XV EDICIÓN DE LOS CURSOS DE OTOÑO DE LA UNIVERSIDAD DE CÁDIZ EN ALGECIRAS CURSO “PUERTO Y CIUDAD: UN MODELO DE DESARROLLO TERRITORIAL COMPATIBLE Y SOSTENIBLE” Coordinadoras: Dra. Dña. Mercedes Silva López y Dra. Dña. María Zambonino Pulito SÍNTESIS DE LA LECCIÓN INTRODUCTORIA Con el curso se pretende crear un espacio de reflexión y debate en torno a una cuestión que ha sido tradicionalmente discutida y que, si bien ha sido objeto de tratamiento en el ordenamiento jurídico, no siempre las respuestas que este ha proporcionado han dado satisfacción a las entidades que representan los intereses contrapuestos. Se trata así de analizar diversos aspectos de las relaciones entre el puerto y la ciudad en la que este se asienta, en esencia, aquellos que han generado, o generan, un mayor grado de conflictividad y hacerlo desde la perspectiva de la búsqueda de soluciones conciliadoras con las herramientas e instrumentos que ofrece el ordenamiento jurídico que, en este punto, tras sucesivas reformas de la legislación de puertos, ha sido objeto de profundas modificaciones de las que cabe afirmar que el puerto no vive ya de espaldas a la ciudad. Para obtener pues una idea del estado de la cuestión, se hace necesaria la exposición del tratamiento que el Derecho Administrativo le dispensa, tarea que se encomienda a diversos especialistas en la materia. Sin embargo, un análisis exclusivamente jurídico, no ofrecería una visión completa de la materia y, por ello, el curso se complementa con la intervención de los máximos responsables de entidades directamente afectadas por la cuestión. En el curso se prestará especial atención a los puertos de mayor relevancia en nuestro sistema, los puertos de interés general, sin perjuicio de las debidas menciones a otros tipos de puertos (deportivos, de refugio, no comerciales) que también juegan un importante papel y en los que se reproduce la temática objeto del curso: las relaciones puertos ciudad. Los puertos de interés general se regulan en la Ley 27/1992, de 24 de noviembre, de Puertos del Estado y de la Marina Mercante y en la Ley 48/2007, de 26 de noviembre, de Régimen Económico y de Prestación de Servicios en los Puertos de Interés General. Esta legislación ha sido objeto de una importante reforma a través de la reciente Ley 33/2010, de 5 de agosto. Con acierto, la disposición final séptima de la Ley 33/2010, encarga al Gobierno la elaboración de un Texto refundido tanto de la Ley 27/1992 como de la Ley 48/2003. Esta refundición es una necesidad, dado que en un período de dieciocho años, el régimen de los puertos de interés general ha sido objeto de cuatro profundas reformas, representadas por la propia Ley 27/1992, que supuso un vuelco desde la perspectiva del régimen de gestión de los puertos, por la Ley 6/1997, de reforma de la anterior y, finalmente, por la incorporación al ordenamiento jurídico de un nuevo texto legal, la Ley 48/2003, en el que se regularía, no sólo el régimen económico de los puertos, sino también el dominio público portuario y, además, modificaría la Ley 27/1992 . Si a todo ello sumamos las modificaciones puntuales que han tenido lugar de ambos textos, se entiende la procedencia de la refundición. La Ley 33/2010 se dicta en la idea de reforzar el transporte marítimo, por las ventajas que ofrece desde la perspectiva de la sostenibilidad económica, social y ambiental. A tales efectos se pretende dotar del marco jurídico necesario a la política de potenciación del modo marítimo/portuario a escala europea y, más específicamente a las denominadas autopistas del mar, en línea con las directrices de la Unión Europea. Desde esta perspectiva, los puertos han de ser más eficaces y eficientes y estar dotados de una accesibilidad ferroviaria adecuada. De ahí que se pretenda, a través de la Ley 33/2010, aumentar la competitividad de los puertos españoles, a través del reforzamiento de los principios de autonomía de gestión y autosuficiencia financiera, siguiendo el camino emprendido a través de las reformas ya señaladas. Lo cierto es que la reforma a la que asistimos no afecta en exclusiva al régimen económico de los puertos, entendido este en una acepción amplia y comprensiva de los contenidos propios de la Ley 48/2003, sino que por el contrario, aspectos tales como la organización o el dominio público portuario están también concernidos, dada la modificación que como se ha señalado se lleva a cabo de la Ley 27/1992. Abundando en ello, no va a ser exclusivamente el régimen de los puertos de interés general al que atañe la Ley 33/2010. El régimen de la marina mercante es también objeto de modificaciones. Desde la perspectiva de los puertos, se introducen modificaciones de