APERTURA DE LA III ASAMBLEA TRIENAL LATINOAMERICANA Com enzam os este espacio de encuentro y de gracia, com o es nuestra III Asam blea Trienal, recordando un texto de la Palabra de Dios tom ado del libro del Eclesiastés: Hay un tiem po señalado para todo, y hay un tiem po para cada suceso bajo el cielo: tiem po de nacer, y tiem po de m orir, tiem po de plantar, y tiem po de arrancar lo plantado...(Ecc.3,1-2) y creo que estas palabras a nosotras nos anim an a ser conscientes de este tiem po histórico en el que estam os viviendo y que nos ofrece la oportunidad de retom ar nuestras vidas personales y comunitarias, y en este contexto latinoam ericano, m irando a la congregación y a la Iglesia en la que caminamos, hacer una parada para caer en la cuenta, de que aún tenem os un tiem po privilegiado para AGRADECER, M EJORAR y PROYECTAR. Traigo aquí sólo algunas circunstancias vividas a lo largo de este trienio y que considero son dignas de ser subrayadas, siendo conscientes de que hay otras m uchas que están en la m ente y en el corazón de todas las presentes y que serían m uy difíciles de enum erar. Es tiem po herm anas, de agradecer la presencia continua y cercana que hem os experim entado por parte de Dios, esta afirmación que en m uchas ocasiones no nos resulta significativa por lo obvia que es, considero que conviene traerla a nuestra m ente y agradecer tantos m om entos de posibilidades y dificultades, de enferm edad y de salud , de desaliento y ánim o , de oscuridad y de luces...y descubrir que en todos ellos El ha estado presente y se nos ha m anifestado a través de personas y acontecim ientos que han hecho nuestro cam ino m ás fácil y seguro y nuestros dolores más llevaderos. Recordem os especialm ente y agradezcam os la vida de nuestras hermanas m ayores y enferm as que nos im pulsan a ser fieles en nuestro com prom iso de vida consagrada.. Tengam os presentes a las herm anas que durante este trienio form an ya parte de nuestra com unidad en el cielo. ¡Cuanto nos han enseñado con sus vidas, cuantos mom entos alegres y dolorosos hem os compartido con ellas, cóm o han sabido concretar el Seguim iento de Cristo, cada una desde su situación y carácter pero todas con un denom inador com ún :el am or a la Congregación y la entrega generosa y constante a la m isión educativa a la que se sintieron llam adas desde su juventud. Y en este agradecim iento no olvidem os a las jóvenes que se han planteado el pertenecer a nuestra Congregación y que en este trienio han com enzado su vida religiosa haciendo su prim era profesión: Mariela, Diana ,Viviana, todas ellas junto con las jóvenes que actualm ente están en form ación inicial, son un signo visible de que sigue brotando de nuestro árbol congregacional ram as de esperanza y que a nosotras nos toca cim entarlas con unas raíces profundas que han de estar em papadas del Am or de Dios, la búsqueda de su Voluntad y la atención y cercanía m isericordiosa al sufrimiento de nuestros hermanos. Agradezcam os tam bién m uy especialm ente la presencia en nuestras vidas de todas las personas destinatarias de nuestra m isión: nuestros niños y jóvenes, la razón de nuestro apostolado, los que a lo largo de todos los años de existencia que lleva la Congregación han constituido “las niñas de nuestros ojos” por los que Cosm e y Luís entregaron sus vidas y pusieron a su servicio todos las cualidades que habían recibido para realizar un proyecto educativo que los hiciera personas libres y protagonistas de su historia, proyecto que se ha visto continuado sin interrupción a lo largo de nuestra historia congregacional, gracias tam bién a todo el personal laico que trabaja codo a codo en nuestra m isión apostólica y que en este trienio hem os tenido la oportunidad de profundizar m ás en esta colaboración y form ación, para que ellos sean conscientes de la responsabilidad que tienen en la continuidad de nuestro carism a. Nuestros ideales y deseos en m uchas ocasiones no se traducen en la realidad vivida, por eso som os conscientes de que tam bién estam os en TIEMPO DE MEJORAR y esta m ejora pasa inexcusablem ente por profundizar en una auténtica experiencia de Dios. Para ello es im prescindible ser conscientes de algunas dificultades que se nos plantean y que en m uchas ocasiones nos llevan al engaño o al desaliento . La presencia de Dios no es evidente, vivim os dem asiado ensim ismadas en nosotras mismas y nos cuesta reconocerlo, nom brarlo, de form a nueva... Por eso NOS NECESITAMOS unas a otras... para hacer este cam ino en com pañía; necesitam os practicar una relación de herm anas donde Dios se nos revela a través de los gestos, de los m ilagros cotidianos de perdón y reconciliación, de espera, de encuentro m ás allá de las diferencias, de valoración m utua y circularidad ;necesitam os cultivar un talante adecuado: prestar atención a la vida, familiarizarse con la Palabra, orar la vida ilum inada por la Palabra...: Es preciso poner en relación estrecha estos tres elem entos fundam entales: VIDA-PALABRA-ORACIÓN. A veces buscam os a un Dios que no es el Dios de Jesús sino proyecciones nuestras. Y esta afirm ación nos pide vivir en itinerancia interior, en búsqueda perm anente, y en desposesión de cualquier idea o im agen Suya que nos pueda im pedir encontrarle com o y donde Él quiera revelarse. Todas tenem os deseos