LA ASTROLOGÍA COMO INSTRUMENTO DE DIAGNOSIS: LOS CICLOS DE SATURNO, UNA GUÍA TERAPÉUTICA ANTE LA DEPRESIÓN. Desde hace miles de años, la Astrología forma parte intrínseca del curso evolutivo de la humanidad. Ni el devenir del tiempo, ni aquellos oscuros períodos en los que incluso llegó a ser perseguida su práctica han conseguido mermar su avance y proyección a nivel social. Tanto es así, que hoy podemos encontrarla relacionada con las más variadas prácticas profesionales: desde el entorno de las psicoterapias, a campos tan dispares como puedan ser el económico, político, o incluso, en el estudio de los posibles cambios climáticos; sólo por mencionar algunos de ellos. La práctica de la Astrología, sea cual fuere el ámbito en el que esta se aplique, debe partir necesariamente de su herramienta básica: la Carta Astral. En ella se engloban todos los elementos necesarios e imprescindibles para que podamos realizar un estudio serio y riguroso, de acuerdo con las bases y principios de la Astrología. Una Carta Astral es un diagrama que representa la distribución de nuestro Sistema Solar para una fecha y hora determinadas, y desde el punto de vista de un lugar preciso de la Tierra. Al establecer dicho diagrama, pretendemos determinar el conjunto de influencias que van a interactuar sobre ese punto concreto de la Tierra, y que por lo tanto, van a condicionar la evolución posterior de este nuevo ser, nacido en dicho instante y lugar. Nos centramos en la Astrología natal o Genetlíaca, por ser dicha rama la que se orienta específicamente hacia el análisis personal, y por tanto, aquella a la que va dirigido el tema de esta ponencia. Al realizar el análisis de una Carta Natal, podemos obtener información valiosa referente a las características y cualidades personales, así como de aquellas tendencias, a las que bien podríamos llamar defectos y que pueden llegar a dificultar, inhibir o bloquear nuestra evolución. Durante mucho tiempo, el estudio de la Carta fue utilizado como una forma de diagnosis de las enfermedades físicas, estableciendo las predisposiciones mórbidas a través de la posición de los planetas y sus relaciones o aspectos. Esta práctica específica, englobada en la rama de la Astromedicina, fue cayendo en cierto desuso por el avance tecnológico en los medios de diagnosis médica. No obstante, si consideramos que la Carta Natal es una verdadera fuente de autoconocimiento, que a través de su estudio en profundidad, podemos llegar a tener una visión muy próxima a la realidad mental y emocional de cada individuo; nos daremos cuenta de la importancia de disponer de una herramienta como esta a aplicar en cualquier disciplina terapéutica. El Dr. Bach fue muy consciente que para obtener la curación era necesario hacer desaparecer la causa de la enfermedad, y que dicha causa no estaba en el cuerpo físico, sino en los estados emocionales inarmónicos. A partir de sus descubrimientos, nos quedó claro que era necesario tratar al paciente y no a su enfermedad; dado que ésta, sólo desaparecería tratando su temperamento y disposición de ánimo. En este sentido, la Carta nos aporta una valiosa información, no sólo pudiendo llegar a detectar dichos estados emocionales inarmónicos, sino también las predisposiciones personales, y algo de suma importancia como es la temporización. A través de la Astrología podemos llegar a prever con anticipación el momento aproximado en el que una determinada predisposición emocional inarmónica puede llegar a materializarse en un estado de ánimo específico, e incluso, las posibles somatizaciones que puede llegar a desencadenar. Por este motivo, relacionar la Astrología con la Terapia Floral del Dr. Bach, puede resultar de suma importancia. Está claro que sería preferible tener unos conocimientos lo más profundos posibles de ambas disciplinas; no obstante, siempre podemos establecer una formula primaria que terminaremos de confirmar a través de la entrevista. Por ello, es importante conocer, de entrada, la relación establecida entre Signo Zodiacal y esencia floral: Aries: Impatiens, Tauro: Agrimony, Géminis: Cerato, Cáncer: Red Chestnut, Leo: Vine, Virgo: Centaury, Libra: Scleranthus, Escorpio: