Introducción En este trabajo realizaremos un análisis del choque metodológico que se dio en Alemania a fines del siglo XIX, en el marco de una gran crisis económica. Esta controversia tuvo lugar entre la Escuela Histórica Alemana de Economía y los teóricos austríacos de la utilidad marginal. En particular entre sus dos máximos exponentes, Schmoller de la primera y Menger de la segunda. Esta disputa metodológica tiene como trasfondo la discusión que se dio sobre las metodologías correspondientes a cada postura y la relación entre las ciencias naturales y las culturales e históricas. Para situar esta controversia en su marco histórico explicaremos algunas características de las últimas décadas del siglo XIX. El partido del Rey, dirigido por Bismarck triunfó sobre el partido prusiano, que era progresista y sobre los grupos democráticos de Alemania del Sur. En este nuevo marco político y económico se comenzó a pensar que las doctrinas del manchesterismo y del liberalismo no llevarían a Alemania a un desarrollo económico positivo y a un desarrollo de sus industrias (el 65% de su economía era agrícola). Además, estos políticos triunfadores pensaban que no tenían nada que aprender de los ingleses ( la nación de comerciantes) ni de los franceses ( los derrotados). En esa época los profesores de las universidades comenzaron a publicar estudios históricos, especialmente sobre las condiciones laborales de la época, dando la base a la Escuela Histórica de Schmoller. En esta misma época Menger publicó un libro rechazando las ideas metodológicas que sirven de base a la Escuela Histórica. Esto dio pie al denominado Methodenstreit. El objetivo de este trabajo será demostrar la esterilidad de la controversia mencionada y la posibilidad de integración de algunos elementos de ambas posturas. Desarrollo: Dado el marco económico y político de Alemania en ese entonces los economistas alemanes comenzaron a considerar que la teoría clásica no era la respuesta a los problemas en los cuales se encontraba el país. La teoría clásica, originaria de Gran Bretaña, denominada Manchesterismus, fue considerada por los economistas alemanes como excesivamente abstracta. Proponía teorías que pretendían ser universales, pero que fueron desarrolladas en base a la sociedad británica bajo un contexto económico, político y social determinado. No tenía en cuenta las variables culturales y sociales y su efecto en lo económico. Se basaba en el mercado y en la idea de un actor económico racional: el homo económicus (hombre y mujer dominados por consideraciones egoístas y completamente absorbidos por la búsqueda de ganancia material.). Esta idea tampoco es correcta ya que el hombre no siempre se comporta de esta manera y hay factores sociales, culturales y políticos que lo condicionan. El modelo económico ingles utilizaba proposiciones teóricas (modelos preestablecidos) para la resolución de problemas y se basaba en un gran número de supuestos sin verificación empírica. Este modelo era muy poco aplicable a Alemania debido a las grandes diferencias contextuales que había entre los dos países. De esta manera surge un interrogante: ¿Debería ser la economía una disciplina abstracta, ahistórica, basada en una serie de supuestos no demostrados acerca de los fenómenos y del comportamiento económicos, sobre todo del actor actor económico racional, o bien una ciencia histórica, concreta, empírica y particular, inductiva y descriptiva antes que deductiva y explicativa? Como respuesta ante este interrogante surgieron dos importantes economistas que se contradecían. Por un lado Schmoller, quien fue considerado creador de una nueva Escuela Histórica Alemana. Este grupo resaltaba 1 la importancia del método inductivo y del razonamiento a partir de datos concretos , y la relación entre las motivaciones humanas y las ciencias sociales. También mencionaban que las sociedades se encuentran en un continuo proceso de evolución y cambio, por lo tanto una ciencia social basada en la noción de conceptos abstractos, atemporales, estaba destinada a perder rápidamente su contacto con la realidad social y económica. En respuesta al concepto de Homo Economicus la Escuela Histórica sostenía que el hombre como ser social es el producto de la civilización y de la historia. Sus deseos, su perspectiva intelectual, su relación con los objetos materiales y su conexión con otros seres humanos no han sido siempre los mismos. La geografía influye sobre ellos, la historia los modifica, y el avance de la educación puede modificarlos por completo. Schmoller intentó demostrar, mediante una serie de estudios especiales históricos, la el desarrollo de los acontecimientos económicos en relación a los hechos históricos y sociales. Pero a la vez reconocía la necesidad de añadir a esta descripción histórica, teorías en el sentido de hipótesis explicativas, pero no podía admitir reducir el flujo histórico. Su opinión fue, que era necesario sustituir las generalizaciones apresuradas de los economistas británicos por una esencia económica realista con más estadística, más historia y más recopilación de material. Así, a partir de los resultados de dicha investigación, los economistas del futuro desarrollarían nuevos conocimientos por inducción (elaborar una teoría partiendo de los hechos). A su vez, en contraposición a las teorías anteriores, en Austria Carl Menger, el teórico de la utilidad marginal afirmó la necesidad de aplicar los métodos exactos de las ciencias naturales a la economía política. Menger fue en sus comienzos el luchador solitario (hasta fines de la década del 70 no existía una escuela austríaca). El primer libro de Menger, Principios de la Economía Política significaba una ataque tanto a la Escuela Histórica Alemana como a los economistas clásicos. A la primera por que el libro implicaba la existencia de leyes económicas universales y atemporales que eran negadas por los "históricos". A los segundos por que daba un giro de 180° con respecto a la teoría de los precios. Para Menger no eran los costos de producción los que determinaban el precio de los bienes (valor de cambio), como sostenían los