LA DEUDA EXTERNA EN EL MUNDO: SITUACIÓN ACTUAL Y POSICIÓN DE LA IGLESIA Vancouver, 21-24 de Febrero del 2000 Monseñor Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, S.D.B Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras No cabe duda de que un tema como éste tan llevado y traído en los últimos años, apasiona y genera reacciones encontradas. Pero es un tema sobre el cual especialmente el Santo Padre Juan Pablo II ha llamado constantemente la atención y que es indispensable apoyar, si queremos que pueda en este nuevo milenio encontrarse caminos de solución al crecimiento incontenible de la pobreza en el mundo. No voy a repetir cosas que todos sabemos, sino, haré un esfuerzo para ubicar el problema en el contexto actual y trataré de señalar algunos caminos para seguir trabajando este problema en el diálogo indispensable con los organismos financieros internacionales, con los gobiernos locales y con la sociedad civil, desde la doctrina social de la Iglesia. 1. INTRODUCCIÓN No cabe duda que la deuda externa se ha convertido en un obstáculo peligroso para el desarrollo humano, porque ha obligado a los países más pobres del mundo a usar sus escasos recursos para pagar servicio de deuda, en lugar de invertirlos en el bienestar de la población. Se trata de un tema sumamente complejo, pero para nosotros los Pastores, implica un profundo desafío ético: este problema afecta a la dignidad de la persona humana y por consiguiente a los derechos humanos, afecta a la calidad de vida de los hombres, mujeres y niños más vulnerables de nuestras sociedades. Preguntas como ¿de qué manera fue contraída, quién tuvo que ver con las decisiones principales, quién o qué instituciones podrían resolverla y qué criterios morales desearíamos usar para buscarles solución?, no nos pueden dejar indiferentes. No cabe duda que el problema de la deuda tiene fuertes costos sociales: su servicio desvía recursos indispensables para combatir la pobreza o para invertir en infraestructura (carreteras, puentes, agua potable, escuelas o mejores servicios de salud). Los gobiernos del Africa, especialmente del Sahel, transfieren a los acreedores del Norte cuatro veces más de lo que gastan en la salud de sus pueblos y también graves costos financieros: altos niveles de deuda indican riesgos para invertir y esto es un fuerte disuasivo para las inversiones extranjeras. Las políticas de ajuste estructural de la economía que han sido adoptadas o forzadas por los organismos financieros internacionales, limitan el gasto social, retrasan las inversiones, reducen la competitividad de las empresas nacionales y aumentan el desempleo (cfr. Life before debit, CARITAS, CIDSE, CRS). 2. ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DEL PROBLEMA DE LA DEUDA Y SU RELACIÓN CON LA GLOBALIZACIÓN, LOS DERECHOS HUMANOS Y LA DEMOCRACIA A partir de los últimos años los procesos de globalización, especialmente económica influenciada por el liberalismo del mercado, suscita muchas preocupaciones: 2.1. La humanidad se encuentra hoy con la mayor concentración del ingreso de la historia. El 85% de los ingresos mundiales están en manos de un 20% de la población, mientras un 60% sobrevive con menos del 6% de los ingresos y esta “brecha” como la llamó la Conferencia de Puebla, tiende a expandirse en lugar de reducirse. 2.2. Dentro de este proceso neoliberal, para darle algún nombre, de concentración globalizada, la deuda se vuelve funcional. Ante la supuesta “liberalización” del comercio mundial (el fracaso rotundo de la llamada Cumbre del Milenio en Seattle, es un indicador elocuente), el descuido por parte de muchos Estados de sus obligaciones en material de derechos humanos, prevalece la mercantilización de todo. En la lógica del mercado todo se vende y todo se compra, sin consideración ética alguna. La libertad que rige es la de las grandes concentraciones de riqueza, recursos, información (o desinformación) y poderío represivo. 2.3. La globalización de este tipo, está organizada por los países más industrializados del Norte (G7). Es inducida desde fuera y se impone a los pueblos como algo que es inevitable, por consiguiente, no somos globalizadores sino globalizados. Se convierte en un sistema cerrado que no deja margen para alternativas ni quiere tampoco buscarlas; pregona “el fin de las ideologías”. 2.4. La globalización económica es impulsada por los grandes consorcios económicos que crean espacios subordinados (como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), o el Area del Libre Comercio de las Américas (ALCA), que instrumentalizan según sus propios intereses las acciones y decisiones de los organismos multilaterales FMI, Banco Mundial, (OMC), incluyendo y forzando muchas veces las políticas de los gobiernos que tienen que definir sus metas muchas veces ignorando o marginando la voluntad de los pueblos. 2.5. Los contenidos y las orientaciones de las políticas macroeconómicas que dimanan del Grupo G7, determinan la aplicación de recetas implantadas en el mercado del modelo de economía de mercado, que tienen como requisito indispensable los programas de ajuste estructural de la economía. 