Enredados en el concepto de Red: Cantidades, calidades y relación con el devenir capitalista del último término naturalizado Mg.Mariano Zukerfeldi UBA-Becario CONICET Introducción Prácticamente no hay en la actualidad ciencia, del tipo que sea, que rechace hablar de redes. Pero también -en el mundo de los incluidos-, los medios periodísticos, los cuadros empresariales, los funcionarios estatales, los grupos de jóvenes y los activistas políticos se encargan de usar reiteradamente el término red, de inscribirse en redes y de pensarse en función de ellas. Incluso, llamativamente, en el barrio de los cientistas sociales que se excitan señalando la historicidad de las categorías, en sus vecindades de la filosofía posestructuralista francesa, y en otras urbanizaciones académicas bien cotizadas en la actualidad, el término ¨red¨ fluye con una naturalidad asombrosa. En esta ponencia tratamos de sugerir que esto no es un fenómeno azaroso, y que el ascenso de la noción material de red responde a los rasgos de la presente etapa de la totalidad capitalista. Para eso, en primer lugar establecemos empíricamente la expansión de la noción y la fechamos cronológicamente. Utilizamos dos indicadores: uno en relación a las apariciones en el New York Times y otro basado en las publicaciones científicas indexadas por la base Scopus. A continuación, estudiamos el aspecto cualitativo. Analizamos diez teorías sobre las redes que emergen o ganan momentum en el amanecer del capitalismo cognitivo o informacional. Aunque estas teorías surgen de manera independiente en campos tan diversos como la medicina, las ciencias de la computación, la matemática, la literatura new age, el management, la filosofía y otros, el significado que le atribuyen al significante red es, notablemente, similar. Esto es relevante epistemológicamente: manifiesta – con ciertas salvedades, clarouna tendencia de la totalidad dialéctica, y cuestiona tanto la existencia de acontecimientos contingentes como las determinaciones de una sacralizada estructura económica. En otros términos, nuestra conclusión indica que las tendencias observadas en derredor del témino ¨red¨ en los últimos 30 o 40 años no pueden ser explicadas ni por los abordajes posmodernos ni por los marxistas. Por el contrario sugieren la utilidad de una perspectiva basada en el análisis de la materialidad de los conocimientos a la que, previsiblemente, adscribimos. Uso del término Red El significante Red en el capitalismo cognitivo: algunos números El significante Red (¨Network¨ en las búsquedas en inglés) aparecía de manera sumamente ocasional en los artículos de las publicaciones científicas del capitalismo industrial. Hay un ligero incremento de su uso en el período de entreguerras pero, sin dudas, el ascenso fenomenal se verifica a partir de la década de 1970. Es el advenimiento del capitalismo cognitivo el que presenta una ´afinidad electiva´ con este término. Gráfico nro. Usos del término ¨red¨ en los títulos de los artículos de las publicaciones científicas indexadas en la base Scopus (usos totales en cada período/ total de publicaciones indexadas) 30 25 20 Usos del término ¨red¨por cada publicación indexada 15 10 5 0 Fuente: Elaboración propia en base a datos de la base de datos Scopus. En nuestra otra fuente de datos cuantitativos, el New York Times, también se observa un incremento considerable en la frecuencia con la que la palabra Red se manifiestaii. aquí hemos hecho un pequeño trabajo de desagregación adicional al que realizamos con los significantes estudiados más arriba. Queremos mostrar que tal incremento se ha producido de manera transversal a los distintos temas que trata el diario. Como indicador, utilizamos la frecuencia de la aparición del término en las distintas seccionesiii. Gráfico nro. Usos del término ¨Red¨ en artículos de distintas secciones de las ediciones impresas del New York Times (usos por cada mil artículos publicados, 1981/2009) 160 140 120 100 80 60 40 20 0 1981-1990 1991-2000 2001-2009 Fuente: Elaboración propia en base al New York Times Article Archive Así, en todas las secciones el uso del término Red crece consistentemente. No sólo en tecnología y negocios, sino también en las noticias locales y nacionales, los deportes, las películas, etc. De cualquier forma este gráfico, al presentar valores absolutos, puede inducir a confusión. Sugiere que el término Red es más importante en las secciones en las que aparece más veces, cosa que no tiene en cuenta que en parte esos se debe a que tales secciones son las que cuentan con más páginas en cada edición del diario. Para evitar este sesgo y concentrarnos en los incrementos relativos, presentamos el los resultados tomando un punto de partida común, esto es, en base 100. Gráfico nro. Usos del término ¨Red¨ en artículos distintas secciones de las ediciones impresas del New York Times en base 100 (1981/1990=100, 1981/2009) 1200 1000 800 1981-1990 1991-2000 2001-2009 600 400 200 0 Fuente: Elaboración propia en base al New York Times Article Archive. El dominio de la sección tecnológica es excluyente. No obstante, los incrementos en varias de las otras secciones son interesantes. Es sugerente, por lo pronto, que sea el capítulo dedicado al cine el que ocupa el segundo lugar, muy por delante de los negocios y otras secciones. En parte esto muestra la penetración del término red en la esfera tradicionalmente llamada ´cultural´. El tercer