SELECCIÓN DE CITAS NIETZSCHE Sobre verdad y mentira en sentido extramoral “En este mismo momento se fija lo que a partir de entonces ha de ser ‘verdad’, es decir, se ha inventado una designación de las cosas uniformemente válida y obligatoria. (...) Los hombres no huyen tanto de ser engañados como de ser perjudicados mediante el engaño (...). El hombre (...) ansía las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la vida; es indiferente al conocimiento puro y sin consecuencias e incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o destructivos” “La razón en la filosofía” en El ocaso de los ídolos “Todo lo que los filósofos desde siglos han manejado no es más que conceptos-momia. Nada realmente vivo sale de sus manos. Sólo matan y disecan; son idólatras del concepto, cuando adoran, son un peligro para la vida de todas las cosas”. p. 47 “La ‘razón’ es la causa por la cual nosotros falsificamos el testimonio de los sentidos. Los sentidos, en cuanto nos muestran el devenir, el cambiar, no mienten. Pero Heráclito tendrá eternamente razón al sostener que el ser es una ficción vacía. El mundo aparente es el único; el mundo “real” es sólo un agregado, una mentira”. p. 49 “Los cuatro grandes errores” en El ocaso de los ídolos “Error de la confusión entre causa y efecto: yo le llamo la verdadera perversión de la razón. A pesar de lo cual este error pertenece a los hábitos más antiguos y más modernos de la humanidad: ha sido santificado entre nosotros, bajo los nombres de ‘religión’ o ‘moral’ (...) una larga vida, una rica posteridad no es el salario de la virtud, la virtud es más bien la lentitud del metabolismo, que tiene, entre otras consecuencias, una larga vida, una rica posteridad (...) Dicen sus amigos: tal y tal enfermedad son las causas. Yo digo: él se ha enfermado por no oponer resistencia a la enfermedad, que es una consecuencia de su vida empobrecida, de su agotamiento hereditario”. p. 65-67 WEBER Contra la falacia onto-hermenéutica del idealismo y marxismo “Pues aunque el hombre moderno (...) no suele estar en condiciones de representarse en su magnitud real la importancia que los contenidos de conciencia religiosos han tenido para el modo de vivir, la cultura y el carácter de los pueblos, ello no nos autoriza a sustituir una interpretación causal, unilateralmente materialista de la cultura y de la historia, por otra espiritualista igualmente unilateral. Ambas son igualmente posibles. Pero con ambas se haría el mismo flaco servicio a la verdad histórica si se pretendiera con ellas, no iniciar la investigación, sino darla por conclusa”. ESR, I., p. 201-202, subrayado de Weber. “Incluso con el más amplio conocimiento de todas las ‘leyes’, quedaríamos perplejos ante la pregunta de cómo es posible una explicación causal de un hecho individual, ya que ni tan sólo puede pensarse de manera exhaustiva la mera descripción del más 1 mínimo fragmento de la realidad”. La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales, p. 44. “El conocimiento de unas leyes de la causalidad no puede constituir el fin, sino el medio del estudio. Nos facilita y posibilita la imputación causal de los elementos de los fenómenos a sus causas concretas”. La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales, Barcelona, p. 45. “Es diferente fomentar una interpretación económica de la historia que apostar por una ‘concepción materialista’ de la historia”. La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales. La ciencia es ajena al “sentido del mundo”/ Razón en crisis/ Desencantamiento del mundo “La intelectualización y racionalización crecientes no significan, pues, un creciente conocimiento general de las condiciones generales de nuestra vida. Su significado es muy distinto; significan que se sabe o se cree que en cualquier momento en que se quiera se puede llegar a saber que, por tanto, no existen en torno a nuestra vida poderes ocultos e imprevisibles, sino que, por el contrario, todo puede ser dominado mediante el cálculo y la previsión. Esto quiere decir simplemente que se ha excluído lo mágico del mundo”. La ciencia como vocación, p. 201. “¿Quién cree todavía hoy que los conocimientos astronómicos, biológicos, físicos o químicos pueden enseñarnos algo sobre el sentido del mundo o siquiera sobre el camino por el que pueden hallarse indicios de ese sentido, en el supuesto de que exista? Si tales conocimientos tienen algun efecto es más bien el de secar de raíz la fe en que existe algo que pueda ser llamado ‘sentido’ del mundo. (...) Que se lo confiese o no, nadie puede tener hoy dudas en el fondo de su ser de que la ciencia es ajena a la idea de Dios”. La ciencia como vocación, p. 207. “Todas las ciencias de la naturaleza responden a la pregunta de qué debemos hacer si queremos dominar técnicamente la vida. Las cuestiones previas de si debemos y, en el fondo, queremos conseguir este dominio y si tal dominio tiene verdaderamente sentido son dejadas de lado o, simplemente son respondidas afirmativamente de antemano”. La ciencia como vocación, p. 211. “El destino de una época cultural que ha degustado el árbol del conocimiento, es el de tener que saber que no podemos deducir el sentido de los acontecimientos mundiales del resultado de su estudio, por muy completo que éste sea. Por el contrario, debemos ser capaces de crearlo por nosotros mismos. También tiene que saber que los ‘ideales’ nunca pueden ser el producto de un saber empírico progresivo. Y por lo tanto, que los ideales supremos que más nos conmueven, sólo se manifiestan en todo tiempo gracias a la lucha con otros ideales, los cuales son tan sagrados como los nuestros”: La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales, p. 16. Politeismo de valores/Fragmentación de esferas “...la vida, en la medida en que descansa en sí misma y se comprende por sí misma, no conoce sino esa eterna lucha entre dioses.