Para publicación inmediata Violencia contra las Mujeres, entrevista con la Dra. Rosina Wiltshire – Responsable de CARICOM para la Justicia de Género de la CARICOM en apoyo al lanzamiento en el Caribe de la campaña “ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres” Los esfuerzos por atraer las miradas y concretar acciones para terminar con la violencia contra las mujeres están empezando a dar sus frutos en la región del Caribe. Así lo señala la doctora Rosina Wiltshire, responsable de la Justicia de Género de la CARICOM, en vísperas del lanzamiento de la campaña del Secretario General de las Naciones Unidas UNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres en el Caribe. A pesar de que no es un área afectada por la guerra, el Caribe se está convirtiendo en un espacio cada vez más violento. Un informe de 2007 del Banco Mundial estimaba que la tasa de homicidios del Caribe fue cuatro veces mayor que la de América del Norte. Además, todas las islas del Caribe tienen tasas de violencia sexual más altas que el promedio mundial: una de cada cuatro mujeres de Guyana ha sido maltratado físicamente dentro una relación sentimental. Aproximadamente el 30% de las mujeres encuestadas en Trinidad y Tobago ha sido víctima de la violencia doméstica, el 67% de las mujeres en Suriname han experimentado la violencia en una relación de convivencia y el 30% de las mujeres adultas de Antigua y Barbuda y Barbados han padecido alguna forma de maltrato doméstico. En respuesta a esta situación, el Sistema de las Naciones Unidas ha promovido la creación de conocimiento, alianzas y capacidades para hacer frente a una desigualdad de género y la violencia contra las mujeres que persisten en la región. Wiltshire señaló que gran parte del trabajo de sensibilización de la Oficina de Género y del Gobierno en general está empezando a dar sus frutos con el apoyo de las Naciones Unidas: "La campaña ÚNETE, la labor del Gobierno y de la Oficina de Asuntos de Género está devolviendo dividendos, pero tenemos que seguir trabajando en ello porque el vínculo entre la violencia doméstica y la violencia social es muy estrecho... Las mujeres que son violadas tienden descargar su rabia en sus hijos varones. Mientras que las niñas tienden a ser víctimas del abuso sexual, los niños lo son del maltrato físico.” La violencia contra las mujeres tiene consecuencias profundas para las mujeres, para sus hijos y para la sociedad en conjunto Se ha demostrado que la violencia contra las mujeres tiene consecuencias de hondo calado no sólo para ellas, sino también para sus hijos y para la sociedad en su conjunto. Además de constituir una violación de los derechos humanos, afecta gravemente al bienestar físico, sexual, reproductivo, emocional, mental y social de familias e individuos. Las mujeres que padecen la violencia sufren numerosos de problemas de salud, al tiempo que ven disminuida su capacidad para ganarse la vida y para participar en la vida pública. Además, sus hijos son mucho más propensos a tener problemas de salud, bajo rendimiento escolar y comportamientos disruptivos. "Cuando uno ve que su madre está siendo maltratadas, a su hermana tratada con brutalidad… incluso muchos niños son víctimas de abuso sexual y físico. Los estudios muestran que los niños se llenan de rabia y, aunque a veces logren enterrar estos sentimientos para salir adelante, con el tiempo es como una úlcera que los persigue. "Los jóvenes que presencian actos de violencia en sus hogares tienden a ser los que después la perpetran. Hay mucha rabia, y mucho dolor, que se combinan en el círculo viciosos de la violencia", explicó. Wiltshire señaló que los detonantes de la violencia no están sólo en los hogares, y recordó que el castigo corporal en las escuelas en ningún caso ayuda al aprendizaje. De hecho, añadió, en un ambiente seguro se obtienen resultados mucho mejores: "Los niños que han sufrido maltrato desde su más tierna infancia, tienden fracasar académicamente, los maestros los dan por perdidos, y están aún más sujetos castigo físico, por lo que no tienen la oportunidad de desarrollar su capacidad de autocontrol. " Sabemos qué está bien y qué está mal, y la violencia contra las mujeres no está bien “Lo que estoy sugiriendo es que somos plenamente capaces de identificar claramente lo que es correcto, y la violencia contra las mujeres no lo es, como tampoco es la violencia un método aceptable para el desarrollo de nuestros hijos. Muchos de los hombres y mujeres maltratadores han empezado por ser maltratados, ¿qué nos indica esto?, ¿por dónde empezamos? ", se preguntó. Según Wiltshire, no hace falta ir muy lejos para ver ejemplos de lo que un ambiente de paz puede producir: "No hay más que mirar a nuestro alrededor y fijarnos en los niños y niñas que han crecido en un ambiente de amor. Éstos tienden a superar a todos los demás porque se sienten seguros, porque pueden brillar, y estono sólo da crédito a sus familias, da crédito a su nación. " Vivir sin miedo a la violencia en un derecho humano “Mirar dentro de las viviendas y ver hogares seguros... mucho amor, mucho ánimo… Esto no debe ser privilegio de unos pocos, debe ser un derecho de nacimiento de todos los niños y niñas. Vivir sin miedo a la violencia es un derecho humano, vivir en un ambiente de amor, eso es lo que nos hace plenamente humanos y podemos hacerlo... sólo hace falta perdonar, perdonar mucho, porque hay mucho dolor y mucha rabia." La doctora Wiltshire hizo hincapié en que tenemos que volver a introducir la bondad y la dulzura en nuestro vocabulario como valores que son importantes para todos los niños, pero también para todo ser humano: "Está claro que no estamos educando a nuestros hijos en la compasión, el cuidado del otro y el amor, sobre todo a nuestros hijos varones, que porque son más duros, creemos que son más machos. Tenemos que empezar a enseñar a nuestros hijos varones que la bondad es muy varonil”. La responsable de Género de la CARICOM resaltó, además, que las sociedades de Caribe son demasiado pequeñas como para poder sostener cualquier nivel de violencia: “Nos hemos acostumbrado a un nivel de violencia que no es natural y que nace de nuestra historia de esclavitud, donde la violencia era la norma. Cuando lo anormal se vuelve normal, hace falta un cambio radical en la conciencia de la gente hasta llevarlos a un nuevo nivel de conciencia que diga que la violencia no está bien, que no debe ocurrir en nuestros hogares, en nuestras sociedades, en nuestra nación, y que no representa ni lo que somos como país y ni lo que queremos ser. " Para Wiltshire, nuestra sociedad necesita con urgencia iniciar un proceso de sanación: "En primer lugar, a nivel social, hay que reconocer el problema y, a partir de ahí, identificar lo que tenemos que hacer, empezando por los padres, el sistema educativo, el sistema sanitario, el sistema jurídico y el sistema político. En todos estos niveles, la construcción de hogares y sociedades pacíficos implican reformas sistemáticas para que poder curar lo que está enfermo. Si no abordamos la solución del problema desde su origen, en el hogar, es muy probable que nos lleve hacia caminos muy destructivos. "Sí, paso a paso, pero quiero ver cómo todos dan su paso hacia el cambio, porque ni las mujeres por sí solas, ni unos cuantos hombres ilustrados, ni unos pocos jueces iluminados, policías, maestros, trabajadores sociales, pueden conseguirlo por sí solos. Tiene que ser entre todos, y todos juntos despertar para empezar a dar pasos de gigante hacia la sanación de nuestra sociedad y la curación de nuestro mundo. " Por más información: UNIFEM (parte de ONU Mujeres) Tonni-Ann Brodber Especialista de Violencia contra las Mujeres [email protected] , 1-246-467-6000 o Sharon Carter-Burke Especialista en Comunicaciones [email protected]