Almuerzo de Trabajo en ADM “La actividad privada como motor de la economía” 1 de Octubre de 2008 Presentación del Ing. Agr. Diego Balestra Presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay Sr. Presidente y autoridades de ADM, Sres. Ministros, autoridades nacionales, representantes del cuerpo diplomático, amigos, colegas empresarios y señores de la prensa. Es un honor que una entidad amiga como ADM, nos permita ocupar este espacio para compartir la opinión de la Cámara de Industrias del Uruguay con un público tan distinguido. Más aún, teniendo como compañeros de panel a mis amigos, los Sres. Presidentes de la Asociación Rural y de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios. En el Sr. Jorge Abuchalja, saludo a todos los dirigentes y socios de ADM, verdaderos responsables de que estos Almuerzos se hayan transformado en un foro de referencia ineludible para el sector privado uruguayo. Con esta presentación pretendo que conozcan un poco mejor a la industria nacional, además de compartir con ustedes algunas ideas de la Cámara para alimentar el debate creativo que tanta falta nos hace. Y ya damos paso al primer punto. La industria manufacturera es un sector clave en el desarrollo nacional. Al igual que las demás áreas de actividad, es un eslabón indispensable en la cadena de generación de valor de nuestra economía. Por estar orientada a la transformación, es un fuerte demandante de materias primas, insumos y servicios de varios sectores, a la vez que es proveedor de quienes utilizan nuestros productos en sus procesos de producción o de quienes los hacen llegar al consumidor final. Nunca nos vemos como más importantes que el resto. Todos son igualmente trascendentes al hacer su aporte al país. Si no existen condiciones para que la industria, el agro, la minería, la pesca, el comercio, la construcción, los servicios y el transporte puedan prosperar en un 1 ambiente de negocios competitivo, tarde o temprano todos nos veremos afectados negativamente. Me parece interesante dimensionar a la industria desde diferentes ángulos. Cómo pueden apreciar, tenemos el 8% de las empresas del país, que generan el 15% del empleo, invierten el 22% del total, aportamos el 23% al PBI, tomamos el 27% del crédito y somos responsables del 84% de las exportaciones de bienes. Como en todos los países y sectores, la gran mayoría del universo empresarial de la industria uruguaya, son micro, pequeñas y medianas industrias, llegando al 99%, de acuerdo a la cantidad de personal ocupado. La industria ha tenido una participación fluctuante en el PBI, con caídas importantes en los años de crisis, asociado a la casi imposibilidad de exportar nuestra producción y a la depresión del mercado interno. Una vez recuperada la capacidad de competencia, la industria vuelve a crecer a tasas elevadas, por encima del crecimiento del PBI. En este período quedó demostrado que si a la industria se le ofrece la posibilidad de competir en igualdad de condiciones, el empresario invierte, innova, arriesga, genera empleo y riqueza. Producto de transformaciones en la estructura de la producción y la demanda mundial, así como de la generación de importantes ventajas competitivas a nivel local, se ha acentuado la importancia del sector productor de alimentos, tanto en la generación de Valor Agregado como de empleo. En tanto, producto de una situación contraria, se redujo casi a la mitad la participación del sector textil, vestimenta y cuero. Ha sido también importante el crecimiento de la productividad, medida como la relación entre la producción física y las horas trabajadas. Las mejores condiciones para la producción, los avances tecnológicos y la inversión en capacitación de los trabajadores que realizaron las empresas, han sido determinantes para lograrlo. Sin embargo, no todos los sectores han mantenido la misma tendencia, tal como veremos más adelante. Este incremento de la Productividad también obedece a una creciente corriente de inversión que han realizado los industriales en maquinaria y equipo. A pesar de hacerlo a menores tasas, si se descuenta la inversión 2 realizada por Botnia, la inversión en capital fijo viene creciendo desde el primer trimestre del 2004. La devaluación del 2002 devolvió