Europa: nuevo mapa político L as elecciones para el Parlamento Europeo mostraron un crecimiento de las opciones de derecha autoritaria en varios países y un estancamiento o retroceso relativo de conservadores y socialdemócratas. Para analizar el nuevo escenario, el Partido Socialista Francés de la Argentina, el Partido Socialista Obrero Español de Buenos Aires y el Partito Democratico Italiano de Buenos Aires organizaron una charla denominada “La Europa que nos deja las elecciones”, que se realizó el 29 de mayo pasado y fue coordinada por el Presidente de la Fundación Acción para la Comunidad, Eduardo Sigal. El panel estuvo integrado por Jerome Gillot, Presidente de la Asociación Democrática de Franceses del Extranjero, Sección Argentina, quien brindó un panorama detallado de los comicios, y por dos especialistas de renombre: el Director Ejecutivo de la Fundación Sergio Karakachoff, Angel Tello, y el ex Canciller y actual legislador porteño Jorge Taiana. Los dos especialistas relacionaron de forma directa o indirecta el crecimiento de opciones autoritarias antieuropeas con el giro hacia el neoliberalismo que dio Europa tras la caída del muro de Berlín, el cual coincidió con la incorporación al proceso de unidad de países que formaban parte de la órbita soviética. También con el abandono de parte de la socialdemocracia de muchas de sus banderas de izquierda. Según propone Tello, la centroizquierda europea debería retomar sus banderas históricas. Para Taiana, debería tomar en cuenta además los reclamos de movimientos sociales y una nueva izquierda crítica del proceso hegemonizado por Alemania. Este rumbo evidentemente entró en crisis política arrastrada por las “soluciones” económicas que implican menor bienestar para la mayor parte de la población y condiciones ventajosas para que los agentes financieros sigan haciendo los grandes negocios que en buena medida dieron origen a la actual crisis mundial, tan bien descripta por el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, en su Intervención ante el IV Congreso del Partido de la Izquierda Europea, que reproducimos parcialmente en este número especialm Especial Europa en crisis polìtica 1 Angel Tello “Frente a los mercados la respuesta tiene que ser lo colectivo” Especial Europa en Crisis Política / Julio 2014 Equipo Consejo Editorial Eduardo Sigal Secretario de Redacción Germán Celesia [email protected] Diseño Gráfico Jorge Figueroa jrifi[email protected] Impresión Agencia Periodística Cid Avenida de Mayo 666 CABA Comunidad & Desarrollo es propiedad de la Fundación Acción Para la Comunidad (FAPC), con sede en Avenida de Mayo 1480 2º derecha CP 1085ABR CABA tel.4383-2045 Parte del Contenido de esta revista y las actividades de la FAPC son publicados en su sitio web: http://www.fapc.org.ar Registro de Propiedad Intelectual Nº 5.110.404 Ley Nº 11.723. 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Cuando se cae el Muro de Berlín entramos en un mundo de incertidumbre. Si algo falta para demostrar esto es justamente lo que esta ocurriendo ahora en Ucrania, por ejemplo. Hace unos años hubo un dialogo que salió publicado ahora en Argentina entre el filósofo Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger -cuando todavía no era el Papa Benedicto XVI- que se llamó Fe o Razón. Lo curioso es que Habermas, que viene de la escuela de Frankfurt, la pregunta que se hace es: si la estructura jurídica del Estado alcanza para estabilizar sociedades multiculturales. Y plantea que hace falta algo más, algo así un cemento más importante en el cual se incluye creencias, valores comunes, y sobre todo objetivos comunes. Es decir que en definitiva las leyes per se no alcanzan, y es curioso porque Ratzinger del otro lado, antes de ser Benedicto XVI, criticaba los excesos de las religiones, sobre todo a los grupos fundamentalistas, y decía que alguna manera la razón debía controlar la religión. Habermas de alguna manera planteaba lo opuesto, como que de alguna manera hay dos opiniones cruzadas, donde las creencias religiosas y la búsqueda de valores comunes de alguna manera tienen que empezar a funcionar para superar de alguna manera una alternativa al neoliberalismo, a la sociedad de consumo. Planteo esto porque creo que ahí está un poco la cuestión. Creo que la crisis de la socialdemocracia tiene que ver con la caída de muchos valores. Y en particular porque en muchos casos