El resentimiento. Melchor Alzueta

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El resentimiento. Melchor Alzueta
6.- El resentimiento
Una de las experiencias inexpresadas mas corriente es el resentimiento, es la situación
inconclusa por excelencia.
Los resentidos no pueden avanzar y liberarse, expresar su enojo, cambiar el mundo
para obtener satisfacción, ni pueden aflojar y olvidar el asunto que les molesta.
El resentimiento es el equivalente psicológico de la mordedura perseverante, ni pueden
soltar, ni morder y masticar, ni cualquier acción que permita que tal persona o
episodio retroceda hacia el fondo, ni puede, tampoco, acometer esto activamente.
Detrás de todo resentimiento hay exigencias, la exigencia es la única forma de
comunicación. (Perls)
El resentimiento, nacido de la impotencia para expresar sentimientos negativos, revierte
hacia dentro de la persona individual o del sujeto colectivo, envenenándolo y
produciendo graves distorsiones en la aprehensión de valores y su jerarquía.
Es un proceso de formación bien peculiar que nace de otras disposiciones de ánimo,
(vergüenza, odio, envidia, venganza,,celos....), reprimidos por la impotencia.
“Cuando los impulsos negativos de venganza y odio, no los podemos vencer mediante
un perdón auténtico, y simultáneamente no les podemos dar rienda suelta, por debilidad
personal o por posición social, el veneno del resentimiento aparece insensiblemente
hasta producir sus mas amargos frutos”.
En la significación de la palabra resentimiento hay dos elementos:
El primero es que se trata de una determinada relación emocional frente al otro,
reacción que sobrevive y se repite repetidamente, con lo cual ahonda y penetra mas en
el centro de la personalidad. Este continuo revivir y sobrevivir de la emoción es muy
distinto de un recuerdo meramente intelectual, y de los procesos a los que respondió.
Es un volver a vivir la emoción misma, un volver a re-sentir.
En segundo lugar la palabra implica que la cualidad de esta emoción es negativa.
Esto es, expresa un movimiento de hostilidad, al que tal vez debamos llamar
“rencor”. Ese enojo retenido, independiente de la actividad del yo, que cruza oscuro el
alma y acaba formándose, cuando los sentimientos de odio u otras emociones hostiles
reviven repetidamente, todavía no contiene ningún designio hostil determinado, pero
nutre con su sangre todos los designios posibles de esta clase.
LO FENOMENOLOGICO DEL RESENTIMIENTO
El resentimiento es una autointoxicación psíquica permanente, que surge al reprimir
sistemáticamente la descarga de ciertas emociones y afectos Los que son en si normales,
y pertenecen al fondo de la naturaleza humana, tiene que ver con juicios de valor y los
correspondientes engaños valorativos. Las emociones y afectos que aquí vamos a
considerar son: el sentimiento y el “impulso de venganza”, el odio, la maldad, la envidia
y el miedo.
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El punto de partida mas importante en la formación del resentimiento es el impulso de
venganza. La palabra “re sentimiento” ya implica re-acción, es decir impulso reactivo,
y este impulso es el impulso de venganza, que difiere de los impulsos amistosos o
agresivos de propia dirección y que contiene dos características esenciales :
Un refrenamiento y detención momentáneo (bloqueo), del contra impulso inmediato,
( y de los movimientos de ira, cólera o furor, asociados a él) y un aplazamiento de la
contra reacción para otro momento y situación mas apropiada (“ya te pillaré yo a
ti”...”te vas a enterar”...).
Este “freno”(bloqueo), va enlazado a la sensación de que la contra reacción sería fatal,
sería un fracaso, por lo tanto es mejor no responder ya que con esta consideración viene
enlazado un sentimiento de “impotencia” de debilidad y de “cosa débil”.
Así pues, el resentimiento se basa en una vivencia de impotencia pura, de sentirse débil.
Al ser reacción no tiene criterio propio, siempre está en la conciencia el “esto por esto”.
Por virtud de todas estas características propias “el impulso refrenado de venganza por
pura impotencia es el punto de partida mas propio para la formación del resentimiento”.
Al no poder traducir los sentimientos en actividad (por impotencia), estos se enconan,
bien sea por debilidad física, por castigo moral, o por temor o pánico, y la persona
al existir el impulso reprimido se resiente, se vuelve una persona especialmente
amargada, contrariada, que pone “al mal tiempo buena cara” pero que tiene guardados
los afectos de repulsión y hostilidad.
