VOLCAN UBINAS Localización: 16° 22' S, 70° 54' W Elevación: 5670 m. Tipo: Estratovolcán de forma cónica, ligeramente alargada de SE a NO. Estructuras: Caldera de forma semi-elíptica, alongada de S a N, tiene un diámetro máximo de 1.4 km y paredes de hasta 120 m de altura. Cráter de 300 m de profundidad en la parte SE de la caldera. Vigilancia: Control periódico de temperatura y composición química de las fumarolas y fuentes termales asociados al volcán. Actividad Actividad fumarólica variada e intermitente, actual: con temperaturas de 90 a 100 °C. Esporádicamente los gases se elevan de 100 a 500 m de altura. Observaciones: Es considerado el volcán más activo del sur del Perú, debido a sus 23 episodios de alta actividad fumarólica y emisiones de cenizas registradas desde el año 1550 D.C. La última erupción explosiva pliniana ocurrió hace 980 años ± 60 B.P. El edificio volcánico posee un volumen aproximado 30 km3 y una superficie de 45 km2. Flanco sur del volcán Ubinas, visto desde el pueblo del mismo nombre. Obsérvese actividad fumarólica en la cumbre. MAPAS DE ZONIFICACIÓN DE PELIGROS DEL VOLCÁN UBINAS Dentro de un radio de 14 km del cráter del volcán Ubinas, se encuentran los poblados de Ubinas, Tonohaya, Querapi, Sacuaya, Villa Sacuaya, Santa Cruz de Anascapa, San Miguel, Huatahua, Escacha, Huarina e inclusive Matalaque. Tienen una población total que sobrepasa los 4,200 habitantes, de los cuales 3,500 viven en el pueblo de Ubinas (INEI, 1997), situado a solo 6 km del volcán. En base al grado de recurrencia, el volcán Ubinas presenta cuatro tipos principales de peligros: peligros por caídas de tefras, peligros por flujos de barro o lahares, peligros por flujos piroclásticos y peligros por avalanchas de escombros (Rivera, 1998). 1. PELIGROS POR CAÍDAS DE TEFRAS Según la estratigrafía estudiada se distinguen dos casos: peligros por emisiones de cenizas y proyectiles balísticos y peligros por emisiones de lapilli pómez (Rivera, 1998). a) Peligros por emisiones de cenizas y proyectiles balísticos: Producto de erupciones freáticas y freatomagmáticas, las cenizas y proyectiles balísticos, podrían cubrir un área aproximada de 36 km 2 (Fig. 1). La hipótesis está basada en los depósitos de tefras de origen freático y freatomagmático que yacen dentro de la caldera y en los flancos del volcán. Los productos balísticos que afloran dentro de la caldera están constituidos de fragmentos lávicos con diámetros de hasta 30 cm y los encontrados a una distancia de 2 km al E del cráter miden hasta 20 cm de diámetro (Rivera, 1998). b) Peligros por emisiones de lapilli pómez: Producto de erupciones plinianas, sub-plinianas y/o vulcanianas, los depósitos de lapilli pómez podrían alcanzar hasta una distancia mayor de 6 km, principalmente en dirección SO y NE (direcciones predominantes de los vientos). Esta hipótesis está basada en: 2 depósitos de caída pliniana (uno en el Holoceno y otro hace 980 ± 60 B.P.), que afloran en la quebrada Infiernillo y en el poblado de Anascapa, ubicados a 6 km al SE y 7 km al S del cráter, respectivamente, donde miden entre 3 y 4 m de espesor. Por otro lado, el depósito pliniano de hace 980 ± 60 B.P., también aflora en los poblados de Pachas y Totora, ubicados a 40 km al SE del volcán Ubinas (áreas distales), donde tiene 25 cm de espesor. Así mismo, cenizas del siglo XX han sido reportadas en las inmediaciones de los poblados de Yalahua y Torata (El Pueblo,1925 y 1936), situados a 18 y 16 km al NE y E del volcán respectivamente. Figura 1. Mapa de zonificación de peligros volcánicos por caídas de tefras del volcán Ubinas (Tomado de Rivera, 1998). 2. PELIGROS POR FLUJOS DE BARRO O LAHARES Durante los meses de diciembre a julio, se acumulan el hielo y la nieve en la cumbre del volcán y poseen un promedio de 60 cm de espesor, que hace un volumen aproximado de 1.2 km 3. Una erupción vulcaniana, sub-pliniana o una explosión de domo genera flujos piroclásticos y/o tefras calientes, estos pueden fundir el hielo y la nieve, para luego generar flujos de barro. Así mismo, los flujos en mención pueden originarse en las estaciones lluviosas (de diciembre a marzo). Dichos flujos se desplazarían por las diversas quebradas que surcan los flancos SE y S del volcán, y podrían alcanzar los ríos Ubinas y Tambo, hasta una distancia mayor a 10 km del cráter. Están sujetas a este tipo de peligro, terrenos agrícolas y pueblos como Ubinas, Tonohaya, San Miguel y Huatahua las cuales se ubican en las márgenes de la quebrada Chillón y río Ubinas (Fig. 2). Este tipo de peligro está basado en la existencia de varios depósitos de lahares, que yacen en las quebradas de los flancos S, SE, SW y E del volcán (Qda. Infiernillo, Qda. Chillón y río Ubinas). La posibilidad de ocurrencia de este fenómeno es muy alta aún sin actividad eruptiva y también después de cualquier erupción. 3. PELIGROS POR FLUJOS PIROCLASTICOS Una erupción de tipo vulcaniana, sub-pliniana o pliniana genera flujos de cenizas, flujos de escorias o flujos de pómez. Estos flujos piroclásticos podrían canalizarse por las diversas quebradas que surcan al estratovolcán, sobre todo, por las quebradas que dan hacia los valles de Ubinas y Para. Los flujos piroclásticos durante su recorrido, causarían destrucción por enterramiento e incineración. La distancia a recorrer superaría los 6 km del cráter. Esta distancia fue elaborada siguiendo la metodología de Hayashi & Self, 1992 y Siebert, 1996 para flujos piroclásticos (Rivera, 1998). La hipótesis está basada en la presencia de flujos de cenizas que yacen en la quebrada Infiernillo y en los poblados de Tonohaya, San Miguel y Huatahua, así como en la presencia de coladas de escorias sobre el flanco NE, N y O del volcán en un radio de 3.5 km. Figura 2. Mapa de zonificación de peligros volcánicos por flujos piroclásticos, lahares, avalanchas de escombros y flujos de lava del volcán Ubinas (Tomado de Rivera, 1998). 