los partidos socialdemócratas por razones diversas, a veces constreñidos por la propia realidad o por la presión de los centros financieros y los mercados internacionales, han adoptado políticas neoliberales y por eso en algunos casos aparecen estas respuestas de cansancio, de indiferencia, porque hubo mucha gente que no votó. Esto es un dato muy preocupante porque quiere decir que hay mucha gente que se desinteresa de eso, que no le interesa Europa y el Parlamento Europeo y yo, la pregunta que me hago en este caso es ¿cuál es la legitimidad de este Parlamento?, con un índice de muy pocos participantes en la elección. ya no hay más soberanía del Estado sino soberanía de los mercados Yo siempre me acuerdo de una frase de José Manuel Durão Barroso, este ultraliberal portugués, presidente de la Comisión Europea, que hasta hace poco decía que ya no hay más soberanía del Estado sino soberanía de los mercados; o sea que son los mercados los que mandan, no los Estados. Y entonces evidentemente el Estado plantea la búsqueda del bien común y el interés general y los mercados no siempre lo hacen y responden a determinados intereses: monopólicos en muchos casos, o intereses financieros, a lo cual se suma un proceso en Europa de deslocalización de empresas. Esto salió en el diario El País: “España apuesta a una reindustrialización”. La derecha española apuesta a esto y en un caso está la industria automotriz, porque un operario gana en España por hora en el orden de los 22 euros pero en Alemania cobra 40 y en Rumania 12, con lo cual se da un proceso de deslocalización hacia Europa del Este, hacia el Norte Africano y esto significa mayores tasas de desempleo y menores posibilidades para lo que en Europa fue el gran logro después de la segunda guerra mundial, que fue el Estado de Bienestar. Y por otro lado, las estadísticas están mostrando que la economía mundial creció mucho más en épocas del Estado de Bienestar que en épocas de neoliberalismo. Estaba en el 4,3% en la época del Estado de Bienestar y después bajo al 2,1%, por lo cual aquella idea de que el Estado es una molestia es absolutamente falsa, porque cuando se corrió de la economía, no se creció tanto como cuando el estado intervino. Me parece que esto en el fondo es el tema de discusión central: cómo nosotros, los socialdemócratas, recuperamos el valor del Estado, lo que es la acción colectiva, en un mundo donde, por lo menos en el discurso predominante en este momento, crece la idea del individualismo, del sálvese quien pueda, que de alguna manera es la base ideológica de la doxa neoliberal. Y lo que ofrecen muchos de estos grupos políticos es una alternativa colectiva, por eso digo que es necesario analizar qué es lo que está pasando por ejemplo con la primavera árabe, con los indignados, incluso con los mecanismos que ofrecen hoy las comunicaciones modernas, que permiten movilizar a la gente de una manera casi que se diría casi espontánea sin los mecanismos de las organizaciones tradicionales, los grandes partidos políticos. Entonces me parece que aparece una primera cuestión donde se debilita la política como el sentido lo colectivo y en consecuencia de esto es lógico que se debiliten los Estados como forma, instancia, de lo colectivo y mucha gente siente que en definitiva los que han votado a Marine Le Pen no son todos fascistas. Hay gente cansada.Hay EspEcial Europa En crisis polìtica 3 promesas de François Hollande de cuando asumió en el año 2012 que no fueron cumplidas, con políticas que está llevando el primer ministro Manuel Valls en Francia y que significan recortes en el área de la educación, en la salud pública, y en el área de los subsidios, que en buena parte han sido la base del Estado de Bienestar en Francia. Entonces, lo que aparece como elemento central es el Ser Humano, más como objeto que como sujeto de su propio destino. Es necesario recuperarlo como sujeto de su propio destino, como el gran constructor de las sociedades y de la política, porque la política es eso en definitiva: la construcción del sentido colectivo, la búsqueda de un sentido a la vida, a la colectividad, al crecimiento. El voto del Frente Nacional tiene que ver mucho con un voto de protesta, de queja de la sociedad francesa, porque el Frente Nacional ha triunfado en muchos lugares donde tradicionalmente ganaba el Partido Comunista, o sea que hay un cambio donde gente que ha sido ganada por esta idea de que el extranjero es un estorbo, alguien que ha venido a sacar su trabajo, y además a esto se suma la deslocalización también. La Renault, por ejemplo, ahora está abriendo una gran fábrica de automóviles en Marruecos, y otra ya tiene instalada den Rumania, donde las condiciones laborales y de aportes a los Estados en estos casos son mucho más ventajosas que en Francia. 