2.6. En este contexto, las políticas que se han venido implementando de “alivio” de la deuda externa, entre las cuales se determinan los programas de renegociación que culminaron en el Plan Brady y ahora la iniciativa HIPC para los países altamente endeudados, dejan la duda si se convierten acaso más en un alivio para los acreedores que para los pueblos que sufren las consecuencias del endeudamiento de sus respectivos países. No toman en cuenta la discutible legitimidad de muchas deudas ni los pagos enormes que ya se han efectuado y muchas veces condicionan las políticas internacionales de dichos países. 2.7. Con mucha frecuencia los indicadores económicos que se usan, son distorsionados e insuficientes y no reflejan los “costos humanos” que se producen como consecuencia del creciente e impagable endeudamiento (muchos países destinan más del 40% de sus presupuestos nacionales para el “servicio” de la deuda). Muchas veces se insiste en mostrar determinados “éxitos” alcanzados por algunos países que han aplicado los programas de ajuste estructural, sobre la base del crecimiento de su economía y el control inflacionario de los precios, pero cabría preguntarse ¿bajo qué criterios se miden los “ajustes exitosos”? 2.8. En las sociedades de América Latina se va produciendo una peligrosa uniformidad cultural, como consecuencia de la lógica de la economía de mercado que impone hábitos, lenguajes y actitudes a través de determinados productos, modelos humanos y estilos de vida que reflejan el “consumismo” como único camino para una plena realización económica. Este fenómeno social provoca profundos cambios culturales en todos los aspectos y en todas las áreas de vida de los pueblos de la región, poniendo en riesgo las identidades culturales. 2.9. Las fusiones de grandes empresas especialmente de comunicación, a veces aumentan la desinformación social según los intereses de los grupos de poder que producen y a veces inducen la pasividad de las personas y grupos afectados, consolidando las condiciones y situaciones de las más preocupantes consecuencias de la globalización que es la exclusión. 2.10. Todo esto nos habla de la crisis del modelo económico del mercado como posible sistema de resolución de los graves problemas estructurales de los países y dejan en mal predicado el justo desarrollo ante el crecimiento de la pobreza y la exclusión. 3. LEGITIMIDAD DE LA DEUDA Analizando el origen del endeudamiento externo de los países, no faltan opiniones que califiquen este proceso como ilegítimo. 3.1. En muchas ocasiones no se contrajo con la aprobación de los legítimos representantes de los pueblos, y en la mayoría de los casos no fue aceptada o ratificada especialmente por los Parlamentos de la democracia que accedieron al poder después de las dictaduras militares. En muchos países es evidente que los endeudamientos no fueron contraídos para beneficio de sus mismos pueblos que hoy deben soportar su pago. 3.2. La primera causa del incremento de las deudas externas provino del alza unilateral de las tasas de interés. Entre 1980 y 1982, los intereses aumentaron por decisión exclusiva de los acreedores, de un 4-6% a un 22%, ya que los compromisos habían sido firmados con cláusulas de tasa flotante. Es oportuno resaltar que si se hubiese mantenido las tasas originales, la deuda ya hubiera sido cancelada en su totalidad. 3.3. Una segunda causa proviene del hecho de que la mayoría de los gobiernos que la contrajeron, eran usurpadores del poder, y carecían de la legitimidad o de título suficiente para obligar a toda la población y esta falta de legitimidad era del conocimiento de los bancos acreedores y de los países con los que se contrajo el endeudamiento. Como por ejemplo, en la Argentina durante la dictadura militar la deuda subió de 7.800 a 46.500 millones de dólares, que es el origen de esa pesada carga que hoy se continúa pagando. 3.4. Corresponsabilidad (o complejidad) en el origen ilegítimo del endeudamiento: es evidente que existió corresponsabilidad entre acreedores y deudores en el origen del endeudamiento, que a veces se hizo por medio de convenios privados o en muchos casos proyectos que desde el principio se preveían como no viables, a veces en una complicidad dolosa entre la consultoría que estudiaba los proyectos, las empresas que debían ejecutarlo, generalmente del mismo país de origen del banco que otorgaba la línea de crédito con los funcionarios de gobiernos usurpadores o corruptos responsables de aprobar dichos convenios. Cada uno de nuestros países puede enumerar muchos casos de lo que estoy diciendo, como por ejemplo, Bolivia, en donde se construyó una planta para refinar estaño, construida a más de 2.000 metros de altura por una empresa de Alemania, y como no hay el oxígeno suficiente para las usinas, la planta nunca entró en funcionamiento y la deuda sigue pagándolas el pueblo boliviano, o el caso de Costa de Marfil, en donde se construyeron tres aeropuertos internacionales costosísimos, que hoy día tienen dos vuelos diarios. 