4. PELIGROS POR FLUJOS DE AVALANCHAS DE ESCOMBROS El flanco SE del volcán Ubinas es inestable por tres razones: (1) por su elevada pendiente y gran altura (mide entre 1.2 y 1.4 km de altura), (2) se encuentra alterado e hidrotermalizado, y (3) muestra un sistema de fracturas verticales, con rumbos 30° y 35° NW (Rivera,1998). La ocurrencia de un sismo de magnitud mayor de 5, de una erupción violenta (sub-pliniana o freatomagmática) o el crecimiento de un domo dentro del cráter, pueden provocar el colapso o derrumbe de una parte de la pared S, generando la formación de avalanchas de escombros. Estas avalanchas se canalizarían por las quebradas Secuaya, Volcanmayo, Chillón y alcanzarían la parte baja del valle de Ubinas, hasta una distancia mayor o igual a 8 km del volcán (Fig. 2). La hipótesis sobre la generación de avalanchas de escombros, está basada en la existencia de estos depósitos en el valle del río Ubinas y parte baja del valle de Para hasta la confluencia del río Tambo (10 km al SE del cráter). Estas avalanchas poseen un volumen aproximado de 2.6 km 3 y se emplazaron durante el Pleistoceno superior. Así mismo, se ha encontrado depósitos de avalanchas de escombros recientes (3,670 ± 60 años B.P), a 4.5 km al SE del cráter, que poseen 0.8 km3 de volumen. Sobre estos depósitos se asientan los caseríos de Querapi y Secuaya. ACTIVIDAD HISTÓRICA DEL VOLCÁN UBINAS DESDE 1550 D.C. En los catálogos "Volcanoes of the world" (Simkin y Siebert, 1994) y "The active volcanoes of Perú" (Parodi y Hantke, 1966), se mencionan 17 erupciones volcánicas desde 1550 hasta 1969. Sin embargo, Rivera (1998), reporta 23 erupciones volcánicas ocurridas entre 1550 y 1996, con una recurrencia de 4 a 5 erupciones por siglo. La mayoria de las erupciones se caracterizaron por presentar un indice de explosividad volcánica (IEV) 2 (Tabla N° 1). Según Rivera (1998), tres eventos eruptivos (1778, 1912 o 1913 y 1923 o 1925) no son muy precisos, debido a que los reportes mencionan pocas características de las erupciones. El volcán Ubinas ha manifestado altos episodios fumarólicos, acompañados en ocasiones con emisiones de cenizas. Seguidamente se describen las erupciones registradas desde 1550 y recopilados por Rivera(1998). ERUPCION DE 1550: Corresponde a la erupción histórica más antigua y según Simkin y Siebert (1994) fue de tipo central y explosiva, con un IEV igual a 2 (Tabla 1). Probablemente la edición de estos primeros reportes se inició con la llegada de los españoles al actual territorio peruano. ERUPCIÓN DE 1599 "Del 7 al 9 de Febrero de 1599 se percibió en el Ubinas intermitentes estruendos. El 9 de Febrero empezó una gran oscuridad, desgarrada por truenos y lluvias; algo aclaró el 11, a las 4 de la tarde, pero el sol volvió a verse únicamente el día 13; y durante 15 días cayeron cenizas en los contornos, amenazando aún a la ciudad de Arequipa". (Tauro del Pino, 1967; Polo, 1899). No existen datos referentes a las magnitudes ni daños ocasionados a los poblados aledaños al volcán (Tabla 1). ERUPCIÓN DE 1600 ? Esta erupción se encuentra registrada en el catálogo "Volcanoes of the world" (Simkin y Siebert, 1994). Sin embargo se refiere quizás a la erupción del volcán Huaynaputina, ocurrida el 19 de febrero de 1600 D.C. (Thouret et al., 2002). Afirmamos esto porque dichos volcanes se encuentran separados por una distancia de 30 km. ERUPCIÓN DE 1662 En 1662 se registró una gran erupción durante la cual, las cenizas alcanzaron hasta Moquegua y Locumba ubicados a 280 km al SW del volcán (Tauro de Pino, 1967). Esta erupción probablemente emitió flujos de escorias y cenizas tipo San Vicente que actualmante se encuentran en el flanco NW del volcán. Suponemos que la erupción debió ser la más grande que tuvo el volcán Ubinas desde el siglo XVI. Según Simkin y Siebert (1994), esta erupción tuvo un IEV 3 (Tabla 1), pero se desconocen los daños acasionados en los poblados aledaños. ERUPCIONES DE 1677 y 1778 Según Simkin y Siebert (1994) corresponden a erupciones centrales y explosivas, con IEV igual a 2. Se desconoce la magnitud y alcance de tales erupciones. Respecto a la erupción de 1778, los datos fueron obtenidos de relatos históricos y posteriormente publicados por Juan Valdivia (1995). ERUPCIÓN DE 1784 Según Simkin y Siebert (1994), este evento corresponde a una erupción central y explosiva, con un IEV igual a 2 (Tabla 1). Este dato es corroborado por Zamácola y Jaúregui quienes acompañaron en visita pastoral (1789), al obispo Chávez de la Rosa al pueblo de Ubinas. Ellos señalaron que "en el pueblo de Ubinas, distante a 30 leguas (de Arequipa) existe un volcán que continuamente está exhalando humo; así lo observamos cuando fuímos aquel pueblo" (Zamácola y Jaúregui, 1789). ERUPCIONES DE 1826, 1830 Y 1862 Por las características de las actividades eruptivas reportadas por Parodi y Hantke (1966) y Simkin y Siebert (1994), estos eventos corresponden a erupciones de tipo central y explosiva, con un IEV igual a 2. ERUPCIÓN DE 1865 La erupción de 1865 inicialmente fue reportada por Raymondi, quién visitó Ubinas en Febrero de 1865. Raymondi además dió a conocer las coordenadas del volcán Ubinas. Posteriormente Parodi y Hantke (1966) y Simkin y Siebert (1994), reportan como un evento eruptivo central y explosivo, con un IEV igual a 2. ERUPCIÓN DE 1867 Según Parodi y Hantke (1966) esta erupción ocurrió entre el 24 y 28 de Mayo de 1867. Simkin y Siebert (1994) la catalogan como una erupción central y explosiva, con un IEV a igual a 2. ERUPCIONES DE 1869, 1906 y 1907 Las erupciones de 1869 y 1906 ocurrieron en el mes de octubre. Inicialmente estas erupciones fueron registradas por Parodi y Hantke (1966). Según Simkin y Siebert (1994), estos eventos eruptivos correponden a erupciones centrales y explosivas, con un IEV igual a 2 (Tabla 1). ERUPCIÓN DE 1912 - 1913 ? Por los años de 1912 o 1913 se produjo una erupción que perjudicó los terrenos de cultivo y ocasionó la muerte de ganados. Durante esta erupción el volcán emitió cenizas negras, por lo menos de tres a cuatro años acompañado de movimientos sísmicos. Inicialmente las nubes de cenizas negras cayeron sobre Ubinas, luego llegaron hasta Chojata y Yalahua, distantes 18 km al SE y NE del volcán respectivamente (Benamente,1997 - comunicación oral; Diario El Pueblo, 1936). Por las características descritas en los relatos, inferimos que el IEV fue igual o superior a 2. Esta erupción no fue registrada en el catálogo "Volcanoes of the world" (Simkin y Siebert, 1994). ERUPCIÓN DE 1923 - 1925 ? El señor Juan Almuelle (Chavéz, 1993) relata: "Por el año de 1923, Arequipa amaneció con ceniza. Era por coincidencia miércoles