Los efectos de las legislativas E l Frente para la Victoria y los partidos y alianzas oficialistas alcanzaron la primera minoría nacional en los comicios legislativos del 27 de octubre pasado, superando el 33% de los sufragios y logrando un 50% más votos que el radicalismo, el socialismo y sus fuerzas aliadas en su conjunto. El oficialismo logró conservar su preeminencia en las dos cámaras del Congreso de la Nación y en la Legislatura bonaerense, pese al triunfo del Frente Renovador en las legislativas. La victoria de Sergio Massa en la categoría de diputados nacionales del principal distrito electoral del País no modificará sustancialmente el mapa institucional, pero sí permitirá a los grupos de poder opositores –los medios dominantes, las corporaciones agraria, industrial, financiera, entre otras– soñar con un recambio de poder que implique el inicio de una nueva etapa de “consenso”. Claro que no sería un “Gran Acuerdo Nacional” con los sindicatos y partidos de la oposición sino un entendimiento con lo que Mauricio Macri, jefe de Gobierno porteño y también aspirante a ese sillón, denominó “Círculo Rojo”. Especial legislativas 1 Especial Legislativas / Noviembre 2013 Equipo Consejo Editorial Eduardo Sigal Secretario de Redacción Germán Celesia [email protected] Diseño Gráfico Jorge Figueroa jrifi[email protected] Impresión Agencia Periodística Cid Avenida de Mayo 666 CABA Comunidad & Desarrollo es propiedad de la Fundación Acción Para la Comunidad (FAPC), con sede en Avenida de Mayo 1480 2º derecha CP 1085ABR CABA Parte del Contenido de esta revista y las actividades de la FAPC son publicados en su sitio web: http://www.fapc.org.ar Registro de Propiedad Intelectual Nº 5.110.404 Ley Nº 11.723. Los artículos firmados reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente las de los editores. 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El intelectual ideas liberalJuan Gianni, de afinidad conservadoras indudable con el gobierno nacional, en su libro “Filosofías –el énfasis en la del kirchnerismo” caracterizó “seguridad” de al movimiento político que las propiedades hegemoniza el proceso actual como “un experimento político privadas y la que lleva adelante una agenda mayor apertura de gobierno de centroizquierda a las propuestas con una base de sustentación política de centroderecha (…) de negocios del consecuencia de la nefasta capital financiero, colonización que padeció el justicialismo durante los años por ejemplo- lo que ejerció su conducción ha transformado Carlos Saúl Menem”(1). en un polo de La identificación de Massa con ideas liberal-conservadoras atracción de –el énfasis en la “seguridad” dirigentes de la de las propiedades privadas derecha popular, y la mayor apertura a las propuestas de negocios del tanto radical capital financiero, por ejemplocomo peronista. lo ha transformado en un polo de atracción de dirigentes de la derecha popular, tanto radical como peronista. El 7 de agosto pasado, ante 280 empresarios del Concilio de las Américas, Massa presentó el esbozo de un programa de gobierno nacional que incluiría la adopción del sistema de “metas de inflación”, el “retorno” al mercado de capitales y a opciones de capitalización individual en el sistema previsional; el replanteo de las alianzas regionales, la disminución de los impuestos al comercio exterior de productos agropecuarios y otras propuestas claras de centroderecha(2). Todas estas proposiciones fueron matizadas en la campaña legislativa con iniciativas distribucionistas cuya sustentabilidad en el tiempo dependería del ingreso de capital financiero, como infelizmente ocurrió en los ‘90. En todo caso, si el proceso de realineamiento de dirigentes políticos en torno al liderazgo de Massa podría continuar a expensas del oficialismo depende de varios factores. No sólo de la individualidad de los dirigentes políticos –algunos de ellos kirchneristas por conveniencia- sino además de la persistencia del liderazgo político de la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y de los dirigentes más identificados con el proceso político nacional. Y también de la marcha de la economía, además de otros factores sociales y políticos. Ciertamente el resultado de las elecciones legislativas abre un espacio de incertidumbre política, pero de allí a decretar alegremente el “fin de ciclo” kirchnerista, como hizo el columnista político Joaquín Morales en esta ocasión –plagiando su propia argumentación de cuatro años antes– hay una distancia enorme. Según el sociólogo Artemio López, “nada indica que ese paisaje electoral empeore para el oficialismo tras un año como 2014, con crecimiento económico del 5% en promedio, el despliegue de políticas sociales de gran escala, como la Asignación Universal por Hijo, la mejor política social desde la recuperación democrática actualizada por sobre el nivel de aumentos de precios, al igual que jubilaciones y pensiones y el nivel promedio de paritarias todos por sobre cualquier índice de