a la industria en su conjunto capacidad de competencia, tanto en el mercado nacional como en el internacional. Con términos de intercambio favorables, las ventas crecieron en forma sostenida en ambos mercados. Como se ve en la gráfica, desde el 2005 la competitividad viene cayendo y, en los primeros meses del año, el tipo de cambio real cae por debajo del nivel de equilibrio. El sector exportador uruguayo, por una mayor demanda mundial de alimentos y materias primas, sumado a un fuerte aumento de los precios internacionales, fue el que impulsó con mayor fuerza el crecimiento de las ventas del sector, tanto en valores como en volumen físico. Si bien los bienes siguen siendo el grueso de las exportaciones, en este período se da otro fenómeno interesante que no había tenido igual magnitud antes de la crisis, con excepción del turismo: crece en importancia el sector de los servicios en las ventas al exterior, como consecuencia del desarrollo del software, la logística y el transporte. La coyuntura internacional favoreció la exportación, en especial, de las Manufacturas de Origen Agropecuario. Las netamente de Origen Industrial perdieron participación en el total, debido a su crecimiento a tasas menores, por haber tenido un mayor incremento de costos de producción ante precios internacionales estables. También se da un cambio positivo en la estructura de las exportaciones, diversificándose a una mayor cantidad de zonas geográficas y económicas. Mientras en 1998, las ventas al MERCOSUR representaban el 55%, hoy se acercan al 27%. Si bien el consumo en nuestro mercado interno creció en forma importante, las ventas industriales no acompañaron ese crecimiento con la misma intensidad. En especial, algunas ramas productoras de alimentos y las vinculadas a la vestimenta, que representan aproximadamente el 54% de la Producción y el 57% del empleo industrial, tuvieron que competir más recientemente con la oferta de productos importados, especialmente los provenientes de Asia, por lo cual sus ventas se estancaron o disminuyeron. 3 Hechos como el mencionado, produjeron cambios en las expectativas de futuro entre los industriales. De acuerdo a nuestra Encuesta mensual, si bien los indicadores son aún positivos, cae el optimismo en cuanto al desempeño futuro de la economía, de la empresa y de las ventas locales. Se nota un aumento de la dispersión entre el resultado de las cuatro variables, reflejo del actual ambiente de incertidumbre. Mucha ha sido la incidencia de factores externos en el logro de estos buenos resultados, en especial la demanda y los precios crecientes de los principales productos de exportación industrial. Los precios de los commodities experimentaron una de las mayores subas que se tengan registradas, alentando la producción, las exportaciones y la radicación de inversión. Como vemos, el Índice de Precios de Exportación elaborado por la CIU refleja esa evolución favorable. También el comportamiento de algunas monedas de referencia para las exportaciones del Uruguay, como el euro y el real, ayudaron a paliar esa constante caída del dólar en el mercado doméstico por encima de lo que cayó en promedio a nivel internacional. Pero, en términos globales, nuestra competitividad ha venido cayendo a lo largo de los últimos tiempos, afectando especialmente a los sectores intensivos en empleo e integrados principalmente por Pymes. A modo de resumen, menciono como factores del entorno que contribuyeron al crecimiento de la industria: • el aumento de la demanda mundial de los bienes que Uruguay produce en forma simultánea con mayores precios de los alimentos • el incremento de la demanda regional y el fortalecimiento de la economía brasileña, lo cual volvió a convertir a Brasil en nuestro principal cliente • las tasas elevadas de crecimiento de Argentina y su política tributaria respecto a las exportaciones, abriéndole oportunidades importantes al Uruguay para la exportación de ciertos bienes. • el fortalecimiento del euro y de la economía asiática, aseguró rentabilidad a varios negocios de exportación. • Y el importante flujo de capitales hacia los países emergentes y bajas tasas de interés en el mercado financiero internacional. 