Chicory, Sagitario: Vervain, Capricornio: Mimulus, Acuario: Chestnut Bud, Piscis: Clematis. Esta relación Signo-Flor es la misma independientemente del planeta a que nos estemos refiriendo. Si tenemos a alguien con el Sol en Aries, podemos decir que es de carácter impaciente; si es Marte quien está en Aries, su forma de actuar será impaciente; o si es la Luna, lo será su forma de sentir. Por supuesto que dicha relación sólo representa un punto de partida, ya que si tenemos en cuenta toda la Carta al completo, más aquellas esencias florales secundarias que podemos establecer para cada aspecto astrológico, mejor y más adecuada será la formula cuantos más aspectos tengamos en consideración. De todas formas, aunque la Carta Natal pueda ser utilizada como un efectivo sistema de diagnosis, tampoco podemos dejar de lado su gran aportación como herramienta terapéutica en sí. La Carta, o como también se la denomina de forma muy acertada, el Mapa Natal. Éste no sólo nos muestra las tensiones y armonías que habitualmente se manifiestan en nuestra vida, a través de nuestra forma de sentir, ser y actuar; sino también el camino o dirección a seguir, para poder hacer un uso más constructivo de nuestros rasgos básicos, y por tanto, las posibles soluciones a nuestros problemas y dificultades esenciales. A través de la interpretación de nuestro Mapa Natal, conducida en todo momento por el experto Astrólogo, no sólo podemos llegar a ser más conscientes de nuestra propia vida, de entender nuestra situación en el medio, sino también, iniciar el proceso de rectificación adecuada, para poder tener una vida más satisfactoria, de acuerdo con nuestras expectativas y posibilidades reales. Aunque el Mapa o Carta se mantenga para toda la vida, indica una serie de posibles caminos a seguir, además de los aprendizajes a realizar o de las lecciones a aprender en “este día de colegio”, como decía el Dr. Bach. En este Mata Natal se establecen una serie de puntos sensibles, correspondiendo éstos a las posiciones planetarias al nacimiento. Cada vez que un planeta en su tránsito habitual haga algún tipo de contacto con alguno de dichos puntos, se va a producir una reactivación-revisión, en cuanto al nivel de realización del aspecto activado. Podríamos decir que los planetas, en el transcurso de sus ciclos, nos van marcando las pautas a seguir en nuestra vida, de acuerdo con la estructura básica representada por nuestra Carta o Mapa Natal. Con sus tránsitos nos animan, nos empujan, dándonos el impulso necesario; nos frenan o nos bloquean cuando vamos demasiado acelerados o seguimos un camino inadecuado, pero también nos pueden reprender con dureza para que seamos capaces de darnos habida cuenta de lo que estamos haciendo con nuestra vida. El Sol es la estrella central de nuestro Sistema Solar, alrededor del cual giran todos los planetas y, entre ellos, el nuestro: la Tierra. Con su luz y calor, el Sol hace que sea posible la VIDA. Así pues, podemos considerarlo como el creador, ya que sin él no se darían las condiciones necesarias para que existiera la vida en nuestro sistema solar. Astrológicamente, el Sol representa nuestra identidad básica, es el centro del ser y el origen de la Fuerza Vital. Por tanto, el análisis de nuestro Sol, no sólo nos va a aportar una visión clara de quienes somos en realidad, sino que, a través de las relaciones que éste mantiene en nuestra Carta, nos va a indicar las posibilidades de nuestra Fuerza Vital. Si tenemos en cuenta que esta es la que gobierna las funciones de nuestro organismo y la que determina tanto el estado de salud como de enfermedad; tal y como lo describió el Dr. Samuel Hahnemann, creador de la Homeopatía, nos podremos dar cuenta de la importancia de tener en consideración primordial a nuestro Sol. El símbolo solar viene representándose desde hace miles de años con un punto dentro de un círculo. En el simbolismo astrológico, se considera al círculo como el espíritu y al punto interior como el centro de nuestro ser, o sea nuestra alma. Nos recuerda que somos seres espirituales en el centro de nuestro ser. De esta forma, si comprendemos que el Sol nos muestra a nuestra alma, entenderemos que