economistas clásicos, sino justamente a la inversa. Consideraba que las ciencias teóricas sobre la economía humana deben investigar la esencia universal y las leyes de los fenómenos económicos. A partir de esta afirmación niega la validez de una investigación empírica al estilo de lo practicado en las ciencias naturales. Él considera un error querer llegar a determinar leyes de lo social con los métodos de la investigación empírica natural. El propuso una investigación científica de los fenómenos económicos basado en leyes diferentes a las de las ciencias naturales ya que estas leyes de la economía humana están sujetas a decisiones individuales. Las críticas realizadas por Menger hacia la Escuela Histórica Alemana desencadenaron la controversia que se conoce como Methodenstreit. Menger reprochaba a Schmoller una supuesta aversión a lo teórico en su trabajo de investigación histórica. lo que era realmente falso, pues Schmoller consideraba necesario el trabajo conceptual para poder llegar a formular cualquier resultado de sus estudios sobre la realidad histórica. Frente a esta situación Schmoller reaccionó con indignación ante lo que consideraba un verdadero rechazo a la investigación empírica histórica y considero a Menger como un seguidor de la teoría dogmática de la economía clásica. En el proceso de las discusiones Schmoller malinterpretó la posición de Menger, quien no negaba, e incluso practicaba la investigación de hechos. Todo este proceso fue considerado por los economistas de la siguiente generación como una historia de energías desperdiciadas. El Methodenstreit en realidad contribuyó poco al esclarecimiento de los problemas que intentaba resolver. El mismo término es confuso: el tema no era descubrir el procedimiento más apropiado para analizar los problemas económicos. El fondo de la cuestión era si existía algo así como una ciencia además de la historia que se ocupara del estudio de las acciones humanas. Creemos que no se deben buscar ganadores ni perdedores en este enfrentamiento que se alimentó de muchos malos entendidos y que provocó una seguidilla de discusiones que duraron alrededor de dos décadas. 2 Ni Schmoller negaba la existencia de una teoría económica por detrás de sus estudios históricos, ni Menger ignoraba la necesidad de contrastar la teoría con los hechos. Pero ninguna de las dos orientaciones puso en práctica estas ideas de integración. De la lectura de este conflicto planteamos hipótesis que superen estas posturas en apariencia contrarias. Creemos en la posibilidad de romper con la rigidez de ambas posiciones y en la integración de las mismas, como se explicará en las conclusiones. Conclusiones Como hemos analizado en este trabajo, la Escuela Histórica Alemana, representada por Schmoller, por un lado, y los teóricos austríacos, representados por Carl Menger por el otro, se vieron envueltos en una controversia sin sentido. Durante este choque de métodos cada uno de ellos se dedicó a defender su posición sin dar lugar a una discusión positiva que pudiera haber rescatado los elementos que llevaran a la formulación de una teoría integrada de ambos puntos de vista. Cuando los esquemas se presentan rígidos y cerrados, como en este caso se van pareciendo cada vez más a dogmas y alejándose de lo científico, ya que la ciencia siempre debe mantenerse abierta a nuevos conocimientos y a modificaciones de los anteriores y siempre debe mantenerse cercana a la realidad. Consideramos que ninguna de las dos teorías, si son tomadas como dogmas pueden ser aplicables a una realidad determinada. Por ejemplo, la teoría clásica, que no toma en cuenta las variables sociales, culturales e históricas, trata de aplicar una doctrina a las distintas realidades económicas por igual. Las recetas del FMI son formuladas desde su sede en forma estandarizada para ser aplicadas de igual forma en todos los países de Latinoamérica sin importar las variables antes mencionadas. La Escuela Histórica de Schmoller, aunque admitía que la economía debía buscar elementos comunes que le permitieran formular leyes aplicables a distintas circunstancias nunca llegó a hacerlo. Su trabajo quedó limitado a la investigación histórica y monográfica de circunstancias específicas. Por ejemplo: la historia de los gremios tejedores de Estrasburgo, la de la industria prusiana de la seda del siglo XVIII, etc. Nos parece que esta controversia podría haber desembocado en un enfoque que planteara la conjunción de ambos métodos. Si se parte de realidades determinadas, como es el caso de Schmoller, y se buscaran elementos comunes se podrían formular de forma inductiva proposiciones más generales que se integren a la teorías y la modifiquen, si fuera necesario. Por otra parte, si se partiese de la teoría, pero buscando acercarse a los hechos, habría que formular hipótesis de forma deductiva para analizar como deben ser aplicadas a la realidad. La teoría clásica se hubiera visto muy enriquecida si se hubiera integrado con los conocimientos históricos que investigó Schmoller. La economía, si es considerada una ciencia, debe seguir este camino circular yendo de la teoría a los hechos para comprobar sus hipótesis para luego reformular las teorías si es necesario, es un proceso de realimentación que no tiene fin. En el marco del enfrentamiento metodológico de las dos corrientes mencionadas, es cuando Max Weber comienza a producir sus primero ensayos investigando el origen del capitalismo relacionándolo con la ética protestante. Weber no fue nacionalista, como lo fue Schmoller, y esto hizo que su interpretación de la historia económica tuviera elementos más universales. Contrastando con las doctrinas económicas de la época, Weber incorpora elementos que no son específicamente económicos. Por ejemplo: lo cultural, lo social, lo político. Weber ha realizado el proceso de integración explicado, ya que estudió problemas generales de la historia de 3 la humanidad buscando criterios y conceptos comunes aplicables a distintos lugares y épocas, siempre considerando que la economía es la base de la sociedad pero solo uno de sus aspectos. DEDUCCIÓN INDUCCIÓN HECHOS TEORÍA 4