4 Es justo reconocer que no todo se debe a factores externos: también han tenido incidencia positiva en la generación de estos resultados el Gobierno y las empresas uruguayas. De igual modo, tratando de sintetizar nuestra visión sobre este aspecto, nos parece que vale la pena destacar lo siguiente: La salida de la crisis económica, respetando el funcionamiento del mercado y honrando los compromisos financieros a nivel nacional e internacional. La ordenada transición hacia el nuevo Gobierno, ayudó a consolidar un clima favorable a la inversión y atrajo nuevos e importantes negocios hacia el Uruguay. La aplicación políticas macroeconómicas sensatas, entre las que se destacan la constante lucha contra la inflación, una conducta fiscal consistente con las metas establecidas en la mayoría de los casos y una buena gestión de la deuda. Una actitud proactiva para facilitar el acceso a nuevos mercados, reflejada en las misiones presidenciales al exterior. La reforma tributaria incorporó beneficios automáticos que complementan la normativa referida a la promoción de inversiones, alentando la incorporación de activos en la industria y en el agro. La actitud asumida por el Gobierno en defensa de la empresa Botnia, reafirmó nuestra imagen de país respetuoso del derecho internacional. Se crearon la ANII y otros programas de apoyo a Pymes, subsidiando la inversión en nuevos proyectos y en la mejora del contenido tecnológico de bienes y servicios. Cuando se celebra con entusiasmo que las exportaciones han llegado a niveles record, muy pocos lo mencionan como un logro de las empresas. Quienes salen a vender la producción son los empresarios, aunque no siempre cuenten con las mejores condiciones para competir. El aumento de la productividad en la industria, retroalimentado por un efecto similar en el agro, es producto también de la creciente inversión en tecnología y gestión que han realizado las empresas. Esto permitió paliar 5 en muchos casos las dificultades que surgían por el aumento de costos de producción y la caída continua del tipo de cambio. La baja del desempleo, se produjo por la creación de nuevos puestos de trabajo y por la recuperación de la actividad económica. Sin empresas con capacidad de asumir nuevos retos, no habría sido posible. La única forma genuina de crear más empleo y oportunidades para los uruguayos, sigue siendo la empresa privada. Lejos de estar conformes con los actuales niveles de crecimiento, pensamos que hay que mirar más lejos y aspirar a metas más ambiciosas. La Cámara le reclama permanentemente al Estado que asuma su rol orientador y que contribuya a crear ese país competitivo, que hasta ahora se perfila como posible. No dejamos de reconocer que los cambios experimentados en los últimos años han sido positivos. Los esfuerzos realizados por el Gobierno, son valorados por una industria que ha contribuido con esfuerzo a su logro. Del mismo modo que los éxitos en materia económica estuvieron estrechamente vinculados a la coyuntura internacional, vemos con preocupación que también esta nueva coyuntura internacional amenaza con dejar al descubierto nuestras vulnerabilidades. Los avances de los últimos años no han permitido a los sectores productivos volverse competitivos en términos absolutos. Tal vez la principal razón, sea que el Estado no tuvo suficiente capacidad para cambiar y volverse más competitivo, acorde al enorme esfuerzo que han realizado las empresas de todos los sectores. Mientras las empresas tuvieron que luchar para ser más eficientes, aumentando su productividad y bajando costos para poder seguir compitiendo, el Estado uruguayo siguió elevando el gasto público corriente acompañando la mayor recaudación, en lugar de aprovechar la oportunidad para acelerar su tan necesaria reforma. Es crucial que se entienda que sin sectores y empresas productivas no hay país viable. El Estado debe estar al servicio de los ciudadanos, para proveer los servicios esenciales que todos le reclamamos. No debería competir por los recursos disponibles restándole viabilidad a las empresas, 6 sino que debería estar más interesado que nadie de que éstas existan y produzcan, para poder así cumplir con lo que debe hacer. Pero no es sólo responsabilidad del Estado el cambio que se necesita. Las empresas tienen