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Enciclopedia Bovina
Metritis
Epidemiología
Metritis es un término general utilizado para designar a las infecciones uterinas posparto del
endometrio y de las capas más profundas que pueden, o no, producir signos septicémicos pero que
pueden tener implicaciones en la aptitud
reproductora futura. Enfermedades infecciosas como
brucelosis, tricomoniasis, campilobacteriosis, y otras
que provocan insuficiencia reproductiva, también
pueden producir grados variables de metritis, pero
esta revisión se limitará a la metritis del puerperio.
La metritis de las posparturientas es frecuente en
las vacas lecheras. La manifestación más grave de la
metritis implica la infección de todo el espesor del útero
con el subsiguiente derrame seroso que acaba en complicaciones pélvicas y peritoneales. La perimetritis es
rara, con frecuencia mortal, y muy frecuentemente
sobreviene después de una distocia grave.
La metritis séptica implica una infección uterina
puerperal severa del endometrio o del endometrio
y de las capas más profundas que acaba en signos
sistémicos de toxemia. Por lo general, la metritis
séptica se presenta de 1 a 10 días después del parto.
La contaminación bacteriana del útero subsiguiente al parto es muy frecuente durante las dos
primeras semanas posteriores a este. Los parideros
sucios, la distocia, las membranas fetales retenidas
(MFR), la atonía uterina, y la contaminación vaginal
patógena, aumentan la incidencia de la metritis.
Las bacterias implicadas en la primera fase del
periodo puerperal (10 días) son: Actinomyces
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pyogenes, Fusobacterium necrophorum, Bacteroides sp.,
y otras bacterias anaerobias que tienen sinergismo
con A. pyogenes, de modo que la patogenicidad colectiva se incrementa. Otros organismos, como los
coliformes, los estreptococos hemolíticos,
Pseudomonas sp., Proteus sp., y Clostridium sp., también pueden estar implicados en algunas infecciones mixtas.
Las áreas de parto sucias a causa del uso reiterado de los corrales de maternidad, el hecho de que
las vacas paran en zanjas o en establos al aire libre,
y el parto de las vacas durante los periodos de encierro forzado que incrementan la contaminación
ambiental, elevan la incidencia de la metritis en las
vacas lecheras.
Las secreciones uterinas del puerperio normal
tienden a ser mezclas de moco y sangre, siendo
mayor la proporción de moco. La sangre asociada
con la involución uterina, con frecuencia conferirá
a las secreciones uterinas un color rojo, naranja, o
de “salsa de tomate”. La consistencia y el olor de las
secreciones uterinas del puerperio son clave importantes para determinar la presencia y gravedad de
la metritis en las vacas lecheras. Las secreciones
mucoides en la primera fase del periodo de puerperio (10 días), generalmente indican la involución
uterina normal y una endometritis mínima, si es que
existe.
Aunque las vacas sanas tienen la cantidad máxima de loquios (varios litros) durante las primeras 48
horas siguientes al parto, la cantidad eliminada posteriormente por la vulva varía desde menos de 100
Capítulo 4. Enfermedades de los bovinos
ml (primíparas) hasta un litro o más (multíparas) y,
de hecho, cierta cantidad puede ser absorbida a través del útero. Los loquios están integrados por moco,
por tejido que se desprende de la placenta materna,
y por sangre. El flujo de loquios generalmente empieza a los 3 días siguientes al parto y continúa incluso hasta el 10° día. En torno a los días 9° o 10°
del puerperio, el flujo amarillo-pardo a rojo puede
presentar cantidades crecientes de sangre de color
rosado, pardo, o rojo, coincidiendo con el desprendimiento de las carúnculas maternas y sus
pedúnculos que deja una superficie vascular desnuda. Este flujo mucoide teñido de sangre puede ser
evidente hasta los días 15 al 18. Las vacas sanas
generalmente tienen su primer estro después del
parto en torno al día 15, el segundo en torno al día
32 o 33, y los siguientes estros en ciclos regulares
de 21 días. La mayoría de los primeros calores después del parto no terminan en signos conductuales
observables de estro.
Secreción mucosanguinolenta.
Fuente de imágenes: Laboratorios Provet SA. www.laboratoriospovet.com.co/infuterina
Signos clínicos y diagnóstico
Secreción mucofibrinosa.
