ESCUELA DE PADRES EDUCACIÓN INFANTIL LA TELEVISIÓN, ESCUELA DE VIOLENCIA En primer lugar he de señalar que no entiendo la televisión como escuela de violencia. Más bien puede ser una escuela inductora hacia la pasividad, hacia el adormecimiento mental; un foro donde se exaltan las banalidades, los valores tales como el triunfo sin esfuerzo (no muestra el esfuerzo que han tenido que realizar quienes llegan a triunfar, sólo enseña el resultado, no el origen ni el camino recorrido); la atemporalidad de las cosas, ya que el tiempo es algo que no cuenta, pues el espectador conecta o desconecta, hace 'zapin' y anula lo que no quiere ver, y va amoldando la realidad a sus gustos, por lo que puede llegar a falsificar esa realidad que se le muestra, realidad que a su vez es mostrada sólo desde el ángulo elegido por el capricho de quien emite, que será, lógicamente, el que más interesa a la cadena, al anunciante, o a otros intereses, pero seguramente no será el que más pueda interesar al telespectador. No obstante, la televisión puede ser considerada como un cajón lleno de cosas diversas, de cosas plurales. Nosotros introducimos la mano y elegimos. Si extraemos sólo cosas negativas tendremos una visión, una concepción falseada de la televisión, una visión tan manipulada como la manipulación a la que pueden verse sometidos los propios espectadores. Se necesita una madurez mínima para ver televisión; y esa madurez debe hacer que el espectador sea capaz de controlarse ante lo que está viendo, sabiendo en todo momento que es un elemento extraño a él, sabiendo que apagar el televisor no supone nada más que un acto de dominio de la situación, de prelación de otros intereses. Ópticas educativas Entiendo que es precisa una mayor implicación entre los medios de comunicación, la escuela y la sociedad. La televisión no es educadora por sí misma, como no lo es la información a la que el alumno debe acceder. Se necesita un maestro y un grupo de alumnos que quieran ser educados. La televisión por sí misma no tiene el fin de educar. Sin embargo, es cada día más necesario que el Sistema Educativo introduzca en sus currículas de forma efectiva el estudio y tratamiento de los lenguajes de los medios de comunicación. Por otro lado, desde los propios medios de comunicación hay que potenciar la figura del profesor en su tarea educativa; no se puede seguir acudiendo al sistema educativo cada vez que algo falla en la sociedad para que busque soluciones, para que lo resuelva (problemas como el alcoholismo, los botellones urbanos, los accidentes de tráfico, la limpieza urbana, la anorexia, la formación, información e iniciación sexual,...) y no apoyar a ese sistema educativo, no sólo con más medios, sino también con apoyos reales a la figura, a las labores educativas desde los poderes públicos, entre los que se encuentra, como uno de los más importantes, la televisión. Cultura familiar El niño observa, percibe lo que ven sus padres, lo que ven sus maestros, y eso le marca un camino a seguir. Según los últimos estudios, el niño consume en torno a 1.300 horas anuales de televisión, mientras que en el colegio apenas pasa 1.000 horas. Los padres pueden cuestionar ante los hijos el trabajo de los maestros, pero, ¿le apagan la televisión al niño? ¿le cambian el canal? ¿saben los padres qué programas consumen sus hijos, que información, qué valores les están transmitiendo desde el interior de su propio hogar? En las últimas elecciones a Consejos Escolares apenas han votado el 15% de padres / madres, en su inmensa mayoría han sido madres. Los padres se dedican a labores más elevadas: ganar dinero. Esto lo perciben los niños, perciben la importancia real que los padres le dan al colegio y la vinculan al tiempo que aquellos les dedican al medio en el que los niños pasan una gran parte de su tiempo, de su vida. El colegio puede ser minusvalorado ante los ojos de los hijos, mientras que la televisión no es cuestionada en absoluto. Esa es la importancia que en casa se le da a la institución, que puede ser entendida más como guardesa de los niños que como formadora. Hay padres que jamás han pisado el colegio de sus hijos, que jamás han hablado con sus profesores. Como contrapunto, una de las fuentes de ingresos de las televisiones que mayor subida han logrado durante los últimos años han sido las telefónicas a través de las líneas 906, como forma de participar en los programas televisivos. Los niños también perciben esa circunstancia. Finalizaré apuntando la grave dificultad que los jóvenes de hoy tienen para hablar en público, para expresar sus propias opiniones. No están habituados a ello. No saben hablar. Uno de los factores que influye puede ser que la televisión se lo cuenta todo, se lo hace todo. Ellos sólo han de sujetar el mando a distancia. ¿Violencia? No, pasividad. ¿Culpables? Mejor que buscar culpabilidades es encontrar soluciones. WWW.SALESIANOS-CORDOBA.NET E-MAIL: [email protected]