Agrobiotecnología. Clase 22: Fitorremediación Alternativas actuales para eliminar contaminaciones de metales pesados Transparencias 3-6 La contaminación ambiental con metales pesados y radionucleótidos es un serio problema tanto para la salud humana como para la agricultura. La fitorremediación es una de las tecnologías emergentes que podrá solucionar, al menos parcialmente, este problema. Tanto la contaminación de suelos como la de aguas ponen en riesgo la salud y la calidad de vida humana. Por ejemplo, el níquel puede producir desde irritación en la piel hasta daños pulmonares, del sistema nervioso y de las mucosas, y es además un agente carcinogénico. Por otro lado, el plomo puede producir anemia, enfermedades del hígado y riñones, daño cerebral y hasta la muerte. La transparencia 4 muestra los rangos de concentración comúnmente hallados y los límites permitidos para algunos contaminantes metálicos y para los radionucleótidos más importantes La actividad industrial ha crecido enormemente desde los comienzos del siglo XX. Este crecimiento fue acompañado con el aumento de desechos tóxicos, nocivos tanto para el ambiente como para los organismos que en él habitan, incluyendo al hombre. La necesidad de disminuir el impacto ambiental de los subproductos industriales ocupa un lugar creciente en la agenda pública. Paralelamente, comienza a divisarse un nuevo mercado económico, dirigido hacia el tratamiento de efluentes y descontaminación ambiental. La transparencia 5 presenta algunos datos referidos al costo actual de los procesos de descontaminación en Estados Unidos. Existen diversas alternativas tecnológicas para el tratamiento de suelos y aguas contaminados, pero su alto costo hace que muchas de éstas resulten poco factibles desde el punto de vista económico. Recientemente, se ha generado un gran interés en utilizar especies vegetales capaces de crecer en suelos altamente contaminados en técnicas de biorremediación (transparencia 6). Muchas de estas especies acumulan las sustancias contaminantes en su parte aérea y esto permite utilizarlas como extractores de bajo costo de una variada categoría de sustancias tóxicas. Fitorremediación Transparencias 7-24 Existe una abundante literatura sobre la remediación de suelos y aguas mediante el uso de plantas. Esta tecnología, aún emergente, se vuelve cada vez más prometedora dadas las grandes ventajas que presenta respecto de las tecnologías tradicionalmente utilizadas en descontaminación. Dependiendo de los autores, pueden encontrarse distintas definiciones de “fitorremediación”. En la transparencia 8 se presentan dos de ellas a modo de ejemplo. La transparencia 9 enumera algunos ejemplos de contaminantes orgánicos y las formas más frecuentes utilizadas para degradarlos por fitorremediación. La transparencia 10 hace lo propio para el caso de los contaminantes inorgánicos. Se conocen hasta el momento más de 400 especies vegetales capaces de acumular sustancias tóxicas con distintos grados de eficiencia. La fitorremediación ofrece una serie de ventajas importantes en comparación con las técnicas tradicionales de descontaminación ambiental, algunas de las cuales se enumeran en la transparencia 12. Sin duda, el mayor beneficio que deriva de los métodos de fitorremediación es de tipo económico. Por ejemplo, en Estados Unidos, el costo para remediar un acre de suelo hasta 50 cm de profundidad ronda los U$S 400.000 si se aplican tecnologías de excavación, mientras que si se utilizan plantas para el mismo propósito el costo desciende a U$S 60.000. Esta diferencia se debe principalmente a que no se necesitan maquinarias costosas ni personal altamente calificado. En muchos casos, la fitorremediación se utiliza como paso final para la descontaminación de algún sitio que fue previamente tratado mediante el uso de otras tecnologías. A pesar de las grandes ventajas listadas en la transparencia anterior, al encarar un proceso de fitorremediación deben considerarse también las limitaciones de este enfoque, las cuales se enumeran en la transparencia 13. Un riesgo que debe ser correctamente evaluado es el efecto potencial sobre la cadena alimentaria. Por ejemplo, si algún herbívoro se alimenta de plantas utilizadas en un proceso de fitorremediación, ello podría tener efectos nocivos y hasta letales sobre él y/o sobre sus predadores. Aunque se está trabajando activamente en el análisis de efectos de este tipo, se requiere aún más investigación para que se puedan establecer métodos de manejo adecuados. Pueden distinguirse distintos tipos de fitorremediación según el modo en que la planta capta o metaboliza la sustancia contaminante (transparencia 14). Una de las formas más importantes, la fitoextracción, involucra el uso de plantas terrestres para absorber metales pesados desde el suelo, para luego transportarlos hacia el tallo y las hojas. Una vez fitoextraídos, los metales pueden acumularse en la porción aérea de la planta y cosecharse para luego reducir su volumen por incineración. Los compuestos tóxicos pueden también liberarse como especies volátiles menos tóxicas. El diseño del sistema a utilizar para la descontaminación variará según el o los compuestos contaminantes, la concentración de dichas sustancias y las condiciones del sitio a remediar (transparencias 15 y 16). El tipo de fitorremediación que será