4 Especial Europa en crisis polìtica La respuesta de Francia, de los socialistas, no puede ser bajar el nivel para adaptarse a lo que está imponiendo el mercado, sobre todo porque con esto del techo del déficit del 3% impuesto por la Comunidad Europea crea una dificultad mayor para cualquier crecimiento económico, para cualquier sistema de estimulación del empleo. Por eso a mí me parece que los problemas son serios y tienen que ver con una tendencia altamente preocupante, porque parece que vamos a un ascenso de los nacionalismos en Europa y ya conocemos estas historias pasadas que han terminado en tragedia. Me parece que Estamos en una situación sumamente compleja donde tenemos gente que ha llegado legítimamente al poder, que tienen legitimidad de origen, pero que carecen de poder para transformar la realidad. Y por otro lado, grupos que no tienen ninguna legitimidad pero tienen un poder gigantesco, que son las empresas transnacionales y sobre todo sector financiero internacional, que es el que termina poniendo las condiciones de trabajo, de vida, de salud pública, de seguridad. Para los que estamos en una corriente de la socialdemocracia, esto nos lleva a una reflexión muy importante acerca de qué respuesta damos. No son fáciles pero hay un primer atisbo, que es volver a las fuentes, a lo que han sido nuestras más caras tradiciones en materia de igualdad, solidaridad. Aquellas famosas banderas de la revolución francesa –libertad, igualdad y fraternidad- de lo que era la base de los movimientos revolucionarios y de cambio en el mundo. Me parece que frente a eso hay alternativas muy peligrosas. Nosotros podemos convertirnos en una garantía de paz y que el individuo vuelva a ser considerado como persona y no como una cosa que el mercado expulsa o lo toma. Frente a la propuesta de los mercados la respuesta tiene que ser lo colectivo, que pasa por el pensamiento socialdemócrata, no creo que pase por el liberal y mucho menos el neoliberalm Jorge Taiana “La respuesta neoliberal a la crisis europea esta crujiendo” H ay una crisis de la socialdemocracia europea, pero también de la derecha, de los conservadores. Y hay una cierta crisis de la idea de Europa, del proceso de integración tal como fue concebido. En la posguerra, la unidad europea fue pensada desde una perspectiva del Estado de Bienestar. Fue un gran logro, pero comenzó a reformase cuando Margaret Thatcher triunfó en el Reino Unido y puso en práctica la hipótesis de que se puede gobernar en contra de la clase obrera y tener una mayoría más o menos estable. Ella quiebra las luchas obreras y logra una ecuación distinta. Entonces empieza un proceso de desmonte o limitación de ese Estado de Bienestar, en algunos lugares más y en otros menos. Eso se mantuvo bastante con una particularidad: la socialdemocracia fue abandonando su proyecto transformador y acompañando este proceso de moderación o de corrimiento al centro de Europa. La Tercera Vía fue el abandono de las ideas más de izquierda por parte de la socialdemocracia, y la adopción de parte de la receta neoliberal en un marco en donde se había derrumbado el Muro de Berlín, los países de Europa del Este tenían una fuerte ideologización neoliberal y se daba el proceso de ampliación de Europa, que creo que es lo que está haciendo crisis ahora a partir de la crisis mundial que comienza con la caída de Lehman Brothers, que fue primero financiera y ahora es económico-social, y quien más la sufre es Europa. Esta situación de crisis se da sobre todo en el sur; la idea de que el Euro iguala a todos se empieza a tensionar. Los que vivimos la Argentina de la convertibilidad lo entendemos muy bien: la productividad alemana no es la misma que la griega y no son lo mismo las maquinarias de precisión que los duraznos al natural. La receta para salir de esa crisis, que está agravada por el costo de la incorporación de Europa del Este, es la receta alemana, que es una mayor ortodoxia neoliberal, y una mayor subordinación del resto de las economías