relieve en relación a los órganos de gobierno de las Autoridades Portuarias en la Ley 27/1992. En concreto, en la composición del Consejo de Administración, además de reducirse el número de miembros, se introducen modificaciones en los porcentajes de representatividad que reducen considerablemente la representación autonómica (prácticamente igualada a la del Estado), y se mantiene una importante presencia municipal y de los sectores sociales y económicos. En relación al Director, se disminuyen los años de experiencia exigidos a la persona que pueda ser designada como tal. Las funciones de las Autoridades Portuarias, se concretan con más detalle, ampliándose. Asimismo se amplían, aunque en menor medida las funciones de Puertos del Estado. Por lo que hace al régimen económico del sistema portuario, el artículo primero de la Ley 33/2010, modifica el Título I de la Ley 48/2003, en el que se regula el Régimen económico del sistema portuario de titularidad estatal, en su integridad. En el marco que supone la naturaleza de tasas de la contraprestación de carácter público exigibles por la utilización privativa o aprovechamiento especial del dominio público portuario y por la prestación del servicio de señalización marítima, se introduce una regulación que tiende a flexibilizar su régimen. Destaca, como novedad, la reformulación de las bonificaciones, el incremento de la cuantía de algunas de ellas y la incorporación de otras nuevas, todo ello en el objetivo de fomentar la competitividad. En relación a las tasas de utilización, es de señalar la posibilidad de establecer coeficientes correctores diferentes para las correspondientes al buque, al pasaje y a la mercancía en cada una de ellas, así como la competencia de las Autoridades Portuarias para proponer sus propios coeficientes correctores y, también, su propia política de bonificaciones de acuerdo con su propia realidad física, económica y situación competitiva a nivel nacional e internacional, sin que por ello puedan producirse prácticas abusivas o discriminatorias entre usuarios. Diversas son las modificaciones que introduce la Ley 33/2010 en relación al régimen de planificación, presupuestario, tributario, de funcionamiento y control, regulado en el Título II de la Ley 48/2003 y en relación, también, a determinados preceptos de la Ley 27/1992. En lo que hace a la planificación, los diversos instrumentos previstos en el mencionado Título sufren cambios importantes. Así, deben señalarse los que afectan al Plan Director de Infraestructuras o al Plan de Empresa. La preocupación por la sostenibilidad se expresa, v.gr., en la exigencia de incluir en este último una Memoria de Sostenibilidad, así como de los objetivos e indicadores de sostenibilidad ambiental. El Plan de Utilización de los Espacios Portuarios, por su parte, es objeto también de diversas modificaciones de régimen, e incluso de denominación: el instrumento planificador pasa a llamarse “Delimitación de Espacios y Usos Portuarios”, al considerarse que así se ajusta más a su naturaleza y contenido. Se modifican, igualmente, aspectos que afectan a la consideración urbanística de los puertos y a la realización de nuevas obras de infraestructura y ampliación de puertos (arts. 18 y 21 de la Ley 27/1992, respectivamente). En materia de fiscalización y control, destaca la nueva previsión que dispone que, en el caso de que se detecten deficiencias en los informes de control, se acordarán medidas correctoras entre Puertos del Estado y las Autoridades portuarias. En cuanto al régimen patrimonial, es de señalar el establecimiento de la posibilidad de que Puertos del Estado y las Autoridades Portuarias, en los supuestos de ausencia o insuficiencia de la iniciativa privada, participen en sociedades que presten servicios portuarios o en sociedades que tengan influencia efectiva en aquéllas, Asimismo se modifica íntegramente el Título III de la Ley 48/2003. El régimen de prestación de servicios sufre también una completa reforma, manteniendo la Ley la destitularización de los mismos introducida en la Ley 48/2003 y el libre acceso reglado a la prestación de servicios en un marco de libre y leal competencia entre operadores. El nuevo Título III contiene una nueva sistematización, con consecuencias en lo que hace a dicha destitularización y al libre acceso, en la medida en que el detallado régimen que incorpora potencia la competencia en la prestación de los servicios y, al tiempo introduce mecanismos de control más precisos para evitar situaciones de posición dominante. Destaca también la nueva regulación de la que se dota al servicio portuario de recepción de desechos procedentes de buques, en la que, entre otras