Cuando el sentimiento de venganza recurre en el pensar y se torna obsesivo se convierte
en una “sed de venganza”. El impulso se pierde en círculos de objetos indeterminados,
que hacen imposible su satisfacción en un objeto concreto.
Entonces es cuando el pensar se carga de razones y fundamentos llevando las ideas
recurrentes hasta la idea del “deber”, el “tengo que” tomarme la revancha”, revancha
que se traslada con facilidad al ambiente, y que la impotencia traslada con facilidad a
los seres queridos, objeto inocente e insospechado de tamaño resentimiento.
El resentido es terriblemente “susceptible” y se siente herido con facilidad ante
cualquier comentario ya que la “sed de venganza” busca cualquier resquicio donde
poder explotar.
Círculo ciego que conlleva la mas pura insatisfacción, dado que no se descarga del daño
sufrido ni del “honor ofendido” sino que además se añade a este estado:
la detracción del valor ajeno, la hostilidad ambiental que produce la errónea descarga, la
pérdida de afecto o amor de los seres cercanos y desde luego la no solución del
sentimiento que genera el conflicto mas allá que por un camino ilusorio, y la
culpabilidad que origina la conducta errónea..
Ya vimos que es parte esencial del resentido el aplazar por impotencia la reacción, el
contra impulso, de esta rémora viene el refrán “la venganza se goza mejor en frío”
Falacia por cuanto que aquel que demora su venganza actúa en posición inferior, se
pone por debajo en el acto de respuesta. El orgullo es caldo de cultivo del
resentimiento, grandes pretensiones internas reprimidas unidas a un gran orgullo, y tal
vez una posición social, o de reconocimiento social, inferior pueden provocar una sed
de venganza y el consiguiente resentimiento ante la impotencia.
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RESENTIMIENTO SOCIAL
La “crítica resentida”, de la que tenemos abundantes ejemplos en nuestra vida política,
y social, se caracteriza por no querer en serio lo que pretende, sino mas bien por todo lo
contrario. No critica para remediar aquello que pregona que está mal, sino que mas
bien utiliza el mal como pretexto para desahogarse
Es el resentimiento el motor de su crítica, y este resentimiento le lleva a sentirse en
posesión de la “única verdad”, y en función de esta única y absoluta verdad critica
aquello que “no se ajusta a derecho” (cuantas veces no hemos oído esto en los últimos
tiempos), esta ha sido, y sigue siendo, característica de diferentes momentos despóticos
de la historia humana.
Competencia social, celos y envidia, sentimientos de impotencia, ante personas,
empresas, instituciones, normas, leyes y sistemas, son posible punto de partida del
resentimiento. La envidia, o aspiración hacia un bien, o un don de otro, por el hecho de
que este lo posea. Aspiración esta que en si no es resentida pero si cuando se apoya en
una actitud o en un acto de odio hacia el poseedor del don o del bien, cuando a través
de nuestra propia ilusión sentimos que ese bien nos pertenece a nosotros, y el hecho de
que él lo tenga hace que yo no lo posea. A través de mi ilusión yo me apropio del bien
del otro, y si en la realidad yo no lo puedo poseer, siento que me lo han arrebatado. Es
un “acto de sustracción”.
La envidia surge al ver y sentir la imposibilidad de poseer lo del otro, al vivir el fracaso
en la imposibilidad de adquirirlo, aquí es donde se forma la conciencia de impotencia, la
cual de por si no conduce al resentimiento mas que cuando se trata de valores.
El bien del otro se puede envidiar y eso es lo que hay, pero cuando la envidia queda
fijada en dones o valores del otro, en bienes inaccesibles por naturaleza, (corporales de
belleza, raza, valores de carácter, espirituales, de creencia..). Estos son colocados en la
esfera de la comparación entre el envidioso y los demás, y entonces la envidia pasa a
ser resentimiento.
Es la envidia resentida, “La envidia del Ser”. Este tipo de envidia murmura, es la
envidia existencial que arremete al otro en su mas puro existir
“ Puedo perdonártelo todo, menos que seas el que eres”.
“No puedo perdonarte que yo no sea lo que tu eres, que “yo” no sea “tu”.