europeas a las necesidades del Banco Central de Alemania. Lo que está pasando es que esa respuesta conservadora, neoliberal a la crisis europea, esta crujiendo, está haciendo muchísimo ruido por distintos lados. Si la receta es “avancemos subordinándonos”, hay muchos países que desconfían. Esta crisis también es una crisis política de Europa. Alguien me ha comentado que la primera víctima de estos comicios va a ser la política exterior europea. Y eso es probable que sea si uno mira por ejemplo la enorme irresponsabilidad política con que la que Europa ha manejado la situación en Ucrania, donde han descontado que podía incorporarse alegremente a Europa, que podía incorporarse alegremente a la NATO1, y que nada de eso iba a producir ningún efecto. A mí me parece que mirándolo desde acá que era obvio que eso no iba a ser así. Entonces me parece que hay una crisis en dos o tres aspectos. Es una crisis del modelo de modernización neoliberal en Europa al que se suma una cierta crisis en este proceso e incorporación de la Europa central, que sigue manteniendo una matriz muy fuerte neoliberal con los conversos entusiastas, y se da también una crisis de representación de esa Europa. Especial Europa en crisis polìtica 5 Una de las dificultades serias es que la izquierda, que ha estado mayormente representada en las décadas últimas por la socialdemocracia, creo que ha perdido el rumbo en cuanto a encontrar una estrategia de reafirmación y salida de esa crisis, sobre todo porque no se han atrevido a cuestionar el neoliberalismo reinante. Desde una perspectiva de argentina y de la región, casi resulta sorprendente cual es la estrategia por ejemplo del Partido Socialista francés luego de las elecciones municipales: el programa tibio de François Hollande casi se transforma en un programa ortodoxamente neoliberal en cierto sentido. El resultado es previsible: gana el Frente Nacional con voto en buena parte de votantes del Partido Comunista, lo cual muestra el desencanto, la crítica y el enorme malestar que hay en los sectores trabajadores. Este crecimiento por izquierda y por derecha es obviamente preocupante porque sabemos que los procesos políticos de cambio y de transformación no traumáticos requieren de consensos y negociaciones más o menos sólidos. Si lo que va perdiendo peso son los partidos conservadores y socialdemócratas tradicionales y lo que crece levemente es una izquierda con una propuesta distinta y sobre todo una ultraderecha nacionalista xenófoba, es razonable pensar que podemos estar en problemas. Sin embargo, es cierto que sigue siendo dominante la misma alianza con 220 legisladores conservadores y 180 y tanto socialdemócratas de los algo más de 700 del parlamento europeo. Lo otro está repartido. Pero acá lo que hay es un problema político y de crisis del sistema de representación, y eso es lo que no se sabe bien cómo encarar. Dentro de esa película, Italia hace una cosa distinta y da una sorpresa. Después de haber votado tantos años a Berlusconi, que es una originalidad, ahora los italianos votaron, con más de un 40%, al Partido Democrático, lo cual es un triunfo extraordinario en medio del derrumbe de muchos de los partidos hermanos del Democrático, 6 EspEcial Europa En crisis polìtica que tuvo un resultado inesperado. Si uno mira Italia ve que una fuerza de izquierda ha ganado y ha logrado un triunfo político impensado con una mayoría sólida, Beppe Grillo que es un movimiento antieuropeo y antipartido se ha reducido, y la Liga del Norte ha sacado menos del 10% de los votos. Pero en Italia se da una situación distinta que quizás se ve beneficiada por el liderazgo de Matteo Renzi, que es un tipo muy joven y una expectativa de salir de un pantano de donde nadie se puede mover. Es decir que no necesariamente es el inicio de una experiencia que pueda ser replicable, que pueda tener otro componente. Me parece que la fuerza que impulsó mucho la transformación en Europa, que garantizó el Estado de Bienestar, fue la socialdemocracia, fue la izquierda en un sentido amplio. Me parece que una reconstrucción de esa fuerza es el requisito imprescindible para evitar el ascenso de la ultraderecha, que de lo contrario va a seguir creciendo. Ahora, ese crecimiento solo puede darse a partir de una crítica de la práctica desarrollada de la Tercera Vía, de una alianza con estas nuevas formas de izquierda que están surgiendo, y de un