que seguir invirtiendo y apostando a la calidad, incrementar su productividad para competir mejor en el mundo e incorporar cada vez más conocimiento y tecnología a su producción. Quienes las dirigimos, debemos redoblar esfuerzos por mejorar nuestra capacidad de gestión y por aumentar nuestro compromiso con la que, a mi entender, debe considerarse la principal responsabilidad social de las empresas: que las mismas sean rentables para asegurar su permanencia en el mediano y largo plazo. El Estado, tenga el Gobierno que tenga, debe demostrarnos que está dispuesto a procesar los tan ansiados cambios que se le demandan, imprescindibles para que en este país haya más trabajo y riqueza. Resumiendo, intentaré transmitir algunas ideas sobre temas en los que considero deberíamos pensar con mayor profundidad todos los uruguayos: • No deberíamos seguir hablando de la Reforma del Estado, sin estar seguros de que todos los uruguayos estamos hablando de lo mismo. Es algo parecido a lo que sucede con el concepto de País Productivo. La reforma del Estado debe resultar en un Estado más eficiente que el que tenemos. Los uruguayos queremos mejores servicios a un menor costo para todos. Queremos mejor salud, mejor educación, mejor justicia, más seguridad, más infraestructura y, sobre todo, queremos que se evite el despilfarro. • Resulta fundamental reorientar el gasto público hacia la inversión, la cual rendirá beneficios a mediano y largo plazo para el bien de todos. No sigamos incrementando el gasto corriente para satisfacer a grupos de presión que persiguen objetivos particulares, como algunos gremios de trabajadores del Estado. Enfrentemos la realidad y terminemos con esas injusticias. • Las numerosas modificaciones que se hicieron al marco normativo de las relaciones laborales, no han tenido resultados positivos, tal como el sector empresarial advirtió. A lo largo de estos años nos enfrentamos una y otra vez a normas, resoluciones, decretos y leyes que fueron elaboradas e impulsadas para corregir supuestos 7 • • • • • problemas que afectaban negativamente a los trabajadores. Hoy, a pesar de la caída del desempleo a niveles cercanos a lo estructural, a toda esa legislación aprobada y a una recuperación del salario real a un ritmo muy importante, la conflictividad aumenta, se radicaliza y se tiñe de intereses políticos. A esta altura, deberíamos tener claro que esta discusión no es entre izquierdas y derechas ni entre empresarios y trabajadores. Es un problema de izquierdas y derechas y de empresarios y trabajadores, que debemos resolver. Desde hace años reclamamos que se diseñe una estrategia de inserción internacional, que contemple acciones bilaterales y en conjunto con el Mercosur, para profundizar los acuerdos comerciales vigentes y lograr otros nuevos. Por otra parte, sería bueno que de una vez por todas también logremos separar las simpatías políticas o ideológicas de los negocios, para no volver a cometer errores como el rechazo a un posible TLC con Estados Unidos. Más allá de algunos intentos que se han hecho, sigue pendiente el diseño de políticas específicas de promoción comercial que alienten el surgimiento de nuevas empresas exportadoras y que permitan un alto crecimiento de nuestras ventas al exterior. Debería crearse una agencia especializada en el tema, que cumpla con el mandato que surja del Estado, liderada por el sector privado. El mantenimiento de la conducta fiscal y la prudencia del gasto público, debería ser tomado como una obligación por la Administración, independientemente de que partido esté en el Gobierno. Hay que avanzar en la definición de reglas fiscales estrictas, que impidan que se dilapiden los recursos y se puedan aplicar políticas contra cíclicas, algo que se promete siempre y nunca se cumple. Forjemos cambios profundos en la educación de los uruguayos. Formemos a nuestros niños y jóvenes para que pueden desempeñarse adecuadamente y realizarse profesionalmente en un mundo cada vez más exigente. Y hagámoslo, siendo conscientes de que darle educación a la gente es la mejor forma de ayudarla a prosperar en la vida. Trabajemos en el fomento del mercado de valores, para que en forma pausada se vaya convirtiendo en una nueva opción de financiamiento