2011-09-23-MEDIOS-Y-DEMOCRACIA-EN-AMERICA-LATINA

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Sociedades Vulnerables: Medios y
Democracia en América Latina
Conferencia Académica pronunciada por
el Presidente Rafael Correa Delgado en la
Universidad de Columbia
Nueva York, 23 de septiembre de 2011
SOCIEDADES VULNERABLES
Algunas veces me estremezco al pensar en la
vulnerabilidad de nuestras sociedades. ¿Se
dan cuenta que lo que pensamos de personas
que ni conocemos, gran parte de las
decisiones que tomamos para nuestras
familias, para nuestros negocios, lo que
opinamos de supuestos hechos de la vida
nacional e internacional, depende de lo que
nos digan o callen, un puñado de medios de
comunicación?
Aunque este es un problema planetario, en
Latinoamérica, dado los monopolios de
medios, su propiedad familiar, sus serias
deficiencias éticas y profesionales, y su
descarado involucramiento en política, el
problema es mucho más serio.
1
En Ecuador, los medios de comunicación
escritos, televisivos y radiales a nivel nacional
son propiedad de media docena de familias. El
mayor diario nacional, El Universo, pertenece
a empresas fantasmas en Islas Caimán, un
paraíso fiscal, donde no se va precisamente
para pagar impuestos o transparentar
finanzas. Cuando llegamos al gobierno en el
2007, cinco de los siete canales de televisión
nacionales eran propiedad de banqueros.
Ustedes pueden imaginar lo que sucedía
cuando se quería tomar alguna medida de
regulación bancaria. En general, la práctica
común fue siempre crear un grupo económico
y usar los medios, no para informar, sino para
defender los intereses de ese grupo
económico.
La falta de objetividad, descontextualización,
sesgo en la información son, por decir lo
menos, patéticos. Como soy un Presidente
que enfrenta a cierta prensa, si a mí me
muerde un perro… ¡al día siguiente esa prensa
entrevista al perro!
Aquello de decir la verdad, solo la verdad y
nada más que la verdad, para excluir
2
cualquier posibilidad de engaño, ni siquiera lo
entienden.
Hay cosas que pueden parecer triviales para
los
norteamericanos,
dada
su
cultura
periodística, a su vez reflejo de importantes
rasgos de la cultura anglosajona. En la cultura
anglosajona mentir es antinatural, y a nivel
periodístico,
si
un
periodista
miente,
probablemente no volverá a ejercer el
periodismo jamás. Lamentablemente, uno de
los principales problemas para el desarrollo de
Latinoamérica es la falta de amor por la
verdad. Se miente en la prensa en nombre de
la libertad de expresión, se miente en la
política en nombre de la astucia, se miente en
lo cotidiano en nombre de cualquier cosa… Se
miente, se miente y se miente. Y a nivel
periodístico, aunque no lo crean, se nos dice
que debemos tolerar hasta las mentiras en
nombre de la “libertad de expresión”. Es decir,
defienden las mentiras en nombre de la
libertad, y se olvidan que hasta el mismo
Evangelio nos dice “solamente la verdad os
hará libres”.
No somos intolerantes con la prensa,
somos intolerantes con la mentira; y, en
3
América
Latina,
la
prensa
miente
amparándose en la libertad de expresión.
Su involucramiento en política es descarado.
El día 10 de Agosto, fiesta nacional en la cual
el Presidente da su informe anual ante el
Congreso, los cinco diarios nacionales sacaron
a colores en los anversos y reversos de
portada y contraportada, exactamente el
mismo ataque, acusándonos que en Ecuador
no hay libertad de expresión. Da qué pensar,
como
dice
Eduardo
Galeano,
escritor
uruguayo, que “tengan absoluta libertad de
expresión para publicar que no hay libertad de
expresión”.
Al igual que en la colonia, cuando nos decían
que criticar al rey era criticar a Dios, y con ello
nos mantenían en el coloniaje mental y
espiritual, hoy nos dicen que cuestionar a los
negocios dedicados a la comunicación es
atentar contra la libertad de expresión. Esto
es tan absurdo como sostener que criticar al
Presidente es atentar contra la democracia.
