La influencia de la luna sobre la pesca Texto: Enriq Aparicio. Fotografías: Archivo y Book Superfoto. Es un hecho asumido por muchos pescadores que las fases lunares inciden en la actividad de los peces y, por lo tanto, en la pesca. Pero, ¿hasta qué punto esto tiene un fundamento real y puede ser utilizado para pescar con más éxito? ¿O se trata simplemente de una tradición o creencia sin ninguna base científica? No hay por el momento estudios concluyentes, pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que, en ocasiones, los peces pueden comportarse como unos seres auténticamente lunáticos... Los peces viven en un medio sujeto a la acción gravitatoria de la luna y el sol, siendo el reflejo más evidente las mareas, cuya intensidad depende de la fase lunar. Varias investigaciones han demostrado que las fases lunares afectan a una gran variedad de animales marinos, pero en la mayoría de os casos se ha comprobado que los cambios en el comportamiento se deben a cambios en la intensidad de las mareas, y no a la influencia directa de las fuerzas gravitacionales o electromagnéticas sobre los organismos. En un medio marino sujeto a la acción de las mareas, muchos animales acomodan sus períodos de alimentación a la cadencia de las mismas. Además, los ciclos de reproducción de algunas especies de invertebrados y peces están coordinados por la fase lunar, de manera que la puesta la realizan únicamente durante períodos muy concretos, normalmente coincidentes con las lunas llena y nueva. Lógicamente, los depredadores aprovechan las concentraciones masivas de estos animales para alimentarse frenéticamente. La luna como elemento de sincronización Por lo tanto, la luna actuaría como un elemento de referencia para sincronizar los relojes biológicos de los organismos, los cuales regulan algunos procesos orgánicos y del comportamiento. Estos ritmos internos permiten a los animales anticiparse a las condiciones favorables, y no reaccionar a ellas después de que se producen. Es decir, una especie puede aumentar su actividad y la búsqueda de alimento siguiendo las fases lunares, siempre y cuando sus presas también muestren cambios de comportamiento relacionados con la luna. Tablas solunares A lo largo de los 27,3 días que tarda la luna en completar una evolución completa a la Tierra, se producen períodos mayores y menores de fuerzas gravitatorias sobre la superficie terrestre, que desde hace tiempo se han utilizado para elaborar unos calendarios llamados tablas solunares, donde se especifican estos períodos. Según la teoría de los períodos solunares, en esos momentos que duran de una a dos horas, se producen picos en la actividad de muchas especies, especialmente las de vida acuática. Basándose en estadísticas elaboradas con datos de capturas, al parecer la proporción de capturas puede duplicarse o triplicarse durante los horarios solunares, en especial cuando se trata de peces de gran tamaño. Los días de luna llena y luna nueva, junto con los tres días previos y posteriores, son períodos en los que la influencia solunar es más intensa, lo que en teoría produce un incremento en la intensidad de las horas de actividad solunar. Si bien las estadísticas muestran una tendencia a que los mejores momentos teóricos para pescar son los que producen las mejores capturas, con criterios científicos no se puede demostrar que esta tendencia sea significativa. A falta de estudios más concluyentes, se puede asegurar que las fases lunares ejercen una influencia directa sobre la actividad alimentaria de los peces, y por ello los resultados de la pesca pueden variar en función del momento del ciclo lunar. Sin embargo, una relación más directa, tal y como propone la teoría de las tablas solunares, no tiene por ahora una confirmación científica. La realidad es que los peces viven en unos ambientes donde el alimento es limitado, de manera que se alimentan siempre que tienen oportunidad de hacerlo, esté o no la luna en posición favorable. Puesto que la caza gasta mucha energía, los depredadores adaptan sus ritmos de alimentación a los momentos en que son más eficaces capturando presas. La gran diversidad de situaciones que se pueden dar en una masa de agua, como el tipo de hábitat, presas presentes, condiciones meteorológicas, etc. hace que los períodos solunares, si realmente afectan al comportamiento de los peces, queden enmascarados por la personalidad específica de cada lugar. En las aguas continentales, los cambios de nivel de agua debido a la luna son mucho menores que en el mar, de hecho, son imperceptibles. En este caso, la posible acción de la luna sobre los organismos acuáticos debe ser más sutil y relacionada con otros mecanismos. Entre éstos, cabe citar que algunas especies de insectos utilizan las fases lunares para sincronizar la emergencia de los adultos, lo cual sin duda debe tener su influencia sobre los peces que de ellos se alimentan. Bajo la luz de la luna Otro mecanismo está relacionado con la iluminación ambiental que produce la luna, que si bien es de baja intensidad en comparación a la del sol, es suficiente para que muchos peces tengan visibilidad suficiente para buscar presas durante la noche. Es el caso de la trucha, el black bass y especialmente de la lucioperca, dotada de una excepcional agudeza visual nocturna. En cambio, la visión del lucio requiere algo más de luz, de manera que muy raramente se alimenta ni en las noches más claras. En cierta manera, la intensidad luminosa que produce la luna podría compararse con la de la puesta y la salida del sol, momentos en los que los peces depredadores son más eficaces en la caza de presas. El resultado es, por lo tanto, que los ritmos de alimentación y el comportamiento de los peces puede variar periódicamente según la fase lunar. Aparte de estas consideraciones de tipo general, hay quien va más allá y afirma que la luna ejerce una influencia directa sobre el comportamiento de los peces y otros organismos, produciendo unos períodos llamados solunares que alternan momentos de gran actividad seguidos de otros de poca o nula actividad.