las posiciones y relaciones solares de nuestra Carta o Mapa Natal nos van a mostrar las lecciones más importantes a aprender por nuestra alma en esta encarnación. Si somos capaces de interpretar adecuadamente nuestro Mapa, podremos ver con claridad el mejor camino a seguir para conseguir una mayor evolución a través de un aprendizaje menos accidentado. No obstante, si decidimos complicarnos la vida siguiendo caminos que no nos corresponden por naturaleza, o pretendemos seguir atajos para evitar las lecciones que debemos aprender, van a ser los tránsitos planetarios los encargados de hacernos recuperar nuestro verdadero destino; y en particular, el planeta Saturno va a ser uno de los que con más dureza vamos a sentir. Saturno, desde mi particular punto de vista, mantiene una estrecha y directa relación con el Sol. Astrológicamente se lo considera el planeta de la responsabilidad y el encargado del necesario proceso de maduración personal. Durante muchos años, fue considerado injustamente como un planeta maléfico, quizás porque sus exigencias son tan elevadas que no nos permite apartarnos demasiado de nuestros límites particulares, y si lo hacemos, él se encarga con sus tránsitos de que asumamos las consecuencias de nuestros actos. A Saturno se le han adjudicado la tristeza, la melancolía, la depresión, la seriedad, la frialdad, el temor, los miedos, las limitaciones, los bloqueos, los retrasos, la rigidez, los fracasos, la soledad... y un larguísimo etcétera de penalidades. El hecho de que durante años la humanidad no haya sido capaz de darse cuenta de las grandes cualidades que nos aporta la influencia de dicho planeta, dice mucho en cuanto al nivel de irresponsabilidad que venimos mostrando; y para ello, sólo basta con ver las noticias de un día determinado en cualquier medio de comunicación. Ciertamente, a través de la influencia de Saturno sentimos miedo, temor, inseguridad; pero son precisamente estas sensaciones las que hacen que seamos más exigentes con nosotros mismos, y por tanto, que no nos lancemos al escenario de la vida, sin haber aprendido antes nuestro papel a representar. También vamos a sentir bloqueo, retraso y limitación, pero éstos nos van a impedir que nos lancemos de cabeza hacia un fracaso asegurado de antemano. Indudablemente, diremos para justificarnos, que de los errores también se aprende, pero ¿qué no daríamos para realizar un adecuado aprendizaje sin tener que pasar por las consecuencias de determinados errores cometidos?. A este bello planeta, rodeado de anillos, se le relaciona con la tristeza, la soledad y la depresión. Pero yo destacaría de ello dos palabras básicas: INTERIORIZACIÓN y REALIZACIÓN. Soy consciente que a cualquier persona que padezca o haya padecido un estado de profunda depresión le va a sonar, como mínimo extraño, que le diga que dicho estado es una oportunidad de oro que le aporta su vida. Durante años, y después de haber analizado centenares de Cartas Natales, he podido constatar la relación directa que se establece entre los ciclos de Saturno y los estados depresivos. Pero curiosamente, también he podido ver ante los mismos tránsitos, períodos de gran realización personal, de satisfacción y de felicidad. Y uno se pregunta ¿cómo es posible que ante influencias de un mismo planeta uno pueda vivir períodos de gran felicidad, pero también, en otros casos, de gran penalidad?. Hemos comentado que el Sol representa el alma, que sus relaciones en la Carta nos indican el camino a seguir para realizar el aprendizaje más adecuado de las lecciones correspondientes a nuestra actual encarnación. No obstante, nuestra personalidad puede decidir seguir otros caminos que no necesariamente corresponden a nuestro destino. El Dr. Bach nos decía: “La felicidad auténtica resulta de obedecer los mandatos de nuestra alma, nuestro Yo Superior”... “trae consigo las cualidades de dulzura, fuerza, coraje, constancia, sabiduría, paz y amor”... “La infelicidad atrae hacia sí el lado opuesto de estas cualidades –codicia, crueldad, egoísmo, inestabilidad, ignorancia, orgullo y odio-, siendo éstas las causas subyacentes de la enfermedad”. Saturno tarda unos 28 años en realizar un ciclo