La libertad de expresión ha sido reducida a
una supuesta libertad de prensa, que sin ética
ni profesionalismo ni adecuados controles
sociales, se reduce a su vez tan solo a la
4
libertad de empresa, donde buscando lucro o
poder, son ellos los que deciden qué callar,
qué decirnos, cómo decírnoslo. De esta forma,
la libertad de expresión no es otra cosa que la
voluntad del dueño de la imprenta. La libertad
para ellos, no para las grandes mayorías,
porque somos esclavos de lo que nos quieran
decir o nos quieran callar.
Lo que está en el centro del debate no es
la libertad de expresión, la cual somos los
primeros en defender, sino la contradicción
ética y técnica de negocios privados con
fines de lucro e intereses políticos y
grupales, proveyendo un bien público
indispensable
para la sociedad: la
información.
Esta contradicción, más aún cuando está
ausente la ética y el profesionalismo, ha
producido, entre otros, la privatización
abusiva de la opinión pública, que ha sido
secuestrada por algunos de los negocios
dedicados a la comunicación, así como el
uso del poder informativo para convertirse en
ilegítimos actores políticos en nuestras
democracias. Al defender los intereses de
estos grandes medios no se está defendiendo
5
la libertad de expresión ni los derechos
humanos, sino tan solo -y como siempre-, los
privilegios del gran capital.
Cómo cambiar esta situación, debe ser, uno de
los grandes debates planetarios, y el día de
hoy espero y aspiro a aportar con algo a este
importante y, en mi criterio, ineludible debate.
REFLEXIONES
La prensa socavando el Estado de Derecho:
Vivimos en un mundo en donde con su poder
mediático, la prensa ha intentado reemplazar
al Estado de Derecho por un Estado de
Opinión. En el Estado de Derecho, el Ejecutivo
lo dirige el Presidente; el Congreso, es el que
legisla; las Cortes son las que juzgan. Esto
significa, entre otras cosas, prohibir que la
prensa se refiera con juicios de valor a
procesos judiciales en marcha, peor aún
cuando se encuentra involucrada en ellos,
para
no
interferir
en
la
necesaria
independencia que deben tener los jueces. En
un Estado de Derecho, la defensa debe
hacerse en los tribunales, no en los titulares
amarillistas
de
los
periódicos,
como
6
vergonzosamente ocurre el día de hoy en
países como Ecuador.
Probablemente ustedes conocen que enjuicié
a un diario ecuatoriano por calumnias, por lo
que hemos sido sujetos de los más
inverosímiles ataques. Pese a todo, la
sentencia a nuestro favor ha sido ratificada en
segunda instancia. Pues bien, al día siguiente
de
dicha
ratificación,
muchos
medios
“condenaban”
–con
estas
palabrasla
sentencia.
¿Medios
de
comunicación
condenando las sentencias de las cortes?
¿Acaso son, como la Corte Suprema de
Estados Unidos, the highest court in the land?
Este es un aspecto crucial: Estado de
Opinión, versus Estado de Derecho.
Incluso se podría hablar de la intención de
construir la medio-cracia, en oposición a la
democracia, ya que se soslaya el sufragio
universal, el debate parlamentario y la acción
política partidista. No importa lo que se haya
propuesto en la campaña electoral y lo que el
pueblo, el mandante en toda democracia,
haya ordenado en las urnas. Lo importante es
lo que aprueben o desaprueben en sus
titulares los medios de comunicación.
7
El reconocimiento de este poder mediático y
del Estado de Opinión, ha generado el
clientelismo de los políticos hacia los medios y
la imposición de la lógica mediática en la
política. Ejemplo de este clientelismo fue, en
países como Ecuador, la liberación total de
impuestos para las medicinas… ¡y el papel
periódico!, privilegio en abierta contradicción
con su condición de negocios privados con
fines de lucro. Por supuesto, cuando nuestro
gobierno obligó a estos negocios a pagar
impuestos y aranceles por la importación de
papel periódico, se lo llamó “ataque a la
libertad de expresión”. Otro ejemplo de este
clientelismo y lógica mediática en la política
son países como Guatemala, donde se les ha
otorgado a los periodistas incluso fuero de
corte.
La Prensa como Cuarto Poder:
Otro punto para el debate: ¿Debe ser la
prensa un contrapoder frente a los gobiernos,
como ellos mismos frecuentemente se
autodefinen? En ese caso, cabría preguntarse,
¿qué legitimidad puede tener en democracia
un actor político, cuya única virtud ha sido
tener dinero para comprarse una imprenta? Si
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les gusta tanto el equilibrio de poderes ¿cuál
es el contrapoder del mayor poder fáctico de
América Latina: la prensa? Si son un
contrapoder ¿la elemental decencia no exigiría
poner su línea política en forma explícita, para
que el lector, televidente o radioescucha tenga
muy claro que ese medio no está
informando sino haciendo política?