utilizado es muy importante, ya que el diseño del sistema dependerá de ello. Algunos factores clave a tener en cuenta son: Selección de la especie vegetal: en general se utilizan plantas de rápido crecimiento, fáciles de crecer y mantener. No debe olvidarse el requerimiento de agua de las plantas en el terreno en que serán ubicadas. Algunos diseños utilizan especies autóctonas para no modificar demasiado la flora local. Obviamente, la especie seleccionada deberá descontaminar eficientemente la sustancia tóxica. Pueden utilizarse plantas, árboles, pastos o algas. Datos de toxicidad y de degradación de contaminantes: es necesario analizar el tipo de contaminación para asegurar la correcta elección del sistema. Probablemente deben realizarse ensayos a pequeña escala para comparar la efectividad de descontaminación de distintas especies. También es necesario analizar la cantidad y características de los compuestos que la planta produce y/o libera. Esquema y densidad de las plantaciones: la densidad de plantación dependerá de la planta utilizada y del tipo de aplicación. Debe estimarse la cantidad de biomasa producida lo largo del tiempo por unidad de superficie. Además, en algunos casos será necesario realizar plantaciones sucesivas a lo largo de un período preestablecido. Irrigación, insumos agronómicos y mantenimiento: en aplicaciones de fitorremediación terrestre debe incluirse el costo de irrigación. La frecuencia y cantidad de las lluvias y las características del clima regional son factores que podrán modificar el requerimiento de agua de riego. Otros costos importantes que deben incluirse en el plan son las plantaciones sucesivas, el mantenimiento y monitoreo, la cosecha y la fertilización, entre otros. Zona de captura de agua y tasa de transpiración: Debe analizarse el movimiento del agua y su destino final. Un árbol maduro es capaz de liberar más de 760 L de agua por año a través de la transpiración. En algunos casos, las plantas liberarán al medio productos menos tóxicos que aquellos que les dieron origen mediante el proceso de transpiración. Tasa de captación del contaminante y tiempo de limpieza requerido: existen varias ecuaciones para determinar la tasa de descontaminación. Análisis de riesgos contingentes: no debe excluirse la posibilidad de que se presenten eventos inesperados (plagas, sequía, vientos, animales, etc.) que pongan en peligro el sistema de fitorremediación planteado. Es recomendable considerar esto y disponer de estrategias de contingencia para asegurar el éxito del programa. La fitoextracción, uno de los tipos de fitorremediación más utilizados, es empleada comercialmente para la descontaminación de ciertos metales. En la tabla de la transparencia 17, se presentan ejemplos de pruebas de campo realizadas para descontaminar distintos compuestos. Sin embargo, aún se requiere un mayor desarrollo de la tecnología para optimizar la capacidad de las especies fitoextractoras. Una posibilidad a considerar es la aplicación de técnicas mixtas combinando fitorremediación con tecnologías tradicionales. Pueden distinguirse tres grandes pasos durante el proceso de acumulación de metales pesados en las plantas: a) la captación por las raíces; b) el transporte y; c) los mecanismos de evasión y de tolerancia (transparencia 18). Captación por las raíces: los metales pueden presentarse disueltos en el agua superficial del suelo o adsorbidos a componentes del mismo. En el primer caso, la planta será capaz de absorberlos directamente de la solución en la que se encuentran. En el segundo, deberá solubilizar previamente los metales mediante la secreción radicular de fitosideróforos, proteínas quelantes (fitoquelatinas y metalotioneínas), y protones que acidifican el medio. Una vez solubilizados, los iones metálicos podrán ingresar a la raíz por vía apoplástica (extracelular) o por vía simplástica (intracelular). Transporte: una vez que los metales se encuentran dentro de la planta, pueden ser acumulados en las raíces o exportados hacia el tallo. La exportación hacia el tallo se realiza a través del xilema y la redistribución dentro del mismo de realiza por el floema. Finalmente, los metales son almacenados dentro de la vacuola celular. Mecanismos de evasión y de tolerancia: la planta debe contar con mecanismos que eviten que los metales pesados la afecten severamente. La evasión, es decir, la limitación en la captación de los metales, puede ser uno de los sistemas utilizados. La detoxificación o la resistencia metabólica a los metales pesados son otras alternativas para evitar los efectos tóxicos. Las transparencias 19 a 23 presentan algunos de los procesos biológicos que afectan a la fitorremediación y que deben ser estudiados en mayor profundidad para poder hacer más eficientes los procedimientos basados en esta técnica. La transparencia 24 presenta algunos ejemplos de las especies más utilizadas en fitorremediación. En particular, los álamos han sido utilizados para la remoción de suelos contaminados con diversos compuestos. Entre ellos, pueden citarse como ejemplos la atrazina, el tricloroetileno y el selenio. Tipos de fitorremediación Transparencias 25-62 La fitorremediación puede aplicarse tanto al tratamiento de contaminaciones con compuestos orgánicos como con sustancias inorgánicas. Los agentes contaminantes pueden a su