inflación, incluso los privados realizados por consultoras opositoras”. Según Artemio, “la corporación mediática opositora tomó nota de esta realidad: no logró instalar un candidato hegemónico, ocupa el lugar de la oposición política y confronta abiertamente con el oficialismo” para evitar que alcance el 40% de los votos que le permitiría, en 2015, continuar conduciendo los asuntos del Estado nacional. La distancia temporal con el 2015 es muy grande todavía, y más en términos políticos, pero los diferentes sectores interesados en influir sobre el destino de nuestra Nación ya hacen sus apuestas de cara a la continuidad o finalización de la experiencia política kirchnerista. Especial legislativas 3 El veredicto de las urnas El periodista Horacio Verbitsky realizó una certera síntesis del veredicto de la prensa hegemónica luego del resultado de las primarias (3) “Apenas minutos después del cierre de la votación, los principales voceros opositores (dirigentes políticos, encuestadores, periodistas y opinadores de profesión) sacaron sus conclusiones inapelables: se trató de una derrota del gobierno nacional, que hubiera sido peor sin la enfermedad de CFK; el oficialismo es necio y por eso negó la caída en las primarias, error que se agravó en las legislativas de ayer; más que los porcentajes nacionales importan los de la provincia de Buenos Aires, donde se amplió la brecha a favor de la oposición; quedó sepultada la eventual reforma de la Constitución Nacional; sin la posibilidad de reelección presidencial el ciclo iniciado en 2003 llega a su fin; se abrió la lucha por la sucesión y los principales aspirantes son Sergio Massa, Julio Cobos, Maurizio Macrì, José De la Sota y Hermes Binner. La única alternativa razonable que le queda al gobierno es encolumnarse detrás de Daniel Scioli y abandonar toda fantasía de continuidad con un candidato propio, ya que la abrumadora mayoría de la sociedad se pronunció en contra del kirchnerismo. Se ha producido un cambio de humor que es irreversible y ni siquiera se sabe si Cristina reasumirá la presidencia y en qué condiciones”. Según ironizó Verbitsky, “esta asombrosa capacidad de procesamiento de datos dispersos de todo el país, para llegar a un análisis tan completo y una prospectiva tan precisa sobre el futuro, se explica porque en realidad se trata de la expresión de deseos de quienes la formularon, impermeables a los datos de la realidad”m Sobre el “repliegue ordenado” Desde una posición autocrítica, Eduardo Blaustein (4) se refiere al supuesto “fin de ciclo” pregonado por las corporaciones mediáticas. “La idea de ‘fin de ciclo’ instalada por el conservadurismo es la de un fin total, definitivo. Lo que Carta Abierta llamaría el triunfo de la restauración conservadora y adiós para siempre a las alegrías que vivimos en estos diez años. Antes de la victoria electoral del 2011, en épocas todavía difíciles, en el propio kirchnerismo se discutían escenarios acerca de cómo podía darse/ordenarse, en caso de derrota, un ‘repliegue ordenado’. La opción Scioli ya se manejaba entonces como un escenario de resignación contenido o suavizado en un punto de optimismo: acaso Scioli Presidente pero con un Congreso más o menos hegemonizado por diputados, llamémosle así, cristinistas, más la fuerza de la calle o la construcción política”. Según Blaustein, “hoy incluso ese escenario parece complicado. Y como el kirchnerismo no tiene ‘una orgánica’ de discusión sino que es más bien un complejo sistema de fragmentos dificultosamente conducido por una (sucinta) cúpula de poder, las cosas del futuro más bien se murmuran en diálogos informales, algo temerosos. Ningún militante, ni siquiera dirigentes de primera y segunda línea, me parece a mí, tienen dónde discutir el eventual escenario de salida 2015”. El fin de la “etapa religiosa” Según el periodista Gerardo Fernández (5) culminó con este proceso electoral - lo que citando a Aldo Jarma denomina “la etapa religiosa” del kirchnerismo. Según Fernández, este período “comenzó en noviembre de 2011. Cuando el kirchnerismo dejó de discutir política adentro y pasó a acatar lo que se decía que decía Cristina, dilapidó su vínculo con buena parte de ese sector de acompañamiento electoral que es necesario para aspirar a mantenerse en el poder a fin de ir por lo que falta. En el clímax de la etapa religiosa se creyó que había que hacer una cadena nacional por semana ¿Por qué se dejó de hacer? Porque se comprobó que era contraproducente; en la etapa religiosa se siguió creyendo más que nunca que la presidenta no debía dar reportajes, hasta que la mismísima Cristina entendió que en 2013 la etapa era otra y ella solita recalculó al respecto”. Según el periodista, “hubo un tiempo donde programas como 678 fueron efectivos para ayudar a leer e interpretar cómo opera el entramado de medios y políticos opositores. Esa función ya fue cumplida y hoy el programa sólo sirve para dar una línea difusa básicamente al kirchnerismo no peronista. Es una especie de