Sin embargo, el debate de fondo es si los
medios de comunicación deben o no
participar en política. Al definirse como
contrapoder del poder político, lo están
haciendo. Y lo peor de todo: sólo son
contrapoder de ciertos poderes políticos, de
otros, son descarados cómplices, pues al
menos en América Latina, los medios de
comunicación siempre han estado en contra
de los gobiernos progresistas. Bastaría ver el
rol de la prensa chilena en la caída de
Salvador Allende y la dictadura pinochetista.
Es hasta cómico. Se definen como
contrapoder, es decir, actores políticos,
pero no toleran respuestas políticas. Si la
prensa difama, desinforma, calumnia a
nuestros gobiernos, es libertad de expresión.
Si algún presidente osa contestarles, es
9
atentado a la libertad de expresión. Es decir,
algunos son más libres que otros.
Así como sería absurdo negar el importante
rol que históricamente han tenido los medios
de comunicación masiva como pilares del
ascenso de las democracias modernas, así
mismo, resulta imposible negar la creciente
actuación
política
de
los
medios
de
comunicación en las democracias mundiales, y
en particular en las latinoamericanas, y los
perversos impactos que esta irrupción ha
marcado en la propia acción y alcances de la
política.
Félix Ortega, sociólogo español, hace poco ha
afirmado que, con el paso del tiempo y al
asumir un papel que les es ajeno, los medios
de comunicación han tendido a socavar las
bases mismas de la legitimidad política que
requieren los gobiernos democráticos, a la vez
que han afectado gravemente las propias
pautas de convivencia y cohesión de la
sociedad.
Frecuentemente se ha considerado que la
prensa es el cuarto poder que se le olvidó a
Montesquieu. El problema es que es poder sin
contrapoder, sin legitimidad democrática,
10
manejando algo tan esencial como la
información, y, al ser negocios privados,
defendiendo no el bien común, sino intereses
particulares.
¿Puede ser discrecional la información?
Otro elemento para el debate es preguntarnos
si puede ser discrecional la información. Esto
puede sonar trivial en la tradición periodística
norteamericana, que asume como antiético
este comportamiento, pero en América Latina,
los medios de comunicación consideran que
este es su derecho, que por ser negocios
privados pueden decidir qué informar y qué
no, lo cual es lo más cercano a la
manipulación. Algunas veces se ha llegado a
extremos increíbles. En Venezuela, cuando
después del golpe de Estado de Abril del 2002
el Presidente Chávez era restituido en sus
funciones por presión de todo un pueblo, las
cadenas privadas opositoras al gobierno
transmitían… ¡dibujos animados!
Despenalización de la injuria:
Entre otros puntos para el debate está algo
muy en boga en Ecuador por el mencionado
juicio que he interpuesto y ganado al mayor
11
diario nacional: si debe penalizarse con cárcel
la injuria y la calumnia. Éstos, son una clase
de delitos de opinión, es decir, los delitos que
se cometen al abusar del derecho a la libertad
de expresión. Mientras que en Estados Unidos
la injuria a nivel federal no está penalizada
con cárcel, sí lo está, al menos “on the books”,
en 17 Estados y dos territorios. Pero ¿por qué
si robar un celular, un carro, una casa,
significa prisión, el robarle la honra, la
reputación a una persona, que es mucho más
grave, no debe merecer prisión?
Como en la mayoría de los países
latinoamericanos la injuria y la calumnia sí
están penalizadas con cárcel, en los raros
casos en que venciendo el mítico temor a la
prensa se ha aplicado la ley en este sentido,
muy hábilmente la prensa latinoamericana ha
escandalizado
y
generado
apoyos
internacionales para que sus abusos no sean
sancionados, como pasa en estos momentos
en Ecuador. No solo aquello, piensan que,
como ellos están en desacuerdo con la ley, la
pueden desobedecer. Nuevamente el Estado
de Opinión versus el Estado de Derecho.