vez, estar presentes en un sustrato sólido (suelo), líquido (agua), o en el aire. Tomando en cuenta estos factores, los procesos de fitorremediación puede dividirse en distintos tipos: fitoextracción, rizofiltración, fitoestimulación, fitoestabilización, y fitotransformación. En las transparencias 26 a 28 se resumen los aspectos esenciales de cada tipo de proceso. La transparencia 29 resume y complementa la información anterior. Se enumeran los distintos tipos de fitorremediación y se presentan algunos ejemplos de las contaminaciones más frecuentes para los que han sido utilizados. La planta ideal para su utilización en procesos de fitoextracción debería tolerar y acumular altas concentraciones de metales en las partes cosechables, tener una alta tasa de crecimiento y una alta producción de biomasa. Thlapsi caerulescens, perteneciente a la familia Brassicaceae, es una de las plantas identificadas como hiperacumuladora de metales. Sin embargo, su reducido tamaño limita la utilización de esta especie en aplicaciones a campo. Brassica juncea es otra especie prometedora para su utilización en este proceso. Es capaz de acumular distintos metales pesados en su tallo, y produce mayor cantidad de biomasa que T. caerulescens. Sin embargo, para la mayoría de los casos citados en la tabla, T. caerulescens acumula niveles más altos de metales pesados que B. juncea. En consecuencia, al elegir la especie para un sistema de fitoextracción, es muy importante establecer la relación entre la biomasa producida y la capacidad de acumular sustancias tóxicas. En la transparencia 31, se enumeran algunas plantas típicas que han sido empleadas en procesos de fitoextracción. T. caerulescens es una de las especies más estudiadas por su capacidad hiperacumuladora. Esta especie puede acumular hasta 40 mg de zinc por gramo de tejido foliar seco. También puede acumular niveles considerables de cadmio. Sin embargo, es una planta de crecimiento lento y genera poca biomasa, por lo que se la usa principalmente como un modelo experimental. La biodisponibilidad de los metales para su captación por la planta es un factor determinante de la efectividad de la remediación (transparencia 32). Los metales en estado iónico o adsorbidos a constituyentes inorgánicos del suelo pueden ser captados por la planta para comenzar el proceso de fitoextracción. El manejo de la biodisponibilidad de los metales es crítico para el éxito de cualquier plan de fitorremediación, existiendo varios métodos para incrementar la misma. Por ejemplo, el agregado de quelantes origina la formación de complejos quelante-metal y permite que los metales estén disponibles para su captación. En suelos con bajo pH, la adsorción de los metales se halla disminuida y aumenta la concentración de las formas solubles. En este caso, manteniendo un pH levemente ácido, se puede incrementar la biodisponibilidad de los metales y, por lo tanto, su captación. Muchos metales pesados están unidos a óxidos, y su disolución es otra forma de aumentar la biodisponibilidad. Algunas plantas exudan agentes reductores por sus raíces, lo que modifica el estado redox del suelo y permite disociar los óxidos metálicos. Es sabido también que los microorganismos presentes en la rizosfera facilitan la captación de nutrientes por la planta. El enriquecimiento de la rizosfera con microorganismos capaces de favorecer la captación de metales pesados puede contribuir a facilitar la biodisponibilidad. La transparencia 33 muestra gráficos que representan dos estrategias de fitoextracción: fitoextracción continua y fitoextracción asistida por quelantes. Fitoextracción continua: se basa en la capacidad natural de algunas plantas de hiperacumular metales a lo largo de su ciclo de vida. La desventaja de este sistema deriva de que muchas plantas hiperacumuladoras son de bajo crecimiento, producen poca biomasa, y no son capaces de acumular los principales metales contaminantes (cadmio, plomo, uranio). En el esquema de la transparencia 32 se muestra la captación del metal a lo largo del tiempo a medida que las plantas crecen. La cosecha de las mismas se efectúa una vez que alcanzan su tamaño óptimo y la máxima incorporación del metal . Fitoextracción asistida por quelantes: debido a que los metales más problemáticos no están bajo formas disponibles en el suelo, se utilizan quelantes, como EDTA, para favorecer la biodisponibilidad de dichos compuestos e incrementar la acumulación en la planta. El esquema de la transparencia 33 muestra las dos etapas del proceso. En la primera, se deja crecer la planta hasta el tamaño deseado, siendo mínima la incorporación del metal. En la segunda, se aplica el quelante y se produce la máxima captación del metal. Finalmente, se efectúa la cosecha. El gráfico de barras muestra un ejemplo en que la aplicación de EDTA permite aumentar la captación de plomo. En este caso, se midió la concentración del metal en los tallos de B. juncea tras haber tratado el suelo con distintas concentraciones del quelante. Se observa que a medida que se incrementa la cantidad de quelante aplicado, aumenta significativamente la captación de plomo por la planta. Una posible forma de incrementar la acumulación de metales en las plantas es mediante la sobrexpresión constitutiva de proteínas que intervienen en el transporte de éstos a la vacuola celular. En