Manizales 07 de febrero de 2009 Ya han pasado tres años que empecé a seguir las huellas de Jesús y parece que fue ayer cuando ingresé a la Congregación Hijas del Patrocinio de María y hoy cuando doy otro paso en mi seguimiento hacia mi Señor, estoy llena de alegría, de agradecimiento por todas las cosas que he vivido, momentos y personas que han significado mucho en mi vida, situaciones de las que aprendí y experiencias que nunca olvidaré. Hoy doy infinitas gracias a Dios por haberme llamado a seguirle, a permanecer en su amistad y en su amor, por mostrarme cada día su camino y por darme las fuerzas y la gracia de serle fiel. Quiero dar las gracias a mis padres, que son el mayor regalo que me ha dado Dios y de quienes heredé este profundo amor a mi Señor, por los cuales existo y por el amor que me han brindado, ya que todo lo que soy se lo debo a ellos, de igual manera a toda mi familia a quien le agradezco su interés, su amor y su apoyo siempre. A veces las palabras no son suficientes para expresar lo que se siente y para poder agradecer con ellas todo lo recibido, por ello soy consciente de que no encuentro palabras para manifestar lo que les agradezco y lo que los amo. No puedo olvidar a las personas que me animaron e incluso me insistieron para que conociera lo maravilloso de este mundo y que con sus consejos, palabras, acciones y su estilo de vida me ayudaron a empezar este camino. Por eso hoy doy gracias por la hna. Juani Torres, la hermana Maria Luisa y aunque está ausente pero presente en mi corazón la madre Carmen Bujalance. No quiero olvidar a las hermanas de Bogotá donde viví estos tres años con las que he compartido mis alegrías y tristezas. Estos años me han mostrado personas como Isabel Flores; una gran mujer llena de sabiduría y tranquilidad. La alegría en su vida y en la forma de servir a los demás de la Hna. Isabel Velasco. El apoyo, la comprensión y sinceridad de Silvia, y después con el tiempo descubrí en Maria del Carmen una entrega sin reservas y el encontrarme con la espiritualidad de la Hna. Carmen Adamuz fue fascinante. No quiero olvidar a Viviana y a Mariela quienes han sido mis compañeras, personitas que me han ayudado y me han acompañado cada una de manera distinta; pero con una misma intención, hacer de mi seguimiento un aprendizaje para mi vida. También doy las gracias a la Congregación por haberme abierto las puertas, por su entrega para conmigo, por todos los momentos compartidos y por todas la experiencias vividas y aprendidas. Por todas las hermanas que me han ayudado a crecer tanto intelectualmente como espiritualmente, por su amistad, por sus oraciones, comprensión y sinceridad. En especial doy gracias a nuestra Madre General, la hermana Antonia García por estar aquí hoy en este día tan importante para mí, por entregar su vida a la Congregación y por su generosidad al darse sin reservas al servicio de los más necesitados donde Dios cada día nos sorprende de mil maneras en medio de ellos y ellas. Les doy las gracias a todos ustedes por su presencia y su apoyo, a los que hicieron que este día sea algo mágico y único. Solo les pido que rueguen a Dios por mí, para que siempre sea fiel a su voluntad y para que sirva a mi Señora con todo el corazón, con todas mis fuerzas y con toda el alma. Hoy en mí se deposita el más inmenso gozo de poder empezar otra etapa, que está llena de alegría y de amor. Solo quiero decir lo que dijo el P. Cosme cuando se entregó por completo a nuestra Señora: “Y vos, Reina de los Cielos, que sois remedio universal de los caídos, concededme vuestro amparo, para que nunca busque yo otra cosa que el mayor servicio de vuestro Hijo, y mirad, Señora mía, que quiero que de hoy más, corra por vuestra cuenta mi vida”. ¡Muchas gracias! ATT: Diana Carolina Santana Suárez Hija del Patrocinio de María