El resentimiento envidioso, la envidia resentida va ligado a una actitud comparativa de
uno mismo con los demás, a una comparación continua entre nuestro propio valor, el
valor de nuestras cualidades y los valores ajenos.
Para despedir este apunte del resentimiento social vamos a volver a hablar de
la represión del impulso. Odio o siento ganas de venganza contra una persona
determinada y me doy cuenta del motivo: Cómo esta persona me dañó o perjudicó, o
cómo me fue molesto.
A medida que voy reprimiendo el impulso, éste se va desligando cada vez mas de la
persona concreta y del motivo original.
Poco a poco se va ampliando a todas las circunstancias de la persona odiada , a sus
relaciones, a sus cosas, a sus familia, ciudad, raza, posición social, país,.....etc.....
Poco a poco se va convirtiendo en una actitud fenoménica, todo lo que me puede
recordar a él, gestos, formas expresivas, maneras de andar....va derivando en el “ser de
una forma”, “pertenecer a una clase”, se va poniendo en marcha el impulso de
venganza o de odio, o el miedo, o la angustia, el respeto, el temor.... se va produciendo
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un negativismo universal de los valores, infundando “el odio de clase”, que puede
estallar sin un motivo aparente, y cuya relación con el motivo inicial del resentimiento
es muy, muy, muy, muy, lejana si es que existe realmente alguna.
Este proceso de discurrir del resentimiento esta muy cercano en el sentir de las
nacionalidades en la actualidad de nuestro país, en los resentimientos viscerales entre
pueblos próximos, odios que en la actualidad no se sabe de donde vienen, en las
absurdas rivalidades entre aficiones deportivas de la misma ciudad, o entre barrios. Y un
largo etcétera de confrontaciones sin sentido producto de un resentimiento que derivó de
un origen del que ya nadie tiene una conciencia cierta.
En la persona saludable, la ira es reactiva ( a una situación actual) en vez de ser un
depósito caracterológico proveniente del pasado. Es decir, se trata de una respuesta
real y efectiva a algo real y presente, por ejemplo, a la injusticia, la explotación o un
ataque; y no de una inundación catártica de venganza mal dirigida e ineficaz contra
personas inocentes, por faltas que otro cometió hace ya tiempo.
La ira no desaparece con la salud psíquica, adopta mas bien la forma de firmeza, autoafirmación, auto-protección, justa indignación, lucha contra el mal, etc...
Tal persona está preparada para ser un luchador mas eficaz, a favor de la justicia, por
ejemplo, que las personas corrientes. En una palabra, la agresividad saludable adopta
la forma de fortaleza personal y auto-afirmación. (Abraham Maslow.)
Cómo teje el tiempo la red sobre la que discurre
ese hondo pesar de no poder ser,
de no aceptar aquello que fue,
de no querer reconocerlo como propio, cuando lo es.
Y cuán grande sería el descanso
si la afrenta no fuera afrenta,
si el honor no hiciera tanta mella en el vivir,
y pudiera perdonar ya de una vez
para poder ser y sentir el placer.
Decía Nietzsche que la salud del resentido es aceptar lo hecho como propio y aceptarlo
como bueno. La salida del resentido es la responsabilidad en la proyección de su yo y la
aceptación de aquello que le es dado como propio, salud para todas las pasiones, cierto
es, pero en este caso está muy clara la apropiación del yo, la aceptación del mismo y el
trabajo con el perdón. El resentido vierte al exterior la sensación continua de pérdida, el
juicio al mundo como dueño de su propia sensación de incapacidad y no puede perdonar
y perdonarse el desvalimiento que le produce cualquier situación, ante la cual ya hemos
visto su propia incapacidad de reacción.
Los resentimientos son posiblemente las peores situaciones inacabadas, –gestalts
incompletas-. Si se está resentido no se puede soltar ni seguir adelante. El
resentimiento es una emoción de importancia central, es la expresión mas importante
de un impasse. (Perls)
Un resentimiento no expresado a menudo se transforma en sentimiento de culpa, el
trabajo es encontrar aquello que originó el resentimiento y buscar la expresión de las
exigencias con claridad, ya que la expresión es la mejor manera de hacer la vida de un
resentido mas fácil. En el resentimiento hay mucha exigencia, siendo esta la forma
habitual de comunicación con los seres queridos y el mundo.
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