• Referencia bibliográfica ♦ Echeita, G. (2006): “Ojos que no ven corazón que no siente. Cuando los procesos de exclusión escolar se vuelven invisibles”. En VI Jornadas CientÃ−ficas de Investigación sobre Personas con Discapacidad. Rompiendo inercias. Claves para avanzar. (pp. 219-229). Salamanca, INICO. • Breve resumen de la lectura Aún con los estudios e investigaciones que sobre el tema se han desarrollado, en las escuelas actuales siguen predominando pautas de actuación que favorecen la presencia de exclusiones del alumnado (en especial de aquel que presenta necesidades educativas especiales). Muchas de estas exclusiones no se relacionan con problemas de integración fÃ−sica, sino con una falta de empatÃ−a afectivo-moral por parte del profesorado responsable. Esta lectura trata de comunicar la necesidad de favorecer la convivencia desde la mejora de la empatÃ−a hacia los sentimientos del alumno, siendo requerido un interés personal por su estado de ánimo, evitando asÃ− normalizar situaciones que generan consecuencias negativas “invisibles”. • Ideas principales • En este preciso momento, muchos niños, adolescentes y jóvenes de nuestras escuelas puede que no se sientan acogidos, respetados ni valorados. Muchos profesores y profesoras que se ocupan de su educación escolar no ven esta situación, no la perciben ni son conscientes de ella. • Esta situación se ha vuelto “invisible” a sus ojos en la medida que se ha “normalizado”. • La “anormalidad” vuelve los acontecimientos visibles, cotidianos, al tiempo que la “normalidad” tiene la facultad de ocultarlos. La exclusión es hoy invisible a los ojos, y la invisibilidad es la marca más visible de los procesos de exclusión. • Para avanzar hacia una calidad hay que tener una visión ampliada del concepto de aprendizaje y tomar en consideración la importancia de las dimensiones relacionales y emocionales de los alumnos al unÃ−sono con los aprendizajes más instrumentales. • Hay que desarrollar con mucho más rigor una enseñanza adaptativa, lo que requiere desterrar la idea de que los procesos de adaptación curricular sean concebidos como procesos de simplificación curricular. Además es necesario desterrar barreras de diversa Ã−ndole que impiden un verdadero trabajo colaborativo entre los implicados en esta tarea educativa. • La calidad de la integración pasa, entre otras vÃ−as, por la mejora de la calidad de las relaciones sociales de los alumnos con y sin necesidades educativas especiales. • En función de los datos aportados por las distintas investigaciones, existen serios indicios para pensar que alumnos con necesidades educativas especiales integrados en centros ordinarios no están satisfechos con su vida y se sientes tristes. Cuando se está triste es difÃ−cil encontrar motivación y ganas por aprender, y es más fácil desarrollar comportamientos de evitación del fracaso escolar, lo cual será percibido como algunos como “incapacidad para aprender”. • ¿Cómo puede mejorarse esta situación? Sin lugar a dudas no dando la realidad actual como “normal”, sino poniendo de relieve la necesidad de seguir analizando las barreras que dificultan el progreso hacia cotas de mayor calidad. • Senge (1995) habla de las palancas como acciones que pueden realizarse para cambiar el comportamiento de una organización y de los individuos dentro de ella. En su argumentación destaca la idea de que quienes deseen promover cambios dentro de una organización deben ser especialmente habilidosos para determinar cuáles son tales palancas y los puntos de apoyo pertinentes. • A través de esta iniciativa se busca desencadenar un proceso de reflexión individual y grupal que lleve al profesorado a hacer visible lo que a fuerza de hacerse familiar en las rutinas y concepciones se ha convertido también en normal. 1 • Reflexión personal Uno de los casos en los que el conocimiento de las caracterÃ−sticas del escolar y el acercamiento a sus peculiaridades resulta esencialmente determinante, hace referencia a aquellos alumnos que requieren de necesidades educativas especiales. Cualquiera que sea la discapacidad presente, ésta se enfatiza mucho más al relacionarla con la clase de Educación FÃ−sica, donde el movimiento es la base del aprendizaje, resultando más evidente la desventaja de éste alumno o alumna con respecto al resto de compañeros. El docente debe luchar por llevar a cabo sesiones en las que su participación no se vea limitada, en las que las actividades incluyan variaciones que le permitan disfrutar y, mucho más importante, a partir de las que pueda reflexionar y mejorar en el conocimiento sobre su propia realidad. Si somos lo suficientemente empáticos, podremos ser conscientes del esfuerzo que tiene que hacer el profesor o profesora por integrar al alumno o alumna de manera activa en la clase. En este sentido, cobra gran importancia la profesionalidad docente, su capacidad para innovar, su formación y su conocimiento sobre las caracterÃ−sticas que definen el tipo de trabajo que hay que seguir para educar adecuadamente en el movimiento a estas personas. Obviamente su integración se lleva a cabo de manera coordinada ya no solo desde el conjunto de áreas o asignaturas, sino desde la adaptación de todo el centro escolar, de modo que únicamente se sentirá a gusto si desde todo el espectro educativo se le ofrecen facilidades que no acentúen su discapacidad. Pero, a mi parecer, desde una asignatura en la que la motricidad es el objeto de estudio, cobra importancia la necesidad de programar especÃ−ficamente y a conciencia actividades que atiendan concretamente su caso. Como podemos apreciar, el conocimiento es un valor incalculable, pero que a mi entender, únicamente es válido cuando surge como preocupación a una necesidad interna por descubrir, mejorar y ayudar a los demás, sin dejar de lado las caracterÃ−sticas individuales que definen a cada persona. 1 2