tele escuela técnica para el progresismo K”. (1) Comunidad y Desarrollo N°19, junio de 2013. (2) (Ver número especial de agosto de Comunidad y Desarrollo) (3) http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-232294-2013-10-28.html (4) http://artepolitica.com (5) http://gerardofernandez.net/el-fin-de-la-etapa-religiosa/ 4 Especial legislativas Los desafíos del kirchnerismo L a Presidenta Cristina Fernández tiene por delante la mitad de su segundo mandato, durante el cual deberá adoptar decisiones adecuadas en función de preservar su poder decisorio sobre cuestiones de interés público, todo en un escenario donde la centralidad del kirchnerismo es puesta en duda por un heterogéneo conjunto de fuerzas opositoras, en especial por el bonaerense Sergio Massa. La politóloga María Esperanza Casullo(1) cree que el resultado de las elecciones “obliga al gobierno a enfrentar una serie de problemas, desde la reconstrucción de su coalición de apoyo –sobre todo con los trabajadores– hasta encarar la delicada cuestión de la sucesión presidencial”. Además, “el surgimiento de un opositor carismático capaz de disputarle el poder será uno de sus mayores retos”. adhesiones parciales, pero de importancia estratégica, de sectores urbanos de clase media, como grupos juveniles, organizaciones LGBT, artistas, académicos y otros grupos ‘progresistas’ en general”. Esta coalición, de base trabajadora y pobre urbana y rural con participación de algunos sectores de las clases medias, resultó exitosa en las elecciones de 2003, 2005, 2007 y 2011, pero “si se comparan los resultados de las elecciones del 27 de octubre con los del 2009, lo primero que salta a la vista es que el kirchnerismo pone en riesgo su hegemonía cuando se enfrenta a un candidato capaz de disputarle votos entre sus propias bases, es decir, sobre todo en las zonas clave de la provincia de Buenos Aires”. ...el kirchnerismo tuvo la capacidad de sumar adhesiones parciales, pero de importancia estratégica, de sectores urbanos de clase media, como grupos juveniles, organizaciones LGBT, artistas, académicos y otros grupos ‘progresistas’ en general. Respecto de la coalición política que sostiene el proceso político en curso, para Casullo se trata de “una articulación basada en los sectores urbanos de menores ingresos (tanto trabajadores formales sindicalizados como trabajadores informales) de la zona metropolitana de la provincia de Buenos Aires, con porcentajes altos de votos en las provincias del Norte, el Noroeste y la Patagonia, todo alrededor de un liderazgo dual, el de Néstor y Cristina Kirchner”. Según la politóloga, “a esta base el kirchnerismo tuvo la capacidad de sumar Especial legislativas 5 En ese sentido, “mientras que en 2007 y 2011 las contrafiguras fueron Elisa Carrió y Hermes Binner, dos políticos con un perfil mucho más cercano a la oferta clásica del Partido Radical, de discurso republicano antipopulista y base electoral en ciudades como Rosario y Buenos Aires, en 2009 y 2013 el desafío estuvo encarnado en candidatos de perfil neo-peronista, como Francisco de Narváez y Sergio Massa”. La autora denomina “neoperonismo” al estilo menemista típico de los ‘90, que “más que construir su propio éxito electoral prometiendo a los trabajadores aliarse con ellos para confrontar con los ricos, apela a una retórica política conciliadora de las diferencias ideológicas que apunta a eliminar las distancias materiales, y sobre todo simbólicas, que los separan de las clases acomodadas vía el consumo, la planificación urbana con énfasis en lo privado y decorativo y la provisión de seguridad”. Al surgimiento de este liderazgo alternativo, la autora suma los “conflictos intra-coalición generados por el mismo kirchnerismo”, entre ellos la ruptura con la vertiente sindical encabezada por Hugo Moyano y las ideas y vueltas en la relación con el gobernador de la provincia, Daniel Scioli. “producto del crecimiento económico y la democratización del consumo de la última década, la nueva clase media es sin embargo un sector social extremadamente frágil y, quizás por ello, irascible”. En función del análisis anterior, la autora considera que en los próximos dos años “el kirchnerismo tendrá que tomar una serie de decisiones clave, de las cuales dependerá en gran medida el modo en que llegará al final de su mandato. Entre ellas, la instalación de un candidato para la sucesión, la reconstrucción de la bases social de sustentación del gobierno a partir de iniciativas tendientes a resolver problemas sociales de los trabajadores, sindicalizados e informales, especialmente de la provincia de Buenos Aires; y relacionadas con el vínculo con las clases medias urbanas y las empresas con mayor poder de mercado. “Las prioridades del gobierno de aquí en adelante deberían orientarse a, primero, mantener la estabilidad 6 EspEcial lEgislativas y las principales variables económicas bajo control (…) Y luego, regresar el foco de las políticas públicas kirchneristas al bienestar de los