puesto corresponde a la sección sobre política nacional, lo que habla de la creciente importancia de la noción de red en ese terreno. Más relevante aún es el hecho de que el cuarto lugar corresponda a las tapas del diario. En ellas, cuyo espacio se mantiene evidentemente constante, las menciones al término red se han multiplicado por 2,53 en estos años. A su vez, las tapas, grandes dictadoras de las agendas públicas, tienen una influencia mucho mayor que cualquiera de las secciones y aún que el diario todo. Con esto basta, entendemos, en cuánto a los aspectos cuantitativos. El significado de la noción de Red en el capitalismo cognitivo: diez teorías Si hubiera que resaltar un punto común a los argumentos que presentaremos en las próximas secciones, ese es el de que el capitalismo informacional está estructurado en derredor de la noción material de Red. Prácticamente no hay en la actualidad ciencia, del tipo que sea, que rechace hablar de redes. Pero también, en el mundo de los incluidos, los medios periodísticos, los cuadros empresariales, los funcionarios estatales, los grupos de jóvenes y los activistas políticos se encargan de usar reiteradamente el término red, de inscribirse en redes y de pensarse en función de ellasiv. ¿Responde esto a una profunda tendencia de época o es tan sólo una moda pasajera? En cualquier caso ¿puede introducirse algún orden en los factores que han traído al concepto de red al centro del vocabulario de nuestra contemporaneidad? El concepto de red permea todas las formas de conocimientos intersubjetivos, aunque, como hemos visto, también campean en otros soportes cognitivos. Como vimos recién, se difunde como término. Más adelante veremos que inviste las organizaciones productivas capitalistas -y quizás también las no capitalistas-, se erige como la forma prototípica del Reconocimiento de los sujetos, se halla en el centro del esquema axiológico de la época y que, incluso, nos permite pensar sobre la eficacia de las conocimientos normativos de nuestra época. Pero antes de sumergirnos en ese mar de redes, quisiéramos presentar aquí una especie de introducción común a todos ellos, organizada alrededor de los significados de los que se nutre la noción de red en el capitalismo cognitivo. Se trata de un conjunto de teorías sobre las redes que son mojones, hitos, pistas para comprender el devenir de la noción en su tránsito desde y hacia las distintas formas de intersubjetividadv. Hay que dejar bien en claro esto: las teorías, como se presentan aquí, son formas de conocimientos subjetivos. Algunos sujetos elaboran algunas ideas, otros las reciben, etc. Sin embargo, lo que nos interesa es mostrar que esas elaboraciones son pequeñas cristalizaciones en el flujo de saberes que vienen de y buscan la intersubjetividad. Apenas puntos que nos permiten aprehender la dinámica, y en ningún modo orígenes. Del origen de la noción material de red poco sabemos, y de hecho, a nuestro marco teórico le interesan más las adolescencias que los nacimientos de los términos. Justamente, veremos que las teorías que presentamos testimonian la maduración de conceptos de red similares, en la misma época, y en los campos más diversos. Esto es relevante epistemológicamente: manifiesta - en nuestra limitada opinión, claro- una tendencia de la totalidad dialéctica, y cuestiona tanto la existencia de acontecimientos contingentes como las determinaciones de una sacralizada estructura económica. No hay mayores sorpresas si afirmamos que las teorías que utilizan habitualmente la noción de red están originadas de manera casi íntegra en el capitalismo cognitivo. Aunque el término pudiera aparecer esporádicamente con anterioridad, hay una fuerte convergencia de las distintas perspectivas hacia mediados de los años ´70. De cualquier forma, dividimos los abordajes en función de una diferencia importante. Algunas de las teorías que enumeraremos, utilizan el concepto de red para dar cuenta solamente del período presente, sea como sea que le llamen. Así, con la noción de red hablan del capitalismo cognitivo. Otras, extienden el concepto de red –u otros vecinos- sin trazarle limitaciones temporales. Lejos de reconocerlo como un emergente de los tiempos que vivimos, se lo utiliza para dar cuenta de diversos períodos o estructuras sociales. Sin juzgar lo acertado o no de esta operación, este grupo de teorías es el más interesante para nuestros fines, dado que el capitalismo cognitivo habla a través de ellas. Quizás sea útil, para aclarar esto, recurrir a lo dicho en el capítulo VI sobre la noción de individuo. Cuando la economía política o el contractualismo constataban el surgimiento de individuos en su presente histórico, no hacían otra cosa que absolutizar la noción y extrapolarla a la historia de la humanidad toda. Se hablaba así del estado de naturaleza, del individuo egoísta como origen de la sociedad, etc. Mutatis mutandi, con este grupo de corrientes que veremos y las redes ocurre algo parecido. Los autores viven en una configuración material cognitiva estructurada en torno a redes y, de manera más o menos conciente, tienden a imputar el vocabulario que les propone la actualidad a situaciones que exceden el contexto histórico presente. Entonces, bajo la idea de que los mojones sobre la idea de red que veremos se asocian de maneras múltiples, supesrpuestas y complejas a los diversos tipos de conocimientos intersubjetivos –aunque no