completo alrededor del Sol, es lo que denominamos el retorno de Saturno. En el transcurrir de dicho ciclo, Saturno va contactando con cada uno de los puntos de nuestro Mapa Natal. Con cada uno de estos pasos va a desencadenar su consiguiente proceso de revisión-valoración. Dependiendo de cual sea nuestra situación en cada uno de los planos de nuestra vida, Saturno va a desencadenar una reacción u otra. Si yo tuviese que darle un nombre a dicho planeta, probablemente me decantaría por el guardián del alma. El propósito básico de los tránsitos de Saturno es presionarnos lo suficiente para que consigamos una estructura más sólida, segura y estable en nuestra vida, de acuerdo con nuestro proceso real de evolución. Si hemos establecido una estructura con fundamentos falsos o incorrectos, o si estamos construyendo nuestra vida en una dirección inadecuada, el paso de Saturno va a desencadenar un verdadero terremoto: la tierra se va a hundir a nuestros pies. He visto empezar muchos estados depresivos durante los tránsitos de Saturno, de la misma forma que los he visto llegar a su fin, ante su retorno, después de haber realizado el proceso de reestructuración adecuada. En particular, recuerdo el caso de una mujer que entró en depresión ante un retorno de Saturno y no consiguió salirse de ella hasta el siguiente retorno, o sea pasados 28 años. En realidad, dicho planeta nos da, ante cada contacto, una oportunidad de oro para recuperar nuestra vida, para realizarnos como individuos. Sus efectos van a variar dependiendo de nuestro estado de realización personal. Cuanto mayor sea nuestro nivel de insatisfacción, mayores van a ser los trastornos de sus tránsitos. Generalmente, su paso desencadena estados de tristeza, melancolía, necesidad de soledad... en el fondo, nos está empujando a un profundo proceso de interiorización, para que seamos capaces de valorar de forma seria y real, sin influencias externas, qué es lo que estamos haciendo con nuestra vida. Por supuesto que deberíamos ser capaces de no caer en esta tendencia demasiado generalizada de bloquear sus efectos con fármacos, que lo único que consiguen, en el fondo, es cronificar unos efectos que, de otra forma, habrían tenido una acción muy limitada en el tiempo. Recuerdo haber leído unos comentarios de una homeópata que trabaja con la Astrología en relación a un caso concreto de depresión saturnina. Los mejores resultados los obtuvo utilizando lo que ella llamó una conexión homeopática con Saturno: dar la bienvenida a la oscuridad de Saturno mediante pequeñas dosis de soledad, de silencio, vistiéndose de colores oscuros y sumergiéndose en asuntos intelectuales. Esta actitud, atrajo los mejores regalos de Saturno: la conexión profunda con la propia naturaleza fundamental, de tal manera que, aunque la paciente seguía inclinada hacia la tristeza y la melancolía, el sentimiento de estar centrada y de vibrar en armonía con el Universo tuvo un efecto curativo. Esto además, también le permitió algunos ajustes en su vida para adaptarse mejor a la realidad siempre cambiante. En la Ponencia que presenté el año pasado en Barcelona, les comentaba la importancia de prescribir flores utilizando la Carta Natal del cliente, hasta tal punto de que, en mi caso concreto, como astrólogo y terapeuta floral, estaba prescribiendo flores con unos resultados espectaculares a personas con quien no tenia ningún tipo de contacto directo; únicamente disponía de unos pequeños detalles de su situación actual y, por su puesto, de su Carta. Algunos de dichos casos podían estar viviendo perfectamente un estado de depresión, dado que Saturno estaba transitando por puntos clave de su Carta Natal. Mi respuesta fue actuar con flores a las que relaciono directamente con Saturno: Mimulus, Cherry Plum, White Chestnut, Pine, Larch, Elm, Gentian. El resultado fue realmente curioso, al cabo de un tiempo, algunas de dichas personas me llamaron por teléfono para decirme que, con la formula floral habían conseguido superar una depresión que hacía tiempo que arrastraban, e incluso, habían conseguido dejar de tomar antidepresivos. En ninguno de dichos casos utilicé Mustard. Hay que tener presente, también, que