de ceniza, y las calles estaban llenas de cenizas, que eran del volcán Ubinas. La capa delgada de esta erupción era muy fina y no se observaba claramente en el campo". Según Benamente,1997 (comunicación oral) la erupción consistió en emisiones de cenizas calientes de color gris, estas se prolongaron por Para y Yalahua (NE del volcán). Asociados a este evento eruptivo se sintieron movimientos sísmicos de baja intensidad en áreas aledañas. Posteriormente las cenizas emitidas se mezclaron con el agua formando flujos de barro que se desplazaron por los flancos S y SE, con dirección al valle de Ubinas. Este evento duró casi tres años con niveles variables de la actividad eruptiva. ERUPCIÓN DE 1936 El evento eruptivo consistió en alta actividad fumarólica y emisiones de cenizas grises, además estuvo acompañado con intermitentes movimientos sísmicos de baja intensidad. Por las características descritas de sus depósitos, el tipo y grado de actividad, y los daños provocados inferimos haya tenido un IEV de 2 a 3. Según relatos encontrados los pobladores del valle de Ubinas pedían al gobierno central el traslado hacia la zona de la Joya, a fin de protegerse de un gran desastre que amenazaba destruir el distrito. Estos pedidos fueron hechos en años anteriores a 1936. Aquí algunos relatos: “La actividad del volcán Ubinas amenaza al pueblo que florece en sus faldas; una gruesa capa de cenizas ha cubierto los terrenos de sembríos malogrando las cosechas” (MEMORIAL PRESENTADO AL GOBIERNO DE REPUBLICA, el 4 de Enero de 1936). “Que en la madrugada del tres del presente se han visto salir llamaradas del cráter del volcán Ubinas, sintiéndose también ruídos y toda la quebrada donde está situado este pueblo y otros caserios amaneció cubierto de humo que saliendo del cráter desprendía ceniza volcánica. Hace más de 24 horas que ha empezado la erupción y sigue aumentando la intensidad. Los terrenos y sembríos están cubiertos por una espesa capa de ceniza (Diario El Pueblo, Arequipa, 11 de Enero de 1936). ERUPCIÓN DE 1937 Esta erupción fue reportada en la mayoría de textos y diarios recopilados. Según Simkim y Siebert (1994), la erupción tuvo un IEV igual a 2. Las características de éste evento eruptivo y los daños que provocó, deben ser tomados en cuenta en la evaluación de riesgos. A continuación se muestran algunos de los reportes obtenidos: “El volcán Ubinas ha entrado de nuevo en actividad. Desde el 8 del mes en curso (Mayo) está arrojando cenizas sobre el sembrío y a la población del pueblo que se asienta a sus faldas sembrando como es natural el pánico entre sus moradores. Día y noche cae una lluvia gris espesa sobre Ubinas a tal extremo que los vecinos están desesperados por este constante tormento y esta amenaza continúa. No sólo los sembrios y los ganados están sufriendo el peligro, sino la vida misma de los naturales está comprometida ya que los gases sulfurosos y demás materias que se desprenden del volcán han infectado el ambiente. Durante ochos meses el pueblo de Ubinas y sus aledaños habian vivido un tanto tranquilos ya que en ese tiempo el volcán se calmó. Hoy nuevamente ha iniciado tan ingrata labor..." (Diario "El Pueblo" Arequipa, 25 de Mayo de 1937). "Ante los repetidos perjuicios ocasionados por el volcán Ubinas los habitantes del pueblo inmediato tratan de abandonar al paraje y trasládarse a la región de la Joya..." (Diario El Pueblo, Arequipa, 10 de junio de 1937). "Muchas personas y numerosos indigenas que han llegado a las alturas de los cerros de San Antonio y Esquilache (Puno) manifestaron, que desde dichos lugares pueden apreciarse densas columnas de humo que desde hace días lanza el volcán Ubinas, los cuales revela que se halla en actividad" (Diario El Pueblo, Arequipa, 15 de Junio de 1937). ERUPCIÓN DE 1951 La erupción de 1951 también fue descrita por los pobladores del lugar, y posteriormente registrada por Simkin y Siebert (1994). Este evento eruptivo tuvo un IEV igual a 2, se inició los primeros días de enero y se prolongó por lo menos hasta Setiembre. Los pobladores de los pueblos aledaños, sobre todo del pueblo de Ubinas, estuvieron tensos y alarmados, padeciendo los efectos provocados por la emisión de cenizas y gases. A continuación se muestra relatos de diarios y archivos registrados en la ciudad de Arequipa: "El señor Luis Gómez Iquira quién presta servicios como auxiliar en la escuela de segundo grado de varones N°1804 del distrito de Ubinas de la provincia de Sanchez Cerro, nos ha dirigido atenta comunicación para informarnos acerca del volcán Ubinas que se encuentra en plena actividad desde el mes de enero del año en curso...nos dice que el 17 de Junio a las 11 a menos dos minutos de la noche, se sintió un fuerte temblor en Ubinas que alarmó sobre manera a todos los pobladores...Dicho señor relaciona estos movimientos sísmicos con la gran actividad del Ubinas y dice que constantemente produce ruídos sordos que infunde pavor y desprende nubes de humo negro ceniza que cubre los campos, manteniendo en constante zozobra a los vecinos del pueblo y de los lugares aledaños. Nuestro informante nos dice que el volcán entró en actividad en la madrugada de uno de los primeros días de enero, y que desde los primeros momentos infundó pavor en los habitantes de Ubinas, por los ruídos y las inmensas columnas de humo negro y cenizas que desprendían, cubriendo este último residuo todos los campos de cultivo y ocasionando la muerte del ganado. Hay días en que las cenizas nublan el cielo y tornan el ambiente con un fuerte olor sulfuroso que molesta mucho y que imprime ese sabor inclusive al agua. Desde enero a la fecha, lo que más alarmó a la población fue la erupción que se produjo el 8 de mayo a las 6 de la tarde. Después de un ruído subterráneo muy perceptible se vió gran cantidad de humo negro cuyas columnas se elevaron varios centenares de metros nublando totalmente el cielo. El volcán parecía un horno de cal y a medida que se anochecia iba tomando un aspecto muy siniestro" (Diario El Pueblo, Arequipa, 24 de Julio de 1951). Comunicación dirigida por el Sr. Luis Gómez I., al Diario El Pueblo de Arequipa el 09 de Setiembre de 1951: “S. D. del diario el Pueblo; de toda mi consideración nuevamente me dirijo a usted, para informarle que desde hace varios días