sólo a ellos- presentamos diez de esos hitos teóricos. i) Una primera mención ha de ser para las bases sobre las redes que ofrecieron las ciencias duras. Al referirnos a la historia de Internet señalamos que Leonard Kleinrock imaginaba, en sus trabajos de comienzos de los años ´60, ¨una red galáctica de computadoras¨ (Kleinrock, 1961). Pero Kleinrock, como tantos otros, sólo pudo concebir aquello que estaba intelectualmente disponible en su época. Como es sabido, las ciencias de la computación nacen -y se mantienen- sumamente apegadas al campo de las matemáticas. Y en él, el significado que luego se emparentaría con el término red se venía mascullando subterráneamente desde el siglo XVIII. A la hora de situar un origen, se señala que en 1736 el matemático Euler por primera vez concibió lo que luego se llamarían grafos: objetos matemáticos que consistían en puntos –llamados vértices o nodos- y líneas –llamadas límites o vínculos-, que se desembarazaban de todo detalle particular del objeto real, para pasar a estudiar sus propiedades en términos abstractos (Newman, Barabási, y Watts, 2006:2-3). La teoría de lo grafos se iría desarrollando como el sostén teórico más importante en las teorías de las redesvi. Esto incluye, claro está, a las redes de computadoras como las que imaginaba Kleinrock (Faloutsos et al. 1999; Lynch 1997). No obstante, el punto aquí es que desde los albores del capitalismo cognitivo, la teoría de los grafos alimentó el pensamiento sobre redes en los terrenos más diversos: redes de amigos –en el mundo de carne y hueso- (Rapoport and Horvath 1961), de reacciones químicas (Wagner and Fell 2001), de artículos académicos y citas entre ellos (Price 1976; Redner 1998) de ingeniería (Ahuja et al. 1993), de estudios etnográficos y sociológicos (Wasserman and Faust 1994; Degenne and Forsé 1999; Scott 2000), etc. Un ejemplo: la concepción del metabolismo celular como una red: In a cell or microorganism, the processes that generate mass, energy, information transfer and cell-fate specification are seamlessly integrated through a complex network of cellular constituents and reactions. However, despite the key role of these networks in sustaining cellular functions, their large-scale structure is essentially unknown. Here we present a systematic comparative mathematical analysis of the metabolic networks of organisms representing all three domains of life. We show that, despite significant variation in their individual constituents and pathways, these metabolic networks have the same topological scaling properties and show striking similarities to the inherent organization of complex nonbiological systems. This may indicate that metabolic organization is not only identical for all living organisms, but also complies with the design principles of robust and error-tolerant scale-free networks, and may represent a common blueprint for the large-scale organization of interactions among all cellular constituents. (Jeong et alt, 2000: 1) Vista de manera retrospectiva, la teoría de los grafos parece haber sido un medio importante en la constitución y la difusión de la noción de red. ii) A su vez, y de manera totalmente independiente de la teoría de los grafos, a comienzos de los años ´70 Niels Jerne desarrolló en medicina una teoría sobre el sistema inmunológico a la que llamó ¨Network theory¨vii. Ese trabajo le mereció el premio Nobel en 1984 – junto a Georges Kohler y César Milstein-. Más allá del contenido de la teoría, que es complejoviii , es interesante ver que efectivamente tuvo una difusión considerable. Como se menciona en un editorial de la revista argentina Medicina: El trabajo inicial de Jerne sobre la Teoría de la red que se publicó en 1974 en los Anales del Instituto Pasteur tuvo un fuerte impacto y hasta 2008 han aparecido alrededor de 5000 artículos que fueron citados más de 3000 veces; las citas que se refieren directamente a la red de anticuerpos idiotípicos aumentaron a más de 100 en 1978, 200 en 1980 y 300 en 1982-1985 para luego descender rápidamente. Eichmann mismo dice haber publicado 31 trabajos involucrando idiotipía e indudablemente fue el tema de elección entre los 50 investigadores que poblaban el Instituto de Inmunología de Basilea dirigido por Niels Jerne. (Dosne Pasqualini, 2009:2) La noción de red avanzaba, también en medicinaix, mientras el capitalismo cognitivo se despertaba. iii) Otra de las líneas que lleva al desarrollo de la noción de red en la teoría social es la de la filosofía posestructuralista. Específicamente, la noción de Rizoma de Deleuze y Guattari asume muchos de los rasgos que tendrán otros conceptos más operativos de red. El término, tomado de la botánica, es introducido en el libro Mil Mesetas. Frente a la estructura denominada arborescente, signada por la jerarquía, la ramificación progresiva y subordinada, Deleuze y Guattari oponen la modalidad rizomática en la que cualquier elemento puede vincularse con cualquier otro. El rizoma, a su vez, carece de centro y de estratificación entre sus puntos, entre otras caracterísiticas (Deleuze y Guattari, (2004)[1980]: Introducción). La teoría deleuziana también alude al término red directamente y no sólo como principio epistemológico, sino como forma de organización políticax. A su vez, la frecuente utilización de la noción de flujos (Deleuze, 2005) y, ciertamente, la permanente aparición de la idea de multiplicidad, presentan una notable ¨afinidad electiva¨ -en el sentido que Weber toma de Goethe- con la mayoría de los conceptos de red que circulan en las ciencias sociales. iv) Por supuesto, la concepción del poder de Foucault conduce a la idea de red -aunque no sea elaborada por este autorxi-. En efecto, la noción de una ¨microfísica¨ del poder rechaza las formulaciones que lo identifican con una estructura sustancial y única, y pasa a enfatizar el funcionamiento de múltiples dispositivos, de una pluralidad de poderesxii. De manera reiterada, Foucault asocia esa multiplicidad de poderes con la noción de redxiii. Por ejemplo El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos de conexión El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos.(Foucault,1991: 142) v) El posestructuralismo francés influye de manera explícita e implícita en la que se ha convertido en una de las vertientes en boga del campo de las ciencias sociales posmodernas: la teoría del Actor-Red, de Latour, Callon, Law y otrosxiv. Dentro del ámbito de las teorías relativistas, y originada en el campo de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, la ANT –por su sigla en inglés- presenta la particularidad de enfatizar la simetría entre actores humanos y actantes no humanos. Así, basa sus investigaciones en el establecimiento de redes de sujetos, entes biológicos y objetos inanimadosxv Como señala John Law: This, then, is the crucial analytical move made by actor-network writers: the suggestion that the social is nothing other than patterned networks of heterogeneous materials. This is a radical claim because it says that these networks are composed not only of people, but also of machines, animals, texts, money, architectures -- any material that you care to mention. (Law, 1992:3) De modo que la sociedad, para estos autores, no es otra cosa que un conjunto de tejidos heterogéneos, un híbrido entre los entes inanimados y animados, vinculados por los hilos de las redes. Lo mismo ocurre con Donna Haraway, teórica feminista cuyo enfoque coincide, en líneas generales, con la teoría del actor red: …the world has always been in the middle of things in unruly and practical conversatin, full of action and structured by a startling array of actants and of networking and unequal collectives.(Haraway, 1992:305) vi) De manera directa, el legado de Deleuze y Foucault se refleja en la teoría política autonomista. Negri, Hardt, Lazzaratto, Virno,Tronti, Vercellone y otros no escatimarán el uso del término red. Éste parece natural desde una perspectiva inmanentista y centrada en la noción de multitud, como la que profesan tales autores. Esto es, si el ser es múltiple e inmanente, la red –plana, no jerárquica, interconectando múltiples nodosparece la modalidad vincular inefable. Aunque no dan definiciones operativas, las redes parecen caracterizarse para estos pensadores por la ausencia de un centro trascendente y por los rasgos del rizoma deleuziano. Además de la mención y la crítica de la estructura productiva en red -¨posfordista¨-, la particularidad de la versión más conocida de estas teorías está en acentuar a la red como mecanismo de dominación política, siguiendo parcialmente a Focuault. La noción de Imperio que catapultara a la fama a Hardt y Negri no se aleja mucho de esa idea: el imperio, a diferencia del imperialismo, funcionaría como una red, como una malla inmanente de poder mundial (Hardt y Negri, 2004: cap 8). Pero, más interesante, al igual que en la teoría del actor-red, se considera aquí que las redes no son, necesariamente, una novedad empírica del período actual. De hecho, los axiomas filosóficos de estas perspectivas conducen a buscar redes en los lugares más insospechados. Por ejemplo y siguiendo con Imperio, Hardt y Negri postulan una curiosa teorización sobre la organización política de los EE.UU. Lo que cobra forma es una idea extraordinariamente secular e inmanentista, a pesar de la profunda religiosidad de los padres fundadores. (…) El poder puede estar constituido por una serie de poderes que se regulan y ordenan entre sí conformando redes. (Hardt y Negri, 2004: 148) Sorprendentemente, en las páginas que los autores dedican a esta idea, una de las dos únicas referencias que aparece es a Hanna Arendt. Hardt y Negri encolumnan un párrafo de la autora en favor de su idea de que la Constitución de los EE.UU. se caracterizó por establecer una organización de redes de poder inmanentes. Sin embargo, el texto de Arendt dedica su énfasis a resaltar como el pacto de unión de los norteamericanos sólo pudo funcionar mediante el establecimiento de leyes situadas ¨en una región superior y trascendente¨ (Arendt, 1990:182)xvi, cosa que Hardt y Negri evaden por completo. El punto interesante de este ejemplo, desde nuestra óptica, es que muestra con claridad como el capitalismo cognitivo se expresa a través de estas teorías. Lejos de buscar enfatizar la crítica a Imperio, apenas quisiéramos señalar como esta voluntad de extender la noción de red aún hacia allí donde la evidencia empírica parece esquiva refleja la vocación de una época, de una configuración material cognitiva que se expresa a través de los autores de moda. vii) De manera independiente a las cuatro aproximaciones mencionadas, la teoría social anclada en el trabajo empírico y desvinculada del posestructuralismo también ofrece un campo en el que la noción de red comienza a surgir. Los trabajos pioneros