TEMA MÉDICO N° 136 Las vacunas, salud individual y colectiva Resulta innegable que la vacunación ha contribuido a la mejora de la salud y de la calidad de vida de la población. Desde el comienzo de su aplicación se han salvado millones de vidas, se han controlado muchas enfermedades infecciosas e incluso se ha conseguido erradicar una de las enfermedades epidémicas con mayor índice de mortalidad en el pasado: la viruela. Cuando se inició el programa para la erradicación de la viruela, la enfermedad aún amenazaba al 60% de la población mundial y mataba a una de cada cuatro víctimas. El último caso de viruela informado en el mundo se remonta a 1977, en Somalia. El 8 de mayo de 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró que la viruela se había erradicado definitivamente. Se han cumplido ya 34 años desde esa magnífica noticia y otros proyectos con objetivos similares están en marcha. La erradicación de la poliomielitis está ya a nuestro alcance: desde el lanzamiento de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis en 1988 por la OMS y otros organismos, el número de casos ha disminuido casi hasta desaparecer y varios millones de personas se han librado de una parálisis, aunque aún existen zonas endémicas en algunos países como Tayikistán, Sudan o Nigeria. La erradicación del sarampión o la eliminación del tétanos materno y neonatal en países de alto riesgo son otros de los grandes retos. Recordemos los inicios Los primeros escritos relacionados con la vacunación datan del siglo XI y se refieren a la variolización, que consistía en la inoculación de costras de viruela de personas enfermas a personas sanas. Este método, que fue practicado originariamente en China y la India desde donde pasó al mundo occidental en los inicios del siglo XVIII, constituyó una nueva herramienta terapéutica para defenderse contra la enfermedad y supuso un concepto innovador. No obstante, este procedimiento no estaba exento de riesgos y aproximadamente el 3% de las personas morían tras la variolización. Pero la era moderna de la vacunación comienza con Edward Jenner, médico ingles del siglo XVIII. Jenner observó que los ayudantes de establo y ordeñadores eran aparentemente inmunes a la viruela humana, tras haber sufrido lesiones cutáneas 1 de poca importancia, conocidas como viruela vacuna por el contacto con pústulas de las ubres de los animales. El experimento definitivo de Jenner, se basó en tomar pus de una pústula de la mano de una ordeñadora que había contraído viruela vacuna de su vaca e inocularlo a un niño sano de 8 años mediante dos incisiones superficiales. El niño tuvo una leve enfermedad y desarrolló una vesícula en los puntos de inoculación, que desapareció sin la menor complicación. Posteriormente, mediante varias leves incisiones inoculó al niño la viruela, pero éste no enfermó. Edward Jenner utilizó el término “vaccine” (vacuna) sin emplear jamás la palabra “vacunación”. Este término fue utilizado por primera vez en 1800 por Richard Dunning, con la aprobación de Jenner. Más tarde, la palabra sería adoptada por Louis Pasteur quien, en 1881, propuso que se emplearan las palabras “vacuna” y “vacunación” como términos generales. Fue el propio Pasteur quien continuó en esta línea con el descubrimiento de la vacuna frente a la rabia. Más adelante llegaron las vacunas frente a difteria, tétanos, tos ferina, tuberculosis y polio. La cobertura con vacuna aumentó enormemente en todo el mundo desde 1974, año en que la OMS puso en marcha el Programa Ampliado de Vacunación. En los países desarrollados la vacunación sistemática tiene un seguimiento importante, gracias a lo cual desde hace años no existen casos de polio o difteria, estamos cerca de erradicar enfermedades como el sarampión y han disminuido de forma notable los casos de hepatitis B. Pero en los países en desarrollo el espectro de protección es mucho más reducido. Las vacunas incorporadas más recientemente, como la hepatitis B o Hib, han aumentado considerablemente los costos de los programas nacionales de inmunización y esto supone, un reto considerable para países de baja renta y organismos sanitarios internacionales como OMS-UNICEF. Movimientos “anti-vacunas” El objetivo de la vacunación es imitar la respuesta inmune que provoca la infección natural, mediante mecanismos similares a los que ocurren en un proceso infeccioso. En principio, la vacunación implica una intervención sobre una persona sana y, por tanto, conlleva un riesgo. Y esta idea puede resultar difícil de asumir por algunas personas. De hecho, el movimiento anti-vacunas es casi tan antiguo como las propias vacunas. Ya en el siglo XIX médicos alemanes firmaron un manifiesto contra la vacuna de la viruela. 