Tomando en cuenta la etiología de la metritis y el
proceso normal de la involución y el papel de los
loquios, la metritis se debe diagnosticar correctamente y no se debe confundir con variaciones en
los loquios normales. El hecho de no diagnosticar
ni tratar la metritis verdadera se traducirá en insuficiencia reproductora por falta de estro, en repetición de la cubrición, en muerte precoz o aborto de
los embriones, y en disminución de la función
ovárica. Las vacas con metritis severa al principio
del puerperio es más probable que sean tratadas
porque manifiestan signos de enfermedad. Otras
vacas, aparentemente menos afectadas, pueden cursar una patología significativa: endometritis y secreción uterina pero no parecen enfermas. La
endometritis benigna puede provocar signos que no
sean las secreciones purulentas.
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia-UNAM
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Metritis posparto.
Metritis séptica.
Fuente de imágenes: JM. King: Cornell Veterinary Medicine. Necropsy show and tell. www.vet.cornell.edu/nst/.
Las vacas con metritis séptica o tóxica enfermarán en los primeros 10 días (por lo general, a los
primeros 7 días del puerperio). Son signos comunes: fiebre de hasta 41 °C, taquicardia, inapetencia,
baja producción, estasis de la panza y toxemia. También se observa deshidratación, diarrea, y abatimiento de intensidad variable. En casos muy graves, la
infección puede originar postración debida a la
toxemia, debilidad y trastornos metabólicos.
En la vulva se puede ver una secreción uterina
acuosa de olor fétido, puede manchar la cola; es
posible que para descubrirla sea necesario realizar
un examen vaginal. Estas secreciones uterinas tienen un color que varía de pardo a ámbar, a gris o a
rojo, pero siempre son líquidas, con escaso contenido de moco, purulentas, y con olor fétido que impregna la ropa.
Si bien, la mayoría de las vacas con metritis
séptica tienen antecedentes de distocia, de parto
gemelar, o de membranas fetales retenidas (MFR),
no todas tienen un antecedente de este tipo. Puesto
que estas pacientes se encuentran muy al principio
del puerperio, tanto la infección uterina como el
apetito resultante y las consecuencias
gastrointestinales predisponen a enfermedades
metabólicas como hipocaliemia y cetosis.
Se usa el término general toxemia porque, de-
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pendiendo de la mezcla exacta de organismos
causales, en la fisiopatología de los signos sistémicos
pueden estar implicadas las endotoxinas, las
exotoxinas y otros mediadores.
Por lo general, la exploración rectal descubre
un útero hipotónico o atónico con distensión por
líquido. También puede existir una piómetra que
puede motivar que el cuerno uterino lleno de gaslíquido se confunda con otras vísceras, por ejemplo
con un ciego distendido.
El diagnóstico diferencial incluye a la mastitis
séptica, la peritonitis de cualquier origen, y la
pielonefritis aguda.
Los cultivos del líquido uterino nunca están
contraindicados pero, evidentemente, rara vez se realizan en las vacas lecheras. Se supone que en este líquido se encuentran Actinomyces pyogenes, anaerobios
como Fusobacterium necrophorum, Bacteroides sp. y otros
organismos. Los coliformes son habituales después de
la distocia o de las MFR y podrían originar la producción adicional de endotoxinas. En algunas pacientes con
metritis séptica también han sido identificados organismos clostridiales. El Clostridium tetani ha sido identificado rara vez en la flora uterina de las vacas que
desarrollan tétanos subsiguiente a la metritis séptica. Si
se opta por los cultivos, se deben realizar ensayos
aeróbicos y anaeróbicos.
Capítulo 4. Enfermedades de los bovinos
Tratamiento
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Terapia intrauterina
La mayor parte de los antibióticos intrauterinos han
caído en desuso a pesar de que fueron utilizados
durante décadas en el tratamiento de la metritis de
las vacas. El mayor impedimento para el uso de los
antibióticos intrauterinos estriba en que las grandes
cantidades de líquido uterino reducen la efectividad o inactivan a los antibióticos administrados localmente. Muchos tratamientos intrauterinos se
podrían comparar con “una gota en el océano” cuando se usan en casos de metritis grave.
No obstante, la terapia intrauterina puede ser
útil y con frecuencia se sigue utilizando como un
componente de la terapia.
Cuando el útero está infectado al inicio del puerperio, no absorbe los fármacos hacia la pared uterina
más profunda o hacia la circulación sistémica con
la eficiencia que los absorbe un útero involucionado
no infectado. Esto puede ser benéfico para los
antibióticos intrauterinos en vacas que se encuentran al principio del posparto, porque los mayores
niveles de fármacos se mantienen en la luz y en el
tejido del endometrio.