parecen haber sido los estudios sobre la ¨ciudad red¨ de Wellman (1988, 1979, y Craven, 1973), luego seguidos explícitamente por Hiltz y Turoff (1978). El término ¨sociedad red¨ aparece primero en 1991 en un libro de Jan Van Dijk, quién luego lo reelaborará en la versión en inglés (Van Dijk, 1999). De cualquier forma, el hito decisivo está en el primer tomo de la trilogía de Manuel Castells, la Era de la Información, llamado La sociedad Red (Castells, 2006 [1996]) y en las contribuciones posteriores de este autor (Castells, 2000; 2004). Estos textos, voluminosos y documentados empíricamente, ya son referencias clásicas. Basta aquí con recordar la definición de red que aporta Castells: Una red es un conjunto de nodos interconectados. Un nodo es el punto en el que una curva se intersecta a sí misma. Lo que un nodo es concretamente depende del tipo de redes a que nos refiramos.(…) La tipología definida por las redes determina que la distancia (o intensidad y frecuencia de la interacción) entre dos puntos (o posiciones sociales) sea más corta (o más frecuente, o más intensa) si ambos son nodos de una red que si no pertenecen a la misma. Por otra parte, dentro de una red los flujos no tienen distancia, o es la misma entre los nodos. (…) Las redes son estructuras abiertas, capaces de expandirse sin límites, integrando nuevos nodos mientras puedan comunicarse entre sí, es decir, siempre que compartan los mismos códigos de comunicación (por ejemplo valores o metas de actuación). (Castells, 2006: 509) Así, flujos, nodos, códigos, intensidad, ausencia de distancia, son nociones que ya forman parte del sentido común al hablar de redes y que parecen poder extrapolarse de unas teorías a otras. Asimismo, además de estas teorías en las que la red es el concepto macro para describir agregados sociales, a mediados de los ´70 florecen los estudios sociológicos que utilizan la noción de red para describir grupos más pequeños, tramas micro, estructuras de vínculos en distintos campos de la vida social (Bearden, 1975; Boorman, 1975; Collins, 1974; Laumann y Pappi, 1976; Lomnitz, 1977; Roger y Kincaid, 1981; Wellman, 1979; White, Boorman y Breiger, 1976). viii) En algunas áreas de la sociología, y al igual que lo que ocurría con el rizoma deleuziano y otras nociones posmodernas, la idea de red no está presente tanto mediante el significante que la identifica como a través de su significado. Particularmente, da la sensación que las teorías del llamado capital social se basan en pensar a los agregados humanos en forma de redes. Más allá de que esta relación es fácilmente intuible, aparece de manera explícita en la formulación pionera del concepto, por parte de Bourdieu. (El capital social es)…el agregado de los recursos reales o potenciales que se vinculan con la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento o reconocimiento mutuo (Bourdieu, 1985: 248). La noción de capital social se ha difundido de manera masiva en las ciencias socialesxvii y sus vecindades, especialmente en el vocabulario de los organismos multilaterales. Ellos también asocian al capital social con las redes. Por ejemplo: (el capital social consiste en) networks together with shared norms, values and understandings that facilitate co-operation within or among groups" (Cote and Healy, 2001:41). Como es sabido, la noción de capital social tiene su epicentro en la academia norteamericana (Portes, 1999, Forni et al, 2004). También los autores estadounidenses la asocian inefablemente a la idea de red: In recent years, social scientists have framed concerns about the changing character of American society in terms of the concept of ‘social capital’. By analogy with notions of physical capital and human capital—tools and training that enhance individual productivity— the core idea of social capital theory is that social networks have value. Just as a screwdriver (physical capital) or a college education (human capital) can increase productivity (both individual and collective), so too social contacts affect the productivity of individuals and groups... Whereas physical capital refers to physical objects and human capital refers to properties of individuals, social capital refers to connections among individuals—social networks and norms of reciprocity and trustworthiness that arise from them. In that sense, social capital is closely related to what some have called ‘civic virtue’. The difference is that ‘social capital’ calls attention to the fact that civic virtue is most powerful when embedded in a dense network of reciprocal social relations. A society of many virtuous but isolated individuals is not necessarily rich in social capital. (Putnam, 2000: 18–19) Un aspecto interesante de la difusión de la noción de capital social es que como señala Portes (1999), ella no tiene de por sí nada de novedoso: la idea de solidaridad durkheimiana no se ocupaba de otra cosa que de ese cemento social que vincula a los miembros de un colectivo. No obstante, lo llamativo es que en Durkheim y los otros sociólogos del capitalismo industrial que se preocuparon por los lazos sociales, la noción de red estaba ausente. Lo novedoso del capitalismo cognitivo, entonces, es pensar a esos lazos con lógica reticular. Esa operación es la que trae al ser el concepto de capital social. ix) Pero apartémonos de la teoría social y de la literatura científica para ver una pequeña muestra de cómo la noción de red se expandía, simultáneamente, en otras regiones culturales. Un género literario que florece en el período, y que de hecho también debería ser visto como un producto del advenimiento del capitalismo cognitivo, es el del management. En él, la noción de red se propaga con fuerza impar. Prácticamente todos los libros de management de los últimos años están repletos de alusiones a las redes (p. ej. Dixon, 2001; Nonaka y Takeuchi, 1999; Tapscott, 2000, Fruin, 2000). Típicamente: Hoy la palabra clave es networking, es decir crear relaciones de red que comprendan las modalidades organizacionales entre las empresas y dentro de éstas. En recientes estudios sobre organización, se da una nueva imagen de la empresa como una unidad institucional inmersa en redes múltiples de relaciones transnacionales.