2 Hoy en día este movimiento es asumido básicamente bajo dos modalidades: por un lado, grupos religiosos integristas y, por otro, usuarios y profesionales de la medicina naturista. El discurso anti-vacunas se basa en que las vacunas no son necesarias porque protegen contra enfermedades que ya apenas existen en nuestro entorno. Ni tampoco son eficaces, ya que si las enfermedades infecciosas casi han desaparecido es porque el estado de salud de la población ha mejorado. Algunos defienden la idea equivocada de que los riesgos que acompañan a la vacunación superan a los que causa la propia infección adquirida de forma natural, o que la inmunidad natural que logra el propio organismo cuando pasa la enfermedad, es mejor que la inmunidad “artificial” inducida tras la vacuna. Lo cierto es que si no se utilizaran las vacunas, habría muchos más casos de enfermedad, más efectos secundarios graves y más defunciones. Por citar solo algún ejemplo, cuando el sarampión se pasa de forma natural ocasiona neumonía en 1 de cada 20 pacientes, encefalitis en 1 de cada 2.000 y muerte en 1 de cada 3.000 (en países industrializados) o hasta 1 de cada 5 en los casos de epidemias en países en desarrollo. La vacuna del sarampión puede producir encefalitis en 1 caso por cada millón de vacunados o reacciones alérgicas en 1 de cada 100.000 dosis de vacuna. Y aunque cualquier caso de afección grave o muerte por una vacuna es lamentable, es evidente que las ventajas de la vacunación superan con creces sus riesgos. Beneficios de las vacunas Como estrategia sanitaria, la vacunación es, sin duda, la mejor inversión en salud pública. Implica no sólo un beneficio para la salud del propio individuo sino que favorece también a toda la comunidad. Y aquí radica el gran beneficio de las inmunizaciones. Debemos vacunarnos, pues, por dos motivos: el primero, para protegernos a nosotros mismos (las enfermedades infecciosas siguen presentes y cualquiera que no esté protegido se puede infectar). La segunda razón es para proteger a las personas de nuestro entorno. Una pequeña proporción de personas no responde a las vacunas (ninguna vacuna es efectiva al 100%), otras no pueden ser vacunadas, por ejemplo, por presentar alergia a alguno de los componentes de 3 la vacuna. De esta manera, las personas no vacunadas se protegen porque en esa población mayoritariamente vacunada hay menos individuos capaces de contagiar (es lo que se conoce como “efecto rebaño”). Futuro de las vacunas Aun se requiere de forma imperiosa actuar contra muchas enfermedades. Cada año, millones de personas mueren en todo el mundo como consecuencia de paludismo, tuberculosis, SIDA, infecciones respiratorias o gastrointestinales. La OMS estima que millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por enfermedades prevenibles con las vacunas existentes en los países desarrollados. En unos casos, será necesario desarrollar vacunas hasta ahora inexistentes; en otros, mejorar la seguridad y la eficacia de las que ya se disponen en la actualidad, disminuyendo su costo y haciéndolas más asequibles para los países en desarrollo. En este nuevo siglo podemos esperar más y mejores beneficios de las vacunas, consecuencia de nuevas investigaciones. Vacunas contra enfermedades emergentes o tan arraigadas como el cáncer, la enfermedad de Alzheimer o la caries dental. Sin duda vacunar sigue siendo no sólo el reto sino la esperanza de la humanidad en materia de salud. Vacunas más baratas, más seguras, y más fáciles de administrar contribuirán a que la inmunización global mejore. Vacuna BCG La BCG es la vacuna que se aplica para protegerse de la tuberculosis. El Calendario Nacional de Vacunación de nuestro país contempla la dosis en el recién nacido para prevenir formas graves de la enfermedad, por ello es importante la aplicación antes de que el recién nacido egrese de la maternidad. Luego de la aplicación es común que se forme una pequeña elevación de la piel (nódulo) y deje una cicatriz en el sitio de aplicación. Si bien esta es la evolución más frecuente, el nódulo y la cicatriz no se forman en todos los niños vacunados. 