las transparencias 34 y 35, se muestran experimentos realizados con células de Saccharomyces cereviciae y plantas de Nicotiana tabacum transformadas con el gen de Arabidopsis thaliana cax2, el que codifica una proteína transportadora de Ca2+. Los ensayos realizados se explican parcialmente en las propias transparencias. Todas las cepas de la levadura se cultivaron hasta saturación y luego se diluyeron 500 veces en medio conteniendo distintas concentraciones de MnCl2. Las incubaciones se realizaron por 1 día a 30oC. La tolerancia al Mn2+ está cuantificada mediante la densidad óptica de los cultivos de S. cereviciae. Como puede observarse en la gráfica, la sobrexpresión de CAX2 en S. cereviciae aumenta la tolerancia a Mn2+, tanto en la cepa mutante cnb como en la cepa salvaje. Panel superior de la transparencia 35: los ensayos se realizaron complementando el medio con 10 mM CaCl2, 0,1 M CdCl2 o 0,1 mM MnCl2. El contenido de iones se determinó por espectrometría de absorción atómica. Las plantas transgénicas para CAX2 son capaces de acumular mayor cantidad de iones. Estos resultados son más notorios si se analiza el contenido de iones de las raíces. Panel inferior de la transparencia 35: para los tres iones analizados, puede observarse que la expresión de CAX2 en ambas líneas transgénicas (curvas en anaranjado y azul) aumenta al transporte de iones comparado con la línea control (curva verde). La contaminación con cadmio de los suelos se debe principalmente al excesivo uso de fertilizantes fosfatados, desechos domiciliarios y deposición ambiental. Muchos cultivos de interés agronómico captan el metal. Por lo tanto, dicho problema alcanza la alimentación humana y las tierras cultivables. Algunos organismos resisten naturalmente al estrés causado por metales pesados mediante proteínas quelantes del metal en cuestión (metalotioneínas y fitoquelatinas). Aumentando la expresión de dichas proteínas en la especie vegetal a utilizar mediante la sobrexpresión de los respectivos genes, se podría desarrollar resistencia frente al metal pesado. Como se muestra en la tabla de la transparencia 36, el gen que codifica la proteína de interés puede derivar de una especie vegetal o de otros organismos. Las algas y plantas acuáticas constituyen una alternativa de elección cuando se trata de descontaminar aguas o tierras inundadas. Lemna minor es una planta que posee una alta tasa de multiplicación. La fitorremediación de aguas contaminadas con esta especie hace uso de esta ventaja para generar una gran cantidad de biomasa en un corto período de tiempo. La transparencia 37 presenta los dos mecanismos principales que utilizan las especies acuáticas para remover contaminantes de aguas polucionadas. La transparencia 38 presenta un ejemplo de fitoextracción de níquel y plomo realizado con L. minor. Las figuras muestran ensayos realizados en presencia de ambos metales con el fin de establecer la presencia o ausencia de efectos antagónicos o sinérgicos. Figura superior: se observa la remoción de níquel a partir de un nivel inicial alto (5 mg/L) para tres concentraciones diferentes de plomo. La remoción del metal es rápida, y luego de las 5 h permanece constante. Se logra remover hasta un 87% del níquel presente. Figura inferior: se muestra la remoción del plomo a partir de un nivel inicial alto (10 mg/L) para tres concentraciones distintas de níquel. Se observa una remoción del 83%. Puede concluirse que la presencia de cada uno de estos metales no incide sobre la captación del otro, por lo cual se deduce que los mecanismos involucrados son independientes. El uso de raíces de plantas para absorber, concentrar y precipitar metales tóxicos de aguas o napas contaminadas se denomina rizofiltración (transparencia 39). Este sistema permite el tratamiento in situ de los contaminantes, minimizando su impacto en el entorno. En una primera etapa, plantas con raíces bien desarrolladas se ponen en contacto con agua contaminada a modo de aclimatación. Luego, las mismas son implantadas en el sitio contaminado para colectar los compuestos tóxicos. Una vez que las raíces se saturan con los mismos, se lleva a cabo la cosecha de las plantas. Estudios realizados con este tipo de métodos demostraron que algunas plantas tienen la capacidad de remover hasta el 60% de su peso seco en forma de metal tóxico. Se han realizado estudios para analizar la capacidad de distintas plantas acuáticas para descontaminar sustancias tóxicas presentes en su ambiente mediante rizofiltración (transparencia 40). Por ejemplo, se ha demostrado que Myriophyllum aquaticum puede degradar trinitrotolueno (TNT). Esta planta posee la habilidad de tomar TNT de su medio y metabolizarlo, formando productos de oxidación. Los productos de degradación se acumulan en el tejido vegetal. A pesar de que aún no se han determinado los niveles de toxicidad del TNT ni de sus derivados para la planta, se están llevando a cabo numerosos estudios para dilucidar este interrogante. Un posible enfoque para la rizofiltración de radionucleótidos es la utilización de tumores de raíces obtenidos por transformación con Agrobacterium rhizogenes. Las transparencias 41 y 42 muestran ensayos realizados con raíces transformadas de B. juncea y Chenopodium amaranticolor para la captación de uranio. El panel inferior de la transparencia 43 