el volcán se encuentra en lo más récio de sus actividades. Las gigantescas nubes de humo negro que arroja y que ya se producen durante todo el día y la noche tienen alarmado a los pobladores de esta región...Hay días en que la lluvia de cenizas, molesta la vista al extremo que no se puede caminar, el suelo esta cubierto de una capa de ceniza que alarma. Como consecuencia de todo esto, los rios se han convertido en torrentes de barro negro, que ya el ganado no puede tomar. Los moradores no tienen de donde proveerse de agua y asi tienen que tomarlas, y las criaturas están muriendo. Así como los adultos con fiebres desconocidas que es más sorprendente que se hinchan. Además como el agua es una espesa masa de ceniza, que ya no se puede regar los terrenos que se preparan en esta época para las siembras...El ganado ha muerto en gran número asi como algunos pastores, perecieron sepultados por la nieve en los campos y que todavía no se ha precisado el número. A todo esto se ha sumado las grandes cantidades de cenizas que cubren todos los campos. Hay días en que la negras nubes de cenizas que oscurecen el cielo, ocasiona un malestar horrible sobre todo por el fuerte olor a azufre". (Diario El Pueblo, Arequipa, 13 de setiembre de 1951). ERUPCIÓN DE 1956 Esta erupción fue registrado por Parodi y Hantke (1966) y Simkin y Siebert (1994), quienes señalan que se inició en mayo de 1956 con la emisión de cenizas (caracterizado por escorias finas), y culminó en octubre del mismo año. Esta erupción causó daños en los terrenos agrícolas del valle de Ubinas. Por las características descritas correponden a una erupción central y explosiva, con un IEV igual a 2. ERUPCION DE 1969 La erupción registrada en 1969 se inició el 16 de mayo, y se caracterizó por la emisión de cenizas grises y alta actividad fumarólica. Ocasionó la muerte de ganados por la contaminación de las aguas de regadío con cenizas emitidas por el volcán. Las características de su manifestación y los tipo de depósitos alegan que la actividad eruptiva fue explosiva y con IEV igual a 2 (Simkin y Siebert, 1994). A continuación un reporte de la época: "Con sorpresa los vecinos de Ubinas han constatado que el volcán que da nombre a la cuidad, despide una pequeña humareda, éste fenómeno que se registra desde hace muchos años ha provocado la natural preocupación del vecindario y los pobladores del valle...Desde hace quince días, en horas de la mañana, se viene observando este hecho... " (Diario El Pueblo, Arequipa, 1 de Junio de 1969). ACTIVIDAD FUMRÓLICA DE 1995 - 1996 La alta actividad fumarólica fue reportada en diciembre de 1995 por miembros del IGP y ORSTOM (Thouret et al., 1996; Rivera et al.,1997), dicha actividad se prolongó hasta mayo de 1996 en forma permanente y hasta mediados de 1997 en forma discontínua. La actividad fumarólica consistía en "bocanadas" de gases que se desplazaban por la mañanas y las noches por encima de la cumbre del volcán. La altura promedio que las fumarolas alcanzaron fue de 300 a 700 m y esporádicamente alrededor de un kilómetro. Las fumarólas estuvieron constituidas de vapor de agua y gases calientes que se emanaban de seis orificios ubicados en el cráter semi - cilíndrico que corta al piso de la caldera y al cono de cenizas. Por las características de su manifestación se alega que la alta actividad fumarólica tuvo un IEV igual a 1. No se ha registrado emisión de cenizas. Tabla 1: Resumen de la actividad histórica AÑO 1550 INICIO FINAL TIPO DE ACTIVIDAD 1599 07 Feb. 22 Feb. Erupción explosiva moderada Erupción central y explosiva 1600 Erupción explosiva 1662 Erupción explosiva 1677 Erupción explosiva de gran magnitud 1778 Erupción explosiva 1784 I.E.V OBSERVACIONES 3? 2 2? Cenizas grises cayeron cerca a Arequipa. Las cenizas alcanzaron hasta las pampas de Sama y Locumba. 3 Probablemente depositaron escorias y cenizas encontradas al NW y N del volcán. Erupción central y explosiva 2 Alta actividad fumarólica y emisión de cenizas. 1826 Erupción central y explosiva 2 1830 Erupción central y explosiva 2 1862 Erupción central y explosiva 2 1865 Erupción central y explosiva 2 1867 24-May 28-May Erupción central y explosiva 2 1869 Octubre Erupción central y explosiva 2 1906 Octubre Erupción central y explosiva 2 1907 Octubre Erupción central y explosiva 2 1912-1913 ? Erupción central y explosiva 2 1923-1925 ? Erupción explosiva Emisión de cenizas grises. Cenizas cayeron sobre Ubinas, Chojata y Jalahua afectó tierras de cultivo y murieron ganados por epidemias. Cenizas grises cayeron cerca a la ciudad de Arequipa. 1936 03 Ene. Julio Erupción explosiva y fumarólica 2 En el valle de Ubinas las cenizas destruyeron los cultivos. 1937 Mayo Julio Erupción central y explosiva 2 Las cenizas destruyeron terrenos de cultivo y generon epidemias en el valle de Ubinas. 1951 Mayo 21 Oct. Erupción central y explosiva 2 En el valle de Ubinas las cenizas causaron daños. 1956 Junio Erupción explosiva y fumarólica 2 Emisión de cenizas y lapilli causaron daños en los terrenos de cultivo y poblados del valle de Ubinas. 1969 Mayo Dic. ? Erupción explosiva 2 En el valle de Ubinas las cenizas destruyeron los cultivos y afectaron a la población. 19951996 Dic. Abril ? Alta actividad fumarólica 1 Alarmó a la población en general, fue reportado por el personal del IGP y ORSTOM. RIESGOS PARA LA SALUD Cada volcán presenta sus propios riesgos específicos, y cada riesgo puede tener un significado diferente. Lava Aunque la mayoría piensa que es el flujo espectacular de lava lo que causa la mayor devastación, en realidad los frentes de lava avanzan muy lentamente, rara vez más de pocos metros por hora y generalmente no constituyen un peligro significativo durante la actividad volcánica y, por lo tanto, no son una prioridad esencial para la planificación sanitaria. Rocas y detritos Un volcán activo puede despedir rocas y bloques enormes de magma, en algunas ocasiones a una distancia de decenas de kilómetros del cráter. La idea de ser golpeado por uno de estos proyectiles ardientes es aterradora, pero en realidad la posibilidad de que esto ocurra es baja. Las rocas y detritos tampoco constituyen una prioridad sanitaria durante una crisis volcánica. Riesgo de ráfagas y proyectiles.