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Funcionarios públicos:
Hay quienes sostienen que en nombre de la
libertad de expresión y la tolerancia, los
políticos y los funcionarios de elección popular
deben estar dispuestos a soportar todo tipo de
ataques, inclusive los que afecten su honra
personal y la de su familia. Este argumento,
además de discriminatorio y atentatorio a los
derechos humanos, es socialmente torpe.
¿Quién dijo que por ganar una elección nos
deshumanizamos, dejamos de ser personas,
dejamos de tener familia, dejamos de tener
honor? Por otro lado, aceptando esta clase de
argumentos, solamente los peores, los que no
tienen nada que perder, aceptarán una función
pública. No solamente le hacen daño a la
persona o a las personas, le hacen daño a la
sociedad: nos vendrán los peores.
En la realidad, las cosas están absolutamente
claras, y solo se manipulan por interés, dentro
del Estado de Opinión creado por cierta
prensa. No hay dónde perderse. Leamos el
Pacto de San José o también la Convención
Americana de Derechos Humanos:
ARTÍCULO 11, de los Derechos Humanos,
Pacto de San José.
13
PROTECCIÓN
DIGNIDAD
1.
2.
3.
DE
LA
HONRA
Y
DE
LA
Toda persona –sin excepciones- tiene
derecho al respeto de su honra y al
reconocimiento de su dignidad.
Nadie puede ser objeto de injerencias
arbitrarias o abusivas en su vida
privada, en la de su familia, en su
domicilio o en su correspondencia, ni
de ataques ilegales a su honra o
reputación
–nuevamente
sin
excepciones-.
Toda persona tiene derecho a la
protección de la Ley contra esas
injerencias o esos ataques.
ARTÍCULO 13, LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y
DE EXPRESIÓN
1. Toda persona tiene derecho a la libertad
de pensamiento y de expresión. Este
derecho comprende la libertad de buscar,
recibir y difundir informaciones e ideas de
toda
índole,
sin
consideración
de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o
en forma impresa o artística, o por
cualquier otro procedimiento de su
elección.
14
¡Quién puede estar en contra del derecho a la
libre expresión!
2. El ejercicio del derecho previsto en el
inciso precedente no puede estar sujeto a
previa censura –la cual está prohibida por
la nueva Constitución ecuatoriana hecha
durante
mi
gobierno-,
sino
a
responsabilidades ulteriores, las que
deben estar expresamente fijadas por la
Ley y ser necesarias para asegurar:
a) El respeto a los derechos o a la
reputación de los demás;
Y, busquen por donde quieran, no dice: se
exceptúa al Presidente, funcionarios públicos,
ni aquellos a los que odia cierta prensa.
Es claro que el Estado, y en consecuencia, las
leyes, deben garantizar a las personas el
derecho a la honra, como ordenan los tratados
internacionales y, en el caso ecuatoriano,
nuestra propia Constitución. No la pueden
menoscabar ni en nombre de la libertad de
expresión y, peor aún, aduciendo que son
funcionarios públicos. Por ningún lado
encontramos tan peregrina excepción. Creo
que esto está extremadamente claro y toda
persona honesta va a coincidir sobre aquello.
15
El problema entonces es cómo sancionar estos
delitos.
No obstante que, insisto, en los Estados
Unidos de Norteamérica, sí hay delitos de
opinión sancionados a nivel estatal con
prisión, que un periodista vaya preso por
maltratar con injurias al Presidente del
Ecuador, podría sonar extraño en USA. Sin
embargo, en Latinoamérica también nos
suena bastante extraño que en USA no haya
prisión por maltratar el honor de las personas,
pero sí haya cárcel por maltratar al perro. Con
todo respeto, las críticas a la prisión por
injurias tienen mucho de etnocentrismo, al
pretender que una sociedad indudablemente
exitosa como la norteamericana, debe ser la
referencia en todo y para todos. Las leyes de
cada país deben responder a sus principios,
valores, visiones, historia, cultura, etc. Así
como muchos sostienen como inaceptable la
prisión por injurias, para nosotros es
inaceptable por ejemplo, la pena de muerte,
rechazada
incluso
por
la
Convención
Interamericana de Derechos Humanos. Es
claro que no existe un único conjunto de leyes
para todo país.