desarrollo complejo de una nueva visión de lo que tiene que ser Europa, que tiene que cuestionar y desafiar la propuesta alemana de hegemonizar el proceso a través de subordinar a las demás economías, que tienen menos potencia, menos desarrollo y menos productividad, a las necesidades de la economía y las finanzas de Alemaniam 1) Tratado (militar) del Atlántico Norte Álvaro García Linera * “Solo se oye el ruido lamentable de las pequeñas ambiciones y de los grandes apetitos”** ¿ Qué vemos desde afuera de Europa? Vemos una Europa que está abatida. Vemos una Europa ensimismada y satisfecha de sí misma. Vemos una Europa, hasta cierto punto, apática y cansada. Son palabras muy feas y muy duras, pero así vemos a Europa. Atrás ha quedado la Europa de las luces, la Europa de las revueltas, la Europa de las revoluciones. Atrás, muy atrás, ha quedado la Europa de los grandes universalismos que movieron al mundo, que enriquecieron al mundo y que empujaron a los pueblos de muchas partes del mundo a adquirir una esperanza y movilizarse en torno a esa esperanza. Atrás han quedado los grandes retos intelectuales. Esa interpretación que hacían y hacen los posmodernistas, que se acabaron los grandes relatos a la luz de los últimos acontecimientos, parece ser que lo único que encubre es a los grandes negociados, y a las corporaciones y el sistema financiero. No es el pueblo europeo el que ha perdido la virtud ni ha perdido la esperanza, porque la Europa a la que me refiero, cansada, la Europa agotada, la Europa ensimismada, no es la Europa de los pueblos. Esta silenciada, encerrada y la única Europa que vemos en el mundo es la Europa de los grandes consorcios empresariales, la Europa neoliberal, la Europa de los grandes negociados financieros, la Europa de los mercados y no la Europa del trabajo. Carente de grandes dilemas, de grandes horizontes y esperanzas solo se oye, parafraseando a Montesquieu, el lamentable ruido de las pequeñas ambiciones y de los grandes apetitos. Unas democracias sin esperanza y sin fe, son democracias derrotadas, unas democracias sin esperanza y sin fe, son democracias fosilizadas; en sentido estricto no son democracias. No hay democracia válida que sea simplemente un apego aburrido a instituciones fósiles con las que se cumple rituales cada tres, cada cuatro, cada cinco años, para elegir a los que vendrán a decidir de mala manera sobre nuestros destinos. Todos sabemos, y en la izquierda más o menos compartimos, un pensamiento común de cómo es que hemos llegado a semejante situación, los estudiosos, los académicos, los debates políticos nos brindan un conjunto de ejes interpretativos de lo mal que estamos y de cómo hemos llegado ahí. Un primer criterio compartido de cómo es que hemos llegado a esta situación es que entendemos que el capitalismo ha adquirido, no cabe duda, una medida geopolítica planetaria absoluta. El mundo entero se ha redondeado y el mundo entero deviene en un gran taller mundial; una radio, un televisor, un teléfono, ya no tienen un origen de creación sino que el mundo entero se ha convertido en el origen de creación, un chip se hace en México, el diseño se hace en Alemania, la materia prima es latinoamericana, los trabajadores son asiáticos, el empaque es norteamericano y la venta es planetaria. Esta es una característica del moderno capitalismo, no cabe duda, y es a partir de ello que uno tiene que tomar acciones. Especial Europa en crisis polìtica 7 Una segunda característica de los últimos veinte años es una especie de regreso a una acumulación primitiva perpetua, los textos de Karl Marx, que retrataba el origen del capitalismo en el siglo XVI/XVII, hoy se repiten y son textos del siglo XXI. Tenemos una permanente acumulación originaria que reproduce mecanismos de esclavitud, mecanismos de subordinación, de precariedad, de fragmentación, que lo retrató excepcionalmente Carlos Marx. Sólo que el capitalismo moderno reactualiza la acumulación originaria, la reactualiza, la expande y la irradia a otros territorios para extraer más recursos y más dinero, pero junto con esta acumulación primitiva perpetua, que va a definir las características de las clases sociales contemporáneas, tanto en nuestros países como en el mundo, porque reorganiza la división del trabajo local, territorialmente y la división del trabajo planetario. Junto con eso tenemos una especie de neoacumulación por