- Una ráfaga es una fuerza explosiva y si ocurre una erupción, es probable que esté confinada cerca de la abertura o avance localmente en explosiones, como ocurre cuando los materiales calientes caen en los lagos. Producen un ruido que se escucha a grandes distancias y pueden romper ventanas y causar laceraciones por vidrios rotos. Los fragmentos de roca de diferentes tamaños pueden ser arrojados explosivamente en cualquier momento, causando lesión o muerte, y en las erupciones masivas pueden ser liberados sobre una amplia zona alrededor del volcán. Los proyectiles grandes pueden dañar las viviendas y, si son candentes, causar incendios. En los cráteres pueden ocurrir pequeñas erupciones con poco aviso. Esas liberaciones de energía a pequeña escala causadas por gases reprimidos o mecanismos similares son un riesgo ocupacional serio para los vulcanólogos que trabajan cerca de las bocas de los volcanes. Cenizas Durante una erupción volcánica, existe la posibilidad de ser cubierto por una capa espesa de cenizas volcánicas. Un mito fomentado por la prensa es que la lluvia de cenizas constituye un riesgo agudo importante para la salud de las personas sanas. En realidad, las cenizas volcánicas plantean un riesgo muy bajo. Pueden tener un efecto en aquellas personas que presentan afecciones de las vías respiratorias, pero en la actualidad no hay pruebas que indiquen mortalidad excesiva como resultado de problemas cardiopulmonares causados por la inhalación de cenizas. No obstante, la lluvia de cenizas puede plantear muchos otros problemas a las comunidades: Las lluvias de cenizas pueden hacer que el aire se llene con una neblina similar al humo, que reduce significativamente la visibilidad. La poca visibilidad hace que aumente la cantidad de accidentes de tránsito y de otro tipo. Es posible que los caminos se tornen resbaladizos con la lluvia, y que los parabrisas se cubran de una capa delgada de ceniza húmeda. Un riesgo importante es el derrumbamiento de techos en casos de lluvia abundante de cenizas, especialmente si la erupción es acompañada por precipitaciones, que duplican el peso de las cenizas. La caída de techos y de las cenizas que arrastran, en el interior de los hogares puede ser letal para las personas, lo cual constituye un peligro volcánico importante en América Latina y el Caribe. La irritación de los ojos puede originar casos de conjuntivitis y abrasiones corneales, especialmente para las personas que usan lentes de contacto. Si bien aumenta el trabajo de los agentes sanitarios, el tratamiento es relativamente sencillo y no debería representar un problema grave. En el caso de pacientes con afecciones pulmonares previas, la inhalación de cenizas puede producir problemas respiratorios. Solamente pueden inhalarse las partículas más pequeñas — inferiores a 10 micrones de diámetro — y sus efectos dependen de factores como su grado de acidez (o pH).Para la mayoría de las personas que por lo demás son sanas, estos problemas pulmonares no representarán un problema para la salud. Las cenizas caídas, fruto de grandes erupciones, pueden causar destrucción y daño ambiental en amplias áreas, tan lejos como cientos de kilómetros abajo del volcán. Las grandes precipitaciones de cenizas (más de 25 cm de espesor) pueden poner en riesgo la vida por el peso sobre el techo de las edificaciones. Una nube volcánica que contenga ceniza y gases viajará en la dirección predominante del viento llevando muy lejos las partículas más finas y livianas. Los gases y otros materiales volátiles son adsorbidos en las partículas de ceniza, y al ser rápidamente solubles, serán sacados por la lluvia en las corrientes de agua o en lo que se siembra. Dependiendo del tipo de volcán, el flúor del ácido sulfhídrico puede ser un riesgo tóxico durante la caída de cenizas. La ceniza volcánica se puede producir por la explosión y el desmoronamiento de rocas viejas (líticas) así como por la descarga de presión sobre el magma (líquido fresco de roca) dentro del volcán. El tamaño de las partículas y su composición mineral varía entre volcanes y aun entre erupciones de un mismo volcán. Las cenizas emitidas recientemente imparten un olor sulfuroso o picante al aire y el material volátil adherente se adiciona al efecto irritante que las cenizas finas pueden tener sobre los pulmones. Las partículas de ceniza producidas en erupciones explosivas son a menudo lo suficientemente pequeñas para ser rápidamente inhaladas en lo profundo de los pulmones y las partículas más gruesas pueden alojarse en la nariz o en los ojos e irritar la piel. Contaminación de fuentes de agua El agua proveniente de manantiales o ríos situados sobre un volcán puede contaminarse como resultado de la actividad en el interior del volcán. Las lluvias densas de cenizas también contaminan fuentes superficiales de agua potable como ríos y reservorios. El flúor es un elemento tóxico que algunos volcanes pueden emitir en grandes cantidades y la ceniza puede matar animales que pacen en las inmediaciones, así como contaminar el agua potable. Es preciso efectuar análisis químicos de las cenizas y el agua a fin de excluir esta posibilidad. La acumulación abundante de cenizas también puede obstruir drenajes y alcantarillas y dañar la maquinaria en las plantas de tratamiento de agua. Efectos de la lluvia ácida Si bien es poco frecuente, existe la posibilidad concreta de que los productos químicos o la lluvia ácida contaminen algunas fuentes de agua. Al sobrevenir las precipitaciones en la zona de un volcán en erupción, se disolverán gases ácidos —en particular, ácido clorhídrico gaseoso, sumamente soluble— con lo cual se forma la lluvia ácida. La lluvia ácida quema y mata la vegetación y, aunque no representa un riesgo directo para la salud, corroe tuberías y techos y tuberías metálicos y contamina fuentes de agua en cisternas al aire libre. Con el transcurso del tiempo, podría dañar las tuberías soldadas y debilitar los clavos galvanizados y techos de acero, aumentando así el número de accidentes domésticos y ocasionando más problemas de agua y aguas residuales. Las concentraciones perjudiciales de metales como aluminio, plomo y zinc pueden contaminar el agua potable en lugares en que las casas recogen agua de lluvia escurrida de techos metálicos. Por esta razón, se deben examinar periódicamente