16
En esto podemos observar también cierto neo
colonialismo. Lo que les es permitido a los
países desarrollados les está prohibido a
nuestros países. Si en Alemania la ley prohíbe
la propaganda de extrema derecha, y, en
consecuencia, se clausura una radio neonazi y
más de 20 personas son encarceladas
acusadas de organización criminal y odio
racial, aquello se llama civilización. Si en
Bolivia Evo Morales propone una ley
prohibiendo las expresiones racistas en los
medios de comunicación, es “atentado a la
libertad de expresión”. ¡Ah! Es que Evo
Morales no es confiable… Al final del día, tan
solo
más
etnocentrismo
y
más
neo
colonialismo.
POTENCIALES SOLUCIONES
Sobre las potenciales soluciones a los
problemas planteados, debo reconocer que
tengo muchas más preguntas que respuestas,
y que algunas soluciones, como controles
estatales, pueden ser más graves que el
propio problema.
Como manifesté inicialmente, considero que el
problema básico es la contradicción ética y
técnica de negocios privados con fines de
17
lucro e intereses políticos y grupales,
proveyendo un bien público indispensable para
la sociedad: la información.
De este problema central se deriva la
necesidad de democratizar la propiedad de los
medios
de
comunicación
privados
e
independizarla del dominio de los poderes
fácticos; generar mayor cantidad de medios
fuera de la lógica de mercado, es decir,
medios sin fines de lucro y medios públicos; y
acción colectiva a través de adecuada
regulación, que busque alinear a las empresas
de comunicación con lógica de mercado con
los objetivos sociales, esto es, con el derecho
ciudadano a recibir información veraz,
verificada, oportuna, contextualizada, plural,
sin censura previa y con responsabilidad
ulterior, como ordena el Art. 18 de nuestra
Constitución.
Muchas veces las empresas privadas que
proveen la información, además de formar
monopolios y oligopolios de propiedad
familiar,
se
encuentran
vinculadas
íntimamente
con
otros
intereses
empresariales. Frecuentemente mantienen
ellas
mismas
inversiones
en
ámbitos
18
empresariales distintos a los de la información
o la comunicación. En América Latina, la
práctica generalizada siempre fue, insisto,
hacer un emporio económico y poner medios
de comunicación no para informar, sino para
defender los intereses del emporio. Por
ejemplo en Ecuador, la familia Isaías poseía un
grupo de más de 200 empresas, entre ellas el
banco más grande del país, y poco a poco
adquirieron también dos canales de televisión
nacionales en señal abierta, un canal nacional
por cable, el propio servicio de televisión por
cable, tres radios regionales, y varias revistas.
Cabe
indicar
que
el
banco
quebró
fraudulentamente, por lo que los hermanos
Isaías son fugitivos de la justicia ecuatoriana y
se hallan refugiados en Miami, pese a los
pedidos
de
extradición
del
gobierno
ecuatoriano.
Nuestra nueva Constitución –aprobada en el
2008 luego de una Asamblea Constituyente
con miembros elegidos por votación popular y
ratificada en consulta popular con el 64% de
los votos-, en otro supuesto “atentado a la
libertad de expresión” prohíbe que los bancos
tengan acciones en medios de comunicación,
algo que aquí en Estados Unidos está
19
prohibido en virtud del Bank Holding Act
desde 1956, pero que en Ecuador era poco
menos que una blasfemia. Nuevamente en un
proceso absolutamente democrático, en la
Consulta Popular del pasado 7 de Mayo –la
tercera en nuestro gobierno–, y rechazando
una gigantesca campaña mediática en contra
de esa valiosa herramienta de democracia
directa, el pueblo ecuatoriano decidió con su
voto separar la actividad mediática de otras
actividades económicas. Esto ya se ha incluido
en el proyecto de Ley de Control del Poder de
Mercado –antitrust law-, ley que ustedes
tienen hace más de cien años, proyecto que
se está discutiendo en la Asamblea Nacional y
que establece que todo accionista con más de
6% de participación en la propiedad de un
medio de comunicación, no podrá tener otra
clase de empresas. Esto busca democratizar la
propiedad de los medios y evitar los conflictos
de intereses. Por supuesto, es un golpe a la
médula de la estructura de poder en Ecuador,
y ya cuenta, como es fácil verificar, con la
oposición generalizada de los medios de
comunicación, nuevamente jugando un rol
político y tratándonos de imponer un Estado
de Opinión.