Basados en su acción farmacológica en situaciones de campo, la gentamicina es un antibiótico de
resultados desconcertantes; su farmacología indica
que en ambientes purulentos el antibiótico es
inactivado parcialmente y que se comporta mal en
un medio anaeróbico, sin embargo, se ha indicado
que las infusiones de 250 mg de gentamicina en solución salina mantienen concentraciones eficaces en
la luz del útero hasta por 6 horas. La dilución de la
gentamicina en agua estéril no mantiene concentraciones en la luz del útero porque el antibiótico es
absorbido más rápidamente.
La penicilina también ha sido utilizada como
terapia intrauterina. Una dosis de 106 unidades de
penicilina G procaínica o de 107 unidades de penicilina G sódica ha sido usada para crear concentraciones eficaces en la luz del útero y en el endometrio
durante 24 horas.
z
Antibióticos sistémicos
El uso de antibióticos sistémicos está justificado y
con frecuencia es necesario; están indicados cuando la metritis provoca enfermedad sistémica en vacas que hace poco se encuentran en el puerperio, lo
cual influye en la elección del antibiótico. Por ejemplo, la penicilina sería eficaz contra A. pyogenes y
contra la mayoría de los anaerobios oportunistas
como Fusobacterium necrophorum y Bacteroides sp.
La penicilina G procaínica (22,000 UI/kg una vez al
día) probablemente mantendría concentraciones eficaces en el útero.
También se ha demostrado que la gentamicina
(4 mg/kg IV) crea concentraciones eficaces en el útero durante 6 horas pero, por lo general, no ha sido
utilizada por causa de los residuos duraderos en la
carne y en la leche. El Ceftiofur podría ser más eficaz contra los coliformes pero menos eficaz contra
los anaerobios. La oxitetraciclina dosificada a razón
de 11 mg/kg dos veces al día sólo puede crear concentraciones en el tejido del útero de 5 mg/kg; concentración menor que la que se necesita para destruir
a A. pyogenes.
z
Terapia hormonal
La disponibilidad comercial de la prostaglandina F2D
y de análogos de las prostaglandinas ha sido el progreso más importante en el tratamiento de la metritis
y de la endometritis en las vacas. El uso de las
prostaglandinas ha sustituido en gran parte a la terapia antibiótica y a los antibióticos intrauterinos
para las pacientes sin signos sistémicos, y ofrece
una terapia auxiliar útil en algunas pacientes con
enfermedad sistémica resultante de la metritis grave. Se sabe que la prostaglandina F2D y otros análogos —como el cloprostenol, el fenprostaleno, y el
prostaleno— inducen la luteólisis. Por esta razón,
se puede esperar que las vacas con endometritis,
que también tienen un cuerpo lúteo funcional, retornen a la fase de estro cuando les son administrados estos productos. El retorno a la fase de estro
estimula el tono uterino, aumenta la evacuación del
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líquido, y hace que aumenten los niveles de los
estrógenos endógenos, al propio tiempo que disminuyen los niveles de progesterona. El tratamiento
ha sido tan espectacular con respecto al vaciamiento de un útero infectado —especialmente en vacas
con cuerpo lúteo funcional— que la prostaglandina
F2D y sus análogos han sustituido la terapia
intrauterina en la mayoría de los casos de
endometritis subaguda o crónica en las vacas lecheras. El éxito clínico con estos agentes es aumentado
por el examen de los casos aislados para determinar
la importancia de la infección, la presencia o ausencia de un cuerpo lúteo, y la identificación de los
signos sistémicos asociados.
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Tratamiento de vacas con metritis séptica
La metritis séptica exige la terapia de las manifestaciones sistémicas asi como el control de la infección local del útero. Se deben administrar
antibióticos sistémicos una o dos veces al día. Para
el tratamiento sistémico se han utilizado
oxitetraciclina intravenosa (de 13.2 a 15.4 mg/kg)
una o dos veces al día, penicilina G procaínica
intramuscular (22,000 UI/kg) una o dos veces al día,
ceftiofur (2.2 mg/kg) una vez al día, ampicilina (de
11.0 a 22.0 mg/kg) una o dos veces al día,
gentamicina (4.4 mg/kg) una o dos veces al día, y
agentes sulfamídicos.
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