las fuentes de agua para comprobar la presencia de fluoruros en exceso o metales tóxicos. Incluso si se verifica que la calidad del agua es adecuada, la lluvia de cenizas repercute en el abastecimiento de agua a los hogares y a los establecimientos sanitarios porque puede obstruir tuberías y las interrupciones en el suministro eléctrico pueden impedir el bombeo de agua. Todas estas inquietudes deben ser consideradas en la planificación para casos de crisis volcánica. Gases Además de lava y cenizas, los volcanes despiden gases como vapor de agua y dióxido de carbono. El dióxido de azufre puede contaminar el aire a muchos kilómetros del volcán y esto tal vez ocasione problemas respiratorios en individuos sanos así como en los que padecen asma. Afortunadamente, en la mayoría de las erupciones los vientos que soplan sobre el cráter dispersan rápidamente estos gases, los cuales se diluyen hasta que dejan de ser perjudiciales. Sin embargo, es posible que ciertos gases relativamente pesados, como el dióxido de carbono o el sulfuro de hidrógeno, se acumulen en las zonas bajas del volcán y ocasionalmente produzcan muertes. Ciertos volcanes que yacen en zonas bajas pueden arrojar sus emanaciones gaseosas sobre zonas pobladas, pero esto tampoco debe considerarse una preocupación de salud pública generalizada para toda la población en riesgo. Los volcanes elevados ejercen un efecto de “chimenea” que, junto con el calor y la fuerza de una erupción, resultan en la dispersión de gases en la atmósfera. Sin embargo, hay ocasiones en las cuales los gases pueden concentrarse, o ser liberados, en el suelo. Algunos volcanes liberan rápidamente gases durante los períodos de silencio entre las fases eruptivas mayores. Una investigación reciente ha demostrado que aun los volcanes con mínima evidencia de actividad pueden estar liberando dióxido de carbono y radón desde el magma profundo por difusión en el terreno y el flujo de esos gases podría elevarse rápidamente después de una erupción. Las muertes provocadas por los gases son raras comparadas con otras muertes relacionadas con los volcanes, aunque se debe admitir que los efectos de los gases sobre los humanos durante las erupciones no han sido bien documentados. Las emisiones volátiles principales son vapor de agua, dióxido de carbono (CO2), ácido sulfhídrico (H2S) y dióxido de sulfuro (SO2), seguidos de ácido clorhídrico (HCl), ácido fluorhídrico (HF), monóxido de carbono (CO), hidrógeno (H), helio (He) y radón (Rn). Las emisiones volátiles inorgánicas, como mercurio, también pueden ser importantes en ciertos volcanes. Los materiales orgánicos volátiles (por ejemplo, hidrocarburos polinucleares aromáticos y halogenados) también pueden ser detectados en pequeñas cantidades en nubes eruptivas, particularmente si el calor de la erupción ha incinerado árboles y otros vegetales. Tsunamis Cuando un volcán está cubierto de agua, especialmente en zonas de poca profundidad, es como una bomba de tiempo, que podría estallar en cualquier momento como resultado de la combinación letal de magma y agua. Los tsunamis son olas de enorme altura, tan grandes que pueden avanzar muchos kilómetros tierra adentro y ser muy destructivas. En el Caribe hay volcanes que podrían originar tsunamis si se activaran y entraran en erupción. El riesgo es bajo, pero tan grave que no puede pasarse por alto. Nubes ardientes (flujos piroclásticos) A diferencia de todos los peligros de las erupciones volcánicas mencionados anteriormente, el huracán de materia caliente ardiente que avanza hacia una comunidad si entraña riesgos de consideración. En América Latina y el Caribe, aproximadamente 60% de las muertes por erupciones volcánicas son causadas por nubes ardientes. Gases calientes, con temperaturas a veces hasta de 900 grados, lanzan sólidos y detritos de manera alarmantemente veloz, a velocidades de hasta varios cientos de kilómetros por hora. Estas corrientes de rocas ardientes y cenizas y aire que avanzan muy rápidamente se denominan flujos piroclásticos. Son diferentes a los flujos de lava —no son líquidos, en realidad son una combinación de sólido y gaseoso— son completamente letales, destruyen todo lo que se encuentra a su paso y es imposible sobrevivir a ellos . Tras una nube ardiente, todo ser vivo —animales, plantas, personas — será literalmente carbonizado por temperaturas abrasadoras y arrasado por el ciclón de cenizas y rocas. No existe la posibilidad de sobrevivir en el trayecto directo de una nube ardiente. La evacuación es la única solución. Las personas que tienen la fortuna de huir por encontrarse cerca de los bordes de la nube pueden sobrevivir. Pero los sobrevivientes padecerán quemaduras graves y extensas, no solo en la piel sino también en las vías respiratorias. Las nubes ardientes constituyen un peligro grave para nuestras comunidades. Los flujos y oleadas piroclásticas son mezclas de gases calientes, ceniza, piedra pómez y rocas que son impulsadas primariamente por la gravedad y se pueden formar por el colapso de una erupción vertical o salir directamente al borde del cráter. Es importante visualizar esos flujos y oleadas como corrientes de gravedad que se mueven como nubes de gas denso y que son capaces de extenderse ampliamente y causar destrucción masiva. Pueden viajar a velocidades de 50 a 150 km por hora, una velocidad que, junto con el contenido sólido del flujo, crean un poderoso ímpetu destructor muy parecido al de los huracanes. Muchos flujos y oleadas se inician a altas temperaturas (600-900 oC) y algunos se pueden enfriar rápidamente si son turbulentos y se mezclan con aire durante su viaje. En algunos casos, en la periferia del flujo, la temperatura pico y la concentración de partículas densas pueden ser tan efímeras que las personas incluso pueden sobrevivir al aire libre y a menudo las casas fuertes pueden proteger a las personas que permanecen dentro. Las oleadas piroclásticas son flujos diluidos que pueden dejar depósitos de pocos centímetros de espesor; sin embargo, pueden ser altamente destructivas cuando surgen del volcán a elevadas temperaturas y con altos niveles de energía. Muchos flujos piroclásticos vienen a levantar una oleada que se extiende varios kilómetros más lejos y la cual puede estar lo suficientemente