(Berra, 1995:1) Pero también es interesante observar cómo entiende el management la noción de red: …la red canaliza el poder desordenado de la complejidad… La única organización capaz de un crecimiento sin prejuicios o un aprendizaje sin guía es la red. Todas las demás topologías limitan lo que pueda pasar. Un enjambre de redes es todo bordes, y por ello, abierta, sin importar por donde se entre. En efecto, la red es la organización menos estructurada de la que pueda decirse que tiene una estructura… De hecho, una pluralidad de componentes verdaderamente divergentes sólo pueden guardar coherencia en una red. Ninguna otra disposición –cadena, árbol, pirámide, círculo, cubo- puede contener a la diversidad auténtica funcionando como un todo. (Kelly, 1995:25-27 énfasis añadido) Nótese que la descripción de Kelly y las de los posestructuralistas son –para probable disgusto de estos últimos- llamativamente similares. x) Si nos alejamos un paso más de la literatura llamada ´seria´, encontraremos un campo que cultivó con esmero la noción de red cuando ésta todavía no podía valerse de sus propios medios: el de la llamada New Age. Por extraño que parezca, la idea de red floreció y ganó masividad allí tempranamente. We're at a stage now of pulling it all together. It's a new religion called 'networking´.... (Donald Keys citado en Cuddy, 1999: 131) Pero mucho más importante que una o varias citas aisladas, es la sistemática referencia a las redes que se hace en el libro de cabecera del movimiento New Age: La Conspiración de Acuarioxviii. Escrito por Marylin Ferguson a mediados de los ´70 y publicado en 1980, el texto vendió millones de ejemplares a lo largo y ancho del mundo. Entre decenas de citas celebratorias del nacimiento de las redes, mencionamos la siguiente: Mientras la mayoría de nuestras instituciones se están tambaleando, una versión siglo XX de la antigua tribu o parentela ha hecho su aparición: la red, instrumento del paso siguiente en la evolución humana.(…) Cualquiera que se percate de la rápida proliferación de las redes y perciba su fuerza, puede comprender el impulso que suponen para la transformación mundial. La red es la institución de nuestro tiempo: un sistema abierto, una estructura disipativa tan rica y coherente, que se encuentra continuamente en estado de flujo, en un equilibrio susceptible de reordenación continua, abierta indefinidamente a la transformación. (Ferguson, 1980: 239) Nuevamente, advertimos simpatía entre esta noción de red y las anteriores. Por ejemplo, la idea de que el cambio social no pasa por los estados ni partidos políticos sino por estas redes horizontales (Ferguson, 1980: 239) es compatible con las ideas del autonomismo italiano. A su vez, la noción de que la red vive en estado de flujo y en eterna mutación se asemeja a la perspectiva deleuziana o a la de Kelly. Conclusion Hemos avistado, hasta aquí, diez perspectivas teóricas vinculadas con la noción de red. Podrían, sin dudas, haber sido muchas más –de hecho, las teorías sobre el toyotismo o las llamadas ¨redes sociales¨, que veremos más abajo, bien podrían haberse incorporado aquí-. Pero bastan éstas, en sus aspectos comunes, para transmitir la idea de que la noción de red emergió en distintos ámbitos paralelamente y que por ende, esta es un producto de una época, más que de una situación puntual; más el resultado de una configuración material cognitiva, que de un acontecimiento contingente que se habría difundido. Esto tiene consecuencias teóricas, que van más allá de la ilustración histórica. Por lo pronto, esta lista de teorías respecto de que, en los terrenos más diversos, las ideas sobre redes toman forma en el tercer cuarto del siglo XX es más favorable a la idea de una totalidad subyacente que a la de una multiplicidad inmanente. Paradójicamente, la masiva emergencia de los discursos sobre la multiplicidad y la reticularidad –algunos de los cuáles acabamos de presentar- ponen en duda sus propias bases. No es el azar ni la contingencia lo que fogonea estos discursos, sino la dinámica de la totalidad capitalista, que los trasciende con mucho. Todo esto, como habrá notado el lector, marca la diferencia entre nuestra perspectiva y análisis posestructuralista –de la teoría del actor red o de alguna forma de deleuzianismo, por ejemplo-. Pero señalemos la diferencia, también, respecto de un análisis situado en la vecindad del marxismo. Un análisis filo marxista diría que el significado de la noción de red emerge como consecuencia de los cambios en los procesos productivos, principalmente de los cambios en el mundo industrial. El fin de