muestra estudios de captación de uranio (bajas concentraciones; 25-500 M) realizados con las raíces de ambas especies. La relación entre la concentración de uranio en el medio y la cantidad de uranio captado por el tejido radicular resulta lineal: a medida que aumenta la concentración del metal en el medio, aumenta proporcionalmente la cantidad de uranio captado por las raíces. La transparencia 44 muestra estudios de captación de uranio (altas concentraciones; 5005000 M) realizados por las raíces de las especies mencionadas anteriormente. Se observa captación lineal para el caso de las raíces de C. amaranticolor. Por el contrario, los ensayos con raíces de B. juncea muestran que el sistema llega a saturación a partir de una determinada concentración de uranio. La fitotransformación, que abarca los procesos de fitodegradación y fitosolubilización, es la conversión de contaminantes orgánicos dentro de la planta mediante procesos metabólicos propios de la misma. Los tóxicos son degradados en compuestos más simples, que se integran a algún tejido de la planta. La transparencia 43 enumera los factores que deben considerarse al implementar este tipo de fitorremediación. La liberación de contaminantes volátiles a la atmósfera mediante la transpiración de la planta se conoce con el nombre de fitovolatilización, y es una forma de fitotransformación. A pesar de que la liberación de contaminantes a la atmósfera no sea el objetivo principal de la remediación, la fitovolatilización puede ser deseable, ya que se reduce el riesgo de contaminación de las napas de aguas subterráneas. Se ha demostrado que algunos álamos híbridos son capaces de transformar el tricloroetano (TCE) en tricloroetanol, ácido tricloroacético, y ácido dicloroacético, con mineralización parcial de TCE a CO2. También se ha observado que el pesticida atrazina es transformado por esta especie. Las especies vegetales son capaces de metabolizar distintas familias de compuestos orgánicos porque poseen rutas metabólicas que no están presentes en otros organismos. La transparencia 45 muestra ejemplos de procesos de degradación que pueden ser realizados por las plantas. La identificación de estas rutas en distintas especies permitirá extender el uso de este tipo de fitorremediación. Los trabajos previos de remediación de explosivos se basaban en la capacidad de hongos y microorganismos para degradar compuestos tales como TNT (trinitroglicerina), RDX (1,3,5-trinitro-1,3,5- triazina), TETRYL (N-metil-N,2,4,6tetranitroanilina), y HMX (octahidro-1,3,5,7-tetrazocina). Estos enfoques presentan como desventaja el requerimiento de excavar la tierra contaminada para su procesamiento posterior en biorreactores, lo que equipara los costos de este método a los de la incineración tradicional. Una posible solución a esta clase de contaminantes es la utilización de especies vegetales capaces de asimilar y modificar los compuestos mencionados. Aunque hasta el presente la fitotransformación de explosivos por esta vía ha resultado parcial (transparencia 46), se trabaja intensamente para optimizar el proceso. El TNT es uno de los explosivos más tóxicos y peligrosos. Durante los últimos 100 años se ha estado acumulando en depósitos y arsenales, y su eliminación se ha convertido en un gran problema desde el punto de vista ambiental. Actualmente, la incineración es el único método disponible para el tratamiento de suelos contaminados con TNT, pero este proceso produce cenizas sin ninguna posible utilidad y contamina el aire. En los procesos de fitotransformación de compuestos orgánicos debe contemplarse no sólo la degradación del compuesto original, sino también la producción de compuestos intermedios y productos finales. La transparencia 47 muestra la ruta de degradación del TNT. Como se puede observar, en los sucesivos pasos de esta vía se generan distintos productos intermediarios. Resulta de suma importancia analizar la toxicidad de los mismos, ya que si estos resultan almacenados en las plantas podrían ingresar en la cadena alimentaria y causar efectos nocivos, y aún mortales, en los animales que se alimentan de ellas. En general, los explosivos son compuestos fitotóxicos, aunque algunas especies vegetales poseen mecanismos para su detoxificación. Por otra parte, la enzima bacteriana nitroreductasa (NR) de Enterobacter cloacae resulta activa para la degradación del TNT. En el ejemplo que se ilustra en las transparencias 48 a 51 se transformaron plantas de Nicotiana tabacum con el gen de NR de esta bacteria y se analizaron los efectos tóxicos del TNT sobre plantas transgénicas (NR 3-2) y plantas control no transformadas (NT). Para realizar los ensayos, se cultivaron plantas de 14 d de edad en medio con o sin TNT durante 7 d adicionales y se midió su peso para establecer la variación en biomasa. La variación de este parámetro fue tomada como indicativa de fitotoxicidad. Panel superior de la transparencia 48: se esterilizaron superficialmente 50 semillas, se germinaron y se crecieron durante 14 d en medio sin TNT (figura izquierda). Luego se incubaron los brotes de semillas no transformadas y transgénicas con 0,25 mM de TNT en agua estéril por 7 d adicionales (figura derecha). En medio conteniendo 0,25 mM de TNT, los brotes de semillas sin transformar perdieron 34% del peso fresco respecto de los controles