caliente para causar quemaduras severas a la vegetación. También pueden estar presentes gases como vapor de agua, dióxido de carbono y de sulfuro, al menos en pequeñas concentraciones. Corrientes de fango y detritos Con un poder de devastación similar al de las nubes ardientes, las corrientes de fango y detritos, o "lahars", que es un término indonesio adoptado por los científicos, causan 42% de las víctimas registradas en el mundo. Los glaciares de las cumbres, bajo el calor intenso de la erupción, comienzan repentinamente a derretirse. Los escurrimientos de lodo enormes, mezclados con detritos recogidos en su paso vertiginoso por los cauces de los ríos grandes, pueden arrasar ciudades enteras, frecuentemente con escaso tiempo para la evacuación. Si en la zona que rodea al cráter en erupción hay casquetes glaciales o lagos en cráteres grandes, los aludes de fango son una amenaza grave. Las lluvias abundantes simultáneas a una erupción pueden provocar escorrentía extensa e incluso inundación grave. Las aguas pluviales también pueden movilizar depósitos anteriores o nuevos de cenizas hasta formar lahars, los cuales pueden fluir aguas abajo y anegar asentamientos vecinos sin advertencia. Los lahars pueden ocurrir nuevamente durante la temporada de lluvias y producir el desplazamiento de personas de sus hogares y tierras debido al peligro y los trastornos que probablemente ocasionen. Las lluvias torrenciales sobre las laderas, incluso meses o años después de una erupción, pueden también originar el desplazamiento vertiginoso de cenizas sueltas y materiales volcánicos ladera abajo y amenazar a la población. Sin lugar a dudas, las erupciones volcánicas y sus riesgos son causa de gran preocupación para los funcionarios de la salud. En América Latina, las muertes en su mayoría han sido ocasionadas por flujos piroclásticos y corrientes de fango y detritos. Los gases volcánicos y las lluvias de cenizas no son tan peligrosos, pero definitivamente constituyen cuestiones de seguridad. Otras amenazas como tsunamis, lava, rocas y lluvia ácida, aunque no son generalmente tan letales, pueden representar problemas para algunas comunidades Las avalanchas (deslizamientos de lodo es otra designación, pero no necesariamente precisa, para este escurrimiento de agua y detritos volcánicos) son frecuentes acompañantes de las erupciones y son, por lo menos, tan mortales como los flujos piroclásticos. El calor de los flujos piroclásticos, la lava y las ráfagas de vapor pueden fundir glaciares y nieve, o lluvias intensas pueden acompañar las erupciones de ceniza. Cuando el agua se mezcla con las cenizas y los detritos de roca, se forma un enorme volumen de material cuya consistencia varía desde un escurrimiento diluido hasta una pasta delgada o un concreto húmedo. Los lagos en el cráter, si están presentes, pueden ser también una fuente importante de agua y las avalanchas pueden expandir mucho más su volumen cuando fluyen por los lagos y cuando se les incorpora tierra suelta que se ha erosionado de los valles del río. Una gran avalancha es capaz de aplastar todo a su paso incluyendo casas, carreteras y puentes. Adicionalmente, los materiales alteran los niveles y cursos de los ríos existentes, produciendo un serio riesgo de futuras inundaciones si ocurren lluvias intensas. Las inundaciones también pueden ser causadas por las avalanchas en lagos o por hielo y nieve derretida. DAÑOS SOBRE LA SALUD EFECTOS RESPIRATORIOS Y OCULARES Las tendencias en las visitas a salas de urgencias y los ingresos hospitalarios después de cada erupción revelan incrementos en el número de pacientes en busca de tratamiento para el asma y la bronquitis. La irritación de los ojos y las abrasiones menores de la córnea pueden resultar de las partículas de ceniza que entran en el ojo. Esos efectos no son normalmente serios, pero quienes trabajan al aire libre y quienes usan lentes de contacto deben usar máscaras o gafas protectoras cuando trabajan fuera. EFECTOS TÓXICOS Las cenizas se deben examinar de rutina para determinar su toxicidad química después de las erupciones, ya que la gente está usualmente ansiosa del riesgo real o imaginado para la salud humana. Los animales de pastoreo se pueden envenenar a través de la hierba o de las aguas con cenizas. Además, el pH de los ríos puede estar disminuido por la ceniza ácida y, entonces, se comprometen los peces. Los lagos y los ríos usados por humanos y animales para beber agua se deben examinar si se sabe o se sospecha que puedan tener un alto contenido de flúor. RIESGO DE RADIACIÓN IONIZANTE El radón se puede emitir en grandes cantidades en las columnas de erupción donde es improbable estar en alto riesgo, pero el radón se puede adherir a las partículas de ceniza y exponer a la población en riesgo a la radiación. Las cenizas mismas pueden tener un alto contenido de uranio y se requiere examinar su radiactividad si proviene de un volcán con magma bien diferenciado. EFECTOS EN LA SALUD MENTAL Como en otro tipo de desastres naturales o situaciones caóticas, la amenaza de una inminente erupción volcánica o el tener que vérselas con el resultado de una gran erupción, pueden llevar a la ansiedad o la depresión o a experimentar desórdenes de estrés postraumático. Los trastornos y alteraciones de la vida normal causados por fenómenos como las repetidas caídas de cenizas, la contaminación del aire por gases volcánicos o la continua amenaza de avalanchas afectan sobre todo a las familias reubicadas, o a quienes han visto destruidas o severamente averiadas sus casas, negocios o granjas. RIESGOS INFECCIOSOS Los detritos y las cenizas que caen alrededor de los volcanes pueden obstruir los ríos y rellenar los lagos y las inusuales inundaciones y acumulaciones de agua pueden favorecer la transmisión de enfermedades infecciosas endémicas como leptospirosis y malaria. PLANIFICACIÓN PARA EMERGENCIAS VOLCÁNICAS A diferencia de otros desastres, los desastres volcánicos no son de corta duración. Es necesario prepararse, planificar la respuesta concibiendo diferentes escenarios, y tratando de reducir los daños y problemas. Pero es necesario poner los riegos en perspectiva, y concentrarse en los que de verdad suponen un grave reto para la salud pública. En América Latina y el Caribe el mayor