expropiación. Tenemos un capitalismo depredador, que acumula en muchos casos produciendo, en las áreas estratégicas, conocimiento, telecomunicaciones, biotecnología, industria automovilística, pero en muchos de nuestros países acumula por expropiación, es decir ocupando los espacios comunes. Biodiversidad, agua, conocimientos ancestrales, bosques, recursos naturales. Eso es una acumulación por expropiación, no por generación de riqueza sino por expropiación de riqueza común que deviene en riqueza privada. Esa es la lógica neoliberal. Si criticamos tanto al neoliberalismo es por su lógica depredatoria y parasitaria. Más que un generador de riquezas, más que un desarrollador de fuerzas productivas, el neoliberalismo es un expropiador de fuerzas productivas, capitalistas y no capitalistas, colectivas, locales, de sociedades. Pero también la tercera característica de la economía 8 Especial Europa en crisis polìtica moderna no solamente es acumulación primitiva perpetua, acumulación por expropiación, sino también subordinación. Marx diría la subsunción real del conocimiento y la ciencia a la acumulación capitalista, lo que algunos sociólogos lo llaman la sociedad del conocimiento. No cabe duda, esas son las áreas más potentes de las capacidades productivas de la sociedad moderna. La cuarta característica y cada vez más conflictiva y riesgosa es el proceso de subsunción real del sistema integral de la vida del planeta, es decir, de los metabolismos entre los seres humanos y la naturaleza. Estas cuatro características del moderno capitalismo redefinen la geopolítica del capital a escala planetaria, redefinen la composición de clase de las sociedades, redefinen la composición de clase y las clases sociales en el planeta. La izquierda europea no puede contentarse con el diagnóstico y la denuncia. El diagnóstico y la denuncia sirve para generar indignación moral. Es importante la expansión de la indignación moral pero no genera la voluntad de poder. La denuncia no es una voluntad de poder. Puede ser la antesala de una voluntad de poder, pero no es la voluntad de poder. La izquierda europea, la izquierda mundial, ante esta vorágine depredadora de la naturaleza y del ser humano destructivo que lleva adelante el capitalismo contemporáneo, tiene que aparecer con propuestas o iniciativas. La izquierda europea y las izquierdas de todas partes tenemos que construir un nuevo sentido común. En el fondo la lucha política es una lucha por el sentido común, por el conjunto de juicios y pre-juicios, por la forma como de manera simple, la gente, el joven estudiante, el profesional, la vendedora, el trabajador, ordena el mundo. Ese es el sentido común. La concepción del mundo básica con la que ordenamos la vida cotidiana, la manera de cómo valoramos lo justo y lo injusto, lo deseable y lo posible, lo imposible y lo probable. Y la izquierda mundial y europea tiene que luchar por un nuevo sentido común, progresista, revolucionario, universalista, pero que es obligatoriamente un nuevo sentido común. En segundo lugar necesitamos recuperar el concepto de democracia. La izquierda siempre ha reivindicado la bandera de la democracia. Es la bandera de la justicia, de la igualdad, de la participación. Pero para eso tenemos que desprendernos de la concepción de la democracia como un hecho meramente institucional. ¿La democracia son instituciones? Sí, son instituciones, pero es mucho más que instituciones. ¿La democracia es votar cada 4 o 5 años? Sí, pero es mucho más que eso. ¿Es elegir el parlamento? Sí, pero es mucho más que eso. ¿Es respetar las reglas de la alternancia? Sí, pero es mucho más que eso. Aquella es la manera liberal fosilizada de entender la democracia con la que a veces quedamos encerrados. La democracia son valores, principios organizativos del entendimiento del mundo, la tolerancia, la pluralidad. La libertad de opinión, la libertad de asociación, es también, son principios y valores. Pero no sólo principios y valores; son instituciones pero no solamente instituciones. La democracia es práctica, la democracia es acción colectiva, la democracia en el fondo es creciente participación en la administración de los comunes que tiene una sociedadm *Alvaro García Linera es vicepresidente del estado plurinacional de Bolivia. ** Fragmento de su Intervención ante el IV Congreso del Partido de la Izquierda Europea, celebrado en Madrid en diciembre de 2013.