3.5. Es conveniente una perspectiva histórica, para considerar cómo en el pasado hubo casos en los cuales se condonaron muchas deudas y sobre todo se establecieron límites de pago con relación al presupuesto nacional, como por ejemplo: * Colombia, 1940: Acuerdo de Washington; Condonación y límite para el servicio anual de la deuda, en el 3,5% del presupuesto. * Perú, 1945: Acuerdo de Washington; Condonación de atrasos e intereses y límite de pago del 3% del presupuesto. * Alemania, 1953: Acuerdo de Londres; Condonación de la deuda y límite con relación al presupuesto y a las exportaciones, para el pago de los servicios de la deuda. * Indonesia, 1970: Condonación y límite con relación al presupuesto del 6%, para el pago de los servicios de la deuda. * Egipto, 1990: Acuerdo de París; Condonación del 90% de la Deuda Pública, contraída con los países industrializados. 3.6. Hay algunas organizaciones que hacen notar, por ejemplo, la deuda de la conquista que después de más de 500 años aún no ha sido cancelada. Según consta en el Archivo de Indias en Sevilla, sólo entre los años 1503 a 1660, llegaron desde América 185.000 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, y por ellos ningún pueblo ha reclamado el reingreso del capital ni el pago de intereses, y los países acreedores enriquecidos obligan a pagar deudas que ellos mismos no pagaron, por ejemplo, Alemania con deudas contraídas con motivo de la Segunda Guerra Mundial o los Estados Unidos con deudas contraídas en la Guerra de la Independencia. 4. LA DEUDA EXTERNA DENTRO DEL MARCO DE LA ECOLOGÍA Un nuevo enfoque para enriquecer las consideraciones del peso de la deuda externa sobre la calidad de vida de nuestros pueblos, es el concepto de deuda ecológica. Esto constituye un contrapunto a la lectura puramente financiera que hacen los países del hemisferio norte. Los países del hemisferio sur son acreedores ecológicos, sociales y culturales, de los que cobran una deuda que ha servido para edificar un poderío económico y político con la sangría de los recursos naturales. Debe notarse, sin embargo, que todos somos deudores de las futuras generaciones a las que no se puede dejar un universo devastado por el uso irresponsable y codicioso de la naturaleza. Es necesario rechazar también la ideología especialmente propagada por la ONU, de que la destrucción ambiental se debe a la presión del aumento poblacional. Muchos estudiosos afirman que ésta se debe más a las presiones de la economía globalizada. Muchas veces el intercambio ecológicamente desigual, la extracción y exportación de los bienes naturales del sur siguen destruyendo los ecosistemas y la base de supervivencia de los pueblos. El uso y la degradación de las mejores tierras, del agua y del aire y de la energía humana, ponen en riesgo la seguridad alimentaria y cultural de las comunidades locales. La contaminación de la atmósfera que hacen los países industrializados con sus desproporcionadas emisiones de anhídrico carbónico, el deterioro de la capa de ozono, la producción de residuos tóxicos y de armas químicas y las pruebas y accidentes nucleares, son un elemento totalmente nuevo que debe ser tenido en consideración. 5. LA DEUDA EXTERNA, LA DEMOCRACIA Y LOS DERECHOS HUMANOS Una genuina democracia participativa, debe tener como puntos de partida los principios del derecho y la justicia, ubicando la economía al servicio de las personas y el derecho por encima de la usura. Muchas veces la legitimidad de la deuda va en detrimento de la legitimidad de la democracia, pues muchas veces compromete la vigencia de los derechos humanos individuales y colectivos. La auténtica democracia debe ser capaz de rechazar las políticas de estado e incluso la legitimidad de los procesos de endeudamiento externo, tanto en su origen y desarrollo, como con el estado actual de los pagos. Al continuar vigente una deuda ya pagada, se condiciona no solamente la prestación de servicios y derechos fundamentales para los pueblos, sino también se lesiona la autodeterminación de los mismos y se introduce un factor desestabilizador de la gobernabilidad (los últimos acontecimientos políticos en el Ecuador, son una muestra palpable de esto). En ocasiones la deuda se convierte en un factor de presiones políticas sobre los recursos naturales de los países, de parte de los agentes financieros internacionales. También preocupan las presiones militares de los conflictos por la droga o las migraciones (el Ecuador buscando apoyo frente al deterioro de las condiciones de vida de su población y la imposibilidad de continuar pagando los intereses sobre su deuda en un contexto de fuerte rechazo popular, el Gobierno accedió a la instalación en su territorio de nuevas bases militares de los Estados Unidos, y cambiar su histórico voto neutral, respecto a la situación de los derechos humanos en Cuba, en la respectiva Comisión de la ONU). Febrero 19 del 2000.