sin TNT. Los brotes de semillas transformadas aumentaron un 18% su peso fresco respecto de los mismos controles. Panel inferior de la transparencia 48: se sembraron 4 semillas de cada tipo en placas y se registró el crecimiento de las raíces a los 20 d. En presencia de 0,05 mM de TNT, los brotes de semillas no transformadas mostraron atrofia radicular, mientras que los brotes de semillas NR 3-2 desarrollaron raíces similares a las de los brotes cultivados en medio libre de TNT. En medio con 0,1 mM de TNT, los brotes de semillas no transformadas mostraron un retardo notable en el desarrollo. En contraste con esto, los brotes de semillas transgénicas sufrieron mínimos efectos fitotóxicos. Las transparencias 49 y 50 muestran resultados del mismo trabajo. Se midió la longitud de las raíces de brotes NT y NR 3-2, y se utilizó este parámetro para calcular un índice de tolerancia (longitud de las raíces de brotes tratados con TNT/longitud de raíces de brotes control x 100) en cada concentración de TNT ensayada. Como puede observarse, las raíces de los brotes transformados exhiben mayor longitud que las raíces de los brotes no transformados, efecto que se observa tanto en el tratamiento de 0,05 mM como de 0,1 mM de TNT, lo que se refleja en los respectivos índices de tolerancia. Los resultados que se muestran son un promedio de las mediciones realizadas sobre 10 brotes individuales. La tabla de la transparencia 50 muestra las variaciones registradas en el peso de brotes expuestos a dos concentraciones distintas de TNT. En medio con 0,1 mM de TNT, los brotes transgénicos mostraron una mayor ganancia en peso que los brotes de plantas sin transformar. Cuando ambos tipos de plantas se cultivaron en presencia de 0,25 mM de TNT, se observaron reducciones de peso en ambos casos. Sin embargo, la pérdida de peso resultó menor en el caso de los brotes transgénicos. Las transparencias 51 a 53 muestran otro ejemplo de degradación de explosivos, en este caso la hexahidro 1,3,5-trinitro-1,3,5-triazina (RDX). Este explosivo es tóxico para todo tipo de organismos (incluyendo las plantas) y un posible carcinógeno. Su degradación ambiental es muy lenta y su presencia en suelos y napas de agua constituye un problema grave. El hongo Phanerochaete chrysosporium y las bacterias del género Rhodococcus son capaces de degradar RDX, pero no desarrollan suficiente biomasa para ser utilizados en procesos de biodegradación. La molécula responsable de la degradación es un citocromo P450. Como prueba de concepto, se aisló el gen de citocromo P450 XplA de Rhodococcus rhodocochrous y se lo expresó en plantas de A. thaliana. Las plantas fueron utilizadas en ensayos de detoxificación de suelos contaminados con RDX. Los resultados obtenidos se muestran en las transparencias mencionadas. Las flechas del diagrama presentado en la transparencia 54 muestran las principales interconversiones del mercurio en el medio ambiente. El mercurio elemental, Hg(0), y el mercurio unido a azufre, RSHg, se convierten lentamente en mercurio iónico libre, Hg(II), el cual actúa como sustrato de las reacciones de metilación. El producto resultante, metilmercurio, es una grave amenaza ambiental debido a su tendencia a entrar en la cadena alimentaria acuática y a biomagnificarse. Se ha estimado que el metilmercurio se concentra en los peces entre 6 y 7 órdenes de magnitud sobre la concentración presente en las aguas contaminadas y que constituye entre el 90 y el 100% del mercurio total. Por comparación, el mercurio iónico se bioconcentra mucho menos eficientemente y se elimina con más rapidez. El Hg ha sido utilizado en diversas industrias cuyos efluentes pudieron contaminar los cuerpos de agua con dicho metal. Este proceso provocó dos epidemias de envenenamiento en Japón en los años 60. No se conocen plantas que detoxifiquen al mercurio. Para poder desarrollar un planteo de fitorremediación a nivel experimental, se transformaron plantas de A. thaliana con los genes responsables de la conversión de metilmercurio a mercurio elemental, los que se aislaron de la bacteria Desulfovibrio desulfuricans. La transparencia 55 muestra los pasos involucrados en la conversión de metilmercurio a mercurio elemental. La transparencia 56 muestra ensayos de crecimiento realizados con plantas de A. thaliana transformadas con cada uno de los genes mencionados anteriormente (plantas merA y merB) o con ambos en forma simultánea (plantas merA/merB). Por otro lado, se evaluó si la tolerancia al mercurio orgánico se relaciona con la tasa de volatilización de Hg(0) utilizando 6 líneas de plantas merA/merB. Los ensayos se realizaron en ausencia o presencia de 5 M de acetato de fenilmercurio (PMA). Sólo 2 de las líneas (merA/B-1 y merA/B-2) fueron capaces de crecer normalmente en estas condiciones. Panel superior: se compararon las tasas de crecimiento de plantas transgénicas (merA9-1, merB-4 y merA/merB-1) y controles no transformadas (NT) en medio conteniendo mercurio orgánico. Las plantas se cultivaron verticalmente durante 3 semanas para observar el desarrollo radicular. En ausencia de mercurio, las plantas transgénicas y no transgénicas crecen de manera similar. Las plantas merA no toleraron la concentración mínima de mercurio orgánico. Las plantas merB crecieron vigorosamente en presencia de 1 M de mercurio orgánico, pero su