(...) (La vida no conoce sino) la imposibilidad de unificar los distintos puntos de vista que, en último término, pueden tenerse sobre la 2 vida y, en consecuencia, la imposibilidad de resolver la lucha entre ellos y la necesidad de optar por uno u otro”. La ciencia como vocación, p. 225. “El destino de nuestro tiempo, racionalizado e intelectualizado y, sobre todo, desmitificador del mundo, es el de que precisamente los valores últimos y más sublimes han desaparecido de la vida pública y se han retirado, o bien al reino ultraterreno de la vida mística, o bien a la fraternidad de las relaciones inmediatas de los individuos entre sí”. La ciencia como vocación, p. 231 Modernidad y ambivalencia “Considerada en sí misma, la riqueza es una tentación. Resultaba de ahí que, por desgracia, el ascetismo actuaba entonces como aquella fuerza “que siempre quiere el bien y siempre hace el mal (el mal en su sentido: la riqueza y sus tentaciones)”1. ESR, I., p. 188. “en caso de racionalización creciente de las relaciones (de la asociación), ocurre con facilidad que este reconocimiento sea considerado como fundamento de legitimidad en vez de consecuencia de la legitimidad”. Economía y sociedad, p. 214. Subrayado de Weber. Autonomización de los sistemas: De la voluntad de dominio a la jaula “ El puritano quería ser un hombre profesional; nosotros tenemos que serlo. Pues al trasladarse la ascesis desde las celdas monacales a la vida profesional y comenzar su dominio sobre la moral intramundana, contribuyó a la construcción de este poderoso cosmos del orden económico moderno que, amarrado a las condiciones técnicas y económicas de la producción mecánico-maquinista, determina hoy con fuerza irresistible el estilo de vida de todos cuantos nacen dentro de sus engranajes (no sólo de los que participan directamente en la actividad económica), y lo seguirá determinando quizás mientras quede por consumir la última tonelada de combustible fósil. El cuidado por los bienes exteriores, decía Baxter, no debía ser más que ‘un liviano manto que se puede arrojar en todo instante’ sobre los hombros de sus santos. El destino ha convertido este manto ligero en férrea envoltura.”. ESR, I., p. 199 “Nadie sabe todavía quién habitará en el futuro esta envoltura vacía, nadie sabe si al cabo de este prodigioso desarrollo surgirán nuevos profetas o renacerán con fuerza antiguos ideales y creencias, o si, más bien, no se perpetuará la petrificación mecanizada, orlada de una especie de agarrotada petulancia. En este caso los "últimos hombres" de esta cultura harán verdad aquella frase: "especialistas sin espíritu, hedonistas sin corazón, estas nulidades se imaginan haber alcanzado un estadio de la humanidad superior a todos los anteriores” ESR, I., p. 200 Acción y renuncia como núcleo de la eticidad weberiana: el sujeto resistente como héroe trágico, hace uso de la ciencia pero su decisión no se funda en ella “La idea del carácter ascético del moderno trabajo profesional no es, desde luego, nueva. Incluso Goethe, en los ‘Wanderjahre’ (años de aprendizaje) y en la muerte que 3 dio a su Fausto, nos ha querido enseñar, desde la cumbre de su conocimiento de la vida, este motivo ascético del estilo de vida burgués, fundamental si quiere ser verdaderamente un estilo y no simple carencia de él: que la limitación al trabajo especializado, y la renuncia a la universalidad fáustica de lo humano que ella implica, es en el mundo actual condición de toda obra valiosa y que, por tanto, ‘acción’ y ‘renuncia’ se condicionan recíprocamente de modo inexorable en el mundo de hoy”. ESR, I., p.199 “Es completamente cierto, y así lo prueba la historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez. Pero para ser capaz de hacer esto no sólo hay que ser un caudillo, sino también un héroe en el sentido más sencillo de la palabra. Incluso aquellos que no son ni lo uno ni lo otro han de armarse desde ahora de esa fortaleza de ánimo que permite soportar la destrucción de todas las esperanzas, si no quieren resultar incapaces de realizar incluso lo que hoy es posible. Sólo quien está seguro de no quebrarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto par alo que él el ofrece; sólo quien frente a todo esto es capaz de responder con un “sin embargo”; sólo un hombre de esta forma construido tiene “vocación” para la política”. La política como vocación, p. 179. “...no basta con esperar y anhelar. Hay que hacer algo más. Hay que ponerse al trabajo y responder, como hombre y como profesional, a las ‘exigencias de cada día’. Esto es simple y sencillo si cada cual encuentra el demonio que maneja los hilos de su vida y le presta obediencia”, La ciencia como vocación, p. 233. Nota Las páginas indicadas corresponden a las ediciones siguientes: NIETZSCHE, F. El ocaso de los ídolos, Barcelona, Tusquets Editores, 2003 WEBER, M. «Introducción » (Vorbemerkung), «La ética protestante y el espíritu del capitalismo», «Introducción» (Einleitung), y «Excurso» (Zwischenbetrachtung) en Ensayos sobre sociología de la religión. Volumen I. Madrid, Taurus, 2001, p. 11-24, p. 25-202; p.233-268; p.527-562. WEBER, M., «La ciencia como vocación» y «La política como vocación» en El político y el científico, Madrid, Alianza, 2003 WEBER, M., La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales, Estudio preliminar de José María García Blanco; Madrid, Editorial Tecnos, 1992. WEBER, M., Economía y sociedad, ,México, Fondo de Cultura Económica, 2002. 4