podemos detectar ciertas predisposiciones a dichos estados. Generalmente, los más habituales se manifiestan en aquellas personas que tienen en su Carta a Saturno en contacto con la Luna, aunque también pueden darse casos en los que está en contacto con el Sol, o situado en puntos clave de la Carta, como pueden ser el Ascendente o el Fondo Cielo. Esto supone que, en dichos casos particulares, Saturno tiene unos efectos determinantes, y que por tanto, sus tránsitos van a ser mucho más importantes. Partiendo pues de dichas premisas, en primer lugar, deberemos analizar detalladamente la Carta Natal para detectar probables predisposiciones. En estos casos, actuaremos a nivel preventivo con las esencias florales más adecuadas para cada una de las posiciones astrales. De esta forma, podemos llegar a desencadenar un cambio de actitud positivo ante la vida, de manera que, la persona en cuestión, vaya manifestando progresivamente los estados armónicos relacionados con dichas influencias. En segundo lugar, localizaremos la posición del momento de Saturno (también es muy importante tener en cuenta la posición de los demás planetas transpersonales: Urano, Neptuno y Plutón), en relación a la Carta que estamos analizando. Si está pasando por algún punto clave de la Carta o está muy próximo su paso, daremos preponderancia a este transito a la hora de prescribir la formula floral, dado que este aspecto va a ser determinante en la situación actual del cliente. Debemos tener presente que, dada la lentitud de avance de Saturno en su ciclo alrededor del Sol, puede estar activando un punto de la Carta durante meses; y que sus efectos pueden empezar a notarse un mes antes de su paso real. Por consiguiente, la actuación preventiva a nivel floral, puede resultar clave en estos casos, y con unos efectos muy positivos para las personas afectadas por dichos tránsitos planetarios. En estos casos, podemos actuar con esencias como Walnut, para favorecer la adaptación y el cambio al que están empujando dichos tránsitos. Chestnut Bud, para facilitar el aprendizaje; ya que ante cualquier paso de Saturno, nos enfrentamos a lecciones importante a aprender. Pine, es habitual que se manifiesten sentimientos de culpa, tanto por lo que uno no ha hecho hasta el momento, como por lo que siente que debe hacer y que va a involucrar a otras personas de su vida. Por supuesto, Mimulus y Cherry Plum, que prácticamente serían específicas de Saturno. Además de Sweet Chestnut, por la angustia extrema con la que uno vive dichos tránsitos. Dependiendo del nivel de tristeza y melancolía manifestados, puede ser necesario pensar en Gentian, o incluso en Mustard. Y, en algunos casos concretos, si la presión es muy intensa, la persona puede caer en estados Gorse. Por descontado, también puede ser necesario pensar en Wild Rose, en el caso de expresarse una cierta apatía; aunque no sea lo más frecuente ante dichos aspectos astrales. Y siempre resultará de gran ayuda una cierta estimulación o reequilibrio energético, a través de esencias tipo Olive y/o Clematis. Saturno, el guardián del alma, nos empuja a seguir de forma adecuada los dictados del centro de nuestro ser, de nuestra alma. Se empeña en que seamos auténticos de acuerdo con nuestros rasgos básicos, para que de esta forma seamos capaces de mostrar en todo momento y lugar nuestra verdadera identidad. Como ya hemos mencionado, durante años ha sido visto como un planeta maléfico. Todo ello en contra de su imagen real, ya que cualquiera que haya visto una imagen de Saturno, no le habrá pasado desapercibido que es uno de los más bellos del Sistema Solar. Debemos ser capaces de darnos cuenta de los grandes beneficios que nos aporta la influencia de Saturno, de esta forma, dejaremos de temerlo. Si somos conscientes de que: el hecho de prepararnos adecuadamente para estar al nivel que nos corresponde, además seguir el camino correcto, todo ello puede traer como consecuencia que nos encontremos en el momento preciso y en el lugar adecuado para recoger el premio que nos ha correspondido. A esto lo llamamos “suerte”, la suerte de un planeta llamado Saturno. Josep Guarch Busquets Psicoastrólogo Terapeuta Floral