las rigideces productivas que caracterizaron al capitalismo industrial, y su decantación hacia estructuras que -veremos luego- adoptan una forma reticular habría sido ¨en última instancia¨, el fenómeno que habría hecho propagar el concepto de red a otros dominios. Una vez más, esto no es del todo errado, pero tampoco completamente cierto. Naturalmente, la reticularidad de los procesos productivos industriales tiene una enorme incidencia en el resto de los procesos, pero ésta es insuficiente para entender los cambios en curso. Lo primero que hay que agregar, y que los marxistas dejan de lado, es que la reticularidad en los procesos productivos excede largamente a lo ocurrido en las actividades estrictamente económicas – y, recordemos, esas son los únicas tenidas por ¨productivas¨ desde una perspectiva marxista-. Fenómenos como Linux y Wikipedia, que estudiaremos luego, son difíciles de comprender con esa visión estrecha. Pero, más aún, la correspondencia entre lo que pasa en el mundo de la actividad económica y en la producción de conocimientos en otras áreas no da elementos para vincular ambos fenómenos con la noción de unicausalidad, que, de paso es extraña a la lógica dialéctica. De hecho, varias de las teorías que señalamos son anteriores a la difusión de las nuevas modalidades de organización fabril. En las otras, por su parte, el vínculo con los cambios económicos no se advierte con claridad: señalar ese tipo de relaciones de manera empírica es una tarea que los marxistas deberían encarar y que, en general, rehúyen para cobijarse en el automatismo de la fórmula causal consagrada. La ¨estructura económica¨, en fin, no parece poder explicar la multiplicidad de manifestaciones de la noción de red, que serían ¨superestructurales¨. En este sentido, es correcta la crítica posmoderna respecto de que ni la estructura económica –ni la clase o el partido- son una realidad trascendente. La ¨base económica¨ no es equivalente, de ningún modo, a la totalidad dialéctica. Como se desprende de nuestro marco teórico, la división entre una estructura y una superestructura dificulta la comprensión de la noción misma de totalidad. En términos más sencillos, tal división no permite aprehender a las distintas formas de conocimientos: ¿la noción de red aplicada a una tecnología se situaría en la estructura? ¿concebida como un diseño en un libro se ubicaría en la superestructura?¿la teoría de los grafos en donde se ubica? ¿Y las teorías del management que se aplican –veremos más abajo- como conocimientos organizacionales en las empresas? Desde nuestra perspectiva, entonces, lo que hay son flujos de conocimientos que conforman la totalidad y cuya materialidad se expresa en los distintos soportes que esos flujos asumen. Esa materialidad es la que debemos aprehender para captar el movimiento de la totalidad capitalista. Pasemos, en este sentido, a estudiar como la noción de red se expresa en los flujos de conocimientos organizacionales. i Esta ponencia es un avance de la tesis doctoral Conocimiento y Capitalismo: Materialismo Cognitivo, Capitalismo Informacional y Propiedad Intelectual ii Esto puede verse en el gráfico siguiente: Gráfico nro. Usos del término ¨Red¨ en las ediciones impresas del New York Times (usos por cada mil artículos publicados, 1851/2009) Fuente: Elaboración Propia en base al New York Times Article Archive No obstante, hay que notar que la primera expansión en el uso del término Red en este periódico se dio en los EE.UU. en los años ´20 y no en los ´70. ¿Por qué? Porque en ese período tuvieron una expnasión fenomenal las redes radiales y luego, las televisivas – redio network, televisión network-, lo que en castellano llamamos cadenas emisoras, sin usar el significante red. Evidentemente, esos usos no se correspondían con el significado que le atribuimos en el capitalismo cognitivo a la noción de Red. iii Estos datos se analizan para el período 1981-2009 porque es el único para el que están disponibles. iv Como señalan los especialistas en el estudio de redes: Networks are everywhere. From the Internet and its close cousin the World Wide Web to networks in economics, networks of disease transmission, and even terrorist networks, the imagery of the network pervades modern culture. (Newman, Barabási, y Watts, 2006:1) v Evidentemente, no podemos sostener que una configuración empírica tiene la característica de red a no ser que desde alguna perspectiva teórica esta idea nos haya sido inculcada. Esta imbricación se expresa en el carácter impuro de la distinción que ofrecemos: al analizar las determinaciones empíricas del ascenso de la noción de red, no podremos abstraernos de la influencia de los autores que analizamos en este apartado sobre la red como abstracción teórica. vi En efecto: Many consider Euler’s proof to be the first theorem in the now highly developed field of discrete mathematics known as graph theory, which in the past three centuries has become the principal mathematical language for describing the properties of networks. (Newman, Barabási, y Watts, 2006:3 vii Más precisamente, publica su paper decisivo en 1974 bajo el título Towards a Network Theory of the Immune System. viii De cualquier forma, aquí va una explicación, para el lector interesado: Según la teoría de la red, los linfocitos B tienen receptores de inmunoglobulina en su superficie que se estimulan en presencia de un antígeno determinado y producen