La ley de cuota se la merece los afrocolombianos y Colombia, pero

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20 de agosto, 2009
La “ley de cuotas” que le sirve a los afrocolombianos y a Colombia, no
significa que deba escogerse a cualquiera
Son muchos los interesados en el debate de la “ley de cuotas” propuesta
solo hasta ahora por el Gobierno Colombiano. Hace algunos días leí y
reenvié a mis amigos dos artículos sobre el tema publicados importantes
diarios colombianos. Me refiero a los escritos del profesor Cesar
Rodríguez Garavito (Dejusticia) y al de Daniel Mera (Fundación Color). A
propósito, de esta última, no encuentro el sitio electrónico para conocer la
organización.
Daniel Mera, dice que "no se trata de dejarnos atrapar por la confusión
bienintencionada de quienes creen que son equiparables las historias de
los negros en Estados Unidos y en Colombia. Una es la justicia que se
puede reclamar con un pasado de segregación racial y Ku Klux Klan, y
otra donde no se conoció esa brutalidad. Si la ley colombiana, después de
1851, nunca discriminó a los negros, pedir que ahora sí lo haga
(positivamente) es mala idea. Lo que se necesita es “no discriminación”, y
eso incluye no discriminar a blancos y mestizos por situaciones
estructurales
de
las
que
no
son
responsables."
Mera cree que en Colombia no hay discriminación y que los
afrocolombianos discriminan a los mestizos. Ahora, cualquiera que sea la
razón por la que se decide hablar abiertamente del asunto, aparecen
quienes curiosa y paradójicamente, deciden seguir negando la realidad de
la discriminación en Colombia y precisa que la ley de cuotas es mala idea.
Mala idea es no aprobar un mecanismo que los afrocolombianos y
Colombia se merecen. También es mala idea que expedida, no se haga
cumplir la ley como muchas que refieren a la temática de género.
Ese sofisma que en Colombia no existe discriminación, la cual puede ser
diferente a la que existió en los Estados Unidos y países africanos, no le
ha permitido avanzar a Colombia. Con esa apreciación, quien plantea la
problemática es acusado de racista. La psicología social, explica el asunto
de manera holgada. El que discrimina acusa al discriminado de racista, así
como el que lesiona culpa a su victima de merecer las agresiones. Se trata
de un mecanismo de defensa, el mismo que utilizan quienes hablan en
abstracto.
Como dice el profesor Garavito, no es cierto que simplemente por haberse
abolido la esclavitud, las personas negras mágicamente adquirieron
respeto y oportunidades. A propósito de este tema, recuerdo el asunto de
las dos curules a la Cámara de Representantes que se establecieron para
los afrocolombanos años atrás. En aquel entonces en Bogotá un amigo
afrocolombiano me dijo que estaba indignado porque se había aprobado
esa ley y que las mismas se habían desperdiciado porque quienes para
aquel momento estaban como representantes de los afrocolombianos, no
hicieron nada por ellos. Las acciones afirmativas como la “ley de cuotas”
y/o cualquier otra acción afirmativa no son negativas en sí mismas, pero
so pretexto de la misma, no significa que se deba escoger a cualquiera.
Ahora bien, se puede escribir maravilla del tema desconociendo el
verdadero contexto de la situación de los afrocolombianos y las
investigaciones realizadas por la academia nacional e internacional. El
vicepresidente Santos y el gobierno, por su parte, conocen que si un país
como Colombia no incluye a su gente, a sus afrocolombianos por ejemplo,
pierde prestigio internacionalmente y se despilfarran valiosas
oportunidades de progreso. El gobierno, así mismo, conoce que muchas de
los logros de los afrocolombianos y de las mujeres, han sido impuestos
desde afuera y por tanto en hora buena la propuesta. El gobierno
Colombiano y la comunidad colombiana en general, deben defender la
propuesta de la ley porque a pesar del Conpes de “Política afirmativa para
la población negra”, la realidad no ha cambiado.
Podría citar infinidad de ejemplos de mis propias vivencias como
afrocolombiana, para recrear la realidad. Con anterioridad he escrito
someramente sobre las circunstancias que me permitieron lograr un cupo
en una universidad pública en Colombia. Pese al cupo especial (beca) que
me otorgó el colegio en el que estudié el bachillerato, dentro de la
universidad y previo a mí ingreso encontré a más de uno que se opuso a
mi ingreso a la facultad de leyes. Argumentaron que no había logrado el
puntaje Icfes que exigía el programa, dizque garantía de merito y
competencia.
Aquello es racismo, el cual confirmé antes y después de muchas maneras.
Por ejemplo, durante cinco años en la facultad, sólo otro negro con
influencias, tuvo acceso al espacio académico. Tuve que pelear y decir en
alta voz que si no había obtenido el puntaje del Icfes, era porque la
educación en el municipio donde crecí no era la mejor. Sólo hasta cuando
medió de la iglesia católica, se resolvió la problemática y ante la amenaza
de que mi ex colegio le quitaría las aulas que en préstamo le ofrecía a la
universidad de la capital del departamento para uno de sus programas
(extensión) que tenía en el municipio afrocolombiano. Tengo que decirlo,
afortunadamente la universidad ha avanzado notablemente. Es el único
camino.
La ley de cuotas, de cupos especiales o como quieran llamarlo, se
necesita para equiparar un poco las desventajas de los afrocolombianos,
de la misma manera como ha tocado no solo en Colombia sino en otros
países que respetan los acuerdos internacionales en temas relacionados
con la igualdad de género y en otras materias. Cuando la “ley de cuotas”
se apruebe en Colombia se dará un paso importante y positivo en la
justicia social y la paz. Mientras aquello ocurre, habrá sin embargo que
debatir, que la misma- que sí le sirve a los afrocolombianos y a Colombiano significa que deba escogerse a cualquiera.
Elsi Angulo (Gaby Márquez)
www.ongdespertar.com
[email protected]
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