20
Por otro lado, para evitar esa contradicción de
fondo de un “bien público” manejado por
empresas privadas con fines de lucro, donde
casi por definición el interés privado va a
prevalecer sobre el interés social, es necesario
diversificar las formas de propiedad de los
medios de comunicación. Mientras que en
países como los europeos la televisión nació
pública, antes de nuestro gobierno, en
Ecuador no existía ni prensa, ni radio ni
televisión pública. Hoy existen las tres. Insisto
en el término público, que es diferente a
gubernamental. Sin embargo, todavía el
desbalance entre lo público y privado es
fenomenal.
Consideramos
que
la
creación
y
fortalecimiento de los medios públicos al
servicio de la ciudadanía, es un hito
fundamental para devolver la voz a quienes se
les ha escatimado, para elaborar otro tipo de
agendas informativas, enfocando temas de
verdadero interés y saliendo de la “dictadura
del rating y del pautaje publicitario”.
Ha sido este un desafío enorme y difícil puesto
que desde el inicio, los medios públicos han
sido objeto de injustificadas críticas y hasta
21
del desprecio y la burla de los medios
privados. Evidentemente la explicación de
esta actitud arrogante de muchos medios
privados radica en que se creían intocables en
su reinado: en muchos casos –como el del
Consejo de Telecomunicaciones que existía
antes de este gobierno- las leyes y las
reparticiones de las frecuencias del espectro
radio-eléctrico
las
hacían
los
mismos
propietarios y accionistas de los medios,
dejando a los funcionarios de gobierno como
meros “testigos de honor” de sus negocios,
pese a que el espectro radioeléctrico es
propiedad del Estado.
Finalmente, la información es un bien público,
es decir, un bien económico que está
disponible a todos y del cual el uso por una
persona no impide el uso por otros. En
términos técnicos estas dos características se
conocen como no exclusión y no rivalidad,
respectivamente. El problema de la provisión
de bienes públicos es un problema bastante
conocido en Economía –y ustedes saben que
soy economista, aunque soy una buena
persona-, y es lo que se conoce como una de
las “fallas de mercado”, es decir, que las
empresas con lógica de mercado no van a
22
proveer eficientemente dichos bienes. Sin
embargo, la teoría económica no ha estudiado
en absoluto los problemas de la provisión de
bienes públicos desde el punto de vista del
poder –análisis normativo que algunos creen
que no debe ser considerado por una ciencia
como la economía que, maltratando las
matemáticas, se pretende ciencia “dura”-.
Proveer un bien público como la información,
da poder. Su buena o mala calidad afecta
masivamente a la sociedad. Incide en la toma
de decisiones de la ciudadanía, en el día a día,
en
la
percepción
del
acontecer,
en
valoraciones y opiniones. Puede contribuir al
avance de la historia o puede anular la acción
y el pensamiento desorientando a los sujetos,
cuando mayor es la urgencia de incentivar el
desarrollo de los sentidos colectivos.
Por ello, en la provisión de este bien se
requiere regulación que evite abusos de poder
y que genere un mayor control ciudadano,
sobre algo que puede ayudar o afectar
gravemente a la sociedad.
Por eso la urgencia de contar con una nueva
Ley de Comunicación, que desde su ámbito de
influencia también ayuda a democratizar y
23
desmonopolizar los medios de comunicación
con la equitativa redistribución de frecuencias
para radio y televisión entre el sector privado,
el público y el comunitario, y que armonice la
normativa
con
los
derechos
de
la
comunicación e información de última
generación, como lo exige el siglo XXI,
incorporados ya en el marco constitucional
ecuatoriano por obra del actual gobierno.
Desde hace dos años en Ecuador se está
discutiendo dicha Ley de Comunicación, que
va mucho más allá de lo simplemente
mediático. Esta ley ha sido sistemáticamente
bloqueada por los medios de comunicación y
sus personajes en la Asamblea Nacional. En
una nueva muestra del Estado de Opinión, la
llaman “ley mordaza”, pese a que han existido
18 proyectos distintos. La han posicionado
como un nuevo intento del gobierno de
controlar a la prensa libre, cuando la ley es
una iniciativa legislativa que aún ni siquiera
conozco, y no obstante ser una orden
constitucional ratificada en las urnas en la
consulta popular del 7 de mayo pasado. De
hecho, descaradamente se está rompiendo la
Constitución en vigencia desde Octubre del
2008, pues ésta, en su transitoria primera,
24
daba un año de plazo para tener una nueva
Ley de Comunicación para cumplir con el
derecho ciudadano de recibir no solo
información, sino comunicación libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa, en
todos los ámbitos de la interacción social, por
cualquier medio y forma, en su propia lengua
y con sus propios símbolos, como establece el
Art. 16 de nuestra Constitución.