modificaciones, se observa que los factores del producto que da como resultado la tarifa fija a aplicar a los buques – cuantía básica y coeficiente- experimentan un incremento. En materia de dominio público, destacan las modificaciones de que es objeto el régimen concesional contemplado en la Ley 48/2003. Son de señalar determinaciones tales como la posibilidad de ampliación de las concesiones otorgadas a las entidades que presten el servicio de manipulación de mercancías; la necesidad de convocar concurso en determinados supuestos cuando se presente una solicitud de concesión; la posibilidad de no convocar concurso para las concesiones de dársenas e instalaciones náutico-deportivas cuando el solicitante sea un club náutico u otro deportivo sin fines lucrativos; la potestad de revisar las condiciones de la concesión por razones de interés general vinculadas a la seguridad, a la protección contra actos antisociales y terroristas o a la protección del medio ambiente; la posibilidad de unificar concesiones de un mismo titular; la potestad de rescatar las concesiones cuando el dominio público otorgado fuera necesario, total o parcialmente, por razones de interés general vinculadas a la seguridad, a la protección contra actos antisociales o a la protección del medio ambiente, así como para la ejecución de obras, para la ordenación de terminales o para la prestación de servicios portuarios y que, para realizar aquéllas o prestar éstos. Ocupa un lugar destacado en esta reforma el nuevo Título V que se añade a la Ley 48/2003, en el que se contiene, de forma completa, la regulación del régimen de gestión de los trabajadores para la prestación del servicio de manipulación de mercancías. Con anterioridad dicho régimen había que buscarlo entre diferentes Títulos y Disposiciones de la Ley 48/2003 y, en particular en el Real Decreto 2/1986, de 23 de mayo, sobre el servicio público de estiba y desestiba de buques, que ahora se deroga. Las medidas más destacables que afectan al régimen de gestión de los trabajadores para la prestación del servicio de manipulación y a través de las que se pretende impulsar la competitividad en la prestación de este servicio son: el fomento de la contratación de trabajadores portuarios en relación laboral común por encima del 25% legalmente exigible con carácter general, tanto a través de la bonificación correspondiente a la tasa de actividad, como en la determinación de los plazos concesionales a las empresas de estiba; el incremento de la relación laboral común a medida que el mercado lo permita como consecuencia de la reducción de las irregularidades del tráfico y de la automatización de las operaciones; la ampliación de la exención como servicio portuario de manipulación de mercancías del embarque y desembarque a cualquier clase de vehículos de motor sin matricular en régimen de mercancía, si bien deberá utilizarse personal de la SAGEP cuando su oferta sea igual o mas ventajosa con los mismos requisitos de cualificación que los exigidos para realizar actividades de servicio portuario de manipulación de mercancías; el fomento de las autopistas del mar y de los tráficos marítimos de corta distancia que se cargan y descargan por rodadura en buques ro-ro, ro-pax, con-ro y ferries, permitiendo la prestación de estos servicios a las compañías navieras en régimen de autoprestación; la exención de la obligatoriedad de integrarse en el capital de la Sociedad de Gestión de los Estibadores Portuarios a las empresas con licencia de autoprestación y la simplificación de los requisitos exigidos a los trabajadores para poder realizar las actividades incluidas en el servicio portuario de manipulación de mercancías. Desde la perspectiva de las entidades de puesta a disposición de personal estibador, la Ley 33/2010 dispone su transformación en sociedades anónimas, que estarán constituidas por las empresas titulares de licencias de prestación del servicio portuario de manipulación, con una distribución accionarial alícuota por el número de titulares y proporcional por el volumen de facturación de cada una de ellas. Por otra parte, la Ley introduce nuevos mecanismos que incrementan la capacidad de supervisión de las Autoridades Portuarias en dichas sociedades para evitar distorsiones en su funcionamiento que afecten a la leal competencia entre prestadores del servicio. Finalmente, en materia de policía de puertos, se ven afectados los regímenes que conciernen al Reglamento de explotación y policía de los puertos, que incluirá modelos de Ordenanzas portuarias, y al hundimiento de buques, que es objeto de una regulación detallada. Ambas cuestiones han supuesto la modificación de los arts. 106 y 107 de la Ley 27/1992.