4 Vacuna Pentavalente La vacuna pentavalente o quíntuple celular es una vacuna combinada que protege contra 5 enfermedades: Difteria, tos convulsa, tétanos, influenza tipo b y hepatitis B. El Calendario Nacional de Vacunación contempla su aplicación a los 2, 4 y 6 meses de vida. Vacuna Hepatitis A El virus de la hepatitis A se contrae cuando una persona come alimentos o toma agua que está contaminada con el virus o tiene contacto cercano con una persona que está infectada. La vacuna de la hepatitis A se aplica, en una única dosis, a los 12 meses de vida o a niños que nacieron a partir de 2005 (en el caso de no haberla recibido al año). También está recomendada para poblaciones de riesgo previa evaluación médica. Vacuna Hepatitis B La hepatitis B es una inflamación del hígado causada por el virus de la hepatitis B. La vacuna es el método más efectivo para la prevención de esta enfermedad. Es muy importante la vacunación precoz y completar el esquema adecuado según el Calendario Nacional. Se aplica una dosis al recién nacido dentro de las 12 horas de vida y luego como parte de la vacuna quíntuple celular o pentavalente a los 2, 4 y 6 meses de vida. También se incorporó al Calendario para todos los adultos. Otras de las acciones de gran importancia para cortar la transmisión de esta enfermedad incluye: no compartir los objetos personales con otras personas (cepillos de dientes, cortaúñas, agujas, etc.), medidas de bioseguridad para el personal de 5 salud y el uso de preservativo que también previene otras infecciones de transmisión sexual. Vacuna gripe La gripe o influenza es una enfermedad viral respiratoria muy contagiosa. Por lo general, la mayoría de los afectados se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico. Sin embargo, en niños pequeños, adultos mayores, embarazadas, puérperas y personas que presenten enfermedades crónicas, la infección puede conllevar graves complicaciones. Asimismo, el personal de salud puede contraer la enfermedad y contagiar a los pacientes a quienes presta cuidado. La inmunización es la principal medida de prevención. La vacuna contra la gripe se aplica de la siguiente manera: Dos dosis a los niños de entre 6 y 24 meses, una dosis a adultos mayores de 65 años, a embarazadas, puérperas, personas con enfermedades crónicas y personal de salud. Vacuna sarampión El sarampión es causado por un virus que puede propagarse fácilmente por el aire cuando una persona infectada estornuda o tose. También se puede transmitir por contacto directo con secreciones de la nariz o la boca de una persona infectada. Para prevenir la enfermedad, el Calendario Nacional de Vacunación contempla la aplicación de la vacuna según el siguiente esquema: -Una dosis al año de vida -Un refuerzo durante el ingreso escolar (5 o 6 años) de vacuna triple viral Todas las personas deben contar con dos dosis de la vacuna doble y/o triple viral. Vacuna rubéola La vacuna doble y/o triple viral previene la rubéola. Para que la prevención sea efectiva es importante recibir el esquema completo de vacunación. Todas las personas deben contar con dos dosis de la vacuna doble y/o triple viral; una dosis al año de vida y con un refuerzo durante el ingreso escolar (5 o 6 años) de vacuna triple viral. Durante el puerperio, la madre debe vacunarse de inmediato en el caso de no tener el esquema completo. 6 Vacuna paperas Para prevenir la parotiditis o paperas el esquema de vacunación contempla una dosis al año de vida y un refuerzo en el ingreso escolar de la vacuna triple viral. Es muy importante adherirse a todas las campañas de vacunación que ofrecen una dosis extra. Todas las personas deben contar con dos dosis a lo largo de su vida de vacuna doble y/o triple viral. Vacuna tos convulsa La tos convulsa se previene con la aplicación del esquema adecuado de vacunación en todas las etapas de la vida: -A los 2, 4 y 6 meses: con la vacuna pentavalente. -A los 18 meses: con la vacuna cuádruple. -A los 6 años: con la vacuna triple bacteriana celular. -A los 11 años: con la vacuna triple bacteriana acelular. -Durante el embarazo: con la vacuna triple bacteriana acelular a partir de la semana 20 de gestación. -A puérperas que no se hayan vacunado durante el embarazo o en el posparto inmediato. -Al personal de salud que presta cuidado a niños menores de un año. -A convivientes de prematuros menores de 1500 gramos. 7 Vacuna polio (Sabin) El calendario nacional de vacunación contempla la vacuna con polio oral (OPV) o Sabin a los 2, 4, 6, entre los 15-18 meses y al ingreso escolar. Otra vacuna para esta enfermedad es la vacuna polio inactivada (VPI) que está recomendada para aquellos que por causas médicas no pueden recibir la Sabin oral. Vacuna VPH La vacuna contra el VPH es una herramienta muy eficaz que permite inmunizar contra el cáncer de cuello de útero. El Calendario Nacional de Vacunación contempla la aplicación de tres dosis a todas las niñas de 11 años: 1° dosis. 