, no debería iluminar acerca de los principios y los valores rectores universales e inmutables aún cuando se corra el riesgo de ser ignorado o, criticado como autoritario o discriminatorio?. A este respecto la técnica consistente en el análisis de la legislación y la doctrina comparada nos muestra también como pueden llegarse a soluciones que no son de compromiso sino –por el contrariode adaptaciones de los principios trascendentes en función del respeto a todos y cada uno de los deberes y derechos de la persona. Asimismo esta técnica podrá arrojar el resultado de soluciones disvaliosas o conciencia “subjetiva” errónea o regresiones en determinadas corrientes de pensamiento. Corolario de lo expuesto resultaría que si entendemos al Derecho Internacional Privado en una concepción amplia, como un sistema normativo (dimensión normativa) en la que confluyen valores, (dimensión axiológica), tiene una doble misión: proveer los instrumentos aptos para constituir el cauce adecuado a la vida internacional de las personas, evitando con ello el conflicto (función preventiva) y asimismo solucionar las controversias a que aquella vida internacional de las personas (tráfico jurídico externo) da lugar (función terapéutica), lo que constituye el soporte sociológico o dimensión fáctica; y que igualmente asistimos a un pluralismo moderado comprensivo de las normas generales o típicas (normas indirectas o de conflicto en orden a una descripción histórica metodológica), y especiales o excepcionales (normas de aplicación inmediata) que comprenden las normas que expresamente captan una situación internacional y en la consecuencia jurídica delimitan el ámbito de aplicación de las normas sustantivas (lex fori) y aquellas normas sustanciales creadas para casos internacionales o aún para cuestiones internas e internacionales, considerándose todas ellas de fuente internacional e interna tal como ya hemos dicho: el Derecho como sistema implica una ordenación por concreción normativa de valores que lo iluminan con sentido trascedente Pax est Ordinata Concordia 30: En una palabra: aún cuando el Derecho Internacional Privado no sea sino un medio para concretar el orden superior impreso en la conciencia humana por su Creador a través de normas sustancialmente uniformes contenidas en Tratados o “hechura” de proyectos de leyes tipo por organismos internacionales, si no se plantean en el cerebro, en el corazón y en las voluntades de aquellos que representan a los pueblos y las diferentes culturas, y a aquellas que integran tales organizaciones internacionales, todo es un engaño 30 SAN AGUSTÍN; DE CIVITATE cit. 18 las nociones del bien supremo del destino trascendental del ser humano, del respeto debido a su dignidad de hijo de Dios. La explicitación del jurista positivista "estatizado" o extrapoladamente "globalizado" en torno a que las otras alternativas aparecen tanto más amenazantes nos colocan ante la terrible realidad de que debemos consesuar sobre lo "menos malo" porque "de lo contrario nos va a ir peor" y que los resultados de una jugada en defensa del ser humano, de todo ser humano y de todos los seres humanos ni cabe examinarlos. Es justamente esta la última, la definitiva, la crucial apuesta: todo por el ser humano. todo para el ser humano. UNA NACIÓN QUE CEDIESE, MÁS O MENOS CONSCIENTEMENTE, A LA TENTACIÓN DE CERRARSE EN SÍ MISMA, OLVIDANDO LA RESPONSABILIDAD QUE LE CONFIERE UNA CIERTA SUPERIORIDAD EN EL CONCIERTO DE LAS NACIONES, FALTARÍA GRAVEMENTE A UN PRECISO DEBER ÉTICO ..... LA FELICIDAD A LA QUE ASPIRAMOS NO SE OBTIENEN SIN EL ESFUERZO Y EL EMPEÑO DE TODOS SIN EXCEPCIÓN, ..... LA IGLESIA TIENE TAMBIÉN CONFIANZA EN EL HOMBRE, ..... LO QUE ESTÁ EN JUEGO ES LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA, ..... NADA DE LO QUE SE PUEDE Y DEBE REALIZAR MEDIANTE EL ESFUERZO SOLIDARIO DE TODOS Y LA GRACIA DIVINA EN UN MOMENTO DADO DE LA HISTORIA, PARA HACER « MÁS HUMANA » LA VIDA DE LOS HOMBRES, SE HABRÁ PERDIDO NI HABRÁ SIDO VANO. En Paraná, provincia de Entre Ríos a los quince días del mes de octubre del año dos mil FIESTA DE SANTA TERESA DE ÁVILA. Lilia E. Vico de Calderón Lilia María del Carmen Calderón Vico de Della Savia 19