de la empresa uruguaya. Es indispensable la inversión en energía, infraestructura portuaria, carreteras y ferrocarriles para anticiparse a las necesidades del sector productivo nacional. El Gobierno tiene que actuar con 8 firmeza y decisión en esta materia, ya que el futuro desarrollo del país está muy ligado a estos temas. La lista de asuntos pendientes podría ser muy larga. No estoy tratando de hacer un inventario de todo lo que nos queda por resolver a los uruguayos, pero quise señalar algunos puntos que considero importantes. Somos conscientes, al igual que la mayoría de nuestros compatriotas, que no se puede resolver todo en un abrir y cerrar de ojos. Tampoco intento responsabilizar al Gobierno de todos nuestros males. Varios de los temas mencionados tienen una raíz histórica que es el reflejo de un Estado que se resiste a cambiar. Empecemos por asumir que es indispensable la participación de todos para lograr la solución a los problemas que tenemos. No puedo dejar de hacer mención a los problemas económicos y financieros actuales. Puede ser cierto que estemos mejor preparados para enfrentar una nueva crisis, aunque nadie sepa qué tan profunda será. Lo que es seguro, es que la economía mundial se va a desacelerar y, como consecuencia, también lo hará la nuestra. Ya estamos viendo los primeros síntomas, como sucede en la industria de la carne. Todos saben de nuestra persistente preocupación sobre lo que podría pasarle al Uruguay, si se frenara el crecimiento de quienes compran nuestros productos. ¿Qué tanta cintura tenemos para enfrentar un shock externo de esta magnitud? ¿Las predicciones de crecimiento para el año que viene siguen siendo válidas? ¿Cómo financiaremos el gasto público si la recaudación llega a caer? ¿Y la deuda a mayores tasas de interés? ¿Queda aún espacio fiscal? ¿Podremos seguir cumpliendo con el nivel de gasto creciente que se ha comprometido en las sucesivas rendiciones de cuentas? ¿O nuevamente cortaremos el gasto en inversión para seguir financiando el gasto corriente? 9 Los empresarios vivimos y trabajamos en el mundo real. Por tratar de anticiparnos a los hechos y decir nuestra opinión, muchas veces nos critican, nos llaman pesimistas o se nos denosta. ¿Quiénes piden más y más gasto público ¿tienen la respuesta a esta preguntas? Terminaré esta presentación, haciendo referencia a un tema particular, que reitero cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo. De una encuesta de la empresa CIFRA, surge el dato de que la gran mayoría de los uruguayos prefiere tener un empleo seguro hoy, que correr el riesgo de convertirse en empresario y lograr un mayor nivel de riqueza en el futuro. Pero casi nadie considera que ese empleo, si no lo consiguen en el Estado, lo conseguirán en una empresa que otro uruguayo ha creado. Datos como estos no hablan ni bien ni mal de los ciudadanos o del Gobierno, pero, al menos desde mi punto de vista, nos deberían ayudar a entender un poco mejor porqué no hay más empresarios en el país. ¿Cómo hacemos para que haya en el país más gente que quiera ser empresario? Como no creo ser el único que piensa esto, me gustaría dejar planteado mi interés de que se genere un debate serio, tal como propuse anteriormente, en relación a qué hace falta para que haya un número creciente de empresarios y para que los uruguayos inviertan más en el país. La principal función de la empresa es la creación de riqueza, por la generación sustentable de beneficios en el mediano y largo plazo. A lo largo de ese proceso invierte en capital físico y humano, crea empleo, innova, acumula conocimiento, crece, se desarrolla, paga impuestos para que el Estado lo use en lo que debe, crea oportunidades para otros ciudadanos, colabora con la sociedad, etc. ¿Será que esto no es suficiente para que se valore debidamente la contribución de las empresas al desarrollo, así como la importancia que tiene el empresario como agente promotor del cambio? El empresario no pretende que se le de más relevancia que a otros agentes sociales por lo que hace, pero tampoco menos. Todos somos 10 parte esencial en la construcción del futuro económico y social del país y nos vemos a nosotros mismos luchando en la primera línea para conseguirlo. Muchas gracias. 11