sectores fundamentales de su coalición, además de resolver las reglas de su propia sucesión”, asegura. ...un camionero o un operario de SMATA puede ganar lo mismo que un médico de hospital público o un docente universitario, aunque probablemente carezca de su capital patrimonial, educativo y relacional. En tanto, para José Natanson, “el deterioro de la coalición social construida por el kirchnerismo es la causa principal de este retroceso”. Según el politólogo, la pérdida de apoyos en los sectores medios no fue lo central, sino en “ese 30 por ciento aproximado de la población que integran, entre otros, los trabajadores formales sindicalizados, los pequeños comerciantes, los cuentapropistas y los prestadores de servicios particulares”. Según Natanson, “producto del crecimiento económico y la democratización del consumo de la última década, la nueva clase media es sin embargo un sector social extremadamente frágil y, quizás por ello, irascible. Como en Brasil o Venezuela, comparte algunas de las características de las clases populares (pocos años de educación, residencia suburbana, familias numerosas), pero dispone de ingresos más parecidos a los de los sectores medios clásicos: un camionero o un operario de SMATA puede ganar lo mismo que un médico de hospital público o un docente universitario, aunque probablemente carezca de su capital patrimonial, educativo y relacional”. Según cree, “por el lugar que ocupa en el mercado laboral, la nueva clase media se encuentra muy expuesta a los vaivenes del ciclo económico, y es aquí donde aparece el primer problema: en los últimos dos años, en un contexto de desaceleración del ritmo de crecimiento e incremento de la inflación, el gobierno logró sostener, vía aumento de las jubilaciones, la asignación universal y el salario mínimo, el poder de compra de los sectores más pobres, mientras que la clase media clásica apelaba a herramientas de defensa desarrolladas en su larga experiencia en crisis económicas, incluyendo una habilidad para el manejo de los instrumentos financieros que sería la envidia de más de un operador de Standard & Poor’s”. ganancias y los cambios en el monotributo, junto con iniciativas en materia de seguridad, aunque recién luego de los resultados de las primariasm “Mi impresión es que la nueva clase media, ubicada en un escalón social superior a los sectores más pobres pero desprovista de los recursos de los sectores medios clásicos, se sintió decepcionada por la acumulación de promesas económicas incumplidas, del plan de alquileres baratos al precio del pan, que había sido justamente uno de los grandes aciertos del kirchnerismo, siempre ágil para ofrecer respuestas a los problemas terrenales. Mientras tanto, algunas medidas importantes que la benefician, como el notable Plan Procrear, recién han comenzado a aplicarse”. A este sector social afectaría también la “inseguridad” urbana Según Natansom, “los resultados se explican en buena medida por sus dificultades para retener a lo que denomina “moyanismo social”, que sería expresión política de la nueva clase media. Hacia allí parece haber apuntado el gobierno a partir de políticas como el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las Especial legislativas 7 El mito del “fin de ciclo” El analista Washington Uranga desarrolla en un artículo reciente(2) un clara refutación del mito del “fin de ciclo” elaborado por la prensa opositora y una defensa del mantenimiento del rumbo elegido por el gobierno. “Lo más coherente es hacer todo lo humanamente posible para mantenerse fieles a principios básicos y tratar de no transgredirlos, instalarlos como pilares de la gobernabilidad y como garantía para la ciudadanía”. En función de ese principio, Uranga se permite “recordar que estamos celebrando treinta años de democracia ininterrumpida y que eso representa un enorme valor para la Argentina. Bastaría con responder a la pregunta de dónde estuvimos y dónde estamos ahora. Cualquier respuesta, en todos los rubros, será altamente positiva. Pero a pesar de ello habría que mantenerse alertas porque no pocos de los que hoy levantan la bandera del “fin de ciclo” también intentan remover principios básicos, derechos adquiridos que con gran esfuerzo y sacrificio conquistó y consolidó toda la ciudadanía y no solamente un gobierno. Aceptemos que “fin de ciclo” puede tener lecturas muy distintas, pero no dejemos de estar vigilantes ante la pretensión de aquellos que bajo ese título persiguen también menos democracia, menos participación, menos perspectiva de derechos”. Según el analista, “son los mismos que pretenden sustituir olvido por memoria, la restitución de privilegios ilegítimos para algunos que los perdieron en los últimos años y peores condiciones humanas para una gran mayoría que mejoró su calidad de vida también en ese tiempo”. (1)Le Monde diplomatique, edición Cono Sur Edición Nro 173 (2) http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-232285-2013-10-28.html 8 Especial legislativas