2° dosis a los dos meses de la primera. 3° dosis a los seis meses de la primera. Es fundamental la aplicación de las 3 dosis de la vacuna para que la protección sea efectiva. Incluso las mujeres que se han dado la vacuna deberán realizarse el Papanicolaou (PAP) regularmente ya que la vacuna no protege contra todos los tipos de VPH 8 Vacuna Neumococo Conjugada El Calendario Nacional de Vacunación contempla la aplicación de la vacuna conjugada contra el neumococo a niños menores de un año, con 2 dosis y un refuerzo (a los 2, 4 y 6 meses) y a niños mayores a un año y menores de dos años con dos dosis. En el caso de los grupos considerados con mayor riesgo de contraer cuadros graves por influenza o neumonía, los mismos deben recibir la vacunación anual contra la gripe y la vacuna antineumocóccica, incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. Son gratuitas en todos los centros de vacunación y hospitales públicos del país. Vacuna Fiebre Amarilla La fiebre amarilla es una enfermedad causada por un virus que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti en regiones tropicales. Es obligatorio aplicar la vacuna antiamarílica a los 18 meses de vida, con un refuerzo a los 11 años, para quienes habiten en áreas de alto riesgo. También se debe aplicar la vacuna de la fiebre amarilla a los viajeros que ingresan o salen de zonas endémicas o epidémicas. La vacunación que deben aplicarse aquellas personas que viajen a áreas de riesgo debe realizarse con dos semanas de anticipación a fin de asegurar la protección contra esta enfermedad. La vacuna se aplica en Sanidad de Fronteras, dirección: Ingeniero Huergo 690. Teléfonos: 43431190 -43430933 - 43430932 INT 131. Horario: lunes a viernes de 10 a 15hs. Concurrir con documentos de identidad o pasaporte (sin excepción). Los mayores de 60 y menores de 1 año con certificado médico autorizando la aplicación de la vacuna. Vacuna antirrábica La rabia es una enfermedad viral que afecta el sistema nervioso central de los seres humanos y otros mamíferos. Las personas pueden contraerla a través de la mordedura de un animal rabioso, ya que el virus se encuentra en la saliva y en las secreciones. La enfermedad también se puede contraer por el contacto de la piel lastimada con la saliva de un animal infectado. Es importante tener presente que cualquier mamífero puede tener rabia y transmitirla a los seres humanos. 9 La vacunación de los animales y la tenencia responsable de mascotas, es un punto clave para la prevención de la enfermedad. La post-exposición contra la rabia debe ser iniciada lo antes posible y no se debe interrumpir el tratamiento. Cuando esté indicado, debe aplicarse la vacuna dentro de los primeros días de ocurrida la exposición, dado que su efectividad disminuye de acuerdo al tiempo en el que se produjo la lesión y no es recomendable su uso transcurridos los 7 días de la mordedura. Vacuna antivaricela La varicela es la infección eruptiva más frecuente entre los menores de 12 años y es producida por el virus varicela zoster. La vacuna antivaricela es provista por el Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (ProNaCEI) y se aplica por indicación médica de acuerdo a la evaluación de cada paciente, como por ejemplo a prematuros, pacientes con VIH, pacientes oncológicos, entre otros. Vacuna Rotavirus El rotavirus es el virus que más frecuentemente causa diarrea y vómitos en lactantes y niños de 6 a 36 meses de vida. Actualmente, existen dos vacunas para la prevención de esta enfermedad. En los casos en que se recomiende su aplicación, el esquema de vacunación consiste en la administración de 2 o 3 dosis según la marca comercial a partir de los 2 meses de vida. Vacunas antimeningocócicas La enfermedad meningocóccica es considerada endemo epidémica y puede ser muy grave. Actualmente su indicación se realiza con criterio individual. 10 Existen varios serotipos de la misma y la indicación es acorde a la edad del paciente. Gama Globulina ¿Qué es? Es un concentrado de anticuerpos cuya función es proporcionar las defensas en forma inmediata para prevenir una enfermedad en particular. La gama globulina que se provee por el Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (ProNaCEI) es: -Gama globulina para la rabia. -Gama globulina para la varicela. -Gama globulina para el tétanos. 11