peligro lo representan los flujos piroclásticos y avalanchas de lodo, que producen casi un 99% de las muertes, aunque la atención sanitaria muchas veces se desvía hacia otros riesgos (como la ceniza,la lluvia ácida,y otros), que aunque preocupan a la población, no significan ungran peligro para la salud pública. El sector salud tiene una gran responsabilidad en la planificación para emergencias volcánicas. Se debe comenzar por recopilar información vital acerca de zonas que tienen volcanes activos o inactivos. Obtener la información adecuada Conocer dónde se encuentran las zonas de problemas potenciales permite planificar para afrontar posibles desastres. Se debe hablar con la defensa civil local o con miembros del comité de emergencias sobre la situación y el potencial de actividad volcánica en la zona. Se debe preguntar a los vulcanólogos acerca de los antecedentes locales de erupciones y si conocen la existencia de mapas de riesgo. Se debe determinar si se han reconstruido asentamientos en el trayecto donde hubo con anterioridad corrientes de lodo o nubes ardientes. Además, identificar dónde se ubican las poblaciones de más alto riesgo. Determinación de situaciones hipotéticas y planes para casos de emergencia Con la colaboración de científicos, líderes y profesionales locales, se deben elaborar planes para determinar lo que se haría en el caso de una erupción previsible y de la situación hipotética más desfavorable. Durante la planificación, no debe olvidarse considerar que: horas, puede bloquear todos los caminos y reducir la visibilidad durante días hasta que la lluvia viene a eliminar las cenizas del aire. telecomunicaciones, incluso por radio y por satélite. llegado el momento. Se debe preparar planes para imprevistos e incluir en ellos las necesidades más previsibles en cuanto a personal y suministros. del plan no funcionen bien. Mantener a las poblaciones alejadas de las zonas aledañas a los volcanes es la mejor manera de evitar heridos en masa. Todo lo que se pueda hacer para convencer a los funcionarios de planificación de que no permitan a las comunidades ni a los establecimientos de salud instalarse cerca de volcanes ayudará a evitar defunciones y lesiones, y ahorrará millones a los gobiernos. Cuando los asentamientos ya se encuentran cerca de un volcán que muestra signos de actividad, es evidente que el mejor plan es la evacuación temprana de las poblaciones a sitios alejados de las zonas expuestas. Plan del sector salud para emergencias descartar la posibilidad de evacuaciones masivas. Las personas no se reubican fácilmente. Se les debe proporcionar información concreta y objetiva acerca de los riesgos a los que se enfrentan y lo que se está haciendo para ayudarlos. La información pública adecuada y la compasión serán más eficaces en el traslado de poblaciones que la sola aplicación de la ley. nica, muchos trabajadores y personas que viven en los aledaños necesitarán información especial o indumentaria de protección. las construcciones en la medida de lo posible o que usen máscaras livianas para evitar inhalar partículas finas. El personal de emergencia y quienes trabajan retirando las cenizas de las calles y los techos también necesitarán máscaras y anteojos protectores. de cenizas, deben distribuirse máscaras livianas de alta eficiencia a todos en la zona afectada, y también se deben entregar cascos al personal que trabaja a la intemperie donde existe riesgo de lluvia volcánica. interrumpido de la calidad del aire y el agua, manteniendo al público informado sobre todas las cuestiones de seguridad. Las cenizas no son el único riesgo potencial, los gases tóxicos, aunque en general en concentraciones inocuas, pueden causar contaminación atmosférica grave. El olor puede ser horrible y alarmar en consecuencia a quienes no saben el riesgo real de la toxicidad. Muchos buscarán ayuda médica debido al temor. epidemiológica s o n esenciales para los administradores sanitarios. Estar al tanto de los informes de hospitales y salas de urgencias, otros centros de salud y albergues permitirá conocer los tipos de lesiones y enfermedades a las que se enfrenta la población y, por consiguiente, proveer servicios y recursos a donde más se necesitan. tratar las tensiones psíquicas originadas por la reubicación y la pérdida, así como el tratamiento de poblaciones de riesgo sumamente alto. Los evacuados probablemente padecerán depresión y otros trastornos mentales. El personal médico y el personal involucrado en emergencias también puede necesitar apoyo. manejo de heridos en masa, el tratamiento del estrés, los agentes de respuesta rápida y los sistemas de comando en caso de incidentes. Contar con funcionarios bien capacitados que saben lo que les espera es importante para mantener la seguridad y la calma durante la crisis. alimentos, el control de los vectores, la eliminación de aguas residuales y residuos sólidos y la disposición adecuada de los cadáveres, son parte esencial de las responsabilidades. En el plan, se debe incluir todo equipo que pueda necesitarse para monitorear la calidad del aire y el agua e indagar sobre la existencia de enfermedades respiratorias entre la población afectada. Esto incluye planes detallados de búsqueda y rescate, planes para la atención de heridos en masa, con inclusión del establecimiento de morgues temporales y estaciones de urgencias en el terreno, instrucciones para el triaje y planes para el transporte de los heridos a hospitales y clínicas de urgencias. los medios de comunicación necesitan conocer las consecuencias de las probables decisiones y sus implicaciones en la salud pública. La información que se comparte puede aliviar temores, disipar mitos acerca de peligros a los que se enfrentan las personas e infundirles esperanza sobre lo que se está realizando para lograr que retornen a la vida normal. preparados. Se debe actualizar periódicamente para incorporar los cambios de recursos y personal. Durante una crisis volcánica hay necesidades extraordinarias que deben satisfacerse. Si el sector de la salud elabora un buen plan para emergencias, estará preparado para abordar cuestiones de presupuesto, capacitación y asignaciones del personal, evacuaciones, planes para el suministro de agua potable, alimentos y saneamiento.