anticuerpos -de una sola especificidad, según la teoría clonal. La región variable del anticuerpo contiene un sitio de combinación antigénico que a su vez induce la formación de anticuerpos anti-idiotípicos. Por ejemplo, si se induce un anticuerpo contra una bacteria y se lo usa para inmunizar otro animal, algunos de los anticuerpos anti-idiotípicos serán similares a la bacteria (imagen en espejo) lo que posibilitaría la obtención de vacunas inocuas fabricadas por el propio animal, en ausencia del antígeno (bacteria) original. Pero el sistema inmune es dinámico y continúa produciendo anticuerpos contra los varios idiotipos, vale decir, que se producen anti-anticuerpos anti-idiotípicos Ai1, Ai2, Ai3, etc.,hasta transformarse en una red de interacciones idiotípicas que persisten mucho tiempo después de la metabolización del antígeno. Para el funcionamiento normal del sistema inmune se debe llegar a un equilibrio entre estímulos (positivos) y supresiones (negativas), lo que constituye la homeostasis inmunológica; esto implica que la red de anticuerpos idiotípicos es eventualmente neutralizada y suprimida. (Dosne Pasqualini, 2009:2) ix Sin embargo, las limitaciones empíricas de esa teoría llevaron a que en el propio campo de la inmunología hayan surgido discursos desnaturalizando el paradigma de las redes. En efecto, el Klaus Eichman publicó en 2008 The Network Collective. Rise and Fall of a Scientific Paradigm, dando cuenta de cómo la noción de red avanzó con fuerza para luego retroceder lentamente. Eichmann no es un científico social, sino un renombrado inmunólogo, que reemplazó a Köhler en la dirección del Max-Planck-Institut für Immunobiologie de Freiburg. Esto sugiere una paradoja interesante. En el campo de las ciencias duras, tenidas por incapaces de mirar las bases sociales de sus descubrimientos, la noción de red ha sido contextualizada históricamente. En cambio, enseguida veremos que en el campo de la filosofía y las ciencias sociales críticas, portadoras de las banderas de la desnaturalización y la contingencia, la pregunta por la historicidad de la noción de red es un tema relativamente ausente, por no decir tabú. x Por ejemplo: Los que actúan y los que luchan han dejado de ser representados ya sea por un partido, ya sea por un sindicato que se arrogaría a su vez el derecho de ser su conciencia. ¿Quién habla y quién actúa? Es siempre una multiplicidad, incluso en la persona, quien habla o quien actúa. Somos todos grupúsculos. No existe ya la representación, no hay más que acción, acción de teoría, acción de práctica en relaciones de conexión o de redes. (Deleuze en Foucault, 1991: 57) xi Más allá de los usos esporádicos, Foucault dicta en 1976 una conferencia titulada las Redes del Poder, de la que cabría esperar una elaboración de la noción, pero el término aparece en ella sólo una vez, referido a la amplitud excesiva de ¨la malla de la red¨ de poder en la edad media. (Focault, 1992 [1976]). xii Por ejemplo: ...en el fondo no existe Un Poder, sino varios poderes. Poderes, quiere decir, formas de dominación, formas de sujeción que operan localmente [...] Se trata siempre de formas locales, regionales de poder, que poseen su propia modalidad de funcionamiento, procedimiento y técnica. Todas estas formas de poder son heterogéneas. No podemos entonces hablar de poder, si queremos hacer un análisis del poder, sino que debemos hablar de los poderes e intentar localizarlos en sus especificaciones históricas y geográficas. (Foucault, 1992: 13) xiii Además del pasaje de las Redes de Poder referido dos notas atrás, cabe mencionar los siguientes: En realidad el poder significa relaciones, una red más o menos organizada, jerarquizada, coordinada. (Foucault en Gordon, 1980: 198). A través del panoptismo apunto a un conjunto de mecanismos que operan en el interior de todas las redes de procedimientos de los que se sirve al poder.(Foucault, 1991: 88) Existe una red de bio-poder, de somato-poder que es al mismo tiempo una red a partir de la cual nace la sexualidad como fenómeno histórico y cultural en el interior de al cual nos reconocemos y nos perdemos a la vez. (Foucault, 1991:116) Más allá de que en estas y otras citas no quede claro ni que entiende por Red Foucault ni si el poder es una red o se sirve de ella(s), el punto es que, evidentemente, cierta noción de red circula ampliamente por el vocabulario teórico foucaultiano. xiv Como señala Vaccari en una reciente reseña de un libro de Latour: Podemos advertir aquí la influencia de la metafísica "rizomática" de Gilles Deleuze, así como de la "microfísica del poder" formulada por Michel Foucault. Ambos filósofos han sido los principales mentores intelectuales del enfoque de la TAR.(Vaccari, 2008: 189) xv Para una síntesis sencilla de la ANT vid. Law, 1992, para una versión más compleja, Latour, 2008). xvi Esa trascendencia cristalizó jurídicamente en la Constitución y en su custodia por parte de la Corte Suprema de Justicia (cfr. Arendt, 1990: capítulo 5) xvii Antes de 1981 el término sólo figuraba en 20 artículos de journals, entre 1991 y 1995 apareció 109 veces, y en el período 96-99 ya contaba 1003 artículos (Baum, 2005). xviii Más allá de las numerosas menciones, el libro comienza así: Una vasta y poderosa red. Que carece no obstante de dirigentes, está tratando de introducir un cambio radical en los EE.UU…Esta red es la Conspiración de Acuario.(Ferguson, 1994: 23)