A los lectores de la Revista Pastoral Andina les agradecemos por recibirnos nuevamente y para aquellos, quienes por primera vez nos leerán les damos una cordial bienvenida. En la portada presentamos la vivencia intensa de este tiempo en el surandino peruano: Santa María y la santa Cruz. María Madre nuestra, aquella que nos hace cercano al Señor Jesús y lo pone como el centro de nuestra vida; la Cruz en cuyos dos maderos se oye silencioso el mandamiento nuevo del Señor Jesús: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. María la que acompañó fielmente toda su vida a Jesús y la que le siguió firmemente hasta el final. María, la que está en la fe de nuestro pueblo; la mujer fuerte que conservó la fe y la que continúa poniendo a Cristo en el corazón de sus hijos. En este número y los siguientes, aunque limitados por el espacio, nos hemos propuesto abarcar todos los temas vinculados a la Pastoral ya que nuestra intención principal es hacerles cercanas las siempre nuevas herramientas para la misión evangelizadora. Herramientas para todos los agentes pastorales que les impulse a seguir donándose, imprimiendo aún mayor esfuerzo en que sea conocido nuestro Señor. Somos conscientes que nadie da lo que no tiene, que tenemos que renovarnos en el conocimiento de la fe y, a través de estas páginas queremos simplemente proporcionarles un nuevo medio. Entre otros motivos esta es una razón por la que escribimos: Creemos que la fe que se comparte se acrecienta en el que la da, es por eso la razón de nuestro aliento y anhelo: ¡que sigan comunicando a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo y nuestro Padre! La misión es para todos, llamémonos o no catequistas todos por ser bautizados estamos llamados a vivir el anuncio del Evangelio; sin embargo queremos dirigirnos a ellos, nuestros misioneros catequistas de un modo especial y sin perjuicio de este afán: ¡Queremos abrir las páginas a las comunidades religiosas así como a los sacerdotes que se encuentran en los territorios de misión entregando su vida, para que nos hablen de su quehacer, nos cuenten de sus preocupaciones, de su experiencia y compartan también una palabra de aliento y de amistad! ¡Queremos aprovechar lo ganado en el compromiso social de modo que los laicos, hombres y mujeres se involucren cada vez más según su vocación en los ámbitos de la sociedad en que los requieran por su honestidad y justicia! ¡Queremos enfocar todos los temas en donde el Evangelio y la Iglesia tienen que hablar para ser luz y claridad para cuantos están confundidos sin hallar la paz que solo se encuentra en Cristo! Nos unimos a aquellos que aspiran a la unidad de los pueblos respetando las diferencias de los mismos, trabajando solidariamente por mejorar la dignidad y las condiciones de vida especialmente de los más pobres. También nos identificamos con quienes buscan los avances de la ciencia y la tecnología a la par con la práctica de los valores humanos y cristianos. ¡Queremos conocer la fe de nuestro pueblo: semillas del Verbo y siembra de la Primera Evangelización impulsada por el Espíritu Santo. Evangelización acogida en la reverente religiosidad del catolicismo y aprender de él, pues sabemos que tiene mucho que enseñar en sus tradiciones y celebraciones de culto! ¡Queremos a través de estas páginas dar a conocer a aquellas hermanas y hermanos que nos antecedieron y que habiendo optado por la santidad, su ejemplo de vida resuena aún como una voz potente del que dice: “¡hágase en mi según tu Palabra!” a ese llamado de Jesús : “Sed santos como vuestro Padre celestial es santo”. Ser santos porque no es cosa del pasado, cuanto una urgencia y una necesidad para el hoy; siendo entonces, una irresponsabilidad social el no aspirar a la santidad y trabajar incansablemente por serlo. Por ello presentaremos en esta edición a la beata Kateri Takekguita indígena nacida en nuestros pueblos para que la conozcamos e interceda por todos los que trabajan viviendo la caridad, luchando por el respeto y el cuidado del prójimo y del medio ambiente. Es deseo del Equipo del IPA que el Señor Jesús sea para los hombres la respuesta a sus vidas y para nosotros los cristianos el centro de nuestro quehacer; que los ministros sagrados puedan transparentar en sus vidas, de un modo especial en la celebración de la Santa Misa el misterio de Jesús de modo que todos los que celebramos con ellos podamos sentir y amar su presencia. Aspiramos a que la Misión continental vaya dando sus frutos de renovación en la Iglesia y a través de este humilde aporte podamos contribuir a que sea realidad un nuevo amanecer de la fe. No queremos terminar sin antes dar gracias en primer lugar a Dios y al apoyo de nuestros señores Obispos, sacerdotes, religiosas y laicos de las prelaturas de Juli, Ayaviri, Sicuani y de la Arquidiócesis del Cusco quienes comparten en este número sus experiencias pastorales y perspectivas a fin de seguir construyendo la Iglesia con la conciencia que somos ahora, simples colaboradores y continuadores de tantos misioneros y misioneras quienes de buena voluntad han ayudado a que el Pueblo de Dios en estas tierras perciban en sus vidas su presencia. A ellos nuestro aprecio y reconocimiento. Guillermo Montezuma Equipo IPA