crecimiento fue notablemente menor en 5 M y exhibieron una marcada clorosis en 10 M. En cambio, las plantas merA/merB-1 germinaron y crecieron sostenidamente aún en 10 M de mercurio orgánico. Panel inferior: las plantas transgénicas y control se cultivaron en una cámara cerrada en medio suplementado con 25 M de acetato de metilmercurio (MeHg). Se realizaron mediciones del contenido de Hg(0) en el aire de la cámara cada 2 min. Los datos están expresados en pg de Hg(0) por mg de peso fresco de tejido. Se graficaron los totales acumulativos de 10 min en promedios de Hg(0) por minuto. Las plantas no transformadas (NT), merA y merB exhibieron valores basales. Las plantas doble transgénicas son poblaciones F2 y por lo tanto, el nivel de volatilización observado representa el promedio de las plantas portadoras de ambos transgenes. Las líneas merA/B-1 y merA/B-2 son las que muestran mayor tasa de volatilización de Hg(0). Las líneas merA/B-3 y merA/B-5 presentaron una volatilización intermedia y crecieron (aunque lentamente) en medio con 5 M de PMA. Las líneas merA/B-4 y merA/B-6 no lograron germinar. Estos resultados sugieren que la resistencia a metilmercurio está relacionada directamente con la conversión del compuesto a mercurio elemental. Una estrategia similar a la del trabajo presentado en las transparencias 55 y 56 anteriores se siguió en tabaco, pero introduciendo los genes responsables de la reducción de metilmercurio en el genoma de los cloroplastos (transparencia 59). Se germinaron semillas in vitro en medio conteniendo espectinomicina 500 mg/L. Las plántulas (10 d post-germinación) fueron transferidas a invernadero y cultivadas en tierra por 6 d adicionales. Luego, las plantas fueron tratadas con 0,50, 100, y 200 M de acetato de fenilmercurio (PMA). Las fotografías de la transparencia 57 se tomaron 14 d después del tratamiento. Las líneas transgénicas crecieron normalmente en suelo conteniendo hasta 100 M de PMA y sobrevivieron a 200 M PMA. Ambas concentraciones de PMA resultaron letales para las plantas no transformadas. El selenio (Se) es un elemento esencial para muchos organismos, pero resulta tóxico en altas concentraciones. La toxicidad se basa en la incorporación inespecífica del Se en algunas proteínas en reemplazo del grupo azufrado (S) de los residuos de cisteína (Cys). Existen varios mecanismos de tolerancia al Se, y la mayoría de ellos se basan en evitar la incorporación de Se-Cys en las proteínas (el Se se puede volatilizar como dimetildiselénido, de baja toxicidad, o acumular en forma de aminoácidos que no se incorporan a las proteínas). Dado que las plantas acumulan y volatilizan eficientemente Se del suelo y/o del agua, se ha propuesto utilizarlas para el tratamiento de ambientes contaminados con este compuesto. Se ha planteado la posibilidad de sobrexpresar en plantas la enzima selenocisteína liasa (SL) para aumentar su capacidad de acumular este elemento. En el trabajo que se presenta en las transparencias 58 y 59 se sobrexpresó el gen de la SL de ratón (que posee alta actividad frente a Se-Cys y baja frente a Cys) en A. thaliana y se analizó la incorporación de Se en las proteínas, su acumulación in planta, y la tolerancia desarrollada en las plantas transgénicas. La transparencia 59 muestra resultados del trabajo presentado anteriormente. Las construcciones genéticas utilizadas para la transformación con el gen de selenocisteína liasa permitieron la acumulación de la proteína a nivel del citoplasma o del cloroplasto. Panel superior: se analizó la incorporación de Se a proteínas de la planta. Para ello se cultivaron plantas de A. thaliana en medio conteniendo 0,5 M de selenito durante 14 d. Se observó que tanto las plantas que expresaban la selenocisteína liasa en el citoplasma (citSL) como en cloroplastos (cpSL) contenían en promedio un 42% menos de Se incorporado en las proteínas respecto de las plantas control no transgénicas (NT). Esto demuestra que la expresión de la enzima previene la incorporación no específica de Se-Cys en las proteínas. Panel inferior: se estudió la tolerancia a Se. Para ello se cultivaron plantas de Arabidopsis en medio conteniendo 50 M de selenato, 25 M de selenito o 50 M de Se-Cys. Como parámetro representativo de la tolerancia, se midió la longitud de las raíces. Estos ensayos mostraron que las plantas citSL son más tolerantes que las plantas NT. Las plantas cpSL resultaron menos tolerantes (notar las diferentes escalas utilizadas para la medición de la longitud de las raíces). Las plantas transgénicas citSL resultan prometedoras como fitorremediadoras, dado que toleran altas concentraciones de Se y son capaces de acumularlo en el tallo. Podría utilizarse este modelo para generar plantas transgénicas de otras especies con el fin de aplicarlas en ensayos de campo en ambientes contaminados. Actualmente, se está trabajando en la obtención de B. juncea transgénicas para SL. La fitoestimulación, también conocida como biodegradación estimulada por la rizosfera, rizodegradación o biorremediación asistida por plantas, es la degradación de contaminantes orgánicos presentes en el suelo a través del estímulo de la actividad microbiana en la zona cercana a las raíces de la planta (rizosfera). La actividad microbiana se ve estimulada mediante compuestos liberados por las plantas (azúcares, carbohidratos, aminoácidos, acetatos, enzimas). Además, el sistema radicular oxigena la rizosfera y así se asegura la transformación aeróbica. Por otro lado, la biomasa de las raíces aumenta el carbono orgánico disponible. Los hongos micorríticos que crecen en las inmediaciones de las raíces pueden también degradar contaminantes orgánicos. La transparencia 61 enumera las características de las especies utilizadas en fitoestimulación. Este enfoque está siendo ensayado para reducir la contaminación por combustibles utilizando plantas de alfalfa. También se realizaron estudios con álamos para combatir la contaminación con atrazina. La fitoestabilización se basa en la inmovilización de metales pesados del suelo. Ello tiene importantes consecuencia en minimizar la erosión, reducir la solubilidad de los contaminantes y su biodisponibilidad en la cadena alimentaria. La aplicación de materia orgánica, fosfatos, agentes alcalinos, entre otros, puede disminuir la solubilidad de los metales en el suelo, minimizando su pasaje a las napas de aguas subterráneas. La planta puede acumular los contaminantes en las raíces o causar la precipitación de los mismos en las inmediaciones de las raíces. La transparencia 62 enumera los principales contaminantes tratados por este método, las características buscadas en las plantas candidatas y algunos ejemplos de plantas utilizadas para este fin. Plantas transgénicas para detectar compuestos inorgánicos tóxicos en el medio ambiente Transparencias 63-67 Las plantas también pueden ser usadas como “indicadoras” para detectar la presencia de compuestos tóxicos en el medio ambiente. La estrategia utilizada en el ejemplo que se presenta en las transparencias 64 a 66 se basa en la transformación de plantas de A. thaliana con una versión del gen reportero uidA conteniendo una mutación puntual (sustrato de mutación) o copias truncadas del mismo parcialmente superpuestas (sustratos de recombinación). En ambos casos, la transcripción del gen uidA y, por ende, la síntesis de la proteína GUS, está inhibida. El gen sólo se expresará en aquellas células en las que hayan ocurrido una reversión puntual en el sustrato de mutación o una recombinación homóloga entre los sustratos de recombinación. Estas plantas se utilizan para la medir genotoxicidad inducida por compuestos tóxicos inorgánicos. Con cierta frecuencia, las mutaciones inducidas por estos agentes puede producir la reversión del gen al estado funcional. La tasa de reversión (medible por la aparición de actividad GUS) es proporcional a la concentración del agente genotóxico. La transparencia 65 muestra resultados del trabajo mencionado. La frecuencia de reversión del gen reportero al estado funcional se mide mediante un ensayo histoquímico de actividad de -glucuronidasa, lo que se visualiza como la aparición de puntos de coloración azul en el tejido de la planta. Panel superior: cuantificación de las frecuencias de reversión por mutación en función de la concentración de distintos metales pesados. Los asteriscos muestran diferencias significativas entre las plantas cultivadas en distintas concentraciones de contaminante y las plantas cultivadas en ausencia del mismo (Ct). Como regla general, se observa que al aumentar la concentración de la sustancia contaminante, también aumenta el número de puntos, es decir, la frecuencia de mutación. El zinc no parece causar el mismo efecto que las otras sustancias, por lo menos a bajas concentraciones. Las barras de distintos colores representan mediciones realizadas en dos líneas transgénicas diferentes. Panel inferior: en este caso, se realizaron ensayos similares a los anteriores, pero analizando la frecuencia de recombinación homóloga. Los resultados obtenidos son similares a los comentados en el panel superior. La tabla de la transparencia 66 compara la sensibilidad de distintos sistemas de biomonitoreo. Entre los ensayos mencionados, se encuentra el Microtox. El mismo se basa en la detección de la luminiscencia emitida naturalmente por las bacterias Vibrio fischeri como subproducto de la respiración celular. El metabólismo de la bacteria es afectado directamente por agentes tóxicos y, en consecuencia, también lo es la emisión de luminiscencia. El ensayo MetPlate™ se basa en la inhibición por agentes tóxicos de la enzima galactosidasa de Escherichia coli en muestras acuosas. Se utiliza una microplaca de 96 pocillos y se determina la absorbancia a 575 nm. El ensayo con ratones transgénicos mencionado se basa en un ratón que porta el gen de la hormona de crecimiento humana (hGH) bajo el promotor de la hsp70 humano, inducible por estrés. Cuando cultivos primarios de las células de dicho ratón son tratados con compuestos tóxicos, o cuando los ratones son inyectados con los mismos, se observa la producción de hGH. Otros ensayos convencionales utilizan organismos que son muy sensibles a distintos compuestos tóxicos como indicadores de su presencia en muestras ambientales, ya sea porque producen su mortandad o alteraciones genéticas y fenotípicas varias. Utilizando datos provenientes de diferentes estudios, se comparó la sensibilidad del sistema basado en plantas transgénicas con otros ensayos de genotoxicidad mencionados. Se observa que este nuevo sistema propuesto resulta más sensible que los otros para varios contaminantes de gran interés.