En muchos países latinoamericanos como
Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil,
se está produciendo una enconada lucha por
cambiar
los
modelos
concentrados
de
comunicación. Sin embargo, de forma
reiterativa, todo intento por democratizar la
comunicación y ampliar el ejercicio de los
derechos ciudadanos a la información, ha
provocado
la
reacción
de
una
parte
significativa de los medios privados en todos
esos países. Para ese fin no han escatimado
en rechazar acríticamente toda propuesta de
regular el campo comunicacional, usando la
magnificación de una ficticia atmósfera de
afectación a las libertades básicas, esquivando
el debate y la reflexión; martillando una
retórica de convencimiento disfrazada de
argumentación
intelectual;
pretendiendo,
25
como dice Ignacio Ramonet, que en la
repetición está la demostración. Esos han sido
los mecanismos que la prensa supuestamente
“libre” e “independiente” ha usado para
descalificar no únicamente las propuestas
gubernamentales sino las posturas de
ciudadanos, líderes sociales, académicos y
aún de ciertos comunicadores que se han
alineado con esas propuestas. Con ello, han
desertado de promover un verdadero debate
público,
para
intentar
nuevamente
imponernos un Estado de Opinión.
CÓMO ENTENDER
AMÉRICA LATINA
LO
QUE
PASA
EN
Estimados amigos:
El concepto de libertad ha sido uno de los más
estropeados en la historia de la humanidad.
América Latina conoce muy bien de aquello:
no ha habido golpe de Estado o invasión que
no se haya dado en nombre de la libertad.
Pronto será un año del intento de golpe de
Estado en Ecuador, ocurrido el 30 de
septiembre del 2010, el cual nos costó cinco
muertos y cerca de 300 heridos. Los
promotores de dicho golpe se reunían días
26
antes en Miami para hablar de libertad, y decir
que, desaparecido Correa, desaparecido el
Socialismo del Siglo XXI en Ecuador.
Defendiendo supuestamente la libertad, las
dictaduras
del
continente
torturaron,
desaparecieron, asesinaron a centenas de
miles de seres humanos. Por si acaso,
también invocaban el nombre de Dios.
En 1776, en la Declaración de Independencia
de los Estados Unidos, uno de los
instrumentos más bellos que ha escrito la
humanidad, se decía: “Sostenemos como
evidentes por sí mismas estas verdades: que
todos los hombres son creados iguales; que
son dotados por su creador de ciertos
derechos inalienables; que entre estos están
la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad…”. Qué bellas palabras ¿verdad? Pero
el autor principal de dicha declaración,
Thomas Jefferson, era propietario de cerca
de… ¡doscientos esclavos!
Jefferson sin duda fue un gran hombre, pero
estaba más allá de su entendimiento que la
vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad,
eran también para sus esclavos. De hecho, se
declaró la “independencia”, pero la liberación
27
de los esclavos sólo ocurrió un siglo después,
al costo de una guerra civil, y la igualdad de
derechos con la abolición de las leyes de
segregación racial tan solo llegó dos siglos
después, al costo de violencia y varios
asesinatos, entre ellos, el de Martin Luther
King.
Algo semejante pasa hoy en día en nuestra
América. Sencillamente para nuestras élites,
la vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad,
sólo deben ser para ellos; la igualdad, sólo
entre
ellos.
Hoy,
con
los
procesos
revolucionarios que se están dando en
América Latina, todo esto está cambiando.
Es un error analizar lo que está pasando en
nuestra América desde la realidad actual de
los Estados Unidos. Mucho mejor marco
analítico es imaginarse Estados Unidos
peleando por los Derechos Civiles o, incluso,
por la misma liberación de los esclavos.
Los pueblos de América Latina están luchando
por su liberación. Aprendamos de la historia.
Recuerden cuál fue el rol de la prensa sureña
en la lucha por los Derechos Civiles, y
entenderán por qué nuestros gobiernos de
cambio profundo enfrentan la ilegítima
28
oposición
política
de
cierta
prensa,
manipulándonos en nombre de la libertad de
expresión.
¡Muchas gracias!
Rafael Correa Delgado
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA
REPÚBLICA DEL ECUADOR
29
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