de m ejorar en esta experiencia del Dios de Jesús porque sólo así serem os auténticas seguidoras suyas y desde esta experiencia nacerá otra form a de sentir, de orar, de relacionarnos unas con otras y con nuestro entorno, de vivir de form a profética, es decir de encarnar la auténtica espiritualidad cristiana y m ostrarla en nuestro m undo actual que hoy m ás que nunca necesita testigos del am or m isericordioso de Dios. Por esto debem os seguir empeñadas en seguir soñando y proyectar una sociedad como la que soñó Jesús y con la que la Vida religiosa tienen que sentirse comprom etida. Nuestros proyectos han de ir encam inados a vivir m ística y proféticam ente nuestra consagración, y para ello tenem os que recuperar la visión y m isión de los auténticos profetas, de esos hom bre y m ujeres que supieron ver a Dios en la historia y form ar parte de la construcción de su Reino. El Capítulo General señaló unas prioridades para el sexenio y hoy nos toca repensarlas en el contexto latinoam ericano en que vivim os y hacer que se conviertan en proyectos portadores de vida para la sociedad y para nuestras propias com unidades. Por tanto, esta III Asam blea trienal tiene la m isión de ofrecer a la Delegación un proyecto para los tres años próxim os. Tengam os como referente las actitudes de Jesús y aprendam os de El a: - ANUNCIAR HORIZONTES: el horizonte de la existencia es el "Dios hum anizado", el Dios vertido en la fraternidad. Por eso, la profecía de la fraternidad es la gran profecía de la VR, una fraternidad que abarca hasta los lím ites de lo cósm ico. Abandonar el viejo paradigm a del enem igo y la confrontación y m irar hacia delante desde un nuevo paradigm a: el del huésped y la alianza. La apuesta por reforzar los sueños y la utopías en línea de fraternidad debería llevarnos a un com prom iso fuerte por aprender y encarnar algunas "VIRTUDES" necesarias para que ese otro sueño de "otro m undo posible" se haga realidad: HOSPITALIDAD, RESPETO, CONVIVENCIA, TOLERANCIA, MUTUALIDAD, JUSTICIA, CUIDADO, NO VIOLENCIA... En la base de todas ellas está EL DIÁLOGO en sus diferentes form as y niveles: el diálogo de la vida, el de acciones y proyectos conjuntos, el diálogo a nivel espiritual y diálogo en el intercam bio teológico... - DENUNCIAR INJUSTICIAS: el anhelo de la justicia es una de esas realidades en la que siem pre hay que insistir. El abism o de la injusticia se ahonda y, por eso, la denuncia se hace m ás urgente. Esta faceta de la denuncia nos debería alcanzar a nosotras religiosas y debería ser una fuerza de choque para sacudir conciencias, tanto dentro como fuera de la Iglesia, recordando que el sueño de Dios es una sociedad distinta donde brille la justicia, asentada sobre una econom ía de igualdad sin que nadie saque partido de otra persona. Podríam os preguntarnos si sentim os esta llam ada dentro de nosotras o justificam os la pasividad; si seguim os intentando sacudir conciencias, la propia y la ajena, o hem os decidido apoyar que esa clase de sueños no son reales, es m ejor abandonar y dejar que las cosas vayan a su aire. Cuando la VR escucha esos cantos de sirena y participa de ellos, la injusticia se frota las m anos. - LEER E INTERPRETAR LOS HECHOS Y LOS ACONTECIMIENTOS: Leerlos desde la perspectiva del Evangelio, "interpretar los signos de los tiem pos" saliendo, incluso, del cam po de lo religioso y abrazando al m undo, am ándolo para leerlo bien, como regalo único de Dios a nuestra vida, como casa donde Dios ha puesto su m orada. - PERMANECER AL LADO DE LOS QUE SUFREN ALUMBRANDO VIDA: los verdaderos profetas, aquellos que profetizan a favor del pueblo, lo han acom pañado siem pre, sobre todo en los m omentos de m ayor desolación. La VR, por su com ponente profético está llam ada a acompañar desalientos, a hacerse, por encim a de cualquier m enosprecio, abogada de pobres, sostenedora de los m iem bros vacilantes de la Iglesia y de la sociedad. Si no sabem os acom pañar, no podrem os profetizar, porque el lenguaje del acom pañam iento siem pre será lenguaje de profecía...Pensem os tam bién en el acom pañam iento m utuo, entre nosotras, dentro de la propia congregación y entre congregaciones distintas... Que nuestros Fundadores, nos im pulsen en esta andadura que hoy com enzam os y ellos junto con todas nuestras herm anas que nos precedieron nos bendigan para que sepam os dar la palabra oportuna que necesita nuestro m undo: una palabra desde la esperanza de saber de Quien nos hemos fiado y desde la certeza plena de confiar de que si estam os a su escucha El obrará grandes cosas en nosotras com o lo hizo en María , la m ujer del silencio y la palabra, del anuncio y la denuncia, de la alegría com partida y de la entereza junto al dolor de su Hijo. Que Ella nos ponga junto a El y al pie de todas las cruces de nuestro m undo. Nuestra Asam blea enm arcada en el tiem po de Navidad es un recuerdo alegre del Nacim iento de Jesús, la dem ostración m ás grande del am or de Dios a la Hum anidad. En la hum ildad de una cueva, rodeado de cam pesinos, pastores, pobres y hum ildes, en un refugio de animales, nace el Mensajero de la Paz y el Am or, que El nos im pulse y fortalezca para saber anunciar este Mensaje y acoger con gozo el acontecim iento de su venida. Ciudad Alianza, 20 de diciem bre de 2010 Antonia García, Superiora General